La Tercera Via

La tercera via, un tema que actualmente parece estar en boca de muchos no es mas que Tercera vía1 es el nombre que se h

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La tercera via, un tema que actualmente parece estar en boca de muchos no es mas que

Tercera vía1 es el nombre que se ha dado a una variedad de aproximaciones teóricas y propuestas políticas2 que, en general, sugieren un sistema económico de economía mixta, y el centrismo o reformismo como ideología. En la práctica política, estas posiciones rechazan la validez absoluta de las filosofías tanto del laissez faire como del mercado totalmente controlado del marxismo-leninismo (consultar "Condición de Samuelson"); promueven la profundización de la democracia, y enfatizan el desarrollo tecnológico, la educación, y los mecanismos de competencia regulada, a fin de obtener progreso, desarrollo económico, desarrollo social, y otros objetivos socio-económico-políticos igualmente importantes.3 Las filosofías de la tercera vía han sido a menudo descritas como una síntesis del capitalismo y el socialismo por algunos de sus proponentes.4

Dado que el término no se define específicamente, se puede hablar de "terceras vías" en el sentido amplio o en el más estricto de la palabra. La diferencia estaría en que el sentido amplio incorporaría cualquier proposición que buscara obtener o mantener una posición equidistante tanto del comunismo como del capitalismo, a través ya sea de una economía mixta o políticas que rechacen esas percepciones extremas. Sin embargo, no todas esas alternativas pueden ser catalogadas como progresistas sino también algunas deben ser definidas como fuerte o abiertamente reaccionarias.5

Consecuentemente, el análisis político moderno hace notar que la tercera vía no debe confundirse con el concepto tercera posición o tercerposicionismo, que es como se autodefinen movimientos diversos que son considerados de orientación fascista o neofascista, opuestos tanto al capitalismo como al socialismo y que no admiten su posicionamiento en el espectro político izquierda-derecha. La tercera vía se suele calificar, por el contrario, de centrista. No obstante, algunos críticos de la tercera vía han utilizado ese paralelismo de terminología.6

En la práctica política, los proponentes de la tercera vía en su sentido estricto van desde muchos que apoyan la socialdemocracia a aquellos que apoyan el liberalismo progresista; incluiría también aquellos que proponen la Economía social de mercado, proyecto que busca explícitamente ser un punto medio entre el liberalismo y la socialdemocracia.

El presidente de Colombia para el período 2010-2014, Juan Manuel Santos, anunció tras su elección, que su gobierno sería de tercera vía [2], lo que puede interpretarse como una ruptura con el gobierno de derecha liderado por Álvaro Uribe Vélez

Ayer se dieron cita en Cartagena el presidente Juan Manuel Santos y los exmandatarios Tony Blair, Bill Clinton, Felipe González, Fernando Henrique Cardoso y Ricardo Lagos, todos asociados con la Tercera Vía, con el fin de relanzar este programa (o filosofía política) y discutir su aplicación en un contexto de posconflicto en Colombia. Sin embargo, más allá de la cuña “mercado hasta donde sea posible y Estado donde sea necesario”, vale la pena preguntar cuáles son los principios centrales de la Tercera Vía y si en realidad ofrece una ruta alternativa a tono con las necesidades humanas de hoy.

Aunque son numerosos los ejemplos contemporáneos de líderes y movimientos políticos que han declarado su afinidad con una “tercera vía” distinta a los paradigmas económicos y políticos dominantes, el concepto entró en boga con el fin de la Guerra Fría, la disolución de la Unión Soviética y la aceleración de la globalización, y fue popularizado por los “nuevos demócratas” y el “nuevo laborismo”, liderados por Clinton en Estados Unidos y Blair en Inglaterra, respectivamente. En estos y otros países, tanto europeos como no europeos, resultaba políticamente atractiva una fórmula “intermedia” que reconciliara valores sociales progresistas con elementos extraídos del conservadurismo, entre ellos la economía de mercado y el individualismo.

En un libro del mismo nombre, el sociólogo británico Anthony Giddens dio sustento teórico a la Tercera Vía al argumentar que en un mundo caracterizado por cambios económicos, sociales, políticos y ecológicos profundos, la democracia social, de querer sobrevivir, requeriría de estrategias distintas. En especial, el autor argumentó que la restauración del ámbito público y de los bienes públicos exigía una combinación de políticas asociadas históricamente con la izquierda y la derecha, entre ellas un Estado garantista más que proveedor, un mercado autónomo pero amoldado a los objetivos públicos y una sociedad civil independiente y pujante.

La Tercera Vía buscó así desmarcarse de la socialdemocracia tradicional al plantear un camino “pragmático” que reconciliara objetivos antagónicos tales como la justicia social y la efectividad económica. No obstante, sus críticos han señalado que al aceptar al neoliberalismo como forma hegemónica de organización económica ésta se limitó a proponer correctivos mínimos sin buscar la transformación del orden existente. Si se entiende el neoliberalismo — siguiendo al teórico social David Harvey— como una forma de racionalidad política que ordena no sólo la economía, sino todas las esferas de la actividad humana, puede afirmarse incluso que la Tercera Vía participó en su reingeniería al poner a su servicio ideas progresistas tales como la igualdad, equidad, inclusión y comunidad, y al abandonar la preocupación central de la socialdemocracia por los efectos dañinos del capitalismo.

Al ignorar la crisis actual de la democracia liberal, evidenciada en la ola de manifestaciones ciudadanas que se han visto alrededor del mundo, la Tercera Vía corre el riesgo adicional de

ser obsoleta, además de statuquoista. En la medida en que no siente una posición crítica frente a la democracia, el Estado y la globalización, desentona con las reivindicaciones sociales del momento, y con formas de hacer política más abiertas y menos jerarquizadas que las suyas. En lugar de su relanzamiento, como pretende el presidente Santos, lo único que plantea esta versión de la Tercera Vía es la necesidad de crear otra distinta.