Que Sucede Cuando Oramos

Capítulo 4 Tema: El poder de la oración. Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17 ¿QUE SUCEDE CUANDO ORAMOS? Cuando oramos

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Capítulo 4 Tema: El poder de la oración. Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17 ¿QUE SUCEDE CUANDO ORAMOS? Cuando oramos se siente realmente la presencia de Dios, esta sublime presencia hace que se sienta una verdadera comunión con Dios, nuestro Padre. Realmente es imposible para nosotros los cristianos enfrentarnos a diferentes situaciones, si no oramos. Al llegar las pruebas, angustias, tribulaciones, dolor, las pérdidas humanas, las enfermedades, si estamos orando y en plena comunión con Dios, nos fortalecemos y logramos vencer en medio de la tribulación. La oración nos da seguridad, nos afirma en nuestra fe, nos da fortaleza, y a través de la oración derribamos fortalezas espirituales del maligno. Tal como lo afirma (Efesios 6). A. Dios nos da la oportunidad de participar en su obra de la Creación. B. Nos metemos al mundo de lo sobrenatural. C. Nos fortalecemos en el SEÑOR.

Dios obra en nosotros Dios obra en nosotros, en los demás y en las circunstancias cuando oramos por ellos. Recuerde a Job. ¿Cuándo lo sanó Dios? ¡Cuando oró por sus amigos! (Job 42:10) Dios nos ayuda a ver las necesidades de los que nos rodean, nos guía hasta aquellos a quienes debemos testificar, nos da el valor que necesitamos, y nos dirige en lo que debemos decir. Orar con fe por la sanidad física y espiritual. El Espíritu Santo nos guía y obra para la salvación de almas. ¿Siente a veces que Dios está lejos y no oye tus oraciones? El remedio es la alabanza. En ella recordamos la bondad, la sabiduría, y el amor de Dios por nosotros. Sentimos más cercana su presencia. Nuestro amor por Él se fortalece y la fe se renueva. La comunicación se abre y el Espíritu Santo nos ayuda a orar con fe. Sigamos la recomendación bíblica de comenzar todas nuestras oraciones con la alabanza (Salmo 100:1–4).

Dios obra en los demás Cuando oramos por las personas con fe y alabamos a Dios por su respuesta como expresión de esa fe, el Espíritu Santo obra en ellas. Hablemos con Dios respecto de la gente antes de hablar con la gente acerca de Dios.

Dios obra en las circunstancias Satanás trata de obstaculizar todo esfuerzo de evangelismo, cada problema es una oportunidad para ver cómo Dios contesta la oración. Él toma circunstancias negativas y las convierte en positivas. Usted se enfrentará con situaciones humanamente imposibles, pero Dios hace lo imposible para el hombre. Ore y alábelo; trabaje confiando en el poder del Espíritu Santo y observe cómo Dios realiza lo imposible.

¿POR QUE DEBEMOS ORAR? Tres zonas generales de necesidad en el evangelismo.

POR Avivamiento ORE

Necesidades Personales

ALABE

Obreros

Avivamiento y evangelismo Los profetas oraron también con toda sinceridad por la restauración espiritual de su nación descarriada. Dios obró en respuesta a sus oraciones para producir un despertar espiritual, el retorno del pueblo de la cautividad, y varias épocas de avivamiento. Un avivamiento es una actuación de Dios en medio de su pueblo para darle vida nueva.

Oración

Avivamiento de la iglesia

Oración

Evangelismo de los perdidos

Oración

Conversion es a cristo

El Espíritu Santo los llena de amor por los perdidos, impulsándolos a orar y trabajar por la salvación de éstos. Oramos por un avivamiento, porque el avivamiento produce más oración y evangelismo, y éstos producen a su vez las conversiones a Cristo. Si deseamos ver más conversiones, debemos comenzar a orar para que Dios avive a la Iglesia. La oración y el avivamiento son todavía parte del esquema de un evangelismo dinámico y eficaz. Algunas iglesias celebran vigilias de oración toda la noche y días de ayuno.

Juan Knox exclamaba en la agonía de su oración intercesora: “Dios mío, dame Escocia. Si no, me muero”. Juan Wesley y los de más predicadores de principios del metodismo se levantaban a las 4:00 a.m. todos los días y pasaban las dos primeras horas del día en oración. ¡No es de sorprenderse que el avivamiento ocurriera y que hubiera muchas conversiones dondequiera que ellos iban!

Necesidades personales En Lucas 15 (100 ovejas y 1 perdida) Jesús insiste en el valor de la persona; en su interés por cada uno en particular. Por esto, no oramos solamente diciendo: “Señor, sana a los enfermos, salva las almas y llena a los creyentes con tu Espíritu”. La respuesta a la oración edifica la fe y a menudo conduce a la salvación.

Obreros ¿Qué nos manda hacer Jesús en Lucas 10:2 a favor de las multitudes perdidas? Y les decía: La mies* a la verdad es mucha, más los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. No solamente debemos orar para que el Señor envíe más obreros, sino que tenemos la responsabilidad de orar por los que ya están trabajando para el Señor. Podemos aprender de Pablo, que no sólo oraba por sus convertidos, sino que les pedía a ellos que oraran por él para que su ministerio fuera eficaz. (2 Tesalonicenses 3:1, 2).

¿CÓMO DEBEMOS ORAR?

Sólo orando podremos aprender realmente a orar con eficacia. He aquí seis reglas para la oración que producen resultados en el evangelismo. 1) Hablar con Dios acerca de todo. 2) Pedir en el nombre de Jesús. 3) Creer en Dios y alabarlo. 4) Ser persistente. 5) Orar a solas y con otros. 6) Dejar que el Espíritu nos ayude.

Hablar con Dios acerca de todo Conversemos con Dios sobre todas las cosas con franqueza y sinceridad. Podemos decirle lo que verdaderamente pensamos o sentimos; no sólo lo que nos parece que El quisiera oír. Confesemos nuestras faltas y pidamos su perdón. No tenemos necesidad de impresionar a Dios o a los demás con un lenguaje especial o palabras bellas en nuestra oración. Lo que a Él le importa es que sintamos lo que decimos en oración. Orar no es echarle pequeños discursos a Dios. Es establecer una conversación de dos vías. Escuchemos su voz mientras esperamos en su presencia, y mantengámonos - sintonizados para oírla en medio de nuestros quehaceres diarios. El desea darnos la respuesta a nuestra oración: la dirección que solicitamos, la fe que necesitamos, el mensaje que hemos de compartir, el poder del Espíritu Santo…

Pedir en el nombre de Jesús ORAR EN EL NOMBRE DE JESÚS

Basados en

las promesas que Él nos ha dado su redención que nos hace hijos de Dios la autoridad que El posee que somos enviados por El a su obra

A menudo usamos la frase en el nombre de Jesús en nuestras oraciones, pero no es una fórmula mágica. Reconocemos con ella que por medio de Jesús nos convertimos en hijos de Dios y adquirimos acceso a cuanto Dios les brinda a sus hijos.

Creer en Dios y alabarlo ¿En qué debemos creer? En las promesas de Dios y en Dios mismo. Él nos ha llamado para que seamos sus socios en el evangelismo y debemos confiar en que hará su parte.

Ser persistentes Persistir es continuar en un curso de acción a pesar de los obstáculos o la oposición. Dios ha prometido algo y sabemos que es su voluntad, perseveremos en nuestra oración por ello. Sabemos que es su voluntad avivar a la Iglesia y salvar a las almas. No debemos desalentarnos si la respuesta no viene de inmediato.

Orar a solas y con otros Jesús, nuestro ejemplo, pasaba mucho tiempo a solas con su Padre en oración, pero también oraba en público y con sus discípulos. Les enseñó a orar juntos y ponerse de acuerdo en aquello que pidiesen. Hay un tremendo potencial en la oración unida, (Mateo 18:19, 20; Hechos 1:14, 15).

Dejar que el Espíritu nos ayude El Espíritu nos ayuda a orar en la medida que se lo permitamos. A veces nos llama la atención a cierta necesidad o trae una persona a nuestra mente con el fin de que oremos por ella. ¿Se ha despertado en medio de la noche con la sensación de que cierta persona tiene una necesidad urgente? Lo más probable es que Dios quería que usted orara por tal persona. El Espíritu le ayudaba a orar. Nuestra cooperación con el Espíritu puede salvarle la vida a alguien o ayudarle a atravesar una crisis espiritual. El Espíritu Santo conoce por completo las necesidades de todos: las nuestras y las de aquellos por quienes oramos en el evangelismo. Él sabe cuáles circunstancias impedirían y cuáles ayudarían a esparcir el Evangelio. Nosotros no sabemos tales cosas. Por ese motivo, necesitamos su ayuda. El viene a llenarnos y orar a través de nosotros - si se lo permitimos - con una intensidad, urgencia y fe que no tenemos en nosotros mismos. El ora eficazmente por nosotros conforme a la voluntad de Dios (Romanos 8:26, 27).