Rousseau y La Desigualdad

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Rousseau y la desigualdad

Liliana Virginia Siede Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Introducción La Ilustración Algunas perspectivas sobre la moral El principio de libertad como autonomía moral El principio de igualdad Rousseau y la desigualdad Sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres La educación como forma de igualdad Algunas reflexiones Bibliografía consultada

Introducción

El presente trabajo intenta explorar algunas ideas en torno a las cuales Rousseau desarrolla su pensamiento en relación a la desigualdad social en el contexto de la Ilustración. Comienza con una breve introducción respecto de las características de la Ilustración como movimiento de ideas que surge en el siglo XVII. Para desarrollar a partir de algunas reflexiones sobre la moral conceptos como naturaleza humana, razón, sociabilidad, felicidad que conforman parte de la compleja trama de significados que definen la etapa que dará lugar al humanismo. Esta concepción del hombre se traduce en el principio de libertad como autonomía y en el principio de igualdad atravesando los ejes temáticos sobre los que se asentará la base moral para la realización del hombre como ser libre en una sociedad más justa. En Rousseau y la desigualdad se rescata el análisis y el pensamiento sobre la evolución del hombre desde la igualdad en su estado de naturaleza a la desigualdad social y la formación de la sociedad, que realiza este filósofo en sus obras El Discurso Sobre las

Ciencias y las Artes y Sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. Finalmente en educación y la igualdad se aproxima a la propuesta rousseauniana, concebida con la finalidad de atenuar la situación de desigualdad a través de una vuelta a la naturaleza y una educación que desarrolle el individualismo y la independencia del hombre; transformando el orden social, desde su interioridad. Rousseau va a sugerir como formas de resolver la desigualdad social la formación de ciudadanos libres, idea desarrollada en Emilio y en El Contrato Social, proponiendo transformar la sociedad a través de un nuevo orden político concebido desde el reconocimiento de la libertad e igualdad del hombre.

La Ilustración

La Ilustración representa un movimiento de ideas que surgió en el siglo XVII pero que se desarrolló sobre todo en el XVIII, en el llamado Siglo de las Luces. Llamado así por sus intelectuales, haciendo referencia a las luces de la lógica y de la inteligencia, con la pretensión que debían iluminarlo todo. Como movimiento se propuso desarrollar la lucha de la razón contra la autoridad, representando así, una filosofía de crítica a la tradición cultural e institucional. El ideal de la Ilustración fue la naturaleza a través de la razón pero en realidad no es más que el espíritu del Renacimiento llevado hasta sus últimas consecuencias, en manifiesta oposición con lo sobrenatural y lo tradicional. En su concepción la razón es lo que permite comprender el mundo a través de la inteligencia. Solo es real aquello que puede ser entendido por ella. Lo que no es racional debe ser rechazado como falso e inútil. Es un concepto al que se le niega todo carácter innato; se forma, y se perfecciona. No necesita de la autoridad y tampoco de la tradición, su valor radica en su carácter universal, que es idéntico en todos los individuos. Tiene además, una dimensión práctica a través de la cual se puede perfeccionar las artes y las ciencias y con ello, la comodidad y el bienestar del individuo. En la razón está la salvación y también la felicidad. Estamos al comienzo de la humanidad. La filosofía política de la Ilustración está basada en el Derecho Natural, entendiendo por este, el derecho que tienen todos los hombres a la vida, la libertad y la propiedad siendo misión del Estado defender esos derechos y garantizarlos. La Naturaleza crea al hombre para que sea feliz, es una especie de máquina perfecta que todo lo hace bien. Por eso en la evolución progresiva de la humanidad, el hombre con el transcurso de los siglos se irá perfeccionando en forma continua; así llegará el momento en

que logrará construir la sociedad perfecta, una especie de paraíso en la tierra, fundado en la propiedad privada, la libertad y la igualdad. La Ilustración es la primera cultura laica de la historia de Europa que se desarrolla al margen del cristianismo, y en algunos aspectos puede considerarse hasta anticristiana. El Ilustrado llegará al amor al prójimo partiendo de la razón y no de la revelación y empleará la palabra filantropía es decir el amor al hombre por el hombre mismo, sin hablar de caridad. El pensamiento ilustrado tiene un carácter profundamente pedagógico, tendiente a la creación de un hombre crítico y libre con la posibilidad de su realización, mediante la educación. Esta es una de las instancias más importantes en la que se sostiene la Ilustración y en donde mantuvieron sus instituciones e ideas.

Algunas perspectivas sobre la moral

Quisiera plantear algunas reflexiones relacionadas con la moral de la época y alguno de sus conceptos. La respuesta de la religión revelada de la etapa anterior, respecto del fundamento de la moral diferirá notoriamente de la Ilustración. El juicio sobre el bien y el mal se situará en el hombre y surgirá de su naturaleza. Por otro lado esta sustantividad moral del siglo XVIII planteará entre los pensadores ilustrados diferencias en la interpretación de la naturaleza del hombre y sus aspectos más relevantes. La virtud, el sentimiento, la razón, la libertad, el interés, la sociabilidad conforman los matices que darán significaciones a esa naturaleza humana. En primer lugar, la teoría moral en el siglo de las Luces tiene lugar en el marco del combate contra los fundamentos que proporciona la religión revelada[1]. La religión determina nuestra creencia; las leyes, nuestras costumbres y nuestras virtudes. Kant señalará a la religión como el campo de batalla de la Ilustración, como uno de los obstáculos que hay que remover no sólo para poder pensar libremente, sino también para ser capaz de actuar libremente[2]. En segundo lugar, el pensamiento ilustrado parte de una nueva concepción del hombre. Con los nuevos descubrimientos, la nueva representación del universo que tiene lugar en el siglo XVII conlleva, una nueva representación del concepto y del lugar del hombre en el mundo. Se es hombre antes de tener una religión[3]. En tercer lugar, la característica de la naturaleza humana que tiene mayor resonancia como sustento moral será la razón en unos casos, y en otros los sentimientos, libertad, interés o

utilidad. También están los que sostienen que lo básico es el egoísmo o amor propio, o la sociabilidad. Otro concepto fuertemente unido a esta moral pretendidamente laica es la felicidad. El disfrute de la vida mundana reemplazará el mandato del logro de la vida celestial reemplazando de esta forma, la motivación de la acción del hombre. Ahora bien, liberados del dogma religioso, del pecado original, superado ese binomio del premio-castigo, los ilustrados tendrán que hallar el camino que guíe el comportamiento individual del hombre, desde la instancia egoísta en esa búsqueda de felicidad. La respuesta que darán los pensadores ilustrados a esta cuestión será entonces la de articular la felicidad y la moral, de donde surge la noción de sociabilidad. Y otro concepto que se expresará en este contexto será el de las pasiones[4]. La sociabilidad será concebida como ideal de felicidad, como práctica de virtud. La cuestión es buscar la armonía entre ambas. Ser dichoso es ser virtuoso. Será definida como benevolencia hacia los demás hombres, disposición a hacer el bien, a conciliar nuestra felicidad con la de los otros y a subordinar siempre nuestro provecho particular al provecho común y general. De este principio derivarán todas las leyes de la sociedad[5]. Si profundizamos este concepto, el punto en que se produce el pasaje del hombre natural al hombre social proyecta la contradicción de naturaleza- sociedad[6]. Rousseau será el que propondrá pensar la sociedad como condición de posibilidad de realización ideal. Él dirá, “la moral no puede ser más que una moral social”[7]. En el Discurso sobre el origen de la desigualdad, Rousseau afirma que, la sociabilidad, como principio natural tiene ciertos límites. El ser humano es bondadoso por naturaleza, pero la sociedad ejerce sobre él su acción corruptora. Los males y los vicios en el hombre, va a sostener, proceden de la permanente oposición entre naturaleza y sociedad. Ya en el Contrato Social va a concebir la sociabilidad, como la necesidad de favorecer la voluntad común que está por encima del beneficio individual, como una forma de defender y proteger a la persona y bienes de cada uno pero de modo tal que cada uno de estos, uniéndose a todos, sólo obedezca a sí mismo y lo haga tan libremente como antes. En este caso surgirá otro concepto fundamental que es el de libertad. Es importante observar que, al traducir el principio de sociabilidad en reglas de conducta en la nueva sociedad, señala la igualdad de los hombres como un principio que hay que tener en cuenta -además de la obligatoriedad recíproca implícita en la sociabilidad-. Para lo que se requerirá libertad.

Ahora bien, si no somos libres, ¿cómo podremos hablar de deberes, cómo puede ser posible la moral? El problema básico que subyace en este debate no es otro que la concepción del hombre. Si bien, la sociedad para buscar los fines sociales, debe ejercer sobre él una coacción, en donde no importa si los hombres son buenos o malos por naturaleza, la obra social consistirá en la organización e institucionalización de esta coacción. La sociabilidad es el fundamento de la moral, pero también lo es la libertad. “No es tanto el entendimiento lo que distingue específicamente los animales y el hombre cuanto su calidad de agente libre”[8]. Reafirma este concepto en El Contrato Social, cuando Rousseau habla sobre el último grado de la desigualdad, el de la esclavitud, y se refiere a la condición irrenunciable que distingue al hombre como hombre constituyéndose en el único fundamento de la moral: “Renunciar a la libertad -dice Rousseau- es renunciar a la condición de hombre, a los derechos de la humanidad (...). Tal renuncia es incompatible con la naturaleza del hombre, y eliminar la libertad de su voluntad implicaría arrebatar todo tipo de moralidad a sus acciones”[9]. La libertad, como principio fundamental de la moral. Kant, llamará a esta libertad moral, autonomía. “El principio de autonomía es el único principio de la moral”. Teniendo en cuenta la naturaleza del hombre, y lo que el hombre puede hacer de sí mismo conformando así, la base de su dignidad. Puede considerarse que el fundamento moral del Siglo XVIII es la libertad y la igualdad. Para lograrlas es necesaria la realización del hombre como ser libre en condiciones sociales y políticas que deben estar inspiradas por el principio de igualdad.

El principio de libertad como autonomía moral

Durante mucho tiempo la libertad será interpretada como posibilidad de elección entre mandatos divinos y pasiones humanas de modo que la ley provenía de algo externo al hombre y por lo tanto la libertad quedaba restringida a optar entre lo que determinaba la divinidad y los propios deseos. Para autores como Benjamín Constant (De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos[10]) la libertad nos remite al sentimiento del disfrute de algunos bienes fundamentales para el desarrollo de la personalidad humana. Entendida como ausencia de impedimento o coacción. Sin embargo Rousseau en el Contrato Social va a sostener que los hombres al aparecer sobre la tierra se hallan en lo que se llama estado de naturaleza que se caracteriza por ser un estado de absoluta libertad donde cada hombre hace lo que quiere y no tiene que dar cuenta

de ninguno de sus actos. Todavía no existe ningún gobierno, no hay autoridad, ni leyes ni tampoco ninguna organización social ni política. Pero dice también que llegará el momento en que los hombres se darán cuenta de la conveniencia de agruparse para defender mejor su vida, libertad y propiedad eligiendo en esta organización, a alguien para que gobierne. Y esto será posible mediante un acuerdo libre entre los hombres para elegir a sus gobernantes. La obediencia a la ley que uno a prescrito es libertad[11], la llama también libertad moral porque es la única que convierte al hombre en dueño de sí. El pueblo que logra obedecer la ley que se da a si mismo logra la libertad política. Si la soberanía popular es ante todo, el poder de hacer la ley y esta tiene entre los fundamentos de su legitimidad, la libertad, la constitución civil tendrá entonces, como objetivo que la libertad de cada uno sea compatible con la de los demás. Kant, por su parte, excelente lector de Rousseau, no sólo ha expresado el primer punto de vista en su concepto de autonomía moral, sino que además, al derivar la idea de derecho del concepto ético de libertad, garantizará a su vez jurídicamente la liberad política. La constitución civil, como hemos observado, tiene como primer objetivo que la libertad de cada uno sea compatible con la de los demás. Es necesario destacar, por otra parte, que el Siglo de las Luces produce, la Constitución de 1791, precedida de la Declaración de Derechos (texto fundamental que aplica las ideas de Montesquieu, Rousseau y Kant, entre otros). La libertad política concebida como idea nace e intenta plasmarse. Y este acontecimiento representa el origen del desarrollo histórico de la libertad moral y política - y del derecho a la libertad o a las libertades- en las democracias modernas.

El principio de igualdad

La igualdad puede entenderse como ciertas características de distribución hechas por un actor al menos entre otros dos o bien de normas que establecen cómo deben efectuarse estas distribuciones. Se puede decir que los seres humanos son iguales o desiguales únicamente en relación con ciertas características que deben especificarse. La única característica que comparten es su naturaleza humana, la dignidad. La igualdad y el concepto de justicia tienen un carácter común importante: ambas pueden afirmarse sólo por reglas que establecen que ciertos beneficios o cargas deben distribuirse entre las personas.

Las reglas de distribución están conformadas de tal manera que cualquier beneficio o carga específica debe distribuirse o negarse a una persona según tenga o no la característica sustantiva determinada, lo que requiere una consideración de valor. Un sistema moral o jurídico es igualitario si todos los beneficios o cargas se distribuyen en partes iguales para todos. La Revolución Francesa proclamó que a todas las personas se les debía reconocer los mismos derechos fundamentales, es decir a todos los ciudadanos en cualquier sistema político por sus respectivos gobiernos. Para algunos autores el tema de la igualdad es el tema político moral por excelencia que se hereda de la Ilustración. El problema no es la igualdad, sino la diferencia. (...) La igualdad ilustrada se movió al compás del par poder = riqueza[12]. Esto nos remite al Discurso sobre el origen de la desigualdad de Rousseau. Pues bien, en el análisis del origen y de los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, va a explorar y profundizar sobre la igualdad. El destaca esta situación como el problema fundamental de la sociedad de su tiempo. Rousseau descubrió en los distintos escenarios de pobre o rico, poderoso o débil, amo o esclavo las diferentes formas o grados de desigualdad: a la primera la llama desigualdad económica; a la segunda, desigualdad jurídico-política; y desigualdad social, a la tercera. Para eliminar las formas y los grados de desigualdad, y de la consiguiente dominación o dependencia arbitraria del hombre, es necesario que el hombre se reencuentre, haciendo que se convierta en sujeto moral, no obedeciendo otra ley que aquélla que se da a sí que convierte al hombre verdaderamente en dueño de sí mismo"[13]. El valor de la igualdad va a establecerlo desde una perspectiva moral. Tanto para Rousseau como para Kant, el valor moral de las acciones y de las relaciones humanas radica en aquello que especifica al hombre como tal, esto es, en el hecho de que el hombre es un ser capaz de darse a sí mismo su propia ley, en definitiva en el hecho de ser autónomo. La salida que va a proponer Rousseau en El Contrato Social, es la lógica consecuencia del principio de igualdad entendido en sentido normativo: los hombres deben ser moralmente iguales. Y, desde esta perspectiva, se observa la coherente descripción de las formas y grados de la desigualdad, así como la necesidad de transformar las condiciones que generan desigualdad en otras que hagan posible una sociedad más justa, más igual. Rousseau va a considerar que el punto más álgido de la sociedad desigual es la esclavitud. "Es éste el último punto de la desigualdad y el punto extremo que encierra el círculo; es

aquí donde todos los particulares vuelven a ser iguales, puesto que no son nada, y, al no tener los sometidos otra ley que la voluntad del dueño ni éste otra regla que sus pasiones, las nociones del bien y los principios de la justicia se desvanecen de nuevo; es aquí donde todo se reduce a la ley del más fuerte"[14] . Deben crearse las condiciones para la realización autónoma del hombre y del ciudadano, y el punto más oscuro de la sociedad desigual se transformará en punto de partida. Cada persona, lejos de ser un objeto o mercancía con precio intercambiable, es un fin en sí; en lugar de verse atado a leyes que el hombre no se ha dado a sí mismo, en adelante ya puede pensar en verse sólo "sujeto a su propia legislación, que a la vez es universal", y "obligado a obrar sólo en conformidad con su propia voluntad legisladora"[15] "La autonomía es, pues, el fundamento de la dignidad de la naturaleza humana". La necesidad de establecer que todos los hombres deben ser reconocidos tanto individual como colectivamente como fines en sí mismos, postula la base teórica y la exigencia ética para que sean tratados como tales, es decir como iguales desde el punto de vista moral. Dicho reconocimiento tiene como fin crear las condiciones para hacer posible una sociedad más justa, más igual. La Revolución francesa fue revolución de la igualdad y de la libertad. En primer lugar, la supresión del marco jurídico del ancien régime que amparaba la más profunda desigualdad, la abolición de los derechos feudales de 1789. En segundo lugar, la aprobación, también en 1789, de la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, que expresa las bases nuevas de la Constitución que regulará la nueva sociedad[16], donde se declara que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en sus derechos como así también se reconoce no sólo la igualdad ante la ley, sino también el derecho de todos los ciudadanos a participar, personalmente o a través de sus representantes, en su elaboración. Y en tercer lugar, la abolición de la esclavitud en las colonias por decreto de la Convención en 1794.

Rousseau y la desigualdad

En el contexto de la Ilustración Rousseau, publicará su primera obra, en 1749, “El discurso sobre las ciencias y las artes” en el concurso de la Academia de Dijon. Su contenido se refiere a la contribución negativa de las ciencias y las artes al mejoramiento de las costumbres del hombre. Sostiene que las ciencias y las artes originan los vicios y son el origen de la desigualdad entre los hombres. En ella manifiesta una opinión muy diferente a una de las tesis fundamentales que defendían los ilustrados quienes pensaban, que el hombre mejoraba por los adelantos

científicos y técnicos, no sólo materialmente, sino también moralmente; es decir, que creían que a medida que el hombre progresaba, iba siendo cada vez más bueno. Revisa la forma en que se restablecen las ciencias y las artes en la sociedad que emergen como recuperadas desde la época del Renacimiento. Aquí está la idea de progreso, hacia un futuro optimista. Progreso emparentado con la moral y las costumbres en donde se desplaza el eje de la virtud por el talento. Pero Rousseau, en este nuevo horizonte va a sostener su visión, respecto del abuso que realizan las instituciones a través de las Ciencias y las Artes, impidiendo de esta manera el desarrollo natural de la bondad del hombre. Dice ”……Menos despóticas y más poderosas quizá; extienden guirnaldas de flores sobre cadenas de hierro, ahogan el sentimiento de esa libertad original para la que parecían haber nacido y dice, les hacen amar a los hombres la esclavitud y así forman lo que se denomina pueblos civilizados, la necesidad alzó los tronos; y las ciencias y las artes los han afirmado”[17]. “En cuanto a nosotros, hombres vulgares a quienes el cielo no ha deparado tan grandes talentos y que no destina gloria tanta, permanezcamos en nuestra oscuridad”……”¿A qué buscar nuestra felicidad en la opinión ajena si podemos encontrarla en nosotros mismos? “…… “Oh virtud! Ciencia sublime de las almas sencillas, ¿Tanto esfuerzo y aparato son precisos para conocerte? ¿No están tus principio grabados en todos los corazones, y no basta para aprender tus leyes con recogerse en uno mismo y escuchar la voz de la propia conciencia en el silencio de las pasiones?”[18].

Sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres

Rousseau comienza este Discurso planteando la existencia de dos desigualdades básicas, una natural que consiste en la diferencia de las edades, salud, fuerzas y las que corresponden al espíritu o el alma que se pueden llamar desigualdades morales o políticas que se establecen con el consentimiento de los hombres[19].Por otro lado reflexiona si habría una vinculación entre esas dos desigualdades porque sería como plantearse, si quienes mandan valen más que los que obedecen. O si las fuerzas del cuerpo o el espíritu o la sabiduría o virtud se hallan siempre proporcionadas en los mismos individuos. Él comprendía que la desigualdad social se encuentra en la evolución misma de la civilización. Esto lo lleva a cuestionarse respecto de la existencia del estado de la naturaleza en el hombre. Sostiene que se ha transferido al estado de naturaleza, ideas que se tomaron de la sociedad. Se habla del hombre salvaje pero en realidad se está hablando del hombre civil. Desde el punto de vista de la religión, plantea que la desigualdad fue creada por Dios al sacarlo de su estado natural y así el hombre volviéndose sociable se convirtió en esclavo.

Rousseau ve en el sentir, una actividad espiritual la forma primaria fundamental anterior a la razón dándole preeminencia sobre esta. Aún la conciencia y el genio se tornan instintos superiores en un todo opuestos a la razón[20]. Aproxima el sentido al instinto y de ello deduce que el desarrollo de las formas del intelecto –la fantasía y el pensamiento- han destruido en el hombre la armonía originaria, que permitía el correcto equilibrio entre las necesidades y aptitudes. La piedad como virtud primera, sostiene, dará lugar a la humanidad. Es un sentimiento natural que moderando en cada individuo la actividad del amor a si mismo concurre a la conservación de toda la especie y es ella la que en estado de naturaleza hace de leyes, de costumbres y de virtud[21]. Es ella la que sustenta la justicia razonada. “la sociedad civil se fundó como consagración de la desigualdad. El primer individuo al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir "Esto es mío" y encontró a gente lo bastante simples como para hacerle caso, fue el verdadero fundador de la Sociedad Civil[22]. Los lazos de servidumbre no se forman más que de la dependencia mutua de los hombres y las necesidades recíprocas que los unen, sin poner al individuo en situación de no poder prescindir de otro es imposible esclavizarlo. El primer sentimiento del hombre fue el de su existencia; su primer cuidado el de su conservación. Su primera mirada sobre si mismo fue el origen del orgullo. Aprendió de la experiencia que el móvil de la acción humana es el amor al bienestar. Así que en ciertas ocasiones comenzó a valorar la ayuda de sus semejantes, en el interés común y también cuando desconfiar de ellos. En el primer caso lo hacía libremente y en el segundo buscaba sacar provecho si se sentía más débil. Así fue adquiriendo la idea del compromiso mutuo y de las ventajas de cumplirlo. Luego cuando más se ilustraba el espíritu, más se perfeccionó la industria y así aparecieron las herramientas, que con la diferenciación del rol de la familia y la propiedad se constituyeron en instancias significativas del cambio en la sociedad. Esta evolución exigirá a los hombres cualidades diferentes introduciendo la moralidad en las acciones humanas. Desde el instante en que un hombre tuvo necesidad de socorro de otro, desde que se dio cuenta de que era útil para uno solo tener provisiones para dos, la igualdad desapareció, se introdujo la propiedad y el trabajo se hizo necesario. Tal fue el origen de la sociedad y de las leyes que dieron obstáculos al débil y nuevas fuerzas al rico. Fijaron para siempre la ley de propiedad y de la desigualdad y sometieron desde entonces a todo el género humano al trabajo, servidumbre y miseria. Esto fue reproduciéndose y transformándose en derecho civil, regla común de los ciudadanos, derecho de gentes atemperada por algunas convenciones tácitas que permitieron el comercio y esto condujo a los cuerpos políticos a la guerra. Es evidente que el estado político al nacer nunca pudo reparar los vicios de constitución. Es por ello que por su naturaleza ilegítima no puede servir de fundamento a los derechos de la sociedad.

Si seguimos la evolución de la desigualdad encontramos que el establecimiento de la ley y del derecho de propiedad fue su primera instancia, la institución de la magistratura la segunda, la tercera fue el cambio del poder legítimo en poder arbitrario. El rico y el pobre en el primer escenario. El poderoso y débil en el segundo y en el tercero el amo y esclavo., último grado de desigualdad. También hace referencia a otro tipo de desigualdades como la nobleza, o el rango, el poder o el mérito personal, como cualidades personales. Me basta – afirma Rousseau - con haber probado que es el espíritu de la sociedad y la desigualdad las que engendran los cambios, y alteran nuestras inclinaciones naturales. La desigualdad que es casi nula en el estado de naturaleza saca su fuerza y su desarrollo de nuestras facultades y los progresos del espíritu humano y se hace finalmente estable y legítima mediante el establecimiento de la propiedad y de las leyes. Rousseau va a sugerir frente a esta realidad, como formas de resolver la desigualdad social la formación de ciudadanos libres, idea desarrollada en Emilio y en El Contrato Social, propondrá transformar la sociedad a través de un nuevo orden político concebido desde el reconocimiento de la libertad e igualdad del hombre. Los hombres deben establecer un nuevo contrato social que los acerque a su estado natural. Este nuevo pacto, debe ser de la comunidad con el individuo, y del individuo con la comunidad, desde el que se forme una “voluntad general”, diferente a la suma de voluntades individuales, y que se constituya en fundamento del poder político. La libertad individual, debe constituirse a través de la voluntad general, en libertad civil y en igualdad.

La educación como forma de igualdad

“Todo está bien al salir de las manos del autor de la naturaleza, pero todo degenera al contacto con el hombre”[23]. Sin embargo, afirma también que el hombre viene al mundo sin posibilidades para enfrentarse al medio, para el cual necesitará prepararse existiendo en la sociedad, una pugna entre el hombre natural y el civil. Rousseau sostiene que la fuerza necesaria del hombre se encuentra en su inteligencia y en la educación. La educación de la naturaleza es el desarrollo interno de nuestras facultades y nuestros órganos, debiendo aprender por nuestra propia experiencia sobre los objetos que nos rodean. El dice que “El hombre de la naturaleza, lo es todo para sí”, el verdadero estudio, es el de la condición humana. En el estado natural, todos los hombres son iguales, “sólo son hombres”.

Rousseau, consideraba que el mundo que se estaba configurando en el pasaje del hombre natural al social, debía desechar, el papel de los hombres como ”siervos”, para convertirse en ciudadanos libres, dueños de sí mismo, y conservadores de la soberanía. Consideraba la educación como el mejor camino para formar ciudadanos libres, concientes de sus derechos y deberes pero, a su vez se dio cuenta que el sistema educativo dominante, no podía llevar a cabo esta tarea. El proceso de socialización que propone, toma como premisa la propia evolución y las necesidades del niño en sí. Este es un modelo pedagógico simbólico que se intenta como metáfora como dice María del Carme Iglesias en el prólogo de Emilio[24]. El proceso educativo debe partir de la comprensión de la naturaleza del niño, del conocimiento de sus intereses y características distintivas. Conoce el mundo exterior, de forma natural, utilizando sus sentidos, es decir, por medio de las sensaciones conoce el mundo que lo rodea, por lo tanto, la observación y la experimentación, constituyen la vía que permite al niño apropiarse de ese mundo. Al niño, se le debe dar la más amplia libertad, que “juegue y corra en el campo, sin restricciones”, lejos de las costumbres enviciadas de la ciudad, que “perder” el tiempo, genera educación, ya que no enseña la virtud ni la verdad, sino a preservar el corazón de los vicios y, el ánimo de los errores. Un niño, aislado de la sociedad, debe ser asistido por un educador, un tutor, el cuál intentará que surjan libremente “del fondo de su alma”, los buenos criterios morales, no corrompidos aún, por esa sociedad. “El niño no es un adulto en miniatura, sino, un ser humano que atraviesa sus propias fases de desarrollo. El juicio moral, surgirá de la sensibilidad educada, y de la conciencia surgirá la razón. Rousseau con la intención de disminuir las desigualdades, producidas por jerarquías hereditarias y castas, y por la distribución de la riqueza veía en el aprendizaje de las profesiones manuales en ramas diversas de la división social del trabajo, una manera democrática de alcanzar la igualdad de este hombre común que se prepara para un futuro desconocido, en donde su contenido sustantivo es el trabajo, manual e independiente. La perfectibilidad del hombre es un factor importante, que lo lleva a éste a la necesidad gradual de establecer vínculos sociales, saliendo así del estado natural. La búsqueda de perfectibilidad, es el origen de todas las desgracias del hombre que lo saca de su condición originaria, en la cual, pasaría los días de su vida tranquilos. Esta facultad, con sus vicios y virtudes, lo hace tirano de sí mismo y de la naturaleza[25]. La causa principal del perfeccionamiento de nuestra razón, se halla en la actividad de las pasiones humanas[26]. El intento de conocer, se debe a que el ser humano desea gozar, lo cual implica razonar. A su vez, las pasiones, tienen su origen en las necesidades y el progreso de ellas en el conocimiento. Debido a la facultad de perfeccionarse, surge en el ser humano, la necesidad de aprender.

Rousseau, afirma, que la situación de desigualdad puede ser atenuada a través de una sana vuelta a la naturaleza y una educación que desarrolle el individualismo y la independencia del hombre; transformando el orden social, desde el interior mismo, y sin violencia.

Algunas reflexiones

Para Rousseau, el hombre natural vivía aislado. Cuestiona el concepto de sociabilidad natural. Introduce así la imagen del “buen salvaje”, en donde, existe la igualdad absoluta, la bondad innata, sin moral y lejos de la creencia religiosa en el pecado original. Pero esta condición natural, pertenece a un estado que ya no existe (quizá nunca haya existido). Sin embargo, sirve como punto de referencia. Construido sobre la estructura del paso del estado natural al estado de sociedad, el pensamiento de Rousseau va a proponer el regreso del hombre a su primigenia situación al aparecer la sociedad, en donde el hombre comienza a perder la libertad y se vislumbran las desigualdades como consecuencia del derecho de propiedad y la organización social que la sostiene. La sociedad va a reproducir la desigualdad social donde los hombres se unen supuestamente para defender a los débiles pero en realidad lo que hacen, es defender los intereses de los más ricos. Las diferencias son claras: ricos-pobres; poderosos-débiles; amos-esclavos. Lo que propone Rousseau es la transformación de la sociedad a través de la educación del ciudadano para un nuevo Contrato Social basado en el establecimiento de "una forma de asociación mediante la cual cada uno, al unirse a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y quede tan libre como antes".Se trata de un nuevo contrato social. Cada uno de los asociados se une a todos y a ninguno en particular. Este pacto, creara la voluntad general. A su vez esa voluntad general estará representada en el soberano, ejecutor de la ley que emana de la voluntad general. Nace así de un acuerdo libre entre los hombres que se han unido para designar al gobernante cuya misión es cumplir siempre la voluntad popular. Rousseau entiende establecer de este modo simultáneamente, la soberanía popular y la libertad individual. Porque, al hacer contrato con la comunidad, cada individuo está realizando también un contrato con sí mismo, en tanto que al obedecer a la voluntad general, está siguiendo su propia voluntad. La creación de un orden político presupone la existencia de otros órdenes materiales. La libertad es inmanente al hombre que perdería su cualidad moral si renunciara a ella, nadie puede imponerle ninguna clase de sujeción; tal es la igualdad en su dimensión natural. De ahí el valor normativo que deben asumir estos principios en el orden social, a través de la sanción formal de un contrato social. Estos principios deben regular la constitución de todo Estado que se pretende legítimo. La libertad y la igualdad transformadas en normas jurídicas orientarán la actividad estatal. Según Rousseau, estos principios son el fin de todo sistema de legislación[27]. La igualdad es en principio igualdad jurídica, la igualdad de todos ante la ley de todos los individuos. Pero la igualdad significa también para el Estado la obligación de emprender una política social que retraiga las diferencias de poder y riqueza al nivel de lo tolerable. El poder legalmente estipulado que rehuya de la violencia y que la riqueza no se aleje tanto de la pobreza que permita a un hombre comprar a otro y constriña a un hombre a venderse a otro. La ley debe corregir el rumbo natural de las cosas

en pos de la desigualdad porque la libertad es consustancial al hombre y la libertad no puede subsistir sin la igualdad. Es necesario crear jurídica y políticamente la libertad e igualdad y mantenerlas a través no solo del Estado legítimamente establecido sino del Estado legítimamente organizado[28]. Actualmente la igualdad se legitima más que por su origen, por sus consecuencias en término de justicia, y porque aunque existiera una desigualdad natural, ésta no es irreversible. Y en cuestiones de legislación, predominan los ideales de la Ilustración que se plasman tanto en el lema de la Revolución Francesa (1789): libertad, igualdad, fraternidad; como en la Declaración de independencia de Estados Unidos de 1776, al afirmar "Todos los hombres nacen iguales y a todos les confiere su creador ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la consecución de la felicidad". Desde 1789 se habla de la necesidad para la construcción de un Estado democrático de un mínimo de homogeneidad ciudadana como base. Los ciudadanos deben compartir una serie de rasgos comunes que permitan autoentenderse como partícipes de la voluntad general. Esos rasgos comunes hacen posible la igualdad ante la ley. Todos somos iguales ante la ley por tanto, cualquier diferencia real entre personas o grupos sólo entrará en el debate jurídico siempre y cuando no provoque algún tipo de dilema ante la ley. Para La igualdad formal se requiere homogeneidad social como base imprescindible en el proceso de construcción jurídica y política, las diferencias parecen interferir sostiene Olimpe de Gouges. La conquista de la igualdad de derecho no parece haberse apoyado ni haber impulsado el reconocimiento de y el respeto por las diferencias ni por supuesto la remoción de la desigualdades sociales, económicas y culturales. Las situaciones de desigualdad se esfuman ante la aparente justicia en que consisten los procedimientos y puede suceder que el ciudadano, como sujeto idealizado que goza de la igualdad formal ante la ley, alejado del contexto en el que vive y sin situaciones conflictivas frente al consenso que supone esta igualdad formal en el espacio público no sea respetado y quede invisibilizado en su necesidad. El afán homogeneizador prima sobre el reconocimiento de las desigualdades. Si bien hablar de igualdad es hablar de libertad, entendiendo algo más complejo que la reducción de la igualdad a la igualdad ante la ley.

Bibliografía consultada Bobbio, N.; Matteaucci, N.; Pasquino G. Diccionario de Política. Editores Siglo XXI. México, 2000. Gonzalez, Horacio (comp.). Los días de la comuna. Puntosur Editores. Buenos Aires, 1987. Iovchuk, M.T.; Oizerman, T.I. y otros. Historia de la Filosofía. Tomo I. Editorial Progreso. Moscú, 1985. Iovchuk, M.T.; Oizerman, T.I. y otros. Compendio de Historia de la Filosofía. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1980.

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NOTAS:

sobre

de la

Rousseau. ilustración.

[1] Para Pierre Bayle (1647-1706), “La ética no se basa en absoluto en la religión ni depende de ésta. Es perfectamente posible una sociedad atea y al propio teimpo altamente moral”. Iochuk, M.T.; Oizerman E. y otros. Historia de la Filosofía. Tomo I. Editorial Progreso. Moscú, 1985. Pág. 248. [2] Bello E.; Rivera A. La actitud ilustrada. Biblioteca Valenciana. Valencia, 2002. Págs. 67. [3]“Al refutar las representaciones directamente sensoriales de los hombres sobre la inmovilidad de la Tierra y el movimiento del Sol, el descubrimiento de Copérnico robustecía y consolidaba la convicción en la capacidad de la razón humana para alcanzar la verdad”. Iovchuk, M.T.; Oizerman, T.I. y otros. Compendio de Historia de la Filosofía. Editorial Pueblo y Educación. La Habana, 1980. Pág. 137. [4] En el hombre es la pasión el equivalente a la energía en la naturaleza. “La moral no tiene por qué entrar en combate contra las pasiones llamadas corrompidas. Por el contrario tiene que admitir que estas pasiones son buenas en sí mismas cuando no se reemplazan por pasiones artificiales a las pasiones naturales. Esta rehabilitación de las pasiones es el tema común de casi todos los filósofos”. Bello, E; Rivera A. La actitud ilustrada. Biblioteca Valenciana. Valencia, 2002. Pág. 67. [5] Quinteros, Pablo. Naturaleza, cultura y sociedad. Hacia una propuesta teórica sobre la noción de sociabilidad. Universidad Central de Venezuela. Gazeta de Antropología. Nro. 21,05. Texto 21. [6] Sin embargo, algunos autores, verán en esta paradoja una clara lógica. Quinteros por ejemplo, sostiene que la sociabilidad es: 1, una capacidad natural y un medio cultural. 2, es el principio mediante el cual los hombres crean vínculos, entre sí, tramas complejas de significados que definen al mundo y a sí mismos. 3, la sociabilidad constituye un orden general de existencia, que crea tramas sociales complejas y coherentes formando un mecanismo homogeneizante en donde encajan tanto la identidad social como la identidad personal de los individuos. Quinteros, Pablo. Op. Cit. Pág. 18. [7] “Del principio de sociabilidad, escribe Diderot, derivan como de su fuente, todas las leyes de la sociedad, y todos los deberes para con los otros hombres, tanto generales como particulares. Tal es el fundamento de toda la sabiduría humana, la fuerza de todas las virtudes puramente naturales, y el principio general de toda moral y de toda la sociedad civil”. Bello, E; Rivera A. La actitud ilustrada. Biblioteca Valenciana. Valencia, 2002. Pág. 69. [8] Rousseau, Jean Jacques. Del Contrato Social. Sobre las Ciencias y las Artes. Sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad entre los Hombres. Alianza Editorial. Madrid, 1996. Pág.16. [9] Rousseau, Jean Jacques. Del Contrato Social. Sobre las Ciencias y las Artes. Sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad entre los Hombres. Op. Cit., Pág.10.

[10] Constant, Benjamín. Del Espíritu de conquista. Tecnos. Madrid, 1988. [11] Rousseau J. J. Op. Cit., Pág.22. [12] E. Bello / A. Rivera (eds.), La actitud ilustrada, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2002, 67-84. [13] Rousseau, Jean Jacques. Op. Cit., Pag. 23. [14] Rousseau, Jean Jacques. Op. Cit., Pág.266. [15] Rousseau, Jean Jacques. Op. Cit., Pág.268. [16] Bello E.; Rivera, A. Op. Cit., Pág 35. [17] Rousseau, Jean Jacques. Del Contrato Social. Sobre las Ciencias y las Artes. Sobre el Origen y los Fundamentos de la Desigualdad entre los Hombres. Alianza Editorial. Madrid, 1996. Pág.149. [18] Rousseau, Jean Jacques. Op. Cit., Pág.176. [19] Rousseau, J. J. Op. Cit., Pag. 206. [20] Iovchuk, M.T.; Oizerman, T.I. y otros. Historia de la Filosofía. Tomo I. Editorial Progreso. Moscú, 1985. Pág.258. [21] Rousseau, J. J. Op. Cit., Pág. 239. [22] Rousseau, J.J.; Op. Cit., Pag.248. [23] Rousseau, J.J. Emilio. Editorial Edaf. España, 1995. Libro Primero, Pág. 35. [24] “Modelo o metáfora que parte de una realidad para ofrecer una imagen alternativa de un deber ser al que los hombres podrían intentar aproximarse, sobre todo cuando tal “deber ser” coincide con lo que es la naturaleza humana: un desarrollo paulatino de las posibilidades del hombre”. Rousseau, J.J. Emilio. Editorial Edaf. España, 1995. Pág. 14. [25] “El hombre tiene la facultad de perfeccionarse es lo que lo saca de su condición originaria, lo torna a lo largo en tirano de sí mismo y de la naturaleza”. Rousseau, Jean Jacques. Del Contrato Social. Sobre las Ciencias y las Artes. Sobre el Origen de la Desigualdad entre los Hombres. Alianza Editorial. Madrid, 1996. Pág. 221. [26] “Nuestras pasiones son el instrumento de nuestra libertad, tienden a conservarnos. Rousseau, J.J. Emilio. Editorial Edaf. España, 1995. Pág. 242.

[27] Rousseau, J. J. Proyecto de Constitución para Córcega, Consideraciones sobre el Gobiernos de Polonia y su proyecto de reforma. Editorial Tecnos. Madrid, 1988.Pág. XI. [28] Rousseau, J. J. Proyecto de Constitución para Córcega, Consideraciones sobre el Gobiernos de Polonia y su proyecto de reforma.Op. Cit., Pág. XVII.