Lazaro Cardenas

En la compleja situación mexicana al término del mandato de Abelardo L. Rodríguez, el “Jefe Máximo” se inclinó por Cárde

Views 182 Downloads 4 File size 187KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

En la compleja situación mexicana al término del mandato de Abelardo L. Rodríguez, el “Jefe Máximo” se inclinó por Cárdenas, quien le había mostrado una férrea disciplina y además había destacado por su gestión como gobernador de Michoacán, ganándose el apoyo y adhesión de campesinos y obreros que simpatizaban con él. Como candidato, Cárdenas recorrió casi el país entero y pudo darse cuenta de sus problemas, lo que explica la redacción del primer documento rector cuyas acciones habrían de llevarse a cabo durante su mandato, el primero de seis años. El Plan Sexenal serviría para consumar la obra iniciada por Calles para modernizar al país y lograr el desarrollo de la economía capitalista, que implicaba la consolidación del Estado mexicano. Hay que resaltar el parecido que el Plan Sexenal tenía con los planes quinquenales soviéticos, en un momento histórico en que la Unión Soviética gozaba de un gran prestigio, habiendo logrado pasar de un feudalismo conservador a un sistema socialista, sin atravesar por el capitalismo, con gran éxito. Cuando Cárdenas asumió el poder, eligió un gabinete en el que abundaban los hombres de Calles, por lo que se preveía una continuación del maximato. No obstante, casi de inmediato puso en marcha los lineamientos del Plan Sexenal, dando apoyo abierto a los sindicatos, en especial a la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), organismo opositor a la CROM fundada en 1933 por Vicente Lombardo Toledano, brillante abogado, educador y filósofo mexicano de fuerte tendencia socialista. Pronto se vio que la postura de Cárdenas chocaba con el creciente conservadurismo de Calles. Cárdenas empezó a mostrar signos de alejamiento e independencia, como había hecho Ortiz Rubio. En una entrevista concedida a un diario nacional, Calles expresó su rechazo a lo que consideró un exceso de radicalismo por parte de Cárdenas, quien ya había mostrado no sólo su independencia política del caudillo sino también una cierta adhesión muy sui géneris a tendencias socialistas, aunque nunca se concretaron formalmente. Un ejemplo de ello fue la reforma de 1934 al Artículo 3 que partía de una iniciativa formulada por el Comité Ejecutivo Nacional del PNR, imprimiéndole a la enseñanza cierto contenido ideológico: “La educación que imparta el estado será socialista…” Sin embargo, la propuesta original estaba redactada en los siguientes términos: “La educación será socialista en sus orientaciones y tendencias, la cultura que ella proporcione estará basada en las doctrinas del socialismo científico y capacitará a los educandos para realizar la socialización de los medios de producción económicos. Deberá, además, combatir los prejuicios y dogmatismos religiosos…”. Semejante declaración contravenía la intención de favorecer el desarrollo de la economía capitalista y sólo puede explicarse a través de un presidencialismo populista. Independientemente

del destino de esta propuesta, durante este sexenio se multiplicaron las escuelas dándole un fuerte impulso a la educación. A Calles le incomodó el sesgo que estaba tomando Cárdenas; pero éste, previniendo la inminente crisis política y antes de que surgieran mayores problemas, se le adelantó y exigió la renuncia de todo el gabinete. Al nombrar a los sustitutos, eliminó al callismo de tan estratégica posición; al mismo tiempo pidió a sus jefes militares decidir si estaban a favor del presidente o de Calles, logrando que los generales le dieran su respaldo. Cárdenas depuró las Cámaras Legislativas, relevando a todos los callistas; hizo lo mismo con los gobernadores, con los mandos militares y con la dirección del PNR. Para 1936, el propio Calles estaba siendo acusado de acopio de armas y llevado ante un juez. Ante tal situación y viendo todos los puntales de poder perdidos, Calles –el otrora Jefe Máximo– fue forzado a abordar un avión que lo condujo a Estados Unidos donde viviría exiliado el resto del sexenio. Ya no había sido necesario recurrir a las armas ni al asesinato. La maniobra cardenista había rendido frutos. Después de estos acontecimientos se podría decir que se fraguaba la leyenda del general misionero, la formación del “cardenismo” que significaba formalizar una política de masas encaminada a darle una base social sin precedentes. El primer paso fue afianzar la alianza entre el presidente y el movimiento obrero. Para ser congruente con este propósito, se neutralizó al hombre fuerte del sindicalismo, el líder de la CROM, Luis N. Morones, quien también fue obligado a abandonar el país. En su lugar se constituyó la Confederación de Trabajadores de México (CTM) cuyo líder era, Vicente Lombardo Toledano. Sin embargo, el respaldo a la CTM no era gratuito, pues desde el inicio su política quedó subordinada a los intereses de la presidencia. Otras creaciones de este tipo se produjeron en cascada, no obstante, el mayor logro cardenista en este sentido fue intensificar la reforma agraria mediante la Confederación Nacional Campesina (CNC), también supeditada a la presidencia. En 1939 se creó la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE); se transformó al partido oficial pasando de ser un partido de cuadros a uno de masas: el PNR desapareció y nació el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), de afiliación corporativista, dividido en cuatro grandes sectores: el campesino, el obrero, el militar y el popular.

El poder en México nunca había estado tan centralizado; ningún otro poder político, económico, religioso o militar volvería a imponerse sobre una presidencia basada en un partido de masas

campesinas, obreras y de clase media que además controlaba al Congreso, al Poder Judicial, y a los gobernadores El gran cambio social cardenista fue el fuerte impulso a la reforma agraria que implicó la restitución o la dotación de tierra a las comunidades y a los campesinos, con lo que finalmente se concretaba la destrucción del latifundio. Cárdenas desde el inicio de la revolución y hasta la fecha, había realizado el mayor reparto de tierra. Cambios sociales del periodo Cardenista Expropiación de las industrias ferrocarrileras (1937) y petroleras (1938). Fundación del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Creación de los Almacenes Nacionales de Depósito. Creación de Nacional Financiera. Establecimiento del Banco Nacional Obrero de Fomento Industrial. Fundación del Departamento de Asuntos Indígenas. Promulgación de la Ley del Salario Mínimo. En cuanto a su postura internacional, Cárdenas se identificaba claramente con el antifascismo y ése era uno de los puntos más sólidos de su política interamericana, lo que explica la facilidad con lo que logró la expropiación de la industria petrolera, pues el gobierno de Roosevelt prefería apoyar esa iniciativa y tratar con él en lugar de que Cárdenas “volteara” hacia las potencias del eje. Su postura en este sentido queda demostrada por haber brindado asilo a los exiliados españoles durante la Guerra Civil, y el apoyo a China (que reclamaba el Tíbet como un territorio chino), a Austria (en el conflicto por el territorio húngaro), Etiopía (invadida por Italia) y Checoslovaquia (por Alemania).