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SOBRE EL SIG NIFICADO DE LAS ME NI NAS * 197 8 Las Meninas (tig. 1), pintura tan sutil como ambigua, ha sido reconocida

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SOBRE EL SIG NIFICADO DE LAS ME NI NAS * 197 8

Las Meninas (tig. 1), pintura tan sutil como ambigua, ha sido reconocida d uran te largo tiempo

como una de las ob ras ma estras del arte occidental, un tour de force psctóeicc rara vez igualado y nunca superado . Pero, si inten tarnos explicar e n qué consiste su grandeza, pron to comprobarem os Que ésta elude tan to una compre nsión intuiti va como racional. La razón de la apare nte pa radoja reside fund amentalmente en la contrad ic ción entre forma y conte nido que encierra. Por su prop io tamaño y virtuosis mo insu pe rabl e, Las Menin as se presenta a nu estra atención como obra m aestra po r derec ho propio . Y sin em bargo su lema no pu ed e ser m enos aparatoso : un retrat o de gru po informal en el estudio del artista. Frita Saxl supo expresar bien la paradoja al escribir: 0:10 que nos desconcierta profundament e es la sensac ión que nos invade de

que lo que podría ser le ma de una instan tánea ha sido met amorfoseado po r Ve lázquez e n pintura cortesa na re pre sen tativas'. Tal tensión entre for ma y conten ido justifica la irresistible fascinación que el cuadro ha e jercido sobre esc ritores de cualqu ier géne ro. Cñtlcos , e ruditos, poet as, au tores teat rale s y filósofos, todos han inte ntado llega r a su esencia , buscando una explicac ión verdade rame nte definitivade su significado ; yal final lo único Que han comprobado es que la pintura ha sa bido sortear cada una de las trampas intelectuales q ue se le tendía n con todo cuidado . A la vista de las circunstancias y mientras no aparezca documentación conc luyente, debe mos admitir que ninguna interpretación individual pod rá jamás dar respuesta a cada uno de los as pectos implicados. Como aconte ce a toda gran ob ra de arte, el tiem po no desgasta a Las Meninas. sino Que la en rique ce , pe rmanecie ndo siempre llena de vitalidad . Por las m ismas

razones, cada generación debe acep tar el de safio de interpretarla den tro de ese proce so de revitalización pe rpetua. Esen e ste espíritu como se han escrito y concebido las siguie ntes páginas.

abreviada, e n una comunicación lefda con motivo de l Congreso Ant.oaJ de la CoIlege ArtsAssodatlon of America,

Las Ideas que proponelllOS en el plá:quez . Múnich y Berlín, 1957. pp . 19(). 193. " El recu rso de .conge~11 etrrootmferuo- fue empleado por Ve1á2quez en oIJaS composiciones d e

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Sobre el sign ifi c ado de Las Men i na s (1978)

sus pad res, au nqu e su cabeza pe rmanece vuelta en direcció n al enano . Ésta es la razón del extraño efecto de dislocación en tre la posición de la cabeza y la dirección de su mirada. Finalmente, Isabe l de Velasco, ocupada en servir agua a la prince sa, no se ha da do cue nta todavía de la presencia de los monarcas, lo mism o que le aco ntece a la señora de hon or, en conversación mo mentá nea con el guardada mas, el cual, po r su parte, sí acaba de pe rcatarse. Esta descripción de lo que suce de no sólo explica el efecto de instantaneidad y adara las act itudes de las liguras, sino que ad emás con firma el hecho de que el espejo de la pared pos terior refleja las persona s del rey y la reina . Es dec ir, que éstas es tán físicamente presen tes en la habitación , he cho que Velá zque z subraya convirtiéndolas en ca talizad ores de la acción; por decirlo de algún mod o, todos los ojos se fijan o está n a punto de fijarse e n Felipe IV y su esposa. El atavío y act itud del aposentad or de la reina nos confirman la prese ncia real (fig . 2). Según la etiqueta de la corte, el aposentador tenía q ue estar «al servicio de Su Majestad, con capa pero sin espada ni sombrero, pa ra a brir las pue rtas según se le orde ne».", Aunque José Nieto sea poco más que una silueta borrosa, podemos distinguir claramente el som b rero en su ma no izquierda y la ca pa echada sobre los hombros; está de pie fren te a la puerta que acaba de ab rir y por la que , enseguida, van a pasar el rey y la reina . Velázquez nos ha proporciona do, pue s, numerosas, aunq ue sutiles, indica ciones de cuál es e l factor crucial de la pintura: la epifanía real. La significación de este hecho re sulta clara cuand o nos damos cuenta de que lo que se nos muestra es un suceso extraordina rio y, quizás, sin preceden tes. Apenas podemos record ar pintura alguna anterior en que se haya representado juntos a un monarca vivo y a un pintor en plen a tarea", Por supue sto, velézquez nos muestra al rey y a la reina indirectam en te, por cortes ía a su e levada posición, aunque la infanta, igualmente un pe rsona je real, se exhiba en plena vista. Igualmen te por razones de decoro, vctázq uez no ha utilizado para la escena la habitación que usaba como estud io, sino un a sa la mayor y más solemne situada m uy cerca de aq ué lla . Gracias a la prese ncia de l caballete, e l salón queda me tamo rfoseado te mporalme nte en taller de l artista, aunque no fuera ése su lugar habi tua l de trabajo". Pero el significado de tales concesiones a la en la Espera del siglo ),,\1[.

H Diquetas genemles de la Casa Real del Rey Nuestro serlOr para el uso}' exerctcio de los ofiz ios de sus cri ados, Bil>li oleca Nacion,, 1de Madrid, signo 10666.p. 126. Sobre una exposició n m ás d etallada de las et ique tas y de las obligacioIl" s d e lo, apOSl:ntadores, se hablar á más adelant e. El rey y la reina man tenían casas sep aradas, organi zadas según cstm c:turas pam~las_ Véase D. de la Válgom a y Díal -\t.m :la, Norma}' cerem onia de (as rein as de la Casa .ino 50bte ~~ ofICio humano. ~ la! interpretación sustancia Q ~ que ~ a q u i, hayqueaceptaria COfl

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