POSITIVISMO

Positivismo El positivismo se opone a la metafísica e intenta seguir los métodos de las ciencias naturales y aplicarlos

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Positivismo El positivismo se opone a la metafísica e intenta seguir los métodos de las ciencias naturales y aplicarlos a las ciencias humanas. El positivismo se fundamenta en el Francis Bacon y Thomas Hobbes, perfeccionando luego en el siglo XVIII, especialmente por Hocke y Hume, en lo que se refiere a sus procedimientos inductivos. Hume mismo señala que los procedimientos inductivos ("método inductivo") no pueden llevar a conocimientos objetivos ("ciertos"). Esto se debe al hecho que, para comprobar las leyes o teorías que se han formulado como procedimientos inductivos se necesita realizar una comprobación de los mismos, es decir, siempre se necesita recurrir a procedimientos reductivos. A partir de Comte (1850) se pueden distinguir tres orientaciones: 1. El pragmatismo, que busca la verdad y la utilidad y está basado en el positivismo filosófico. 2. El operacionismo, que busca investigar los fenómenos sociales a través de indicadores medibles y se basa en el positivismo lógico. 3. El "behaviorismo" que observa el comportamiento visible y está basado en la filosofía analítica. En su forma clásica, a partir del biólogo A. Comte, la filosofía del positivismo busca la explicación causal a través de un modelo orgánico de la sociedad, con una fuerte inclinación hacia el orden y el control de las variables de la investigación. Por lo tanto, su método, casi exclusivo, es el experimental.

El positivismo, consecuentemente, niega la historia como ciencia, por razón de que la historia no se somete a la observación y comprobación directa. Acepta, a priori, la adecuación del pensamiento con la realidad, a la que considera como un "dato", sin percibir, consecuentemente, el valor estructurante de la teoría (que va más allá del dato empírico). El positivismo busca la precisión en las observaciones de los hechos sociales por separado y, por consiguiente, rechaza todo concepto universal. Por lo tanto, resulta difícil estudiar los procesos en la sociedad global y por su carácter a-histórico está imposibilitado de dar los elementos para la interpretación de los cambios sociales. Por el empleo del modelo orgánico, el positivismo proporciona elementos teóricos que explican los procesos sociales como sistemas, en los que ocurren desequilibrios. Resulta difícil encontrar, dentro de un modelo orgánico, los elementos teóricos que explican los cambios estructurales. Esta inclinación tiene sus consecuencias para los enfoques y los métodos basados en el positivismo. Por otra parte, el positivismo tiene elementos subjetivos en la selección arbitraria de las experiencias que estudia y, más aún, en los intentos de explicación de las relaciones de esas nociones elementales (atomísticas) con la sociedad global. El neopositivismo está representado por el neopositivismo filosófico de Russell y Wittgenstein y el Círculo de Viena y por el neopositivismo sociológico de Lundberg y posteriormente Lazarsfeld, Guttmann, Blalock, Boudon y otros. Además tiene fuerte influencia en el racionalismo crítico de Popper y Albert, entre otros.

En general, el neopositivismo presenta las siguientes características: 1. Sigue el modelo de las ciencias naturales. 2. Se inscribe en el operacionismo y en el cuantitativismo, lo cual se pone de manifiesto en el auge y perfeccionamiento de los procedimientos

estadísticos,

especialmente

los

cálculos

de

probabilidad. 3. Las investigaciones tienen un marcado elementarismo o atomismo (opuesto al "holismo"). 4. Pretende la objetividad o sea, una ciencia Iibre de valoraciones. 5. Si bien deja de lado la aplicación estricta de los criterios de las ciencias físicas, el "fisicalismo" (que caracteriza al positivismo clásico), considera que el procedimiento lógico de la explicación causal debe ser el mismo en todas las ciencias. 6. Las concepciones evolucionistas (y organicistas) dejan de tener la importancia que se les asignaba en el positivismo clásico. Las críticas al positivismo y neopositivismo son muy variadas. Algunas se mencionan en el apartado sobre objetividad en las ciencias sociales. Bourdieu (1978, p. 19) señala lo siguiente: el positivismo efectúa sólo una caricatura del método de las ciencias exactas, sin acceder ipso facto a una epistemología exacta de las ciencias del hombre. De hecho, el carácter subjetivo de los hechos sociales y su irreductibilidad a los métodos rigurosos de la ciencia, conforma una constante en la historia de las ideas que la crítica del positivismo mecanicista sólo reafirma (Bourdieu p. 19). Otra crítica es formulada por Kon (p.72): Como la tarea de la ciencia se reduce a un análisis de las "manifestaciones", que siempre están en un sólo plano, desaparece así el problema del deslinde entre lo casual y lo necesario, el fenómeno y la esencia, los procesos profundos y los

superficiales, etc., reduciendo la tarea de la sociología a una simple descripción del fenómeno. En el marco de este estudio se puede agregar que el positivismo implica una marcada separación entre el sujeto (investigador) y el objeto (la realidad investigada, inclusive las personas investigadas). Por otra parte, la filosofía del positivismo induce al mantenimiento del status y a la monopolización del conocimiento por parte de una élite intelectual, mayormente al servicio de la clase dominante. Mansilla (p. 80) dice: "Comte se interesaba por la investigación de los hechos en lugar de ilusiones trascendentes, por la certeza en lugar de la duda, por la organización en lugar de la negación y la destrucción. La teoría de Comte fue una apología ideológica de la sociedad burguesa. Aparte de ello, llevaba el germen para la justificación de un sistema autoritario. El irracionalismo que contenía y que caracterizó la posterior ideología autoritaria, inició el ocaso del liberalismo". La ideología influye en la metodología de la investigación social, como podemos demostrar en el ejemplo del individualismo (que está fuertemente representando en muchas teorías del aprendizaje). Por ejemplo, el individualismo filosófico de René Descartes, el individualismo político de John Locke, el individualismo pedagógico de Jean Jacques Rousseau, el individualismo económico de Adam Smith. Esta influencia se refleja todavía en la preponderancia del empleo del método de la encuesta a través de un cuestionario. El empleo de este método (sobre todo en combinación con esa técnica) tiene como una de sus características más sobresalientes: la investigación de una realidad social por medio de la obtención de información verbal de sujetos, a quienes se

les trata como individuos fuera de su contexto social y de su realidad histórica. El positivismo ha impulsado fuertemente el empirismo en la investigación social. El empirismo se caracteriza por el individualismo, la atomización de la sociedad y la incapacidad de captar las estructuras sociales, inclusive la explicación de los cambios sociales por la falta de perspectiva histórica; Lowy (1979, pp. 17 y 18), lanza la siguiente crítica al positivismo que, en lo que se refiere a la investigación social, se comparte en este estudio. El error fundamental del positivismo es pues la incomprensión de la especificidad metodológica de las ciencias sociales en relación a las ciencias naturales, especificidad cuyas causas principales son: 1. El carácter histórico de los fenómenos sociales, transitorios, perecederos, susceptibles de ser transformados por la acción de los hombres. 2. La identidad parcial entre el sujeto y el objeto del conocimiento. 3. El hecho de que en los problemas sociales están en juego las miras antagónicas de las diferentes clases sociales. 4. Las implicaciones político-ideológicas de la teoría social: el conocimiento de la verdad puede tener consecuencias directas sobre la lucha de clases. La pretensión de muchos sociólogos empiristas de abstenerse de juicios sobre la realidad social no solamente ha dado las pautas para investigaciones descriptivas con métodos parecidos a los empleados en las ciencias naturales. También ha impulsado trabajos que refuerzan el statu quo. Sin embargo, no se puede negar gran precisión en los datos cuantitativos.

El significado subjetivo de la dialéctica se refiere a la relación tensa entre el sujeto humano y la realidad objetiva (Bertels, p. 17). Los neo-marxistas buscan la relación entre la objetividad y las experiencias subjetivas, como se puede percibir en los nuevos estudios de la alienación, en el sentido de experiencia humana, en los trabajos de Marcuse, Kolakowski y parcialmente también en el romanticismo de Bloch. La misma diferencia metodológica se puede percibir entre los existencialistas (experiencia) y los analíticos (ej. Wittgenstein y sus reglas lógicas). Es evidente que en la filosofía de las ciencias se encuentra una gran variedad de enfoques. Retomamos el ejemplo del positivismo, siendo éste actualmente la tendencia central en la investigación social, que se opone al método fenomenológico. Se le puede ilustrar a través de un representante del positivismo estricto, como Mario Bunge, quien expresa en toda su obra una fuerte preferencia por el método experimental: "El método científico, aplicado a la comprobación de afirmaciones informativas, se reduce al método experimental" (Bunge, 1977, p. 52). Y por otro lado, Bunge hace muy duras críticas a otras corrientes: "piénsese, por ejemplo, en una filosofía oscurantista tal como el existencialismo, enemigo de la ciencia lógica y de la ciencia... O tómese la fenomenología y la filosofía lingüística de Oxford (nota: Bunge se refiere probablemente a Alfred Aver, Language, Truth and Logic y a Gilbert Ryle, ambos de Oxford, porque los más conocidos de esta corriente: Moore,

Russell y Wittgenstein, son de Cambridge, y Chomsky, del Massachusetts Institute of Technology o se equivoca si es que quería abarcar a Chomsky. A. D.S.) oscura la primera y trivial la segunda pero igualmente desinteresadas de la ciencia y carentes del equipo lógico y metodológico necesario para analizarla: está claro que estas filosofías al ser ignorantes de la ciencia empirista, tal como el positivismo, promoverán la recolección de datos y el entusiasmo por la exactitud, facilitando así el nacimiento de la ciencia" (Bunge, 1972, p. 284 ¡¡¡Sic!!! La miopía del positivismo).