Marcial - Epigramas i

MARCIAL EPIGRAMAS I INTRODUCCIÓN GENERAL OE JUAN FERNÁNDEZ VALVERDE TRADUCCIÓN Y NOTAS DE ANTONIO RAMIREZ DE VERGER

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EPIGRAMAS I

INTRODUCCIÓN GENERAL OE JUAN FERNÁNDEZ VALVERDE

TRADUCCIÓN Y NOTAS DE ANTONIO RAMIREZ DE VERGER

BIBLIOTECA BÁSICA OREDOS

BIBLIOTECA BÁSICA GREDOS

C EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 85, Madrid, 2001

Quedan rigurosamente prohibidas, bajo las sanciones establecidas p o r la le y , ia rep ro d u cc ió n total o p arc ial de esta o b ra p o r cu a lq u ie r m edio o proced im ien to , así co m o su d istrib u ció n mediante alquiler o préstamo público sin la autorización escrita de los titulares del copyright.

D iseto: Bnigalla

ISBN 84-249-2548*3. Obra completa. ISBN 84-249-2549-1. Tomo 1. Depósito Legal: B. 18811-2001. Impresión y encuademación: CAYFOSA-QUEBECOR, Industria Gráfica S an u Peipétua de la Mogoda (Barcelona). Impreso en España - Printed in Spain.

INTRODUCCIÓN GENERAL

Lector, que acabas de abrir este libro: te aseguro que, si lo sigues leyendo, te vas a reír o al menos — si eres duro en aflojar la mandíbula— vas a pasar un buen rato. Tienes en tus manos — ya lo sabes— los Epigramas de Marco Valerio Marcial, obra cumbre del género que expresa su título. Por ellos va a desfilar la vida en sus aspectos más divertidos y se va a poner en solfa a más de uno que pretendió ser lo que no era. También te conmoverás con la suerte de otros y co­ nocerás curiosísimos detalles de la vida diaria de Roma a fi­ nales del s. i d. C. Verás cómo algunos hechos y comporta­ mientos poco han cambiado al cabo de diecinueve siglos. Y como hizo el propio Marcial, te aviso también, lector, de que aquí vas a encontrar expresiones crudas, situaciones escabrosas y comportamientos más que incorrectos en lo que a la entrepierna se refiere, que no otra cosa es aquí el «hablar latín» (latine toqui) de Marcial; y te lo aviso, lector, tanto para que no sigas adelante, si te puede resultar moles­ to, como para que busques directamente tales epigramas si tu gusto va en ello; pero, te lo ruego, en cualquier caso, ac­ túa con libertad y sin hipocresía, y no como le ocurrió a Lu­ crecia cuando Bruto la sorprendió en tal aprieto ( X I 16):

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Lector que eres demasiado estricto, a partir de ahora puedes [irte de aquí adonde te plazca : dejo advertido esto para la gente de orden; desde aqui mis páginas se encalabrinan con ios versos de [Lámpsaco y hacen sonar ios crótalos con mano tartesia. ¡Ay, qué de veces golpearás tu manto con ¡a vena tiesa, aunque seas más estricto que Curio y que Fabricio/ También tú, muchacha, aunque seas de Padua, leerás —mojadita— las desvergüenzas y chanzas de mi librito. Se puso colorada Lucrecia y dejó m i libro, pero porque llegó Bruto; Bruto, márchate: ¡ova a leer. Un autor anónimo definió así al epigrama: Todo epigrama sea como ¡a abeja: tenga su aguijón, tenga su miel y tenga su poco cuerpo. Es decir, una composición breve en la que debe haber una oposición interna: un planteamiento inicial, que ocupa el primer verso» al que responde el verso final en sentido con­ trario o con remate inesperado y malévolo que en ocasiones llega a la saña cruel. La brevedad es la característica del epigrama más señalada; el poeta griego Cirilo lo expresó así (A.P. IX 369): El distico forma un magnifico epigrama; pero si pasa de tres, es una rapsodia, no un epigrama. Marcial lo adaptó a su modo (V III29): El que escribe dísticos pretende, a mi entender, agradar con [la brevedad. ¿En qué aprovecha la brevedad, dime, si se ha convertido [ien un libro?

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Pero no siempre el epigrama es tan breve como un dístico, sino que se extiende a varios de ellos; sin embargo, debe contener alguna de las demás características: una estructura, bipartita al menos y por lo general, que refleje las dos partes del epigrama, propósito de sátira, crítica y diversión en el remate o, en otros casos, expresión en ¿1 de una moraleja, una máxima o un deseo. Pero esto de lo que hablamos es el epigrama literario, y antes de que se formara tal género el epigrama era otra cosa. Hacer un trazo sobre algo: rayar con el estilo sobre la cera, grabar con el punzón sobre la corteza de madera» ins­ cribir con el cincel sobre la piedra, celar el metal con el bu­ ril; eso era en su origen un epigrama, una inscripción para dejar constancia de algo: sobre un objeto para indicar quién había sido su autor o quién era su propietario; sobre una ofrenda votiva para señalar al destinatario o al donante; so­ bre un monumento o un edificio para indicar el constructor ó el motivo del mismo; sobre una tumba para recordar al fa­ llecido y a la persona que la hizo levantar. Primero, y nunca mejor dicho, de foima prosaica; luego, como lo que se pre­ tende es dejar recuerdo y las palabras se recuerdan mejor en verso, surge la inscripción poética, que comenzó con hexá­ metros dactilicos para terminar de forma mayoritaria con los dísticos elegiacos. Así los cultivaron los más conocidos escritores griegos en las épocas arcaica y clásica (Simónides, que vivió a ca­ ballo entre los ss. vi y v, fue el primer poeta de mérito que escribió inscripciones en verso) hasta llegar a la época hele­ nística, en la que los autores, a la par que siguen fieles a la tradición, van sintiéndose incómodos entre tanta apretura formal y comienzan, por una parte, a ampliar los asuntos a tratar y, por otra, a no destinarlos ya a la madera, la piedra o el metal: asi surge el epigrama literario. El más grande epi-

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gramatista de esa época fue Leónidas de Tarento, de la pri­ mera mitad del s. ui a. C., vagabundo, pesimista y literaria­ mente devoto de los pobres. La moda más extendida era la experimentación a partir de los cánones fijados: cambiar, innovar, desarrollar, siempre con su característica consus­ tancial: la brevedad. Y en la brevedad, la concisión y la ver­ satilidad del epigrama los poetas no sólo expresan sus sen­ timientos y emociones personales sino que introducen todos los nuevos temas que van a perdurar a partir de esa época: además de las inscripciones votivas y funerarias, reales o fingidas (que nunca faltarán), aparecen el amor he tero y ho­ mosexual (la musa puerilis de los latinos, que tanto juego dará), el amor y el vino, los epidícücos, los literarios, los iró­ nicos, los jocosos, los chistosos, los satíricos, los zahirientes, las invectivas, los convivales, las invitaciones a cenar, los que describen obras de arte, los acertijos, las adivinanzas... A partir del s. u a. C. los poetas griegos comienzan, no sólo en el epigrama, a dirigirse a los romanos y, por ello, a influir en el devenir de la poesía latina. El mejor servicio que le prestan, como luego hablaremos, es el de las sucesivas antologías de epigramas griegos que empiezan a llegar a Roma a partir del s. i a. C. En el primer siglo de la era cristiana hay que destacar a dos autores que abrieron y fijaron un nuevo camino en el epigrama, el del chiste, el del juego de palabras, el de la pa­ radoja, el de la pulla fmal: Marco Argentario crea a princi­ pios de siglo el concepto moderno del epigrama y Lucilio lo desarrolla ya en época de Nerón: los dos influyeron en Mar­ cial. Los epigramas griegos de época bizantina son el reflejo de las contradicciones del momento: cristianos en su mayo­ ría, se debatieron entre la expresión de sus creencias y el mantenimiento de la tradición. Los latinos también tenían su propia tradición epigra­ mática. Los más antiguos epigramas que se conservan son,

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cómo no, inscripciones funerarias, en concreto las de (os Escipíones, halladas cerca de la Puerta Capena romana y conservadas en los Museos Vaticanos. No hay aún influen­ cia griega, ni siquiera en el metro: están escritos en satur­ nios, el metro romano. Veamos el de Lucio Comelio Escipión, hijo del Barbado, que fue cónsul en 259 y censor en 258. Primero está pintado el titulus, en el que se expresan con brevedad y concisión el nombre y los cargos más im­ portantes que desempeñó: Lucio Comelio Escipión, hijo de Lucio: edil, cónsul, censort y luego aparece en una estela de piedra de en tom o al 200 a. C. el elogium, que traza una escueta biografía y ensalza sus virtudes: En éste sólo la mayoría está de acuerdo en Roma en que fu e el mejor de los hombres. Lucio Escipión. Hijo del Barbado, cónsul, censor, edilfue éste entre vosotros; éste conquistó Córcega y la ciudad de Aleria; regaló a las Tempestades un templo con razón. Lo mismo que había ocurrido con los griegos, los roma­ nos evolucionan a partir de esta expresión de brevedad y soncisión — y también de tosquedad— hacia formas más re­ finadas, con introducción de toques personales y apuntes smotivos: los epitafios de los poetas Enio, Nevio y Plauto, :l de Escipión Africano» el retrato de Pacuvio, la inscripción del templo de Árdea son buenos ejemplos de ello. Insisto en la similitud con el origen del epigrama griego: los primeros latinos son por lo general epígrafes funerarios o inscripcio­ nes. El epigrama literario aparece más tarde, en concreto, en t\ cambio del s. ii al i a. C. El momento no es casual. Roma

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ya es de hecho la dueña del mundo: ha acabado con Cartago en el Oeste y se está haciendo con Grecia en el Este. Los enemigos exteriores están lejos y ya no peligran las murallas de Roma. Desde que, siendo una sola rodeó a las siete coli­ nas con una muralla hasta convertirse en la más hermosa de las cosas, como luego cantará Virgilio, Roma ha forjado su poder a golpes de ¿pica; la épica ha sido el género por ex­ celencia en los años de su expansión; la épica tenia una clara finalidad: cantar las hazañas de sus ilustres hijos para ejem­ plo y acicate de las nuevas generaciones que debían conti­ nuar la conquista. Pero ahora ya no hay conquista, al menos cercana o de relevancia para la pervivencia del Estado. La épica continúa (y continuará algún siglo más) por inercia pero ya no responde a un sentimiento de la población, al menos de la población más cultivada, que era muy poca y que por primera vez comienza a mirar en su interior y en sus sentimientos. Al mismo tiempo que — y frente a— la épica huera y retórica de Aulo Furio Antias: Con sangre se ablanda el terreno, la tierra esponjada [se enfanga, todo se anochece con oscuridades de negra niebla, se acrecen los corazones, se arrecia con la herida el valor; como fúlica liviana vuela sobre las olas la flota, cuando el soplo de los euros purpura las verdes aguas, para que les sea posible enriquecerse aún más en los campos [patrios surge el epigrama amoroso de Quinto Lutacio Cátulo, polí­ tico y poeta: Se me escapó el corazón; me parece que, como acostumbra, (hasta Teotimc se llegó. A si es; ese refugio tiene.

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¿Qué pasaría si no te hubiera prohibido que a talfugitivo aceptara dentro de si sino que, mejor, lo expulsara? Iré a buscarlo. Mas, que yo mismo me vea atrapado, es lo que temo. ¿Qué hago? Dame, Venus, el consejo. Pero Lutacio Cátulo no ha inventado nada; ha adaptado un epigrama que el griego Calimaco (ca. 3QS-ca. 240 a. C.) había escrito en la Alejandría helenística (A.P. X II73): La mitad de m i alma aún respira, la otra mitad no sé si Amor o Muerte la arrebataron, sólo que no se la ve. Entonces, ¿en pos de los muchachos otra vez se ha ido?Y [les he advertido a menudo: «¡A esa fugitiva no ¡a acojáis, chavales!» A Teótimo buscaré: pues allí, la que merece ser lapidada, esa que está loca de amor, supongo que anda revoloteando. A. Ramírez de Verger ha descrito así el momento: «Jun­ to al cambio político se produjo una explosión cultural helenizante entre una elite de ciudadanos, que podían permitirse el lujo de comprar mosaicos para decorar sus mansiones o dedicar el tiempo al ocio de escribir o leer poesía amorosa, epigramas picantes o poemas épicos. Lógicamente, la mayo­ ría de los romanos ni tenía dinero suficiente para comprarse casas de lujo ni tan siquiera sabia leer o es'cribir». £1 ya citado Enio (239*169 a. C.) había sido el intro­ ductor en Roma de los epigramas helenísticos en dísticos elegiacos, pero es sólo en esta época del cambio del s. u al i a. C. cuando comienzan a tener verdadero éxito; un poeta griego de Antioquía, Aulo Licinio Arquias, al que luego de­ fendería Cicerón en su pretensión de obtener la ciudadanía romana, trajo a Roma la Corona de Meleagro, la primera antología de epigramas griegos. Esta fue la semilla de la que

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brotarían años más tarde los «nuevos poetas» o «neotérieos»; precisamente en esa antología figuraba el epigrama de Calimaco que adaptó al gusto romano Quinto L utado Cá­ talo. Los griegos habían recogido desde el s. rv a. C. diversas colecciones de epigramas, que se fueron perdiendo, bien de autores individuales o bien sobre asuntos concretos, como la que publicaron Asclepíadcs de Samos, Hédilo y Posidipo. La primera gran colección de la que hay noticia concreta es esa Corona de Meleagro, de hacia el año 80 a. C. Meleagro de Gádara, poeta trilingüe de obra diversa, debe su fama principal a esta colección de epigramas poéticos que reunió de distintos autores (unos cincuenta por orden alfabético, desde Arquíloco al propio Meleagro) y a la que llamó Co­ rona por relacionar a cada poeta con una flor. Hacia el año 40 d. C. publicó Filipo de Tesalónica otra Corona con epi­ gramas escritos con posterioridad a Meleagro. En época de Adriano hizo lo propio Estratón de Sardes con epigramas sobre la musa puerilis, el amor homosexual. Y en el s. vi el poeta y estudioso bizantino Agatias reunió un Circulo de siete libros de epigramas tanto suyos como de sus contem­ poráneos, agrupados por asuntos. Poco después del año 900 Constantino Céfalas, que ocu­ paba el cargo más elevado en la corte de Bizancio, reunió la antología más importante que se había emprendido nunca y que abarcaba toda la historia del epigrama griego, basándo­ se para ello en las antologías ya citadas de Meleagro, Filipo, Estratón y Agatias entre otras. Lo mismo que habla ocurrido con las de éstos, la colección de Céfalas se perdió como tal, pero buena parte de los epigramas que contenía se han con­ servado en dos antologías posteriores. A fines del s. x un estudioso desconocido (o bien varios) formó una colección que ha llegado hasta nuestros días en

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un único manuscrito, el Códice Palatino 23, de Heidclberg, que más tarde regalaría Maximiliano de Baviera al Papa Gre­ gorio XV en 1623. Basada en la colección de Céfalas, reúne unos 3.700 epigramas en quice libros agrupados por temas. Por el manuscrito que la contiene recibe el nombre de A n­ tología Palatina (A.P.). Pero esta antología no fue conocida hasta 1606, cuando se descubrió el códice. Hasta entonces, la colección de Céfalas se conocía por la que el monje Máximo Planudes reunió en Constantinopla en 1299 ó 1301 en un manuscrito que ahora se conserva en Venecía. Fue la primera en ser impresa en 1494 y contiene unos cuatrocientos epigramas más que la Palatina, Sin em­ bargo, acabó ésta por imponerse y hoy día la de Planudes se suele editar como el volumen 16 de la Palatina bajo el titulo de Apéndice Planudeo. Desde principios del s. i a. C. los poetas latinos empeza­ ron a disponer de todo este arsenal de epigramas griegos, que les sirvieron de modelos y que lograron un éxito inme­ diato y generalizado no sólo entre los poetas sino entre el público en general, sobre el papiro y sobre las paredes, co­ mo esta sucesión de diversas inspiraciones y réplicas (tan habituales hoy en lugares de íntimos menesteres) hallada en la pared de un teatro de Pompeya (interpretación y traduc­ ción de E. Montero Cartelle, BCG, 41, págs. 121-122): Primero con el embrujo de tus ojos me has hecho arder de [pasión, y ahora das rienda suelta a las lágrimas p o r tus mejillas, pero las lágrimas no pueden apagar mis llamas: ellas me queman el rostro y me consumen el corazón. Debajo se ha escrito: Ésta es una composición poética de Tiburtino.

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Y a continuación otra mano ha añadido: Los vecinos se ven obligados a intervenir en el incendio porque las llamas podrían propagarse rápidamente. Es una buena prueba de la popularidad que enseguida logra­ ron los epigramas griegos, y, como digo, latinos de toda la­ ya se ponen a hacer epigramas de cualquier asunto: poetas, escritores, rétores, políticos, aficionados en general empren­ den un camino que lleva hasta Marcial pasando antes por £atulo. Imposible pasar por alto el Odi et amo del poeta veronés, puro sentimiento de verbos entrecruzados: Odio y amo. ¿Por qué me pasa, quizás preguntas? No lo sé, pero siento que me pasa y sufro. Imposible dejar de lado sus inmiserícordes invectivas contra Mamurra, contra Celio, contra César. A partir de Catulo el epigrama cobra mayor popularidad y aumenta más todavía la moda de componerlos, e incluso son utilizados para anó­ nimas críticas a los emperadores. De principios o mediados del s. i d. C. son los Priapeos, una colección anónima de unos ochenta poemas que tienen como protagonista al dios Príapo y a su característica anatómica por excelencia y lo que con ella les haría él a los ladrones de los huertos en los que su figura servía de espantapájaros. Llegados a este punto, con toda la tradición griega del epigrama a disposición, con la popularidad del género en Roma, con la forma del mismo desarrollada y fijada en sus aspectos más importantes por Catulo, con el añadido de los Priapeos, con el epigramatista griego Lucilio —del que ya hablamos— viviendo y escribiendo en Roma, sólo falta que aparezca la figura que recoja toda la tradición anterior, se

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sumeija en el mundo poético del momento y eleve al epigra­ ma a su mayor nivel. Y en esto llegó Marcial desde Bílbilis. Desde el corazón de la Celtiberia hispana, la elevada Bilbilis Augusta, que, a unos siete kilómetros hacia Levante de la actual Calatayud, dominaba desde el cerro de Bámbola la confluencia del Jalón y el Ribota y contemplaba cómo se extiende hacia el Sur la vega del Jiloca, amurallada al Este por la Sierra de Vicort» que deja paso al Jalón en busca del Ebro, mientras que al Norte la Sierra del Moncayo y al Sur­ oeste la Serranía de Cuenca completan su horizonte, vio na­ cer un día del mes de marzo del año 38 (o del 41) a Marco Valerio Marcial, hijo casi con toda seguridad de Frontón y Flacila, quien tras completar sus estudios en su propia ciu­ dad natal (o en la capital conventual de Cesaraugusta o en la algo más distante —cinco jomadas— pero también más im­ portante Tárraco) marchó a Roma en busca de medro, fortu­ na y provecho literario, que en la cerrada y alicorta mentali­ dad del mundo de la provincia se le antojaban escasos. Digo literario porque del otro, el del sustento, no debía de andar mal del todo si su familia le había podido costear una edu­ cación. Su marcha a Roma se produce el año 64, cuando conta­ ba por tanto 26 (o 23) años. Esto del baile de fechas se debe a que los datos ciertos están contenidos en el libro X de su obra, pero de este libro —por razones que luego veremos— hubo dos redacciones, una el año 95 y otra el 98, y no hay forma de saber de cuál de las dos es el epigrama que daría certeza. Advirtamos de paso que todos los hechos que cono­ cemos de su vida proceden en exclusiva de su propia obra, por lo que hay que ponerse en guardia no vayamos a con­ fundir la ficción del poeta con la realidad de la persona. Mucho se ha escrito sobre si a su llegada a la capital buscó el amparo de otros hispanos que tenían vara alta en la

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vida política, administrativa, social o literaria, como los Sé* ñeca de la familia cordobesa Anea. Nada de eso hay. El su­ puesto sentimiento de hispanismo o paisanaje entre hispanos está tan ausente en Marcial como en Séneca, Lucano o Quintiliano. Marcial se reclama celtíbero, nacido de celtas e ibe­ ros, y sólo a éstos tiene por suyos. En todo caso, el final que tuvo tal familia en los sucesos del año 65 se habría llevado por delante la supuesta ayuda que le hubieran prestado. Marcial se adentra en la vorágine de la vida capitalina como otro más de los muchos jóvenes que, llenos de ilusión, llegan desde cualquier rincón del imperio, según recordará más adelante (III 38): ¿Qué motivo o qué ilusión te trae a Roma, Sexto? ¿Qué esperas o pides ahí? Cuenta. «Defenderé», dices.«pleitos. yo que soy más elocuente que el mismo Cicerón y nadie me igualará en los tres foros», Atestino y Cive defendieron pleitos —conocías a los dos—, pero ninguno de los dos tuvo un alquiler completo. «Si nada viene de ahi, compondré versos: cuando los oigas, dirás que son obra de Marón». Desvarías: todos los que están allí con capas heladas, los ves como Masones y Virgilios. «Frecuentaré los grandes atrios». Apenas a tres o cuatro eso ha alimentado, los demás palidecen de hambre. «Aconséjame qué hacer, pues estoy decidido a vivir en Roma»: si eres bueno, puedes vivir, Sexto, de milagro. Imaginemos su primer día: aturdido en medio de aquel ensordecedor ruido que atronaba las calles de Roma, asustado ante el caos y el peligro de la circulación, receloso de todo aquel que se le acercaba vaya usted a saber con qué inten­ ciones, angustiado ante la dificultad de encontrar alojamien­ to en uno de aquellos cuchitriles de los bloques de varios pi­

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sos que no había visto nunca, desesperado de hallar un me­ dio de mantenimiento y preguntándose en la soledad de la noche quién le había mandado a ¿1 dejar la tranquilidad de BÜbilis y venirse a Roma. O no fue así. Pensemos en cam­ bio que llegó pisando fuerte, con las ideas claras y con la ayuda y el amparo en los primeros tiempos de algún bilbílitano conocido suyo, como Liciniano o Materno, que lo aco­ gieron e introdujeron en el mundo que había de darle fama y sustento. Ni una sola noticia de lo que Marcial hizo en Roma des­ de el año 64, fecha de su llegada, hasta el año 80 en que pu­ blica su primer libro. Pero podemos deducir y suponer cómo se ganó la vida: escribiendo, claro está, que era lo que él sa­ bía hacer. Escribiendo sobre todo para otros que a cambio le proporcionaban el sustento diario; se convirtió así en un clien­ te más de las decenas de miles que pululaban por las calles de Roma y que al amanecer acudían a cumplimentar a sus patronos (porque con uno solo no había bastante) y a ver si querían algo de ¿I. Escribiendo también para él, que poco a poco iba cuajando como escritor y formando una obra de no mucho mérito al principio, si creemos lo que escribe en I 113: «Las tonterías que escribí en otro tiempo de joven y niño / y las bagatelas mías que ya ni yo mismo reconoz­ co...». El año 80 publicó su primer libro, el Libro de los Espec­ táculos, con motivo de la inauguración del anfiteatro flavio, el famoso Coliseo romano, iniciado por el emperador Vespasiano y concluido por Tito, inaugurado por éste el año 79, aún sin rematar, obra a la que comienza en el primer epi­ grama del libro comparando y anteponiendo a las maravillas del mundo (miracula mundi): las pirámides de Egipto, las murallas y los jardines de Babilonia, el templo de Diana en Éfeso, el altar de Apolo en Délos y el Mausoleo de Halicar-

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naso. En este libro, que se nos ha conservado de forma frag­ mentaria y ordenación problemática, aparte de algunos epi­ gramas de alabanza al emperador aparecen los espectáculos que se dieron a raíz de tal inauguración y que duraron cien días: por él desfilan representaciones de mitos y leyendas como la de Pasífae y el toro, la de Lauréolo, la de Dédalo, la de Orfeo, la de Hero y Leandro, luchas de gladiadores, pe­ leas de animales, doma y caza de fieras, naumaquias... Probablemente las tonterías y las bagatelas a que se refe­ ría en 1 113 como pecados de juventud sean los dísticos que forman los libros XIII y XIV, los últimos en el orden nor­ mal de la edición de su obra pero de los primeros que se pu­ blicaron, titulados respectivamente Xenia (Regalos para los amigos) el XIII y Apophoreta (Regalos para los invitados) el XIV. Se publicaron el mes de diciembre del año 85, mes este de diciembre que está íntimamente ligado a la poesía de Marcial. El 17 de diciembre se celebraba la festividad del dios Saturno, y con este motivo tenían lugar las Saturnalia, las fiestas Saturnales en su honor, que coincidían por una parte con el final de la cosecha de otoño y por otra con la siembra de los cereales; al principio era un soto día de fiesta, que luego se fue ampliando hasta llegar a siete. Era la fiesta más divertida del año, a la que Catulo calificó de optimus dierum, «el mejor de los días». El propio Marcial describe así sus características en XIV 1: Mientras el caballero y el senador, mi señor, disfrutan con [los trajes de fiesta y mientras los píleos que se ha puesto le sientan bien a lnuestro Júpiter y no teme el esclavo encontrarse al edil mientras agita el cubilete, al tiempo que contempla ¡os estanques helados,

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recibe lo que le toca en suerte, alternativamente, al rico y al \pobre: que cada cual le entregue a su invitado los prem ios que le [correspondan. Esto es, la gente de toda condición utilizaba el traje de fies­ ta, se tocaba con el pfleo (gorro que simbolizaba la libertad del esclavo), se permitía el juego y se intercambiaban rega­ los, dentro de un ambiente generalizado de alegría, juerga y embriaguez al que colaboraban una cierta relajación de las convenciones sociales y un moderado trueque de los papeles de amos y esclavos, unas características que más (arde pasarán en parte a las fiestas de carnaval y en parte a las de Na* vidad. Lo que más nos interesa en este punto es la cuestión de los regalos, que tenia una doble vertiente: por un lado se en­ viaban a los amigos regalos acompañados de una etiqueta que contenia un dístico festivo alusivo al regalo; el libro XIII es una colección de tales dísticos para regalos que con­ sisten en comida y bebida: legumbres, frutas, quesos, embu­ tidos, aves, animales, mariscos, pescados, vinos, etc., hasta un total de 127. Por otro lado, entre los invitados a la casa se sorteaban otros regalos acompañados también de un dístico; el libro XIV es una colección de ellos, entre los que se pue­ de encontrar material de escritura, de aseo, de cocina, de deporte, lámparas, copas, animales de compañía, obras lite­ rarias, etc., hasta un total de 221 que van de un simple mon­ dadientes hasta una bailarina gaditana. Pues bien, ya pode­ mos hacemos una idea de otro medid con el que se fue ganando Marcial el sustento en esos años oscuros de su vi­ da: componiendo poesías que luego ponía a la venta, como estos dísticos que podía utilizar cualquiera que tuviera que regalar.

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Las fiestas Saturnales tienen que ver no sólo con sus comienzos como poeta; también tienen que ver con buena parte de su obra que fue publicada precisamente en tal fe­ cha. El propio Marcial lo pone 4e manifiesto en X I6,1-4: En los orgiásticos dios del viejo de la hoz, en los que campeo soberano el cubilete de los dados, permites —creo yo—, Roma encaperuzada, que me guasee con versos nada pulidos. Poesía, por tanto, festiva, vital, improvisada, ligera, ocasio­ nal, que busca ante todo la diversión y el exceso, la ruptura y la carcajada; aunque, digámoslo ya, esa no es la única poesía de Marcial, pues cuando acaba la fiesta vuelve el quehacer diario, como él mismo cuenta en V 84,1*6: Ya el joven triste p or haber dejado la niñez es llamado por el maestro gritón; y el jugador, mal traicionado por el cubilete seductor, sacado inmediatamente de la antigua taberna, borracho suplica al edil. Pasaron por completo las Saturnales.,. Aparte de estos tres primeros, Marcial compuso (todos en Roma, menos el III, en el Foro de Comelio, la actual ímola, en la Lombardia, y el XII, ya de regreso en Bllbilis) otros doce libros de epigramas que fueron publicados entre el año 85 y el 102 (lo que, con alguna que otra antología de los mismos, resulta a casi un libro por año) y que una vez concluidos ponía a la venta en la tienda de alguno de sus li­ breros: Quinto Polio Valeriano, Atrecto, Segundo o Trifonte, que tenían sus negocios en el Argileto y que solían anun­ ciarlos con letreros a ambos lados de la puerta en los que figuraban los nombres de los autores. Él mismo hace publi­

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cidad de ellos, sobre todo en el libro I. Pero de poco le valía. Escribir en Roma no es que fuera llorar, pero intentar vivir de los inexistentes derechos de autor sí que era algo más que temeridad. Entre los pocos que sabían leer y escribir —y que estuvieran dispuestos a comprar un libro—, los editores piratas, los plagiarios y los gorrones que no tenían empacho alguno en pedirle prestado un ejemplar («que le devolverían una vez leído») al propio autor, el bolsillo del pobre Marcial — como el de Catulo— estaba lleno de telarañas. Por cierto que Marcial nos proporciona, como en tantos otros campos, no sólo las mejores y más abundantes noticias sobre el mundo y la forma del libro en Roma (hojas de papi­ ro enrolladas en tomo a un cepo, adornados los más lujosos en las extremidades de éste, que sería entonces de marfil, tratado el rollo con aceite de cedro para su mejor conserva­ ción y guardado en una funda de cuero atada con correas, y que debía ser leído empleando las dos manos) sino que por primera vez alude al libro en su forma actual, es decir, al códice con hojas de pergamino, inmejorable en este caso como libro de viaje (12,1-4): Quien deseas que mis libritos estén contigo en todas partes y buscas tenerlos de compañeros de un largo viaje, compra los que el pergamino aprieta en breves páginas: asigna estanterías a los grandes, a m i me abarca una mano. Si hacemos caso a sus lamentos sobre la poca rentabili­ dad de la literatura — aunque no hay que descartar que lo de poeta y quejica vaya aquí también a la par— , los que sí ga­ naban dinero eran los de la épica, a pesar, como antes he­ mos dicho, de que no respondían ya a ninguna necesidad social (IV 49, 9-10: «'Sin embargo eso», es decir, la épica, «es lo que todos alaban, admiran, adoran \ / lo reconozco:

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alaban eso, pero leen esto», es decir, el epigrama). Pero en esas quejas y lamentos quedan claras un par de cuestiones contrapuestas, que como realidad y deseo reflejan la ambi­ valencia de Marcial: por un lado, su lamento por la inutili­ dad material de sus estudios (IX 73,7: «En cambio, a m i los mentecatos de mis padres me enseñaron unas pocas le­ tras») y no haberse dedicado a otro oficio más rentable (V 56): A qué maestro, Lupo, puedes entregar tu hijo quieres saber y preguntas preocupado desde hace tiempo. Te aconsejo que evites a todos los gramáticos y rétores: no tenga trato con los libros de Cicerón y Virgilio, y que deje a Tutilio a su fam a; si hace versos, abandona al poeta. ¿Quiere aprender artes que den dinero? ^ u e aprenda a tocar la cítara o la flauta, si eljoven te parece que es de cabeza dura, hazlo pregonero o arquitecto. y por el otro lado, puesto a ser poeta, su inamovible voca­ ción por el epigrama (X 4, 7-10): ¿Por qué te deleitan las caricaturas sin sentido de un mise[rabie papel? Lee eso de lo que la vida pueda decir «es mío». Aquí no encontrarás centauros ni górgonas y harpías: a ser humano saben mis páginas. En realidad, lo que Marcial está planteando es el eterno pro­ blema de la financiación del autor y de su obra, problema que le acucia sin cesar y que le hace añorar tiempos pasa­ dos; su famosísima fiase: «Que haya Mecenas: no faltarán,

INTRODUCCIÓN O EN ERA t

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Flaco, Marones», es decir, Virgilios (VIII 55, 5), es la plasmación de una idea que le tortura desde el primer libro: «Dame tranquilidad, pero como la que había proporciona­ do / ha tiempo Mecenas para sus queridos Flaco y Virgilio» (1 107, 3-4), hasta el último que escribió en Roma: «£/ ¡as piadosas divinidades, una vez que han devuelto un Augusto a las tierras, / te dieran también a ti, Roma, un Mecenas» (XI 3, 9-10), y que se convierte en otra de sus quejas habi­ tuales. Pese a todo Marcial fue mejorando su situación. Entre la pitanza que le proporcionaba su menester de cliente, en el que no eran moco de pavo los regalitos que le solía hacer el propio emperador — el patrono por excelencia— , como dis­ frutar de los derechos fiscales y sociales de un padre de tres hijos (¡él, que no tuvo ninguno!) o el cargo de tribunus miiitum semestris, que le convertía en caballero, la ayuda y los préstamos de los amigos y lo poco que sacaba — pero algo es algo— de sus libros, fue saliendo de su originaría estre­ chez, que le obligaba a vivir en un tabuco del tercer piso — y de escalones altos— de un bloque de la calle del Peral, por el Quirínal, hasta llegar a poseer casa propia en la mis­ ma zona — aunque sin agua comente— y una casita de campo en Nomento con diminuto jardín. Una situación, em­ pero, que nunca fue estable sino que sufría frecuentes alti­ bajos; si tuvo esclavos, debieron de ser muy pocos y sólo a dos de ellos podemos identificar en su obra: el amanuense Demetrio y la pequeña Eroción, cuya muerte llora varías ve­ ces con profunda emoción. Y en cuanto a su situación fami­ liar, ya hemos dicho que no tuvo hijos y nada parece indicar que estuviera casado; las ocasiones en que se dirige a una esposa son mera ñcción literaria. También son sin duda simple ficción literaria algunos de los muchos epitafios o epigramas funerarios que aparecen a

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lo largo de su obra. Pero la mayoría de ellos no tiene traza alguna de ello sino de estar compuestos para ser grabados en la piedra. Roma no es excepción a la mentalidad medite­ rránea y al tabú que para ella representa el morirse, y como en cualquier otra ciudad de su cuenca también allí había muchas personas que vivían de la muerte: embalsamadores, perfumistas, portadores, sepultureros, marmolistas, lapicidas, etc. Cuando aparece tanto trabajador fúnebre es que el di­ funto era de posibles; los pobres, ya se sabe: en galga y a la fosa común («la tertulia» la llamaban años ha en Sevilla); los ricos, además, tenían su lápida funeraria con algo más que la filiación, como ya vimos en los sepulcros de los Escipiones; en muy pocos casos serían los deudos los autores de los epitafios y por lo general se recurría a un profesional, a un compositor de epitafios como sin duda lo fue Marcial. Veamos el ejemplo de la lápida funeraria de un personaje popular, el actor París, asesinado seguramente por orden de Domiciano que creía que sus actuaciones con la emperatriz eran algo más que mímicas (XI 13): Viajero que hollas la vía Flaminia, quienquiera queseas, no pases de largo ante este noble mármol. El encanto de la ciudad y la gracia del Nilo, el arte y el ingenio, la alegría y el gozo, la gloría y la pena del teatro romano y todas las Venus y Cupidos están enterrados en este sepulcro: en el de París. Este epigrama-epitafio (que continúa así su razón primige­ nia), compuesto tras la muerte de Domiciano, reúne casi to­ das las características del género: la situación de la tumba a la orilla de una vía principal, la apelación al caminante, el elogio del fallecido y una de las fórmulas literarias; otras

INTRODUCCIÓN GENERAL

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aparecen en las estelas fúnebres de más personajes conoci­ dos, como el auriga Escorpo o el actor Latino; en las con­ movedoras de su esclavita Eroción y de otros niños y ado­ lescentes muertos de cruel enfermedad, como el barbero Pantagato, Glaucias, Ále imo, Ùrbico o Cánace, en las que se hace gala del tópico de la muerte prematura (mors imma­ tura); y, por el otro extremo de la vida, en la de los ancianos padres de Rabino, muertos la misma noche. Son todos ellos epitafios compuestos para ser grabados en la piedra que los recordará tras su muerte y que Marcial integra también en sus libros. El día que aparezca una piedra con uno de estos epitafios se habrá cenado el círculo. Pero ya se sabe que cuando las ganas de comer (o de reír) aprietan, ni a los muertos se respeta. Los epitafios son también uno de los mejores desencadenantes del chiste, co­ mo el que hace de Cloe, que en las lápidas de sus siete ma­ ridos sucesivos hizo poner la tradicional fórmula de que «ella lo había hecho», haciendo juego de palabras con en­ comendarlos o mandarlos a la otra vida; como el de la vieja libidinosa Plucia, que enterrada a la vera de Melantión no para en sus afínes; o el de otra vieja, Filenis, bruja y alca­ hueta, a la que desea que la tierra le sea leve para que los perros puedan desenterrar sus huesos; o el de aquella joven inconsolable tras la muerte de su joven esclavo, que a sus doce años ya tenía algo que medía casi pie y medio; o el de su amigo Peto, que tras perder a su esposa se vanagloria de su propia entereza, una entereza valorada en veinte millones de herencia; a sólo uno ascendía la dote de la mujer de Saleyano, inconsolable porque perdió mujer y dote al morir ésta sin hijos y heredarla su padre. El caso de Saleyano nos lleva a otro personaje que pu­ lulaba en abundancia en la Roma de la época y, por ello, en los libros de Marcial: el heredípeta o cazador de testamen­

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tos. Desde que a finales de la República empezó a darle a la gente por no casarse ni tener hijos, las personas ancianas, ri­ cas y sin descendencia se convinieron en la pretensión de estos hábiles depredadores que se aprovechaban de la cos­ tumbre romana de dejar mandas a tos amigos y a tal fui si­ mulaban amistad con el objeto de su ambición; Marcial se burla de ellos y llama la atención de las posibles víctimas, incapaces a veces de caer en la cuenta de la trampa que les están tendiendo (V III27): Quien a ti, rico y anciano Gauro, te hace regalos, si eres listo y te das cuenta, te está diciendo esto: «Muérete». Las mujeres viejas y sin hijos, viudas o solteras, padecían un acoso similar» como el que Gemelo hacía a Maronila (I

10):

Gemelo busca casarse con Maronila: la desea, la acosa, le suplica, le hace regatos. ¿ Tan guapa es? ¡Qué val ¡No hay nada tan feo ! ¿Qué es entonces lo que busca y le agrada de ella? Tose. Claro, que tal solicitud podía ser un arma de doble filo, por­ que no sólo ponía en guardia al objetivo sino que podía ser utilizada como señuelo (I I 26): Que respira quejándose, que Nevia tiene Unafe a tos, y sobre tu pecho arroja esputos sin parar, ¿crees, Bitinico, que ya tienes el asunto resuelto? Te equivocas: Nevia está flirteando, no se está muriendo. Creo que ya hemos visto suficientes epigramas de Mar­ cial para que nos hayamos hecho una idea de su técnica lite­ raria. Cultivó con maestría el tipo ideal de epigrama al que aludíamos al comienzo de estas páginas, al llamado «esco-

INTRODUCCIÓN GENERAL

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mático», el del picotazo final, que a veces es una verdadera cornada, como el X 8, en el que se pone precisamente en la piel de un c&zatestamentos: Paula desea casarse conmigo, yo no quiero a Pauta p or esposa: es vieja. La querría si Juera más vieja. Y como es lógico, cuando se utiliza tal brevedad la conci­ sión y la precisión son imprescindibles, porque hay que de­ cir o insinuar el mayor número de ideas con el menor núme­ ro de palabras, de modo que el juego de éstas, lo mismo que el empleo de los sinónimos y los antónimos, resulta funda­ mental; y en ello Marcial es un verdadero maestro que sus­ tenta toda la tradición posterior. Pero no es ese el único mo­ delo epigramático de Marcial, ni siquiera el más usual; la media de versos de sus más de 1.500 epigramas es de ocho, es decir, cuatro dísticos, en tos que el metro más empleado fs éste, et dístico elegiaco, pero también utiliza el falecio, diversos metros yámbicos y, esporádicamente, el hexámetro solo y el verso sotádico. Otro tipo de epigrama que abunda mucho en la obra de Marcial es el del final inesperado, es decir, el chiste sin más. Pero tanto en éstos como en otros que ya hemos visto o que concluyen con una máxima o una moraleja suele aparecer la estructura bipartita, que da contraste y equilibrio al propio epigrama. Y por todos ellos pasa, sin más, la vida, la vida que debe ser vivida sin excusa y sin demora y que halla en Marcial la mejor expresión del carpe diem: «Rompe lechos, pide vinos, coge rosas, tíñete con nardos» (II 59, 3), porque «Átropos no demora ¡os estambres» (X 44, 5-6) y «una de las tres hermanas siempre corta los hilos» (IV 54, 9-10) de la vida, A un amigo le aconseja: «Vive» (VIII 44, 1), «vive como si

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te hubieran quitado la vida y disfruta de los goces huidizos: la vida devuelta no pierda ningún día» (VII 47, 11-12) y «nunca le dejes a tu heredero ni perfume ni vinos; que se quede él con el dinero; todo eso dátelo tú» (XIII 126), y no digas «que vivirás mañana; ¿cuándo llega ese mañana? ¿Vivirás mañana? Vivir hoy ya es tarde: e l que sabe es quien vivió ayer» (V 58) y, como recompensa, «a quien ha vivido asi —incluso sí falleció en la plenitud de la edad— le ha resultado la vida más duradera de lo que le fu e concedída» ( y i n 77,7-8). Pasa la vida en todos sus aspectos y con todos sus pro­ tagonistas: los mercados, los pórticos, los teatros, las deli­ cias de Bayas, sus muchos amigos, los clientes y su perra vida, el mundo literario y los literatos, recitadores y rétores, el barullo y el estruendo de la vida en Roma, los bloques de viviendas, la vecindad, los tenderos, la manía tan romana de no cenar en casa, las artimañas para conseguir una invita­ ción, las cenas y los banquetes, las putas de altos vuelos y las de la Subura, los barberos lentos y los peligrosos, los mé­ dicos incapaces, los abogados pretenciosos, los borrachos que regresan tarde, los taberneros tramposos, los amantes avariciosos, los calvos vergonzantes, los desdentados, los na­ rigudos, otra vez los clientes y su perra vida, los jóvenes criados atractivos hasta la perdición, sus preferencias en mujeres y hombres, los maestros gritones, los besucones, los perfumistas, las viejas con afeites y postizos, las viejas rijo­ sas, los filósofos estoicos y cínicos que no hacen lo que di­ cen, los mariquitas y los maricones, los bardajes y los buja­ rrones, los jóvenes que se cortan el cabello, la gente de rancio abolengo y sus viejas costumbres, los nuevos ricos y sus alardes, los ríeos arruinados, los mendigos y pedigüe­ ños, los dandis, los atletas, una vez más los clientes y su pe­ rra vida, las adúlteras y los cornudos estúpidos, las lesbia-

INTRODUCCIÓN GENERAL

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ñas, los prestamistas y los que no pagaban deudas y, en fin, una serie de personajes impagables como Zoilo, Tais, Sexto, Ciña, Lino, Rufo, Luperco, Postumo, Lupo, Paulo, Tuca o Carino, personificación de todos los comportamientos criti­ cables. En Marcial hay que dejar claro algo importante: la crítica y la sátira no se dirigen tanto a los defectos como a la hipocresía de sus protagonistas, que dicen una cosa y hacen otra, o quieren parecer lo que no son. En Marcial no existe esa odiosa manía tan española — y tan actual— de zaherir a alguien, para menoscabarlo, mofándose de algún defecto fisico o de su nombre. El famosísimo soneto de Quevedo Érase un hombre a una nariz pegado... no tiene cabida en Marcial. Si crítica la nariz de alguien es porque, como Cástrico en VII 37, no se la limpia o porque, como Pápilo en VI 36, la emplea para oler lo que no debe. Incluso en el aspecto más famoso de su obra, el de los comportamientos sexuales, Marcial mantiene esa tónica. Las prácticas que aparecen son casi todas: con una o con otro o con varios a la vez, con jó ­ venes y menos jóvenes, por delante y por detrás, activo o pasivo, con la mano, con la boca o con lo otro, por arriba y por abajo, en su casa o en el burdcl, a oscuras o a plena luz, pagando o cobrando, por la mañana o por la noche; pero en todas esas prácticas, como digo, lo que se critica son las actuaciones contrarías a lo socialmente admitido (que para un hombre adulto consistía sólo en lo que tuviera un papel activo) y no cualquier conducta. Quede lejos, pues, esa idea de Marcial como pluma vitriólica que no deja títere con cabeza. A lo largo de los treinta y cuatro años que pasó en Roma nuestro poeta se vio preso de un sentimiento encontrado con respecto a la vida urbana. Le ocurría como en la copla: «Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio: contigo porque me matas y sin ti porque me muero». La vida romana era la

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m a r c ia l

suya propia, la de su obra, pero a! mismo tiempo deseaba, anhelaba escapar de ella. Ya desde muy pronto, cuando el mismo Quintiliano, insigne educador de la desvariada ju ­ ventud, le debió de aconsejar que sentara la cabeza y se de­ dicara a algo útil, le contestó qué el ideal que ¿I tenía no era el dinero sino esto ( I I 90, 7-10): A nti me agrada el hogar, los techos que no desdeñan el negro humo, una fuente de agua corriente y el césped natural. Tenga yo un esclavo harto, tenga yo una esposa no muy culta, tenga yo una noche con sueño, tenga un día sin litigios. La civilización comporta sus inconvenientes y Marcial es víctima de ellos. Si se lee con atención, de lo que Marcial abomina no es tanto de la vida romana como de la vida que él lleva en Roma, la perra vida del cliente, azacaneado cada día desde el alba hasta la anochecida. Incluso en Roma esta­ ría a gusto de otra forma, con «el paseo en ¡itera, ¡os cuen­ tos, los libros, el campo, el pórtico, la sombra, la Virgen, las termas» (V 20, 8-9). Sin embargo, su ideal, horaciano y epicúreo, aparece por doquier. Otra vez en el libro II, epi­ grama 48: Un tabernero, un carnicero, un baño, un barbero, una mesa, unos dados, y unos pocos libros, pero que yo pueda elegir: un solo compañero no demasiado bruto, un joven fuerte y sin vello durante mucho tiempo, una joven querida de mi jovencito: procúrame esto, Rufo, incluso en Butuntos y quédate tú con ¡as termas de Nerón. La más famosa plasmación de todas esas ideas y de ese anhe­ lo, que, como digo, se extiende desde el libro I con la ideali­

INTRODUCCIÓN OENERAL

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zación de la vida hispana (49) hasta, como veremos, la creeencia de que se ha realizado en XII 18, es el epigrama 47 del libro X, con gran fortuna, por cierto, en las letras his­ panas: Las cosas que hacen ¡a vida más feliz, m i muy entrañable Marcial, son éstas: una hacienda conseguida no a fuerza de trabajar, sino p o r un campo no desagradecido, un fuego perenne; [herencia; nunca un pleito, pocas veces las formalidades, una mente tranuhas fuerzas innatas, un cuerpo sano; [quila; una sencillez discreta, unos amigos del mismo carácter; unos ágapes frugales, una mesa sin afectación, una noche sin embriaguez, pero libre de preocupaciones; un lecho no mustio y, sin embargo, recatado; un sueño que haga fugaces las tinieblas; querer ser lo que se es y no preferir nada; ni temer ni anhelar el último día. El último día le habría de llegar en su natal Bílbilis, a la que regresó por lo que se cuenta a continuación. La primera edición de su libro X se publicó en diciem­ bre del año 95; un año más tarde vio la luz el libro XI y al año siguiente, el 97, una antología de estos dos libros; a me­ diados del año 98 se publicó una segunda edición del libro X. Los hechos más relevantes que habían ocurrido durante los tres años que mediaron entre las dos ediciones del libro X fueron el asesinato de Domiciano el 18 de septiembre de 96, el reinado de Nerva y la sucesión de ¿ste por Trajano a principios de 98. Marcial se había señalado sin mesura y ca­ si sin pudor en favor de Domiciano, al que incluso llega a llamar «Júpiter» y «Tonante». El libro VIII es la mejor prueba de tales halagos hacia quien era —recuérdese— su patrono por excelencia. Tito, bajo el cual comenzó a medrar, había

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MARCIAL

recibido también su poquito de coba. Pero la adulación hacia Domiciano se extiende a lo largo de toda su obra, y de pronto, como por ensalmo, desaparece por completo en el libro X. Es evidente que en la primera edición de tal libro, la del año 95, tenia que haber epigramas de ese jaez que fue­ ron eliminados en la segunda edición del año 98. Y a partir de aquí, como galo escaldado, el tono que emplea con Nerva y Trajano se modera; del primero casi se limita a cantar lo buena persona que debía de ser y con respecto al de Itáli­ ca parece cumplir sin más el expediente de la cortesía como si se pusiera en guardia a distancia; de hecho, es probable que no llegara a coincidir con él en Roma; cuando ñie ele­ gido emperador a principios de 98 se encontraba en la fron­ tera renana y no regresó a Roma hasta el verano de 99. Por supuesto, que en los pocos pasajes en que Marcial se refiere a él, en ninguno de ellos recurre a su común origen hispano, porque, como he dicho, los que habían nacido en la Penín­ sula Ibérica no tenían ningún sentimiento de comunidad. Marcial había sido testigo al poco de su llegada a Roma del final de los Julío-Claudios; había contemplado la instaura­ ción y el gobierno de los tres Flavios, y podemos deducir que el final de éstos y la llegada de los Antoninos cogió a Marcial con et paso cambiado; por razones concretas que se nos esca­ pan pero que podemos vislumbrar a resultas de tanta loa como fue soltando hacia la dinastía destronada, Marcial debió de sen­ tirse inseguro o a disgusto o fuera de sitio sin más. Entonces, con una habilidad literaria digna de admiración, hace de la ne­ cesidad virtud: prepara una nueva edición del libro X, elimina en ella los epigramas sospechosos (¡cómo serían!) y los sustitu­ ye por otros: «Leerás algunos epigramas ya conocidos pero pulidos con nueva lima; / inédita será su mayor parte...» (X 2, 3-4). Su habilidad consiste en plasmar en parte de esos epigra­ mas inéditos un sentimiento que —real o fingido— se va apo­

INTRODUCCIÓN GENERAL

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derando de ¿1, el deseo de regresar a Hispania, e ir intercalán­ dolos a lo largo del libro: comienza con la simple alusión a tal deseo en el epigrama 13, sigue en el 37 con una alabanza de su tierra que, según él, aventaja a Roma, continúa en el 78 con una afirmación un tanto resignada de su marcha, prosigue en el 96 con otro canto de la supremacía de los campos hispanos sobre los itálicos y concluye con el 103 dirigido a sus paisanos de Bílbilis, a los que anuncia su llegada, y con el 104, enderezado a su libro al que envía por delante con el encargo de que le re­ cuerde a su amigo Flavo «que le compre a buen precio un re­ creo». Entre ellos, dos detalles humanos: el ruego, en los epi­ gramas 61 y 92, al nuevo dueño de su finquita de Nomento — parece que Manió— de que la cuide, sobre todo la tumba de su querida esclavita Eroción. Debe tenerse en cuenta, para me­ jor comprensión de tal cambio, que en el libro XI no hay la me­ nor alusión a tal deseo de regreso a Bílbilis. Sin embargo, en este hábil planteamiento parece que co­ metió un error que luego le reportaría tristes consecuencias. El tono de su epigrama 103, en el que anuncia a sus paisa­ nos de Bílbilis su regreso, es un tanto pretencioso si no chu­ lesco: «Paisanos míos... / ... / ¿no os causa algún contento la radiante gloria de vuestro poeta? / Pues soy la prez y la reputación y la estima vuestra...». Alude después a los treinta y cuatro años que ha pasado en Roma y concluye así: muestra la arena.

7 (6) MARTE Y VENUS AL SERVICIO DEL EMPERADOR

Que el belígero Marte te sirva con sus armas invictas, no es bastante, César: también te sirve la misma Venus2|.

8 ( 6 b) CAZA A MANOS DE MUJERES “

La ilustre Fama proclamaba el trabajo de Hércules: el león postrado en el extenso valle de Nemea. Calle la antigua lealtad, pues después de tus espectáculos, César, esto lo hemos visto realizado ya por manos femeninas.

9 (7) CASTIGO DBIJVURÉOLO »

Como Prometeo, atado a la roca escítica, alimentó en su enorme pecho a la asidua ave, A veces, había mujeres que luchaban en la arena: J uvcnal, I 22 y el epigra­ ma siguiente; cf. Sr Bajley, I, pág. 17. 22 De e s u vtnatio p er mulieres dan noticias loa eacolioa a Juvenal, VI 249« 250: «Las meretrices, ea efecto, rivalizaban y luchaban con armas de gladiadores en los Juegos Florales». Lauriolo era un famoao ladrón que recibió el castigo de la crucifixión y fue entregado como pasto a las ñeras. Su muerte había sido representada en ua mimo bajo Calfgula (cf. Sueromo. Colígala, LVII, y Juvcnal, V ül 187). Marcial recuerda ana representación en el Anfiteatro; cf. F w e jx am » , pég. 147; D c iia C om í, pág. 49.

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EPIGRAMAS

« sí o freció sus visceras d esn u d as al o so d e C aled o n ia L au réo lo c o lg a d o d e u n a c ru z q u e n o e r i d e m entira. V ivían s sus articulaciones laceradas co n su s m iem bros ch o rrean tes y en to d o su cu erp o no h ab ía en n ingún sitio cuerpo . P or Hn su frió el castig o q ue m erecía: éste cu lp ab le hab ía h u n d id o la esp ad a en la g arg a n ta de su p ad re o dueñ o , o loco había d esp o jad o los tem plos d el o ro oculto,

10

o h abía ac ercad o a ti, R om a, cru eles teas. H abía superado e l crim in al los crím en es d e la an tig u a fam a, en q uien fue c a stig o lo q ue había sido f á b u la 24.

10(8) DÉDALO« D éd alo , cu a n d o un o so de L ucarna te d esp ed azab a así, ¡cóm o h ubieras d esea d o te n er en to n ces tu s alas! * .

1 1 (9 ) LUCHA ENTRE UN RINOCERONTE Y UN TORO ” E x h ib id o an te ti, C ésar, po r to d a la arena el rin o cero n te ha o frecid o có m b ales q ue no prom etió. ¡O h có m o ard ió p roclive a te rrib les furias! ¡M ucho toro era éste para quien un to ro era c o m o u n p e le le ! 2*.

34 Representada en el mimo Lauréelo. u Dédalo, nombre mitológico, es identificado con un crimina), a quien se le condena a ser despedazado por un oso- V. R. K. Ehkman. «Martial, De spectoculis 8: gladiator or criminal?», Mnemosyne 40 (1987), 422-425. * Con las que escapó del laberinto de Creta; cf. I 43,14. Cf. el epigrama 26 de este mismo libro. n Cf. I I 4 3 .6 ; X 86.4.

LIBRO DE LOS ESPECTÁCULOS

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1 2 ( 10) ENFRENTAMIENTO DE UN LEÓN CON SU DOMADOR

Un pérfido león había herido con boca ingrata a su domador, osando mancha; unas manos u n conocidas pero sufrió un castigo M digno de crimen lan grande, y quien no había soportado los azotes, soportó los dardos. jQué costumbres conviene que tengan los hombres bajo un príncipe así Jl. que ordena que el carácter de las fieras sea más apacible!

1 3 ( 11) UN OSO ATRAPADO EN LA RED »

Al caer dando vueltas un oso en la sangrienta arena. no pudo huir atrapado en la red. Cesen ya los brillantes venablos con su hierro oculto y no vuele la lanza blandida por mano extendida; Que coja a su presa el cazador en el aire vacío, si le agrada cazar fieras con e l aite del cazador de aves.

1 4 ( 12) UNA CERDA QUE, HERIDA, DIO A LUZ

En medio de los crueles peligros de la cesárea Diana cuando una lanza ligera había atravesado a una jabalina De ellas recibía los alimentos. * Tito ordené matar a la ñera. u El tono adulatorio hacia el emperador Tito se repite en otros epigramas de en e libro: 2,11; 3 ,1 2 ; 2 0 .4 ; 2 3 ,4 ; 31, t i ; 3 3 .7 ; D e u * Cortb, pág. 52. u El epigrama alude seguramente a una orden de Tito de retirar la liga que aprisiona a un oso. porque la caza tendría poco mérito; De o a Corre, pég. 52. m Metonimia por caza.

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EPIGRAMAS

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p reñ ad a, saltó d e la h erida d e la d esg ra cia d a m adre la cria: (O h fie ra L ucina!

¿ E s esto parir?

s EUa h u b ie ra querid o m orir h erid a por m á s d ardos, p ara a b rir un triste cam in o a todas las crías. ¿Q u ién d k c q u e B aco n o lia nacid o p o r la m uerte d e su m adre? C ree d q u e a s í nació u na d ivinidad: n ació u n a fiera.

15(13) MISMO TEMA H erida p o r un p esad o d a rd o y atrav esad a p o r u n a herida u n a ja b a lin a p erd ió y d io al m ism o tiem po la vida. ¡Q ué c e rtera fue la diestra al arro jar el hierro! C reo q u e esta fue la m ano d e L ucina. 3 E n su m uerte ex p erim en tó e l po d er d e la s d o s D ianas p o r una p arió la m adre y p o r o tra pereció la fiera.

16(14) LA CERDA PREÑADA U n a ja b a lin a y a m uy p esad a por la prenda d e su vientre m aduro ex p u lsó una cría, co n v irtién d o se e n m a d re po r u n a herida; y la cría n o se quedó en e l suelo, sino que, al ca er su m adre, ech ó a correr: ¡qué inteligencia surge e n situaciones repentinas!

Diana era la diosa de la caza y protectora de los paños. JJ La gestación de Baco no había Uegado a lérmino cuando murió su madre Sémele; Júpiter se Introdujo el feto en un muslo hasta la fecha de su nacimiento. u Diosa de la caza y de los paitos; cf. C ajvlo. XXI 3, y O vidio, Metamorfo­ m

sis, III

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UBRO DE LOS ESPECTACULOS 1 7 (1 5 ) CARPÓFORO, CAZADOR VALIENTE >7

Lo que fue la mayor gloria, Meleagro, de tu renombre, un jabalí derrotado, ¡qué pequeña pane es del de Carpóforo! Éste también hundió venablos en un osq que se le abalanzaba, el primero que hubo en la ciudadela del polo Ártico derribó también a un león admirable por su desconocido tamafto, uno que pudo ser digno de las manos de Hércules y tendió a un veloz leopardo con una gran herida. mientras uno obtuvo la gloria com o premio, el otro, en cam bio, una (bandeja.

18 ( 16) MUERTE DE UN TORO

Que un toro arrebatado del medio de la arena se fue hasta las estrellas, no fue obra del arte, sino de la piedad 4°.

19 (16b) EL TORO QUE ELEVÓ A HÉRCULES AL CIELO

Un toro había llevado a Europa por las aguas de su hermano4', pero ahora un toro llevó al A lcid a4J hasta las estrellas. 37 Cf. epigramas 23 y 23 de este libro. m Sobre el polo Á ftko, cf. Vwotuo, Geórgicas 1240-5. * Mató al león de Neme*. Cf. Espect. 7. 8 y 20. 41 Júpiter, bajo la forma de un toro, raptó • Europa sobre el mar. el dominio de su hermano Neptuno. « Hércules.

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EPIGRAMAS

C om pan ahora, fama, los novillos del César y de Júpiter aunque llevaron igual carga, ése la llevó más alto.

2 0 (1 7 ) UN ELEFANTE SU PLIC A N TE«

Si un elefante piadoso y suplicante te adora, César, éste a quien ha poco tenía que temer tanto un loro, no lo hace obligado ni porque se lo enseñe ningún domador: créeme, también él siente a nuestro dios 44.

21 (18) EL TIORE Y EL LEÓN

Acostumbrado a lamer la diestra de su seguro domador, un tigre, rara gloria de las cumbres de Hircania4*, hirió cruel a un fiero león con coJmiUo rabioso: hecho nuevo y desconocido en todos los tiempos. 5 N o se atrevió a nada igual mientras vivió en los profundos sotos: desde que está entre nosotros46, tiene más fiereza.

43 Epigrama adulatorio hacia el emperador Tito a través de un elefante amaes­ trado. ** Referido a Tito divinizado, aunque la divinización del emperador no te convirtió ea regla fija hasta Domkiano; cf. XIV 1,2; D cu> C orra, pág. 55. 45 En las montaAas de Persia * En el anfiteatro de Roma.

UBRO DE LOS ESPECTÁCULOS

11

22(19) EL ELEFANTE QUE MATÓ A UN TORO

l)n toro que hace poco estimulado con fu ego47 por la arena entera había levantado hasta las estrellas los espantajos sacudidos, por fin sucumbió atacado por unos colm illos mientras piensa que así de fácil se levanta un elefante.

**.

23(20) JUSTA DECISIÓN DEL EMPERADOR

Al apoyar una facción a Mirino y la otra a Triunfo, el César dio su aprobación por igual con una y otra mano. No pudo poner fin mejor a una divertida disputa: ¡oh dulce inteligencia del invicto príncipe!

24(21) EL ESPECTACULO DE O RFEO 44

Todo lo que Ródope, según dicen, contempló en el espectáculo que le dio Orfeo, te k> ofreció, César, la arena. Se deslizaron rocas y corrió un bosque maravilloso, com o se cree que había sido el bosque de las Hespérides. Hubo toda clase de fieras mezclada con ganado menor y sobre el poeta volaron muchas aves.

j

47 Con el que te estimulaba la fiereza de los animales. ■* Sigo la lectura sugerida por R. Nis»ft: cornuto (Unte en su reseAa a la edi­ ción de S h . BmlíV (Citas. Review 42 [19921,51)44 El epigrama recuerda una representación del mtio de Orfc© que llora la pér­ dida de Euridice. Marcial se ha inspirado en Ovxmo, Metamorfosis, X I 1 ss.

12

EPIGRAMAS

P ero e l m ism o O rfeo ca y ó herido p o r un o so desag rad ecid o esto fu e lo único q u e s e realizó e n co n tra el m ito.

25 (21b) MISMO TEMA E l q u e la tie rra d ie ra paso d e p ro n to p o r u n a grieta a u n a osa p ara d evorar a O rfeo, p ro v in o d e E u rfd k e

2 6 (22) A CARPÓFORO « M ientras los tem blorosos d o m ad o res p rovocan a un rin o c e ro n te 53 y se co n c en tra d u ran te un tiem po la ira d e la gran fiera, se p erd ía la esp eran za pu esta e n lo s co m b ates d el p rom etid o M arte; p e ro al fin volvió su antes rec o n o cid a furia. E n efecto, s lev an tó co n su s dos cu ern o s a u n p esado o s o tal c o m o u n toro arro ja h a sta las estrellas los peleles so b re sus astas. [¡C on q u é certero g olpe d irig e los venablos nó rico s u la d ie stra v aliente d el to d av ía jo v e n C arpóforo!] A q u él llev ó fácilm ente so b re su ce rv iz a d o s novillos,

10

an te aquél ce d iero n un a tro z b ú falo y un bisonte; al h u ir d e é l un león, se p recip itó co rrien d o co n tra los dard o s: ;ve ahora y quéjale, tu rb a, de largos retrasos!

* Porque no se había extasiado con la música de Orfeo. si Desde el Averno, de donde no podía salir; de ahí que produjera la muerte de Orfeo para retenerlo atayo. ** Léase el epigrama I? de este mismo libro. » C f Espect. II. * Nórica, la actual Austria.

LIBRO DE LOS ESPECTÁCULOS

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2 7 (2 4 ) NAUMAQU1A DE DOMICIANO

Si asistes tardío espectador de lejanas riberas, para quien ese fue el primer día de los juegos sagrados que no te engalle la E n io 5* naval con sus barcos y las olas semejantes a la de los mares: esto era ha poco tierra. ¿N o lo crees? Mira, mientras las aguas fatigan a Marte: pequeña es la espera y dirás «esto era ha poco el mar».

2 8 (2 5 ) LEANDRO 57

De que la ola de esta noche. Leandro, te haya perdonado, no te extra/les: fue la ola del César *•.

2 9 (25b) HERO Y LEANDRO *

Cuando el audaz Leandro iba en busca de su dulce am or60 y cansado ya era pasto de las henchidas aguas, así haWd. se cuenta, el desgraciado a las aguas que le oprimían: «respetadme en la Ida, sumergidme en la vuelta».

» Cf. VIH 11.5. ** Bclooa, diosa de 1« güero. 97 El epigrama recuerda un espectáculo nocturno en el agua sobre el mito de Hero y Leandro. 54 Es decir, el agua que cubría la arena. » Cf. XIV ISI. * Hero.

5

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EPIGRAMAS 3 0 (2 6 ) NATACIÓN SINCRONIZADA

U n hábil c o ro d e nereid as ju g u e te ó p o r (oda la llanura d el m ar y p in tó en las ac o g ed o ras aguas cu a d ro s variados. H u b o u n tridente am en a za d o r d e d ien tes rectos y un an cla d e curvos: creim os ver u n re m o y cre im o s v er u n a nave 5 y q u e b rilla b a la co n stelació n d e los D ioscuros** agradable p ara los m arinos y que la s anchas v elas se h inchaban en v isib le curvatura. ¿Q uién vio u na técn ica tan g ran d e en las líquidas o la s? T etis o en señ ó o ap re n d ió esto s juego s.

31 (27, antes 29) PRISCO Y VERO. GLADIADORES Al p ro lo n g ar el co m b ate P risco, al prolo n g arlo Vero y e s ta r e l M arte d e am b o s igualado p o r la rg o tiem po, in sistentem ente se p id ió para esto s varo n es a vo ces la retirada, pero C é sar m ism o obed eció a su p ro p ia ley — la ley era 5 co m b atir sin escu d o s hasta lev an tar el dedo— : según pudo, les d io en rep etid as ocasio n es ban d ejas y regalos. Se en co n tró co n todo e l final para e l igualad o com bate: lucharon los dos, los dos sucum bieron. E n v ió a los d o s la vara d e h o n o r63 y a los d o s la s palm as: 10

esta reco m p en sa co n sig u ió su ta len to y valor. E sto n o suced ió m is q u e bajo tu prin cip ad o , C ésar: sien do así qu e lucharon los d o s. los d o s fueron venced o res.

El epigrama describe una escena de Nereidas que trazan diversos motivos sobre el agua: un vidente, un ancla, un remo, una nave, una vela y la constelación de los Dioscuros; cf. D e l l * Coira, págs. 60*61. *2 La constelación de Gémtais. Que significaba exención de servicios; cf. Su. Bailey, I, pág. 35.

LIBRO DB LOS ESPECTÁCULOS 32 (28, ames 27) COMBATE DE CARPÓFORO «

Si los siglos antiguos, César, hubieran producido un Carpóforo, la bárbara tierra no hubiera temido a ios monstruos que derrotó, ni Maratón al toro, ai la frondosa Nemea al león, ni Arcas hubiera temido al jabalí menalio. C oa sus manos armadas una sola habría sido 4a muerte de la Hidra y de una sola vez éste habría abatido a la Quimera entera. Sin la Cólquide podría uncir a toros igníferos, podría vencer a las dos fieras 65 de Pasífae. Si se repitiera la antigua fábula del monstruo marino, él solo liberaría a He&fone y a Andróm eda*. Que se cuente la gloría de la alabanza de Hércules: más es haber domeAado a veinte fieras a la vez.

33 La caita, de c u ic lc r proemial, le sirve a Marcial p a n defender, por una par­ te. el carácter inofensivo de tus epigramas y, por otra, justificar el lenguaje Uceacktto. Sobre la inocencia de sus versos, léase IH 99; V 15; V il 12, 72; IX 95b; X 3, 5, 33. Cf. M. CmtúM, M. VaUrii Martialis Epigrammaton U b tr Pritma, Flo­ rencia 1975, ptgs. 3-5; P. H ow ax, A Commemory om Book One o f Epigrams o f Martial, Londres 1980, págs. 95*96. M. M eróraez Ph-ayo, Bibliógrafo HispanoLatina Clásica, Santander 1951, VU, pág. 107 (Juan ce M al-Laaa). * Libelli puede significar «escritos», «epigramas», «versos», como en I 35. 3; 52 ,2 ; IV 6 .5 ; 2 7 . 1;4 9 ,7 ; V 6 0 .4 ; 6 3 ,1 ; V I 64 ,6 ; V III3 ,1 9 ;7 6 ,3 ; IX 4 9 , 1; 81, 1; X 3 ,9 ; X I 94, l . X l l ^ r / . 10. * Como Puño Bibácuto, L kinio Calvo, Docnkio Mareo o, sobre todo, Catuk), quien no luvo ningún reparo en atacar por sus mismos nombres a Pompeyo, César o Cicerón (Poesías XXIX, XLIX).

20

EPK3RAMAS

mal intencionado y que nadie plagie mis epigramas: actúa mal quien es ingenioso a costa del libro de ovo. Me excusarla de la franqueza lasciva de mi vocabulario, esto es, de. la lengua de los epigramas, si estuviera sentando un precedente: así escribe Catulo, así Marso, asf Pedón, así Getúlico, asf todo el que es leído. Si con todo alguien es uui escrupulosa­

se

*

mente puritano que en su presencia no permite hablar latín en ningu­ na de mis páginas, puede contentarse con esta carta o mejor con el título. Los epigramas se escriben para quienes están acostumbrados a contem­ plar los juegos Florales3- N o entre Catón en mi teatro * o, si entra, que se limite a ser espectador. Creo que estoy en mi derecho si cierro esta carta con unos versos: Si conocías el rito agradable de la divertida Flora, los juegos festivos y la licencia del vulgo, ¿por qué viniste, severo Catón, al teatro? ¿acaso habías venido sólo para salirte?’ .

4 Es decir, hablar sencilla, ingenua y claramente, como conviene a la lengua de los epigramas; cf. I I 8 ,2 ; XI 20 ,2 ; P nafxos, I II 9. J Juegos Florales (FforaHa) se celebraban desde el 2B de Abril al 3 de Mayo. En ellos te admitía incluso la nudatio mimarum, como sédala Vaiemo Máximo, II 10, 8; ef. I 35, 8; L. FamotANoea. M. Valerii M anialis Epigrammaion Ubri, A m sterdim 1967 («L eipzig 1886), pág. 164; Cmtowt, pág. 11; H ow ell; pág.

100.101.

* V a lo u o M áxim o ( I I 10.8) cuenta también que Catón, prototipo de un rígido puritanismo, abandonó el teatro en los Juegos Florales del aAo 55 a. C. para no presenciar la actuación del citado desnudo de tas actrices de mimos; cf. IX 28. 3 y X I 2.1-2. ’ Es decir, para que le vieran el gesto de reprobación hacia el espectáculo.

LIBRO I

21

I AL LECTOR* A q u í esU e l hom bre al q u e Ices y reclam as, M arcial, co n o cid o e n e l m u ndo entero p o r sus agudos libros d e epigram as. A él. lecto r en tu siasta, le has dado, m ien tras v iv ía y lo apreciaba, la g lo ria

5

q u e p o cos p o etas tienen d esp u és d e su m uerte.

2 AL LECTOR: DÓNDE PUEDE COMPRAR SUS LIBROS * Q u ien d eseas q ue m is libritos estén co n tig o en to d a s partes y b u scas tenerlos d e co m p añ e ro s d e u n largo viqje, co m p ra los q u e el p e rg a m in o 10 aprieta en b rev es páginas: asig n a estanterías a los gran d es, a m í m e ab a rca u na m ano

* Se u n u de un epigrama proemial de autopropaganda a los siete primeros U* bros. Discutido en CrmoNi, pági. 12-14 Marcial imita a O vino. Trittia IV 10; HowELupágs. 101-102. ♦ Otro epigrama proemial p a n indicar al lector dóode puede encontrar edicto* nes breves en códices de sus veno*. La estructura es muy sencilla: M preferencia por el libro de pequefto formato; 5*8 indicación del librero que le puede proporcinar su obra. Cf. CrntoNi. págs. 17*18; H ow ell. págs. 105*7. Léase la imitación de A. Panocmita. HermapHroditus XXXV y XXXVII. w El v eno ha quedado como único testimonio de los siglos I y 1! d. C. del uso del códice en obras paganas. Tal vez esie códice contenía ios siete primeros li­ bros (tesis de Schneidewin) y no una mera antología de epigramas satíneos y lascivos (tesis de Birt); cf. discusión en Cmtora, pig. 17*18. 11 La obra de Marcial sería a estas alturas relativamente pequefia. es decir, no llegaría siquiera a completar un códice, libro que podría inchiir un Virgilio com­ pleto; cf. XIV 186 y S. Bvuuv, Epigrams. I, pág. 42.

22

EP10RAM AS

5 Con todo, para que no ignores dónde se me vende y andes errante por toda la ciudad, con mi guía no te perderás: busca a Segundo u , liberto del culto Lucense detrás de las puertas de la Paz y del foro de P alas,3.

3 A SU U B R O , QUE DESEA SALIR A LA L U Z 14

¿Prefieres estar en las tiendas de Argileto, cuando mis estanterías, pequeAo libro, tienen sitio para ti? 15 N o sabes, ¡ay!, no sabes de los desprecios de la señora Roma: créeme, la gente descendiente de Marte tiene demasiado gusto. 5 En ningún sitio hay olisqueos mayores: jóvenes, ancianos y niAos tienen nariz de rinoceronte Cuando oigas un gran (bravo!, mientras devuelves besos llegarás manteado hasta las estrellas. *2 Marcial cita a tres libreros en el libro I: Segundo, que aparece aquí como distribuidor del códice que seguramente contenía los siete primeros libios; Polio Valeriano (113, S), encargado de los escritos juveniles; y A trecio( 117, 13), vende­ dor del libro I. Cf. FkiECL&Noea, pág. 166; CrmoM, pág. 21. i* El templo de la Paz fue dedicado por Vespasiano en el aAo 75 d. C. después de la conquista de Jerusatén y la pacificación de Oriente. El Foro de Palas o de Nerva fu? comenzado por D om kiano y terminado por Nerva; en él había un tem­ plo a Minerva. Cf. FkiEDUNMa, pág. 166; W. C. A. Ke*. Martial, Epigrams, Cambridge-Londrcs, 1990 (■ 1968) 1, p. 31; H ow elu pág. 109. 14 El epigrama sería el que abriera la primera edición del libro primero. Ei apòstrofe a su libro se distribuye así: cf. 1-2 el libro desea salir a la luz; 3-8 públi­ co de Roma y sus posibles reacciones; 9-12 venia al libro para marcharse de su lado. El modelo del epigrama es HotACio, Epitt. 1 20; cf. también CatujO, XXXV; O vm o, Trislia I 1; Pont. IV 5, 1; cf. H ow ell, pág. 110. 11 Sh. B a le y (Epigrams, I, pág. 44) prefiere un periodo interrogativo. **vEs decir, son críticos demasiado severos. Cf. I 41, 18; II 54. 5; V 19, 17; X II37; 88, 1; X III2, 1-2. i’ Era la respuesta normal de los actores a las aclamaciones.

LIBRO I

23

Pero tú, para no soportar lamas veces las tachaduras de tu dueño ni para que una represiva pluma corrija tus bromas, deseas, lascivo, revolotear por el etéreo aire: vete. huye, aunque más seguro podrías esiar en casa.

10

4 AL CÉSAR. ANTE QUIEN SE EXCUSA DE LA LASCIVIA DE LOS EPIGRAMAS >*

Si acaso. César, llegas a locar mis libritos, depón el entrecejo dueño del mundo. Vuestros triunfos 19 acostumbran a soportar chanzas y no avergüenza al general ser blanco de pullas *>, Lee, por favor, mis versos con el mismo semblante. con el que contemplas a Tímele y a) cóm ico Latino La censura 22 puede permitir bromas inocentes: que lascivas son mis páginas, pero mi vida es honrada2J.

il.

5

11 Otro epigrama proemial dirigido al emperador Domiciano para defender la inocencia de sus versos, pues el poeta ataca kxs vicios, no 1 las personas. 19 Domiciano celebró un triunfo en el año 83 por su victoria sobre los calos. 20 Eran frecuentes los chistes gruesos de los soldados dirigidos a su general durante el desfile triunfal, cf. VII g. 7-10; cf. Siotonio, Divino Juítc, 19, I y 4. 21 Tímele era una danzarina y Latino un actor de mimos; cf. Juvcnal, I 36; FatcctANoea. pág. 16$; H. J. Izaac, M ortiai Épigrammes, París 1930. tome I (livres l-Vll), pág. 17. 22 Domiciano fue nombrado censor de por vida en el año &5. u Cf. XI 15. 13; C atvlo, XVI 5-6: «Que et poeta piadoso debe ser decente, pero de ninguna manera sus versos»; Ovkmo, Tristfo 19, 59*60; II 353-354; !l( 2. 6; Amuevo, Apología, XI.

24

EP10RAMAS

s A Si MISMO, SOBRE LA INOPORTUNIDAD DE REGALAR EL LIBRO AL EMPERADOR M

Te ofrezco una naumaquia, tú m e ofreces epigramas: quieres, creo, nadar, Marco, con tu libro

23.

6 EL LEÓN DEL C É SA R 24

Mientras el águila llevaba al n iñ o 27 por las brisas etéreas, sujetó la carga sin herirla con tímidas garras: ahora su propia presa atrae a los leones del César, y la liebre juega sin daño en la enorme boca.

5 ¿Qué prodigios crees mayores? Un poderoso protector asiste a ambos: éste es del César, aquél de Júpiter 21 24 Típico epigrama «esccromático», en el que el hexámetro contiene los ele* mentó« del juego de pd& bm (emperador-poeta, naum aquialibro), mientras que el pentámetro ofrece el desenlace del hexámetro. Cf. I 80, 2 ;1 0 2 ,2 ; I I 6 7 ,4 ; III 53, 4; IV 5 8 ,2 ; VII 24. 8; IX 6 3 .2 ; 7 2 .6 ; 78, 2; X 36, 8; 95, 2; O reo w . págs. 33 y 35. El epigrama 5 responde al anterior, como en I 39-40, II 91-92 y VI 65>66; cf. Howsll, pág. 116. 25 Es decir, el emperador arrojaría el libro al agua por la inoportunidad del ofrecimiento; cf. III 100. V 5 3,4, IX 58,5-8, XIV 196,2. m El epigrama pertenece a un ciclo sobre leones que juegan con liebres sin producirles dafio alguno: 16 ,1 4 ,2 2 ,4 8 ,5 1 ,6 0 , 104 (cf. 144,45, Erpect. 10, I I 75, IX 71). En estos epigramas el león domado representa la clemencia del empera­ dor. La estructura de este epigrama es clara: 1-2 mito de Canímedes; 3-4 descrip­ ción del espectáculo en el Circo; 5*6 comparación entre Júpiter y el emperador. Cf. RumANDca, pág. 169; Crntorn» págs. 35*37; H ow nx, págs. 118-9. ** Ganimedes.copero de Júpiter, c f.V 55; Howeu* p*g* 119-21. a Desde época helenística los soberano« se ponen bajo la protección especial de Zeus, el dios que domina sobre la riem , hasta que acaban identificándose con

LIBRO I

25

7 A MÁXIMO, SOBRE LA PALOMA DE ESTELA 79

La «Paloma*, delicia de mi Estela *> (permítaseme que lo diga aunque me oiga Verona Jl)> ha superado, Máximo, al «Pajarito» de C atuloíJ. Tanto supera mi Estela a tu Catulo, cuanto una p&loma a un pajarito.

8 EL POETA ALABA LAS CREENCIAS DE D EC IA N O «

El que sigas los dogmas del grtn Trisca y del perfecto Catón hasta el punto de querer seguir vivo y no corras con el pecho desnudo sobre espadas desenvainadas, haces, Deciano, lo que desearía que hicieras.

41. Dbmiciino te identifica con Júpiter con mucha frecuencia en Marcial y Esca­ rio. Cf. Howell, pág. 121. * Se traía de un billete literario, enviado a Máximo, para elogiar la poesía de su protector Estela. La forma externa del epigrama es deudora tanto de C a tu lo II (Passer, delkiae meae pueltae) como del final de la XLIX (Disstríisiim e Romuti nepoium), dedicada a Cicerón. Sobre una interpretación sexual del epigrama (co* ¡umbc * méntula como ocurría con el passer catuliano), léase la discusión de H o ­ w e l l , págs. 122*123. * L. A n u n cio E stela, poeta y protector de M arcial; cf. FaisoUNOEt, pág. 170. >' Paula del poeta Catulo. u Alusión al Passer de C atuu) (Poema 2X u El epigrama constituye un ataque contra la teoría estoica del suicidio, tema de gran actualidad durante todo el siglo I d. C. Los versos 1*4 desarrollan la alabanza del comportamiento de Deciano, su protector, mientras que los ver­ sos 5-6 sancionan lo anterior mediante dos frases generales. Cf. H ow eu, págs. 124-127.

5

26

EPIGRAMAS

5 No quiero al hombre que compra la fama con pródiga sangre, quiero a quien puede recibir alabanzas sin morir.

9 SE RÍE DE COTA 34

Un dandi y un gran hombre. Cota, quieres ser al mismo tiempo: pero quien es un dandi, Cota, es un hombre insignificante.

10 GEMELO Y MARONILA »

Gem elo busca casarse con Maronila: la desea, la acosa, le suplica, le hace regalos. ¿Tkn guapa es? ¡Qué va! (No hay nada más feo! ¿Qué es entonces lo que busca y le agrada de ella? Tose

y* Epigrama escommático compuesto de un tolo dístico, en el que el hexárae* tro expone k x elementos esenciales del personaje atacado, y el pentámetro, a tra­ vés de una sentencia, descubre ti realidad contradictoria de ese mismo personaje. Cf. CmtONi, pág. 48; H ow ell, págs. 127-128. "tema de la caza de herencias (captado): 11 26, 65; IV 56; V 37; X B, 16 (15), 43; XI 87. El epigrama presenta una estructura con final inesperado {aprosdókiton): los dos primeros versos presentan la actuación de Gemelo y los dos si» luientes ofrece la verdadera causa de su proceder. Léase a H ow ell, pégs. 128129; McNfiHDEZ P i l a y o , Bibliografía hiipano-taiina, VD, págs. 108*109 (J u a n w M a l Lju la ).

m

3 9 .6.

Morirá, pues, pronto y Gemelo podrá heredar su fortuna; cf. II 26, I; V

LIBRO I

27

11 AL BEBEDOR SEXTIUANO «

Cuando se han dado diez bonos M para cada caballero, ¿por qué te bebes tú solo, Sexiiliano, veinte? Ya habría faltado agua caliente a los escanciadores, si no bebieras, Sextiliano, vino puro.

12 RÉGULO. QUE CASI SUFRE UN ACCIDENTE MORTAL w

Por donde se va a la fresca fortaleza de la hercúlea T ív o li 40 y humea la blanca Álbula con sus aguas sulfurosas,

La critica al bebedor aparece también en 1 26, VI 78, 89, XI 82. Los dos primeros versos describen la situación de un caballero que consume sus dieciséis bonos de bebidas m is otros cuatro; los dos últimos de este epigrama escommático emplean la hipérbole (hipótesis de poder agotar el agua caliente que se mezclaba con el vino puro) y el aprosdókiton (la tesis de que bebe muchísimo vino puro). Cf. CmtoM, págs. 31-52. * Las testera« mtmmariae (en este caso se trataba de tesserae vinario* para consumiciones de vino) se entregaban en tos espectáculos, correspondiendo diez a cada caballero; cf. 1 26, 3; F rie jx jü « * , pig. 172. * El epigrama celebra la salvación de un posible accidente grave; cf. I 82. El asunto es frecuente en los epigramas anatem átkos de la Antología Griega que agradecen a una divinidad la evitación de un peligro. Los versos 1*4 describen el lugar en forma de écfrasis; los versos 5-8 narran el suceso; y los versos 9-12 ofre­ cen la ímerpretración adulatoria. Cf. CmtoM, págs. 53-54; P. T. Edén, «Problerrn in Martial (III)», áinemosyne 42. 1990, págs. 160-161. 40 Loe cuatro primeros versos constituyen una ékphrasis tópen o descripción de un lugar, donde destacan los epítetos y la especial arquitectura de los versos ( I2: versos áureos; 3: estructura uimembre creciente).

28

EPIGRAMAS

los campos, el bosque sagrado y las yugadas queridas a las Musas seftala la cuarta piedra a partir de la vecina ciudad. 3 Aquf un pórtico rústico ofrecía sus sombras en el estío, jay a qué crftnen inaudito casi se atrevió el pórtico! Pues se derrumbó de pronto, cuando bajo aquella masa pasaba Régulo montado en su coche de dos caballos. Sin duda ha temido nuestras quejas la Fortuna. 10 que no era capaz de soportar un rencor tan grande. Ahora también los desastres agradan 41 y los peligros mismos tienen valor: la techumbre sin caer no podía probar la existencia de [los dioses.

13 ARRIA Y PETO: SUICIDIO DE AMOR 43

Al entregar la casta Arria la espada a su querido Peto. la que ella misma había arrancado de sus entrañas, «si me crees, no me duele 43 la herida que me hice», dijo, «sino la que vas tú a hacerte, ésa es, Peto, la que n>e duele».

41 Oxímoron para hacer patente el caiicter prodigioso del suceso, como indka CmtoNi. pág. 57. 43 Recuerdo del suicidio de Arria Mayor ante ios ojos de su marido Cécina Peto, quien tenía que darse muerte por haber participado en una revuelta dirigida por Arruneio Escríboniano en Dalmacia contra Claudio en el a to 42 d. C. Cf. P u ­ nió el Joven, Cartas III 16; Dión C asio, LX 16. 5; TAcrro, Anotes XVI 34; Vira Persi. El hecho, clarissimum Arria* factum según Pum o (Cartas, VI 24, 5), pasó probablemente a ser tema de declamaciones; cf. CmtOM, págs. 57-58; Howell. págs. 137*138. 4* La frese {Poete, non óotei) se hizo lapidaria; cf. Pum o , Cartas, IU 16. 13; DtóN C asio, LX 16.17.

UBROt

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14 AL CÉSAR: ESPECTÁCULO DE LEONES Y LIEBRES44

Habíamos visto, César, las delicias» las bromas y los juegos de los leones — también para ti ofrece la arena esto— , cuando una liebre apresada por los dientes c a n to so s 43 iba y volvía una y otra vez y corría enante por la boca abierta. ¿Cómo un león hambriento puede perdonar a una presa

5

capturada? Pero dicen que es tuyo: entonces puede

15 A JU U O , A QUIEN INVITA A DISFRUTAR DE LA VIDA 41

Julio, a quien debo recordar antes que a todos mis amigos, si de algo vale una larga lealtad y derechos antiguos, ya casi estás en los sesenta artos y tu vida 41 apenas atenta unos pocos días. 44 Cf. 16. Los cuatro primeros versos describen el juego circense de leones y liebres sin hacerse d ata, mientras que los dos últimos ofrecen la interpretación del prodigio, que simboliza la clemencia del emperador Dorateiano. Cf. Cmtowi, pág. 60. 45 El oxímoron se remonta a Ovhmo. Amores, I 7,42. 44 Porque posee la misma clemencia del emperador, debida a la influencia de la virtud del emperador sobre el animal. Cf. Howsu., págs. 139*140. 47 Epigrama dedicado a su amigo Julio Marcial, a quien le dedica el libro VI y muchos otros epigramas, sobre el motivo antiguo del carpe diem o llevar una vida dedicada a los gaudia ve rae vitae, como la amistad, la actividad literaria o el cul­ tivo de sí mismo, pues lo coatrario es llevar una vita mortua o nekrós bies Cf. Ch ■ntOM, págs. 61*63; H o v e ll, 140*2; Cf. C u rro » al, «El tópico del carpe diem en las letras latinas». Educación abierta 112 («Aspectos didácticos de latín» 4), Zara­ goza. 1994, págs. 225-268. 44 Porque «la vida no es vivir sino vivir con salud» (VI 70, 15), es decir, lle­ var una vida serena, no ocupada, sin preocupaciones ni servidumbres. Cf. Howell, pág. 142.

30

EPIGRAMAS

5 N o aplaces lo que veas que se te pueda negar y estima que es tuyo únicamente lo que fue. Tfe esperan preocupaciones y trabajos encadenados, no permanecen los goces, sino que vuelan huidizos. Atrápalos con las dos manos y abrázalos completamente: a menudo 10 se nos escapan incluso así de lo profundo de nuestro seno. N o es, créeme, del sabio decir «viviré»: demasiado tardía es la vida de mañana: vive h o y 49.

16 A AVITO. SOBRE SUS LIBROS »

Hay cosas buenas, algunas son mediocres, las más son malas, las que lees aquí: de otra manera no se hace. Avilo, un libro.

17 A TITO 51

Tito me insiste a que me haga abogado y me dice a menudo «es un oficio rentable». El oficio es rentable, Tito, cuando el campesino conoce su n e g o c io 51 * Léase a V. C ristóbal, ort. cU. en nota 44. 30 Parece un epigrama proemial de ofrecirmemo humilde de sus epigramas a si amigo y protector Estertink» Avilo, cónsul en el ato 92. Léase a Hcmrdi» pág. 144-45 3' Se trata probablemente de un rechazo (rtcusaiio) de la actividad forense que es menos rentable incluso que la agricultura, Léanse diferentes interpretacio nes en Citroni, págs. 68-69; D. R. Shacxleton B alcy, «Cocrtctkmi and Explana tions o í Martial». Ctass. Phil. 73 (1978) 273-274. a . II 30 y H o v b ll, págs. 145 147; P. T. Edén, «Problems in Martial (1.49; 1.67; 11.21; 11.94)», M ntmosyne 42 1989. págs. 119-120. M M ardal no quiere consejos, sino propiedades que tengan valor. Sigo la in terpretación de Sh.. Bailey, I. pág. 54.

LIBRO I

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18 AL AVARO T U C A «

¿Por qué te gusta, Tuca, mezclar con el viejo fakm o el mosto reservado en tinajas del Vaticano M? ¿Qué bien tan grande te han hecho los peores vinos? ¿o qué mal te hicieron los mejores vinos? Para m í es fácil: es un crimen degollar el falem o y añadir cruel veneno al vino puro de Campanil. Acaso tus invitados merecían perecer: un ánfora tan valiosa no merecía morir.

19 A ELIA, DESDENTADA «

Si recuerdo, tenías, Elia, cuatro dientes: una tos acabó con dos y otra con otros dos. Ya puedes toser sin cuidado todos los días: una tercera tos no tiene nada que hacer ahí.

» El primer dístico (1-2) de este epigrama, inspirado en C atvlo XXVII, «de* Unta el tema de U mezcla de un buen vino con otro malo; los siguientes (3 Es decir, venenosas. El emperador Claudio fue asesinado con una s e u en* venenada; cf. S uetokio. Claudio, X U . Cf. Léase a J uvenal, V 146*148: «Se ser­ virán a los amigos de poca categoría hongo* dudosos, al seAor setas, pero como las comió Claudio antes de la que le sirvió su mujer, después de la cual no comió nada mis». » Cf. VID 30 y X 25. La historia se basa en Livio. II 12*13. Los dos primeros dísticos (1-4) exponen la leyenda, los dos siguientes (5*8) desarrollan considera­ ciones de carácter filosófico (Escévola es modelo de la paciencia del sabio). El episodio era tema común en las escuelas de declamaciones, como nos recuerda Séh., epístolas XXIV 6. Cf. CrraONi, págs. 76-77; H ow ex, págs. 154-155. * Seguramente, Mucio EscévoJa confundió al rey Fórsena con un escriba; cf. U v , II 12,7.

LIBRO I

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Pero el piadoso enemigo no soportó un prodigio tan cruel y ordenó dejar libre al héroe arrancado de las llamas: Pórsena no pudo contemplar esta mano. que Mucio pudo quemar con desprecio del fuego.

5

Mayor es la fama y la gloría de la diestra equivocada: si no hubiera errado, hubiera logrado aquélla un efecto menor

02 EL LEÓN Y LA LIEBRE61

¿Por qué huyes ahora liebre de las fauces de un plácido león? N o h an aprendido a q u eb ra r a fieras tan pequeñas.

Esas garras se reservan para grandes cervices 62 y una sed tan intensa no se sacia con poca sangre. Presa de perros es la liebre, no llena enormes bocas: no tema el joven dacio las armas de César*5.

! M Pues u n una mano, la quemada, logró más que. si la hubiera usado coa las \ armas. Cf. Añt. Latina 155, S oom o A kxjuau, Poesías, V 76-7; Duaconcio, Laúd. Dei, III 397-98: K ow ca. pig. 155. *' Cf. la n o u intro d u cto ria a 16. La va ríam e aparece e n e l d k im o d ís tic o , donf

de se c o m p a ra la c le m e n c ia de a n im a le s fuertes c o a la d e los e jércitos im periales,

156. 41 Por ejemplo, la de toros, ciervos y jabalíes. Referencia a la primera expedición dicica de D om kiano en el iaviemo del 85 y 86; cf. FtaoU N oea, pág. 179.

c f. H o w e l l , p á g .

5

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EPIGRAMAS

23 A COTA, AFEMINADO M

Invitas solamente, Cota, a los que se bañan contigo y sólo los baños te proporcionan convidados Me extrañaba. Cota, que nunca me hubieras invitado: ahora sé que no te gusto desnudo.

24 A DEC!ANO, SOBRE UN HOMBRE A FEM IN A D O «

¿Ves, Deciano, a aquel de pelo desaliñado, de quien incluso tú temes el severo entrecejo, el que habla de Curios y Cam ilos*7, garantes de la libertad? N o te fíes de su frente: se casó con un hombre 48 ayer.

** Cf. IX 33» 63, XI 51,63. El epigrama, de tono jocoso, te distribuye en dos dísticos para exponer la actuación de Cota en el primero (búsqueda de invitados apuestos en los baños) y la consecuencia lógica en el segundo (rechazo hacia el poeta). Cf. Howell, pág. 157. u Los baños eran lugar habitual de encuentro c n ü r homosexuales (I 96, II 70. VI 81, V II35,82, IX 33, XI 22, 5 1 .6 3 .7 5 . X II83) y heterosexuales (III3 ,5 1 .7 2 . 87, X I 47. XIV 60). a . Cmtow. pág. 81; H owtu.; pág. 157. ** Crítica de loe personajes que predican un puritanismo extremo, pero que en realidad son unos corrupto«. La misma critica aparece en Juv., Sátira 11. Marcial parece inspirarse especialmente en L súndas oc T a u k to (A*t. Griega V I 293) y en L u c u o CAm. Griego XI 155). Lo« primeros tres v en o t describen el puritanismo del personaje para poner en evidencia inesperadamente (apmsáókiion) cu conducta real. Cf. Cmtowt, pégs. 82*83; Howbll, págs. 158-159; H. D. Jocelyn. «Diffkulties in Maitial, Book 1», P apen Liverpool Latín Seminar 3.1981, págs. 277-278. Curio Dentato y Fuño Camilo son prototipos de la virtud de los antiguos, siempre superior a la de los modernos, pues «lodo tiempo pasado fue mejor». u El sarcasmo final coodensado reside en el uso del verbo nube re, que se aptica siempre ai casamiento de una mujer coa un hombre; c f XII 42, 1; fw .,

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LIBRO I

25 A FAUSTINO, PARA QUE PUBLIQUE DE UNA VEZ SUS U BROS »

Da ya a la luz pública, Faustino, tus escritos y saca de tu docto p ech o 70 una obra culta. a la que no daften ni las fortalezas cecrópeas de Pandíon 71 ni silencien e ignoren nuestros ancianos. ¿Vacilas en admitir a la Fama que está ante tus puertas y te disgusta aceptar el premio a tu trabajo? Comiencen a vivir gracias a ti también los volúmenes que vivirán después de ü: a las cenizas tardía llega la gloría

n.

U AL BORRACHO SEJCTILIANO”

Sextiliano, tú solo bebes la dosis de cinco filas de caballeros: ^con agua podrías estar ebrio otras tantas veces; y no solamente los bonos vecinos de tus compañeros de asiento, sino que pides las fichas de los asientos más alejados.

U 134. Léase Urabiéa a H. D. Jocelyn, «Difficuliies in Martial, Book I». Ptpers Uverpooé Í¿ itfn 5 rm /;u r3 (l9 8 l) 277-278; Su. B a i l e y . I, pág. 58. ** Exhortación, un tanto adulatoria. a su amigo para que publique su obra y no continúe con la inacabable labor de lima. Cf. CrmoM. págs. 161*2. * La fuente de la actividad poética. Perífrasis por Aleñas. n EJ epigrama es rematado coa una gnóm í o uM eniia de valor general. 71 El epigrama es una variación de I 11. pero más hiperbólico y caricaturesco. Presenu una estructura trimerabre: 1*4 ebriedad de Sextiliano; 5-8 perífrasis para recordar buenos caldos; 9*10 Sextiliano merece ebrio el peor de los vinos.

5

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EPIGRAMAS

5 E sta v en d im ia n o sale d e las p ren sas p e lig n a s 74 n i e sa u va n ace en tas cu m b re s em iscas. s in o q u e se apura u na d eliciosa ja rr a d el aAejo O p im io 75 y n eg ro s toneles h a d a d o la b o d eg a m ísic a . Q u e e l tab ern ero te sirva la h ez d e L aletania, 10

si b eb es, S ex tilian o . m ás d e d ie z veces.

27 A PROO LO . QUE ENTRE COPAS LE HABÍA INVITADO A CENAR 76 A yer p o r la noche te había d ich o . c re o que d espués d e ap u rar d ie z m edios litros. q u e co m erías boy, P rocilo, conm ig o . T ú en seg u id a p ensaste que la co sa estab a hecha i y anotaste palab ras no sobrias co n un e je m p lo d em asiad o peligroso: P ro cilo . o d io al invitado que re c u e rd a 77.

74 El vino peligno y el de Laletania (Híspanla) eran de baja calidad, el másico era bueno, mientras que el de Opimio era raro y excelente; cf. Iz a a c , I. pig. 243. » Cónsul en el albo 121 a .C . El epigrama desarrolla el tema del diente que busca como sea no cenare domi: cf. II I I . 27.69. V 47,50, X I 24, X I I 19.82; Jl-vinal. Sátira. Cf. La estruc­ tura ei bimembre: 1-4 invitación generosa debida a la euforia del vino; 5 4 reali­ dad negativa rematada con una gnóme o sentencia en griego. Cf. Cm oM . págs. 92-93. 77 Proverbio griego. Cf. Luciano. El banquete, 3: Odio beber con quien re­ cuerda: PitTAjtco, Cuestiones convivoles, proemio.

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28 A LA BORRACHA A C E R R A *

Quien crea que A cena hiede a vino de ayer, se equivoca: A ceita siempre bebe hasta el amanecer.

29 AL PLAGIARIO FIDENTINO »

La fama dice que tú, Fidentino. recius mis escritos a la gente com o si fueran tuyos. Si quieres que se digan m íos, te enviaré gratis los versos: si quieres que se digan tuyos, cómpralos para que no sean míos *>.

30 EL MÉDICO DIAULO»'

Diaulo había sido cirujano, ahora es enterrador: empezó a ser médico K de la forma que podía. * Sobre el tipo de la mujer borracha, cf. 187 y V 4, y sobre el ataque a borra­ cho« o borracha*, ef. I U . » Sobre el plagio de sus epigramas, cf. I 3 8 .5 2 .6 6 .5 3 ,7 2 , X 100, X II63,72. Cf. Howell, pág. 168. » Cf. 166,14. El ataqúe contra la incompetencia y avaricia de los médico« e n usual en la comedia, el mimo, la sátira y el epigrama; cf. I 47. V 9. VI 53, X 77; P u r o el Viejo, Historia natural, XXIX 16. El epigrama, de corte escómmatico, presenta una estructura bimembre: el primero expone los término« del juego, mientras el segundo los compara con un elemento nuevo. Cf. Crmom, págt. 98-100; H o w e l l , págs. 169-170. “ La gracia reside en el término griego klúti, que significa ‘lecho* y 'féretro': el médico convenía a los pacientes en cadáveres. Cf. Sh. B a le y , I. pág. 62.

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EPIGRAMAS 31 ENCOLPO, QUE HABÍA OFRECIDO SU CABELLO A FEBO «

Este cabello todo de la cabeza te lo dedica« Febo, Encolpo. amor de su doeflo el centurión, cuando Pudente obtenga la grata recompensa de un merecido primipilo*4; corta, Febo, lo antes posible la larga cabellera. 5 mientras su tierno rostro no se cubra de vello alguno y mientras su cuello de leche se adecúe a sus cabellos sueltos; y para que amo y esclavo disfruten de tus dones largo tiempo, haz que se conc el pelo pronto, pero hazlo tarde hombre.

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A S A B ID IO " N o te quiero, Sabidio, y no puedo decir por qué: sólo puedo decir esto: no te quiero.

•5 El epigrama es un ejemplo del género auuhim ottkón o epigrama que dedi­ ca un exvoto a un dios. Se ofrecía el cabello a una deidad para obtener un deseo; cf. Homeko, // . X X III144 ss.; C atvlo. LXVI (el cabello de Bercnice) o para agra­ decer un bien obtenido, como la salvación de un naufragio; cf. Pethonjo, Satiricón. 103.5; J u v e n a l , XII 81-82. Este epigrama trata sobre el corte del cabello de Encolpo. de Pudente, como símbolo del paso a la virilidad, cf. IX 16, 17, 36; E stacio, I I I 4 y comen«ano de G. Laowa , £ j tocio, III, Madrid-Sevilla. 1992. págs. 305-310. Cf. CmiOM. pégi. 101-105; S. L. T akán. « b u tpixex: An Erotic M otif in the Greek AMhotogy», IOS (1985), 90-107; H ow ell. pégs. 171-173. M El centurión de mayor rango. ** El modelo en contenido y estructura es el célebre epigrama catuliano del odi et amo (LXXXV); cf. Ovnxo. Amores, 111 II, 39; Joco.™ , «Difftcuities in M artUI...», pégs. 278*279.

puer delicatus Silvas.

dies

Silvas

Jottmaí of Hellenic Sru

LIBRO I

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33 GEL1A Y SUS LÁGRIMAS FINGIDAS“ G elia, cu a n d o está sola, n o llora la pérdida d e su padre; si h ay alguien, se le sallan lá g rim as forzadas. N o sien te triste za q u ie n busca, G elia, q u e la alaben: sien te d e verdad d o lo r q u ie n lo sie n te sin testigos.

34 A LESBIA. UNA PROCAZ MERETRIZ*7 E n u m b rales sin v ig ilar y ab ierto s. L esbia, siem pre co m etes p ecad o s n sin o c u lta r tus devaneos, y te g u sta m ás el m iró n q u e el am ante y n o te agrad a e l placer, si q u ed a oculto. P ero las p rostitutas alejan a los testig o s con co rtin as y

5

cerro jo s, y n u a vez se ab re u na ren d ija en los lupanares del S u m em io . A l m enos aprende a te n er vergüenza d e Q u ío n e o Yade **: los cem en terio s esconden a las g u aría s y a las putas. ¿T e p arece un a crítica dem asiad o d u ra? T e p ro h íb o q u e te vean, n o q u e te folien.

10

* cf. IV 38. El dolor hipócrita era un lema usual de la diatriba; cf. StaerA, Epístolas. X CIX 16; Juvenal, XIII 131*132. El primer dístico expone la situación, el segundo concluye con una doble sentencia. Cf. Cmtora, pág. 110. 17 Critica de escopofilia o exhibicionismo, ea este caso del acto sexual; cf. VII 62, XI 43; Ovbmo, Arle de amar, II 601 ss. Petkomo, Satíricón. XXVI 4 CXL, 5 ss. El epigrama se distribuye en: a) I *4 conóucu de Lesbia; b) 5*8 conduc­ ta correcta posible; c) 9*10 conclusión moral. Cf. Crreom, pigs, i l l -2; Howell, pág. 179. ** Peccare se emplea eufemísücameate p a n el acto hetero- u homosexual; cf. M oktero, B-, El latín erótico, Sevilla 1991, p suyq; c ) 13-16, cooctustfn: no intentes castrar mis versos. •* Son odynata o imposibles: en el epitalamio no pueden fallar versos lascivos y punzantes, en los Florales no puede estar ausente la nadatic mimantm (cf. el prefacio al libro I) y las meretrices no pueden ser pudorosas. « La anión de dos término« contradictorios (el galo está castrado y Príapo destaca por su descomunal miembro viril) resumen de forma contundente la repul* sa del poeta hacia la critica de Comelio.

LIBRO I

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3* A LUCANO Y T U L O « Si a tí, L ucano, o si a ti, T u to , os co n ced ieran e) d estin o q u e cu p o a lo s la ced em o n io s h ijo s d e L eda**, u n a n o b le rivalidad d e carillo surg iría en tre los dos, p o rq ue c a d a cual q u erría m orir antes p o r su h erm an o ; y q u ie n an tes llegara a las som b ras infernales diría:

5

« v iv e tu vida, herm ano, viv e la m ía».

37 A BASA93 A livias la carg a d e tu v ientre. B asa, — y n o te d a vergüenza— en in feliz orinal d e oro, y beb es en c o p a d e cristal: m ás c a ro , p u es, cagas.

38 AL PLAGIARIO FIDENTINO 96 L o q u e recitas, F identino, es m l libro, p ero cuando recitas m al, em p ieza a ser tuyo.

w Epigrama laudatorio en honor de los hermanos Domkkw, protectores de Marcial. Los hermanos Gneo Doimcto Lucano y Gneo Domlck» TiAo eran perso­ najes de enorme riqueza y gran influencia pol/tica de la época. El poeia sigue aquí el esquema de la «leyenda corregida» (terminología de Lauhcn*, Re* foud. Lat. 43,1965, 330), es decir, que la realidad de amor fraterno supera k> que nos cuenta el m ito d elo s Dioscuros. Cf. C itroni, págs. 119-120; H o w u u págs. 184-186 w C istor y Pólux. w Crítica contra el hijo excesivo; cf. Bowsll, págs. 187-188. * Cf. I 29; M enéndg Pelayo, Bibliografía HitponC'Latina, VII, págs. 108109 (it’AN De M ai-L aia).

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EPIGRAMAS 3* A DEC1ANO, HOMBRE DB COSTUMBRES ANTIGUAS 97

S i alg u ien tie n e q u e c o n u r s e e n tre los escaso s am igos, c o m o los q ue c o n o c e la an tig u a lealtad y la v ie ja fam a, s i alg u ien e s tá im b u id o d e las artes d e la M in erv a * g rieg a y la tin a .y es bueno c o n au tén tica sencillez, S s i hay alg u ien guardián d e lo recto, ad m irad o r d e lo h o n esto y q u e n o suplique n ad a a los d ioses co n b o ca arcana, s i hay alg u ien q ue se ap o y e en la fuerza d e u n a gran in telig en cia: q u e m e m u era si éste n o es D é c im o .

40 A UN ENVIDIOSO 9® T ú q u e frunces e l ceñ o y n o lees esto s v e r s o s 100 co n g usto, se as en v id io so d e to d o s, ren co ro so , y n ad ie te en v id ie a t i |0>.

w Elogio de tu amigo Deciano (cf. 1 8). La estructura es limpie y paralela: los cuatro d íu k o t comienzan por si quis (las hipótesi») para terminar en el remate del último v en o (la apódosis), que viene a ser la constatación de lo anterior. ** Representa la cultura. * Invectiva contra los que no están de acuerdo con las alabanzas de Marcial a Deciano. '«o Los versos del epigrama anterior. Señal de su mezquindad, pues d k e el proverbio que «la envidia es com pa­ ñera de la gloria»; cf. A. O tto , Die Sprichwörter und. sprichwörtlichen Redensar­ ten der Römer, Hildesheim 1971 (■ 1890), pág. 176.

UBROI

43

41 CONTRA CECILIO, BUFÓN PROCAZ • q u e un v endedor am b u lan te d el otro lado d el T lber, q u e ca m b ia m echas am arillen tas p o r trozo« d e vidrio, lo q u e e l q ue vende garbanzos en rem o jo

5

a un co rrillo d e d esocupados. k> q u e el d u eñ o y en c a n ta d o r d e serpientes, lo q u e los esclav o s b aratos del m e rc ad o d e salazones, lo q u e el ro n co cocin ero q u e sirve h u m ean tes salchichas por las ta b ern as ca le n tita s,

>0

k> q u e un n o m u y buen p o e ta c a lle je r o iro, lo q u e un m alvado m aestro d e G ad e s MM, lo q u e e s la b o ca m ordaz d e un viejo verde. Por tan to, d eja y a d e creerte lo q u e tú so lo , C ecilio, te crees,

15

q u e con tus g racias incluso po d rías v en cer a G ab a y al m ism o T etio C a b a llo ,w . N o a cu a lq u ie ra se ha co n ced id o te n er nariz: q u ien ju e g a con im bécil procacidad, ése n o e s T etio, sino u n caballo.

Invectiva contra Cecilio. La estructura del epigrtm a es abierta, pero se po­ drían distinguir tres paites: a) 1*2 lema del epigrama (te crees una persona elegan­ te, pero eres un bufón); b) 3- 14 ejemplos de vulgaridades; c) 15*20 conclusión ló* gica. Cf. Howell, pigs. 191-92. w Podría tratan« de improvisadores callejeros, cf. FaiEDtANDca, p4g. 190. 104 Se refiere al instructor y empresario de las bailarinas de Oades, célebres por tu lascivia; cf. V 78.26, VI 7 1 ,2 , XIV 203; Fw8DUnw», pág, 190. ** Tamo Gaba como Caballo eran bufones de Augusto. Sobre Gaba, cf. X 101; J uvdj/u , V 3; Fara-ANoes, pág. 190.

30

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EPIGRAMAS 42 A PORCIA. DE LA QUE ALABA SU FORTALEZA ' «

C u an d o P o rcia se en teró d e la m uerte d e su e sp o so B r u to 107 y e l d olor bu scab a las arm a s q u e le hab ían sustraído, « ¿to d av ía n o sab éis» , dijo, «que la m uerte n o se pued e n egar? C reía q u e m i p adre >0* co n su m uerte os lo h ab ía enseñado». 5 T erm in ó d e hablar y co n áv id a b o c a IW se trag ó brasas ardientes: ¡ven ah o ra y niégam e, tu rb a inoportuna, la espada!

43 CONTRA MANCINO, AVARO Y SÓRDIDO »» S esen ta, M ancino, fuim os invitados y só lo se nos sirvió a y e r un jab alí, no las uvas q u e se gu ard an d e ce p as tardías o las m anzanas que Tivalizan con la d u lc e m iel,

Evocación laudatoria del suicidio de Porcia, la hija mayor de Catón de Ú tk a; cf. V a u j u o Máximo, [V ó. 5; Piü t a il c o , Bruto, L ili 5 ss.; A m a n o , Guerra civil, I V 374. Tu m o el suicidio del padre como el de la hija pasaron a representar tos prototipos de suicidios de sabios estoicos. Cf. Howeix, págs. 199*201. Kfl El asesino de Julio César en el arto 44 a. C. Calón el Joven se suicidó en el arto 46 a. C. en Ú tka (África). > h ab ía hech o tam bién d e m édico.

48 EL LEÓN Y LA LIEBRE 119 L o s d o m ad o res no arran caro n a los to ro s d e estas fauces, p o r las q u e en tra y sale u n a liebre, presa huidiza; y lo q u e es m ás so rprendente, e sc a p a m ás v elo z d e su en em ig o y d a p ru eb as d e algo d e su g ran nobleza. N o está m ás segura cu a n d o co rre e n la d esierta aren a n i se refu g ia e n su cu b il c o n ta n g ran seguridad. Si q u ie re s ev itar la m ord id a d e los perros, liebre descarada, tien es las fauces d el león para refugiarte.

49 A UC1N1ANO: ELOOIO DE H1SPAN1A l * V arón q u e no d eb e se r silenciado e n tre los pueblos celtíb ero s, lo o r d e n uestra H ispania,

» • E i una variación de 1 30. El hexámetro desarrolla la premisa, mientras el pentámetro sirve de conclusión; la estructura interna se compone de cuatro paites paralelas dispuestas ea quiaimo. Cf. CmtOKi, pigs. 151-152; H o w e l l , pég 2 ll. El epigrama es una variación de loe dedicados al juego de leones y liebres (ef. 16), pero sin el elemento laudatorio de k » otros (cf. M S, 51,60). Cf. Crmowi, pág. 153. ' * Se trata de una especie de poesía de despedida (pmpemptlkóñ) en honor de su amigo Licinia*», pues aparecen los motivo« del elogio al amigo o la descrip-

5

48

EPIGRAMAS

v e ris , L iciniano, la altiv a Bflbilis» n o b le p o r sus c a b illo s y sus arm as, 5 y el M oncayo an c ia n o por sus niev es y e l sagrado V adaverón d e escarp ad as m ontañas, y el d u lc e bosque d el d elicad o B oterdo, al q u e am a la fecunda P om ona. N a d a ris en e l tran q u ilo v ad o d el C on g ed o

10

y en los su a v es lagos d e las ninfas, en los q u e relajarás tu cu erp o e n el c o d o Ja ló n , e l q u e tem p la e l hierro. A llí la m ism a V oberca te o fre ce rá para la co m id a fieras q u e po d rás ca za r desd e cerca,

is A liviarás e l claro estío e n e l áu reo T ajo c u b ierto p o r las som b ras d e los árboles; la h elada D ercita y Ñ uta, la que vence a la nieve, te ap lacarán tu áv id a sed. P ero cu an d o e l can o so diciem b re y la im p lacab le brum a

20

sop le c o n e l ro n co aquilón, b u sc a ris las so lead as co sías d e T arragona y tu q u erid a L aletania. A llí sacrificarás g am o s en redados en finas redes y ja b a líe s d e la lierra,

25 y rom perás a la astu ta liebre co n u n fo g o so corcel y d ejarás los cierv o s p ara el granjero. El b o sq u e vecin o b ajará h a s u e l m ism o ho g ar rod ead o d e niftos desaliñados;

ctón de los lugares que Ma a visitar, pero faltan algunos tópico« com o el lamento por la marcha, k » buenos deseos para el vi^je y el deseo de un rápido regreso, la td p lt a a los dkxes, y otros. Cf. Ovtwo, Amores, I I I I y nota de R, m V ooca-Socas, pág. 65; E staoo , Sitvas, III 2 y nota de Laguna, págs. 191-198. El epigrama se divide en: a) vv. 1-2 elogio de Liciniano; b) 3-18 descripción elogiosa de diver­ sos lugares de Hispania; c) 19-36 elogio de la vida campestre (cf. Homaoo, Epo­ dos, 11); y d) cf. 37*40 invitación al amigo a disfrutar de la auténtica vida. Cf. Ciikom, págs. 1SS-I58; Howox. págs. 21?*2)6.

LIBRO I

49

Se in v itará a un ca za d o r y se sentará a tu lado co m o invitado reclam ad o d e los alrededores.

30

E n n in g ún lugar h ay calzad o co n lunetas y en n ingún lugar h ay toga o vestidos q u e hu elen a m úrice; lejos e l te rrib le lib u m o y el clien te quejum broso, lejo s las ó rd en es d e tas viudas; no ro m p erá tu su eñ o p ro fu n d o un p álid o reo,

35

sin o q u e d o rm irás la m añana entera. Q u e o tro m erezca un gran y lo c o ¡bravo!: co m p ad é ce te tú d e los afortunados y d isfru ta sin so b erb ia d e la au tén tica alegría, m ien tras tu q u erid o S ura recibe los parabienes.

*0

N o d esv erg o n zad am en te pid e la v ida lo q ue le q ueda, cu a n d o la fam a tiene k> suficiente.

50 BROMA SACADA DE HOMERO CONTRA UN COCINERO S i tu co cin ero , E m iliano, s e llam a M ísiilo, ¿p o r q u é el m ío no se pued e llam ar T ara tala?

111 El epigrama está construido alrededor de un juego de palabras procedente de un verso homérico formulario: Mfstillón t'ára tálla kal am ph' obelotsm épeiron, «trincharon el reslo y lo ensartaron en brochetas» (ÍUoda, 1463, Q 42$; Odi­ sea. I II 462. X íl 365. XIV 430; cf. IUoda, VII 317, XXIV 623; Odisea. XIX 422). De ahí el significado: «si tú llamas al tuyo coa un nombre homérico ‘el trincha­ dor' o 'el bocadito' (de tó mísiytton), ¿por qué no voy yo a poner al mío otro nom­ bre homérico como Tkratala, 'el resto* (de t'ára táila)?*. Las citas homéricas sir­ ven en el epigrama de parodii. Cf. C itró n , págs. 171-172.

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EPIGRAMAS 51 A UNA LIEBRE DEMASIADO AMBICIOSA m

N o se adapta a k>s cru eles leones u na cerv iz, si n o es ex celen te; ¿ p o r q u é te d iriges a e sta s fauces, liebre am bicio sa? ¡Sin d u d a los leones quisieran p asar d e g ran d e s loros a ti y q u eb ra r cu ello s q u e n o ven!

3 T ien es q ue ren u n c iar a la g lo ría d e u n d estin o im p o rtan te: no p uedes m orir, presa hum ilde, b ajo un en e m ig o asf

52 NOMBRA A QUINCIANO SU DEFENSOR T e co n fío , Q uin cian o , nuestros... — si es q u e p u ed o llam ar nuestro s a lo s libros q u e recita u n p o eta am igo t u y o 115— : si se q u ejan de p esad a esclav itu d , 5 acu de a su d efe n sa y respáldales suficientem ente, y, cu ando aq u el se declare d u eñ o , d i q ue son m íos y q ue se le s ha con ced id o la libertad.

122 Es una variación (el animal débil que aspira a una muerte gloriosa) de los epigramas dedicados al león y i la liebre, cf. 1 6 ,2 2 ,4 8 . Una liebre, el animal hu­ milde ( s e l hombre común) no puede aspirar a obtener la gloria de una muerte glo­ riosa por haberse enfrentado a un león (« el hombre poderoso). El último v eno está redactado en clave de metáfora militar, iw Proceso imaginario, en el que Marcial acude a cu amigo y protector Quin­ ciano para que defienda el estado libre de sus escritos y así no puedan ser plagia­ do« por n ad k El epigrama está lleno de tecnicismos jurídicos propio« de una cau­ sa liberalis, pleito ea el que se defiende la libertad de un esclavo: 4sstn o r (cf. 5), satis praestart (cf. 5), cum se dominum vocabit (cf. 6), mañti...miisos (cf. 7), clamilaris ■ proclamado it1 libertatem (cf. 8). Cf. CmtOM, págs. 174*177. 1* Rdentino; cf. 12 9 ,3 8 ,5 3 .7 2 ; I z a a c . 1, pág. 32.

LIBRO I

51

Si g r iu s e sto tre s o cu a tro veces, llen arás d e verg ü en za al plagiario.

53 A FIDENTINO, POETA PLAGIARIO U n a so la pág in a tuya, F identino, está e n m is escritos, p ero sellada con la firm a segura d e su dueflo, la q u e lle v a a tus verso s a un ro b o m anifiesto. A sí u n a c a p a iin g ó n ic a l27, co lo cad a en m edio, co n tam in a c o n su tan a g rasie n ta a los v estid o s c o lo r v ioleta d e la ciu d ad ;

5

a s í las v asijas de A rretio desv irtú an las co p as d e vidrio; a sí, cu a n d o acaso el neg ro cu e rv o vaga por las orillas d el C aístro , h ac e e l rid íc u lo entre los cisn es d e L eda; así, cu a n d o el bosque sag rad o se an im a con el v ariad o can to d el niiseA or, la in so len te u rra ca d esafin a c o n las q u ejas cecro p ias. M is lib ro s n o n ec esitan d e un d elator o d e un ju e z , p e ro tú pág in a se levanta c o n tra ti y te dice: «eres u n ladrón».

54 UN JUICIO ENTRE AMIGOS '** Si to d av ía. F usco, tienes tiem po para la am istad — p u es tienes am igos p o r aquí, los tienes tam bién po r allí— >* El mismo motivo se encuentra en I 29, 38 y X 100. La invectiva contra Fidentino se distribuye así: a) w . 1*3 acusación de plagio; b) 4-10 ejemplos; c) 11*12 conclusión. El epigrama está escrito en hexámetros, metro raro en el epi­ grama (H 73. V I 64, Vil 98). Cf. C nuow , págs, 177-178. ■27 M inio procedente de la Galia céltica. Especie de billete elegante que Marcial envía a Puteo para ser admitido en su círculo de amigos $e defiende el proverbio de que loa «viejos amigos son los mejores*. Cf. H o w tu , pág. 233.

io

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EPIGRAMAS

u n so lo lugar, si q ueda, le pido, y n o m e rechaces, porq u e.so y n u ev o p ara ti: 5 todos tu s viejo s am igos lo fueron. T ú so lam ente valora si e l nuevo q ue te trata pu ed e lleg ar a se r un viejo com pañero.

55 A FRONTÓN. SOBRE SU IDEAL DE VIDA Si q u ie re s co n o c er brev em en te los d eseo s d e tu q u erid o M arco, F rontón, h o n ra ilustre d e la m ilic ia y la toga, esto pide: cu ltiv a r u n ca m p o su y o y n o grande, p u es am a la vid a tranquila en m edio d e co sa s pequeñas. 3 ¿ E s cap az alguien d e cu ltiv a r los fríos m osaicos d e m árm ol esp artan o y llev ar estú p id am en te el m añanero jb u en o s d ías!, si tien e la posibilidad, feliz con los desp o jo s d el bosque, del cam po, de d esp leg ar ante el ho g ar redes llenas y llev ar un p e z brin can d o en trém u la ca ñ a

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y sacar am arilla m iel d e ro jizo ja rro ? ¿P u ed e, si u n a c a m p esin a rellenita llena m esas d esnivelad as y ce n iz as n o com pradas prep aran huevos d e su p rop ied ad ? Q u e no am e e s ta vida q u ie n no roe am a, lo d eseo, y q u e v iv a pálido en m edio d e las o b lig acio n es d e la ciudad.

i*9 Elogio de (a vida campestre: •) w . M introducción del tema; b) 3*12 ven* tajas de la vida campestre frente a las desventajas de la vida urbana: c) 13* 14 con­ clusión: preferencia por la vida campestre. E) epigrama, dirigido a su noble amigo F ro n tó n , o frece ecos de H oracio (E p o d o s, II) y de O v id io (M tta m o r fo • ríi.VIH 618-728: Filemón y Baocis). Es frecuente en Marcial el tema de la ideali­ zación u n to de la vida campestre (cf. 149, I I 90. X 4 7 ,9 6 ) como de la vida en la ciudad ( I I 48, V 20). Cf. CrntoM. plgs. 184-185; H ow ell, pig. 55.

UBROI

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56 A UN PÉRFIDO TABERNERO '*> El viñ edo, azo tad o por las co n tin u as lluvias, está em papado: n o p u ed e s, aunque lo desees, vender, tabernero, v in o puro.

57 A FLACO, SOBRE EL TIPO DE MUJER QUE LE OUSTA ¿ M e preguntas, F laco, a q u é m u jer q u ie ro y a cu á l no q u ie ro ? N o q u ie ro ni a la d e m asiad o fácil ni a la d e m asiad o difícil. A p ru e b o k> q ue e s tá e n m e d io y q u ed a entre los extrem o s ,J*: ni q u ie ro lo q ue h ace su frir ni q u ie ro k> q u e em palaga.

El engaito de los tabernero« que aguaban demasiado el vino era tema usual de crítica social (CLE 930, Horacio. Sátiras. I 1, 29; 1 5. 4; Petkohio. Satiricón. XXXIX 12). Léase al mismo M a k u u III 56.57, IX 98. 1,1 El motivo es universal: el término medio es lo mejor («Lo poco agrada y to mocho enfada», que diría el castizo). Este pensamiento universal, explotado en las discusiones diatríbk o-satíricas, se aplica al amor y se conviene en un topos de grtn tradición en el epigrama, que se manipula en diversas variantes: Filoocmo (Ani. Griega. X I I 173: virgen y cortesana); Honesto (Ant. Griega, V 20: ni dema­ siado joven ni demasiado vieja): Rufino (Ant. Griega, V 37: ni demasiado gorda ni demasiado flaca: Ant. Griega, V 42). Se aplica, como se ve, al amor la filosofía del justo medio Léase a M am ial. II 36. III 33. IV 42, IX 32, XI £0. 100. 102. Cf. CrmoMU págs. 191*192; H o w o i. págs. 241-242. Hay coincidencia entre Marcial y Estratón de Sardes, (Ant. Griego, XII 200. 5); véase la introducción, pág. 35.

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EPIGRAMAS 58 EL PRECIO DE UN ESCLAVO ■»

U n trafican ie d e esclav o s m e p id ió cíen m il po r u n esclavo: y o m e reí, pero F eb o lo s en treg ó a l m om ento. M i p o lla se d u ele d e ello y se q u eja de m í co n sig o m ism a y felicita a F eb o p ara q ue yo sie n ta envidia.

5 P ero e s q u e la po lla le reg a ló a F eb o d o s m illones de sestercios: d am e tú e s a can tid ad , pag aré m ás.

59 A FLACO. SOBRE LA ESPÓRTULA,M L a e s p ó itu la 135 d e B ayas m e pro p o rcio n a cien cuad ran tes ,J6; ¿ q u é significa e s a m iseria en tre u na vid a d e lujo w ? ,JJ El epigrama desarrolla el tema del lamento del amante pobre, pero en este caso las quejas son lanzadas por la méntula, que aparece personificada aquí. En los dos primeros dísticos hay contrastes (1*2, poeta p obre/F eb o rico; 3-4 crítica quejumbrosa de la nw iru/a/alabanza de Febo por su compra; 5*6. ganancias), mientras que en el último la méntula del poeta aflora las ganancias de la de Febo. que puede permitirse el dispendio de un esclavo apuesto. Cf. Crraora, pígs. 193194. i» El poeta prefiere su nivel de vida en Roma que d a ñ e cuenta de su roisena en medio del lujo de Bayas. 133 En la época de Marcial la espórtula (o cestilla para llevar viandas) consis­ tía en una cantidad de dinero que el patronos entregaba diariamente a su cllens como sustitución de una invitación a comer. Domiciano intentó sin éxito restable­ cer la antigua costumbre de la invitación real a com er cf. M a r c ia l . III 7, 14, 30, 60; Suerottio. Domiciano, VII; F jl e d l Andc * , pigs. 202-203. i* E n la cantidad fija de la espórtula. Equivalía a 25 ases o seis sesiercios y un cuarto. Cf. M arcial, I II 7. I, IV 68. 1. V I 88, 4. V III4 2 .3 . X 70. 13*14.74.4, 75, I I ; J uvenal, I 120-121. 137 El hijo de Bayas era proverbia], destacando sus extraordinarios batos pú­ blicos y privados; cf. I 62.

LIBRO! D ev u élvem e los baños oscu ro s

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d e L u p o y G rito:

si co m o tan m al, ¿cóm o, F laco, m e voy a lavar?

60 JUEGO DE LA LIEBRE Y EL LEÓN »40 A u n q u e entres, liebre, e n las am plias fau ces de u n torvo león, el león sin em b arg o pien sa q u e sus d ie n tes están vacíos. ¿S o b re qué lom os se arro jará o so b re q u é grupas se reco stará, d o n d e p roducirá profundas h eridas en los novillos? ¿A q u é m olestas en v an o al s e f o r y rey d e los b o sq u e s? A q u él só lo se alim e n ta d e fieras seleccionadas.

61 ELOGIO DE UCINIANO Y DEL POETA 141 V erona am a los v erso s d e su docto vate, co n M arón es feliz M antua, la tie rra d e A po n o

ap re cia a su L ivio,

a E stela y n o m enos a F laco;

Es decir, humildes y de poca categoría; cf. II 14, 12; S é n e c a , Cartas, LXXXV14 *s. Pues el dinero en Bayas no le da para las dos cosas. 140 Nueva variación de) juego entre liebres y leones; cf. 16. 1 4 ,2 2 ,4 8 .5 1. Cf. How cll, p á |. 249. > El epigrama sigue el esquema del •priamel» {prtmnbutum), por el que se compara una situación propia coa otra ajena a través de una señe de ejemplos, con el fin de realzar la primera; cf. H o h a o o . Odas, I I ; P ao rata o . III 22.3*18; M a r ­ c ia l , Espectáculos I, II 2, I I I 65, IV 4, 7 5 .5 ss.. V 42, VIII 36. IX 5 7 ,0 0 , XI 8. Cf. H o w e l l , págs. 249-250.

Padua.

s

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EPIGRAMAS

S e l llu v io so N ilo ap lau d e a A polodoro, lo s p elig n o s suenan por N asón, y d e lo s d o s S én ecas y del ú n ic o L ucano h a b la la elo cu en te C órdoba; d e su C a n io se ale g ra la ju e rg u ista G ades,

10

M é rid a c o a m i q u erid o D eciano: D e ti, L iciniano, se e n o rg u llecerá n u estra B flbilis q u e tam poco c a lla rá d e m í.

62 LA CASTA LBVINA EN LA DISIPADA BAYAS l4J L a casta L ev in a qu e n o c e d ía ni a las an tig u as sabinas y au n q u e m ás rígida e lla q u e su se v ero m a r id o l u , tan p ro n to s e en tre g a y a a L u crin o ya al A verno y m ientras se solaza a m en u d o en las ag u as d e B ay as, 5 c a y ó en l u lla m a s l4J: al d ejar a su m arid o y seguir a u n jo v e n , vino c o m o P enélope y se m archó co m o H e le n a |4*.

Bayas es un« localidad costera situada al norte del golfo de Ñipóles. Rica en aguas termales, era lugar de reposo y ocio para los romanos, especialmente en los meses veraniegos. Séneca la llama ‘hostería de los vicios' (déuersoriuM ultiorum) y describe la vida disipada de sus m oradora (Epístolas, LO- cf. H o h a o o , Epístolas, I 1.83; P roterc » , I II; Ovkho, Arte de ornar, I 255-256; M a rc ia l , X I 80. w Era proverbial la integridad de los sabinos, a quienes Lm o (I 18.4) se re­ fiere aludiendo a «la educación rígida y severa de los antiguos sabinos». >4) Metáfora de la flam m a amorii, cf. V ikouo, Eneida, IV 66-67; Ovidio, p. ej.. en Remedios de amor, 105 y comentario de O o s l o . pAgs. 201-202. i* El final mitológico resume irónicamente el cambio producido en Levina: de casta (como Penélope) se convirtió en una frívola (como Helena). Esta misma técnica de final de epigrama se encuentra en III 32, 76, V IH 6 y es empleada por el epigramatista griego Lucajo, Ant. Griega, X I 278,408

LIBRO I

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63 A CÉLER. RECITADOR INOPORTUNO P id es q ue te recite m is epigram as, n o quiero: no d eseas, C éler, oír, sin o r e c ita r l4*.

64 A FABULA PRESUMIDA ■«* E res b ella, lo sabem os, y jo v e n , es verdad, y rica« ¿p u es q uién se atrev e a negarlo? P ero cu a n d o te alabas, F abula, dem asiado, ni e re s rica ni b ella ni jo v en .

147 El epigrama forma paite de una larga serie de piezas dedicadas a criticar la manía que tenían los poetastros por recitar: I) 88, III 18, 44, 43, 50, IV 41, V 7 8 ,2 5 . VII 3. VIII 20, IX 83, XI 52,16; cf. P erno*». Ei Satiricen, XC, CXV; Juv e n a l , I 1 si., I I I 9 s i ; L u c j u o , A tu. Griega. XI 10, 136, 137, 394. Otros epigra­ mas similares en estructura son V 73, V il 3 o VII 77. Cf. CmtoM, pág. 209. I4* Es decir, recitar versos como si fueran tuyos o recitarme tui propios ver­ sos; cf. S. Baiuy , I, pág. 89. ' 4* Los dos primeros versos muestran las virtudes de Fabula. mientras que los dos.úliimos rectifican y niegan esas mismas virtudes. Cf. V 45; J u v e n a l , Vi 162 ss.

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EPIGRAMAS 65 A CECILIANO. SOBRE EL GÉNERO Y LA DECLINACIÓN DE «FTCUS»' »

C u an d o d ije h ig o s po r la cu arta, te ríes c o m o si fu era un b arbarism o y m e ordenas, L etiliano, que se d ig a higos p o r la segunda. L lam aré h ig o s p o r la cu arta a k) q u e sab em o s q u e nace en un árbol» y llam aré higos por la segunda, L etiliano, a k> q u e tú tienes.

66 A UN LADRÓN DE SU U B R O '5 ' T e eq uivocas, ladrón avaro d e m is libros, si p ien sas qix* puedes hacerte p o eta p o r k> q ue cu e sta u na o b ra o un vulgar tro zo d e papiro: un ¡bravo! n o se g an a c o n seis o d ie z m onedas. 5 B u sca poesías inéditas y toscas obras q u e só lo c o n o zca u n o y qu e g uarde selladas en un cajó n el m ism o padre d e una h oja viigen, q u e n o se h a estro p ead o por el d esg aste d e un d u ro m e n tó n ,52. U n libro co n o cid o n o p u ed e cam b iar d e duefto.

*5* Ame las críticas de Letiliano porque Marcial declina fic ta por la cuana de­ clinación y no por la segunda, el poeta le contesta con toda su mala uva que segui­ rá declinando ficus por la cuan»para designar su fhilo. es decir, higo, y por la se­ gunda p a n designar las excrecencias (tal vez, tumores (hemorroides) en forma de higo (cf. IV 32, V II71, XIV Sé, y la seguada acepción del D. R. A. E.]; recuérde­ se que e) higo era símbolo del sexo femenino) que se localizan en el ano de los pe­ derastas como Letiliano; cf. V I 49, 10*11, VII 71, XII 33; Juvehal, H 13. Léase a CmtoNi, pág. 211*213: Howeix. pági. 258-260. 191 Epigrama literario; cf. I 29. 'U Con el que se sujetaba el papiro mientras se enrollaba; cf. X 93, 6; FlUEDtANDe», pág. 208.

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Pero si hay alguno todavía no pulido en su superficie por la pómez ni está adornado con sus varillas y envoltura ,53t cómpralo: tengo unos así y nadie los conocerá. Quien recita lo ajeno y busca fama, debe no comprar el libro, sino el silencio.

'U Sobre la forma física del libro antiguo, hay que citar el comentario (Leiden. Briel. 1996. págs. 112-113) de P. Navamo a Uooamo (T o m o . III--I, 9-14): •Los libros romanos más antiguos no tenían el formato cuadrado actual (códices), sino la forma de rollos [votumina), y el material escritorio era el papiro. Una sim­ ple tira de papiro enrollada, eso es en esencia d libro antiguo. Así son, por ejem­ plo, los vdum ina hallados en Herculano. Sólo los rollos destinado» a ser leído» con bastante frecuencia se enrollaban en un cilindro de madera o hueso (umbili' cus) que protegía al frágil papiro, que de este modo sufría menos que enrollado sobre sí mismo. Algunos de los detalles de lujo son: que la hoja de papiro haya sido uaiada por su cara posterior con el costosísimo aceite de cedro p a n así prote­ gerlo y preservarlo de las termitas (cf. Vnutra. I! 9.13). perfumarlo y teflirio de un elegante tono amarillo (cedro jlavus, Hoa. Poet. 332; Ov.. 7>. III I, 13); que loa extremos del papiro estén bien alisados y deshilacliado«, pulidos con piedra pó­ mez (pumex); que el um biikus (o uminlici) sea de marfil y con extremidades so­ bresalientes del rollo (rorniM) que ayuden a preservarlo, y que estén pintadas; que una etiqueta indique en letras rojas el nombre del autor y el título de su obra (titu­ las o Index); que una funda de cuero (membrana o poenuia) envuelva y proteja al rollo; que tenga cintas o correas también pintadas (tora rubra), con las que mante­ ner cerrado el rollo; cf. B « t , Buchwesseit, págs. 64 ss.; Abriss, págs. 329 si. Tales ' ediciones para bibliófilos parece ser que ya existí«roa en Grecia, donde debió flo­ recer un activo comercio de libros como artículos de lujo, concebidos más para enseñarlos que para leerlos; cf. Luc. Mere. Cond. 41. Sobre los libros y su comer­ cio en el mundo grecolatino. véanse k » capítulos dedicados al tema en la Historia de la Literatura clásica (Cambridge University) I Literatura griega (E a s to u n o Knox, eds.), Madrid, Gredos 1990. págs. 30-35; II Literatura latina (KeknsyC lausen, eds.), Madrid. Gredos 1982, pigs. 28-36; H. Escoca», Historia del libro, Salamanca-Madrid 1988. págs. 113-183 (con bibliografía al final de cada capítu­ lo); 6. Ruvz, Manual de codicoiogtc, Madrid-Salamanca 1988, págs. 36-45 (el pa­ piro); 97*100 (los rollos); 257-276 (producción y comercio de manuscritos en Grecia y Roma)».

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EPIGRAMAS 67 A CÉRILO, UN HOMBRE SIN VALOR 1**

«Eres un hombre demasiado libre», me dices, C ir ilo l35, siempre: quien habla contra tí, C irilo, es un hombre libre

68 RUFO Y NEVIA, A QUIEN RUFO AMABA CON LO CU RA 157

En lodo lo que hace Rufo, sdlo existe Nevia para Rufo: si está alegre, si llora, si calla, de ella habla. Come, brinda, pide, niega, aprueba: ú n i c a m e n t e e x i s t e Nevia; si no existiera Nevia, se quedaría mudo.

|M La crítica de Cirilo a Marcial debe de referirse a su actividad literaria. Cf. H o w rn , pig. 262; P. T. Edcn, «Problems in Martial (1.49: 1.67; 11.21; 11.94)», Mnemosyne 41. 1988, págs. 119-120. Sobre este liberto, Mase a Sustomo, Vespasiano, 2 3,1 . >* E t ‘libre’, porque todo k» que diga será verdad o, al menos, no peor que la verdad; cf. S. B a u y ! «More Corrections and Explanations...», pig. 132; Sh. Bai* u v , l págs. 90-91 y III, pág. 325. w La palabra clave del epigrama ea la última, Juris, que alude a la l o c u r a s güera de amor que Nevio, sin darse cuenta, padece por Nevia. Cf. L C. Watson, «Three women in Martial», Clots. Quarterly 33, 1983, pigs. 260*264. Sobre este tópico amatorio, cf., p. ej., Tbócwto, VI 18*19, X, 19-20; L ucm c», IV 1149 ss.; H oracio. Sátiros, I 3, 38*39; P ao m c to , II 14, IB con nota de RamUlbz de V taoes; M arcial, III 8 y 15. Para otras interpretaciones, muchas de ellas innecesa­ rias, cf. O tto n i, 219*220; U. C a ju u te llo , «Un folle amore in Marziale». Sludi classici in onore di Q. Cataudella, Catania 1973, IU, pigs. 391 ss.; M. A. G reen­ wood, «Martial, Epigr. I, LXVI11,7-8: a New Interpretation », Laiomus 51 (1992) 863*867. ist p«ra el enamorado sólo existe en el mundo la amada. Sobre el tópico, cf. T tóctrro. X I 11; M elsaquo, Ant. Pal. XU 60 y 106; Plai/to, Asinaria, 181 ss.. El mercader, 18 ss., Pséuddo, 238.

LIBRO 1

61

Cuando ayer al amanecer escribía a su p a d r e p a r a desearle s lo mejor, le decía: «salud, Nevia, mi sol, Nevia, mi luí». Nevia lee estas palabras,w y sonríe con disimulo; Nevia no es la única que existe i61: ¿no ves, imbécil, que estás loco de amor?

69 A MÁXIMO SOBRE CANIO, UN POETA RID ÍCU LO ' «

Tarcnto, que solía mostrar a Pan, comenzó, Máximo, a mostrar ahora a Canio.

70 AL LIBRO QUE ENVÍA A PRÓCULO. UN HOMBRE BUENO

Ve, libro, a saludar por mí: se te obliga a ir, servicial, al blanco bogar de Próculo. Preguntas el camino, te lo diré: dejarás atrás a Cásior vecino de la blanca Vesta y la casa de las vírgenes;

i*

M e r e c e l a p e p a c i t a r ta p ro p u e & ta d e S . B a i l e y ( « C o r r e c t i o n s a n d E x p l a n a ­

t i o n s . . . » , p á g . 2 7 4 ) : « A n i n n e r v o k e t e l l s m e th a t M a r tia l w r o t e m a tr i, b u t I c a n ­ n o t p r o v e it* .

Las diadas en el verso anterior; cf. C toon», pág». 221-222. ** Tópico consolatorio para los enamorados desgraciados; cf. Tfiócarro, XI 75*6; VtRoajo, Bucólicas, II 73. *** Tarcnto, que era famosa por su estatua del dios Pan riendo, ahora k> es por Canio, que siempre estaba riendo (cf. III 20). Cf. Izaac. I, pág 245; H owbu., pág. 265; Jocblyn, «Difficulties in M artial...», pág. 280. El modelo de este apòstrofe a su libro es t í en O vino, Tristes, III I y Car­ tas desde el Ponto. IV 5. Cf. M a r c ia l . I II 4. 5. X 20. 104. XI 1, XII 2, 5. La dis­ tribución es como sigue: a) 1-2 indicación al libro de su destino; b) 3-12 descrip­ ción del itinerario; y c) 13-18 conducta que debe seguir en casa de Próculo. Cf. O tto n i, pág. 22S; H ow ru. págs. 265-266.

62

EPIGRAMAS

s desde allí te dirigirás al venerable Palacio por la C uesu sagrada, por donde brillan numerosas imágenes del gran g u ía ,64. No te detenga la cabeza radiante del extraordinario c o l o s o , mole que supera a la obra de Rodas. Tuerce el camino por donde está el edificio del bebido Lieo 10 y se levanta la cúpula de C ib eles 166 con las pinturas del coribante. Enseguida a la izquierda de frente te encontrarás cor los ilustres penates y el atrio de una elevada mansión. Dirígete allí: no temas el lujo del umbral altivo: ninguna puerta se abre más de par en par 15 ni a la que más de cerca ame Febo y las cultas hermanas; si te dice «¿por qué no viene él en persona», puedes disculparme así: «porque esos versos que se leen, sea cual sea su valor, no puede escribirlos un diente maftanero».

71 AL SUEÑO. AL NO PRESENTARSE NINGUNA AMIOA 147

Por Levia bébanse s e is ,4* chatos, siete por Justina, cinco por Licis. cuatro por Lide, tres por Ida. Domicianó. i« Cf. Espea. 2. Ep el Palatino había un templo dedicado a Cibeles; cf. Izaac, I, pág. 245. ,w El epigrama trau de un brindis por la persona amada, motivo tradicional en la poesía helenística; cf. T&ócwto, II 131, XIV 18 &t., Calimaco, Epigramas, XXIX, M euacao, Ant. Griega, V 136*137, M asco A r g c o t a r jo , Ahí. Griega, V 110. El brindis numérico (bibere od numerum) aparece en P la ito , El persa, 7 7 1; O v id io , Fastos. III 532; M a r c ia l , VIII 50, 21-22, IX 93. XI 36. 7-8. XIV 170. También aparece en el epigrama el motivo de la cita frustrada; cf. A s c u Ma d c s , Ant. Griega, V 7 y 150, H o r a c io , Sátiras, I 5, 82-84; M a r c ia l , VIII 50, 21 ss. Léase a CmtoNi, pigs. 232-233. El número de chatos depende del número de letras del nombre en cuyo ho­ nor se bebe; en latín es L atvia: cf. V III51,21, X I3 6,7, XIV 170,2; Fmeocanocr, pág. 2 1 I ; S .B a u y .I . pég.95.

LIBRO I

63

Todas mis amantes cuéntense por el falerno servido, y com o no viene ninguna, ven tú a mí. Sueño.

72 A F1DENTINO, UN POETA PLAGIARIO '«*

¿Crees, Fidentino, que tú eres poeta por mis versos y deseas que se te tome por tal? También Egle se cree con dentadura con dientes postizos y marfil de la India; también, la que es más negra que ia mora madura •*>, Licoris m , se agrada maquillada de blanco. Y tú. por la misma razón que eres poeta, tendrás melena, cuando eres c a l v o >72.

73 A CECIUANO. MARIDO INGENIOSO

No hubo en toda Roma quien quisiera locar de balde. Cecitiano, a tu mujer, mientras se podía; >** Cf. I 29,53, 87; L u ciito . Ant. Griega, X I408. La estructura es la siguente: a) 1*2 denuncia del plagio; b) 3*6 ejemplos para probar la inutilidad de su em­ presa; c) 7*8 conclusión sarcástica con otro ejemplo. Cf. Cintoni, pág. 234. 1,0 La mora madura es laq u e cae del árbol y es más negra; cf. VIII 6 4 ,7 . So* bre la negrura de Licoris, léase a Me.néso€2 P euvo, Bibliografía hispano-loiina, VII, pág. 111 (Juan » : M al Laka). i»' Cf. IV 62; Vil 13. ” 2 Cf. X 83, II: «nada hay más feo que un calvo con melena»; II 41, 10, VI 12,57, IX 37. XII 23; L ic u ó , Ant. Griega, X I68. 310; R u f i n o . Am. Griega. V 76. i» El epigrama desarrolla el motivo amatorio de que es preferible el amor di­ fícil y prohibido al fácil y accesible El motivo era frecuente en la poesía helenís­ tica; cf. GoW'Page, The Gariand o f PhilUp, II. pág. 386, y O vio«. Amores, II 9.

5

64

EMORAMAS

pero ahora que has puesto guardianes, hay un ingente tropel de folladores: eres un hombre in gen ioso, n .

74 A PAULA, ADÚLTERA»»

Exa tu amante: al menos eso tú podías, Paula, negarlo; hete aquí que ahora es tu marido: ¿acaso puedes, Paula, negarlo?

75 LINO NO PAGABA LAS DEUDAS ™

Quien prefiere regalar a Lino la mitad a fiarle todo, prefiere perder la mitad.

9* 10. El modelo podría ser Ovkno, Ameres, I I 19. El tema del marido bobo apare­ ce concierta frecuencia en M a k c i a l : III 26, 85, V 61, 31, 2, XI 71, 7 ,7 4 , X II93. Cf. H o w e l l . pág. 275. 174 A primera vista la interpretación irónica contra la imbecilidad del marido es la m is fácil. Pero no habría que descartar la interpretación de quienes ven el tema satírico del marido que prostituye a su mujer; cf. Hohacio, Odas, III 6, 25« 32; I u v e m a l , Ut 55 ss.; A f u i e y o , Apología, LXXV. De ahí surge la fuerza del agu­ do remate. Critica contra la hipocresía de quienes sancionan con un matrimonio ofi­ cial lo que antes era un concubinato; cf. V 75, VI 2, 7 ,2 2 ,9 0 . 91; J u v e n a l , II 29 ss. Cf. H o w e l l , pág. 276. El epigrama recoge el famoso proverbio de que la mitad es más valiosa que el todo; cf. Htstooo, Trabajos y días, 40; O t t o , Sprichwürter..., pág. 118, s. v. dimidius. El mismo fondo se observa en nuestro dicho «lo perfecto es enemigo de lo bueno». Marcial hace girar el epigrama alrededor de credere/perdere para aconsejar que es mejor perder la mitad que la suma total de lo prestado. Sobre el tema del préstamo de dinero, cf. II 3. IV 76. VI 5, 30, V III9. 10, 37. DC 102, XI 76. C f H o w e l l , págs. 276-277.

UBROI

65

76 APLA CO , PARA QUE DEJE DE COMPONER VERSOS Y SE DEDIQUE AL F O R O 177

¡Oh Flaco, recompensa nada despreciable a mis desvelos, hijo y esperanza del hogar de Anténor|7S, pospón los cantos de tas piérides y los coros de las hermanas ninguna de estas jóvenes te dará un duro. ¿Qué esperas de Febo? La caji fuerte de Minerva '*> tiene dinero; é s u sabe, ésta es la única que presta a lodos los dioses. ¿Qué puede dar la hiedra de Baco? El negro árbol de Palas 111 se dobla con el peso de su abigarrado ramaje. Excepto las aguas, las guirnaldas y las liras de las diosas nada tiene el Helicón sino un gran e inútil [bravo! ¿Qué tienes tú que ver con Cirral,J? ¿qué con la ninfa desnuda del Permeso ,w ? El foro de Roma está más cerca y es más rico. Allí suena el dinero: pero en tom o a nuestras tribunas y estériles estrados sólo resuenan los b e so s,M.

La abogacía es más rentable que la poesía, una actividad prácticamente «inútil». Para Marcial toda actividad intelectual es poco rentable y desde luego mucho menos rentable que cualquier opifkium . cf. O v id io , Tristes, IV 10.21*22; Saept p a ttr dixit: 'studium quid invtiU tempkxs?/ Moeonldes nuilas ipse rtliquU o p t s Cf. M a a c u l, 1 17,1130. Ul 38, V 16, X II68; H o * tu , págs. 277-278. m Perífrasis para designar a Padua a través de su legendario fundador; cf. Vutoajo, Entida, 1 246. ** Las Musas, IW Minerva era la patrona de los oradores; cf. X 19, 14-15; I z a a c , I, pág. 39. Perífrasis para designar al olivo. 143 Puerto de Delfos, consagrado a Apoto. Pequefto río de Tesalia que nacía en el Helkón. De los admiradores en los recitales públicos.

66

EPIGRAMAS

77 CARINO, CUNNÍUNGUS >«

Muy bien de salud está Carino y sin embargo está pálido. Con mesura bebe Carino y sin embargo está pálido. Bien hace la digestión Carino y sin embargo está pálido. El sol toma Carino y sin embargo está pálido. Se tifle la piel Carino y sin embargo está pálido: el coflo lame Carino y sin embargo está p á lid o IM.

78 FESTO: UN SUICIDIO DIGNO

Al estar aquejado sin merecerlo en su garganta de un cáncer devastador y negra infección se extendiera hasta el mismo rostro, Festo, tras consolar con sus mejillas secas a sus amigos llorosos, decidió marcharse a la laguna Estigia. 5 C o n to d o n o m ancilló su p ia d o sa boca co n o sc u ro veneno o v io len tó su triste d estin o co n largo ayuno.

iu Invectiva contra un cunnülngus. C í. C a t u l o , LXXIX 4, LXXX, LXXXVIII ft, CIV; J u v e n a l , VI SI. La fuerza del epigrama reside en la repetición de la misma estructura en cada verso hasta llegar al clímax del último veno; cf. IX 97 y XI 47; léanse también II 33. III 26. VII 10. 26, 4 3 .9 2 , VIII 67, X 79, XI 94. La misma estructura se encuentra en C a t o l o , LXXVIII, C1II, y en L u c u o . Aiu. Grie­ ga, XI 216. El tono deriva de los duros epigramas que Catulo lanzó contra Gelio (LXXIV, LXXX. LXXXIX-XCI. CXVI) y contra Fuño (XXIII). m La palidez denota la enfermedad que le ha producido el vicio de practicar el cunnüingum. i** Sénbca (Epístolas. L V III33 ss.) justificaba la eutanasia a través del suici­ dio en caso de padecer una enfermedad incurable. Los cuatro primeros dísticos exponen el hecho, mientras que el último realza la acción de Festo. que gozaba del favor del emperador, frente a la de Catón de Útica. que no tenía nada que hacer tras la victoria de Julio César. Cf. H ow ell, pág. 282.

67

LIBRO I sin o q u e term in ó su intach ab le vid a con u na m uerte r o m a n a i a y lib ró a su alm a con pira m ás noble. L a fam a puede p referir es la m uerte al d estin o del g ran C a tó n ***: C é sar e ra am ig o d e Fes lo ■*>.

79 a

At a l o ,

u n h o m b r e h ip e r a c t iv o



Siempre estás defendiendo causas y siempre, Átalo, haciendo 193 cosas: haya o no haya qué hacer. Atalo, siempre estás haciendo algo. Si faJtan cosas y causas, llevas. Átalo, muías: Á talo , para q ue n o te falte q u é hacer» dale la m uerte.

80 A CANO, HAMBRÓN W E n tu ú ltim a n o c h e 194 ped iste. C a n o , la e s p ó rtu la 1W: te m ató. cre o . C a n o , e l q u e só lo h u b o una.

>** Con la espada. Se trata de Catón de Útica. que se suicidó en el a to 46 a C. Y. en consecuencia, Festo tenía razones para amar la vida, cosa que no ocurría en el caso de Catón, obligado a suicidarse; cf. Lzaac, I. pág. 40. i*i Crítica de un personaje que ama la actividad por la actividad (ardatio es el término latino); cf. U 7. IV 78; Fczuto. II 5. 1-4La clave del epigrama está en los distintos significados que se aplican a a g e n aquí: ’defender pleitos’, ‘hacer cosas', 'dirigir animales*, ‘llevarse el alma ■ m orir'. •w Crítica a Cano por no conformarse coa «na sota espórtula; cf. n i 38, 11 ss.; JirvEMAU I K » ss.; H ow nx, págs. 284-285. >** Debe de referirse a la hora de la uúuiatio al potronia, al amanecer. »w Cf. L1X I.

68

EPIORAMAS 81 A SOSIBIANO, HOMBRE SfN VALOR ■*

Sabes que tu padre es esclavo y lo reconoces cariñosamente, cuando llamas seAor. Sosibiano, a tu padre.

82 A RÉGULO. CASI MUERTO POR LA CAÍDA DE UN VIEJO PÓRTICO

Este pórtico que derrumbado entre mucho polvo seAala su ruina duradera, jde qué desgracias se le ha absuelto! Pues ha poco Régulo era llevado bajo aquellos 5 techos y acababa de retirarse, cuando de repente el pórtico cedió por su propio peso y, tras no temer nada por su dueño, se denumbó sin sangre en seguro desplome m . Después del miedo a tan gran motivo de lamento. 10 ¿quién diría que no le cuidan los dioses a ti, por cuya causa el derrumbamiento se produjo sin daAo?

i * Se hace referencia critica a las relaciones de matronas con esclavos; cf. VI 39. X II4 9 .4 , 58; Pbtkonio. El Satiricé*. XLV 7, LXIX 3. CXXVI, 6; Juvenal, VI 279 is. 331 ss.; Howcu.. pági. 285-286. Es u iu variación de I 12. Los ocho primeros versos exponen el suceso, mientras los tres últimos ofrecen una interpretación adulaioria. Cf. C rkom , P*. Mnemosyne 42. 1990. pigs. 160*61. iM Secura... óamno es un oxímoron, usual ea sucesos prodigiosos, como i l fi. nal del epigrama «derrumbamiento sio daAo» (¡nnoetns rvina).

LIBRO!

69

83 MANEYA, H EDIONDA' » Til can iche, M aneya, te lam e 1« b o ca y los labios: n o m e ex tra ñ a, q ue al p e n o le g u ste co m er m ierda.

84 QUIR1NAL. SOLTERO 200

Quirina) no piensa que deba casarte, p ese a q u e q uiere ten er h ijo s, y sabe

el modo de hacerlo: folla a las esclavas y llena la casa y los campos de caballeros esclavos: Q u irin al es un auténtico p adre d e fam ilia M |.

'* A causa probablemente de U práctica de U fella/io. Al perro, que lame su boca y labios, le gusta «comer mierda», porque u n to la f tl lá tb como el cuahíI ímgus se asociaban a la coprofilia. Cf. U 13, m 17. Sobre los animales de compañía, léase I 109, VII 87. La distribución es bimembre: el primer verso describe la si­ tuación y el segundo desarrolla la interpretación del poeta. Cf. CrntoNi, ptfg. 201; H o w tll, pág. 287. 900 El epigrama, de cone misógino, resalta las venteas de la soltería de QuirinaL porque puede conservar su independencia y puede tener hijos coa las esclavas sin derecho de herencia. Cf. 1 81, XI 83; Pm tom o, Satiricé*, CXV17-8. Marcial hace uo juego de palabras con el significado de p a tir y de familia. Pater familia* alude al carácter de procreador (paur) de esclavos (famillae) frente al valor jurídico de la expresión im ücionaj p a ttr/ omitías, con el que se designa al dueAo (domüms) de todos los miembros (libres y esclavos) de su casa.

70

EPKJRAMAS ss MARIO Y UN PREGONERO GRACIOSO » a

E stan d o ven d ien d o un sim p ático p reg o n e ro u nas co lin as bien cu ltiv a d as y fértiles yugadas d e su e lo p ró x im o a la ciu d ad , d ecía «se eq u iv o ca quien piense q u e M ario necesita v e n d e r n o d eb e nada, sin o q ue m ás bien p resta d inero», s «¿C uál es, p u es, la razón?» «Q ue a llí p erd ió a todos lo s esclav o s, el g an a d o y la c o sec h a, p o r e s o no le gusta e l lugar». ¿Q uién pondría p rec io sin o q u ie n q u isiera p erd e r to d o lo su y o ? A sí este ca m p o d a ñ in o

q u ed a p egado a.M ario.

86 NOVIO, UN HOMBRE PUSILÁNIME Y H U RAÑO»* N o v io e s m i vecin o y se le puede tocar co n la m a n o d esd e m i ventana. ¿Q u ié n n o m e en v id ia y piensa q u e y o soy feliz a todas horas 5 p o r p o d er d isfru tar d e un am igo a m ano? Tan lejos e s tá d e m í c o m o T erencianó, q u e g o b iern a ahora S iene d el N ilo. N o se p u ed e v iv ir con é l, ni siq u iera verle u o írle ni e n to d a la ciudad io h ay alg u ien tan c e rca y tan lejos d e m í. O y o o é l tenem os q u e irnos m ás lejos. El epigrama desarrolla una anécdota sobre un pregonero, personaje de la vida diaria romana; cf. VI 66; Howell, págs. 289*290. *8 Porque es perjudicial para la salud del que k> habita y perjudicial a las ren­ tas del propietario que no lo puede vender cf. 12AAC, 1, pág. 42. » • La estructura es trimembre: los cinco primeros versos ilustran la proximi­ dad de dos vecinos, los cinco siguientes exponen la situación contraria, loa tres á l­ amos rematan la faena mediante una senteruia fina). Cf. H ow cu, pág. 290.

LIBRO l

71

Que sea vecino o inquilino de Novio, quien no quiera ver a Novio.

87 A FESCENIA, BORRACHA

Para no oler, Fescenia, cargada por el vino de ayer, devoras refinadas pastillas de Cosmo Ese desayuno te embadurna los dientes, pero no es obstáculo, cuando un eructo sale del fondo de tu estómago abisal. ¿Que no huele peor el veneno mezclado con perfumes y llega más lejos el doble olor de tu aliento? A sí que deja ya los engatas demasiado conocidos y trampas descubiertas y emborráchate simplemente.

88 LAMENTO POR LA MUERTE DE Á L C IM O » 7

Á kim o, a quien, arrebatado a su señor en sus años juveniles cubre la tierra de Lábico con césped suave, EJ motivo de] epigrama es el enmascaramiento de un vicio o un defecto, en este caso, el de encubrir el olor a vino; cf. I 28,72, I I I 42, V 4, V I 7 ,9 3 , X 83, XI 7; Pi.ALrro, Mouelaria, 274 ss.; L v u u o . Ají/. Griega, XI 69. Los tres primero« dísticos exponen la ridicula situación de Fescenia que intenta ocultar k> inocaha* ble de sui borracheras, mientras que el último remata con la lógica conclusión: emborráchale sin más. Cf. CmtONi, pág. 269. * * Un perfumista de la época. 307 Epigrama funerario en honor de su esclavo Á kim o. Cf. 1 101» 114,116, III 19, IV 18, V 34, 37, VI 28. 29, 52, 68. VII 96. IX 86. X 61. XI 91. El epigrama desarrolla el motivo del ofrecimiento del sepulcro al difunto. Cf. CmtoM, pigs. 271-274; H ow ell, págs. 293-294. ** Tópico funerario de la mors inmatura o muerte prematura; cf. Latomore, p íg s 184 199.

5

72 i

EP10RAMAS

acepta no c) peso vacilante de mármol de Paros, que un trabajo vano ofrece a las cenizas para perecer, sino flexibles bojes y umbrosas hojas de pámpano y hierbas que verdean 309 rociadas con mis lágrimas

acepta, querido niño, el recuerdo de mi dolor: este honor vivirá siempre para ti. Cuando Láquesis haya hilado para m í los últimos años. 10 encargo que mis cenizas no yazgan de otra forma.

89 A CINNA, QUE SIEMPRE ESTÁ COTILLEANDO1,0

Susanas siempre al oído de todos, Cinna. incluso lo que se puede susurrar a la vista de todos. Te ríes al oído, te quejas, acusas, Moras, cantas al oído, juzgas, callas, gritas. S y lan profundamente se te ha metido este vicio, que muchas veces al oído, Cinna. alabas al C ésarJn.

90 A BA SA , LESBIANA 212

Como nunca te veía. Basa, junto a los tíos y com o ningún chismorreo te atribuía un querido.

209 La descripción es típica del ¡ccus amo*ñus. »o cf. C atulo, XXIX. El epigrama contra un chismoso se distribuye en tres paites: a) cf. 1-2 situación: cotilleo de Ciña; b) cf. 3*4 ampliación asindétka de k> anterior; c) cf. 5-6 ridículo final. Cf. H o w u l, págs. 296-297. *■> Cuando debías alabarle en voz alta delante de todo el mundo; ef. I z a a c . I. pig . 43. Condena de la homosexualidad femenina, como en V II67 y 70. La estroc-

LIBRO I

73

sino que a tu alrededor un grupo de tu propio sexo siempre estaba a tu completo servicio, sin que hubiera un hombre, me parecía que eras, lo reconozco, una Lucrecia: pero eras tú, ¡horror!. Basa, un follador. Te atreves a reunir dos coftos gem elos entre sí y tu monstruoso clitoris 213 simula al hombre. Has inventado una monstruosidad digna del enigma de Tebas: que donde no hay un hombre haya adulterio.

91 A LELIO, POETA VIL Y M ORDAZ*'4

Aunque no publicas los tuyos, criticas mis versos, Lelio: o no critiques mis versos o publica los tuyos.

92 A MAMURIANO, POBRE Y LIBIDINOSO

Muchas veces se me queja Cesto no sin lágrimas de que le locas, Mamuriano, con tu dedo.

ture es bimembre: kxs primeros cinco versos aluden i la supuesta pureza de Basa y los otros cinco descubren su realidad de lesbiana. Cf. H ow ax, p á f. 297. 30 Venus * clítoris; cf. S. B aley , I, pág 109. Otros creen que con prodigiosa Mvimj Marcial alude de forma velada al uso del óltsboj o p tn is coriactus 'conso­ lador'. Cf. CmtOM, pág. 2&4; Jocelyn, «DifTtculiies in M artial...», pági. 280-281. i ' 4 La mejor defensa es el contraataque, piensa MarriaJ, como en I 110, II 8. 77, III 9, 83, Vil 81, IX 50. El epigrama desarrolla el lema de la pobreza y el amor, que C atvlo desa­ rrollara en algunos poemas (XXI, XXII!, XXIV). Se distribuye asf: a) 1-2 situa­ ción; b) 3-4 plena disponibilidad de Cesto; c) 5-10 pobreta de Mamuriano; d) 11* 14 conclusión. Sobre este epigrama, cf. Jo c e u n , « D iffk u ltk s in M anía)...»,

5

10

74

EPIGRAMAS

N o n ecesitas el dedo: ten a C e sto en tero para ti, si es lo único q u e te falta, M am uriano. s P ero s i n o tie n es b o g ar ni un so m ier d e c a m a sin cu b rir ni u na p eq u e ñ a c o p a d e Q u ío o e o A n tío p e 2**, si d e tus lom os cu e lg a una c a p a g u a n e a d a y d esg astad a y u n a ca sa c a g ala cubre las n alg as po r la m itad, y te alim en tas con e l so lo o lo r d e una n e g ra cocina

10

y b eb es inclinado agua su c ia c o n tu perro: n o el cu lo , p ues no es c u lo e l q u e n o c a g a h ac e tiem po, sin o q u e te atravesaré c o n e l d ed o el ojo?*7 q u e te q ueda: Y n o m e d igas q u e so y un m a lig n o celoso: en fin , d a p o r el culo, M am uriano, p ero harto.

93 A AQUINO Y FABRICTO QUE YACEN EN LA MISMA TUMBA *'» U nido a su fiel F ab ricio d escan sa A quino, q u ien se a leg ra d e h aber id o antes a las m oradas d el E líseo. U n d o b le altar e s te stig o d e su grad o d e prim ipilo: c o n to d o vale m ás lo q ue lees e n e l b rev e epitafio: s « U n id o s am bos p o r el sa g ra d o p a c to d e una vid a glorio sa, y, k> q u e raram ente la fam a con o ce, eran am igos».

págs. 2 8 1 3 2 ; P. T. Eocn, «ProWems in Martial (1.49; 1.67; 11.21; 11.94)», Unemosyne 42, 1989, págs. 120-122. >1* Nombres de prostitutas. Los versos 5-6 recuerdan a C aiuio , X X X m 1*2: «Fuño, no tienes ni esclavo ni caja fuerte, ni chinches ni arañas ni fuego». *>T En la traducción se pierde el juego de palabras culushcuUa. Epigrama funerario para ilab ar la fidelidad de dos amigos. Loa doc prime­ ros dísticos constituyen casi una inscripción funeraria, mientras que el última dís­ tico.presenta la forma de una inscripción literal. Cf. CrmoNi, plg. 290; Howell. pág. 303.

LIBRO I

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94 A E G L E . M AMONA219

Cantabas mal, mientras te follaron, Eglc; ya cantas bien: d o se te debe besar.

95 A ELÍO, ABOGADO QUE GRITABA COMO UN CAMPESINO 2 »

Si gritas siempre, si interrumpes a los abogados, Elio, no k> haces gratuitamente: te pagan para que calles.

96 AL VERSO ESCAZONTE SOBRE CIERTO MAMÓN «1

Si no es molestia y no te importa, cscazome te ruego que unas pocas palabras a mi querido Materno digas al oído para que las oiga ¿I solo. Ese amante de mantos sombríos, vestido con lana de la Bética y con paftos grises,

2I* Ataque a una hetera vieja, a quien de joven te le perdonata que no supiera cantar (algo normal en las heteras) por sus habilidades ea la jodienda, pero que ahora oí siquiera te le debe besar por su dedicación a kjellú tlo . Cf. ! 7 2 ,3 , I II 93, XI 81, XII 55; HotACio, Odas, III 15, 13-14, IV 13. Léase a H o w e l l , págs. 304305; Jocclyn, «Difficultíes in M artial...», págs. 282-83. 230 C rftka de un abogado alborotador (cf. III 46, 8, VI 48), a quien hay que pagar para que se mantenga en silencio; cf. U I4 6 .8 , IX 6 8 ,1 . Cf. Howíix , págs. 305-306. 231 Apòstrofe a sus escritos; cf. 1 3. Ataque a un homosexual de conducta hi­ pócrita. 222 Veno yámbico que termina con dos silabas largas.

5

76

EPIGRAMAS

que cree que no son hombres quienes visten de rojo y llama vestidos de mujeres a los de color violeta, aunque alabe los colores naturales y siempre lleve colores oscuros, tiene costumbres de color verde pardo2Wo Preguntará por qué sospecho que es un afeminado. Nos lavamos juntos: nunca mira hacia arriba, sino que contempla con mirada devorado» a los atletas y no ve las pollas con labios ociosos. ¿Preguntas de quién se trata? Se me escapó el nombre.

97 A NÉVOLO, ABOGADO IGNORANTE ***

Cuando gritan todos, entonces es cuando, Névolo, únicamente hablas y te crees patrono y abogado. A sí nadie puede dejar de ser elocuente; pero mira, callan todos: di algo» Névolo.

98 A FLACO. SOBRE EL AVARO UTIOADOR DIODORO n a

Diodofo. Flaco, pleitea y padece de podagra; pero no alarga nada a su abogado: esto es quiragra **.

Las mujeres o los afeminados llevaban vestidos de esie color; cf. J i*venal, 1197; F uedlAndcx. pág. 222. «« Crftici de un abogado incapaz de hablar, cf. V 51. VIII 7. EJ auque tam­ bién se lanza contra los rétores que no saben hablar, como en V 21 y 54. 8* Los ataques contra los avaros formaban parte de la tradición diatríbka; cf. D tó o ees Lamcio , V I 29; Howelc, pág. 309. z* Un juego similar de palabras aparece en E stratón, A hí. Polailna, X II245; cf. IX 92, 9.

UBROI

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99 AL AVARO CALEÑO 227 H ace p o co

do

te n ías d o s m illo n es com pletos,

p e ro e ra s tan pró d ig o , generoso y tan esp lén d id o . C aleñ o , q u e todos tu s am igos te d eseab an d ie z m illones. L os d io ses o yeron n u estras p reces y d eseos,

3

y en siete m eses, calcu lo , cuatro m uertes te diero n esta sum a. P ero tú, c o m o si no lo h u b ieras heredado, sin o arrebatados los d ie z m illo n es, caíste

10

d esg raciad o en tan g ran cicatería, q u e el b an q u ete m ás suntuoso, e l q u e p reparas u na vez e n to d o e l año, lo d isp o n es c o n la ro ñ o sería d e un a m oneda de cobre, y tu s siete antiguos com pañeros te sa lim o s p o r m ed ia lib ra d e plom o. ¿ Q u é v am o s a p ed ir dig n o de esos m erecim ientos? T e d eseam o s, C aleño, cien m illones: si esto o curriera, te m orirás d e ham bre.

100 LA VIEJA AFRA A fra tie n e m am ás y pap ás, p ero a e lla se le p ued e lla m a r la m am á m ás v ie ja d e los pap ás y las m am ás. r o Otro epigrama dedicado a criticar a un avaro; cf. I 98, 103, II 24, 43 ,4 6 . IV 40, 51, V 32, XII 33, 90; Luctuo, Afir. Palatina, XI 309. El epigrama es de corte narrativo. Cf. Menéwwz P e l a y o . Bíbilotrqfía htspanc-latina, VII, pig. 109 ( J u a n oe M a c L a j u ). i » Ataque a una vieja hetera, inspirado en M jk in o , Ara. Palatina, XI 67; cf. UI 32 ,4 2 , 93, V 43, VI 12,40, IX 37, X 6 7 ,7 5 .9 0 , XI 29, 6 2 ,7 2 , I, XII 23. cf.

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EPIGRAMAS 101 AFRO DEMETRIO COPISTA. CUYA CRUEL MUERTE LLORA

A q u ella m ano en o tro tie m p o co n fid e n te de m is aficiones, feliz para su d u eñ o y co n o c id a de los C é s a r e s 2J0, e l jo v e n Dem etrio» d ejó sus p rim eros años u n a cu a rta co sec h a se h a b ía añ a d id o a tre s lustro s 2,J.

5 C o n todo, p ara q ue n o bajara d e e sc la v o a las so m b ras estig ias, cu a n d o la crim ina) en ferm edad le ab rasab a envolvién d o lo , m e p reocupé y renuncié a todos los d erech o s de señ o r so b re el en ferm o: dig n o era de h ab e r sanado co n este regalo. E n su ago n ía se d io cuenta del fav o r y m e llam ó io

p atro n o al dirig irse libre a las aguas infernales.

102 A LICOR1S Q u ien p in tó a tu Venus, L icoris, es un pintor, creo, q ue q uiere se d u cir a M inerva

312-14; P. T. Eoex, «P ro b le m s in M a r tia l (II)». Mnemosyne 42. 1989. pigs. 122-123. M e n é h d c z P e l a y o , Bibliografía hispano latina, VII, pégs. 109-110. Se trata de u a epigrama funerario en honor de su esclavo Demetrio; cf. I 88. Se distribuye así: a) H elogio de Caleño; b) $«10 concesión de la libertad, como último homenaje. Cf. Howell, págs. 315-316. Tito y Domiciano. *>■ Tópico funerario de «muerte prematura» (mors immatura). u z Demetrio tenía 19 afta . Elogio de una pintura de Venus, protectora de las heteras; cf. V 40; H o ­ w e l l , p íg. 317; P. T. Eocn. «Problems in Martial (III)», Mnemosyne 43, 1990, págs. 163. 334 Pairona de los artistas.

H o w e l l , p ág s .

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LIBRO I 103 AL AVARO ESCÉVOLA «Si lo s d io se s m e co n ced ieran un m illón de sestercios* d ecías, E scévola, cu a n d o todavía n o eras u n ca b allero por ley

«¡qué vida m e ib a a dar, q u é genero so y feliz ib a a ser!»

R ieron co m p lacien tes los d io se s y te Jos dieron. D espués d e e sto tu toga e s tá m ás sucia* tu c a p a e s d e p e o r

5

calid ad , e l cu e ro d e tu calzad o h a sid o c o s id o tres y cu a tro veces: y de diez ac eitu n as siem pre se g u ard a la m ay o r parte, u n a so la m esa sirve para d o s com idas, y se b eb e la h ez e s p e sa d el clarete d e Veyent&no, el g arbanzo tib io te cu e sta un as y Venus o tro igual. V ayam os, falso y m entiroso, a los tribunales: o v iv e o dev u elv e a los d ioses, E scévola, el m illón.

104 ESPECTÁCULO DE LEONES Y LIEBRES 257 Q u e el leopardo lleve un yu g o sujeto a su cuello m o tead o y m alvados tigres so p o rten el látig o co n p aciencia.

así: a) 1*4 c) 11*12 c o n c lu s ió n . Cf. M en & o c z P e ia y o , Bibiiografia hispano-latina, VII, págs. 110-111. 2M E* decir, cuando todavía no tenía los 400.000 sesterclos para ser un caba­ llera; cf. Kek. 1, pág. 93. 2)7 El epigrama pertenece al ciclo de los dedicados a las liebres y los leones; cf. I 6. Los primeros diez versos enumeran distintos juegos con animales amaes­ trados. los versos 11-12 sirven de pivote para unir la primera con la segunda parte, los últimos diez versos, dedicados a los juegos entre liebres y leones. Cf. CmtoM. pág. 316; H ow ell. pág. 320. w* El

m is m o m o tiv o se encuentra

deseo d e riquezas; b )

5-10

en 199. El e p ig ra m a

se estructura

v id a m iserable después d e i e n riq u e c im ie n to ;

io

80

EPIORAMAS

q u e lo s cierv o s m uerdan fre n o s d e oro, 5 q u e o so s d e L ib ia se d o m e ñ en con bocados, y u n ja b alí, c o m o e l q u e se d ic e q u e c rió C aliddn, o b ed e zc a a ca b ezales de púrpura, q u e feos b iso n tes arrastren carros y q u e u n a b e stia n o nieg u e a su n eg ro d o m ad o r

10 cu an d o se k> o rd en a m uelles danzas: ¿q u ién n o c re e q ue son esp ectácu lo s d e dioses? P asa d e ésto s sin em bargo, co m o de m e n o r im portancia, to d o e l q u e v e la h u m ild e ca za d e los leones, a lo s q u e fatig a e l v elo z tem o r d e las liebres. IS L as sueltan, las vuelven a buscar, y las q u ieren u n a v ez cogidas, y m ás se g u ra e s tá en la b o c a la presa, a la q u e se alegran d e o fre ce r sus fauces ab iertas y accesibles y retener sus tím idas m andíbulas, en ta n to se avergüenzan d e ro m p er la d elica d a presa,

20 cu a n d o h a p o co vien en de d e n ib a r a los novillos. E sta clem e n cia n o se c o n sig u e c o n técnica, sin o q u e los leones sab en al servicio d e q uién están w*.

105 A OVIDIO. SOBRE EL VINO NOMENTANO E l v in o puro q u e nace, O v id io

e n e l ca m p o d e N om en to

cu an tas v eces aguantó u n a larg a tem porada, la afteja v ejez lo d esp o jó d e su ca lid a d y m arca, y e l en v a se viejo s e lla m a co m o quiere.

u* D d emperador Domlciano; cf. IV 30,4. ** Pocéis una villa en Nomento próxima • la de Marcial; cf. V il 93; I z a a c , I , pág. 49. Sobre este viso dice A ro e o , 127b: «El Nomentano madura rápidamente y se puede beber a los cinco artos: no es ni demasiado dulce ni demasiado ligero».

LIBRO I

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106 A RUFO. PARA QUE OLVIDE LAS PENAS CON V IN O « ' A ltern as c o n agua d e vez en cuando, R ufo, y, si un am ig o le obliga, raram ente b eb es u n ch a to d e f a k m o aguado. ¿ E s q u e N ev ia le h a p rom etido u na noche feliz y p refieres la so b ria

5

p icard ía d e u n a jo d ie n d a seg u ra? S u sp iras, ca lla s, gim es **2¡ te h a d ic h o q u e no. P ues, p uedes b eb e r m uchos vasos y ah o g ar e n v in o tu g ran dolor. ¿ p o r q u é te lo ahorras, R ufo? S ólo tie n es q ue dorm irla.

107 A LUCIO JULIO: HARÁ VERSOS INMORTALES, SI HAY OANANCIA M u ch as veces m e d ices, q u erid o L u cio Julio: «escribe algo im portante, eres u na p erso n a indolente».

w cf. 1 68. La invitación para «hogar en vino las penas de amor es un motivo conocido en la poesía erótica; cf. A scu fu o es, An¡. Palatina, XII 50; M e u a o r o . Ant. Palatina, X II49; Traiixt, 1 6. 27*28; O v i d io , Remedios contra el amor, 805806; M ajlcial , VIH 50 (SI), 23 u . , XII 91. El epigrama se distribuye así: a) 1-3 extraAeza por la sobriedad de Rufo; b) 4*6 hipótesis maliciosa; c) 7*10 invitación a beber. Cf. Cmtora, pág. 323; H owgil, págs. 325-326. U i Típicos «síntomas de amor» (signa amoris). Cf. V III55 (56). Epigrama literario, en el que Marcial justifica su no dedica­ ción (especie de recusatio) a géneros m is elevados por oo poseer la posición holga­ da de k » grandes poetas latinos; cf. XJV 1,183. En otros epigramas posteriores (IV 49. V III3, 11 ss., IX 50), Marcial defiende el valor del epigrama frente a la grandi­ locuencia de la épica y la tragedia. Cf. Cjtkom, págs. 326*27; H o w e l l , págs. 327*28.

io

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EPIORAMAS

D am e tra n q u ilid a d 244, p ero co m o la q u e h ab ía p ro porcio n ad o h a tie m p o M ecenas p ara sus querid o s F la c o y V irgilio. 3 In ten taría h acer u n a o b ra q u e viviría d u ran te siglos y arreb ataría m i no m b re d e las llam as. L o s no villos n o q uieren so p o rtar el yug o en cam p o s estériles: u n suelo rico cansa, p ero ag rad a e l tra b a jo allí.

108 A GALO, ANTE QUIEN SE EXCUSA POR NO IR DE MAÑANA A SALUDARLE W5

T ien es — q ue perm anezca, lo deseo , y c re zca p o r m uchos aAos— u n a m ansión sin duda b o n ita, pero a l o tro lado del T íb e r, en ca m b io , m i co m ed o r m ira a l laurel d e V ipsana 246 y y o y a m e h e h ec h o viejo e n este barrio. 5 H ay q u e m udarse para saludarte. G alo , en tu casa p o r la m añana: vale la pena, au n q u e estu v ie ra m ás lejos. P e ro p ara ti no es m u ch o si te o frezco un ú nico cliente, p ara m í e s m ucho si te niego, G alo, este único. Yo te salu d aré c o n m ás frecu en cia a la h o ra d éc im a 247:

10

p o r la maAana et lib ro p o r m í te dará los buenos días.

El término otium impUca la dedicación a la creación literaria, una vez que se tienen las necesidades básicas cubiertas por un patronazgo generoso o por las riquezas de los padres; cf. A . R a m ír e z pe V e r c c r , A ., «El otium de los elegiacos: una forma heterodoxa de vida», en F. O asc O-J. A lv a r [eds.], Heterodoxos, refor­ madores y marginados en la Antigüedad Clásica, Sevilla, Universidad de Sevilla y Universidad Hispanoamericana de l a R á b id a . 1991. pígs. 59*70. w* Quejas por la excesiva distancia que separaba a Marcial de Galo; c f . ! 70. H 5, V 22, V il 73. X 56, t i En el Campo de Vipsank» Agripa, yerno de Augusto, donde se encontraba el Pórtico de Agripa. Se encontraba al este del Campo de Marte; cf. K at, 1, pég. 96. La hora de la cena.

U BRO I

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109 LA PERRITA DE P U B U O * * Isa es m ás trav iesa q u e e l p ájaro d e C atulo, Isa es m ás p u ra qu e e l b eso d e u n a palom a, Isa e$ m ás co q u eta q ue c u a lq u ie r m uchacha, Isa es m ás valiosa qu e las p ie d ra s d e India,

5

Isa es la p errita, delicia d e Publio. É sU , cu a n d o se qu eja, p ensarás q u e habla; p u ed e se n tir tristeza y alegría. S e acuesta apo y ad a so b re su cu ello y co g e e l sueAo sin q u e se note suspiro alguno; y o b lig a d a p o r la n ecesidad del vientre,

io

n u n ca m anchó la c o lc h a co n go ta alguna, sin o q u e co n su pata zalam era le despierta y le av isa q u e la baje d e la cam a y le pide q ue la suba. E n la casta p errita h ay un p u d o r tan grande q u e n o co n o ce a V enus; y n o hem os en co n trad o

is

a u n m ach o dig n o de h em bra tan tierna. P ara qu e la últim a luz n o se la arrebate dei todo, P ublio la tiene rep ro d u cid a en un cuadro, en el q u e verás a u na Isa tan parecida, que ni e lla m ism a se p are ce tan to a s i m ism a. P on para term in ar a Isa ju n to al cuadro: o creerás q ue las d o s so n reales o creerás q u e las d o s son pintura.

w Elogio de un animal doméstico, on en e caso, u m perrita; cf. XIV 198. Lo normal e n hacer el etogio cuando moría (un epicedio). La estmcrura es U siguien­ te: a) w . 1»5 presentación de Isa en cinco versos anafóricos; b) 6-16 am alogías de Isa; c) 17*23 rttnuo de Isa. Cí. CmtoNi. págs. 331*334. El epigrama fue imitado por J. d u B e l l a y en un poema dedicado su perro Pekxón; cf. I z a a c . t, píg. 51; H ow ell, págs. 333-4.

a

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S4

EPIGRAMAS

110 A VELOZ, QUE PEDÍA EPIGRAMAS BREVES T e q u ejas d e q ue escrib o , V eloz, e p ig ra m as largos; tú n o escrib es nada: los h aces m ás breves.

111 A RÉGULO, HOMBRE CULTO Y PIADOSO D ad o q u e tu fam a y respeto p o r los d io se s ig u ala a tu sab id u ría y esa m ism a pied ad n o es in ferio r a tu inteligencia: n o sab e rec o n o cer tu s m éritos co n reg alo s q uien se extraña. R égulo, d e que se te regale u n lib ro e incienso.

249 Epigrama literario, en el que el poeta se defiende de la crítica de no respe« tar el canon de la brevedad en este género; cf. III 83, Í1 77, V I 65, X 59. La es­ tructura es li típica del epigrama escommátko: el pentámetro es la conclusión ló­ gica de la premisa expresada en el hexámetro; cf. 1 5 y nota 21. uo Epigrama votivo, que acompañaba a un regalo; cf. II 85, V II42, VIII 24, 8 2 , D í 2 6 . X 8 7 . XI 5 7 ; Ant, Griega'. V>f 1 ( M e l e a g r o ) , V I 2 2 7 , I X 9 3 (Amtwuno). 2 3 9 ( C r i n Ao o r a s ) . VI 3 2 1 , 3 2 2 , 3 2 8 , I X 3 5 3 , 3 5 5 ( U ó n i d a s ) ; C a t v l o , I. Cf. C i* t h o n i , págs. 341-342.

LIBRO I

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112 CONTRA EL AVARO PRISCO

Cuando no te conocía, te llamaba seftor y rey M2; ahora te conozco bien: desde ahora seria Prisco para mí.

113 AL LECTOR: LUGAR DONDE SE VENDEN SUS LIBROS

Las tonterías que escribí en otro tiempo de joven y nifVo y las bagatelas233 mías que ya ni yo m ismo reconozco, si quieres emplear mal tu buen tiempo y'estás harto de no hacer nada, lector, se las podrás pedir a Quinto Polio Valeriano, que no permitirá que desaparezcan mis tonterías.

Ki Cf. D 68. VI 88. Marcial se da cuenta de que Prisco, su patrono, depende a su v e t de ovo patrono, al que se debe. Por Unto, Prisco d o merece ser llamado •seAor y rey», lino por tu nombre, pues no puede ser un auténtico patrono quien esti mediatizado por otro. La estructura del epigrama es paralela: las do« primeras panes y las dos segundas del dístico estin estrechamente relacionadas entre sí. Cf. CrntOM, pág. 343; H ow su, pág. 340. *** En estos términos se dirigía el cliente al patrono: cf. 116 8 ,2 ,5 ,7 , IV B3, S, X 1 0 ,3, XII 60,14; Juve m a l VIII 161. *3 Debe referirle a composiciones juveniles diferentes del resto de sus epi­ gramas. que el lector puede encontrar e n la librería de Valeriano; cf. H o w b l l , pigs. 341-342.

,

5

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EPIGRAMAS

114 A FAUSTINO. SOBRE LA MUERTE CRUEL DB ANTULA

Estos jardines próximos a (i, Faustino, el pequefto campo y los húmedos prados los posee Telésforo Mentó. E n t e r r ó aquí las cenizas de su hija y consagró el nombre que lees de Antula, más digno ese de ser leído. 5 Justo habría sido que el padre255 hubiera ido a las sombras estigias: com o esto no fue posible, que viva para honrar a sus huesos.

115 CONTRA PROCILO, ENVIDIOSO

Me desea — ¿siente envidia, Procilo!— cierta jovencita más blanca que un cisne limpio, que la plata, que la nieve, que el lirio, que el aligustre; pero quiero a una más negra que la noche, 5 que la hormiga, que la pez, que el grajo, que la cigarra.

254 Epigrama funerario en honor de Antula, hija de Fcnio Telésforo, a quien está dedicado también el l 16 de este mismo libro. Otros epigramas funerarios son: V 3 4 .3 7 (Eroción), IX 7 4 .7 6 (Camonio). X 5 0,53 (Escorpo). a . H ow ux. págs 342-343. *** Según el orden natural, el padre debe morir antes que el hijo. De ahí el tó­ pico funerario de quejarse por lo contrario; c f . L a t im o « e , p á g s . 1 8 7 ss. b* El motivo de la envidia aparecía con cieña frecuencia en el epigrama grie­ go: Ant. Griega, IX 256 ( A n t íp a n e j ) , X 51. 90, 91 (P a l a d a s ) . XI 192 ( L u c i d o ). cf. M a k c ia l , IV 27, 37. 61, 77, VIII 61, IX 97, X 9. XI 94. XII tpist. 14-15. La estructura paralela es la clave del epigrama: I presentación del objeto de la envi­ dia (una p u tlla ) y del envidioso; 2-3 descripción idealizada para sufrimiento del envidioso; 4-5 realidad deseada para tranquilidad del envidioso; 6-7 conclusio­ nes: ideal y real. Cf. H o w e u , págs. 344-345.

LIBRO I Ya pen sab as en la h orca cruel: si te co n o z co bien, P rocilo, n o será para tanto.

116 ANTULA, FALLECIDA ANTES DE TIEMPO 257 E ste bo sq u e y unas pocas y ugadas d e suelo cultiv ad o co n sag ró F en io para e te rn o h o n o r d e u nas cenizas. E ste sep u lcro cu b re a A m ula arrebatada rá p id a m e n te 251

a lo s su y o s, e n él se m ezclarán con A ntula sus padres. Si alg u ien d e se a este ca m p ito , lo av iso , q ue pierda las esp eranzas: sie m p re esta rá a l servicio d e sus dueftos.

117 CONTRA EL AVARO LUPERCO: LUGAR DONDE SE VENDEN SUS UBROS C a d a vez q ue te topas co n m ig o . L uperco, « ¿q u ieres q u e te en v íe a un esclav o » , m e esp etas al m om en to , « p ara q u e le en treg u es un lib ro d e epigram as, q u e te lo d evolveré tan p ro n to lo lea?». N o tien es p o r qu é atorm entar, L u perco, al esclavo. L argo ca m in o hay, si q u ie re lleg ar al P eral, y v iv o en u n te rc er p iso , p e ro alto. L o q u e b u scas, pod rás en c o n trarlo m ás cerca. S in d u d a su eles p asar p o r el A rgileto: fren te al fo ro d e C é sar h ay u na librería co n sus p u erta s llenas p o r to d o s lados d e carteles,

i*7 Epigrama funerario en honor de Antula; cf. I 114. ** Motivo típico y tópico de la mors immatura o muerte prematura, u* Lo* libros se compran, no se regaJan; cf. 12, IV 72.

EPKJRAMAS

88

p ara q u e rápidam ente p uedas le e r a to d o s los poetas. B ú scam e allí. N o necesitas p reg u n tar p o r A trecto (este e s e l no m b re d el d u eñ o d e la librería): 15 d e la p rim era o se g u n d a estan tería te dará pu lid o c o n p ie d ra p ó m e z y adorn ad o co n p úrpura u n M arcial po r cin co d en arios. « ¿N o vales tanto, d ices?» T ú s í q u e sab es, L uperco.

118 A CEDICIANO, ANTE QUIEN TERMINA SUS EPIGRAMAS * 0 Q u ien no tiene b astan te con leer c ie n epigram as, é se n o tiene b a s tir te , C ed ician o , co n n ingún m al.

Epigrama literario, en clave de modettia. para cerrar el primer libro de colección Cf. Citiwm, pági. 359-360; H ow ell, págs. 352-353.

LIBRO II

VALERIO M A RG A L ENVÍA SALUDOS A SU QUERIDO DECIANO ■

«¿Qué tengo yo que ver», dices, «con una epístola? ¿Es que te apoyamos poco leyendo los epigramas? ¿Qué vas a decir más aquí que no puedas decir en los versos? Comprendo que la tragedia o la comedia admitan una epístolaJ, pues no se les permite hablar en nombre propio: lo« ep i­ gramas no necesitan de un pregonero y se contenían con su propia, es de­ cir, mala lengua: en no importa qué página, hacen una epístola. A sí que, si te parece, no caigas en el ridículo poniendo al bailarín en t de toga. Por último, mira si te agrada la férula frente a un reciario3. Yo me siento entre los que chillan inmediatamente». Creo por Dios, Deciano, que lievas razón. ¿Qué pasaría si supieras con qué larga epístola habrías de tra­ tar? A sí pues, hágase lo que reclamas. A ti se deberá que los que vengan a caer en este libro lleguen sin cansarse a la primera página.

n jt

■ Epistola dedicatoria a su patrono Deciano qoe sirve de introducdéfl Ikeraria ai libro U. V. E M eru. «Ordinamento degli epigranirne e strategie cortigiane negli esordi dei libri l-XII di Marziale», Maia 45 (1993), 229-256. 2 Cf. Qiw tuamo , V in 3, 31. Sobre k » prefackM.ea forma de epistola léase a O. Laouna. Estocio. Silvas III, Sevilla-Madrìd, 1992, pégs. 110-112. 3 Débil irm i (paimeta ■ epistola) para defenderee de hichadore* profe*tooaJes (reciario«el critico). Cf. S. B a&cy, I, pég. 133.

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EPIGRAMAS 1 A SU LIBRO: VENTAJAS DE UN LIBRO BREVE4

O v o q u e pod rías so p o rtar trescientos epigram as, p ero ¿quién» libro, te sop o rtaría y leería hasta e l final? P ero aprende ahora las v entajas d e un lib ro pequeño: k> p rim e ro es q u e em p leo m enos papel; s k> seg u n d o q u e el co p ista acab a su trab a jo en u na so la h ora y n o será esclav o únicam ente d e m is tonterías; lo te rc ero es q u e, si ac aso alg u ien te lee, au n que seas m alo por to d o s lados, n o serás odioso. IV leerá el invitado tras m ezclar sus cin co m edidas, pero io

an tes d e q u e la c o p a servida em p iec e a e n fria rs e 5. ¿C rees q u e estás a sa lv o co n tan g ran brev ed ad ? ¡ay d e m í, para cuán to s tam b ién a s í serás largo!

2 AL EMPERADOR DOMICIANO, DE QUIEN CELEBRA SU TRIUNFO EN DACIA C reta d io un gran nom bre, Á frica lo d io m ayor, e l q ue tiene E scip ió n y e l q u e tiene M e te lo 6;

* Epigrama literario en defensa del libro breve. Se distribuye así: •) 1*2, ¿libro largo o breve?; b) 3-10, ventajas del libro breve; c) 11*12, conclusión: brevedad insuficiente. * La mezcla sería de vino y agua caliente, pues el vino se bebía a veces calien­ te o mezclado con agua caliente, sobre todo en invierno; cf. S, Ba u v , I, pig. 134. * Loa Escipiones, Mayor y Menor, recibieron el sobrenombre de Africano en la segunda y tercera guerra púnica respectivamente. Q. Metelo recibió el nombre de Crético por su conquista de Creta en los altos 69*67 a. C.; cf. S. B a l e y , I, págs. 134*135.

LIBRO II

91

G erm am a, co n q u ista d o e l R in , d io u n o m ás noble, y tú , C ésar, era s e l jo v e n d ig n o d e e s te no m b re TU h erm an o * m ereció c o n tu p adre el triu n fo so b re los

5

id u m eos, p ero e l laurel o b te n id o d e lo s cato s, e s to d o tuyo.

3 A SEXTO, UN POBRE DEUDOR * S ex to , n o deb es nad a, no deb es nada, S exto, lo reconozco, p u es sók) deb e. S exto, aquel q u e pued e pagar.

4 CONTRA AMIANO, A QUIEN ACUSA DE INCESTO '0 ¡Q ué tiern o eres, A m iano, con tu m adre! ¡Q ué tiern a es co n tig o tu m adre, A m iano! T e llam a herm ano y la Uamas h erm a n a

h.

¿ P o r q u é o s atraen esos nom bres tan vergonzosos? ¿ P o r q u é n o o s ag ra d a s e r k> q u e so is?

5

¿C reéis qu e e sto es un Juego d iv e rtid o ? N o lo es: a la m ad re qu e q u ie re se r herm ana, ni le g u sta se r m ad re ni herm ana.

7 Domiciano tomó el nombre de Germánico en el afto 84 después de su triun­ fo sobre los cacos, aunque también es verdad que había tomado pane en una ex* pedición a Germania en el ailo ?0 d. C.; cf. XIV 170, I ; R u e m A n m * , pág. 239; S. B a j l s y , I, pág. 135. * Tito, quien conquistó Jerusalén en el aAo 70 d. C. * Cf. IX 102,4. ■* Léanse las poesías catulianas contra Gelk> (LXXXVIII-XC). La estructura del epigrama es como sigue: a) 1*3, situación: sospecha de incesto; b) 4-7, interro­ gativas acusadoras; c) 8*9, conclusión: realidad del incesto. >' Cf. X 65, 15. X II20.

92

EPIGRAMAS

5 A DEC [ANO, A QUIEN ARDE POR VER « Q u e m e m uera, si no q u isiera estar, D eciano, c o n tig o todos los d ía s y todas las noches. P e ro so n d o s m il p asos los que dos separan: se c o n v ierten en cu a tro m il, cu a n d o te n g o que volver. 5 A m en u d o n o estás en c a sa e incluso cu a n d o estás, d ices q u e no: y só lo tienes tiem po o p ara los p le ito s o pare ti. C o n todo, para verte n o m e m o lesta recorrer d o s m il, p ara n o verte, m e m o lesta rec o rrer cuatro m il.

6 A SEVERO, LECTOR ABURRIDO E a, p íd em e q ue p u b liq u e m is escritos. A penas h as leíd o ttf d o s páginas, m iras e l final d el ro llo . S e v e r o 13, y d as largos bostezos. 5 E stos son t a q u e, al releértelo s yo, solías q u itárm elos y escrib irlo s, p ero en ta b lillas v ite lia n a s ,4; esto s son los q u e u n o a u n o llevabas en tu pecho p o r to d o s los banquetes y teatro s; esto s so n o algunos m ejores q u e no conoces. 10 ¿D e q u é m e sirve un lib ro tan d elgado q u e no es m ás gru eso q ue un cordón, si lo lees p o r co m pleto en tres días? N u n ca h u b o am ante m ás indiferente.

« Cf. I IOS.

*» a. vn 34. M Se trataba de tablillas Anas que se empleaban para billetes de amor, cf. XIV S y 9; FkiEocANDea, pág. 2 4 1 .

LIBRO II

93

¿Tan ráp idam ente d esfalleces fatig ad o cam in an te y d eb ien d o co rrer a B o v ila s 13

15

bu scas en treten erte en el tem plo d e las c a m e n a s l6? Ha, p íd em e q u e p ublique m is e s c r ito s ,7.

7

CONTRA ÁTALO, DE CUYA JACTANCIA SE RÍE >• (Declamas co n g racia, d efien d es pleitos, Á talo, co n gracia, h isto rias co n g racia, v erso s c o n g racia haces, co m p o n es co n gracia mimos» epig ram as c o n gracia, eres un g ram á tic o gracio so , u n astró lo g o g racioso, y ca n ta s co n g racia y b ailas. Á talo, con gracia,

i

g racio so e re s en el arte d e la lira, g racio so e n el arte d e la pelo ta. A u n q u e n ad a h aces bien, sin em bargo to d o lo h a c e s con gracia: ¿quieres q u e te d ig a lo q u e ere s? E res u n gran v iv id o r •*.

8 AL LECTOR, A QUIEN ACUSA. MIENTRAS ÉL SE EXCUSA Si en estas p ág in as, lector, alg u n as cosas le parecen o d em asiad o o scuras o poco la tin a s 30, Bovilas estaba simada a 12 millas de Roma, mientras que el templo de Ia* Musas se encontraba en Roma junto a la puerta Capona; cf. Fk co u n m » , pág. 242. '* Es decir, las musas. 11 El último veno repite el primero, como en ¡V 64, 8 9 y VII 26. O vas veces se repiten de forma parecida, como en II 41. III 20, VII I?, IX 57. cf. Frcdcan* d c r , pág. 242. 11 Cf. 19. La estructura d e l e p ig ra m a es de corte narrativo , reiterativo y ascen­ d ente, hasta lle g ar ai c lím a x d e l d ttim o v e n o .

El

de la

té rm in o la tin o

ardalio d e sig n a al « o c io s o a c tiv o » , ca rác te r q u e pro ce d ía

paltkua\ cf. F m e d la w d c*. p ég s. 242-243.

20 Es decir, claras, como en I epist.

94

EPIGRAMAS

no es mi culpa: las ha estropeado el copista al apresurarse a terminar los versos para ti. 5 Pero si piensas que no él sino yo soy el que se ha equivocado, entonces yo creeré que no tienes nada de inteligencia. «Con todo, esos versos son malos».¡Como si yo negara lo evidente! Estos son malos, pero tú no los haces mejores.

9 NEVIA, AMIOA

Le he escrito, Nevia no me ha contestado, no se dará21 entonces; pero, pienso, ha leído lo que escribí: entonces se dará.

Dore e s t á tomado en este epigrama en el sentido erético de 'entregarse o dar sus favores'; c f . F u e d c a n d c * , p á g . 243; E. M o n t e r o , El latín trófico, Sevilla 1991, p á g s . 203*206. Una traducción anónima dice así: Nevia no m e respondió al papel que te escribí. ¿Dará lo que le pedí? Sí, porque el papel leyó. Y Qucvedo lo adaptó de la siguiente forma: Por sus amores perdidos escribí a Cinila un papel. Cintia no respondió a é l ¿Si dará lo que te pido? Pero pienso que ha leído lo que le escribí. Confiar puedo que la he de alcanzar, que quien gusta de leer, si deja de responder, muestra voluntad de dar. Léase a M. R o o a to ir e z - P A N T D iA , «Expresiones ‘amorosas’ en la literatura po­ pular latina», en Las relaciones humanas en la literatura latina, Córdoba, 1993, págs. 38*39.

LIBRO U

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10 CONTRA PÒSTUMO. MALOLIENTE22

Te alabo que me- b eses2J, Pòstumo, con la milad de los labios: ya puedes quitar también la otra mitad. ¿Quieres hacerme un regalo todavía mayor e inestimable? conserva para ti, Pòstumo, toda esta mitad.

11 CONTRA SELIO, TRISTE PORQUE TENlA QUE CENAR EN CA SA 24

Que ves, Rufo, a Selio con la frente sombría, que gasta con sus pasos el pórtico a horas tardías, que su semblante serio calla un suceso luctuoso, que su fea nariz toca casi la tierra, que golpea el pecho con la derecha y se arranca el pelo: él no llora la muerte de un amigo o un hermano, viven sus dos hijos y pido que vivan, a salvo está su esposa, el qjuar y los esclavos, el aparcero y el granjero no le han arruinado en absoluto. ¿Cuál es pues el motivo de su tristeza? Come en casa.

** Los epigramas I I 10,12 y 21-23 forman un pequeAo ciclo dedicado al besu­ cón de Pòstumo. 2) El beso en el saludo. aunque no se desconocía en la República (cf. Catvu», LXXIX 4; Cicerón, FamUicrts, 1 9. 10), se extendió a comienzos del Imperio. Cf. VII 95. X I 98, XII 5 * K ay . pág. 265. w Cf. II 14, 2 7 ,6 9 .6 . XII 82.

s

lo

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EPIGRAMAS 12 CONTRA PÒSTUMO, FÉTIDO «

¿ Q u é p asa q u e tus besos huelen a m irra y lo tu y o siem pre sa b e a o lo r n o natural? L o q u e m e tiene m o sc a e s q u e siem p re, P òstum o, hueles bien: P ò stum o, no h u ele bien q u ie n sie m p re h u e le bien.

13 CONTRA SEXTO, PAGADOR DIFÍCIL E l ju e z p ide y pid e e l abogado: pag a, te aconsejo, S ex to a tus acreed o res v>.

14 A PAULINO, SOBRE EL PARÁSITO SELIO*7 S ello n o d eja n ad a sin tentar, n a d a sin atreverse, c u a n ta s v eces v e y a q ue tie n e q u e ce n a r en casa. C orre ju n to a E u ro p a 28 y a ti, P aulino, y tu s pies d e A quiles alaba, pero sin parar.

» Cf. I I 10. * Si no quieres vene envuelto en un asunto de tribunales. lT Cf. Il II. R. Piuon, •G oinga round Hungry», Amer. Joum . Phit. 117(1996), 121-141. ** El pórtico de Europa en el Campo de Mane. Fue construido por Vipsania Pola, hermana de A f ripa y estaba adornado de una pintura del rapto de Europa; v. Vil 32,12; FuaxÁNDCft, pág. 24S; Sh B a l e y . I. pig. 144.

LIBRO 11

97

Si nada consiguió en Europa, entonces se dirìge a la Sepia i* por si consigue algo del hijo de Filis o de Esón » . Aquí también decepcionado frecuenta el templo de Menfis y se sienta en tus sillas, entristecida novilla J|. De allí se dirige a los techos que cuelgan de cien columnas 3*. desde allí a los regalos de Pompeyo y al doble bosque u . Y no desprecia ni los baños de Pompeyo ni los de Fausto, ni los sótanos de Grilo ni la Eolia de Lupo. A sí que en cada una de las tres termas w se baña una y otra vez: cuando hace todo eso, pero sin el asentimiento de los dioses bañado acude corriendo a tos bojales de la tibia Europa, por si algún amigo se encamina tardíamente por allí. Por ti y por tu amada ” , transportador toro lascivo invita tú, te lo ruego, a Selío a cenar 3?.

* La Saepta M h era un edificio, comenzado por Julio César y terminado por Agripa, del Campo de Mane que contenía comercios y lugares de pase«; v. II 57, IX 59. Ptinio el Viejo (Historie Natural, XXXVI 29) noi dice que allí existía un grupo escultórico que representaba a Quirón, hijo de Filiras, y Aquiles. Cf. F ro c lA n d « . pág. 246; I z a a c , I, pág. 246; Sh. B a il e y , I, págs. 144-145. » Con Jasón, el hijo de Esón, se refiere a una estatua del mismo en el cercano Ponicus Argonautarum', cf. 111 20. X I 1, 12; K a y , p ig. 56. Alude a (os templo« de Isis y Serapis. también en el Campo de Marte, u El H ecattailo, en el centro del Campo de Marte, era un pórtico de cien co­ lumnas construido por Pompeyo; cf. Izaac, I, pág. 246. u El Pórtico de Pompeyo, cerca del Teatro del mismo nombre, estaba rodeado óe dos bosques. w Termas de Agripa, Nerón y U to . Sobre los b a to s de Lupo y de Orilo, véase I 59. w Europa. * Júpiter en forma de toro. El significado no está claro. FweDtAKOc* {pág, 24?) sugiere que Marcial está pidiendo que Sello se* arrojado delante de un toro en la arena (v. I 43. 14). Izaac (I, pág. 246) explica que Marcial pide a Júpiter que haga desaparecer a Selio del mundo.

5

10

is

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EPIGRAMAS

15 CONTRA HORMO. UN HOMBRE ESCRUPULOSO Al

do

a p u r a r tu

co p a a la salud d e nadie,

k> h aces por h um anidad u , H orm o , no p o r orgullo.

16 CONTRA ZOILO, ENFERMO PARA ENSEÑAR LA COLCHA » Z o ilo e s tá enferm o: las co lch as le producen e s ta flebre: si estu v iera bueno, ¿qué h aría n las telas d e esca rla ta ? ¿Q u é los co jin es d el N ilo, q u é los tintes d e la o lo ro sa Siddn? ¿qué en señ a la en ferm ed ad sin o tontas riq u ezas? ¿Q u é tien es 5 tú co n los m édicos? D espacha a to d o s los M acaones *>: ¿q u ieres ponerte b u eno? C o g e m i colcha.

17 A AMIANO. SOBRE UNA PELUQUERA ESQU1LMADORA U n a p eluquera de la S u b u ra está sentada en la en tra d a m ism a, p o r d o n d e cuelgan los cru en to s látig o s d e los to rturado res y se sientan m uchos zapateros fre n te al A rg ile to 41,

* P ira oo contagias de nada a otro«; v. XII 55. 11. » Marcial dedica a Zoilo, un nuevo rico, varioc grupo« de epigramas: 0 1 6 , 19 42, 58. 81; XI 12,30, 3 7 .5 4 .8 5 ,9 2 ; v. 11129. 82. IV 77. V 79. V I91; K. B a t m c * , «ZykJen b e i Manía) und Catull». Phitotogus 102 (1958). 302-303; K a y , p«gs. 92-93. 40 Es decir, médico«. Macaón, hijo de Bacutapio, fue el primer médico griego en la guerra de Troya; cf. Homeho, litada, II 732, IV 193 y otros. 4* Era la gran vía de comunicación entre el Foro y la Subura; ef. I 3, I y 117,9.

.

LIBRO li

99

p e ro esa peluquera, A m iaño, no pela, n o p ela, te digo. ¿P ues q u é e s lo q u e h ac e? E sq u ilm a 42.

18 CONTRA MÁXIMO, CAZADOR SERVIL4’ E sto y a la caza, ¡qué v ergüenza!, p ero esto y a la caza, M áxim o, d e tu ce n a, tú d e otra: y a so m o s, pues, iguales. P o r la m añana v en g o a saludar, se dice q u e tú has ido antes a s a lu d a r y a som os, pues, iguales. S o y y o tu aco m p añ an te y ca m in o d elan te d el en g re íd o rey **, tú e l aco m p añ an te d e o tro : y a som os, pues, iguales. E s su ficiente s e r escla v o , y a n o q u ie ro se rlo d e otro: q u ie n e s rey. n o tenga, M áx im o , un rey.

19 A ZOILO. CUYAS CENAS SÓLO GUSTAN A LOS MENDIGOS « ¿C rees, Z o ilo , q u e so y feliz p o r u n a c en a? ¿ F eliz p o r u na ce n a, Z o ilo , y en c im a tu y a? T irarse d eb e en la cuesta d e A ric ia 46 el con v id ad o q u e se a feliz, Z o ilo , con tu cena.

42 H o u s m a n (CU uskal P apen, pág. 1173; reseña a Izaac, I) negó la interpreta­ ción obscena de radere, que sí tiene el sentido de ’dejar sin un duro a los clientes*. Sin embargo, sedet del v. t apunta a que la mujer era una prostituta; cf. S. B a u y , I, pág. 147. « Cf. 1132. 44 Denominación del p a i r v ñ u s : cf. ( 1 12.1. « Cf. 1116. * Lugar frecuentado por mendigos; cf. XII 3 2,10; J i 'venm., IV 117.

100

EPIGRAMAS 20 PAULO. PLAGIARIO47

Paulo compra poesías, recita sus poesías Paulo: pues bien, podrías llamar con razón tuyo k> que compras.

21 CONTRA PÒSTUMO. M A LO LIEN TE«

Besos das a unos, a otros. Pòstumo, das la derecha; me dices «¿qué prefieres? elige»: prefiero la mano.

22 AL MISMO: DICE QUE LAS MUSAS LE PERJUDICAN «

¿Qué tengo yo con vosotros. Febo y las nueve hermanas? Mira, la Musa jocosa perjudica a su poeta. Pòstumo solía antes damos besos a medias, ahora com enzó a darlos con los dos labios.

23 AL MISMO, CUYOS BESOS A B O R R E C E »

N o diré, aunque me lo pidáis hasta la saciedad, quién es Pòstumo en mi libro.

« Cf. n 47 (46).

«• cr. n io. * Cf. D 10 y 12. Pòstumo era un ftilator y cunnUingur, cf. S. Babxy, péf. 151. » Cf. I I 10.

LIBRO

n

no lo diré, pues ¿qué necesidad tengo yo de ofender a esos besos que u n bien pueden vengarse?

101

5

24 CONTRA CÁNDIDO. DESAGRADECIDO 51

Si la injusta fortuna te pone com o triste acusado, escuálido y más pálido que el reo me pegaré a ti: si condenado te ordena que abandones la (ierra patria, por los mares, por las rocas seré tu compañero de destierro. La fortuna te da riquezas: ¿es que son de los dos? ¿me das una parte? 'mucho es*. ¿Me das, Cándido, algo? Entonces serás desgraciado conmigo: porque si los dioses con rostro sereno te dicen que sí, feliz, Cándido, estarás solo.

25 A GALA. QUE NO CUMPLE LO PROMETIDO

Nunca das, siempre prometes, Gala, a quien te pide: si siempre mientes, ahora te ruego. Gala: di que no.

26 A B {TÍNICO, QUE SUSPIRA POR LA HERENCIA DE LA TÍSICA NEVIA

Que respira quejándose, que Nevia tiene una fea tos, y sobre tu pecho arroja esputos sin parar,

j» cf. » 43.

5

102

EPIGRAMAS

¿crees, Bitínico, que ya tienes el asunto resuelto? Te equivocas: Nevia está flirteando, no se está muriendo52.

27 SEU O , A D U LA D O R «

A Se lio que alaba, cuando echa las redes para la cena, invítalo, ya leas o actúes de patrono: «¡perfecto!, ¡serio!, ivivo!, ¡malicioso!, ¡estupendo!, ¡feliz!, ¡eso es!». «Ya se te ha servido la cena, cállate!»

28 CONTRA SEXTILO, AFEMINADO

Ríete mucho del que, Sextilo, te ha llamado marica y levanta el dedo de en medio H Pero tú ni das por el culo ni tú, Sextilo, eres follador ni te agrada la boca caliente de Vetustina. s Nada de eso eres, lo reconozco, Sextilo: ¿qué eres pues? No lo sé, pero tú sabes que quedan dos cosas w.

» Cf. 1 10. » Cf. H 11. ** El dedo corazón como símbolo fálico (digitus infamis); cf. VI 70. 5; Priapto$. LVI 1-2; P ersjo. II 33. ** F tllart ('ñ a m a r') o irrumarr (en el mismo acto, la conducta complementarii); c f XI) 59, 10.

LIBRO 11

103

29 A RUFO. SOBRE UN ESCLAVO LETRADO ELEVADO A LA DIGNIDAD ECUESTRE

Rufo, ves a aquel que se sienta en los primeros asientos cuya mano de sardónices brilla incluso desde aquí y su capa que tantas veces bebió a Tiro y la toga ordenada a superar a las nieves intocadas, cuyo cabello graso se huele en todo el teatro de M arcelo57 y cuyos brazos lucen desgastados por 1« depilación, una lengüeta que no es de ayer se asienta en e) calzado en forma de luna **. un cuero color escarlata pinta su pie sin lastimarlo, y numerosas vendas w cubren su frente de estrellas: ¿no sabes de qué se trata? Levanta las vendas, lo leerás.

30 CONTRA EL AVARO GAYO

Pedí casualmente prestados veinte sestercios, cantidad que no era excesiva ni para regalarla. Desde luego se los pedía a un fiel y viejo compañero, cuya arca flagela a sus rebosantes riquezas.

* Uno de lot catorce alientos reservados a los senadores; cf. V 2 7 ,3 . Comenzado por Julio César, fue terminado por Augusto, quien lo dedicó a Marcelo en el arto 11 d. C. m

L o c a lz a b a n los senadores o p atricios; c f. I 4 9 . 3 1; J u v e n a u V II 192.

** A menudo servían com o toque de belleza; cf. V III33.22. Aquí, sin embar­ go, ocultan las marcas de h i e r r o que delataban su antigua condición de esclavo. *0 Fiaf¡eliai en el sentido de atormentar a las riquezas porque, al ir creciendo, no caben en ella; cf. V 13 .6 ; P u n j o í l Viek>, Historia natural, XXXHI 164; Pe*s io . IV 49 con n o u de M. D o l c (A. Persio Flaco, Sátiras, Barcelona 1949. p á g . 188); S í m c c a , Cartas a UtciUo. CXI 4. c f . F r i e d U n d e * , p á g . 234; S . B a il e v . «More corred ton» and expianalions...». págs. 132*133.

5

10

104

EPIGRAMAS

s Él me dijo*': «serás neo, si te dedicas a U abogacía»: dame lo que te pido. Gayo: no te pido consejos.

31 A MARIANO

A menudo he follado a Crestina. ¿Me preguntas qué bien se entrega M? N o hay nada, Mariano, que lo pueda superar.

32 CONTRA PÓNTICO, DE QUIEN CRITICA SU ESPÍRITU TÍMIDO Y SER V IL «

Tengo un litigio con Balbo, tú no quieres ofender a Balbo, Póntico; con Lfcino tengo otro: éste también es un hombre importante. Mi vecino Pátrobas maltrata a menudo mi campo: temes ir contra un liberto del César. 3 Laronia me deniega y retiene a un esclavo mío, me respondes: «está sola, es rica, vieja y viuda». N o bien, créeme, se es esclavo de un amigo esclavo: sea libre quien quiera ser mi señor.

El consejo recuerda • 1 17, « C f . n o u a Q 9 , 1. 45 Cf. II 18. Marcial critica a un patrono que no cumple con la obligación de defender a sus dientes.

LIBRO 11

105

33 CONTRA F1LEN1S, ASQUEROSA

¿Por qué no te beso, Filenis? Eres calva. ¿Por qué no te beso, Filenis? Eres pelirroja. ¿Por qué no te beso, Filenis? Eres bizca. Quien besa estas cosas, Filenis, mama.

34 CONTRA OALA. VIEJA LIBIDINOSA Te solazas con Fileros comprado con tu dote entera, y permites, Gala, que tus tres hijos se mueran de hambre. Se tiene tan gran indulgencia con un coAo canoso, al que ya ni siquiera una casta Venus puede sentar bien. ¡Que los dioses te hagan la amante perpetua de Fileros, madre peor que la propia Ponciat

64.

35 A FEBO. PATITUERTO

Como tienes unas piernas que parecen los cuernos de la luna, podías, Febo, lavarte los pies en una copa en forma de cuerno.

** Esta mujer envenenó a sus dos hijos; cf. IV 43, 5; VI 75; J w e n a u V) 658; Fkedcànocjl, pág. 255; S. B a * 4 y , III. páj. 325.

5

106

EPIGRAMAS 36 CONTRA PÁNICO, A FEM IN A D O «

5

No quisiera que te rizaras los cabellos, pero tampoco que los tengas alborotados, no quiero un cutís espléndido, no lo quiero sucio, ni que tengas la barba de los mitrados64 ni de los reos é?: no quiero a uno demasiado hombre, Pánico, ni demasiado poco. Ahora tienes las piernas con pelos y tienes el pecho erizado de cerdas, pero tu mente. Pánico, está depilada **.

37 CONTRA CBCIL1ANO, GLOTÓN »

Arramblas con lo que se te sirve por aquí y por allí, mamas de cerda y espinazo de cerdo, y un francolín para compartirlo dos, medio mújol y un lo b o 70 entero, 5 un costado de murena y un muslo de pollo y un palomo bailado en su propia salsa. Cuando esto queda escondido en tu pringada servilleta, se le entrega a un esclavo para llevarlo a casa: nosotros, turba ociosa, nos quedamos reclinados. 10 Si tienes algo de vergüenza, devuelve la cena: para mañana, Ceciliano, no te he invitado.

** Lo mejor es el justo medio. u Probable alusión a los eunucos y sacerdotes depilados de Cibeles; cf. F u e d l a n o c x , pág. 256. •7 Dejaban crecer su t a i t a para mover a compasión. ** Es decir, prostituida; cf. I z a a c , I, pág. 246. * Sobre críticas ■ la glotonería, cf. n i 23, VII 20; L u c u o , Aití. Griega, XI 205 y 207. * El D. R. A. E lo describe así: «Escualo de la familia del cazón, sin espiré* culos, de hocico más romo y que alcanza un par de metros de longitud».

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LIBRO n 38 CONTRA LINO, A QUIEN ODIABA

¿Me preguntas, U n o. qué ganancia me produce mí finca de Nomento? Esta es la ganancia que me produce mi finca: no vene, U no.

39 REGALOS A UNA PUTA

Regalas vestidos color púrpura escarlata y violeta a una puta conocida: ¿quieres darle los regalos que se merece? Envíale una loga 7|.

40 CONTRA TO NG IU O, QUE SB FINGÍA ENFERMO PARA COMER MANJARES MÁS DELICADOS

Las malas lenguas dicen que Tongilio se abrasa con fiebres tercianas: conozco las trampas de ese hombre, pues tiene hambre y sed. Ahora tiende pérfidas redes a tordos grasos y lanza la caña contra el mújol y el lobo. Fíltrese el cécubo y el que maduró el año de Opimio, 5 sírvase en pequeñas botellas 73 el oscuro fakm o. Todos los médicos ordenaron bañarse a Tongilio: Imbéciles, ¿creéis que es fiebre? Es la gula.

91 La veatim enu de paseo, obligatoria por ley, de las meretrices y las mujeres «sorprendidas en adulterio y condenadas en juicio público»; cf. X 52; F m d U wm » . pig. 257. 73 Wfro, del texto latino, alude a una botella de vino, no una copa o vaso, cf. S. Ba&by, «CorToctions and Explanations...», pég. 274.

a

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EPIGRAMAS 41 CONTRA MAXIMINA. DESDENTADA

«Ríe, si sabes, jovencita, ríe»» había dicho, creo, el poeta peligno 73. Pero n o lo h ab ía d ic h o a todas la s jovendlA S. Pero aunque lo dijera a (odas las jovencitas» 5 a ti no te lo dijo: td no eres jovencita y tienes, Maximina, tres dientes, pero completamente del color de la pez y ei boj. Por eso, si crees al espejo y a mí, debes temer la risa no de otra manera 10 a com o Espanio al viento y Prisco a la mano, a como la empolvada Fabula teme a la nube, la albayaidada Sabela teme al sol. Búscate una cara m is sería que la esposa de Príamo y su nuera m ayor74. 15 Los mimos del cóm ico Filisüón y los banquetes algo ligeros evítalos y lo que con divertida procacidad relaja los labios en risa reveladora. Te viene bien al lado de la madre afligida » y que llora a su marido o a su piadoso hermano, y dedicar el tiempo libre sólo a las musas de la tragedia. Con todo, tú sigue mi consejo y llora, si sabes, jovencita, llora.

El verso no se conserva en las obras conocidas de Ovidio. F rie ra n ! * * (pég. 258) apunta al Arte de amar, I I I 281 y 513. 74 Andrómaca.

1

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LIBRO H 42 CONTRA ZOILO, PERSONA IMPURA «

Zoilo, dado que ensucias la bañera lavándote el culo, para guanearla más» Zoilo, mete la cabeza.

43 CONTRA CÁNDIDO, DADIVOSO DE PALABRA, PERO AVARO DE HECHO76

rt».

«Todo es común entre amigos ¿Éstas son, éstas son, Cándido, «tus cosas comunes», las que tú proclamas grandilocuente día y noche? A ti te cubre una toga bañada en el lacedemonio G aleso7* o la que Parma te dio de selecto rebaño; A mí, en cambio, la que no qu ería que se dijese que es suya el primer pelele 79 que soportó la furia y los cuernos del toro. A ti la tierra de Cadm o10 te envió capas de Agéoor: no venderás mi vestido escarlata por tres duros. Tú apoyas redondas mesas de Libia en colm illos de la India: mi mesa de haya se apoya en uno« ladrillos. enormes mújoles cubren tus fuentes amarillas de evo: en mi bandeja enrojeces, cangrejo, del mismo color. Tu grey podía rivalizar con el marica de Ilión: a mí, en cambio, la mano me ayuda en lugar de Oanímedes. ¿De tan grandes riquezas a un viejo y fiel compañero no das nada y dices, Cándido, «todo es común entre amigos»?

» a n 16. * C f . n 2 4 y VI H. 77 Proverbio griego; cf. O t t o , DI* Sprichwórttr..., p í |- 20. ™ Río de Tárenlo, ciudad fundada por t a lacedemonio«; cf. c a , IV 125. n Cf. Esptci. 11,4; X 86. 10 Fenicia, patria de Cadmo, hijo de Agénor.

r

V roiuo , Geórgi­

3

io

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EPIORAMAS 44 CONTRA LÉPÍDO, CUYA AVARICIA PINTA GRACIOSAMENTE

Si compré un esclavo o una toga nueva o, por ejemplo, (res o cuatro libras de plata, al momento aquel prestamista Sexto, que conoces com o antiguo compañero mío, 5 teme que acaso le pida algo y toma sus precauciones y consigo mismo, pero para que yo le oiga, susurra: «debo siete mil sestercios a Secundo, a Febo cuatro mil. ooce mil a Fileto, y no me queda un céntimo en mi cartera». 10 |Qué gran inteligencia la de mi compañero! Es duro. Sexto, decir que no, cuando se te pide: ¡cuánto más duro, antes de que se te pida!

45 A GUPTO , CASTRADO

Te operaste, Glipto, la polla que no se te empinaba. ¿A qué necesitabas, loco, de un bisturí? Eras un galo

46 CONTRA NÉVOLO. AMIGO AVARO

Como la florida Hibla se pinta de variados colores, cuando las abejas devastan la corta primavera de Sicilia, así lucen tus roperos con mantos guardados, así brilla tu arca con incontables vestidos, ti Los sacerdotes de Cibeles estiban castrados y se llamaban 'galos'; cf. UI 2 4 ,1 3 ; S. Ba u y >I, pág 167.

LIBRO Q

y a u na tribu pueden vestir tus vellones.

111 3

los que produjo Apulia d o de u n solo rebaño. Tú contemplas sin inmutarte el invierno de tu amigo arremangado. ¡ay, crimen! y el frío intenso de tus acompañantes. ¡Qué gran sacrificio, desgraciado, era quitar dos trozos de tela — ¿qué temes?— no a ti, N évolo, sino a las polillas!

47 CONTRA GALO, MARICA

Huye, es mi consejo, de las redes de una famosa puta, Galo, más lis o 12 que las coochas de Citéride. ¿Confías en tus nalgas? El marido no es un maricón: lo que hace son dos cosas: se la maman o folla.

48 A RUFO, SOBRE LA VIDA TRANQUILA Y FRUGAL

Un tabernero, un carnicero, un baño, un barbero, una mesa, unos dados, y unos pocos libros, pero que yo pueda elegir: un solo compañero no demasiado bruto, un joven fuerte y sin vello durante mucho tiempo, una joven querida de mi jovencito: procúrame esto, Rufo, incluso en Butuntos w y quédate tú con las termas de Nerón.

81 Es decir, sin ningún vello. » Pequeña ciudad de Calabria; cf. IV 55,29.

S

112

EPIGRAMAS

49 TELBSINA, PUTA

No quiero casarme coo Tfelesina: ¿por qué? Es una puta. Pero si Teleiina se entrega a loe esclavos: quiero.

50 CONTRA LESBIA, MAMONA*4

Por el hecho de mamar y beber agua. Lesbia, oo hace* nada malo: tomas agua. Lesbia, por la parte que necesitas « .

51 CONTRA HILO. MARICA P O B R E »

Aunque con frecuencia hay en toda tu arca un duro sólo y éste m is gastado, Hilo, que tu culo, sin embargo no te lo quitará el panadero, no e l tabernero, sino el que esté orgulloso de su exagerado pene. 3 Tu infeliz vientre contempla los banquetes de cu cuk), y mientras éste pasa siempre hambre, aquél devora.

M C f .v i6 9 . u p t n (avine de las porqueefa que hace. * El mi uno tema «parece en 1 92.

LIBRO n 52 LA TETONA ESPÁTALE

Dasio sabe contar a los que entran a bailarse. Exigió a la tetona de Espálale por tresl7: ella pagó.

53 CONTRA MAXIMO: CÓMO CONSEGUIR LA VERDADERA LIBERTAD

¿Quieres tener libertad? Mientes, Máximo: no quieres; pero si quieres tenerla, lo puedes de esta forma. Serás libre, si no quieres, Máximo, cenar fuera, si la uva de Vcyos w apaga tu sed. si puedes reírte de la vajilla de oro del desgraciado Cinna, si puedes contentarte con una toga como la mía, sí una Venus plebeya se une a li por dos pesetas. si no puedes entrar en tu casa derecho. Si quieres esto para ti, si tienes tan gran poder mental, puedes vivir más libre que e! rey parto.

54 CONTRA U N O . MARICA

Qué sospecha de ti. U n o, tu mujer y en qué parte te quiere más pudoroso, lo ha demostrado con pruebas irrefutables, pues te asignó un guardián eunuco; no hay nada m is fino y más malo que ella. *’ Por ella y por sus pechos. ** Un vino de poca calidad; cf. I 103.9. I I I 49.

114

EPIGRAMAS

55 A SEXTO. SOBERBIO

Quieres, Sexto» que te corteje: quería enamorarme. Hay que obedecerte: te cortejaré, com o ordenas. Pero si te cortejo. Sexto, no me enamoraré.

56 SOBRE LA ESPOSA DE GALO. A QUIEN ACUSA DE ADULTERIO

Entre los pueblos de Libia tu esposa. Galo, tiene mala fama por el vergonzoso defecto de una avaricia desmedida. Pero es una pura mentira lo que se cuenta: ella no suele en absoluto recibir; ¿qué suele entonces? Dar.

57 CONTRA UN RICO DE MENTIRA

Este a quien ves lento con pasos renqueantes, que vestido de violeta corta por en medio de las Septa a quien mi querido Publio no gana en mantos, ni el mismo C ord o*\ el alfa de los que usan mantos, S a quien sigue un rebaño de togados y de esclavos de cabellos largos y una litera con las cortinas y correas recientes, ahora mismito ha empeñado en el banco de Ciado

",

un anillo por apenas ocho monedas para poder cenar.

# Cf. II 14,5. » Cf. V 26.

LIBRO U

115

58 CONTOA ZOILO, ENGALANADO CON VESTIMENTA AJENA **

Con tu pulcra capa le ríes, Zoilo» de las mías raídas: es verdad que éstas están raídas» Zoilo, pero son mías.

59 LA CENA DE LA MIGAJA

M e llaman M igaja93: ves lo que soy, un pequeño com edor mira: por mí divisas el templo del César. Rompe lechos, pide vinos, coge rosas, tíñete con nardos: el mismo d io s93 ordena que te acuerdes de la muerte.

60 CONTRA HILO, ADÚLTERO

Te follas, niño Hilo, a la esposa de un tribuno militar, porque sólo temes un castigo para niños. ¡Ay de ti! Tb castrarán mientras le solazas. Y me dirás: «Eso no está permitido94». ¿Qué? ¿Lo que tú haces, Hilo» está permitido?

•i a . u 16. « Se supone que es el nombre de un gran comedor. la Mica Aurea, construido por Domiciano. que daba al Mausoleo de Augusto. Existía todavía en el s. rv d. C.; cf. F u b d í Am d g r . pág. 267; Iz a a c . I. pág. 249; S. B a u y . I. pág. 175. M Augusto, que estaba enterrado en el Mausoleo; cf. V 6 5 ,5 . ** Porque Domiciano había prohibido la castración: cf. V I 2; S u c t o n io , Domiciano, VII I.

116

EPIORAMAS 61 CONTRA UN MALEDICENTE

Cuando tus mejillas florecían con dudoso vello, tu malvada lengua lamía a los tín* en sus partes. Desde que tu triste cabeza mereció el desdén de los sepultureros y el hastío del desgraciado verdugo, s usas la boca de otra forma y preso de enorme envidia ladras ante cualquier nombre que se te presenta. Quede pegada a las ingles lengua tan mala: pues cuando mamaba, más limpia estaba.

62 CONTRA LABIENO, AFEMINADO

Que te depilas el pecho, las piernas y los brazos, que tu polla pelada está rodeada de pelos cortos, esto lo ofreces, Labieno, — ¿quién lo ignora?— a tu amiga: ¿a quién ofreces, Labieno, el culo que te depilas?

63 CONTRA MÍLICO, LUJURIOSO

Tenías, M ilico, sólo cien mil sestercios, que te llevó Leda 95 comprada en la vía Sacra. M ilico, es un lujo que rico ames por tanto dinero; «no la amo» dirás al punto: eso también es un lujo96.

4,

** Nombre griego para una prostituta; cf. 11182,3, IV XJ 61. * Si ya es un dispendio alto gastarse cien mil sestercios por una esclava, mu­ cho más lujo sería gastárselos sin quererla.

LIBRO II

117

64 CONTRA LAURO, INDECISO

Mientras te preparas ya para abogado, ya para rétor y no decides, Lauro, lo que quieres ser, ha pasado la edad de Peleo, de Príamo y de N éstor97 y sería ya tarde para dejarlo. Empieza, tres rétores han muerto en un solo afto, si tienes algo de ánimo, si tienes alguna capacidad. Si la escuela te perjudica, todo el foro hierve en pleitos, Marsias * mismo puede hacerse abogado. Ea, venga, no lo pienses: ¿hasta cuándo te vamos a esperar? Mientras dudas qué vas a ser, ya puedes no ser nada".

5

10

65 CONTRA SALEYANO, QUIEN LLORA NO LA PÉRDIDA DE SU ESPOSA, SINO LA DE SU DOTE

¿Por qué vemos más triste a Saleyano? «¿Acaso el motivo no tiene importancia?» d k es, «enterró a su esposa». ¡Oh terrible crimen del destino! ¡oh terrible desgracia! ¿Ha muerto aquella, aquella rica Secundila, la que te dio una dote de un millón? N o quisiera que te hubiera ocurrido esa desgracia l0°, Saleyano.

La longevidad de Néstor era proverbial; cf. O rro , Sprickwórter..,, pág. 2 4 2 ; K ay. p á g . 1 9 4 .

* Se trataba de uim estatua situada cerca de loe Roslra en el Foro Romano; cf. H oracio. Sátiras, 1 6,120; J uvenal, IX 2; FmedUndc«, págs 269-270. * Es decir, esttr mocito. K» La de perder la doce, porque m onua in matrimonio mullere, dos a potrt profecía o¿ paxrtm reveñltur («muerta la mujer en el matrimonio, la dote salida del padre, al padre regresa»).

5

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EPIGRAMAS

66 CONTRA LÁLAGE, PARA QUIEN PIDE LA CALVICIE POR SU INSOLENCIA D e todo e l círculo d e c a b ello s s e h a b ía estropeado un so lo b o cle no bien sujeto p o r u na ag u ja insegura. L álag e se vengó de este crim en co n e l esp ejo e n q ue se m iró y P lecu sa cay ó go lp ead a a ca u sa d e la cru e l cabellera. 5 D eja ya, L álage, d e ad o rn a r tu s tristes ca b ello s y nin g u n a esclav a to q u e tu lo c a cabeza. Q u e la seftale u na sa la m a n d ra 101 o la rasure u na cru el navaja, p ara q u e tu im ag en se h ag a d ig n a d el espejo.

67 CONTRA PÓSTUMO. OCIOSO E n cu a lq u ie r lugar qu e te encu en tras co n m ig o , P óstu m o , gritas al m o m en to y estas son tus p rim eras palabras: «¿qué haces?». E sto, au n q u e m e encu en tres diez vece« e n un a so la hora, m e d ices: no tienes, creo, tú, P óstum o, n ad a q u é hacer.

68 A OLO: AL FIN EL POETA ES LIBRE P o rq ue te salu d e y a por tu n o m b re, a q u ie n antes llam aba rey y s e flo rl02, no m e d ig a s q ue soy obstinado:

101 Se creía que ei contacto con la salamandra producía calvicie; cf. Punió e l Viejo, H istoria natural, X 188, XXIX 116; P ethonio, S a tiricén , CVII 15; FftEDLÁNDEX. pág. 2 7 1. Cf. 1112. El píleo (v. 4) era el sombrero de los líbenos.

LIBRO n

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he co m p ra d o el pilco con to d o s m is ahorros. R ey es y señores d eb e te n e r

3

q u ien no es d u eñ o de s í y ansia lo q u e ansian reyes y señores. S i p uedes, O lo , n o ten er u n esclavo, tam b ién p uedes, O lo. n o ten er u n rey.

69 CONTRA CLÁSICO, PARÁSITO D ices, C lásico, que c o m es fu era co n tra tu voluntad: q u e m e m aten. C lásico , si no m ientes. El m ism o A picio se a leg rab a tam bién d e ir a u n a com ida: cu a n d o co m ía en ca sa , aquél se se n tía m ás triste. S i c o n to d o vas co n tra lu voluntad, ¿p o r q ué vas. C lásic o ?

5

«M e oblig an » , dices: e s v erdad; tam b ién se o b lig a a S elio. M ira, M élior te inv ita. C lásico, a una co m id a espléndid a: ¿dónde están tus palabras g ran d ilo cu en tes? Si ere s hom bre, v en g a, d i q u e no.

70 CONTRA COTILO, ASQUEROSO ¿N o q u ieres. C o tilo , q ue nadie se bañe antes en la p iscin a d e ag u a c a lie n te ? ¿cu ál es el m o tiv o sino p ara n o con tam in arte d e ag u as donde h a h ab id o m am ad as? P u ed es lavarte el p rim ero , p ero con la condición d e q u e te laves la po lla antes q u e la cab eza.

Cf. li 42, V I 81.

5

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EPIGRAMAS

71 A CECUJANO, ENVIDIOSO N td íe es m ás cá n d id o q u e tú, C ecilian o . L o h e n o tad o si alg u n a v ez leo un o s pocos d ístico s m íos. In m ed iatam en te rec itas escrito s o de M ar so o d e C atulo : ¿m e h ac es esto, c o m o si ley eras versos peoces, $ p ara q u e com p arad o s m e agraden m ás los m ío s? e so creo: p refiero con to d o q u e recites, C eciliano, los tuyos.

72 CONTRA PÓSTUMO, ASQUEROSO E n la c e n a d e ayer se cu en ta, P óstu m o , un hecho, q u e n o q u erría — p u es ¿q u ién pu ed e p ro b ar tales hech o s?— . T e d ie ro n e n la c a ra u n to rta zo m ás so n o ro qu e el q u e L atin o m ism o le a n e ó a la d esp re cia b le ca ra d e P anículo: $ y lo q u e e s m ás extrafio, e n to d a la ciu d ad los tu m o res señ alan a C e cilio c o m o e l a u to r d e este crim en. ¿N ie g as q u e h a y a sucedido? ¿qu ieres q ue y o lo crea? ¿Y q u é m e dices, P óstum o, d e q ue C e cilio tie n e testig o s?

73 CONTRA U R IS. BORRACHA Y MAMONA 1« (L iris, siem pre ebria, dice q u e n o sab e lo qu e hace): ¿ L o q u e h ac e q uiere sa b er L iris? L o qu e sobria: m am ar.

w* Léase a M. A. G keew ooo, •Martiai distecla membra and the text of Epigrama, 2.73», Mus H e b 53 (1996), 259-261.

U B R O II

121

74 CONTRA SUFEYO, RICO DE MENTIRA ¿A S u fey o rod ead o d e to g ad o s p o r d elan te y p o r detrás, co m o el tropel q u e su ele llev ar Régulo« cu an d o h a en viado a un reo a f e ita d o 105.a los altos tem plos, lo ves, M aterno? N o lo envidies. Q u e e s a com p añ ía, lo suplico, n o sea nu n ca tuya.

5

A ése esto s am igos y rebaños d e togados se los p restan F u fículeno y F aventino.

75 UN LEÓN MANSO Y VUELTO A SU FIEREZA U n león acostu m b rad o a so p o rtar los azotes d e su co n fia d o d o m ad o r y a su frir lisonjero la m ano in troducida en su s fauces ab an d o n ó la p a z v o lv ie n d o de repente a su fiereza, co m o la q u e ni siq u iera d eb ió de te n er en las cu m b res de L ibia. P u es d o s cuerpos d e n iñ o s d e e n tre el tiern o tro p el,

5

q u e rem ozaba la en san g ren tad a tie rra con rastrillos, cruel y d esp iad ad o los m ató co n d ien te crim inal: la arena d e M arte n o h a v isto c rim e n m ayor. G u sta gritar: «cruel, p érfid o , ladrón, a p re n d e d e n uestra l o b a 106 a c u id a r a los niños».

104 La barba rtorum de II 36, 3; cf. O v i d i o , Metamorfosis XV 38. ■* Sotades fue un poeta alejandrino del s. III a. G , autor de versos que leídos le derecha a izquierda les daban sentido obsceno, cf. F rbdlakdc*, págs. 276-279. i » Son los llamados versos ecoicos, en los que las primeras palabras del hexá­ metro se repiten al final del pentámetro; Ovidio, Amores. I 4, 13*14; 8. 1*2; III 2. 27-28; 2,43-44; 6,61-62; Her. V 117-118; Rem. 385-386; Fast. IV 365-366. Se hi­ rieron frecuentes en latín tardío y medieval; V C risto»al, «Los versos ecoicos de Pemadio y sus implicaciones métricas», Cuad. Filoi. Clásica 19 (1985X 157*167. »■ Es la poesía LXIII de Catulo. i*2 lam (en l u g a r d e tam) tiene valor conclusivo; cf. S. B a il e y . «Cofrections and Explanabons...». pág. 275-

5

126

EPIGRAMAS

¿Q u é p asaría si invitaras a L a d a s 133 a ir a la fuerza p o r e l resb alad izo ca m in o d e un tram polín? E s v ergonzoso c o m p o n er difíciles poesías d e ocasión

10 y es estú p id o el trab a jo de e sc rib ir tonterías. Q u e e scríb a versos para reu n io n es P alem ón 124, a m í m e g u sta co m p lac er a o íd o s selectos.

87 CONTRA SEXTO, DEFORME D ices q u e las jó v e n e s b o n ita s arden d e a m o r p o r Ü, que tie n es el aspecto, Sexto» d el q ue n ad a bajo el agua l25.

88 CONTRA MAMERCO. UN MAL POETA N ad a recitas y q uieres, M am erco, p are cer poeta: sé lo q u e q uieras, con tal d e n o rec itar nada.

89 CONTRA GAURO, BORRACHO Y ASQUEROSO Q u e te guste prolongar la no ch e con vino en dem asía, te lo perdono: tienes, C a u ro , el vicio d e C atón IJé. , u Fam oso corredor espartano, vencedor en los juegos olím picos; cf. X 100,5. >24 O r a m á t i o o y p o c u i m p r o v i s a d o r e n m e t r o s r a r o s ; S u e t o m o , Gramáticos, XXII; FuftDLANH*, pág 279. Esto es, hinchado y desfigurado. ,J* T r a s n o c h a r d e d i c a d o a la c o m i d a y a l a b e b i d a ; c f . P u n j o e l / o v e n , Canas. m 12 .

LIBRO II

127

Q u e escrib as versos sin m usas ni A p o lo alguno, se te d eb e alabar: d e C ic e ró n 127 lo tienes; D e A m o nio, el v o m ita r ,28; d e A picio, e l refinam iento:

5

e l m am arla, d im e . ¿d e q u ién tienes e l v icio ?

90 A QUINTILIANO: PROGRAMA DB VIDA Q u in tilian o , insigne ed u c ad o r d e la desv ariad a juv en tu d , g lo ria, Q u in tilian o . d e la elo cu en cia rom ana, perm ítem e q ue m e afan e por v iv ir p o b re y n o inútil p o r m is artos: nadie se ap resu ra lo su ficien te p o r vivir. Q u e no lo h ag a q uien d esee su p e ra r la riq u eza de su s p ad res

5

y ach iq u e sus atrio s con estatuas colosales. A m í m e ag rad a e l hogar, los tech o s que no d esdeñan el n egro hum o, u n a fuen te d e agua co rrien te y e l césp ed natural. T en g a y o un esclav o harto, tenga yo una esp o sa n o m u y cu lta, ten g a y o u na noch e co n sueíto, ten g a un d ía sin litigios.

91 AL EMPERADOR DOMICIANO. A QUIEN SOLICÍTA EL DERECHO DE LOS TRES HIJOS S alv ació n se g u ra del E stado, g lo ria d e las tierras, C ésar, p o r cu y a co n serv ació n cre em o s q u e ex isten los grand es dioses, si m is v erso s tantas veces reu n id o s en libritos ap resurados h an d eten id o tu s o jo s,

127 Sobre la mala fam» de Cicerón como poeta. léase a J u v e n a l . X 122-125. ,n De u n to com o beb(a; cf. Ccekón, FiMpicas, II 25,63.

to

128

EPIGRAMAS

5 p erm ite qu e se vea lo q u e la fortuna pro h íb e q u e suceda: q u e pueda c re e r que soy p adre de tres h ij o s i29. E sto, si te d esagradé, m e sirv a d e co n su elo , esto sea m i p rem io, si te agradé.

92 A UNA POSIBLE ESPOSA El d ere ch o de los tres h ijo s m e lo co n ced ió , aten d ien d o a mi petició n co m o pago a m i poesía, q u ien só lo p o d ía hacerlo. A diós, esposa: no se debe ec h a r en saco roto el reg a lo del em perador.

93 A RÉGULO. QUE PREGUNTA POR EL LIBRO PRIMERO « ¿D ó n de esté e l prim ero » , d ic es, si «ese es el segu n d o libro?» ¿Q ué puedo h ac er si e l prim ero es m ás pu d o ro so ? C o n to d o si prefieres. R égulo, q u ¿ éste sea e l prim ero, del títu lo puedes q u itar un palito.

i?« La lex lulia el Popia Poppata de) a to 9 a. C concedía algunos privilegios • los padres de tres hijos Ow trium Uberomm), derecho que se concedió a menudo a quienes no tenían hijos, fueran casados o solteros. Tito y Domiciano concedie­ ron tal derecho a Marcial; cf. IU 95. 5. IX 97. 5; Kct, I, pág 161.

LIBRO III

1 AL LECTOR E sto, se a cu a l sea su valor, d e o rilla s le jan a s lo en v ía la G a lia q u e recib e su no m b re d e la to g a rom ana L o lees y alab a s (al v ez el lib ro a n te r io r J: aq u éllo s o és(os, q u e consideras m ejores, m ío s son. Q u e al m enos (e agrade m ás el q u e h a nacid o en la ciudad so b erana: q u e e l libro indíg en a d eb e g an a r al galo.

2 A SU LIBRO, PARA QUE LE BUSQUE UN MECENAS ¿E n el regalo d e q u ié n q u ieres, libro, conv ertirte? D ate p risa en p rep ararte u n defensor, n o se a q u e llev ad o ráp id am en te a n eg ra cocina

> Alusión a U Gallia Togata, parte de la Galia Cisalpina ai sur del río Po don­ de se usaba la loga; cf. I I I 4 ,4 . * Los dos primeros libros fueron editados seguramente como una unidad.

130

EPIGRAMAS

en v u elv as c o n tu papel m o jad o las c ría s d e atún 5 o seas el cu cu ru ch o de incien so o pim ienta. ¿H u y es h ac ia e l reg azo d e F au stin o ? E res sabio. A h o ra p uedes an d a r untado d e cedro y, ad o rn ad o c o n el d o b le h o n o r d e tu frente \ p uedes ufanarte d e tus bord es d ecorados;

10 q u e la d elica d a p úrpura te cu b ra y u n ín d ice o rgulloso enrojezca co n el escarlata. Y, s i aq u él e s tu defensor, no te m as a P ro b o 4.

3 CONTRA UNA MUJER DE CUERPO DEFORME, PERO DE CARA BONITA * (O cu ltas tu h erm o so ro stro co n neg ro m aquillaje, p e ro daAas las ag u as co n tu c u e rp o no herm oso. C rée te q u e la d io sa m ism a te h ab la a trav és d e m is palabras: «o d esen m ascara tu rostro o láv ale co n la túnica».)

4 A SU LÍBRO Ve a R om a, libro. S i te pregunta de dónde vienes, d irás q u e d e la reg ió n d e la v ía E m ilia *.

> Se adornaban los dos bordes del rollo de papiro. 4 M. Valerio Probo fue un gramático, ediior y crítico literario; cf. S uotonio. Gramáticos XXIV. 5 Se duda de )a autenticidad del epigrama desde el ediior Schoeidewin; cf. S. B/uunr, 1, p l j 203. * Llevaba desde Rimini (Arimbutm) a Placenta (PUtcerttia) en ta Galia Cisal­ pina.

LIBRO m

131

Si te p reg u n ta en q ué tie rra s y e n q ué ciu d ad estoy, p u ed es d ecirle q u e estoy en e l F o ro d e C o m e lio 7. P o r q u é estoy fu era, preg u n tará; tú cu é n ta le to d o e n po cas palabras: « n o p o d ía so p o rtar el ted io de u na inútil toga». « ¿C u án d o viene?», d irá; tú respóndele: «de poeta se m archó: vendrá, cu a n d o sea tañ ed o r d e c íta r a l ».

5 AL MISMO ¿Q u ie res q ue te recom iende, p ues vas a ir solo a la ciu d ad , p eq u eñ o libro, a m u ch o s o se rá su ficien te c o n u n o ‘so lo ? U n o so lo será, créem e, suficien te, para q uien no serás un huésped, J u lio 9, no m b re co n tin u am en te en m i boca. A éste d irectam en te lo b u sc arás e n e l p ro p io um bral d e la C u b ie r ta l0: e l h o g ar q u e tu v o D afnis, ah o ra lo o cu p a él. T ien e u na esp o sa q ue te a c o g erá en s u s m anos y regazo, in clu so si tú llegas c u b ierto d e polvo. A ésto s tú, y a si los v es ju n to s o y a si a u n o am es q u e a otro, d irás lo siguiente: «M arco m e o rd en a saludaros». Y es suficiente. A o tro s reco m en d ará u n a c a rta n : se eq u iv o ca q u ien p ien sa q u e se le d eb e reco m en d ar a los suyos.

7 El Foro de Comelio Sila es la actual Imola. • Es decir, m ando gane dinero de ciuredo; cf. V 56,9. * Julio Marcial; cf. I 15. Síiuada al norte de Roma cerca del Mausoleo de Augusio entre la vía Fia' minia y el Tíber; c f VIII 7 5 ,2 ; Frkdlxndg*, p á |. 286. •i Cf. I epist. 17.

5

132

EPIGRAMAS

6 A MARCELINO

Te llega e l tercer día después de las idus de Marzo, Marcelino, día que tus ritos deben celebrar dos veces. Para tu padre éste es el primero que cuenta para su salida a la luz, pare ti es el primero que liba tus mejillas en flo r ,3. 9 Aunque le haya dado el gran regalo de una vida agradable, nunca a tu padre ha proporcionado más este día.

7 ESPÓRTULA FALLIDA

Adiós ya cien desgraciados cuadrantes, limosna de un fatigado caminante, que distribuía un bañista mojado ¿Qué pensáis, m is famélicos amigos? s Se han marchado los regalos de un r e y 19 orgulloso: «nada de engaños, ya hay que dar un salario,6».

H.

n Poesía de felicitación a su amigo Marcelino (cf. VI 25, VII 80. IX 45) por la llegada a la pubertad de su hijo del mismo nombre ■) Cuando ic tomaba la toga viril, se acostumbraba también a afeitarse por primera vez; cf. I 31. IX 7 6,5. 14 La distribución de dinero se hacía o después de la hora del b ato (X 70, 13) o por la maftana (Juvenal , 1 128); cf. Izaac, I. pág. 86. ■s Patrono altivo. •* Nerón sustituyó la cena del patrono al diente por una cantidad de dinero, pero D om kiano restableció la costumbre de la comida. Sin embargo, muchos dientes dependían del dinero que le daban los patronos; cf. III 30 y 60; Kxx, I, pág- 169.

LIBRO til * CONTRA QUINTO, ENAMORADO

Quinto está enamorado de Tais. ¿De qué Tais? ¿De Tais la tuerta? A ella le falta un ojo, pero a él los dos.

'

9

CONTRA CINNA. CRITICÓN

Versos se dice que Cinna escribe contra mí: no escóbe versos aquel a quien nadie lee.

10 CONTRA FILOMUSO. DESPILFARRADOR

Te asignó. Filomuso, tu padre dos mil al mes y te los dio un día tras otro, cuando la penuria del día siguiente siempre amenazaría a tu despilfarro y había que darte diariamente para lus vicios. Al morir le dejó heredero universal: tu padre. Filomuso, te ha desheredado

" Cf. I II II . •• Porque sin el cootrol de us padre la mina del hijo será inevitable.

134

EPIORAMAS 11 A QUINTO. ENAMORADO ENOJADO CON MARCIAL

Si tu chica. Quinto, no es ni Tais ni bizca. ¿por qué piensas que el d ístic o 19 va contra ti? ¿Es que hay algún parecido? ¿Dije Tais por Lais? Dime. ¿qué parecido hay entre Tais y Hermíone? s Tú con todo eres Quinto; cambiemos el nombre del amante: si Quinto no quiere, que S ex to 20 ame a Tais.

12 CONTRA FABULO. QUIEN DA PERFUMES, PERO NO CO M ID A 21

Ofreciste, lo reconozco, un perfume estupendo a los convidados, pero no trinchaste nada. Es gracioso oler bien y pasar hambre. Quien no cena y está perfumado, Pábulo, 3 ése sí que me parece un muerto u .

13 CONTRA NEVIA 23

Por no querer cortar el pescado, por no querer cortar el pollo y por mirar más. Nevia. por el jabalí que por tu padre, '♦ Cf. I I I 8. 30 Es decir, que venga otro. Sexto (nombre y mi mero que viene detrás del quinto), par» sustituir a Quinto, ii C f . CATOLO, XIII. H Porque los muertos están perfumados, pero no comen. » Cf. I I I 94.

LIBRO III

13S

acusas y golpeas al cocinero, com o si sirviera todo crudo **: así nunca me sentiré yo indigesto.

14 TUCIO, FAMÉLICO

A Roma se dirigía el hambriento Tucio, procedente de Hispania. Le salió al paso la historia de las espórtulas M: desde el puente M ilv io 26 se dio la vuelta.

15 COR DO, CIEGO DE AMOR 27

Nadie fía 21 más en toda la ciudad que Cordo; «¿cómo, si es tan pobre?» Está ciego y enamorado.

16 CONTRA CERDÓN. ORGANIZADOR DE JUEGOS »

Ofreces juegos de gladiadores, Cerdón, rey de los zapateros, y lo que te dio la lezna te lo quita la daga.

24 Crudus significa aquí «cn>óo», pero «indigesto» en el verso siguiente; cf. III (2 y 94; FheoU ndex. pág. 289; Sh. B a l e y , I, pfg. 209.

» a. III 7. * Es decir, sin entrar en Roma, pues el puente Milvio se encontraba fuera de la Puerta Flaminia. la puerta norte de Roma; cf. Sh. B a i c y . I, pág. 211. Sobre la ceguera de amor, cf. VIII SI. 21 Credii significa «fiar» y «fiarse» o «confiar*. » Cf. I II 59 y 99.

136

EPIGRAMAS

Estás borracho, porque sobrio nunca harías esto: querer jugar. Centón, con tu cuero, s Jugaste con tu cuero, pero, créeme, acuérdate ahora de mantenerte. Cerdón. dentro de tu piel

17 CONTRA SABIDIO, MALOLIENTE31 U n a tarta, paseada largo rato en los postres,

quemaba cruel las manos por estar muy caliente. Pero más ardía la gula de Sabidio: así que al instante sopló con su boca tres y cuatro veces, s La taita sin duda se enfrió y admitía, al parecer, tos dedos, pero nadie pudo tocarla: era mierda.

18 CONTRA MÁXIMO. RECITADOR INOPORTUNO »

El prefacio se quejó de que te habías enfriado la garganta: si te has excusado. Máximo, ¿por qué recitas?

19 UNA VÍBORA EN LA BOCA DE UNA OSA

Se muestra a una osa cerca de las cien colum nas33, por donde pinturas de fieras adornan un platanar. ¿o J« « «

El decir, «zapatero a tui upaioc». Se alude a la fábula del asno con piel de león. Un epigrama parecido se encuentra en I II 94. Cf. IV 41. V I 41. a . ii i4 .9 .

LIBRO III

137

A l to c a r ju g a n d o las fauces abiertas d e ésta. e l b ello H ilas m etió su tiern a m a n o en las fauces. P ero u n a v íb o ra c rim in al se o c u lta b a en el cieg o bronce

5

y v iv ía la fiera c o n un a lm a peor. N o se d io cu e n ta el jo v e n d el engaito, sino cu an d o m ord id o m urió: ¡qué d esg racia q u e la o sa fuera de m e n tira !M

20 CANIO. RIDÍCULO CANIO D im e, m u sa, q u é hace m i q u erid o C a n io Rufo: ¿ e s que e s tá p o niendo en papel q ue va a so b rev iv ir los su ceso s d e la ép o c a d e los C lau d io s para se r leídos? ¿A c aso lo q u e u n escrito r m e n tiro so atrib u y ó a N e ró n 35, o im ita las fábulas del m a lv ad o F ed ro M?

i

¿ E s lasciv o en las e le g ía s o se v ero en sus p o em as h ero ico s? ¿A c aso es se v ero c o n los co tu rn o s d e S ó fo cles? ¿A c aso o cioso en la escu e la d e los p o e ta s 37 cu e n ta ch istes teñidos d e g racia ática ? S i se m arch ó d e aquí, ¿ d e sg a sta e l pó rtico d el te m p lo M o s e e n c am in a le n to po r el paseo d e los A rgonautas * ? ¿A c aso d e n u ev o c o n e l sol d e la d elica d a E u ro p a 40

34 Pues una osa de verdad hubiera matado antes a la víbora. 33 Marcial se une a la opinión de T ácito (Anales XIV 16). pero léase a SueroNto, Nerón 70: «Compuso versos por placer y sin esfuerzo, y no publicó bajo su nombre los de otros, com o algunos piensan» (trad. de R. M * Agudo]. * Debe de referirse a obras perdidas del célebre fabulista. 37 Cf. IV 6 ). 3. Esta schota poetarum se sitúa, con dudas, en la Schoic Ocia• viae en el Porticus U viae et Octavia*. Cf. I z a a c , I, pág. 232; K ut, I , pág. 176. u Probablemente, el templo de Isis; cf. II 14, 7. w El Porticus Argonauiarwn; cf. II 14, 6. 40 El Porticus Europae: cf. II 14, 5.

io

138

EPIGRAMAS

en medio de frescos bojes después del mediodía se sienta o pasea libre de agudas preocupaciones? 1$ ¿Se lava en las termas de Tito o en las de Agripa o en el barto del impúdico Tigilino? ¿Acaso disfruta del campo de Tülio y de Lucano? ¿Acaso corre a la dulce finca de Polión a cuatro millas? ¿Acaso, tras partir ya para la veraniega Bayas, 20 indolente da un paseo en barco en la laguna Lucrina? «¿Quieres saber lo que hace lu querido Canio? Se ríe».

21 CONTRA UN DUEÑO CRUEL

Un esclavo marcado en la frente salvó a su duefVo proscrito41: esto no supuso la vida de su duefto, sino su vergüenza42.

22 APICIO, GLOTÓN

Habías dado. A picio43, sesenta millones a tu vientre y todavía te sobraban diez millones. Y tú, abrumado por no poder soportar el hambre y la sed, has tomado veneno com o la mejor bebida. Nada, Apicio. hiciste nunca con más glotonería.

41 Se trata de Anuo Restio. proscrito por los triunviros en el »no 43 a. C.; cf. V au x io Máximo, VI 8 .7 ; M achoc». Saturnales II 11,19; R ueolánoer. pág. 294. 4* Por haber marcado a un esclavo de lal generosidad. Cf. U 69. 3.

LIBRO IU

139

23 CONTRA UN ANFITRIÓN, QUE SERVÍA A LOS ESCLAVOS, NO A LOS INVITADOS P u esto q u e entreg as to d o s los m anjares a los escla v o s d e d etrás, ¿ p o r q u é n o se te pone la m esa a tus pies? **.

24 UN ARÚSPICE CON HERNIA C u lp ab le de h a b e r ro íd o u n a vid estab a para m o rir e n los altares un ca m e ro , B aco, v íctim a agradable e n tus sacrificios. C u a n d o el artisptee e tn isc o quería sacrificarlo al d io s. h abía dicho ca su alm en te a un ho m b re tosco y rudo q u e ráp id am ente le cortara los testícu lo s con afilad a h o z , p ara q ue se fuera el terrible o lo r de su ca rn e inm unda. M ientras él, inclinado so b re el v erde altar, in te n ta b a c o rta r c o n un cu ch illo el cu ello qu e se resistía y lo ap retab a co n sus m anos, le ap areció un a en o rm e h ernia p ara escándalo d e los ritos: el cam p esin o la co g e co n el hierro y la corta, p u es pen saba q u e e sto ex ig ían los antiguos rito s de los sacrificio s y q ue con ta les fibras se honraban a los an tig u o s núm enes. D e m an era q u e, tú q u e h a poco h ab ías sido u n a rú s p k e etn isco , ah o ra lo eres g alo 45, p ues al d eg o llar a u n m a ch o cab río , te h as con(vertido tú m ism o en un cabrón.

** Y así tendrá más a mano a los esclavos, quienes se situaban detrás de sus dueftos (cf. X n 8 7 ,2 ), para darles las viandas y llevárselas a casa; cf. II 37, VII 20. 4* Los sacerdotes de Cibeles eran eunucos y recibían el nombre de galos.

5

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EPK3RAMAS 25 A FAUSTINO. SOBRE UN RÉTOR INEPTO

S i d eseas te m p la r el bailo caliente, F au stino * , e n e l q u e no podría a d u ras p en a s en trar Ju lian o , p id e q u e se b añ e el réto r S abineyo: ése en fría las term as d e N e ró n 47.

26 CONTRA EL AVARO CÁNDIDO, QUE NO COMPARTÍA NADA CON LOS AMIGOS EXCEPTO SU MUJER S ó lo tienes p o sesiones y solo, C á n d id o 41, dineros, so lo tie n es vasos d e oro, solo tienes v asos d e m ir r a 49. S ó lo tie n es m ásico y so lo c é cu b o d e O pim io, so lo tie n es corazón y so lo talento. S ó lo tienes todo — esto , im agina, no p u ed o n egarlo— , p ero tie n es u na m ujer, C án d id o , co m p artid a co n todos.

27 CONTRA GALO. QUE NO CORRESPONDÍA A LAS INVITACIONES N u n c a roe devu elv es la invitación, p ese a q ue recibes m uchas in v itacio n es m ías: te perdono, si es que, G alo, n o invitas a nadie. In v itas a otros: la cu lp a e s d e los d ó s. «¿P or q ué?», dices: y o no tengo se so y tú, G alo, no tienes vergüenza. *

C f. 1 2 3 .

47 Porque sus declamaciones eran frías; cf. S. Bauey, I, p Mentor, de la primera mitad del s. rv a. C., era tenido por «l mayor orfebre de la antigüedad; cf. IV 39, IX 59. 1 5 1 6 , XI 1 1 .5 . XIV 9 3 ; K ay, pág. 91.

146

EPIGRAMAS

42 CONTRA POLA, QUE OCULTABA LAS ARRUGAS DE SU VIENTRE

Al intentar ocultar las amigas de tu tripa con harina de habas64, Pola, te untas el vientre, no m is labios65. Descúbrase sencillamente un defecto quizás pequeño: se cree que es mayor el mal que se oculta.

43 CONTRA LETLNO. QUE SE TEÑÍA EL CABELLO

Pasas por joven, Lecino, con los cabellos teñidos, can de súbito cuervo, quien ha poco eras cisne. N o a todos engallas; Prosérpina sabe que eres canoso: ella quitará la máscara de tu cabeza.

44 CONTRA UGURINO, DEMASIADO POETA *

Que nadie se topa contigo con gusto, que por donde vas, hay huida y enorme soledad a tu alrededor, Ligurino, ¿por qué eso, quieres saber? Eres demasiado poeta.

M Cf. XIV 60. ‘5 Con el doble sentido de os subilntrt {«unur la c a n » o «engañar») se puede entender también: «engañas a tu vientre, no a mis labios», con sentido erótico. * Los epigramas 4 4 ,4 5 y 50 forman un pequeño ciclo sobre el poetastro L¡guñno.

LIBRO in

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Eso es un defecto harto peligroso: no se teme a una tigresa excitada por e l robo de sus cachorros, no a una víbora abrasada a pleno sol, no igual a un escorpión traicionero. Pues, ¿quién puede, pregunto, soportar tan grandes esfuerzos? Me lees si estoy de pie y me lees si estoy sentado, me lees si estoy corriendo y me lees si estoy cagando. Huyo hacia las termas: suenas a mi oído. Me dirijo a la piscina: no se me deja nadar. M e doy prisa para la cena: me detienes mientras camino. Llego a la cena: me echas mientras como. Cansado me quedo dormido: me levantas mientras duermo. ¿Quieres ver todo el mal que haces? Pues se te teme aunque seas un hombre justo, honrado e inocente.

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45 SOBRE EL MISMO

Si Febo huyó de la mesa y la cena de T iestes47, lo ignoro: yo, Ligurino, he huido de la tuya. La tuya sin duda es estupenda y aderezada con los mejores manjares, pero no me gusta nada cuando recitas. No quiero que me sirvas rombos o un mújol de dos libras ni quiero setas, no quiero ostras: cállate.

Alusión al horror que te produjo al sol U monstruosidad cometida por Aireo, quien sirvió a su hermano Tiestes tos cuerpos de sus propios hijos como venganza por el engaito de Tiestes. La esposa de Atreo, Aérope. entregó a su amante Tiestes el vellón de oro que le permitía reinar a él y no t Aireo.

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EPIGRAMAS 46 A CÁNDIDO, A QUIEN LE PRESTA LOS SERVICIOS DE SU LIBERTO «

Exige« de mi el trabajo sin fin de un togado: no voy, pero te envío a mi liberto. «No es», dices, «lo mismo». Te demostraré que vale mucho más: yo apenas podría seguir tu litera, él la llevará. 5 Te metes en una bulla, apartará a todos con los codos: yo tengo un costado débil y delicado69. Ante cualquier cosa que cuentes en el pleito, yo callaré: pero él mugirá en tu honor tres jbravo! Hay un litigio, lanzará invectivas con voz potente: 10 el pudor me impide usar palabras fuertes. «Entonces, ¿no me ayudarás», dices, «nada com o amigo?» En lo que mi liberto, Cándido, no pueda.

47 A BASO, DE QUIEN RIDICULIZA SU CAMPO ESTÉRIL

Por donde la puerta Capena70 llueve con grandes gotas y por donde el A lm ón71 lava el hierro frigio de la Madre, por donde reverdece el campo sagrado de los Horacios y por donde se frecuenta el templo del pequeño Hércules, 5 Faustino, iba Baso en su carro lleno,

« Sobre Cándido, cf. II 24.43. III 26. * Los hombres libres no se prestaban t soportar cargas físicas. * En la poenaCapena, por donde, pasaba la vía Apta, terminaba un brazo de) acueducto Aqtta ManUs; cf. J u t o a l , III II. Izaac, I. p ig. 97. 71 Afluente del TTber, donde kis sacerdotes de Cibeles l a v a b a n l a estatua de la diosa y los utensilios de los sacrificios; cf. O v i d i o . Fastos IV 339; K E a , I. pág. 191.

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LIBRO ffl llevando todas las riquezas de su rico campo. Podrías ver allí coles de cogollo noble, puerros de ambas especies, lechugas cortas y setas no inútiles para un vientre perezoso; aJlf una ristra pesada de tordos gruesos y una liebre herida por el colm illo de un galgo y un cerdo de leche todavía no alimentado por haba. Y e l carretero no iba de fiesta delante del carruaje, sino que llevaba huevos resguardados con heno. ¿Se dirigía Baso a la dudad? ¡Qué va, iba al cam po

10

!n

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48 OLO. REDUCIDO A LA POBREZA POR EDIFICAR

O lo construyó una habitación para pobres; después tuvo que vender sus posesiooes: ahora Olo ocupa la habitación para pobres

n.

49 CONTRA UN ANFITRIÓN, QUE SERVÍA VINOS DIFERENTES A LOS INVITADOS

Me mezclas veyentano74, cuando te sirves más ico: prefiero oler estas copas a beber aquéllas.

n Tenía que acudir a abastecerse a la ciudad, poique su campo no producía nada. ’3 Una celia pattperis se encontraba en las mansiones de loa ricos; cf. S ín ica. Canas a Im c U ío W W X 7 y C 6 ; I z a a c , I , p á g . 9 8 ; Sh. B a i l e y , I , p á | . 23S. 74 Vino de bqja calidad; cf. 1 103,9. El máiico, por el contrario, era de loa m e­ jore*.

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EPIGRAMAS 50 CONTRA LIOURINO, RECITADOR INOPORTUNO«

Éste es, no otro, el motivo de invitarme a cenar: recitarme, Ugurino, tus versos. Me quité las sandalias, se me presenta inmediatamente un libro enorme entre las lechugas y la salsa. 5 Se lee un segundo, mientras se retrasan los primeros platos: viene un tercero y todavía no vienen los postres. Recitas el cuarto y finalmente el quinto libro: sería asqueroso que me sirvieras un jabalí igual número de veces. Pero si no regalas esos poemas criminales a las caballas7é, io cenarás ya solo. Ligurino, en tu casa.

51 A O ALA

Cuando alabo tu rostro, cuando admiro tus piernas y tus manos, sueles decir. Gala! «desnuda te agradaré más»; y siempre evitas bañarte conmigo: ¿es que temes, Gala, que yo no te guste?

v.

52 A TONGILIANO, QUE PERDIÓ SU CASA EN UN INCENDIO

Habías comprado, Tongiliano, una casa por doscientos mil: un accidente demasiado frecuente en Roma se la llevó. » Cf. I II 44. * Es decir, para envolver pescado: cf. IV 86. 8. 71 ¿O es que tiene algán defecto que ocultar? Cf. I II 72.

LIBRO III Se recogió diez veces más. Te pregunto: ¿no puede parecer, Tongiliano. que has incendiado tú mismo tu propia casa71?

53 ACLO E, DE QUIEN DICE QUE PUEDE PASAR

Podría pasar de tu rostro, y de tu cuello, de tus manos y de tus piernas, y de tus tetas, de tu cuio y de tus nalgas, y. para evitarme el trabajo de nombrar todo, podría pasar, Cloe, enteramente de ti.

54 A GALA, QUIEN DICE QUE NO ASTUTAMENTE

Como no puedo darte el precio, Gala, que pides, puedes mucho más simplemente. Osla, decir; «no».

55 CONTRA CELIA, LLENA DE POTINQUES

Puesto que. por donde vas, pensamos que pasa C osm o79 y que con e el cinamomo derramado de un frasco roto, no quiero que te solaces. Oelia. con tonterías del extranjero: sabes, creo, que mi perro puede oler así de bien.

a J u v e n a l . III 2 2 0 - 2 2 2 . * Famoso perfumista de la época.

** L é a s e

152

EPIGRAMAS

56 DEPÓSITO DE AGUA EN RAVENA

Prefiero tener en Raveoa un depósito de agua a una villa, pues podría vender el agua a mucho mejor precio.

57 UN TABERNERO DB RAVENA

Un astuto tabernero me engaftó hace poco en Ravena: al pedirte vino con agua, me vendió sólo v in o 10.

58 A BASO SOBRE LA FINCA DE FAUSTINO»

La finca de Bayas, Baso, de mi querido Faustino, se talada con mirtos que no sobran, huérfana de plátanos y bojes podados, no ocupa espacios desagradables de un amplio campo, 5 sino que se alegra con un campo de verdad y salvaje. Aquí se estrecha en todos los rincones a Ceres repleta y numerosas jarras despiden olores a viejo otoño; aquí después de noviembre con el invierno ya inminente el rudo viñador ofrece uvas tardías. 10 Fieros tocos mugen en el valle profundo y el ternero siente deseos de lucha con su frente sin armas.

* Lógico, li el agua era u n escasa en Ravena. como dice Marcial en el epi­ grama fnterior. 11 Léase DI 47. El largo epigrama, que es una comparación entre la finca de Faustino y el campeo de Basso, presenta una estructura bimembre: a) vv. 1-44, alabanza; b) 45*51, vituperio.

LIBRO til Vaga toda la turba del humilde corral, la sonora oca, los pavos reales con sus gemas y el que debe su nombre a sus rojizas plum as12 y la moteada perdiz y las gallinas de Numidia y el faisán de los impíos w coicos; gallos soberbios cubren a hembras rodias; suenan las torres con el batir de las palomas, por aquí huronea el palomo, por allí gime la tórtola color de cera. Ávidos cerdos siguen el regazo de la granjera y a su madre llena espera el delicado corderito. Rodean el tranquilo fuego esclavos blancos com o la leche y abundante madera brilla en los días de fiesta. El tabernero no palidece perezoso por el blanco ocio,

u

ni malgasta aceite el atleta untado, sino que tiende la engañosa red a los ávidos tordos o trémula caña arrastra al pez capturado o trae al gamo sorprendido en las redes. El florido jardín hace ejercitar a los alegres esclavos y sin órdenes de un pedagogo los juguetones jovencitos de larga cabellera se alegran de obedecer al granjero y el afeminado eunuco disfruta con su tarea. Y el campesino no viene vacío a saludar: trae él blanca miel con su propia cera y un queso del bosque de Sásina; alarga uno lirones somnolientos, otro la cría balante de una velluda madre y otro machos cabríos a los que no se les obliga a aparearse. Y los regalos de las madres en cestos de mimbre los ofrecen las doncellas mayores de los honrados campesinos. Terminada la faena se invita al vecino alegre; una mesa avara no guarda alimentos para mañana. u El flamenco o photiticopitnus. u Alusión a las brujerías de Medea. ** T xne color blanco quien no trabaja porque no sufre los rayos del 35. 14, X 12,9.

154

EPIGRAMAS

todos co m en y un cria d o harto 4» n o co n o ce la e n v id ia hacia e l co n v id ad o borracho.



En cambio, en la ciudad posees un hambre elegante y desde lo alio de tu torre divisas simples laureles sin preocupaciones al no temer Prfapo a ladrones; y alimentas al viftador con trigo de la ciudad 50 y llevas ocioso a tu finca imaginada hortalizas, huevos, pollos, manzanas, queso y mosto: ¿se debe llamar a esto campo o una casa que queda lejos? w .

59 UN ZAPATERO Y UN BATANERO. QUE OFRECÍAN ESPECTA CU LO S»

El zapatero Cerdón ofreció en tu honor, culta Bolonia, uu espectáculo; el batanero k> ofreció en Módena: ¿ahora dónde lo ofre­ leerá el tabernero?

60 CONTRA PÓNTICO, QUE NO SE SERVÍA LO MISMO QUE A SUS INVITADOS

Puesto que se me invita a la cena no ya com o cliente pagado17 como antes, ¿por qué no se me da la misma cena que a ti? Tú tomas ostras cebadas en el lago Lucrino, yo tengo que chupar una almeja con mi boca herida M. 5 tienes setas, yo hongos p an los cerdos: tienes que vértelas con un rodaballo, yo, en cambio, con un sargo.





M “ « *

c f. IV 64,25. Léase I I I 16. a m 7. La almeja tiene d caparazón tan duro que « lesiona la boca al intentar abriría.

U B R O III

Una tórtola (torada te llena con sus enormes rabadillas, a mí se me sirve una urraca muerta en la jaula. ¿Por qué ceno sin ti, cuando ceno, Póntico, contigo? Que sea para bien que no haya espórtula: pero comamos lo mismo.

61 CONTRA CINNA

D ices, malvado Cinna, que nada es lo que pides: si nada, Cinna, pides, nada, Cinna, te niego.

62 CONTRA QUINTO. QUE NO COMPRABA CON GENEROSIDAD

Que por cien mil compras esclavos y a veces por doscientos mil, que bebes vinos criados en tiempos del rey Numa, que una vajilla no muy surtida te cuesta un millón. que una libra de plata te arrebata cinco mil, que se te prepara una carroza de oro por el precio de una finca, que te cuesta m is comprar una muía que una casa: ¿crees, Quinto, que compras eso con gesto generoso? te equivocas: eso lo compra. Quinto, un pusilánime.

63 CONTRA CÓTILO. AFEMINADO

Cótilo, eres un dandi: muchos, Cótilo. lo dicen: lo oigo, pero dime qué es un dandi. «Un dandi es quien acicala ordenadamente sus rizados cabellos, quien siempre huele a bálsamo, siempre a cinamomo;

156

EPIGRAMAS

s quien tararea las canciones del N ilo y las gaditanas, quien mueve los brazos depilados con ritmos vanados; quien durante todo el día entre sillas de mujeres se sienta y siempre dice algo al oído; quien lee las misivas de unos y otros y redacta las 10 contestaciones, quien rehóye los mantos del codo vecino; quien conoce a la querida de cada cual, quien corre por los banquetes, quien conoce bien a los antiguos abuelos de Hirpino». ¿Qué estás contando? ¿esto es, esto es. Cótik), un dandi? Qué cosa tan complicada es, Cótilo, un dandi.

64 A CASIANO, SOBRE EL POETA C A N IO »

Cuentan que el astuto ü lises había dejado atrás a las sirenas, castigo agradable de los navegantes, muerte atractiva y goce cruel, a las sirenas a las que nadie nunca dejaba si las oía. 5 No me extraña: me extrañaría, Casiano, que hubiera dejado atrás a Canio contando historias.

65 A D1ADÚMENO CUYOS BESOS EXHALAN FRAGANCIA »

El aroma que despide la manzana al morderla una tierna jovencita, el olor que procede del azafrán de Córico; ** Una posible imitación de este epigrama se encuentra en C u c m a n o , Poesía a las Sirenas (Carmen in Sirenas) de autenticidad dudosa. C f . V 40 y V I 34. Francisco Socas traduce así: El efluvio iuiil de la manzana mordida por risueña muchachito.

157

LIBRO III el de la blanca viña cuando florece con los primeros racimos, el que despide la grama que ha poco anancó la oveja; el olor del mirto, el del segador árabe, el del ámbar triturado, el olor que despide el fuego pálido por el incienso oriental; el del terruño cuando es regado ligeramente por una lluvia de verano, el de la corona que conserva los cabellos impregnados de nardo: ese olor, cruel niño Diadúmeno, exhalan tus besos: ¿y qué si dieras todos esos sin maJa cara?

5

10

66 CONTRA MARCO ANTONIO, SOBRE EL HOMICIDIO DE CICERÓN

Igual crimen cometió Antonio que el de las armas de Faros: las dos espadas cortaron rostros sagrados Tenías, Roma, una cabeza, cuando alegre celebrabas triunfos coronados de laureles, la otra, cuando hablabas. Con todo la razón de Antonio fue peor que la de Potino: éste ejecutó el crimen para su señor, aquél para él mismo.

n.

los aires que nos llegan de alhucemas y jazm ines suaves embebióos, viña florida en ramos polvorientos, verde pasto que el rebaño siega, mirto, gañón de mirra, ámbar frotado, pálido fuego de oriental incienso, chaparrón de verano en los rastrojos, guirnalda —ahora ajada— que sostuvo los cabellos de nardo perfumados: todo esto, mozo esquivo, lo atesoran tus besos: ¡ay si de balde los dieras! Cf. V 69. *2 Alusión a Amonio, el asesino de Cicerón, y a Potino, eunuco de Ptok>mco, rey de Egipto, el asesino de Pompeyo; cf. FuiaxANDe*, pág. 317.

3

158

EPfORAMAS

67 MARINEROS PEREZOSOS

Parados estáis y nada sabéis93, jovencitos, más indolentes que Vatreno y Rásina w , por cuyas aguas tranquilas navegáis hundiendo los lentos remos a compás. Con Faetón M ya inclinado suda Etón 96 y quema el día y la hora del mediodía une a los fatigados corceles. Vosotros, en cambio, errantes por plácidas aguas os entregáis al ocio en una quilla segura: 10 no os tengo por marineros, sino por argonautas

i

97.

68 A LA MATRONA HONRADA. PARA QUE NO LEA LOS EPIGRAMAS QUE SIGUEN «

Hasta aquí para ti, matrona, he escrito el libro: ¿para quién se han escrito, preguntas, los que siguen? Para mí. El gimnasio, las termas, el estadio están en esta paite: retírate; nos desnudamos: no mires a hombres así. 5 A partir de ahora sin pudor alguno ya después del vino y las rosas. Terpsícore herida no sabe k> que dice.

99

*•' Tal vez en el sentido n o tó lo de pereza, sino también de ignorancia, cf. S. «More Correcttons and Explanatíons...». pág. 134. ** Son afluentes del río Po. ** Está tomado por el dios Sol, como en Vatotuo, Eneida V 115. M Uno de los caballos del Sol; cf. O v i d i o . Metamorfosis I I 153. EJ poeta le asigna una falsa etimología: Argonadtls o piger nauta, «marine­ ro perezoso»; cf. F r ie d l á n d e a . pág. 318. ** El mismo tema se encuentra en III 86. * Musa de la danza. B a il c y ,

LIBRO III

159

y sin figures ambiguas, sino abiertamente nombra al que recibe la altivA Venus en el sexto mes l0°, al que el granjero colocó de guardián en medio de su huertal01, al que la honrada doncella mira con las manos en los ojos. Si le conozco bien, ya cansada dejabas este largo libro. ahora interesada lo leerás entero.

10

69 A COSCONIO. POETA INSULSO

Que escribas todos los epigramas con castas palabras y no haya ninguna polla en tus versos, lo admiro y alabo; nada hay más puro que tú solo: mis páginas, en cambio, no carecen de ninguna lujuria. A sí que, lean estos versos los jovencitos casquivanos, las fáciles jovencitas, lean estos los mayores, pero a los que haga sufrir su amada. En cambio, Cosconio, jóvenes y doncellas103 son los que deben leer tus venerables y sagradas palabras.

70 A CERVINO, ADÚLTERO DE SU ESPOSA REPUDIADA

Querido eres de Aufídia, tú que fuiste, Escevino, el marido; quien h? >ía sido tu rival, ése es e í marido.

i® La» matronas romanas llevaban en procesión* al templo de Venus Encina una imagen de Priapo como parte de k » ritos de la diosa ¡sis. Cf. Kea. I, pág. 207. Una estatua de Priapo. >« En la escuela; cf. VIH 3.15-16; IX 68.1-2.

5

160

EPIGRAMAS

¿Por qué te gusta la mujer de otro, esa que no te gusta com o tuya? ¿Es que si d o corres riesgos no eres capaz de empinarla?

71 CONTRA NÉVOLO, MARICÓN

Si a tu esclavo le duele la polla y a ti, N évolo, el culo, no soy adivino, pero sé lo que haces.

11 A SOFEYA, TONTA

Quieres que te folie, pero no quieres, Sofeya, bañarte conmigo: sospecho que existe un no sé qué muy grave. O fláccidos senos cuelgan de tu pecho, o temes enseñar desnuda las esufas de tu vientre, 5 o tu ingle se abre ulcerosa en raja infinita, o algo sobresale por los labios de tu coAo. Pero no hay nada de eso, creo: desnuda eres hermosísima; si eso es verdad, tienes un defecto peor: eres tonta.

73 CONTRA FEBO, PERVERTIDO

i

Te acuestas con esclavos bien dotados, y a ti no se te empina, Pebo, lo que a eltos sí. ¿Qué quieres, por favor, Febo, que sospeche? Querría tenerte por un hombre afeminado, pero los chismes niegan que seas un marica.

UBRO UI

161

74 CONTRA GARGILIANO, UN PERVERTIDO D ep ilas (u c a n c o n p silo tro y la c a lv a con drópax m :

¿temes acaso. Gargiliano al barbero,04? ¿Qué harán tus uñas? Pues desde luego no puedes cortarlas con resina ni con barro de Venecia, Deja, si tienes vergüenza, de exhibir tu desgraciada calva: esto se suele hacer, Gargiliano, con el coAo.

*

75 CONTRA LUPERCO. IMPOTENTE

Tu polla, Luperco, ha tiempo que dejó de levantarse, pero tú te empeñas loco en empinarla. Y el jaramago y las cebollas salaces no logran nada y la malvada ajedrea105 de nada te sirve ya. Empezaste por corromper con dinero las bocas limpias: así tampoco recobra la vida la Venus atormentada. ¿Hay alguien que pueda extrañarse lo bastante o creer que se te levante, Luperco, por dinero, lo que no se te levanta?

76 CONTRA BASO. AMANTE DE VIEIAS

Te empalmas con las viejas, te asquean, Baso, las jóvenes, y no te gusta la hermosa, sino la moribunda. i Tanto el psilothrvs como el dropax eran compuestos que servftn de depila* [torios. Como Dionisio, tirano de Siracusa, quien por miedo a qoe k> aseslnann no permitía que lo afeitaran, sino que le quemaban el peto. Cf. K a , !. pág. 211. I ,os Alimento« afrodisíacos; cf. XIII 34.

5

162

EPIGRAMAS

¿No es esto, pregunto, locura, no es ésta una polla loca? Puedes con Hécuba y no puedes con Andrómaca.

77 CONTRA BÉTICO, MAL COMEDOR

N o te deleitas, Bético, ni con el mójol ni con el tordo, ni nunca te agrada la liebre ni el jabalí; no te agradan los panecillos ni los trozos de pastel, ni Libia ni Fasis te envían sus a v e s ,06. 3 Devoras alcaparras, cebollas que nadan en salmuera podrida y la carne magra de un pemil rancio; y te gustan las anchoas y el escabeche con su piel blanca, bebes vinos resinosos y huyes del falemo. Sospecho que existe no sé qué vicio de tu estóm ago107 10 más secreto: pues ¿cómo es, Bético, que com es carroña?

78 A PAULINO MEANDO

Measte una vez, Paulino, mientras corría la barca: ¿quieres mear otra vez? Entonces serás Palinuro

m.

’0* Debe de referirse a las pinudas y faisanes; cf. XIII 43; F riedlAn d u , pág. 322. El estómago le pide la feltatio; cf. III SI. w* Marcial hace un juego de palabras coa el nombre de Palinuro, el piloto de Eneas (cf. V otduo, Eneida V! 337), pues también se podría interpretar como «el que mea otra vez», del griego páiin otirtm: cf. FjuldlAndql, pág. 323.

UBRO Jll

163

79 A SERTORIO, UN BALILLA

Sertorio no termina asunto alguno y los empieza todos: éste, cuando folla, no creo que termine.

80 A AP1CIO, UN PERVERTIDO

De nadie hablas, a nadie críticas, Apicio: los rumores dicen sin embargo que tienes una lengua obscena.

81 CONTRA B ÉTICO. UN LAMECOÑOS

¿Qué le pasa a ti, galo B étko, con la cavidad de las mujeres? Esta lengua debe lamer las partes centrales de los hombres. ¿Por qué se le ha cortado la polla con un trozo de cristal de Samos, si tan agradables, Bético, te eran los co to s? Se te ha de castrar la cabeza, pues, aunque seas galo en la ingle. profanas sin embargo la religión de Cibeles: eres un hombre en la boca.

82 CONTRA ZOILO, DE QUIEN DESCRIBE SUS COSTUMBRES EN LOS BANQUETES

El que pueda ser invitado de Zoilo, que cene entre las putas del Sumemio y sobrio beba en el vaso roto de Leda: mantengo que eso es m is ligero y más decente.

i

164

EPIGRAMAS

5 Vestido de verde se tiende en un lecho para él solo y empuja con los codos por todas partes a los convidados apoyado sobre la púrpura y los cojines de seda. Un esclavo crecido permanece de pie y le ofrece, cuando entela, plumas rojizas y palillos de lentisco; to y cuando tiene sofoco, una concubina a su espalda con un abanico verde le proporciona un fresco ligero, y un esclavo ahuyenta las moscas con una vara de mirto. U n m asajista recorre su c u e rp o con háb il d estreza y esp arce su d o cta m ano p o r to d o s ios m iem bros;

15 el eunuco conoce las señales de su dedo al chasquear y controlador de su delicada orina dirige el pene ebrio de su dueño bebiendo. Él a su vez girando hacia atrás a la turba de sus pies entre las perritas que lamen las visceras de los gansos

20 distribuye glándulas de jabalí a los gimnastas y regala a su concubino con muslos de tórtolas; y mientras se nos sirve vino de las rocas de Liguria o mosto cocido con los humos de Marsella, él apura néctar de Opimio en honor de los bufones 25 en copas de cristal y vasos múrrfnos. Y él en n eg recid o co n potingues d e C o sm o no se rub o riza por rep a rtim o s en u na co n ch a d e o ro

la pomada para el cabello de una amante barata. Después, traspuesto por los muchos vasos de vino se pone a roncar: 30 nosotros nos recostamos e. invitados a respetar en silencio sus ronquidos, brindamos con señales de la cabeza. Éstas son las insolencias del malvado Malquión 109 que soportamos y no podemos, Rufo, tomar venganza: es un mamón.

to* Nombre derivado del griego maUtkós «afeminado»; cf. Ker, 1,217.

LIBRO II!

165

83 CONTRA CORDO, UN PERVERTIDO

Aconsejas que haga m is breves los epigramas. Corto; «hazme lo que Quíone M0»: no pude hacerlo m is breve.

84 CONTRA GORGIL1ÓN, UN PERVERTIDO

¿Qué cuenta el amante de lu esp o sa ,n ? No me refiero a Is joven, Gorgilión; ¿A qué entonces? A la lengua.

85 A UN MARIDO, A QUIEN ACUSA DE IMBECILIDAD

¿Quién te aconsejó cortar la nariz del adúltero? N o le ha deshonrado, marido, con esta paite. ¿Qué hiciste, imbécil? Nada perdió tu mujer con esto, si a salvo ha quedado la polla de su Deffobo " 2.

»o Una feltairix; cf. III 87 y 97. 111 7Ua moechú se refiere al «amante de iu esposa», no a una supuesu de Gongílio; cf. III8S, 4 (tui méntula Deiphobi); S. B a il e y , «More Correcüons and ExpUnations...», páj. 134. 111 Hijo de Priamo y esposo de Helena después de París, que fue mutilado por M enelao. el prim er m arido de H elena; ef. V i r o i l i o , E n eida, V I 494*497; FredlA ndea. págs. 327*328.

166

EPIGRAMAS

86 A UNA CASTA MATRONA: LOS VERSOS DEL POETA NO SON MÁS FUERTES QUE LOS MIMOS

Que no leyeras, puritana, una parte del lascivo libro, te k> avisé y advertíl,J: tú pese a todo la estás leyendo. Pero si vas a ver a Panículo, puritana, y a Latino114 — no son éstos versos más fuertes que los mimos— , lee.

87 CONTRA QUÍONE. MAMONA

El rumor dice, Quíone ll5, que nunca te han follado y que nada hay más puro que tu coño. Sin embargo, no te bañas cubriendo la parte que debes: si tienes vergüenza, pásate las bragas a la cara.

88 CONTRA UNOS HERMANOS MAMONES

Son hermanos gem elos, pero lamen sexos diferentesll6: decid, ¿son más parecidos o menos parecidos?

Cf. 11168. i» Cf. I I 72,3-4. I» Cf. II 83.2. Uno el sexo de varones y otro el de hembras.

I.IBRO III

167

89 A FEBO. ESTREÑIDO

Come lechugas y com e malvas laxantes: que tienes, Febo. la cara de quien caga d u ro,,T.

90 GALA. LUJURIOSA PERO AVARA

Quiere, no quiere Gala darse a mí. y no puedo decir, pues quiere y no quiere, qué es lo que Gala quiere decir

91 UN SOLDADO LICENCIADO VIEIO QUE FUE CASTRADO

Un soldado con la soluta se dirigía a los campos de Ravena, su patria, cuando Cibeles con su rebaño de medioshombres se unió ai camino. Al soldado se pegaba de acompañante Aquilas, fugitivo de su señor, un esclavo distinguido por su belleza y maldad. Los hombres impotentes se dieron cuenca de ello: indagan dónde se acostaba, pero aquél también se dio cuenta de sus intenciones: miente, lo creen. Tras el vino buscan el sueño: inmediatamente el grupo criminal coge la espada y muiilan al anciano que estaba acostado en la cabecera, pues el esclavo estaba seguro defendido por la cabecera. Una vez se cuenta que se había sustituido una cierva por una doncella, pero ahora se ha sustituido una polla por un ciervo n*. Suetomio, Vespasiana 20: «y tenía cara como de estar haciendo esfuerzos». >'* Es la interpretación de S. Bailey, I, pág. 267. 119 Ceryus significa «ciervo» y «esclavo fugitivo». Léase a Festo, s . v . servonim dies: «cuius (Díanae) tutela« sunt ccrvi a quorum cclcritate fugitivos vocant servos»; ef. FuttixANOt», pág. 329.

5

10

168

EPIGRAMAS 92 A GALO I »

Mi esposa me ruega que le permita un amante, Galo, pero sólo uno: ¿no voy a arrancar a éste, Galo» los dos ojos ,2,7

93 CONTRA VBTUST1LA, VIEJA TODAVÍA RIJOSA

Cuando tienes trescientos artos. Vetustila, tres cabellos y cuatro dientes, el pecho de una cigarra, las piernas y el color de una hormiga; cuando tienes una frente más amigada que tu abrigo 3 y unos pechos iguales a las telas de araAa; cuando comparada con tu boca un cocodrilo del N ilo tiene una boca pequeña, mejor croan las ranas de Ravena, el mosquito de Adría canta más dulcemente, 10 ves lo que ven las lechuzas por la mafiana, hueles lo que los machos de las cabras, tienes una rabadilla de ánade flaca, y tu coito huesudo le gana a un viejo cínico; cuando el bañista, apagadas las lámparas. 15 te deja entrar con las putas de cementerio; cuando para ti es diciembre en el mes de agosto y ni una epidemia de peste puede calentarte: te atreves a casarte después de doscientas muertes y buscas com o loca un marido para tus cenizas. 20 ¿Qué si quisiera calentar a la roca de S a tia l22?

i» Cf. V I 90. 121 K ju t (1, p á g . 221) i n t e r p r e t a u n a a l u s i ó n >>2 Cf. H o u s m a n , C lasskal P apen, 770.

a

testículos; S.

B a u c t , (, p á g .

267.

269

LIBRO lli ¿Quién te llamará compañera, quién esposa, a quien ha poco Filomelo llam aba abuela? Pero si pretendes que se arañe a tu cadáver, que se prepare del tríclinio de Acoro un lecho, que es lo único que conviene a tu boda, y que el incinerador porte la tea para la recién casada: sólo una tea puede entrar en ese coto.

25

94 CONTRA RUFO. AVARO' »

Dices que la liebre no está cocinada y pides los látigos: quieres, Rufo, trinchar al cocinero antes que a la liebre.

95 CONTRA NÉVOLO. MALEDUCADO

Nunca dices «hola», sino que siempre, Névok), n>e lo devuelves, cosa que incluso el cu erv o 134 suele decir antes muchas veces. Por qué esperas esto de mí, te ruego, Névolo. me lo digas: creo, en efecto, que ni eres mejor, Névok), ni superior. Uno y otro C ésar124 me concedieron recompensas y alabanzas y me otorgaron el derecho paterno de los tres h ijo s,26. Muchas bocas me leen y un nombre conocido en las ciudades me lo otorga la fama sin esperar a la pira.

Cf. III U. Léase XIV 74 y Machobio. Saturnales toria natural, X 60; K e r . págs. 224-225. ,2* Tito y Domkiano. Cf. 1191,6.

I,

V il

4, 29; cf. Pum o e l

V ie jo ,

5

His­

170 10

EPIGRAMAS

Algo significa también esto: me vio Roma de tribuno y me siento donde O céan o127 te hace levantar. Sospecho que no tienes tantos criados com o ciudadanos he hecho por privilegio de) César. Pero te dan por culo, pero bien, Névok), te meneas: ya, ya estAs tú por delante» Névolo; tú ganas: hola.

96 CONTRA GARGILIO, LAMECOÑOS

Lames, no follas a mi chavala, y parloteas com o un adúltero y un follador, com o te coja. Gargilio, te vas a callar,2t.

97 A RUFO

Que Quíooe no lea, te k> encargo, Rufo, este libro; se sintió herida con mis v erso s,29: y ella también puede herir

98 CONTRA SABELO. CANIJO

¿Preguntas lo delgado que tienes el culo? Puedes dar por culo. Sábelo, con é l cuio. 1,7 Era un dlssignaior ihectralis o encargado de colocar al público en sus asientos; cf. V 23 ,4 ; V I 9 , 2; FnEDcAsvex, pég. 332. |3a Es decir, le la voy a cortar. ' » Cf. m 83 y 87. Besando o usando el mismo baAo; cf. S h.B juley, I, pég. 273.

LIBRO in

171

99 A CERDÓN. PARA QUE DISCULPE SUS BROMAS N o d eb es, C erdón, en fa d arte con m i llbrito: a tu o ficio, n o a tu vid a h e atacad o en m is v e r s o s ,3i. P erm ite las bro m as inocentes. ¿P or qué no podem os d iv e rtim o s nosotros, si tú p uedes degollar?

100 A RUFO T e h e en viado aJ c a n c ro , R ufo, a las d o ce y p ien so q u e llev ó m is versos em papado, p u e s casu alm en te caía del c ie lo ag u a a chuzos: d e o tra m anera no se d eb ió e n v ia r aquel libro

Cf. I I I 16. i” Falta modesiiA del p o c a al decir que sus versos sólo merecen ser borrados por el ag¿« de la lluvia; cf. 15, IV 10,5-6.

LIBRO IV

1 CUMPLEAÑOS DE DOMICIANO

(Oh día nutricio de C ésar1 y más sagrado que la luz, en que el Ida cómplice trajo a Júpiter Dicteo!, ven, te lo m ego, más veces que la larga edad del p ilio 2 y brilla siempre con este rostro o incluso más. Que este día honre mucho a la Tritónida 3 en el palacio de oro de Alba y que por manos tan poderosas pasen muchas coronas de encina4;

s

1 Se refiere i) cumpleaños de Domiciano, el 24 de octubre del a to 81, en que cumplía 37 aftot; cf. FmedlAndck, pfg. 334. * Alusión a Néstor, rey de Pilos, que había reinado sobre tres generaciones en la época de la guerra de Ttoya; cf. I z a a c , 1, pág. 254. ’ Minerva o Palas, nacida, según la mitología greco-egipcia, a orillas del lago Ttitón cerca de la pequefla Sirte; cf. I z a a c , 1, pág. 255. 4 Domiciano había instaurado dos concurso* poéticos en honor de Minerva, uno anual en Alba y otro cada cuatro ato s en el Capitolio. Se otorgaba una corona de oro en forma de ramas de olivo en el primer caso y de n m a s de roble en el se­ gundo caso; cf. I z a a c , 1, pág. 255.

174

EPIGRAMAS

Q u e este d ía honre la vuelta d e lo s sig lo s * d esp u és d e un lustro largo y los rito s q ue ce le b ra la rom úlea T arento 6. G randes p eticiones sin duda, d ioses, hacem o s, p ero d eb id as a la tierra: to

¿q u é votos so n pró d ig o s en fav o r d e un dios 7 tan g ran d e ?

2 HORACIO, VESTIDO INDECENTEMENTE EL DÍA DE LOS ESPECTÁCULOS C o n tem p lab a H o racio h ace p o co solo e n tre todos e l esp ectácu lo con m anto negro *, cu a n d o e l p u eb lo y las clase s bajas y altas co n el sagrado soberan o se sentaban d e blanco, í D e rep en te ca y ó nieve d e todo el cielo: H o racio lo co n tem p la co n m anto blanco.

3 NIEVE CAÍDA SOBRE DOMIC1ANO M ira q ué d en so vellón d e ag u as callad as co rre sobre e l ro stro y e l pech o d e l César. É ste c o n to d o es indulgente co n Jú p iter y sin m over la ca b eza se ríe d e las ag u as co ngeladas po r el frío em bolador.

5 Los Juejos Seculares se celebraban cada ciento diez aftos según H o k a c io (Carmen Soecularr 21), pero después de Augusto se celebraban de manera muy irregular. Domtciano los celebró en el aAo 88. * Sacrificios a Phrtón; cf. I 69. f Referencia a Domiciano. 1 Domiciano ordenó el uso del mamo blanco en los espectáculos, cuando ha« cía frío.

LIBRO IV a c o stu m b ra d o 9 a d eb ilita r la constelación d el h iperbó reo

175 5

B o y e ro 10 y a no hacer c a so a la O sa M ayor co n su s cabellos m ojados. ¿Q uién se solaza con aguas secas y ju e g a d esd e el cielo ? S o sp ech o q ue éstas son nieves del jo v e n C é sar

4 CONTRA BASA. MALOLIENTE '2 L o q u e huele un charco en una laguna seca, lo que las nieblas d e la cru d a Á lbula, lo q u e la vieja b risa d e un vivero d e mar. lo q u e un ca n sin o cab rón cu b rie n d o a la cabra, lo q u e el c a l/a d o d e un veteran o cansado.

i

lo q u e e l vellón dos v eces m anchado d e púrpura L\ lo q u e e l alien to en ayunas d e la s ju d ía s. lo q u e el ja d e o d e los reos afligidos, lo q u e la lám p ara m ortecin a de la puerca L eda. lo q u e e l ce ro m a d e las h eces sab in as,

io

lo q u e un a zorra en fuga, lo q u e el cu b il de una víbora, eso p referiría oler, B asa, a lo q ue hueles.

* En sus campaAa* de Ge m uñía contra Un calos y los dacios. *° Arturo, ta evtrella situada más al norte de la constelación. 11 Alusión a un hijo de Domiciano. nacido en el 73 y muerto de niAo; cf. PRIFJtf ANDfJL pig. 335. (* Para la estructura del epigrama con la a m u fa ib de qttod. cf. III65. Merece la pena recordar aquí la versión de F. Socas. «Al fango de charcas resecas. / al vaho de aguas podridas, / al aire estancado de aljibe, f al lufo de un macho cabrío / que monta cansino a su cabra. I a suela de un viejo soldado. / a tela retinta de púr­ pura. / a boca de hebrea en ayunas. / al aliento amargo de los condenados. t al can­ dil gastado de una puta vieja. / a zurrapas secas de lagar inmundo, t a cubil de ví­ bora, a rastro de zorra / preferiría yo oler, amigo, / antes que oler a lo que hueles». '* Cf. 1 49. 32; IX 63.

176

EPIGRAMAS

5 A FABIANO, UN HOMBRE HONRADO. PARA QUIEN DICE QUE NO HAY SITIO EN ROMA ■< H o m bre bueno, po b re y sin cero d e len g u a y corazón, ¿ q u é p retendes tú, F abiano, q u e v ien es a la ciu d ad ? T ú a q u ie n n o se te pu ed e te n e r po r alcahuete ni ju e rg u ista n i p u edes c ita r c o n v o z triste a re o s tem blorosos, 5 ni p uedes d esg raciar a la esp o sa d e un q u erid o am igo, n i puedes em p in arte an te frígidas viejas, ni v en d er vanos hu m o s ce rca d e P alacio ■*, ni ap lau d ir a C a n o ni ap lau d ir a G lá ñ ro ¿D e q u é v as a v iv ir d esg ra cia d o ? «S oy un ho m b re fiable, un am igo

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fiel»; E so n o es nada: n u n ca serás a s í un F ilo m e lo ,7.

6 CONTRA MALISIANO. QUE SIMULABA TENER PUDOR D eseas que se te cre a m ás c a sto q ue una púd ica d o n cella y q u e parezcas d e tiern a frente, cu a n d o ere s m ás m alvado, M&lisiano, q u e e l q u e rec ita en casa d e E s te la 11 5 libritos com puestos en e l ritm o de T íb u lo ,f .

14 Léase el epigrama Ul 38. 15 Expresión proverbial (cf. O tro . s. v. fumus, pág. 149) para vender favores por la supuesta influencia que se tiene ante el emperador. w Dos músico* de la época; cf. F mebU hocx, pág. 337. 17 Un liberto rico de fama d u d o u ; cf. IU 3 1 ,6 ; Kan, L pág. 235. 19 Estela era un poeta elegiaco; cf. E s t a o o , Silvas 1 2, 7. 19 Alusión a dos priapeos ( B u b c h t if » , LXXX11-LXXXU1) atribuido* a Tlbulo, de k » que el primero está escrito en dísticos elegiacos; cf. FmeclAndoi. pág. 337; I z a a c , I , pág. 255. Opinión cootraria mantiene S. B ju l e y en «Cocrtcticxu and Ex^laiutkms...», pág. 276.

LIBRO IV

177

7 A HILO. INCONSTANTE20 ¿P o r q ué lo q u e n>e habías d ad o ayer, hoy, jo v e n H ilo. m e lo negaste, tan rep en tin am en te altivo, tú q u e h a p o co eras co m p lacien te? ,Y y a p rete x tas la barba, los artos y el pelo: ;oh noche q ué larga eres, p ues en u n a h aces un anciano! ¿ P o r q ué te ríes d e m í? Q u ien fuiste. H ilo, jo v e n ayer,

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d im e, ¿de qué m anera eres h o m b re hoy?

8 A EUFEME, SOBRE LA HORA APROPIADA PARA LEER SUS VERSOS A DOMICIANO L as seis y las siete pasan entre saludos. las ocho hacen tra b a ja r a los roncos abogados, h asta tas d ie z R om a p ro lo n g a lo s div erso s trabajos, las once son el descan so para los fa tig a d o s 2I, las d o c e serán el fina], su ficien te es de la u n a h asta las d o s para la b rilla n te

5

palestra, las d o s o rd en a rom per lo s lechos d is p u e s to s 22; las tres la d edico. E ufem e, a m is libros. cu a n d o tu cu idado p repara banq u etes d e am brosía, el b u en C é sar se recrea co n el n éctar d el cielo y so stien e co n m ano enorm e la peq u eñ a c o p a 2J.

20 El epigrama trata el tópico de la salida del vello (tirí trk h ts), que marca la pérdida de la niftez. Es muy parecido a uno de Estoatón de S aadcs, Am. Griega, XII, 191. Sobre las dependencias o no de ambos, cf. GotttAifit R incón. pág 148. 21 La hora de la siesta. 22 Para la cena. 23 Según S ictonio (Domiciano XXI), este emperador era moderado en ta be­ bida.

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EPIGRAMAS

A d m ite en to n ces brom as: tem e ¡r con p aso d ecen te n u estra T aifa 24 h asta Jú p iter m atutino.

9 CONTRA LABULA, QUE HABÍA ABANDONADO A SU MARIDO H ija d el m éd ico S otas, L abula, sigues a C lito tras d e ja r a tu m arido y le haces reg alo s y le am as: « n o ere s u n a S otas

10 A FAUSTINO, A QUIEN ENVÍA SU OBRA RECIENTE M ien tras el lib ro e s n u ev o y to d a v ía no h e p u lid o los b ordes, m ientras la p ág in a n o bien se ca te m e q u e la toquen , ve. esclavo, y lleva este reg a lo in sig n ifican te a un q u erid o am ig o , qu e h a m erecid o te n er e l p rim e ro estas bagatelas. 3 C o rre, p ero con instrucciones: q u e al libro lo acom pañ e u n a esp o n ja p ú n ic a 26: e lla co n v ien e a m is regalos. M u ch o s borrones n o pueden, F austino, enm endar m is brom as: un solo borró n s í puede.

u La musa d d epigrama; cf. V II4 6 .4 . 25 Literalmente, «actúas disolutamente», es decir, no actúas como hija de So* ta s , m é d ic o que sa lv a a los d e m á s, com o su no m b re g rie g o in d ic a (de ’salvar*), mientras que su hija es «no salvadora», sino una perdida por despilfarra­ dora y rijosa; cf. C o l l e s s o , pág. 149; S. B a j u v , I. pág. 285. » Cf. III 100.4.

LIBRO IV

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11 CONTRA ANTONIO SATURNINO. QUE HABÍA PROVOCADO UNA GUERRA CIVIL EN GERMANIA SUPERIOR P o rq u e le alegras soberb io p o r un vano nom bre y te avergüenza« d esg raciad o , se r S atu rn in o J71 has p ro v o cad o guerras im p ías b ajo la O sa p a rra s ia 2I, c o m o la q u e em pren d ió quien llev ab a las arm as d e su e sp o sa d e F aro s w . ¿T anto se te h a o lv id a d o el d estin o d e este n om bre,

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a q uien d estru y ó la ira terrible d el m a r d e A cc io *>? ¿A c aso e l R in te h a p rom etido lo q u e n o le d io a aq u él e l N ik) y se hu b ieran d ad o m ás d erech o s a las a g u a s d el Á rtico ? T am bién aquel A nton io cay ó b ajo nuestras arm as, q u ien, co m p arad o co n tig o , traidor, e ra un C ésar.

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12 CONTRA TAIS, UNA PROSTITUTA PÚBLICA A n adie, Tais, le d ic e s q u e no; p ero si e s o n o te averg ü en za, q u e al m enos te av e rg ü en ce, Tais, d ec ir s í a t o d o J í.

21 L. Antonio Saturnino se proclamó emperador en el a to 88 con la ayuda de dos legiones, pero Apio Noctano Máximo sofocó la revuelta en enero de) 89; cf. F r i e o u I n o c * , pég. 341. * CaJUio. hija de Ltcaón, rey de Arcadia. * Oeopatra. 50 Marco Antonio y O eopatra fueron derrotados por Augusto en Accio en el aAo 31 i.C . » Léase IV 84 “ Cf. Xll 71 y 79.

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EPIGRAMAS 13 LAS BODAS DE PUDENTE Y CLAUDIA M

C lau d ia P eregrina, R ufo, se casa c o n mi querid o Pudente: san tifícales, o h H im en eo , con tu s antorchas. T an b ien se m ezcla el raro cin am o m o co n e l nardo, tan bien el vino m ásico c o n los p anales d e T eseo s ni m ejo r se unce el o lm o a la tiern a vid, ni m ás quiere e l loto al ag u a y e l m irto a la orilla. R esid e. C o n co rd ia, brillan te e n su lecho perp etu o y siem pre sea V enus igual en un yu g o equilibrado: Q u iera e lla al an c ia n o c o n el tiem po, p ero e lla tam bién

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a su m arido ento n ces, au nque lo sea, no le parezca vieja.

14 AL POETA SILIO. PARA QUE LEA LOS EPIGRAMAS S ilio M, ho n ra d e las h erm an as de C astalia q u e los perjurios d e la locura bárbara rep rim es co n fuerte voz y a las pérfidas astu cias d e A níbal y a los ligeros cartagineses 5 o b lig as a ce d e r ante los grandes A fric a n o s 37: M El epigrama es un epitalamio o canción de boda en honor de A. Pudente y de Claudia Peregrina. Marcial .explota algunos lugares comunes del género: ala­ banza de Himeneo, deseos de felicidad para la pareja, deseo de una unión durade­ ra y de amor recíproco (cf. M emanmo el Rétc* , I I 402.15-20). M Es decir, de Atenas. w Silio Itálico (26*101 d. C.), cónsul en el a to 68 y autor de los Púnica, largo poema épico sobre la segunda guemi púnica. 36 Las Musas. 37 Silio Itálico nombra a Escipión el Africano, el que derrotó a Aníbal en la batalla de Zama en el aflo 202 a. C.

LIBRO IV

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d e ja d a a un lado u n poco tu severidad, m ien tras e l em u ite d ic iem b re co n lisonjero dado su en a por acá y p o r a llá en in seg u ro s cubiletes y ju e g a la tro p a M c o n d ad o s peores, d ed ica e l o cio a m is ca m en as.

K

Y n o leas c o n el ce ñ o fruncido, sin o relajado lo s libros llen o s de bro m as lascivas. A si tal v ez e l tiern o C a tu lo se atrevió a en v iar su « P á ja ro 39» al gran M arón.

15 A MECILIANO. QUE SOLICITA TONTAMENTE UN PRÉSTAMO A l p edirm e e n el d ía d e ayer m il sestercios, M eciliano, p ara seis o siete días, te d ije: «no ten g o » ; p e ro (ó p rete x tan d o la llegada d e un am igo m e p ides u na fuente y unos p o co s vasos. ¿E stás tonto?, ¿o m e tom as p o r tonto, am ig o ? ¿ te d ije q u e n o a m il sestercios y te voy a d a r cin co m il?

16 CONTRA GALO. A QUIEN ACUSA DE SU BAJA PASIÓN POR SU MADRASTRA C o rría el ru m o r d e q u e ttí, G alo , no e r o e l h ijastro d e tu m adrastra, m ientras ésta fu e la esp o sa d e tu padre.

* En este juego de dado« se jugaba con cuatro caras en luga; de seis; cf. Pe*s*o. 11150 y nota de M. D o l í . pág. 154; FrwxAnoch, pág. 343; I z a a c . I. pág. 255. * Con el Passer G uniti se alude a la primera parte de la obra de Catalo.

s

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EPIGRAMAS

C laro que esto n o se p odía probar en vida d e lu progenitor: e l p adre y a no está m ás, G alo , ia m adrastra está en casa. 5 P o r m ás que e l gran T u lio sea d ev u e lto d e la som bras infernales y R égulo en p erso n a te defienda* n o se te puede absolver: q u e la q u e n o d ejó d e serlo d espués d e tu padre, n unca. O alo, fu e m adrastra.

17 A PAULO. SOBRE LA PROSTITUTA UCISCA M e ord en as. P aulo, escrib ir versos co n tra L icisca, p ara q u e e lla a l leerlos en ro jezca y se llene d e ira. V am os, P aulo, ere s un m alvado: q u ie re s q u e te la m am e a ti solo.

18 UN NIÑO DEGOLLADO POR UN CARÁMBANO40 P o r donde g o tea la p uerta cercan a a las co lu m n as de V ip sa n ia 41 y el p avim ento resbala h u m e d ec id o por la co n stan te lluvia, so b re la yugular d e un nifto, q u e pasaba p o r la rociad a cu b ierta, c a y ó un carám b an o p esado p o r el hielo invernal; 3 y, tras cu m p lir el cruel d estin o de) desgraciado, la tie rn a p unta se licu ó en la cálid a herida. ¿Q u é r»o q u iso p erm itirse la cruel F ortuna? ¿o d ó n d e no ex iste m uerte, si vosotras aguas d eg o lláis?

49 L é a s e • F u f o o* T ib sa ló n ic a , Ant. Griega, IX 56. 41 Es el Pórtico Vipsania. construido por la hermana de Agripa Vipsania Pola y simado próximo al arco de Aqtta Virgo; cf. 47; Kea, pág. 242.

III

I.

LIBRO IV 19 USOS DIVERSOS Dfí UN ABRIGO

Este rico descendiente de la tejedora del Sena, producto bárbaro que tiene nombre lacedemonio, regalo rudo, pero no despreciable en 61 gélido diciembre, un abrigo extranjero te envío: ya te frotes con el ce roma pegajoso o cojas la libia pelota o arrebates el balón con mano polvorienta, ya distribuyas el peso de pluma de un pelotón cansado o intentes vencer en la carrera al ligero Ata, que el frío penetrante no entre en tus humedecidos miembros ni la pesada Iris te oprima con agua repentina. Te reirás de los vientos y la lluvia cubierto con este regalo y no estarás tan seguro con una túnica de Tiro.

20 CERELIA Y G EU A . R1DÍCULAS MUJERES

D ice que es una vieja, cuando Cerelia es una niña: niña dice que es Celia, cuando es una vieja. Ni podrías soportar a ésta ni podrías. Colino, a aquélla: la una es ridicula, la otra nauseabunda.

21 EL ATEO SEGIO

Que no existen los dioses, que el cielo está vacío afirma Segio, y lo prueba con el hecho de que. mientras hace estas negaciones, ve que se ha hecho rico.

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EPIGRAMAS 22 CLEOPATRA, ESQUIVA CON SU MARIDO

Tras soportar la primera noche nupcial y no ser aplacada todavía por el marido, Cleopatra se había sumergido en aguas límpidas, huyendo de sus abrazos; pero el agua descubrid a la que se ocultaba: brillaba aunque la cubrían las aguas por completo: 5 así se cuentan los lirios encerrados en vidrio transparente, así una gema impide que se oculten las rosas delicadas. Salté y sumergido en las aguas le robé besos que se resistían: me impedisteis m is vosotras, aguas transparentes.

23 ATALÍA, SOBRE EL POETA BRUCJANO A QUIEN ANTEPONE A CALÍMACO

Mientras tú, indolente, te preguntas demasiado tiempo quién es el primero o quién el segundo para ti entre aquellos a quienes hizo enfrentarse el epigrama griego, el mismo Calimaco, Taifa, pasó la palma 5 de él al elocuente Bruciano. Si éste, ahíto de la gracia de Cécrope juega con la sal de la romana Minerva42, ruego m e pongas después de aquél.

24 A FABIANO. SOBRE LA ENVENENADORA UCORIS

Licoris ha enterrado, Fabiano, a todas las amigas que tuvo: que se haga amiga de mi esposa. 42 Es decir, en la composición de epigramas latinos.

LIBRO IV

185

25 LAS PLAYAS DE ALT1NO Y AQUILEYA

Litorales de A ltino43, ém ulos de las fincas de Bayas, y bosque conocedor de la pira de Faetón, y jovencita Sola, la más hermosa de las dríades, que se ha casado con el Fauno de Anténor junto a los lagos Eugáneos, y tú, Aquileya. feliz con Timavo 44 de Leda, aquí donde Cflaro45 bebió las aguas de siete brazos: vosotros seréis el descanso y el puerto de mi vejez, si mi retiro dependiera de mi libre elección.

26 A PÓSTUMO. AMIGO AVARO

Porque no te be visto en tu casa por la mañana todo el ato, ¿quieres que te diga. Póstumo, cuánto he perdido? Dos por treinta, creo, sestercios o tres por veinte, creo; lo siento: por más, Póstumo, compro una toguilla.

27 AL EMPERADOR DOMICIANO

Muchas veces sueles. Augusto, alabar m is Jibrítos; un envidioso aparece para negarlo: ¿por eso sueles, alabarlos

41 En Venecia. 44 Río de siete o nueve bocas ( V i ii g i u o , Entlda I 244-245), por el que la le* yenda (Pum o u V * j o . Historio natural III 128) decía que el barco Argo navegó hacia el Adriático; cf. Km. I, pág. 247. 45 Cflaro era el caballo de Cistor. uno de los argonautas; cf. VIII 2 1.5 y 2 8,8.

5

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EPIGRAMAS

m en o s? ¿P ero q ué d e c ir d e q u e, h o n rad o n o só lo d e palabra, m e co n ced iste d o n e s 46 que nadie p o d ía co n ceder? 5 D e n u ev o aparece el lív id o d e e n v id ia q ue se co m e sus negras uñas: d am e. César» tú o tro ta n to m ás para q ue sufra.

28 A CLOE, QUE REGALABA TODOS SUS BIENES AL JOVEN LUPERCO R eg alaste. C lo e, al tiern o L uperco m a n to s d e p ú rp u ra d e H ispania y T iro y u n a to g a lavada e n el tib io G aleso, sard ó n ices d e la India, esm erald as d e E scitia, 3 y cien soberan o s d e o ro d e nuevo cuño: y lo q u e pid e se lo reg alas u na y o tra vez. ¡Ay, o v eja esquilada, ay de tí, desgraciada! D e sn u d a 47 te d ejará tu q u erid o L u p e rc o 49.

29 A PUDENTE 49 S u p ro p io núm ero es un o bstáculo, q u e rid o Pudente, p ara m is libritos y al lector h astía y llena u n a o b ra abundante.

46 Incluyendo el derecho de los (res hijos; cf. Sh B a l e y , I, p i g . 299. 47 Con el doble sentido de «desnuda» y «sin blanca»; cf. S. B a jlc y , I, pég. 299. ** Alusión implícita a loe Lup^rcos. sacerdotes del dios Pan, quienes recorrían desnudos las calles de Roma en las fiestas de k » Lupercalia; cf. Fjuedlandcji, pág. 350; I z a a c , I . pig. 256; K » , I, ptfg. 249. * Epigrama literario, en el que Marcial defiende obra breve y buena.

U

UBROIV A g rad a lo raro: así m ay o r favor tienen los p rim ero s frutos, a s í se co tizan las rosas d el invierno; a s í e l d esdén reco m ien d a a la am ante esquilm adora, y la p uerta siem pre ab ierta no retiene al jo v en . M ás v eces se tiene en cu e n ta a P ersio con un so lo libro q u e al lig ero M arso co n su co m p leta A m azónide. T ú tam bién, a cu alq u iera d e m is iibritos q u e releas, p ien sa q u e e s único: a s í tendrá m ás v alo r para ti.

30 A UN PESCADOR. PARA QUE HUYA DB LOS PECES SAGRADOS DE BAYAS L ejo s d el lago d e B ayas, te lo advierto, p escador, huye» p ara q u e n o te vayas culpable. P eces sagrados nadan en estas aguas q u e co n o c en a su d u e ñ o 50 y lam en su m ano: o tra m ás pod ero sa n o ex iste en el o rb e entero. ¿Y c/tié decir d e q ue tien en nom bre y c a d a cual al se r llam ado acude a la v oz d e su cu idador? U n a vez un libio im p ío e n estas profundidades, m ien tras llevaba u n a presa en caña tem blorosa, cie g o d e repente al se r p riv ad o d e la luz no p u d o ver al p ez ca p tu rad o y ah o ra odian d o los an z u elo s sacrilegos se n tad o e s tá d e m e n d ig o ju n to al lago d e Bayas. T ú . en cam b io , m ien tras p u ed a s, retírate in ocente tras a r r o ja r a las ag u as alim entos inofensivos y rin d e veneración a esto s p ec es especiales.

90 El emperador.

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EPIGRAMAS 31 A H1PÓDAME

Q u e d eseas q u e se te no m b re y se te lea en m is escrito s y cre e s que es un h o n o r para (i, q u e m e m uera, si e t asunto no m e es grato y no q u ie ro intro d u cirte en m is páginas. 5 P ero tú tienes un nom bre im puesto co n la opo sició n de la fuente d e las h e rm a n a s5I, el q u e te d io tu a ltiv a m adre; n o m b re q ue ni M elpòm ene, q u e ni P olihim nia ni la piad o sa C alfope co n F eb o pod rían pronunciar. A sí que ad o p ta algún no m b re agradable a las m usas: iO

no siem pre se p ro n u n cia b ien « H ip ó d a m e 5Í».

32 UNA ABEJA ENCERRADA EN ÁMBAR » E stá esco n d id a y brilla o cu lta en un a go ta d e F a e tó n 54 la abeja, de m odo q u e p arece en su n éc ta r encerrad a. H alló aq u élla la reco m p en sa m e recid a a sus m uchos esfuerzos: creíb le es que q u iso ella q u ere r u n a m uerte así.

33 A SOSIBIANO S i tie n es los an aqueles llenos d e lib ro s m uy trabajados,

¿por q u é, Sosibiano, no sacas a la luz nada? Las Musas. 52 Hipódame significa «la que domestica caballos». Heraeus sugiere que se traía de una insinuación i la figura erótica del «caballo de Héctor». » C f.IV 59 y V I 15. ** Es decir, en una gota de ámbar, cf. IV 5 9 y VI 1 5 ; S. B a j u y . I, pég. 3 0 3 .

LIBRO IV

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•M is hered ero s publicarán», dices, «m is versos». ¿C u án d o ? Ya e s hora, S osibiano, d e q ue se le lea

34 A ÁTALO A u n q ue la lleves sucia, sin em b arg o d ic e la verd ad , Á talo, todo el que d ig a q u e tie n es u na toga de nieve **.

35 LUCHA DE ANTÍLOPES « H em os v isto a d elicad o s antílo p es en fren tarse con sus cu ern o s y sucum bir con igual d ec isió n del destino. C o n tem plaron los perros la p resa y e l so b e rb io cazad o r se extrañó d e q u e n ad a h u b ie ra q u ed a d o para su cu ch illo . ¿C ó m o unos esp íritu s ap a cib les se ensarnaron c o n tan gran ard o r? A sí luchan los toros, así c a en los héroes.

36 A OLO QUE SE TEÑIA ÉL PELO T ien es la b arba cana, neg ro e l cabello: teñirte la barba n o p uedes M — éste es e l m otivo— y puedes, O lo , e l cabello.

55 Es decir, de que te mueras. * Es decir, fría com o U nieve; cf. III 38. 9; IX 4 9 ,8 ; XI( 36.2. « Léase IV 74. 51 Porque debía de estar aquejado de alguna enfermedad de la piel en el men­ tón; cf. Ke*. I, pág. 25S; S h. B ajuy , 1, pág. 305.

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190

EPIGRAMAS 37 A AFRO, ALARDEADOR DE SUS RIQUEZAS

C o ran o cien m il y M ancino do scien tas m il, trescientas m il d eb e T ito y d o s veces esto A lbino, u n m illón S ab in o y o tro S errano; d e las ca sa s y las fin cas tres m illo n es co m p leto s saco, 5 seiscien tas m il m e ren ta e l g an ad o parm esano. T odos los días. A fro, m e cuentas k> m ism o y retengo eso m ejo r q u e c ó m o m e llam o. C o n v ien e q u e algo m e d e s para po d er soportarlo; restab lécem e en m e tálico e l em p ac h o diario: io

n o p u ed o . A fro, o ír gratis esas m illonadas.

38 A GALA. PARA QUE DIGA QUE NO ALGUNAS VECES G ala, di qu e no; e l am o r se Uena si n o atorm en ta e l p la c e r p ero no m e d igas que no. G ala, dem asiad o tie m p o 39.

39 AL RICO CARINO C o m p raste to d a c lase de o b je to s d e plata, y tú solo tienes antig u as o b ras d e arte de M irón, so lo la m ano de P raxíteles y E scopas, so lo la o b ra d el cincel d e F idias, s so lo los trabajos d e M entor. 59 El mismo consejo da O v id io en El arle de amar 578*579: «Lo que se da cilm ette a duras penas alimenta un amor duradero: hay que me ¿ciar con los ale gres retozos un desdén de vez en cuando» [trad. de F. Socas],



LIBRO IV

191

Y no te faltan auténticos v aso s de G racio n i p lato s que se recubren con o ro d e G alicia n i b ajo rrelieves d e las m esas paternas. S in em bargo, en tre (oda e s u p lata m e pregunto p o r q u é n o tienes. C arino, n in g u n a d e l e y 60.

10

40 A PÒSTUMO, DESAGRADECIDO C u a n d o k>s atrio s d e k>s P iso n es se m antenían en p ie co n (oda su g e n e a lo g ía 61 y la c a sa d el c u lto S én eca co n sus tre s n o m b re s43, te he preferido a ti solo a tan g ran d e s reinos: eras po b re y cab allero , pero e ra s m i cónsul. C o n tig o h e contado, P òstum o, trein ta inviernos:

5

ten íam o s un lech o co m ún y único. Ya p u ed es h acer d o naciones, y a derrochar, llen o d e honores, co lm ad o d e riquezas: esp ero . P òstum o, a ver q ué haces. N o h aces nada y es tard e para b u scarm e o tro rey ¿E s esto, F ortuna, lo q ue te ag rad a? «P òstum o m e en g añ ó » .

41 CONTRA UN MAL RECITADOR « ¿P o r qué a) rec itar ro d eas tu cu ello co n lana? É sa le viene m ejo r a n uestras orejas.

60 Es decir, la p la u no ha sido adquirida honestamente Antes de U conjuración de Pisón contra Nerón en el afto 65. ** Séneca el Filósofo, su hermano Junio Galo y Aneo Pomponio M«la. el geó­ grafo; cf. FueoLArrait, pág. 355. M Es decir, otro patrono. » Léase III 18.

10

192

EPIGRAMAS 42 A FLACO: QUÉ ESCLAVO PREFIERE EL POETA «

S i ac aso alg u ien p u d ie ra co m p lacer m il ruegos, escu ch a. F laco, el esclav o q u e q u isiera pedir. En p rim e r lugar, q u e este esclav o n azca en las o rilla s d el N ilo: n inguna tie rra sabe d a r m ás sensualidad. 5 S ea m ás blan co q u e la nieve: q u e e n la o sc u ra M areó íid c (al co lo r es m ás herm o so p o r s e r m ás raro. R ivalicen su s ojos co n las estrellas y suaves cabellos g o lp e en su cuello: no m e g u sta n , F laco, los c a b ello s rizados. T enga u na frente peq u eñ a y su n ariz sea ligeram ente curvada, io

sus labios en ro jezcan co m o las rosas d e Pesto. Q u e m e o b lig u e a m enudo cu a n d o y o n o q u ie ra y n o q u ie ra cu a n d o y o q uiera, sea aquél a m e n u d o m ás libre q ue su p ro p io dueñ o . Q u e n o te m a a los jó v e n es, q ue e x c lu y a a m enudo a las chicas: q u e sea hom bre p ara los dem ás, sólo para m í se a aquél un niño,

is «Ya sé, y n o te equivoques: p u es es verdad tam b ién seg ú n mi op inión: tal era», d irás, « n uestro q u erid o A m azónico».

43 CONTRA CORACINO, ASQUEROSO N o te he llam ado, C o racin o . m arica: n o soy tan tem erario ni audaz a i u n o q u e d ig a con g u sto m entiras. Si

te h e llam ado. C oracino, m a n ca ,

s q u e se en o je co n m ig o la b o tella d e P oncia, q u e se en o je co n m ig o la co p a d e M e te lo 66:

« Léase I 57. 64 Poncia (cf. 11 3 4 ,6 ) y Metelo eran envenenadores; cf. Kcx, I, pág. 258.

193

UBROIV (e ju ro po r tos tu m o res sirios 4?, lo ju ro por los furores b erecin tio s M.

¿Pero qué te he llamado? Es suave y sin importancia lo q u e es sabido, lo q u e in clu so tú m ism o n o negarás:

’ '• 19 M

Secretario de Doaúciano' cf. IV 45, X I I . Cf. IV 4 5,3. Domkiano Q ave Fénix.

LIBRO V

219

a s í una n u ev a R om a su stitu y ó a la an tig u a ancianidad y to m ó e lla m ism a e l ro stro d e su gobernante. T e suplico» V ulcano, q u e, o lv id a d o d e tu antigua qu eja,

5

nos perd o n es: som os e! p u eb lo d e M arte, p ero tam b ién d e Venus. P erd ó nanos, padre: q u e tu lasciva esp o sa te perdone po r lo d e l u ca d en a s d e L e m n o s 21 y te am e c o n resignación.

8 FASIS. QUE SE PASABA POR CABALLERO EN EL TEATRO M ien tres F asis h a poco alab a e n el teatro e l ed icto d e nu estro se ñ o r y dios 22, p o r el q u e los asien to s se asig n an m ás estrictam en te y los cab allero s recuperan su s filas sin m e z c la s 23, F asis, ro jo con su m anto d e púrpura

s

y en g reíd o , se ja c ta con palab ras bravuconas: «P or fin es lícito sen tarse c o n m ás com odidad, ah o ra se ha d ev u e lto la d ig n id a d a los caballeros: no n o f o p rim e la tu rb a ni nos contam inam os». M ientras ufan o lan zab a estas y o tras bravatas, L e ito 24 o rd en ó q u e se levantaran aquellos m an to s purpú reo s y arrogantes

Isla del Egeo frente a la costas de Troya. Allí se decía que cayó Vukano cuando desde el cielo lo a r r o j a r o n a l nacer y alH tenía su fragua. Léase a H o m e r o , Odltéa V III266-366; O vm o, El arte de amar H 576-594 M Primera vez que aparece este tratamiento de Dominas et Detts noster dado a Domkiano 1 partir del a to 89; cf. V II3 4 .8 y X 7 2 ,3 ; S u e t o m o , Dom kiano XIII; ftcD U N D ta, pág. 389. a La Lex hdia de Roscio Otón del a to 67 a. C. reservó 14 filas del teatro a los caballeros, k y que D om kiano desempolvó y aplicó con rig o r cf. V 14,23,25, 27. 35. 38, 41; F h iE O U U tte * , págs 389-390; Iz a a c , I, pág. 150; Kra, I, pág. 300. 24 Organizador de los espectáculos en el teatro.

io

220

EPIGRAMAS 9 CONTRA SÍMACO, MÉDICO

D esfallecía, y tú al p u n to con una co m itiv a d e cien d isc íp u lo s, S ím aco, viniste a m i casa. C ien m anos m e tocaron h elad as p o r el aquilón: no tenía fiebre, S ím aco, ahora la tengo.

10 A RÉGULO, SOBRE LA FAMA PÓSTUMA DE LOS POETAS « ¿C ó m o es p osible q ue se niegue la fam a a los vivos y q u e e l lecto r raram e n te v alo re su ép oca?» S in d u d a éstas so n . R égulo, las costu m b res d e la envidia, q u e siem pre aq u é lla p refiere lo an tig u o a lo nuevo. 5 A s í b u scam o s d esag rad ecid o s la a n tig u a so m b ra d e P o m p ey o . a s í los an cian o s alaban el tem plo u sin valor d e C átu lo . S e leía a E nn io m ientras te vivía, R om a, M arón, y su p ro p ia ép o c a se rió d el M eónida io El teatro aplaudió raram ente al prem iad o M e n a n d ro J\ ú nicam ente C o rin a co n o cía a su querid o N asón u El templo de Júpiter en el Capitolio, destruido por un incendio en el afto 84 a. C. y reiuurado por Q. Lutacio Cátulo en el 62 a. C.; cf. to a , I. pág. 301; Sk, B a u y . I, p á g . 362. v> La pobreza de Homero era legendaria; cf. D io n d s P r w a , Discurso XLVU 5; S. B a k jey , I, pág. 362. v Sólo ocho de sus ciento cinco comedias fueron premiadas: cf. A. G e l io . Noches áticas X V II4, 6; S. Bmley, I, pág..363. » Cf. O v u o , Amores II 17,19 y 27; III II, 19; n i 12,7; Arte de amar III 538; Trist. IV 10,121*8. Sobre la Coriru de lo« Amores de Ovidio, léase un esudo de la cuestión en A. F. S a í o t . Ovide, poiie d i i'amour, París, 1976, p4gs. 441-473. Véase también V. A. T ra c y . «Ovid and Corima», Échos du Monde Ciassique 21 (1977), 86*91; J. C McKbown. Ovid: Amores. Tfext, Protegomeni and Commentary in four volames, Liverpool. Francis Caima, 1987,1, págs. 19*24; S. B a l e y , I, pág. 363.

LIBRO V

221

Vosotros con lodo libólos míos no apresuraos: si después de la muerte viene la gloría, no tengo prisa.

11 EL POETA ESTELA, CUYOS VERSOS ALABA

A sardónices, esmeraldas, diamantes y jáspides da vueltas en un solo dedo. Severo, mi amigo Estela. Encontrarás muchas gemas en los dedos, más en sus versos: de ahí procede, creo, esta culta m anow.

12 AL MISMO

Que Masclión lleve orgulloso en la frente coronada con una pértiga pesos que se balancean, o que el gran Niño con todos sus brazos levante a siete u ocho niftos, eso no me parece difícil, cuando con un solo dedo, con éste o el otro, se lleva mi querido Estela a diez jovencitas X).

* Es decir, de sus lujosos adornos, no de su calidad literaria. M Probable alusión a un anillo con diez piedras preciosas que simbolizarían a las nueve musas y a Minerva o a su amada Violentila; cf. FufcDUNoea, pág. 392.

*

222

EPIGRAMAS 13 CONTRA CALÍSTRATO, AL QUE, PESE A SUS RIQUEZAS. NO ENVIDIA EL POETA

Soy, lo reconozco, y siempre fui. Calístrato, pobre. pero no un oscuro y mal conocido caballero31, sino que muchos me leen en el orbe entero y dicen «éste es», y lo que la ceniza a unos pocos 3* eso me dio a mí la vida. 5 En cambio, tu techo descansa sobre cien columnas y tu arca atormenta a tus riquezas propias de un liberto, y te sirve la extensa tierra de la nilíaca Siene. y la gala Parma esquila innumerables rebaños. Esto es lo que som os tú y yo: pero lo que y o soy. tú no puedes io ser: lo que tú eres, cualquiera poede serlo.

14 NANEYO. EXPULSADO DE LOS ASIENTOS DE LOS CABALLEROS H

Acostumbrado a sentarse siempre en primera fila antes cuando se le permitía ocuparla, N&neyo. expulsado dos y tres veces, trasladó el campamento y casi un tercero entre las mismas sillas 5 se sentó detrás de Gayo y Lucio. Desde allí mira con la cabeza cubierta con una capucha y haciendo el ridículo contempla los juegos con un solo ojo. También de aquí el desgraciado expulsado pasó aJ pasillo, y semiapoyado en el filo de un asiento

i« a . III 95,9. 33 La fama. » Cf. V t.

LIBRO V y mal apoyado con una rodilla se jacta de estar sentado com o un caballero y de estar de pie junto a Leito

**.

15 AL EMPERADOR DOMICIANO: EL POETA NO HA OFENDIDO A NADIE

El libro es el quinto. Augusto, de nuestras tonterías y nadie se queja de haber sido ofendido en nuestros versos, sino que muchos lectores se alegran de que se honre su nombre, pues gracias a mi generosidad se les concede una fama duradera. «Pero, ¿qué te dan, aunque honren a muchos?» Aunque no me den mucho, sin embargo esos versos me gustan.

16 AL LECTOR: EL POETA ALCANZA GRAN FAMA Y POCO DINERO

Aunque podría escribir versos serios, el preferir divertidos, el motivo para mí, amigo lector, eres tó, que lees y cantas m is versos por toda Roma pero no sabes cuánto me cuesta una afición así. Pues si quisiera defender los templos del Tonante M, portador de la hoz, y vender m is palabras a reos preocupados, muchos ma ñeros me enviarían vasijas de aceite de Hispania y mis bolsillos se ensuciarían con diferentes monedas. Ahora, en cambio, mi libro es un invitado a fiestas y sólo gratuitamente gustan mis páginas.

w Cf. V 8.12. * Cf. V I 61.3. * Parece que aquí se aplica a Saturno; cf.

P u e o tA ro e a ,

págs.

2 6 0 -2 6 1 •

224

EPIGRAMAS

Pero ni los antiguos se contentaron con las felicitación«, cuando el regalo más pequeño para un poeta era un Alexis *7. «Estupendamente», dices, «te has expresado: nos gusta y te alabaremos sin fin». ¿Disimulas? Me harás, creo, un abogado M.

17 CONTRA CELIA, QUE RECHAZABA A UN MARIDO DE LA CLASE DE LOS CABALLEROS

Mientras te refieres a tus abuelos y tatarabuelos y sus nombres ¡lustres, mientras mi condición de caballero te parece despreciable, mientras dices que no te puedes casar, Gelia, sino con un senador, te casaste, Gelia, con un guardia urbano

18 A QUINCIANO, ANTE QUIEN SE EXCUSA DE HABERLE ENVIADO SÓLO LIBROS 40

Porque en el mes de diciembre, en el que vuelan servilletas, cucharillas delicadas, velas de cera, rollos de papel y jarras puntiagudas con conservas de ciruelas de Damasco, no te haya enviado nada excepto libritos de mi autoría, 3 acaso te parezca yo avaro o descortés. Odio las artes engañosas y malvadas de los regalos: los regalos se parecen a los anzuelos: pues ¿quién no sabe » Esclavo regalado a Virgilio por Mecenas; c f VI 68, 6. VU 29. 7, VIII 56. 12; F uedU nocx, pág. 395. * Es decir, harás que me decida por una profesión muy lucrativa; cf. I zaac , 1,

260. * Sigo la lectura (cistibtro) defendida por L j n o s a y (CLusicaí Q u a n erty 22 |I9 2 8 ). 191*192) y aceptada por S. B a lk y en su edición (euboeriana. * Cf. IV 88.

LIBRO V que el escaro voraz es engallado por la mosca devorada? Siempre que no regala nada a un amigo rico, Quirtciano, el pobre demuestra su generosidad41.

19 ALABANZA DEL EMPERADOR DOMICIANO

Si algún crédito tiene la verdad, poderoso César, ninguna época se puede preferir a la tuya. ¿Cuándo se pudo contemplar triunfos más dignos? ¿cuándo han merecido más los dioses del Palatino 4*? ¿Con qué jefe la Roma de Marte fue más hermosa y.mayor? ¿con qué príncipe hubo libertad tan grande? Existe con todo este defecto, y no pequeño, aunque tea único, que el pobre cultiva amistades desagradecidas. ¿Quién ofrece sus riquezas a un compañero antiguo y leal o a quién acompaña un caballero no ajeno? Enviar en las Saturnales una cucharilla de media libra o diez escrúpulos el valor de una toga, a los damnificados en un incendio es un lujo y los patronos ufanos llaman a esto regalo: tal vez haya uno que haga sonar las monedas de oro. En la medida que éstos no existen, sé tú. César, amigo: ninguna virtud del jefe puede ser más dulce. Ya hace tiempo que ríes. Germánico, con callada nariz, porque te doy un consejo útil para mí.

«> Cf. V 59,4. 41 Apolo y M inero. 4i El esc ni puto era un» m onedt de oro que valía veinte sesiercios.

226

EPIGRAMAS 20 A MARCIAL, SOBRE LA VIDA F E U Z *

Si contigo, querido Marcial, pudiera disfrutar de días sosegados, si disponer de mi tiempo de ocio y quedar igualmente libre para la vida de verdad, 5 ni los atrios ni las mansiones de los poderosos ni las tétricas literas y el triste foro conoceríamos ni tampoco las altivas imágenes, sino el paseo en litera, los cuentos, los libros, el campo, el pórtico, la sombra, la Virgen 43, las termas, lo estos serían siempre los tugares, estos los trabajo«. Ahora ninguno de los dos vive para sí mismo y percibe que huyen y se marchan los buenos soles, los que perecen y se cargan a nuestra cuenta: ¿Quién es el que, si sabe vivir, tarda en hacerlo?

21 APOLONIO. OLVIDADIZO *

Antes el rétor Apolódoto, R égulo47, saludaba a Quinto en lugar de Décim o y a Muero en lugar de Craso4*. Ahora ambos se devuelven el saludo por su verdadero nombre. ¡Qué poder tienen la aplicación y el esfuerzo! Los escribió y se tos (aprendió de memoria.

44 L é a s e ! 1 3 .

** Referencia a k » batos fríos del acueducto de Aqua Virgo; cf. VI 43, 18, V il 32. I I , X I4 8 ,6 . XIV 163.2; P uedU nder. pig 398. * tL é a se V 54. * Cf. 1 12. 49 M acer significa «delgado» y Crtusus «grueso».

LIBRO V

227

22 CONTRA PAULO. A QUIEN NO HABlA ENCONTRADO POR LA MAÑANA EN CASA

Si no quise n¡ merecí verte por la maftana en tu casa, que se aleje m is para mí tu mansión del Esquí lino. Pero soy vecino cercano de la columnata de Tívoli. por donde la rústica Flora4* ve al antiguo Jove: hay que ganar la alta senda de la cuesta de Subura y las sucias losas de un piso nunca seco, y apenas se pueden romper las largas filas de mulos y los mármoles que ves arrastrar con muchas cuerdas. Todavía es peor el que después de mil dificultades, Paulo, el portero me dice a mí sin fuerzas que no estás en casa. Éste es el final de un trabajo inútil y de una toga empapada: deífcilmente valió tanto ver a Paulo por la mañana. ¿Siempre el cliente cumplidor tiene amigos inhumanos? Patrono m ío, a no ser que estés dormido #>, no puedes ser.

3

10

23 A BASO. QUE SE FINGÍA CABALLERO

Te habías vestido. Baso, con vestido del color de la hierba, mientras no hubo legislación sobre los asientos del teatro. Desde que el celo de un tranquilo censor ordenó que volvieran a estar en vigor y un caballero más seguro oye a O céano5I, sólo con vestidos de púrpura o teñido de múrice brillas y así crees que das el pego.

3

* El templo de Flora en el Quitina!, donde vivía Marcial; cf. FmedíAno» . págs. 399-400. » En cuyo caso se k podía ver. 51 Un organizador de espectáculos en e l teatro; cf. III9S, 10.

EPIGRAMAS

228

Ningún manto, Baso, vale cuatrocientos mil, o mi querido Cordo52 tendría caballo antes que nadie.

24 KERMES, FAMOSO GLADIADOR

Hermes, placer romano del siglo. Hermes, instruido en todas las armas. H erm es, g la d iad o r y entrenador,

Hermes, terror y temblor de su propia escuela, * Hermes, a quien teme Helio, pero sólo a él. Hermes. ante quien cae Advolante, pero sólo ante él, Hermes, experto en vencer sin herir, Hermes. que solo se suplanta a sí mismo, Hermes, riqueza de los arrendadores de asientos, 10 Hermes, preocupación y dolor de las mujeres de los gladiadores, Hermes. altivo con su lanza guerrera, H erm es. am enazante con su m arin o tridente,

Hermes, temible con su tremolante casco, Hermes. gloria del universal Marte, 15 Hermes, único en todo y tres veces uno.

25 QUERÉSTRATO. EXPULSADO DE LOS CATORCE ASIENTOS POR SU POBREZA »

«No tienes cuatrocientos mil, Queréstrato: levántate, que viene Leito: ponte de pie, huye, co n e, escóndete». ¿Alguien, ay, lo vuelve a llamar y k> hace volver después de marcharse? ¿Algún amigo, ay, le abre sus enormes riquezas? » Cf. 11 5 7 ,4 , V 26. » C f IV 67, V &y 57.

229

LIBRO V ¿A quién voy a entregar a la fama de mis páginas y al pueblo para que hable? ¿Quién no quiere entrar del todo en la laguna E&Ugia? ¿No es mejor esto, pregunto, que esparcir la escena con una nube roja y rociarla con polvo de azafrán? ¿O que dar cuatrocientos mi) a un caballo que no lo va a sentir, para que la nariz de oro de Escorpo brille por doquier? ¡Oh rico para nada, oh disimulador de un amigol ¿estos versos lees y alabas? ¡Qué fama te pierdes!

26 A CO RD O . A QUIEN HABÍA LLAMADO M ENDIGO34

Porque hace p o c o 55 te llamé, Cordo, el a lfa56 de los mendigos, cuando hacía bromas con un papel cualquiera, si acaso este verso ha revuelto tu bilis. se te permitirá que digas que yo soy la beta de los togados.

27 CONTRA UN CABAI I.RRO DE MENTIRA ”

La inteligencia, el tesón, el carácter y el linaje los tienes de caballero, lo confieso: lo demás lo tienes de la plebe. Las catorce gradas ** no valen tanto para ti, com o para que te sientas pálido tras ver a Océano.

* Cf. I I 57.

» II57. M E» decir, el número uno; beta, del verso

** a. v «. ** Asignadas • It cla¿e de ios eataúleros.

4, es, pues, el número do».

5

10

230

EPIGRAMAS 28 CONTRA MAMERCO. CRITICÓN

Que Mamcrco hable bien y tenga seso, no lo podrás lograr, Auto, de ninguna manera: por más que ganes en piedad a los hermanos Curvios en sosiego a los Nervas60, en afabilidad a los Rusones*', 5 en honradez a los Mac ros *2, en equidad a los Mauricos

59,

en elocuencia a los Régulos M, en bromas a los Paulos: todo lo roe con los dientes de la herrumbre. Hombre malvado (al vez tú creas que es: yo creo que es un pobre hombre, que no gusta a nadie.

29 A GELIA, MUJER FEA Ü

Si alguna vez me envías una liebre, Oelia, dices: «serás hermoso, Marco, en siete días»66. Si no bromeas, si dices, mi vida, la verdad, nunca, Gelia, has comido lú liebre.

99 » u « u w **

Domicio Tuto y D om kio Lucano; cf. I 36. Cf. V III70, IX 26. X 72, X f 2 .4 ,7 , XII 6; F w e d l a n w * , p á |. 403. Desconocidos. Cf. X 17 y 77. Junio Mitineo, Cf. 1 12. Cf. J. V e w z a , «Traditton ¡ndirectc el variantes d ’auieur», Rev. P M l 67

(1993). 295-304. 66 Según P u n ió el V kjo (Historia natural XXVIII 260). existía la superstU ción de que quien comía c a ite de liebre embellecía en nueve días; cf. F rk d la n oca, pág. 404.

LIBRO V

231

30 A VARRÓN, POETA ILUSTRE. PARA QUE LEA SUS VERSOS

Varrón 67, que no desmerecería del coturno de Sófocles ni sería estimado menos con la lira de Calabria6*, cesa en tu trabajo y no te detenga la escena del elocuente Catulo w o la elegía de cuidados cabellos sino lee versos no despreciables en el humeante diciembre, que se envían en su propio mes: a no ser que acaso te parezca más ventajoso y mejor perder. Varrón. las nueces de las Saturnales.

3

31 LA LUCHA DE LOS JÓVENES CON LOS NOVILLOS

Mira cóm o salta un grupo sobre tranquilos novillos y cóm o a los dóciles toros gustan sus pesos. Uno cuelga de la punta de sus cuernos, el otro errante corre por sus lomos y blande sus armas por todo el buey. Con todo l i fiereza permanece inalterable: no sería la arena más segura y el llano podría engañamos más. Y no cambia tembloroso su compostura sino por la incertidumbre de la victoria: el joven está seguro y el ganado atento.

M Poeta desconocido. u Es decir, la lírica de Horacio. ** Escritor de mimos y de piezas cómicas; cf. L. Duket. «Dans l’ombre des plus grands: II, P o to s et prosateurs mal con ñus de U latmitá d'argent». Aufstieg und Siedergang der römischen Wett II 32, S (1986). 3222*3225. 70 Cf. Ovkmo. Amores III 7*10: «Sc presentó la Elegís con sus perfumados cabellos recogidos y, creo yo. uno de sus pies era más largo que el otro. Airoso el talle, el vestido ligerísimo. el atavío de enamorada, y hasta el defecto de sus pies realzaba su hermosura» [trad. F. Socas).

5

232

EPtORAM AS

32 A FAUSTINA SOBRE CRISPO. DERROCHADOR 71

Crispo en su última voluntad, F au stin o , n o dejó a su esposa un cuarto. «¿A q u ié n se los dejó entonces?». «A sí mismo»

72.

33 CONTRA UN ABOGADO MALEDICENTE

Andan diciendo que un abogado crítica mis versos; quién es, no lo sé. Cuando lo sepa, ¡ay de ti. abogado!

34 EPITAFIO A LA NIÑA EROCIÓN »

A ti, padre Frontón, a ti, madre Flacila, os encomiendo a esta ñifla, mi cariño y mi vida, para que la pequeña Eroción no se aterroríce ante las negras sombras y las fauces descomunales del perro del Tártaro. 5 Iba a cumplir ya los fríos de su sexto invierno, si no hubiera vivido ella otros tantos días menos. Que se divierta juguetona entre patronos ya viejos y parlotee mi nombre con su boca balbuciente. No cubra un duro césped sus tiernos huesos y para ella 10 no seas, tierra, pesada74: no lo fue ella para ti.

’i h

pég.

Marcial se ha inspirado en L u c b j o , Ant. Griego, X I 171. Porque había gastado todo e n vida en su propio beneficio; cf. I2a a c ,

I,

159.

» C f V 37. m Vanante de s/ t n u 6 8 .1 2 . y IX 29, 11.

t z m a levjs de

las inscripciones funerarias; cf. VI 52* 5.

233

LIBRO V 35 EUCLIDES. CABALLERO DE MENTIRA

Mientras Euclides vestido de escarlata anda gritando que de su finca de Pairas obtiene doscientos mil y más de su propiedad de Corinio y busca su largo árbol genealógico i partir de la hermosa Leda y se resiste a Leito que intenta levantarlo, al caballero altivo, noble y rico le cayó de repente de su regazo una llave grande75: nunca. Pábulo, una llave fue más daflina.

5

36 A FAUSTINO

Uno, Faustino, al que había alabado en mi librito, disimula com o si nada me debiera: me ha engaAado.

37 LA NIÑA EROCIÓN, CUYA MUERTE LLORA

Nifta más dulce en tu voz que los viejos cisnes, tnás suave que la oveja del Galeso falantino más delicada que la concha del lago Lucrino, preferible a las piedras de Eritrea, al co lm illo recién p u lid o d el elefan te d e la India.

5

a las p rim eras niev es y al lirio n o tocado.

Supera en su cabello al vellón de las ovejas de la Bltica,

a

75 Es decir, que te habfi colado sin pertenecer ia clase de los caballeros * EJ Galeso era el rio de Tárenlo, ciudad fundada por Falanto y famosa por sus lanas. Véase I I 43, 3.

234

EPIGRAMAS

a las tren zas d el R in y a la piel d o ra d a d el lirón. P o r su b o ca ex h alab a lo q u e el rosal d e P esio . 10 ¡o q u e la p rim era m iel d e la c e ra d el Á tica, lo q u e un gran o d e ám b ar arreb atad o d e u n a m ano. C o m p arad o con e lla el p av o real n o era bello, la ard illa n o e ra graciosa y el fénix era vulgar. T o d avía e n la p ira recien te se m an tien e tib ia E roción, 15 a la q u e la am arga ley del p eo r d e lo s d estin o s, se llev ó e n e t sexto invierno, y n o cu m p lid o d el todo, a ella, m i am or, alegría y diversión. Y m i q u erid o P eto m e p ro h íb e esta r triste, m ientras se g o lp e a rítm icam ente e l pech o y se arran c a los 20 c a b ello s: « ¿n o te av erg ü en za llo rar la m uerte d e un a esclav a? y o en terré» , decía, «a u na esp o sa — y pese a e llo v iv o — , co n o cida, orgullosa, n o b le, rica». ¿Q u é p u ed e h ab e r m ás fu erte q u e nu estro P eto? R ecib ió veinte m illones d e sestercio s y sin em bargo vive.

38 CONTRA CALIODORO C alio d o ro po see — ¿q u ién n o lo sabe?— e l cen so , S ex to , de los cab allero s, p e ro C alio d o ro tiene tam bién un herm ano. Q u ien dice « corta cu a tro cie n to s m il», está repartiend o h ig o s 77: ¿crees q ue e n un so lo ca b allo p u eden m o n tar d o s? 3 ¿Q u é te im p o rta a ti tu h erm a n o , q u é ese P ólux m olesto ? Si no tuvieras u n P ólux, serías Cástor. ¿ S ie n d o co m o so is un o , o s váis a sentar, C aliodoro, lo s d o s? L évantate: estás haciendo, C alio d o ro un solecism o. O im ita a los h ijos d e L eda: c o n tu herm an o n o puedes

10

sentarte: siéntate, C aliodoro, alternativam ente.

77 Un proveibio griego para indicar que se reparte algo sin valor, cf. pág. 261.

Izaac,

I,

UBROV

235

39 CONTRA CARINO, QUE CAMBIABA MUCHAS VECES EL TESTAMENTO

Cuando firmabas por trigésima vez, Carino, tu ú ltim a voluntad, te en v ié u n as to rtas baAadas en to m illo d el H ibla. E sto y harto: co m p ad é ce te ya, C arino: firm a m enos o h az d e u n a v ez

5

lo q u e esco n d e co n tin u am en te tu tos. G asté m is ah o rro s y m i-bblsa: p o r m á s q ue h u b iera sido m ás rico q u e C reso, sería m ás po b re q u e 1ro n , C a rin o , . si o tras tantas v eces co m ieras m is hab as * .

40 A ARTEMIDORO. TOSCO PINTOR » H as p in tado a V enus, veneras, A rtem idoro, a M in e rv a « : ¿y te extrañas d e q ue tu o b re n o h ay a gustado?

41 CONTRA DlDIMO, AFEMINADO Si eres m enos ho m b re qu e un eu n u c o fláccido y m ás m arica q ue e l con cu b in o d e C e len eo *2, » Cf. V I 77, I. XII 32,9. * Prototipo de comida barata; cf. J i -venm , I II 293. K Cf. I 102; P. T. Edén, «Probtems in Martíal (III>*. M ntm ojyne 43, 1990, págs. 163. '■ Diosa del ane, vencida por Venus en el concurso de belleza que ganó Venus » Juno y a Minerva. « Atis; cf. XIV 204.

io

EPIGRAMAS

236

a q u ie n aú lla e l ca strad o g alo d e la M adre *’ e n éxtasis, hab las d e teatros, d e gradas, d e edictos. 5 d e to g as nobles, d e idus

d e bro ch es, d e censos,

y se fíalas a los pob res c o n m a n o p u lid a c o n póm ez. Si se te p erm ite sentarte en los b an c o s d e los cab allero s v o y a ver, D ídim o: n o p u ed e s en e l d e los m arid o s **.

42 HAY QUE REGALAR A LOS AMIGOS *> U n ladrón astu to tras forzar tu caja se llev ará e l din ero , u n a im p ía llam a d estru irá el h o g a r d e tus antepasados, u n d eu d o r te neg ará a la v ez e l in terés y el principal, la m ies estéril no te d ev o lv erá las sem illas em plead as, 5 u n a q u erid a engañ o sa d esp o jará a tu adm inistrador, las olas sum ergirán a la s nav es cargadas d e m ercan cías. F u era d e la fo rtu n a q u ed a lo q ue se reg ala a los am igos: las riquezas q u e hay as d ad o , eso es lo único q ue tendrás.

43 TAIS Y LECANIA*7 T ais tie n e negros los dien tes, L ec an ia blancos; ¿p o r q ué razó n ? É sta los tiene co m p rad o s, aq u élla ios suyos. u Cibeles; cí. X I 8 4 ,4 . X II5 7 , 11. ** D e J u l i o , c u a n d o s e c e l e b r a b a u n a p r o c e s i ó n d e c a b a l l e r o s

(eqvltum trans-

vtctto); c f . D io n is io oe H a u c a j u j a s o , V I 13; V a l e r i o M á x im o , I I 2 , 9; Kaa, I. p i g s . 326-327. u Augusto había reservado asientos del teatro para los hombres casados. Marclkl insinúa que Dídimo no es masculino; cf. I za a c , I, pág. 262. * El epigrama es una alabanza de la generosidad. « Léase X II23.

UBRO V 44 CONTRA DENTÓN. GLOTÓN ¿Q u é su cedió, le p regun to, q ué su c ed ió d e repente, q u e al in vitarte, D entón M, a ce n a r — ¿q u ién lo pu ed e cre e r? — le atrev iste a negarte cu a iro veces? P ero es q ue ni m e m iras y h u y es si le sigo, cu a n d o h ace p o co so lías b u scarm e en las term as, en el te atro y en todos los rincones. Ya lo tengo: te h a c o n q u ista d o una m esa m ás rica y u n a co c in a m a y o r ha con q u istad o al p e n o **. P ero pronto, cu a n d o la c a sa rica te co n o z ca y le d eje h astiad a d e (i, ven d rás a lo s h u eso s d e la antigua cena.

45 CONTRA BASA. MUJER FEA

1

D ices q ue eres herm osa, d ices. B asa, q u e e re s u n a joven : lo q u e no se es, eso se suele decir, B asa.

46 AL BELLO D1ADÚMENO P o rq u e no q u ie ro m ás qu e los besos q u e he co n seg u id o a la fuerza y m e gusta m á s tu ira qu e tu rostro, p ara p o d er rogarte m u ch as veces, te golpeo, D iadúm eno , m uchas veces: c o n e sto co n sig o qu e ni m e te m as ni m e am es.

0 Nombre, lógicamente, intencionado. * Cf. Horacio. Sólitas II 3. 63.

238

EPIGRAMAS 47 FILÓN. POBRE W

Ju ra F ilón q u e é! nunca ha c e n ad o e n casa, y es p o r eslo: n o ce n a, a m enos q u e lo inviten.

48 ENCOLPO. ESCLAVO DE PUDENTE QUE SE CORTÓ EL CABELLO 91 ¿ A q u é n o o b lig a e l am o r? C o rtó e l ca b ello E n co lp o sin q u ere rlo su du eñ o , au n q u e ta m p o co lo im pedía. L o p erm itió y k> llo ró P udente: ta m b ié n ce d ió a las rien d as el padre q u e se q u ejab a d e la o sa d ía d e Faetón: 5 a s í se ra p tó a H ilas, a s í e l d escu b ie rto A quiles se c o rtó alegre e l ca b ello an te el p esar d e su m adre. P ero tú no te d e s p risa — n o c o n fíes en el p elo c o rto — y p o r tan g ran fav o r ta rd a , barba, e n salir.

49 A LABIENO C A L V O « A l v erte h ac e p o co casu alm en te sentado solo, te vi, L abieno, co m o a tres. M e en g a ñ ó el núm ero d e tu calva: tienes p elo por u n lado y tie n es p o r el otro, 5 c o m o los q u e ad o rn an in cluso a u n jo v e n ; en m edio e s tá la ca b ez a d e sn u d a y ni u n p elo se v islu m b ra en la larga zona. « Cf. I I I I . ♦I Cf. I 31. « Cf. X 83.

LIBRO V E ste erro r te fav o reció en diciem bre, c u an d o el E m p erad o r d istrib u y ó com ida: vo lv iste co n tres cestas d e pan. A sí c re o q u e fu e G erioón. E vita, le lo aconsejo, el p ó rtic o d e Filipo si te viera H ércules, estás perdido.

50 CONTRA CAROPINO. CAZADOR INOPORTUNO DE CENAS C a d a vez q ue cen o en casa, si no le invito. C aropino, ráp id am ente surgen grandes enem istades, y eres ca p az d e atrav esarm e d e parte a parte con la esp ad a d esen v ain ad a, si te enteras q u e he en c en d id o el fu eg o sin ti. ¿Y en to n ces no podré p or u n a v ez en g añ arle? N o hay, C aropino, nada p eo r q ue e sa gu la tuya. D eja ya, le lo suplico, d e escu d riñ ar m i cocina, y q p e alguna vez te pu ed a en g a ñ ar m i cocinero.

51 A RUFO. SOBRE UN ABOGADO SIN EDUCACIÓN * É ste, q u e lleva la izquierda carg ad a d e libros, a quien acosa u n co rro in sig n ifican te d e cop istas, q u ien , m ientras d e un lado y otro saca có d ices y cartas, co m p o n e un rostro serio ig u alán dose a C a tó n , a T u lio y a B ruto,

w Allí se encontraba el templo de Hércules y de las Musas, donde había estatua d e Hércules; ef. Su. B a* j -y , I. p4g. 399. * Cf. V 66.

240

EPIGRAMAS

p o r m ás q ue la tortu ra le o b lig u e, n o p uede, R ufo, d ec ir « ¿qué tal estás?» ni en latín ni e n griego si cre es q u e m e lo invento, v ayam os a saludarle.

52 CONTRA PÓSTUMO, QUE SIEMPRE ESTÁ RECORDANDO SUS FAVORES L o q u e has h echo po r m í, lo recu erd o y siem pre lo recordaré: ¿ p o r q ué en to n ces callo , P óstum o? T ú eres q u ie n habla. C a d a v ez q u e em p iezo a co n tar tus regalos a alguien, al p u n to exclam a «tam bién m e lo h a d ic h o s mí». 5 A lg u n as co sas no las hacen bien dos: b asta u n o sólo p ara e sa tarea: si q u ieres q u e hable, c a lla tú. C réem e, los regalos, P óstum o, au n q u e se an m u y valiosos, se estropean p o r la in d iscreció n d e su autor.

53 A BASO, POETA DESPRECIABLE ¿P o r qué escrib es u na C ólquide * , p o r q u é escribes, am igo, un T k s te s ? ¿Q u é te im p o rta a ti. B aso, N ío b e o A n d ró m aca? U n asu n to m uy apropiado, créem e, a tus páginas es D eucalión o , si te p la ce otro, F aetón 91.

** «Have» en latín o »chatre» en griego. * E« decir, una Medea. 91 Deucalión es digno del agua y Faetón del ruego. Marcial se ha inspirado en Lociuo fAni. Griega, XI 214) para indicar al poeta que su obra aók> vale para arrojarla al fuego o al agua.

241

LIBRO V 54 UN RÉTÜR O LV ID A D IZ O 94

M i q u erid o ré to r se ha v uelto un im provisador: n o escrib ió C a lp u m io y lo saludó.

55 e l A g u ila q u e l l e v a a J ú p ite r

99

D im e, reina d e las av es, ¿ a q u ién lle v as? «A l T onante»; ¿ p o r q u é n o lleva ray o alg u n o en la m an o ? «E slá en am o rad o » . ¿E n q u é fu eg o se a b ra sa el d io s? «P or un m uchacho». ¿ P o r qué m iras co m p lacien te a Jú p iter con b o ca llen a? « H ab lo d e G anfm edes».

56 A L U ft). PREOCUPADO POR LA EDUCACIÓN DE SU HIJO A qué m aestro. L upo, p u ed e s en treg ar tu h ijo q u ie re s saber y preg u n tas preo cu p ad o desd e hace tiem po. T e ac o n se jo q ue ev ites a todos los gram áticos y rétores: no ten g a tra to con los libros de C ice ró n y d e V irgilio,

5

y q u e deje a T u tilio a su fam a; si h ace versos, ab a ndona al poeta. ¿Q u ie re ap ren d er arles q ue d en d in ero ? Q u e ap renda a to c ar la cítara o la flau ta ,0°; si el jo v e n te p arece q u e es d e ca b eza d u ra, h azle p reg o n ero o arquitecto. « Cf. V 2 I. ** Cf. 16. Cf- II 8.

4.

10

242

EPIGRAMAS 57 A CINNA. A QUIEN LLAMABA SEÑOR

C u an d o te llam o señor, n o quiero . C ian a , halagarte: a m en u d o tam bién saludo a s í a tu esclav o

mm.

58 A PÒSTUMO: CARPE DtEM Q u e tú v iv irás m añana, m añana dices, P òstum o, siem pre: d im e, e s e m añana. P òstum o, ¿c u án d o v iene? ¿ q u é larg o es ese m añana, d ó n d e e stá? ¿o d ó n d e b u scarlo ? ¿ e s q u e s e o cu lta en tre los p arto s y arm en io s? 5 Ya tien e e s e m añana los años d e P ríam o o N éstor: ¿ p o r cuánto, dim e, se pu ed e co m p ra r e se m añana? ¿V ivirás m añana? V ivir hoy, P òstum o, y a e$ tarde: e l q u e sab e. P òstu m o , es q uien v iv ió ayer.

59 A ESTELA, A QUIEN HABÍA ENVIADO UN PEQUEÑO REO ALO 'W Si n o te en v ió p la ta, si no te en v ío oro, lo h ag o , elocuente E stela, po r tu interés. Q u ien h ace grandes regalos, e sp era q u e le co rresp o n d an c o n g randes: q u ed arás ex o n e rad o c o n m is v asos d e barro.

w a . XI 70.2; XI! 66, S; X III6 9.2. 101 L ía te I 15. Sobre el tópico, léase a V. C m stúbal, «El tópico del carpí diem en las letras latinas», citado en n o u 47 a dicho poema. k» Cf. V 18.

LIBRO V

243

60

A UN DETRACTOR P or m is q ue m e ladres u n a y o tra vez sin parar y m e a c o te s co n m alvados gruñidos, esto y resu e lto a negarte la fam a, q u e a n te s m e pedías, e n m is libriios, la d e q u e te leyeran co m o fu era p e* e l m undo.

5

P ues, ¿ p o r q u é se va a sa b e r d e tú ex iste n cia ? P reciso es, d esg raciad o , q u e m u eras d esconocido. C o n todo, no faltarán tal vez en esta ciudad u n o . d o s, tres o cuatro

10

q u e q u ieran roe* tu p iel d e p erro ■s asunto«* dices «de m i m ujer». D esde lu e g o e s un h o m b re d ec id id o y n id o , q u e d en o ta e n su ro stro a un hom bre d e negocios: m ás agudo q ue éste no se rá A ufidio d e Q u f o s ,03.

hm Pese a que el proverbio dice que «el perro no muerde «J perro»; cf. O n o ,

s. v. conit, pág. 70. IW Famoso

lib e rtin o ;

cf. J u v e n a l , IX

25.

10

244

EPIGRAMAS

j Ay, qué d ig n o era s, M ariano, d e las b ofetadas d e L a tin o l06! creo q ue serás el su cesor de P a n íc u lo l0?. ¿Q u e lle v a los asu n to s d e tu m ujer? ¿ é se co rlo d e p elo lle v a algún asu n to ? É se no lleva los asu n to s d e tu m ujer, lle v a los tuyos.

62 A LOS INVITADOS P u ed es perm an ecer a tus an ch as d e h uésped en m i finca, si p uedes po n er tus m iem b ro s en e l suelo desn u d o o si te traes co n tig o u n aju ar abundante. p u es e l m ío ya lev an tó e l d e d o ,0* para los huéspedes. 5 N in g ú n co lch ó n — ni v acío — cu b re m i d esv en cijad a cam a, y el so m ier p o d rid o y con las cu erd as ro tas y ace en el suelo. C o m p artam o s sin em bargo k » d o s la hospitalidad: y o co m p ré la finca: vale m ás; am u éb la la tú: vale m enos.

63 A PÓNTfCO, MAL ESCRITOR «¿Q ué o p in a s» , dices, «M arco, d e m is libros?» E s lo q ue m e preguntas a m enudo, P óntico, preocupado. L o s ad m iro, sien to estupor: n ad a h a y m ás perfecto q u e ellos, R é g u lo 105 en p erso n a ce d erá a tu talento, s «¿E sto o p in as?» , dices, «Q ue e l C ésar te co lm e d e bienes, q u e lo haga Jú p ite r C apitolino». M e jo r a ti.

Cf. 1 4 .6 ; I I 72.3. '•» Cf. I I 72.4. m Es d e c i r , h a p e d i d o

e l in d u l t o , c o m o l o s g l a d i a d o r e s , p a r a s e g u i r s i r v i e n d o

a l o s h u é s p e d e s ; c f . F r c d l An d e k , p á g .

Cf. 1 12.

420.

LIBRO V 64 A LOS SIRVIENTES SOBRE EL CARPE DIEM »>« S irv e, C altsto, c u a tro c h a to s 111 d e falem o, tú ad em ás su e lta las n iev es d el verano, q u e m is ca b ello s crezcan em p ap ad o s d e abu n d an te am o m o y m is sienes se fatiguen con las rosas entrelazad as. E l M a u so leo i ' 2 tan c e rcan o n o s in v ita a vivir, a l en señ a m o s q u e h asta los d io se s p ueden morir.

65 AL EMPERADOR DOMIC1ANO L as estrellas y el firm am en to se las d ie ro n , co o la opo sició n de su m adrastra, al A lcid a n ) e l te rro r d e N em ea, e l ja b a lí d e A rcad ia, el cam p e ó n so m e tid o d e la p alestra d e L ibia, el p esad o É rice d erro tad o en e l po lv o siciliano, el te m b lo r d e los bosques, y C aco , q u e con se creto en g añ o so lía llev ar a su cu e v a a los b ueyes reculando. ¿Q u é parte d e eso, C ésar, se pu ed e co m p arar co n lu are n a? E l nu evo d ía o frece p o r la m a ñ an a co m b ate s m ayores. ¡Q ué m ayores p esos c a e n qu e e l m o n stru o d e N em ea! ¡cuántos ja b alíes m enalios d o m in a tu lanza! Si v o lv iera la triple lu ch a d el p asto r ibero. tien es a q u ie n p u ed a ven cer a G erión. P o r m ás q u e se cuenten m u ch as veces la s cab ezas d e la L em a g rieg a, ¿q u é h ace la m alvada h id ra con las fie ra s d e l N ilo ? P o r tan g ran d es m erecim ien to s, A ugusto, e l c ie lo co nced iero n lo s d ioses en seg u id a al A lcida, p ero a ti te lo d arán m ás tarde. ■* C í. V 58. ■>' El sextante equivalía a dos cyotht. ■>J El Mausoleo de Augusto; cf. E snuaó*, V 3; Sh. B a a j y , I, pág. 411. Hércules.

246

EPIGRAMAS

66 CONTRA PONTIUANO, SIN EDUCACIÓN A u n q u e se te saluda m u ch as veces, nu n ca saludas, tú e l prim ero: ¿a sí v as a se g u ir? A diós, P ontiliano, p a ra siem pre

67 LA GOLONDRINA QUE EN INVIERNO NO HABÍA VOLADO A ÁFRICA L a s g o lo n d rin as seg ú n su co stu m b re d e sie m p re se dirig ían a su s abrig o s, p e ro u n a so la ave p erm an eció en io s nidos. D escu brieron el d elito al reg resa r en la p rim avera y a la p rófuga destro zaro n su s propias com pañeras. 5 T arde p ag ó el castigo: d eb ió h ab e r sid o d escu artizad a su m ad re c u lp a b le ,|5 , pero cu a n d o d estro z ó a ltis.

68 A LESBIA Te en v ié, Lesbitf, ca b ello s d e lo s p u eb lo s á r tic o s ll6, p a ra q u e su pieras c u in to m ás rubios son los tuyos.

Es decir, que le mueras, u í Pnocne descuartizó a su hijo Itis y k> sirvió a su padre Terco. Por ello que­ dó convertida en golondrina. ■m Muy estimados por las mujeres romanas; cf. VI 12, I; XII 23,1.

247

LIBRO V *

69 CONTRA MARCO ANTONIO. ASESINO DE CICERÓN A ntonio, q u e n ad a tie n es qu e ec h a r en cara a P o tin o d e F a r o s 111 y m enos cu lp ab le por las p roscripciones q u e p o r C iceró n . ¿qué esp ad a, loco, d esen v a in as co ntra un a boca rom an a? Ni siquiera C atilin a h u b iera c o m etid o e ste crim en nefando. El im pío s o ld a d o 119 se co rro m p e co n oro infam e y u na so la voz c a lla d e ti a c a m b io d e ta n to d inero. ¿D e q ué sirve el c a ro silen c io d e una lengua sagrada? T odos com en zarán a h ab lar po r C icerón.

70 SIRISCO, DESPILFARRADOR S irísco vagando po r las tab ern as de taburetillos c e rca d e los cu a tro b a t o s 120 gastó. M áxim o, d ie z m illones com pletos q u e hace poco 1c regaló su patrono. ¡Q ué gu la tan grande co m erse d ie z m illones! ¡Y cuán to m ás todavía sin ni siquiera ponerse a la m esa!

i«’ Cf. I II 66. Era eunuco de Ptolemeo. rey de Egipto, y asesino de Pocopeyo; cf. Kek. I. pág. 344. u* El tribuno C. Popilio Lenas; F ricdlanou, pág. 423. »» Cf. II 14.11-12.

s

248

EPIGRAMAS 71 A FAUSTINO, A QUIEN INVITA AL CAMPO DE TRÉBULA

P o r d o n d e la h ú m e d a T r é b u la 121 so m ete los g élid o s v alles y lo s v erdes ca m p o s sien ten frío en los m eses d e C á n c e r ‘*2, los ca m p o s nunca u ltrajad o s p o r el león d e C leonas y u n a m ansión sie m p re am ig a del eo lio noto 3 te llam an, Faustino: p asa largos veran o s en estas co lin as, en in v ie rn o y a d isfru tarás d e T íbur.

72 EL ORIGEN DE BACO Q u ien pud o llam ar al T onante m a d r e 124 d e B aco, ése p u ed e llam ar, R ufo, a S ém ele s u padre.

73 A TEODORO, MAL ESCRITOR ¿T e ex trañas. T eodoro, d e p o r q ué no te regalo m is libros, p e se a q u e m e lo s p id e s y exiges ta n tas veces? E xiste un m o tiv o grande: p a ra q u e tú no m e reg ales los tuyos.

»» Cf. x m 33. ■** Junio y Julio, La constelación de Leo. i * A Baco m le llama bimaier «de do« madres», porque Júpiter, a la muerte de Sémele, madre de Baco, lo colocó en su muslo hasta la fecha de su nacimiento; cf. U bro d¿ tos Espectáculos, XII 7; Km, I. págs. 346-347; S. B a jl t t , I, p ig. 417. >* Léase V I I 3.

LIBRO V

249

74 POMPEYO Y SUS HUOS ' » A los jó v e n e s P o m p ey o s A sia y E u ropa cu b ren , p ero al m ism o P om peyo la tierTa d e L ibia, si es q u e k> cu b re alguna. ¿Q u é ex trañ o si están esp arcid o s p o r e l o rb e en tero ? Y acer en un solo lu g ar n o p odía un a ruina tan grande.

75 A QUINTO, ADÚLTERO A L elia, Q uinto, q u e se ca só co n tig o p o r la l e y ,27, a ésta p u edes llam arla legítim a esposa.

76 A CINNA, POBRE A M itridates le v in o bien b eb er a m en u d o veneno, para qu e los tó xicos fuertes no le pudieran dañar. T ú tam bién cen an d o tan mal siem pre te p recaviste p ara n o po d er n unca, C inna, m orir d e ham bre.

i* Cf. Antoiofia fatino 396*9. 452-4 Baitey (■ 400*3, 454*6 Rkse); S. Baiu y . I, pig. 417. La Itx M ia contra los adulterios; cf. VI 7.

250

EPIGRAMAS 77 A MARULO, ADULADOR

S e cu e n ta q u e d ijo , M aru lo , u n a g racia u n o q u e d ijo q u e llevas ac eite en la s orejas

78 A TURANIO, A QUIEN INVITA A UNA CENA LIGERA ■» Si sufres con una triste ce n a e n casa, T ora/lio, p uedes p asar h am bre conm igo. N o te faltarán, t i su eles to m ar aperitivos, las v u lgares lechugas d e C a p ad o c ia y los p esad o s puerros, 5 el atú n se ocu ltará b ajo ro d aja s d e huevos. S e le serv irá en n egra fuente u na v erde col q u e h abrás de co g e r con dedos pringosos, la q u e ha p o co d ejó el fresco huerto; y u n a m o rcilla o p rim ie n d o unas n iv e as gachas io y h ab as p álid as c o n to c in o rojizo. Si q u ie re s lo s d o n es d e los postres, se te alargarán u vas pasas y las p era s q u e llevan e l n o m b re de los sirios y casta ñ as tostadas a vap o r lento, 13 las q u e produjo la d o cta N ápoles: al v in o tú lo h arás b u en o bebiéndoto.

,J* Es decir, que Manilo tiene una oreja muy complaciente. El proverbio se apli­ ca a los aduladora; cf. O tro, $ v. a u ria th . pág. 47; S. Baley. I, págs. 41&-4I9. La invitación a cenar (vocatio ad cenam)-. a) invitación propiamente dicha: w . 1-2; b) menú muy completo: vv. 3-21 (aperitivos, 3*5, menú, 6*21); c) entreteniraiento: w . 22-30; y d) regalo final: w . 31*32 (una mujer). Oíros ejemplos anti­ guo» son: AttíoL Gritga, X I 34,44 ( F i l o o c m o ) ; C atulo, XIII; H o r a c io , Odas X 20 y Epístolas I 5; M auciau X 48 y X I 52; y Juvw al, XI.

UBROV

2S1

Después d e to d o esto, si ac aso B aco te d esp ierta e l ap etito q u e suele, te so co rrerán n o b les ac eitu n as, las q u e h a p o co ap o rtaro n las ram as del P iceno,

20

g arb an zo s hirvientes y tib io s altram uces. PequeAa es la cen illa — ¿qu ién k> puede negar?— , p ero no fingirás n ad a o escu c h arás m entiras y te reco starás p lá cid am en te sobre tu rostro; n o te leerá el d u e ñ o un g ru eso volum en

25

n i m u chachas de la lic en c io sa G a d e s 130 m o v erán p roduciendo u n p ru rito sin fin las lascivas ca d eras en dó cil contoneo, sin o q u e so n a rá la flau ta d el pequeño C ó n d ilo ,Jl, k> q u e no es solem n e y sin gracia.

30

E sta e s la cenilla. A com pañarás a C laudia: ¿cu ál d eseas tú q ue sea m ás im pórtam e para n o s o tr o s ? 1)2

79 CONTRA ZOILO. QUE HACE OSTENTACIÓN DE SUS TRAJES O n ce veces te le v an taste. Z o ilo 'U , en u n a so la c e n a y te cam b iaste o n ce veces d e ropa, p ara q u e el su d o r reten id o por tu h úm eda ropa n o se te p egara y la tenue b risa no d a ñ a ra los poros d e tu piel. ¿P o r q u é yo n o su d o , Z o ilo , si cen o co n tig o ? Porque u na so la ro p a p ro d u ce m ucho frío.

» » a . 141.12. Esclavo de Marcial; cf. IX 9 2 .2 ; Izaac. I, pág. 173. El final k> entiendo así: Esta es la cenilla (sentido irónico), a t a n puedes irte con Claudia; pero, ¿qué piensas que es más impórtame, ella o la comida? Evidentemente, la comida descrita, cf. S. Babxy, «Corrections and Explanations...», pág. 279; R. A. P r r o « . «Marti»! V 7$.3l-32: a Note*. M w m osm e 45 (1992). 373-375.

i» a. ii 16.

3

252

EPIGRAMAS

80 A SEVERO, PARA QUE RECOMIENDE LOS LIBROS DEL POETA S i n o tienes n ad a q u e hacer, regálam e un a h o ra n o c o m p leta y p u edes carg arla. S ev ero , a m i cuenta, m ie n tras lees y an alizas m is tonterías. «Es d u ro perd er d ía s d e fiesta»: te pido $ q u e sop o rtes y aguantes e s ta pérdida. P ero si lees esto s versos con e l elocuente -«-¿pero no esto y sien d o un m alvado?— S egundo, este lib ro le deb erá m u c h o m ás d e lo q u e d eb e a su du eñ o , to p u es esta rá seg u ro y n o verá los inquietos m árm oles d el ca n sa d o S ísifo, libro q ue la lim a cen so ra del docto S egundo haya reco rtad o ju n to co n mi q u erid o Severo.

81 A EMILIANO: EL POBRE SIEMPRE SERÁ POBRE S iem p re serás pobre, si ere s pobre, E m iliano: a nadie se d a ahora riq u ezas sino a lo s ricos.

82 CONTRA GAURO, AVARO ¿P o r q ué m e prom etías, G au ro , d o sc ien to s m il, si no podías, Gauro» d ar d ie z m il? ¿E s q ue puedes y no quieres? P o r favor, ¿n o está eso m ás feo ? P iérdele ya» G auro: eres un d o n nadie.

LIBRO V

253

83 A

d In d i m o . d e g u s t o s d i s t i n t o s

M e p ersigues, te hu y o ; m e h u y es, le persigo; a s í es m i ánim o: no q u ie ro (u querer, D índim o, q u ie ro tu n o querer.

84 A GALA. QUE NO HABÍA REGALADO NADA AL POETA EN LAS SATURNALES Ya e l jo v e n triste por h aber dejad o la niñez es llam ad o por el m aestro gritón; y el ju gador, mal traicionado p o r el cu b ilete seductor, sacad o in m ediatam ente d e la antigua taberna. b o rracho su p lica al ed il.

5

P asaron po r co m p leto las S aturnales, y n o m e has e n v iad o . G ala, regalos ni p eq u eñ o s ni m ás peq u eñ o s, c o m o solías. V áy ase en buen a h o ra m i diciem bre: sabes sin d u d a. c re o , que ya se acercan vuestras S aturnales, las ca le n d as d e m arzo: en to n ce s te d ev o lv eré. G ala, lo q ue m e diste

Es deck, nada; cí. w . 7-8.

*0

ff

LIBRO VI

1 DEDICATORIA A SEXTO MARCIAL E ste se x to libro se le en v ía a ti, M a r c ia l*, esp ecialm en te q u erid o p ara mí: si lo co rrig es co n ag u z ad o o í d o J, m en o s an g u stiad o y tem b lo ro so se atreverá a lleg ar a las podero sas m anos del C ésar.

2 CUMPLIDO AL EMPERADOR1 E ra u n ju e ^ o traicio n ar la sa g ra d a tea d el m atrim onio, ju e g o lam btén era c a stra r a m ach o s sin m erecerlo.

' C f .I lS . 2 Recuérdese que en la antígfledad se recitaba, no se le (a en voz baja. » Cf. V I 7 .2 2 ,4 5 ,9 1 .

4,

5

256

EPIGRAMAS

T ú , C ésar, prohíbes u n a y o tra ac ció n 4 y so c o rc ts a la gente futura, q u e q u ieres q u e n azcan sin engaño. 5 N o ex istirán ya b ajo tu g o b iern o ni eu n u c o ni adúltero alguno: p ero an tes — ¡oh co stu m b res!— in cluso el eu n u co e ra adúltero.

3 AL HUO DE DOMICIANO N ace tú, nom bre p rom etido al dardanio J u lo ’ , verdadera p rogenie d e los d io ses, nace, p oderoso niño, a q u ie n tu padre d esp u és d e un c ic lo te en tre g u e las riendas etern as y gobiernes an c ia n o el m u ndo co n uno m ás anciano. J u lia * m ism a arrastrará para ti h ilos d e oro c o n su niv eo p ulgar y tejerá el o v illo co m p leto de F rix o 7.

4 CUMPLIDO AL EMPERADOR * C e n s o r 9 m áxim o y p ríncipe d e los príncipes, au nque y a tantos triunfos te deba, ta n to s tem plos q ue se erigen, tantos restaurados, tan to s esp ectácu lo s, ta n to s d io ses, tantas ciudades, m ás te d eb e a ti R om a: se r pudorosa.

4 Cf. I I 6 0 ,4 y V 75. * Cf. Votoojo, Eneida I 288. S. B a jl e y (II, págs. 2-3) se pregunta si Domkiarx» habría tenido la intención de poner a su hijo o hija el nombre de Julo o Julia. * Sobrina de Domtciano, deificada después de su muerte en el año 89; cf. Kj» . L pág. 358. 1 El vellocino de oro.

* a . v i 2. * a

14. 7.

257

LIBRO VI

5 A CECIUANO. USURERO

He comprado una finca rústica por mucho dinero: que me prestes cien mil, Ceciliano, te pido. ¿No me respondes nada? Creo que caljado dices «no los devolverás». Por eso, Ceciliano. te pido.

6 A LUPERCO. AMANTE DE PAULA

Hay tres cómicos, pero tu Paula, Luperco, ama a cuatro: Paula ama también al personaje mudo i®.

7 TELESILA. ADÚLTERA

Desde que la ley Julia " , Faustino, ha vuelto para el pueblo y se ordenó al Pudor entrar en los hogares, han pasado ireinu.días o menos pero no más y Telesila ya se casa con el décimo marido. La que se casa tantas veces, no se casa, adúltera es por le y ,2: me ofende menos una simple puta.

En

la c o m e d i a a c t u a b a n t r e s a c t o r e s , m i e n t r a s q u e

l l a d o ( m u í a p e r s o n a ) - , c f . H oftA C io, A n t p o é t i c a 1 9 3 .

» Cf. VI 2.1. Cf. V 75, Vi 22.

el

c u i n o p e rm a n e c ía c a ­

258

EPIGRAMAS

8 A SEVERO Do« p reto res, cuatro tribunos, siete abogados, d ie z poetas h ac e poco ped ían a c ie n o an cian o la m in o d e u na jo v e n . N o ta rd ó aquél i e n en tre g a r la jo v e n a l p r e g o n e ro 13 E úlogo: d im e , ¿e s q ue actu ó . S evero u , n eciam ente?

9 A LEVtNO, FALSO CABALLERO D u erm es. L e vino, e n el teatro d e P orapeyo: ¿y te q u ejas si O c é a n o 15 te hace levantar?

10 EL POETA PIDE INDIRECTAMENTE DINERO A DOMICIANO C u a n d o h a poco p ed ía casu alm en te a Jú p iter '* u n o s p o co s m iles, m e d ijo : «te los dará q uien m e co n c ed ió los tem plo s» . A q u él le co n c ed ió sin d u d a tem plos a Júpiter, p e ro a m í n o m e d io ningunos m iles: m e avergüenza, ay, h ab er p ed id o u n o s 5 p o co s m iles a J ú p i t e r P e r o , [co a qu é se ren id ad estaba! ¡cóm o estaba d esp eja d o d e to d a ira! ¡cóm o seg u ía m is ruegos

i) Léase V 5 6 .I I. m c f . n ó. u t f . M 95. 10. *♦ Se refiere a Domiciano; cf. X I 68. 19 Coa quien se identifica D om kiino, como se ha señalado «Mes.

UBRO Vi

259

co n ro stro tranquilo! A sf co n c ed ió las diad em as a los d acio s su p licantes y va y viene po r d ca m in o d e l C a p ito lio D i, le lo ruego, d i, virgen co n fid e n te d e nuestro T onante, si d en ieg a con este ro stro , ¿co n cuál p ues suele d ar?

10

A sí yo, a s í brev em en te P alas m e h a b ló d esp o jad a de la O órgona: «¿lo qu e todavía n o se h a d ad o , necio, piensas q u e se te h a denegado?»

11 CONTRA MARCO 19 ¿T e e x tra ñ as de qu e en esta ép o c a no h ay a un P ílades o

un O e s t e s *>? P ílades, M arco, b eb ía lo m ism o,

y n o se d ab a a O restes un pan o un to rd o m ejores, sin o q ue los d o s tenían la m ism a y e x a cta cena. T ú d ev o ras o stras d e L ucrino, a m í m e alim enta u na alm eja

5

aguada: y o no te n g o un p alad a r d e p erso n a m enos libre. A li te v isie la ca d m e a T iro, a m í la grasicn ta O alia: ¿q u ieres. M arco, q u e y o c o n un sa y o te am e a ti v ertid o d e p d rp u ra? P ara se r y o P ílades, q ue alguien se a para m í O resies; n o hacen falta p alab ras, M arco: p ara que te q u ieran , q u iere.

12 FABULA. ADORNADA CON CABELLO COMPRADO F ab u la ju ra q ue los c a b ello s q ue c o m p ró son s u y o s :. ¿n o te parece, P aulo, q u e co m ete p etju rio ?

11 En desfile triysM . '♦ Léase I I 43. » Cí. V il 46. g-9.

10

260

EPIGRAMAS 13 ESTATUA DE JU L IA 21


. 35-36. » Cf. VI 30 y V il 43.

LIBRO VI

263

21 LOS ESPOSOS JANTIS Y ESTELA

Cuando la alegre Venus unía para siempre a Jantis con el poeta Estela, dijo: «no pude darte m is». Esto en presencia de la esposa, pero en el oído le dijo con más malicia: «tú, arruina*corazoncs, no le seas infiel. A menudo yo golpeé furiosa al lascivo Marte, cuando rondaba antes de nuestros lechos legítimos, pero desde que es m í o n o me ha faltado con ninguna amante: Juno querría tener un marido tan honrado». Habló y golpeó el pecho de ella con un arcano cinturón: el golpe agrada, pero tú, diosa, mira ya por tus asuntos m .

22 CONTRA PROCULINA. ADÚLTERA”

Al casarte, Proculina, con tu querido y al hacer ahora marido al amante de hace poco, para que la ley Julia M no te pueda señalar, no te casas, Proculina. sino que lo reconoces.

) ' EJ matrimonio de Venus con Marte es una contribución de Marcial a la tra­ dición mitológica; e f. Iz a a c . I, pág. IS2. u Sigo la lectura paree tm> de H ejw us, seguida por Housman y S.B a u y . » Cf. I 74, V 73. VI 2 y VI 45. * Prohibía el concubinato; cf. V I 2.

5

264

EPtCiRAMAS

23 CONTRA LESBIA, FEA Y LIBIDINOSA

Ordenas que mi pene siempre esté t punto para li, Lesbia: créeme mi polla no es com o un dedo. Por m is que tú la acoses con manos y palabras seductoras, tu cara actúa como una orden contra ti.

24 CARIS1ANO. POBRE

N o hay nada más divertido que Carisiano: pasea con la toga en las Saturnales35.

25 A MARCELINO, SOLDADO EN DACIA *

s

Marcelino, auténtica progenie de un padre bueno, a quien protege la terrible Osa de la cima parT&sia , escucha lo que el viejo amigo de tu padre desea para ti y mantén estos deseos en tu pecho no olvidadizo: que tu valor sea prudente y un impulso temerario no te lleve en medio de las espadas y los crueles dardos. Quieran guerras y al fiero Marte los que carecen de razón: tú puedes ser soldado de tu padre y de tu emperador.

» Cuando no ere usual llevar la toga, sino una vestimenta más colorida (tynthesis), qoc tal vez no estaba ai alcance del bolsillo de Carisiano. » Cf. I I I 6.

” Cf. IV II, J.

LIBRO VI 26 sú tades. asq u ero so

La cabeza de mi querido Sótades corre peligro. ¿Crees que S óudes es reo? N o lo es. A Sótades le falta poder empinarla: mama.

27 A NEPOTE

39

Nepote u , dos veces vecino — pues tú vives cerca de Flora y lú también en la vieja Ficelia— , tienes una hija, que lleva en su rostro la firma de su padre, testimonio del pudor de su madre. Tú sin embargo no seas demasiado cicatero con el falemo y deja más bien los jarros llenos de dinero. Sea piadosa, sea rica, pero que tu hija beba mosto: el ánfora con su dueña, ahora nueva, se hará vieja. La uva del cécubo no sólo alimente a los que no lienen hijos: también los padres pueden vivir, créeme.

28 EPITAFIO DE OLAUC1AS40

El conocido liberto de Mélior, el que murió con el dolor de Roma entera, breve delicia de su querido patrono, bajo este mármol Glaucias yace inhumado

» Amigo del poeta; cf. X 48, XIII 124. * Vecino en la ciudad (en el Quirinal) y en el campo (Nomemo). * Cf. V I 29.

266

EPIGRAMAS

5 en un «p ulcro junto a la vía Apia: de tanas costumbres, de pudor intachable, de inteligencia rápida, de físico afortunado. A las doce mieses ya consumidas el joven apenas sumaba un : caminante que lloras esta 10 desgracia, ojalá no llores nada igual.

año

29 SOBRE LO M ISM O 41

N o era del servicio de la casa ni esclavo del avaro tablado, sino un joven digno del sagrado amor de su duefto, cuando todavía no podía darse cuenta de k » favores de su duefto, Glaucias era ya liberto de Mélior. s Esto se dio a su carácter y belleza: ¿quién fue más zalamero que él o quien más hermoso con su cara de Apolo? Para los fuera de señe la vida es breve y rara la vejez: lo que ames, desea que no te agrade demasiado.

30 CONTRA PETO. QUE HABÍA DADO TARDE LO PROMETIDO 4i

i

Si me hubieras dado inmediatamente seis mil duros, cuando me dijiste «tómalos, venga, te los regalo», te debería. Peto, com o si fueran doscientos mil. Pero ahora cuando me los has dado tras larga demora, después de siete, calculo, o nueve meses, ¿quieres que te diga de verdad la verdad? Has perdido. Peto, seis mil duros.

«' Cf. V I2$.

« a. vi 20.

LIBRO VI

267

31 CONTRA CAR1DEMO, ALCAHUETE DE SU ESPOSA

Sabes y permites, Cande mo, que a lu esposa la folie el médico: ¿quieres morir sin calentura43?

32 MUERTE DE OTÓN

Como E nío 44 dudara todavía de la guerra civil y quizis podría vencer el afeminado O tón4)» condenó a Marte que iba a costar mucha sangre y se atravesó el pecho con mano firme 4é. Sea Catón, mientras vivió, incluso mejor que César: al morir, ¿es que fue mayor que Otón?

i

33 CONTRA SABELO. MARICÓN

Nada más desgraciado. Matón, que el maricón de Sábelo has visto, cuando antes no hubo nada más alegre que él. Robos, huidas, muertes de esclavos, incendios, lutos afligen a este hombre: ya en su desgracia también folla.

Es decir, envenenado; cf. F juuxjinoex, pig. 444. 44 O Bclona, diosa de la guerra; cf. U brv d t ios tspta á cu lo s, XXIV 3. 4i Cf. Suvtomo. Otón X; P lita a c o , Otón XV; Tácito, Historias II 47-48, 44 Otón se suicidó cuando fue derrotado por Viielio en Bedriaco. en el afto 69; cf. VII 6 3 ,9 ; K er. I. pág. 377.

268

EPIGRAMAS 34 A DIADÚMENO, JOVEN HERMOSO 47

Dame, Díadúmeno, besos apretados; ¿«cuántos», dices? Me obligas a contar las olas del océano y las conchas esparcidas por las cosías del mar Egeo y Jas abejas que vagan por el monte C ecropio 5 y las voces y manos que suenan en el teatro lleno, cuando el pueblo ve repentinamente el rostro del César. N o quiero cuantos dio al melodioso Catuk)49 la suplicada Lesbia: pocos desea quien puede contarlos.

41

35 A CECILIANO, ABOGADO PESADO

Siete clepsidras al tú reclamárselas, a grandes voces te concedió, Ceciliano, un juez de mala gana. Pero tú hablas mucho y largo tiempo, y medio echado bebes agua tibia de la botella de cristal. 5 Para que de una vez sacies tu voz y lu sed, te rogamos que bebas ya, Ceciliano, de la clepsidra.

Cf. 111 65. V 4 6 ; F. G uw ino. «M aitiih Diadumenos und Canilla Lesbia», Mermes 124 (1 9 9 6 ). 333-354. ** El Himeto en el Ática, famo*o por el tomillo, el alimento de las abejas; cf. K n , I, ptg. 377. «'Cf.CATOLO, V y VII. Servía para medir el t u m o de palabra: c f. P lix io e l Jo v e n , C anas 11 14,

Vi 2,6.

269

LIBRO VI 36 A PÁPILO

Tienes una polla tan grande y una nariz, Pipilo, tan grande, que, cuando se te empina, puedes olería.

37 CONTRA CARINO. MARICA «

Carino no tiene resto alguno de su culo seccionado hasta el ombligo, y sin embargo le pica hasta el ombligo. ¡Qué picor le acosa al desgraciado! Culo no tiene, pero marica sí es.

s

38 EL HIJO DE RÉGULO

¿Ves cóm o el pequeño Régulo que todavía no ha cumplido los tres años dice maravillas de su padre tras oírlo y al ver a su progenitor abandona el regazo materno y siente que los piropos a su padre son suyos propios? Ya agradan al infame el griterío, los centúnviros. la gente apiñada en círculo y la basílica Julia. A sí disfruta la cría de un fogoso corcel en medio de mucho polvo, así desea el combate el novillo con su tierna frente. Dioses, cumplid, os lo ruego, los deseos de su padre y madre, para que Régulo pueda oír a su hijo y la madrea los dos 52. *' Léase 1 77. ” Según P u n ió a Jo v e n (Cartas II Iz a a c , I. p á g . 187; S. B a ile * . II. p á g . 29.

4 ),

el niAo murió en

la

adolescencia; cf.

5

to

270

EPIGRAMAS 39 CONTRA CINNA, SOBRE LOS ADULTERIOS DE SU ESPOSA »

Podre de siete no hijos, Cinna, te ha hecho Manila: en efecto, ninguno es tu hijo ni de tu amigo o del vecino, sino concebidos en camastros y esteras 5 reflejan en sus rasgos los engaños de la madre. Este moro que avanza con el pelo rizado va diciendo que es descendiente del cocinero Santra. En cambio, aquél de nariz chala y labios gruesos es la imagen misma del luchador Pánico

10 ¿Quién no sabe que el tercero es del panadero, cuando conoce y ve al legañoso Dama? El cuarto de frente adúltera y piel pálida te nació del concubino Ligdo; que te la mame, si quieres, tu hijo: no es un crimen, u Y éste de cabeza amelonada y largas orejas, que se mueven com o k> hacen las de los burros, ¿quién dice que no es el hijo del bufón Cirta? Las dos hermanas, una morena y otra pelirroja, son del flautista Croto y del granjero Carpo. 20 Y ya tendrías una grey entera de Nióbides*4, si Core so y Díndimo no fueran eunucos.

5> El epigrama es de un tono crítico elevado. En los cinco primeros versos se presenta et lema de tos adulterios de la esposa, los versos centrales (6-19) se deta­ llan los hijos frutos de los adulterios, mientras que los dos últimos versos (20*21) constituyen el remate final de la'mala uva del poeta. u Nfobe. según la versión ovidiana, tuvo siete hijos y siete hijas: pero o«ra versión le asigna nueve varones y nueve hembras; para Marcial, Nfobe tuvo nueve hijos de ambos sexos.

LIBRO VI

271

40 A LICORIS, A QUIEN HABÍA AMADO ANTES

Ninguna mujer se podo preferir a tí, Licoris, ninguna mujer se puede preferir a Glfccra. Ésta será lo que (ú: lú no puedes ser lo que es ésta: ¡lo que hace el tiempo! Quiero a ésta, a ti te quise.

41 CONTRA EL POETA RONCO QUE CUBRÍA SU CUELLO CON LANA 3J

Quien recita rodeando la boca y el cuello con lana, éste dice que no puede hablar, pero que tampoco puede callar.

42 LAS TERMAS DE E T R U S C O »

Sí no te bañas en las pequeñas termas de Etmsco, te morirás sin haberte lavado. Opiano. Ningún agua te acariciará igual, ni las fuentes de A p o o o 37 ásperas para las jovencitas, ni la suave Sinuosa y las aguas cálidas de Páser o el orgulloso Ánxur, ni tas olas de Apolo y Bayas, la principal. En ninguna parte existe una claridad tan límpida: la misma luz es allí más duradera y el día

» Léase III 18. * Léase a E s t a d o , Silvas I 5. Situada cerca de Padua, donde las mujeres eran famotas por su pudor; cf. XI 16,8; P u m o e l J o v e n . Canas I 14. 16.

5

272

EPIGRAMAS

10 d e n in g u n a parte se retira m ás tarde. A llí reverdecen los metales del Taígeto y rivalizan mármoles de diversas calidades, los que Frigia y Libia han cortado más profundamente; el ónice espeso despide secos calores is y las ofítas se calientan con tenue llama. Si te gustan los ritos de ios Iacede roonios, puedes satisfecho con el seco vapor sumergirte en la cruda Virgen o en la Marcia pues luce tan blanca y tan tranquila, 20 que no podrías imaginar allí ola alguna y te podrías creer que el blanco mármol 59 brilla vacío. No atiendes y con el oído gacho ya hace tiempo que me escuchas casi sin interés: sin haberte lavado morirás, Opiano.

43 A C Á S T R IC O «

Mientras la feliz Bayas te sirve, Cástrko, de recreo y la blanca ninfa te deja nadar en sus azufrosas aguas, a mí me dan fuerzas la tranquilidad de mi campo de N om ento 61 y una casa no molesta por sus yugadas. 5 Esto supone para mí el sol de Bayas y el muelle Lucrino, esto supone para mí, Cástrko. tus riquezas.

M Sen dos acueductos: el Aqua Wrgo fue construido por Agripa en el a t o 19 a. C. y el Aqua Marcia por Q. Marcio Rex en el 144 a. C.; ef. I za a c , I, pág. 264. » Cf. VI 13,3. El epigrama presenta la forma de priamel (pnombuiumU en el que se re* chaza la vida de la veraniega Bayas para defender la vida humilde y tranquila del poeta. «• Cf. I 105,1; 1138.1.

LIBRO VI

273

Antes me agradaba correr a cualquier lugar hacia playas famosas y no temía largos viajes; ahora me gustan los alrededores de Roma y sus cóm odos rincones, y me basta que me dejen tranquilo.

11

44 CONTRA CALIODORO

Crees, Catiodoro, que das bromas graciosas y que eres el único que rebosas mucha sal. Te ríes de todos, contra todos lanzas dicterios: así piensas que puedes agradar com o invitado. En ca m b io y o , si d ig o algo n o b o n ito p ero v erdadero, n adie, C a lio d o ro , beb erá

a

tu s a lu d 62.

45 CONTRA LETORtA. A D Ú LTERA «

Os habéis divertido, es suficiente; casaos, cortos lascivos: sólo os está permitida una casta Venus64. ¿Esto es una casta Venus? Letoria se casa con Ligdo: será una esposa con más desvergüenza de la que tuvo antes como amante.

« Cf. I! 15, 1. « Cf. VI 22. * Cí. VI 4 y 7.

5

274

EPIGRAMAS 46 A CACIANO, SOBRE EL AURIGA A Z U L «

La cuadriga es azotada continuamente por el látigo azul 46 y no corre: buen trabajo hace el auriga, Caciano.

47 A JÁNTIDE, NINFA DE ESTELA

Ninfa, que en el hogar de mi Estela fluyes de una fuente pura y penetras en la mansión de gemas de mi duefto. ya te envíe la esposa de N um a *7 de las cuevas de Trívia 61 o com o novena de la grey de las camenas ven: * con esta cerda virgen cumplió sus votos hacia ti Marco por haber bebido enfermo furtivamente de tu agua. Tú, contenta ya con mi delito, concédeme los goces seguros de tu fuente: que sea saludable la sed para mí.

En el Circo, donde se celebraban las carreras de caballos, existían cuatro facciones rivales, que se distinguían por los colores, rojo, blanco, verde y azul. Este último no gozaba de loa favores del emperador; cf. I za a c , I. pág. 264; A. C a m ek o n . Circus Fociions. Bine; and Creeos al Rom* and Byzantium, Oxford 1976. « Cf. XIV 53. La ninfa Egeria. u En Áricta. donde se rendía culto a Diana de las Encrucijadas f7WWaJ. * Ninfas itálicas, confundidas después con las musas. Aquí debe de referirse a Éralo, la musa de la elegía, pues Estela era un poeta elegiaco; cf. S. B a u y , « C o rrections and ExpUnations...», págs. 279-280. * Parece (cf. VI 86) que Marcial se había contaminado con el agua de la fuente citada antes y había hecho una promesa a la Ninfa si sanaba; ef. F meolAn o « , pág. 451.

ubro

vi

275

48 CONTRA POMPONIO, POETA INEPTO

El que la gente togada grite un bravo tan fuerte, no eres tú, Pomporio. tu comida es la elocuente.

49 PRIAPO7'

No he sido tallado en frágil olmo ni la columna que se yergue hacia arriba con rígida vena es de cualquier madera, sino que ha nacido de vivo ciprés, que no teme cumplir cien siglos ni la carcoma de una larga vejez. Tú, malvado, seas quien seas, témela. Pues si con mano rapaz da/las aunque sea a los más pequeños racimos de esta viña, te nacerá, por más que quieras negarte a e sto 72, una almorrana injertada a ti por el ciprés.

50 A TELESINO

Cuando e! pobre Telesino cultivaba amistades verdaderas. vagaba miserable con una gélida toga. Desde que ha empezado a prestar atención a maricones obscenos, compra sin ayuda plata, mesas y fincas. El epigrama describe en* estatua de Priapo; cf. V I 16 y 73. 7* Es decir, «aunque no quieras que te dé por el culo fiie tt pcedícari nolis)»; cf. S. Bauey, «More Correctiofls and ExpUnatkms...», pég. 138.

10

276

EPIGRAMAS

5 ¿Q u ieres hacerte rico, B itínico? S é cóm plice: los b eso s p uros n o te d ará n ni k> m ás m ínim o.

51 A LUPERCO, AVARO

Porque das banquetes sin mí tantas veces, Luperco. he encontrado la forma de perjudicarte. Estoy molesto: aunque me invites continuamente, mandes a buscarme y me lo pidas: «¿qué harás?». «¿Qué haré? ... Iré»73.

52 EPITAFIO AL PELUQUERO PANTAGATO 74

En este sepulcro yace arrebatado en sus años de niño Pantagato. amor y dolor de su señor, experto en cortar los cabellos con tijeras que apenas tocaban y en arreglar la barba hirsuta. S Aunque seas, tierra, com o debes, aplacada y ligera75, no puedes ser más suave que su mano de artista.

n Marcial utiliza la técnica de un final inesperado o parú prosdokían. w Cf. V III52. Como se inscribía en los epitafios: SfTT tB t 7 tA M L i v t t

LIBRO vi

277

53 A ANDRAGORAS, DE CUYA MUERTE REPENTINA ACUSA AL MÉDICO HERMÓCRATES 76

Se bañó con nosotros, com ió alegre y por la mañana esc mismo. Andrágoras fue encontrado muerto. ¿Preguntas, Faustino, por la causa de tan repentina muerte? En sueños habí* vltto al módico Hermócrates.

54 SEXTILIANO, IMPURO

Si prohíbes, Aulo, que Sextiliano diga «tan grandes* y «tan gordas», apenas el desgraciado unirá tres palabras. «¿Qué es lo que quiere?» dices. Diré lo que sospecho que es: Sextiliano ama a los «tan grandes» y «tan gordas» 77.

55 CONTRA CORACINO

Porque siempre ennegrecido con canela, cinamomo y los perfumes del nido de la altiva a v e 71

* Marcial ha seguido a U o u o . X I 257. 77 La explicación desde las ediciones antiguas apuntaba a los cuerpos de los atletas y a sus miembros viriles (praegrandts ¿raucos torum que caudas, i. d., méntulas); cf. FriepíAkdck, pág. 453. 71 El nido de) ave Fénix se hacía con plantas aromlticas, entre las que desta­ caban la canela y el cinamomo; cf. Plinio e l V i e j o , Historia natural XII 85; FftlEOL&NDCft' pág. 454.

r 278

EPIGRAMAS

hueles a taños de plomo de Níceros, te ríes. Coradrw, de mí que a nada huelo: 5 prefiero no oler a nada a.oler b ien 79.

56 CONTRA CARIDEMO, AFEMINADO

Porque tus piernas están erizadas de cerdas y tu pecho de vello *>, ¿crees, Caridemo, que puedes engañar a la fama? Arranca, créeme, los pelos de todo tu cuerpo y testifica que te has depilado las nalgas. «¿Con qué motivo?» dices; sabes que muchos hablan mucho: 5 que piensen, Caridemo, que te dan por el culo.

57 CONTRA FEBO, CALVO

Engañas, Febo, con cabellos fingidos mediante ungüentos *1 y tu sucia calva se cubre de pelo teñido. N o hay necesidad de traer al barbero para tu cabeza: una esponja puede mejor, Febo, arreglarla.

* Cf. II 12.4. » Cf. II 36.5. a. VI 74.2.

LIBRO VI 58 A AULO PUDENTE. SOBRE LA ENFERMEDAD QUE CASI LO MATA

Mientras te agrada, Auto, distinguir la Osa Mayor de cerca y soportar las estrellas del firmamento g ético 82, ¡oh cóm o yo, casi arrebatado de ti hasta las aguas estigias, casi vi las negras nubes de la región dei Elíseo! Aunque fatigados, mis ojos buscaban tu rostro y a mi boca gélida acudía repetidamente Pudente. Si las hermanas hilanderas no tejen para mí hilos de luto y esta voz no se encuentra con dioses sordos, conm igo a salvo volverás salvo a las ciudades del Lacio y alcanzarás com o caballero ilustre el premio de primipilar*’.

59 CONTRA BÁCARA. QUE HACE OSTENTACIÓN DE SUS VESTIDOS

Se duele y queja Bácara de que no le llega el frío debido a sus seiscientos abrigos, desea días oscuros, vientos y nieves, mientras odia los días de invierno templados. ¿Qué daño, cm el, te han hecho mis mantos, que una suave brisa puede arrancar de mis espaldas? ¡Cuánto más simple, cuánto más humano es ponerle abrigos incluso en el mes de agosto!

Pudente se encontraba en la campaAa contri los dacios; cf. X III69. « Cf. I 31.3,

280

EPIGRAMAS

60 (61) CONTRA LOS ENVIDIOSOS

Mi querida Roma alaba, ama, canta mis libros, y a m í todos los pechos, a raí todas las manos me tienen. Mira: uno enrojece, palidece, queda estupefacto, bosteza, siente odio. Eso quiero: ahora me agradan mis versos.

61 (60) A POMPULO, ESCRITOR

Pompulo lo ha conseguido, Faustino: será leído y su nombre se extenderá por todo el mundo. «Que prevalezca la ligera raza de los rubios usipos y quien no quiera el imperio ausonio». 3 Con todo, se dice que los escritos de Pompulo tienen ingenio: «pero esto, créeme, no es suficiente para la fama. ¡Cuántos escritores elocuentes alimentan a las polillas y carcomas y sólo los cocineros compran sus cultos versos! Existe un no sé qué de más y eso es lo que regala siglos io a los libros: el libro que sobreviva debe tener genio **».

62 A OPIANO. CAZADOR DE HERENCIAS

Salano padre perdió a su único hijo: ¿dejas de enviarle regalos, Opiano? ¡Ay crimen cruel y Parcas malvadas! ¿De qué buitre será este cadáver? u Cf. A. L Sn$AX, «M vtial 6.61: Callimachean Poetics Revalued», Trans. andProc. Amer. Phil. Assoc. 124 (1994), 291-308.

LIBRO VI

281

63 A MARIANO. QUE HABÍA NOMBRADO HEREDERO A UN CAZAMERENCIAS

Sabes que van a cazarte, sabes que éste es el avaro que va a la caza y sabes. Mariano, qué es lo que quiere quien va a la caza. Tú sin embargo a éste en tu último testamento, tonto, nombras heredero y quieres, loco, que ocupe tu lugar. «Bueno, me ha enviado grandes regalos». Pero los envió en anzuelo: ¿y puede amar al pescador el pez? ¿Es que éste llorará tu muerte con sincero dolor? Si deseas que llore, no le des nada, Mariano.

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64 CONTRA UN DETRACTOR

Dado que no has nacido del rígido linaje de los Fabios ni com o aquel al que esposa de Curio dio a luz, sorprendida bajo una encina rubicunda, cuando llevaba l a comida a su esposo que araba, sin o q u e eres hijo d e un padre afeitad o ante el e sp ejo y d e una

madre logada y dado que tu esposa te puede llamar esposa, te permites corregir mis libritos, que conocen la fama. y censurar mis afortunadas bagatelas, estas bagatelas, insisto, a las que no desprecian dirigir toda su atención los próceres de la ciudad y del foro, a las que los anaqueles del inmortal Silio ** también consideran dignas y que Régulo repite tantas veces con boca elocuente, y alaba Sura vecino de la Diana del Aventino, el que ve más cerca los juegos del gran Circo, y que incluso el mismo soberano el César con el gran peso del Estado no desprecia leer dos y tres veces.

15 EJ poda épico Silio Itálico.

*

10

15

282

EPIGRAMAS

Pero tú tienes más inteligencia, tú tienes un corazón más agudo con Minerva que te lo aguza y la fina Atenas ha modelado tu pecho. Que me muera, si no tiene un seso más profundo aquello que con la barriga suelta y con grandes pies, 20 viejo con un pulmón rojo y temible por su nariz lleva por todas las bocacalles un cniel carnicero. Te atrev es adem ás co n tra m í a escrib ir versillos q u e n ad ie conoce y a ech ar a perder m iserables páginas.

Pero si el ardor de mi bilis te quema algo, 25 eso vivirá, se te pegará y se leerá por toda la ciudad y ni Cfnamo borrará los estigmas con su astuta arte. M ás b ien com padécete d e ti y p erd id o no tien tes con tu b oca rab io sa la n ariz hu m ean te de un o so vivo.

Por más que esté tranquilo y lama tus dedos y manos, 30 si el dolor y la hiel, si una ira justificada le obliga, será un oso: cansa a tus dientes en una piel vacía y busca carnaza callada, que puedas roer.

65 A TUCA, CENSOR DE SUS EPIGRAMAS

«Compones epigramas en hexámetros*6», sé que dice Tuca: Tuca, suele hacerse, y encima, Titea, se puede; «pero con todo esto es largo». Esto se suele también. Tuca, y se puede: si apruebas versos más breves, lee sólo dísticos. 5 Lleguemos al acuerdo de que tú puedas pasar de los epigramas largos y yo pasar. Tuca, de escribirlos.

* Como el epigrama anterior

LIBRO VI

283

66 UN PREGONERO QUE VENDÍA A UNA JOVEN H ace p o co e l p regonero G elian o vendía a u n a jo v e n d e n o d em asiad a b u en a nota, co m o las q ue se sien tan en m edio d e la Subura. C o m o se su b a stara largo tie m p o a b ajo precio. 5 d esean d o qu e to d o s aprobaran su pureza, la atrajo cerca d e él con la m ano pese a su negativa y la b esó dos, tres y cu a tro veces. ¿Q u é con sig u ió con los besos, p reguntas? Q u ie n h ac ía p o c o o fre cía seiscien to s, se negó.

67 A PÁNICO SOBRE CEU A , QUE SÓI jO AMABA A LOS EUNUCOS ¿ P o r q u é sólo eu n u co s tiene tu q u erid a C elia, preguntas. P án ico? C e lia q u ie re follar, p ero no parir.

68 MUERTE DEL NIÑO ÉUT1CO, AHOGADO L lo rad vuestro crim en , p ero lloradlo por L ucrino entero . n áyades, y que la m ism a T etis sie n ta el luto. H a m u erto un jo v e n arreb a tad o en m edio de la s ag u as d e B ayas, el fam o so É u tico . C á stríco , tu dulce com pañía. É ste era co m p añ ero d e tus cu itas y lu ap o y o am oroso .

5

éste era tu am or, éste e ra e l A lexis *? d e nu estro poeta.

Famoso joven de la segunda Égloga de Viaoiuo; cf. V 16, 12; VIII 36, 12.

284

EPIGRAMAS

¿E s q u e te vio desn u d o b ajo las lím pidas aguas u na nin fa lasciva y te dev o lv ió co m o H ilas al A k id a * * ? ¿A c aso la dio sa h a d esp reciad o y a al fem en in o H erm afro d ito

10

p reocupada por el abrazo d e u n h o m b re delicado? S ea lo q u e fuere y cu a lq u ie ra q ue se a la c a u sa d e este ro b o rep entino, q ue le sea, k> suplico, la tie n a y el a g u a lig eras* 9.

69 BASA BEBE A G U A » N o m e extraña, C a tu lo , q u e tu q u erid a B a sa b eb a agua: lo q ue m e ex tra ñ a e s q ue la h ija d e B asa beba a g u a 91.

70 A MARCIANO: VIVIR ES TENER SALUD C o ta y a h a cum p lid o , M arciano, sesen ta y d o s cosechas, calculo, y no se acu erd a d e h ab er probado ni siq uiera un so lo d ía e l te d io d e un lecho caliente, s E n señ a e l d ed o , — p ero e l d e sv e rg o n z a d o 92— , a A leóm e, a D asio y a S ím aco 93. E n cam b io , qu e se cuenten bien nuestros aftos y, lo q u e se llevaron las terribles fiebres « Hércules. » Variante de la típica fórmula de los epitafios: sít n u terha u y t s . « Léase II 30. ♦i El epigrama quiere decir que el poeta está convencido de que Basa se fa num a a Catulo. pero no piensa que la hija de Basa lo haga: cf. S. B ailky , «More Correciions and Explanattons...», p ig 138; S. B a u e y , II, pág. 53. « Cf. II 28, 2. *3 Nombres de médicos.

LIBRO VI

o una grave enfermedad o los malos dolores, sepárese de lo mejor de la vida: som os niños y parecemos ancianos. Quien cree que es larga. Marciano, la vida de Príamo y la de N éstorw, sufre una gran equivocación y engaño: que la vida no es vivir sino vivir con salud.

71 TELETUSA, JOVEN LASCIVA

Experta en trazar posturas lascivas al son de las castañuelas de la Bélica y en danzar al son de los ritmos de G ades95, la que podría ponérsela gorda al tembloroso Pelias y excitar al marido de Hécuba * jumo a la pira de Héctor. Telelusa abrasa y aiormenu a su anterior dueño: la vendió de esclava, ahora la vuelve a comprar de señora.

72 EL CILICIO LADRÓN 97

Ladrón de una rapacidad demasiado conocida, un cilicio quería saquear un huerto, pero en el amplio huerto, Fabulo, no había más que un Priapo de mármol. Como no quería irse con las manos vacías, el cilicio se llevó al mismo Priapo.

« a. I I 64.3. « Cf. 141, 12, V 78, 26. * PelUs, tío de Jtsón. y Príamo eran ancianos. Cf. V I 16.

286

EP1CRAMAS 73 ESCULTURA DE P R IA P O *

N o m e ta lló un ru d o c o lo n o con to sca hoz: ves la noble o b ra d e un adm inistrador. E n efecto , el labrador m ás rico d el ca m p o ce re taño, H flaro, posee estas co lin as y fértiles laderas, s M ira có m o , con m i rostro d e verdad, no p arezco d e m ad era y có m o llevo las arm as de la ingle no d ed icad as al fuego, sin o q u e m i polla d e etern o c ip ré s, q ue nu n ca m orirá, se yergue d ig n a d e la m ano d e Fidias. V ecinos, os lo aconsejo, celeb rad al sagrado P riapo

10

y resp etad estas cato rce yugadas.

74 A EFULANO, SOBRE UN CALVO Y DESDENTADO El q u e está sen tad o en la esq u in a d e la m e sa c e n tra )" , q u e a su calv a de tres p elos abre un sendero co n p om ad as, y q u e escarb a su b o ca en tre ab ie rta con palillos d e lentisco, eng aña, K fulano: n o tiene dientes.

75 CONTRA PONCIA, ENVENENADORA C u a n d o m e en v ías o un tordo o un cu a rto d e pastel, o un m uslo de lieb re o algo parecido a esto.

** Cf. VI 16 y 49. La e s u n u estaba situada en u ta finca de Caere, actual Cerveteri. * Es el lugar de hooor: cf. S. B an-F-y. II, pág. 59.

LIBRO VI

287

dices, Poncia too que me has enviado tus bocados preferidos: estos yo no los enviaré a otros, pero tampoco los comeré.

76 EPITAFIO A FUSCO. QUE MURIÓ LUCHANDO EN DACIA l0
. las rosas.

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1Q

81 CONTRA CARIDEMO. AFEMINADO

Te lavas. Cari de m o ,l0. como si estuvieras irritado con la gente: es que sumerges los genitales en la piscina entera. N o quisiera que ahí te lavaras así, Cande mo, la cabeza; va, también te lavas la cabeza: pues prefiero que te laves los genitales.

82 A RUFO. A QUIEN PEDE GRACIOSAMENTE UN ABRIGO

El otro día una persona. Rufo, que me inspeccionaba al detalle, como si fuera un traficante de esclavos o un empresario de gladiadores, haciéndome seftales con la cara y los dedos. 101 La fama de las flores de Pesio es recordada por V noajo, Geórgicas I 168. ■w Cf. I I 42 y 70. »» Cf. VI 56.

290

KWCRAMAS

«¿tú eres» tú», me dijo, «el famoso Marcial, cuyas bromas y chistes conoce cualquiera que no tenga un oído de bátavo Sonreí un poco y con una suave señal no negué que yo era quien había dicho. «¿Por qué entonces», añades, «tienes un abrigo de mala calidad?» 10 Le respondí: «porque soy un poeta de mala calidad». Para que esto no suceda más a un poeta, envíame, Rufo, un abrigo de buena calidad.

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ft3 AL EMPERADOR DOMIC1ANO. DE QUIEN ALABA SU CLEMENCIA

Cuanto la fortuna de tu padre debe a la preocupación de E tn iscol12, tanto, oh el más grande de los soberanos, te deben a ti los dos. Que tú reclamaste los rayos lanzados por tu diestra: desearía yo que esa actitud tuvieran los rayos de Júpiter. 5 Sí tu naturaleza. César, la tuviera el poderoso Tonante, rara vez su mano emplearía el rayo entero. Etrusco reconoce este doble favor tuyo: el poder haber acompañado a su padre 1,3 y hacerlo volver.

»4 FILIPO TRANSPORTADO EN UNA LITERA

Ocho porteadores, Avito "4, trasladan a Ftlipo sano: a éste si tú lo ves sano, Avito, estás loco. 1,1 Es decir, de extranjero. Lo& báta vos habiuban en la actual Holanda, n i Había acompañado a su padre al exilio; cf. VII 40; S. B aiuy , II, pig. 56. Al destierro. Cf. 1 16. 2.

LIBRO VI

291

85 EL POETA LLORA LA MUERTE DE RUFO

He aquí que se publica mi sexto libro sin ti, Rufo Camonio, y el libro, amigo, no espera que k> leas. La impía (ierra de los capadocios. que has visto bajo numen esquivo, devuelve las cenizas y los huesos a tu padre. Derrama lágrimas Bolonia privada de tu querido Rufo y resuenen los llantos en Emilia entera "6. ¡Ay. qué piedad filial, ay qué breve vida ha perecido! Sólo habí* visto cinco premios de Alfeo ti?. Tú solfas repetir de memoria mis bromas, tú solfas retener, Rufo, todos mis juegos, recibe con mi llanto el breve poema de un amigo entristecido y piensa que esto ha sido el incienso de un ausente.

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86 CONTRA LOS QUE BEBEN AGUA »'■

Vino de S e tia 119 nieves domeñadas y copas llenas, ¿cu án d o o s b eb e ré sin q u e el m é d ico m e lo p ro h íb a?

Necio, ingrato e indigno de regalo tan grande quien prefiere ser heredero del rico Midas. Que posea mieses de Libia, el Hermo y el Tajo. y beba agua caliente, quien me envidie.

Cf. IX 64 y 76. La región atravesada por la vía Emilia desde AHminum hasia Placentía; cf. Km . I. pág. 412. Vivió por u n to veinte aAos (cf. IX 76. 3). pues para Marcial una Olimpia* da equivalía * un lustro o cinco años; cf. K m , 1, pág. 413. "« Léise V I 47. m El vino setino era de gran calidad, cf. IV 69.

S

292

EPIGRAMAS 87 AL EMPERADOR SOLICITANDO UN FAVOR

Los dioses y tú, César, te concedan lo que mereces: los dioses y tú me concedan lo que quiero, si lo he merecido.

88 A CECIUANO. A QUIEN NO HABÍA LLAMADO SU SEÑOR

Por la mañana te saludé casualmente por tu nombre verdadero y no te llamé, Cecüiano, mi señor. ¿Me preguntas cuánto me cuesta tan gran libertad? Los cien cuadrantes w que esa me quitó.

89 PANARETO. BORRACHO

Cuando Panareto com o una cuba pedía tardíamente haciendo sonar los dedos un orinal ya a media noche, se le dio una jarra de Espoleto, pero la que él mismo había apurado y entera no había sido suficiente para él. $ Aquél con suma exactitud vomitó su propio vino en el jairo y devolvió el peso completo de su propia ja/ra. ¿Te extrañas de que la jarra recibiera lo que había bebido? N o te extrañes, Rufo: había bebido vino puro.

■» Cf. 1 112. '*■ Cf. 159,1.

LIBRO VI

293

90 CELIA, ADÚLTERA A m ante O elia n o tiene m is q u e uno: m ás vergonzoso e s q u e se a esp o sa d e dos.

91 CONTRA ZOILO L a sag rad a cen su ra d el sup rem o g u ía prohíbe e im pide tener am antes

alégrate. Z o ilo 124: no follas >25..

92 CONTRA ANIANO QUE BEBÍA UN VINO PÉSIMO A u n q u e tengas. A niano, u n a serp ien te cincelada p o r e l arte d e M irón en u n a co p a, b ebes vaticano: beb es v en e n o i**.

Cf. III90. Cf. V 75, V I 7. Cf. 1 16. 2 y II 16. Cf. I II 82, 33. Marcial no «atiende que Aniano pueda beber vino de mala calidad, como el vaticano (cf. I 18.2. X 4 3 .5 ) en copas lujosas. De ahí que deje entrever que 1« serpiente esculpida en la copa envenene el vino; cf. Kp.r. I. pig. 416. im

294

EPIGRAMAS 93 TAIS MALOLIENTE *27

T ais h uele peor d e lo q ue h u ele la j a n a vieja de un avaro b atanero '2*. p ero recién ro ta e n m e d io d e la ca lle , p eo r de lo q u e e l c a m e ro recién h ec h o el am or, peor d e lo q ue las fauces de un león, p e o r d e lo que la piel arrancada a un p erro del 3 o tro lado del T íb c r

y p eo r d e lo q u e huele un pollo

cu a n d o se pudre en un h u ev o ab o rtiv o , p eo r d e lo q u e un án fo ra estro p ead a por e l g a r ó 130 co rrom pido. P ara c a m b ia r en g a ñ o sa este o lo r po r otro, cu an tas veces c o n e l v estid o q u ita d o se d irig e al bañ o, se rejuvenece co n p s ilo tr o 131 o se o cu lta em b ad u rn ad a

10

co n y eso ácido o se cubre tres y cu a tro v eces con h abas e s p e s a s ,3J. C u an d o se cree bien segura a través d e mil en g añ o s, cu a n d o h ace to d o esto, T ais h u ele a T ais.

94 CALPETANO. P O B R E 133 S iem pres se sirven a C alpetano p la to s d e oro. y a c e n e fuera o en su c a sa e n Rom a. A sí tam bién siem pre en las p osadas, a s í c e n a e n el cam po: ¿e s q ue no tiene o tro p la to ? Q ué va, no tiene su y o s propios. 117 Léate IV 4. Marcial se ha inspirado en Lvcajo, Ant, Griega XI 239 y 240. Los bataneros recogían la orina, que luego empleaban en k » batanes, en jarrasen las esquinas de la calle; c f . X II 4 8 , 8 ; F i k e d l a k d e r , pág. 4 7 1 ; K t * . I. pág. 41 7 ; S. B a iley . II, p á g , 73. 119 Donde se encontraban los negocios de los curtidores; cf. J uvenal. XIV 203-204. Especie de salmuera elaborada con diversos pescados; cf. XIII 102. ■3< Cf. I II 7 4 . 1. i» Se usaban para quitar las amigas; cf. III 42. I; XIV 60; Kek. I, pág 417. i » Cf. II 58. Marcial critica la ostentación de platos de oro que no son de Cal­ petano. sino prestados.

ÍNDICE GENERAL

Págs. I n t r o d u c c ió n

o e n e r a l ......................................................

V II

«L ib r o d e lo s espec tá c u lo s » ............................................

!

L ib r o I ..........................................................................................

19

L i b r o II .........................................................................................

89

L i b r o III .......................................................................................

129

L ib ro

IV ...........................................................................

173

L ib r o V .........................................................................................

215

L ib r o V I .......................................................................................

255