Shir Hashirim El Cantar de los Cantares. Rabino Isaac Sakkal

Shir Hashirim – El Cantar de los Cantares Traducido y comentado por Rabino Isaac Sakkal http://masuah.org/fuentes-del-ju

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Shir Hashirim – El Cantar de los Cantares Traducido y comentado por Rabino Isaac Sakkal http://masuah.org/fuentes-del-judaismo/tanaj/shir-hashirim-el-cantar-de-loscantares/

El Cantar de los Cantares, compuesto por el rey Salomón, es sin duda uno de los textos más intrigantes y complejos de entender. Para el lector desprevenido y superficial, se trata de una mera historia de amor que lo llevará a cuestionarse, ¿cómo es posible que un texto así pueda formar parte de un libro tan sagrado como la Biblia? No obstante, los sabios judíos, han tomado con más seriedad este texto, más aún, sabiendo que fue escrito por uno de los hombres más sabios que han existido. Es así que los sabios nos explican que en realidad todo el Cantar de los Cantares es una alegoría o parábola acerca del amor intenso de dos enamorados, pero no es el clásico caso de dos personas enamoradas, sino que en realidad se trata del amor apasionado del alma del rey Salomón por un lado y Dios por el otro. No obstante, existen otros comentaristas, que explican que todo este cantar se refiere a Dios, como el amado y al pueblo de Israel como la novia, y a lo largo del cantar nos va relatando lo que le sucedió y lo que le sucederá al pueblo de Israel en el trayecto de la historia. Estas dos explicaciones, no necesariamente se contradicen una con la otra, es precisamente la profundad de este texto lo que permite que posea dos mensajes o más, uno más profundo que otro, siendo todos verdaderos y útiles. No obstante, en este escrito nos dedicaremos a la primer opción, es decir al amor entre el alma del rey Salomón y Dios. Fuentes utilizadas: Malbim, Radak, Maimónides, y Metzudat David

Estructura del Cantar de los Cantares El alma está aprisionada en el cuerpo del rey Salomón, el cual no le permite (al alma) poder elevarse como quisiera y la condena a no desbordarse de sus límites corporales. Para tal fin tiene apostados guardianes que le impedirán al alma todo intento de elevarse y apegarse en demasía a Dios. No obstante en cuatro oportunidades el alma logra “evadirse” de su prisión (se refiere a estados de inspiración Divina o profecía) y encontrarse con su amado (Dios), pero los guardianes la vuelven a capturar y la confinan a su prisión, la

quinta vez se escapa y ya no regresa, se trata de cuando muere y el alma ya se despega definitivamente del cuerpo. Las cuatro veces que el alma del rey Salomón regresa, las que la despiertan son las “Benot Yerushalaim” las hijas de Jerusalem, que representan las facultades del alma (ver Rambam Shemoná Perakim). Un entendimiento profundo del Cantar de los Cantares, nos hará notar que este no es solamente el drama de un individuo en particular, en este caso el Rey Salomón, sino que se trata de un dilema constante que tiene todo hombre de fe, algunos más, otros menos; pero aquel que ya está instruido en el camino de Dios, cada vez más su alma se apasiona con Dios y Lo busca. El Cantar de los Cantares puede dividirse en un total de cinco cánticos y un sexto aparte. Los cuatro primeros relatan las distintas oportunidades en que Dios le habla al rey Salomón, tal como nos lo relata: • La primera vez en Reyes I, 3: y Crónicas II, 1:7 • La segunda vez en Reyes I, 6:2, • La tercera vez en Reyes I, 9: y • La cuarta vez en Reyes I, 11:11. • La quinta se refiere a cuando el rey Salomón finalmente fallece.

Capítulo 1:1 “Cantar de los Cantares que es de Salomón”. El primero de estos relatos que nos describe el encuentro con Dios se extiende desde el comienzo del capítulo 1 hasta el versículo 7 del segundo capítulo. Aquí el rey Salomón está haciendo alusión a la primera visión que tuvo de Dios, aunque no llegó al nivel de ser una profecía, sino de un sueño, pero no un sueño normal, sino algo distinto… Se refiere a lo que nos relata en Reyes I, 3:5 y en Crónicas II, 1:7… “Aquella noche Dios se le apareció a Salomón y le dijo: Pide lo que quieras que Yo te conceda. Y Salomón le respondió a Dios: Tú has mostrado gran benevolencia para con mi padre David y me has hecho reinar en su lugar. Ahora, Señor, Dios, cúmplase Tu promesa que hiciste a David mi padre, pues me has hecho rey sobre un pueblo

numeroso como el polvo de la tierra. Concédeme sabiduría y conocimiento para que pueda salir y entrar delante de este pueblo pues, ¿quién puede juzgar a este, Tu pueblo tan grande? Y le dijo Dios a Salomón: Por ser que esto era lo que tenías en tu corazón y no pediste riqueza ni honores, ni la vida de los que te odian, ni siquiera pediste vida larga (para ti) sino que pediste sabiduría y conocimiento para poder juzgar a Mi pueblo, sobre el cual te he hecho rey, he aquí que la sabiduría y conocimiento te son concedidos, y también, te daré riqueza y honores, tales como ningún otro rey antes ni después de ti ha poseído. Y regresó Salomón desde el santuario que estaba en Guibón hasta Jerusalem y reinó sobre Israel”. En resumen, vemos que el rey Salomón se dirige al tabernáculo que en aquella época se encontraba en Guibón y allí realiza todo tipo de ofrendas a Dios. Podemos notar que el rey Salomón se encamina a la casa de Dios pues está buscándolo, ansía conocer Sus caminos (tal vez a esto se refiere cuando dice en el versículo 4 de este primer capítulo: “Atráeme, en pos de Ti he de correr”). Es entonces que es agraciado con aquella visión hasta que el alma debe volver al cuerpo en donde permanece encarcelada.

Capítulo 1: 2 “Bésame con los besos de tu boca, porque son mejores que el vino”. El nivel más alto de unión con Dios que se puede lograr en este mundo es el de la profecía, en el Cantar de los Cantares a este nivel se lo llamó : “Neshicá” (beso), es por eso que el rey Salomón pide constantemente de Dios que lo bese, pues añora ese nivel, afirma que es más placentero y embriagante que el vino, pues el efecto del vino comienza desde el cuerpo y lo máximo que puede llegar en el alma es solo alegrándola, en cambio los “besos” de Dios comienzan desde el alma y llenan plenamente al cuerpo.

Capítulo 1:3 “Tus ungüentos tienen deliciosa fragancia, Tu nombre es bálsamo derramado, por eso te aman las doncellas”. Luego nos habla de otro tipo de percepción de Dios que puede alcanzar el ser humano y es por medio del séjel (intelecto, en el cual no es que capta plenamente a Dios, sino que puede saber qué cosas no son Dios (ver Maimónides la vía negativa, Guía de Perplejos) A este tipo de percepción la

denomina Rúaj, es decir, no capta directamente, pero percibe, tal como alguien que estuvo en un cuarto y a pesar de que ya no está y no se le puede ver, dejó su aroma impregnado en el aire y gracias a esa fragancia se puede saber que estuvo allí a pesar de que no lo vio. Todo aquel que alcanza este nivel, percibe la perfección de Dios y cuanto más Lo conoce más Lo ama.

Capítulo 1:4 “Atráeme para que corra tras de ti. El rey me ha traído a sus aposentos; me alegraré y me regocijaré en ti. Más fragante es tu amor que el vino, por ello te aman los justos”.

Este es el motivo por el cual tanto insiste el rey Salomón y le pide a Dios que lo lleve y lo guíe tras Él, es decir que le enseñe el camino para llegar a Él. Pues ese es su verdadero deleite y lo que puede motivar su regocijo. Los sabios y justos que aman a Dios, son conscientes de ello, por lo tanto el conocer los caminos que llevan hasta Él es un deleite superior a cualquier otro placer físico.

Capítulo 1:5 “Soy morena, pero hermosa, hijas de Jerusalem, como las tiendas de Kedar, como las cortinas de Salomón”. El alma nos dice que si bien su apariencia es morena, eso no quiere decir que en realidad ella es así. El hecho de que el alma viva en cuerpo y que por momentos pareciera apetecer los placeres del cuerpo, eso no significa que ella – el alma- sea también como el cuerpo y apetezca las cosas materiales, sino que lo que sucede es que al estar sometida a las coordinadas de espacio y tiempo, en donde el tiempo está representado por el sol, pues es el parámetro que se toma para medir el paso del tiempo, días y años; entonces nos dice que esta morena, no porque esa es su naturaleza, sino porque está quemada por el sol, es decir por estar sometida al tiempo y a lo material. La comparación con las tiendas de Kedar o las cortinas de Salomón es porque estaban expuestas constantemente al sol.

Capítulo 1:6 “No se fijen en mí que soy morena, pues el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre se han airado contra mí, me han puesto a

cuidar los viñedos, mas mi propio viñedo no cuidé”. Si bien se dedicó a cuidar las necesidades biológicas para sobrevivir (se refiere a otros aspectos no tan materiales, como por ejemplo: Los sentimientos, el conocimiento de las ciencias, etc., por eso los llamó: “bene imi” los hijos de mi propia madre) a causa de esa dedicación, se olvidó de lo principal, y por eso su viñedo está abandonado. Debemos notar que del viñedo sale el vino, y antes comparó a los besos de Dios –la profecía- con el vino, por lo que no pudo dedicarse a hacer florecer ese aspecto y entonces poder llegar a aquel nivel tan deseado. Capítulo 1:7 “Dime tú, ¿a quién ama mi alma?, ¿dónde apacientas tus rebaño? ¿Dónde lo haces descansar al mediodía?, ¿por qué he de estar como cubierta por los rebaños de tus compañeros?”. Luego el alma pide a Dios que la ayude a encontrarlo, pues Dios, a la manera de los pastores, al mediodía dejan que el rebaño pastoree por donde quiera mientras que el pastor se aleja del rebaño y se sienta a la sombra. Capítulo 1:8 “¿Acaso no lo sabes, tú la más hermosa entre las mujeres? Sal tras los pasos del rebaño y apacienta a tus cabritos junto a las moradas de los pastores”. Entonces Dios le responde que debe salir de las ataduras del instinto pasional y que se encamine detrás del rebaño, pues Él es el que conduce al rebaño y lo vigila. Ella, la ovejita, no podrá ver al pastor, pero si observa al mundo y cómo Dios lo conduce, entonces podrá saber más acerca de Dios y se estará apegando a Él. Capítulo 1:9 “Cual yegua en los carros del faraón te he comparado, amada mía”. Dios compara al alma como si fuera el caballo de Dios que está enganchado para tirar del carruaje del faraón; el rey Salomón es el Faraón y su carruaje está tirado por varios caballos, y entre ellos está esta alma especial. El alma del ser humano posee varias facultades (ver Maimónides la introducción al Pirké Avot, Shemoná Perakim) que son las que influyen en la voluntad del ser humano, puede guiarse por la parte pasional, emocional o racional. En nuestro ejemplo, cada caballo representa una de estas facultades, el rey (la voluntad humana) es el cochero que conduce el carruaje y él es el que decide cuál de estos caballos va a ser el que marque el rumbo. Dios le está queriendo decir que el alma está tratando de guiar el carruaje pero está enganchada junto a los otros caballos que tiran cada cual para su lado.

Capítulo 1:10 “Son bellas tus mejillas con tus adornos y tu cuello con los collares”. Luego Dios alaba los adornos de ella (el alma) pues el alma al llegar al cuerpo es solo potencial de lo que puede alcanzar y captar de Dios mediante el uso adecuado de las distintas facultades del alma, de esa forma podrá adquirir sabiduría y apego a Dios; es por eso que ahora Dios la alaba tal como los adornos que hermosean a la mujer, así está hermoseada el alma de Salomón con todo lo que adquirió y las facultades del alma utilizándolas en su forma correcta que hacen que el alma se eleve. Capítulo 1:11 “Gargantilla de oro he de hacerte con engarces de plata”. Entonces Dios le dice que le hará como un collar de oro con engarces de plata. La va a hermosear más aún, por ser que el alma de Salomón quiere ir en ese camino (apegarse a Dios) utilizando todo lo material para “hermosearse” (más bella espiritualmente) entonces Dios le dice que le dará más cosas materiales para que pueda embellecerse aún más. Así como la Torá promete para el que cumple los preceptos, un bienestar material, y eso no es la recompensa final por el cumplimiento de los preceptos, sino que es un medio para que pueda cumplir con más preceptos, pues ellos son los que dan la posibilidad de adquirir el mundo venidero, porque cuanto más y mejor se cumplan, mayor será su parte en el otro mundo; entonces le da la posibilidad de un bienestar material y armonía para que pueda cumplir más preceptos y así hacerse merecedor de una mayor parte en el mundo venidero. Capítulo 1:12 “Hasta que el rey vuelva a su diván mi nardo ya ha emanado su fragancia”. El alma responde que hasta que el rey vuelva a su diván donde pasa su tiempo tranquilamente disfrutando, entonces, todavía puede gozar de ese exquisito aroma. Esto se refiere que hasta que el rey vuelva a su diván, es decir, cuando el ser humano vuelva a caer y dejarse llevar por los placeres mundanos, entonces su carruaje se dirigirá hacia otros lados no tan espirituales, mientras tanto, hasta que llegue el momento en que vuelva a alcanzar un nivel tan elevado que le permita encontrarse con su amado, el alma va disfrutando y va dando frutos. Tal como un buen aroma, que llena el interior y no es algo material. Capítulo 1:13. “Como manojo de mirra es para mi amado, que reposa en mi

pecho”. El alma, continúa diciendo, que su amado es como un colgante en su pecho que emana perfume. Generalmente uno se cuelga en su pecho, cerca de su corazón, objetos que le son muy importantes, así para el alma, ese perfume que, es el que representa a Dios, tal como el aroma que queda impregnado en una habitación a pesar de que ya no está la persona que tenía esa fragancia, así el alma tiene a Dios al lado de su corazón, es decir, aquellas percepciones que tiene de Dios, y por ser lo más preciado que tiene el alma, lo guarda cerca de su corazón. Versículo 1:14 “Mi amado es para mí como ramillete de perfume de los viñedos de Ein Guedi. En el desierto y a orillas del Mar Muerto se levanta Ein Guedi, un oasis con agua dulce y vegetación y vida silvestre, en medio de un desierto árido e inerte. Así el alma considera que en esta vida, Dios es lo único bueno y saludable, pues el resto es desierto inanimado. El alma proclama a Dios como lo único y más importante en esta existencia. Es lo que la Torá dice; “Ashem hu haElokim, ein od od milevado”.El Señor es Dios y no hay otro fuera de Él. Capítulo 1; 15 “He aquí que eres hermosa, amada mía, eres hermosa, ojos de paloma”. Dios le dice que este tipo de alma es preciosa (correcta) por dos motivos: uno, porque le es fiel a Dios, como la esposa con su marido que a pesar de estar rodeada de otros hombres, ella le es fiel y solo ama a su marido. La analogía es que a pesar de que en este mundo existen otros placeres momentáneos, ella no se desvía detrás de ellos. A esto hace alusión el rey Salomón al final del libro Mishlé (Proverbios) cuando dice: “Eshet jail mi imtzá”, mujer virtuosa quién puede hallar… allí compara a todas las ciencias de este mundo como si fueran mujeres para el espíritu. ¿Cuál es la mejor esposa que puede adquirir el espíritu? Aquella que le es fiel al espíritu y no lo va a desviar en pos de placeres mundanos, aquella que utiliza todos sus medios para cercarlo a Dios y a Su percepción. Es por eso que su valor supera a cualquier riqueza de este mundo, … El segundo motivo por el cual Dios dice que es bella, es porque posee ojos paloma. La paloma es un ave que le es fiel a su pareja y además si es mensajera, siempre regresa a su nido y no se desvía de su camino. Así Dios compara a esa alma con una paloma que solo tiene ojos para Él y que regresa a sus raíces, transitando por la vida sin dejarse desviar por los distintos placeres

pasajeros y momentáneos que se le ofrecen en su camino. Esos ojos con que el alma observa al mundo, percibiendo como Dios los conduce, conociendo con ese observar más y más acerca de Dios y aprendiendo de Él, a ello Dios llama ojos fieles. Versículo 1:16 “He aquí que eres hermoso, amado mío, eres lindo; nuestro lecho es frondoso”. El alma también dice que Dios es hermoso, por un lado lo alaba por Sus actos, por Su manera de manejar el mundo, por Sus “Midot” (atributos) que son buenos (“Darjea darje noam”, sus caminos son agradables). La otra forma es conocer a Dios, no por Sus actos, sino por lo que Él mismo es. Esto se logra mejor por medio de la profecía, por eso es que lo relaciona con el lecho de los enamorados. Al principio comparó la palabra divina como el beso del amado, ahora va un paso más adelante, es decir al nivel de profecía más alto, en donde ya no hay nada que se interponga entre los dos, tal como ocurrió con la profecía de Moshé que no era en sueño, no era por medio de ángeles, etc., sino que Dios hablaba con él boca a boca, tal como habla un hombre con su compañero. Capítulo 1:17 “Las vigas de nuestra casa son de cedro, nuestros paneles son de ciprés”. De esta forma, el hogar de este amor (la relación del alma humana con Dios) estará hecha con vigas de cedro. El cedro es el árbol más alto de la tierra de Israel, y con esto el rey Salomón quiere decir que esa es la construcción más sólida y elevada que podemos construir. En el salmo de Shabat vemos una idea similar, allí compara al hombre justo con una palmera, con un cedro del Líbano: “El justo como la palmera florecerá, como el cedro del Líbano crecerá, plantados en la casa del Eterno…”. Vemos la misma relación entre casa y cedro. El rey Salomón concluye este primer capítulo teniendo en mente lo que dice el salmo de Shabat, cuando el alma alcanza ese nivel de apego a Dios, fiel a esa idea, sin distraerse en pos de otros deleites, utilizando su fuerza para apegarse a Dios, anhelándolo constantemente, entonces, ese alma es la que heredará el Jardín del Edén, en donde ya no se separará de Dios y vivirán en la misma casa. Como dicen los sabios: el Shabat es como el mundo venidero. Capítulo II

Versículo 2:1 “Yo soy una rosa de Sharón, azucena del valle”. El alma se define como si fuera una rosa que se abre con el sol y como una azucena que está plantada en el valle. La rosa sale de la tierra, de lo inerte, se eleva y se nutre del sol, a quien persigue y abre sus pétalos y hojas, formando una hermosa flor. Así el alma, se nutre de Dios y hacia Él eleva todos sus sentidos para poder nutrirse y crecer. De esta manera, el alma al estar frente al resplandor (ya sea la Profecía o la Inspiración Divina) florece y crece, luego vuelve al valle (al cuerpo) y es allí en donde emana su fragancia. La azucena emana su fragancia principalmente en la noche. Así vive el alma de Salomón, entre esos dos estados, uno en el que percibe a Dios claramente y se nutre de Él y otro, cuando ya no Lo percibe tan claro, en el anochecer, así como la azucena en la profundidad del valle, emana su aroma. Tal como explicamos al principio: Rúaj, hace alusión a la manera de captar a Dios por la vía racional, lo que Maimónides denomina la Vía negativa, (si bien no se puede llegar a saber qué es Dios, al menos podemos ir descubriendo aquellas cosas que no son Dios y de esa manera alejándonos de las nociones erradas, estaremos más cerca de la verdad). Cuando el alma está libre, sin las sombras del cuerpo, es como la flor bajo el sol, pero al volver al cuerpo del Rey Salomón, entonces las sombras opacan al sol, ya no está en la cima frente al sol, ahora desciende al valle, es decir, a la profundidad del cuerpo. Es ahí en donde desprende ese aroma celestial que particulariza a esta facultad del resto de las facultades o fuerzas del alma. Versículo 2:2 “Como la azucena entre los espinos, así es mi amada entre las doncellas”. Dios le dice que es como una azucena que crece entre los espinos. La azucena que crece entre los espinos debe cuidarse de que las espinas no la dañen o perforen. Así también, el alma en el cuerpo de Salomón está rodeada de las otras fuerzas o facultades del alma que pretenden dañarla y por eso debe cuidarla y tratar de que la azucena se eleve sobre los espinos e impregnar con su aroma a las demás fuerzas del cuerpo, conduciéndolas de esta manera para que no la dañen y que la sirvan para poder trepar por ellas y así elevarse más. (Cuando Dios colocó al hombre en el Jardín del Edén, en ese estado ideal del ser humano, Dios lo puso allí para trabajar y cuidar ese nivel alcanzado; así todo el tiempo que se mantenga en ese estado, logrará elevarse más).

Versículo 2:3 “Como un manzano entre los árboles del bosque, así es mi amado entre los jóvenes. Sentada bajo su sombra me deleito y su fruto es dulce a mi paladar”. El alma responde que Dios se asemeja a un manzano en medio de un bosque. En el bosque hay árboles grandes que ocultan al manzano que es pequeño. Así en la realidad Dios está oculto detrás de las fuerzas por medio de las cuales Él gobierna el mundo. Hay que descubrirlo y cuando eso ocurre, entonces nos percatamos que este es un árbol que da frutos y es de rica fragancia, mientras que las demás objetos de este mundo son como el resto de los árboles que en realidad no dan frutos. Es factible que la sombra de los demás árboles del bosque sea más fresca y agradable, pero el alma de Salomón prefiere estar bajo la sombra de aquel manzano (Dios), es decir, la providencia Divina y no estar bajo las leyes naturales (tal como ocurrió con Moshé en el desierto después de que el pueblo de Israel hiciera el becerro de oro, Dios le dijo que Él no iba a ir más con ellos sino que los iba a guiar Su ángel y Moshé se negó, no quiso estar bajo las leyes naturales, sino que fuese la Providencia Divina la que los guiara). El alma dice que Su fruto (la Torá) es sabrosa a su paladar. Hablar y estudiar Torá es algo que está en la boca y con ello tiene placer el alma de Salomón. Otro aspecto es que al decir que es dulce al paladar, se refiere a los secretos más profundos, tal que dice el rey Salomón en Kohélet (Eclesiastés) que la miel (las cosas más profundas de la Torá) esté debajo de tu lengua. Versículo 2:4“Me condujo a la casa del vino y sobre mí su estandarte era el amor”. Después el alma de Salomón relata cómo ese sentimiento y esa relación profunda le van a conducir como preludio a la profecía. A lo largo de todo el Cantar de los Cantares, el vino representa la profecía (tal como dijimos al principio, que los besos de Dios son mejores que el mejor de los vinos). En consecuencia, la casa del vino, representa ese estado previo a la profecía en donde lo embarga un profundo lazo de amor con Dios (tal como lo explica Maimónides en Hiljot Isodé Hatorá, el conocimiento conduce al amor a Dios, y este amor le hace querer conocer más acerca de Dios, lo cual le lleva a amar más a Dios, lo que se convierte en un circulo virtuoso). Así como el amor antecede al beso, así también el entrar en la casa del vino (bodega) antecede a beber del vino (la profecía). Y así como un estandarte es lo que se iza y flamea en lo más elevado y lo que lo identifica, así el amor hacia Dios es el estandarte que flamea en lo más alto del

alma de Salomón y con quien se identifica. Versículo 2:5 “Sostenedme con las pasas de uvas, sustentadme con las manzanas, porque desfallezco de amor”. Es entonces, cuando el alma de Salomón pide poder estar siempre en esos estados, entre el del vino, la profecía y el de las manzanas, la sabiduría de Dios, como dijo en el capítulo 2:3. ¿Cuál es el motivo por el cual desea el alma de Salomón estar entre esos dos estados? La respuesta es porque está enferma de amor por Dios. Versículo 2:6 “Su izquierda debajo de mi cabeza y su derecha me abrace”. Sin dudas, la percepción profética es superior a la percepción racional, es por eso que dice que quiere estar con Dios, que Su izquierda esté en la cabeza de Salomón y con Su derecha (que es la que tiene más fuerza) que representa a la profecía, sea la que la abrace. Nótese que antecede la cabeza y solo después viene la profecía, es decir primero es imprescindible la sabiduría, el conocimiento de Dios y luego puede llegar a la profecía. Es por eso que el rey Salomón cuando Dios le dice que pida lo que quiera, él responde que quiere sabiduría. Capítulo 2:7 “Os conjuro a vosotras, hijas de Jerusalem, por las cervatillas o las gacelas del campo, no despertéis ni molestéis al amor, sino hasta que surja solo”. Aquí termina ese primer contacto del alma de Salomón con Dios y ahora se dirige a las demás facultades del alma, las “hijas de Jerusalem”; que no se apuren a despertar el amor hasta que este surja por sí mismo. Es decir no forzar un estado (de profecía o inspiración Divina), pues no sería real, (tal vez sería producto de la imaginación) y las conjura por las cervatillas o las gacelas del campo (las dos en género femenino) cuya cualidad es que corren mucho, es decir, que no se apresuren y precipiten en la búsqueda de su pareja. Así el camino de la profecía debe ser transitado con cuidado y no apresurarse, debe ser paso a paso y como dijo en el versículo anterior, anteponiendo la parte racional para no llegar a falsas conclusiones. Introducción al segundo encuentro con Dios Es aquí donde comienza el relato de la segunda experiencia del rey Salomón, y se extiende hasta el final del capítulo II. Aquí vemos que es el amado (Dios) el que toma la iniciativa y llama al alma del

Rey Salomón para que salga en pos de Él (puede ser que el ir detrás de Dios se esté refiriendo al cumplimiento de los preceptos y encaminarse en los senderos de Dios, “lalejet vederajav”, ir en los caminos de Él). No obstante el alma de Salomón no logra separarse del todo del cuerpo (es decir, no está en condiciones o no se preparó para un nivel alto de profecía) por lo tanto el diálogo es corto y acaba rápido. Esto hace alusión a lo que relata en Reyes I, 6:11 cuando Salomón comienza la construcción del Templo: “Y fue la palabra del Señor a Salomón diciendo: …Si te encaminares en Mis fueros y Mis leyes cumplirás y te cuidarás para conducirte por Mis mandamientos, he aquí que voy a cumplir lo que he dicho a ti con respecto a David tu padre. Y habitaré en medio de Israel y no abandonaré a Mi pueblo Israel”. Capítulo 2:8 “¡La voz de mi amado! He aquí que viene desde las montañas, saltando entre los montes”. En Reyes I, 6:11 nos dice que este diálogo ocurre en el mes Ziv, es decir, en la primavera. Esta segunda vez, no dice que las hijas de Jerusalem (las demás fuerzas del alma) corren detrás de ella para atraparla y regresar el alma al cuerpo, tal como ocurre en la primera, pues esta vez no se trata de un nivel de profecía, sino de un nivel de inspiración Divina. En esta ocasión el encuentro fue muy corto y se separó Dios de Salomón y es por eso que dice que duró hasta que despuntó el día (“Ad sheiafuaj haiom”). En el versículo nos describe cómo ocurrió este segundo encuentro. Fue como una voz lejana, desde las alturas de las montañas, no se trata de una voz terrenal, pero el alma del rey Salomón, enseguida la reconoce, se trata del amado que viene hacia ella. Capítulo 2:9 “Mi amado es como una gacela o como un cervatillo. He aquí que ya está detrás de nuestra pared, mira por entre, las ventanas y atisba entre las persianas”. La compara con un ciervo que aparece repentinamente y luego desaparece, como un relámpago en la noche oscura, que surge e ilumina todo. Se va acercando, desde las montañas pasa a los montes, desde los montes a los muros de la casa, hasta llegar a las ventanas. Existen dos categorías de providencia Divina, es decir de cómo Dios cuida de

los seres humanos. Una es general (a esto se refiere cuando dice que está detrás de los muros de la casa) es decir, que cuida al mundo y a las distintas especies en forma general, que no desaparezcan y que se mantengan. No se trata de un cuidado individual, sino de toda la especie. La segunda categoría se refiere a la providencia personal, y es a lo que se refiere cuando dice que mira desde afuera de la casa, por las ventanas, ahora ya no solo se trata de la casa en general, sino de cada uno que está adentro. Luego dice que espía a través de las persianas, esto es una visión más íntima, hacia el interior de cada uno, ya no solo son los actos exteriores del individuo que se pueden ver desde afuera, sino de su interior, lo que realmente piensa y es. Capítulo 2:10: “Me respondió mi amado y me dijo: levántate y anda amada mía, hermosa mía”. Como dijimos, esta segunda vez el alma de Salomón no estaba preparada para un nivel superior de profecía, es por esto que es Dios el que “desciende” y se le acerca (no es Salomón el que se eleva) Dios lo llama y le dice que se ponga de pie y que vaya, que se encamine, de esa manera podrá alcanzar la profecía, que salga de la cárcel del cuerpo. Hasta ahora el amado la había denominado: amada mía, ahora le agrega además de amada dice: hermosa mía. Esto tiene que ver con lo que Dios le manifiesta a Salomón esa segunda vez, que se encamine y se conduzca por Sus preceptos y esto ocurre cuando el rey Salomón está construyendo el gran Templo, esforzándose por hacerlo imponente y hermoso, es por eso que ahora le dice el alma de él que es hermosa. Capítulo 2:11 “Ha pasado el otoño y los días de la lluvia ya han terminado”. Dios le dice que el otoño ya ha pasado, los días de la lluvia ya han terminado. Los sabios, suelen comparar al alma con un huerto que debe ser sembrado, y acorde a las semillas que sembremos en él, así serán los frutos que obtendremos. El alma nace neutra, no es que nace mala y debemos cambiarla, sino que nace indefinida, limpia, con todo el potencial de hacer germinar algo bueno (para mayor profundización del tema ver Maimónides en Pérek Jélek). Dios le dice que ya ha pasado el otoño. Dicha estación es cuando se prepara el campo para ser sembrado. También dice que los días de lluvia ya han pasado. La lluvia es la que hace crecer las semillas y entonces llegó el momento en que la siembra ya está lista para ser cosechada, es decir llegó el momento de la

segunda percepción del alma de Salomón con Dios. Es factible, que el Rey Salomón esté ocupado con los detalles de la construcción del Templo, y es por ello que no puede prepararse tanto para alcanzar un nivel alto de la profecía, para aquellas semillas que plantó desde la primera vez y que tanto deseó, ya llegó el momento de que florezcan. Tal vez hace alusión a que el rey Salomón no solo debe estar inmerso en los detalles y tareas de la construcción, sino que le sugiere que dedique tiempo a su crecimiento espiritual. Capítulo 2:12 “Los retoños ya se empiezan a ver sobre la faz de la tierra, ha llegado el tiempo de los cantos, la voz de la tórtola se oye en nuestra tierra”. Los retoños ya se empiezan a ver sobre la faz de la tierra. Esto puede hacer alusión, a que los primeros frutos de aquel amor del principio ya están apareciendo, se refiere a los cimientos del Templo, ese palacio que construye para que habite su amado cerca de él. Aquellas semillas que había sembrado, que habían quedado somnolientas, no murieron, sino que echaron raíces y ahora es la primavera, ya asoman los retoños. Ha llegado el tiempo de los cantos de los pájaros. Las aves comienzan a cantar más en primavera, ha llegado el tiempo de que el alma de Salomón pueda florecer. Dios le dice que las tórtolas ya se oyen en nuestra tierra. La tórtola es un ave que durante el invierno emigra a tierras más cálidas y regresa cuando comienza a calentar el sol de primavera. La analogía es que los rayos del sol van a deslumbrar, anteriormente al principio del segundo capítulo se comparó con una flor que se nutre del sol, la flor es el alma de Salomón y el sol es Dios. Capítulo 2:13 “La higuera muestra sus verdes higos, ha llegado el tiempo de cantar, se oye la voz de la tórtola y exhalan su fragancia las viñas en flor. ¡Levántate amada mía, hermosa mía y sal conmigo”! En Proverbios 27:18 el rey Salomón compara el fruto dulce del higo con la inteligencia del sabio. Aquí nos dice que el árbol de higos ya ha cambiado su aspecto y ha comenzado a mostrar sus frutos aún verdes. Como es sabido, la higuera, a diferencia de los demás árboles, no maduran todos sus frutos de una sola vez; en lugar de ello, cada día un nuevo higo listo para comer, como comenta el Talmud en Eruvín 54ª:“¿Por qué fue comparada la Torá con el higo? Porque así como con la higuera, cada vez que la persona la palpa, encuentra nuevos higos listos para comer, asimismo ocurre con la Torá, cada día que la

persona la estudia, encuentra algo nuevo con buen sabor”. Esparcen su fragancia las florecientes viñas. Tal como dijimos, en todo este poema, el vino y la vid representan la profecía, es decir, tanto la sabiduría como la profecía ya están a punto de dar frutos, y es por ello que le dice que se prepare y se encamine hacia la profecía. Es de notar que no nos dice que los frutos ya están maduros, pues aquí en esta segunda vez, no se trata de un grado de profecía, sino de un nivel inferior, inspiración Divina (Rúaj Hakódesh). Capítulo 2:14 “Paloma mía, que anidas sobre un peñasco, entre las grietas de la roca; déjame ver tu rostro, permíteme oír tu voz, porque dulce es tu voz y agraciado es tu rostro”. Dios vuelve a llamarla: “Paloma Mía” pues el alma de Salomón permanece fiel a Dios. Tal como una paloma que reposa sobre un peñasco, en un lugar firme, alto, por sobre la tierra (es decir sobre lo terrenal y en un lugar apartado) lo contrario a esta lejanía sería la ciudad, donde reina el mundanal ruido que nos impide escuchar la suave voz de Dios. Dice que está escondida, esto es para que nadie la vea e interrumpa, ahí en esa soledad sin tener que estar pendiente de las miradas de los demás, es ahí en donde puede hacerse ver, hacerse notar y ser escuchada. Tal como lo hizo la vez anterior que al hablar de Su amado, su amor por Él y Su descripción, reflejaban la manera en que el alma de Salomón concebía a Dios y cómo lo captaba; acorde a ese nivel será el grado de profecía que va a tener. Versículo: 2:15 “Zorros nos han atrapado, zorros pequeños que arruinan los viñedos y nuestro viñedo está en flor”. Los zorros son animales de los que normalmente se dice que son muy ingeniosos, saben artimañas para engañar a los demás; no quiere decir que son inteligentes, más bien hace alusión a la gran imaginación que poseen estos animales. La analogía en este caso es que el viñedo, es decir, la profecía, está floreciendo, pero estos pequeños zorros, están arruinándolo todo con su facultad imaginativa es aquella que crea cosas en donde no las hay. Bien utilizada, la capacidad imaginativa, puede ser muy útil, pero cuando no está supeditada y controlada por el intelecto es muy peligrosa, pues valiéndose del placer y la pasión, nos muestra conveniencia en cosas que realmente no lo son

(para mayor profundización del tema, ver “En el jardín del Edén”). También puede estar refiriéndose a que el rey Salomón está demasiado inmerso en las cuestiones del reino y la construcción del Templo y toda esa ocupación de las cosas técnicas, hacen que no le quede espacio para lo espiritual y su crecimiento interior, justo ahora que está en la plenitud de su vida. Capítulo 2:16 “Mi amado es mío y yo soy suya, el que pastorea entre las azucenas”. El alma de Salomón dice que su amado está con ella y ella con Él. Nótese que primero nombra a Dios y recién después dice que el alma se entregó a Dios. Pues en esta vez, fue Dios el que tuvo la iniciativa de buscarla. En vez de decir pastorea entre viñedos, dice pastorea entre las azucenas. El pastor es el que guía, el que conduce y esta vez no lo condujo por el viñedo, la profecía, sino por las azucenas que emanan fragancias y como dijimos al principio el Rúaj, aroma, que representa la inspiración Divina. Versículo 2:17 “Hasta que despunte el día y declinen las sombras, voltea como lo hace una gacela o cervatillo sobre las montañas escarpadas”. El alma es consciente de que este estado no va a perdurar mucho, sino solo hasta que despunte el día y caliente el sol y entonces las sombras se esfumanán. Este estado no va a durar mucho, como el amor de una noche y para el amanecer, su amado se habrá ido de su alcoba. Todo concluirá de la misma manera que comenzó, rápidamente, entre las montañas desde donde vino, escuchando la voz de su amado sobre los montes. Ahora se aleja a las montañas como una gacela, como un cervatillo (estos animalitos siempre miran para atrás) pues a pesar de que se aleja, no la abandona, sigue observándola. Así concluye esta segunda experiencia de Salomón. Capítulo III Introducción a la tercera profecía Desde el comienzo de este capítulo y hasta el final del cuarto, nos describe la tercera experiencia de Salomón. Aquí nos relata que Salomón busca por todas partes, llega hasta salir de la ciudad en busca de su amado.

Finalmente Lo encuentra y Lo trae a la casa de su madre, hasta que nuevamente las “benot Yerushalaim” las hijas de Jerusalem la persiguen y debe huir. Nos relata cómo se unieron los dos enamorados y cómo le profirió su amado todo tipo de palabras amorosas. Esto hace alusión a lo que nos relata en Reyes I, 9:10 y Crónicas II, 7:12: “Y aconteció al cabo de veinte años, cuando Salomón terminó la construcción de la Casa del Eterno y su propio palacio, se le apareció el Eterno a Salomón de noche y le dijo: He escuchado tu plegaria y he escogido este lugar para Mí como Casa de ofrendas… Y Mis ojos estarán abiertos y Mis oídos atentos a las plegarias que se eleven desde este lugar; porque He escogido y Santificado esta casa para que Mi Nombre esté allí siempre y Mis ojos y Mi corazón estarán allí eternamente. En cuanto a Ti, si anduvieres ante Mí, como anduvo David tu padre e hicieres conforme a todo lo que te he encomendado y guardares Mis estatutos y Mis preceptos, entonces Yo consolidaré el trono de tu reino, conforme a lo que pacté con David Tu padre…”. Después que el Rey Salomón concluye la construcción del templo, el rey se extiende mucho en ruegos, alabanzas y un sin fin de ofrendas a Dios. Vemos con cuanto esmero Salomón busca a Dios y entonces llega a un nivel de sueño casi profético, como la primera vez en Guibón. Entonces un fuego celestial baja y consume las ofrendas y la Gloria de Dios llena el templo. Capítulo 3:1: “Por las noches en mi lecho busqué al que ama mi alma, lo busqué pero no lo hallé”. Después de muchos años, en el año once de su reinado, es cuando el alma del rey Salomón sale nuevamente en búsqueda de su amado. Tal como la primera vez en Guibón, el rey se dirige hacia la morada de Dios, pero esta vez no se trata del Tabernáculo sino del gran Templo que acababa de ser finalizado. Allí ofrece un gran número de ofrendas a Dios. El versículo nos cuenta que el alma del rey Salomón, por las noches al acostarse lo buscó. Está expresado en plural: las noches, lo que nos insinúa que el rey Salomón se estuvo preparando para recibir la profecía, noche tras noche sin poder alcanzarla. Capítulo 3:2: “He de levantarme, recorreré la ciudad, por los mercados, entre las calles, buscaré al amado de mi alma. Lo busqué pero no lo hallé”. Entonces, el alma decide tomar una actitud más activa, no solo se prepara

durante las noches y espera que su amado acuda a ella, sino que decide salir a buscarlo; recorrió la ciudad, por los mercados, por las calles. La ciudad, hace alusión a todos los placeres de este mundo. Los profetas, sabían utilizar y canalizar, para el objetivo máximo, ciertos placeres y deleites, por ejemplo encontramos varios profetas que para que se pose sobre ellos la profecía, recurrían a la música, esta les causaba tranquilidad, elevación y los ponía de buen ánimo, pues como sabemos, la profecía no recae en personas que están deprimidas, sino sobre los que están contentos. No se refiere a aquellos que están alegres con cosas banales, sino contentos por la felicidad de los preceptos. En los mercados, hay comida, es decir, busca llegar a la profecía, utilizando todo tipo de alimentos que favorezcan la actividad mental, sin comer demasiado pesado, no sea cosa que no pueda dormir bien y por lo tanto no pueda ver a Dios en sueños. Por las calles de la ciudad trancita la gente, es decir, buscó también entre el consejo de la gente. Vale la pena citar lo que dice Maimónides al respecto de la Profecía en Mishné Torá, Hiljot Isode Hatorá, 7:1 La profecía recae solo sobre el hombre sabio, y vigoroso en cualidades; aquel que no es superado jamás por sus impulsos de ningún tipo, sino que con su propia capacidad, domina constantemente sus pasiones; además, es poseedor de un amplio [agudo] y certero discernimiento, en extremo. Aquel que está ceñido de todas estas cualidades, con un cuerpo sano, habiendo penetrado en el Pardes, imbuido por la profundidad de esos temas, perfeccionando sus cualidades racionales para analizar y concebir, elevándose cada vez más, apartándose del camino del vulgo que transcurre en las tinieblas [de la ignorancia], entrenando su espíritu hasta no encontrarse en él ningún pensamiento ni la insensatez de lo cotidiano, ni fantasías, sino que su mente está orientada hacia las alturas, aferrada al Trono Celestial, para concebir aquellas entidades superiores, elevadas y sagradas, vislumbrando la sabiduría del Santo Bendito Él, desde el ente superior, hasta el nivel terrenal, percibiendo la grandeza de ellos [alcanzado este grado de perfeccionamiento], inmediatamente la inspiración Divina se posa sobre él. En el momento en que la inspiración Divina recae sobre él, su alma se entremezcla con el nivel de los ángeles llamados Ishim, convirtiéndose en otra persona, y percibe por sí mismo que no es el que era antes, sino que superó el nivel de los demás hombres sabios, tal como fue dicho con respecto a Saúl: “de manera que tú profetizarás y

serás transformado en otro hombre”(Samuel I, 10:6). 4.- Los profetas, no tienen visiones en el momento que les place, sino que predisponen su mente, logran un ánimo alegre y benévolo, y buscan distanciarse, ya que la profecía no se obtiene por medio de la melancolía, ni por medio de la ociosidad, sino por medio del regocijo. Es por esto que los discípulos de los profetas portaban arpas, tambores, flautas y violines, procurando [por intermedio de ellos] alcanzar la profecía Como nos dice en este versículo, en todos lados y por todos los medios el alma de Salomón buscó a su amado, sin poder lograrlo. Capítulo 3:3: “Me encontraron los guardianes, los que patrullan la ciudad, ¿habéis visto al que ama mi alma? En su incesante búsqueda el alma ya se va apartando de la ciudad hasta llegar a los límites de ella en donde se encuentran los guardianes del lugar. La función de los guardias es cuidar la ciudad y que no se salga de ella el alma de Salomón. La ciudad representa lo mundano y el alma de Salomón se enfrenta a estos guardianes que pretenden mantenerla presa, hundida en este mundo y entonces el alma se revela y les dice que no son esos placeres los que ella busca, sino a su amado del alma. Capítulo 3:4: “Apenas los pasé encontré al amado de mi alma, me aferré a él y no quise soltarlo, hasta traerlo a la casa de mi madre, a la alcoba de mis padres”. El alma llega hasta el límite de sus fuerzas y es entonces cuando el cuerpo se debilita, se desvanece; en ese estado es que recae la profecía, tal como lo explica Maimónides en el Mishne Torá, Hiljot Isode Hatorá, 7:2 : Cuando profetiza, todos sus miembros se estremecen y su cuerpo desfallece hasta que queda inconsciente, [es cuando] su mente queda libre para discernir lo que verá. Cuando la Biblia nos relata acerca de la inauguración del Templo, nos cuenta que después de tantas súplicas de Salomón por fin Dios responde, un gran fuego celestial desciende y una nube cubre al Templo. A esto hace alusión cuando dice el alma de Salomón que va a sostener fuerte a su amado y no lo soltará hasta traerlo a la casa de su madre, hasta la alcoba de sus padres. Casa de la madre se refiere al templo, y alcoba, se refiere al kódesh

Hakodashim, es decir el recinto más sagrado del templo. La alegoría es que no va a soltarlo hasta que la presencia Divina habite en el Templo. A diferencia de las veces anteriores en que el alma de Salomón se encuentra con su amado, esta vez Dios no se apartará del todo del alma de Salomón, pues ahora, al estar el templo, Dios le promete que la presencia Divina no se apartará del santuario, de esta forma todo el que acuda al santuario, podrá captar a la presencia Divina. Tal como dice el versículo: “Me harán un santuario y habitaré entre ustedes”. Capítulo 3:5: “Os conjuro a vosotras, hijas de Jerusalem, por las cervatillas o las gacelas del campo, no despertéis ni molestéis al amor, sino hasta que surja solo”. Aquí tal como explicamos antes en 2:7, el alma de Salomón va con cautela. No quiere, a causa de esta visión, comenzar a sacar conclusiones apresuradas y llegar a distorsionar las cosas, tal como les había pasado a los hijos de Aarón el sacerdote, en donde nos relata en Éxodo 24:9 y10, “y Subieron Moshé y Aarón, Nadav y Abihu (los hijos de Aarón) y setenta ancianos de Israel y vieron al Dios de Israel, y debajo de Su trono como un piso de zafiros puros como el cielo… y vieron a Dios y comieron y bebieron”, es decir se apresuraron a sacar conclusiones, a observar demasiado rápido y entonces logran una percepción mezclada con cosas materiales, con comida y bebida. Capítulo 3:6: “¿Quién es la que sube por el desierto como columna de humo de palmera, perfumada con bálsamo, con incienso y con todas las fragancias aromáticas del mercader?” Dios pregunta: ¿Quién es la que viene por el desierto? Pues el alma de Salomón se había alejado de la ciudad en busca de su amado. Nos dice que se eleva como el humo de la palmera. El humo es lo que se desprende de la materia a causa del fuego y se eleva. Así compara Dios al alma de Salomón, con el humo de la palmera, pues la palmera a diferencia de otros árboles, crece derecho hacia arriba, sin sacar ramas hacia los costados. Así el alma de Salomón, gracias a esa pasión, que es como el fuego, logra desprenderse de sus ataduras físicas y se eleva derecho hacia Dios. Lo compara con el incienso, que está conformado por varias especies de distintos lugares, que trabajados y molidos bien finos, juntándolos y bajo el fuego, elevan el humo aromático. De ese mismo modo Salomón fue trabajando todos los conocimientos necesarios y con el fuego de su amor a Dios, llegó a elevarse hasta la profecía.

Capítulo 3:7: “He aquí el lecho de Salomón, sesenta valientes, de los más fuertes de Israel, la rodean”. Dios atestigua que el lecho de Salomón está rodeado de muchos guardianes. El lecho es donde yace Salomón, en nuestra analogía, el lecho se refiere al cuerpo, que es donde yace el alma de Salomón. Y nos dice que está rodeado de muchos guardianes, que son los que representan todas aquellas fuerzas o pasiones, cuya función es tener capturada al alma para que no se escape y pueda elevarse hasta Dios y alcanzar la profecía; pues la profecía ocurre en sueños, cuando el cuerpo está reposando. Estos “guardianes” son los que mantienen al alma en los aposentos corporales y la embriagan con sus placeres para que no pueda escapar. Capítulo 3:8: “Todos portan espada, entrenados en el arte de la guerra, cada uno ciñe su espada en su muslo, por el temor de las noches”. Nos dice que estas fuerzas o pasiones (como pueden ser: correr detrás del dinero, alcanzar honores, poder, placer, comidas, etc.) son de las más poderosas. Dios mismo atestigua que todos estos guardianes portan espada, están muy entrenadas y son expertas en el arte de la guerra. Es decir, estas fuerzas y pasiones son muy poderosas y arrastran al alma del hombre. Son muy pocos los que pueden escapar a los tentáculos de estos guardianes, pues saben luchar, poseen armas poderosas, conocen todo tipo de artimañas y están muy entrenadas en esa materia. Pues constantemente están luchando en esta guerra del materialismo, el placer momentáneo contra el espíritu y el verdadero bien eterno. Estos guardianes permanecen firmes y armados por el temor de las noches, pues como antes dijo, por las noches es cuando el rey Salomón se preparaba para la profecía. Capítulo 3:9: “Trono nupcial le hizo el rey Salomón, con madera del Líbano”. Entonces Dios nos cuenta que el alma de Salomón le hace a Dios un trono nupcial (era lo que antiguamente se hacía para llevar a la novia el día de la boda, era como un sillón que tenía dos barras y mediante ellas se lo transportaba sobre los hombros). Lo hace de madera del Líbano que es la más buena de oriente. En Reyes nos relata que cuando el rey Salomón construyó el Templo hizo traer madera del Líbano. Esto significa, que el Templo es como ese altar para la novia.

Capítulo 3:10: “Sus postes los hizo de plata, el techado de oro, el asiento de púrpura y el interior fue tapizado con el amor de las hijas de Jerusalem”. Ahora nos describe cómo es que hizo el Templo. Con los materiales más preciados, plata, oro, púrpura, todo enlozado con el amor de las “benot Yerushalaim”, las hijas de Jerusalem, es decir, que utilizó todo lo mejor del mundo material. Todas las capacidades humanas fueron puestas al servicio Divino. Capítulo 3:11: “Salid a observar, hijas de Jerusalem, al rey Salomón con la corona que su madre le colocó en el día de su casamiento, el día del deleite de su corazón”. Es entonces que llama a todas las demás fuerzas o valores materiales para que observen al alma del rey Salomón, pues Dios la coronó con toda esa sabiduría y que sean testigos de la unión con Dios, en el día de su casamiento, puesto que una vez finalizado el Templo, Dios habitará con ella y esa es la máxima alegría del alma de Salomón. Esto puede hacer alusión también, al día del fallecimiento de Salomón, cuando su alma se separe de su cuerpo y se apegue a Dios. Lo llama el día del deleite de su corazón, pues ya no tendrá más las ataduras de su cuerpo y acorde al nivel que haya alcanzado en esta vida es que podrá apegarse a Dios para siempre. Capítulo IV Capítulo 4:1: “He aquí que eres hermosa amada mía, eres hermosa, ojos de paloma detrás de tu velo. Tus cabellos son como un rebaño de cabras que bajan del monte Guilad”. Dios comienza a describir a Su amada, y lo primero que nos dice acerca del alma de Salomón, es que es hermosa, pues ella es la amada de Dios y eso de por sí, la hace hermosa. Desde aquí hasta el final la palabra velo está escrita más de 10 veces Empieza por los ojos de paloma, que como dijimos antes en 1:15, representan la fidelidad, ojos sólo para Dios. Los ojos son cómo lo ve la novia a su amado, y tal como toda profecía, la visión de cada profeta no es del todo clara y límpida, sino que cada profeta “ve a Dios” (percibe a Dios) detrás de una cortina, algunos un velo más grueso, otros más fino, acorde al grosor de ese velo, será más nítida y clara la percepción y por ende el nivel de la profecía. (Por supuesto que al hablar de “ver a Dios detrás de un velo”, los sabios no se refieren a que realmente los profetas pueden “ver a Dios” pero con ciertas distorsiones a causa de aquel velo, pues Dios no es algo físico, por lo tanto no puede ser visto con nuestros ojos, sino que la parábola se refiere a percibir a Dios, a captar Su mensaje, nos referimos a una visión espiritual)

Cuando más delgado es ese velo, que se interpone entre nosotros y la percepción de Dios, entonces más nítida será la visión y más elevado el nivel de la profecía. Esta cortina en realidad no es algo externo a nosotros, sino, más bien, se trata de nuestras propias falacias, limitados conocimientos, etc. Por lo tanto, en cada profeta aquel velo puede variar, cuanto más sepa aquel profeta acerca de Dios, más delgado será aquel velo, hasta llegar al nivel máximo que alcanzó Moshé, en donde nuestros sabios nos dicen que Moshé logró percibir a Dios mediante un vidrio transparente. Al relatarnos acerca de los cabellos de la amada, hace analogía a que los cabellos crecen desde el interior de la piel de la cabeza y salen hacia fuera. Simbolizan el fruto de los pensamientos, la sabiduría producto de la meditación. Y nos dice que se asemejan al rebaño que baja del monte Guilad, el rebaño que al bajar pasa por sobre las malezas que va peinando el pelo del rebaño y lo estira. Así ocurre con los pensamientos de Salomón producto de las distintas vicisitudes de la vida, están peinados y estirados, es decir, bien ordenados y arreglados correctamente. Capítulo 4:2: “Tus dientes son como un hato de ovejas esquiladas, todas idénticas, que suben del lavadero en parejas, sin que falte ninguna”. Los dientes, son los utensilios que utilizamos para masticar y digerir la comida. Así, todas aquellas sabidurías y conocimientos adquiridos, deben ser bien masticados y digeridos. Si los traga demasiado aprisa, se atragantará y así ese alimento que era tan sano, se convierte en algo que no es bueno. Esta idea ya es expresada por el Rey Salomón cuando dice: “Si has hallado miel, come con cordura, si ingieres de más, terminarás vomitando”. Estos conocimientos adquiridos, antes de apresurarse a aceptarlos como tal y sacar conclusiones basadas en ellos, deben ser analizados desde distintos aspectos: que no contradigan las bases del judaísmo, analizar la lógica de aquel razonamiento, estar atento a que no responda a ningún interés mezquino, etc. Es por eso que no habla solo de un diente, sino de varios, “masticarlo” – analizarlo- desde todos los aspectos antes de sacar alguna nueva conclusión. Capítulo 4:3: “Tus labios son como un hilo de seda y tu boca es bonita. Como una granada es tu mejilla detrás de tu velo”. Compara los labios con un hilo de seda que es donde se enhebran las perlas. Es decir, que los dichos de su boca (tal vez se refiere al libro de Proverbios que compuso Salomón), si se hilan uno a uno y formarán una joya.

Sus mejillas las comparó con la granada (Rimón). Los sabios nos dicen que esta fruta posee 613 semillas, esta comparación de las mejillas con una granada hace alusión a las palabras de Torá. Es decir, que habla de cosas de sabiduría, profecía y Torá. Así, en el Rey Salomón, las mejillas que normalmente parecen vacías, se llenan de aliento y espíritu para colmarse de palabras de Torá. Capítulo 4:4: “Tu cuello es como la torre de David, construidas con roquetas de donde penden mil escudos, toda la armadura de los valientes”. El cuello es lo que sostiene y une la cabeza con el cuerpo. La función de una columna es sostener y unir. La cabeza es el asiento del intelecto; el corazón y el cuerpo representan los sentimientos y las pasiones. La razón debe imperar sobre ellos, de lo contrario caería presa de sus sentimientos o pasiones desenfrenadas y le harían cometer locuras; es por eso que las pasiones y sentimientos deben estar sopesados y controlados por la razón. Entonces ese nexo lo compara con la torre de David que posee muchos escudos y armaduras de valientes luchadores, pues en el alma de Salomón, el intelecto es el que controla su cuerpo y no deja que los sentimientos o pasiones dominen sus pensamientos ya que están protegidos con escudos y armaduras. Maimónides describe este punto en Hiljot Isode Hatorá 7:1: “La profecía recae sobre el hombre sabio y vigoroso en cualidades; aquel que no es superado jamás por sus impulsos de ningún tipo, sino que con su propia capacidad, domina constantemente pasiones”. Capítulo 4:5: “Tus pechos son como gacelas mellizas que pastorean entre las azucenas”. Los pechos de la mujer son los que nutren al bebé con la mejor comida, la más apropiada para él. Aquí está describiendo las demás facultades del alma, en este caso se trata de la facultad imaginativa, que bien utilizada es la que nutre al intelecto con ejemplos o imágenes que ayudan a la mejor comprensión de un tema. Un buen maestro tendrá la capacidad de ejemplificar e ilustrar el asunto que está explicando, para que de esa manera pueda ser comprendido mejor por sus alumnos. Así, cuando más desarrollada esté esta capacidad, más rápido y mayor cantidad de ejemplos podrá concebir. Es muy frecuente encontrar en el Talmud temas o preguntas complicadas que le realizan a los sabios y estos responden: “Te daré un ejemplo a qué se parece este caso…” y entonces, mediante este ejemplo que planteó, la respuesta, que antes parecía un caso complejo, ahora salta a la vista.

Por otro lado, la imaginación mal utilizada es la responsable del desborde pasional y deseos desenfrenados del ser humano. El individuo imagina y desea. Imagina lo placentero que sería poseer ese auto, poder manejarlo, todo esto a pesar que no posee dinero para ello, entonces, la sensación de placer imaginada es tal que ahora leapetece robarlo para poder vivenciar en la realidad ese placer. También puede imaginar lo sabroso que sería tal comida y entonces la desea aunque tal vez sea mala para su salud. Lo mismo ocurre cuando imagina lo placentero que sería poder estar con aquella mujer y entonces la desea, aunque puede ser que él o ella ya estén casados con otra persona y así con el resto de las cosas. Es de notar que el pecho de la mujer también cumple estas dos funciones, se utiliza para nutrir o para pasión. Los compara con dos gacelas que son ágiles y rápidas, queriendo insinuar que la imaginación de Salomón es rápida, que puede ejemplificar el tema inmediatamente y poder entenderlo mejor. Debemos saber que el profeta, en su visión profética, ve imágenes y capta el mensaje Divino, debe relacionarlos; como en el caso del profeta Jeremías, al comienzo del libro, en donde nos relata que vio la olla hirviente o la rama de almendro y enseguida captó el mensaje. Maimónides describe este punto en Hiljot Isode Hatorá, 7:3 “Las nociones que se le revelan al profeta en la visión, se le presentan en forma alegórica, quedando inmediatamente grabada en su mente la elucidación de dicha alegoría, hasta saberlo [claramente]. Como la “escalera” que vio Yaacob, nuestro padre, con los ángeles ascendiendo y descendiendo por ella (Génesis 29:12), siendo todo ello una alegoría sobre [el surgimiento de] los reinos y su decadencia, tal como los “seres vivientes” que contempló Ezequiel (Ezequiel. 1:5), como la “olla hirviendo” y “la vara de almendro” que vio Jeremías (Jeremías, 1:11-13), y el “rollo escrito” que divisó Ezequiel (Ezequiel 2:9) y la “medida (efá)” que contempló Zacarías (Zac. 5:6) y así el resto de los profetas. En ocasiones nos relatan la alegoría y su aclaración, como los casos citados, otras, donde nos relatan solo la dilucidación y otras donde nos describen la alegoría solamente, sin descubrirnos su esclarecimiento, como algunos pasajes de Ezequiel y Zacarías; mas, está claro, que todos los profetas perciben sus profecías por medio de alegorías o parábolas”. Nos dice que estas gacelas corretean y pastorean entre las azucenas, y tal como dijimos antes, las azucenas, hace alusión a la inspiración Divina. En el caso del rey Salomón, sus parábolas tan agudas, rondan cerca de la inspiración

Divina. Es por eso que el libro de Proverbios, está incluido en la Biblia en la categoría de libros escritos bajo la influencia de la inspiración Divina. Capítulo 4:6: “Hasta que despunte el día y declinen las sombras, me iré a la montaña de la mirra, al monte de incienso”. Nos dice que esta experiencia (la profecía que está viviendo) no va a durar para siempre, también esto pasará, pues el ser humano no puede vivir en un estado constante de profecía; por lo tanto, así como la mañana sucede a la noche y disipa ya las sombras, a diferencia de las otras veces, ese nexo con Dios, esta vez no se irá y desaparecerá del todo, sino que, tal como dijo Salomón, esta vez está el Templo en donde la presencia Divina, metafóricamente, se puede palpar, a pesar de que termine aquella profecía, queda todavía el Templo y Dios está corroborando esta idea, habitará desde las alturas, montes de incienso que es lo que se quemaba en el Templo y se respiraba su fragancia desde ahí, hasta lugares muy lejanos. Los sabios relatan que se olía el incienso de Jerusalem hasta Beth Lejem (Belén). Capítulo 4:7: “Toda tú eres hermosa amada mía y no tienes ningún defecto”. Por todo esto es hermosa, es decir, todas las facultades y el potencial del alma de Salomón, están actuando coordinadas hacia el mismo objetivo elevado, y es por eso que dice “TODA” y no hay defecto, pues aun aquellas cualidades que normalmente la gente hace mal uso de ellas, en el caso de Salomón él las está atizando para bien. Capítulo 4:8: “Ven conmigo desde el Líbano, novia mía, conmigo desde el Líbano. Observa la cima del Amaná, desde la cumbre de Senir y del Hermón; desde las guaridas de los leones, desde las montañas de las panteras”. Ahora Dios denomina al alma de Salomón “novia Mía”, como que ya se comprometieron y ya no la abandonará. Los sabios nos enseñan que el templo fue llamado “Lebanon” –Líbano- ya que viene del término hebreo “Labán” (blanco) pues el Templo blanquea, limpia el alma de las personas. Entonces le dice que después de purificarse en el Templo y todos los conocimientos verdaderos que de él emanaban, que venga su novia con Él. Nombra también a los leones y panteras, esto hace alusión a la manera de servir a Dios, tal como dicen los sabios en el Pirké Avot, el hombre debe ser fuerte como un león y ágil como la pantera para servir a Dios. Fuerte, para no ceder a sus debilidades y ágil – rápido- en el servicio Divino.

El monte Hermón es el límite norte y el monte Shenir está en el extremo sur, esos son los puntos confines de la tierra de Israel, así también debe servir a Dios con todo su cuerpo, desde una punta a la otra. Desde las plantas de los pies, encaminándose sin tropiezos ni haraganerías por el camino correcto, hasta la cabeza, pensando y concibiendo el objetivo de su vida y el enriquecimiento espiritual. Capítulo 4:9: “Cautivaste mi corazón, hermana mía, novia mía, has cautivado mi corazón con un solo ojo, con una perla de tu collar”. Como dijimos, aquí Salomón está refiriéndose a aquella visión que tuvo cuando concluyó la construcción del Templo. Allí (Crónicas II 6:13) nos cuenta que el rey se arrodilló y elevo sus manos al cielo y comienza ahí su extensa plegaria a Dios. Él le responde metafóricamente hablando, que Salomón atrapó Su corazón cuando alzó sus ojos a Dios (seguramente habrán habido otras veces, pero esta es la única vez que la Biblia nos relata detalladamente que Salomón elevó sus brazos y mirada a Dios). Es por eso que dice que “cautivaste mi corazón con un solo ojo” (aquella vez que alzaste tu mirada). Como una de las perlas de tu collar, es decir, con aquel rezo que era como una joya que salió de tu garganta. Otra posibilidad es que hasta ahora la relación con Dios era por medio de observar Sus actos, con la visión de la mente, ahora, con el templo en pie, ya se puede ver a Dios no solo por Sus actos sino también por medio del servicio Divino en el Templo. Y nos dice que aun sin haber construido el Templo ya había “conquistado su corazón” con su mirada observante y analizando los caminos de Dios, se refiere a que aun en el estado anterior, cuando todavía no estaba el Templo y el único utensilio del Templo que estaba en Jerusalem era el Arca que contenía las tablas de la ley, a esto se refiere cuando dice: “con una sola perla de tu collar”. Ahora la llama hermana mía, pues la relación de amor de los esposos puede deshacerse con el divorcio, en cambio la relación fraternal no puede romperse por más que quieran. Capítulo 4:10: “¡Cuán bellos son tus amores, hermana mía, novia mía! ¡Qué buenos son tus amores, más que el vino y el aroma de tu fragancia más que cualquier perfume!”. “Cuan bellos son tus amores”, hace referencia al servicio a Dios, pues el amor nos obliga a actuar. Esto ocurre ahora con la construcción del Templo y cómo Salomón dispuso todo para un perfecto servicio a Dios.

“Qué buenos son tus amores, se refiere ahora a las enseñanzas que el rey predica a su pueblo. Estas dos cosas, el servicio a Dios y el estudio de Sus caminos y leyes, representan la mejor manera de amar. No hay otra forma de complacer a Dios. Tal como dice en Samuel: “¿Acaso se complace Dios con ofrendas y sacrificios tal como se complace cuando escuchan Su voz? He aquí que aquel que obedece Su voz es mejor que el que construye un altar y brinda sobre él las más selectas ofrendas”. Así como al principio cap.1:2 la amada decía que los amores de Dios son mejores que el vino, y se refería a que eran mejores que cualquier otra cosa placentera, así también Dios dice que lo que más Le complace son estas dos maneras de ser amado: por medio del servicio y del estudio. “Tu fragancia” Al principio cap.1:2 y 1:3 habla del vino y del aroma y dijimos que el aroma alude a la captación con el intelecto, es decir, poder discernir qué cosas no son Dios (la vía negativa) una captación indirecta. Si analizamos el rezo de Salomón podremos notar una profunda percepción de Dios, y es por eso que dice que “tu fragancia”, tu percepción, es mejor que las demás. Capítulo 4:11: “Tus labios, novia mía, destilan miel. Que la miel y la leche estén bajo tu lengua. La fragancia de tus vestidos es como el perfume del Líbano”. Se refiere a que la sabiduría que emanó con sus labios, cuando pronunció su súplica a Dios el día de la inauguración, eran más dulces que la miel, que a diferencia de otros dulces, la miel es deliciosa y alimenta. “Que la miel y la leche estén debajo de tu lengua” es decir que en las palabras de Salomón, tal como en las palabras de los sabios, hay un mensaje explícito pero también hay un mensaje más profundo (oculto, entre líneas) es por eso que dice: debajo de la lengua, no es algo que está al descubierto, no obstante, eso que está debajo de la lengua, contiene más alimento, pues no es solo miel, sino que también contiene leche. Se refiere a que aquellos que logren captar aquellas enseñanzas veladas que están entre líneas, ellos lograrán alimentarse más. Nos referimos a que, merced a esos conocimientos transmitidos, alcanzarán una perfección y percepción más profunda, firme y verdadera “La fragancia de tus vestimentas”, los pensamientos que los recubren (a los hechos) son como el aroma que emana del Templo: “perfume del Líbano”, en donde cada cosa estaba bien pensada y nada estaba hecha al azar o por capricho, sino que era producto de una sabiduría superior, así ocurre con los dichos de su boca. Capítulo 4:12: “Un jardín cerrado es mi hermana, mi novia. Una fuente cerrada,

un manantial cegado”. Nos relata que Su amada es como un jardín cerrado, en donde no pueden entrar extraños, sino solo su señor, así es el alma de Salomón, un jardín en donde sólo está Dios y no pueden entrar otros dioses, ídolos o celebridades. Su manantial está cerrado, no hay lugar dentro de los pensamientos de Salomón para nada extraño, otras fuerzas o supersticiones. Tal como una doncella virgen que nunca tuvo amoríos fuera de su amado. Capítulo 4:13: “Tus plantas son un vergel de granados y frutas escogidas, de ciprios y nardos”. Mis escasos conocimientos no alcanzan para descifrar este versículo, por más que me esfuerzo, escapa de mí y su explicación me ha sido vedada. Capítulo 4:14: “Nardo y azafrán, cálamo aromático y canela, con todos los árboles que dan incienso, mirra y áloe, con las principales especias”. Dios relata la abundancia de ese jardín cuidado y consagrado para su amado. Un jardín donde las cosas no quedan estáticas en el nivel que alcanzaron, sino que germinan, florecen, dan frutos y perfuman. El rey Salomón ve su alma como un jardín (como en el jardín del Edén) en donde solo hay lugar para Dios y nada más, y es allí en donde florecen las semillas de la Torá, del servicio a Dios y Sus preceptos. Capítulo 4:15: “Eres fuente de jardines, pozo de aguas corrientes y arroyos que fluyen del Líbano”. Tal como antes dijimos, el templo fue llamado “Lebanon” –Líbano- pues viene del término hebreo “Labán” (blanco) ya que el Templo blanquea, limpia el alma de las personas. Entonces la alegoría es que el Templo es la fuente de agua que va a regar y hacer creer(o crecer) esos valores. Capítulo 4:16: “¡Despierta viento del norte y venid viento del sur (Temán) ; sopla sobre mi huerto para que se difundan sus fragancias. Venga mi amado a su huerto y coma sus preciados frutos”. Ahora que todo ya está listo, convoca a los vientos del norte (que son más fríos) y a los del sur (que son más cálidos) para que soplen sobre el jardín y así esparzan sus fragancias y pueda venir Su amado a comer el fruto preciado.

El viento expande el aroma. Así Salomón quiere poder expandir su sabiduría, ya sea en forma pragmática e intelectual como también con calidez y dulzura y de esa manera Su amado estará feliz y podrá entonces disfrutar del fruto de esa sabiduría que lleva a actuar correctamente. Salomón llega a este estado supremo de amor, pues aquel que ama no puede evitar querer difundir y hacer conocer a los demás la grandeza y belleza de su amado. Ese es le nivel tan alto que alcanzó Abraham. También puede estar haciendo alusión a su ruego a Dios para que inaugure el Templo, en donde Dios hizo descender un fuego del cielo y “Comió”, y consumió las ofrendas. Capítulo V Capítulo 5:1: “He venido a mi huerto hermana mía, novia mía. He recogido mi incienso junto con mis especies. He comido de mi panal con mi miel. He bebido de mi vino con mi leche. Comed amigos, bebed y embriagaos los amados”. Dios le responde (tal vez esto hace alusión a cuando descendió el fuego, lo que demuestra que Dios estaba ahí) que ha venido y recogió el incienso, las ofrendas animales y las libaciones de vino. También puede referirse a que todas aquellas cosas que representan la miel, el vino y todo tal como lo explicamos antes, todo eso fue aceptado ante Dios y finaliza diciendo: “comed amigos, bebed y embriagaos los amados”, se refiere a los amigos (aquellos que todavía no están en el nivel de profecía o inspiración Divina) que se acerquen al santuario que hizo Salomón y se alimenten y crezcan más y los que ya están en el nivel de amados, entonces gozarán las delicias del vino (la profecía). Es de notar que los sabios dijeron que una vez destruido el Templo ya no hubo más profetas Aquí finaliza esta tercera experiencia de Salomón. Introducción a la cuarta profecía. E n esta cuarta experiencia, nos cuenta que la amada se quedó adormecida por mucho tiempo dentro de los cuartos de Salomón y no recordó a su amado. Hasta que una noche Él golpea su puerta. En un principio el alma no va al encuentro de su amado, pero por fin se decide, mas demasiado tarde, su pues Él se había marchado y no lo pudo encontrar. Sufre y es torturada por los guardianes quienes la vuelven a encarcelar. El alma les habla a las Benot Yerushalaim acerca de su profundo sentimiento y que está enferma de amor describiéndoles las cualidades de su amado. Esto hace referencia a lo que nos dice en Reyes I, 11:11 cuando el Rey Salomón

toma muchas mujeres y permite que se haga idolatría, dejando que estas mujeres alejen el corazón de Salomón de Dios. Entonces Dios se enoja con él y le dice: “Por tanto le dijo el Eterno a Salomón: Por cuanto esto era lo que estaba en tu mente y no cuidaste Mi pacto y Mis estatutos que te he ordenado, rasgar será rasgado tu reino y se lo daré a tu siervo…”. Esto hace entristecer mucho el alma de Salomón, el hecho de haberse alejado de Dios hasta que Dios viene a su puerta y le comunica su pecado. Es entonces que Salomón se arrepiente y corre en busca de Dios con toda su alma, hasta que alcanza un nivel de preparación espiritual similar al que tenía antes, pero ya era tarde, Dios se apartó de él. Tal vez este distanciamiento de Salomón se debe a que al principio de su reinado, el rey estaba concentrado en conocer los caminos Dios para poder reinar bien, luego comenzó la construcción del templo y su mente aún seguía envuelta y rodeada de los temas de Dios, y una vez que todo eso terminó, ahora ya se apartó un poco de ese ámbito de sabiduría y preceptos y se dedica a las cuestiones del reino y las mujeres (lo que ellas representan) y es cuando despierta y se da cuenta de que se ha alejado de Dios. Se puede notar un cambio drástico en el reinado del Rey Salomón a partir de ese momento. Hasta ahora el reino era próspero, el rey sabio y dedicado al reino, la paz y el bienestar reinaban por doquier. A partir de entonces, comienzan guerras contra Salomón y el actuar del rey parece opacado, distante de aquella brillantez que otrora iluminaba el reino de Salomón. El Midrash (Sanedrín, 21) nos relata que el rey Salomón había hecho uso del Nombre de Dios, que él conocía y gracias a ello podía tener prisionero al rey de los Sheddim – demonios. Cierta vez el rey Salomón quiso saber cuál era el poder tan grande que tenían los Shedim, el rey de los Shedim le dijo que estaba dispuesto a demostrárselo, pero así atado no podía, que debería liberarlo de las ataduras y él se lo demostraría. Salomón accede a quitarse el Nombre de Dios que poseía y así liberarlo por un corto período para que le demostrara su poder. Cuando el shed fue liberado, inmediatamente creció hasta el cielo y de una sola patada arrojó a Salomón a doscientas millas de distancia y entonces, como Salomón estaba lejos, el Shed se apoderó del trono de Salomón y lo exilio durante un período de tiempo. Salomón se vio obligado a deambular por las calles del reino viviendo de las dádivas de la gente, que no le reconocían y lo trataba de impostor. Una de las tantas enseñanzas que nos deja este midrash es que el rey de los Shedim (los dañadores o demonios) puede ser la fuerza pasional que destruye

al hombre. No obstante Salomón lo tenía bien prisionero merced a su dedicación y cercanía a Dios. En determinado momento de su vida el rey Salomón creyó estar inmune al tremendo poder de las pasiones; en palabras de los sabios: a pesar de que la Torá advierte de que el rey no debe tomar muchas mujeres para que no desvíen su corazón ni aumentar en caballos para que no desciendan a Egipto (que es donde se criaban los mejores caballos), el rey Salomón dijo, a mí no me va a pasar y así aumentó en mujeres y caballos y finalmente, la Biblia nos relata que las mujeres terminaron por desviar el corazón de Salomón. Al comenzar a inclinar su corazón hacia las mujeres, cambió su manera de reinar. Un hombre que deja de guiarse por su cabeza y pasa a ser dominado por su corazón y su pasión, lo convierte a ojos de sus súbditos en un ser desconocido para ellos y tal como Maimónides cita en su obra Moré Nebujim, Shed es todo ser que no tiene imagen y semejanza de Dios y no se comporta acorde a ella. Como el Midrash recalca, Salomón tenía prisionero nada más y nada menos que al rey de los Shedim (es sabido que el instinto sexual es uno de los más poderosos) mediante el Nombre de Dios, es decir, cuando alguien está cercano a Dios y a Su Torá, entonces es más fácil poder controlar sus pasiones (es más fácil, no es que esta inmune). Así, aquel rey Salomón que todos conocían, se refiere, ese hombre sabio que se guiaba por su cabeza, centrado y corriendo en pos de Dios, quedó alejado del reino y pidiendo dádivas. Antes el rey Salomón se dedicaba a Dios, a buscarlo, a encaminarse en pos de Él, a construir el templo y a juzgar al pueblo en base a las leyes justas de Dios (algo que le exigía mucho estudio y conocimiento de la Torá) ahora, ese aspecto de Salomón, ya no era el dueño de la casa, el que gobernaba sus actos, sino que ahora (ese aspecto) era un extraño que estaba pidiendo dádivas, pues la mente del rey estaba en otros temas mundanos. Es de suponer que después de que el rey escucha la dura reprimenda que Dios le da, queda muy dolido, seguramente en una actitud deprimida, de introspección y tratando de obtener el perdón Divino. Esto lo habrá alejado de los asuntos del reino, probablemente ya no sería tan alegre y sociable como antes y con un espíritu contrito y decaído suplicando a Dios Es por eso que nos dice que se apodera del reino alguien extraño, que ni se ocupa de las cuestiones de la gente, que es hostil y agresivo y por otro lado, el rey se siente apartado del trono, lejos del verdadero rey, como exiliado que va deambulando y suplicando que lo devuelvan a su nivel anterior. Todo este midrash, lejos de denigrar al rey Salomón, al contrario, lo enaltecen,

ya que se convierte en ejemplo, brújula y faro para todos. Pues en esta vida tan dinámica, todo individuo tiene momentos de mayor cercanía a Dios y en determinado momento, dominado o doblegado por alguna debilidad, se aleja. No obstante, cuando esto le sucede a Salomón, él siente que todo su mundo se le viene abajo y es precisamente ahí cuando logra darse cuenta de que fue echado de su verdadero trono, que ya no ocupa más ese lugar y lucha por volver a ese estado ideal de apego a Dios. Capítulo 5:2: “Yo duermo pero mi corazón está atento. La voz de mi amado llama a la puerta: Ábreme hermana mía, amada mía, mi paloma, mi perfecta. Mi cabeza gotea rocío y mis cabellos están empapados”. El Rey Salomón nos cuenta que su alma, que otrora estaba atenta, que buscaba y corría detrás de su amado, ahora se quedó adormecida en su lecho, en su cuerpo, tal vez esté haciendo alusión a los placeres corporales que nos cuenta en Reyes I, capítulo 11, que tomó muchas esposas y adquirió muchos caballos de Egipto, etc. Todo esto lo llevó a descuidar la búsqueda de su amado, pues ahora su atención estaba desviada hacia otras metas. No obstante no se trata de que el rey Salomón se quitó a Dios de la cabeza del todo, sino que durante ese tiempo, además de Dios, había otros pensamientos en su mente y su corazón ya no solo corría y buscaba a su amado, sino que también, además de eso, también anhelaba otros placeres. Ya no era más un jardín cerrado como nos dijo en 4:12, pero a pesar de eso aunque su alma estaba adormecida, era consciente de la existencia de su amado y los amoríos del pasado. Entonces, en medio de su letargo, el alma de Salomón aún logra percibir la voz de su amado que le llama desde afuera, pues ahora ya hay un muro que separa al alma de Salomón de su amado. Ya no es un mero velo, sino que es un muro, que representan los placeres materiales en los cuales está sumergiendo Salomón a su alma. Dios viene aquí a recriminarle a Salomón, le pide que abra la puerta de su cuarto, pues tiene encerrada a su alma y no puede reunirse con su amado. (Parafraseando anteriormente el jardín estaba cerrado para extraños, ahora parece estar cerrado para Dios). Dios la llama con todos los nombres con que la había denominado en cada una de las tres revelaciones anteriores que fueron un nivel más alto que el anterior. La primera vez la llamó: “amada Mía” la segunda vez la llamó: “amada” y también “paloma mía”, la tercera vez la llamó: “amada mía, paloma mía, novia mía y hermana mía”. Dios la llama en todos los niveles, es decir, no es apropiado para alguien que alcanzó todos esos niveles, obrar de la manera que está procediendo Salomón. Dios la esperó durante mucho tiempo, durante todo

el tiempo que el alma se adormeció. En Reyes nos cuenta que Dios le habla a Salomón después de veinte años de la construcción del Templo. Es por eso que dice toda la noche, tanto tiempo que dice que está por despuntar el alba y el rocío cae sobre Su cabeza y Su pelo ya está empapado. Capítulo 5:3: “Me he quitado mis atuendos, ¿cómo habré de vestírmelos nuevamente? Me he lavado los pies. ¿Habré de ensuciarlos? El alma responde que está desnuda, ya no tiene la preparación y los preceptos como antes (también Adam respondió así, se escondió porque estaba desnudo, los sabios explican que estaba desnudo de preceptos, pues había transgredido el único mandamiento que Dios le encomendó) y ahora que llegó a ese nivel no es fácil volver a “vestirse”. Antes corría detrás de Dios buscándolo hasta llegar al desierto y no se preocupaba si debía ensuciarse un poco sus pies para llegar a esos parajes (antes no le importaba la estética cuando se trataba de llegar a su amado) Versículo 5:4 “Mi amado envió su mano por entre el agujero del cerrojo y mi interior se estremeció”. Entonces Dios envió Su mano por el agujero del cerrojo y el alma de Salomón se estremeció. Dios no entra en el cuarto, envía Su mano para reprender a Salomón, se trata de otro tipo de profecía, no como las anteriores en que el amado entraba con su amada a su alcoba. Entonces cuando Salomón escucha la reprimenda de Dios, se estremece de pavor. Se está refiriendo a las duras palabras de Dios, cuando le dijo que no ha guardado Su pacto y que el reino de Salomón será dividido. Capítulo 5:5: “Me levanté para abrirle a mi amado. Y mis manos destilaban fragancias aromáticas y la fragancia de mis dedos se extendió por entre los cerrojos de la cerradura”. Entonces aquí volvemos a ver a Salomón en toda su grandeza, si bien ha tenido un desliz, se incorpora y se arrepiente profundamente y trata de buscar a Su amado nuevamente y nos dice que se levantó, es decir dejó de estar en aquel estado somnoliento y se incorpora nuevamente en búsqueda de su amado y quiere salir del encierro material al que sumergió su alma; es por eso que se dispone a abrir la puerta que se interpone entre el alma y Dios. Y nos dice que las manos de Salomón goteaban fragancias aromáticas que humedecieron el cerrojo. Se refiere a que las acciones que desprendían aroma. Al contrario de las veces anteriores en las que la revelación Divina influenciaba

los actos de Salomón, ahora, para poder alcanzar el nivel anterior, comienza con las acciones para que así inspire su ser y eso es lo que finalmente va a abrir el cerrojo y abrir una grieta en el muro que lo separaba de su amado. Capítulo 5:6: “Le abrí a mi amado, pero mi amado se dio la vuelta, se fue. Mi alma desfalleció por sus dichos, lo busqué pero no le encontré, lo llamé, mas no me respondió”. Cuando por fin el alma de Salomón se incorporó y ya estaba lista, fue demasiado tarde, Dios ya se había apartado. El alma de Salomón quedó acongojada por las duras palabras que Dios le profirió. Cuando dice que “lo busqué” hace referencia a prepararse para la profecía pero no logró alcanzarla. Cuando dice “lo llamé” se refiere a la plegaria y Dios no le respondió. Vemos que Salomón realmente quedó muy golpeado, se arrepintió con todo su ser y trató de volver y revertir la situación por todos los medios, pero ya era tarde, ya sea por el nivel al que había alcanzado y por lo tanto hace que las cosas sean más graves, Me refiere a que en un individuo que había alcanzado el nivel tan alto como llegó él, haber caído así, es más grave; o porque tal vez ya estaba tan sumergido en lo material que había dejado huella para siempre, o ambas cosas. Capítulo 5:7: “Me encontraron los guardianes, los que patrullan la ciudad, y me golpearon y me hirieron, y me quitaron el velo de encima de mí los guardianes de las murallas”. El alma de Salomón sale en búsqueda de Dios, como las veces anteriores, pero esta vez es atrapada por los guardianes que la golpean, lo que le sucede es que el alma no puede liberarse de los impulsos de su cuerpo que la golpean, no la dejan elevarse y la vuelven a sumergir en temas corporales y siente que ya no tiene la capacidad de alcanzar la profecía. El velo o la red, lo que usualmente cubre la cabeza de la novia. Aquí al quitárselo los guardianes al alma de Salomón, que otrora fuera considerada la novia, es como que ya no está más en ese nivel con Dios. Como que Dios la ha despreciado. Así es como se siente Salomón. Capítulo 5:8: “Os conjuro a vosotras, hijas de Jerusalem, si halláis a mi amado, ¿qué le dirán? Pues que estoy enferma de amor”. Esta vez cuando compromete a las Benot Yerushalaim, a diferencia de las veces anteriores, sino que ahora les dice que si encuentran a su amado, le cuenten

que ella está enferma de amor. Cuando Salomón, siente que Dios ya no escucha a su alma como antaño, entonces apela al día de la muerte, cuando las demás fuerzas corporales (las Benot Yerushalaim) lleguen al final y perciban que está por morir, entonces que ellas le hablen a Dios acerca del alma que allí estaba aprisionada, de lo mucho que deseaba poder estar con Dios. Capítulo 5:9: “¿En qué es tu amado más que otro amado, oh tú, la más hermosa entre las mujeres? ¿En qué es tu amado más que otro amado para que así nos conjures?” Las demás fuerzas del cuerpo le preguntan al alma de Salomón, ¿por qué ese amor a Dios que ella tanto ansía es más especial que las demás pasiones, pues el cuerpo no puede comprender un deleite espiritual? Maimónides en la introducción al Pérek Jélek? capítulo 4 dice: Debes saber, que así como el ciego no puede captar los colores, ni el sordo percibir los distintos sonidos, así los cuerpos físicos no pueden apreciar los placeres espirituales. Tal como a los peces les es imposible concebir la esencia del fuego, ya que viven en un hábitat que es el opuesto a aquel, asimismo es inverosímil captar en este mundo material, los deleites del mundo espiritual. En realidad, es inconcebible que el hombre goce con un placer que no sea corporal o fuera de lo que los sentidos advierten: comida, bebida y sexualidad. Cualquier otro tipo de placer fuera de este campo, es para nosotros imposible de captar y concebir de buenas a primeras, sino después de analizar el tema en profundidad. Es lógico que así sea, ya que nosotros estamos sumergidos en un mundo material por lo tanto sólo percibimos los placeres bajos y momentáneos, empero los deleites espirituales son eternos, persisten para siempre y no tienen fin; además, no tienen ningún tipo de relación ni semejanza con los placeres físicos. Capítulo 5:10: “Mi amado es blanco y rojizo, elevado entre los diez mil”. El alma describe a Dios como un joven claro. Blancura, se refiere a la bondad de Dios y por el otro lado, cuando dice rojizo, representa el atributo de estricta justicia de Dios. Es decir describe a Dios como Misericordioso y Bondadoso, Estricto y Justo. Elevado entre los diez mil, se refiere a que Él está por encima de todos los ángeles y fuerzas del Universo. Capítulo 5:11: “Su cabeza es como el oro más fino. Sus cabellos son rizados y negros como el cuervo”. Dice que toda Su cabeza es de oro, por lo tanto, de más está querer coronarlo

con coronas de oro. La analogía es que por más que quiera alabarlo, debemos saber que Él está por encima de toda alabanza. Como dice el rey David en sus Salmos: “Para Ti Dios, el silencio es alabanza”. Describe el pelo de su amado como rizado y negro, tal como citamos antes, cuando Dios describe al alma de Salomón, dijimos que los pelos que salen del interior de la piel de la cabeza, representan los pensamientos, en este caso se refiere a los pensamientos de Dios, los cuales son profundos, tienen muchas facetas como los rizos y el negro azabache hace alusión a lo oscuro, es decir, impenetrables para la mente humana, no nos son claros. El negro es el color que absorbe toda la luz y no la refleja hacia fuera, así son imposibles de captar Sus pensamientos, tal como dice en salmo de Shabat: “Infinitamente profundos Tus pensamientos”. Capítulo 5:12: “Sus ojos son como palomas junto a los arroyos, bañadas con leche y descansando en la orilla”. Nos dice que los ojos de su amado son como los de las palomas reflejados en el agua. Salomón está haciendo referencia a la providencia Divina, o sea que Dios sabe y observa los actos del ser humano y como ya mencionamos, las palomas son aves que son muy fieles. Así Dios es fiel para retribuir a cada uno acorde a sus actos; y tal como las aguas reflejan lo que están frente a ellas, de igual manera Dios se comporta con los seres humanos, con los bondadosos, Él es bondadoso, con los que se acercan a Él, entonces Él se acerca y permanece junto a ellos, mientras que con los que actúan malvadamente y se alejan de Él, entonces Él se aleja de ellos. La blancura como la leche, hace alusión a la pureza del juicio de Dios, no tiene miramientos ni puede ser sobornado, nunca ocurre que a algunos les deja pasar alguna cosa y a otros no, sino que es intachable, justo y correcto con todos. Ojos centrados y bien ubicados, ni demasiado a la derecha ni a la izquierda. Versículo 5:13 “Sus mejillas son como jardín de balsameras, como canteros de dulces hierbas. Sus labios son como azucenas y destilan mirra”. Las mejillas, tal como dijimos en 4:3 que parecen vacías se llenan de aliento y sacan palabras de sabiduría, como canteros cuidados donde se hacen crecer las más aromáticas fragancias. Que llenan y perfuman todo a su alrededor y que se huelen desde lejos, es decir, las palabras de la Torá y de los Profetas no son cosas momentáneas, sino que perduran y son valederas para todas las generaciones.

Los labios hacen alusión a las palabras de Dios por medio de la profecía. Los labios de su amado son azucenas que destilan perfume. Las palabras de Dios, son suaves como el pétalo de una flor y que llenan el alma tal como el perfume llena el espíritu del hombre y lo hace sentir más complacido. Capítulo 5:14: “Sus manos son como varas de oro ornadas con crisólito. Su abdomen es como marfil pulido, esmaltado de zafiros”. Las manos representan los actos, y los actos de Dios son toda la creación, que es perfecta y valiosa como el oro puro y como las piedras preciosas que son lisas, limpias y sin impurezas. Se refiere a la perfección de la creación de Dios es absoluta. Su abdomen es de marfil esmaltado de zafiros. Los jóvenes fuertes y musculosos suelen tener el abdomen plano y rígido. Así compara a su amado, tal como el pueblo de Israel a orillas del mar Rojo, describe a Dios como un fuerte guerrero. Es decir, poderoso e invencible. Y el zafiro, tal como las piedras preciosas, limpias y sin impurezas, es decir, no se trata de una fuerza bruta, desmedida e injusta, sino de una fuerza que ejerce justicia traslúcida y limpia. Capítulo 5:15: “Sus piernas son como pilares de mármol, que descansan sobre bases de oro fino. Su aspecto es como el del Líbano, hermoso como los cedros”. Sus piernas son como pilares de mármol, las piernas son las que sostienen al individuo, y en el caso de Dios, Su existencia es firme, la más firme de todas, tal como dice Maimónides en Hiljot Isode Hatorá 1:1: 1.- Fundamento de todo fundamento y base de toda sabiduría, consiste en saber que hay una Existencia primera y ella es la que hace existenciar todo lo existente, y todo lo existente, desde lo celestial a lo terrenal y lo que hay entre ellos, no existe sino por la verdad de aquella Existencia. 2.- Si pudiéramos imaginar que Él no existiera, no habría nada que pudiera existir. 3.- Y si pudiéramos suponer que ninguna existencia existiera salvo Él, solamente Él existiría y nada se anularía en Él con la anulación de las otras existencias; porque todo lo existente precisa de Él y Él (bendito es) no precisa de ellos [en general] ni de alguno de ellos [en particular]. Por lo tanto, no se puede equiparar Su verdad con la de alguno de ellos. Descansan sobre bases de oro, se refiere a los pies. Normalmente los pies, por ser los que tienen contacto con la tierra suelen estar sucios o con tierra, pero Dios, a pesar que el ocuparse de cuestiones terrenales, no es de las cosas más elevadas, no obstante eso, Él permanece puro como el oro fino, sin opacarlo ni bajar un ápice Su nivel superior. Su porte es como las montañas del Líbano, que son las más altas de la zona, y

alude a que Dios es grandioso, encumbrado y altísimo, más que los dioses de los demás pueblos o demás fuerzas. Es el más selecto entre los amados, como el cedro que es el árbol más distinguido entre los árboles. Capítulo 5:16: “Su boca es dulcísima, todo él es la dulzura misma. Así es mi amado. Así es mi amigo, oh hijas de Jerusalem”. Su boca es dulcísima, se refiere a la Torá de Dios que son los dichos de Su boca, tal como dicen los sabios: “Sus senderos son agradables y todos sus caminos armonía”. Todo Él es dulzura, tanto la Torá escrita como la oral, son todas las leyes buenas, con amor y que conducen a la armonía, no se trata de leyes pesadas, crueles o guerreras como ocurre con las religiones idólatras, sino que es un Dios bueno, justo, que se dirige al hombre con dulzura, no con rigor, tal como un padre con su hijo. Este es el amado, sublime, elevado por encima de todo, perfecto, completo, cuyos pensamientos son impenetrables, la existencia primera que no depende de nada y que todo depende de Él, fuerte y poderoso, que nadie puede contra Él y a pesar de Su grandeza y sublimidad, Él se relaciona con este mundo, sabe y observa lo que pasa con cada uno de nosotros, se preocupa por el ser humano, tratándolo con dulzura y leyes armoniosas. Esta es Su descripción y de esta manera se diferencia de los demás ídolos paganos. Esta es la respuesta que le da a las Benot Yerushalaim que pidieron saber cómo era su amado.