Renacimiento

9. SIGLOS XV Y XVI Renacimiento, exploraciones y descubrimientos Diego Ruiz Toscano, Gabriela García Zerecero, Larisa Gu

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9. SIGLOS XV Y XVI Renacimiento, exploraciones y descubrimientos Diego Ruiz Toscano, Gabriela García Zerecero, Larisa Guerrero y Yadira Munguía Te he puesto en el centro del mundo, para que puedas mirar más fácilmente a tu alrededor y veas todo lo que contiene. -Giovanni Pico della Mirandola De hominis dignitate-

9.0.1 Palabras Clave Humanismo, imprenta, cultura, Renacimiento artístico y científico, Revolución científica.

9.0.2 Sinopsis Se denomina Renacimiento a una época que tiene lugar entre los siglos XV y XVI (aunque tiene su antecedente en el siglo XIV), caracterizada por una serie de cambios en el orden social y político de Europa, así como en el desarrollo intelectual y artístico. El Humanismo como movimiento intelectual, trata de recuperar las raíces grecolatinas de la cultura europea, a la vez que pone el acento en el hombre como ser natural, libre y racional. La imprenta expande y potencia la difusión del conocimiento, la ciencia experimenta un giro radical que produce el nacimiento de la ciencia experimental tal y como la conocemos. El Renacimiento deja también un importante legado artístico. Finalmente, es durante este periodo que se da el encuentro de dos mundos, con el descubrimiento de América por parte de los europeos, con su posterior conquista.

9.0.3 Línea del tiempo

9.0.4 Tabla de eventos Fecha Acontecimiento 1438 Advenimiento de la casa de Austria en Alemania. 1443 Invención de la imprenta. 1453 Caída de Constantinopla y fin del Imperio bizantino. 1455 Gutenberg imprime la Biblia. 1464 Muerte del cardenal de Nicolás de Cusa. 1474 Inicio del reinado de los Reyes Católicos de España. 1485 Advenimiento de la casa Tudor en Inglaterra. 1492 Descubrimiento de América. Conquista de Granada. 1497 Leonardo da Vinci pinta La última cena. 1508 Miguel Ángel pinta el techo de la Capilla Sixtina. 1513 Maquiavelo escribe El príncipe. 1517 Carlos I de España, V de Alemania, es coronado emperador. 1517 Rebelión de Lutero contra el papa. 1521 Hernán Cortés conquista el Imperio azteca. 1521 Dieta de Worms. Excomunión de Lutero. 1535 Ejecución de Tomás Moro. 1545 Apertura del Concilio de Trento. 1536 Calvino escribe La Institución de la religión cristiana. 1543 Copérnico escribe De revolutionibus orbium coelestium. 1582 Reforma del calendario por Gregorio XIII. 1587 María Estuardo es decapitada en Inglaterra por Isabel I. 1595 Shakespeare escribe Romeo y Julieta. 1596 Keppler escribe Mysterium Cosmographicum. 1597 Francis Bacon escribe sus Ensayos. Francisco Suárez escribe Disputationes methaphysicae.

9.0.5 Mapa

9.1 Introducción Se conoce como Renacimiento a una época comprendida (según el consenso de la mayoría de los expertos) entre los siglos XV y XVI en Europa, época de grandes cambios políticos, sociales, culturales e intelectuales. El término Renacimiento, usado para referirse a este periodo de tiempo, fue acuñado por la historiografía del siglo XIX, para referirse al renacer del esplendor de la cultura antigua, como contraste a la época Medieval, pues había un prejuicio que se había generado en la Ilustración de que esta época había sido oscura. En el siglo XX se concluyó que la Edad Media no fue en forma alguna una etapa obscura o salvaje, pero también hay que reconocer que en el Renacimiento se dan cambios importantes que van a definir la época moderna. Pudiéramos decir que entre Edad Media y Renacimiento no existe una ruptura total, pero tampoco simple continuidad, sino una divergencia, una especie de cambio de dirección, que va a dar entrada a lo que llamamos la Modernidad. Este cambio se hace patente, como ya se mencionó, en diferentes ámbitos: político y social, intelectual y filosófico, así como artístico y cultural. En el ámbito político y social, el Renacimiento se caracteriza por el inicio de la disolución del orden jerárquico feudal predominante en la Edad Media. En la época medieval, existía un orden social rígido y estratificado, donde cada cual ocupaba un lugar definido: Los siervos (campesinos) en la base, los señores feudales como dueños de la tierra, sujetos a su vez a la autoridad del rey o del emperador, estando presente como poder independiente y universal, la autoridad del papado y la Iglesia. Este orden se fue agrietando en el siglo XIV con el surgimiento de las dinastías monárquicas de las naciones y la aparición de las ciudades como centros económicos y de poder independientes del sistema feudal, gracias al nacimiento de la burguesía como clase social. Durante el Renacimiento es cuando cristalizan y se reafirman las monarquías por encima del poder de los señores feudales, dando lugar al nacimiento de los Estados-nación, que también se sacuden del poder central de la Iglesia. Si bien las raíces de estos cambios pueden rastrearse ya siglos atrás, en el Renacimiento es cuando cristalizan y reafirman. En el ámbito intelectual, se da el movimiento conocido como Humanismo, corriente surgida en Italia en el siglo XV, que se caracteriza por la intención de volver a las raíces grecolatinas en sus fuentes originales, prescindiendo de las interpretaciones y estudios medievales, debido a que al final de ésta época cayó la intelectualidad en una reducción por interés terminológico. Los humanistas italianos se dan a la tarea de estudiar directamente a los pensadores griegos y romanos. El Humanismo trae consigo también un cambio en la percepción del hombre y del lugar que éste ocupa en el cosmos. Mientras que el pensamiento medieval, contextualiza al hombre en su lugar en la creación, en su relación con Dios y con el resto de los seres, el Humanismo pone el énfasis en el hombre. Ello tuvo como resultado positivo el haber centrado mucho la atención en el tema de la dignidad que tiene el hombre en tanto ser individual, libre y creador, ya estudiada por los filósofos medievales. Ello llega a plasmarse más adelante en documentos importantes como las declaraciones de derechos humanos. Sin embargo trajo resultados negativos ya que algunos pensadores modernos perdieran de vista la relación del hombre con Dios y la finalidad del ser humano y el resto de los seres. A la par del desarrollo del Humanismo, se da un giro en el ámbito científico. La imagen medieval del

universo, basada en la visión aristotélico-ptolemaica, ponía a la Tierra como centro físico de un universo finito y cerrado, una esfera con límites claros. A partir del Renacimiento, esta antigua imagen cambia con los descubrimientos astronómicos de Copérnico, Galileo y Kepler, que demuestran que la Tierra no es el centro del universo. El nacimiento, a su vez, del método científico, marca el comienzo de la llamada Revolución científica, que sentará las bases de la ciencia experimental tal y como la conocemos hoy en día. Finalmente, se da un cambio importante también en el ámbito artístico y cultural, debido en primer lugar a la invención de la imprenta, que permite una difusión del conocimiento y de la cultura a una escala insospechada, así como un intercambio más intenso y amplio de ideas, lo que propicia a su vez un avance más acelerado del conocimiento. En lo referente a lo estrictamente artístico, los grandes maestros renacentistas, buscando volver al arte de la Antigüedad clásica, logran encontrar un estilo propio basado en la geometría, matemática y la naturaleza misma. Un resultado claro de esto es que se comienza a conocer la autoría de las obras, frente al anonimato de las creaciones medievales. Mientras que el arte medieval fue predominantemente arte sacro, el arte renacentista incluyó entre sus temas principales al hombre y a la naturaleza, presentando una imagen idealizada del mundo y del hombre. En suma, el Renacimiento se define no por ser verdaderamente un nuevo inicio de la cultura europea, totalmente desligado o independiente de la época medieval; sino por un cambio de perspectiva que pone el acento en el hombre y la naturaleza, lo que, aunado a los avances técnicos y científicos, tiene como consecuencia una gradual pero profunda transformación de la sociedad y la cultura europea. Los cambios ocurridos en el Renacimiento son fundamentales para entender el desarrollo posterior de la llamada Edad Moderna o Modernidad.

9.2 La primera revolución comunicativa La imprenta significó una revolución en la comunicación, en todo el esplendor de la expresión. Implicó un avance sociocultural de enorme envergadura, una plataforma para la ciencia. En efecto, constituyo el elemento de cambio principal de la época. Se da una progresiva extensión social de la cultura y el conocimiento originándose un nuevo negocio y un nuevo comercio. Se extienden los conocimientos del pueblo sobre materia legal y del Estado, y se imprimen documentos como certificados de tierras y posesiones. Entre otras cosas se da a conocer al gran público la literatura particularmente la Biblia, y los conocimientos científicos que van surgiendo. En China hacia el año de 960 d. C. ya se habían usado tipos móviles de madera. En 1045 se utilizaron caracteres de arcilla cocida y tipos de bronce y cobre. Los europeos conocían estos inventos desde entonces, sin embargo, no se había dado una coyuntura social y comunicativa que demandara su aplicación en este continente, sino hasta el auge del Renacimiento. Johannes Gutenberg no fue precisamente el inventor de la imprenta, pero sí se le puede denominar un reconfigurador de los inventos que en su tiempo ya se utilizaban. Él reconstituyó el uso de los tipos móviles que elaboró en plomo junto con una tinta de aceite que se adhería al metal.1 Su contribución fue el sintetizar diferentes elementos en una sola máquina: la imprenta tal como se le conoce el día de hoy.

En 1445 se publica una serie de textos breves que dan inicio a este fenómeno comunicativo, y en 1450 es cuando se da origen a la producción en gran escala en Alemania publicándose el Misal de Constanza. Este misal es el primer libro tipográfico del mundo. En 1455 se publica la Biblia como una edición en serie. Cinco años después se publica el Catholicon, que es un conjunto de textos de la Edad Media. La contribución de la imprenta a la cultura se puede resumir en los tres puntos siguientes. En primer lugar se redujo el número de analfabetos de la población mundial. Las universidades y centros de estudios contarán con más libros y nuevas oportunidades de publicación. Surge un mayor interés por la investigación del hombre renacentista. Se incrementa el poder adquisitivo de los europeos pues se logra una mejor comunicación para el comercio. La imprenta también se beneficiaría de las rutas comerciales europeas para su difusión por todo el continente. Por último, se genera un cambio en la mentalidad sobre el hombre, sobre el concepto de ciencia, que se hace más amplio y experimental.

9.3 El Renacimiento artístico Uno de los legados más importantes de la época renacentista son las innumerables obras de arte producidas por los grandes maestros de ese periodo, sobre todo en el ámbito de las artes plásticas (pintura, escultura y arquitectura). Obras que hoy son todavía admiradas y que se han convertido en iconos culturales de Europa datan del renacimiento. Como ejemplos podríamos citar pinturas como l a Gioconda (Mona Lisa) o el Hombre de Vitrubio de Leonardo Da Vinci, esculturas como La Piedad o El David de Miguel Ángel, y obras arquitectónicas como la Basílica de San Pedro en Roma, entre muchas otras. El movimiento artístico renacentista nace y se desarrolla sobre todo en Italia, y de ahí pasó a toda Europa, en donde la clase burguesa era más poderosa, siendo las ciudades como Florencia, Venecia, Milán o Roma los centros de desarrollo artístico. El arte del renacimiento no se puede separar de las corrientes intelectuales propias de la época, como el Humanismo, ni tampoco puede entenderse su desarrollo si no tomamos en cuenta los cambios sociales que se vivían en ese entonces. El arte renacentista es fruto y expresión de estos cambios. Por ello, es importante ver como se originó socialmente la figura del artista renacentista. 9.3.1 La figura del artista Durante la Edad Media, existían los gremios de artesanos, que eran agrupaciones de maestros en su arte que compartían un conocimiento. Había una unidad técnica y estilística. Las obras de arte eran anónimas, pues importaba poco quién las hubiera realizado, eran el fruto del trabajo artesanal de un gremio. El Renacimiento supone una nueva forma de entender el arte. A la par del desarrollo de la burguesía como clase social, surge el mecenazgo: familias ricas (como los Medici), príncipes o eclesiásticos que patrocinan el trabajo de los artistas, de manera que estos ya no dependen de los gremios. Nace de esta manera la figura del artista genial, del maestro que ya no elabora obras de arte

anónimas sino que plasma su firma en ellas. Así, las obras se atribuyen a tal o cual artista. Los artistas renacentistas son maestros independientes que realizan sus obras por encargo del mecenas. Cada artista tiene su taller en donde enseña a sus aprendices y controla el acceso de estos a la profesión, a la vez que “hace escuela”. El maestro recibe los encargos de obras, que son realizadas en su taller (a veces por los discípulos) pero es él quien tiene el derecho de reclamar la autoría de la obra. Así pues, esta nueva forma de hacer arte se enmarca en el surgimiento de la burguesía como una clase social independiente. La iglesia y los monarcas también se vuelven protectores de los artistas pues descubren que el arte tiene un valor propagandístico y de culto. Es importante mencionar que el artista del Renacimiento debía tener extensos conocimientos técnicos de anatomía, matemáticas y geometría, pues se utilizaban proporciones matemáticas como fundamento de las composiciones artísticas, por ejemplo la proporción áurea de los griegos. 9.3.2 Características del arte renacentista Al igual que en el ámbito literario y filosófico, en el arte se busca volver a las raíces antiguas de las culturas griega y romana. De esta manera, los artistas renacentistas verán al arte medieval como bárbaro o rudimentario (el término gótico, para referirse a la arquitectura de las catedrales medievales, viene de godo, es decir los pueblos bárbaros que habían conquistado al Imperio romano). Por ello, en el arte renacentista vuelven los temas mitológicos e históricos, y la figura humana recupera su protagonismo como objeto artístico. En arquitectura, se recuperan las formas de los grandes monumentos griegos y romanos. El Renacimiento no es una mera imitación del arte antiguo sino una reinterpretación de este arte. Si bien toma muchos motivos de la Antigüedad, el arte renacentista es, en muchos sentidos, mucho más desarrollado que el arte de la Antigüedad. Paralelamente al desarrollo del Humanismo como corriente intelectual, en el arte también la naturaleza y el hombre tienen un lugar central. El ser humano, al ser la criatura más perfecta de la Creación, se vuelve motivo constante, buscando representar la forma humana de la manera más bella posible. Se busca imitar las formas naturales pero de forma idealizada. Mediante razones matemáticas se establecían proporciones ideales para las formas artísticas, proporciones que para los artistas del Renacimiento eran necesarias para que algo pudiera ser considerado bello. El ya mencionado Hombre de Vitrubio de Da Vinci es una muestra de lo que debía ser un cuerpo humano con proporciones ideales. Los artistas trataban de fundamentar racionalmente su ideal de belleza. Los motivos podían ser historias mitológicas, o también motivos sacros. Realmente, no importaba tanto el motivo, sino la belleza en la forma y la proporción lograda por la técnica del artista. Se maneja la perspectiva y se descubre el óleo que facilitó la pintura de caballete. Reaparecen el retrato, el paisaje y el desnudo artístico, que no habían existido en la Edad Media. En resumen, el arte del Renacimiento supone un cambio radical frente a la forma de hacer arte en la Edad Media. Es en el Renacimiento cuando surge el artista como figura individual y libre, que busca un ideal abstracto de belleza. En la Edad Media el arte era un medio para alabar a Dios. En el Renacimiento, si bien todavía el arte puede tener un carácter sacro, comienza a volverse una búsqueda de lo bello por lo bello mismo. Esta nueva manera de ver la creación artística generará el

desarrollo posterior del arte como un campo independiente de la religión o la política. Además, posiblemente en ninguna época como en el Renacimiento se haya dado tal grado de perfección técnica en las artes plásticas.

9.4 La Revolución científica El periodo de tiempo que transcurre aproximadamente entre la publicación de De Revolutionibus de Nicolás Copérnico (1543) hasta la obra de Isaac Newton Philisophiae Naturalis Principia Mathematica (1687) se suele denominar como periodo de la Revolución científica. Se trata de un poderoso movimiento de ideas que adquiere en el siglo XVII sus rasgos distintivos con la obra de Galileo, que encuentra perspectivas diferentes en las ideas de Bacon y Descartes, y que llegará a su expresión clásica con la imagen newtoniana del universo concebido como una máquina, como un reloj. En este proceso conceptual, resulta determinante la revolución astronómica que evoluciona a raíz de los estudios de Copérnico, Tycho Brahe, Kepler y Galileo, y que confluirá en la física clásica de Newton. Durante este periodo se modifica la imagen del mundo. Los nuevos descubrimientos van minando los pilares de la cosmología aristotélico-ptolemaica. Copérnico propone que el Sol –en lugar de la Tierra- es el centro del mundo. Tycho Brahe elimina las esferas materiales que, según la antigua cosmología, explicaba el movimiento de los planetas, y propone la noción de órbita. Kepler brinda una sistematización matemática del sistema copernicano y realiza el paso revolucionario desde el movimiento circular (natural y perfecto, según la antigua cosmología) hasta el movimiento elíptico de los planetas. Galileo elimina la falsa distinción entre física terrestre y celeste, demostrando que la Luna posee la misma naturaleza que la Tierra. Finalmente, Newton con su Teoría de la gravitación universal unificará la física de Galileo y Kepler. En este periodo de aproximadamente 150 años, no sólo cambia la imagen del mundo, sino también las ideas sobre el hombre, la ciencia y las relaciones entre ciencia, filosofía y fe religiosa. Aunque se podría decir que el proceso de la Revolución científica constituye un rechazo a la filosofía aristotélica (y en particular a la metafísica), no por esto carece de supuestos filosóficos. Paralelamente, se va consolidando una nueva imagen de ciencia: autónoma (porque afirma su independencia con respecto a cualquier tipo de presupuestos ideológicos), pública (porque puede ser conocida por todos y porque su autoridad viene avalada por la comunidad científica), controlable (porque el método experimental hace posible dicho control mediante la unión entre matemáticas y experimentación) y progresiva (porque su desarrollo continúa indefinidamente). La Revolución científica crea al científico experimental moderno, cuya experiencia es el experimento, que cada vez se vuelve más riguroso gracias al empleo de nuevos instrumentos de medición cada vez más exactos. La ciencia será, pues, obra de los científicos y adquiere su validez a través de los experimentos. Éstos consisten en técnicas de comprobación como resultado de operaciones manuales e instrumentales que se llevan a cabo sobre objetos. Se trata de una nueva forma de saber, distinta del saber religioso, metafísico, astrológico y también del técnico y artesanal. La ciencia moderna, tal como se configura al final de la Revolución científica ha dejado de ser el saber de las universidades, pero tampoco se reduce a la práctica de los artesanos2 . Se trata de un saber nuevo que, uniendo teoría y práctica, sirve por una parte para poner en contacto las teorías con la realidad, volviéndolas públicas, controlables y progresivas a la vez que introduce elementos de las artes mecánicas. Sin embargo, a pesar de esta ruptura, no debemos olvidar que hay una

continuidad con el pasado y que precisamente esta continuidad es la que proporciona los elementos que hacen posible la Revolución científica.

9.4.1 Haciendo un poco de historia Siempre se han extrañado los historiadores de que la ciencia experimental no llegara más que a tímidos esbozos en culturas antiguas tan florecientes como las de China, Grecia o Roma, y que sólo cobrara empuje definitivamente en la Europa cristiana del s. XVII. Una opinión bastante extendida atribuye ese retraso al oscurantismo cultural y religioso. Según esta opinión, el influjo de Aristóteles durante veinte siglos y la autoridad de la Iglesia, habrían reprimido el progreso científico. La Iglesia, se dice, veía en la nueva ciencia un enemigo: la razón frente a la autoridad; el proceso a Galileo será una prueba suficiente de esa actitud. Lo cierto es que la ciencia moderna es un fenómeno complejo, difícil de concebir si no fuera porque ya lo conocemos, que ha exigido el trabajo ímprobo de muchos hombres de gran talento y enorme paciencia. Por ejemplo, Kepler pasó muchos años de su vida haciendo grandes esfuerzos para establecer las relaciones matemáticas para las órbitas elípticas de los planetas en su recorrido alrededor del sol y formular sus famosas tres leyes. Para esto contó, además, con los datos de las observaciones de Tycho Brahe y las teorías matemáticas de Copérnico. Kepler es un claro ejemplo del pensamiento científico real. Influido por la tradición pitagórica que llevaba a ver relaciones matemáticas en la realidad, tenía también la convicción metafísica de la existencia en la mente de Dios de ideas arquetípicas que eran reproducidas por una parte en el universo visible y, por otra, en la mente humana. Para Kepler, Dios infinitamente inteligente, ha creado el mundo dotándolo de un orden natural según leyes, y ha hecho al hombre a su imagen de tal manera que es capaz de ir descubriendo esas leyes que se manifiestan en el orden natural. Copérnico, Galileo, Newton tienen las mismas convicciones y todos ellos hicieron posible el nacimiento sistemático de la ciencia moderna. Los avances de la ciencia contemporánea se han dado gracias a la búsqueda de causas reales de los fenómenos observables, que han llevado a conocer niveles de la realidad muy alejados de la experiencia ordinaria y a profundizar en un orden natural que se revela cada vez más sorprendente y preciso. La ciencia es una búsqueda de la verdad que supone la racionalidad del mundo y la capacidad de la inteligencia para descubrir el orden natural.

9.4.2. El caso Galileo Quienes presentan a la ciencia moderna como un proceso que se ha abierto paso contra las ideas religiosas, disponen de un arma frecuentemente utilizada: el juicio y condena de Galileo. Lo que se suele ignorar es que Galileo fue siempre un católico convencido y que era perfectamente consciente de que sus ideas no iban en contra de la verdad cristiana. De este hecho dejó testimonio por escrito. De otra parte, su condena no supuso ninguna paralización de la ciencia, ni siquiera en los trabajos del propio Galileo. Hacia 1610 Galileo se fue convenciendo de la verdad del sistema heliocéntrico según el cual (y contra la opinión entonces vigente) la Tierra gira alrededor del Sol. Sus observaciones mediante el recién inventado telescopio desempeñaron un papel importante en la aceptación de la teoría pero, por otra parte, no tenía argumentos suficientes para demostrarla de modo claro. La teoría heliocéntrica levantó entonces sospechas por un doble motivo. Por una parte, parecía ir contra una filosofía basada en la experiencia ordinaria (que indica que la Tierra está quieta y el sol en movimiento). Por otra, algunos la veían incompatible con pasajes de la Biblia donde se hablaba de la quietud de la Tierra y el movimiento del Sol. En 1616, se pidió un dictamen a una Comisión de 11 teólogos, quienes calificaron las tesis astronómicas de Galileo como filosóficamente absurdas y formalmente heréticas. Este dictamen no fue publicado como acto del Magisterio de la Iglesia pero fue utilizado por el Cardenal Belarmino para comprometer a Galileo a no defender dicha doctrina. En 1632 habiendo sido elegido papa (con el nombre de Urbano VIII) el Cadenal Barberini quien parecía tener una actitud favorable ante la teoría heliocéntrica, Galileo se decide a publicar su famoso Diálogo sobre los dos grandes sistemas del mundo. La publicación se hizo contando con las debidas licencias eclesiásticas, pero Galileo fue acusado de faltar a su compromiso de 1616. El 23 de septiembre se intimó formalmente a Galileo para comparecer ante la Inquisición. Belarmino le notificó que no podía sostener o defender la teoría copernicana. Galileo permaneció confinado en su villa de Gioiello en donde siguió trabajando y publicando hasta que le sobrevino la muerte en 1642 a los 78 años de edad. Los estudiosos han concluido que en el caso de Galileo se dio una extraña paradoja, pues las dos partes se equivocaron en sus ámbitos propios: Galileo creía haber demostrado la verdad del sistema copernicano, lo cual no era cierto con los argumentos presentados, y sus jueces decían que el heliocentrismo estaba en contra de la Biblia, lo cual nunca ha sido verdad. En cambio, Galileo acertaba teológicamente al afirmar que el heliocentrismo era compatible con la Sagrada Escritura, y sus jueces consideraban, con razón, que las pruebas científicas del heliocentrismo no eran concluyentes. Lo que Galileo defendía en último término era que el método científico, entonces naciente, permitía alcanzar la verdad acerca de la naturaleza. Sobre este punto no caben dudas. Precisamente, el Cardenal Belarmino le sugería que indicase que el sistema heliocéntrico era solamente una hipótesis útil para los matemáticos. Pero Galileo creía que los enunciados científicos se podían establecer con certeza indudable mediante la verificación experimental, esto es, al comprobar que de ellos se

deducen consecuencias que están de acuerdo con los experimentos. Resulta, por tanto, que Galileo no acertó plenamente en su tesis básica acerca del método científico, que era el punto clave de su postura. El problema es muy serio si se tiene en cuenta las amplias repercusiones que la ciencia tiene en la cultura actual. Lo científico aparece rodeado de una aureola de verdad demostrada, y se llega a creer que sólo la ciencia experimental puede proporcionar conocimientos ciertos. Galileo no dudaba de que podemos alcanzar la verdad fuera de la ciencia experimental, pero, a la vez, sostenía con fuerza que el método científico-experimental es un camino para conseguir conclusiones ciertas.

9.5 El encuentro de Dos mundos Pasando a otro tema, el descubrimiento de América constituyó un parte-aguas en la historia de la humanidad. Antes de 1492, nuestro continente y sus riquezas naturales y culturales no existían para el resto del mundo. Al adherir un nuevo continente al resto del orbe provocó un cambió también en la concepción del mundo en el aspecto humano y global, sin contar que con esto se comprobaba la redondez de la tierra. La interacción de las dos culturas sembró las semillas en todo el Continente y e n lo que somos ahora como mexicanos: una mezcla de las tres culturas que interaccionaron en la Nueva España y en todo el Continente: española, indígena y negra. Cada una de estas civilizaciones aportaron rasgos propios de su historia, costumbres, modos de vida, pensamientos y lenguaje, el mestizaje no sólo fue de razas sino también de culturas. Nuestro México actual, con todas sus virtudes, es el resultado de una interacción de mundos. A inicios del siglo XV comenzó una época de exploración en la que los europeos buscaron expandir sus dominios más allá de sus fronteras. Las exploraciones europeas fueron un paso importante hacia la interacción global que caracteriza al mundo de hoy. Antes de llegar al siglo XV, los europeos ya habían entrado en contacto con pobladores de otras partes del mundo. En la Baja Edad Media, por ejemplo, se habían enfrentado al mundo musulmán. En 1275 Marco Polo, un comerciante italiano, había llegado a China. No obstante, hasta ese momento los europeos no habían tenido ni el interés ni las condiciones que les permitieran explorar las tierras lejanas. A principios del siglo XV se dieron muchos avances en la navegación permitieron a los europeos realizar sus viajes. El deseo de conseguir nuevas fuentes de riquezas fue una de las mayores razones de la exploración europea. Los mercaderes buscaban beneficiarse económicamente con la venta de especies (canela, nuez moscada, jengibre, pimienta etc.) traídas de Asia. En esos momentos los turcos musulmanes eran quienes controlaban el comercio de dichas especies, a través del Mediterráneo después de la caída de Bizancio. Por ello, los europeos buscaban nuevas rutas para llegar a Asia. Una segunda causa de las exploraciones europeas fue el deseo de expandir la cristiandad. Al tiempo en que querían obtener riquezas de los asiáticos, también esperaban poder convertirlos a la fe cristiana. Portugal será el primer país que se lance a la aventura, a través de su rey Enrique el Navegante. Los portugueses primero establecieron puestos comerciales a lo largo de la costa africana. Posteriormente llegaron hasta el Océano Índico. Pronto conquistaron Goa, y la volvieron el centro de

su imperio comercial en la India. En 1600 los franceses, ingleses y holandeses comenzaron a absorber el dominio portugués en Asia. Para 1700 Holanda dominaba gran parte de Indonesia y tenía puertos comerciales en muchos países asiáticos. Por su parte, también los ingleses y franceses establecieron sus propios puertos comerciales en Oriente. 9.5.1 La conquista Española y portuguesa de América Mientras los portugueses establecían sus puestos comerciales en el Oriente, en España comenzó también a surgir el deseo de tener su propia ruta directa a los tesoros de Asia. En 1492 un marino italiano llamado Cristóbal Colón convenció a los reyes de España de financiar un plan que tenía en mente: el encontrar una ruta para llegar a Asia navegando a través del océano Atlántico. Los reyes de España, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla principalmente, acuerdan financiar su proyecto. Cuando Cristóbal Colón llegó un 12 de octubre de 1492 a la isla a la que llamó San Salvador, nunca supo que eran tierras recién descubiertas por los europeos, vivió pensando que había logrado el objetivo de encontrar una nueva ruta comercial a la India, pero sin duda quedó maravillado con un territorio y unas costumbres muy diferentes a las del resto del mundo. Pasaron 25 años antes de que descubrieran también el continente americano. Tras los descubrimientos de las nuevas tierras, tanto españoles como portugueses mandarán distintas expediciones para explorarlas y reclamarlas para sus respectivas coronas. Después de colonizar varias islas en el Caribe, los españoles volverán su mirada al continente. En 1514 Francisco Hernández de Córdoba descubre las costas de Yucatán y en 1519 Hernán Cortés desembarcará en las costas de México. Pronto oirá hablar del grande y poderoso Imperio azteca. Tras marchar por varios días a través de pasos montañosos difíciles, llegará a Tenochtitlán, la capital de dicho imperio. Gracias a su superioridad armamentista y sus tácticas militares, el mayor imperio mesoamericano pronto caerá a sus pies en 1521. Su triunfo fue en gran medida determinado por la ayuda que recibió de varios pueblos indígenas, principalmente los tlaxcaltecas, que buscaban liberarse del dominio azteca. A todo ello se sumó el contagio que sufrieron los indígenas de enfermedades traídas por los españoles como la viruela y la tifoidea. En 1532 Francisco Pizarro guió a un número aún menor de españoles a Sudamérica y conquistó al Imperio inca. Para mediados del siglo XVI España había creado un gran imperio en América. En Sudamérica el largo territorio de Brasil quedó fuera del control español debido a la línea Alejandrina, del papa Alejandro VI, que dividió el mundo entre portugueses y españoles para las exploraciones. En 1500 Cabral reclamó esas tierras para Portugal. Las riquezas que España obtuvo a raíz de sus colonias en América la ayudaron a volverse la nación más rica y poderosa del mundo en el siglo XVI, que se llamará Imperio español. 9.5.2 Las Conquistas Inglesa y francesa El florecimiento que logro España gracias a sus conquistas americanas no pasó desapercibido por otras naciones europeas. Éstas pronto buscarán tener sus propias colonias del otro lado del Atlántico. Francia pronto establecerá una larga colonia en la actual Canadá, en la región de Quebec.

Posteriormente explorarán la región del río Misissipi, y reclamarán para Francia toda la zona bañada por éste, a la que llamó la Luisiana en honor a Luis XIV, rey de Francia. Los ingleses no se quedarían atrás. En 1606 un grupo de inversionistas obtuvo del rey Jacobo (James) I el permiso de formar una colonia en Norteamérica. La colonia se llamaría Jamestown en honor a su rey. En 1620 un grupo al que llamaban peregrinos (pilgrims) fundó una segunda colonia inglesa. Las personas que conformaban este grupo habían sido perseguidas en Inglaterra por sus creencias religiosas; por razones similares llegaron también los puritanos de profundas raíces calvinistas. 9.5.3 El intercambio comercial global La colonización de América cambió al mundo de un modo dramático. Entre otras cosas, porque llevó al intercambio de bienes entre los dos continentes, y ello afectó la vida de las personas a lo largo del mundo. Los barcos provenientes de América llevaron a Europa, Asia y África unos productos nunca antes vistos. Entre ellos: los tomates, las piñas, las calabazas, los cacahuates, las papas, los pavos, los frijoles, los camotes, la vainilla, el maíz, el tabaco, y las semillas de cacao con las que se elabora el chocolate. Pero el tráfico de bienes también se dio en la dirección contraria: los europeos introdujeron en América animales de ganado y carga como los caballos, las vacas y los cerdos. También llegaron a América alimentos originarios de Asia, África y Europa como los cítricos, las uvas, las cebollas, las aceitunas, los rábanos, la caña de azúcar, los granos de café, e importantes granos como el trigo, el arroz, la cebada y la avena. 9.5.4 La Conquista de México Para terminar este capítulo veremos a grandes rasgos la conquista de México que no fue una iniciativa real, sino particular de Hernán Cortés, quien tuvo la perspectiva de extender las posesiones españolas hacia el nuevo continente, con dos intenciones específicas: extender la fe católica y ayudar a los problemas económicos de la Península Ibérica, que aunque en ese tiempo se erigía como potencia mundial, los gastos de guerra con los árabes después de ocho siglos de dominación, mermó en mucho el capital castellano. A esto se aúna las diferentes guerras que Carlos I de España, V de Alemania, tuvo contra los príncipes luteranos, así como defender el Imperio alemán de las invasiones de los turcos que amenazaban la frontera. La guerra de conquista puso a las dos civilizaciones cara a cara, resolviendo batallas impetuosas, en las que una y otra cultura dio lo mejor de sí, demostrando su auge y su valentía. Finalmente el 13 de agosto de 1521 se rindió ante los españoles el último tlatoani: Cuauhtémoc, declarándose de esta manera ganada la ciudad de Tenochtitlan y con ella todo el Imperio azteca, que en aquella época abarcaba la mayoría de los pueblos mesoamericanos. A este territorio se le llamó Nueva España. La historia de estos enfrentamientos se puede leer en dos textos principales: las Cartas de relación de Hernán Cortés y la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo.

9.5.5 Aculturación y catequesis en los territorios españoles de la Nueva España En 1523 llegaron los primeros tres franciscanos a la recién fundada Nueva España: Fray Pedro de Gante, Fray Juan de Tecto, y Fray Juan de Ahora. De estos tres el más sobresaliente y el único que logró vivir varios años en los nuevos territorios fue Fray Pedro de Gante, quien fue uno de los grandes iniciadores de la evangelización y educación de los indios, fundando escuelas para los naturales. Sin embargo, el verdadero intercambio cultural entre España y América, se dio con la llegada de los primeros 12 franciscanos, conocidos popularmente como los doce apóstoles, tanto por su número, como por sus intenciones evangelizadoras. La llegada de estos religiosos abrió las puertas de la cultura, la enseñanza, la religión y el rescate del mundo antiguo. Fue muy acertado por parte de las autoridades españolas el mandar franciscanos como primeros emisarios de la religión católica, pues los indios se sintieron identificados con su estilo de vida sencillo y pobre, cerrando la brecha que habían abierto los soldados y logrando con los habitantes nativos de México una empatía y una comunicación inigualables. Desde su llegada el 13 de mayo de 1524, su presencia de semblante pobre, la mansedumbre de su trato, su intención de ayuda al necesitado y sus increíbles esfuerzos por comunicarse con los nativos, se ganó el corazón del antiguo pueblo azteca. Narra Fray Toribio Benavente que al bajar del barco, los indígenas se sorprendieron de verlos tan diferentes de los soldados y no dejaban de gritar Motolinía; una vez que tuvieron oportunidad, Fray Toribio preguntó qué era lo que significaba dicha palabra, y cuando le comentaron que se refería a alguien pobre, decidió tomar ese mote para sí mismo. El primer trabajo que intentaron hacer los franciscanos a su llegada fue proceder a la evangelización de un pueblo que consideraban en total estado natural, y por ello consideraron que podían volver al cristianismo primitivo. Estos esfuerzos vieron fruto en el pueblo de Santa Fe, dirigido por Don Vasco de Quiroga. Fue la evangelización el principal incentivo y justificación para la conquista, lográndose un efectivo resultado con la implantación del cristianismo, logrando librar a los habitantes del antiguo Imperio azteca de la idolatría politeísta, encaminando sus almas al cielo. Gracias al ejemplo vívido de los franciscanos, los indios entendieron las virtudes y doctrina de la nueva religión. Para llevar a cabo la evangelización se valieron de todas las armas que estaban a su alcance, con el sólo fin de llevar la palabra de Dios a los indios. La primera dificultad fue la del idioma, pues aunque había monjes con gran capacidad para las lenguas como Fray Andrés de Olmos y Fray Bernardino de Sahagún, la mayoría de los primeros franciscanos tuvieron que usar técnicas de comunicación no habladas. Tres eran las principales formas de comunicación que utilizaron los franciscanos: las señas, la pintura y el teatro. En los primeros tiempos, antes de que se pudiesen aprender las lenguas indígenas, los conocidos 12 apóstoles se valieron de señas muy rudimentarias para hacer entender a los indios los dogmas básicos de la religión cristiana, como por ejemplo señalar hacia arriba para indicar el

cielo, y hacia abajo el infierno etc. Por lo que se refiere a la pintura hicieron cuadros que representaban pasajes de los evangelios, e incluso se realizó un catecismo con imágenes. Sin embargo, el teatro fue la forma de comunicación más utilizada y con mejores resultados, y esto por dos razones principales: por un lado, la sociedad prehispánica era muy dada a las fiestas, las celebraciones y eventos públicos; y por otro lado era más impactante para los indios ver las representaciones que tratar de entender con la palabra los diferentes pasajes tomados de la Biblia. Con el tiempo dichas representaciones, llamadas autos sacramentales, se hicieron en lengua mexicana, lo que facilitó aún más la evangelización. De hecho, gracias a obras como El juicio final de Fray Andrés de Olmos, pudieron realizarse matrimonios y bautizos masivos. Uno de los rubros más importantes que aportaron los primeros franciscanos en tierras mexicanas fue la educación. Fueron ellos quienes fundaron las primeras y únicas escuelas de enseñanza básica y avanzada para indios. Si la evangelización, incentivada por las representaciones teatrales, causó la administración de los sacramentos de forma masiva, la educación fue una catequización particular, con la visión de que aquellos que eran educados por los religiosos llevasen esos conocimientos a sus comunidades. Además, los elegidos para asistir a estas escuelas eran personas principales entre los indígenas, es decir, la nobleza y los niños. Entre las escuelas franciscanas encontramos de tres tipos: las escuelas de oficios, donde le enseñaban a los hombres en edad productiva un oficio con el cual pudiera sobrevivir; la de niños, donde enseñaban el catecismo, aunque a las niñas también se les enseñaban las labores de casa; y la educación superior para nobles, en la que se daba una instrucción de tipo humanista, donde los egresados sabían manejar a la perfección las lenguas y cultura clásicas grecolatinas, retórica, gramática etc. Del colegio Santa Cruz de Tlatelolco surgieron los grandes cronistas y escritores indígenas, como Fernando de Alva Ixtlixochitl, Hernando de Alvarado Tezozomoc y Antón Muñoz de Chimalpaín. La educación fue un aspecto tan importante que en 1540 se trajo la primera imprenta y se fundó la Universidad de México. De todas las contribuciones que los religiosos hicieron en México, una de las más importantes es el rescate de la civilización prehispánica, pues sin su arduo trabajo se hubiera perdido en su gran mayoría la cultura de los indios. Fray Bernardino de Sahagún, Fray Bartolomé de las Casas, Fray Andrés de Olmos y Fray Toribio Benavente Motolinía son algunos de los franciscanos que se dieron a la tarea de registrar la historia, mitología y costumbres de los antiguos pueblos. Esta obra titánica se realizó con infinidad de personas, entre los que se encontraban informantes, traductores, escribanos, pintores, dibujantes entre otros, que se dieron a la tarea del rescate de esta valiosa cultura, de la que también formamos parte. Debemos destacar también en este rubro la defensa que estos religiosos hicieron de los derechos de los indígenas. No sólo los franciscanos hicieron grandes aportes a la población novohispana y por ende a la cultura en general, ya que los agustinos y dominicos también participaron de manera muy activa en la tarea de evangelización, distribuyéndose los territorios con los franciscanos, pues la empresa de aculturación era demasiado ambiciosa para unos cuantos religiosos. Pero sin duda otra orden religiosa que aportó una gran riqueza cultural fue la Compañía de Jesús. De esta manera, los jesuitas

desde su arribo a Nueva España en 1572 se dedicaron a la fundación de colegios de estudios básicos y superiores, contribuyendo de manera importante a la educación de los novohispanos. Además tuvieron entre sus miembros a destacadas personalidades en el ámbito de la teología y la filosofía, de hecho en los primeros años del virreinato entre los jesuitas sobresalientes podemos nombrar a Eusebio Kino y Antonio Núñez de Miranda.

9.6 Reflexiones finales Occidente sufrió profundas transformaciones en los siglos XV y XVI. Se descubrió un continente completamente nuevo para los europeos. Sus pobladores vivían de un modo distinto, tenían distintas creencias. La vegetación y el clima de ese continente eran diferentes. Durante estos siglos se romperá la unidad religiosa de Europa, como se verá en la siguiente nota técnica. Una parte significativa de los católicos de Europa se separarán de la Iglesia católica siguiendo las enseñanzas de Lutero, monje alemán que había negado aspectos fundamentales de la doctrina. Por otro lado, el arte cambió pues los artistas volvieron a inspirarse en los antiguos cánones de belleza de la Grecia y Roma clásicas, dejando de lado los ideales del Medioevo. También la sociedad y la política sufrieron cambios radicales, pasando del vasallaje feudal a la organización de las ciudades y a las monarquías estables. Finalmente, la filosofía también sufrió cambios, comenzando con el movimiento llamado Humanismo, dejando de lado la filosofía escolástica, e iniciándose lo que se conoce como filosofía moderna. Todos estos cambios trajeron consecuencias muy positivas para la historia de la Humanidad, como lo fue la posibilidad que tuvo la corona española de llevar el Evangelio a los pueblos americanos. Asimismo, se dio una gran proliferación de artistas que dejaron obras maestras que podemos apreciar hasta la actualidad. También en el campo de las ideas el Humanismo permitió una valoración muy profunda de la persona humana que afectó a la literatura, la escultura, la política, etc. Aunque, como se dijo, ello llevó al antropocentrismo, a considerar al hombre como foco del Universo, dejando a Dios de lado. Pero por otra parte, sabemos que en dicho periodo hubo errores, como por ejemplo los abusos que algunos españoles encomenderos llegaron a cometer sobre los indígenas que le eran encomendados; el desequilibrio económico que surgió por la aparición de la plata; el surgimiento de dinastías reinantes opuestas; y la formación de colonias de explotación.

9.0.6 Glosario Aculturación. Procedimiento de transmisión de la cultura española a los naturales, por medio principalmente de la educación básica y superior. Época Novohispana. Denominación que se le da a los siglos de dominación española en el continente americano, que va desde las conquistas de los pueblos indígenas hasta el siglo XIX con la Independencia de América. En México se le denomina al período que va desde 1521 con la toma de Tenochtitlan, hasta 1821, consumación de la Independencia de México. Humanismo. Por una parte se entiende, pues, por Humanismo una categoría historiográfica que designa las corrientes culturales, sobre todo literarias, que durante los siglos XV y XVI dieron origen al Renacimiento en los distintos países europeos. En este sentido algunos identifican Humanismo y Renacimiento. Por otro lado, se hace uso del término Humanismo, con un sentido distinto, para indicar cualquier teoría o doctrina de intención filosófica que intente aclarar la significación del hombre con sus valores dentro del mundo, formulando un ideal en función de ellos. Nueva España. Territorio americano descubierto y conquistado por España que abarcaba desde lo que ahora es Texas, Nuevo México, California y prácticamente hasta Oregón en el actual Estados Unidos, hasta las tierras mayas de Centroamérica.