Renacimiento

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Renacimiento Es importante entender a la crisis vivida en el siglo XIV ante todo como un cambio, los cuales requieren siempre, una nueva forma de reacción. Lo vivido durante el mencionado siglo, fue en extremo traumático para los que lo atravesaron. Sin embargo, también lo fue para las generaciones posteriores, ya que era una historia muy reciente para ellos. Fueron tiempos de mucho miedo en donde temblaron las bases. El resultado de los miedos y de su superación, fue la revalorización del ser humano, del individuo. Lo mencionado, no significa que se anula la existencia de Dios. El hombre sigue siendo considerado obra de éste y se enfrentaron a los miedos porque Dios así lo quiso, con la fuerza, valentía brindada. El antropocentrismo entonces, significa que se quita la mirada sobre la centralidad de Dios, pero no se desecha. En síntesis, durante la Edad Media, el hombre estuvo situado por debajo de Dios. En el Renacimiento, se coloca a la misma altura. Los hombres viven, producen y lo más importante, crean. Vencen sus miedos y se atreven, a través de la inteligencia y la razón, lo cual lleva a preguntar y cuestionarlo todo. Renacen: superan la barrera del miedo. El juicio crítico fue muy característico. En la Edad Media, se usaba naturalmente la razón, sin embargo, es en este período cuando se intensifica. Ahora el hombre es un Homo Faber: hace, tiene confianza en sí mismo. Peter Burke 1. Lo que Peter Burke busca en su obra, El Renacimiento Europeo, es plantear una perspectiva total, pero con el acento en el Renacimiento como movimiento y no como un período. Considera que hablar de período elimina el factor humano, en cambio, hablar de movimiento, tiene lugar el protagonismo de las personas, su experiencia y sus cambios. De esta manera, podemos afirmar que Burke ve al Renacimiento desde un punto de vista antropológico. Además, resulta imposible que los individuos y los grupos rompan enteramente con la cultura en la que fueron formados. La paradoja esencial de toda reforma cultural es que los reformadores provienen de la cultura que desean cambiar. De ahí que sea poco útil trazar una línea divisoria entre un período llamado la «Edad Media» y otro llamado el «Renacimiento», pues el inicio de la cultura renacentista que se examina en este capítulo coexistió con la de Europa medieval tardía. La filosofía escolástica siguió dominando el curso de artes en la mayoría de las universidades europeas. Los romances de caballería continuaron contando con lectores entusiastas. La edificación de iglesias góticas prosiguió. Lo que cambió en el curso del Renacimiento fue que el gótico, la caballería y la escolástica ya no monopolizaron sus respectivos campos, sino que compitieron e interactuaron con estilos y valores alternativos derivados del mundo antiguo. Fue especialmente en Italia donde estos estilos y valores «nuevos» surgieron. ¿Por qué? En Italia, los modelos franceses del gótico, la caballería y la escolástica habían penetrado con menor profundidad que en otras partes de Europa. Las ciudades italianas, muchas de las cuales fueron autónomas

a partir del siglo XI, produjeron una cultura alternativa, laica antes que clerical y civil antes que militar. 2. Burke plantea un descentramiento, es decir, mover el centro colocado frecuentemente en Italia. El objetivo es considerar la cultura de Europa occidental como una cultura entre otras que coexistía e interactuaba con sus vecinas, principalmente con Bizancio y el islam, las cuales tuvieron también sus propios renacimientos. Sobra decir que la propia cultura occidental fue plural antes que singular, al incluir culturas minoritarias como la de los judíos, muchos de los cuales participaron en el Renacimiento en Italia y en otros lugares. Por regla general los historiadores del Renacimiento han prestado poca atención y han dado poquísimo espacio a la contribución de los árabes y de los judíos al movimiento. 3. El autor plantea la importancia de la circulación: de personas, imágenes, textos. Esta circulación, permanente entre los lugares anteriormente mencionados, se realizaba a través de las cartas, los viajeros, la imprenta. Las ideas que atravesaban a los seres humanos no estaban quietas. 4. Teoría de la recepción. A pesar de que se formula en letras, es trasladada a la investigación histórica. Parte del hecho de que todos somos en todo momento receptores. Entonces, es aquí donde se coloca el peso, en el receptor: se adopta el punto de vista de éste, no del autor original o productor. Sin embargo, no siempre recibir implica adoptar. Todos recibimos lo mismo pero lo tomamos de manera distinta. «cualesquier cosa que se recibe, se recibe según el modo del receptor» Utiliza el término recepción, en el sentido de proceso activo de asimilación y transformación, en oposición a la simple difusión de ideas clásicas o italianas. Por ejemplo, Miguel Ángel y Maquiavelo,«recibieron» los mensajes de la Antigüedad de una forma creativa, transformando aquello de lo que se apropiaban. En un principio, la recepción era el opuesto complementario de la tradición: ésta era un proceso de transmisión, aquélla, de incorporación. Más o menos se presuponía que lo que se recibía era lo mismo que se daba, no sólo en el caso de los objetos materiales, sino también de los bienes inmateriales corno las ideas. Los teóricos contemporáneos de la recepción, consideran que lo que se transmite, necesariamente cambia en el mismo proceso de transmisión. De esta manera, “el Renacimiento creó la Antigüedad tanto como la Antigüedad creó al Renacimiento. Lo que los artistas y escritores ejecutaron no fue tanto imitación como transformación”. (p. 7) Una metáfora pertinente es la de bricolaje: la confección de algo nuevo a partir de fragmentos de antiguas construcciones. Existen elementos que hay que tener en cuenta en la teoría de la recepción: Contexto: «Recibir» ideas creativamente significa adaptarlas a un nuevo contexto y, más exactamente, implica participar en un doble movimiento.

-La primera fase es la de descontextualización, descolocación o apropiación; la segunda es de recontextualización, recolocación o cotidianización. En este último caso, necesitamos no sólo el repertorio de los objetos tomados como propios sino la lógica de su selección y su uso en la construcción de un estilo distintivo. Los elementos clásicos e italianos fueron con frecuencia «resituados», esto es, dotados de un nuevo significado. Una y otra vez encontramos casos de lo que podríamos denominar «bricolaje», sincretismo o hibridización, en otras palabras: la combinación de lo cristiano y lo pagano, de lo gótico y lo clásico. Redes y lugares: Un estudio del Renacimiento también implica interesarse por los canales, redes o grupos a través de los que el proceso de recepción tuvo lugar. Los estudios del Renacimiento están dominados (hasta un grado lamentable, en mi opinión) por las monografías sobre individuos Sin embargo, el papel que los individuos desempeñaron en el proceso de innovación no fue tan decisivo como el de los grupos o « círculos» No es fácil para los historiadores reconstruir intercambios que con frecuencia eran informales y verbales. Con todo, es necesario que los historiadores culturales pongan mayor atención en los pequeños grupos de lo que han hecho en el pasado. Los monasterios, las cancillerías, las universidades, las academias o los museos fueron lugares que facilitaron los contactos personales. La importancia de estos microespacios para constituir sistemas de apoyo para los pequeños grupos que los usaban ha sido subrayada recientemente por una serie de historiadores, especialmente en la historia de la ciencia. Sin embargo, una red no dependía de un lugar físico de encuentro. Podía estar vinculada a través de la correspondencia epistolar, como ocurría con estudiosos itinerantes como Petrarca, Erasmo y Lipsius. “El énfasis en el receptor también entraña una preocupación por la interacción entre un movimiento internacional y las condiciones locales (fuesen culturales, sociales o políticas). De ahí la decisión de prestar más atención que la acostumbrada a las periferias de Europa. ¿Dónde está el centro de Europa? ¿En Praga, o en otra parte en la Europa «central»? ¿O en Florencia, otrora el centro del Renacimiento? ¿O en Roma cuyos habitantes se jactaban de vivir en el «centro del mundo»?” Italia desempeñará siempre un papel principal en un libro sobre el Renacimiento, pero lo que se definirá como periferia variará según el período y también el arte o la disciplina tomados en consideración. 5. Se suele hablar del Renacimiento como un período de lo artístico. Es importante tener en cuenta que el arte es solo una de las manifestaciones del hombre. En todas las etapas el ser humano se manifiesta de forma económica, social, política, etc. En cualquiera de sus manifestaciones, revaloriza a la Antigüedad y opera una revisión del mundo medieval, iniciando un ciclo agudamente crítico (mayor diferencia con el período anterior).

6. Encontramos su inicio en el 1486, con Pico della Mirandola, en la obra “Sobre la dignidad humana”. EJEMPLO DE LA CAPILLA SIXTINA. Finaliza en el 1536, con la muerte de Erasmo de Róterdam, una figura prototípica del humanista cristiano, quien realiza uno de los intercambios de ideas más ricos de todo el movimiento con Lutero. Jacobo Burckhardt Jacobo Burckhardt, sostuvo que no fue una mera recuperación de la Antigüedad, sino: la combinación con el espíritu italiano. Eso, fue lo que le dio fundamento al Renacimiento, y su importancia en la historia europea fue la de haber sido el origen de lo moderno. Burckhardt asocia y difunde la idea de Renacimiento al arte esplendoroso de Florencia y de Roma. Se trató de un modelo exitoso que se encuentra arraigado en el discurso hasta el día de hoy. Escribió en la segunda mitad del siglo XIX, cuando Italia y Alemania se unifican, buscando argumentos, raíces, que justifiquen los procesos de formación de los Estados, no obstante, su hilo conductor se pierde. Romano y Tenenti El Renacimiento se caracteriza por su relativa rapidez y la amplitud de su proceso. Más allá de los fenómenos históricos que pretende designar, traduce un fenómeno cultural contemporáneo. Se trata de un vocablo que ha expresado un modo de concebir la cultura occidental en torno al 1500, el momento inicial de la historia moderna de Europa. Los autores hablan de una mitificación histórica muy prolongada, la cual refleja la crisis de valores que se idealizan. Explican, que en el concepto existe una parte de mito. Además, ya en su estructura y etimología, existe un núcleo de afirmaciones e interpretaciones: ha sido acuñado con ese fin. Los valores del Renacimiento son ante todo espirituales: artísticos, éticos y literarios en particular. De esta manera, cuando lo mencionado se extiende a la época en que se localizan: “Se cae en la incongruencia de transferir una caracterización ideal a contenidos heterogéneos”. Se ha impugnado el doble empleo de vocablos distintos, como fenómenos idénticos o análogos: Humanismo y Renacimiento. Lo que se busca en el capítulo es definir la contribución prestada por los humanistas, en gran parte italianos, al patrimonio cultural de Occidente, entre 1440 y 1530, aprox. Humanismo (características): 

Lo fundamental es su tendencia a la universalidad y la capacidad de expresar valores adecuados a un tipo de sociedad en desarrollo dinámico.



El humanismo italiano del siglo XV, aparece ligado a una ideología de una burguesía mercantil, ciudadana y precapitalista.



Al trasplantarse a países donde la burguesía era distinta, se mostró vital e igualmente fructuoso: al margen de sus particularidades, acertó a ser históricamente funcional.



Pretende sustituir el sistema mental jerárquico de la sociedad medieval con una perspectiva que más allá de ser individualista, busca una unión fraterna sin desigualdades entre los hombres.



Reivindicación de la dignidad del individuo.



Cultura abierta, libre y dinámica: cultura consciente de que es puramente humana.



Evocaron la Antigüedad y buscaron su mayor autenticidad filológica.



Responde a necesidades terrenales y socialmente precisas.



Se entregaron a reivindicar valores ahistóricos y válidos para el hombre en sí.



Persiguieron su visión del mundo más en lo teórico que en lo práctico: su tendencia a lo perfecto no pudo traducirse socialmente (sólo en dimensiones aristocráticas y nobiliarias). De esta manera, no representó una verdadera revolución mental.



“Este gran movimiento (...) llegó a resultados muy valiosos, pero frecuentemente inorgánicos.



El arte constituyó el campo en que la visión humanística alcanzó sus realizaciones más coherentes y continuas. Sin embargo, predomina la valoración estética o formal.



Es una tendencia común, una general exigencia de un saber y de una expresión más directos, terrenos y humanos.



Importante diferenciación regional. Incluso dentro de Italia, no se manifiesta de un modo orgánico ni sistemático. Es la ideología de un organismo social maduro. Sin embargo, de tendencia estática y minado por una crisis.



El arte y la cultura literaria se integraron en una visión mental única con una filosofía común.



Aspiran a una visión unitaria del saber, a una concordia universal, a un atesoramiento de la verdad en todas sus formas.



Importancia: conduce al saber laico y a la reflexión crítica de los siglos siguientes.



Afirmación a través de las realidades intermedias, a modo de espejos o de modelos, entendidos como universales.



No se dieron cuenta de la importancia de su giro espiritual. Creyeron lo contrario: lo que más se modifica es la forma y no tanto la sustancia (en realidad fue al revés). Las distintas manifestaciones anunciaban una completa mutación. Los humanistas no lo presintieron. Además, consideraron el deber de servir fielmente a los poderes ya establecidos. Incluso antes del siglo XVI, expresaron la intolerancia de las nuevas generaciones laicas, pero no creyeron que atacaban la visión cristiana. No deseaban renunciar a sus creencias de cristianos.



Ha querido restablecer el equilibrio armónico de la criatura, la cual hasta entonces estaba metafísicamente dividida en materia y forma, en alma y cuerpo. Este intento se tradujo en una explícita toma de conciencia del valor autónomo de las actividades humanas.



Mantuvieron una prolongada lucha por la belleza y la poesía, por una libertad cultural: fundamento y condición de la autonomía del juicio individual. Consideraron a estos valores como cualidades inalienables al hombre. Hermann Kinder, Werner Hilgemann y Manfred Hergt

Factores que convierten al Renacimiento en uno de los pilares de la vida y las creencias del hombre actual:          

Despegue del capitalismo. Ascensión de la burguesía: modela a un hombre distinto. Movimientos de población: crecimiento demográfico, revitalización de las ciudades. Cambio de mentalidad: afirmación del individualismo. Descubrimientos científicos: ciencia como norte del progreso humano. Floración de la técnica: imprenta, brújula, fundiciones. Posibilidades de una mayor expansión de la cultura: universidades, secularización del saber. Diferente concepto de la política culminando con la creación del Estado moderno. Crisis religiosa: Reforma. Giro en la concepción del hombre y de su proyección social: ser humano como protagonista de la historia. Eusebi Colomer

Eusebi nos muestra como en la actualidad sigue muy impregnado al discurso y al imaginario la visión del Renacimiento como un súbito y brillante amanecer, que sigue a la larga y densa noche medieval. Es imprescindible, no olvidar lo tendencioso de ambos conceptos, de los cuales son responsables los primeros humanistas italianos, en un momento en el que se tenía la conciencia de estar frente a una renovación de la cultura antigua. Para ellos, solo existen dos épocas históricas: el mundo clásico grecorromano y el suyo propio. De esta manera, denominan desdeñosamente a la Edad Media. Quienes se van a detener a pensar sobre el significado técnico del término, no serán los contemporáneos a este, sino los historiadores del siglo XIX: Por ejemplo, Jules Michelet, con sidera al siglo XVI como el triunfo de la luz sobre las bárbaras tinieblas del medioevo. Explica, que el hombre ha finalmente sondeado las bases profundas de su naturaleza, y ha comenzado a sentarse en la justicia y la razón. A continuación, Eusebi trae a Burckhardt, quien toma la visión del Renacimiento como un grandioso vuelco cultural, pero lo aplica al caso concreto de Italia. Para él, en la Edad Media, las dos caras de la conciencia estaban cubiertas por un velo, entretejido de fe, ingenuidad e ilusión. En Italia, por primera vez, se va a desvanecer ese velo. Respecto a la resurrección del mundo antiguo, para Jakob, es meramente un momento necesario, no su esencia ni su única causa.

Es necesario matizar el fuerte contraste entre el medioevo y el Renacimiento: el mundo medieval estuvo repleto de movimientos de recuperación de la Antigüedad y existieron grandes individuos creadores. Esto no significa que el Renacimiento sea una simple continuación del período anterior: “La historia es siempre una compleja síntesis de continuidad y cambio, tradición y evolución”. (p. 7) Eusebi trae la visión de Giovanni Reale y Dario Antiseri, quienes consideran al Renacimiento como el nacimiento de otra civilización, cultura y saber. Influenciados por Burdach, lo entienden como una nueva vida espiritual más elevada. El autor nos trae las dificultades que existen en torno a la correlación entre el Renacimiento y la Reforma. No niega la relación entre ambas, pero explica que se trata de una situación compleja en donde hay muchas variables. Por ejemplo, en el Humanismo nórdico, ña idea de reforma de la vida cristiana prevalece por sobre la renovación de la antigüedad: el Renacimiento en este caso preparó el terreno a la reforma. Consolidada la división religiosa, Renacimiento y Reforma se erigieron como corrientes paralelas, incluso excluyentes. Algunos historiadores, como Troelsch, considero que la cosmovisión medieval siguió viva en parte, dentro de la Reforma. La frontera entonces entre ambos períodos, no es solamente vertical, también lo es horizontal. En síntesis, Eusebi ve al Renacimiento como un fenómeno grandioso de renovación y reformación espiritual, la cual se sirvió del retorno a la Antigüedad clásica. Sin embargo, esto fue solo el medio y no el fin, se pretendía entonces, la renovación y reformación del hombre. Humanismo: Actualmente, se lo considera como una postura filosófica, que pone el acento en el valor, la dignidad y la específica peculiaridad del hombre. Sin embargo, no hay que perder de vista que en sus orígenes renacentistas, la definición no coincide enteramente. En el siglo XIV, Cicerón y Gelio, hablan de studia humanitatis, para señalar un conjunto orgánico de disciplinas que comprendía la gramática, la retórica, la poesía, la historia y la filosofía moral. Las mencionadas disciplinas, estudian al hombre, de esta manera, son las más adecuadas para su formación espiritual. El término humanista aparece en el siglo XV, para mencionar a quienes cultivaban y enseñaban las mencionadas anteriormente, disciplinas humanas. De esta manera, fue antes un movimiento de carácter erudito y literario, más que filosófico. Pero terminó por desembocar en la filosofía, acercándose a nuestra actual concepción. Caracteres peculiares del movimiento: cultivo de la historicidad y de la humanidad. Es importante comprender que durante la Edad Media, el hombre también se encontraba interesado en la Antigüedad. Si el Renacimiento se hubiese reducido a la vuelta de lo clásico, el medioevo serían repetidos renacimientos. El humanismo renacentista entonces, se define por “su voluntad de restaurarla en su forma auténtica, de entenderla en su realidad histórica”. El Renacimiento, a diferencia del Medioevo, tiene una actitud historicista. Busca recuperar el pasado clásico en su efectiva realidad. Eusebi explica cómo el hombre medieval transformaba todo lo que tocaba y lo convertía en contemporáneo. Difiere en este punto de la visión de

Burke, quien sin negar la actitud historicista del movimiento, ve en esta recepción una transformación. Abbagnano, además del interés histórico, considera indispensable el filológico. La búsqueda de restablecer la cultura clásica conlleva una nueva actitud frente a las grandes figuras griegas. No solo se realizan traducciones, se busca extender el significado genuino de éstas.