Las Buenas Relaciones Laborales

LAS BUENAS RELACIONES LABORALES M.Sc. Eric Briones Briones* Existe una máxima universal comprobada, la persona tratada c

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LAS BUENAS RELACIONES LABORALES M.Sc. Eric Briones Briones* Existe una máxima universal comprobada, la persona tratada con bien, hace lo que se le pida de manera proactiva y positiva. Además respetándosele sus derechos y no invalidándole sus ideas, se consigue que en la mayoría de las ocasiones, sus actuaciones discurran conforme a las pretensiones esperadas. Ahora bien, un diálogo abierto y un convencimiento no sesgado, son unas de las medidas dentro del derecho laboral colectivo- que contribuyen a conformar relaciones laborales pacíficas y sinceras, en pro de la productividad, dentro de la llamada Empresa o Institución. Es decir, a la hora de negociar, cuentas claras chocolate espeso, decían nuestros antepasados. Y es que precisamente no solo el trabajo cotidiano, sino todo lo que se hace en la vida, debe estar enmarcado dentro de una búsqueda de negociación, lo contrario sería una sobreposición forzosa, como ocurre en las relaciones del resto de los seres del reino animal. No obstante, pareciera que muchos actores laborales (representantes de ambos sectores y sea dentro del ámbito público o privado) olvidan estos principios y sienten que estando “arriba” pueden atentar contra los mismos, obviando que la vida es una tómbola, en donde hoy se está en una posición y mañana en otra. Estos principios no solo resultan ser de sentido común a nivel laboral y en ambos sentidos tanto para el patrono Estado como para el trabajador servidor (lo que es bueno para el ganso para la gansa también), sino que se han fijado dentro de diversos instrumentos legales (constitución política, código de trabajo, leyes administrativas, contratos individuales y colectivos, etc), tales como Lealtad, comunicación oportuna, obediencia racional y ante todo la Buena Fe. Incluso la Organización Internacional del Trabajo, al readecuar su norte ante los nuevos retos o querer remozarse para tener vigencia, ya desde 1998 proclamo la Declaración de Principios y Derechos fundamentales, entre lo que resalta, trabajo libre de discriminación, de acoso laboral, de intolerancia, basado en el dialogo social, bajo una representación colectiva de los trabajadores, es decir decent work. Es que es inconcebible en estos tiempos, en donde se supone que el Ser Humano, mediante la ciencia y la tecnología está superando la propia indolencia corpórea, siga patrocinando la prepotencia; la omisión adrede antre las inquietudes y necesidades de sus colaboradores; desoyendo los consejos de los técnicos y profesionales con experticia y experiencia; persiguiendo y hostigando como respuesta a la falta de servilismo “hitleriano”, mediante sacada de clavos; menospreciando los programas buenos, cuando no coincidan con intereses los intereses personales, partidistas-amiguistas o bien cuando no se entiendan ante la falta de capacidad y humildad para reconocer dicha insolvencia; todo lo anterior, en detrimento de la eficiencia y eficacia del desarrollo social. Lo anterior, lamentablemente no es un “dejavú”, es una pesadilla que a diario está viviendo el mundo entero y de lo cual por supuesto Costa Rica no escapa, como consecuencia de unos megalómanos, que se sostienen bajo un constructivismo estructural de capital social, económico y hasta cultural, como ha sostenido el intelectual Pierre Bourdieu. Esto es necesario concientizarlo y pararlo de una manera sana y oportuna, pues la cabida al odio, al desdén por el trabajo, es decir, un estado de apatía, nada contribuye a la productividad nacional. Un orden justo dentro de la sociedad, es precisamente tarea de todos, siendo el derecho al trabajo una unidad fundamental para mantener el mismo. Entendiéndose finalmente que la

memoria histórica, no nos va a recordar tanto por lo que hicimos, sino ante todo, como tratamos a nuestros congéneres. *Abogado y profesor laboralista.