Oligarquia Argentina - Ciencias Sociales

ARGENTINA LA REPÚBLICA CONSERVADORA (1880 – 1930) ALUMNAS:  IÑIGUEZ ALDANA CAROLINA.  LÓPEZ IVANA ANALÍA. PROFESOR: AG

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ARGENTINA LA REPÚBLICA CONSERVADORA (1880 – 1930) ALUMNAS:  IÑIGUEZ ALDANA CAROLINA.  LÓPEZ IVANA ANALÍA. PROFESOR: AGUSTÍN FIGUEROA.

MATERIA: CIENCIAS SOCIALES – HISTORIA.

INSTITUTO: VITTORINO CHIZZOLINI

AÑO: 2012

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INDICE

 CAPITULO I ORIGEN DE LA OLIGARQUÍA

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OLIGARQUÍA CONSERVADORA EN ARGENTINA

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GOBIERNO DE ROCA (1880-1886)

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LA FORMACIÓN DEL PAÍS

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 CAPITULO II LA INMIGRACIÓN

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CONDICIONES DE VIDA DE LOS INMIGRANTES

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INTEGRACIÓN DE LOS INMIGRANTES Y REPRESIÓN

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 BIBLIOGRAFÍA

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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo monográfico está orientado a desarrollar, con coherencia, el tema “Oligarquía Conservadora en Argentina” con el fin de lograr, con esta investigación, un enriquecimiento sobre la historia de nuestro país. La inmigración transformó a nuestro país debido a la superpoblación y a los cambios en Europa donde miles de personas escaparon de los problemas económicos y políticos que atravesaban sus países, y formaron diferentes grupos que se distribuyeron por toda Argentina. También podemos ver como se fueron integrando y la represiones que sufrieron durante el gobierno de Roca. Los siguientes temas están divididos en dos capítulos, que al comenzar el trabajo, se encuentran detallados en el índice.

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CAPITULO I ORIGEN DE LA OLIGARQUÍA Basándose en un concepto general, podemos decir que Oligarquía es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de un grupo minoritario de personas pertenecientes a una misma clase social, generalmente con gran poder e influencia que dirige y controla una colectividad o institución. Los oligarcas, dueños de propiedades, tierras o de grandes acumulaciones de dinero, son poseedores de fuerza en la dirección política gracias a sus fuertes influencias económicas. Estrictamente, oligarquía

la

surge

cuando la sucesión de

un

sistema

aristocrático perpetúe

se por

transferencia sanguínea o mítica, sin

que

las

cualidades éticas y de dirección de los mejores

surjan

como

mérito

reconocido por la comunidad, siendo ésta muy cercana a las definiciones de “monarquía” y “nobleza”.

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OLIGARQUÍA CONSERVADORA EN ARGENTINA Las palabras “Oligarquía conservadora” utilizadas desde 1880 para describir la clase social y política reinante en ese entonces en nuestro país tiene, desde sus comienzos, tantos conceptos como autores se dedican a desarrollar el tema. Citando a Natalio R. Botana quien entre sus aportes enseña que en la Argentina el fenómeno oligárquico ha sido analizado desde tres puntos de vista, los cuales son: a- Es una clase social determinada por su capacidad de control económico. b- Es un grupo político, en su origen representativo, corrompido por motivos diversos. c- Es una clase gobernante perteneciente a un extracto político superior integrado por un solo tipo de “hombre político”: el notable. Si bien el origen del poder oligárquico en lo político puede fecharse en 1880 con la presidencia de Julio Argentino Roca, sus verdaderos inicios pueden ubicarse entre el comienzo de la formación de la República Argentina como nación y el final del período colonial. Aunque, sin embargo, exactamente en el momento del reparto de tierras a través de la Ley de Enfiteusis (cuyo espíritu era lograr una distribución justa y equitativa de la tierra para evitar que fuese acaparada por los grandes propietarios, quienes disponían de los medios para adquirirlas. También proponía favorecer la inmigración otorgando tierras a los extranjeros a cambio de un canon para que pudieran dedicarse a producir, en lugar de adquirir solo un pedazo de tierra) promulgada por Bernardino Rivadavia y en la cual esta clase social comienza a adquirir poder económico.

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GOBIERNO DE ROCA (1880 – 1886) “Paz y Progreso” era su lema, con el cual comienza una etapa de estabilidad política, constitucional y de prosperidad económica, pues era necesario cuanto antes un orden interno para conseguir el crecimiento económico del país. Argentina, para él, debía ser un país rico, moderno y su capital ser comparable a las grandes capitales europeas. El nuevo régimen político obedecía ideas Alberdianas, las cuales eran: conseguir un país donde sus habitantes tengan todo tipo de libertades civiles, como la de comprar, vender, estudiar, etc. Pero excluidos del sector político, el cual quedaría reservado solo para gente más culta y capacitada para gobernar. Estos hombres, encargados de conducir al país tanto política como económicamente, pertenecían en su mayoría a una elite de tradición, unas 400 familias terratenientes criollos, con culturas y vidas sociales similares y con gran poder económico vinculados según sus intereses comunes respecto a la exportación y comercio exterior de los productos que ellos producían. Se los llamó también “La Generación del „80” y se consideraban los padres de la Patria o Patricios. El partido político de esta elite se conocía como el PAN (Partido Autonomistas Nacional) que, en realidad, no era un partido sino más bien un grupo de hombres con poder económico que respondían a una persona con características de líder (ya sea por su carácter o por su poder). En sus años de gobierno, el PAN articuló sus relaciones políticas entre presidente, diputados, senadores y gobernadores provinciales consolidando su poder único en todo el país. Un diputado podría ser más tarde senador, un senador ser gobernador y a su vez este gobernador seria diputado, cambiando solamente sus bancas. Estos usaron todo tipo de armas a su alcance para controlar el poder y dominar al pueblo, a través de sobornos, regalos, etc. Aprovechando además, que los habitantes no se encontraran organizados como para crear una fuerte oposición. En la práctica política había elecciones, pero mediante el fraude electoral y el voto cantado se obligaba por medio de matones a votar al candidato elegido por la elite. A este tipo de 6

gobiernos se los llamó “electores” y se conoce a esta época como la Oligarquía o Conservadora, definiendo a esta última por su poder político. Este sistema de elección pudo mantenerse hasta la primera crisis económica de 1890 donde, el pueblo ya más culto y organizado comenzó a cuestionar este tipo de prácticas fraudulentas exigiendo leyes que democraticen el régimen político.

LA FORMACIÓN DEL PAÍS Para el crecimiento del país era necesario que se integre cuanto antes al mercado internacional como productor de materia prima. Las fábricas de las grandes potencias mundiales necesitaban material, tales como cuerno, lana, sebo, carnes y cereales, siendo Argentina capaz de producir todo, pero para ello hacia falta capital, tecnología y mano de obra. Comienza así a implementarse un plan de crecimiento basado en un Modelo Agroexportador, en donde, la Pampa Húmeda convenientemente explotada podría cubrir las expectativas de un futuro próspero para Argentina. Inglaterra apuntó su capital confiado en la imagen favorable que Argentina mostraba al exterior, además, su capital estaría protegido, asegurando así grandes beneficios. Parte de este capital se destinó a la promoción de créditos para la compra de tierras a bajo costo y con grandes facilidades. Se ofertaron más de 30 millones de hectáreas conquistadas en la Campaña del Desierto, aunque parte de ellas ya estaban distribuidas entre los mismos patrocinadores de la conquista. En Europa, mientras tanto, la gente también deseaba buscar oportunidades fuera de su país, los pasajes en barco habían bajado gracias al avance tecnológico, además, Argentina subvencionaba parte o la totalidad del costo del mismo.

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Se incentivó la agricultura y se crearon los medios necesarios para llegar a zonas inhóspitas y a su vez se facilitaba la evacuación de los cereales en tiempo de cosecha. Se construyeron puentes, caminos, puertos, ferrocarriles, telégrafos, teléfonos, depósitos, silos, etc. En la década de 1880 las inversiones extranjeras aumentaron diez veces con respecto a la década anterior, fundamentalmente capitales ingleses. La red ferroviaria pasó de 2500 km. en 1880 a 9000 km. en 1890. Las compañías ferroviarias obtenían grandes ganancias y prácticamente no eran controladas por el Estado, que a su vez, aseguraba beneficios mínimos (se les regalaba 1km de territorio a cada lado de la vía del tren). Fue un periodo conocido como “La Manía Ferroviaria”, por la gran cantidad de concesiones entregadas por el gobierno. Hubo una gran concentración de vías en la zona pampeana, zona fértil y próspera para la agricultura, donde se sacaba de inmediato los productos cosechados hasta su destino final en el puerto. De 100.000 hectáreas sembradas en 1875 se pasó a 800.000 hectáreas en 1885, se aumentó ocho veces las zonas sembradas, la mayor parte en Santa Fe que llegó a ser “El granero del País”. Las exportaciones de trigo aumentaron de 1.100 toneladas a 327.000, lo mismo para el maíz que de 15.000 en 1880 se pasó a 700.000. Paralelamente existió un crecimiento en la ganadería, particularmente en Buenos Aires donde, el número de cabezas se duplicó en solo 7 años. Se consiguieron además mejores carnes, aptas para la exigencia europea. El ganado tradicional (huesudo, flaco y de carne dura) se cruzó con razas como la “Shorthon y Heresford”. Se cultivaron además, campos con cultivo forrajeo (alfalfa) lo que introdujo cuidados y cambios en la cría del ganado, no obstante seguía habiendo un 78% de ganado criollo o salvaje; mientras que el ganado ovino de raza Merino fue eliminado y reemplazado por el Lincoln, por su mejor carne y cantidad de lana y su cría se desplazó hacía la Patagonia.

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CAPITULO II LA INMIGRACIÓN

La teoría civilizadora que iría a transformar profundamente nuestro país se formuló en un contexto de superpoblación

y

cambios

en

Europa, para quienes, la emigración fue una válvula de escape a muchos problemas locales. El auge de la navegación de vapor permitió un traslado

transoceánico

rápido

y

barato, al punto que solía ser más caro el pasaje desde las aldeas a los puertos de salida, que de éstos hasta América. Proliferaban voceros

compañías

recorrían

procurando

los

convencer

cuyos campos a

sus

pobladores de que probasen la tentadora emigración. Agentes consulares y comerciales contribuyeron, ofreciendo incluso pasajes gratuitos. Hubo episodios de explotación del emigrante, cuya estada en los puertos fue aprovechada por avisados traficantes para esquilmarlos, también se dieron casos de engaño en que se mentía el destino del emigrante y se lo llevaba a lugares donde las condiciones de trabajo eran abusivas. Por fin, hacinados en la tercera clase de buques, separadas las mujeres de los hombres, los europeos enfrentaban el océano y la incertidumbre. En nuestro país, Buenos Aires fue la puerta de entrada, una pequeña ciudad al comienzo pero que, entre 1869 y 1914, duplicó su población. 9

Cuatro millones de personas desembarcaron en sus playas, en un proceso que adquirió su máxima intensidad entre 1881 y 1930. En 1895, de cada 100 habitantes, 72 eran extranjeros de distintas procedencias, pero con un 43% de italianos y un 3300 de españoles. El criollaje vio invadido su escenario, esa gringada, que se pensó iría a poblar el desierto, se concentró en la urbe y cubrió todos los puestos de trabajo. En 1910, los europeos eran dos millones y medio, sobre una población total de seis millones y medio de habitantes. La crisis de 1929 frenó ese empuje, comenzaron a aparecer políticas discriminatorias y se acabó la inmigración espontánea. Sólo se permitía la llegada de familiares de los ya radicados, con pasajes de llamada. Desde 1938, se combatió la inmigración clandestina y sólo se admitió la selectiva. El flujo poblacional se reanudará, en medida mucho más modesta, al fin de la Segunda Guerra Mundial entre 1945 y 1950. Fueron grupos muy distintos de los arribados en el linde de los dos siglos y pocos permanecerían entre nosotros, muchos de ellos volverían a Europa o probarían otros destinos migratorios. El saldo resultó negativo ya que Buenos Aires lo contribuyeron diversos factores, por ejemplo: la dificultad de los agricultores inmigrantes para acceder a la tierra. En el Litoral (Santa Fe, Entre Ríos y, en menor medida, Corrientes) desde mediados del siglo anterior se verían instalando colonias de los más diversos orígenes étnicos: judíos, suizos, franceses, alemanes, eslavos y los omnipresentes españoles e italianos. Todos estos darían origen a lo que se llamó “Pampa Gringa” o “Pampa sin gaucho”. Los estancieros locales aceptaron con beneplácito la presencia de los chacareros en la medida que les permitía valorizar tierras de productividad dudosa, en muchos casos en zonas de frontera amenazadas por los indios, y se constituían en clientela para comerciantes dinamizando la región. Los terratenientes porteños y bonaerenses, en cambio, impulsaron en forma más tardía el régimen de arrendamientos y el alquiler precario de las tierras, en un ciclo que concluía con el alfalfado de los campos para provecho del ganado; el cual se hallaba altamente valorizado en función del progreso de la industria frigorífica. Los inmigrantes europeos recién llegados que no tuvieron posibilidades de trabajar en los campos debieron emplearse como trabajadores asalariados en la ciudad y pasaron a formar 10

parte de esta clase obrera urbana y así fue como se fue conformando aceleradamente un sector

obrero

numeroso

y

concentrado

compuesto

por

argentinos

nativos

y

mayoritariamente, por trabajadores de origen europeo. Sin embargo otro fue el presente de aquel entonces para aquellos inmigrantes que arribaron al país con algunos recursos económicos o que ya desempeñaban un oficio en su tierra de origen logrando establecerse con un pequeño comercio o taller y trabajando por cuenta propio como zapateros, sastres, ebanistas o relojeros, por ejemplo, y formando parte de los sectores medios urbanos. Con el tiempo muchos hijos de los inmigrantes obreros lograrían ascender socialmente por medio de una carrera profesional o un cargo en la administración pública. Esta cercanía entre los sectores medio y obrero, favorecidos por la pertenencia a una comunidad de origen, lengua natal, cultura, barrio y la movilidad social que existía entre estas dos posiciones permitió designar a esta franja de la sociedad como sectores populares urbanos. Posteriormente, con el torrente inmigratorio concentrado en Buenos Aires comenzaron a generarse problemas habitacionales, debido a que la ciudad no estaba preparada para recibir a tantas personas en tan corto lapso. El Hotel de Inmigrantes en el cual se hospedaban solo era un lugar de estancia transitoria, luego de permanecer allí unos días, los inmigrantes debían salir y hallar un lugar para vivir y lo conseguían, en grandes casas donde compartían el baño y hasta el comedor, estos lugares eran también conocidos como “conventillos”. Durante los últimos años la sociedad argentina recibió dos tipos de inmigrantes muy diferenciados. En primer lugar aquellos provenientes de países latinoamericanos (Bolivia, Perú y Paraguay) en su mayoría jóvenes que llegan a nuestro país con la expectativa de encontrar trabajo y a veces también estudiar y tienen el claro objetivo de poder enviar ayuda económica a sus familias y organizar su vida cotidiana con una mayor estabilidad que la que tenían en su país de origen.

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Otra corriente migratoria muy importante es la proveniente de los países de Europa del Este, que se originó a partir de la crisis política y económica de la Unión Soviética que desorganizó el bloque de países liderados por ese país, estos generalmente son familias que tienen como objetivo establecerse definitivamente en el país. Principales grupos étnicos: Italianos: Estos conformaron el grupo más numeroso (por su número, sus industrias, sus comercios, sus capitales y sus profesionales) y ocupaban un lugar prominente en la vida económica y social de la ciudad de Buenos Aires. También era muy importante este grupo en Santa Fe y Rosario. Hasta 1894 vinieron fundamentalmente del norte de Italia y luego en su mayoría del sur.

Españoles: Siguen en importancia a los italianos, este grupo llega más tardíamente pero es muy numeroso. Los españoles tienen ingresos superiores a los italianos. Vinieron fundamentalmente de Galicia, Asturias, El País Vasco, Cataluña y Castilla.

Ingleses, franceses, alemanes o suizos: Numéricamente, la más débil, pero desempeñó un importante papel económico. Tuvieron generalmente calificación profesional, cierto grado de instrucción, y medios capitales que invirtieron en el campo y la industria.

Rusos, sirios, libaneses y armenios: Se distinguen de los otros grupos por su ingreso tardío y por las diferencias de lenguas (árabe, ruso) y de religión (judía, musulmana, ortodoxa) y sus costumbres

LAS CONDICIONES DE VIDA DE LOS INMIGRANTES Dado que sus expectativas de acceder a la propiedad de la tierra se vieron frustradas por su inexistencia, la mayoría de los inmigrantes terminaron estableciéndose en las grandes ciudades como Buenos Aires, Córdoba o Rosario, en las cuales existía la posibilidad de encontrar trabajo en los puertos, en la construcción de edificios y desagües, o en algunos de los talleres industriales que comenzaron a establecerse a fines del siglo XIX. En 1914, el 50% de la población de la ciudad capital del país era extranjero. Las condiciones de de los inmigrantes eran muy malas.

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Las ciudades no contaban con la infraestructura suficiente como para albergar a tanta gente, y ésta terminó habitando en antiguas mansiones abandonadas por la epidemia de fiebre amarilla de 1874, convirtiéndolas en conventillos en los que se hacinaban varias familias por cuarto. INTEGRACIÓN DE LOS INMIGRANTES Y REPRESIÓN Argentina desplegó un poderoso esfuerzo gubernamental para lograr la homogeneización cultural de los inmigrantes al instrumentar política de educación e inserción basada en la obligatoriedad de la enseñanza primaria a partir de 1884. La integración política, en tanto, fue reducida, hacía 1900 solo el 4% de los adultos de origen extranjero se encontraban en condiciones de votar. Al desinterés del Estado Argentino en nacionalizar a los recién llegados se sumaba la indiferencia de éstos para hacerlo, pues muchos conservaban la idea de volver a su país de origen luego de ahorrar lo suficiente. En 1902, durante el segundo mandato de Julio Argentino Roca, el Congreso sancionó la Ley de Residencia que le otorgaba al Poder Ejecutivo la facultad de expulsar extranjeros acusados de delitos comunes o actividades sediciosas. De este modo, el gobierno respondía a la creciente sindicalización y organización política de los trabajadores, donde los inmigrantes desempeñaban un papel importante. El movimiento obrero mantuvo una actitud contraria a la Ley de Residencia, ley que fue el factor detonante de la primera huelga general, aunque a pesar de ello, fue sancionada el 23 de noviembre de 1902 con el número de Ley 4144. Pese a la ruptura entre anarquistas y socialistas, quienes fundaron la Unión General de Trabajadores (UGT), el movimiento tuvo amplio acatamiento y representó una grave derrota política para el gobierno de Roca que tuvo que aplicar con dureza la legislación. Numerosos integrantes e hijos de inmigrantes dieron apoyo al Partido Socialista fundado en 1896. En 1904, el barrio italiano de La Boca eligió a Alfredo Lorenzo Palacios como primer diputado socialista de América, mientras que gran cantidad de inmigrantes y sus 13

descendientes dieron también apoyo al fracasado alzamiento cívico-militar de 1905 organizado por la Unión Cívica Radical. En 1907, debido a las pésimas condiciones de vivienda en que se encontraban los inmigrantes y sus familias, en un tipo de vivienda precaria (conventillo), los extranjeros fueron protagonistas de una histórica huelga de inquilinos que obligó a los propietarios a moderar los abusos e impulsó la acción de cooperativas de vivienda como “El Hogar Obrero” de inspiración socialista. En 1912, los inmigrantes y descendientes se vieron nuevamente desempeñando un rol activo en la organización y apoyo a la gran huelga agraria conocida como el Grito de Alcorta, rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales que sacudió el sur de la provincia de Santa Fe que luego se extendería por toda la región pampeana, con centro en la ciudad de Alcorta, y que marcó la irrupción de los chacareros en la política nacional del siglo XX, dando origen a su organización gremial representativa, la Federación Agraria Argentina. Cuando la Ley Sáenz Peña estableció el sufragio obligatorio y secreto, muchos descendientes de inmigrantes apoyaron con su voto a Hipólito Yrigoyen y contribuyeron a que se convirtiera en el primer presidente argentino elegido en elecciones con participación masiva. El cariz urbano y obrero de la Argentina de los inmigrantes sería uno de los motores de la oposición

política,

sindical

y

social,

entre oligarquía y populismo en sentido positivo.

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crucial

durante

el siglo

XX,

CONCLUSIÓN En este trabajo que trata sobre la oligarquía conservadora en Argentina se pueden ver las transformaciones en las dimensiones políticas, económicas y sociales. También, en este periodo, se incorporan los aportes inmigratorios Europeos y el fortalecimiento del Estado donde sirvieron para que nuestro país crezca a nivel de población, pero también, desfavoreciendo a las personas nacidas en el país, quienes, no conseguían trabajo al estar todo tomado por los inmigrantes.

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BIBLIOGRAFIA 1. Wikipedia, La Enciclopedia Libre, “Oligarquía”. 2. Wikipedia, La Enciclopedia Libre, “Oligarquía Conservadora en Argentina”. 3. Portal Sedna, Capítulo VII, “La Oligarquía y la Formación del País – Gob. De Roca”. 4. Portal Sedna, “La Inmigración Europea en Argentina en el Siglo XIX”. 5. Monografias.com, “Historia Argentina”. 6. Wikipedia, La Enciclopedia Libre, “La Inmigración en Argentina”.

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