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PRIMERA PARTE Capítulo 1 Andrea, protagonista de la historia, llega por la noche a la estación de Francia, en Barcelona,

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PRIMERA PARTE Capítulo 1 Andrea, protagonista de la historia, llega por la noche a la estación de Francia, en Barcelona, pensándose que eso serían todo lujos y buena vida, pero la realidad fue todo lo contrario. Al llegar a la casa de sus parientes en la calle Aribau, Andrea se encontró con una zona pobre, con una casa que nada se parecía a lo que ella imaginaba. Su abuela primeramente no la reconoció, la casa estaba llena de gente, toda desordenada y sucia, con un calor sofocante que parecía que el aire estuviera estancado y podrido, casi sin luz y sin agua caliente. A Andrea le asignaron una habitación que era el salón de la casa, el cual contenía un piano con las teclas al descubierto, un escritorio chino, unos sillones destripados, una simple bombilla para iluminar toda la habitación… Esa noche Andrea la pasó con mucho miedo. Capítulo 2 Al día siguiente Andrea, solo despertarse escuchó el tintineo de un tranvía, lo que le hizo recordar su infancia en aquella ciudad. Ella recordaba una Barcelona llena de ruidos y bullicios, con grandes tiendas iluminadas, con aceras anchas y gente tomando refrescos en los cafés; todo lo contrario a lo que se había convertido ahora. Al abrir los ojos Andrea se encontró con un cuadro de sus abuelos de cuando ellos eran jóvenes y habían llegado hacía 50 años a Barcelona. Al llegar a esa gran ciudad sus abuelos estrenaron un piso, ese en el cual ella estaba ahora en la calle Aribau. Sus abuelos llegaron a Barcelona con el objetivo de descansar, de tener un trabajo seguro y metódico, todo lo contrario a Andrea. Ella había venido para estudiar y acabar de formarse. Andrea pasó allí las temporadas más excitantes de su vida infantil. Todos los tíos le compraban golosinas y le premiaban las picardías que hacía a los otros. Tres años después de la muerte de su abuelo, la familia decidió quedarse solo con la mitad del piso, a consecuencia de eso viene que todo lo tuvieran amontonado en la parte de la casa que ahora habitaban. Al salir Andrea de su habitación, se encontró con un recibidor hacia el que convergían casi todas las habitaciones de la casa. El cuarto de su tía Angustias comunicaba con el comedor y tenía un balcón a la calle. Andrea se paró asombrada a mirar la habitación porque al contrario del resto de la casa esa habitación aparecía limpia y en orden. Su tía volvió la cabeza, estuvieron un rato calladas y al fin, Andrea inició una sonrisa amistosa. Angustias le dijo que se sentara con ella, y para empezar le puso al corriente de cual sería su nueva situación. Andrea había llegado a Barcelona, una ciudad que después de la guerra había quedado en un completo infierno, entonces le dijo que para cualquier cosa que quisiera hacer le tendría que pedir permiso a ella. A Andrea esto le desconcertó. Seguidamente Angustias le advirtió de que su tío Juan se había casado con una mujer, Gloria, que no le convenía y que por tanto no quería que Andrea se hiciese amiga de ella porque esto le causaría un gran disgusto. Al finalizar todo este discurso, Andrea se dio cuenta de que su tía tenía los dientes de un color sucio, lo que le hizo a Andrea marchar corriendo hacia el comedor. Allí se encontró ya con más gente, entre todos estaba Gloria que saludó a Andrea sonriente. Román, otro tío, estaba engrasando una pistola al otro lado de la mesa y al ver a Andrea

fue rápidamente a abrazarla muy cariñosamente. Román le enseñó a Andrea su perro, que se llamaba Trueno. Además en honor suyo sacó a un loro de la jaula, el loro murmuraba palabrotas para sí, lo que hizo que Román se riera. De pronto Román tuvo un cambio brusco que desconcertó a Andrea y soltó: – Pero ¿has visto qué estúpida esa mujer? ¿Has visto cómo me mira “ésa”? Se refería a Gloria, que toda nerviosa, gritó: – No te miró para nada, chico. A lo que Román todavía más nervioso le dijo que como tenía la desvergüenza de hablarle esa basura. Andrea miró hacia la puerta y allí, estaba su tío Juan que gritó: – ¡Me estás provocando, Román! Juan se acercó con cara contraída a Román y empezaron una fuerte discusión en la que se entrometió Gloria que acabó discutiendo con Juan y llorando. Al llegar a ese punto, Román se empezó a reír, y volviéndose para Andrea le dijo que no se preocupara que eso pasaba allí todos los días. Al irse Román de la habitación topó con la abuelita que volvía de la misa y con tía Angustias que venía para pedir silencio. Entonces Juan empezó a calmarse. La criada entró para poner la mesa para el desayuno, y extendiendo el estropeado mantel y empezando a colocar las tazas, cerró de aquella manera la discusión. Capítulo 3 Al volver al piso de vuelta de la calle tía Angustias preguntó a Andrea si había disfrutado. Mientras le hizo la pregunta le clavó la mano derecha en el hombro y la atrajo hacia ella. Con gran frecuencia Angustias le dirigía diminutos tiernos y palabras dulzonas que le daban la sensación de que algo no iba bien e iba torcido. Andrea estaba un poco desconcertada con la actitud de su tía porqué a veces si Andrea estaba contenta y se interesaba por conversaciones de otros ella estaba pendiente, mostrando su autoridad sobre ella, y en cambio, si Andrea estaba triste o asustada ella parecía disfrutar. Otras veces, Andrea sentía vergüenza ajena al salir a la calle con ella. Angustias se ponía un fieltro marrón adornado por una pluma de gallo y a Andrea la obligaba a ponerse un viejo sombrero azul, y seguidamente, cogidas de la mano se recorrían las calles que, a Andrea cada vez le parecían menos brillantes y fascinadoras de cómo ella las había imaginado. Si alguna vez Andrea se llegaba a olvidar de que iba con su tía era por pocos minutos, pues Angustias ya estaba preparada para decirle cada dos por tres que no mirara así a la gente y que no volviera la cabeza hacia la gente. A la hora de la cena, Román se daba cuenta de que Andrea no estaba muy alegre después del paseo y eso ya daba pie a una nueva discusión en la que finalmente se metía por medio Juan apoyando los argumentos de Román. Cuando pasaba algo así Gloria salía de su placidez y toda nerviosa empezaba a gritar a Juan que si era capaz de hablar con Román que no le hablara a ella. Una vez más, finalmente se acababan peleando Juan y Gloria mientras Román, disfrutando, preparaba comida para el loro y se terminaba su cena sin preocuparse por ninguno de la familia. Seguidamente Gloria apartaba la silla de la mesa y por detrás de Juan, sonreía a Andrea llevándose un dedo índice a la sien. Román después de acabar su tarea se fue, y al llegar a la puerta antes de salir le dijo a Juan: – Hasta la imbécil de tu mujer se burla ya de ti, Juan; ten cuidado…

Y se fue. La respuesta por parte de Juan no se hizo esperar y todo y que Román ya se había ido Juan empezaba a decir un seguido de insultos dirigidos a Román. En es momento Gloria cogió en brazos a su niño y se fue para su cuarto a dormirle cuando le dijo a Andrea si se quería venir con ella, a lo que bajo la mirada de su tía Angustias respondió que sí. Al llegaron a la habitación Gloria se sentó en el borde de la cama con el niño en las rodillas. Cuando el niño de durmió, lo puso en la cuna y empezó a hablar. Lo que le gustaba a Andrea de ella es que nunca hacía falta contestarle a las preguntas porqué ella seguía hablando. Le preguntó a Andrea que qué opinaba de ella, que si creía que era hermosa, buena… La simpatía que Andrea tenía por Gloria cree que empezó a partir del día en que la vio desnuda y haciendo de modelo para Juan. En la habitación dónde trabajaba Juan se encontró a Gloria que estaba sentada sobre un taburete recubierto con tela cortina, desnuda y en una postura incómoda. Juan la estaba pintando pincelada a pincelada en un lienzo. Aquella noche sin darse cuenta fue la primera vez que Andrea mantuvo una conversación con Gloria. En esta conversación Gloria le preguntó a Andrea que qué opinaba de Román, y seguidamente le preguntó si le parecía simpático. Además Gloria le dijo a Andrea que ella pensaba que Román le caía mejor que Juan. A lo que Gloria le dijo que Román era un malvado y que a ella le había hecho mucho daño. En las raras noches en las que Román después de la cena se volvía simpático y le decía a Andrea si se quería ir con él, Andrea se sentía contenta. Román dormía en un cuarto de guardillas que se había echo arreglar. Un día Andrea, al bajar hacia el piso, tuvo la impresión de que, delante de ella, en la sombra, bajaba alguien, pero le pareció pueril y no dijo nada. Otro día la impresión fue más viva. De pronto vio fugazmente a Gloria que corría escaleras abajo hacia la portería. Capítulo 4 Los días pasaban sin importancia para Andrea. Un día después de comer Andrea tenía la cabeza un poco dolorida y se fue a acostar. Allí con ella, estaban Gloria y la abuela hablando de Juan y Román. La abuela contaba que quería mucho a sus dos hijos, Román y Juan, y que de pequeños cuando a uno le pasaba alguna cosa el otro le defendía y viceversa. Por otra parte Gloria decía que Román no quería mucho a su madre, a lo que la abuela respondía que eso no era verdad. Gloria le dijo a Andrea que Román mucho antes había estado enamorado de ella, la abuela, sorprendida le dijo que eso no era posible y que si la quería mucho era como a una hermana. Gloria le contaba a Andrea que había sido Román quién la había traído a esa casa durante la guerra, y que junto a toda la familia también estaba el jefe de Angustias, Don Jerónimo, un hombre al que buscaban para matarle. Gloria decidió contar a Andrea su historia, su verdad. Al empezar la guerra Gloria estaba en tarragona, y allí por enero o febrero fue cuando conoció a Juan. Él enseguida se enamoró de ella y a los pocos días se casaron. Un día de primavera Juan le presentó a su hermano Román y decidieron quedarse un tiempo con él. Todas las noches los dos hermanos se encerraban en un cuarto a hablar, Gloria estaba segura de que hablaban de ella. Un día se puso a mirar detenidamente por la cerradura y oyó como Román le decía a Juan que tenía que volver a Barcelona y como le insinuaba que se pasara al bando de los nacionales, todo y que él mismo estaba con los rojos. Por aquellos días fue cuando

Gloria se dio cuenta de que estaba embarazaba. Se lo contó a Juan. Al día siguiente, Juan le pidió a Román que se llevara a Gloria para Barcelona, con su familia porqué ella al ser huérfana no tenía a nadie más. Al día siguiente Gloria y Juan se despidieron y Gloria se fue con Román dirección Barcelona. De camino pararon muchas veces, una de ellas en un hotel, dónde Román le pidió a Gloria que se dejara pintar desnuda tal y como ahora hacía Juan. Al llegar a la casa Gloria se sintió muy desgraciada, parecía que todo el mundo estaba loco. Así que Gloria le pidió a Román que le diera el dinero que le había dado Juan, a lo que Román se negó. Por aquellos días vinieron a buscar a Román para que hablara, y así no le fusilaron. Aquellos meses Gloria padeció mucho, sobretodo al final, cuando entraron los nacionales y su hijo nació. Angustias la llevó a una clínica, dónde las enfermeras la dejaron solas. Esa noche hubo unos bombardeos terribles. Al acabar la guerra, una mañana apareció Juan por la puerta de la habitación de la clínica. Al verse, Juan fue hacia ella y se abrazaron mucho rato. Nada era de esperar que todo eso cambiara tanto como ahora. Al salir Román de la cárcel le hizo todo el daño que pudo a Gloria: no quería que Juan se casara con ella y quería que les echara a ella y al niño a la calle. Andrea estuvo unos días en la clínica recuperándose de su enfermedad, la última tarde la paso con Román que la vino a visitar y le tocó un poco el piano. Por la noche soñó que Gloria estaba abrazada y llorando en el hombro de Juan que, poco a poco, se iba transformando en Román. Andrea al despertar, estaba confusa y creía que había descubierto un nuevo secreto. Capítulo 5 Cuando Andrea volvió a reanudar sus clases en la Universidad sin mucho esfuerzo consiguió relacionarse con un grupo de chicos y chicas de su clase. Una de ellas, Ena, un día en la Universidad le preguntó si tenía un pariente que era un célebre violinista, que vivía en la calle Aribau y que se llamaba Román. Andrea, sorprendida de no saber eso, le respondió que sí, que era su tío. Ena le dijo a Andrea que lo quería conocer, a lo que Andrea no muy convencida por el aspecto tan dejado de su tío, le dijo que bueno, que aceptaba. Al llegar a casa corriendo, lo único que quería era encontrarse con Román y hablar con él, pero él había marchado. Sus familiares explicaron a Andrea que Román hacía muchas veces eso de irse de viaje y volver después de un tiempo. Al cabo del tiempo cuando volvió, la abuela y tía Angustias solo hacían que preguntarle dónde había estado y que había hecho, por tanto, a Andrea no le dio tiempo prácticamente de hablar con él. Más tarde Román se sentó con Andrea para hablarle sobre los Pirineos, que es donde había estado todo ese tiempo. Al explicarle Román todo lo que le gustó de los Pirineos, Andrea pensó que sería mejor no decirle nada sobre lo que unos días atrás su amiga le había comentado porqué parecía ser que la fama de ese talento a él ya no le interesaba. Capítulo 6 Llegaba la Navidad y como regalo para Ena, que se había convertido en una buena amiga, Andrea le regaló un pañuelo de magnífico encaje antiguo que le había regalado la abuela el día de su comunión. Que poco se podía imaginar Andrea que ese acto conllevaría una nueva discusión en la casa.

Por la mañana de Navidad Andrea acompañó a la abuela a misa. Al volver mientras subían las escaleras para llegar a la casa se oían gritos que salían de su casa. Al entrar se encontraron con Angustias discutiendo con Gloria y Juan. Angustias le decía a Gloria que había sido ella quién había robado a Andrea un pañuelo de su maleta. Juan defendía a Gloria intentando pegar a Angustias con una silla. Al ver Gloria a Andrea corrió hacia ella y le dijo que ella podía decir que eso no era verdad. Andrea al escuchar todo eso dijo que no era verdad que nadie le hubiera robado el pañuelo, ella lo había regalado. Angustias sorprendida y alterada le dijo a Andrea que a quién se lo había regalado y si tenía novio. Andrea respondió que no, que no tenía novio. Angustias más alterada todavía dijo que eso lo decía para defender a esa mujerzuela, Gloria. La respuesta de Juan fue rápida. Un bofetón tan brutal que la hizo caer la suelo. Angustias se tapó la cara con las manos y corrió a encerrarse en su cuarto. Al acabar la pelea en el salón, Andrea se asomó a la ventana para ver el ambiente de la Navidad. Detrás de ella la abuelita le comentó si no le gustaba el pañuelo que años atrás le había regalado ella. Además le dijo que ese pañuelo era de su bisabuela. Después de comer, por la tarde, Angustias hizo ir a Andrea a su cuarto. Allí, tía Angustias le dijo que ella misma se iría muy pronto de esa casa y que así resplandecería toda la verdad. Para eso Angustias le dijo a Andrea que tendría que recuperar el pañuelo, pero Andrea se negó porqué le dijo que era suyo y que ella se lo regalaba a quien quisiera. Entonces Angustias no muy convencida de que realmente lo hubiera regalado le dijo que se lo jurara, y Andrea ya cansada de esa tontería le dijo que quién había sido la persona que le había metido en la cabeza esa estupidez. Angustias medio enferma en la cama le dijo que Román le había asegurado que la había visto vendiendo ese pañuelo en la calle. El día de Navidad Andrea lo acabó helada en su cuarto y pensando en sus cosas. Capítulo 7 Dos días después de la pelea entre Angustias, Gloria y Juan, Angustias se fue sin decir ni adónde iba ni cuándo iba a volver. La misma tarde de su marcha sonó el timbre y Andrea abrió a un desconocido que venía en busca de Angustias. Una vez dentro de la casa ni la abuela ni Andrea sabían quien era. Era Jerónimo, el jefe de Angustias. Jerónimo venía a pedir a la abuela la dirección de dónde se encontraba ahora Angustias pero como la abuela encubrió a Angustias diciéndole que Angustias se había olvidado de dar la dirección buscó el momento perfecto para despedirse e irse. Horas más tarde, cuando la casa estaba en la paz de la noche, ya de madrugada, a Andrea le despertó la luz eléctrica en los ojos. Se levantó sobre saltada de la cama y se encontró con Román que le dijo que no quería nada de esa habitación y se fue. Los días siguientes Andrea tuvo la sensación de que aquella aparición de Román había sido un simple sueño; pero la recordó vívidamente poco tiempo después. Fue una tarde aburrida en la que la abuela le enseñaba a Andrea fotografías de toda la familia. Andrea se cansó y se fue hacia la habitación de Angustias con el pensamiento de más tarde, si tenía ganas, estudiar. Al abrir la puerta suavemente se encontró a Román junto al balcón con una carta. Al verla, con un tono sereno y mientras guardaba la carta en un cajón de aquella habitación con llave, le decía a Andrea que tenía muchas ganas de hablar con ella esa tarde y que si

quería ir con él a su habitación de arriba. Andrea le respondió que no, que esa tarde quería estudiar. Al cabo del rato Andrea, intrigada, decidió subir escaleras arriba e ir a la habitación de Román. Al llegar, se encontró a Román tumbado y acariciando el perro. Solo verla Román le preguntó si le quería. Andrea le respondió que sí, como todas las sobrinas quieren a sus tíos. Seguidamente Román le empezó a decir cosas que a Andrea la iban poniendo cada vez más nerviosa y, finalmente decidió irse escaleras abajo hacia su habitación. Al llegar se acostó en la cama pero no podía dormirse por lo asustada que estaba. En ese momento sonó el timbre del teléfono de aquella habitación. Para alegría de Andrea, era Ena. Capítulo 8 Días más tarde, Angustias volvió en un tren de medianoche y se encontró a Gloria en la escalera de la casa. A Andrea le despertó el ruido de sus voces. Rápidamente se dio cuenta de que estaba durmiendo en la cama de Angustias y que ésta, al verla allí, se lo reclamaría. Andrea tiró la almohada en el salón y llegó al recibidor envuelta en una manta. Allí entraban Angustias tirando de Gloria por el brazo. También apreció la abuelita que se quedó sorprendida al ver a Gloria allí. En el recibidor empezó una fuerte discusión que no terminaría hasta altas horas de la noche. La abuelita le dijo a Gloria que se fuera hacía su cuarto pero Angustias que no la soltaba dijo que de ninguna manera se podía ir sin explicar que hacía a esas horas en la escalera. La abuelita viendo como se ponía de furiosa Angustias se puso a llorar y le pidió que la soltara. Angustias más enfadada todavía gritó a la abuela que cómo podía ser que no le pidiera explicaciones de que hacía en las escaleras cuando ella misma mucho antes no les dejaba a sus hijas ir a fiestas de sus amigos y era mucho más recta. Gloria como pudo se escabulló hacia el cuarto de la abuela mientras aparecían Juan y Antonia, la criada, para saber que pasaba. Cuando la abuelita le explicó que había pasado, Juan dirigiéndose a Angustias y muy enfadado le dijo que quién era ella para impedirle a su mujer que saliera a la calle si tenía su consentimiento. Andrea se fue a su alcoba, el salón, y detrás de ella entró Angustias preguntándole que hacía un traje suyo en su habitación. Andrea le dijo que en su ausencia había dormido allí. Así que Angustias le respondió que en cuanto se levantara que fuera para su cuarto que tenían que ajustar cuentas. Al día siguiente, Antonia despertó a Andrea diciéndole que fuera para el cuarto de su tía. Andrea cansada de lo autoritaria que era su tía y con la libertad que había tenido todos esos días en los que ella no había estado decidió no obedecer más y tardar mucho rato. Al entrar, Angustias le dijo que se sentara que tenían que hablar muy seriamente. Angustias el explicó que dentro de unos días ella se iba a marchar para siempre, así que Andrea podría dormir en su cama todo lo que quisiera. Andrea feliz porqué su tía se iba a ir y tendría libertad, le preguntó a dónde se iba, a lo que ésta contestó que se iba a un convento. No obstante, antes de terminar la conversación Angustias le dio una buena reprimenda por lo que ella consideraba su mal comportamiento.

Capítulo 9 La decisión de Angustias de irse a un convento congregó a todas sus amigas de Barcelona en su casa. Allí estuvieron recordando viejos tiempos: cuando Angustias cumplió los 20 años, cuando Angustias estaba loca por Jerónimo… Gloria estaba muy contenta de que Angustias se fuera, y no dudó en decírselo a Andrea. Sobre todo porqué la noche anterior Juan la había pegado por culpa de Angustias. Andrea, con curiosidad de saber a dónde quería ir Gloria a esas horas se lo preguntó. Gloria le respondió que iba a ver a su hermana porqué durante el día Juan la controla y no le deja ir. Román por una parte también estaba contento de que se fuera Angustias pero por otra, sentía que se fuera ya que a partir de ahora no podría leer ni su diario ni las cartas de amor que ella recibía. Andrea por su parte estaba feliz porqué por fin podría hacer lo que ella quisiera sin que nadie le pusiera normas ni obligaciones. El día de la marcha de Angustias todos fueron a la estación a despedirse de ella excepto Román que no apareció en todo el día. Una vez ya en el andén, tía Angustias empezó a abrazarles y a besarles para despedirse de ellos y, una vez dentro del tren, desde la ventanilla les miraba llorosa y triste. Cuando el tren empezó a alejarse, Juan, furioso y temblando como si le fuera a dar un ataque epiléptico, empezó a gritarle a Angustias que era una mezquina, que no se casó con Jerónimo porqué su padre le había dicho que era poco hombre para ella, que despreciaba a Gloria, que era una malvada… Para Andrea, la vuelta a casa fue una calamidad. SEGUNDA PARTE Capítulo 10 Andrea, después de haber estado con amigos y haber tomado algunos licores, salió aturdida de casa de Ena con la impresión de que debía ser muy tarde. Andrea sin la presión de su tía y con la libertad que sentía se puso a recorrer los rincones de la ciudad: Vía Layetana, la Catedral, el barrio gótico… Al llegar al ábside de la Catedral vio salir un viejo grande y con aspecto miserable que pasó de largo por su lado. Andrea llevada por aquel impulso emotivo que le arrastraba, corrió tras él, le tocó un brazo y le dio dos pesetas. El hombre se las guardó en el bolsillo y sin decirle nada siguió su camino. Más tarde, en esa misma plaza de la Catedral, Andrea vio una silueta algo diabólica que se alargaba en la parte más oscura. Era Gerardo, un chico que había estado con ella en casa de Ena. A Andrea el encontrarle no le hizo ninguna gracia pues le quitó toda la felicidad y libertad que ella sentía al ir sola por las calles. Gerardo la quiso acompañar hasta su casa a lo que ella se negó rotundamente. Así que, con la condición de que Andrea llamara a Gerardo un día para quedar con él, se fue sola dirección a su casa. Al entrar en la casa, Andrea fue directa a la habitación de tía Angustias que, tras su marcha, se la había quedado ella. El mismo día de su marcha Andrea dejó bien claro que ella no iba a comer en casa y que por tanto solo iba a pagar su mensualidad por la habitación. Un día de febrero la familia de Ena invitó a Andrea a comer a su casa. Andrea, para la ocasión se compró una blusa nueva, perfume y unas flores para la madre de Ena. Los padres de Ena eran unos grandes negociantes así que, de vez en cuando iban por diferentes ciudades negociando. En una de las conversaciones de la mesa, el padre de

Ena le dijo a su mujer que su padre le había dicho que la próxima temporada a lo mejor serían necesarios en Madrid. Andrea y Ena se quedaron sorprendidas al escuchar esto, pero ya no hablaron más del tema durante la cena. A la hora de despedirse, la madre de Ena se levantó fugaz hacia Andrea con una extraña mirada de angustia y temor que hizo que Andrea estuviera toda la noche pensando, e incluso tener pesadillas. Capítulo 11 En la época en la que se estaba viviendo en Barcelona todos los habitantes de la casa y de la ciudad pasaron mucha hambre, prueba de ello es que por ejemplo, se bebían el agua que sobraba de cocer la verdura. El mismo día en que Juan invitó a Andrea a volver a unirse en la familia, después de que ésta hubiera dicho que ya no quería comer más allí, Juan tuvo una fortísima discusión con Gloria. La discusión empezó porqué Gloria no quería reclamar el dinero que los familiares debían a Juan y de allí Juan se puso tan furioso que le empezó a gritar que la estrangularía. Acabó arrastrando a Gloria hasta la bañera y allí, con la ropa puesta le abrió el agua helada y se la echo encima. De pronto Juan soltó a Gloria y se fue. Allí se quedó Andrea que le dijo a Gloria que se fuera a dormir con ella a su habitación. Una vez en la habitación y metidas ya en la cama, a pesar de que Andrea estaba muerta de sueño Gloria empezó a despotricar de Juan, diciendo que era un bruto, un animal, que estaba loco… También le explicó que ella a veces iba a casa de su hermana porqué allí comía mejor que en esa casa y que no sabía porqué Juan no se lo permitía. Mientras Gloria estaba hablando mal de Juan, Juan apareció por la puerta de la habitación y Gloria calló. Juan todavía muy enfadado le preguntó que porqué no seguía diciendo todo lo que decía y Gloria le dijo que se callara y que se fuera a dormir. Juan fuera de si otra vez amenazó a Gloria diciéndole que cualquier día como se volviera a meter con sus cuadros la iba a matar. Al fin, Gloria tuvo una buena idea. Se levantó de la cama y, empujando a Juan por las espaldas se lo llevó a su habitación para dormir.

Epígrafe 1. ¿A quién pertenecen los versos que encabezan la novela? ¿Qué relación crees que guardan con Nada? Primera parte I 1. Explica quién es la narradora. 2. ¿Por qué le pesa tanto la maleta a nuestra protagonista? 3. Andrea emplea elementos propios de la literatura fantástica y las películas de terror para describir la casa de sus parientes. Busca algunos ejemplos. 4. VOCABULARIO: “camàlic” (p. 72), “toquilla” (p. 73), “cornucopia” (p. 76). II 5. Resume la historia del piso de la familia materna de Andrea. ¿Quiénes lo habitan cuando llega la protagonista? 6. Angustias menciona la guerra. ¿A qué guerra se refiere? 7. ¿Con qué motivo se traslada Andrea a Barcelona? III 8. La Barcelona con la que se encuentra Andrea no le parece ya la fascinante ciudad que visitara en su infancia. ¿Has tenido alguna decepción similar, relativa, por ejemplo, a un lugar de veraneo? Redacta unas líneas evocando esas sensaciones. 9. Román le dice a Andrea: «Por lo demás, no te forjes novelas: ni nuestras discusiones ni nuestros gritos tienen causa, ni conducen a un fin» (p. 93). ¿Qué quiere decir? 10. VOCABULARIO: “gestos lánguidos” (p. 90), “abúlicamente” (p. 91),“remanso” (p. 94). IV 11. Averigua en qué época del año transcurre este capítulo. 12. ¿Qué forma adopta la conversación entre la abuelita y Gloria? 13. Gloria considera a Román ruin y cobarde. ¿Por qué? V 14. Angustias prohíbe a Andrea ir al Barrio Chino. ¿Qué le dice exactamente y cómo reacciona Andrea? Por otra parte, ¿sabes con qué nombre se conoce hoy este barrio? 15. Comienza la amistad entre Ena y Andrea. Averigua qué le pide Ena a nuestra protagonista. VI 16. Al observar el comportamiento de sus parientes, Andrea se siente sorprendida «por el aspecto de tragedia que tomaban los sucesos más nimios» (p. 118). Define brevemente el género dramático de la tragedia y busca algunos ejemplos. 17. ¿Qué le regala Andrea a Ena? VII 18. Describe cómo es Andrea físicamente. 19. La huida de la tía Angustias tiene una consecuencia inmediata para nuestra protagonista. ¿Cuál es esa consecuencia?

20. Andrea siente que «el interés y la estimación que inspire una persona son dos cosas que no siempre van unidas» (p. 133). ¿Quién le inspira este sentimiento? VIII 21. Al saber que durante su ausencia Andrea se ha apropiado de su cuarto, Angustias le dice: «Pareces un cuervo sobre mis ojos... Un cuervo que me quisiera heredar en vida» (p. 141). Averigua de dónde extrae estas palabras y qué significan. 22. VOCABULARIO: “nimbar” (p. 143), “pudibundas” (p. 145). IX 23. ¿Qué relación tuvo Angustias con Jerónimo Sanz en su juventud? 24. Según Gloria, su marido le pegó por culpa de Angustias. Piensa en la siguiente cuestión: ¿puede justificarse una agresión recurriendo a excusas de este tipo? 25. VOCABULARIO: “barba corrida” (p. 148), “caterva” (p. 149), “hierática” (p. 151). Segunda parte X 1. Reconstruye el recorrido de Andrea por el centro de Barcelona tras abandonar la casa de Ena. ¿Hace este recorrido sola o acompañada? 2. VOCABULARIO: “cuerpo desmedrado” (p. 153), “fruslerías” (p. 158), “benjamín” (p. 159). XI 3. Andrea siente que se apodera de ella una especie de locura. ¿Por qué? ¿Qué se le pasa por la cabeza? ¿Te evocan sus ideas a las de algún personaje sobrenatural? 4. VOCABULARIO: “munificencia” (p. 164), “malta” (p. 165), “pamplinas” (p. 168). XII 5. Ena tiene un secreto. ¿Con qué está relacionado? 6. Explica por qué intuye Andrea que se va a producir un cambio relevante en su vida. ¿Qué símil emplea para expresar ese trastorno? XIII 7. El cambio sospechado por Andrea se hace efectivo. ¿De qué se trata? 8. ¿A qué se refiere nuestra protagonista cuando afirma que los chicos de su pandilla «pasaban el sarampión literario» (p. 184)? 9. Según Pons, el bohemio Iturdiaga «acaba de llegar del Monasterio de Veruela, donde ha pasado una semana siguiendo las huellas de Bécquer...» (p. 187). Averigua qué hizo el poeta sevillano durante su estancia en ese monasterio. XIV 10. ¿Qué tipo de personas interesan a Ena? ¿Compartes sus preferencias o consideras más relevantes otros valores? Escribe una redacción sobre ello. XV 11. Por fin se enfrenta Juan a la verdad. Explica qué secreto guarda Gloria y quién se lo revela a su marido.

12. VOCABULARIO: “hacer pucheros” (p. 201), “mortecinos” (p. 203), “la sopa boba” (p.209). XVI 13. ¿Qué opinan Pons e Iturdiaga de Jaime? XVII 14. «Me era imposible creer en la belleza y la verdad de los sentimientos humanos». Averigua a qué se debe el desengaño de Andrea. 15. Iturdiaga exclama: «¡La noche de San Juan es la noche de las brujerías y los milagros!» ¿Conoces alguna leyenda o tradición relacionada con esta noche mágica? XVIII 16. Una noche de luna ve Andrea un espectro en su habitación. ¿Quién es en realidad ese espectro? 17. «Silencio absoluto. En la calle, de cuando en cuando, los pasos del vigilante. Mucho más arriba de los balcones, de los tejados y las azoteas, el brillo de los astros» (p. 237). ¿Qué peculiaridad sintáctica tiene este paisaje? ¿Por qué crees que emplea este recurso la narradora? 18. De niña, Andrea soñaba con transformarse en una princesa de fábula, rubia, bella, dulce. ¿Conoces algún cuento que narre una historia similar? 19. En la fiesta de Pons, Andrea oye al padre de Iturdiaga hablar con un señor acerca de una guerra que puede hacerles ganar millones. ¿De qué guerra se trata? 20. VOCABULARIO: “nereidas” (p. 236), “deliquio” (p. 236). Tercera parte XIX 1. «Al cabo de los años, no esperaba yo esta trampa de la suerte, tan cruel...» (p. 252). Explica a qué trampa se refiere la madre de Ena. XX 2. Según Gloria, ¿de dónde obtiene Román sus ingresos? A juzgar por la conversación que oye Andrea, ¿de qué otro sitio pretende obtenerlos? 3. VOCABULARIO: “drapaire” (p. 261). XXI 4. Ena confiesa a Andrea que quiso humillar a Román por dos razones. Enuméralas. XXII 5. «Parecía que me hubiera muerto siglos atrás y que todo mi cuerpo deshecho en polvo minúsculo estuviera dispersado por mares y montañas amplísimas, tan desparramada, ligera y vaga sensación de mi carne y mis huesos sentía...» (p. 283). ¿A qué atribuyes el estado de Andrea? 6. Explica qué terrible suceso tiene lugar en la casa de Aribau. XXIII 7. Indica en qué términos describe Andrea a sus tías.

XXIV 8. Juan ve un espectro. ¿A quién pertenece ese fantasma? XXV 9. ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde que Andrea llegara a Barcelona? 10. Escribe una redacción exponiendo tu parecer acerca del final de la novela.

SOLUCIONARIO Epígrafe 1. Los versos pertenecen a Juan Ramón Jiménez. En ellos la voz poética expresa cómo a veces nos iluminan las pequeñas sensaciones e impresiones, descubriéndonos ciertos aspectos de una verdad que no sospechábamos. Primera parte I 1. Es Andrea, la protagonista, una joven recién llegada a Barcelona. Estamos, pues, ante una narradora en primera persona que, por añadidura, protagoniza la acción, de modo que toda la información que reciba el lector estará condicionada por su manera de ver e interpretar el mundo. 2. Porque la maleta está llena de libros. 3. Según cuenta Andrea, su entrada en la casa es semejante a una pesadilla (p. 73). El rostro del tío Juan se le antoja «una calavera a la luz de la única bombilla de la lámpara». Se siente angustiada, «como si el aire estuviera estancado y podrido. Al levantar los ojos vi que habían aparecido varias mujeres fantasmales» (p. 74). El cuarto de baño no le causa mejor impresión —«Parecía una casa de brujas aquel cuarto de baño»— y el agua de la ducha es un «cristalino y protector hechizo». Los sillones del salón donde pasa la noche le parecen «un túmulo funerario rodeado de dolientes seres» (p. 76). Por último, la cama se le asemeja a un ataúd: «Tenía miedo de meterme en aquella cama parecida a un ataúd. Creo que estuve temblando de indefinibles terrores cuando apagué la vela» (p. 77). 4. VOCABULARIO: camàlic: en catalán, ‘mozo que carga maletas’. toquilla: ‘pequeño pañuelo que se ponen las mujeres en la cabeza o en los hombros’. cornucopia: ‘espejo de marco dorado y tallado que tiene uno o más brazos para colocar velas’. II 5. En el piso, situado en la calle Aribau, se instalaron sus abuelos hace cincuenta años, recién llegados a Barcelona. Por aquel entonces la zona no estaba edificada y había muchos solares aún. Sin embargo, la calle fue creciendo poco a poco y perdió su tranquilidad originaria. Tres años atrás, al morir el abuelo, la familia decidió quedarse sólo con la mitad del piso, y los obreros tapiaron la puerta de comunicación, amontonando los muebles de cualquier manera. En el momento en que Andrea se instala en el piso de su familia viven en él su abuela, dos de sus tíos (Juan y Angustias), Gloria (la mujer de Juan), un bebé (hijo de Gloria y Juan) y Antonia, la criada. El otro tío, Román, vive en una buhardilla situada encima de la casa familiar. Hay además un gato, un loro y un perro llamado Trueno.

6. Se trata de la Guerra Civil española (1936-1939). La acción transcurre en la posguerra inmediata. 7. Para estudiar Letras en la Universidad de Barcelona. III 8. Redacción. 9. Que sus peleas con Juan y Gloria no son excepcionales, que nada tienen de fabuloso ni novelesco y que, simplemente, pertenecen a la rutina. 10. VOCABULARIO: gestos lánguidos: ‘gestos débiles, flojos’. abúlicamente: ‘sin ganas ni voluntad’. remanso: ‘lugar o situación en que se disfruta de algo’. IV 11. En otoño: hay humedad, llueve y caen las hojas de los árboles. 12. La forma de un diálogo teatral. La tipografía cambia: los guiones son sustituidos por los nombres de los personajes, escritos en versalitas. 13. Durante la guerra Román tenía un cargo importante en el bando republicano, pero en realidad se dedicaba al espionaje y pasaba información a los nacionales. V 14. Angustias considera que en el Barrio Chino sólo hay «perdidas,ladrones y el brillo del demonio». Sin embargo, Andrea, lejos de sentir miedo, imagina el lugar «iluminado por una chispa de belleza» (p. 110). El Barrio Chino barcelonés es hoy conocido como el Raval. Durante la posguerra se caracterizó por la prostitución, el juego ilegal y el mundo de la farándula decadente, de ahí las prevenciones de Angustias. 15. Le pide que le presente al tío Román, violinista (p. 113). VI 16. Este género dramático nace en la Antigüedad, con los autores griegos, y muestra a unos personajes abocados a la fatalidad y a un desenlace funesto. Según explicaba Aristóteles, la tragedia pretende provocar la compasión del espectador y purificar sus pasiones. Entre los autores más destacados se cuentan Esquilo, Sófocles y Eurípides. La tragedia por excelencia es sin duda Edipo Rey, debida a Sófocles. 17. Una de sus posesiones más queridas: el pañuelo de encaje con el que la obsequió su abuela el día de su primera comunión. VII 18. Según Jerónimo Sanz, es alta y delgada, muy parecida a los miembros de su familia materna. Según la abuela, sería idéntica a Román si sus ojos fueran negros (p. 128). 19. Andrea decide apropiarse de la habitación de su tía. 20. Su tío Román, que le resulta mezquino pero también enigmático. VIII 21. Las palabras proceden del refrán «Cría cuervos y te sacarán los ojos», que se emplea para aludir a las personas desagradecidas. 22. VOCABULARIO: nimbar: ‘rodear con una aureola una figura o una imagen’.

pudibundas: ‘pudorosas, recatadas’. IX 23. Jerónimo Sanz fue el pretendiente de Angustias, si bien nunca llegaron a casarse (p. 149). Tal circunstancia se debió, según Juan, a la propia Angustias, que no quiso contraer matrimonio con él por considerarlo poca cosa para ella (p. 152). 24. Debate en clase. 25. VOCABULARIO: barba corrida: ‘barba que se deja crecer sin afeitar ninguna parte de ella’. caterva: ‘grupo desordenado de personas o cosas de poco valor’. hierática: ‘solemne, estirada’. Segunda parte X 1. Andrea recorre la Vía Laietana y observa el tramo que va desde la plaza Urquinaona hasta el edificio de Correos. Luego serpentea por las calles del Barrio Gótico y llega a la catedral. Allí se encuentra con Gerardo y ambos cruzan las Ramblas, andan hasta la calle Pelayo y se detienen en la plaza Universidad. De nuevo sola, Andrea se dirige hacia Aribau, donde vive su familia. 2. VOCABULARIO: cuerpo desmedrado: ‘cuerpo mal desarrollado’. fruslerías: ‘cosas de poco valor’. benjamín: ‘el hijo menor de una familia o el miembro más pequeño de un grupo’. XI 3. Esa locura se debe al hambre. Tanto es así, que siente ganas de morder el cuello de Gloria y beber su sangre (p. 169), como si de un vampiro se tratara. 4. VOCABULARIO: munificencia: ‘generosidad’. malta: ‘cebada preparada para elaborar un cocimiento’. pamplinas: ‘cosas sin importancia o expresiones poco sinceras para halagar a alguien’. XII 5. Con una persona a la que afirma querer más que a Andrea y a su novio Jaime, pero cuyo nombre no quiere divulgar. 6. Tiene esa intuición al ver la mirada que intercambian Román y Ena. El símil que emplea para expresar esa intuición de cambio es el siguiente: «Entonces fue cuando tuve la sensación de que una raya, fina como un cabello, partía mi vida y como a un vaso la quebraba» (p. 181). XIII 7. Ena la rehúye y Andrea cree que se ha acabado su amistad. 8. Se refiere a que los chicos sentían necesidad de escribir poesía y, asimismo, deseos de divulgarla, de leérsela a los compañeros y compañeras. 9. Gustavo Adolfo Bécquer visitó el monasterio cisterciense de Veruela (Aragón) junto con su hermano Valeriano. Ambos permanecieron en el monasterio desde diciembre de 1863 hasta julio de 1864. Mientras Valeriano tomaba apuntes para sus dibujos (la experiencia daría como

fruto el álbum de 91 ilustraciones Expedición de Veruela), Gustavo Adolfo escribía las nueve cartas que compondrían Desde mi celda. Las epístolas, que Bécquer fue publicando en El Contemporáneo, se reunirían luego en el citado libro. XIV 10. Ena no busca bondad en las personas, no se rige por un imperativo moral. Le gustan «las gentes que ven la vida con ojos distintos que los demás, que consideran las cosas de otro modo que la mayoría» (p. 195). XV 11. Juan cree que su mujer va al Barrio Chino con el objeto de vender los cuadros que él pinta, pero en realidad, como le explica la hermana de Gloria, ésta se dedica a jugar a las cartas para ganar dinero. En otras palabras, nadie quiere comprar los cuadros de Juan y Gloria recurre al juego para llevar dinero a casa. 12. VOCABULARIO: hacer pucheros: ‘hacer gestos que preceden al llanto, sea éste verdadero o fingido’. mortecinos: ‘sin fuerzas, apagados’. sopa boba: ‘vida del que permanece ocioso, a expensas de otro’. XVI 13. Consideran a Jaime un niño mimado y un ser despreciable porque, poseedor de una gran fortuna, no ha sido capaz de concluir su carrera o hacer algo de provecho; sólo se dedica a divertirse (p. 218). XVII 14. El desengaño de Andrea tiene que ver con la ruptura de Ena y Jaime, a quienes consideraba dos seres excepcionales: «El amor de ellos me había iluminado el sentido de la existencia, sólo por el hecho de existir. Ahora me consideraba amargamente defraudada» (p. 223). 15. Redacción sobre una leyenda o tradición relacionada con San Juan. XVIII 16. Ese espectro es ella misma, reflejada en el espejo (p. 215). 17. En el pasaje no hay ni un solo verbo. La intención de la autora es transmitir al lector una sensación de estatismo y quietud. 18. El sueño de Andrea se asemeja a la historia del Patito Feo o a la de la Cenicienta: un ser feúcho y pobre al que la gente desprecia se metamorfosea un buen día en otro bello y querido. 19. Se trata de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). En ésta no intervino directamente España, recién salida de su propia guerra civil, si bien el régimen franquista apoyó al Eje. 20. VOCABULARIO: nereidas: ‘ninfas marinas con cola de pez y torso de mujer’. deliquio: ‘éxtasis o desfallecimiento’. Tercera parte XIX 1. En su juventud, a los diecisiete años, mantuvo una relación amorosa con Román, a quien considera atractivo y magnético pero peligroso. Esa «trampa de la suerte» consiste en que su hija, Ena, también haya acabado enamorándose de él, como si estuviera condenada a no poder olvidar a Román.

XX 2. Román obtiene dinero del contrabando (p. 237). Pero además, como se pone de manifiesto en la conversación que mantiene con Ena, quizá pretenda sacar dinero a la familia de la joven, tal y como hizo con la madre de la propia Ena años atrás. 3. VOCABULARIO: drapaire: en catalán, ‘trapero’. XXI 4. En primer lugar, para resarcirse del dolor que causó a su madre, como si de una venganza se tratase. Y en segundo lugar, porque le divierten este tipo de juegos (p. 277). XXII 5. Al margen de la tristeza, la confusión y la soledad, el estado de Andrea se debe a la mala alimentación. No tiene fuerzas, está sumamente débil y por ello ha perdido la noción de su propio cuerpo. 6. El suicidio de Román, que se ha degollado con una navaja de afeitar. XXIII 7. Las describe como si fueran brujas, murciélagos o pájaros de mal agüero. «Poco a poco las caras se iban perfilando ganchudas o aplastadas como en un capricho de Goya. Aquellos enlutados parecían celebrar un extraño aquelarre» (p. 294). «Entonces todo el cuarto se removió con batir de alas, graznidos. Chillidos histéricos» (p. 295). XXIV 8. A Román. Según le cuenta Gloria a Andrea: «[Juan] Dice que Román se le aparece todas las noches para aconsejarle que me mate...» (p. 299). XXV 9. Ha transcurrido un año. 10. Redacción sobre el final de la novela.