Cap. 1 Las Meninas

Las palabras y las cosas. Foucault Prefacio Heterotopías: hetero: otro/desigual/diferente. Minan secretamente el lenguaj

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Las palabras y las cosas. Foucault Prefacio Heterotopías: hetero: otro/desigual/diferente. Minan secretamente el lenguaje, impiden nombrar esto y aquello, arruinan la sintaxis que hace mantenerse juntas a las palabras y las cosas. Juxtaposición en el no-lugar del lenguaje: abre un espacio impensable (sobre la enumeración del cuento de Borges, imposible es el sitio en el que podrían ser vecinas. Orden: como ley interior de las cosas Episteme: Conjunto de conocimientos que condicionan las formas de entender e interpretar el mundo en determinadas épocas. Más que de una historia, se trata de una arqueología, búsqueda de configuraciones que han dado lugar a las distintas formas de conocimiento empírico. Las Meninas // Con Michel Foucault y el posestructuralismo nace la última corriente interpretativa, de carácter filosófico. Foucault descarta la iconografía y su significación y prescinde de los datos históricos para explicar esta obra como una estructura de conocimiento en la que el espectador se hace partícipe dinámico de su representación Punto invisible fijado por la mirada del pintor, ese punto somos nosotros mismos los espectadores. El espectáculo que contempla es entonces “dos veces invisible” porque no forma parte del espacio del cuadro y porque se ubica en el punto ciego de nuestra mirada, sustraída de nosotros cuando la vemos. Línea trazada por su mirada, que atraviesa el cuadro real y se reúne delante de la superficie en la que vemos al pintor que nos observa. Aparece en un principio como un lugar simple, de pura reciprocidad, vemos un cuadro desde el que nos contempla un pintor. Pero esta aparentemente sencilla “línea de visibilidad” es para F. una compleja red de incertidumbres, de cambios y de esquivos. El pintor nos mira en tanto estamos en la posición de su objeto, detrás de lo que siempre ha estado allí, el modelo. Lugar de intercambio permanenete entre el contemplador y el contemplado. Surco neutro de la mirada que traspasa perpendicularmente la tela, el sujeto y el objeto, espectador y el modelo, cambian infinitamente sus lugares. La tela se vuelve invisble, impide que la relación de las miradas llegue a localizarse o establecerse definitivamente. ¿Vemos o nos ven? Una vez que la mirada del pintor coloca al espectador en el campo de su visión, lo obligan a entrar en el cuadro, lugar privilegiado y obligatorio. Ve que su invisibilidad se vuelve visible para el pintor y deviene una imagen invisible para sí mismo. El espejo en el fondo: De todas las representaciones que representa el cuadro, es la única visible pero nadie la mira . A su vez, espejo no refleja nada de lo que está en el mismo espacio, en su profundidad, no ve lo visible. No es como en la reduplicación de los espejos de la pintura holandesa, aquí no repite nada aunque por su posición podría ser el doble perfecto. En cambio, atraviesa el campo de la representación y

restituye visibilidad a lo que está más allá de toda mirada. Muestra lo que los personajes están por ver cuando miren de frente, lo que es exterior al cuadro. Resplandecen las Figuras que mira el pintor y nadie ve. El espejo asegura una Metátesis de la visibilidad que hiere a la vez el espacio representado en el cuadro y a su naturaleza de representación: permite ver en el centro de la tela lo que es dos veces invisible- (La imagen debe salir del cuadro) II. Relación del lenguaje con la pintura es una relación infinita, son irreductibles una de la otra . Para que queden lo más cerca posible uno de otro hay que eliminar los nombres propios y mantener dicho infinito. El espejo va a buscar delante del cuadro lo que se contempla pero que no es visible, aunque sigue indiferente a todas las miradas. ¿Qué hay en este lugar perfectamente inaccesible, que se encuentra fuera del cuadro, pero exigido por todas las líneas de la composición. El cuadro en su totalidad mira una escena para la cual él es a su vez una escena. Los soberanos (Felipe IV y su esposa Mariana), siendo visibles, son la forma más alejada de toda realidad. Contrariamente, al estar fuera del cuadro en una invesibilidad esencial, ordenan toda la representación alrededor suyo. Tres funciones de vista que se superponen en un punto fuera del cuadro, ideal respecto con lo representado y real ya que a partir de él se hace la representación. Se superponen tres miradas: la de la modelo al momento en el que se la pinta, la del espectador que contempla la escena y la del pintor (él que compone el cuadro que está frente a nuestros ojos). Realidad proyectada al interior del cuadro en tres figuras que corresponden a estas tres funciones de este punto ideal y real: autorretrato del pintor con su paleta, el visitante que toma al revés la escena pero a la vez mira de frente a los soberanos que vendría a ser el espectáculo mismo y el reflejo del rey y de la reina. Reflejo que muestra lo que todo el mundo contempla en el primer plano del frente. Restituye lo que le falta a cada mirada, función de este espejo atraer al interior del cuadro lo que es extraño, la mirada que lo ordenó y para la que se despliega. Artificio: Ausencia del rey: Recomponer un Vacío inmediato: el del pintor y el espectador del cuadro. Puede haber en este cuadro de V. una representación de la representación clásica del espacio. Vacío esencial: la desaparición necesaria de lo que la fundamenta. Sujeto mismo ha sido elidido y la representación está libre de ese encadenamiento, y puede darse como pura representación.