Literatura de La Conquista y de La Colonia CICLOS

Literatura de la conquista y de la colonia grado 9 ÁREA Y/O ASIGNATURA: HUMANIDADES: LENGUA CASTELLANA CICLO: IV PROFESO

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Literatura de la conquista y de la colonia grado 9 ÁREA Y/O ASIGNATURA: HUMANIDADES: LENGUA CASTELLANA CICLO: IV PROFESOR: MARIO FERNANDO MENA GUÍA No: 2 PERIODO II NOMBRE: Literatura de la conquista y de la colonia, las crónicas y el barroco, PROPOSITO: Reconocer las características de las obras representativas de la literatura de la conquista y de la colonia

INTRODUCIÒN La presente guía pretende a través de la lectura, la comprensión y el análisis literario que el estudiante identifique, comprenda y analice los conceptos, características y representantes de la literatura de la conquista y la colonia, mediante de la consulta de fuentes bibliográficas y/o o de las fuentes electrónicas (internet, Word, power oint, correo electrónico, etc); con el fin de ubicar al alumno en el contexto sociocultural, histórico y literario de la literatura de los cronistas españoles e hispanoamericano. LITERATURA DE LA CONQUISTA Y DE LA COLONIA La literatura de la conquista está formada principalmente por textos de los cronistas españoles que vivieron esta etapa y narraron lo que presenciaron. Ramón Pané, a quien Cristóbal Colón encargó de estudiar las creencias de los indios y escribir un reporte sobre ellas; Pedro Mártir de Anglería, quien desde temprano en el siglo XVI se dedicó a recoger los testimonios de aquellos que regresaban del Nuevo Mundo y terminó publicándolos luego en una obra titulada "Décadas del Nuevo Mundo". Bartolomé de las Casas, cuyo padre, Pedro de las Casas acompañó a Colón en su segundo viaje y sobrevivió al hambre y las epidemias, pudiendo regresar a España en el 1500 para poder contarle a su hijo sus memorias del gran choque de culturas que significó la invasión española de América. Los primeros años de la conquista española están marcados por los cronistas de Indias, tanto español como indios y mestizos. La literatura colonial, es aquella que tuvo lugar en América mientras las potencias europeas mantenían el control político y administrativo. En sus relatos se combina la tradición literaria de Europa con la cultura americana autóctona, en un contexto de continuas luchas por el poder y sueños independentistas. El renacimiento español y el fervor religioso también fueron claves en la literatura colonial hispanoamericano

ACTIVIDAD Nº 1 A continuación debes leer el ensayo sobre el panorama literario de Colombia en la época de la Conquista y con la información que allí encuentres debes desarrollar un mapa mental. Panorama de la literatura prehispánica y de la Colonia en Colombia Literatura de la conquista. Es casi toda crónica y relato histórico. Y los escritores de esta etapa son casi todos clérigos y militares. La riqueza de sus obras es de valor histórico, y el valor literario que puedan poseer es muy poco y está en lugar muy secundario. Los primeros documentos aparecen ya en 1519, al estilo de la Suma de Geografía, de Martín Fernández de Enciso (v.). De interés informativo, sin arte alguno, porque su intención se agota en la descripción y en el recuento de los hechos. Gonzalo Jiménez de Quesada (v.), fundador de Bogotá, escribió varias obras; y entre ellas, unos Sermones para ser predicados en las fiestas de la Virgen. Había n. en Granada, España, en 1506. M., leproso, en Mariquita, C., en 1579. Licenciado en leyes, como escritor se nota en él hondo influjo del renacimiento italiano tan en boga entonces en los medios universitarios españoles; y asimilado aún más, durante su intensa temporada en Italia, especialmente en Florencia. La única obra suya que se conserva completa es la comúnmente conocida como El Antijovio (Bogotá 1575), donde «se contienen todas aquellas cosas en que Paulo Jovio, obispo de Nochera, anduvo errado...». Producto típico del humanismo ultrareformista. Obra erudita, clásica, en ocasiones pedante; y que no se entrelaza con lo que posteriormente habría de ser la literatura del Nuevo Mundo.

El clérigo Iban de Castellanos (1522-1607), de origen español pero arraigado en C., en la conventual ciudad de Tunja, es autor de la obra más importante del periodo de la conquista: las Elegías de Varones Ilustres de Indias (Madrid 1589), obra ambiciosa, de 124.870 versos; de ilimitado contorno geográfico en su paisaje; con una asfiXIante multiplicidad de sucesos y descripciones, donde la lírica y el recuento alternan indiscriminadamente; y donde la intención épica del autor desaparece para convertirse en crónica de la Historia, insustituible archivo de datos de toda índole. Pedro de Aguado (1503-88), fray Pedro Simón (15741640) y Lucas Fernández de Piedrahita (1624-88), son los principales narradores de la historia eclesiástica y civil de la conquista. En la obra de este último, Historia General de las Conquistas del Nuevo Reino de Granada (Madrid 1688), hay ya atisbos de crítica; y más rigor científico en la búsqueda de las fuentes de información. La obra de Juan Rodríguez Freyle (1566-1638) se sale de los moldes anteriores. El Carnero (Bogotá 1636) es un libro sabroso y ameno, casi una crónica picaresca, donde la narración de los hechos se ve condimentada por una gracia picante y burlona. Esa especie de fresco pictórico social, donde los diversos personajes discurren con todos sus defectos, señalados con cierto tinte moralista del autor, que les infunde algo perdurablemente humano, constituye, a pesar de sus deudas con la literatura peninsular, una de las más características obras de la literatura colombiana. El periodo de la Colonia. Podría pensarse que en esta época la literatura colombiana es un apéndice de la española, pero no de la del Siglo de Oro, que llegó a C. dos siglos y medio después, con Tomás Carrasquilla (v.). Más que el clasicismo, en la literatura colombiana dejarán impronta el conceptualismo y el culteranismo, en la obra de Hernando Domínguez Camargo (1606-59); y el desmañado estilo de Teresa de Ávila, en la obra de Josefa del Castillo (1671-1742). La exaltación de lo religioso, simbolizado en una imagen de estrepitosa suntuosidad y pompa, tan en boga entonces; y la marcada influencia culterana de Góngora (v.), explicarán una obra como es el Poema heroico de San Ignacio de Loyola (Madrid 1666), de Domínguez Camargo, caracterizada por un barroquismo empalagoso. Más sencillo e íntimo en sus sonetos, especialmente en su soneto inmortal dedicado a Guatavita. La obra principal de Josefa del Castillo, Afectos espirituales (Bogotá 1843), es muestra única de literatura mística en la América hispana. Su autora es, además, neto producto criollo, porque nació, vivió y murió en Tunja; y allí, también, furtivamente leyó y ensayó todas las vanidades y las profundidades de los estilos literarios. El suyo propio, sin embargo, noes mullidamente clásico El recargo de metáforas, la desmesurada afición al hipérbaton y al circunloquio, el abuso de la elipsis y de la antítesis, dejan ver claramente que Josefa del Castillo no ha asimilado con buena sindéresis el cúmulo de sus lecturas. De todos modos, tanto los Afectos espirituales como la narración de su Vida (Filadelfia 1817), dan testimonio de una vocación literaria no despreciable, sino, por el contrario, altamente reconfortante para el lector de todas las épocas, que puede recrearse en una poesía ingenua e intensa y en una narrativa hondamente humana. Guía de trabajo # 1 Literatura de la Época colonial Instrucciones: Trabaje de forma individual o en parejas. Si trabaja en grupo con dos o más personas, su trabajo no será calificado. Copie las preguntas y trabaje con letra clara. 1. ¿Cuál era el objetivo de los españoles? 2. ¿Cuál fue la diferencia entre el modelo de conquista español y el inglés? ¿A qué se debe esa diferencia? 3. Delimite el marco temporal de la literatura colonial en Hispanoamérica. Puedes hacer una línea del tiempo 4. ¿Qué importancia para la literatura tuvieron las órdenes religiosas en Hispanoamérica? Y cuales son 5. ¿Cuáles son las dos etapas del período colonial? Explique qué movimiento artístico predominó en cada una y enumere tres características de cada movimiento 6. ¿Cuáles son los dos temas que predominaron durante la Época colonial? 7. ¿Qué es una crónica de conquista? 8. ¿Quiénes escribían crónicas de conquista? 9. ¿Cuál era el objetivo de los cronistas? 10. Escriba cuatro características de las crónicas de conquista. 11. Escriba el nombre de una crónica de las siguientes personas: a. Cristóbal Colón e. Álvar Núñez Cabeza de Vaca b. Fray Bartolomé de las Casas f. Pedro Cieza de León c. Bernal Díaz del Castillo g. Inca Garcilaso de la Vega d. Fray Bernardino de Sahagún

¿COMO SE ORIGINARON LAS LENGUAS? A todos nos parece normal que existan diferentes lenguas. Estamos habituados ello y hasta consideramos lógico que no se hable el mismo idioma en los diferentes puntos del planeta. Pero, ¿Por qué cada pueblo habla una lengua diferente? ¿Por qué unas lengua se parecen mucho, como el italiano y el español, y otras, como el chino y el hebreo, son muy diferentes entre si? ¿Existe alguna explicación a esa diversidad? estas preguntas inquietaron a los humanos desde la antigüedad. En la Biblia, por ejemplo, se cuenta que los descendientes de Noé decidieron construir en Babilonia una torre tan alta que llegara al cielo: la torre de Babel. Enojado por esta pretensión, Yahvé decidió enviar a los hombres un castigo por su soberbia. Y opto por sembrar la confusión entre los constructores haciendo que cada uno hablara una lengua distinta. Como nadie se entendía con los demás, todos abandonaron aquella magna empresa y se dispersaron por el mundo. Así es como los hebreos explicaban que los descendientes de Noe hablaran lenguas distintas. Y desde entonces Babel quedo como sinónimo de confusión. Más allá del relato bíblico algunos estudiosos han intentado explicar el origen de la diversidad de lenguas. Y para ello han elaborado distintas teorías. Una de estas teorías, conocida como monogenesis (de mono “único” y génesis “origen”), defiende que en el pasado todas las personas hablaban una única lengua común. Luego, en el transcurso de los siglos y por causas culturales, geográficas y étnicas, fueron surgiendo diferencias en el uso de esa lengua común, diferencias que, paulatinamente, fueron dando origen a las diversas lenguas. En oposición a la teoría de la monogenesis se encuentra la de la poli génesis (de poli “varios” y génesis “orígenes”). Esta segunda teoría defiende que, más o menos de forma simultanea, surgieron en distintos lugares varias lenguas diferentes. Cada una de esas lenguas constituiría el origen mas o menos remoto de las distintas lenguas que hoy conocemos. ¿Hubo entonces una sola lengua inicial, o nacieron en distintos sitios lenguas diferentes e independientes que dieron origen a las demás? Quizá nunca lleguemos a saber la respuesta a la pregunta. Pero lo que esta fuera de toda duda es que algunas lenguas aguardan un parentesco con otras con las que forman una familia. Y que los miembros de una misma familia proceden de la misma lengua, a la que se llama lengua madre. Una de las lenguas madre fue el indoeuropeo, que se supone que se hablaba en Asia y Europa hace unos 5000 años. De ella surgieron con el paso del tiempo varias lenguas, entre ellas el griego y latín. Y del latín surgieron otras lenguas hijas: las lenguas románicas o romances entre las que se encuentra el castellano. Historia de parentesco similares a esta se pueden encontrar para cualquier lengua del mundo. Sin embargo como en los árboles genealógicos que confeccionamos para conocer a nuestros antepasados, también en estas familias falta determinar el brote o los brotes iniciales a partir de los cuales surgieron todas las ramas, es decir todas las lenguas.

El castellano en el mundo El español es, por número de hablantes, la tercera lengua del mundo. Pese a ser una lengua hablada en zonas tan distantes, hasta ahora todavía existe una cierta uniformidad en el nivel culto del idioma que permite a las gentes de uno u otro lado del Atlántico entenderse con relativa facilidad. Las mayores diferencias son de carácter suprasegmental, es decir, la variada entonación, fruto al parecer de los diversos substratos lingüísticos que existen en los países de habla hispánica. La ortografía y la norma lingüística aseguran la uniformidad de la lengua; de ahí la necesidad de colaboración entre las diversas Academias de la Lengua para preservar la unidad, hecho al que coadyuva la difusión de los productos literarios, científicos, pedagógicos, cinematográficos, televisivos, ofimáticos, comunicadores e informáticos. Desde España, se ha elaborado el primer método unitario de enseñanza del idioma que difunde por el mundo el Instituto Cervantes. El trabajo coordinado de las Academias ha cristalizado en la "Elaboración de la norma culta de las grandes ciudades", que presta especial atención a la fonología y el léxico. Es el segundo idioma hablado en Estados Unidos, que cuenta con varias cadenas de radio y televisión con emisiones totalmente en español; asimismo, y por razones estrictamente económicas, es la lengua que más se estudia como idioma extranjero en los países no hispánicos de América y Europa. Lejanos ya los tiempos en que fue considerada la lengua diplomática, cuando fue sustituida por el francés, hoy es lengua oficial de la ONU y sus organismos, de la Unión Europea y otros organismos internacionales. Ha sido incluido como idioma dentro de las grandes autopistas internacionales de la información como Internet, lo que

asegura la constante traducción de las innovaciones informáticas, su difusión e intercomunicación. Donde aparece más incierto el futuro del idioma es en el continente africano, abandonado por razones políticas a la voluntad de sus hablantes; no hay que olvidar que todavía sirve de lengua diplomática junto al francés para el pueblo saharaui. No obstante, todo parece augurar si así nos lo proponemos, que en el próximo siglo será una de las lenguas de mayor difusión, y quién sabe si en momentos de deseable mestizaje no dé lugar a una lengua intermedia que asegure la comunicación con el continente americano en su conjunto. Es importante por lo tanto, que quienes tenemos la fortuna de hablarlo, realicemos todos los días la más fuerte defensa de sus principios y su preservación para continuar con el gran legado de hombres como Cervantes Saavedra, Octavio Paz, Nebrija, Borges, Nervo y tantos más que tan bien se expresaron de ella y con ella. HISTORIA DEL IDIOMA ESPAÑOL ¿Momentico o momentito? ¿Cómo lo dice usted? Aunque en la mayoría de los países castellano hablantes se construye el diminutivo de una palabra con el sufijo ito (ita), en por lo menos cinco países, se hace con el sufijo ico. Los países y regiones ICO incluyen: Aragón (en España) / Colombia / Costa Rica / Cuba / República Dominicana /Venezuela ¿Sabías que la Etimología es la ciencia que se ocupa de estudiar el origen de las palabras, su significado y formación? El idioma español se extiende hoy por casi todo el planeta siendo la cuarta lengua más importante del mundo, con 400 millones de hablantes nativos. El castellano, tal como hoy lo conocemos es fruto de un proceso de decantación de más de un milenio, a lo largo del cual las diversas lenguas de los habitantes de la Península Ibérica se fueron modificando por influencia de los invasores romanos, godos y árabes. Hacia el final del siglo XV, con la unión de los reinos de Castilla y Aragón, que extendieron su dominio sobre la mayor parte de la península hispana, la lengua de Castilla -el castellano- se fue imponiendo sobre otros idiomas y dialectos y cruzó el Atlántico a lomos de los descubridores, conquistadores y misioneros. El primer documento hallado escrito en este idioma “Las Glosas Emilianenses”, son un manuscrito medieval hallado en el Monasterio de San Millán de la Cogolla o de Suso, el primer documento que se conoce en lengua española, que data del año 964. Hace pues 1038 años que se escribió el primer texto conocido en nuestro idioma, en realidad, apuntes o glosas en romance, sobre un texto religioso en latín y contiene palabras y construcciones que no se entendían ya. Las primeras se escribieron en el monasterio benedictino de Silos, donde para aclarar el texto de un penitencial puede leerse "quod: por ke", "ignorante: non sapiendo". Su origen Como dice Menéndez Pidal "la base del idioma es el latín vulgar, propagado en España desde fines del siglo III A.C., que se impuso a las lenguas ibéricas" y al vasco, caso de no ser una de ellas. De este substrato ibérico procede una serie de elementos léxicos autónomos conservados hasta nuestros días y que en algunos casos el latín asimiló, como: cervesia > cerveza, braca > braga, camisia > camisa, lancea > lanza. Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el siglo VII A.C.; como, por otro lado, esta lengua también influyó en el latín, voces helénicas han entrado en el español en diferentes momentos históricos. Por ejemplo, los términos huérfano, escuela, cuerda, gobernar, colpar y golpar (verbos antiguos origen del moderno golpear), púrpura (que en castellano antiguo fue pórpola y polba) proceden de épocas muy antiguas. Entre los siglos III y VI entraron los germanismos y la mayoría a través del latín por su contacto con los pueblos bárbaros. Forman parte de este cuerpo léxico: guerra, heraldo, robar, ganar, guiar, guisa (compárese con la raíz germánica de wais y way), guarecer y burgo, que significaba 'castillo' y después pasó a ser sinónimo de 'ciudad'. Junto a estos elementos lingüísticos también hay que tener en cuenta al vasco, idioma cuyo origen se desconoce. Del substrato vasco proceden dos fenómenos fonéticos que serán característicos del castellano. La introducción del sufijo -rro, presente en los vocablos carro, cerro, guijarro, pizarra, llevaba consigo un fonema extravagante y ajeno al latín y a todas las lenguas románicas, que es, sin embargo, uno de los rasgos definidores del sistema fonético español; se trata del fonema ápico-alveolar vibrante múltiple de la (r). La otra herencia del vasco consiste en que ante la imposibilidad de pronunciar una f en posición inicial, las palabras latinas que empezaban por ese fonema lo sustituyeron en épocas tempranas por una aspiración, representada por una h en la escritura, que con el tiempo se perdió: así del latín farina > harina en castellano, pero farina en

catalán, italiano y provenzal, fariña en gallego, farinha en portugués, farine en francés y faina en rumano; en vasco es irin. La lengua árabe fue decisiva en la configuración de las lenguas de España, y el español es una de ellas, pues en la península se asienta durante ocho siglos la dominación de este pueblo. De su organización social y política se aceptaron la función y la denominación de atalayas, alcaldes, robdas o rondas, alguaciles, almonedas, almacenes. Aprendieron a contar y medir con ceros, quilates, quintales, fanegas y arrobas; aprendieron de sus alfayates (hoy sastres), alfareros, albañiles que construían zaguanes, alcantarillas o azoteas y cultivaron albaricoques, acelgas o algarrobas que cuidaban y regaban por medio de aljibes, albuferas, norias y azadones. Influyeron en la pronunciación de la s- inicial latina en j- como en jabón del latín 'saponem'. Añadieron el sufijo -í en la formación de los adjetivos y nombres como jabalí, marroquí, magrebí, alfonsí o carmesí. ¿Castellano o Español? Esta lengua también se llama castellano, por ser el nombre de la comunidad lingüística que habló esta modalidad románica en tiempos medievales: Castilla. Existe alguna polémica en torno a la denominación del idioma; el término español es relativamente reciente y no es admitido por los muchos hablantes bilingües del Estado Español, pues entienden que español incluye los términos valenciano, gallego, catalán y vasco, idiomas a su vez de consideración oficial dentro del territorio de sus comunidades autónomas respectivas; son esos hablantes bilingües quienes proponen volver a la denominación más antigua que tuvo la lengua, castellano entendido como 'lengua de Castilla'. En los primeros documentos tras la fundación de la Real Academia Española, sus miembros emplearon por acuerdo la denominación de lengua española. Volver a llamar a este idioma castellano representa una vuelta a los orígenes y renunciar al término español plantearía la dificultad de reconocer el carácter oficial de una lengua que tan abierta ha sido para acoger en su seno influencias y tolerancias que han contribuido a su condición. Por otro lado, tanto derecho tienen los españoles a nombrar castellano a su lengua como los argentinos, venezolanos, mexicanos, o panameños de calificarla como argentina, venezolana, mexicana o panameña, por citar algunos ejemplos. Lo cual podría significar el primer paso para la fragmentación de un idioma, que por número de hablantes ocupa el tercer lugar entre las lenguas del mundo. Sergio Zamora B. Guadalajara, Jalisco, México 1999

Historia del español en América Cuando Colón llegó a América en 1492, el idioma español ya se encontraba consolidado en la Península Ibérica, puesto que durante los siglos XIV y XV se produjeron hechos históricos e idiomáticos que contribuyeron a que el dialecto castellano fraguara de manera más sólida y rápida que los otros dialectos románicos que se hablaban en España, como el aragonés o el leonés, además de la normalización ortográfica y de la aparición de la Gramática de Nebrija; pero en este nuevo mundo se inició otro proceso, el del afianzamiento de esta lengua, llamado hispanización. La diversidad idiomática americana era tal, que algunos autores estiman que este continente es el más fragmentado lingüísticamente, con alrededor de 123 familias de lenguas, muchas de las cuales poseen, a su vez, decenas o incluso cientos de lenguas y dialectos. Sin embargo, algunas de las lenguas indígenas importantes -por su número de hablantes o por su aporte al español- son el náhuatl, el taíno, el maya, el quechua, el aimará, el guaraní y el mapuche, por citar algunas. El español llegó al continente americano a través de los sucesivos viajes de Colón y, luego, con las oleadas de colonizadores que buscaban en América nuevas oportunidades. En su intento por comunicarse con los indígenas, recurrieron al uso de gestos y luego a intérpretes europeos o a indígenas cautivos para tal efecto. Además, en varios casos, los conquistadores y misioneros fomentaron el uso de las llamadas lenguas generales, es decir, lenguas que, por su alto número de hablantes y por su aceptación como forma común de comunicación, eran utilizadas por diferentes pueblos, por ejemplo, para el comercio, como sucedió con el náhuatl en México o el quechua en Perú.

Pero la hispanización de América comenzó a desarrollarse sólo a través de la convivencia entre españoles e indios, la catequesis y -sobre todo- el mestizaje. Pero no sólo la población indígena era heterogénea, sino que también lo era la hispana que llegó a colonizar el territorio americano, pues provenía de las distintas regiones de España, aunque especialmente de Andalucía. Esta mayor proporción de andaluces, que se asentó sobre todo en la zona caribeña y antillana en los primeros años de la conquista, habría otorgado características especiales al español americano: el llamado andalucismo de América, que se manifiesta, especialmente en el aspecto fonético. Este periodo, que los autores sitúan entre 1492 y 1519, ha sido llamado -justamente- periodo antillano, y es en él donde se habrían enraizado las características que luego serían atribuidas a todo español americano. En el plano fónico, por ejemplo, pérdida de la d entre vocales (aburrío por aburrido) y final de palabra (usté por usted, y virtú por virtud), confusión entre l y r (mardito por maldito) o aspiración de la s final de sílaba (pahtoh por pastos) o la pronunciación de x, y, g, j, antiguas como h, especialmente en las Antillas, América Central, Colombia, Venezuela, Panamá o Nuevo México, hasta Ecuador y la costa norte de Perú. Por otra parte, los grupos de inmigrantes de toda España se reunían en Sevilla para su travesía y, de camino hacia el nuevo continente, aún quedaba el paso por las Islas Canarias, lo que hace suponer que las personas comenzaron a utilizar ciertos rasgos lingüísticos que, hasta hoy, son compartidos por estas regiones, lo cual se ha dado en llamar "español atlántico", cuya capital lingüística sería Sevilla -opuesto al español "castizo o castellano"- con capital lingüística en Madrid, y que englobaría el andaluz occidental, el canario y el español americano, aunque otros investigadores sostienen que sólo abarcaría, en América, las zonas costeras. En la formación del español cabe distinguir tres grandes períodos: el medieval, también denominado del castellano antiguo, fechado entre los siglos X al XV; el español moderno, que evolucionó desde el siglo XVI a finales del XVII, y el contemporáneo, desde la fundación de la Real Academia Española hasta nuestros días. El castellano medieval El nombre de la lengua procede de la tierra de castillos que la configuró, Castilla, y antes del siglo X no puede hablarse de ella. Por entonces existían cuatro grandes dominios lingüísticos en la Península Ibérica que pueden fijarse por el comportamiento de la vocal breve y tónica latina, o en sílaba interior de palabra como la o de portam que diptongó en ué en el castellano, puerta, y vaciló entre ue, uo y ua en el leonés y aragonés (puorta) y mozárabe (puarta). En términos generales, se mantuvo la o del latín (porta) en la lengua del extremo occidental, el galaico-portugués -del que surgiría el gallego y el portugués-, y en el catalán del extremo oriental, que ejercería su influencia posterior por las tierras mediterráneas, fruto de la expansión política. El castellano fue tan innovador en la evolución del latín como lo fueron los habitantes de Castilla en lo político. A esta época pertenecen las Glosas Silenses y las Emilianenses, del siglo X, que son anotaciones en romance a los textos en latín: contienen palabras y construcciones que no se entendían. En el sur, bajo dominio árabe, hablaban mozárabe las comunidades hispanas que vivían en este territorio y conservaron su lengua heredada de épocas anteriores. La mantuvieron sin grandes alteraciones, bien por afirmación cultural que marcara la diferencia con las comunidades judía y árabe, bien por falta de contacto con las evoluciones que se estaban desarrollando en los territorios cristianos. En esta lengua se escriben algunos de los primeros poemas líricos romances: las jarchas, composiciones escritas en alfabeto árabe o hebreo, pero que transcritas corresponden a una lengua arábigo-andaluza. De los cambios fonéticos que produjeron en esta época en el castellano, el más original consistió en convertir la f- inicial del latín en una aspiración en la lengua hablada, aunque conservada en la escritura. El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial del reino de Castilla y León lo dio en el siglo XIII AlfonsoX, que mandó componer en romance, y no en latín, las grandes obras históricas, astronómicas y legales. El castellano medieval desarrolló una serie de fonemas que hoy han desaparecido. Distinguía entre una -ssonora intervocálica, que en la escritura se representaba por s, como en casa, y una s sorda, que podía estar en posición inicial de palabra como silla, o en posición interna en el grupo -ns-, como en pensar o en posición intervocálica que se escribía -ss- como en viniesse. Las letras ç y z equivalían a los sonidos africados (equivalente a ts, si era sordo, y a ds, si era sonoro), como en plaça y facer. La letra x respondía a un sonido palatal fricativo sordo, como la actual ch del francés o la s final del portugués y también existía correspondiente sonoro, que se escribía mediante j o g ante e, i: así dixo, coger, o hijo. Distinguía entre una bilabial oclusiva sonora -b-, que procedía de la -p- intervocálica del latín o b de la inicial sonora del latín (y que es la que hoy se conserva), y la fricativa sonora, que procedía de la v del latín, cuyo sonido se mantiene hoy en Levante y algunos países americanos.

Desde el punto de vista gramatical ya habían desaparecido las declinaciones del latín y eran las preposiciones las que señalaban la función de las palabras en la oración. El verbo haber todavía tenía el significado posesivo tener, como en había dos fijos y se empleaba para tener y para formar las perífrasis verbales de obligación que originarían a partir del siglo XIV los tiempos compuestos; por eso, entre la forma del verbo haber y el infinitivo siguiente era posible interponer otro material léxico, hoy impensable, como en "Enrique vuestro hermano había vos de matar por las sus manos". Los adjetivos posesivos iban precedidos de artículo, como aún hoy ocurre en portugués; así, se decía los sus ojos alza. El español del siglo XII ya era la lengua de los documentos notariales y de la Biblia que mandó traducir Alfonso X; uno de los manuscritos del siglo XIII se conserva en la biblioteca de El Escorial. Gracias al Camino de Santiago entraron en la lengua los primeros galicismos, escasos en número, y que se propagaron por la acción de los trovadores, de la poesía cortesana y la provenzal.