Salasar Boundy Existe Una Filosofia en America Resumen

En el siguiente trabajo se hablará a cerca del pensamiento filosófico latinoamericano, basado en el libro “¿Existe una f

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En el siguiente trabajo se hablará a cerca del pensamiento filosófico latinoamericano, basado en el libro “¿Existe una filosofía de nuestra América?” de Augusto Salazar Bondy. En el primer capítulo se delimitará el espacio temporal en el que se basará el trabajo y se hará un análisis a cerca de cómo es que fueron penetrando los pensamientos de los diversos países a la América recién conquistada. En el segundo capitulo contiene reseñas de lo que cada importante pensador latinoamericano ha concluido a cerca de la filosofía latinoamericana. En el tercer capítulo se llega a conclusiones a cerca del planteamiento inicial Ideas centrales •

Ideas que influyeron en el pensamiento latinoamericano.

• Posturas de pensadores latinoamericanos (Juan Bautista Alberdi, José Vasconcelos, José Carlos Mariátegui, Alejandro Korn, Francisco Romero, Risieri Frondizi, Antonio Gómez Robledo, Alberto Wagner de Reyna, Francisco Miró Quezada, Jorge Millas, Luis Villoro, José Gaos, Leopoldo Zea)

Capítulo 1. El proceso Bondy comienza delimitando el espacio temporal sobre el cual se partirá, contando la historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Entonces considera dicha evolución desde el descubrimiento de América y la Conquista española. Bondy acepta que es arbitraria tal decisión de partir desde la entrada de los europeos omitiendo todo el rico pasado cultural de los pueblos prehispánicos, pero argumenta que sólo se tienen datos históricos a partir de la conquista y por lo tanto puede ser más preciso y además sólo desde esas fechas es posible hacer una filosofía libre de mitos y leyendas populares. El proceso del pensamiento filosófico hispanoamericano comienza con la introducción de las corrientes predominantes en la España en la época de la conquista.

Los latinoamericanos aprenden como primera filosofía la teórico-universal, en este caso la escolástica.

En los siglos XVI y XVII los conquistadores dudaron de la procedencia teológica de los indios y los españoles se sentían con el derecho de dominarlos. Surgen colegios, revistas y órganos de divulgación filosófica. En 1870 comienza un periodo romántico en el cual predomina la filosofía llamada „Ideología de Publicistas y Políticos‟ de donde surgen los eternos contrincantes: El liberal y el conservador.

Augusto Comte es el principal representante del positivismo y en las colonias de optó por tal sistema por aproximadamente cuatro siglos. En cambio „los fundadores‟ rechazaban el positivismo y también comparten el tipo de orientación que quieren imprimir al pensamiento filosófico y los mentores occidentales que eligen para esta empresa. Para Bergson el pensamiento intuitivo no es estrictamente lógico, su concepto de devenir es concreto y cualitativo, a él lo acogen tanto los sectores liberales como conservadores, incluso los marxistas que recien habían aparecido en Hispanoamérica. El marxismo a pesar de ser filosóficamente fuerte no fue adoptado en sectores intelectuales como en universidades o entre escritores. La que sí fue aceptada y divulgada en universidades, espacialmente en universidades católicas es la filosofía neotomista. Otra filosofía así mismo difundida es la Fenomenología de Scheler, Geiger, Pfaender, Hartmann y Heidegger. Todas las anteriores difundidas desde 1930hasta las épocas de la Segunda Guerra Mundial. A principios del siglo XX comenzó a penetrar fuertemente la filosofía alemana, pero debido a la segunda guerra mundial los latinos optaron por la filosofía francesa, sobre todo por el existencialismo representado por Sartre. Algo interesante es que Sartre introdujo su filosofía en Latinoamérica como algo literario, lo que le permitió entrar a sectores más amplios y no sólo a los académicos. Otros temas demandantes en Latinoamérica son la lógica, la epistemología y el análisis de lenguaje, los cuales por la naturaleza de su interés teórico, son propensos a un enfoque más riguroso y frío, más técnico si se requiere, de los contenidos del conocimiento y reciben el influjo de círculos de pensadores diferentes a los antes mencionados. Actualmente la filosofía en Latinoamérica ha alcanzado un nivel suficiente de aceptación, de hecho es una actividad estable que cuenta con medios suficientes para asegurar su supervivencia y progreso y aumentar su penetración en la vida de la comunidad. En cuanto a la calidad y el alcance de los productos intelectuales de la filosofía a loa largo de más de cuatrocientos años de evolución en Latinoamérica podemos decir que a lo largo de toda Latinoamérica sobresale el hecho de la unión entre países lo que, en efecto, no niega la existencia de singularidades entre estos. También la filosofía en Latinoamérica ha adoptado ciertas vertientes particulares determinadas a ciertas áreas culturales. Los que se dedican a filosofar no sólo están familiarizados con conocimientos filosóficos, sino que tienen conocimientos o al menos nociones de otras disciplinas. La filosofía pasó poco a poco a ser un oficio meramente aprendido que implica métodos y técnicas particulares. La evolución en Latinoamérica no ofrece una línea progreso continua. España influyó, naturalmente, en la intelectualidad latinoamericana y los filósofos más sobresalientes fueron: Donoso Cortés y Jaime Balmes, entre otros. La influencia inglesa

se hace perceptible especialmente desde la época de la ilustración y se acoge el empirismo y el utilitarismo. En cuanto a la influencia francesa, Descartes hace aparición, lo curioso aquí es que llega a Latinoamérica un siglo después de que tuvo apogeo en Europa. Las siguientes influencias son la alemana y la austriaca donde destacan, Liebniz, Herder, Krause, Shopenhauer, Nietzsche, Marx y Engels. También en la filosofía latinoamericana hay rasgos negativos, el primero es el rasgo imitativo de la reflexión, porque los latinoamericanos utilizan formas y métodos rehechos por europeos. Otro rasgo negativo es la receptividad universal, lo que permite la introducción de cualquier tipo de ideas procedentes de cualquier lugar del mundo. La superficialidad y la pobreza son otros rasgos latinos negativos, ya que es análogo al conformismo. La ausencia de una tendencia metodológica característica y de una proclividad teórica, ideológica identificable, o sea tener una propia identidad, algo que los identifique como únicos, lo que conlleva a la ausencia correlativa de aportes originales. Entonces en Latinoamérica hay un fuerte sentimiento de frustración intelectual y es por eso que varios filósofos latinos llevan tiempo tratando la cuestión de que si hay o no hay filosofía latinoamericana. También en Latinoamérica hay una gran distancia entre las personas que practican la filosofía y la comunidad lo que limita la propagación de ideas y pensamientos que pueden ser buenos.

Capítulo 2. El debate Juan Bautista Alberdi, es uno de los primeros filósofos latinoamericanos que se ocupan de la pregunta de si hay o no filosofía latinoamericana, cómo debe ser ella y la misión que debe cumplir, según él “Cada país, cada época, cada filósofo ha tenido su filosofía particular, que ha cundido más o menos, que ha durado más o menos, porque cada país, cada época y cada escuela han dado soluciones distintas de los problemas del espíritu humano” Entonces así como hay filosofía de otros países es necesario que haya filosofía latinoamericana, según él no hay propiamente filosofía en Latinoamérica, sino que hay pensamientos con estilo propio. También dice que la filosofía se desarrolla en cada país de acuerdo a sus respectivas necesidades. Alberdi cree que „América Latina practica lo que piensa Europa‟ En suma, para él no hay filosofía latinoamericana pero puede y debe existir.

José Vasconcelos piensa que América puede sobrepujar al Viejo Continente en el terreno del pensamiento porque cree que estamos en una situación ventajosa frente a los demás países europeos porque no estamos llenos de cierto nacionalismo ni prejuicios racistas como los europeos. Vasconcelos sostiene que el continente alcanzará una unidad cultural basada en el componente racial de la región. Él luchaba por la identidad cultural latinoamericana y creía importante conservar la espiritualidad; estaba en contra de la idea sajona de „mecanizar el mundo‟ y creía necesario crear una „raza cósmica‟ que sea como un agente creador de

más alto nivel que la humanidad puede alcanzar: el nivel espiritual estético donde la tecnología ocupa sólo un lugar subordinado. Él escribió: “Los iberoamericanos nos encontramos como en el entrecruzamiento de todos los caminos. Recién llegados de la historia, pero también los herederos de todas sus experiencias y de toda su sabiduría, somos como grano reconcentrado en e l cual todas las especies de plantas hubiesen puesto su esencia. De semejante concentración de gérmenes saldrá todo un nuevo reino de la vida. La facultad de elegir…nunca había tenido más amplio campo y materiales más ricos donde ejercerse.”

José Carlos Mariátegui es seguidor del movimiento marxista y su posición sobre la existencia de filosofía en Latinoamérica es más bien escéptica. Él creía que Europa estaba en decadencia y que aún así los latinos seguíamos importando ideas y modas. Desde el mirador socialista y a las últimas experiencias históricas, Mariátegui piensa en Europa como “el continente de las máximas palingenesias”, del cual hay que esperar nuevas aportaciones del más alto valor en el terreno del pensamiento. En conclusión Mariátegui dice que la filosofía que hay en América es una secuela del pensamiento europeo. Alejandro Korn fue un pensador argentino que escribió: “…durante medio siglo desde Caseros hasta el novecientos, hemos tenido una filosofía propia, conjunto de ideas fundamentales sancionadas por el consenso común.” Korn habla especialmente a cerca de Argentina, y con las líneas anteriores lo que quiso decir era que, en efecto hubo una filosofía Argentina que tuviera rasgos característicos que los diferencien de Europa. Y recalca que en el momento en que se pierda el sentimiento nacionalista, se perderá su originalidad y autenticidad filosófica. Francisco Romero resalta que la filosofía hispanoamericana, es más bien una actividad académica. Él dice algo sumamente importante: “Ante todo, el ejercicio de la filosofía como función ordinaria de cultura, al lado de las otras ocupaciones de la inteligencia. No hay como la meditación o creación de unos pocos entendimientos consientes de la indiferencia circundante; tampoco, por lo mismo, como actividad exclusiva de unos cuantos hombres dotados de una vocación capaz de mantenerse firme a pesar de todo. Como cualquier oficio teórico, la filosofía permite y aún requiere el aporte de mentes no extraordinarias: basta el indispensable sentido para estos problemas, la seriedad, la información, la disciplina. La lectura corriente de escritos filosóficos por interesados cada día más numerosos, el mutuo conocimiento e intercambio entre quienes activamente se ocupan dela filosofía, va originando lo que podríamos llamar el „clima filosófico‟, una especie de opinión pública especializada que obra y obrará cada vez más y, según los casos como estímulo y como represión, como impulso y como freno…Crecerá así la comprensión para el esfuerzo serio, la estima para el aporte válido; disminuirá el aprecio hacia la improvisación brillante, hacia cualquier conato de suscitar la sorpresa o el deslumbramiento. La labor filosófica actual se considerará incierta en la línea del desarrollo multisecular del pensamiento; no como un salto, sino como un progreso, cuando en verdad lo sea.”

Risieri Frondizi dice que no por no ser pesimistas, van a dejar de preocuparse por el pensamiento actual. Lo que Frondizi echa de menos es la originalidad, no la americanidad. Él dice que para que surja una filosofía iberoamericana hay que „hacer‟ filosofía sin más; el carácter iberoamericano vendrá por añadidura.” Antonio Gómez Robledo es un mexicano que defiende la universalidad de la filosofía. Robledo se enfoca en la filosofía de Brasil, y respecto a esta dice qu no ha alcanzado ni de lejos la originalidad de las corrientes filosóficas occidenteles, dice qu la filosofía latina es meramente imitativo y cree que la explicación de por qué no se da la filosofía en Latinoamérica es debido a los defectos de la formación de nuestras clases cultas. Para él, el mejor remedio está en enseñar filosofía partiendo de la gran tradición del pensamiento cristiano medieval y cultivando a través de ella el griego y el latín. Alberto Wagner de Reyna tiene una perspectiva crítica a cerca de la filosofía latinoamericana. Él dice que no solo hemos de pensar en filosofía importada, sino que podemos y debemos continuar una tradición e historia filosófica. Dice que es nuestro deber responsabilizarnos de una filosofía propia. Francisco Miró Quezada enfatiza y reconoce los vínculos que unen a la filosofía europea con la latinoamericana. La filosofía latinoamericana, en lo que existe y en lo que exista de ella de ella, está unida a la europea por lazos de consanguinidad. Hay entre ambas consanguinidad en primer grado. Peo no se saben las diferencias entre uno y otro. Jorge Millas habla de la filosofía latinoamericana en tres sentidos: 1. Como la filosofía que enseñan, practican, escriben, ciertos hombres en nuestro continente. 2. Como una filosofía con una modalidad, un estilo, no en el contenido, sino en la actitud, característico de los que filosofan en la América hispano india 3.

Como un pensamiento fundamentalmente renovador del proceso filosófico.

Luis Villoro se enfocó en la filosofía analítica y decía que: “Sólo habrá una escuela de filosofía propia cuando alcancemos un nivel científico en filosofía semejante al de los países más avanzados. El punto de arranque de una tradición filosófica no está en la especificidad o peculiaridad de un pensamiento, sino la fuerza y hondura de su reflexión crítica” José Gaos fue un gran propulsor de los estudios de historia de las ideas en Hispanoamérica. Hay tres enfoques superlativos: 1. El primero corresponde a la afirmación de que no hay filosofía hispanoamericana como la hay de otras nacionalidades o países –sobre todo occidentales. 2. El segundo, a la afirmación de que existe en Hispanoamérica un tipo de pensamiento filosófico distinto al de los países occidentales.

3. El tercero, a la afirmación de que hay una filosofía mexicana –por extensión hispanoamericana– como aporte genuino y original al pensamiento mundial. Leopoldo Zea parte del historicismo de Oriente acogido en México por Salmerón. Su motivación es la crisis de la sociedad y la cultura europea en la época de los cuarentas. Él dice que el problema en Latinoamérica es que nosotros mismos no nos sentimos dignos de una filosofía, que creemos que algo así nos queda grande y que por eso nos sentimos como imitadores. El problema es que consideramos los propio, lo americano como algo inferior. Bondy elige varias palabras para formular conclusiones, estas son: originalidad, genuinidad o autenticidad y peculiaridad. Que vistos de alguna manera están interconectados. Lo importante y buscado no es la filosofía en Hispanoamérica sino la filosofía de Hispanoamérica. La filosofía no debe buscarse como americana para ser un producto genuino y creador; hay que hacer filosofía sin más. En síntesis, concedida la peculiaridad del filosofar hispanoamericano, no se ha establecido que sea genuino y que haya dado frutos originales. Capítulo 3. Una interpretación Una filosofía es varias cosas: es análisis, es iluminación, es unificación de la experiencia del mundo y de la vida, también es la manifestación de la conciencia racional de un hombre y de la comunidad en que este vive. Según Ortega, el filósofo es el novelista de sí, entonces ¿cómo es que la filosofía resulte inauténtica? Esto es que alguien se describa a sí mismo pero con la imagen suya de otro. Los hispanoamericanos hemos estado en el caso de este existir inauténtico porque vivimos desde un ser pretendido, tenemos la pretensión de ser algo distinto de lo que somos y lo que podríamos quizá ser, o sea que vivimos alienados respecto a la propia realidad que se ofrece como una instancia defectiva, con carencias múltiples, sin integración y por ende sin vigor espiritual. Bondy resume que la historicidad de cada nación define, indudablemente, las decisiones y los intereses que toma cada país, que su autenticidad y autonomía es mejor y más deseable, se puede hablar de la historia de la filosofía en Latinoamérica como una unidad cultural. La filosofía hispanoamericana tiene también por delante esta opción de la que, además, depende su propia constitución como pensamiento auténtico. América Latina ha tenido como influencia demasiadas ideologías extranjeras que indirectamente tienen que ver con el pensamiento filosófico actual. Bibliografía Salazar Bondy Augusto,”¿Existe un filosofía de nuestra América?”, ed. Siglo XXI, decimosexta edición, México 2004.