Revision Del Concepto de Ruralidad

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PROINDER Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios

Documento: REVISIÓN DEL CONCEPTO DE RURALIDAD EN LA ARGENTINA Y ALTERNATIVAS POSIBLES PARA SU REDEFINICIÓN

Hortensia Castro Carlos Reboratti

(Versión preliminar)

1. Antecedentes. Ruralidad: de los conceptos a las definiciones Una simple constatación muestra que el concepto de ruralidad necesita de una revisión: en la Argentina se utiliza actualmente una acepción de lo rural acuñada en Francia en el siglo XIX, cuyo criterio principal de diferenciación rural-urbana es la cantidad de habitantes por localidad. Mientras en el país europeo mencionado la definición fue revisada y transformada dos veces, en el nuestro se la sigue utilizando sin modificación alguna. Asimismo, a la inversa de lo sucedido en otros países del mundo, en la Argentina el tema ni siquiera ha sido revisado. En efecto, no se ha producido hasta el momento un debate que ponga sobre el tapete los alcances y limitaciones de tal definición de ruralidad, para ser utilizada en el heterogéneo medio rural argentino. La diferenciación rural-urbana resulta particularmente significativa debido a que delimita el ámbito de pertinencia de una serie de acciones estatales en diferentes sectores de la sociedad: se habla frecuentemente de educación rural, créditos rurales, caminos rurales, salud rural, pobreza rural, desarrollo rural, sin que la aparentemente simple definición del escenario de intervención haya sido cuestionada, como así tampoco se hayan considerado las dificultades que se plantean al momento de la utilización de los datos oficiales sobre lo rural. Las profundas diferencias entre lo urbano y lo rural no pueden ser reducidas a una única variable de tipo poblacional; las importantes divergencias en otras dimensiones socioeconómicas como educación, ingresos, ocupaciones, necesidades básicas insatisfechas, condiciones de salud, sexo y composición etaria de la población sugieren, no obstante, que lo “rural” está muy lejos de poder ser englobado en un concepto simple y homogéneo (Dirven, 2004). Tal vez, la ausencia de una discusión sobre la temática se deba a que la idea de ruralidad parece tan obvia que no necesita ser cuestionada. Sin embargo, nada más lejos de la obviedad; una revisión de los principales estudios sobre la temática demuestra la fragilidad y heterogeneidad conceptual que comprende la idea de ruralidad. Si bien la mayoría de los autores parten del supuesto de la inexistencia de una definición universal de lo rural, también observan críticamente que, cuando se lo define, las más de las veces se lo hace caracterizando a lo rural en referencia directa a lo urbano. Abramovay (2000), por ejemplo, partiendo de la pregunta de si lo rural es sinónimo de atraso y de si es real el fatalismo demográfico, económico, político y cultural, elabora una discusión sobre la definición del tema. El problema de base se encuentra en la definición de lo rural como categoría residual de lo urbano, por lo cual el espacio es diferenciado en forma no neutral. Asimismo, la tendencia más moderada lo define no como oposición a lo urbano pero sí por su relación con este ámbito. El autor concluye que se necesita una nueva definición que no condene de antemano a lo rural al vaciamiento, posición que comparte Graciano de Silva (s/f), a partir de la obsolescencia de lo que llama “o mito do rural”, dentro del cual ubica el atraso, la predominancia de lo agrícola, la inexorabilidad del éxodo rural y la idea de que el crecimiento agrícola lleva al desarrollo rural. Esta característica residual de lo rural se basa a su vez en una perspectiva implícita: la fuerte presencia de una visión dicotómica entre lo urbano y lo rural. Esta visión dicotómica tiende a separar la sociedad en dos, tipificándola idealmente en ámbitos separados, caracterizados en forma de términos contrapuestos: lo rural como atrasado, pobre, aislado, de cambios lentos, atado a la naturaleza y a la producción primaria; lo urbano como rico, moderno, dinámico, industrial, conectado con el mundo. Y algunos criterios estadísticos, como veremos, tienden a reforzar esa visión dicotómica, ya común en el imaginario social.

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Esta dicotomía tan en uso merece una discusión conceptual y es sobre ella que la mayor parte de los autores apunta su contribución. Por una parte, esta separación no atiende a la compleja realidad de un mundo globalizado y cada vez más interconectado, que tiende a crear realidades heterogéneas. Y esta heterogeneidad de situaciones lleva a muchos autores (Medeiros Marques, 2002) a la necesidad de plantear, en contra de la dicotomía urbano-rural, la existencia de un continuum de situaciones, un gradiente de posibilidades. Sobre la existencia de este gradiente (que en los extremos mantendría una cierta dicotomía entre lo “muy rural” y lo “muy urbano”) existe evidentemente un acuerdo, que borraría las dificultades de definición. Pero al mismo tiempo, en varios autores se mantiene la necesidad de llegar a una cierta clasificación de situaciones, dividiendo por ejemplo el continuum en tres, cuatro o cinco situaciones de decreciente ruralidad (Abramovay, 2000; IICA, 2000; Sequeiros y Osorio, 2001). Esta posibilidad de clasificación de situaciones complejas lleva a otro acuerdo tácito entre los autores analizados: la necesidad de cambiar el foco de análisis de la ruralidad desde una perspectiva fundamentalmente económica a una visión que contemple la cuestión territorial, es decir, su impronta sobre el espacio concreto. De esa forma, lo rural ya no sería definido como un sector, sino como una situación concreta que caracteriza un fragmento específico del territorio como unidad de gestión que permite integrar a una realidad económica multisectorial dimensiones políticas, sociales, culturales y ambientales (Echeverri Perico y Robero, s/f; García Ramón, 1995). En esta misma línea, otro enfoque que ayuda a superar la dicotomía conceptual es aquel que enfatiza que es necesario mirar lo rural desde lo rural, con sus especificidades, similitudes y complejidades. La visión simplista y tradicional de lo rural estaría siendo fuertemente erosionada por una serie de cambios que están sucediendo en ese ámbito: la creciente aparición de la multiocupación en la población que podríamos en principio pensar como rural, la aparición en ese ámbito de actividades no agropecuarias como industrias y servicios, la revalorización del campo como lugar de residencia, la aparición de otros usos del ambiente no urbano como la valorización paisajística y cultural, la ampliación de las actividades ligadas al ocio, la conservación ambiental como objetivo de la instalación humana, el progresivo aumento de la movilidad territorial de una población antes considerada como casi inmóvil (Pérez, 2001; Piñeiro, 1999; Teubal, 2001, Murmis y Feldman, 2005). Este tipo de procesos, que comenzaron en Europa y los EEUU hace bastante tiempo, están penetrando rápidamente en países de América Latina -Argentina entre ellos- lo que empuja aún más hacia una redefinición conceptual y operativa. Todo esto lleva a los autores a señalar las limitaciones de las formas de definición de lo rural utilizadas hasta ahora: las puramente administrativas, como la adoptada por Brasil (Graciano da Silva, s/f); las que combinan límites demográficos (densidad, tamaño de los aglomerados) con el porcentaje de ocupación agraria de la población económicamente activa (PEA), como las utilizadas en Chile (Gómez, 2001); y, finalmente, las puramente demográficas, como la nuestra. Para el caso de los países de la región, las definiciones oficiales de “rural” pueden agruparse de acuerdo con los siguientes criterios: Según cantidad de habitantes •

Hasta 2.000 - Argentina, Bolivia



Hasta 2.500 - México, Venezuela 2

Según tamaño del asentamiento y ocupación de la PEA •

Hasta 1.000 o hasta 2.000 y, en este último caso, con más del 50% de la PEA ocupada en actividades primarias - Chile

Residencia fuera de áreas urbanas, definidas administrativa o censalmente como tales •

Brasil - Colombia - Costa Rica - Ecuador - El Salvador - Haití



Guatemala - Paraguay - Perú - República Dominicana - Uruguay

Cantidad de habitantes e inexistencia o escasez de servicios •

Hasta 500 o entre 501-2.000 con menos de cuatro tipo de servicios - Cuba



Hasta 1.000 y sin servicios - Nicaragua



Hasta 1.500 y sin servicios - Panamá



Hasta 2.000 y sin servicios - Honduras

Los diferentes métodos tienen ventajas y desventajas. Por ejemplo, como señalan los autores que trabajan sobre los aglomerados “urbanos” más pequeños, la conexión de éstos con el medio rural es tan marcada que hacen pensar en una subvaloración (a veces muy significativa) de la población que podríamos categorizar como “rural”, aún basándonos en la aplicación de criterios tradicionales. Lo que implica también la necesidad de tener una visión menos fatalista sobre el destino de los pequeños centros urbanos, que como se ha demostrado no necesariamente están condenados a desaparecer. La situación en los países fuera de la región es también variada y tampoco responde a criterios homogéneos. No obstante, la mayoría de los países desarrollados han realizado ajustes a la definición y han creado sistemas estadísticos específicos enfocados exclusivamente a lo “rural”. Estos sistemas producen datos que van más allá de los suministrados por las estadísticas económicas (que dan cuenta de la actividad agrícola) y las socio-demográficas (que dan cuenta de la residencia de la población). La organización de tales “sistemas de estadísticas rurales” estuvo precedida de profundas discusiones y desarrollos teóricos sobre la naturaleza y dinámica de lo “rural”. Es decir, implicó la redefinición de conceptos, la construcción de nuevos criterios de clasificación, la determinación de las unidades territoriales mínimas de referencia y de normas de calidad que deben garantizar los datos. Faiguenbaum y Namdar-Irani (2005) destacan en su trabajo que la Organización de Cooperación y de Desarrollo Económico (OCDE) seleccionó un conjunto de variables para definir lo rural. Es así que se considera como Comunidad Rural a los territorios con una densidad de población inferior a 150 habitantes por km2 (500 habitantes por km2 para el caso de Japón, considerando que la densidad media de la población total del país es de 300 hab/km2. A partir de esta definición básica, se construyó una tipología de regiones según su grado de urbanización-ruralidad, distinguiéndose tres tipos1: 1. En el territorio cubierto por los 24 países miembros de la OCDE se identifican más de 50.000 Comunidades y 2.000 Regiones (OECD, 1996). 3

• Región con predominancia rural: Corresponde a todos aquellos territorios donde más del 50% de la población vive en una Comunidad Rural. • Región intermedia (o con significancia rural): Corresponde a todos aquellos territorios donde entre el 15% y 49% de la población habita en una Comunidad Rural. • Región con predominancia urbana: Corresponde a todos aquellos territorios donde menos del 15% de la población habita en una Comunidad Rural. En el contexto de esta definición y con el objeto de reflejar la disparidad de los patrones demográficos en los países miembros de la OCDE, se incorpora un criterio “alternativo” al de la densidad poblacional, indicando la relación con el tamaño de los centros urbanos existentes. Es así que las regiones donde existen uno o más centros urbanos de más de 500.000 habitantes se clasifican como regiones con predominancia urbana mientras aquellas con centros urbanos de más de 200.000 habitantes se clasifican como regiones intermedias. Los países que integran la Unión Europea aplican una amplia y heterogénea gama de definiciones y criterios para delimitar su población rural. En forma exclusiva o combinada se destacan: (i) El tamaño de la población (total, en aglomeración, absoluta o relativa); (ii) la densidad de población; (iii) la densidad de las comunicaciones; y (iv) el peso de la agricultura en términos de empleo o de valor agregado. El debate continúa, como lo indican las iniciativas en marcha tendientes a profundizar el conocimiento y encontrar propuestas operativas. En el año 2003, la Comisión Económica para Europa (UNECE) inició un proyecto con el fin de disponer de un inventario de estadísticas de desarrollo rural de los países miembros de dicha organización y de la OCDE2. Entre otras actividades, se envió un cuestionario a los países, en el cual se incluyeron quince preguntas relativas a la situación de las estadísticas de desarrollo rural. Las cinco primeras preguntas estaban relacionadas directamente con el tema de la definición de rural y se indagó sobre: (i) el organismo responsable de las estadísticas sobre áreas rurales; (ii) variables utilizadas en la definición; (iii) existencia de subcategorías que den cuenta de gradientes de ruralidad; (iv) valores de corte utilizados en las definiciones; (v) unidades territoriales menores. Las respuestas de los países indicaron diversidad en las definiciones, inclusive algunos países utilizan más de una definición de rural. Los Institutos de Estadística aparecen como los responsables primarios de la elaboración de las estadísticas rurales. En lo que se refiere a las variables utilizadas en la definición, la mayoría se basa en la combinación de dos o más: (i) cantidad y densidad de población; (ii) grados de intensidad en el flujo pendular de personas (commuting). Los valores de corte son también diferentes (entre 200 habitantes en Dinamarca y 2500 en Estonia). Con relación a las unidades territoriales de referencia utilizadas en el cálculo, en general son las entidades administrativas menores. Australia, Canadá, Irlanda utilizan las unidades estadísticas que se determinan para los fines de los censos. Con respecto a los gradientes de ruralidad, las respuestas indicaron como necesaria tal subdivisión, aunque para ello se usan criterios adicionales, por ejemplo, distancias a centros poblados de cierta magnitud. 2. Los resultados del proyecto, sintetizados en un Manual que se denominó “The Wye Group Handbook”, pueden consultarse en www.unece.org/stats/rural/ 4

En un reciente estudio realizado en América Latina, el Banco Mundial ha complementado el criterio de densidad de población de la OCDE incorporando la distancia a centros urbanos, medida en tiempo necesario para acceder a la ciudad más cercana (De Ferranti et al, 2005). Un claro ejemplo de la importancia y evolución de las estadísticas y datos rurales, puede encontrarse en el informe elaborado por el profesor Berkeley Hill para el Consejo Económico y Social de Gran Bretaña. En dicho informe, el autor destaca los crecientes requerimientos de información confiable para una efectiva puesta en marcha de políticas en el sector, en todos los países que integran la Unión Europea. Señala también que las recientes medidas de políticas para las áreas rurales van más allá de lo agropecuario, en tanto se refieren a muchos otros parámetros económicos, sociales y ambientales de la población rural, de las empresas y de los recursos en general. La Unidad de Desarrollo Agrícola de la CEPAL inició recientemente una línea de trabajo orientada a evaluar y discutir el concepto y alcance de la definición de “rural” con la idea de promover un debate académico en el marco del Grupo Interagencial para el Desarrollo Rural3 y, luego, eventualmente, con los gobiernos de la región. El objetivo que se intenta alcanzar, siempre que se acuerde como factible, es poder trabajar, en un futuro, con datos e información estadística surgidos de una definición más homogénea de "rural”. La preocupación por (re)pensar dicha definición de rural no parte de un enfoque meramente normativo; está fundamentada en la importancia creciente de las estadísticas oficiales en la formulación y posterior monitoreo de políticas públicas (en este caso, políticas de desarrollo y de asignación de recursos orientadas hacia un ámbito que no resulta claro precisar). Desde esta perspectiva, proponer una definición más homogénea y representativa del ámbito rural en la región seguramente será de gran utilidad. Dentro del gradiente de situaciones descriptas, los espacios rurales se caracterizarían al menos por tres elementos: a) la relación con el medio natural, ya sea a través del uso de los recursos y servicios naturales para la producción agropecuaria como por su aprovechamiento en otro tipo de actividades, como la recreación y la residencia; b) la poca densidad de población relativa, si bien enmarcada dentro de una gran variabilidad de situaciones, pero claramente diferenciada de la urbana si utilizamos escalas detalladas; c) la existencia de redes territoriales que articulen los ámbitos dispersos y los centros poblados de diferente tamaño, estando éstos, según sea la situación, fuertemente integrados al medio rural. Un punto de partida para encarar el tema de la redefinición conceptual y operativa del concepto en Argentina podría basarse en el análisis de los tres criterios básicos mencionados. 2. Lo rural en la Argentina Por la conformación de su economía y la imagen que de ella se tiene en el exterior, la Argentina es un país donde lo rural tiene un peso considerable. Más allá de los estereotipos como el gaucho, la pampa, la carne o el trigo, es verdad que todavía buena parte de nuestra 3. El Grupo InterAGencial de Desarrollo Rural esta integrado por la FAO, el IICA, el Banco Mundial, el BID, el FIDA, la CEPAL, la GTZ y la US-AID. 5

economía se articula alrededor de la producción agraria, más ahora cuando es cada vez más difícil separar los eslabones de las cadenas productivas, que se tornan ubicuas. Sin embargo, todavía en el país no parece que exista claridad sobre el medio y lugar de proveniencia de esa producción ni sobre el amplio espectro de actores que intervienen en los procesos productivos. ¿Cómo se define y cómo se conceptualiza lo rural en nuestro país? En realidad es bueno comenzar por decir que no existe una definición universal, aunque sí una formal que no se ha universalizado. Como se verá más adelante, la sencilla pregunta: ¿qué se entiende por “rural?” tiene más de una respuesta, según cuales sean los criterios utilizados en la definición. En términos generales y en forma muy vaga, la mayor parte de nosotros relacionamos lo rural con “el campo”, englobando en esto un espacio con imágenes estereotipadas de paisaje, organización territorial, población y actividades económicas. El paisaje que nos imaginamos es generalmente bucólico y pastoril; la organización territorial se refiere a un lugar donde la presencia del medio natural es importante, paralela a una baja densidad de ocupación o “grado de artificialización”. La imagen de la población rural se refiere generalmente a una persona noble, fuerte, realista, trabajadora y proclive a levantarse temprano y tener muchos hijos. Finalmente, la imagen de la producción rural es la agricultura o la ganadería, fuertemente teñida por el ideal del colono o chacarero que trabaja su tierra y produce granos o el ganadero dedicado al ganado bovino. A poco que se profundice en el medio rural del país, todas estas imágenes comienzan a desdibujarse y a ser reemplazadas por otras, donde el campo es un espacio fundamentalmente heterogéneo y lejano a cualquier estereotipo. Y es justamente esta heterogeneidad lo que hace que las posibilidades de una formalización de “lo rural” sea muy compleja de lograr. A imagen y semejanza de otros países y de la historia de la información estadística, poseemos en el país una definición explícita y tajante de lo rural, surgida como parte de los sistemas clasificatorios utilizados por el Sistema Estadístico Nacional (formado por el INDEC y las Direcciones de Estadística de las provincias) empleados en los censos de población y referidos a la distribución geográfica de los habitantes sobre el territorio. Sin embargo, éstas no son las únicas instituciones que utilizan el término rural, aunque posiblemente sean las únicas que lo formalizan. En diversos ámbitos de la sociedad (tanto del estado como de la sociedad civil) aparece la palabra “rural”, y podríamos hacer una lista, seguramente incompleta, de sus distintos usos: a. en el sector de educación, se distinguen la educación rural y las escuelas rurales; b. en el sector económico, crecientemente se habla del desarrollo rural y de instituciones como los grupos CREA (Consorcios rurales de experimentación agrícola); c. en el sector de infraestructura, existen caminos rurales y la denominación de parcelas y catastros rurales; d. en el sector de salud, existen los hospitales rurales; e. en el sector de desarrollo social, hay preocupación por la pobreza rural; f. varias instituciones no oficiales utilizan el término, tales como la Sociedad Rural Argentina (SRA) y las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Sin embargo, después de hacer una recorrida por los antecedentes y la documentación oficial y de varias entrevistas realizadas con representantes de algunos de estos sectores, surge claramente que la definición formal del INDEC no se conoce o, más comúnmente, no se tiene 6

en cuenta porque en la práctica no tiene ninguna utilidad al no satisfacer los requerimientos de esas instituciones. Por ende, es importante comenzar por el origen de esta definición, sus características, ventajas y debilidades. 3. Alcance y crítica a la definición actual. Su historia, su uso en distintos ámbitos y la comparación con los criterios usados en otros países La definición de la población urbana y rural basada en un criterio estrictamente demográfico se viene utilizando en la Argentina desde 1914, en ocasión del tercer Censo Nacional de Población. El criterio se basa en la determinación de un umbral de tamaño de población aglomerada a partir del cual se considera a la población como “urbana” y por debajo del cual como “rural”; en consecuencia, la definición de rural es residual con respecto a la urbana, formando parte de un sistema clasificatorio dicotómico. Desde el punto de vista práctico, la determinación de este umbral requiere que primero se defina espacialmente el límite de los aglomerados (generalmente con criterios de morfología urbana, densidad de viviendas y proximidad de éstas). Una vez fijado este perímetro (denominada la envolvente en la literatura estadística) se contabiliza la población en el interior de los límites predefinidos y, a partir de ahí, se determina su condición de rural o urbano. Los criterios de discriminación establecen límites estrictos entre una u otra clase. Lo urbano y lo rural aparecen como mutuamente excluyentes, lo cual lleva a pensar que es una simplificación de los patrones actuales de ocupación del espacio. Este último aspecto es particularmente significativo en el contexto del tema que nos ocupa. Todo el conjunto de datos que elaboran los sistemas estadísticos y, en consecuencia, la batería de indicadores socio-económicos que se construyen a posteriori, se refieren a estos dos criterios de agregación geográfica o territorial. Pero, dichas desagregaciones ¿son suficientes?, ¿sería más adecuado pensar en gradientes?, ¿cómo inciden los niveles de accesibilidad y las distancias? La debilidad de este criterio es evidente y se podrían enumerar algunos de los problemas que conlleva: a. Se visualiza a la población como estrictamente definida en una improbable dicotomía urbano-rural. b. Se define un valor que debería representar esta separación y se espera que este número, casi de forma mágica, exprese de alguna manera la diferenciación de la población urbano-rural en forma universal y atemporal sobre la totalidad del territorio c. La determinación de un umbral fijo hace que a lo largo del tiempo las comparaciones no se hagan sobre poblaciones estrictamente similares ya que hay, por un lado, aglomerados que se transforman en urbanos al superar el límite de los 2.000 habitantes y, por el otro, aglomerados que dejan de serlo al bajar de ese nivel. Es posible que la única ventaja que se podría encontrar en la aplicación acrítica de este criterio sea la posibilidad de comparar a lo largo del tiempo poblaciones similares (aún con la salvedad hecha en el punto c. anterior, que se hace más importante a medida que el tamaño de la población rural decrece). Así, se puede hacer una tabla donde se comparen las poblaciones rurales de la Argentina a lo largo de los censos.

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Tabla 1 POBLACIÓN RURAL POR PROVINCIAS Y REGIONES EN EL PERÍODO 1895-2001 En miles Provincia 1895 1914 1947 1960 Buenos Aires 596 940 1.196 882 Córdoba 285 434 704 558 Entre Ríos 200 265 458 407 La Pampa 26 84 119 67 San Luis 66 83 101 84 Santa Fe 267 474 693 448 PAMPEANA 1.440 2.280 3.271 2.446 Catamarca 81 85 101 100 Jujuy 43 63 104 123 La Rioja 61 69 76 74 Salta 101 112 176 186 Santiago del Estero 152 225 356 309 Tucumán 179 181 297 353 NOROESTE 617 735 1.110 1.145 Corrientes 183 237 346 286 Chaco 10 36 301 338 Formosa 5 15 91 119 Misiones 29 43 197 246 NORESTE 227 331 935 989 Chubut 4 18 62 65 Neuquén 15 27 67 57 Río Negro 9 39 97 71 Santa Cruz 1 8 27 25 Tierra del Fuego 1 3 5 1 PATAGONIA 30 95 258 219 Mendoza 88 189 299 297 San Juan 74 96 141 160 CUYO 162 285 440 457 TOTAL PAÍS 1.495 3.730 6.008 5.252 Fuente: INDEC, Censos Nacionales de Población.

1970 680 447 281 72 63 440 1.983 87 105 60 185 345 288 1.070 233 269 127 261 890 50 55 115 15 2 237 375 133 508 4.689

1980 688 474 320 76 72 454 2.084 90 110 62 180 263 284 989 242 283 130 282 937 52 52 98 17 3 222 306 138 444 4.678

1991 596 384 232 65 54 567 1.898 82 97 53 183 265 267 947 204 262 134 296 896 44 53 102 13 2 214 314 106 420 4.375

2001 503 346 202 56 47 325 1.479 87 92 49 296 273 275 1.072 192 200 108 286 786 43 54 86 8 3 194 327 87 414 3.946

Según estos datos, la población rural así definida habría llegado a su máximo tamaño en 1947, para luego comenzar a declinar, hasta alcanzar en 2001 un tamaño similar al que tenía en 1914. Usando la misma información, se puede hacer una estimación del grado de “ruralidad” de cada unidad a lo largo del tiempo.

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Tabla 2 PARTICIPACIÓN DE LA POBLACIÓN RURAL POR PROVINCIAS Y REGIONES EN EL PERÍODO 1895-2001 En % sobre la población total

Provincia 1895 1914 1947 1960 1970 1980 1991 2001 Buenos Aires 65 46 48 31 21 19 13 10 Córdoba 81 59 31 31 25 20 14 11 Entre Ríos 68 62 50 50 39 35 23 17 La Pampa 100 83 60 60 50 37 25 19 San Luis 81 71 48 48 43 34 19 13 Santa Fe 67 53 29 29 22 18 20 11 PAMPEANA 68 58 32 32 23 21 17 12 Catamarca 89 84 56 56 47 44 31 26 Jujuy 86 81 52 52 35 27 19 15 La Rioja 88 87 58 58 48 38 24 17 Salta 86 79 49 49 37 27 21 27 Sgo. del Estero 94 86 63 63 57 40 40 34 Tucumán 83 54 45 45 35 29 23 21 NOROESTE 88 74 62 52 45 32 26 24 Corrientes 76 68 66 51 43 37 26 21 Chaco 100 77 70 60 53 41 31 20 Formosa 100 78 80 71 60 44 34 22 Misiones 87 81 80 65 62 49 38 30 NORESTE 79 71 71 61 49 42 32 23 Chubut 100 78 62 45 30 20 12 10 Neuquén 100 92 77 63 34 22 14 11 Río Negro 100 92 72 56 40 25 20 16 Santa Cruz 100 79 65 46 26 15 8 4 T. del Fuego 100 100 100 37 26 10 3 3 PATAGONIA 100 90 71 43 34 22 15 11 Mendoza 76 68 51 40 34 26 22 21 San Juan 88 80 54 47 38 29 20 14 CUYO 81 72 52 39 37 27 22 19 TOTAL PAÍS 63 47 38 28 21 17 13 11 Fuente: INDEC, Censos Nacionales de Población. Este cuadro refuerza la idea de la heterogeneidad geográfica e histórica del medio rural, ya que las provincias y las regiones, como se puede ver, tuvieron un proceso diferente de evolución de la población rural. Esta heterogeneidad, a su vez, está basada en una compleja trama de factores ambientales, económicos, sociales y políticos. Así, no todas las regiones del país tienen similar potencial para la producción agropecuaria, y este potencial también ha sido aprovechado de diferente manera en distintos momentos económicos, tanto relacionados a los mercados externos como internos. La tierra, que podríamos pensar como el principal canal de consolidación de la población rural, ha experimentado diferentes formas de uso y distribución a lo largo del tiempo, desde la conformación de colonias al estilo farmer hasta la constitución de estructuras agrarias latifundiarias de diferente tipo, y desde la pulverización de la tenencia en el minifundio hasta la conformación de empresas agrarias que ponen en producción 9

decenas de miles de hectáreas de tierras altamente productivas. En este sentido, reforzando nuestro argumento, la heterogeneidad de las estructuras agrarias hace difícil pensar en la posibilidad de mantener una forma única de definición de lo rural. Por otra parte, la implícita creencia de la posibilidad de realizar una caracterización dicotómica entre el campo y la ciudad, lo rural y lo urbano, es excesivamente simplista. Parte del supuesto de que ambas realidades están perfectamente separadas y, como dicen muchos analistas, implícitamente signadas por adjetivos también dicotómicos como atrasomodernidad, lentitud-dinamismo, primario-secundario, conservador-progresista, aisladointegrado, lejano-cercano, etc. Para cualquiera que tenga una mínima idea de la realidad rural en la actualidad, es evidente la falacia de ese enfoque, y esa falacia, a medida que se producen fuertes procesos de cambio en el campo, se hace cada vez más evidente. La constante interrelación que se produce entre la industria y la producción agraria, la conformación de cadenas y complejos agroindustriales, la importancia de la innovación tecnológica, la creciente incidencia de la mano de obra urbana en el campo, el empleo rural no agrícola, el papel de la multiocupación entre buena parte de los productores agrarios hacen que esa dicotomía aparezca como, más que simplista, directamente falsa y deformante. Toda la extensa literatura sobre la llamada “nueva ruralidad” confirma ese dato y pareciera que es hora de que se refleje de alguna manera en una definición de lo rural más flexible y apropiada para nuestros tiempos. Volviendo a la utilización de un umbral de tamaño de aglomeración como criterio único, revisando las definiciones de población rural que se utilizan en otros países, surge que el límite de 2.000 habitantes o alguno muy cercano es el más utilizado. En un análisis de las definiciones oficiales en 49 países (Faigenbaum y Namdar-Iraní, 2005), resulta que el 51% de ellos utiliza para definir el límite entre lo rural y lo urbano una cifra que se ubica entre los 1.500 y 2.500 habitantes, siendo la de 2.000 la más usual (la utiliza el 29% de los países). En los extremos hay países que utilizan un límite tan bajo como 200 habitantes, mientras que otros, ubicados en el otro extremo, lo ubican en 50.000. Es curioso que esto no esté directamente ligado a las características de mayor o menor densidad de un país o al tamaño de su población, ya que entre los que utilizan un límite muy bajo están algunos como Islandia y Dinamarca, evidentemente de muy dispares características, y entre los que usan uno muy alto, Senegal y Suiza. El porqué de la utilización casi universal de este dato requeriría el rastreo histórico de su uso, que posiblemente nos llevaría a los primeros tiempos de los relevamientos estadísticos. Muchos países han avanzado en la búsqueda de una definición superadora, apartándose de una estrictamente poblacional que incorpore la dimensión espacial. Considerar los territorios más que las poblaciones tiene la ventaja de incorporar a la definición una serie de variables más potentes, tales como el uso del suelo, la conformación de tramas y redes de centros poblados, la topografía y la distancia. Es evidentemente una forma más difícil de definir y que introduce un sesgo de relatividad en la misma. Podríamos preguntarnos ¿se puede hacer un tránsito entre la definición poblacional y la territorial? Se podría pensar que toda población ubicada en un área que a priori se define como rural será rural, pero ¿toda la población rural vive en esos territorios? Además de la información proporcionada por el Censo Nacional de Población (CNP), una forma alternativa de acercarse a la dimensión de la población rural es la que proporciona el Censo Nacional Agropecuario (CNA) (en una de las preguntas realizadas a los productores, este censo determina la cantidad de personas que vive en las explotaciones agropecuarias.) Pero antes de avanzar en la comparación hay que tener en cuenta algunos aspectos metodológicos que distinguen a ambos relevamientos: 10

a. El CNP es un censo simultáneo (se realiza en un solo día) y universal (cubre todo el país), mientras que el CNA se releva a lo largo de un período extenso (el trabajo de campo dura entre dos y tres meses aunque los datos corresponden al período de referencia que comprende la campaña agrícola entre el 1 de julio de 2001 y el 30 de junio del 2002, para el CNA 02) y sólo cubre el área del país que se encuentra dentro de los límites de la producción agropecuaria (en la práctica, el 63% del territorio nacional, sin contar la superficie ocupada por las explotaciones agropecuarias –EAPsin límites definidos, aunque en las cifras analizadas más adelante la población residente en las mismas fue incluida). Por lo tanto, mientras uno contabiliza una población inmóvil (las personas son censadas en el domicilio en el cual se encontraban la noche anterior al censo), el otro a una población que podría tener cierta movilidad dentro del período censal. No obstante que la definición conceptual del CNA indica que deben censarse todas las personas con residencia habitual en las EAP’s (las que hubieran permanecido allí seis o más meses), una persona podría ser censada como residente más de una vez si se movilizó entre diferentes EAP’s durante el período de referencia. Por otra parte, como se puede ver en el cuadro siguiente, el territorio cubierto por el CNP es mucho mayor que el CNA. ¿Cuál de esos condicionantes pesa más? b. Ambos censos difieren en la unidad de relevamiento que usan: el CNA utiliza la EAP mientras que el CNP utiliza el hogar. Por lo tanto, todas las personas que residen en una EAP serán relevadas en el agropecuario, discriminando el grado de relación que tienen con el productor pero incluyendo en todo caso a las personas que trabajan en otro sector de la economía o están relacionadas con ellas, por el simple hecho de residir en la EAP. En cambio, el CNP censa (al menos en teoría) a todas las personas de todos los hogares, con independencia de dónde estén ubicados, lo que hace que a priori sea difícil la comparabilidad estricta entre ambas unidades. c. La persona que responde a la entrevista en el CNA es el productor o informante calificado, brindando datos sobre los residentes en la EAP, pudiendo ocurrir omisiones por falta de conocimiento sobre la presencia de algunas personas. En el caso del CNP, se indaga a cada una de las personas integrantes del hogar censal, garantizando así una mejor cobertura. d. El CNA releva las EAP’s que producen y comercializan para el mercado, excluyendo las destinadas exclusivamente al autoconsumo, con lo cual algunos campesinos en sentido estricto y parte de la población indígena quedarían fuera de ese censo. Desde ese punto de vista, la población rural definida por el CNP debería ser mayor que la definida por el CNA. Teniendo en cuenta todas las consideraciones anteriores, en principio, lo que más se acercaría a una posible comparación sería tener en cuenta, por una parte, los resultados del CNA sobre población que vive en las EAP’s y, por otra, los datos de población rural dispersa del CNP. ¿Pero cuál es el resultado?

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Tabla 3 POBLACIÓN QUE RESIDE EN LAS EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS Y POBLACIÓN RURAL DISPERSA POR PROVINCIAS Población que Población Sup. Provincia reside en las rural dispersa 2/1 agropecuaria / EAP’s (1) (2) sup. total x 100 Buenos Aires 151.137 300.380 2,0 84 Catamarca 28.341 26.985 0,9 16 Chaco 75.974 164.191 2,2 59 Chubut 10.210 19.582 1,9 85 Córdoba 96.062 186.874 2,0 73 Corrientes 65.603 160.693 2,5 78 Entre Ríos 68.550 144.404 2,1 81 Formosa 37.644 91.652 2,4 72 Jujuy 38.911 54.830 1,4 24 La Pampa 16.681 21.360 1,3 89 La Rioja 23.516 18.588 0,8 33 Mendoza 141.290 272.686 1,9 43 Misiones 114.754 242.787 2,1 69 Neuquén 16.975 36.076 2,1 23 Rió Negro 24.418 50.062 2,1 72 Salta 47.925 117.480 2,5 28 San Juan 31.827 56.386 1,8 9 San Luis 12.929 22.819 1,8 70 Santa Cruz 2.386 4.653 2,0 82 Santa Fe 82.106 171.939 2,1 85 Sgo. del Estero 96.547 207.268 2,1 40 Tucumán 49.226 231.268 4,7 51 Tierra del Fuego 577 1.696 2,9 55 TOTAL PAÍS 1.233.589 2.604.647 2,1 62 Fuente: INDEC, Censos Nacionales de Población 2001 y Agropecuario 2002. De la comparación surge que no hay una tendencia absolutamente definida, si bien la mayor parte de la población rural dispersa determinada por el CNP es a nivel nacional poco más del doble que la definida por el CNA; alrededor de esa proporción (entre 1,8 y 2,1 veces) se encuentran 13 provincias, donde se acumula el 72 % de esa población rural dispersa. Por lo tanto, la combinación de los factores anteriormente explicados daría como resultado “normal” que el CNP contabilice una población que es el doble de la que contabiliza el CNA. Por encima de esa relación se encuentran 6 provincias. En tres de ellas (Chaco, Formosa y Salta) la diferencia podría deberse a que son las que tienen mayor cantidad de población aborigen residiendo en el área rural: como esta población no es captada totalmente por el CNA, es evidente que la diferencia “normal” entre uno y otro será sobrepasada. Para los otros tres casos (T. del Fuego, Corrientes y Tucumán) la explicación es más difícil, sobre todo en Tucumán, donde la relación es de 4,7 veces más población censada por el CNP que por el CNA. En esa provincia, la superficie agropecuaria cubierta por el CNA fue apenas el 50% del territorio provincial, lo que por lo menos parcialmente podría explicar la gran diferencia en la población relevada por ambos censos junto con la fuerte disminución de la cantidad de 12

explotaciones agropecuarias en el período comprendido entre los dos últimos censos agropecuarios, en el cual pasaron de 16.571 (en el 1988) a 9.890 (en el 2002). En el otro extremo, hay cuatro provincias (Catamarca, Jujuy, La Pampa y La Rioja) donde la relación se acerca a 1, e incluso en una de ellas (La Rioja) hay más población censada por el CNA que por el CNP. Llama la atención que Jujuy, con una población campesina rural relativamente grande, se encuentre en esa situación, mientras que la de La Pampa pareciera más explicable por la similitud de cobertura entre los censos (sólo hay un 10% de diferencia entre la superficie cubierta por el CNA y el CNP). En cambio, parece difícil poder explicar el caso de La Rioja, que posiblemente se deba a un problema de cobertura del CNP. De todos modos, puede concluirse que la temática de la medición de la población rural no es sólo un aspecto a profundizar y mejorar en los censos de población; es también parte de los problemas que enfrentan los censos agropecuarios frente a la cambiante realidad del medio rural y la presencia de nuevos actores en las actividades agropecuarias, por ejemplo, los servicios agropecuarios y las nuevas ocupaciones de lo que se da en llamar el ERNA (empleo rural no agrícola). 4. Posibilidad de aplicación de distintos criterios de medición de la ruralidad Una forma de discutir la utilización de un umbral único para definir la diferenciación urbanorural es realizar una serie de ejercicios que planteen y exploren los resultados de la utilización de diferentes criterios de definición de lo rural. En el presente estudio se ha trabajado sobre tres variantes posibles. En primer lugar, se ha llevado adelante un ejercicio de ampliación del tamaño de localidad por debajo del cual un asentamiento se considera rural; es decir, este ejercicio ha retomado el criterio estadístico censal vigente en Argentina y modificado los valores de corte o umbral, incluyendo a la población que vive en localidades de 2.001 a 20.000 habitantes. En segundo lugar, se ha considerado el criterio de estructura ocupacional, con el fin de explorar si existe algún grado de correlación entre el tipo de actividad económica y el tamaño de la localidad, a partir de los umbrales de corte utilizados en el ejercicio 1. En tercer lugar, se ha tomado el criterio de densidad poblacional y, con el fin de reducir los riesgos de homogeneización que conlleva su aplicación, también se lo ha combinado con el tipo de asentamiento y tamaño de localidades. Los criterios seleccionados han sido aplicados en diferentes niveles de desagregación espacial (provincial, departamental, subdepartamental) con el fin de evaluar sus potencialidades y limitaciones. En particular, el ejercicio sobre límite poblacional ha sido realizado para cada una de las provincias del país, al igual que el de densidad, que también ha sido desarrollado para el nivel departamental. Además, se han elegido una serie de departamentos de diferentes provincias con el fin de avanzar en la exploración al nivel de fracción censal, fundamentalmente en la aplicación de los criterios de estructura ocupacional y densidad. Esos departamentos son: 12 de Octubre (Chaco), Chicoana (Salta), General López (Santa Fe), Cañuelas (Buenos Aires), Tupungato (Mendoza) y Oberá (Misiones). Con su selección se ha buscado un acercamiento hacia universos rurales (supuestamente) distintos: por tipo de actividad y nivel de intensividad (fundamentalmente, diferentes producciones agrícolas), tipo de asentamiento y localización. Asimismo, se ha optado por el nivel de fracción y no de radio, en función de la disponibilidad 13

de bases digitalizadas; también porque en algunas jurisdicciones las fracciones censales coinciden con el nivel más desagregado de gobierno local, con lo que se convierten en una unidad espacial relevante tanto para el análisis como para la gestión. A partir de esta presentación, el análisis se estructura en tres partes, cada una de ellas centrada en los criterios seleccionados: 1) otros umbrales de corte en el tamaño de localidad, 2) estructura ocupacional (en combinación con el tipo de asentamiento y tamaño de localidad), y 3) densidad de población4. 4.1. Otros umbrales de corte en el tamaño de localidad Como se ha señalado anteriormente, el indicador más frecuente entre las definiciones técnicas de lo rural es el de límite poblacional, es decir, aquél que considera rurales aquellas localidades ubicadas por debajo de un cierto límite o umbral, incluyendo a la población dispersa. Una de las críticas más frecuentes a este indicador discute la definición del umbral; por ejemplo, Chomitz, Buys y Thomas (2005) plantean expresamente que las mediciones tradicionales de ruralidad en América Latina excluyen a los pueblos inmersos en áreas agrícolas. De hecho, una serie de estudios realizados en los últimos años en la Argentina ponen en evidencia que muchas localidades pequeñas (y no sólo aquellas de menos de 2.000 habitantes) giran en torno a las actividades primarias que se realizan en las áreas circundantes, o sea en el “campo”. Ya a principios de la década de 1990, Tort, Bearzotti y Neiman (1991) mostraban el proceso de farmerización de productores agrarios del norte bonaerense y, con ello, el cambio de residencia de las familias hacia las localidades urbanas pequeñas del área aunque manteniendo esa actividad económica5. Más recientemente y en consonancia con estas observaciones, desde el Ministerio de Economía de la provincia de Mendoza se ha ampliado la definición de lo rural a partir de la inclusión de aquella población de localidades de mayor tamaño que está directa o indirectamente vinculada con la actividad agropecuaria; en particular, se han incluido como distritos rurales a aquellos que, teniendo una población mayor a 2.000 y menor a 10.000 habitantes, poseen una superficie apta para cultivo mayor del 50% de su extensión total o una densidad menor a 500 habitantes por kilómetro cuadrado, o teniendo una población mayor a 10.000 habitantes poseen una superficie apta para cultivo

4. En los Anexos se pueden consultar la cartografía de las fracciones censales de los departamentos seleccionados, las tablas de población en localidades y la densidad de población por provincias y departamentos o partidos de todo el país. 5. Tort, M. I, S. Bearzotti y G. Neiman (1991): "Trabajo y producción en las explotaciones familiares", en Barsky, O. (ed.), El desarrollo agropecuario pampeano, INDEC/ INTA/ IICA/ GEL, Buenos Aires.

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menor del 50% de su superficie total y una densidad menor a 500 habitantes por kilómetro cuadrado6. Uno de los ejercicios realizados ha consistido, precisamente, en elevar los umbrales del tamaño de localidad y fijar nuevos cortes: población en localidades de hasta 5.000 habitantes, de 5.001 a 10.000 habitantes y de 10.001 a 20.000 habitantes. La tabla 4 suministra los resultados de ese ejercicio para cada una de las jurisdicciones provinciales del país, mientras que la tabla 5 ofrece la misma información pero en valores acumulados.

6. Argentina - Mendoza: Encuesta de condiciones de vida de los hogares rurales, DEIE, Ministerio de Economía, Gobierno de Mendoza, octubre de 2004.

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Tabla 4 - POBLACIÓN SEGÚN DIFERENTES CORTES POR TAMAÑO DE LOCALIDAD, PROVINCIAS DE ARGENTINA, 2001

Jurisdicción Ciudad de Bs. As. Buenos Aires (*) Catamarca Córdoba Corrientes Chaco Chubut Entre Ríos Formosa Jujuy La Pampa La Rioja Mendoza Misiones Neuquén Río Negro Salta San Juan San Luis Santa Cruz Santa Fe Santiago del Estero Tucumán Tierra del Fuego Argentina

1) Población dispersa n/c 300.380 26.985 186.874 160.693 164.191 19.582 144.404 91.652 54.830 21.360 18.588 272.686 242.787 36.076 50.062 117.480 56.386 22.819 4.653 171.939 207.268 231.256 1.696 2.604.647

% del Total n/c 2,17 8,07 16,68 4,74 6,09 17,26 12,47 18,84 8,96 7,14 6,41 17,26 25,15 7,61 9,06 10,89 9,09 6,20 2,36 5,73 25,76 17,28 1,68 7,18

Población por Tamaño de Localidad % 4) 5.0012) hasta del 3) 2.001% del 10.000 2.000 hab. Total 5.000 hab. Total hab. n/c n/c n/c n/c n/c 202.582 1,47 147.530 1,07 285.085 59.844 17,89 21.198 6,34 0 158.860 3,61 172.265 5,51 281.096 31.258 5,77 44.032 5,67 55.148 35.560 5,18 54.276 5,62 85.419 23.845 3,36 23.441 4,73 14.236 58.329 5,04 47.620 4,11 79.849 16.725 3,44 54.015 11,10 26.474 36.985 6,04 32.405 5,30 36.157 34.566 11,55 42.405 14,17 34.230 30.288 10,44 30.454 10,50 15.267 54.278 3,44 59.818 3,79 50.093 42.687 4,42 49.489 5,13 75.228 18.096 3,82 24.138 5,09 13.095 36.221 6,55 26.565 4,81 48.628 178.880 16,58 39.112 3,62 70.862 30.615 4,94 38.932 6,28 6.784 24.602 6,69 22.612 6,15 27.949 2.943 1,49 20.413 10,36 28.506 153.370 5,11 212.295 7,07 165.394 65.584 8,15 49.177 6,11 46.927 43.633 3,26 43.869 3,28 48.361 1.272 1,26 0 0,00 0 1.341.023 3,70 1.256.061 3,46 1.494.788

% del Total n/c 2,06 0,00 8,68 3,44 9,17 5,92 6,89 5,44 5,91 11,44 5,26 3,17 7,79 2,76 8,80 6,57 1,09 7,60 14,47 5,51 5,83 3,61 0,00 4,12

5) 10.00120.000 hab. n/c 364.289 54.618 175.157 59.189 65.840 0 136.824 52.615 37.934 11.869 22.249 29.764 101.212 31.734 71.086 120.803 41.077 11.159 25.222 289.557 34.027 75.470 0 1.811.695

% del Total n/c 2,63 16,32 6,69 0,00 5,71 6,36 11,81 10,81 6,20 3,97 7,67 1,88 10,48 6,69 12,86 11,20 6,63 3,03 12,81 9,65 4,23 5,64 0,00 5,00

Población Total 2.776.138 13.827.203 334.568 3.066.801 930.991 984.446 413.237 1.158.147 486.559 611.888 299.294 289.983 1.579.651 965.522 474.155 552.822 1.079.051 620.023 367.933 196.958 3.000.701 804.457 1.338.523 101.079 36.260.130

Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Localidad; INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento. Disponible en www.indec.gov.ar (*) Incluye los partidos del Gran Buenos Aires 16

Tabla 5 - POBLACIÓN ACUMULADA SEGÚN DIFERENTES CORTES POR TAMAÑO DE LOCALIDAD, PROVINCIAS DE ARGENTINA, 2001 Población acumulada en los diferentes cortes (PAC’s) Jurisdicción % % % % % 1 1+2 1+2+3 1+2+3+4 1+2+3+4+5 Ciudad de Bs. As. Buenos Aires 300.380 2,17 502.962 3,64 650.492 4,70 935.577 6,77 1.299.866 9,40 Catamarca 26.985 8,07 86.829 25,95 108.027 32,29 108.027 32,29 162.645 48,61 Córdoba 186.874 6,09 345.734 11,27 517.999 16,89 799.095 26,06 974.252 31,77 Corrientes 160.693 17,26 191.951 20,62 235.983 25,35 291.131 31,27 350.320 37,63 Chaco 164.191 16,68 199.751 20,29 254.027 25,80 339.446 34,48 405.286 41,17 Chubut 19.582 4,74 43.427 10,51 66.868 16,18 81.104 19,63 81.104 19,63 Entre Ríos 144.404 12,47 202.733 17,50 250.353 21,62 330.202 28,51 467.026 40,33 Formosa 91.652 18,84 108.377 22,27 162.392 33,38 188.866 38,82 241.481 49,63 Jujuy 54.830 8,96 91.815 15,01 124.220 20,30 160.377 26,21 198.311 32,41 La Pampa 21.360 7,14 55.926 18,69 98.331 32,85 132.561 44,29 144.430 48,26 La Rioja 18.588 6,41 48.876 16,85 79.330 27,36 94.597 32,62 116.846 40,29 Mendoza 272.686 17,26 326.964 20,70 386.782 24,49 436.875 27,66 466.639 29,54 Misiones 242.787 25,15 285.474 29,57 334.963 34,69 410.191 42,48 511.403 52,97 Neuquén 36.076 7,61 54.172 11,42 78.310 16,52 91.405 19,28 123.139 25,97 Río Negro 50.062 9,06 86.283 15,61 112.848 20,41 161.476 29,21 232.562 42,07 Salta 117.480 10,89 296.360 27,46 335.472 31,09 406.334 37,66 527.137 48,85 San Juan 56.386 9,09 87.001 14,03 125.933 20,31 132.717 21,41 173.794 28,03 San Luis 22.819 6,20 47.421 12,89 70.033 19,03 97.982 26,63 109.141 29,66 Santa Cruz 4.653 2,36 7.596 3,86 28.009 14,22 56.515 28,69 81.737 41,50 Santa Fe 171.939 5,73 325.309 10,84 537.604 17,92 702.998 23,43 992.555 33,08 Santiago del Estero 207.268 25,76 272.852 33,92 322.029 40,03 368.956 45,86 402.983 50,09 Tucumán 231.256 17,28 274.889 20,54 318.758 23,81 367.119 27,43 442.589 33,07 Tierra del Fuego 1.696 1,68 2.968 2,94 2.968 2,94 2.968 2,94 2.968 2,94 Argentina 2.604.647 7,18 3.945.670 10,88 5.201.731 14,35 6.696.519 18,47 8.508.214 23,46 Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Localidad; INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento. Disponible en www.indec.gov.ar

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A través del análisis de las tablas se observa la importancia que presenta, más allá de los umbrales tradicionales (dispersa y agrupada en localidades de menos de 2.000 habitantes), el rango de localidades de 10.001 a 20.000 habitantes en muchas jurisdicciones y no tanto los cortes en los tamaños intermedios (entre 2.000 y 10.000 habitantes). La relevancia del cambio en ese rango es mayor en aquellas provincias más netamente rurales, de acuerdo con los criterios vigentes, como es el caso de Santiago del Estero, Misiones, Catamarca, Formosa y Salta. También se pueden identificar las pautas que presentan cada una de las jurisdicciones en los diferentes rangos de corte, singulares y acumulados. En el primer caso (población dispersa) se pueden reconocer tres agrupamientos: las provincias con situaciones cercanas al 25% (Santiago del Estero y Misiones), las que se ubican entre 15 y 20% (Formosa, Tucumán, Corrientes y Chaco) y el resto, cuyo porcentaje va disminuyendo lentamente a partir del 13% (Entre Ríos) hasta llegar al mínimo de menos del 2,5% (Buenos Aires, Santa Cruz y Tierra del Fuego). En el segundo caso (población dispersa más aquella agrupada en localidades de menos de 2.000 habitantes) se puede identificar un agrupamiento similar: un conjunto de cuatro provincias (Santiago del Estero, Misiones, Salta y Catamarca) que se ubican por encima del 25%, otro grupo más numeroso, entre el 20 y el 25% (Formosa, Mendoza, Corrientes, Tucumán y Chaco) y, finalmente, un grupo de menos del 20% hasta llegar al mínimo (2,94%), otra vez formado por Buenos Aires, Santa Cruz y Tierra del Fuego. En el tercer caso (población dispersa y agrupada en localidades de menos de 5.000 habitantes) se observan algunas diferencias: Santiago del Estero aparece como la única provincia con más del 40% de población rural, separada netamente del segundo grupo, de entre 30 y 35%, formado por Misiones, Formosa, La Pampa, Corrientes y Salta; a partir de allí, el resto posee valores descendentes escalonados hasta las últimas dos jurisdicciones (Buenos Aires y Tierra del Fuego). En el cuarto caso (población dispersa y agrupada en localidades de menos de 10.000 habitantes) aparecen tres provincias con más del 40% de población rural: Misiones, Santiago del Estero y La Pampa; le sigue un grupo importante de provincias que detenta entre 30% y 40% (Catamarca, Corrientes, Chaco, Formosa, La Rioja y Salta); otro más numeroso que posee entre 20 y 30% (Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Tucumán); y dos más pequeños, con valores entre el 15 y el 20% (Chubut y Neuquén) y por debajo del 10% (Buenos Aires y Tierra del Fuego). En el quinto y último caso (población dispersa y agrupada en localidades de menos de 20.000 habitantes) se conforma un grupo compuesto por un cuarto de las jurisdicciones del país (Misiones, Santiago del Estero, Formosa, Catamarca, Salta, La Pampa), en las que lo rural alcanza casi el 50% de la población, y alrededor de dos tercios de las jurisdicciones en las que asciende a más del 30%7. En definitiva, se observan ciertas recurrencias en el comportamiento de las jurisdicciones a lo largo de los diferentes rangos y, sobre todo, en los porcentajes más altos y más bajos de población rural, que ponen en evidencia la cuestión de la existencia de diferentes tipos de redes urbanas, ya sean del tipo de primacía urbana o del tipo regulares o escalonadas. Finalmente, cabe señalar que el peso diferencial de la población rural (en números absolutos y relativos) que resulta de la aplicación de este criterio puede ser relevante para la planificación y prestación de ciertos servicios sociales como salud y educación, donde lo rural constituye

7. De hecho, Santiago del Estero y Misiones pasarían a ser provincias rurales de acuerdo con el corte de hasta 20.000 habitantes, dado que más del 50% de la población sería rural. 18

una categoría específica (por ejemplo, en el caso de los hospitales rurales, las escuelas en zonas desfavorables, etc.). 4.2. Población ocupada según sector y rama de actividad Un criterio utilizado por algunos países en la definición de lo rural es el de participación de la población ocupada según sector de actividad. Básicamente, en la aplicación de este criterio se asume una relación directa entre el peso económico de la mano de obra ocupada en las actividades agrarias y el grado de ruralidad. Por ejemplo, este criterio es aplicado, aunque no de manera individual sino combinada con el tamaño del asentamiento, en las definiciones censales de lo rural en Chile y en Holanda8. Se trata de un criterio que ha sido bastante discutido en alguna literatura especializada, sobre todo porque implicaría una asociación lineal entre lo rural y lo agrario, lo cual llevaría, por ejemplo, a abolir gran parte de los espacios rurales actuales de los países desarrollados (Abramovay, 2000). Otros estudios, si bien reconocen el crecimiento del empleo no agrícola entre la población rural, también destacan la permanencia del peso de las actividades agrarias y forestales en la administración de la tierra rural, sobre todo en los países del Tercer Mundo, y plantean la necesidad de continuar incluyendo a las actividades primarias en la conceptualización y medición de lo rural (UNECE, 2005). 4.2.1. La combinación de la PEA por sector de actividad con el tipo de asentamiento y tamaño de localidad A fin de indagar sobre la participación de la población ocupada según actividad y explorar su utilidad como criterio para la definición de lo rural se ha considerado como indicador el porcentaje de población económicamente activa (en adelante PEA) por sector de actividad económica según tipo de asentamiento de la población y tamaño de localidad; es decir, se ha asociado el porcentaje de PEA por actividad con los cortes alternativos de tamaño de localidad planteados en el ejercicio 19. Básicamente, se buscó explorar si existen diferencias significativas en la proporción de PEA en actividades primarias (es decir, en agricultura, ganadería, pesca, silvicultura y minería) en cada uno de esos cortes. Los gráficos 1 y 2 exponen los resultados de la aplicación de ese indicador. El primero considera la proporción de población ocupada en cada sector de actividad, mientras que el

8. En Chile se considera rural todo asentamiento humano concentrado o disperso con 1.000 o menos habitantes, o entre 1.001 y 2.000, en los que menos del 50% de la población económicamente activa se dedica a actividades secundarias y terciarias. En Holanda se establecen como rurales aquellas áreas con menos de 2.000 habitantes y más de un 20% de su población masculina económicamente activa ligada a la agricultura (Faiguenbaum y Namdar- Iraní, 2005). 9. En este caso, además, se ha agregado un sexto corte: el de la población en localidades de más de 20.000 habitantes. 19

segundo muestra el promedio de la proporción de PEA en cada sector10. En general, se observa que tanto la proporción de PEA en el sector primario como en el sector terciario son fuertemente discriminantes; también, que presentan un comportamiento inverso según aumenta el tamaño de la localidad.

10. En el primer gráfico se ha sumado la PEA agropecuaria de todas las localidades incluidas en un corte y dividido por el total de PEA del corte. En el segundo gráfico se hizo un promedio de los porcentajes de PEA agropecuaria de las localidades incluidas en cada corte.

20

Gráfico 1: PORCENTAJE DE PEA POR SECTOR DE ACTIVIDAD SEGÚN TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD, ARGENTINA, 2001 80 70 60 Actividades primarias

%

50 40

Actividades secundarias

30 Actividades terciarias

20 10 0 1

2

3 4 tipo de asentamiento / localidad

5

6

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC, 2005. Nota: 1): población dispersa, 2) población en localidades de hasta 2.000 hab., 3) población en localidades de 2.001-5.000 hab., 4) población en localidades de 5.001-10.000 hab., 5) población en localidades de 10.001-20.000 hab., 6) población en localidades de más de 20.000 hab.

21

Gráfico 2: PORCENTAJE PROMEDIO DE PEA POR SECTOR DE ACTIVIDAD SEGÚN TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD, ARGENTINA, 2001 80 70 Actividades Primarias

60

%

50 40

Actividades Secundarias

30 20 Actividades Terciarias

10 0 1

2

3 4 tipo de asentamiento / localidad

5

6

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC, 2005. Nota: 1: población dispersa, 2) población en localidades de hasta 2000 hab., 3) población en localidades de 2.001-5.000 hab., 4) población en localidades de 5.001-10.000 hab., 5) población en localidades de 10.001-20.000 hab., 6) población en localidades de más de 20.000 hab.

22

Del análisis de esos gráficos se pueden observar, además, diferencias importantes en la PEA primaria según el tipo de asentamiento: el porcentaje promedio de la PEA en actividades primarias alcanza el 63% en las áreas de población dispersa, desciende a 30% en las localidades rurales y a 12% en las localidades urbanas en su conjunto. Si las localidades urbanas son discriminadas de acuerdo con el tamaño de la población, se observa que la proporción media de PEA primaria disminuye consistentemente a medida que pasamos de la categoría de 2.001 a 5.000 habitantes hasta la de más de 20.000 habitantes11. La tabla 6 se centra en la PEA ocupada en actividades primarias y permite precisar el grado de correlación entre la cantidad de población de una localidad y su porcentaje de PEA primaria según el tipo de asentamiento y el tamaño de localidad. Tabla 6 PROPORCIÓN DE PEA OCUPADA EN ACTIVIDADES PRIMARIAS Y SU CORRELACIÓN SEGÚN EL TIPO DE ASENTAMIENTO Y EL TAMAÑO DE LOCALIDAD, ARGENTINA, 2001 Tipo de asentamiento y tamaño de Porcentaje promedio Correlación12 con el localidad (en habitantes) de PEA en tamaño de la actividades primarias población 1. Población rural dispersa (N= 450)13 63 0,92 2. Localidades Rurales (N= 2387) 30 -0,24 (**) Localidades Urbanas (N= 1079) 13 -0,28 (**) 3. 2.001-5.000 (N= 467) 17 0,01 4. 5.001-10.000 (N= 234) 13 -0,14 (*) 5. 10.001-20.000 (N= 143) 10 -0,09 6. más de 20.000 (N= 235) 4 -0,40 (**) Total de áreas y localidades 29 -0,16 (**) (N= 3961) Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Base de Datos, 2005. Notas: N: Cantidad de casos (*) Significativo al nivel 0,05 (**) Significativo al nivel 0,001 Para el país en su conjunto, las actividades primarias ocupan el 11% de la PEA total. Si se toma, en cambio, el promedio de la PEA primaria por localidad según tipo y tamaño de asentamiento, el porcentaje promedio de PEA ocupada en actividades primarias asciende al 29%. Esto indicaría que, mientras la población ocupada (en valores absolutos) en actividades primarias es apenas un décimo de la PEA total, la proporción de PEA primaria puede ser sumamente relevante a nivel local.

11. Las diferencias entre categorías son estadísticamente significativas. 12. El coeficiente de correlación indica la forma en que dos variables (en este caso el tamaño de la población de una localidad y su proporción de la PEA en ocupaciones primarias) se mueven juntas (Wonnacott y Wonnacott 1979:118). Esta relación puede ser negativa o positiva y varía entre -1 y +1. Cuanto más cercano a 1 es el coeficiente, más fuerte es la correlación. Si las variables son independientes, es decir no están correlacionadas, el coeficiente será 0. 13. Definido a nivel de departamento o partido. 23

Como se puede observar en la tabla 6, la proporción de PEA en actividades primarias está negativamente correlacionada con el tamaño de la población (el coeficiente es -0,16). En otras palabras, a medida que aumenta el tamaño de la localidad disminuye la proporción de la PEA en actividades primarias. Sin embargo, cuando se toma en cuenta el tipo de asentamiento (población dispersa, localidad rural o urbana) aparecen diferencias substanciales. Se observa, como era de esperar, una muy alta correlación en las áreas de población dispersa, mientras que los valores del coeficiente para las localidades rurales y urbanas se ubican en -0,24 y -0,28, respectivamente, siendo en ambos casos estadísticamente significativo. Cuando se toman los cortes por tamaño de localidad aparece una fuerte y significativa correlación negativa entre PEA en actividades primarias y tamaño de la población para las localidades de más de 20.000 habitantes. En el resto de los cortes de tamaño de localidades urbanas la correlación es negativa pero más débil para localidades de 5.001 a 10.000 habitantes y no significativa en las dos categorías restantes. Los gráficos 3 y 4 suministran información sobre porcentaje de PEA según tipo de asentamiento y tamaño de localidad, pero desagregada por rama de actividad14.

14. Las actividades primarias comprenden las categorías A a C, las secundarias, las categorías D a F, y las terciarias, desde la G a la Z.

24

Gráfico 3: Porcentaje de PEA por rama de actividad según tipo de asentamiento y tamaño de localidad, Argentina, 2001 100%

Z - Actividades no bien especificadas Q - Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales

90% P - Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico O - Servicios comunitarios, sociales y personales n.c.p.

80%

N - Servicios sociales y de salud 70%

M - Enseñanza L - Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria

60% K - Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler J - Intermediación financiera y otros servicios financieros

50%

I - Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones 40%

H - Servicios de hotelería y restaurantes

30%

G - Comercio al por mayor y menor; reparación de vehículos automotores, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos F - Construcción E - Electricidad, gas y agua

20%

D - Industria manufacturera 10%

C - Explotación de minas y canteras B - Pesca y servicios conexos

0% 1

2

3

4

5

6

A - Agricultura, ganadería, caza y silvicultura

Tipo de asentamiento / localidad

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC, 2005.

25

Gráfico 4: Porcentaje promedio de PEA por rama de actividad según tipo de asentamiento y tamaño de localidad, Argentina, 2001 100% Z - Actividades no bien especificadas Q - Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales

90%

P - Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico 80%

O - Servicios comunitarios, sociales y personales n.c.p. N - Servicios sociales y de salud

70% M - Enseñanza L - Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria

60%

K - Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler 50%

J - Intermediación financiera y otros servicios financieros I - Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones

40% H - Servicios de hotelería y restaurantes G- Comercio al por mayor y menor; reparación de vehículos automotores, motocicletas, efectos personales y enseres domésticos

30%

F - Construcción E - Electricidad, gas y agua

20%

D - Industria manufacturera 10%

C - Explotación de minas y canteras B - Pesca y servicios conexos

0% 1

2

3 4 Tipo de asentamiento / localidad

5

6

A - Agricultura, ganadería, caza y silvicultura

Fuente: Elaboración propia a partir de información del INDEC, 2005.

26

En ambos gráficos se destaca la importancia de la rama A (agricultura, ganadería caza y silvicultura) entre el conjunto de las actividades primarias y, en particular, con relación a la población dispersa. No se reconocen ramas de valor discriminatorio entre el conjunto del sector terciario; esto pone en evidencia una de las limitaciones del indicador, ya que no permite identificar aquellos servicios asociados a actividades primarias o, en términos más generales, al aprovechamiento de la naturaleza. En síntesis, cabe señalar que este criterio no es consistente, salvo para algunas categorías o rango de tipo y tamaño de asentamiento. Sí podría resultar útil si se combina con otros criterios, tal como se ha aplicado recientemente en el caso de la provincia de Mendoza (véase Argentina - Mendoza, 2004). 4.2.2. La PEA según sector de actividad y tamaño de la localidad en los casos seleccionados Con el fin de profundizar la exploración sobre la utilidad de este criterio (población ocupada según sector de actividad y tamaño de la localidad) se ha analizado información sobre los departamentos seleccionados. Las tablas 7 y 8 ofrecen esos datos, en valores absolutos y porcentajes promedio, respectivamente. Tabla 7 PEA EN ACTIVIDADES PRIMARIAS POR TAMAÑO DE LOCALIDAD PARA LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001 PEA en actividades % PEA en Actividades primarias Total PEA primarias Departamento 2.000- 5.001- 10.001- 2.000- 5.001- 10.001- 2.000- 5.001- 10.0015.000 10.000 20.000 5.000 10.000 20.000 5.000 10.000 20.000 Cañuelas 113 77 -- 1.899 1.250 -5,95 6,16 -12 de Octubre 312 -494 835 -- 2.656 37,37 -- 18,60 Chicoana 239 401 -959 1.881 24,92 21,32 -General López 1.290 1.132 870 8.759 9.027 11.206 14,73 12,54 7,76 Oberá 80 320 -474 1.208 -- 16,88 26,49 -Tupungato --832 --- 3.659 --- 22,74 Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005, e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005. Tabla 8 PORCENTAJE PROMEDIO DE PEA EN ACTIVIDADES PRIMARIAS POR TAMAÑO DE LOCALIDAD PARA LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001

Departamento Cañuelas 12 de Octubre

% PEA en Actividades primarias 2.000-5.000 5.001-10.000 10.001-20.000 6,33 6,16 -37,36 -18,60 27

Departamento Chicoana General López Oberá Tupungato

% PEA en Actividades primarias 2.000-5.000 5.001-10.000 10.001-20.000 24,92 21,32 -14,97 12,46 7,74 16,88 26,49 ---22,74

Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005, e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005. Nota: Promedio del porcentaje de las localidades en cada categoría y departamento. En esas tablas se puede observar, en primer lugar, cierta relevancia de la PEA en actividades primarias en aquellas localidades pequeñas, aunque no rurales, conforme a los criterios vigentes (es decir, en aquellas de 2.000 a 20.000 habitantes). La excepción en este sentido es el partido de Cañuelas, aunque cabe señalar que la mayor parte de la población urbana de ese partido se distribuye entre la localidad de Máximo Paz, perteneciente al aglomerado Gran Buenos Aires, y la localidad de Cañuelas, de más de 20.000 habitantes. Más allá de ese caso, se detecta una importante participación de la PEA primaria en las localidades de 2.000 a 20.000 habitantes: alrededor del 56% en el departamento de 12 de octubre (Chaco), del 46% en Chicoana (Salta), del 43% en Oberá (Misiones) y del 34% en General López (Santa Fe); en Tupungato (Mendoza) es de casi el 23%. Si se analiza la distribución según el tamaño de las localidades, se observa una caída en los valores de PEA primaria conforme aumenta el tamaño del asentamiento, con excepción de Oberá; también se detecta la importancia del rango de mayor tamaño (de 10.001 a 20.000 habitantes) en Tupungato y, en menor medida, en 12 de Octubre. Entonces, a partir del análisis de la información provista para los casos seleccionados se puede señalar la relevancia de la PEA primaria en localidades de menos de 20.000 habitantes, con excepción de aquellas áreas y asentamientos involucrados o asociados a los grandes aglomerados; esa relevancia aún alcanza a aquel rango de localidades más grandes dentro del conjunto de “localidades pequeñas”. 4.3. Densidad de población Varios estudios coinciden en la selección de la densidad de población (es decir, la cantidad de habitantes por unidad de superficie) como un indicador pertinente para expresar la idea de contiuum urbano-rural (OECD, 1994, Abramovay, 2000, Smailes, Argent y Griffin, 2002, entre otros). Por ejemplo, Abramovay (2000), a partir de entender a la ruralidad como un concepto de naturaleza territorial y no sectorial15, enuncia que una de las principales convergencias en la literatura internacional radica en considerar como característica definitoria del medio rural a la relativa dispersión poblacional. Según la OECD (1994), el criterio de densidad presenta dos ventajas básicas con respecto a otros: por un lado, se trata de una noción de fácil operacionalización y comprensión; por otro lado, es un criterio neutro en

15 Más precisamente, “el abordaje espacial presupone la multisectorialidad del medio rural y no permite que se asuma, aún en las naciones más desarrolladas, que el campo esté «urbanizado»” (Abramovay, 2000: 6). 28

términos valorativos ya que no remite a una visión predeterminada sobre los problemas y posibilidades del medio rural16. A pesar de estas potencialidades, este criterio es escasamente utilizado para la definición censal de lo rural; una de esas excepciones es Italia, donde se consideran rurales aquellas áreas con menos de 100 habitantes por kilómetro cuadrado (hab/km2), o Alemania, Bulgaria, Canadá y Hungría, donde se combina ese criterio con el de tamaño de la localidad (Faiguenbaum y Namdar- Iraní, 2005). Más recientemente, este criterio ha comenzado a ser aplicado en estudios sobre los países miembros de la OCDE, con el fin de elaborar indicadores pertinentes para la ejecución de políticas de desarrollo rural (UNECE, 2005); tales trabajos parten de considerar una unidad mínima, la “comunidad rural”17, a la que definen como todos aquellos territorios locales donde la densidad de población es inferior a 150 habitantes por km2 (500 habitantes por km2 para el caso de Japón). En un reciente estudio realizado en América Latina, el Banco Mundial ha complementado el criterio de la OCDE (densidad de población) con un criterio de distancia de los centros urbanos, medido en tiempo necesario para acceder a la ciudad más cercana (menos de 1 hora, entre 1 y 4 horas y más de cuatro horas) (De Ferranti et al, 2005). 4.3.1. La aplicación del criterio densidad de población al caso argentino De acuerdo al Censo Nacional de Población y Vivienda del 2001, la densidad de población de la Argentina asciende a 13 hab/km2. Si se cambia la escala de observación y se calcula a nivel de provincia, la densidad de población varía, considerando el territorio continental, entre 13.679,6 hab/km2 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 0,8 hab/km2 en la provincia de Santa Cruz (véase Tabla 9, Densidad de población por provincia y departamento o partido total país, 200118). Esas diferencias en los valores de densidad persisten aún al interior de los territorios provinciales; por ejemplo, San Juan detenta algunos departamentos con más de 1.000 hab/km2, como Capital y Chimbas, y otros con menos de 2 hab/km2, como Calingasta, Iglesia, Jáchal, Ullum, Valle Fértil y Zonda (véase Tabla 9). Si se consideran todos los departamentos o partidos del país, esas variaciones son aún mayores: la densidad media para los 512 departamentos asciende a 292,51 hab/km2, con un máximo de 13.679,6 y un mínimo de 0,0001689 hab/km2, aunque, si se toma en cuenta la mediana de la distribución, el 50% de los departamentos presenta una densidad menor a 7 hab/km2 19. Tales variaciones ponen en evidencia un problema central en la utilización del criterio de densidad para la definición de lo rural: asumir la existencia de densidades de población homogéneas al interior de las unidades espaciales consideradas. Por lo tanto, una cuestión fundamental es la discusión sobre la escala (y las unidades espaciales) de aplicación más adecuadas. En general, se considera que este criterio será más útil, es decir, dará cuenta de manera más precisa sobre las características y formas de distribución de la población, cuanto más pequeña sea la unidad espacial de referencia y se minimice, entonces, el riesgo de 16. En particular, no induce a la asimilación entre ruralidad y pobreza, tal como sucede, por ejemplo, con el criterio de disponibilidad de servicios. 17. El concepto de “comunidad” corresponde a una pequeña unidad administrativa o censal (OECD, 1994). 18. Dada su extensión, la tabla 9 ha sido incluida en el Anexo. 19. Los cuartiles de la distribución son los siguientes: 1º cuartil (25% inferior de la distribución): 2,53 hab/km2, 2º cuartil (50% de la distribución - mediana): 6,93 hab/km2, 3º cuartil (75% de la distribución): 22,8 hab/km2. 29

homogeneización. De esta cuestión se deriva, asimismo, que la disponibilidad de información espacialmente desagregada, al menos más allá del nivel departamental, es uno de los requisitos centrales para la aplicación del criterio de densidad. La tabla 10 presenta, precisamente, información sobre densidad de población a nivel de provincia, departamento y fracción censal para los casos seleccionados. A nivel departamental se observa la presencia de densidades variadas, todas ellas muy por debajo de la media departamental nacional pero por encima de la mediana (con excepción del departamento chaqueño 12 de Octubre). También se observan importantes variaciones en las densidades de las fracciones que integran los diferentes departamentos seleccionados; en este sentido, las situaciones más diversas se encuentran en el departamento chaqueño 12 de octubre, con valores que oscilan entre los 1.322,29 hab/ km2 (fracción 1) y 0,30 hab/km2 (fracción 7) y en el departamento santafecino General López, con valores de densidad que varían entre 3.719,54 hab/km2 (fracción 4) y 0,42 hab/km2 (fracción 91).

30

Tabla 10 DENSIDAD DE POBLACIÓN POR FRACCIÓN CENSAL PARA LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001. Provincia Chaco

Salta Santa Fe

Densidad Provincia 9,9

6,9 22,6

Departamento 12 de Octubre

Chicoana General López

Población Departamento 20.149

Densidad Departamento 7,8

18.257

20,1

182.113

15,8

Fracción censal 01 02 03 04 05 06 07 08 09 01 02 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 91

Población Fracción 11.332 1.003 1.687 1.276 127 944 145 87 3.548 8.468 9.789 12.837 15.160 14.537 17.891 8.708 18.063 19.182 8.524 24.553 16.167 13.241 13.190 60

Superficie (km2) 8,57 317,16 301,75 245,01 231,86 578,07 484,08 225,63 360,67 753,74 261,06 2.532,32 2.249,97 3.854,45 4,81 5,41 14,63

Densidad Fracción 1.322,29 3,16 5,59 5,21 0,55 1,63 0,30 0,39 9,84 11,23 37,50 5,07 6,74 3,77 3.719,54 1.609,61 1.234,65

1.466,11 1.178,66 142,69

9,03 11,19 0,42

31

Población Superficie Densidad Fracción (km2) Fracción Buenos Aires Cañuelas 01 14.879 259,25 57,39 02 6.616 43,73 151,31 03 18.143 21,74 834,74 04 1.616 174,64 9,25 05 441 206,34 2,14 06 263 182,48 1,44 07 148 159,29 0,93 08 469 158,22 2,96 Mendoza 10,6 Tupungato 28.539 11,5 01 721 941,83 0,77 02 1.287 504,46 2,55 03 20.408 104,31 195,65 04 776 856,01 0,91 05 5.347 167,99 31,83 Misiones 32,4 Oberá 114.667 59,1 01 16.133 02 20.002 03 21.126 99,46 212,41 04 3.685 146,93 25,08 05 9.228 207,03 44,57 06 1.431 78,32 18,27 07 19.358 139,22 139,05 08 6.226 215,63 28,87 09 3.862 191,15 20,20 10 5.470 203,45 26,89 11 3.616 151,41 23,88 12 4.530 104,15 43,50 Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005, e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005. Provincia

Densidad Provincia 45,020

Departamento

Población Departamento 42.175

Densidad Departamento 35,4

Fracción

20. Corresponde al total de la provincia de Buenos Aires. La densidad de los 24 partidos del Gran Buenos Aires asciende a 2.394,4 hab/km2, y la del resto de la provincia, a 16,9 hab/km2.

32

Se constata, de esa manera, la necesidad de integrar el criterio de densidad con algún otro que permita conocer el tipo y forma de asentamiento de la población en el territorio. 4.3.2. La combinación de los criterios de densidad y tipo de asentamiento/ tamaño de localidad Una aproximación a la combinación de ambos criterios, densidad de población y tipo de asentamiento - tamaño de localidad, se ofrece en las tablas 11, 12, 13 y 14. La tabla 11 (tipo de asentamiento y tamaño de localidad para las fracciones censales de los departamentos seleccionados, 2001) suministra información sobre las proporciones de población rural dispersa, rural agrupada y urbana (de acuerdo con los criterios vigentes) y la cantidad de localidades según su tamaño para cada fracción. De su análisis se desprende la utilidad de la combinación de criterios, ya que se observan fracciones con densidad de población similares pero con patrones de asentamiento de la población distintos; tal es el caso de la fracción 9 del departamento chaqueño 12 de Octubre y de la fracción 11 del departamento santafecino General López, que poseen valores en torno a los 9 hab/km2, aunque en el primer caso más del 90% de la población está asentada en una localidad urbana pequeña (de 2.000 a 5.000 habitantes), mientras que en el segundo caso el 90% de la población está distribuida en cinco localidades (tres de ellas, urbanas y una, en el rango de 5.000 a 10.000 habitantes). La tabla 12 suministra información sobre densidad rural total (de acuerdo con el criterio vigente) y densidad rural dispersa para las fracciones de los departamentos seleccionados. Este último indicador retoma la idea de relativa dispersión poblacional como característica definitoria del medio rural (Abramovay, 2000) y se corresponde con la categoría de “densidad neta” planteada por Smailes, Argent y Griffin (2002), definida por éstos como la densidad de la población no concentrada en localidades, ya sean éstas rurales o urbanas. Las tablas 13 y 14 suministran información sobre la cantidad de población, absoluta y acumulada, para cada uno de los tipos de asentamiento (rural disperso, rural agrupado y urbano) y tamaño de localidades (población en localidades de hasta 2.000 habitantes, de 2.000 a 5.000, 5.001 a 10.000, 10.001 a 20.000 y más de 20.000 habitantes). La tabla 15, elaborada a partir de las dos anteriores, retoma el cálculo de densidad para los diferentes cortes de población; permite, fundamentalmente, una visualización más rápida de los cambios o “saltos” en los valores de densidad. Finalmente, cabe realizar una salvedad con relación al cálculo de densidad ofrecido en las tablas 12 y 15: en cada uno de los cortes se utiliza el mismo dato de superficie, el de la fracción censal, dado que es el único disponible; por lo tanto, estos datos serán más confiables en aquellos casos en que la población se encuentre concentrada en uno de los cortes utilizados. Esta cuestión plantea, entonces, una necesidad para la aplicación de este criterio combinado (densidad y asentamiento): la disponibilidad de información sobre las superficies ocupadas por cada tipo de asentamiento y tamaño; ello implica, básicamente, disponer de una digitalización completa de las localidades del país, en tanto la superficie ocupada por la población dispersa se puede obtener, a través de la utilización de un sistema de información geográfico, por default de la de las localidades. En términos metodológicos, entonces, cabe concluir que el criterio de densidad, si bien presenta una relativamente fácil operacionalización y comprensión, presenta dos problemas centrales. En primer lugar, el riesgo de homogeneización, que puede minimizarse al ampliar la escala espacial y utilizar unidades estadísticas más pequeñas; también, a través de la 33

utilización, de manera integrada, de indicadores que permitan captar el patrón de asentamiento de la población. En segundo lugar, las dificultades para la obtención de información digitalizada a gran escala, fundamentalmente sobre superficie.

34

Tabla 11 TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD PARA LAS FRACCIONES CENSALES DE LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001 Tipo de asentamiento Departamento

Fracción % rural disperso

12 de Octubre

Chicoana

General López

% rural agrupado

Cantidad de localidades según tamaño

01

0,00

0,00

% urbano 100,00

02

100,00

0,00

0,00

03

100,00

0,00

0,00

04

45,61

54,39

0,00

05

100,00

0,00

0,00

06

37,18

62,82

0,00

Menos de 2.000

2.0005.000

5.00110.000

10.00120.000 1

2 1

07

100,00

0,00

0,00

08

100,00

0,00

0,00

09

8,31

0,00

91,69

1 1

01

59,90

0,00

40,10

02

14,84

0,00

85,16

01

22,52

51,68

25,80

6

1

02

14,49

6,61

78,90

2

3

03

16,42

34,39

49,19

5

2

04

0,00

0,00

100,00

0,00

100,00

1 1

05

0,00

20.001 y+

1

1 1

06

0,00

0,00

100,00

07

0,00

0,00

100,00

08

0,00

0,00

100,00

09

0,00

0,00

100,00

10

0,00

0,00

100,00

11

9,95

15,47

74,57

2

2

12

7,38

7,45

85,18

1

2

91

100,00

0,00

0,00

1 1 1 1

35

Departamento

Cañuelas

Tupungato

Oberá

Fracción

Tipo de asentamiento % rural % rural disperso agrupado

01

11,24

4,23

% urbano 84,54

02

6,82

0,00

93,70

03

1,60

0,00

98,40

04

20,73

79,27

0,00

05

100,00

0,00

0,00

06

100,00

0,00

0,00

07

100,00

0,00

0,00

08

59,19

59,06

0,00

Cantidad de localidades según tamaño Menos de 2.0005.00110.001- 20.001 2.000 5.000 10.000 20.000 y+ 2 1 1 1 2

1

01

100,00

0,00

0,00

02

100,00

0,00

0,00

03

31,56

11,18

57,27

04

100,00

0,00

0,00

05

75,59

24,41

0,00

01

0,00

0,00

100,00

02

0,00

0,00

100,00

03

6,59

3,47

0,00

1

15,25

0,00

1

04

84,75

1 1 1

05

35,05

0,00

06

100,00

0,00

0,00

07

19,62

0,99

79,39

1

08

76,28

23,72

0,00

1

09

65,59

34,41

0,00

1

10

68,74

31,26

0,00

2

5,84

0,00

1

0,00

46,38

0

12

94,16 53,62

1

4

64,95

11

1

1

1 1

1

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Cartografía Digital, 2005.

36

Tabla 12 DENSIDAD DE POBLACIÓN RURAL TOTAL Y DISPERSA POR FRACCIÓN CENSAL, DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001 Departamento

12 de Octubre

Chicoana

General López

Fracción 01 02 03 04 05 06 07 08 09 01 02 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 91

Población Total 11.332 1.003 1.687 1.276 127 944 145 87 3.548 8.468 9.780 12.837 15.160 14.537 17.891 8.708 18.063 19.182 8.524 24.553 16.167 13.241 13.190 60

Población Rural Total 0 1.003 1.687 1.276 127 944 145 87 295 5.072 1.451 9.525 3.199 7.386 0 0 0 0 0 0 0 3.367 1.955 60

Población Rural Dispersa 0 1.003 1.687 582 127 351 145 87 295 5.072 1.451 2.891 2.197 2.387 0 0 0 0 0 0 0 1.318 973 60

Superficie Total (km2) 8,57 317,16 301,75 245,01 231,86 578,07 484,08 225,63 360,67 753,74 261,06 2.532,32 2.249,97 3.854,45 4,81 5,41 14,63 n/d n/d n/d n/d 1.466,11 1.178,66 142,69

Densidad Total

Densidad Rural Total

1.322,29 3,16 5,59 5,21 0,55 1,63 0,30 0,39 9,84 11,23 37,46 5,07 6,74 3,77 3.719,54 1.609,61 1.234,65 ----9,03 11,19 0,42

0,00 3,16 5,59 5,21 0,55 1,63 0,30 0,39 0,82 6,73 5,56 3,76 1,42 1,92 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 2,30 1,66 0,42

Densidad Rural Dispersa 0.00 3.16 5.59 2.38 0.55 0.61 0.30 0.39 0.82 6.73 5.56 1.14 0.98 0.62 0.00 0.00 0.00 0,00 0,00 0,00 0,00 0.90 0.83 0.42

37

Departamento

Fracción

Población Total

Población Rural Total

Población Rural Dispersa

Superficie Total (km2)

Densidad Densidad Densidad Total Rural Total Rural Dispersa 151,31 10,45 10,45 834,74 13,34 13,34 9,25 9,25 1,92 2,14 2,14 2,14 1,44 1,44 1,44 0,93 0,93 0,93 2,96 2,96 1,21

02 6.616 457 457 43,73 03 18.143 290 290 21,74 04 1.616 1616 335 174,64 Cañuelas 05 441 441 441 206,34 06 263 263 263 182,48 07 148 148 148 159,29 469 192 158,22 08 469 01 721 721 721 941,83 0,77 0,77 0,77 02 1.287 1.287 1.287 504,46 2,55 2,55 2,55 Tupungato 03 20.408 8.721 6.440 104,31 195,65 83,61 61,74 04 776 776 776 856,01 0,91 0,91 0,91 05 5.347 5.347 4.042 167,99 31,83 31,83 24,06 01 16.133 0 0 n/d -0,00 0,00 02 20.002 0 0 n/d -0,00 0,00 03 2.126 2.126 1.392 99,46 21,38 21,38 14,00 04 3.685 3.685 3.123 146,93 25,08 25,08 21,26 05 9.228 3.234 3.234 207,03 44,57 15,62 15,62 Oberá 06 1.431 1.431 1.431 78,32 18,27 18,27 18,27 07 19.358 3.990 3.799 139,22 139,05 28,66 27,29 08 6.226 6.226 4.749 215,63 28,87 28,87 22,02 09 3.862 3.862 2.533 191,15 20,20 20,20 13,25 10 5.470 5.470 3.760 203,45 26,89 26,89 18,48 11 3.616 3.616 3.405 151,41 23,88 23,88 22,49 12 4.530 2.429 2.429 104,15 43,50 23,32 23,32 Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

38

Tabla 13 POBLACIÓN POR TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD DE LAS FRACCIONES CENSALES, DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001 Población Superficie Total Departamento Fracción (km2) Total

12 de Octubre

Chicoana

General López

01 02 03 04 05 06 07 08 09 01 02 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 91

8,57 317,16 301,75 245,01 231,86 578,07 484,08 225,63 360,67 753,74 261,06 2.532,32 2.249,97 3.854,45 4,81 5,41 14,63 n/d n/d n/d n/d 1.466,11 1.178,66 142,69

11.332 1.003 1.687 1.276 127 944 145 87 3.548 8.468 9.780 12.837 15.160 14.537 17.891 8.708 18.063 19.182 8.524 24.553 16.167 13.241 13.190 60

Rural Dispersa 0 1.003 1.687 582 127 351 145 87 295 5.072 1.451 2.891 2.197 2.387 0 0 0 0 0 0 0 1.318 973 60

En loc. hasta 2.000

En loc. 2.0005.000

En loc. 5.00110.000 11.332

En loc. En loc. 20.001 10.001- + 20.000

694 593

3.253 3.396 8.329 6.634 1.002 4.999

3.312 11.961 7.151 17.891 8.708 18.063 19.182 8.524 24.553 16.167

2.049 982

4.195

5.679 11.235

39

Superficie Total Departamento Fracción (km2)

Cañuelas

Tupungato

Oberá

01 02 03 04 05 06 07 08 01 02 03 04 05 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12

259,25 43,73 21,74 174,64 206,34 182,48 159,29 158,22 941,83 504,46 104,31 856,01 167,99 n/d n/d 99,46 146,93 207,03 78,32 139,22 215,63 191,15 203,45 151,41 104,15

Total 14.879 6.616 18.143 1.616 441 263 148 469 721 1.287 20.408 776 5.347 16.133 20.002 2.126 3.685 9.228 1.431 19.358 6.226 3.862 5.470 3.616 4.530

Rural Dispersa 1.672 457 290 335 441 263 148 192 721 1.287 6.440 776 4.042 0 0 1.392 3.123 3.234 1.431 3.799 4.749 2.533 3.760 3.405 2.429

Población En loc. En loc. hasta 2.0002.000 5.000 997 6645

En loc. En loc. 5.001- 10.00110.000 20.000 5.565 6.159 17.853

En loc. 20.001 +

1.281

277

2.281

11.687

1.305 16.133 20.002 734 562 5.994 191 1.477 1.329 1.710 211

15.368

2101

Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

40

Tabla 14 POBLACIÓN ACUMULADA POR TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD DE LAS FRACCIONES CENSALES, DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001

Departamento

12 de Octubre

Chicoana

General López

Fracción 01 02 03 04 05 06 07 08 09 01 02 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12 91

Superficie Población Total (km2) Total 8,57 11.332 317,16 1.003 301,75 1.687 245,01 1.276 231,86 127 578,07 944 484,08 145 225,63 87 360,67 3.548 753,74 8.468 261,06 9.780 2.532,32 12.837 2.249,97 15.160 3.854,45 14.537 4,81 17.891 5,41 8.708 14,63 18.063 19.182 8.524 24.553 16.167 1.466,11 13.241 1.178,66 13.190 142,69 60

Rural dispersa 0 1.003 1.687 582 127 351 145 87 295 5.072 1.451 2.891 2.197 2.387 0 0 0 0 0 0 0 1.318 973 60

Población Acumulada Rural hasta hasta total 5.000 10.000 0 0 11.332 1.003 1.003 1.003 1.687 1.687 1.687 1.276 1.276 1.276 127 127 127 944 944 944 145 145 145 87 87 87 295 3.548 3.548 5.072 8.468 8.468 1.451 1.451 9.780 9.525 12.837 12.837 3.199 15.160 15.160 7.386 14.537 14.537 0 0 0 0 0 8.708 0 0 0 0 0 0 0 0 8.524 0 0 0 0 0 0 3.367 7.562 13.241 1.955 1.955 13.190 60 60 60

hasta 20.000 11.332 1.003 1.687 1.276 127 944 145 87 3.548 8.468 9.780 12.837 15.160 14.537 17.891 8.708 18.063 19.182 8.524 0 16.167 13.241 13.190 60

41

Departamento

Cañuelas

Tupungato

Oberá

Fracción 01 02 03 04 05 06 07 08 01 02 03 04 05 01 02 03 04 05 06 07 08 09 10 11 12

Superficie Población Total 2 Total (km ) 259,25 14.879 43,73 6.616 21,74 18.143 174,64 1.616 206,34 441 182,48 263 159,29 148 469 158,22 941,83 721 504,46 1.287 104,31 20.408 856,01 776 5.347 167,99 16.133 20.002 99,46 2.126 146,93 3.685 207,03 9.228 78,32 1.431 139,22 19.358 215,63 6.226 191,15 3.862 203,45 5.470 151,41 3.616 104,15 4.530

Rural dispersa 1.672 457 290 335 441 263 148 192 721 1.287 6.440 776 4.042 0 0 1.392 3.123 3.234 1.431 3.799 4.749 2.533 3.760 3.405 2.429

Población Acumulada Rural hasta hasta total 5.000 10.000 2.669 9.314 14.879 457 457 6.616 290 290 290 1.616 1.616 1.616 441 441 441 263 263 263 148 148 148 469 469 469 721 721 721 1.287 1.287 1.287 8.721 8.721 20.408 776 776 776 5.347 5.347 5.347 0 0 0 0 0 0 2.126 2.126 2.126 3.685 3.685 3.685 3.234 3.234 9.228 1.431 1.431 1.431 3.990 3.990 3.990 6.226 6.226 6.226 3.862 3.862 3.862 5.470 5.470 5.470 3.616 3.616 3.616 2.429 4.530 4.530

hasta 20.000 14.879 6.616 18.143 1.616 441 263 148 469 721 1.287 20.408 776 5.347 16.133 0 2.126 3.685 9.228 1.431 19.358 6.226 3.862 5.470 3.616 4.530

Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

42

Tabla 15 DENSIDAD TOTAL Y DENSIDADES SEGÚN POBLACIÓN ACUMULADA POR FRACCIÓN CENSAL DE LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001

Departamento

12 de Octubre

Chicoana General López

Cañuelas

Fracción

Densidad Total

01 02 03 04 05 06 07 08 09 01 02 01 02 03 04 05 06 11 12 91 01 02 03 04 05 06 07 08

1.322,29 3,16 5,59 5,21 0,55 1,63 0,30 0,39 9,84 11,23 37,46 5,07 6,74 3,77 3.719,54 1.609,61 1.234,65 9,03 11,19 0,42 57,39 151,31 834,74 9,25 2,14 1,44 0,93 2,96

Rural dispersa

Densidad de población (acumulada por corte) Hasta Hasta Hasta Rural total 5.000 10.000 20.000 0,00 0,00 0,00 1.322,29 1.322,29 3,16 3,16 3,16 3,16 3,16 5,59 5,59 5,59 5,59 5,59 2,38 5,21 5,21 5,21 5,21 0,55 0,55 0,55 0,55 0,55 0,61 1,63 1,63 1,63 1,63 0,30 0,30 0,30 0,30 0,30 0,39 0,39 0,39 0,39 0,39 0,82 0,82 9,84 9,84 9,84 6,73 6,73 11,23 11,23 11,23 5,56 5,56 5,56 37,46 37,46 1,14 3,76 5,07 5,07 5,07 0,98 1,42 6,74 6,74 6,74 0,62 1,92 3,77 3,77 3,77 0,00 0,00 0,00 0,00 3.719,54 0,00 0,00 0,00 1.609,61 1.609,61 0,00 0,00 0,00 0,00 1.234,65 0,90 2,30 5,16 9,03 9,03 0,83 1,66 1,66 11,19 11,19 0,42 0,42 0,42 0,42 0,42 6,45 10,30 35,93 57,39 57,39 10,45 10,45 10,45 151,31 151,31 13,34 13,34 13,34 13,34 834,74 1,92 9,25 9,25 9,25 9,25 2,14 2,14 2,14 2,14 2,14 1,44 1,44 1,44 1,44 1,44 0,93 0,93 0,93 0,93 0,93 1,21 2,96 2,96 2,96 2,96

43

Densidad de población (acumulada por corte) Rural Hasta Hasta Hasta Rural total dispersa 5.000 10.000 20.000 01 0,77 0,77 0,77 0,77 0,77 0,77 02 2,55 2,55 2,55 2,55 2,55 2,55 Tupungato 03 195,65 61,74 83,61 83,61 195,65 195,65 04 0,91 0,91 0,91 0,91 0,91 0,91 05 31,83 24,06 31,83 31,83 31,83 31,83 03 21,38 14,00 21,38 21,38 21,38 21,38 04 25,08 21,26 25,08 25,08 25,08 25,08 Oberá 05 44,57 15,62 15,62 15,62 44,57 44,57 06 18,27 18,27 18,27 18,27 18,27 18,27 07 139,05 27,29 28,66 28,66 28,66 139,05 08 28,87 22,02 28,87 28,87 28,87 28,87 09 20,20 13,25 20,20 20,20 20,20 20,20 10 26,89 18,48 26,89 26,89 26,89 26,89 11 23,88 22,49 23,88 23,88 23,88 23,88 12 43,50 23,32 23,32 43,50 43,50 43,50 Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005. Nota: Las fracciones censales faltantes corresponden a unidades puramente urbanas. Departamento

Fracción

Densidad Total

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5. Análisis de las posibles opciones a la luz de los ejercicios. La ruptura de la dicotomía y la adopción de una escala de posibilidades Como se ha visto a lo largo de este trabajo, son muchas y variadas las posibilidades de adopción de criterios para la definición de ruralidad, que vayan más allá de un simple umbral estadístico dicotómico. La idea central es que la nueva definición de ruralidad pueda transformarse en un instrumento sencillo, ampliamente conocido y aceptado, generado a partir del Sistema Estadístico Nacional y que ayude a mejorar el conocimiento, el desarrollo de investigaciones y el diseño de planes, políticas y acciones públicas y privadas. Cualquier nueva definición que se adopte necesitará de la revisión y mejoramiento de los instrumentos de recolección de información estadística y de la revisión y adecuación de conceptos y definiciones, formas de análisis y difusión. A ese respecto, se podría pensar en al menos tres opciones de diseño para la nueva definición de ruralidad. Una es pensar en que esta nueva definición se base en la información tal como actualmente se releva, cambiando de criterio pero no de fuente de información, y utilizando los fragmentos territoriales administrativos tal como se encuentran ahora. La otra es pensar en una forma de definición que utilice, además de las estadísticas, fuentes de información novedosas como la cartografía, los sensores remotos, los mapas edafológicos, los catastros y los diagnósticos ambientales regionales, y que esta información se vuelque en una nueva grilla territorial a escala detallada, que se independice de las ataduras de la geografía administrativa. Si bien esta segunda opción es, a futuro, la más adecuada y permitiría crear una base de datos muy amplia y detallada, creemos que hay que ser más realistas. Proponemos entonces una tercera opción metodológica, que utilice la información estadística tal cual está relevada ahora, para tratar de dar cuenta lo más cercanamente posible de la heterogeneidad propia de los espacios rurales cuando estos están fragmentados en unidades geo-estadísticas que no se han creado teniendo en cuenta esta heterogeneidad, pero que avance en la proposición de modificación en los instrumentos de relevamiento de información para adecuarlos a las nuevas necesidades. Lo primero que hay que romper es la idea dicotómica de diferenciar a la población (y al territorio) en dos fragmentos tajantemente separados por una cifra que cada vez más aparece como caprichosa y poco útil. Desde este punto de vista, es mucho más adecuado pensar en una distribución de la población en un continuum rural/urbano, que vaya de situaciones donde la población está preponderantemente dispersa hasta las grandes aglomeraciones urbanas de carácter metropolitano. Si bien este continuum es una escala de gradientes que en la teoría no se encuentran separados por límites precisos, en la práctica es necesario establecer algún tipo de fragmentación, para comprender las diferencias y particularidad de situaciones, facilitar la difusión, el análisis y, en general, el uso de los datos. Es necesario entonces, proponer un criterio metodológico que separe fragmentos territoriales de diferente grado de concentración de la población. Pero esa fragmentación no debería estar basada en el mero corte demográfico, sino que debería estar acompañada por alguna medida que caracterice la organización territorial sobre la cual se asienta dicha población. Para eso, la propuesta es utilizar tipos de organización espacial en niveles, a partir de la definición de sistemas territoriales integrados por redes que vinculan a centros aglomerados embebidos en territorios de 45

población dispersa. Esta estructura organizacional se utilizaría como un proxy de la medición de la conectividad/grado de aislamiento de la población. La nueva definición propuesta es en su base de carácter territorial, que se realizaría a priori de la determinación de la asignación de características a la población inmersa en ese territorio. Así, ya no deberíamos hablar de “población rural” sin mayor explicitación de la situación en la cual se encuentra, sino de población rural dispersa, viviendo en centros rurales o periurbana e inserta en, por ejemplo, territorios rurales con redes organizadas. Si bien en este estudio nos dedicaremos a las unidades administrativas que tienen un grado mayor de ruralidad, el continuum se prolonga hacia situaciones donde se presenta un mayor peso de lo urbano. Teniendo en cuenta el análisis realizado sobre la población que trabaja en el sector agropecuario pero que reside en centros urbanos, pensamos que este es el dato que mejor mide el grado de relación que se establece entre un territorio y su población, con independencia del grado de concentración demográfica que tenga ésta. Pero es importante que se dé un paso hacia adelante en la complejización del tema. La producción agropecuaria no se limita actualmente a la sola relación con el suelo, sino que se integra en cadenas agroindustriales que hacen necesaria una redefinición de la “PEA agropecuaria” hacia situaciones que deberíamos catalogar como “agropecuaria ampliada”, es decir, que incluyan ocupaciones en el sector de los servicios, las actividades de poscosecha, el turismo, el comercio, entre otros. Es difícil evitar utilizar, en este caso, algún límite cuantitativo para definir esa relación, pero este límite es perfectamente discutible y debe ser analizado con más detalle. La propuesta es definir los siguientes territorios por grado de ruralidad: 1. territorios de población dispersa con una red de pequeños centros totalmente dependientes del medio rural, en los cuales no menos del 40% de la PEA dependa del sector agropecuario en sentido amplio (que llamaremos “centros rurales”), 2. territorios que incluyan población dispersa, centros rurales y hasta centros urbanos medianos con alta proporción de PEA agropecuaria (más de un 15% de la PEA está relacionada con el sector agropecuario en sentido amplio, 3. territorios que incluyan población dispersa, centros rurales y centros urbanos medianos no dependientes del medio rural (medido esto con una PEA agropecuaria menor al 15%), 4. territorios con población dispersa sin redes urbanas menores, pero con centros urbanos medianos o grandes no dependientes del medio rural, 5. territorios con población dispersa que rodean a un centro urbano mayor e incluyen una franja periurbana, con o sin redes de centros rurales. Este gradiente de tipos de territorios rurales seguramente no cubre todas las posibilidades que se podrían encontrar en el medio rural, pero por lo menos le dan una mayor riqueza al tema y lo apartan de fragmentaciones poco creíbles. Definidos estos territorios por la vía de su adscripción a los actuales límites departamentales de las provincias, estos quedarían categorizados, y la población de los mismos podría ser ubicada en ese gradiente. En paralelo y para darle continuidad histórica a la medición urbano rural, pero tendiendo un puente a la nueva definición de ruralidad, se podría definir una categorización de la población según el grado de concentración en que vivan, en: 46

1. población dispersa 2. población que vive en centros rurales de menos de 2.000 habitantes 3. población que vive en centros urbanos con más del 15% de la PEA agropecuaria ampliada 4. población que vive en centros urbanos con menos del 15% de la PEA agropecuaria ampliada Las categorías 1 y 2 sumadas serían lo que hoy en día se define como rural, y las 3 y 4, como urbana. 6. Recomendaciones para la definición y la posible aplicación a los cuestionarios o cédulas censales En caso de aceptarse las definiciones de tipos de territorios rurales propuestas en el capítulo anterior como alternativa superadora a la dicotomía actual: ¿Cuáles serían los mecanismos para incorporar la nueva definición a las estadísticas oficiales? ¿Cuáles deberían ser las adecuaciones y cambios a incorporar en los instrumentos en uso, en particular por los censos de población y agropecuario? Cómo ya mencionáramos previamente, toda nueva definición estadística requiere una revisión y mejoramiento de los instrumentos de recolección de información que acompañe el proceso de revisión y adecuación de los conceptos y definiciones. En el caso que nos ocupa, la propuesta se refiere a un gradiente de tipos de territorios rurales compuesto por cinco categorías de espacios, en los cuales se combinan de modo diferencial la población dispersa, la red de centros poblados (a modo de un proxy de la medición de la conectividad/grado de aislamiento) y la ocupación sintetizada en una cierta proporción de la PEA dedicada a la actividad agropecuaria ampliada. La idea entonces de la nueva definición, si bien se circunscribe a las disponibilidades actuales de los sistemas de relevamiento de datos, incorpora criterios que van más allá del simple límite de cantidad de habitantes y que dan cuenta del modo particular de organización territorial sobre el cual se asienta la población. Definidos los territorios, la propuesta implica categorizar cada una de las unidades político-administrativas de las provincias (departamentos/partidos) según los tipos, para luego asignar a la población de los mismos a lo largo de dicho gradiente de ruralidad. Es decir, la población dejaría ya de contabilizarse como urbana o rural para adoptar las características de cada uno de los tipos. Dicha distribución brindaría una imagen mucho más ajustada a la distribución espacial actual de la población sobre el territorio, indicando la incidencia diferencial de las distancias desde la perspectiva de los costos de transporte, traslados de personas e instalación de redes de servicios, entre otros. La identificación geográfica de cada persona a su correspondiente unidad espacial de referencia, según el lugar en la cual es censado el hogar al cual pertenece (en los CNP) o la EAP que constituye su lugar de residencia habitual (en el caso de los CNA), se registra en los cuestionarios censales en términos de la denominada UG (unidad geográfica) en la cual se identifica la provincia, el departamento o partido y las consecuentes unidades estadísticas menores: fracción y radio censal. Procesada dicha información, se realiza la asignación espacial a la correspondiente unidad de referencia, del mismo modo que sucedía con las categorías de urbano-rural. El primer paso a 47

encarar entonces sería la adopción de la nueva tipología, como el sistema de clasificación de departamentos/partidos y la eventual inclusión de un código identificatorio de cada uno de los tipos como parte de la UG. El siguiente aspecto a considerar se refiere a las condiciones que integran los restantes componentes de la definición: población dispersa, centros poblados, PEA. Los dos primeros no implican modificaciones, en la medida que se mantiene el criterio de población dispersa y centro poblado acorde con la definición censal de localidad. Lo que deja de tener vigencia es el corte de 2.000 habitantes; el mismo es reemplazado por la ocupación de la PEA y esto sí implica un esfuerzo conceptual y operativo que va más allá del alcance de los sistemas clasificatorios utilizados. Será preciso definir y acordar las ocupaciones que hacen a lo que hemos denominado “sector agropecuario ampliado”. Con respecto a los límites cuantitativos para definir la inclusión en uno u otro tipo de territorio, éstos son, como ya señalamos, discutibles y deben ser analizados con mayor profundidad sobre la base de los datos disponibles. Pensando en futuros relevamientos poblacionales, las preguntas de ocupación deberían ampliarse, así como la estrategia de las entrevistas, de modo de captar mejor la descripción de las tareas realizadas y las características del establecimiento en el cual se desarrollan. Asimismo, parecería sumamente útil volver a incluir una pregunta (similar a la pregunta 14 del censo de población del año 1980) para indagar sobre los desplazamientos diarios de las personas en términos de tiempos de duración de los recorridos en horas. Sin duda, este dato daría mucha información sobre la problemática de la accesibilidad y flujos de la población y permitiría ajustar la conformación de las redes de centros poblados, tal como fueron planteadas. Para el caso de los censos agropecuarios, el esfuerzo mayor debería centrarse en una mejor captación de toda la población residente en la EAP, lo cual tal vez debería significar la identificación previa de todas las viviendas y hogares existentes en cada EAP, agregando la georeferenciación con el simple uso de un GPS (global positional system), con vistas a un futuro desarrollo de sistemas de información geográfica no basados en las unidades administrativas. No podría dejar de destacarse la importancia de la georeferenciación de datos mediante la utilización de GPS y de cartografía digital de precisión en la temática que nos ocupa. Esta tecnología, de uso creciente en numerosas aplicaciones relacionadas con lo territorial, está siendo utilizada en otros países para los operativos estadísticos con enormes ventajas y resultados. La posibilidad de organización de la información brindada por los Sistemas de Información Geográfica (SIG) en capas o niveles de información superpuestos, provenientes de fuentes diferentes, potencia la capacidad de análisis y añade la posibilidad de incorporar otros aspectos a los criterios de clasificación de los territorios. Lamentablemente, la utilización de los SIG en el campo estadístico es todavía una asignatura pendiente. No obstante el gran avance logrado en la preparación de la cartografía digital que se requiere para la organización de los trabajos de campo y el control de cobertura territorial de censos y encuestas, no se ha logrado aún un avance similar en la organización y análisis de los datos desde una perspectiva espacial. Profundizar en una mejor conceptualización de los territorios rurales seguramente conducirá a un mayor uso de tales técnicas y metodologías.

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7. La necesidad del debate sobre las limitaciones de la definición actual. Posibles participantes Los procesos de adecuación y ajuste de los sistemas estadísticos oficiales a los cambios de criterios, definiciones conceptuales o incorporación de nuevas preguntas en los instrumentos de recolección de datos suelen ser lentos y precedidos de largos debates y discusiones entre el mundo de los productores de datos y los usuarios. Los primeros suelen esgrimir argumentos vinculados con la importancia de mantener la comparabilidad histórica, señalar problemas instrumentales, restricciones presupuestarias, y asumir, en general, una actitud que podríamos denominar conservadora frente a los cambios e innovaciones. Los usuarios, por su parte, muchas veces reclaman datos imposibles de ser relevados, cuestionan precisiones frente a realidades imposibles o muy difíciles y costosas de ser medidas o desconocen las propias limitaciones de instrumentos tales como los cuestionarios o cédulas censales, los cuales son administrados durante una entrevista. Ello no obstante todos los avances que ocurren y han ocurrido en materia de cuestiones estadísticas, que son producto del intercambio y la discusión profunda entre ambos grupos. La problemática de la medición de la ruralidad, en el contexto actual de los cambios y modificaciones que tienen lugar en el medio rural de la Argentina, no escapa a las consideraciones anteriores. Por un lado, contamos con una definición de lo rural que se remonta a los primeros censos de población del siglo XIX, levemente mejorada y actualizada en censos posteriores. Por el otro, una gran cantidad de usuarios interesados y/o partícipes de lo que sucede en el mundo rural no utilizan o directamente desconocen la definición de rural, utilizando criterios propios, definidos en función de situaciones particulares y obviamente diferentes entre sí. El análisis realizado en los capítulos anteriores indica claramente que la necesidad de repensar la definición es una tarea impostergable, que debería iniciarse en el plazo más corto posible, incluyendo en el debate a los productores de datos estadísticos básicos, es decir, los integrantes del Sistema Estadístico Nacional, junto a la mayor cantidad de usuarios provenientes del ámbito de la investigación académica, universidades, sector agropecuario público y privado, organizaciones de productores, organizaciones sociales, instituciones de desarrollo rural. Una idea posible sería la elaboración de un primer documento base para la discusión, en el cual se sinteticen las ideas preliminares desarrolladas hasta ahora, y debatir en una reunión o taller las posibles implicancias y ventajas del cambio de la definición, tanto desde una perspectiva teórica como instrumental. El PROINDER podría encarar tal iniciativa teniendo en cuenta sus incumbencias y la problemática abordada. A partir de esa tarea, habría que ampliar la discusión a otros ámbitos nacionales y provinciales, para lograr un consenso que garantice que la nueva forma de medición sea un instrumento útil y práctico y no una simple definición oficial y burocrática.

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ANEXOS ANEXO 1: Criterios de definición de lo rural - Reseñas bibliográficas ABRAMOVAY, R. (2000): Funções e medidas da ruralidade no desenvolvimento contemporâneo, Texto para Discussão nº 702, Ministério Do Planejamento, Orçamento E Gestão, Instituto de Pesquisa Económica Aplicada, Río de Janeiro. El autor plantea que en muchos países -entre ellos, Brasil- lo rural es definido de forma tal que es asociado inmediatamente a la carencia y a la precariedad; y la ruralidad es concebida como una etapa del desarrollo social a ser superada por el avance del progreso y la urbanización. Sin embargo, la experiencia internacional muestra que las áreas no densamente pobladas están registrando procesos de crecimiento y fortalecimiento. Por ello, el desafío, según el autor, es definir al medio rural teniendo en cuenta tanto su especificidad (es decir, sin considerar su desarrollo como sinónimo de urbanización) y los factores que determinan su dinámica (o sea, su relación con las ciudades). El trabajo se organiza en torno al análisis y la discusión de tres cuestiones: los limites de las definiciones más usuales, la importancia de la ruralidad en las sociedades contemporáneas y las nuevas medidas de ruralidad en los Estados Unidos, Francia y la OCDE. Focalizamos nuestra reseña en la primera y la tercera cuestión. Abramovay, en coincidencia con otros autores, sostiene que existen tres formas predominantes de delimitación de lo rural: a) la delimitación administrativa, utilizada, entre los países de América latina, en Brasil, Ecuador, Guatemala, El Salvador y República Dominicana. Entre las limitaciones señaladas se plantea que en este caso lo rural es definido bajo el arbitrio de los poderes públicos municipales, con lo que se priorizan cuestiones fiscales antes que geográficas, sociales, económicas o culturales. b) la ocupación de la población o, más precisamente, el peso económico de la mano de obra ocupada en la agricultura. La aplicación de este criterio llevaría, por ejemplo, a abolir los espacios rurales de los países desarrollados. En ese sentido el autor insiste en que ruralidad es un concepto de naturaleza territorial y no sectorial. c) el límite poblacional: muchos países consideran rurales a las localidades ubicadas por debajo de un límite poblacional. El autor considera a este criterio más adecuado que los anteriores, al menos porque evita la asimilación directa entre rural y aislamiento. Sin embargo, sostiene que presenta tres inconvenientes básicos: los límites establecidos internacionalmente son variados y corresponden a las propias tradiciones históricos institucionales, en función de lo anterior se compromete la posibilidad de comparación, impide un abordaje regional. En cuanto a los nuevos criterios de ruralidad, el autor rescata los casos de los Estados Unidos, Francia y la OCDE en tanto procuran comprender la ruralidad por la importancia de las áreas no densamente pobladas y por el tipo de relaciones que mantienen con las ciudades; en definitiva, los considera un esfuerzo por integrar a la ciudad y el campo sin eliminar las particularidades de la organización social, económica y territorial de esas áreas.

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En el caso de los Estados Unidos señala que el peso cada vez menor de la agricultura en la ocupación productiva es una de las razones por la cuales las estadísticas de ese país estipulan una separación entre áreas metropolitanas y no-metropolitanas, en vez de urbanas y rurales. Por eso, la definición de ruralidad implica, por un lado, la consideración de un límite poblacional (localidades de menos 2.500 habitantes o población en territorio abierto) y, por otro, la consideración de códigos de continuum rural-urbano (rural-urban continuum codes) y de códigos de influencia urbana (urban influence codes); en este último caso se trata de una clasificación para todos los condados norteamericanos según el grado de urbanización y de proximidad de una área metropolitana. La aplicación de estos criterios lleva a un resultado bien diferente del que resultaría sólo del límite poblacional: según los datos del Censo 1990, nada menos que un 1/4 de la población vivía en áreas rurales. En el caso de Francia señala que a la definición morfológica (tejido cerrado de habitaciones contiguas) y por tamaño poblacional (2.000 habitantes), se sumó en la década de 1960 la noción de zonas de poblamiento industrial o urbano (ZPIU). Según la proporción de los trabajadores ocupados en comunas diferentes de sus lugares de residencia y las parcelas de los domicilios dependientes directamente de la agricultura, se diferenciaban entre las comunas rurales, las que se encontraban bajo la influencia de las ciudades (rural en ZPIU) y las que pertenecían al rural profundo (rural fuera de las ZPIU). Dado que esta definición aún no permitía detectar las diferencias entre los distintos tipos de áreas rurales, en 1996 se propone una nueva zonificación a partir de cuatro categorías: a) lo rural bajo débil influencia urbana: comunas en las que menos del 20% de los activos van a trabajar a un centro urbano; b) los pueblos rurales: pequeñas unidades urbanas que ofrecen entre 2.000 y 5.000 empleos y poseen más puestos de trabajo que la población residente; c) la periferia de los pueblos rurales: constituida por las comunas donde al menos el 20% de la población activa trabaja diariamente en los pueblos rurales; y d) el rural aislado. En el caso de la OCDE destaca la nueva propuesta de organización de información por su consideración de las diferentes escalas. Así señala que a nivel local el criterio seleccionado es el de densidad demográfica, el cual presenta –según la OCDE- tres ventajas básicas: se trata de una noción de fácil operacionalización y comprensión, asume que, más allá de las características específicas, las áreas rurales siempre serán menos densamente pobladas que las urbanas, el criterio de densidad demográfica es neutro y no remite a una visión predeterminada sobre los problemas y posibilidades del medio rural (es decir, no induce a la asimilación entre ruralidad y pobreza). A nivel regional, la trama es menos detallada: las unidades geográficas son constituidas por unidades administrativas o por zonas funcionales más vastas, como las provincias, un nivel en el que se enfatizan las relaciones funcionales y el contexto más amplio. Finalmente, plantea que si bien los criterios de estos casos son diferentes entre sí, sus preocupaciones son similares y las resume en cinco puntos: a) En los tres casos, lo importante es la definición espacial y no sectorial de la ruralidad; b) no existe un fatalismo demográfico que condena a las áreas no densamente pobladas al abandono constante; c) el medio rural sólo puede ser comprendido en sus relaciones con las ciudades, con las regiones metropolitanas y también con los pequeños centros en torno a los cuales se organiza la vida local. d) no toda aglomeración urbana provista de un mínimo de servicios puede ser llamada “ciudad”. 54

e) es claro que el medio rural se caracteriza por su inmensa diversidad; sin embargo, existen rasgos comunes de ruralidad, cuya captación debería ser uno de los objetivos de las investigaciones centradas en la dimensión espacial del desarrollo.

Argentina – Mendoza: “Encuesta de condiciones de vida de los hogares rurales”, DEIE, Ministerio de Economía, Gobierno de Mendoza, octubre de 2004. Este trabajo incluye en sus páginas iniciales una exposición de la definición de lo rural implementada en la provincia de Mendoza a partir del año 2004. Tal definición fue el resultado de un proceso de revisión del concepto que tenía por objetivo ampliarlo, incluyendo tanto la población que se encuentra distribuida de manera dispersa en el territorio como aquella que, a pesar de estar concentrada en determinadas áreas, está directa o indirectamente vinculada con la actividad agropecuaria. A partir de estas consideraciones, se definen como distritos rurales a aquellos que: a) tienen una población menor de 2.000 habitantes, o b) teniendo una población mayor a 2.000 y menor a 10.000 habitantes poseen una superficie apta para cultivo mayor del 50% de su superficie total o una densidad menor a 500 habitantes por kilómetro cuadrado, o c) teniendo una población mayor a 10.000 habitantes poseen una superficie apta para cultivo menor del 50% de su superficie total y una densidad menor a 500 habitantes por kilómetro cuadrado. Como se observa, esta definición permite conceptualizar una población rural ampliada; con ella quedan incluidos como rurales los distritos de todos los departamentos de la provincia, excepto Capital y Godoy Cruz.

BLUNDEN, J., PRYCE, W. y DREYER, P.: “The classification of rural areas in the European context: an exploration of a typology using neural network applications” Regional Studies. 32(2), 1998, pp. 149-161. Este trabajo se inscribe en la línea conceptual del continuun rural-urbano, presentando una metodología basada en redes neuronales para la elaboración de tipologías de áreas rurales. Los autores buscan subsanar lo que consideran desventajas de la construcción de índices de ruralidad a partir de análisis de componentes principales aplicados a una serie de variables: la limitación a contextos nacionales y el carácter relativo (ubican una determinada área rural en relación a otras áreas). Proponen un sistema de clasificación flexible que sea capaz de usar los datos disponibles de forma “realista” y que pueda aplicarse a un número de diferentes niveles o escalas, reflejando la disponibilidad de información, circunstancias regionales y los objetivos de diferentes políticas. Luego de definir su propuesta como una metodología deductiva, establecen tres pasos en su aplicación: (1) la determinación de categorías amplias o genéricas de ruralidad, establecidas a partir de consultas con expertos nacionales con conocimiento exhaustivo de las estructuras socio-económicas de las áreas rurales de sus países; (2) la

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especificación de variables de entrada, divididas en tres niveles, como indicadores clave de estas categorías; y (3) la elaboración de un modelo matemático algorítmico que relacione información seleccionada de áreas-ejemplo (input) con el rango ya definido de las categorías de “salida” (output). La elaboración del modelo implica el “entrenamiento” de la red neuronal, utilizando una base de datos de áreas rurales tipo para cada categoría. Este modelo asigna o ubica las áreas rurales en una de las categorías pre-determinadas. Las características de interés son la accesibilidad, la existencia de un sistema de asentamiento de población jerárquico, la estructura de la población en términos de cantidad, distribución y edad, y el perfil socio-económico. La ubicación de un área rural determinada en una de las cinco categorías se establece a partir de la interacción de los parámetros mencionados en cada área. Las fuentes utilizadas fueron censos de población e imágenes satelitales.

CHOMITZ, K.; BUYS, P. y THOMAS, Th.: Quantifying the rural-urban gradient in Latin America and the Caribbean, Policy Research Working Paper Series Nº 3634, The World Bank, Washington, 2005. Partiendo de la base de que la ruralidad es un gradiente antes que una distribución discreta, los autores combinan cuatro criterios para definir ese gradiente: densidad demográfica, cercanía a grandes ciudades, potencial agroclimático y cobertura forestal. La idea es que en un área de baja densidad los mercados son débiles y los costos de prestación de servicios e infraestructura son altos, mientras que la cercanía a la ciudad marca el nivel de los precios a obtener por los productos y el costo de los insumos. Metodológicamente se utiliza una grilla mundial de cobertura demográfica (la versión GPW3) aplicada a América Latina en su totalidad y para cada uno de los países que la componen. Las celdas (unidades territoriales) básicas son de 2,5’ x 2,5’, en las cuales se presupone una distribución homogénea de la población. Para medir la cercanía a la ciudad (se define el tamaño de 100.000 habitantes como umbral) se utiliza la Carta Mundial Digital (DCW), se calcula una velocidad entre 10 y 60 Km./h para los caminos y 4 Km./h para los senderos, y el umbral mínimo se define en una hora de tiempo para llegar a la ciudad. Para el índice de potencialidad y la cobertura vegetal se utiliza el Zonamiento Agroecológico Mundial (GAEZ) de la IIASA-FAO, y se definen categorías de tierras útiles, marginales y no útiles, combinadas con o sin cobertura forestal. Se presenta varias tablas con los resultados. Algunos de éstos indican, por ejemplo, que en América Latina cerca del 13% de la población vive en áreas de muy baja densidad y casi todos ellos se encuentran a mas de una hora de una ciudad, mientras esta distancia se mantiene aún en áreas de mucha mayor densidad, y que cerca de un quinto de la población vive en áreas con densidades de menos de 150 hab./km2, aptas para el cultivo de secano y no cubiertas con bosques, y un número similar lo hace en tierras marginales o inútiles para el cultivo. Una de las conclusiones es que las mediciones tradicionales de ruralidad en América Latina excluyen a los pueblos inmersos en áreas agrícolas.

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DE FERRANTI, D.; PERRY, G.; FOSTER, W.; LEDERMAN, D.; y VALDÉS, A.: Beyond the city. The rural contribution to development. Washington, World Bank, 2005. Capítulo 2: ¿How do we define the rural sector?, pp. 31-60. En palabras de sus autores, Beyond the city “evalúa sistemáticamente la contribución del desarrollo y las políticas rurales al crecimiento, erradicación de la pobreza y degradación ambiental tanto en las áreas rurales como en el resto de la economía […], buscando contribuir a la resolución de cinco dilemas de las políticas públicas y de desarrollo: 1. ¿existe o debería existir un sesgo pro-urbano o pro-rural en las políticas públicas?; 2. ¿cómo superar la deficiencia en la provisión de servicios en el sector rural?; 3. ¿cómo optimizar los efectos potenciales de las políticas de intercambio comercial sobre la contribución rural al desarrollo?; 4. ¿cómo hacer que el desarrollo rural sea más beneficioso para los pobres?; 5. ¿de qué forma podemos abordar políticas de desarrollo territoriales? (Pág.1-2). El capítulo 2 del reporte presenta diversas formas de definir el sector rural: a partir de los sectores económicos, básicamente el agropecuario, y su contribución relativa al PBI; a partir del ingreso de los hogares, incluyendo actividades agrícolas y no agrícolas; y a partir de una aproximación territorial que realice un examen más general del espacio rural en términos de densidad de población y distancia a centros urbanos. Esta última estrategia es la que interesa en esta revisión. Los autores parten de reconocer que la mayor parte de los países de América Latina utilizan el criterio de tamaño de localidad o tipo de unidad administrativa para definir áreas rurales y urbanas. Frente a ello, proponen adoptar una aproximación basada en densidad de población y distancia a centros urbanos, considerados como los aspectos de ruralidad que más influencia tienen para los planes de desarrollo, la actividad económica y la provisión de servicios. La cuestión que surge de inmediato es cómo medir el grado de ruralidad a partir de estos criterios de densidad (medido en habitantes por Km. cuadrado) y distancia (medido en tiempo de viaje a la ciudad de al menos 100.000 habitantes más próxima). Para ello retoman a Chomitz, Buys y Thomas (2004), quienes utilizan técnicas de sistemas de información geográfica para combinar los dos criterios: primero, dividieron el territorio en celdas cuadradas de 5 Km., a continuación asignaron información sobre densidad de población a esas celdas, y finalmente calcularon la distancia de cada celda a la ciudad más cercana. La base de datos y mapas resultantes dibujan “superficies” de ruralidad a lo largo de diferentes gradientes. Sobre estas superficies es posible además determinar “líneas” o cortes discretos, que delimiten categorías de acuerdo a necesidades analíticas específicas. Esta propuesta retoma el enfoque multidimensional, aplicando técnicas sofisticadas de procesamiento y presentación de la información. Un posible inconveniente es asumir densidades de población homogéneas dentro de las municipalidades (es decir, que todas las celdas incluidas dentro de una misma municipalidad comparten la misma densidad). Por ejemplo, la municipalidad de Jáchal (San Juan, Argentina) en 2001 presentaba una densidad promedio de 1.42 hab./km2, resultado de una superficie de 14,749 km2 y una población total de 20,898 habitantes. Sin embargo, si se observara la distribución de la población al interior de la municipalidad se distinguirían áreas completamente despobladas combinadas con áreas de riego de muy alta densidad de población. Frente a ello, el uso de fracciones o de radios censales (para el caso de Argentina por ejemplo) sería más adecuado para estudios a escala nacional o subnacional.

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DIRVEN, M.: “Problemas de definición, medición y uso de cifras sobre ‘lo rural’ y ‘lo agrícola’”. Entre reflexiones serias e irresponsabilidades de diletante. Unidad de Desarrollo Agrícola, CEPAL; Santiago de Chile, abril 2004 (inédito). El objetivo central del documento es plantear el debate acerca de las dificultades que se plantean al momento de la utilización de los datos y las definiciones de lo “rural”. La autora señala que mas allá de las profundas diferencias entre lo urbano y lo rural en las cifras de educación, ingresos, ocupaciones, necesidades básicas insatisfechas, sexo y composición etaria de la población, condiciones de salud, enfatiza que “rural” esta muy lejos de ser un concepto homogéneo. Por un lado, las definiciones de cada país son distintas y por los otros conforman una suerte de antítesis a la concentración y densidad poblacional urbana, que claramente tampoco es homogénea a través del espacio. Señala que en América Latina se puede afirmar que existen áreas denominadas rurales pero que responden a una frontera ficticia y arbitraria y en realidad son urbanas. Áreas que son claramente rurales pero localizadas a una distancia y con una infraestructura vial suficiente Para permitir un flujo diario de personas que se trasladan diariamente a su trabajo o para acceder a bienes y servicios. Varios Gobiernos están reconociendo estas diferencias e iniciando sistemas de clasificación de los datos estadísticos que reconozcan un gradiente en las áreas rurales.

ECHEVERRI PERICO, R. y RIBERO, M. P.: Nueva ruralidad-Visión del territorio en América Latina y el Caribe. IICA, Costa Rica El tema central contempla la visión de lo rural como territorio, como unidad de gestión que permite integrar una realidad económica multisectorial, dimensiones políticas, sociales, culturales y ambientales, ofreciendo posibilidades de respuesta a muchas de las falencias que ha mostrado el desarrollo rural en las últimas décadas. Discute la definición conceptual y operativa que se viene empleando para definir el dominio de las políticas de desarrollo rural, tradicionalmente ligadas a consideraciones demográficas o productivas. La propuesta de este texto, es superar estas definiciones introduciendo una condición básica de construcción social a partir de la dependencia existente entre los condicionantes de localización de la base económica y la formación de asentamientos humanos dependientes de ella. La visión territorial emerge como una nueva visión del desarrollo en América Latina, si bien reconoce que es necesario redoblar esfuerzos para incorporar el criterio espacial en la definición de políticas públicas.

ELI DA VEIGA, J.: A Dimensao Rural do Brasil. Enero 2004 (mimeo). El autor plantea el profundo debate surgido en el mundo contemporáneo, alrededor de la discusión entre las categorías rural y agropecuario, frente al hecho que la dinamización de muchos espacios rurales esta basada en el desarrollo de otras actividades 58

económicas, dando lugar a tendencias y características de la denominada “nueva economía rural”. Señala que, no obstante los cambios y transformaciones que vienen experimentando los territorios, la dicotomía urbano rural perdura aun en las estadísticas. Con referencia al territorio del Brasil, las profundas desigualdades que lo caracterizan se expresan también en situaciones “rurales” extremas; razón suficiente para incorporar el caso brasileño al crucial debate sobre los posibles destinos de la ruralidad. Dos preguntas básicas anteceden el debate: ¿qué es la ruralidad? y ¿cómo debe medirse?. Así, antes de proponer una manera de avalar la importancia relativa del Brasil rural junto a ciertas implicancias teórico-históricas del problema, el artículo aborda la dicotomía urbano-rural buscando encontrar una explicación a lo que el autor denomina la “sorprendente inercia de una manera de pensar el espacio”. Desarrolla también algunos caminos alternativos adoptados en otros países tendientes a superar la dicotomía. Las peculiaridades del caso brasileño (atrapado por una regla prácticamente única en el mundo) se describen con mucho detalle: toda sede de un municipio (cidade) o de distrito (vila) es urbana, independientemente de sus características estructurales o funcionales. El caso extremo se encuentra en el estado de Río Grande do Sul: la sede del municipio de Uniao da Serra es una “cidade” con 18 habitantes, según datos del Censo de Población del año 2000. De un total de 5507 sedes de municipios, existentes en el 2000, 1176 tenían menos de 2000 habitantes, 3887 menos de 10000 y 4642 con menos de 20000, todas con status legal de cidade idéntico a los inconfundibles núcleos que conforman las regiones metropolitanas y que constituyen evidentes centros urbanos regionales. Toda las personas que residen en dichas sedes son oficialmente contadas como urbanos, alimentado ese desatino según el cual el grado de urbanización del Brasil llegaba en el año 2000 al 81.2%.

FAIGUENBAUM, S. y NAMDAR-IRANÍ, M.: Definiciones oficiales de “rural y/o urbano” en el mundo, Documento de Trabajo Interno efectuado para la Unidad de Desarrollo Agrícola, CEPAL, Santiago de Chile, octubre de 2005, 71 Pág. (inédito). Este documento de CEPAL, tal como indica su título, realiza un relevamiento de las definiciones “oficiales” o estatales de lo rural y lo urbano que se utilizan en los diferentes países del mundo; también, expone las definiciones y criterios de organizaciones de carácter multinacional, como la OCDE y la Unión Europea. Se trata de un relevamiento amplio aunque no exhaustivo: tiene una alta cobertura de las definiciones utilizadas en los países de Europa y América y una mucho más baja con relación a los países asiáticos y, sobre todo, los africanos21. Con respecto a la variedad de criterios e información detectada entre países señalan que “los niveles de desarrollo de los sistemas de información y clasificación de las poblaciones no urbanas, así como los marcos conceptuales y analíticos utilizados, son muy desiguales (...) entre el mundo “desarrollado” y los países en desarrollo. Los países industrializados cuentan en general (…) con sistemas bastante sofisticados, que permiten a los diversos tipos de usuarios seleccionar aquellas definiciones e indicadores que más interesen a sus objetivos específicos” (Pág. 1). 21 De hecho, los autores llaman la atención sobre la inexistencia de indicadores de lo rural en algunos países (por ejemplo, en Croacia y los Países Bajos) o las dificultades para el acceso a esa información (por ejemplo, en varios países africanos).

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Los autores justifican la relevancia del emprendimiento al afirmar que “no existe una definición universal de lo rural ni mucho menos definiciones oficiales compartidas por todos los países, ni siquiera los de una misma región o bloque de países. Las definiciones utilizadas varían de manera significativa entre países, ya sea porque se prefieren alternativamente criterios estadísticos o geográficos, o simplemente porque los límites cuantitativos, siempre arbitrarios, difieren de un país a otro” (Ibíd.). También señalan que, en la mayoría de los casos, lo “rural corresponde a una categoría “residual”, definida por defecto (lo que no es urbano), sin aludir a características propias” (Ibíd.). A partir de estas consideraciones generales, los autores estructuran su exposición en cuatro partes: i) definiciones y criterios utilizados por organizaciones de carácter multinacional (OCDE y Unión Europea), ii) definiciones y criterios utilizados por países, siguiendo un orden alfabético, iii) cuadros sinópticos de definiciones de rural/ urbano en el mundo y en América latina, iv) un anexo con sitios Web de agencias nacionales de estadísticas. El análisis de la información presentada permite detectar el predominio de ciertas definiciones y criterios22. Tomando el caso de los países de América latina (véase cuadro 1), se observa la recurrencia al criterio de límite poblacional, aunque con variaciones en el umbral (de 1.000 a 2.500 habitantes); en algunos casos se utiliza como único criterio (Argentina, Bolivia, México y Venezuela) y en otros, combinado con PEA ocupada por actividad (es el caso de Chile) o con la inexistencia o baja disponibilidad de servicios (en Cuba, Nicaragua, Panamá y Honduras). Otro criterio frecuente es el de residencia fuera de áreas urbanas, ya sean éstas definidas administrativa o censalmente; es el caso de Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Haití, Paraguay, Perú y Uruguay, entre otros países. Cuadro 1 Definiciones censales de “urbano/rural” en países de América latina PAÍS

DEFINICIÓN DE POBLACIÓN URBANA

DEFINICIÓN DE POBLACIÓN RURAL

ARGENTINA (2001)

Población empadronada el día del censo en centros poblados de 2.000 y más habitantes

Población empadronada el día del censo en centros poblados de menos de 2.000; se incluye la población diseminada.

BOLIVIA (2001)

Población censada en localidades con 2.000 y más habitantes

Población censada en localidades con menos de 2.000

BRASIL (2000)

Aquella censada en las ciudades, villas y áreas urbanas aisladas conforme a la delimitación de las respectivas municipalidades vigente al 1 de septiembre de 1991 y 1 de agosto de 1996, respectivamente

Aquella censada fuera de los límites de las áreas urbanas, incluidos los aglomerados rurales (poblados y otros)

22 La sistematización de la información que realizan los autores recupera las definiciones y criterios censales. Sin embargo, en la presentación por país exponen, para algunos casos, las definiciones utilizadas por otros organismos estatales, no coincidentes con las censales.

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CHILE (2002)

COLOMBIA (1993)

La que vive en conjuntos de viviendas concentradas con más de 2.000 habitantes, o entre 1.0001 y 2.000 habitantes con un 50% o más de su población económicamente activa dedicada a actividades secundarias y/o terciarias. Excepcionalmente se consideran urbanos los centros de turismo y recreación que cuentan con más de 250 viviendas concentradas y no cumplen el requisito de población.

Asentamiento humano concentrado o disperso con 1.000 o menos habitantes, o entre 1.001 y 2.000, en los que menos del 50% de la población económicamente activa se dedica a actividades secundarias y terciarias.

Se considera para el operativo censal, a la población que vive en las cabeceras municipales.

Para el operativo censal, se considera aquellas que vive en áreas no incluidas dentro del perímetro de la cabecera municipal.

Cabecera municipal: centro poblado donde se localiza la sede de la alcaldía COSTA RICA (2000)

Aquella que vive en los centros administrativos de los cantones del país, o sea, parte o todo el distrito primero, además de otras áreas adyacentes. Estas áreas fueron demarcadas s/c criterio físico y funcional, tomando en cuenta elementos tangibles tales como cuadrantes, calles, aceras, luz eléctrica, servicios urbanos y otros.

Aquellas que vive fuera de las áreas definidas como urbanas, en lo que se denomina periferia urbana, rural concentrado y rural disperso.

CUBA (1981)

Población residente en lugares habitados por 2.000 personas y más, así como en aquellos con menos de 2.000 habitantes y más de 500 que poseyeran las siguientes características: alumbrado público, calles pavimentadas, acueducto, red de alcantarillado, cloacas, servicios médico asistencial y centro educacional. También se incluyeron todos los lugares con una población de 200 a 500 habitantes que tuvieran las seis características enumeradas (se incluyeron algunos pueblos creados a raíz de la Revolución, que tenían muy pocos habitantes, pero contaban con las condiciones urbanas exigidas)

Población residente en lugares habitados por menos de 500 personas o la de aquellos con más de 500 y menos de 2.000, que presentaron menos de cuatro de las características urbanas mencionadas.

ECUADOR (1990)

Aquella que vive en las capitales provinciales y cabeceras cantorales (núcleos concentrados), definidos previamente como áreas urbanas para fines censales. Se excluye, por lo tanto, a la población de la “periferia” (población dispersa dentro de los límites de las capitales provinciales y cabeceras.

Aquella que vive en parroquias rurales (cabecera parroquial y resto de la parroquia). Incluye además a la población empadronada en la “periferia” de las capitales provinciales y cabeceras cantorales.

EL SALVADOR (1992)

La que habita en las cabeceras municipales, sin tomar en cuenta la magnitud de la población ni otra característica especial. Las cabeceras municipales son centros poblados en los

La que habita fuera de los límites de las cabeceras municipales y que es generalmente población dispersa.

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que reside la administración del municipio y cuyos límites han sido delimitados sobre el terreno por medio de mojones. GUATEMALA (2002)

Aquella que reside en ciudades, villas y pueblos (cabeceras departamentales y municipales), así como en aquellos otros lugares poblados que tienen la categoría de colonia o condominio y que cuentan con más de 2.000 habitantes, siempre que en dichos lugares poblados el 51% de los hogares dispongan de alumbrado con energía eléctrica y servicios de agua por tubería.

HAITÍ

Aquella que vive en las ciudades propiamente tales y en las cabeceras administrativas de las comunas de la República, además de la residente en las aglomeraciones de cierta importancia en que existen unidades habitacionales semejantes a las que se encuentran en las ciudades, aunque tengan apenas algunas centenas de habitantes.

Aquellas que vive fuera de las áreas consideradas urbanas

HONDURAS (1988)

La que habita en centros poblados de 2.000 y más habitantes y que cuenta además con las siguientes características: i) servicios de agua de cañería; ii) comunicación terrestre (carretera o ferrocarril) o servicio regular aéreo o marítimo; iii) escuela primaria completa (seis grados); iv) correo o telégrafo y, por lo menos uno de los siguientes servicios: alumbrado eléctrico, alcantarillado o centro de salud.

La que no reúne las características antes indicadas y la población dispersa.

MÉXICO (2000)

La que habita en cabeceras municipales o cuentan con 2.500 o más habitantes.

La que habita en localidades con menos de 2.500.

NICARAGUA (1995)

Aquella que reside en el conjunto de localidades urbanas, es decir en las cabeceras municipales y las localidades con 1.000 habitantes y más, que poseen características tales como trazado de calles, servicios de luz eléctrica, establecimientos comerciales e industriales, entre otras.

Aquella que reside en el conjunto de localidades rurales, es decir, las con menos de 1.000 habitantes que no cuentan con ninguna estructura urbanística.

PANAMÁ (2000)

Aquellas que vive en localidades con 1.500 habitantes y más, cuyas condiciones de vida ofrecen características urbanas, tales como servicios de luz eléctrica, acueducto y alcantarillado, calles pavimentadas, establecimientos comerciales, facilidades de comunicación, escuela secundaria, y otras.

El resto de la población empadronada en localidades o áreas que no reúnen tales condiciones.

PARAGUAY (2002)

Aquella que vive en las cabeceras de los distritos oficiales de la República, sin tener en consideración ninguna otra

Aquella que vive fuera de los distritos oficiales de la República

(1982)

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característica especial. PERÚ (1993)

Aquella que vive en aglomeraciones cuyas viviendas, en número mínimo de 100, se hallen ocupadas contiguamente. Por excepción, se considera como población urbana a aquella que habita en todas la capitales de distrito. Las aglomeraciones pueden contener uno o más centros poblados con viviendas contiguas.

Aquella que habita en la parte del territorio del distrito que se extiende desde los linderos de los centros poblados en área urbana, hasta los límites del mismo distrito.

REPÚBLICA DOMINICANA (1993)

La que habita en las cabeceras de comunas y de distritos municipales.

La que habita fuera de las cabeceras y de distritos municipales

URUGUAY (1996)

La definición se basa en criterios prácticos y de tipo operativo, y parcialmente en las disposiciones de la Ley de centros poblados y sus modificaciones posteriores.

Se define por exclusión

VENEZUELA (2000)

Conjunto de centros poblados con 2.500 o más habitantes definido en cualquier nivel de la División Política Territorial del país.

Conjunto de centros poblados con menos de 2.500 habitantes definido en cualquier nivel de la División Política Territorial del país.

Nota: se consideran sólo las definiciones vigentes (último censo) en cada país. Entre paréntesis, junto al nombre del país, el año del último censo. Fuente: Faiguenbaum y Namdar- Iraní, pp. 55-59, Cf. CEPAL: “América Latina: proyecciones de Población Urbana y Rural 1970-2025”. Boletín Demográfico 76, 2005.

En el resto de los países del mundo también predominan las definiciones cuantitativas, en la mayor parte de los casos asociadas a cantidad de población y tamaño de la localidad (véase cuadro 2). En estos casos son notables las diferencias en los umbrales, que varían desde 200 habitantes en Islandia y Dinamarca hasta 20.000 habitantes en Suiza y 50.000 en Japón. También se observa la utilización de criterios administrativos; por ejemplo, en Irán y Turquía la definición proviene de la existencia o no de un gobierno local. En algunos casos la definición aúna dos variables simples, como es el caso de Bulgaria; allí son rurales las áreas donde no existen ciudades de más de 30.000 habitantes y cuya densidad de población es inferior a los 150 hab./km2. Cuadro 2 Definición y criterio de delimitación de áreas rurales en otros países (no latinoamericanos) PAÍS ALBANIA

ALEMANIA

CRITERIO

DEFINICIÓN

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 400 habitantes.

Tamaño y densidad poblacional

(i) Áreas con una densidad de población inferior a 100 hab./km2 y con una ciudad de 100.000 o más habitantes; (ii) Áreas con una densidad de población inferior a 150

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hab./km2, sin ciudad de más de 100.000 habitantes AUSTRALIA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 5.000 habitantes.

AUSTRIA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 5.000 habitantes

BOTSWANA

Tamaño poblacional. Económico

Áreas con menos de 5.000 habitantes, donde el 75% de la actividad económica es agrícola

Tamaño y densidad poblacional

Áreas donde no existen ciudades de más de 30.000 habitantes y cuya densidad de población es inferior a 150 habitantes por Km2 o menor al 75% de la densidad promedio del país. Además se definen ''áreas rurales de menor desarrollo'', que corresponden a zonas que poseen un ingreso per capita al menos 30% inferior al promedio nacional o una tasa de desempleo al menos un 50% superior.

BULGARIA

Existen seis distintas definiciones establecidas según jerarquía del asentamiento: Áreas rurales censales: Población que vive fuera de lugares de 1000 habitantes o más, o que vive fuera de lugares con densidades poblacionales de 400 o más personas por kilómetro cuadrado. Pueblos pequeños rurales (PPR): Población que vive fuera de las [áreas de desplazamiento de centros urbanos mayores (10.000 personas o más).

CANADÁ

Tamaño poblacional, densidad y contexto del asentamiento

Áreas urbanas con poblaciones menores que 10.000 son incluidos como PPR junto a las áreas rurales si es que están fuera de las principales zonas de desplazamiento de los centros urbanos mayores. Comunidades rurales: Comunidades con densidades menores a 150 personas por km2. Regiones predominantemente rurales: Población en regiones donde más del 50% de la gente vive en una “comunidad rural’ Regiones no – metropolitanas: Asentamientos urbanos con oblaciones menores a 50.000 personas y áreas con asentamientos no-urbanos (donde asentamiento urbano es definido como lugar con una población de 2.500 o más). Códigos postales rurales: Áreas atendidas por un por un recorrido rural de una oficina de correos.

CROACIA

CHINA

DINAMARCA

ESCOCIA

No se define ni aplica el concepto de rural

Administrativo y estadístico

Población residente en distritos municipales bajo la jurisdicción de condados. Además, la población rural se clasifica de acuerdo a la “Regulación de Clasificaciones estadísticas de Población Urbana y Rural (borrador), formulado por el National Bureau of Statictics en 1999.

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 200 habitantes.

Tamaño poblacional y acceso a servicios.

Áreas con menos de 3.000 habitantes incluyendo a las viviendas aisladas, con dificultades para acceder a los servicios básicos.

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ESLOVAQUIA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 5.000 habitantes.

ESPAÑA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 3.000 habitantes.

ESTADOS UNIDOS

Tamaño poblacional

Áreas abiertas con menos de 2.500 habitantes.

ESTONIA

Tamaño poblacional.

Áreas con menos de 2.500 habitantes.

Administrativo. FINLANDIA ETIOPÍA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 200 habitantes.

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 2.000 habitantes

FRANCIA

Tamaño poblacional y densidad de edificación

Áreas con menos de 2.000 habitantes y en donde las viviendas están separadas por más de 200 metros.

GRECIA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 10.000 habitantes. Se excluyen las 18 aglomeraciones urbanas definidas en el censo de 1991.

GUAM

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 2.500 habitantes.

GUINEA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 300 viviendas y/o 150 habitantes.

Tamaño poblacional.

Áreas con menos de 2.000 habitantes y más de un 20% de su población masculina económicamente activa ligada a la agricultura

HOLANDA

Económico. HUNGRÍA

Tamaño y densidad poblacional

Áreas con menos de 120 hab./km2 o menos de 10.000 habitantes en la municipalidad.

IRÁN

Administrativo

Corresponde a uno o más pueblos contiguos y campos abiertos que se sitúan fuera de los límites de cualquier ciudad y cuenta con una delimitación –oficial o de hecho- propia.

IRLANDA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 1.500 habitantes.

ISRAEL

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 2.000 habitantes.

ITALIA

Densidad poblacional

Áreas con menos de 100 hab./km2.

LIBERIA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 2.000 habitantes.

LITUANIA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 3.000 habitantes.

NORUEGA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 200 habitantes.

NUEVA ZELANDA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 1.000 habitantes.

PAÍSES

No se define ni aplica el concepto de rural.

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BAJOS PORTUGAL

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 10.000 habitantes.

REINO UNIDO

Tamaño poblacional y ocupación del territorio

Áreas que no cuentan con infraestructura permanente, red vial, o actividades mineras, y áreas que no están totalmente edificadas. Además se consideran rurales las áreas con menos de 1.000 habitantes y superficie mayor a 20 has.

REPÚBLICA CHECA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 2.000 habitantes.

RUMANIA

Legal

Es estatus de “rural” es establecido por ley, sin considerar tamaño de población o densidad.

SAMOA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 2.500 habitantes.

SENEGAL

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 10.000 habitantes.

SUDÁN

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 5.000 habitantes.

SUECIA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 1.000 habitantes.

SUIZA

Tamaño poblacional

Áreas con menos de 10.000 habitantes.

TÚNEZ

Administrativo

Áreas en donde no está administrativamente establecida una municipalidad.

TURQUÍA

Administrativo

Corresponde a la población que reside fuera de las cabeceras de los distritos y de las provincias.

Fuente: elaboración de Carolina Peña, practicante en la Unidad de Desarrollo Agrícola, CEPAL (Chile), en base a Faiguenbaum y Namdar-Iraní, 2005.

GARCÍA RAMÓN, M. D.; TULLAS I PUJOL, A. F.; y VALDOVINOS PERDICES, N.: Geografía Rural, Editorial Síntesis, Madrid, 1995. El libro tiene por objetivo dar cuenta de las principales aproximaciones en Geografía Rural y analizar una serie de cuestiones que afectan a los espacios rurales actuales. La obra se estructura en siete capítulos: cuatro de ellos abordan tópicos teórico-metodológicos (la evolución reciente de la Geografía Rural, las definiciones de espacio rural, los debates en torno a las funciones y características del espacio rural actual, los métodos y técnicas en Geografía Rural) y los tres restantes se focalizan en recortes temáticos (la problemática del hambre a escala mundial, el rol de la mujer y la ordenación del territorio). En función de los objetivos de esta consultoría, resulta de interés el capítulo 2, denominado “El espacio rural”. Allí los autores destacan que “la distinta entidad de la población urbana o rural de un tipo de país a otro pone en evidencia la fragilidad conceptual del espacio urbano o rural basado en el tamaño de las unidades administrativas en que reside la población. La búsqueda de otros indicadores, más objetivables, es intrínseca al proceso de diferenciación del espacio mundial y a las nuevas funciones que cada sociedad asigna a las distintas partes del territorio” (op.cit.: 27). A partir de tal diagnóstico, los autores analizan los criterios utilizados tanto por administradores como por investigadores académicos y

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realizan una primera distinción entre criterios objetivos, es decir aquellos que buscan reconocer una lógica propia del sistema rural, y criterios normativos, o sea aquellos que implican la existencia de juicios de valor sobre cómo debería ser la sociedad. Reconocen que, de hecho, se utiliza una mezcla de criterios objetivos y normativos y que éstos, en una segunda distinción, pueden agruparse en cuatro grandes bloques: a) las variables simples que se consideran relacionadas con lo rural, b) los indicadores complejos que son el resultado de combinaciones estadísticas de variables simples, c) la delimitación de determinados hechos, actividades o fenómenos que se relacionan con el ámbito rural, y d) las actitudes o consideraciones sociales y económicas asociadas al mundo rural. En el primer bloque se incluyen variables como la densidad de población, la población total de una unidad administrativa o de un núcleo, la morfología y distribución del hábitat, el número y jerarquía de funciones de un núcleo o de un municipio, el porcentaje de población activa agraria, la relación entre usos del suelo de tipo agrario como cultivos y pasturas, y los cualificadores de tipo urbano, como áreas edificadas, el número de residencias secundarias sobre el total de viviendas o la diferencia entre la población de hecho y de derecho, entre otras. En el segundo bloque se consideran combinaciones de variables que permitan una explicación más completa del espacio rural. Al respecto rescatan, entre otros, uno de los indicadores más antiguos: el índice de Demangeon (K), que relaciona ruralidad con la dispersión del hábitat (K= (ExN) / T, donde E representa la suma de la población de todos los núcleos de un municipio con excepción del núcleo principal, sin importar su dimensión; N es el número de núcleos del municipio, desde un caserío a un pueblo, exceptuando el principal; y T es la población total del municipio). La utilidad de esta indicador dependerá del patrón de distribución de la población en los municipios, ya que se puede obtener un mismo valor K, por ejemplo, con un núcleo principal de grandes dimensiones o varios núcleos intermedios. En el tercer bloque se centran en la consideración de actividades propias de áreas rurales, como la agricultura, las industrias de transformación agraria, las residencias secundarias y principales de baja densidad de edificación, o el turismo y el ocio. Rescatan, asimismo, que estas actividades están asociadas a fenómenos característicos –en particular de los espacios rurales europeos- como el trabajo agrícola a tiempo parcial, la industria a domicilio, la descentralización industrial y residencial o los movimientos pendulares de la residencia al trabajo. En el cuarto bloque aluden a ciertas pautas consideradas como específicas del comportamiento y las actitudes de la población del campo y de la ciudad. Por ejemplo, rescatan los patrones de comportamiento electoral, que asumen más conservadores en áreas rurales que urbanas, o la mayor o menor presencia de un espíritu colectivo o de índices de delincuencia.

GÓMEZ S.: “¿Nueva ruralidad? Un aporte al debate”, trabajo presentado a la reunión Soñando una nueva ruralidad, Talca, Chile, 2001. El autor plantea la pérdida de vigencia de la visión tradicional de la ruralidad, lo que no significa que esta no exista, sino que debe modificarse la definición. La propuesta se basa en que la definición tradicional ha quedado obsoleta, ya que planteaba un campo determinado por elementos como el predominio de la agricultura, la baja densidad, el

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escaso nivel de bienestar y desarrollo cultural, y no tenía en cuenta las nuevas características del medio rural, tales como la pluriactividad, la heterogeneidad, los efectos de la globalización en la aparición de nuevas actividades, las fuertes interrelaciones entre el campo y la ciudad y el proceso de revalorización de los rural. El enfoque tradicional estaba basada en una visión dicotómica (campo- ciudad, desarrollotradición, industria- atraso) de tipos ideales contrapuestos. Los nuevos enfoques se basan más en una visión de gradualidad entre lo urbano y lo rural y de la movilidad de las situaciones. El autor plantea la necesidad de invertir la forma de mirar lo rural, y no hacerlo desde lo urbano, sino desde lo rural mismo, lo que lleva a la necesidad de redefinir los centros urbanos y su relación con lo rural. Realiza un pequeño ejercicio para el sur de Chile, utilizando la unidad “comuna”, donde llega a la conclusión que con la definición tradicional aplicada en ese país lo rural quedaba subvalorado. Plantea finalmente a la escala local como la ideal para realizar la integración de lo rural y lo urbano, y la necesidad de reemplazar el término “sector rural” por el de “mundo rural” o simplemente “lo rural”.

GRACIANO DA SILVA, J.: “Velhos e novos mitos do rural brasileiro”, en www.rlc.fao.org/prior/desrural/graziano.pdf En base a una investigación realizada en la FAPESP, el autor desarrolla la idea de que en el Brasil coexisten dos tipos de mitos respecto al tema rural, unos tradicionales, los otros modernos. Los primeros son el atraso rural como opuesto a la modernidad urbana, el predominio de lo agrícola, la inexorabilidad del éxodo rural, el desarrollo agrícola como generador del desarrollo rural y el rol de la familia en la gestión de la pequeña producción. Basándose en las características cambiantes de lo rural, tales como: las nuevas actividades, la pluriactividad, la fragmentación geográfica de la familia, el no traspaso de la renta agraria de la producción a la sociedad, la disminución de la emigración; se trata de problematizar estas miradas. Pero al mismo tiempo también se cuestionan los nuevos mitos rurales, como la potencialidad de que los empleos rurales no agrícolas generen desarrollo y activar las regiones atrasadas, la inviabilidad de la reforma agraria, la negación al papel regulador de Estado y que el desarrollo local lleva automáticamente al desarrollo. Estas posiciones son cuestionadas a partir de la verificación de la precariedad de muchos empleos rurales no agrícolas, de la fuerte relación que establecen con los centros urbanos, de la aparición de nuevas actividades agrícolas que hacen necesaria una reforma agraria parta viabilizar a los pequeños productores, al proceso de concentración de riqueza a que lleva la no intervención estatal y el poco desarrollo político de los gobiernos locales.

HARRINGTON, V. y O’DONOGHUE, D.: “Rurality in England and Wales 1991: a replication and extension of the 1981 rurality index”, Sociologia Ruralis. 38(2), 1998, pp. 178-203. Harrington y O’Donoghue abordan la caracterización de las áreas rurales de Inglaterra y Gales utilizando índices de ruralidad. Estos índices “ubican localidades a lo largo de un

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espectro entre los extremos urbano y rural” (pp. 179). Dentro del marco conceptual del continuun urbano-rural, el objetivo principal del uso del índice de ruralidad es explorar la diversidad de las áreas rurales, partiendo de la premisa fundamental que las áreas urbanas y rurales son categorías espaciales distintivas. Los autores citan el trabajo original de Cloke (1977), quien desarrolló su índice de ruralidad con dos fines: (a) identificar diferentes situaciones de ruralidad a lo largo del continuo rural-urbano; y (b) permitir comparaciones entre áreas y a lo largo del tiempo. A partir de la aplicación de análisis factorial o de componentes principales23 a una serie de variables seleccionadas24 (tasa de ocupación de las viviendas, patrones de commuting, población femenina de 15 a 44 años, características de la vivienda, densidad de población, estructura ocupacional, población de 65 años y más, y distancia a la ciudad más cercana de 50.000 habitantes y más), Cloke construyó una clasificación de cuatro categorías: rural extremo, rural intermedio, no-rural intermedio y no-rural extremo. Este índice de ruralidad resultaba más completo e informativo que la definición de áreas rurales a partir de los criterios de tamaño de la población y sector de empleo. Como el mismo Cloke reconoce, esa metodología presenta ciertas limitaciones. En primer lugar, la selección inicial de las variables es subjetiva y está sujeta además a la estructura y contenido de la fuente de datos que se utilice. Segundo, los resultados dependen del tamaño y el número de unidades espaciales incluidas en el análisis. Por último, no mide el grado de ruralidad de un área en forma absoluta, sino que indica su posición con relación a otras áreas rurales y urbanas (Harrington y O’Dononoghue, 1998: 179-80). Dentro del mismo marco conceptual del continuo rural-urbano, Harrington y O’Donoghue replican y extienden el índice de ruralidad desarrollado por Cloke. En este caso, además de utilizar los puntajes de la primera componente (aquella que captura el mayor porcentaje de variabilidad), los autores incorporan los puntajes correspondientes a la segunda componente. De esta forma obtienen dos series de valores, que convierten en dos ecuaciones y finalmente en dos índices, que denominan estructural y demográfico. Los índices son identificados con diferentes dimensiones de ruralidad. Es interesante notar que la variable densidad de población no queda incluida en el índice demográfico sino en el estructural, mientras que las variables de relevancia en el índice demográfico son la población de 65 años y más, y la población femenina de 15 a 44 años. Harrington y O’Donoghue sugieren que el índice demográfico puede ser una forma indirecta de inferir migración.

23 El análisis factorial es una técnica estadística exploratoria cuyo objetivo es “reducir la complejidad del espacio de propiedades [variables] a sus componentes principales” y “hallar dimensiones implícitas en la variedad de las mediciones” (Alvarez, G., S. Lago Martínez y M. Mauro: “Nuevos abordajes de la regionalización en Argentina: los casos de San Juan, La Rioja y Catamarca.”, en Panaia, M., S. Aparicio y C. Zurita. Trabajo y población en el Noroeste Argentino, La Colmena, Buenos Aires, 2000, pp. 68). El análisis de componentes principales agrupa, ordena y reduce las variables incluidas en el análisis que se trate de acuerdo a su contribución a la explicación de la variabilidad de los datos, asignando un puntaje a cada una. La primera componente incluye las variables que, en conjunto, explican la mayor parte de la variabilidad. 24

El supuesto básico para la selección de las variables a incluir fue que las mismas presentaran variaciones apreciables de acuerdo a cambios en el grado de ruralidad.

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Los autores concluyen que estos resultados dan cuenta de la existencia de más de un continuo urbano-rural, cada uno de ellos representando diferentes tipos, dimensiones o aspectos de ruralidad (pp.188). Esta identificación de dimensiones de ruralidad implica una cierta convergencia con las propuestas de Hugo y otros (2003) y Ferranti y otros (2005)

HUGO, G.; CHAMPION, A. Y LATTES, A.: “New conceptualization of settlement for demography: beyond the rural/urban dichotomy”, ponencia presentada a la Sesión 42, IUSSP Conference, Bahía, Brasil, 2001. Los autores indican que las medidas para definir lo urbano-rural son antiguas, simplistas y acríticas, y que actualmente, a pesar de las críticas recibidas en su momento, se tiende a utilizarlas simplemente por tradición. Dado que en los últimos 50 años las formas de asentamiento han tendido a ser cada vez más complejas, es preciso revisar esos indicadores. Para eso, a la diferenciación urbano-rural se propone que se agreguen otras medidas, como las de densidad y accesibilidad y quebrar la dicotomía introduciendo jerarquías intermedias e introducir nuevas herramientas metodológicas, como los sistemas de información geográfica. Se considera que el antiguo sistema para definir la población rural como residual luego de definir la urbana (usualmente con métodos físicos o político-administrativos) es muy poco útil, porque se han producido cambios, como la ampliación del área de communting que hace que sea más difícil diferenciar la población urbano-rural que a las áreas definidas de esa forma, a lo que se agrega el problema de la existencia de extensas áreas periurbanas. Buena parte del trabajo se centra en el tema de la accesibilidad, a través de un ejemplo de Australia, donde los centros poblados de todos los tamaños se ubicaron en un continuum de posibilidades de accesibilidad hacia otros centros mayores, lo que permitió agruparlos en categorías que iban de una gran accesibilidad a otra situación donde ésta era muy difícil. Se postula que, además, es importante el uso de instrumentos que combinan información con cartografía, como son los sistemas de información espacial (SIS), los que a través del sistema de capas superpuestas pueden combinar información física económica, social y demográfica.

HUGO, G., CHAMPION A. y LATTES, A.: “Toward a new conceptualization of settlements in demography” Population and Development Review. 29(2), 2003, pp. 277-297. Los autores parten de considerar que el llamado “contexto geográfico” es relevante en el análisis demográfico: “dónde la gente vive y trabaja tiene implicaciones importantes para los procesos demográficos” (Hugo, Champion y Lattes 2003:293). La forma más utilizada de aproximación a ese contexto geográfico es, en general, la clasificación dicotómica de la población y las áreas en urbanas o rurales. Por ejemplo, es la modalidad preferida por las Naciones Unidas en sus reportes sobre asentamientos humanos, a pesar de que la definición de urbano y rural carece de uniformidad, utilizándose criterios numéricos, administrativos o económicos.

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Hugo y colaboradores sostienen que la dicotomía urbano-rural constituye una sobresimplificación de la realidad que ha ido perdiendo significado frente a los cambios en las formas de asentamiento en todo el mundo. Estos cambios se reflejan en los altos grados de urbanización, la difusión de procesos urbanos en las áreas rurales, la expansión de las comunicaciones y la aparición de nuevas formas de urbanización. Los autores identifican como primer paso para la actualización de la definición de lo urbano y lo rural a la introducción de una o varias categorías espaciales intermedias entre aquellos extremos25. De aquí deriva el concepto de continuo rural-urbano y la identificación de gradientes de urbanidad o ruralidad (según el punto de vista que se adopte), en general operacionalizado a partir de índices que determinan categorías discretas. Algunos de estos índices son: el de ruralidad de Cloke (1977) para la clasificación de las áreas rurales de Gales e Inglaterra; la clasificación de áreas no metropolitanas de Estados Unidos, elaborada por Cromartie y Swanson (1996); y la clasificación de las áreas no metropolitanas de los países de la OCDE hecha por el OECD Group of the Council on Rural Development. En el contexto de la presente revisión bibliográfica y en línea con Harrington y otros (1998) y Smailes y otros (2002), resulta de interés la propuesta de los autores de ir más allá de la dicotomía rural-urbano (que ellos consideran unidimensional) y adoptar un enfoque multidimensional para clasificar los sistemas de asentamiento y el lugar de residencia. A tal efecto citan la aproximación de Coombes y Raybould (2001), quienes distinguen tres dimensiones básicas: (a) Tamaño de la localidad: la dimensión más comúnmente utilizada hasta ahora, que varía entre metrópolis y caseríos rurales; (b) Concentración: medida a través de la densidad de la población y que varía entre de poblamiento denso y disperso. Para Hugo y colaboradores, esta dimensión, además de influenciar los procesos demográficos, se relaciona con variaciones en las oportunidades de interacción económica y social, la difusión de ideas, la densidad de las redes de transporte, y la cantidad y calidad de los servicios locales26; (c) Accesibilidad: se refiere al acceso a bienes y servicios básicos que son clave para definir la calidad y el costo de vida; varía de central a remoto. Incluye tanto elementos del ambiente físico como diferenciaciones socio-económicas en términos de acceso a transporte, cultura, etc. De acuerdo a los autores, la disponibilidad de mayor cantidad y calidad de fuentes de información, así como los avances en las técnicas de sistemas de información geográfica y de procesamiento de información en general, permitirían incluir un número aún mayor de dimensiones. En coincidencia con lo que se observa en el trabajo de Smailes y otros, esta propuesta conceptual presenta claras derivaciones metodológicas. Un enfoque multidimensional lleva a incluir diferentes variables independientes (en este caso tres), utilizando técnicas de regresión lineal multivariada para caracterizar y determinar los efectos del contexto 25

Como antecedentes citan la propuesta de la Conference of Europan Statisticians en 1964, con tres categorías: a) urbano, de 10.000 habitantes y más, b) rural, 2.000 habitantes y menos, y c) semi-urbano, de 2001 a 9.999 habitantes.

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“La densidad no es tan solo una característica de un cierto lugar, sino también un indicador del contexto dentro del cual ese lugar esta ubicado” (Coombes y Raybould, citado en Hugo, Champion y Lattes 2001:290)

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geográfico sobre los procesos demográficos, en vez de una sola variable con dos (ruralurbano) o más categorías (índices de ruralidad). La ventaja es poder inferir la influencia específica de cada variable sobre el fenómeno de interés.

INSTITUTO INTERAMERICANO DE COOPERACIÓN PARA LA AGRICULTURA (IICA), El Desarrollo Rural Sostenible en el marco de una Nueva Lectura de la Ruralidad. Serie Documentos Conceptuales, Panamá, marzo 2000. El trabajo plantea una caracterización general del espacio rural de América Latina y sus expresiones agropecuarias y no agropecuarias, en el marco del contexto internacional actual. Expone también, las razones para conceptualizar una “nueva ruralidad”, inserta en la estrategia del Desarrollo Rural Sostenible junto a la necesidad de reformular las políticas públicas y privadas. El documento plantea que el espacio rural ha venido evolucionando en un esquema de desarrollo territorial que permite visualizar los asentamientos humanos y sus relaciones en un continuo rural-urbano expresado , entre otros aspectos, en el crecimiento de actividades agropecuarias no tradicionales y actividad no agropecuaria en el medio rural. Señala, a su vez, que una de las estrategias básicas par un desarrollo rural sostenible es la “Planificación integral territorial”, para lo cual deberán aplicarse modelos de planificación territorial que consideren las diferentes componentes de las regiones o espacios rurales y sus múltiples interrelaciones con centros urbanos. Las definiciones de “rural”, actualmente utilizadas en los países de la región representan, sin duda alguna, una limitante para avanzar en la conceptualización de una “Nueva Ruralidad” y su ámbito de influencia.

MEDEIROS MARQUES, M. I.: “El concepto de ambiente rural en cuestión”. Terra Livre, año 18 n.19, Sao Paulo, julio/diciembre 2002 El trabajo es una contribución al debate actual acerca de los cambios en el campo y la necesidad de reflexionar sobre el concepto de ambiente rural y sus posibilidades de desarrollo. Parte del reconocimiento de las dificultades que en Brasil ofrece la definición oficial de rural, de tipo instrumental y basada en la determinación oficial de cabeceras de municipio o distrito como “urbanas”, donde lo rural queda definido a partir de sus carencias y no de sus características propias o funciones específicas. Señala también que como los poderes municipales tienen la potestad para determinar los espacios urbanos, muchas veces tales decisiones se deben a intereses fiscales particulares. Ante los cambios generados en el medio rural, el aumento de las migraciones intrarrurales y la imposibilidad de analizar en forma separad el campo y la ciudad, la autora hace un repaso de varios autores que han reflexionado sobre el tema, en base a la búsqueda de la posibilidad de salir de la idea dicotómica para establecer un continuum (aun aceptando que entre los extremos de éste la dicotomía se mantiene) y en el intento de analizar lo rural no como un sector sino como un territorio. Entre los criterios analizados, se incluye el tamaño del municipio, la densidad demográfica y económica, la localización, la relación con el ambiente para la producción, la dependencia del sistema urbano, la ocupación laboral predominante, la homogeneidad

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social, la estratificación social, la movilidad y la dirección de las migraciones, el modo de vida, los paisajes “verdes”, el uso silvo-pastoril, la identidad local y el peso de lo local. En las conclusiones, analiza el peso de la visión dicotómica en la construcción de un imaginario sobre el campo que refuerza la exclusión y la necesidad de estar atentos a los cambios ocurridos y la búsqueda de un “nuevo rural”.

MURMIS, M. y FELDMAN, S.: “Pluriactividad y pueblos rurales: examen de un pueblo pampeano”, en G. Neiman y C. Craviotti (comp.): Entre el campo y la ciudad. Desafíos y estrategias de la pluriactividad en el agro, Ediciones CICCUS, Buenos Aires, 2005. En este artículo Murmis y Feldman parten de reconocer la coexistencia de dos procesos en la Argentina actual: por un lado, la disminución de la población rural en su conjunto y de la población rural dispersa, y, por otro, el crecimiento de la población de los pueblos rurales. Desde esta constatación, los autores instalan la relevancia de un análisis centrado en este tipo de asentamientos (los pueblos rurales) para indagar acerca de las formas ocupacionales desde la perspectiva de la pluriactividad, tema central del libro. En particular los autores analizan datos de los dos últimos censos nacionales de población para constatar una dinámica diferencial en la evolución de los pueblos rurales del país; por ejemplo, en 15 de las 23 provincias argentinas se evidencia un crecimiento de la población rural agrupada. De esta manera, los autores discuten estudios como el de Benítez (1998) que sólo se centran en los pueblos que pierden población y construyen, de esa manera, la imagen de un mundo rural en desaparición. En un sentido más amplio, señalan las limitaciones que presenta la imagen de la urbanización con despoblación rural como si fuera un proceso universal y unilineal. A partir del análisis de la trayectoria ocupacional de habitantes de un pueblo bonaerense (Salvador María), que incluye formas no polares de pluriactividad, los autores señalan el dinamismo y, por ende, la capacidad de permanencia de este tipo de asentamientos.

PÉREZ, E.: “Hacia una nueva visión de lo rural”, en Giarracca, N. (comp.) ¿Una nueva ruralidad en América Latina?, CLACSO, Buenos Aires, 2001. La autora parte de considerar que “las sociedades rurales han presentado cambios estructurales, debido en buena parte al modelo de desarrollo global” (op.cit.: 17), por lo que se hace necesario revisar la concepción de lo rural, fundamentalmente para diseñar estrategias de desarrollo que se adapten a tales transformaciones. Sostiene que una nueva visión de lo rural no debe plantear la unidireccionalidad del cambio (de lo atrasado a lo moderno, de lo rural a lo urbano, de lo agrícola a lo industrial) sino, por el contrario, considerar una serie de características que muestran la multidireccionalidad del proceso. Entre esas características destaca que “lo rural ya no es equivalente de lo agrícola, y al mismo tiempo que la llamada tercera revolución agrícola implica que lo agrícola no sea exclusivamente la producción primaria” (op.cit.: 22), todo lo cual conduce a la desagrarización de la actividad productiva, en especial desde el punto

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de vista de los requerimientos de la población empleada. Otro factor de cambio que destaca es que las comunidades rurales están siendo socavadas en sus solidaridades colectivas por procesos de desintegración territorial y social. En definitiva, plantea la necesidad de elaborar una visión “que permita por fin esclarecer que lo rural no es exclusivamente lo agrícola, ni lo atrasado, ni la sola expresión de la producción primaria” (op.cit.: 23) y hace suya la definición de Ceña (1993), para quien el medio rural es entendido como “el conjunto de regiones o zonas con actividades diversas (agricultura, industrias pequeñas y medianas, comercio, servicios) y en las que se asientan pueblos, aldeas, pequeñas ciudades y centros regionales, espacios naturales y cultivados” (op.cit.: 23).

PIÑEIRO, D.: “Repensando la ruralidad: Población y trabajadores rurales en el contexto de transformaciones agrarias”. Ponencia presentada al XXII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, Universidad de Concepción, Chile, octubre 1999. El documento aborda la evolución del sector agropecuario uruguayo, desde la perspectiva de la población económicamente activa, desde una aproximación histórica con una mirada particular en los últimos treinta años. Una de los primeros interrogantes planteados se refiere a la cuestión del volumen de la población rural. En el Uruguay la tarea de definir la categoría de “rural” le compete al Instituto Nacional de Estadística (INE) quien desde el censo de 1963 aplica un criterio basado en la ley denominada de Centros Poblados. Según dicha ley es de competencia exclusiva de los gobiernos departamentales la autorización para subdividir predios rurales con destino a la formación de centros poblados, así como también el trazado y apertura de calles, caminos o cualquier vía de tránsito. Es así que a través de “diecinueve competencias exclusivas” (Uruguay esta constituido por diecinueve departamentos) la población y todo el territorio nacional queda subdividido en áreas urbanas y rurales. Los criterios utilizados por los gobiernos departamentales no son homogéneos y muchas veces han primado criterios puramente fiscales en la asignación de “urbana” a núcleos poblacionales pequeños. Descontado las capitales departamentales existen en el país 566 asentamientos poblacionales, la mayoría de los cuales, tiene menos de 100 habitantes. El autor realice algunos cómputos de la población rural empleando criterios de otros países. Adoptando el límite de 2000 habitantes, la población rural relevada por el censo del 1985 pasa de 13% (según la clasificación del INE) al 17%. Aplicando el mismo límite, excluyendo la población residente en Montevideo, considerando solo los dieciocho departamentos restantes, la población rural de dichos departamentos llega a ser un 28% para el año considerado. Utilizando datos sobre la ocupación e la PEA en actividades agropecuarias, realiza otro ejercicio por el cual la población rural asciende al 16%. Plantea, por último, una reflexión sobre el debate por definir la ruralidad en el siglo XXI frente a los profundos cambios que experimentan las estructuras agrarias de los países de América Latina.

ROMERO, J. y FARINÓS, J. “Los territorios rurales en el cambio de siglo”, en Romero, J. (coord.), Geografía Humana. Editorial Ariel, Barcelona, 2004.

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En primer lugar los autores señalan la dificultad de realizar caracterizaciones de los espacios rurales actuales en su conjunto debido a la gran diversidad de procesos y problemas que afectan a países ricos y pobres. Por ejemplo, precisan que en los países de la OCDE existen, centralmente, dos preocupaciones: la sobreproducción de alimentos y cómo “mantener vivos unos territorios rurales que suponen casi el 80% de la superficie en muchos Estados y están gestionados por apenas el 5% del total de activos” (Pág. 333). En el conjunto de los países pobres, por el contrario, las preocupaciones centrales siguen siendo la pobreza y el hambre. Entre las principales dimensiones del cambio en los territorios rurales de los países desarrollados destacan la inversión de la tendencia en la dinámica de la población (incluso hablan de un “éxodo urbano”) y la reestructuración productiva y desconcentración de la producción, que ha permitido una recomposición económica de las áreas rurales. También prestan atención a las políticas públicas implementadas en la Unión Europea, en particular la Política Agraria, Agroambiental y Rural Común (PAARC). En cuanto a los espacios rurales de los países pobres indagan sobre el alcance de la inseguridad alimentaria y analizan las causas que han configurado esta situación: el desigual reparto de la tierra como resultado del largo proceso de conquista, expropiación y reparto del territorio entre grupos privilegiados (las “huellas del pasado”), el proceso de modernización de agro de tipo selectivo y con crecimiento excluyente, y la debilidad institucional y económica de la mayor parte de los estados, agravada por las políticas de inspiración neoliberal impuestas por algunos organismos internacionales en las décadas pasadas. También analizan y llaman la atención sobre otros procesos asociados, como la creciente feminización de la agricultura en un contexto de segregación y violencia de género y los costos ambientales del proceso de modernización.

SIQUEIRA, D. y OSÓRIO, R.: “O conceito de rural”, en GIARRACCA, N. (comp.) ¿Una nueva ruralidad en América Latina?, CLACSO, Buenos Aires, 2001. A partir del análisis de una serie de autores y textos (Solari, Graziano da Silva, Sorokin, entre otros), Siqueira y Osorio discuten algunas concepciones tradicionales de lo rural, como el predominio de la producción agraria y la homogeneidad de su población. También destacan que debido a la creciente industrialización del campo, sobre todo con la intensificación de la globalización, los límites entre lo rural y lo urbano se vuelven tenues y hasta habría una reintegración del campo y de la ciudad, marcada por la transición de los complejos rurales en complejos agroindustriales. Asimismo, retoman algunos planteos que proponen reemplazar la tradicional dicotomía urbano - rural por la idea de continuo espacial y agregan que este tipo de revisiones deben ser efectuadas prestando atención a cada situación local. Más precisamente, señalan que ese “nuevo rural” emerge en algunas áreas específicas del Brasil, principalmente en aquellas áreas rurales más próximas e integradas a los grandes centros metropolitanos, mientras que en “grandes áreas del país parte de la población rural vive como en el siglo pasado” (Pág. 76).

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SILI, M.: “La organización de los territorios rurales. Enfoques tradicionales y nuevas propuestas conceptuales” CONICET. Universidad Nacional del Sur. Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Buenos Aires, s/f (inédito) El artículo señala que las políticas y proyectos de desarrollo rural de América Latina responden a teorías marcos conceptuales heredados del período de la modernización y el desarrollismo. Señala que las teorías dicotómicas y del continuum nutrieron las investigaciones y las políticas públicas sobre el mundo rural en las últimas décadas, fruto de un período histórico en el cual la idea de contradicción y enfrentamiento entre lo urbano y lo rural explicaba el funcionamiento de dichos espacios. Propone un enfoque radicalmente diferente, el enfoque o teoría de la fragmentación, el cual busca explicar el funcionamiento de los territorios rurales en el contexto de la globalización, fuerte movilidad de los actores y una nueva dinámica de relación campo-ciudad. Si bien, el artículo no discute explícitamente la definición del ámbito de lo rural, considera que ambas teorías: la dicotomía urbano-rural y la del continuum no son suficientes para interpretar la lógica de organización de los espacios a la luz de la creciente movilidad de los actores y la “deslocalización” en la construcción de valores y representaciones sociales. El modelo de organización fragmentario, entiende a las áreas rurales como compuestas por una multiplicidad de territorios de tamaños diferentes, controlados por actores diferentes específicos y a menudo no locales, articulados entre sí y con otros niveles de organización territorial regional, nacional y mundial.

SMAILES, P.; ARGENT, N. y GRIFFIN, T.: “Rural population density: its impact on social and demographic aspects of rural communities” Journal of Rural Studies. 18(2), 2002, pp. 385-404. El artículo explora la importancia de considerar la densidad rural neta (DRN) en el estudio de las características socioeconómicas, demográficas y de asentamiento de las áreas no urbanas, a través del estudio de caso del sur de Australia. Los objetivos específicos de los autores son: (a) demostrar la robustez empírica de las relaciones o asociaciones entre DRN y una serie de variables demográficas y socioeconómicas; y (b) comparar sus efectos vis a vis otras variables consideradas clave (específicamente tamaño de la población, concentración y accesibilidad). Su preocupación por el tema de la densidad de población se justifica por los efectos adversos que las bajas densidades tienen en la interacción social, la provisión de bienes y servicios, y aún en el gobierno local. Aunque la densidad de población es incluida como variable independiente en el análisis estadístico, los autores reconocen que la misma es resultado de, por un lado, una serie de factores ambientales relacionados con la oferta del medio natural (clima, suelo, etc.), y por otro lado de procesos históricos de poblamiento.

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Los autores retoman el trabajo de Coombes y Raybould (2001), quienes desagregaron la densidad de población (que ellos denominan bruta) en tres dimensiones: la “dimensión tamaño”, tanto del área en cuestión como de la/s localidad/es urbanas incluidas; la “dimensión concentración/dispersión”, que representa la proporción de población viviendo en localidades urbanas; y la “dimensión accesibilidad”, que refleja la posición periférica o central del área dentro del espacio económico (Smailes y otros 2002:389). Asimismo, Smailes y colaboradores introducen una cuarta dimensión, que denominan “densidad rural neta”, que definen como la densidad de la población no concentrada en localidades, sean éstas rurales o urbanas, es decir la densidad de la población rural dispersa27. Su hipótesis es que la DRN constituye el contexto en el cual están inmersas las localidades, y como tal condiciona el resto de las dimensiones identificadas por Coombes y Raybould. Específicamente, buscan testear el poder explicativo (en términos estadísticos) de la variable DRN frente a las variables tamaño de la población, concentración/dispersión y accesibilidad. Para esto, aplican técnicas de correlación y regresión lineal a través de diferentes modelos y la utilización de información de los censos de 1981 y 1996. Es interesante observar que DRN es definida como la cantidad de viviendas ocupadas (como indicador de hogares) por unidad de superficie y no personas. De acuerdo a los autores, los hogares son más estables que los individuos en términos de localización a lo largo del tiempo; además, son la base para el cálculo de la provisión de bienes y servicios públicos y privados y para el diseño de las redes de transporte y comunicación. En cuanto a la unidad de superficie, la misma se definió como una localidad urbana o rural (“the socially significant town”) y el área circundante donde se encuentren hogares vinculados a la localidad, representando el sistema de interacción social- local. Los resultados del análisis estadístico muestran que la DNR presenta correlación significativa negativa con la superficie de la comunidad, el porcentaje de la población activa en actividades primarias, el índice de masculinidad y la tasa de fecundidad. Por otro lado, presenta una correlación positiva con el tamaño de la población, la diversidad ocupacional en el sector secundario y la proporción de población inmigrante. Con relación a la importancia relativa de la DNR frente al resto de las dimensiones, los resultados de la regresión lineal indican que: (1) DNR se mantiene significativa cuando las otras variables son introducidas en el modelo, excepto en el caso de población total y tasa de fecundidad, lo cual indica que su efecto no es reducible a las otras tres; (2) los coeficientes de las variables se modifican y la fuerza explicativa del modelo aumenta cuando se introducen las cuatro variables, indicando complementariedad.

TAVARES, L. A: As fronteiras fisicas do espacio rural: una concepcao normativodemográfica. R.RAEGA, n.7, Editora UFPR, Curitiba, pp. 33-46. El trabajo aborda el análisis del espacio rural del Brasil desde dos perspectivas que el autor denomina: normativo-demográfica y sociológica. La primera, utilizada por la 27

En la práctica, la población viviendo en localidades rurales fue incluida en la DRN debido a la forma en que la información se encontraba presentada en la fuente de datos utilizada (censos de población).

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mayoría de los investigadores brasileños, representa el criterio empleado por gran parte de los países de Europa y América Latina para definir espacio rurales. Sin embargo, no es el criterio utilizado por el sector público del Brasil. Para una mejor comprensión del problema de la definición de lo rural, parte de considerar el origen de los distritos municipales, cuya creación esta basada en el modelo de la República Romana empleado en la Península Ibérica y trasladado al Brasil por la Colonia Portuguesa. La Constitución del año 1824 reglamenta las funciones municipales aunque es recién en el año 1938 que se promulga un dispositivo legal para establecer diferencias entre “cidade” y “vila”. Los gobiernos de algunos estados tomaron iniciativas para uniformar sus aspectos territoriales, sin embargo es a partir de la legislación del “Estado Novo” que se establece la delimitación de los espacios urbanos. Competencia exclusiva de los municipios y sirve tanto para objetivos urbanísticos como tributarios. El borde del perímetro urbano indica el límite oficial entre los espacios urbanos y los rurales. De ahí que el autor califica dichos criterios como “anacrónicos y anómalos”. A modo de conclusiones y en un intento superador de las clasificaciones vigentes, propone una nueva topología para clasificar los municipios rurales incorporando variables relacionadas a las actividades económicas, la ocupación de la PEA, ingreso, niveles de rentabilidad, presencia de turismo rural o ecoturismo, predominio de espacios protegidos.

TEUBAL, M.: “Globalización y nueva ruralidad en América latina”, en GIARRACCA, N. (comp.), ¿Una nueva ruralidad en América Latina?, CLACSO, Buenos Aires, 2001. Este artículo pone énfasis en el proceso de globalización y sus efectos en el sector rural de América latina. En particular, el autor señala que la consolidación de un sistema agroalimentario mundial bajo la égida de grandes corporaciones, junto con las políticas de liberalización y ajuste estructural, han ido conformando una nueva ruralidad en la región expresada en la pérdida de su contenido agrario y la transformación de su base social; en particular, con respecto a esta última cuestión llama la atención sobre el “empobrecimiento e incluso desaparición de los tradicionales actores sociales del medio rural: campesinos, medianos y pequeños productores agropecuarios, trabajadores rurales, etcétera” (Pág. 61). Sin embargo, remarca que se trata sólo de tendencias que bien pueden llegar a ser contrarrestadas por otros procesos, como la lucha de los movimientos sociales tanto dentro como fuera del sector rural.

UNECE: The Wye Group Handbook. Rural Households’ Livelihood and Well-Being, Statistics on Rural Development and Agriculture Household Income. UNECE, Eurostat, FAO, OECD, World Bank. 2005, disponible en http://www.unece.org/stats/rural/ Este manual surge como respuesta a la creciente demanda de estadísticas sobre áreas rurales e ingreso de los hogares rurales de los países miembros de la OCDE. Su objetivo general es proveer indicadores pertinentes para la ejecución de políticas de desarrollo

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rural y, al mismo tiempo, promover la adopción de un cuerpo de indicadores comparables entre países. Los autores reconocen que el desarrollo rural es un concepto complejo y multidimensional y que, por lo tanto, no puede ser descrito con un solo indicador. También señalan la presencia de una serie de procesos de cambio (como los de contraurbanización, revival de lo rural, crecimiento del empleo no agrícola entre la población rural) que debieran ser considerados en toda revisión de indicadores sobre lo rural; también destacan algunas continuidades, como el peso de las actividades agrarias y forestales en la administración de la tierra rural, que llevan a seguir incluyendo a las actividades primarias en la conceptualización y medición de lo rural. A partir de este diagnóstico, los autores han seleccionado cuatro temas (población y migración, estructura y desempeño económico, bienestar y equidad social, ambiente y sostenibilidad) y han definido un conjunto de indicadores para su datación28. En este trabajo los autores retoman la definición de “rural” dada por OCDE (1994). La misma, basada en el criterio de densidad, parte de la consideración de una unidad mínima, la “comunidad rural”29, a la que define como todos aquellos territorios locales donde la densidad de población es inferior a 150 habitantes por Km2 (500 habitantes por Km2 para el caso de Japón). A partir de esta definición básica, define una tipología de regiones según su grado de urbanidad-ruralidad y distingue tres tipos: a) región con predominancia rural, que corresponde a todos aquellos territorios donde más del 50% de la población vive en una comunidad rural, b) región intermedia (o con significancia rural), que comprende a todos aquellos territorios donde entre el 15% y 49% de la población habita en una comunidad rural, y c) región con predominancia urbana, que corresponde a todos aquellos territorios donde menos del 15% de la población habita en una comunidad rural. Cuando la información estadística disponible no permite conocer la densidad de población a nivel de unidad territorial asimilable a una comunidad, se considera a las regiones con predominancia rural como aquellas donde la densidad de población es inferior a 100 habitante/km2, y regiones intermedias o con significancia rural como aquellas áreas donde la densidad de población varía entre 100 y 240 habitante/km2. Temas, variables e indicadores: a partir de los temas seleccionados y, teniendo en cuenta la disponibilidad de datos en los países miembros de la OCDE, los autores realizan la siguiente selección y definición de variables e indicadores: 1. Población y migración 1.1. Densidad poblacional: utilizan este indicador como criterio principal para la distinción entre población y áreas urbanas y rurales. Consideran que la densidad refleja diferencias territoriales en los patrones de asentamiento y también las dificultades en la provisión o el acceso a la infraestructura y los servicios.

28 Sostienen que la elaboración y selección de los indicadores propuestos se ha realizado a partir de una serie de condiciones: la posibilidad de cobertura de los temas analíticos, la captación de probables diferencias territoriales, el poder explicativo del indicador, la disponibilidad de datos agregados. 29 El concepto de “comunidad” corresponde a una pequeña unidad administrativa o censal (OECD, 1994).

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1.2. Cambio poblacional: consideran apropiado distinguir entre, al menos, los siguientes componentes: cambio neto total, balance natural (nacimientos menos defunciones) y migración neta (cambio neto menos balance natural). 1.3. Estructura poblacional: consideran a la distribución de la población por sexo y edad como base para el cálculo de diferentes índices demográficos, como la razón pasivos transitorios/ pasivos definitivos y la razón de vitalidad. Estos indicadores y razones permiten no sólo el análisis socioeconómico de las áreas rurales sino también la planificación de infraestructura, como escuelas y hospitales. 1.4. Hogares: incluyen como indicadores de esta variable el tamaño del hogar y la participación de niños en hogares monoparentales. 1.5. Comunidades: como otra alternativa para la medición del grado de ruralidad y de aglomeración proponen un acercamiento hacia las comunidades a través de indicadores como la participación de la población en comunidades locales, según sus diferentes tamaños. 2. Estructura y desempeño económico 2.1. Mano de obra: consideran como indicadores importantes las tasas de participación de hombres y mujeres en la mano de obra total. También platean la necesidad de establecer si la medición de la mano de obra se realiza sobre el “lugar de residencia” o el “lugar de trabajo”. 2.2. Empleo: incluyen las tasas de crecimiento del empleo y el desempleo; también la consideración de información desagregada por sobre desempleo según edad, sexo y duración. 2.3: Participación sectorial: en particular, participación en el empleo y la producción de los tres sectores principales (primario, secundario y terciario); también consideran necesaria la distinción entre agricultura, forestación y pesca al interior del sector primario, y entre turismo y otras actividades en el sector terciario. 2.4. Productividad (del trabajo): plantean la posibilidad de calcular productividad a partir de la disponibilidad de información sobre empleo y producción. 2.5. Inversiones: consideran de importancia disponer datos sobre formación de Capital Fijo Bruto; también, señalan la importancia de distinguir entre diferentes tipos de inversiones, en particular pública y privada. 3. Bienestar y equidad social 3.1. Ingreso: siendo el más usado, incluyen el ingreso per capita, aunque advierten sobre las limitaciones de este indicador, dado que el producto de un área no necesariamente es producido por la población que vive en ella. 3.2. Vivienda: consideran el número de personas por habitación y el porcentaje de hogares con baños con depósito de agua. 3.3. Educación: la participación de población de más de 25 años con educación secundaria completa y de población según mayor nivel de educación adquirido. 3.4. Salud y seguridad: tasa de mortalidad infantil e índices de criminalidad si bien no son suficientes para agotar la variable sirven, al menos, como indicadores iniciales para analizar las condiciones de calidad de vida. 4. Ambiente y sostenibilidad

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4.1. Topografía y clima: consideran estas variables por su incidencia en la definición de las condiciones naturales de las áreas y, también, en la determinación de la atractividad de los lugares para la residencia, el trabajo y la recreación. En términos de indicadores seleccionan la participación de las áreas montañosas (definidas a partir de los 600 metros de altitud) sobre la superficie total y el período vegetacional (medido en días de crecimiento por año). 4.2. Uso de la tierra: consideran importante distinguir entre cambios en el uso total de la tierra y en el uso agrícola. Como indicadores, y en combinación con otros posibles, rescatan la participación de tierra arable sobre el total de superficie. 4.3. Habitats y especies: señalan como indicadores al porcentaje de áreas protegidas y el porcentaje de especies en peligro.

81

ANEXO 2: Departamentos seleccionados – población en localidades, 2001

Localidad

Departamento

Provincia

Población total Localidad 2001

Población total Departamento 2001

General Pinedo Gancedo General Capdevila Mesón de Fierro Pampa Landriel

12 de Octubre 12 de Octubre 12 de Octubre 12 de Octubre 12 de Octubre

Chaco Chaco Chaco Chaco Chaco

11.332 3.253 593 385 309

20.149

El Carril Chicoana

Chicoana Chicoana

Salta Salta

8.329 3.396

18.248

Venado Tuerto Rufino Firmat Villa Cañás Wheelwright Elortondo Teodelina Santa Isabel Hughes San Gregorio Sancti Spiritu María Teresa Murphy Melincué (Est. San Urbano) Carreras Chovet Diego de Alvear Maggiolo Carmen Cafferata Amenábar San Eduardo Labordeboy (20) Cañada del Ucle Christophersen Chapuy La Chispa Miguel Torres Lazzarino Aarón Castellanos (Est. Castellanos) San Francisco de Santa Fe

General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López General López

Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe Santa Fe

68.426 18.063 17.891 8.708 5.756 5.679 5.479 4.424 4.142 3.754 3.397 3.395 3.312 2.118 2.077 1.934 1.898 1.766 1.687 1.448 1.392 1.072 982 854 518 484 368 362 324 313 264

182.113

Gran Buenos Aires (parcialmente) Cañuelas Santa Rosa (80) Alejandro Petión (84) Uribelarrea Vicente Casares

Cañuelas (33) Cañuelas Cañuelas Cañuelas Cañuelas Cañuelas

Buenos Aires Buenos Aires Buenos Aires Buenos Aires Buenos Aires Buenos Aires

5.565 24.380 3.771 2.874 1.147 629

42.175

82

Gobernador Udaondo Barrio El Taladro

Cañuelas Cañuelas

Buenos Aires Buenos Aires

Tupungato (11) San José (30) Cordón del Plata El Peral (50) Barrio Belgrano Norte La Arboleda

Tupungato Tupungato Tupungato Tupungato Tupungato Tupungato

Mendoza Mendoza Mendoza Mendoza Mendoza Mendoza

11.687 1.487 1.305 366 230 198

28.539

Oberá Campo Viera Guaraní Campo Ramón Villa Bonita Panambí San Martín Panambí Kilómetro 8 Alberdi Los Helechos El Salto

Oberá Oberá Oberá Oberá Oberá Oberá Oberá Oberá Oberá Oberá Oberá

Misiones Misiones Misiones Misiones Misiones Misiones Misiones Misiones Misiones Misiones Misiones

51.503 5.994 2.101 1.477 1.329 1.005 734 705 562 211 191

95.667

277 134

83

ANEXO 3: Tabla 6 - Densidad de población por provincia y departamento o partido – total país – 2001

Provincia

Departamento o Partido

Población

Superficie 2

en km Buenos Aires

Total Adolfo Alsina Adolfo Gonzales Chaves Alberti Almirante Brown Arrecifes Avellaneda Ayacucho Azul Bahía Blanca Balcarce Baradero Benito Juárez Berazategui Berisso Bolívar Bragado Brandsen Campana Cañuelas Capitán Sarmiento Carlos Casares Carlos Tejedor Carmen de Areco Castelli Chacabuco Chascomús Chivilcoy Colón Coronel de Marina Leonardo Rosales Coronel Dorrego Coronel Pringles Coronel Suárez Daireaux Dolores Ensenada Escobar Esteban Echeverría Exaltación de la Cruz Ezeiza Florencio Varela Florentino Ameghino General Alvarado General Alvear General Arenales

13.827.203 16.245 12.037 10.373 515.556 27.279 328.980 19.669 62.996 284.776 42.039 29.562 19.443 287.913 80.092 32.442 40.259 22.515 83.698 42.575 12.854 21.125 11.539 13.992 7.852 45.445 38.647 60.762 23.179 60.892 16.522 23.794 36.828 15.857 25.216 51.448 178.155 243.974 24.167 118.807 348.970 8.171 34.391 10.897 14.876

307.571 5.875 3.780 1.130 122 1.183 55 6.785 6.615 2.300 4.120 1.514 5.285 188 135 5.027 2.230 1.130 982 1.203 617 2.446 3.933 1.080 2.100 2.290 4.225 2.075 1.022 1.312 5.818 5.245 5.985 3.820 1.980 101 277 120 662 223 190 1.825 1.677 3.432 1.522

Densidad hab./km2 45,0 2,8 3,2 9,2 4225,9 23,1 5981,5 2,9 9,5 123,8 10,2 19,5 3,7 1531,5 593,3 6,5 18,1 19,9 85,2 35,4 20,8 8,6 2,9 13,0 3,7 19,8 9,1 29,3 22,7 46,4 2,8 4,5 6,2 4,2 12,7 509,4 643,2 2033,1 36,5 532,8 1836,7 4,5 20,5 3,2 9,8

84

General Belgrano General Guido General Juan Madariaga General La Madrid General Las Heras General Lavalle General Paz General Pinto General Pueyrredón General Rodríguez General San Martín General Sarmiento General Viamonte General Villegas Guaminí Hipólito Yrigoyen Hurlingham Ituzaingó José C. Paz Junín La Costa La Matanza La Plata Lanús Laprida Las Flores Leandro N. Alem Lincoln Lobería Lobos Lomas de Zamora Luján Magdalena Maipú Malvinas Argentinas Mar Chiquita Marcos Paz Mercedes Merlo Monte Monte Hermoso Moreno Morón Navarro Necochea 9 de Julio Olavarría Patagones Pehuajó Pellegrini Pergamino Pila Pilar

15.381 2.771 18.286 10.984 12.799 3.063 10.319 11.129 564.056 67.931 403.107 /// 17.641 28.960 11.257 8.819 172.245 158.121 230.208 88.664 60.483 1.255.288 574.369 453.082 9.683 23.551 16.358 41.127 17.008 33.141 591.345 93.992 16.603 10.193 290.691 17.908 43.400 59.870 469.985 17.488 5.602 380.503 309.380 15.797 89.096 45.998 103.961 27.938 38.400 6.030 99.193 3.318 232.463

1.870 2.340 2.964 4.800 760 2.649 1.240 2.545 1.460 360 56 /// 2.150 7.265 4.840 1.663 36 39 50 2.260 226 323 926 45 3.440 3.350 1.600 5.772 4.755 1.740 89 800 1.863 2.640 63 3.116 470 1.050 170 1.890 230 180 56 1.630 4.455 4.230 7.715 13.600 4.560 1.853 2.950 3.493 355

8,2 1,2 6,2 2,3 16,8 1,2 8,3 4,4 386,3 188,7 7198,3 /// 8,2 4,0 2,3 5,3 4784,6 4054,4 4604,2 39,2 267,6 3886,3 620,3 10068,5 2,8 7,0 10,2 7,1 3,6 19,0 6644,3 117,5 8,9 3,9 4614,1 5,7 92,3 57,0 2764,6 9,3 24,4 2113,9 5524,6 9,7 20,0 10,9 13,5 2,1 8,4 3,3 33,6 0,9 654,8

85

Pinamar Presidente Perón Puán Punta Indio Quilmes Ramallo Rauch Rivadavia Rojas Roque Pérez Saavedra Saladillo Salto Salliqueló San Andrés de Giles San Antonio de Areco San Cayetano San Fernando San Isidro San Miguel San Nicolás San Pedro San Vicente Suipacha Tandil Tapalqué Tigre Tordillo Tornquist Trenque Lauquen Tres Arroyos Tres de Febrero Tres Lomas 25 de Mayo Vicente López Villa Gesell Villarino Zárate

Catamarca

Total Ambato Ancasti Andalgalá Antofagasta de la Sierra Belén Capayán Capital El Alto Fray Mamerto Esquiú La Paz Paclín Pomán Santa María Santa Rosa

20.666 60.191 16.381 9.362 518.788 29.179 14.434 15.452 22.842 10.902 19.715 29.600 29.189 8.682 20.829 21.333 8.119 151.131 291.505 253.086 137.867 55.234 44.529 8.904 108.109 8.296 301.223 1.742 11.759 40.181 57.244 336.467 7.439 34.877 274.082 24.282 26.517 101.271 334.568 4.525 3.082 17.102 1.282 25.475 14.137 141.260 3.400 10.658 21.061 4.290 9.543 22.127 10.349

63 121 6.385 1.627 125 1.040 4.300 3.940 2.050 1.600 3.500 2.736 1.630 797 1.135 852 3.004 924 48 80 680 1.322 666 950 4.935 4.172 360 1.330 4.183 5.500 5.861 46 1.270 4.795 39 285 11.400 1.202 102.602 1.797 2.412 4.497 28.097 12.945 4.284 684 2.327 280 8.149 985 4.859 5.740 1.424

328,0 497,4 2,6 5,8 4150,3 28,1 3,4 3,9 11,1 6,8 5,6 10,8 17,9 10,9 18,4 25,0 2,7 163,6 6073,0 3163,6 202,7 41,8 66,9 9,4 21,9 2,0 836,7 1,3 2,8 7,3 9,8 7314,5 5,9 7,3 7027,7 85,2 2,3 84,3 3,3 2,5 1,3 3,8 0,0 2,0 3,3 206,5 1,5 38,1 2,6 4,4 2,0 3,9 7,3

86

Tinogasta Valle Viejo

Chaco

Total Almirante Brown Bermejo Chacabuco Comandante Fernández 12 de Octubre 2 de Abril Fray Justo Santa María de Oro General Belgrano General Donovan General Güemes Independencia Libertad Libertador General San Martín Maipú Mayor Luis J. Fontana 9 de Julio O'Higgins Presidencia de la Plaza 1º de Mayo Quitilipi San Fernando San Lorenzo Sargento Cabral Tapenagá 25 de Mayo

22.570 23.707 984.446 29.086 24.215 27.813 88.164 20.149 7.435 10.485 10.470 13.385 62.227 20.620 10.822 54.470 24.747 53.550 26.955 19.231 12.231 9.131 32.083 365.637 14.252 15.030 4.188 28.070

Chubut

Total Biedma Cushamen Escalante Florentino Ameghino Futaleufú Gaiman Gastre Languiñeo Mártires Paso de Indios Rawson Río Senguer Sarmiento Tehuelches Telsen

413.237 58.677 17.134 143.689 1.484 37.540 9.612 1.508 3.017 977 1.905 115.829 6.194 8.724 5.159 1.788

Ciudad de Buenos Aires Córdoba

Total Total Calamuchita Capital Colón Cruz del Eje General Roca

2.776.138 3.066.801 45.418 1.284.582 171.067 52.172 33.323

23.582 540 99.633 17.276 2.562 1.378 1.500 2.576 1.594 2.205 1.218 1.487 25.487 1.871 1.088 7.800 2.855 3.708 2.097 1.580 2.284 1.864 1.545 3.489 2.135 1.651 6.025 2.358

1,0 43,9 9,9 1,7 9,5 20,2 58,8 7,8 4,7 4,8 8,6 9,0 2,4 11,0 9,9 7,0 8,7 14,4 12,9 12,2 5,4 4,9 20,8 104,8 6,7 9,1 0,7 11,9

224.686

1,8 4,5 1,1 10,3 0,1 4,0 0,9 0,1 0,2 0,1 0,1 29,5 0,3 0,6 0,3 0,1

12.940 16.250 14.015 16.088 9.435 11.076 16.335 15.339 15.445 22.300 3.922 22.335 14.563 14.750 19.893

202,9 165.321 4.642 562 2.588 6.653 12.659

13.679,6 18,6 9,8 2285,7 66,1 7,8 2,6

87

General San Martín Ischilín Juárez Celman Marcos Juárez Minas Pocho Presidente Roque Sáenz Peña Punilla Río Cuarto Río Primero Río Seco Río Segundo San Alberto San Javier San Justo Santa María Sobremonte Tercero Arriba Totoral Tulumba Unión

116.107 30.105 55.348 99.761 4.881 5.132 34.647 155.124 229.728 42.429 12.635 95.803 32.395 48.951 190.182 86.083 4.531 107.460 16.479 12.211 100.247

5.006 5.123 8.902 9.490 3.730 3.207 8.228 2.592 18.394 6.753 6.754 4.970 3.327 1.652 13.677 3.427 3.307 5.187 3.145 10.164 11.182

23,2 5,9 6,2 10,5 1,3 1,6 4,2 59,8 12,5 6,3 1,9 19,3 9,7 29,6 13,9 25,1 1,4 20,7 5,2 1,2 9,0

Corrientes

Total Bella Vista Berón de Astrada Capital Concepción Curuzú Cuatiá Empedrado Esquina General Alvear General Paz Goya Itatí Ituzaingó Lavalle Mburucuyá Mercedes Monte Caseros Paso de los Libres Saladas San Cosme San Luis del Palmar San Martín San Miguel San Roque Santo Tomé Sauce

930.991 35.350 2.294 328.868 18.411 42.075 14.721 30.372 8.147 14.775 87.349 8.774 30.565 26.250 9.012 39.206 33.684 46.326 21.470 13.189 16.513 12.236 10.252 17.951 54.050 9.151

88.199 1.695 810 500 5.008 8.911 1.937 3.723 1.954 4.995 4.678 870 8.613 1.480 957 9.588 2.287 4.700 1.907 591 2.385 6.385 2.863 2.243 7.359 1.760

10,6 20,9 2,8 657,7 3,7 4,7 7,6 8,2 4,2 3,0 18,7 10,1 3,5 17,7 9,4 4,1 14,7 9,9 11,3 22,3 6,9 1,9 3,6 8,0 7,3 5,2

Entre Ríos

Total Colón Concordia Diamante Federación Federal

1.158.147 52.718 157.291 44.095 60.204 25.055

78.781 2.890 3.259 2.774 3.760 5.060

14,7 18,2 48,3 15,9 16,0 5,0

88

Feliciano Gualeguay Gualeguaychú Islas del Ibicuy La Paz Nogoyá Paraná San Salvador Tala Uruguay Victoria Villaguay

Formosa

Total Bermejo Formosa Laishi Matacos Patiño Pilagás Pilcomayo Pirané Ramón Lista

Jujuy

Total Cochinoca Dr. Manuel Belgrano El Carmen Humahuaca Ledesma Palpalá Rinconada San Antonio San Pedro Santa Bárbara Santa Catalina Susques Tilcara Tumbaya Valle Grande Yavi Total Atreucó Caleu Caleu Capital Catriló Chalileo Chapaleufú Chical Co Conhelo Curacó Guatraché Hucal Lihuel Calel Limay Mahuida

La Pampa

14.584 48.147 101.350 11.498 66.158 38.840 319.614 16.118 25.892 94.070 34.097 48.416 486.559 12.710 210.071 16.227 12.133 64.830 17.523 78.114 64.023 10.928 611.888 12.111 238.012 84.667 16.765 75.716 48.199 2.298 3.698 71.037 17.115 3.140 3.628 10.403 4.553 2.386 18.160 299.294 10.134 2.075 96.920 6.728 2.517 10.787 1.595 14.591 886 9.306 7.838 547 475

3.143 7.178 7.086 4.500 6.500 4.282 4.974 1.282 2.663 5.855 6.822 6.753 72.066 12.850 6.195 3.480 4.431 24.502 3.041 5.342 8.425 3.800 53.219 7.837 1.917 912 3.792 3.249 467 6.407 690 2.150 4.448 2.960 9.199 1.845 3.442 962 2.942 143.440 3.580 9.078 2.525 2.555 8.917 2.570 9.117 5.052 13.125 3.525 6.047 12.460 9.985

4,6 6,7 14,3 2,6 10,2 9,1 64,3 12,6 9,7 16,1 5,0 7,2 6,8 1,0 33,9 4,7 2,7 2,6 5,8 14,6 7,6 2,9 11,5 1,5 124,2 92,8 4,4 23,3 103,2 0,4 5,4 33,0 3,8 1,1 0,4 5,6 1,3 2,5 6,2 2,1 2,8 0,2 38,4 2,6 0,3 4,2 0,2 2,9 0,1 2,6 1,3 0,0 0,0

89

Loventué Maracó Puelén Quemú Quemú Rancul Realicó Toay Trenel Utracán

La Rioja

Total Arauco Capital Castro Barros Chamical Chilecito Coronel Felipe Varela Famatina General Angel V. Peñaloza General Belgrano General Juan F. Quiroga General Lamadrid General Ocampo General San Martín Independencia Rosario Vera Peñaloza San Blas de los Sauces Sanagasta Vinchina

Mendoza

Total Capital General Alvear Godoy Cruz Guaymallén Junín La Paz Las Heras Lavalle Luján de Cuyo Maipú Malargüe Rivadavia San Carlos San Martín San Rafael Santa Rosa Tunuyán Tupungato

Misiones

Total Apóstoles Cainguás Candelaria Capital Concepción

8.649 54.699 7.757 8.756 10.648 15.302 9.256 5.324 14.504

9.235 2.555 13.160 2.557 4.933 2.450 5.092 1.955 12.967

0,9 21,4 0,6 3,4 2,2 6,2 1,8 2,7 1,1

289.983 13.720 146.411 4.322 13.383 42.248 9.939 6.371 3.127 7.161 4.546 1.717 7.331 4.956 2.405 13.299 4.048 2.165 2.834

89.680 1.992 13.638 1.420 5.549 4.846 9.184 4.587 3.106 2.556 2.585 6.179 2.135 5.034 7.120 6.114 1.590 1.711 10.334

3,2 6,9 10,7 3,0 2,4 8,7 1,1 1,4 1,0 2,8 1,8 0,3 3,4 1,0 0,3 2,2 2,5 1,3 0,3

1.579.651 110.993 44.147 182.977 251.339 35.045 9.560 182.962 32.129 104.470 153.600 23.020 52.567 28.341 108.448 173.571 15.818 42.125 28.539

148.827 54 14.448 75 164 263 7.105 8.955 10.212 4.847 617 41.317 2.141 11.578 1.504 31.235 8.510 3.317 2.485

10,6 2055,4 3,1 2439,7 1532,6 133,3 1,3 20,4 3,1 21,6 248,9 0,6 24,6 2,4 72,1 5,6 1,9 12,7 11,5

965.522 38.028 47.271 22.290 284.279 9.085

29.801 1.068 1.608 875 965 726

32,4 35,6 29,4 25,5 294,6 12,5

90

Neuquén

Eldorado General Manuel Belgrano Guaraní Iguazú Leandro N. Alem Libertador General San Martín Montecarlo Oberá San Ignacio San Javier San Pedro 25 de Mayo Total Aluminé Añelo Catán Lil Chos Malal Collón Curá Confluencia Huiliches Lácar Loncopué Los Lagos Minas Ñorquín Pehuenches Picún Leufú Picunches Zapala

Río Negro

Total Adolfo Alsina Avellaneda Bariloche Conesa El Cuy General Roca 9 de julio Ñorquincó Pichi Mahuida Pilcaniyeu San Antonio Valcheta 25 de Mayo

Salta

Total Anta Cachi Cafayate Capital Cerrillos Chicoana General Güemes General José de San Martín Guachipas

67.726 33.488 57.818 66.539 41.670 42.440 34.073 95.667 55.038 19.187 23.736 27.187 474.155 6.308 7.554 2.469 14.185 4.395 314.793 12.700 24.670 6.457 8.654 7.072 4.628 13.765 4.272 6.427 35.806 552.822 50.701 32.308 109.826 6.291 4.252 281.653 3.501 2.079 14.026 6.114 23.972 4.946 13.153 1.079.051 49.841 7.280 11.785 472.971 26.320 18.248 42.255 139.204 3.211

1.960 3.275 3.314 2.769 1.185 1.524 1.723 1.620 1.607 536 3.407 1.639 94.078 4.660 11.655 5.490 4.330 5.730 7.352 4.012 4.930 5.506 4.230 6.225 5.545 8.720 4.580 5.913 5.200 203.013 8.813 20.379 5.415 9.765 22.475 14.655 25.597 8.413 15.378 10.545 14.015 20.457 27.106 155.488 21.945 2.925 1.570 1.722 640 910 2.365 16.257 2.785

34,6 10,2 17,4 24,0 35,2 27,8 19,8 59,1 34,2 35,8 7,0 16,6 5,0 1,4 0,6 0,4 3,3 0,8 42,8 3,2 5,0 1,2 2,0 1,1 0,8 1,6 0,9 1,1 6,9 2,7 5,8 1,6 20,3 0,6 0,2 19,2 0,1 0,2 0,9 0,6 1,7 0,2 0,5 6,9 2,3 2,5 7,5 274,7 41,1 20,1 17,9 8,6 1,2

91

Iruya La Caldera La Candelaria La Poma La Viña Los Andes Metán Molinos Orán Rivadavia Rosario de la Frontera Rosario de Lerma San Carlos Santa Victoria

San Juan

Total Albardón Angaco Calingasta Capital Caucete Chimbas Iglesia Jáchal 9 de Julio Pocito Rawson Rivadavia San Martín Santa Lucía Sarmiento Ullum Valle Fértil 25 de Mayo Zonda

San Luis

Total Ayacucho Belgrano Chacabuco Coronel Pringles General Pedernera Gobernador Dupuy Junín La Capital Libertador General San Martín

Santa Cruz Total Corpen Aike Deseado Güer Aike Lago Argentino Lago Buenos Aires Magallanes Río Chico

Santa Fe

Total

6.368 5.711 5.286 1.735 7.152 5.630 39.006 5.565 124.029 27.370 28.013 33.741 7.208 11.122 620.023 20.413 7.570 8.176 112.778 33.609 73.829 6.737 21.018 7.652 40.969 107.740 76.150 10.140 43.565 19.092 4.490 6.864 15.193 4.038 367.933 16.906 3.881 18.410 12.571 110.814 11.120 20.271 168.771 5.189 196.958 7.942 72.953 92.878 7.500 6.223 6.536 2.926

3.515 867 1.525 4.447 2.152 25.636 5.235 3.600 11.892 25.951 5.402 5.110 5.125 3.912 89.651 945 1.865 22.589 30 7.502 62 19.801 14.749 185 515 300 157 435 45 2.782 4.391 6.419 4.519 2.360 76.748 9.681 6.626 2.651 4.484 15.057 19.632 2.476 13.120 3.021 243.943 26.350 63.784 33.841 37.292 28.609 19.805 34.262

1,8 6,6 3,5 0,4 3,3 0,2 7,5 1,5 10,4 1,1 5,2 6,6 1,4 2,8 6,9 21,6 4,1 0,4 3759,3 4,5 1190,8 0,3 1,4 41,4 79,6 359,1 485,0 23,3 968,1 6,9 1,0 1,1 3,4 1,7 4,8 1,7 0,6 6,9 2,8 7,4 0,6 8,2 12,9 1,7 0,8 0,3 1,1 2,7 0,2 0,2 0,3 0,1

3.000.701

133.007

22,6

92

Santiago del Estero

Belgrano Caseros Castellanos Constitución Garay General López General Obligado Iriondo La Capital Las Colonias 9 de Julio Rosario San Cristóbal San Javier San Jerónimo San Justo San Lorenzo San Martín Vera

41.449 79.096 162.165 83.045 19.913 182.113 166.436 65.486 489.505 95.202 28.273 1.121.441 64.935 29.912 77.253 40.379 142.097 60.698 51.303

2.386 3.449 6.600 3.225 3.964 11.558 10.928 3.184 3.055 6.439 16.870 1.890 14.850 6.929 4.282 5.575 1.867 4.860 21.096

17,4 22,9 24,6 25,8 5,0 15,8 15,2 20,6 160,2 14,8 1,7 593,4 4,4 4,3 18,0 7,2 76,1 12,5 2,4

Total Aguirre Alberdi Atamisqui Avellaneda Banda Belgrano Capital Choya Copo Figueroa General Taboada Guasayán Jiménez Juan F. Ibarra Loreto Mitre Moreno Ojo de Agua Pellegrini Quebrachos Río Hondo Rivadavia Robles Salavina San Martín Sarmiento Silípica

804.457 7.035 15.617 9.809 19.348 128.387 7.950 244.567 33.720 26.984 17.495 36.683 7.404 13.170 16.937 17.442 1.813 28.053 13.352 19.517 11.331 50.781 4.916 40.060 10.664 9.148 4.669 7.605

136.351 3.692 13.507 2.259 3.902 3.597 3.314 2.116 6.492 12.604 6.695 6.040 2.588 4.832 9.139 3.337 3.667 16.127 6.269 7.330 3.507 2.124 3.402 1.424 3.562 2.097 1.549 1.179

5,9 1,9 1,2 4,3 5,0 35,7 2,4 115,6 5,2 2,1 2,6 6,1 2,9 2,7 1,9 5,2 0,5 1,7 2,1 2,7 3,2 23,9 1,4 28,1 3,0 4,4 3,0 6,5

101.079

987.168

0,1

Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur Total

93

Antártida Argentina Río Grande Ushuaia

Tucumán

Total Burruyacú Capital Chicligasta Cruz Alta Famaillá Graneros Juan B. Alberdi La Cocha Leales Lules Monteros Río Chico Simoca Tafí del Valle Tafí Viejo Trancas Yerba Buena

163 55.131 45.785 1.338.523 32.936 527.607 75.133 162.240 30.951 13.063 28.206 17.683 51.090 57.235 58.442 52.925 29.932 13.883 108.017 15.473 63.707

965.597 12.181 9.390 22.524 3.605 90 1.267 1.255 427 1.678 730 917 2.027 540 1.169 585 1.261 2.741 1.210 2.862 160

0,0 4,5 4,9 59,4 9,1 5862,3 59,3 129,3 72,5 7,8 38,6 19,3 25,2 106,0 50,0 90,5 23,7 5,1 89,3 5,4 398,2

Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001.

94

ANEXO 4: Departamentos seleccionados – fracciones censales

95

96

97

98

99

100