Lectura 1- La Empresa Agropecuaria y Su Entorno

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Módulo 1 LA EMPRESA AGROPECUARIA Y SU ENTORNO Unidad 1 Lectura 1

Materia: Introducción a la Producción Agropecuaria Profesores: Pablo González del Boca / Guillermo Ciampagna

En la antigua Babilonia se practicó el arriendo de tierras para ser explotadas en común. En Grecia y en Roma existieron, basadas en la ayuda mutua, organizaciones que aseguraban los riesgos de grupos de pequeños artesanos. En los pueblos germánicos, la vida agraria se desenvolvió desde sus comienzos sobre la base de la ayuda recíproca para objetivos comunes: drenaje, riego, explotación de bosques, entre otros. En el pueblo Romano, desde sus orígenes, se encuentran formas de asociación que aún subsisten en algunos países latinos, para la posesión y utilización en forma colectiva de campos de pastoreo y plantaciones comunales. Asociaciones de campesinos ocupados en la transformación de la leche, existieron desde los primeros tiempos de la Edad Media en los Alpes suizos, italianos, franceses y en Inglaterra. En Francia algunos de esos organismos aún subsisten y funcionan sin estatutos. En algunas comarcas de Armenia, funciona aún una forma singular y primitiva de cooperativa lechera que data de los tiempos prehistóricos. Siendo muy escasa la disponibilidad de elementos combustibles en esas comarcas, se procura fundamentalmente aprovechar en común el fuego para el calentamiento de la leche, etapa muy importante en el proceso de fabricación de queso. Las antiguas “fruitières” de las altas pasturas de los Alpes y del Jura, que datan de la Edad Media (Siglo XIII), y las fruitières del pie de la montaña y las tierras bajas se contaban por cientos. Lectura obtenida de apuntes de cátedra de Meyer Paz, 2006.

Unidad 1. LA EMPRESA AGROPECUARIA Y SU ENTORNO 1.1 La empresa como organización Las organizaciones “El individuo como tal no puede vivir aislado, sino en continua interacción con sus semejantes, por tanto es un ente sociable. Los individuos tienen que cooperar unos con otros por sus restricciones personales y deben constituir organizaciones que les permitan lograr objetivos que el trabajo individual no alcanzaría realizar” (Barnard, 1971: 34). La formación de las organizaciones data de los albores de la humanidad. La historia presenta numerosos ejemplos de organizaciones económicas rudimentarias muchas de las cuales subsisten en la actualidad. El paso del tiempo y la generación del conocimiento permiten que hoy se conozca en profundidad su estructura y funcionamiento, pero siempre existieron y se formaron de manera intuitiva. Pearsons define las organizaciones como “unidades sociales (o agrupaciones humanas) deliberadamente construidas o reconstruidas para alcanzar fines específicos” (Parson, 1968: 127). Estas últimas surgen por la aparición de necesidades concretas. La cooperación entre las personas es esencial para la existencia de la organización, y ésta existe cuando: Hay personas capaces de comunicarse Que estén dispuestas a actuar conjuntamente Para obtener un objetivo común. Características de las organizaciones Siguiendo los lineamientos propuestos por Etzioni (citado por Martinez Ferrario, 1995) se describen las siguientes: - División del trabajo (especialización), del poder y de las responsabilidades de la comunicación que han sido deliberadamente planeadas para favorecer la realización de fines específicos. - Presencia de uno o más centros de poder que controlan los esfuerzos concentrados de la organización y los dirigen hacia sus fines, y además, revisan y moldean su estructura en busca de mayor eficiencia.

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- Sustitución del personal (las personas que no satisfacen las necesidades de la empresa pueden ser reemplazadas).

En organizaciones modernas podemos citar también: - Complejidad - Diversidad de objetivos - Crecimiento de la interrelación de las organizaciones en todos los aspectos cuyo origen se debe al gran desarrollo de las comunicaciones. - Exigencias externas (turbulencias, cambios sociales y políticos, crisis, entre otras) - Necesidad de afrontar cambios

Fin de las organizaciones. Tipos de organización Los fines pueden definirse como metas a largo plazo que se plantea una organización. Según sus fines, las organizaciones pueden clasificarse en: Sin fines de lucro (comunitarios, culturales, religiosos, deportivos, políticos, gremiales). En estas organizaciones los beneficios (denominados “sobrantes”) no se distribuyen entre los asociados sino que ingresan al haber común o a los recursos disponibles para la próxima etapa. Con fines de lucro o beneficios económicos (empresas). Se trata de uno de los rasgos diferenciales de las empresas. En estas organizaciones los beneficios se distribuyen entre los socios y representan el “retorno a la inversión”. “El desempeño directivo de una organización será eficiente cuando los fines se logren con la maximización de resultados económico-financieros para el caso de las empresas o bien la optimización del uso de los recursos para organizaciones sin fines de lucro, donde un mejor uso de los bienes puestos en acción dará una mayor cantidad de bienes o servicios repartidos” (Martínez, 2003: 89).

Los productores agropecuarios, ¿tienen siempre fines de lucro? Entonces, ¿qué ocurre con aquellos productores ganaderos que no poseen rentabilidad positiva en sus producciones?

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Maximización de Resultados

FI NES Optimización de Recursos

EMPRESAS SIN FINES DE LUCRO

OBJETI VOS - Producción de bienes - Servicios Comerciales Comunitarios Finencieros Profesionales Figura 1. Objetivos y fines de las organizaciones. Fuente: Martínez, Luis Alberto. Agro management. Buenos Aires. Ediciones Macchi. 2003. Pág. 89

Objetivos de las organizaciones Los objetivos dan comienzo al curso de acción, al proceso de gestión, que a su vez tendrá sus propios objetivos de menor plazo y generalidad, pero que van acercando el punto de partida a las situaciones a las que se quiere llegar. Los objetivos son las metas concretas que se fija la organización a corto y a largo plazo, que le permitirán alcanzar los fines.

Si los objetivos se cuantifican, se convierten en metas, verdaderas aspiraciones de los valores a alcanzarse (Martínez, 2003). Para fijarlos habrá que cuidar estas prioridades (características de los objetivos): Deben ser deseables. Deben ser factibles. Deben ser expresados con claridad conceptual y numérica. Deben ser comprensibles. Serán integrados en el encadenamiento de los demás objetivos del proceso, anclados siempre a los resultados buscados. Los objetivos de rango inferior se transforman en medios para el cumplimiento de los de nivel superior. Aparecerán como los objetivos significativos, es decir, pocos en número y contundentes en los escalones clave. Determinar qué factores tienen mayor influencia sobre los resultados. Propenderán a la aplicación de la excelencia en todos los estratos de la organización. Su desarrollo dependerá de los antecedentes. Análisis de la historia como base real del proyecto.

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Serán lo suficientemente flexibles para soportar una reprogramación o su replanteo ocasional. Las metas (objetivos de corto plazo expresados en términos cuantitativos) serán específicas, comprobables y cuantificables (posibilidad de medir resultados). Su evaluación final y análisis de diferencias permitirán una mejor programación futura. Deben ser motivadores y consensuados.

La empresa como organización La empresa es una organización cuyo fin es el lucro (es de la propia esencia empresaria lucrar) logrado por medio de la producción de bienes y servicios, dentro de un ámbito más general, que es el entorno (institucional, organizativo y económico) en el que se desarrolla su actividad. Se integra con el aporte de capitales a riesgo, puestos a disposición de especialistas (administradores en un sentido amplio) en los campos de la planificación, coordinación y control de los procesos conducentes a los fines previstos por los propietarios de la empresa. Con el administrador se personaliza “la especialidad en la conducción” de la empresa. (Martínez, 2003: 48)

Fines y objetivos de las empresas Las características básicas para la formulación de objetivos en empresas coinciden con lo expresado anteriormente para organizaciones (en sentido amplio). Si bien suele aceptarse que el objetivo esencial de una empresa capitalista es maximizar el beneficio (nutrido por la tendencia general de las personas a poseer bienes), esto no es más que una simplificación de la realidad, pues los fines que pretende alcanzar una empresa son complejos a la hora de definirlos, formularlos de manera adecuada (simple y directa) y precisarlos. La formulación de los objetivos de una empresa se enmarca dentro del proceso general de toma de decisiones, encuadrado a su vez en los sistemas de dirección y gestión de la empresa. Dada la imposibilidad de alcanzar simultáneamente todos los objetivos deseables, deben estructurarse y jerarquizarse éstos de manera realista, desglosándolos en una serie de sub-objetivos o metas intermedias, que a su vez se alcanzarán a través de las acciones que la empresa adopte con ese fin.

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Si bien los objetivos de cada empresa son diferentes en función de sus propias especificidades (tanto internas como externas), se pueden enumerar una serie de objetivos genéricos a alcanzar por la dirección de una empresa capitalista, a saber: • Maximizar la producción y el beneficio de la empresa. Optimización del uso de recursos. • Lograr un desarrollo y crecimiento armónico de la empresa, tanto a nivel global, como de los diversos subsistemas que la componen. • Mantener una estabilidad socio-económica entre la fuerza laboral y el resto de los factores externos e internos de la empresa. En definitiva, el establecimiento de objetivos se deduce del entorno, de la estructura interna y del pasado de la empresa.

1.2 La empresa agropecuaria y sus características Una empresa cuyo objeto es la actividad agropecuaria tiene particularidades que obligan a la adaptación de la gestión a dicha especialidad, pero que en su generalidad se nutrirá de los conceptos que se aplican para el común de las organizaciones.

Puede definirse como una organización dentro de una estructura socio-rural conectada a redes comerciales muy diversas, en la cual se combinan factores de producción (tierra, capital, trabajo), organizados por una unidad de dirección (empresario), con el objeto de obtener alimentos y materias primas, logrando beneficios máximos y estables.

Esta definición engloba varios conceptos. Es una organización porque reúne a más de una persona con objetivos comunes. No funciona aislada sino dentro de un entorno, vinculada a redes diversas. El objetivo es el lucro. Se destaca la importancia del empresario en la consecución de los objetivos por medio de la asignación de tareas y responsabilidades a los distintos miembros de la organización. Los objetivos deben ser logrados con eficacia y eficiencia. Eficacia es alcanzar lo que se busca (el producto, los teneros, las vacas gordas, los novillos, tal condición corporal, tal peso, entre otros). Eficiencia es producirlo con la menor cantidad de recursos o al mínimo costo.

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Factores de producción (recursos) Tal como lo sostiene Meyer Paz (2006) comprender y conocer cuáles son los recursos de la empresa agropecuaria es fundamental al momento de intentar producir los cambios necesarios para incrementar sus resultados económicos o el nivel de satisfacción de los objetivos propuestos.

Recursos naturales (tierra) La producción agropecuaria, además de los recursos tradicionales (trabajo y capital), agrega a la tierra como insumo básico y fundamental. Las empresas agropecuarias basan la producción en el empleo de la tierra (con algunas excepciones como hidroponía, apicultura, o establecimientos de actividades tradicionales pero intensivas). Este hecho, tiene una importante repercusión sobre la empresa, dado que la tierra es un recurso limitado, biológico, no reproducible, destructible y heterogéneo. Esto le otorga características particulares que tienen connotaciones económicas.

Características económicas: No es reproducible: Por lo tanto su oferta es inelástica. Esta característica genera que se convierta en un bien escaso, por lo cual dentro de la empresa, las actividades que requieren tierra como factor de producción compiten por su uso. Además la tierra tiene un elevado peso en la composición del capital total de la explotación agropecuaria (70% al 80% en empresas de la región pampeana). Esto implica que las medidas de eficiencia físicas y económicas empleadas en la agricultura y ganadería sean corrientemente referidas al factor tierra (hectárea). No es uniforme: Cada región y aun cada parcela de tierra se diferencia de las otras por su fertilidad y ubicación geográfica. La calidad de la tierra, es decir su aptitud de uso determina cuáles son las actividades que es posible desarrollar en cada zona y sus ventajas comparativas en términos económicos. No es desplazable: La tierra es fija, diferenciándose de otros factores de la producción (capital y trabajo) en cuanto a que éstos pueden, en mayor o menor medida, desplazarse. Conserva su aptitud o cualidad si se la usa racionalmente: Mientras que los bienes de capital aplicados a la industria, el transporte y aun la agricultura, tienen una vida útil limitada, el recurso tierra, si es manejado racionalmente, tiene vida ilimitada. Por ello, si el suelo mantiene su fertilidad, mantiene su valor, por lo que carece de sentido el cálculo de su depreciación.

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El valor de la tierra En los bienes reproducibles, el valor, concretamente, el precio, está estrechamente relacionado con el costo de producción, pero dado que la tierra es no reproducible, no tiene costo de producción que nos permita calcular su valor. Por lo tanto, el mecanismo que determina su valor es la utilidad que nos genera. A esta utilidad se la conoce como renta de la tierra. El valor de la tierra que resulta de considerar su renta es conocido como valor económico. Se trata de un valor teórico y puede presentar discrepancias con el valor de mercado, determinado en función de la oferta y demanda. Las mejoras, ubicación, tamaño, calidad, forma, accesos, son algunos factores determinantes del valor de mercado de la tierra. También, se puede hacer mención al valor fiscal de la tierra. Éste, es determinado y actualizado cada cuatro años por representantes del estado, por una parte y de productores por otra, en función de la capacidad de uso y productividad de las tierras.

Mejoras Las mejoras están compuestas por todo lo clavado y plantado en la tierra. Éstas pueden clasificarse en: Extraordinarias: caracterizadas por confundirse con la tierra misma y por permanecer a lo largo del tiempo, demandando sólo gastos de conservación (desmonte, nivelación, caminos) Ordinarias: caracterizadas por mantener su individualidad con respecto a la tierra y no perdurar indefinidamente. Tienen una determinada vida útil y deben amortizarse (construcciones, alambrados, aguadas).

Aspectos económicos de la conservación de la tierra La conservación del suelo queda atrapada, generalmente, en el conflicto de minimizar costos en el corto plazo y maximizar las utilidades en el largo plazo. La mayoría de las prácticas conservacionistas de suelo requieren de desembolsos en efectivo y pueden reducir, temporalmente, las utilidades. Esta reducción de utilidades en el corto plazo será necesaria, con el fin de alcanzar mayores utilidades en el largo plazo e impedir las disminuciones futuras. Según Meyer Paz (2006) es necesario tener en cuenta por un lado, los desembolsos en efectivo grandes y las tasas de descuento elevadas los cuales reducen el valor de las futuras ganancias lo que permite derivar en menores practicas conservacionistas. Por otro lado, se deberá tener en cuenta los horizontes de planificación cortos (caso de arrendamientos) desalientan la inversión.

Expansión del recurso tierra; ¿Comprar o arrendar?

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Si se tiene poca cantidad de tierra, ésta limitará la utilización de otros recursos, condicionando el crecimiento a niveles inaceptables. Por el contrario, una gran cantidad de tierra no permitirá un pleno aprovechamiento por falta de capital. Lo importante es tener el control de las tierras, no importa si a través del arrendamiento o la compra. “La disponibilidad de capital, las preferencias personales y la cantidad de tierra para venta o arrendamiento, son algunos de los factores más importantes al momento de tomar la decisión” (Meyer Paz, 2006 s/d).

Ventajas

Desventajas

Propietario

Arrendatario

Independencia

Flexibilidad en el tamaño

Seguridad de tenencia

Menor inversión inicial

Garantía de préstamo

Menor capital inicial

Protección contra inflación

Poco cuidado de la tierra

Flujo de efectivo

Incertidumbre

Rendimiento más bajo sobre el capital

Instalaciones deficientes

Menor capital de trabajo

Mayor capital de trabajo

Acumulación lenta de patrimonio

Restricciones por razón de tamaño

Unidad económica Este concepto aparece por primera vez en el año 1940 al crearse la ley de colonización nacional, motivado por la continua subdivisión de lotes con la consecuente pulverización de la propiedad agrícola. Según la legislación vigente, no se permiten subdivisiones menores a la superficie establecida para la unidad económica. Según Foulón es la extensión de tierra necesaria que permite la vida decorosa de una familia agrícola, asegurando su desenvolvimiento, admitiendo la intervención de mano de obra contratada, al tener una utilidad o beneficio neto suficiente como para permitir la formación de un fondo de recursos que permitan el buen desarrollo de la empresa.

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La unidad económica sufre fluctuaciones en el tiempo y espacio. Por ejemplo, no es lo mismo una unidad económica en el cinturón verde de Córdoba que en el departamento Tulumba. Se determinan en función de la zona, las condiciones ecológicas del predio, las mejoras existentes y todos los elementos que, a juicio del organismo especializado, permita a una familia agraria satisfacer sus necesidades y desarrollar la explotación de forma empresarial.

Recursos humanos (mano de obra) El recurso trabajo está constituido por los sujetos que intervienen en el proceso productivo. Económicamente, no tan solo es importante identificar este recurso por su cantidad sino también por su calidad.

Características de la mano de obra: Siendo uno de los factores de la producción, la mano de obra rural plantea algunas características especiales que se hace necesario analizar. Flujo continuo: el servicio de mano de obra regular se provee como un flujo continuo, no pudiendo ser almacenado hasta que se necesite, como puede ocurrir con otros insumos. En caso de no ser usada en un determinado momento, se pierde. Indivisible: la mano de obra se presenta en unidades indivisibles, ya que no es posible contratar a medio hombre para realizar una tarea. Este punto es de suma importancia, especialmente en la agricultura, debido a la baja cantidad de personal que se ocupa en las explotaciones rurales., por lo tanto, “ahorrar un hombre” representa una propuesta totalmente diferente comparándola con una fábrica donde se ocupa mucho personal. De todos modos el uso de mano de obra temporal y/o la utilización de “horas extras” otorgan cierta flexibilidad. Mano de obra aportada por el productor: en el sector agropecuario, en una alta proporción, la mano de obra aportada es del propio productor (mano de obra familiar). Tipos de mano de obra: La división de la mano de obra empleada en una unidad de producción agropecuaria se realiza porque en el momento de calcular los costos, deben tenerse en cuenta las particularidades de cada uno de los diferentes tipos o categorías, pues en relación al mismo se encuentra la retribución que recibe. Además se necesita recoger datos para medir la cantidad global de trabajo utilizado y así poder establecer la cantidad de trabajo destinado a cada actividad.

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La literatura clásica incluye muchos cuentos que hablan de un milagroso crecimiento de las plantas. Cuando mis hijos eran jóvenes, frecuentemente me preguntaban sobre el cuento de “Juan y los frijoles mágicos”. Pensaba que mis hijos estaban fascinados por la idea de un gigante que vivía en las nubes junto a la gallina de los huevos de oro. Estando más botánicamente orientado, ¡yo estaba intrigado por los frijoles mágicos! Recordando el cuento de hadas que comienza con Juan camino al mercado, enviado por su madre, para intercambiar su cabra por alimentos. El cuento continúa: “…Juan llevó su cabra al mercado, y allí encontró un hombre que le dijo: “Puedo darte estos frijoles mágicos por tu cabra”. Los frijoles eran vistosos por los que Juan aceptó el trato. “¡Frijoles mágicos!” exclamó la madre de Juan cuando este regresó. “Hijo, ¡cómo puedes ser tan tonto!” dijo ella arrojando los frijoles hacia fuera por la ventana… Cuando Juan amaneció a la mañana siguiente, el vio una tremenda planta de frijoles creciendo sobre la tierra que alcanzaba las nubes. Aventurándose el comenzó a trepar hacia la cima… Ahora en mi parecer, Juan y su madre estuvieron seguramente entre los primeros practicantes de agricultura de bajo input. Ellos cultivaron plantas de porotos que llegaron hasta las nubes, ¡sin laboreo, sin fertilizantes, sin pesticidas, sin riego! Este subliminal experimento agronómico, bien pudo haber tenido un substancial impacto desde el punto de vista de la sociedad acerca de prácticas de manejo deseables. Sin embargo, para los fisiólogos de cultivos, dos elementos de esta historia pueden claramente identificarla como un cuento de hadas y son que: I) el desarrollo de los frijoles hacia las nubes ocurrió en algo menos de 12 horas, y II) el crecimiento de los frijoles ocurrió durante la noche, sin el beneficio de la luz. Los dos requerimientos básicos para el crecimiento de las plantas son el tiempo para el desarrollo y la energía para sostener el crecimiento. Cualquier literatura (científica o literaria) que viole estos dos requerimientos de sentido común para el crecimiento de las plantas, es rápidamente considerada un cuento de hadas.” (Thomas R. Sinclair, USDA-ARS. Publicado en: International Crop Science I. Traducido por: Ing. Agr. S. Luque. FCA . UNC.)

Tal como lo sostiene Meyer Paz (2006), es común que en las unidades de producción agropecuarias la mano de obra familiar no sea remunerada de manera efectiva, y por lo tanto, su costo no sea considerado en la contabilidad de la empresa. Esto genera distorsiones en diversos indicadores que deben ser evitadas a fin de lograr un adecuado conocimiento de la situación de ésta. Familiar POR SU FORMA .

No Remunerada Permanente (salario)

Contratada

Remunerada

Recursos de capital

Temporaria (jornal, destajo)

En la Teoría Económica se usa la palabra capital para designar los bienes producidos por el hombre y que se emplean en ulteriores procesos productivos. A diferencia de los demás recursos productivos éste es enteramente manejable por el hombre.

Características de la empresa agropecuaria Las empresas agropecuarias poseen características distintivas que necesitan ser conocidas por una administración eficiente. Estructura y organización: gran número de unidades dispares y heterogéneas Mercados competitivos: La oferta y la demanda agropecuarias acceden en sus rubros más importantes a mercados con características de competencia perfecta, algunas de las cuales son las que siguen (Martínez, 2003): Atomización: El grueso de los volúmenes vendidos está en manos de cientos de miles de empresas pequeñas, medianas y (en menor proporción) grandes. Ninguna de ellas puede por sí sola influir en los precios o condiciones de los mercados donde envían sus productos para la venta. La atomización de las ofertas se enfrenta a una demanda también numerosa, lo que produce un entorno competitivo. Productos homogéneos: Otra de las particularidades de los mercados perfectos es la fungibilidad, es decir, la posibilidad de agrupar o intercalar iguales productos con pérdida de identidad posterior, sin importar si la mercadería proviene de tal o cual productor; su valor es determinado sólo por su género. En el momento de realizar las entregas, se toman muestras de las descargas (granos), para después determinar diferencias de calidad que significarán bonificaciones o castigos sobre la base comercial tipo sobre la que se negocia.

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Indiferencia espacial: Existe cuando un precio es “único” para la mercadería comercializada en cualquier jurisdicción, con la sola variación de los costos de transporte. Transparencia de las operaciones: El conocimiento perfecto de los precios y condiciones de compraventas caracteriza a los mercados transparentes. Cuanto más difícil es conocer aquéllos, más complicado será negociar al precio justo de un momento dado. Hay pocos mercados tan transparentes como el del agro, donde se recibe por medios masivos de comunicación información permanente de las ruedas de las diferentes bolsas, incluyendo detalles de las operaciones concretadas. Las características de los mercados de libre competencia no se encuentran en la mayoría de las actividades de comercio o industria. En cambio, un productor agropecuario, puede vender toda su existencia de hacienda o grano, cualquiera sea esa cantidad, al precio del día y con las condiciones normales del mercado elegido, sin descuento alguno por el volumen ofertado. Asimismo, tal como lo sostiene Martínez (2003), en la comercialización de productos agropecuarios se está en presencia, entonces, de un mercado con precios que se nivelan por las ofertas y demandas competitivas. Ventas e insumos .Diferentes comportamientos entre ambos mercados: En el mercado del agro, las variaciones en los costos de producción no modifican (como en otras actividades) el nivel de precios de lo que se ofrece. Producción de artículos de primera necesidad: La producción del agro está constituida por alimentos o materias primas para la satisfacción de necesidades primarias de la población. Se trata de productos de los cuales el hombre no puede prescindir y sus sustitutos se encuentran mayoritariamente dentro del mismo sector, por lo que las demandas de los consumidores tienden a tornarse rígidas. Los aumentos de precios de la producción agropecuaria afectan el costo de vida de la gente y pueden acelerar procesos inflacionarios (aumentos de sueldos como consecuencia de aumentos de precio de artículos de primera necesidad). Por esto, lo que se comercializa en el sector rural, está siempre bajo la mira de los gobiernos, que tratan de mantener su accesibilidad para la población, para lo que aplica políticas de estabilización de precios, afectando las rentabilidades mínimas de las unidades económicas. Proceso biológico productivo automático: Como lo explica Martinez Ferrario (1995) esto implica que, con independencia de la mano del hombre, una semilla, una vaca, se desarrollan y crecen, aunque no en forma ordenada y orientada a una mayor productividad como lo

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harían sin la participación de aquel. El autor plantea que si se compara esta característica con cualquier actividad industrial o comercial, vemos que en éstas la participación humana no sólo es necesaria sino imprescindible. Ciclo productivo: El mismo autor (Martinez Ferrario, 1995) comenta que en cualquier actividad agropecuaria el ciclo productivo va desde los 90 a 180 días como mínimo. Esto implica una inmovilización de capital durante ese período. La duración de los ciclos productivos está íntimamente relacionada con procesos biológicos que no pueden modificarse (Ej.: la tasa de desarrollo de un cultivo de soja que determina el tiempo a cosecha no puede ser modificada). Este factor afecta la liquidez de la empresa. Ciclos y estacionalidad de precios: La actividad agropecuaria presenta fluctuaciones periódicas que se reflejan en distintos indicadores (precios, existencias, superficies destinadas a distintas actividades, entre otras). Estas fluctuaciones son producidas por factores de marcado, ambiente y por lo propios ciclos biológicos.

Figura 2. Fuente: Ciclos productivos, inmovilización de capital y liquidación para diferentes actividades agropecuarias. (Martínez, Luis Alberto. Agro management. Buenos Aires. Ediciones Macchi. 2003).

“Tierra: en la actividad agropecuaria la tierra actúa como principio activo (factor de producción) y tiene una relación directa con el resultado de la empresa, a través de la mayor o menor productividad de la misma (principalmente en cultivos extensivos). En cambio, en la industria o comercio la tierra es solo un lugar físico donde se asienta el local o la fábrica” (Martínez Ferrario, 1995: 26).

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“Rentabilidad: tradicionalmente la actividad agropecuaria se caracteriza por una rentabilidad moderada o baja (3 ó 4% anual sobre el capital invertido, considerar valor de la tierra), por consiguiente tiene una relevancia fundamental en el manejo de este negocio la elección de actividades que maximicen el uso de recursos y la utilidad final.” (Martínez Ferrario, 1995; 27) “Factor climático: es un factor determinante de la producción y agrega un factor de riesgo adicional al la actividad Si bien la influencia del clima sobre las distintas actividades es de gran relevancia, la sensibilidad de las mismas a este fenómeno no es igual y en muchos casos se dispone de tecnología que permite disminuir su influencia dotando de mayor estabilidad al sistema.” (Martínez Ferrario, 1995; 27). Riesgo e incertidumbre: relacionado con el mercado, el factor climático, el trabajo con seres vivos, productos variables y perecederos. “Rendimientos decrecientes: la producción agropecuaria está limitada por la ley de rendimientos decrecientes por lo cual una unidad adicional de insumo (Ej.: un kilo de fertilizante o un kilo de semilla), llegando a un límite determinado, no incrementa la producción proporcionalmente.” (Martínez Ferrario, 1995; 27)

Figura 3. Fuente: Ley de rendimientos decrecientes aplicada a la fertilización de maíz. Por cada unidad extra de nitrógeno disponible el aumento de rendimiento (Rto. marginal) es cada vez menor (nótese que

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la ecuación que describe la curva es exponencial y no lineal) (IPNI. Simposio de fertilidad. 2009)

“Capital inmovilizado: medido en rentabilidad sobre el capital invertido, los resultados en esta actividad los podemos considerar moderados o bajos comparados con otras actividades productivas.” (Martínez Ferrario, 1995; 27)

Riesgo e incertidumbre Si bien se considera a los términos riesgos e incertidumbre como sinónimos, es preciso señalar el significado preciso de cada vocablo. Hablamos de “riesgo” cuando las probabilidades de que ocurran distintos eventos son conocidas por quien debe tomar una decisión. Esta decisión recibe el nombre de “toma de decisión en estado de riesgo”. Un ejemplo típico que ilustra este concepto son los riesgos climáticos a los que debe enfrentarse un agricultor. En cambio, estamos en un estado de “incertidumbre” cuando ignoramos las probabilidades de que se produzcan los diversos eventos. Esta ignorancia, según Martínez Ferrairo (1995), puede deberse a la falta de experiencia o a que es imposible proyectar hacia futuro. En la Argentina, debido a lo imprevisible de las medidas gubernamentales y los vaivenes políticos, solemos trabajar en un marco de incertidumbre económica Si bien en la mayoría de los casos no existe conocimiento perfecto que asista a la toma de una decisión correcta, el productor siempre debe trabajar con el mayor grado de conocimiento y nunca bajo una condición de incertidumbre.

Riesgo de precios Existen diversas fuentes de riesgo, que pueden generarse dentro del sistema de explotación o provenir de su entorno. En la empresa agropecuaria, la principal fuente de riesgo es la variabilidad del precio. Por lo general los agricultores sienten que pueden tener alguna influencia en los rendimientos; en el caso de los precios no es así, ya que los mismos están fuera de su control, excepto cuando se cuenta con algún tipo de cooperativa o acción del gobierno. Los precios de los insumos y de los productos son variables, pero los precios de los productos presentan mayor variabilidad. Los insumos presentan generalmente precios más estables, aunque con alzas en algunos períodos de tiempo; en términos generales es posible determinarlos con cierta certeza en el momento de hacer las compras. Guerra (2002) sostiene que debido al tiempo que transcurre entre el período de siembra y el momento de obtener la producción y

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venderla para recibir un determinado precio, la mayoría de los productos presentan grandes diferencias de precios en relación con los que existían cuando se tomaron las decisiones. Existen distintos indicadores (relación stock/consumo, informes de evolución de cultivos, intención de siembra, pronósticos climáticos, precio del petróleo y demanda para biocombustibles), que permiten estimar y predecir tendencias en los precios de commodities.

Commodities Según Boggiano (2009), Commodity es todo bien que es producido en masa por el hombre, o del cual existen enormes cantidades disponibles en la naturaleza, que tiene valor o utilidad y un muy bajo nivel de diferenciación o especialización. Pero esta definición es bien amplia y alcanza a muchos bienes distintos. Sin embargo, hay muchos bienes que no cumplen con nuestra definición de commodity y que, por tanto, no son considerados como tales.

Para comprender adecuadamente qué son los commodities, presentamos a continuación el siguiente artículo de Miguel Angel Boggiano (2009) en el cual describe la importancia de ellos para con la producción agrícola Argentina: “La soja, el maíz y el trigo, entran dentro de nuestra definición de commodities. Son bienes producidos en masa por el hombre y tienen un muy bajo nivel de diferenciación, ya que el trigo producido en la provincia de Buenos Aires, no es esencialmente distinto del producido en Córdoba o en algún lugar de los Estados Unidos. El oro, la plata o el petróleo también entran en nuestra definición, ya que hay enormes cantidades disponibles en la naturaleza. En cuanto al nivel de diferenciación o especialización, el oro extraído en distintos lugares del mundo, va a tener esencialmente las mismas cualidades. Veamos otros ejemplos: El agua del mar, no es un commodity ya que aunque es un bien con mucha disponibilidad, no tiene un valor o utilidad. Lo mismo va a suceder con las cenizas volcánicas, que salvo en casos muy puntuales, no tendrán un uso de importancia económica. Ahora bien, ¿por qué no decimos que una computadora es un commodity? La respuesta está en que el nivel de diferenciación es decididamente alto, y las especificaciones también varían de un modo muy amplio. ¿De qué computadora estaríamos hablando? ¿Dell, Hewlett-Packard o Toshiba? ¿Estaríamos hablando de computadoras portátiles o de escritorio? Podríamos agregar también que cada computadora podría diferir

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sensiblemente en la memoria RAM, en la capacidad del disco rígido, en la velocidad del microprocesador, en la placa de gráficos, entre otros. Al estar en presencia de un bien con un alto nivel de diferenciación, vamos a estar hablando de un mercado con altos márgenes de ganancias en comparación con un mercado que no tiene diferenciación y en consecuencia márgenes de ganancias más exiguos (este último, es el caso del mercado de los commodities). Sucede sin embargo, que cuando determinada industria evoluciona de modo que muchos participantes pueden realizar algo que antes podía realizar sólo una determinada firma, se habla de “comoditización” de un producto o industria. Ejemplos de esto pueden encontrarse en la industria farmacéutica donde en lugar de consumirse sólo medicamentos hechos por un determinado laboratorio, se puede acceder a la droga genérica de un modo más barato. Al decir “esta droga se ha transformado en un commodity”, se quiere decir que ya no hay una diferenciación especial ni márgenes especialmente amplios por producir tal droga. Hoy podría decirse eso de la aspirina, cuando en sus comienzos era sin dudas un producto innovador y de altos márgenes para quienes la producían. Hoy la aspirina es un commodity, al punto tal que nadie hace una gran diferencia entre tomar la hecha por un laboratorio u otro.” ¿Cómo se clasifican los commodities? Dentro de nuestra definición bien amplia de commodities, vamos a encontrar grupos distintos. Veamos cuáles son: Granos: Soja, Trigo, Maíz, Avena, Cebada. Softs: Algodón, Jugo de Naranja, Café, Azúcar, Cacao. Energías: Petróleo Crudo, Fuel Oil, Gas Natural, Etanol, Nafta. Metales: Oro, Plata, Cobre, Platino, Aluminio, Paladio Carnes: Ganado Bovino Vivo, Ganado Porcino Vivo, Manteca, Leche, Financieros: Bonos de 30 años, Notas de 10 años, Eurodólar, Fed Funds a 30 días Índices: Dow Jones, S&P500, Nasdaq100, Nikkei225, E-Mini Nasdaq Monedas: Libra Esterlina, Euro, Peso Mexicano, Rand de Sudáfrica, Franco Suizo (Boggiano, 2009)

1.3 El entorno de la empresa agropecuaria En las últimas décadas, las empresas se han visto fuertemente presionadas por factores externos a ellas. Las empresas crecen y se desarrollan en un entorno o ambiente conformado por todos aquellos elementos, que siendo ajenos a la empresa influyen notablemente en su funcionamiento. En ese ambiente existen elementos de acción directa y elementos de acción indirecta. Tal como lo manifiesta Guerra (2002), luego de 1987, hay un incremento en la preocupación por las problemáticas que comienza a enfrentar el medio

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ambiente, provocando que las variables ambientales y ecológicas cobraran gran relevancia como parte del entorno empresarial. Algunos de estos problemas observados consistieron, y aún consisten, en el deterioro observado en la capa de ozono que cubre la tierra, los continuos desastres ecológicos y el incremento en la contaminación. Estas problemáticas no solo comenzaron a influir en el ambiente sino también en los alimentos diarios; responsabilidad recayó en el uso indiscriminado de productos químicos. Sin embargo, la problemática comenzó a crecer aún más principalmente por la falta de responsabilidad llevada a cabo por los tratadistas tradicionales de la administración. El gran error de éstos fue haber considerado al medio ambiente como poseedor de recursos inagotables. Hoy por hoy, distintas investigaciones han demostrado lo contrario. Es por tal motivo que los gerentes de hoy y los del futuro deben estar atentos a los cambios que ocurren en todos y cada uno de los condicionantes del entorno, no sólo del ámbito nacional o local, sino en el internacional. Para entender el entorno es necesario recurrir a algunos conceptos de la Teoría de Sistemas. Es importante por ello tener en cuenta, tal como lo sostiene Guerra (2002) que las organizaciones no son ni autosuficientes ni auto-contenidas. Ellas intercambian recursos con el entorno externo, el cual comprende, también, el ambiente natural que como se mencionó anteriormente ha adquirido un marcado protagonismo en la última década. Para ello, las empresas toman insumos (tierra, materias primas, dinero, mano de obra, energía, entre otros.) del ambiente externo y, mediante procesos, los transforman en productos que regresan una vez más al ambiente externo, pero esta vez en forma de productos de consumo intermedio o final.

Ambiente natural “El ambiente natural es el factor externo relacionado con la ecología y con los recursos naturales, tanto renovables como no renovables” (Guerra, 2002; 73). Según este autor (Guerra, 2003) en la actualidad muchas son las preocupaciones que genera el ambiente, pero hay por lo menos tres que se presentan con mayor relevancia: la contaminación, los cambios en el clima y el deterioro de la capa de ozono.

Impacto del ambiente natural en la agricultura Dado que a que la agricultura depende de la tierra, el agua y otros recursos naturales, las condiciones de calidad del ambiente natural son de vital importancia. Por lo tanto, a la hora de decidir, el Gerente debe considerar los problemas originados en el medio ambiente. Estas decisiones se referirán a (Guerra, 2002):

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Producción: La calidad del suelo, el aire y el agua influyen sobre qué y cuándo. Métodos de producción: La necesidad de conservar el suelo y de evitar dañar el ambiente ha motivado la búsqueda de nuevos métodos de producción (Ej.: siembra directa, fertilización balanceada, manejo integrado de plagas, entre otros.) Riesgos: La modernización de la agricultura ha reducido substancialmente los riesgos. La creación de distritos de riego y el uso de ciertos paquetes tecnológicos que vienen acompañados de asistencia técnica han generado un aumento en el rendimiento de numerosos cultivos. No obstante, algunas de estas ganancias se han perdido por el daño que se le ha causado al ambiente. (Guerra, 2002: 74-75)

Cómo resolver los problemas del ambiente natural Dado el impacto del ambiente natural en la empresa, se han buscado distintos modelos o marcos de referencia para ayudar a resolver los problemas que surgen de la relación ambiente natural-empresa. Éstos son: •



Modelo del costo-beneficio: Según Guerra (2002) “Éste es el enfoque tradicional y sostiene que un determinado reglamento ambiental debe aplicarse siempre y cuando los posibles beneficios sean superiores a los posibles costos. Sin embargo, no todos los costos ni beneficios pueden cuantificarse fácilmente. Además, el costo social, es decir, el precio que deben pagar los ciudadanos por los efectos no deseados de la actividad económica presenta un problema especial: no solo es difícil su cálculo, sino que surgen cuestiones sobre “quien paga” el costo” (Guerra, 2002: 75). Modelo del desarrollo sostenible: Se trata de la manera más moderna de abordar la temática ambiental. Establece que las organizaciones deben realizar únicamente aquellas actividades que puedan sostenerse a largo plazo o renovarse de forma automática. Sin embargo, no es fácil que las empresas particulares se apropien de este concepto; Habitualmente, los directivos suponen que el problema de la sostenibilidad le corresponde al Gobierno y que no hay razón para que la empresa cargue con los costos del desarrollo sostenible. “Para cambiar esta actitud, sería necesario echar a andar un proceso educativo que abarcara todos los ámbitos sociales” (Guerra, 2002: 76).

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La posición legal: Según esta postura, las empresas deberían cumplir, voluntariamente las leyes, los decretos y las normas ambientales. (Guerra, 2002). La posición del mercado: las empresas pueden adoptar una posición que responda a las preferencias ambientales de sus clientes (Ej.: la industria de la pulpa y del papel ha sufrido un cambio drástico con la creciente propensión a utilizar papel reciclado (Guerra, 2002: 76). La posición de los grupos de interés: esta posición va más allá de la posición de mercado. “En lo que a cuestiones ambientales se refiere, la empresa debe responder a numerosos grupos de interés (ambientalistas, ecologistas)” (Guerra, 2002: 76).

El microentorno. Sector Para entender el microentorno, podemos definirlo como aquel formado por todas aquellas variables sobre las que la organización puede influir o actuar de algún modo. Por otra parte, al hablar del sector, nos referimos a la parte del entorno más próximo a la actividad habitual de la empresa. Consta de una serie de factores que afectan de forma específica a las empresas, sobre los cuales éstas tienen cierta capacidad de control. Al hacer referencia al sector se lo estudia desde la perspectiva de las fuerzas competitivas que en él se conforman. El análisis del sector nos plantea como primer problema establecer la frontera del mismo, ya que no coincide con una clasificación sectorial convencionalmente realizada ni con un grupo de empresas similares, sino que va mucho más allá. La frontera que delimita el microentorno está relacionada con las misiones y fines de la empresa y con su capacidad de negociación. No obstante, en la esencia del sector se sitúan una serie de fuerzas (competidores, clientes, proveedores, productos sustitutivos y competidores potenciales) que de forma dinámica interactúan permanentemente con la empresa y que constituyen el elemento fundamental a considerar para definir su competitividad.

Elementos del microentorno Encontramos elementos que ejercen acción directa sobre la empresa pueden ser externos o internos. Dentro de los elementos del microentorno externos a la empresa se encuentran los siguientes (Guerra, 2002): Consumidores. Los consumidores o clientes entregan sus recursos a cambio de productos o servicios que les brinda la empresa, y constituyen su elemento más importante. La empresa que no toma en cuenta a su clientela no puede sobrevivir: se verá obligada a sacar su producto del mercado e incluso a cerrar sus puertas.

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Proveedores. Pocas empresas u organizaciones son totalmente autosuficientes y pueden disponer de todos los recursos que integran los productos que elaboran así como de los servicios adicionales que precisan. En la mayoría de los casos, la oferta de los productos que efectúa una empresa depende del adecuado suministro de una multitud de proveedores y de la existencia de un mercado de trabajo amplio y capacitado. La calidad y el costo del producto (o servicio) final están determinados por lo que la empresa tome del ambiente y por la tecnología que aplique. La relación con los proveedores constituye uno de los puntos clave de la estrategia de la empresa. Casi tan importante como la clientela consumidora es el conjunto de proveedores de la empresa: de ellos depende la posibilidad de cumplir con los compromisos asumidos en cuanto a tiempo de entrega forma y calidad del producto. Gobierno. Las políticas macroeconómicas y sectoriales emitidas por el Gobierno proporcionan las “reglas de juego” para que la empresa pueda operar y obtener beneficios. Esas políticas no sólo afectan a las industrias o al sector como un todo, sino también a las empresas individuales. Un buen ejemplo son las políticas sobre retenciones a la exportación de productos de origen agropecuario que generan distorsiones en los mercados y obligan a las empresas a modificar sus planes productivos en pos de mantener su rentabilidad y sustentabilidad. Grupos de interés especial. Son grupos de personas (jurídicas o físicas) que se organizan para buscar apoyo político, con el fin de defender su posición respecto al ambiente, el consumidor o un gremio determinado. Al definir la estrategia de la empresa, los gerentes deben tener en cuenta la existencia de estos grupos de interés. En general, si no se pueden neutralizar o combatir con éxito, lo mejor es realizar alguna negociación que permita sacar el mayor provecho para la empresa. Medios de comunicación. En el mundo actual, los medios de comunicación masiva resultan fundamentales para el éxito de una empresa. La mayor parte de los gerentes saben que su trabajo se desenvuelve en una especie de pecera, y que cada uno de sus actos está sujeto al escrutinio de los medios. Son muchos los casos en que empresas han sido denunciadas por los medios de comunicación, quienes han señalado, por ejemplo que el uso de un determinado producto (Ej.: Uso del glifosato en sojas transgénicas) daña el ambiente o afecta a la población. Aunque ciertamente los medios se preocupan por el ambiente y el público, vale mencionar que muchas veces su actuación responde a intereses menos altruistas, como por ejemplo, defender a sus clientes o al grupo de interés que los sustenta. Sindicatos y otras organizaciones de defensa de los trabajadores y empleados. Los especialistas en personal suelen ser quienes negocian, a nombre de los empresarios, con los sindicatos y otras organizaciones sobre los problemas salariales, las condiciones de trabajo y otras situaciones que afectan a los trabajadores.

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Instituciones financieras. Las empresas dependen de una serie de instituciones financieras (bancos, compañías de seguros, entre otros) que les suministran recursos para iniciar, desarrollar y extender sus actividades. El apoyo financiero, que es una función especializada y por lo demás compleja, debe ser objeto de consideración especial por parte de la gerencia de la empresa. El éxito en el manejo financiero y la liquidez son quizás los factores más importantes y los que marcan el límite entre los beneficios de un buen negocio y la pérdida que se pueda dar “a pesar de haber logrado un excelente año” desde el punto de vista económico de la empresa. Competidores. Dentro de los elementos externos a la empresa uno de los más importantes lo constituyen los competidores: los gerentes deben seguir muy de cerca su comportamiento. Para incrementar su participación en el mercado las empresas tienen dos caminos: a) conseguir más clientes, ya sea abarcando un mercado mayor o buscando nichos de mercado específicos y b) competir más eficientemente ganándoles a sus competidores en la cobertura de los mercados en expansión. Proximidad de las infraestructuras: facilita las comunicaciones y el transporte de materias primas y de productos elaborados. (Guerra, 2002: 77-79) Elementos del microentorno internos a la empresa Dentro del microentorno, Guerra (2002) , también encuentra elementos fundamentales para comprender. Ellos son: Empleados. La composición de la población trabajadora está cambiando debido a diversos factores (demográficos, capacitación, entre otros.). En algunas zonas el “éxodo rural” (migración del campo a la ciudad) sumado al mayor requerimiento de habilidades, puede generar escases de mano de obra. Este factor de producción debe ser objeto de atención cuidadosa por parte de la gerencia: no sólo es aconsejable formar personal, sino conservarlo, de lo contrario pasará en engrosar las filas de la competencia con todo el conocimiento que haya adquirido. “El conocimiento que posee cada persona es único como también lo es su actitud frente a la empresa. Por consiguiente la conservación de personal capacitado y leal se ha transformado en uno de los principales desvelos del gerente y de la misma empresa” (Guerra, 2002: 79) Accionistas y consejos de dirección. Tradicionalmente los accionistas sólo se interesaban en el rendimiento de sus acciones, en particular cuando se trataba de empresas que no eran “familiares” o formadas por personas que habían compartido una idea y le habían dedicado su vida. Normalmente, el control de la empresa lo ejercen estos accionistas por medio del voto, previsto en la estructura organizacional de la empresa. No obstante, en años recientes y por diversas razones, los trabajadores están ganando un mayor acceso a las acciones de la empresa, situación que los lleva a formar parte de los consejos de dirección. Aunque en Latinoamérica

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es un proceso lento, puede llegar a producir cambios radicales en la estructura y en la administración de las empresas, en especial en los sectores agrario y agroindustrial. “Al respecto es importante recordar que una de las principales preocupaciones de la gerencia es lograr conciliar los beneficios para la empresa (en términos de mayores utilidades), con los posibles beneficios para mantener estable la fuerza de trabajo; es decir, se deben tener como objetivos el bienestar social de las personas que conforman la empresa y el de sus propietarios” (Guerra, 2002: 80) La administración de las relaciones entre los múltiples elementos del sector. Los dueños y los empleados tienen, cada unos, sus propios intereses, pero la gerencia también tiene los suyos: es su responsabilidad mantener el equilibrio entre la multiplicidad de intereses de los diversos elementos que interactúan en la empresa. Por ejemplo: los accionistas quieren un mayor rendimiento y los clientes un mejor producto, entonces es necesario innovar, pero esto implica destinar más recursos para la investigación. También ocurre que los trabajadores quieren un mejor salario, los grupos ambientalistas eliminar los plaguicidas que contaminan el ambiente o dañan al hombre, las comunidades (familiares de empleados y otros) servicios de salud, normas y elementos de seguridad en el trabajo, parques de recreación, guarderías, entre otros. “Las peticiones pueden ser muchas, pero la gerencia debe garantizar la supervivencia de la empresa. Su principal desafío es, entonces, mantener el equilibrio entre los elementos claves del sector: si llegara a confundir la ruta para conciliar los intereses, es seguro que la empresa como tal, dejaría de existir o en el mejor de los casos su gerente perdería el empleo” (Guerra, 2002: 80)

Macroentorno Está compuesto por todas aquellas variables que influyen en la organización y que ésta no puede controlar, aunque, suelen ser muy poderosas y tienen un efecto decisivo sobre la organización. A diferencia de los factores que forman el microentorno, los factores del macroentorno, teóricamente, no guardan una relación causa-efecto con la actividad empresarial. Son genéricos y existen con independencia de la compañía en el mercado. Se refiere al medio externo que rodea a la organización desde una perspectiva genérica, es decir, a todo lo que rodea a la organización derivado del sistema socioeconómico en el que desarrolla su actividad. Reúne a todos los demás niveles. Cada vez tiene una dimensión más amplia e intensa, debido en gran medida a la creciente internacionalización de la actividad económica. Es importante comprender como es probable que afecten los cambios del macroentorno a las organizaciones individuales, para poder generar estrategias que permitan aprovechar las oportunidades y defenderse de las amenazas.

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Elementos del macroentorno Factores ecológicos. “Se refieren al conjunto de leyes y condiciones que rigen la interacción entre los seres vivos y su entorno. La ecología estudia el medio en el que se desenvuelven los seres vivos (ecosistemas). (…) Los sistemas productivos rurales incluyen tanto componentes vivos como otras sustancias en constante interacción; tal intercambio influye en el ecosistema y le da sus rasgos distintivos. (…)La gerencia, debe estar atenta a los ecosistemas y a las reglas socioculturales, científicas, legales y económicas que hacen de la agricultura una actividad sostenible. Es importante considerar los costos que surgen relacionados al acatamiento de estas leyes” (Guerra, 2002: 81). Factores económicos. Constituyen la coyuntura económica que permite el desarrollo económico o facilita la recesión económica. Estas variables condicionan en gran medida el papel que juegan las organizaciones y la orientación que asumen. Igualmente determina su vinculación con los lineamientos político-económicos que fija la sociedad en el mediano y en el largo plazo. Sobre este particular, el autor cita a Vargas, quien señala que existen por lo menos cuatro aspectos fundamentales: Estabilidad macroeconómica de largo plazo. Según Guerrra (2002) Implica el rompimiento del ciclo político y una mayor credibilidad de los agentes económicos en las políticas y acciones del gobierno. El desarrollo de una cultura empresarial emprendedora que permita fortalecer internamente a la empresa, como por ejemplo, favorecer los procesos de planificación de corto, mediano y largo plazo y que, al mismo tiempo, garanticen resultados económicos óptimos. Una estrategia educativa, humanista y técnica, para enfrentar la globalización. El mejor activo para favorecer la competitividad es un recurso humano capaz de enfrentar los retos tecnológicos y los cambios a que están siendo sometidos las empresas. Tanto la gerencia como los empleados, los dueños, los clientes y los proveedores deben estar preparados para enfrentar la nueva situación. Infraestructura física y tecnología estratégica. Ningún país puede aspirar a lograr una buena posición internacional si no cuenta con la infraestructura tecnológica, los sistemas de transporte y telecomunicaciones y la energía apropiados para desenvolverse en un mundo más competitivo. (Guerra, 2002: 82)

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Algunos factores económicos son: El nivel de desarrollo, disponibilidad de materia primas, disponibilidad de mano de obra adecuada, el tipo de mercado, el nivel de impuestos. Factores demográficos. Según Guerra (2002) éstos son los factores que determinan las características de los distintos mercados propios de una empresa. Entre los factores más importantes se encuentran la tasa de crecimiento, la estructura por edades, la etnia, la religión, la distribución geográfica (por sexo y edad), la migración, niveles de salud, cultura, gustos, preferencias. Factores tecnológicos. Según Guerra (200) los adelantos tecnológicos que se introducen en una empresa influyen también en las demás, especialmente cuando se trata de innovaciones que favorecen una mayor competencia. La tecnología es una actividad dinámica y su futuro no se puede prever en el largo plazo. Sin embargo, en el mediano y corto plazo es bastante previsible. La gerencia, sin permitir que el adelanto tecnológico se convierta en un fin en sí mismo, debe estar atenta a todo cambio tecnológico que pueda beneficiar el desempeño de la empresa. Al ponderar estos cambios, es preciso tomar en cuenta, no solo los costos, sino el financiamiento y la capacitación, la calidad del producto y la satisfacción del cliente. Hay que recordar que las innovaciones muchas veces crean nuevas dependencias de los proveedores, situación que debe ser cuidadosamente analizada para que la empresa no se vea estratégicamente afectada. El mismo autor (Guerra, 2002) sostiene que esta consideración, es de particular importancia en el sector agrario-agroindustrial, por la amplia gama de posibilidades que encierra la genética y la biotecnología para colocar a las empresas en una posición mucho más competitiva. De igual manera, la microelectrónica y la informática a las que puede acceder el sector representan un reto que la empresa debe conocer para no perder competitividad. Factores socio-culturales. Según este factor Guerra (2002) recalca que la cultura de un pueblo penetra en la empresa por medio de las expectativas de sus integrantes y de los consumidores. Esta característica es de gran importancia para la gerencia ya que le es indispensable conocer la estructura y la dinámica social de una determinada cultura, es decir, la educación, los valores, la actitud y el comportamiento que caracterizan los grupos de interés que giran en torno a la empresa (Ej.: frente al trabajo, frente a los gastos, ahorro.) Asimismo, Guerra (2002) sostiene que resulta interesante conocer la actitud hacia el tiempo y el espacio de los grupos, así como el papel que juegan en una determinada comunidad la religión, el género, el idioma y el grupo étnico al que se pertenece. Factores político-legales. Las condiciones políticas son el resultado de acuerdos, también políticos, adoptados en los ámbitos nacional, provincial

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y municipal. Para Guerra (2002) tales condiciones influyen en el modo de actuar de una empresa, en la forma en que asumirá la consecución de sus objetivos. Por este motivo, es importante que la empresa participe en los grupos de interés, como por ejemplo en organizaciones legalmente reconocidas que atienden las cuestiones de la industria del ramo de la empresa. “Las cuestiones legales, por su parte, están conformadas por la legislación vigente, la cual afecta directa o indirectamente a las empresas, bien sea incentivando o restringiendo sus operaciones. En el caso agropecuarioagroindustrial son las leyes agrarias, comerciales, laborales, ambientales, fiscales, entre otros, las cuales constituyen el elemento normativo de una empresa. Asimismo, es preciso tomar en cuenta todo tipo de normas y reglamentaciones civiles.” (Guerra; 2002: 83)

Figura 4. Fuente: El ambiente de acción directa e indirecta de la empresa (Guerra, 2002; 84)

El complejo agrario-industrial Para hacer frente a los dominios de la globalización es necesario que toda empresa (para mantenerse competitiva) busque nuevas formas de producción y comercialización. Ante la gran cantidad de cambios generados (entre otros los conceptos tradicionales de empresa) los producto y tecnología nacionales están siendo modificados constantemente siendo el sector agropecuario uno de los más afectados. Esto se debe principalmente a que su estructura, el tipo de empresas que lo conforman, su organización

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y las políticas operativas y reguladoras que lo orientan, están siendo objeto de revisión. Lejos de ser la agricultura un sector primario que se asociaba a la producción de cultivos y crianzas, Guerra (2002) recalca que hoy en día se la considera como parte de un complejo agropecuario-industrial en el que intervienen numerosas actividades económicas: estas se inician con la producción agrícola primaria (y el abastecimiento de bienes y servicios que esto demanda), continúan con labores de acopio, transporte, empaque, manejo post cosecha, almacenamiento, transformación industrial y distribución (al por mayor y al detalle), hasta llegar al consumidor final. De este modo, la agricultura se concibe como un ciclo de negocios en el que la producción llevada a cabo en el campo constituye tan solo una etapa, mientras que la competitividad se convierte en un atributo sistémico de ese complejo agropecuario-agroindustrial comercial y de servicios La idea es “des-agriculturizar” el concepto de sector agrícola y sustituir la visión tradicional que lo limitaba a ser solo un proveedor de materias primas por una más amplia que retome los encadenamientos que se forman “hacia atrás” y “hacia delante”, según sean sus vinculaciones con las industrias de insumos, maquinarias y equipo agrícolas, o sus relaciones con la agroindustria. (Guerra, 2002)

Figura 5. Fuente: El complejo agrario-agroindustrial (Guerra, 2002: 85)

1.4 La competitividad de la PyME agropecuaria El tratamiento de la competitividad en las pequeñas y medianas empresas mueve a reflexionar o analizar en primera instancia los aspectos que se vinculan directamente con el concepto de competitividad en la empresa. En principio, la competitividad empresarial no está ligada a una sola variable a contemplar, sino que se trata de diversas variables y en distintas dimensiones (Antonione, 2009).

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El análisis de la competitividad empresarial tiene dos grandes dimensiones en cuestión, una es la interna y otra la externa o contexto en el cual la empresa está inmersa. En el análisis interno, la competitividad es producto del comportamiento que logra la empresa con su dirección estratégica, con el conocimiento de sus recursos humanos, con su tecnología y con su propia organización. Fruto de su dinámica, logra colocar productos y/o servicios en un mercado, y es aquí donde comparándose con otros concurrentes al mercado podrá ser más o menos competitiva con su oferta. Es por ello que aparece el segundo marco de análisis, el externo, que más allá de los momentos que presentan tanto la oferta como la demanda, actúa como condicionante para la empresa en función de medidas que favorezcan o no la demanda o la oferta, las cuales normalmente responden a determinadas políticas y circunstancias económicas. En este contexto, Antonione (2009) sostiene que la competitividad normalmente aparece definida como la capacidad que tiene una empresa para competir en su mercado actual o futuro, la cual es el resultado de sus atributos internos y de las condiciones del contexto en que opera. Algunos investigadores llevan la competitividad exclusivamente al plano internacional, pero no se puede negar que el concepto en determinados segmentos de productos y servicios se puede aplicar al mercado local, regional o nacional, según se defina el marco de análisis. Antonione (2009) deja en pie la pregunta por la competitividad exclusiva de las grandes empresas. Ante una respuesta negativa, cualquier empresa, más allá de su dimensión, puede generar las ventajas competitivas que le agreguen valor a su producción y que sean realmente apreciadas por el mercado. En este sentido, lo que le dará a la empresa ventajas para competir será esta generación de valor agregado para el cliente. Es decir que, arribar a ese estado competitivo implica el logro de mayores niveles de diseño, calidad, confiabilidad, prestaciones, servicios, entre otros, según sean los atributos más relevantes para el mercado al cual se dirige la empresa. La mejor vía para lograr esos mejores niveles de atributos del producto/servicio, es que la empresa se encuentre muy bien informada sobre las necesidades de los clientes, los cambios tecnológicos de su sector y la capacitación de sus recursos humanos. Asimismo, deberá estar al tanto de las distintas investigaciones que le permitan ser aplicadas en sus procesos productivos, y mantener una capacidad de innovación permanente. En el caso de las pequeñas y medianas empresas, Antonione (2009) sostiene que muchos servicios técnicos y profesionales especializados les resultan costosos y es ahí cuando variables de contexto pueden intervenir a favor de ellas, como las políticas que les generan un mejor acceso a servicios de información, de formación, entre otros. En el caso particular de las empresas agropecuarias, existen diversas instituciones (gubernamentales y privadas) que generan tecnología y conocimiento para dar respuesta a problemas productivos. Asociado a la

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generación de información se han creado sistemas de extensión (transferencia) que por medio de distintos programas permiten el flujo de información entre los organismos generadores y los productores. Una de las instituciones que mayor contribución realiza en pos de la competitividad de las empresas agropecuarias es el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En síntesis, lo que la empresa incorpora es conocimientos como factor clave para la generación de ventajas competitivas. Siguiendo a Antonione (2009), otro aspecto clave en la interpretación de la competitividad es que una empresa puede competir en algún segmento del proceso de producción de bienes y servicios y no en todos. En otras palabras, hay empresas que han acumulado un gran conocimiento en la producción de artículos, o en algunas fases de la producción, pero que no son tan competitivas en la faz comercial, o en la logística, o incluso en el aprovisionamiento adecuado de sus insumos, con lo cual aparece el concepto de trabajo en cadena o en red, a través de alianzas estratégicas, para poder ser más competitivo en un determinado mercado. Notoriamente, las grandes empresas, pueden disponer de más recursos para investigar y disponer de servicios especializados a fin de fomentar actividades de investigación y desarrollo. Esos costos pueden ser asumidos internamente gracias a sus economías de escala mayor. Sin embargo, las PYMES también existen precisamente porque las grandes empresas abordan grandes mercados por razones de economía de escala y es por esas circunstancias que se generan nichos de mercado que no son interesantes para ellas, ya sea por sus costos o por la selectividad propia de los mercados, los cuales a la vez se constituyen en oportunidades para las Pymes. Otro tema de contexto vinculado a la competitividad de las Pymes es el aspecto territorial, entendiendo por ello la ubicación física de la empresa. La localización puede potenciar las condiciones para que una pequeña o mediana empresa sea más competitiva. En efecto, en aquellas regiones que por ejemplo a nivel industrial se han desarrollado en algún sector un conjunto de empresas, disponen de más recursos humanos capacitados, hay más conocimiento en general en el sector industrial, la información se difunde más rápidamente entre los proveedores industriales y se genera un entramado que en su conjunto es más competitivo. Por este motivo, muchos gobiernos locales impulsan políticas para favorecer el desarrollo de clústeres y lograr una mejor competitividad global favoreciendo a las pequeñas y medianas empresas, y con ello la generación de riquezas y de empleo. En este sentido, se torna relevante la acción gubernamental, sea a nivel nacional, provincial, regional o municipal, en la aplicación de políticas que

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den lugar a programas específicos de apoyo a las Pymes favoreciendo su competitividad, sean estas industriales, comerciales, agrícolas o de servicios.

Sobre el INTA Dentro de los organismos públicos del sector agropecuario, el INTA ha sido el emblema histórico del avance tecnológico en el sector agropecuario. Esta entidad fue creada en 1956 con el propósito de colaborar con el crecimiento de los sectores agroindustrial y agroalimentario en particular. Por tal motivo, las cadenas de valor constituyen uno de sus ámbitos de intervención, conjuntamente con los agroecosistemas y los territorios. Según este organismo “Los distintos eslabones, desde la provisión de insumos, hasta los sistemas de producción, comercialización, transformación y distribución, incluyendo al consumidor final, ofrecen el marco de referencia desde donde se derivan las demandas tecnológicas que deben ser satisfechas para impulsar la competitividad del sector.” (Bocchetto, 2011; s/d). Asimismo, es importante recalcar que el INTA es un organismo dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación (SAGPyA), con autarquía operativa y financiera. Lo caracteriza un modelo de gestión flexible, descentralizado, con participación social, orientado por objetivos y la búsqueda de impactos. Esta institución está integrada por 12 Centros Regionales de los cuales dependen 47 Estaciones Experimentales Agropecuarias y 240 Unidades de Extensión, que desarrollan actividades de investigación aplicada, experimentación adaptativa, transferencia de tecnología y extensión. (Bocchetto, 2011)

MISIÓN Y EJES DE INNOVACIÓN "El INTA realizará y promoverá acciones dirigidas a la innovación en el sector agropecuario, agroalimentario y agroindustrial mediante la investigación, desarrollo tecnológico y extensión para contribuir a la competitividad sustentable de las cadenas agroindustriales, a la salud ambiental y sostenibilidad de los sistemas productivos y a la equidad social y el desarrollo territorial".(Plan estratégico INTA, citado por Bocchetto, 2011; s/d). Bocchetto (2011), quien se desempeña como director del Instituto, señala que esta misión enmarca tres grandes objetivos institucionales: competitividad; sustentabilidad ambiental e inclusión social. Estos objetivos, son complementados por ejes de innovación que permiten orientar, en el mediano plazo, con mayor precisión los grandes proyectos, que deben asegurar los impactos económicos, ambientales y sociales.

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Los principales ejes de innovación que orientan las actividades de investigación y extensión son los siguientes (Bocchetto, 2011): - Expandir la frontera del conocimiento generando nuevos procesos, productos y servicios para acceder a los mercados más dinámicos. - Disminuir las brechas tecnológicas existentes entre los conocimientos disponibles e incorporados por los sistemas productivos para preservar el acceso e inserción en los mercados. - Mejorar la eficiencia productiva y la adaptación a los estándares de inocuidad y calidad, resolviendo, a su vez, los requerimientos ambientales de los mercados y de la bioseguridad. - Promover nuevas formas de coordinación económica y tecnológica para responder a los marcos regulatorios y al aseguramiento de trazabilidad y preservación de origen. - Diseñar pautas de ordenamiento territorial, tecnologías ambientales críticas y sistemas de gestión ambiental a nivel predial y de eco-región. - Adaptar tecnologías a condiciones específicas para insertar en las cadenas agroalimentarias y agro negocios a la pequeña producción - Desarrollar tecnologías organizacionales, institucionales y comerciales que permitan impulsar proyectos innovativos y a su vez fortalecer las bases sociales del desarrollo territorial y local. - Mantener acceso continuo a las fuentes de conocimientos que posibiliten fortalecer la acción prospectiva, la gestión tecnológica y la organización institucional. (Bocchetto, 2011: s/d)

1.5 El sector agropecuario argentino En el siguiente apartado se desarrollarán de manera temas correspondientes a los puntos 1.5, 1.6 y 1.7, distintos aspectos del sector agropecuario argentino: caracterización, análisis general de la estructura evolución, tendencias y perspectivas.

conjunta los que abordan definición y competitiva,

Reseña Histórica El sector agropecuario argentino fue conocido como “el granero del mundo” (Reca, 2001). Dicha designación se debió principalmente a que las exportaciones netas de América Latina y el Caribe (ALC) originadas en el país, aportaban el 36% de la oferta neta mundial de granos que era destinada en su totalidad a países actualmente integrantes de la Unión Europea.

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Según Reca (2001) América del Norte contribuía en aquel entonces con el 20% de las exportaciones totales, una cantidad similar a la proveniente de la Unión Soviética y de los países del este de Europa. Contrariamente a lo que ocurriría después, Asia era un exportador neto y aportaba el 8% de la oferta neta de granos. La Segunda Guerra Mundial cambió drásticamente el panorama descripto. La devastación de Europa agudizó su dependencia de granos importados. Por otra parte, la movilización de recursos productivos de todo tipo en los Estados Unidos, motivada por la guerra y los atractivos precios de los granos, indujeron o aceleraron la adopción de tecnologías (semillas híbridas, agroquímicos, fertilizantes) disponibles, pero hasta entonces poco utilizados. Dichas tecnologías habían permanecido circunscriptas, en buena medida, al ámbito de las estaciones experimentales pues la crisis de la década del treinta desincentivó el cambio técnico en los sistemas productivos (Reca, 2001). Mientras tanto, en Argentina las exportaciones de granos cayeron, primero como resultado de la menor demanda originada por la crisis económica de los treinta y luego, durante la guerra mundial, como resultado de dos factores concurrentes: la inseguridad del transporte marítimo y la reticencia de los EE.UU. para financiar compras de granos de un país políticamente distante de los aliados. Los flujos de comercio en los años inmediatos posteriores a la guerra muestran un cuadro sustancialmente distinto al de preguerra, sobre todo del lado de la oferta. América del Norte pasó a abastecer el 85% del mercado mundial, América Latina y El Caribe (fundamentalmente Argentina) disminuyó su participación al 4% en tanto que Oceanía pasó a aportar el 11% restante. A la demanda europea, ligeramente inferior a los niveles de preguerra, se sumó, por primera vez la asiática. Este patrón se mantuvo, sin mayores cambios en términos relativos, durante el siguiente cuarto de siglo. En la década del 80 la situación comentada más arriba sufrió cambios de gran importancia. La Unión Europea como corolario de las fuertes políticas proteccionistas seguidas consistentemente desde su creación, se transformó, por primera vez, en un exportador neto de granos, América Latina, por el contrario, pasó a ser una región importadora neta de granos, en tanto que crecieron las importaciones en Asia y África.

El sector agropecuario en la actualidad “Desde comienzos de la década del noventa el sector agropecuario experimentó un cambio radical, el cual no puede ser explicado por una única causa. La conjunción de factores que resultaron en ese cambio sólo puede ser abordada desde una mirada sistémica, observando cómo varios elementos interactuaron retroalimentándose. Luego de la crisis de 2001-

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2002 el sector vuelve a modificar su rol dentro de la economía, mostrando la especial importancia que posee para Argentina” (Bolsa de comercio de Córdoba, 2008; 12-1).

Importancia del sector agropecuario en la economía Tal como plantea el informe de la BCC, indudablemente, la elaboración de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario ha sido de gran importancia para la economía Argentina. Existen muchas maneras de evaluar su importancia, entre las podemos reconocer: su participación en el Producto Bruto Interno, las magnitudes de sus exportaciones, la generación de empleo que produce y los progresos tecnológicos experimentados por el mismo (Bolsa de comercio de Córdoba, 2008; 1).

Participación del sector agropecuario en el Producto Bruto Interno Según un análisis de la Bolsa de Comercio de Córdoba (2008), en su informe “El balance de la economía Argentina”, el proceso de recuperación económica que experimentó el país luego de la crisis del año 2001 fue muy importante. Un conjunto de medidas acertadas entre las cuales se encuentran el establecimiento de un tipo de cambio competitivo y una política fiscal y monetaria expansiva permitieron un crecimiento significativo en la mayoría de los sectores económicos. Se transcribe a continuación parte de este informe. Entre el año 2002 y 2007 el PBI1 se incrementó de 235.236 millones a 359.170 millones de pesos, es decir un 53%, experimentando tasas de crecimiento promedio del 8% anual. Si bien actualmente el sector de servicios representa las dos terceras partes del valor agregado bruto y el sector productor de bienes la parte restante, éste último se incrementó en mayor medida que el primero. Mientras que en el año 2002 el valor agregado bruto del sector productor de bienes era de 71.487 millones de pesos, en el año 2007 alcanzó los 116.197 millones, significando un incremento del 63%. Por su parte, en el mismo período, el sector productor de servicios creció un 42%, pasando de 154.499 millones de pesos a 219.014 millones. Como parte del sector productor de bienes, el sector agropecuario realizó su aporte a este crecimiento. En la Figura 6 se aprecia que el valor agregado bruto generado por este sector se incrementó de 14.370 millones de pesos en el año 2002 a 19.037 millones de pesos en el año 2007, es decir, un 32% en términos reales. En este sentido, de acuerdo a los valores correspondientes al año 2007, la producción de bienes agropecuarios

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representa el 16% de la producción total de bienes, y a su vez explica el 5,3% del PBI de la economía argentina. (BCC, 2007)

Figura 6. Fuente: Valor Agregado Bruto del sector agropecuario. Millones de pesos constantes de 1993. (Bolsa de comercio de Córdoba. El balance de la economía argentina 2008).

El valor agregado del sector es explicado por distintas actividades. Como se puede observar en la Figura 6, los cultivos agrícolas representan la mayor parte, generando el 62% del total, seguido por la actividad ganadera, la cual explica el 28% del mismo. Esta importante participación del sector agrícola se corresponde con un significativo incremento en la producción de cultivos tradicionales. La producción de granos se incrementó un 74% entre la campaña agrícola 1996/97 y la 2006/07, en donde las oleaginosas adquieren una creciente participación sobre el total producido. Aun así, el sector agropecuario posee la particularidad de generar eslabonamientos productivos hacia delante y hacia atrás. Los primeros consisten en el conjunto de actividades que utilizan los productos generados por el propio sector primario como insumos para la elaboración de bienes manufacturados. Entre ellos, se encuentran la industria molinera, los frigoríficos, la industria láctea, textil y alimentaria en general, por sólo enumerar algunas de ellas. Por el contrario, los eslabonamientos productivos hacia atrás son aquellos que surgen a partir del propio desarrollo del sector agropecuario como proveedores de insumos. Entre ellos se encuentran la industria metalúrgica productora de maquinaria agrícola, la industria química como proveedora de agroquímicos y fertilizantes, los laboratorios proveedores de insumos necesarios para la cría y sanidad de animales como así también la industria productora de alimentos balanceados. Por el lado de los servicios encontramos aquellos ligados a la logística y el transporte, los financieros y una gran cantidad de servicios profesionales cada vez más especializados, necesarios en todos los establecimientos productivos. El desarrollo de estos eslabonamientos productivos tanto hacia delante como hacia atrás depende en gran medida del propio dinamismo de sector agropecuario. En este marco, es posible nuclear todas las actividades mencionadas anteriormente, las cuales hacen a la producción, industrialización y comercialización de bienes

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agroindustriales bajo la definición de “Cadena Agroindustrial” (CAI). Esta cadena en conjunto, la cual comprende más de 40 actividades distintas, no sólo significa una participación más importante dentro del PBI, sino que también contribuye en gran medida a la recaudación tributaria del Estado.

Figura 7. Fuente: Participación de las distintas actividades en el Valor Agregado del sector Agropecuario. Año 2005 (Bolsa de comercio de Córdoba. El balance de la economía argentina 2008)

Tomando la Cadena Agroindustrial en su totalidad, el aporte que realizó al PBI fue del 18,5% en el año 2005, registrándose un máximo en el año 2003 de 20,2%. Esta participación se incrementó luego de la devaluación de fines del año 2001, siendo dicha participación del 14,4% promedio entre los años 1997-2001. Por otra parte, los aportes que realiza la Cadena Agroindustrial a la recaudación tributaria del Estado son igualmente importantes. Considerando su aporte total, es decir, tanto las contribuciones que provienen de gravámenes sobre la producción como aquellos provenientes de los factores remunerados por la misma, los pagos ascienden a 66.017 millones de pesos en el año 2005. Esta suma equivale al 12,3% del PBI, representando un elevado porcentaje de la recaudación total del gobierno. Cabe aclarar que este valor se ha incrementado luego de la devaluación, siendo el mismo del 8,7% promedio entre el año 1997 y el 2001.

(BCC, 2008: 1-3)

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Exportaciones del sector agropecuario y agroindustrial El mismo informe citado precedentemente (BCC, 2008) se refiere a otra manera de evaluar la importancia del sector agropecuario y agroindustrial en la economía: sus exportaciones. Menciona que, durante muchos años, las exportaciones de productos primarios explicaban la mayor parte del ingreso de divisas del país. Con el correr del tiempo y el avance de la industrialización, las ventas externas cambiaron su composición, siendo las manufacturas de origen agropecuario las de mayor representatividad. (BCC, 2008). El informe presenta la evolución de las exportaciones analizando las diversas etapas, tal como se citan a continuación. Como se puede observar en la Figura 8, pueden distinguirse tres etapas en las exportaciones totales de Argentina. La primera de ellas transcurre desde el año 1991 hasta el año 1998, en donde las ventas al exterior crecieron constantemente a una tasa promedio del 10% anual, a excepción del último año en donde éste fue casi nulo. Las exportaciones de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario pasaron de 3.296 y 4.932 millones de dólares a 6.603 y 8.761 millones, respectivamente. El comienzo de la convertibilidad marcó un cambio sustancial en la economía, el cual se puede observar en este aumento de las exportaciones, siendo el resultado del incremento en la productividad de la economía fruto de la llegada de inversiones extranjeras, entre otros factores.

Figura 8. Fuente: Exportaciones de Argentina por rubro. Miles de millones de dólares (Bolsa de comercio de Córdoba. El balance de la economía argentina 2008).

A su vez, el análisis de la Bolsa de Comercio de Córdoba (BCC) nos indica que el segundo período, comprendido entre los años 1999 y 2002, no corrió con la suerte del anterior. Las exportaciones totales disminuyeron, principalmente en los años 1999 y 2002, a razón de las crisis financieras en

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Asia, Rusia y Brasil. Estas economías terminaron devaluando sus monedas y afectando la confianza del resto de los países emergentes, con la consecuente salida de capitales. Dado que Argentina mantuvo su régimen de convertibilidad, el atraso cambiario que comenzó en este período afectó la competitividad de sus productos, perdiendo participación en los mercados mundiales. Continúa el análisis reconociendo que las exportaciones de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario (MOA) cayeron durante el año 1999 hasta registrar un valor de US$5.190 y US$8.180 millones. Durante los años 2000 y 2001 se observaron algunos incrementos, pero en el 2003 las mismas volvieron a bajar hasta los niveles alcanzados en 1999.” El tercer período marca sin lugar a dudas un cambio de tendencia muy importante. Entre el año 2003 y el 2007, las exportaciones se incrementaron significativamente pasando de US$29.484 millones a US$55.779 millones, es decir un aumento del 89%. Dentro de los factores que jugaron a favor en este período, la devaluación de la moneda fue sin duda el más importante, el cual permitió mejorar la competitividad de las exportaciones. En segundo lugar, los precios de las commodities y las manufacturas de origen agropecuarios registraron un aumento en sus cotizaciones internacionales, brindando importantes mejoras en la rentabilidad. Durante todo este período, y como en la mayoría de los años anteriores, las exportaciones conjuntas entre los productos primarios y manufacturas de origen agroindustrial explicaron en promedio el 53% de las exportaciones totales. En el año 2007 las primeras significaron un ingreso de divisas por 12.352 millones de dólares, mientras que las ventas de las segundas alcanzaron los 19.187 millones de dólares. Respecto de la composición de las exportaciones es posible observar en la Figura 9 que entre los productos primarios prevalecen los cereales y las semillas y frutos oleaginosos. El primero de ellos, compuesto principalmente por trigo y maíz, explica el 38% de las exportaciones totales de productos primarios. El segundo, cuya participación alcanza el 30%, se encuentra integrado mayoritariamente por granos de soja seguido por semillas de girasol.

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Figura 9. Fuente: Exportaciones de productos primarios por tipo. Millones de dólares. Año 2007 (Bolsa de comercio de Córdoba. El balance de la economía argentina 2008)

En cuanto a la composición de las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario, los residuos y desperdicios de la industria alimenticia representan la mayor parte (Figura 10). Entre los productos que componen este agregado se encuentran los residuos de la industria molinera, especialmente los derivados de la elaboración de aceites vegetales. Durante el año 2007 las ventas al exterior de estos productos alcanzaron los 6.196 millones de dólares, lo que explica el 32% de las exportaciones de este rubro. “En segundo lugar, las grasas y aceites, principalmente de origen vegetal, conformaron el 29% de las exportaciones de estas manufacturas, generando un ingreso de 5.493 millones de dólares. Cabe aclarar que si bien los volúmenes enviados se incrementaron, los precios de estos productos también subieron, con lo cual la generación de divisas es explicada por ambos factores.”

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Figura 10. Fuente: Exportaciones de MOA por tipo. Millones de dólares. Año 2007 (Bolsa de comercio de Córdoba. El balance de la economía argentina 2008).

“Las exportaciones de carnes ocupan el tercer lugar en la lista, registrando un crecimiento constante desde el año 2002. Durante el 2007, este rubro realizó ventas al exterior por un valor de 1.821 millones de dólares. A diferencia del caso de las grasas y aceites, el ingreso generado por estos envíos a partir del año 2006 se corresponde principalmente con el incremento en los precios, ya que los volúmenes disminuyeron tanto en ese año como así también en el 2007. Parte de esta disminución es explicada por un conjunto de restricciones a las exportaciones que desincentivaron la producción de carne en general.”

(BCC, 2008: 4-6)

Generación de empleo en el sector agropecuario y agroindustrial Asimismo, la Bolsa de Comercio de Córdoba (2008) sostiene que la importancia del sector agropecuario no tiene que ser analizada sobre la base de la producción primaria únicamente. Para ello, deben ser tenidos en cuenta también a los eslabonamientos que se generan hacia atrás y hacia delante. Con respecto al total de personas empleadas en dicho sector, se alcanza una cifra que ronda los 3,7 millones según fuentes brindadas por la Bolsa de Comercio de Córdoba en 2003. Dichas estadísticas señalan que el 73,9% de los puestos de trabajo son generados por el sector de manera directa en las actividades de producción, industrialización y comercialización, mientras que el restante 26,1% corresponde a los empleos generados de manera indirecta en aquellas actividades que proveen de insumos a todo el complejo agroindustrial (BCC, 2008).

Cambio tecnológico y organizacional del sector agropecuario Otro de los datos que brinda el informe de 2008 de la Bolsa de Comercio de Córdoba consiste en el incremento dado en la producción tanto de granos como de carne y leche. Dicha aseveración se debe a que en ese mismo año hubo un aumento no sólo en la superficie de tierra utilizada sino también por distintos cambios generados en la tecnología empleada, incluyendo aquellas modificaciones en la estructura organizacional de las empresas agropecuarias.

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De este modo, los cambios en el entorno económico ocurridos desde el comienzo de la convertibilidad, tales como la liberalización y desregulación de la economía, como así también el ingreso de capitales, impulsaron el desarrollo tecnológico a través un importante nivel de inversiones en el sector. Tal como lo señala la Bolsa de Comercio, esto se puede observar la Figura 11, en donde las ventas de maquinaria agrícola en el año 1996-1997 registraron los volúmenes más elevados de la década del noventa. (BCC, 2008)

Figura 11. Fuente: Ventas de maquinaria agrícola. En unidades. Período 1990 – 2006 (Bolsa de comercio de Córdoba. El balance de la economía argentina 2008).

Sin embargo, durante la segunda parte de la década de los noventa la situación económica a escala nacional e internacional presentó algunos cambios, lo cual frenó parte del envión iniciado en los años anteriores. Las crisis internacionales de algunos países emergentes generó la salida de capitales afectando el acceso al crédito interno por parte de los empresarios agrícolas. Sumado a esto, el precio internacional de las principales commodities comenzaron a disminuir, afectando la rentabilidad del sector. Esta sucesión de hechos se reflejan en la evolución de la demanda de bienes de capital tales como tractores, cosechadoras y sembradoras. Entre los años 1996/97 y 2002, las ventas de tractores y cosechadoras cayeron un 85% y 67% respectivamente. En lo que atañe a las sembradoras de siembra directa, la caída no fue tan pronunciada, cerrando este período con un incremento del 19%. Esto se debe a que dentro del complicado contexto, la respuesta del empresariado agrícola se orientó a mejorar la productividad mediante el empleo de técnicas de producción ahorradoras de capital. Entre ellas se pueden mencionar el avance en la utilización de semillas genéticamente modificadas (OGM), utilizadas en conjunto con paquetes de agroquímicos y fertilizantes, cuya combinación con la técnica de siembra directa lograron mejorar los rendimientos de los cultivos. Luego de la caída del régimen de convertibilidad, la Bolsa de Comercio de Córdoba (2008) sostuvo que las ventas de dichas herramientas agrícolas recobraron el impulso que había sido perdido en los años anteriores a lo

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que respecta 2007. En ese momento, el incremento no sólo se observó en las unidades vendidas, sino también en el aumento de sus capacidades. Esto se debe principalmente a que los tractores y cosechadoras habían incrementado su potencia, pero al mismo tiempo incorporaron elementos tecnológicos como navegadores satelitales y equipos de monitoreo de cosecha que comenzaron a contribuir al desarrollo de la agricultura de precisión. En los años 90 el incremento en el stock de bienes de capital se complementó con un aumento en la utilización de semillas y agroquímicos que permitieron mejorar aun más los rendimientos promedio. Uno de los avances se da en 1996 a partir de la autorización para comercializar semillas modificadas genéticamente: la utilización de éstas crece constantemente hasta la actual campaña agrícola. Así la Bolsa de Comercio de Córdoba sostiene que “en aquel año se sembraron 25,2 millones de hectáreas con semillas convencionales y sólo 370 mil con semillas OGM, en el año 2006 la superficie cubierta con semillas OGM alcanzó las 18,4 millones de hectáreas, superando de esta manera al área sembrada con semillas convencionales.”(BCC, 2008; 9) “Entre las semillas modificadas genéticamente, las variedades de soja RR y maíz BT son los casos más representativos. El primero de ellos consiste en una variedad de soja capaz de resistir a un herbicida (glifosato), el cual permite combatir todo tipo de malezas que compiten con ella.” (BCC, 2008; 9) Por otra parte, las semillas BT están modificadas de manera tal que se convierten en resistentes a algunas variedades de insectos. Así, los dos avances permitieron un gran impulso en la producción de granos a través de una mejora en los rendimientos. Asimismo, estas nuevas variedades de semillas fueron acompañadas por un incremento en el uso de herbicidas e insecticidas. El uso de semillas OGM aumentó la demanda de glifosato, convirtiéndose éste en un producto de utilización masiva por parte de la mayoría de los productores agropecuarios.

Figura 12. Fuente: Utilización de semillas convencionales y genéticamente modificadas (OGM). (BCC, 2008:9)

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“Por último, y como se mencionó anteriormente, la superficie agrícola sembrada utilizando la técnica de siembra directa se incrementó pasando de unas 300 mil hectáreas en el año 1990 a casi 20 millones de hectáreas en el 2006, representando de esta manera el 67% de la superficie agrícola sembrada en este año (Figura 13). Este cambio tecnológico tan importante por el que atravesó el sector agropecuario no sólo se puede observar en la incorporación de nuevas técnicas de producción. Los cambios organizacionales en las empresas agropecuarias también están presentes. Durante la década del noventa, especialmente en la segunda mitad, comienza a surgir un nuevo actor dentro del negocio agropecuario. Los contratistas, quienes comenzaron siendo proveedores de servicios de siembra y cosecha desplazaron el anterior esquema productivo en donde el dueño de la tierra era al mismo tiempo quien se encargaba de trabajarla. Esta nueva tendencia hacia la tercerización no finaliza en los servicios de siembra y cosecha sino que también incluye servicios profesionales cada vez más indispensables en todas las explotaciones agropecuarias, en función de la creciente complejidad y especificidad de los nuevos productos existentes en el mercado.” (BCC, 2008; 9)

Figura 13. Fuente: Superficie sembrada bajo siembra directa. Millones de hectáreas (Bolsa de comercio de Córdoba. El balance de la economía argentina 2008)

Luego de mencionar los cambios más importantes en el sector agrícola, el informe destaca que la producción de carne y leche también siguieron este comportamiento y brinda algunos detalles de esta evolución, que se transcriben a continuación. Sólo por comentar algunos avances en estas áreas, es posible establecer que si bien la producción de carne aumentó desde la década del noventa, la superficie destinada a la cría de animales se contrajo, reflejando de esta manera un incremento en la productividad del sector. El desarrollo de nuevas técnicas de nutrición animal y la mejora en la sanidad animal permitieron no sólo aumentar la producción de carne sino también alcanzar estándares de calidad reconocidos internacionalmente. Algo similar ocurrió con la producción de leche, en donde la incorporación de los equipos de frío en los tambos, nuevas exigencias de higiene y calidad,

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sumado a un mejor control reproductivo y sanitario en los rodeos, derivaron en un crecimiento muy importante en la producción. Las industrias, favorecidas por el ingreso de capitales durante la década del noventa, ampliaron su capacidad instalada, mejorando la calidad de los productos hasta hacerlos comparables con los del resto del mundo.

Principales precios agrícolas En los últimos años, el precio de las commodities agrícolas ha mostrado una tendencia creciente que comenzó en el tercer trimestre del 2004 y se prolongó hasta el primer trimestre del presente año. El informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba (2008) indica que durante el proceso de escalada de las cotizaciones, mucho se habló acerca de la fortaleza de los fundamentals (elementos técnicos que hacen al negocio, más allá de los avatares financieros, como los stocks mundiales de granos, la perspectiva climática y los rindes esperados de las cosechas) que apuntalaban tal tendencia, y puede decirse que los mismos ciertamente existieron. Sin embargo, como se evidenció claramente a partir del abrupto desplome de las cotizaciones, también había un gran componente especulativo que primero exacerbó la escalada de precios y posteriormente su descenso (avalando la hipótesis sostenida por numerosos especialistas acerca de la existencia de una burbuja en el precio de las commodities agrícolas). Por otra parte, informa que, desde julio del 2008, la Comisión de Comercio de Futuros de Commodities Agrícolas (CFTC, por su sigla en inglés) comenzó a regular la acción de los fondos de inversión, promoviendo su retirada. Este hecho ofició como catalizador del derrumbe de los precios de granos y oleaginosas, que prosiguió con la intensificación de la crisis financiera de los meses siguientes. El éxodo de los fondos resultó en un sinceramiento de los valores reales de los precios de los granos. “Si bien es cierto que la evolución futura de los precios resulta difícil de predecir, en el mediano plazo se espera que las cotizaciones se estabilicen por encima de los respectivos promedios históricos y que, en adelante, la evolución responda de manera más directa a los fundamentals del mercado.” (BCC, 2008, 11)

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Figura 14. Fuente: BCC, 2008: 10

Continúa el balance considerando que, en este sentido, si bien en los últimos años la producción de trigo y maíz se ha incrementado, los ratios stock/consumo vienen cayendo (producto del mayor crecimiento experimentado por la demanda) y se han ubicado en los niveles más bajos de la historia tanto para el trigo como para el maíz, como puede percibirse en la Figura 15. Para el caso de la soja (serie no incluida en la Figura) la relación stock/consumo también se ubica en niveles bajos, aunque con una tendencia menos clara. Estos comportamientos suman incertidumbre a la evolución de los precios, teniendo en cuenta que las menores reservas pueden inducir compras especulativas (BCC, 2008). Por otra parte, el informe reconoce que, si bien las perspectivas de crecimiento mundial para los próximos años son bajas, el crecimiento de China, India y Rusia, de gran tamaño poblacional, así como de otras regiones emergentes, mantendría la demanda alimenticia pujante. Conjuntamente, la urbanización y el aumento del ingreso en estas economías están provocando un cambio en los patrones de la demanda de alimentos (BCC, 2008). A esto se suma el fuerte uso de maíz y soja para la producción de biocombustibles (etanol y biodiesel respectivamente), que se encuentra en aumento y está siendo considerablemente estimulada por los gobiernos de los países desarrollados. En éstos, la legislación impulsa su desarrollo y utilización mediante incentivos fiscales y estableciendo porcentajes mínimos de mezcla con los combustibles tradicionales, apuntando a la finalidad de diversificar la matriz energética e incorporar fuentes de energía renovable (BCC, 2008).

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Figura 15. Fuente: BCC, 2008: 11

Intervención estatal En los últimos años, se observa una creciente intervención gubernamental en el sector agropecuario. “El estado nacional se ha valido de diferentes instrumentos para tratar de construir una política agropecuaria que encuadre con los objetivos generales que se ha propuesto. Lamentablemente, para el sector y el país, muchas veces no se han logrado las metas buscadas.” (BCC, 2008: 12) Siguiendo la reseña de la Bolsa de Comercio de Córdoba (2008), se indican seguidamente las principales medidas de política utilizadas.

Impuesto a las exportaciones El año 2002 marcó el regreso de los derechos de exportación a la escena agropecuaria luego de casi una década de ausencia. Su utilización ha sido común y recurrente a lo largo de la historia económica argentina y su origen se remonta a la época colonial, cuando eran utilizados como una de las principales fuentes de ingresos fiscales. Desde su última implementación, las retenciones agrarias han sufrido varias modificaciones. La primera fue en enero del 2007, cuando se incrementó en cuatro puntos porcentuales (se pasó del 23,5% al 27,5% el impuesto que recaía sobre el poroto de soja). Posteriormente, en noviembre del 2007, todas las alícuotas del sector agrario tuvieron un nuevo ajuste. En marzo del corriente año se puso en marcha el controvertido esquema de retenciones móviles, sistema por el cual la alícuota variaba al ritmo de las fluctuaciones en las cotizaciones de cada uno de los cultivos. Finalmente, y luego de más de 120 días de conflicto entre el sector agropecuario y el

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Estado Nacional, se derogó la resolución Nº 125, causa del conflicto, y se reinstauraron las anteriores alícuotas. Como instrumento de política económica, los impuestos a las exportaciones tienen el efecto de reducir el volumen de las exportaciones y por lo tanto constituyen una forma de restricción al comercio, siendo esto generalmente perjudicial a la luz de numerosos estudios teóricos y empíricos. Uno de los principales argumentos en contra de las retenciones se mueve en el plano de la asignación óptima de los recursos productivos, ya que disocia los precios internos, tanto para el productor como para el consumidor, de los precios internacionales. Ello genera que cada actividad gravada produzca por debajo del óptimo y se consuma por encima del mismo. Este argumento es tan fuerte que en el ámbito de los organismos internacionales (Banco Mundial, por ejemplo), se lo considera excluyente de cualquier otro. Además, a mediano y largo plazo tienen efectos negativos sobre la inversión, la producción y las exportaciones ya que afectan directamente el margen neto de beneficios que percibe el productor y esto incide sobre sus expectativas y decisiones.

¿Existieron siempre las retenciones a los granos? ¿Son iguales para todos los granos?

Dado que se trata de un instrumento que incorpora diversas ineficiencias en la economía, la pregunta que surge inmediatamente es por qué Argentina los utiliza de manera generalizada cuando son bien conocidos sus efectos negativos. La respuesta a este interrogante surge de las diferentes ventajas que presenta, las cuales se podrían resumir en: a) son fáciles de establecer, administrar y se recauda sin retrasos en cuanto al hecho imponible; b) tienen bajo costo de recaudación; c) la evasión es difícil; d) permiten incrementar la recaudación tributaria; e) al ser un impuesto no coparticipable, ingresa en su totalidad al gobierno nacional; f) son una política creíble y transparente; g) se lo utiliza, a corto plazo, para mantener la estabilidad de los precios internos de las commodities, con efectos favorables sobre el salario real, la indigencia y la pobreza. Esta última característica es altamente cuestionable ya que existen otros mecanismos más eficientes a la hora de combatir la pobreza.

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Restricciones cuantitativas Respetando su orden cronológico de aplicación, aparecen las restricciones cuantitativas o cuotas que se emplearon sobre las ventas de granos al exterior. Desde el gobierno se aducía que su objetivo era garantizar el abastecimiento del mercado interno. Es así que, ante el fuerte crecimiento registrado en las exportaciones de trigo, se determinó la administración en la entrega de declaraciones juradas de venta al exterior (DJVE, trámite administrativo a través del cual se registran las operaciones de venta al exterior de determinados productos de origen agrícola). Entre las regulaciones que se aplicaron sobre las ventas externas de granos, se incluye: las cuotas, permisos de exportación y hasta la suspensión de la emisión de DJVE. Las primeras sirven para definir un volumen máximo de exportación, mientras que los permisos establecen que una determinada commodity puede ser exportada sólo por aquellos agentes que reúnen determinados requisitos. El régimen comercial en este caso es diseñado de tal forma que el gobierno asigna las cuotas de exportación entre los postulantes aptos. Esto introduce un elemento fuertemente discrecional en el sistema comercial y estimula la aparición de actividades no deseadas. Mientras que en el caso de los impuestos de exportación existen algunos beneficios en su aplicación, no sucede lo mismo con las restricciones cuantitativas. En primer lugar, no producen ingresos fiscales, a la vez que su administración requiere la creación y la financiación de un aparato burocrático; esto a su vez puede provocar la aparición de actividades de rent-seeking. Por último, hace que se pierda la relación entre la cotización en el mercado de referencia internacional y la local, añadiendo más incertidumbre a la ya habitual dada por la discrecionalidad de la habilitación del registro de exportaciones.

Precios oficiales Esta medida es una más del conjunto de regulaciones que se han implementado en el sector y que resulta necesaria a raíz de la creciente intervención. Para un segmento importante de los productos agrarios de exportación, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPyA) fija tanto los “Precios Oficiales” sobre los cuales se aplican las retenciones, como también el “FAS Teórico” que sirve como valor de referencia para el cálculo de los subsidios al mercado interno. El propósito de estos precios es evitar la subdeclaración de los valores de exportación. Algunas de las commodities que están cubiertas por este control son trigo, maíz, sorgo, malta, arroz, soja, girasol, aceite de soja, algodón y los todos sus derivados.

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Impuestos diferenciales a la exportación Esta medida consiste en gravar más intensamente a los productos que poseen un menor grado de procesamiento, disminuyendo la alícuota a medida que el bien presente un mayor valor agregado. Su objetivo es reforzar los incentivos hacia una producción de mayor complejidad y valor para así lograr transformar la matriz de producción sectorial. Aunque en un nivel microeconómico este argumento pudiera ser válido, para lograr una producción con mayor valor agregado se necesitan complementariamente otras medidas que por el momento no se han aplicado en este sector. Además, el posible efecto positivo probablemente sea disipado por la creciente inestabilidad en las reglas de juego, que actúan disuadiendo a los potenciales inversionistas. Por lo tanto, estos “microincentivos” se consideran insuficientes para impulsar el agregado de valor.”

Compensaciones Este instrumento apunta a subvencionar los precios de productos que son utilizados internamente como insumos, fundamentalmente en la producción de alimentos. El mismo se llevó a cabo a partir del otorgamiento de compensaciones al consumo a través de los industriales y operadores que vendían en el mercado interno productos derivados del trigo, maíz, girasol y soja. Otra faceta de este mismo instrumento, son las denominadas compensaciones a productores, que se le otorgan a los agentes vinculados con la comercialización interna de granos. En este caso su objetivo primordial es crear un mecanismo de eficiencia en el uso de los granos destinados a la alimentación de las distintas especies animales. La crítica recae sobre lo dificultoso que resulta acceder a los mismos cuando el productor es pequeño. Hoy en día este instrumento ha expandido su aplicación incorporando nuevos agentes al sistema. Entre los beneficiarios de las compensaciones se encuentran: la industria láctea, los molinos de harina de trigo, los productores de trigo, los establecimientos de engorde de bovinos a corral, los faenadores avícolas y los molinos de harina de maíz molienda seca. (BCC, 2007: s/d) Según Ramírez & Postmann (2008) en los últimos años se ha comenzado a desarrollar en nuestro país un intenso debate en torno a dos aspectos relativos a la realidad agrícola del país. Por un lado, la expansión de la

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frontera agrícola (agriculturización) y, por otro, la concentración relativa de la producción agraria local en el cultivo de la soja. La superficie sembrada de los 4 granos varía de 13.511 miles de ha en la campaña 80/81, a 27.777 miles de ha en la campaña 06/07. Los autores informan que la variación porcentual por cultivo en el período 81/07 es de 738,5 en soja, 71,3 en girasol, (-10,5) en maíz y (-8,4) en trigo. Además, mencionan que diecinueve provincias argentinas tienen en algún período de la serie analizada una superficie sembrada mayor a las mil hectáreas. Al mismo tiempo, la tasa de crecimiento promedio de superficie total es de 3,9% anual. En la campaña 06/07, once provincias incrementaron su superficie respecto a la 80/81 (Chaco, Santiago del Estero, Salta, Córdoba, Bs. As., S. Fe, E. Ríos, La Pampa, Tucumán, Jujuy y Catamarca) y ocho la disminuyeron (Formosa, S. Luis, Corrientes, Misiones, Río Negro, Neuquén, San Juan y Mendoza). (Ramírez & Postmann, 2008)

Figura 16. Fuente: Ing. Agr. Liliana Ramírez, Ing. Agr. (MSc) Juan C. Porstmann. Evolución de la Frontera Agrícola. Campañas 80/81 – 06/07. Revista Agromensajes, 25. 2008

Evolución de la superficie de los granos por cultivo según los investigadores (Ramírez & Postmann, 2008):

Trigo: en la campaña 80/81 se sembraron 6,196 millones de hectáreas y en 06/07, 5,676 millones de trigo. El valor promedio de la tasa anual de crecimiento muestra una disminución de superficie de (-0,3%). Las tres primeras provincias en superficie sembrada son Bs. As., Córdoba y Santa Fe respectivamente y han mantenido ese orden a través del tiempo.

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Maíz: la superficie sembrada disminuye en (-10,54%) entre las campañas 80/81 y 06/07 y la tasa anual de crecimiento es de (-0,4%). Actualmente Córdoba siembra con maíz el 32,5% de la superficie del país, Bs. As. 25,7%, S. Fe 11,66%, E. Ríos 6,17%. Girasol: la provincia de Bs. As. ocupa el primer puesto en superficie sembrada con girasol en toda la serie histórica considerada. En la campaña 06/07, La Pampa, Chaco, S. Fe, Córdoba, ocupan el 2º, 3º, 4º y 5º lugar respectivamente. La superficie promedio de todo el período es 2,4835 millones de hectáreas, desde la campaña 00/01 no se ha podido superar ese valor. Soja: la superficie promedio del período es de 7,1575 millones de hectáreas. A partir de la campaña 97/98 en adelante siempre supera esa cifra. El crecimiento anual promedio es del 27,3%. Córdoba, Bs. As. y S. Fe ocupan en la campaña 06/07 el 74,5% de su superficie, E. Ríos, Santiago del Estero, Chaco y Salta el 8,90; 4,98; 4,41 y 2,96% respectivamente.

Figura 17. Fuente: Ing. Agr. Liliana Ramírez, Ing. Agr. (MSc) Juan C. Porstmann. Evolución de la Frontera Agrícola. Campañas 80/81 – 06/07. Revista Agromensajes, 25. 2008

Provincias con mayor tasa relativa de crecimiento de superficie

Según los autores (Ramírez & Postmann, 2008)Santiago del Estero es la provincia que tiene la mayor tasa de crecimiento en superficie promedio total (795%). La superficie ocupada promedio en 01/07 es en soja de 67,6%; en trigo 16,7%; en maíz 10,2% y 5,5% en girasol. En 06/07 con 1,165 millones de ha ocupa el sexto lugar en superficie sembrada del país y representa el 4,2% del total.

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El segundo lugar lo ocupa Chaco con 449% de incremento de superficie promedio. En 01/07 la soja representa el 58,3%; girasol 23,3%; maíz 9,0% y trigo 9,5% de 1.121 ha. En 06/07 ocupa el quinto lugar en superficie sembrada y representa el 4,9% del país. (BCC, 2007). Según Ramírez y Porstmann (2008) la provincia de Entre Ríos ocupa el tercer lugar en incremento relativo de superficie (425%) y el cuarto lugar en valores absolutos de superficie sembrada (1,9618 millones de ha), representando el 7,1% del país. En la campaña 06/07 la soja ocupa el 73,2% de la superficie total, el trigo 14,5%, maíz 9,5% y girasol 2,8%. Asimismo, los autores señalan que Salta es la provincia que ocupa el cuarto lugar en incremento relativo de superficie media (365%) desde 80/81 a 06/07 y en la campaña 06/07 la soja ocupa el 73,4%, el trigo ocupa el 19,2% y el maíz un 7,4%, con un total de 650 mil hectáreas sembradas, ocupando el octavo lugar en valores absolutos de superficie. En lo que respecta Catamarca, ocupa el quinto lugar en incremento relativo de superficie (226%) y en la última campaña la soja ocupa el 65,7%, el trigo el 21,4% y el maíz el 12,9% de 70 mil ha, representando el 0,3% de la superficie sembrada del país. En el análisis de la superficie sembrada de las restantes provincias se destaca Bs. As. que ocupa el primer lugar en superficie sembrada, Córdoba el segundo y Santa Fe el tercero. Desde la campaña 80/81a la 06/07 Bs. As. incrementó el área en 52%, Santa Fe en 84% y Córdoba en 152%.” (Ramírez, Porstmann, 2008)

Figura 18. Fuente: Ing. Agr. Liliana Ramírez, Ing. Agr. (MSc) Juan C. Porstmann. Evolución de la Frontera Agrícola. Campañas 80/81 – 06/07. Revista Agromensajes, 25. 2008

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LA PRODUCCIÓN DE CARNES EN LA ECONOMÍA NACIONAL Según un estudio del INTA coordinado por Daniel Rearte (2007), se encuentra que en materia de comercio exterior, Argentina ha experimentado un gran incremento en las exportaciones cárnicas, lográndose en 2006 la cifra de 546 mil toneladas de carne vacuna por un valor de 1.520 millones de dólares y 144.000 toneladas de carne aviar por un valor de 139 millones de dólares.

¿Es más importante la producción ganadera o agrícola en la Argentina?

“El haber sido reconocido el estatus de país libre de aftosa con vacunación y país libre de BSE (encefalopatía bovina espongiforme o “enfermedad de las vacas locas”) ha posibilitado la apertura de nuevos mercados de la carne de alto valor como así también mercados que se perdieron con el brote de aftosa del 2001 se esperan sean reabiertos en el corto y mediano plazo.” (Rearte, 2007; 4) En lo refiere a la avicultura y porcinicultura, al ser Argentina un país libre de influenza aviar y de fiebre porcina, se colocan en inmejorable posición para el acceso a nuevos mercados. Rearte (2007) señala que del total de carnes exportadas más del 78% corresponde a carnes vacunas mientras que el resto está determinado por carnes aviar, ovinas y últimamente también porcinas, aunque de esta última sigue siendo sustancialmente mayor la cantidad importada que la exportada. Asimismo, agrega Rearte (2007), la carne vacuna adquiere especial importancia considerando tanto el valor de la producción nacional como el ingreso de divisas que generan las exportaciones.

Figura 19. Fuente: Rearte, 2007:4

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Carne Vacuna:

En función de las posibilidades productivas y de captación de mercados que se le presentan al país en el mediano plazo, se estima un importante crecimiento del sector cárnico vacuno.

Figura 20. Fuente: Rearte, 2007:5

Carne Aviar:

Continuando con el estudio del INTA (Rearte, 2007), podemos indicar que la industria aviar presenta también un alto potencial de crecimiento para los próximos años. Según Rearte (2007) el objetivo del sector es incrementar la producción para abastecer un mercado internacional creciente y para presentarse como sustituto de la carne vacuna que en el mediano plazo tendría dificultades para abastecer el mercado internacional sin afectar el mercado interno.

Fuente: Potencial de la Industria Avícola. Fuente: Rearte, 2007: 6

Carne Porcina:

Según el INTA, luego de varios años de crisis de la actividad la actividad porcina, el país está ante la necesidad de “refundar” la producción porcina.

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Esto se debe principalmente a que el stock nacional ha sufrido entre reducción del 40% entre 1998 y 2002 lo cual ha provocado que en el último año se hayan importado más de 27.000 toneladas por valor de 49 millones de dólares. Las perspectivas de la producción son alentadoras ya que el precio del cerdo continúa mejorando a partir de la devaluación y el precio de los cereales y oleaginosas se ha estabilizado en una relación favorable. El objetivo de la actividad es aumentar la producción nacional de manera de lograr el autoabastecimiento del país, incluso promocionando el consumo de carne porcina que en Argentina es extremadamente bajo. En un futuro mediato el objetivo es pasar de país importador a país exportador de carne porcina (Rearte, 2007) Carne Ovina: Siguiendo el mismo informe de INTA, en lo que refiere a la carne ovina, podemos indicar que cuenta con un gran potencial de expansión fundamentalmente por la cuota de 23.000 Tn. que la Unión Europea ofrece a Argentina y de la que se cumple actualmente sólo el 20%.” (Rearte, 2007). Según el autor, el objetivo es incrementar la producción para poder cumplir con la cuota y al mismo tiempo transformarse también en un sustituto de la carne vacuna (Rearte, 2007).

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