Rousseau

NOMBRE: Iván Camacho PROFESORA: Borras MATERIA: Política y ciudadanía ESCUELA: Santo Tomas Moro CURSO: 5to año TRABA

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NOMBRE: Iván Camacho PROFESORA: Borras

MATERIA: Política y ciudadanía

ESCUELA: Santo Tomas Moro

CURSO: 5to año

TRABAJO: Jean Jacques Rousseau

Introducción En este trabajo escrito encontraremos todo lo referente a la vida de Juan Jacobo Rousseau. Pasando por cada una de sus etapas de desarrollo y formación, donde se destacó por ser un hombre innovador, entregado a la educación y la transformación, dando los primeros paso para acabar con la distorsión de la naturaleza del infante y el pragmatismo que pretende manipular la personalidad de los educandos. Así mismo queremos resaltar sus obras principales encaminadas a la educación y la vivencia en la sociedad, ya que gracias a estas, la sociedad tomó conciencia del papel del alumno en el mundo y a partir de ahí se creó un gran modelo pedagógico como lo es el naturalista, cuyo principal representante es Juan Jacobo Rousseau y que explicaremos en nuestro análisis, además trasladaremos este conocimiento a la parte práctica, por medio de una yincana y una reflexión que realizaremos y explicaremos en nuestro trabajo escrito. OBJETIVOS •

OBJETIVO GENERAL:



Conocer quien fue Juan Jacobo Rousseau, en la historia de la humanidad y cuáles fueron sus aportes a la educación y a la política.



OBJETIVOS ESPECIFICOS:



Percibir como fue la vida de Juan Jacobo Rousseau



Identificar las obras principales de Juan Jacobo Rousseau



Reconocer el modelo pedagógico naturalista.



Analizar el modelo pedagógico naturalista y como Juan Jacobo Rousseau influyo en él.



Llevar a la práctica el pensamiento que tenía Juan Jacobo Rousseau sobre la educación, basados en su principal libro "El Emilio".



Crear un cuadro comparativo donde se muestre como era la educación para Juan Jacobo Rousseau y como es la educación en la actualidad.



Realizar una Reflexión que permita entender el papel del hombre según Juan Jacobo Rousseau

Jean Jacques Rousseau --- Biografía Nació en Ginebra, Suiza en 1712 y murió en Ermenonville, Francia 1778. Fue huérfano de su madre desde temprana edad, fue criado por su tía materna y por su padre, un modesto relojero. Sin apenas haber recibido educación, trabajó como aprendiz con un notario y con un grabador, quien lo sometió a un trato tan brutal que acabó por abandonar Ginebra en 1728.

Fue entonces acogido bajo la protección de la baronesa de Warens, quien le convenció de que se convirtiese al catolicismo (su familia era calvinista). Ya como amante de la baronesa, Jean Jacques Rousseau se instaló en la residencia de ésta en Chambéry e inició un período intenso de estudio autodidacto. En 1742 Rousseau puso fin a una etapa que más tarde evocó como la única feliz de su vida y partió hacia París, donde presentó a la Academia de las Ciencias un nuevo sistema de notación musical ideado por él, con el que esperaba alcanzar una fama que, sin embargo, tardó en llegar. Pasó un año (1743-1744) como secretario del embajador francés en Venecia, pero un enfrentamiento con éste determinó su regreso a París, donde inició una relación con una sirvienta inculta, Thérèse Levasseur, con quien acabó por casarse civilmente en 1768 tras haber tenido con ella cinco hijos, los cuales internó en una institución, porque no confiaba en la educación que recibirían con su madre. Realizó múltiples trabajos, como cantor en la catedral de Annecy y luego como maestro de música en Lausanne. Mantenía su postura en contra de los artificios de la vida civilizada que consideraba indigna. Consideraba a las artes y las ciencias como un adorno de las sociedades civilizadas que se convierten en cadenas que coartan la libertad del hombre. Abogaba por la pureza y la sencillez de la naturaleza destacando la relación entre la decadencia de los pueblos y el progreso de las letras. Vivía respetando sus propias reglas, sin reloj y observando una vida austera y sencilla. Para este filósofo, la humanidad debe volver a su estado salvaje para recuperar la bondad y sólo debe satisfacer sus necesidades básicas, porque el salvaje desconoce la queja, el desaliento o el suicidio. Defendía la bondad sin vicio del hombre natural que además tiene el sentido de la piedad. Rousseau trabó amistad con los ilustrados, y fue invitado a contribuir con artículos de música a la Enciclopedia de D"Alembert y Diderot; este último lo impulsó a presentarse en 1750 al concurso convocado por la Academia de Dijon, la cual otorgó el primer premio a su Discurso sobre las ciencias y las artes, que marcó el inicio de su fama. En 1754 visitó de nuevo Ginebra y retornó al protestantismo para readquirir sus derechos como ciudadano ginebrino, entendiendo que se trataba de un puro trámite legislativo. Apareció entonces su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres, escrito también para el concurso convocado en 1755 por la Academia de Dijon. Rousseau se enfrenta a la concepción ilustrada del progreso, considerando que los hombres en estado natural son por definición inocentes y felices, y que son la cultura y la civilización las que imponen la desigualdad entre ellos, en especial a partir del establecimiento de la propiedad, y con ello les acarrea la infelicidad. En 1756 se instaló en la residencia de su amiga Madame d"Épinay en Montmorency, donde redactó algunas de sus obras más importantes. Julia o la Nueva Eloísa (1761) es una novela sentimental inspirada en su pasión –no correspondida– por la cuñada de Madame d"Épinay, la cual fue motivo de disputa con esta última. En Del contrato social (1762), Rousseau intenta articular la integración de los individuos en la comunidad; las exigencias de libertad del ciudadano han de verse garantizadas a través de un contrato social ideal que estipule la entrega total de cada asociado a la comunidad, de forma que su extrema dependencia respecto de la ciudad lo libere de aquella que tiene respecto de otros ciudadanos y de su egoísmo particular. La voluntad general señala el acuerdo de las distintas voluntades particulares, por lo que en ella se expresa la racionalidad que les es común,

de modo que aquella dependencia se convierte en la auténtica realización de la libertad del individuo, en cuanto ser racional. Finalmente, Emilio o De la educación (1762) es una novela pedagógica, cuya parte religiosa le valió la condena inmediata por parte de las autoridades parisinas y su huida a Neuchâtel, donde surgieron de nuevo conflictos con las autoridades locales, de modo que en 1766, aceptó la invitación de David Hume para refugiarse en Inglaterra, aunque al año siguiente regresó al continente convencido de que Hume tan sólo pretendía difamarlo. En 1767, con 55 años, volvió a Francia con un nombre falso. A partir de entonces Rousseau cambió sin cesar de residencia, acosado por una manía persecutoria que lo llevó finalmente de regreso a París en 1770. Escribió sus memorias, las Confesiones, y se dedicó a vivir de sus patrones y lecturas públicas que hacía de ellas. En 1772 Mme d'Epinay, escandalizada por lo que Rousseau relata de su relación con ella, pide a la policía que prohíban tales lecturas. Con una salud mental resquebrajada definitivamente, se alejó del mundo. Aunque siguió escribiendo, el daño que le habían causado los ataques de Voltaire y otros personajes de la época, más su deterioro mental, le llevan a sentirse perseguido y despreciado, apartándose finalmente de la vida pública sin poder aprovechar la fama y el reconocimiento de su obra que inspiraría al romanticismo. Aunque no sea un filósofo propiamente dicho su pensamiento cobra importancia porque incluye la sensibilidad a la reflexión. Sin embargo sus ideas se oponen a su propia experiencia de vida, ya que demuestra una evidente dicotomía entre su forma de pensar y sus acciones. Rousseau hace una exaltación de la intuición y del sentimiento interior contra las ideas racionalistas de su época. Retirándose a Ermenonville, Rousseau falleció de un paro cardíaco en 1778, a los 66 años de edad. •

PRINCIPALES INFLUYENTES

En su vida influyó: •

Samuel Richardson, escritor inglés, (1689-1739), reconocido por sus novelas: Pamela, y la Virtud Recompensada, la cual fue unas novelas epistolares sentimentales de final feliz. Fue quien llevo a desplegar a Rousseau.



David Hume, filosofo, economista e historiador escocés, (1711- 1776), constituye una de las filosofías más importantes de la filosofía occidental y de la ilustración escocesa. Decidió llevar a Inglaterra a Rousseau para permitirle vivir en paz tras los ataques de que el filósofo suizo había sido víctima en el continente.



Voltaire, escritor, historiador, filósofo y abogado francés, (1694- 1778), uno de los principales representantes de la ilustración. Tuvo discordias con Rousseau lo cual llevo a debatir sus pensamientos.



Dennis Diderot, escritor, filósofo y enciclopeditas francés, (1713-1784), fue una figura importante de la ilustración. Lo impulsó a presentarse al concurso convocado

por la Academia de Dijon, la cual otorgó el primer premio a su Discurso sobre las ciencias y las artes, que marcó el inicio de su fama.

Desarrollo de sus ideas de la educación Gracias a que desde muy pequeño Juan Jacobo Rousseau fue huérfano de madre, y abandonado por su padre, vivió en el campo y estudió en una escuela rural en la que desarrollo el arte de la contemplación y el amor a la naturaleza. Por las situaciones trascendentales que se le presentaron en su vida, fue un autodidacta, por sí mismo aprendió a leer y a escribir, lo que despertó su interés para escribir diferentes tipos de libros. Dichos libros fueron: •

El Emilio



El Contrato Social



Confesiones

El Emilio fue considerado como un tratado de pedagogía, en él fundamentalmente se describe y propone una perspectiva diferente de la educación, que es aplicada en Emilio. Rousseau, partiendo de su idea que la naturaleza es buena y que el niño debe aprender por sí mismo en ella, quiere que el niño aprenda a hacer las cosas, que tenga motivos para hacerlas por sí mismo. En el promueve pensamientos filosóficos sobre la educación, siendo este uno de sus principales aportes. En este libro, exalta la bondad del hombre y de la naturaleza. Crea un sistema de educación que deja al hombre, o en este caso al niño, que viva y se desarrolle en una sociedad corrupta y oprimida. Como dice el estudio preliminar de Emilio: «asignad a los niños más libertad y menos imperio, dejadles hacer más por sí mismos y exigir menos de los demás». Rousseau propicio la información acerca de la conciliación entre su proyecto ético-político del Contrato Social y su proyecto educativo del Emilio o de la Educación con el fin principal de mostrar algunos argumentos de su teoría ético-política y educativa. En primera parte, se revisa la concepción rusiana del hombre, que remite a dos formas de concebir la naturaleza humana: como estado primitivo u originario y como capacidad de perfeccionarse que, para Rousseau, es sinónimo de racionalidad y libertad. En la segunda parte, se plantea como retoma la concepción en el diseño de su proyecto político y el papel que desempeña la educación en esa tarea. Según Rousseau, para lograr una mejor comprensión del mundo y de la vida debemos emplear la reflexión filosófica. La educación es la mejor alternativa de generar actitudes positivas para hacer frente a los innumerables retos que nos ofrece el mundo actual. La práctica de la educación debe estar en función de situaciones de fondo, en función de todo lo que forma conciencia, carácter, esencia en el hombre; es la educación que como práctica filosófica encierre la libertad y la formación integral, puesto que en propuesta de la filosofía de la educación, se podrá educar y preocuparse por la educación real.

Para Rousseau la educación es un proceso natural, es un desenvolvimiento que surge dentro del ser y no una imposición. Es una expansión de las fuerzas naturales que pretende el desarrollo personal y el desenvolvimiento de todas las capacidades del niño para conseguir una mayor perfección. Esta educación aspira también a formar al niño como ser social en función del bienestar de los demás. La formación humana pasa a ser una preocupación social. Se piensa en la creación de la escuela para el pueblo, en la educación de la edad infantil con materiales propios y en la importancia de la aplicación de métodos útiles. Señalaba Rousseau que en la sociedad estaba el origen de todos los males de su época, aunque algunos pensadores de su tiempo le criticaban el hecho de su despreocupación por los procedimientos que se podrían emplear para terminar o minimizar dichos problemas, pero admitiendo los efectos de la sociedad en que vive, Rousseau propone como alternativa de solución, la vía de la transformación interna del hombre por medio de la educación, de ahí que su papel en el desarrollo de las ideas pedagógicas sea de vital importancia. Dentro de su pensamiento sobre la educación, plantea las siguientes propuestas: •

La reforma de la educación es la que posibilitaría una reforma del sistema político y social.



La educación lograría crear una sociedad fundada en la familia, en el pueblo, en el soberano, la patria y el Estado.



La educación no sólo cambiaría a las personas particulares sino también a toda la sociedad: se trata de educar al ciudadano para que éste conforme una nueva sociedad.



Ser maestro significa poner en marcha un proceso de humanización; donde el preceptor induce una petición y una exigencia hacia su alumno.



El alumno aprende a hacerse hombre en contacto con su maestro y, por lo tanto el maestro es siempre un modelo a seguir.

MODELO PEDAGÓGICO NATURALISTA: La pedagogía naturalista se reveló como una reacción contra la vieja pedagogía que distorsionaba la naturaleza de los niños y adolescentes y en contra del pragmatismo que pretendía manipular la personalidad de los educandos. •

Principios:



Creencia en la naturaleza; naturalismo aplicado a la educación.



Orientación de la creciente capacidad del niño por encima de un programa de estudios.



La educación se entiende como una creación libre que el espíritu humano hace de sí mismo (idealismo).



Los sentidos serán la fuente más decisiva para la creación y para el arte (romanticismo).



Creciente sentimentalismo. Sensibilidad por los valores humanos y estéticos e inquietud por los problemas sociales, como la pobreza.



Religión natural que no necesita de iglesias ni de clero (deísmo y anarquismo).



principios normativos:



La educación debe llevarse a cabo conforme a la naturaleza



la primera educación debe ser puramente negativa. Para los naturalistas el hombre es un ser esencialmente bueno, pero desgraciadamente es corrompido por la sociedad. El fin del hombre es el disfrute de la libertad, felicidad y el pleno desarrollo de sus potencialidades intelectivas, afectivas y motoras. El logro de la "humanización" es la máxima finalidad del hombre en este mundo. La base epistemológica de esta corriente es el sensualismo que otorga un papel decisivo a los sentidos, sensaciones y percepciones, en la producción del conocimiento. Las sensaciones permiten que la conciencia del hombre entre en contacto con el mundo externo y pueda interpretarlo.



La educación para esta corriente lo sitúa como primer postulado la libertad del educando, por lo cual se opone a toda forma de autoritarismo pedagógico. Para los defensores de esta escuela, lo que procede del interior del niño debe ser el aspecto más importante para la educación; consecuentemente, el ambiente pedagógico debe ser lo más flexible posible, para permitir que el niño desarrolle lo bueno de su interioridad, sus cualidades y habilidades naturales. Debe descartarse, pues, lo "malo", lo inhibidor, lo inauténtico, que puede introducirse desde afuera; al enseñarle o transmitirle conocimientos, ideas y valores estructurados por los demás, pues violaría su espontaneidad y su naturaleza positiva. Lo vital es dejar que el niño sea el mismo; liberarle de presiones, manipulaciones y condicionamientos. En este modelo pedagógico el centro de la educación es solo el niño. La educación es un proceso natural, es un desenvolvimiento que surge dentro del ser y no una imposición. Es una expansión de las fuerzas naturales que pretende el desarrollo personal y el desenvolvimiento de todas las capacidades del niño para conseguir una mayor perfección. Esta educación aspira también a formar al niño como ser social en función del bienestar de los demás. La formación humana pasa a ser una preocupación social. Se piensa en la creación de la escuela para el pueblo, en la educación de la edad infantil con materiales propios y en la importancia de la aplicación de métodos útiles.

Señalaba Rousseau que en la sociedad estaba el origen de todos los males de su época, Rousseau propone como alternativa de solución, la vía de la transformación interna del hombre

por medio de la educación, de ahí que su papel en el desarrollo de las ideas pedagógicas sea de vital importancia. •

La relación profesor-alumno varía sustancialmente, porque el primero se constituye en un simple auxiliar o un amigo de la expresión libre, original y espontánea de los educandos, A lo sumo el docente debe identificar los intereses del niño y proponer actividades en donde los niños puedan desarrollar sus capacidades innatas. Entre los principales representantes puede citarse a Rousseau, Rogers, Nelly, llich, Reimer.

El enfoque emana de la concepción naturalista del desarrollo de los niños, cuyos principios son fuente y finalidad de la formación de los profesores, es decir, la comprensión de los principios evolutivos constituye la preparación para la docencia. •

Currículo: Según esta corriente, los contenidos de estudio son aquellas experiencias que permiten el desarrollo pleno de los menores. Los temas de estudio se refieren esencialmente a los intereses y necesidades de los niños. El juego, el movimiento, las experiencias vivenciales permiten a los alumnos satisfacer su curiosidad, actividad y crecimiento. No existe materias ni programas, solo las experiencias que el alumno necesite. De las concepciones educativas que tiene esta orientación pedagógica se desprende la dificultad y el contrasentido de aplicar metodologías preconcebidas. Si la tesis esencial es el "desarrollo natural" del niño, cualquier procedimiento educativo que no respete esa condición no debe ser aplicado. La mejor metodología sería permitir la libertad del alumno. Los dispositivos o programas de formación de los profesores obedecen al desarrollo de tres áreas: la investigación de la naturaleza del niño, la creación de un ambiente que facilite su desarrollo y la investigación para promover la actitud experimental del profesor en la práctica, (Liston y Zeichner, 1990). La formación se centra en conocer al niño y, a partir de ello, crear una pedagogía que responda a las necesidades e intereses de los niños. El orden natural de la evolución del aprendiz constituye la base para determinar lo que ha de enseñársele tanto al alumno como al formante.



La evaluación: es autónoma, pues los estudiantes reciben sus calificaciones de acuerdo a su esfuerzo y lo que aprenden desde su interior.

Algo sumamente increíble y demostrador de la gran influencia de Juan Jacobo Rousseau es que un modelo pedagógico está basado en gran parte a sus pensamientos e ideas sobre la educación.

Desarrollo de sus ideas sobre la política Critica al estado: •

Rousseau establece la comparación del Estado con la estructura de una familia en donde el padre provee de sustento a sus hijos, los cuales permanecen junto a él mientras lo requieran; cuando cesa esta necesidad tanto el padre como los descendientes recobran su independencia; si continúan unidos no es por estado natural sino por voluntad. Por esto la familia constituye el primer ejemplo de

sociedad política, en donde el padre o el pastor de ganado es el jefe de estado y los hijos o rebaño el pueblo. •

Rousseau considero que el Estado favoreció el desarrollo científico y tecnológico, que son las principales causas de la perversión e infelicidad humanas. Apuntando que el pasado del hombre debió darse en circunstancias naturales, primitivas y felices, en las cuales, los humanos vivían en una verdadera libertad; y consideró que el avance científico y tecnológico, sólo favorecieron la esclavitud del hombre y el surgimiento de mayores diferencias entre los miembros de la sociedad.



El piensa que cuando los hombres se reunieron a firmar el pacto social, se dio el proceso de civilización, cuya consecuencia fue el surgimiento de la propiedad y del egoísmo, y el sometimiento de la voluntad de cada uno de los individuos a la voluntad de la generalidad. Por ello a la vista de Rousseau, debería ser destruida tanto la civilización como el Estado y todos aquellos artificios que se han creado para limitar la libertad de los individuos. Sin embargo, igualmente advierte que el proceso de civilización, así como el desarrollo cultural y político son en principio irreversibles.



El legado de la postura de este pensador a la Teoría del Estado fue el de aportar una serie de aspectos y principios morales a las actividades que el estado realiza limitando los derechos individuales.

POSIBLE ESTADO: Construido sobre la estructura del paso del estado natural al estado de sociedad, el pensamiento de Rousseau propone un regreso utópico al primer estadio sin abandonar el segundo en tanto que abandonarlo ya no es posible. Estado de naturaleza: El hombre 'natural' (primitivo) vivía aislado. Rousseau especula que carecía de una sociabilidad natural. A diferencia de Hobbes, tampoco cree que viviese en guerra contra todos. Introduce así la imagen del "buen salvaje", una suerte de inocencia natural (no existe el pecado original), la bondad es innata así como la igualdad absoluta. Tampoco hay moral. Pero esta condición natural, pertenece a un estado que ya no existe (quizá nunca haya existido, improbablemente vaya a existir alguna vez) pero resulta útil para reflexionar sobre la situación actual. El concepto de naturaleza sirve como punto de referencia y concepto directivo. El paso al estado de sociedad El hombre se vuelve menos feliz, menos libre y menos bueno. La idea del progreso es claramente atacada. Al aparecer la sociedad, el hombre comienza a perder la libertad y las desigualdades comienzan a ganar terreno cuando se establece el derecho de propiedad y la autoridad para salvaguardarlo. Entonces, la sociedad es un engaño, los hombres se unen supuestamente para defender a los débiles pero en realidad lo que hacen, es defender los intereses de los más ricos. Las diferencias son claras: ricos-pobres; poderosos-débiles; amosesclavos. La conciencia es el único reducto incólume, aunque casi ignorado. El hombre, fuera de sí, está alienado.

OBSERVACIONES: Se trata pues, de una nueva modalidad de contrato social que devuelva al hombre su estado 'natural' sin que por ello deba dejar de pertenecer a una comunidad. No es, como quiere Hobbes, un contrato entre individuos, ni de los individuos con un gobernante, como propone Locke: es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad. Cada uno de los asociados se une a todos y a ninguno en particular. Este pacto, crea la voluntad general que ni es arbitraria ni se confunde con las con la suma de las voluntades egoístas de las voluntades individuales de los particulares. Entonces aparece el concepto de soberanía, el soberano es la voluntad general, la cual es inalienable (no se delega, el gobierno no es sino un ejecutor de la ley que emana de la voluntad general, y puede ser siempre substituido), es indivisible (no hay división de poderes. Rousseau entiende establecer de este modo simultáneamente, la soberanía popular y la libertad individual. Porque, al hacer contrato con la comunidad, cada individuo está realizando también un contrato con sí mismo, en tanto que al obedecer a la "voluntad general", está siguiendo su propia voluntad. Por eso Juan Jacobo Rousseau, pensaba que al formarse el hombre como un ser educado podía aprender a ser ciudadano pues a la misma vez no se podrían aprender ambos.

Principales obras "EL EMILIO" (1762) Para nosotros como futuros docentes esta preciosa obra es un ejemplo a seguir, no solo por su contenido, sino por la dedicación que mostro este pedagogo al realizarla, pues esta surge gracias a que una amiga suya que le pide el favor a Juan Jacobo Rousseau que le enseñe a educar a sus hijos, de ahí que el modelo pedagógico naturalista busca satisfacer las necesidades del contexto en que se desenvuelve el educando, invitándonos hacer una reflexión sobre los procesos mediante los cuales el niño se socializa para perder su bondad e inocencia naturales. RESUMEN DEL LIBRO: La obra comienza por la primera etapa que va del nacimiento hasta los dos años. Siendo el niño perfecto por ser obra de Dios, pero tiende a degenerar en las manos de los hombres. Rousseau aconseja los ejercicios físicos e higiénicos que le debe proporcionar la madre. Hay consideraciones generales sobre los gestos, gustos, gritos y "berrinches", algo espontaneo en los niños Reclama una gimnasia natural, pide que se le haga caminar con los pies desnudos, que se acostumbre a recibir golpes, etc., lo que se le conoce como la educación negativa que creara en el niño la esperanza de saber que frente a toda dificultad siempre habrá una solución, pero dicha solución saldrá del fondo de su corazón. La segunda etapa comienza con el desarrollo de la personalidad psíquica a los dos años y termina a los doce. El padre debe buscar un Maestro para su hijo y nunca enviarlo a esos establecimientos ridículos que se llaman colegios (sic.) El niño requiere de juegos bien escogidos, mucha libertad y sentimiento de dependencia de las cosas. También ejercicios

al aire libre, como ya lo había observado el Filósofo Locke, para endurecer su cuerpo y acostumbrarle a los trabajos más diferentes, a las privaciones, al dolor, que sepa sufrir y desprecie las conveniencias. Que corra, que nade, que su comida sea ligera y sencilla, que no se emplee medicinas ni se vacune a menos que esté en peligro de muerte. Su instrucción se hará por medio de las observaciones, no tendrá libros y se evitará que aprenda las fábulas de La Fontaine. Deberá jugar con los árboles, las plantas, los animalitos y las cosas, pues son Instrumentos de educación. Siempre el preceptor deberá hallar la oportunidad de darle una lección moral al discípulo. No tendrá rivales ni competidores y deberá ejercer los sentidos por ser las primeras facultades que se forman en el niño y sin embargo son las más descuidadas, de suerte que si se sigue todo este Plan, será una persona robusta por los deportes e ingeniosa por los sentidos, pues la fuerza natural y la inteligencia crecen paralelas en libertad. En la tercera etapa que va de los doce a los quince años Rousseau aconseja el estudio para que el ser robusto que ya está formado se torne perspicaz. Pero anota que, como entre los conocimientos existen algunos inútiles y otros hasta dañinos, es menester saber escoger lo mejor, es decir, lo que le sea útil. La única guía será la curiosidad. El talento del preceptor conseguirá mantenérsela despierta y hacia donde el niño se oriente deberá el Preceptor orientar la enseñanza. Emilio descubrirá la verdad por sí mismo pues los libros solo enseñan lo que uno ignora. Las palabras no forman más que parlanchines. Nada de libros, a lo sumo uno, el Robinson de Daniel de Foe, que es la historia del hombre educado según la naturaleza. Todos los oficios serán reinventados por Emilio en el orden práctico. Su programado estudio estará compuesto en primer lugar de las Ciencias Físicas -La Astronomía y la Geografía- a través de viajes. De Gramática nada por demasiada artificial. Nada de Historia pues si se ha sustraído al Joven de la corrupción de los hombres para qué sumergirlo en ella. A los quince años conocerá oficios para ser un hombre práctico. En su cuarta" "etapa: "Hemos formado su cuerpo, sus sentidos, su juicio, falta formar su corazón. Por eso esta es la hora de sus sentimientos afectuosos, morales y religiosos, pues por ventura la sensualidad no se despierta antes de los quince años. Allí comienza la verdadera educación. Debe dársele la idea sobre el bien y el mal y nociones sobre los lazos que le unirán con los demás. Un buen sacerdote - el Vicario saboyano por ejemplo - le conducirá al campo y en presencia del soberbio espectáculo de la naturaleza, expondrá la doctrina del Deísmo. Para completar su educación comenzará a leer las Fábulas, las Vidas Paralelas de Plutarco, los Discursos de Démostenos y Cicerón y así podrá Emilio frecuentar el mundo y encontrar la compañera que le deparará la providencia. En la última etapa trata Rousseau sobre la educación de Sofía, la mujer perfecta para Emilio, quien será el que deba instruirla pues ella solo ha sido preparada para realizar labores de casa (costura, música, danza) lo necesario para lograr la felicidad de su marido "porque las mujeres cultas son sus azotes." OBSERVACIONES: Con esta obra Rousseau pasó a ser el gran

reformador de la educación de su tiempo, la excelencia de la sociedad, el prototipo del profesor público y virtuoso que había escrito que lo principal era el imperativo de la vuelta a la naturaleza- idea tomada posiblemente de Montaigne - "respetar en el niño su naturaleza y dejarla desarrollar a sus anchas, defendiéndola contra las influencias perniciosas de los convencionalismos sociales en una época de exageraciones de tipo rococó, donde todo era fingido." De allí que la educación, que entonces era un proceso artificial, pasó a ser algo natural, como una expansión de las energías más que como una mera adquisición de conocimientos. "CONTRATO SOCIAL" (1760) Resumen Esta obra, escrita por Juan Jacobo Rousseau, es un ensayo de filosofía política y habla como principales puntos rectores, la libertad y la semejanza que hay dentro de cada uno de los individuos de las sociedades, pasando por las diferentes etapas y formas de gobiernos de las mismas. El ensayo original consta de cuatro libros, en los que cada uno enfatiza cada capítulo con una idea central, pero llevan a un objetivo conciso en cada uno de ellos. En el primer libro Rousseau parte de la tesis que supone que todos los hombres nacen libres e iguales por naturaleza. Nos habla del estado originario del hombre, afirma que la familia es el primer modelo de sociedad política. El autor toma contraparte en la afirmación del derecho del más fuerte, no comparte ideología con esta y afirma que dicha filosofía es incorrecta. Después de hablar sobre la inhumanidad de la esclavitud y sobre el derecho de los demás sobre una persona, que son nulos, nos indica que es un pacto social; y dice: Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, recibiendo a cada miembro como parte indivisible del todo. El autor del ensayo original distingue tres tipos de libertades: la libertad natural, que es la que se pierde tras el contrato, la libertad civil que está limitada por la voluntad general y la libertad moral, "que es la única que convierte al hombre en amo de sí mismo. El pacto social convierte en iguales a los hombres por convención y derecho. En el segundo libro se encarga de definir sobre todo del concepto de "voluntad general". Al ejercicio de esta voluntad lo llama Rousseau "soberanía", destacando su inalienabilidad e indivisibilidad. También analiza las nociones de "ley", que no sería otra cosa que un acto de la voluntad general, es decir, donde el "pueblo" sería el "legislador". Otro aspecto importante que se toca es este libro es la clasificación que se dan de las leyes, el autor las divide en tres leyes principales, que son leyes políticas, leyes civiles y leyes penales, pero anexa una más, no como ley natural, si no como parte de lo que se encarga de regir a la sociedad, como lo son las costumbres y raíces de la misma. En el tercer libro, se ocupa fundamentalmente del gobierno y de sus formas. El gobierno es "un cuerpo intermedio establecido entre los súbditos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil como

política". El gobierno no es otra cosa que el ejercicio legítimo del poder ejecutivo. El poder legislativo, por su parte, siempre pertenece al pueblo y sólo puede pertenecer a él. En este mismo libro, se encarga de definir y clasificar las diferentes formas de gobierno, sin afirmar que alguna sea mejor que otra, pero si diciendo cual puede ser más efectiva dependiendo de las condiciones sociales, y dice que la forma de gobierno más efectiva es aquella que preserva el objetivo primordial de los pactos sociales, que es la conservación y multiplicación de la especie humana. En el último libro, el cuarto, comienza hablando de la bondad y rectitud de los hombres sencillos. Éstos necesitan pocas leyes. Vuelve a insistir en la noción de voluntad general, la voluntad constante de todos los miembros del Estado. Tras hablar de las elecciones, hace un largo capítulo sobre la historia de Roma y, a continuación, defiende la necesidad de la dictadura como elemento para prevenir y solucionar los momentos de crisis en las repúblicas. También entiende que es necesaria la censura, que es la manifestación de la opinión pública. Al final de este capítulo ataca a la religión cristiana, pues es incompatible con la libertad; lo cristiano es opuesto a la república. Rousseau aboga por una profesión de fe completamente civil y propone frente a los dogmas de religión las normas de sociabilidad. Conclusión: Esta obra escrita por Juan Jacobo Rousseau, es categórica al definir qué es y cómo funciona una sociedad, La complejidad de esta nace de la enseñanza de la clasificación un gobierno, la manera en que interactúa, para que sirven, como se crea, cuáles son sus filosofías, l condiciones en las que se desarrolla este. Trayendo consigo el Por qué funcionan así, cuáles han sido sus objetivos, la funcionalidad que han tenido a lo largo de la historia del hombre. Identificando cuando un gobierno es funcional o disfuncional y la razón de ser del mismo. Cuando nos marca la diferencia entre un gobierno democrático y otro aristocrático, podemos identificar la funcionalidad de los sistemas de gobierno, y lo más importante dentro de la reflexión de su autor, el por qué no se puede decir cuando un sistema es mejor que otro, porque cada uno es bueno, de acuerdo al punto de vista que se esté manejando por los individuos que integran una sociedad. Otro aspecto significativo dentro de este libro, es la concientización de un gobierno imperfecto, pues la perfección no se encuentra dentro de la naturaleza humana, todo régimen de leyes perfectas vienen de Dios, y si los humanos tuviéramos esa capacidad, para que nos preocuparíamos por formarnos y educarnos. En la obra de Rousseau, también nos dice cuáles deben ser las condiciones necesarias para que un pueblo pueda subsistir por varios años, pero no es tardío en aclarar que la eternidad en un pueblo es simplemente inexistente, si las potencias más poderosas han caído sin importar cual tarde o temprano, eso nos garantiza que ningún pueblo existirá por siempre, además enfatiza que cuando la voluntad general del pueblo comienza a ser desplazada por los intereses personales de uno o de unos cuantos es cuando el pueblo se va de pique en la decadencia.

Vistazo Al Panorama Contractualista De Juan Jacobo Rousseau En ese texto capital denominado el “contrato social” Rousseau critica la esclavitud, la tiranía, a Hobbes en el sentido de que no es plausible para la razón consentir la superioridad de una minoría dominante con respecto al género humano; precisa el autor el hecho de que la fuerza no hace al derecho, y que por lo tanto el hombre no está obligado a obedecer más que a poderes legítimos; para Rousseau ceder a la fuerza es un acto de necesidad mas no de voluntad. En esos términos, ningún hombre tiene autoridad natural sobre su semejante, es decir, plantear que un hombre se entrega a otro gratuitamente es afirmar algo inconcebible y absurdo, pues la fuerza no constituye ningún derecho y solo son admisibles las convenciones como base para toda autoridad legítima. Renunciar a la libertad dice Rousseau, es renunciar a la condición de hombre; asimismo plantea contradiciendo a sus antecesores contractualistas (Hobbes, Locke) que la guerra no da origen al presunto derecho de esclavitud, pues alguien se convierte en enemigo solo en cuanto empuña las armas, en cuanto es soldado y su condición de simple hombre (así como su derecho a la vida) es recuperada cuando las entrega y se rinde; claramente un esclavo hecho en la guerra o un pueblo conquistado no está obligado a absolutamente nada con el vencedor en la teoría rousseauniana. Para Rousseau a diferencia de Hobbes el estado de naturaleza es la presentación de una criatura cuyos deseos no van más allá de sus necesidades, es la visión de un hombre en el que existe un equilibrio entre deseo y necesidad; recordemos que en Hobbes el estado de naturaleza es de guerra. Se dejan las armas o el derecho natural a dominar a otros mediante un acuerdo realizado por pura conveniencia, y se instituye así el soberano para asegurar la paz. Aludiendo a John Locke (para ilustrarlo con respecto a los dos anteriores), puede precisarse que su concepción del estado de naturaleza humano radica necesariamente en una “completa libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y de sus personas como mejor le parezca, dentro de los límites de la ley natural, sin necesidad de pedir permiso y sin depender de la voluntad de otra persona”, es un estado de igualdad en el cual todo poder es recíproco, donde nadie tiene más que otro, y donde ningún hombre puede ejercer manifestaciones de subordinación o sometimiento para con otro de sus iguales; allí los hombres siendo parejos en sus facultades y completamente independientes, no pueden dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones. Estableciendo diferencias podemos afirmar que el Contrato rousseauniano es de Adhesión y no de Sujeción; de igual manera que la Soberanía en vez de residir en el gobierno –el gobernante-, está en el pueblo (el gobernante no es el soberano), instituyendo entonces así una soberanía democrática, pues se gobierna en función de la voluntad popular para que ella sea legítima. Para Rousseau el hombre "en estado de naturaleza" que describe Hobbes es el hombre en sociedad civil, no en naturaleza, Rousseau es enfático en declarar que la manera en que este pregonaba que actuaban las primeras comunidades políticas no era correcta. Juan Jacobo R. no cree en un individuo separado y egoísta, cree por el contrario en el ser humano como

alguien que vive en una comunidad, que posee asimismo la necesidad de ser mirado (reconocimiento), necesidad que no es un deseo de vanidad y vanagloria, pues en él existe un deseo natural de ‘consideración’ que es una necesidad moral (cosa que difiriere mucho del envanecimiento); el hombre rousseauniano es un ser que necesita de los otros, que es incompleto sin los demás. Recordemos en este punto lo que Hobbes explica con respecto a la naturaleza humana y los dos factores que esta posee: ‘La codicia natural’, por la que todos desean lo que es de todos; y ‘La razón natural’, por la que todos desean evitar la muerte violenta (como el supremo mal de la naturaleza). Por ello es que se debe tener la inclinación y la necesidad de respetar las alianzas, los Acuerdos, los Pactos. Habla en consecuencia de un hombre que ha nacido para conservarse frente a la mutua violencia y que por tanto necesita de un acuerdo, acuerdo para el que ‘no ha nacido apto’, puesto que no buscamos por naturaleza compañeros, sino aceptación, honor o comodidad: se tiene entonces que toda sociedad se forma por conveniencia o vanagloria, las cuales se pueden conseguir más fácil dominando que asociándose, y que de seguro se haría de tal manera si no existiera lo que Hobbes denomina el miedo mutuo, éste es quien evita esa inclinación más al dominio que a la sociedad. Este miedo a su vez es producido por la simple razón que nos indica que todos somos frágiles y tenemos la misma capacidad de matar, es decir, que somos iguales. El Pacto Social es entendido por Rousseau como un Contrato que se construye de tal manera que cada uno pone -en común- su poder y persona en la suprema dirección de la voluntad general, y cada miembro pasa a ser considerado como parte indivisible del todo, noción esta que parte primero de entender una manera idónea de asociación: “Cómo encontrar una forma de asociación que defienda y proteja, con la fuerza común, la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos los demás, no obedezca más que a sí mismo y permanezca, por tanto, tan libre como antes”. Este contrato no es un pacto entre individuos y por conveniencia como indica Hobbes, es un pacto el cual transforma la persona particular de cada contratante en un ente normal y colectivo, compuesto de tantos votos como tenga una asamblea, la cual recibe de este acto su unidad, su vida y su voluntad. En consecuencia se genera aquella “voluntad general” (en la que cada cual pone en común su persona y su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y cada miembro es considerado como parte indivisible del todo) diferente a la suma de las voluntades individuales y que se constituye en fundamento de todo poder político; Uno de los conceptos fundamentales de Rousseau es precisamente el ejercicio de esta voluntad general, la cual es definida como la suma de las pequeñas diferencias en una deliberación, y no en términos del sentimiento popular como se ha pensado; la voluntad general ha de pasar por la deliberación pública y tiene un carácter plenamente procedimental; ella no significa que todos se ponen de acuerdo para algo, valga redundar: es la suma de las pequeñas diferencias, ella existe porque hay mecanismos para que se dé el descenso en una sociedad política. No obstante, Rousseau sabe que la voluntad general es manipulable, quiere el bien, pero no lo discierne: “... la voluntad general es siempre recta y tiende siempre a la utilidad pública... Siempre quiere uno su bien, pero no se lo ve siempre bien; nunca se corrompe al pueblo, pero se le engaña a menudo, y entonces es cuando parece querer lo que es malo”.

La Soberanía ha de emanar de la voluntad general, y por lo tanto es ella indivisible e inalienable como se plantea en el texto del contrato social: “no siendo la soberanía más que el ejercicio de la voluntad general, jamás deberá alienarse, y que el soberano, que no es más que un ser colectivo, no puede ser representado sino por él mismo: el poder se transmite, pero nunca la voluntad. La soberanía es indivisible por la misma razón de ser inalienable, pues la voluntad es general o no lo es”. Aquí podemos hablar de una diferencia adicional entre Hobbes y Rousseau, la cual puede observarse en que para éste último el Estado se concibe no como un aparato de dominación, sino como un regulador de conflictos, como protector de derechos; Rousseau desarrolla la noción de que la autoridad es convenida, acordada. Está fundada en el acuerdo, ése es su enfoque, pues la autoridad no es natural, nadie nace para mandar, nadie nace para ser esclavo. Destierra así el filósofo de la ilustración la naturalidad de la autoridad pero también descubre la incompletud, la insuficiencia del ser humano, ello lo coloca Rousseau en la base de su antropología moral: el ser humano es incompleto, necesita de los demás “son nuestras debilidades las que nos llevan a compartir con los demás”, las relaciones humanas se basan entonces en que el hombre tiene necesidad de estar con los demás (es la debilidad la que hace que los hombres se unan, ella nos hace sociables). La maldad natural del hombre también queda en entredicho con los matices que propone Rousseau, pues opina nuestro autor que quien es malvado lo es gracias a que es desgraciado. Difiere asimismo con respecto a Hobbes en la convicción política que entraña la guerra entre individuos (para él no hay tal, la guerra existe sí pero entre comunidades, entre estados, entre agrupaciones políticas, pero entre individuos no) y en su visión del pacto, pues recordemos que según él (Hobbes) se necesita de un poder común capaz de hacer constante e imperecedero el acuerdo, el cual mantenga a raya y dirija el accionar de todos los contratantes hacia el bien común. El camino idóneo para erigir dicho poder común a todos es que “…los seres humanos confieran todo su poder y fuerza a un Hombre o a una asamblea de hombres, todos los cuales, por pluralidad de voces puedan reducir sus voluntades a una sola voluntad”. Todo esto según Hobbes es más que un consentimiento (o concordia) ya que “es una unidad real de todo ello en una y la misma persona, instituida por pacto de cada hombre con los demás”. El estado de naturaleza es un momento donde todos son iguales, pero también libres, allí presenciamos una lucha por alcanzar lo útil para cada uno; no hay reglas, ni leyes de ninguna índole; pero una vez llegan las leyes, no se busca lo útil sino lo bueno. Tenemos entonces como primera ley de la naturaleza, la de preservar el propio ser. La vida por encima de todo, la importancia del pacto en este contexto consiste entonces en que nos alarga la vida, mejorándola y dotándola de calidad. El pacto social de Hobbes se puede entender en términos de seguridad, y en éste, el hombre se obliga a obedecerlo, por la misma necesidad que se obliga a hacerlo. Podemos aludir de igual manera (ya que tocamos el tema) a una famosa distinción entre la libertad para Hobbes y libertad para Rousseau: para el primero esta consiste en la seguridad (Libertad negativa: hombre libre es aquel que actúa sin impedimentos, es negativa porque actúa sin coacción), mientras para el segundo se llama participación (Libertad positiva: es una

libertad para autodeterminarse, para escoger en la participación), es incluyente en tanto se interviene en la vida pública. Hobbes plantea además que un contrato puede hacerse por miedo con toda legitimidad, pues solo así se puede disfrutar del derecho a la vida, y por ello es entonces completamente válido y justificado; de igual manera no se puede dejar de recalcar en esta concepción teóricopolítica tenebrosa que el derecho en estado civil consiste en las normas, que son las reglas o leyes para vivir en sociedad (a diferencia del derecho en el estado de naturaleza, que es el derecho que se tiene a todo), estas reglas o leyes se derivan de aquella institución del único poder con el cual se asegura un derecho (el de la vida) y un juez imparcial, el cual calificará los pleitos y acciones en términos de lo justo o lo injusto, es decir en términos de lo contrario y lo acorde con la ley. El pacto por lo tanto, es una acción necesaria que nos garantiza desde todo punto de vista, la vida y un desarrollo pacífico en sociedad. Con respecto a la teoría contractual, ya que confrontamos sus diferentes edificadores, no podemos dejar pasar el indiscutible acontecimiento que nos indica que fue Hobbes el primer filósofo que inauguró una visión definida de esa teoría, precisamente haciendo hincapié en el sustancioso e interesante hecho de que el hombre en su estado de natural se veía obligado a transferir o entregar sus derechos individuales a un soberano para obtener su propia salvaguardia y defensa. Locke de igual forma esbozó una perspectiva de pacto social en la cual, discrepando con Hobbes, precisaba que los hombres realizaban ese pacto entre sí para vivir bajo una acordada dirección de la comunidad política, gobierno que una vez instaurado podía ser derogado o alterado si este resultaba ajeno a la trayectoria u orientación dada por dicha comunidad. Según Locke, las primitivas sociedades políticas estuvieron dadas por medio del consenso y no gracias a una imposición arbitraria e ineludible de un poder paternal o de un decreto divino; teniendo en cuenta lo anterior, Locke nos demuestra que toda clase de ‘monarquías unipersonales’ existieron en las sociedades incipientes debido a que en esas mismas comunidades mediaba el consentimiento de los que de tal forma eran regidos, no interviniendo así en ellas una creencia absurda y desmesurada en la autoridad divina o humana. Recordemos que el Poder Político para John Locke no es otra cosa que ‘aquel que emana’ de los hombres en el estado de naturaleza al decidir renunciar a sus privilegios naturales y resolver trasladarlos a la vida en sociedad. Lo que busca esta transferencia es que esa nueva Comunidad política alcance el bien común y consiga la preservación de sus propiedades (en sus tres versiones: vida, libertad y bienes), teniendo a su vez ella el poder y el deber de hacer Leyes y sancionar todos aquellos hechos que la quebranten o la puedan vulnerar. Debemos tener en cuenta asimismo que el poder cedido de los hombres a la sociedad (al renunciar al poseído en el estado de naturaleza) no es absoluto e incondicional ya que proviene de un Pacto, acuerdo este que no existiría sin el Consentimiento mutuo de cada hombre que forma parte de esa comunidad política. Una vez se ha pactado en la versión contractual lockeana, desde ese preciso momento conforman los hombres un solo cuerpo político, dentro del cual la mayoría tiene el derecho de regir y obligar a todos; es decir, que cuando se une un grupo de hombres en tal sentido, se forma de igual manera “un cuerpo” que actúa como ‘uno solo’, cosa que se obtiene por la voluntad y la decisión de la mayoría.

La mayoría y su consentimiento constituirían la fuerza que mueve este cuerpo, ése según Locke es el motivo por el cual todos quedan obligados por las decisiones que de ella provengan. De tal manera, todos aquellos que conforman un cuerpo político bajo un gobierno aceptan, bajo la totalidad de quienes conforman dicha sociedad, someterse a la resolución de la mayoría, dejándose guiar por ella, pues en términos Lockeanos, nada significaría el pacto y éste no existiría si de hecho cada miembro siguiese siendo libre y sin otros ‘lazos’ diferentes a los que poseía cuando se hallaba en el estado de naturaleza. Rousseau trazó otro camino en su perspectiva contractualista, el cual hemos tratado de explicar líneas más arriba, camino que, aunque posee algunas convergencias importantes con la versión lockeana del pacto tiene asimismo múltiples divergencias. En cuanto a lo tocante al pacto propiamente dicho, este brillante hombre afirma: “lo que pierde el hombre por el contrato social es su libertad natural y un derecho ilimitado a todo lo que intenta y puede alcanzar; lo que gana en él mismo es la libertad civil y la propiedad a todo lo que posee... podríamos añadir a ello la adquisición del Estado civil y la libertad moral, que sólo hace al hombre ser verdaderamente dueño de sí, puesto que la impulsión del solo apetito es esclavitud, y la obediencia a la ley que se ha prescrito uno así mismo es libertad”. Asimismo, el Poder Soberano a estas instancias implica para Rousseau que “por muy absoluto, sagrado e inviolable que sea, no traspasa ni puede traspasar los límites de los contratos generales; y que todo hombre, en virtud de estos contratos, puede disponer plenamente de lo que haya sido dejado de sus bienes y de su libertad...”; con respecto al derecho de vida y de muerte nuestro autor cuestiona duramente el tratamiento tan desdeñoso que se le había otorgado en las teorías contractuales anteriores: “Se pregunta cómo los particulares, no teniendo derecho para disponer de su propia vida, pueden trasmitir al soberano ese mismo derecho de que carecen”; y con respecto a la ley, Rousseau se pronuncia de forma categórica: “Es, pues necesario que haya contratos y leyes para unir los derechos a los deberes y conducir la justicia a su objeto […] Las leyes no son realmente sino las condiciones de la asociación civil. El pueblo sumiso a las leyes debe ser el autor de las mismas...”, refiriéndose al Legislador el autor plantea una división implacable para hacer de este ‘ente’ algo ecuánime y justo dentro de la configuración del estado: “...el que manda a los hombres no debe mandar las leyes, el que manda a éstas no ha de mandar a los hombres; de otro modo sus leyes, ministras de sus pasiones, no harían otra cosa que perpetuar sus injusticias, en consecuencia el legislador no podría evitar nunca que intereses particulares alterasen la santidad de su obra”. Rousseau en última instancia también se refiere acerca del abuso del Gobierno y su inclinación a decaer degenerativamente: “En el momento en que el gobierno usurpa la soberanía, el contrato social se rompe; y los simples ciudadanos que entran por derecho en su libertad natural tienen que obedecer no por obligación, sino por violencia”, y de allí da un salto a la consideración de la muerte del cuerpo político, aproxima su noción cadavérica del estado a la debilitación y desfallecimiento de la ley: “...donde las leyes envejecen pueden asegurarse que no hay poder legislativo y que el Estado ha muerto”. Vemos entonces la magnitud de la propuesta contractualista de Juan Jacobo Rousseau, propuesta en la que dándose cada individuo a todos, no se da a nadie; en donde, según él mismo declara, hay una equivalencia de todo lo que se pierde y una fuerza mayor para

conservar lo que se tiene. Es una posibilidad política que ‘en vez de destruir la igualdad natural’ en tanto pacto fundamental “sustituye por el contrario una igualdad moral y legítima a la desigualdad física que la naturaleza había establecido entre los hombres, los cuales pudiendo ser diferentes en fuerza o talento, vienen a ser todos iguales por convención y derecho”. Esa es la valiosa influencia del filósofo francés en aras de un hombre que nunca ha de tener la deplorable condición de esclavo como tampoco la de tirano, que pacta no por conveniencia sino por la ecuanimidad para entrar a formar parte de la vida social y que va a ser parte activa y pasiva a la vez sólo de poderes legítimamente constituidos.

Conclusión El pensamiento de Rousseau a través de los años ha tenido un crecimiento en las diversidades culturales dentro de las poblaciones en edad preescolar, escolar, post-escolar e incluso en las diferentes generaciones, puesto que busca no solo complementar gran parte del proceso formativo en los estudiantes sino que además permite el acceso de nuevos conocimientos y metodologías sistemáticas que garanticen una alta calidad en el manejo de todos los dominios de aprendizaje (dominio psicomotor, dominio cognitivo, y de manera esencial el dominio afectivo), incluyendo la apreciación de los ambientes naturales y la sensibilidad de estos espacios. La educación para Rousseau permite al alumno asimilar el conocimiento. Se respeta y se valora el desarrollo espontáneo del alumno a través de sus experiencias vitales y su deseo de aprender en ambientes no preparados, influyendo de manera significativa los espacios naturales. En conclusión la educación para Rousseau, posibilita el naturalismo como material de apoyo y vinculo hacia la imaginación y la creatividad del niño, logrando en él la participación constante y la reconstrucción de las competencias ciudadanas (interpretativa, argumentativa, propositiva) y habilidades (leer, hablar, escuchar, imaginar, crear, escribir, transformar) fortaleciendo así, la integridad moral de sus estudiantes, la creación de ambientes de aprendizaje, el desarrollo y la participación en el proceso para el descubrimiento.