La Propaganda en La II Guerra Mundial

"Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad" La propaganda en la Segunda Guerra Mundial Laura Laso Mese

Views 142 Downloads 7 File size 329KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

"Una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad" La propaganda en la Segunda Guerra Mundial

Laura Laso Meseguer Marta Medina Núñez

Índice 1. ¿Qué es la propaganda? 1.1. 1.2. 1.3.

Significado del término propaganda Tipología La propaganda de guerra

2. La historia de la propaganda 2.1. El proyecto propagandístico del bando aliado 2.1.1. Las carencias propagandísticas de los aliados 3. La propaganda de guerra en la historia 3.1. 3.2. 3.3. 3.4. 3.5.

Propaganda desde diferentes puntos de vista El descubrimiento del poder propagandístico El período de entreguerras El apogeo de la propaganda de guerra En la Guerra Fría

4. Análisis de la propaganda 5. La propaganda de guerra en la actualidad 6. Bibliografía

Toda guerra se combate en diferentes frentes. El frente militar, el de batalla es, sin duda, uno de los más importantes. Sin embargo, hay otros frentes igual de trascendentes en todo conflicto bélico. Uno de ellos es el de la propaganda

¿Qué es la propaganda? 1.1. Significado del término propaganda El origen etimológico del término proviene del latín moderno propaganda, cuyo significado es "para ser divulgado". La propaganda tiene sus inicios en el Imperio Romano que la utilizaba para difundir el mensaje religioso. Su uso continúa en el periodo de la Contrarreforma donde de nuevo la Iglesia emplea la expresión de propaganda fide con intención pastoral. Sin embargo, no es hasta la Primera Guerra Mundial cuando se institucionaliza la propaganda moderna con métodos científicos. El periodista Walter Lippman y el psicólogo Edward Bernays fueron los responsables de dirigir la primera campaña anti-alemana en Estados Unidos para que el pueblo estadounidense diese su visto bueno a la entrada de este país en la contienda. El éxito demostró el potencial de esta herramienta como medio de control de la opinión pública, una experiencia que volvieron a poner en práctica los siguientes gobiernos estadounidenses y de la que aprendieron otros países durante la Segunda Guerra Mundial. En esta ocasión, la propaganda se convierte en la principal arma de guerra en el terreno de batalla tanto para la Alemania nazi como para el de Gran Bretaña. Posteriormente, la propaganda se vincularía con las estrategias de los partidos políticos y los gobiernos no identificados con las fórmulas de gobierno totalitarias. La propaganda busca inculcar una ideología o doctrina para influenciar en opiniones, actitudes y comportamientos de cualquier grupo directa o indirectamente en apoyo a objetivos determinados. En una guerra, la propaganda es un factor muy importante. Su función es la de mantener la moral y ánimo del bando, y ridiculizar y desmoralizar al contrario. Por ejemplo, durante la invasión de Irak por parte de EEUU, bombardeaban a la población con octavillas pregonando las ventajas de estar bajo el dominio americano. Durante la II Guerra Mundial esto no fue una excepción y la propaganda de ambos bandos fue abundante. 1.2. Tipología El sistema de Propaganda consiste en un primer paso, en la revelación política, se trata de indagar aquellas cuestiones que lleven al descontento popular. Luego, con esa información, sacarla de contexto y llamar al mismo descontento. La voz de orden es el

segundo paso: la consecuencia política de la denuncia, la acción política. Es expresar una idea en forma clara, breve, concisa y tan eufóricamente como sea posible. Este método se desarrolló a partir de la Primera Guerra Mundial. Con ella, comenzaron a realizarse las primeras investigaciones sobre técnicas propagandísticas. A lo largo de toda la historia bélica siempre fueron usados procedimientos de engrandecimiento de las fuerzas y de diseminación de información “no verdadera”. Estos métodos tenían como objetivos principales mantener la confianza de las tropas propias e intimidar a las fuerzas opositoras. Los encargados de crearla eran los agitadores, quienes inculcaban una o varias ideas a muchas personas. Los temas eran simples. Es el llamado acto político. El nivel de oratoria tiene una carga más emotiva que racionalista. Los políticos se dirigían a la masa por medio de la persuasión, un sistema que ofrece la propaganda a nivel psicológico netamente. Ésta se puede clasificar según su fuente o finalidad. En el primer caso encontramos tres tipos: •

Blanca: perfectamente reconocible. Se utilizan los medios masivos de comunicación y quienes hacen esa propaganda dicen a qué partido político pertenecen.



Gris: surgen dudas sobre quien emite el mensaje. En ocasiones no se reconoce la fuente. Se utilizan los rumores.



Negra: la fuente es contraria al mensaje.

En el segundo caso: •

De indoctrinación: pretenden situar a la gente, afiliada o no, dentro de su doctrina o idea.



De agitación: acciones masificadas. Búsqueda del descontento social.



De integración: búsqueda de la unidad político – mística.



De subversión: destrucción del adversario utilizando medios ilícitos para lograrlo tales como bombas, terrorismo y actos de violencia.

A lo largo de la Historia se han ido creando escuelas que han hecho de la propaganda su arma de guerra para conseguir sus objetivos políticos. Algunas de ellas son:

1. Marxista Leninista (rusa): comienza a principios del siglo pasado en base a una teoría social y económica de Carlos Marx. Surge la revolución bolchevique: nacimiento del comunismo. Duró casi 80 años en Rusia y se basa en dos parámetros básicos: •

las fuerzas productivas



relaciones de producción

Por un lado Marx, con una conciencia de clase como base de la conciencia política; por otro Lenin, cuyo concepto de conciencia de clase liberada a sí misma se limita a la lucha económica y no llega a convertirse en conciencia política. Según él, antes es necesario despertarla, educarla y llevarla a una esfera más amplia que la constituida entre obreros y patrones. De esta manera la propaganda, entendida en un sentido amplio que va desde la agitación hasta la educación política, se convierte en una carrera de transmisión que conecta continuamente la masa con el partido. Para este último, la propaganda es un nexo entre el pueblo y el partido. 2. Nazi Goebbeliana (alemana): nace en la década del ’30. Alemania había perdido la Primera Guerra Mundial con una situación económica adversa y protagonista de la crisis hiperinflacionaria más grande en la historia. Su capacidad de fuerza de trabajo estaba reducida debido al importante número de bajas humanas. Un grupo se desprende del ejercito alemán y crea el "Partido Nacional Socialista", que convocan a mujeres y niños a trabajar. Alemania sale de esa crisis y se convierte en una potencia mundial tanto en maquinaria y armamento como en tecnología. Un movimiento liderado por Hitler y ayudado por Goebbels, psicólogo especializado en el manejo de grandes masas. El Hitlerismo corrompió la concepción leninista de la propaganda. Hizo de ella un arma en sí de la que se sirvió indiferentemente para todos sus fines. Goebbels hizo un estudio sobre los miedos profundos. Uno de los mayores es el miedo a la oscuridad y el otro a la muerte. En su campaña propagandística, decidió centrarse en la exaltación de la pureza de la sangre, la supremacía de la raza. Toda manifestación estaba cuidadosamente preparada. Asimismo se buscaron símbolos para complementar los discursos. Según Goebbels, "La simbología debía funcionar como funcionaba el látigo para el esclavo."

1.3. La propaganda de guerra Sin duda, la propaganda de guerra tiene un aspecto particular, es denominada usualmente “Psychological Warfare” o “Guerra psicológica”, un concepto nacido en Estados Unidos. Así, la propaganda de guerra es definida por Daugherty como “el uso planificado de propaganda y otras acciones orientadas a generar opiniones, emociones, actitudes y comportamientos en grupos extranjeros, enemigos, neutrales y amigos, de tal modo que apoyen el cumplimiento de fines y objetivos nacionales”. Generalmente está apoyada en información falsa, ya que uno de los propósitos de este tipo de comunicación persuasiva es evitar que los ciudadanos conozcan la verdad. Pero en ocasiones, los propagandistas no necesitan recurrir a la mentira, sino que utilizan un lenguaje cuidado y rico en eufemismos. Se recurre a esta técnica porque los líderes de una organización son conscientes de que una comunicación dominada por tan sólo una parte facilita el descrédito del adversario. La propaganda de guerra lleva a la población de un país a sentir que el enemigo sólo comete injusticias y esto puede conseguirse con pura ficción. La propaganda tiene una gran responsabilidad en los conflictos, pues no es sólo la supremacía militar la que gana una guerra. Cuando la propaganda es transmitida eficazmente, puede volverse más peligrosa que el propio armamento bélico. Ramonet vincula estas dos estrategias: “el dominio de corazones y mentes es la continuación de la propia guerra”. La estrategia utilizada para crear la propaganda está delimitada por una serie de reglas que determinan las metas u objetivos hacia quien va dirigida así como sus objetivos. Algunos ejemplos son: •

Simplificación y enemigo único: se busca un adversario del cual diferenciarse. Mediante un slogan se utiliza la simplificación.



Unanimidad y contagio: se busca la unidad de criterios dentro del partido, se realizan discursos de unidad y se los transmite a las masas. Se contagia a las masas con ese criterio.



Exageración y desfiguración: exacerbar un defecto para descalificar al adversario, y llevarlo a su máxima expresión.



Transfusión: cambiar viejas ideas por nuevas, o incorporar nuevas ideas o nuevos personajes. Renovar.



Orquestación: puesta a punto de todos los elementos de la campaña. Actos, apariciones públicas, medios, cierre.

La meta última de la propaganda es aumentar el apoyo o el rechazo a una cierta posición. Su objetivo no es hablar de la verdad, sino convencer a la gente: pretende inclinar la opinión general, no informarla. Debido a esto, la información transmitida es presentada con una alta carga emocional, en especial a sentimientos patrióticos, y apela a argumentos más emocionales que racionales. La mayoría de veces es utilizada de forma no ética algo que la convierte en un modo de desinformación y censura y usa la metodología de la retórica para convencer a los destinatarios de la misma.

La historia de la propaganda

A lo largo de la historia, la propaganda ha jugado un papel muy importante como arma de guerra. Como decía Napoleón Bonaparte “Dominar el arte de la guerra, implica siempre infligir al enemigo no sólo una derrota militar sino una psicológica” y ésta se logra, en parte, gracias a la propaganda. La propaganda ha sido utilizada tanto por regímenes predemocráticos como modernos para influir sobre la opinión pública. Constituye el mejor intento sistematizado y deliberado de grupos de poder para moldear la opinión, los sentimientos y pensamientos de las masas. En este sentido, funciona como arma para la construcción de legitimidad y manipulación. La propaganda influye y manipula más de lo que se cree. No sólo reproduce pautas de conducta, valores y visiones del mundo sino que también polariza la mente, moviliza las emociones y engendra odios y resentimientos sociales. Es evidente que la propaganda bélica se utilizó en la Segunda Guerra Mundial como táctica para fomentar el miedo y convencer a la opinión pública acerca de la justicia de las acciones emprendidas por los diferentes gobiernos de los bandos. Como parte de esta guerra, la información se controló, manipuló y distorsionó por las diferentes partes en conflicto.

2.1. El proyecto propagandístico del bando aliado Por parte de los aliados, el primer intento de atacar psicológicamente a Alemania fue un desacierto. Fue en Bélgica, en 1939, donde los franceses distribuyeron grandes cantidades de dinero entre la prensa del país. El consejero de asuntos franceses en el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Alemania, distribuía con suma cautela los recursos financieros entre los medios de prensa neutralista y nunca lo hizo directamente, sino por medio de intermediarios. Además siempre tuvo el cuidado de no involucrarse abiertamente con la prensa germanófila.

A mediados de 1940, el General DeGaulle hizo un llamado a la población francesa, por la BBC de Londres, sobre unos afiches pegados en la capital gala. DeGaulle pidió la movilización de los franceses contra el engaño, contra la ocupación alemana y contra el Gobierno de Vichy. El general se pronunció claramente sobre el mantenimiento de la alianza con los británicos en la lucha común contra los alemanes. La propaganda antibritánica, después de la derrota francesa, fue impulsada por el gobierno francés de Vichy y el Ministerio de Propaganda en Berlín, que aprovechó las acciones militares británicas contra la flota francesa y los intereses franceses de ultramar, para volcar el sentimiento patriótico nacional en contra de la Gran Bretaña. La campaña en sí, generada en plena Batalla de Inglaterra, iba dirigida contra el gobierno de Londres y en especial contra Churchill. En busca de lograr un efecto psicológico importante, la propaganda se centró, fundamentalmente, en el bloqueo. El Primer Ministro francés, Paul Reynaud, cometió una serie de errores en el manejo de sus declaraciones como parte de sus discursos propagandísticos. Aseveró que ganarían la guerra por ser los más fuertes. Los hechos demostrarían que, esos a quien el ministro se refería, eran los alemanes. La propaganda, aprovecha la situación para poner otros ingredientes en juego, como la amenaza de la Unión Soviética y la amenaza judía en Europa. Por tanto aparecen referencias a los "judeo-bolcheviques" asociados al gobierno británico. En Francia, los sentimientos antibritánicos se mantuvieron vivos durante todo el conflicto. Todas las ocasiones eran perfectas para incentivar la simpatía que aún pudiera quedar entre los franceses, por el antiguo aliado. 2.1.1. Las carencias propagandísticas de los aliados El Ministerio de Propaganda de Alemania tuvo en Goebbels, con su fe ciega en el cine y la radio, el artífice de la propaganda que no tuvieron los aliados. La música, como medio de propaganda e instrumento para mantener elevada la moral de las tropas y de la población civil, no estuvo en los planes de los gobiernos beligerantes antes de la guerra. Entre los aliados no hubo ninguna previsión en ese sentido y en el caso de Alemania y Japón, los medios de difusión, concretamente el cine y la radio, fueron utilizados para la difusión de ideas y noticias. Pero en ninguno de los casos, la música popular fue tomada en cuenta y más bien Goebbels se encargó de combatirla cuando los

artistas intérpretes, no se sometían a su censura. Pero los civiles en sus casas y los militares en los campos de batalla hicieron suyas las canciones y con ello se ayudaron a soportar el sacrificio. A raíz de esto los políticos fueron conscientes de que la música era un instrumento de gran valor que inyectaba fuerza moral a civiles y soldados. Prácticamente todas las canciones que se escucharon durante la Segunda Guerra Mundial, en especial en el frente, provinieron de los años entre guerras y, muchas de ellas, fueron creadas antes de la Gran Guerra (1914 – 1918). La mayoría de las canciones que se hicieron populares fueron compuestas por personas ajenas al conflicto los soldados en el frente como We'll Meet Again. Al contrario que la poesía, que nació en los mismos años, estos versos no estaban inspirados en experiencias bélicas personales.

2.2. La propaganda en el cine

2.2.1. El cine británico y su propaganda Con el inicio de la guerra los británicos iniciaron la carga propagandística de su producción cinematográfica. Una de las primeras realizaciones fue The Lion has wings. Muestra el contraste entre el sistema político nazi dirigido por Hitler, y el sistema parlamentario británico encabezado por el Rey y su Primer Ministro. Se realizaron otras películas de reconstrucción documental, historias ficticias acompañadas de imágenes documentales, como For Freedom en 1940. Cuando comenzó la Batalla de Inglaterra el cine dio a luz a una serie de realizaciones como The fisrt days (Cavalcanti y Watt, 1940) la cual muestra los preparativos de defensa de Londres frente a los ataques aéreos. En cuanto al cine de ficción, destaca Target for Tonight (Watt, 1941) cortometraje que describía un raid sobre Alemania insertando imágenes reales y otras de estudio. Fue una película que levantó la moral del pueblo británico. Junto a esto, la producción británica contaba con el noticiero The march of time, repleto de imágenes que se enviaban a todo el mundo anglosajón y en las que destacaron especialmente los episodios destinados a la Commonwealth.

2.2.2. La propaganda cinematográfica soviética en la Segunda Guerra Mundial Tras la invasión alemana, los estudios de producción soviéticos se trasladaron al otro lado de los Urales y el comité encargado del cine se instaló en Novosibirsk (Liberia). No obstante, los estudios de montaje de los documentales continuaron en Moscú y de allí salieron producciones como En la línea de fuego de Dziga Vertov o Marinos del mar Negro de Belayev. También se montaban los noticieros conocidos como This is the enema en los cuales participaron nombres como: Pudovkin, Guerasimov, Kozintsev y Alexandrov. Hacia 1942 se realizaron una serie de documentales ordenados por el comité de cinematografía. Algunos de éstos fueron La derrota de los germanos, que muestra el trato que daban los alemanes a los territorios conquistados en su avance: destrucción, quema de aldeas, ejecuciones, etc.; o Paralelo 69, que muestra una operación naval efectuada con los aliados en el Circulo Ártico. Uno de los temas más destacados en la producción soviética fue el de la guerrilla. A partir de 1943 se impulsó la realización de documentales

y

el

primero

de

una

larga

lista

fue

Stalingrado.

En 1944 se presentó una de las producciones propagandísticas soviéticas más originales, Los juicios de Kharkov, que trataba del juicio por crímenes de guerra a tres alemanes y un ruso traidor responsables de asesinatos en masa y diversas atrocidades. El año 1945 trajo los documentales sobre la victoria. Dentro de las filmaciones más espectaculares destaca Un camarógrafo en el frente, documental que recoge su última filmación

en

el

momento

en

el

que

muere

en

pleno

frente.

Los camarógrafos soviéticos tenían órdenes expresas de filmar las peores cosas que pudieran encontrar en la guerra: cuerpos mutilados, gestos de dolor, destrucción, etc. con el fin de forjar el espíritu de venganza y lucha en el pueblo soviético.

Vivir y dejar vivir No importa cómo todo termine Estos perdidos, bajo el cielo, Yacen como amigos. Perdonan los odios No importa cuánto odiaran; Por la vida separados Y por la muerte unidos. John Pudney

La propaganda de guerra en la historia

La comunicación persuasiva es inherente a la propia evolución del ser humano. Desde siempre estuvo presente en las sociedades, con la intención de transmitir ideologías y opiniones con objetivos claros y determinados. La aparición de religiones y sociedades organizadas favoreció la proliferación de las primeras formas de propaganda. La propaganda de guerra es un tipo de comunicación persuasiva altamente especializada que penetra en todo tipo de medios. Los propagandistas bélicos siempre usaron los últimos avances tecnológicos en comunicación para optimizar su capacidad persuasiva. Así, el principal vehículo propagandístico durante la Primera Guerra Mundial fue la prensa escrita; durante la Segunda Guerra Mundial, la radio y el cine; tras 1945, la televisión; y en la actualidad los medios digitales.

3.1. Propaganda desde diferentes puntos de vista Fue solamente a partir de la Primera Guerra Mundial cuando la propaganda comenzó a expandirse hacia el mundo político y filosófico, con una organización más específica. A pesar de que su connotación actual es casi siempre peyorativa, en aquella época era considerada incluso progresista. Los métodos usados entonces para su transmisión fueron diversos, pasando por la palabra escrita y oral, imagen o acción, entre otros.

Existen diversas definiciones que intentan clarificar el significado de este tipo de acción persuasiva. Lasswell ve la propaganda como la “técnica para influenciar la acción humana, a través de la manipulación de representaciones”. A su vez, Reyzábal cree que el concepto de propaganda está “íntimamente ligado con la acción de divulgar doctrinas

e

ideologías

para

conseguir

adeptos

a

las

mismas”.

Respecto a los efectos de la propaganda, para Welch ésta tuvo un papel esencial, y no siempre deshonroso, en la conducción de muchos asuntos y materias en el siglo veinte. Por su parte, Pratkanis y Aronson (1992) creen que “todos los días somos bombardeados con una comunicación persuasiva seguida de otra”. Según estos autores, vivimos en una “era de la propaganda”, en la cual la continua recepción de

mensajes propagandísticos provoca pasividad en los hombres, facilitando la manipulación de símbolos y, con ello, de las emociones humanas más básicas.

3.2. Primera Guerra Mundial: el descubrimiento del poder propagandístico

En la Primera Guerra Mundial se descubrió que la moral podía ser un factor militar muy importante, y así se entendió que la opinión pública no podía ser ignorada durante más tiempo, ya que era un factor determinante para la formación de la política gubernamental. Tanto británicos como alemanes trabajaron arduamente para conseguir dominar la opinión pública de los americanos. Inicialmente, los propagandistas alemanes desarrollaron un plan que consistía en sensibilizar a los americanos de descendencia alemana y también a los irlandeses, pues conocían bien su aversión a los británicos. Esta maniobra no tuvo éxito. Por el contrario, la propaganda británica demostró ser más funcional. Comenzó con la creación del Ministerio de Información, en 1917, bajo la responsabilidad de Lord Beaverbrook. La censura gobernó y todas las campañas propagandísticas eran rigurosamente controladas para que apenas fuese divulgada la “información oficial”. Poco después de su entrada en la Primera Guerra Mundial, los estadounidenses crearon su propia agencia de propaganda, el Comité para la Opinión Pública se reveló de máxima eficacia, sobre todo en lo relacionado con lo que ellos denominaban “los ideales de libertad”. Los británicos aprovecharon la propaganda como una forma de diseminación de información a su favor, pero al final de la guerra los ciudadanos se quedaron con una imagen muy negativa de ella. Concluirían que los sacrificios hechos no fueron recompensados con las promesas del Ministerio de la Información, y como resultado, el cargo de ministro de Información fue suprimido.

Como consecuencia del descrédito de la propaganda, cuando en la Segunda Guerra Mundial el gobierno británico intentó sensibilizar a la población sobre la existencia de campos de concentración nazis, esta información no fue tenida en cuenta, porque el público

sospechó

que

era

una

campaña

propagandística

más.

Los alemanes, en la Primera Guerra Mundial, fueron derrotados más en el terreno sicológico que propiamente en el campo de batalla. Hitler reconoció la funcionalidad de la propaganda británica, escribiendo en Mein Kampf: “En el año 1915, el enemigo comenzó su propaganda entre nuestros soldados. A partir de 1916 continuó más intensivamente, y en el inicio de 1918 se transformó en una nube negra. Uno puede ver ahora los efectos de la seducción gradual. Nuestros soldados aprendieron a pensar como el enemigo pretendía. Alemania falló en reconocer la propaganda como un arma de primera utilidad, donde los ingleses la utilizaron con gran pericia y genial deliberación” . Al final, la primera experiencia de los británicos con la propaganda fue entendida como un gran éxito y dio ejemplo para que otros países empezasen a usar las técnicas contemporáneas de comunicación persuasiva.

3.3. El período de entreguerras

Durante el período de Entreguerras, se desarrollaron profundos estudios sobre la cuestión propagandística. Muchos de los grandes expertos y autores reflexionaron sobre ella, en lo que más tarde vendría a transformarse en la teoría de la propaganda. Comenzaron igualmente estudios relacionados con la opinión pública y la influencia de los medios de comunicación masivos en la sociedad.

Lazarsfeld (1940) desarrolló un memorando, Research in Comunication, que cambió, de cierta forma, el modo en que se comprendía la evolución comunicativa hasta el presente momento. La cuestión central del estudio de Lazarsfeld puede enunciarse como una pregunta: “¿quien dice qué a quien y con qué efecto?”. A partir de esta investigación, se llegó a la conclusión de que los efectos de la comunicación en la sociedad eran mucho más profundos y poderosos de lo que se había pensado hasta el momento.

Fueron tres los principales modelos en que se fundamentaron casi todos los movimientos propagandísticos: el occidental o anglosajón, el más elaborado pero con resultados menos funcionales; el soviético, que ganó su perfil con el desarrollo de la propaganda leninista; y el de las dictaduras fascistas.

Cuando se llega a la Segunda Guerra Mundial, los estudios elaborados en las últimas décadas y los nuevos medios, como la radio y cine, permitieron que se pusiese en marcha de ambos bandos una máquina de propaganda nunca vista hasta el presente. Uno de los mejores ejemplos fue la desarrollada por la Alemania nazi.

3.4. Segunda Guerra Mundial: el apogeo de la propaganda de guerra

En la Segunda Guerra Mundial se asistió a un uso continuado de la propaganda como un arma poderosa. Tras el fracaso alemán en entender la propaganda como un aliado esencial, Hitler se preocupó por crear un cargo en su gobierno exclusivamente dedicado a la propaganda del partido. Paul Joseph Goebbels, figura intelectual, doctorado en Filosofía, fue el escogido. En 1929, sería el jefe de la propaganda del partido y desde 1933

a

1945,

Ministro

de

Propaganda

del

régimen

nazi.

Una de las medidas iniciadas de inmediato por el ministro fue el absoluto control de todos los periodistas, escritores, artistas y medios de comunicación, para que se registrasen como subordinados y apenas publicasen información debidamente autorizada. “La Gran Mentira”

Comparada con los regímenes soviético y fascista, la propaganda nazi no formaba parte de un todo, sino que era en si misma el todo. El füher se reunía casi diariamente con Goebbels para enterarse de las novedades y transmitir su opinión personal. El esquema de proliferación de información falsa en el régimen nazi pasó a la Historia como

“la gran mentira”.

La propaganda hitleriana se centraba en un tipo de mensaje emocional que se dirigía, sobre todo, a un público poco educado políticamente, susceptible de interiorizar la emoción y no la racionalidad. A su salida de la cárcel, Hitler aprovechó la prohibición de hablar en público en Alemania para llevar a cabo su primera gran campaña de propaganda, basada en la idea de que entre los 2000.000.000 de habitantes de la Tierra, sólo él no podía hablar en Alemania. Los discursos de Hitler eran preparados con detalle. El füher estudiaba sus textos minuciosamente, pues leía mal en voz alta. Empezaba con palabras relajadas, comunicando de una forma monótona, hasta un punto en que su voz subía de tono acompañada por fuertes gestos de su brazo derecho.

Destacan también los aspectos más importantes de la escenografía nazi: los grandes desfiles al aire libre, largos mítines políticos en locales cubiertos, las canciones, los saludos (“Sieg Heil”), las antorchas, la profusión de banderas y estandartes o el desfile de las fuerzas paramilitares, entre otros.

Antes de cualquier movimiento militar, la máquina propagandística alemana era puesta en marcha. Como ejemplo, antes de que Checoslovaquia fuese invadida se transmitió a través de la radio el mensaje de que las minorías alemanas estaban siendo perseguidas en aquel país. Los hechos se fabricaban para que los actos de invasión pudiesen ser justificados. Con Francia se hizo algo semejante: los agentes alemanes distribuirían propaganda que anunciaba los primeros indicios de la derrota francesa. Esto tipo de acciones crearon divisiones políticas, insatisfacción, miedo de la superioridad bélica alemana, hasta mayo de 1940, fecha en la que la resistencia francesa entró en colapso y las tropas de Adolph Hitler marcharon en París.

Una vez más, tanto los propagandistas alemanes como los británicos intentaron llegar a la opinión pública americana. Alemania se hizo pasar por defensora de los asuntos mundiales, justificando que la guerra era también una lucha contra el “terror rojo”: el comunismo. Aún realizaron algunos movimientos que intentaron el aislamiento de los

estadounidenses en la guerra. Todo el esfuerzo se reveló inútil, sobre todo después del ataque japonés en Pearl Harbor. Los Estados Unidos entraron en la guerra e hicieron de los ingleses sus aliados. Los americanos crearon entonces dos agencias oficiales de propaganda: la OWI (Office of War Information) y la OSS (Office of Strategic Service). La OWI se encargaba de distribuir información en territorio americano y extranjero. La OSS, por su parte, estaba encargada de conducir la “guerra psicológica” contra el enemigo.

3.5. La propaganda en la Guerra Fría

Debido a un conflicto de intereses que venía ya de la Segunda Guerra Mundial, durante el período de la Guerra Fría los Estados Unidos y la Unión Soviética continuaron haciendo un uso masivo de la propaganda como un instrumento de política nacional. Ambas partes, el bloque comunista y el bloque capitalista, hicieron todo lo posible para conseguir difundir sus campañas a través de los medios de comunicación de masas, sin para tal recurrir al conflicto armado. Casi todos los aspectos de la vida cotidiana fueron usados con propósitos propagandísticos. Todos los medios de comunicación, destacadamente la radio, la televisión, el cine y la literatura, fueron usados para influenciar sobre sus propios ciudadanos, sobre los del bloque opuesto y también sobre las naciones del Tercer Mundo.

Inicialmente los comunistas destacaron en su labor propagandística, debido al mayor control que tenían en sus medios de comunicación. Esto les permitía el distanciamiento de las ideologías occidentales. El nivel de centralización del poder también funcionaba como una herramienta para propagar mejor la comunicación persuasiva. Los regímenes comunistas se ayudaban mutuamente para hacer funcionar sus planes políticos y sus ambiciones. Por otro lado, los gobiernos occidentales nada podían hacer para prevenir la entrada de propaganda comunista. Esta aparente supremacía se empezó a degradar a comienzos de los años 80, con el desarrollo de la tecnología en la comunicación. Fue este descontrol el que causó la desintegración de muchos de los bloques comunistas de la Europa del Leste al final de la década.

Durante la Guerra Fría, el mundo vivió en permanente amenaza de sufrir una Tercera Guerra Mundial, en la cual difícilmente existiría un vencedor. La propaganda fue una de las responsables de agudizar el conflicto, aunque probablemente también tuvo un gran peso en lo referente a “congelar” el armamento bélico y priorizar la “guerra de palabras”.

Casco y rifle, mochila y capote Marchando por el bosque. En algún lugar adelante Los cañones retumban. Como el círculo de una garganta La noche a cada costado se hace roja. Se detienen y cavan. Se hunden como topos En la viscosa tierra entre los árboles Y pronto los centinelas alertas en sus huecos Sienten la primera nieve. Sus pies se comienzan a helar. Al amanecer la primera granada cae con un estallido, Luego granadas y balas cruzan las heladas maderas. Esto duró muchos días, la nieve estaba negra, Los cadáveres hedían en sus huecos escarlata. Lo que más claramente recuerdo de esta batalla: El cansancio de los ojos, como las manos parecían delgadas En torno a un cigarrillo y la brillante ascua Vacilaría con toda la vida que en ella hay. Louis Simpson

Análisis de la propaganda Una vez expuesta la teoría de la propaganda que se llevó a cabo durante los años de la II Guerra Mundial, creemos que es pertinente presentar una muestra de la manera en que tanto los aliados como sus enemigos utilizaban la psicología como un arma de guerra. De entre los muchos carteles que hemos encontrado, los dos que presentamos a continuación son, a nuestro parecer, los más significativos y representativos de la situación que se vivía en ambos bandos. A pesar de que sólo expongamos un ejemplo de cada ideología, en todos los carteles que se utilizaron con el objetivo de obtener afiliados, todos los detalles estaban muy bien calculados. Desde los colores utilizados, pasando por los primeros y segundos planos hasta los símbolos de cada bando tenían su significado subliminal. Sin embargo, los lemas que servían de apoyo a las imágenes eran directos e inequívocos.

El bando aliado Se trata de un cartel propagandístico de indoctrinación presentado durante la II Guerra Mundial. Su objetivo principal es el de

persuadir

a

los

ciudadanos

estadounidenses de que en la guerra se les necesita para vencer. Se presenta al enemigo alemán y japonés como monstruos y sangrientos asesinos capaces de destruir su idílica sociedad. La mano representa la unidad que el pueblo americano requiere para lograr la producción necesaria con el fin de eliminar al enemigo, en este caso el nazismo de Hitler y el comunismo japonés. Ésta intenta ser un símil de la mano de Dios, pues

aparece rodeada de una luz blanca que la ilumina sobre un fondo protagonizado por los monstruos ya mencionados. Sin embargo, los enemigos están representados sobre un fondo rojo que recuerda al infierno. Por tanto los colores que predominan en el cartel son: por un lado, el blanco y tonos claros que transmiten una sensación de tranquilidad y paz; y, por otro, el negro y rojo, que provocan miedo y pena al mismo tiempo que furia y venganza. El dibujo viene acompañado por un lema: “Stop this monster that stops at nothing…PRODUCE to the limit. This is your war” es decir: parad a este monstruo que no se detiene ante nada…producid hasta el límite. Esta es tu guerra.” Con esto, el gobierno americano se dirige en primera persona al pueblo con un registro que bien podía acercarse a un modo imperativo. Utiliza un vocabulario claro, conciso y popular, que llega y actúa de forma directa sobre el comportamiento de los americanos.

El eje

Este cartel propagandístico es uno de los muchos ejemplos que Goebbels presentó a su pueblo con el fin de poner

de

manifiesto

la

capacidad

alemana de prosperar y hacerse un hueco en la Histoia como una de las mayores potencias jamás conocidas. A diferencia del cartel anterior, el objetivo último de este, no es el de presentar a los aliados como enemigos sino el de exaltar la capacidad alemana de vencer a todo cuanto se cruce en su camino, como Chuchil, crucificado por el bando Nazi, o Stalin, machacado, literalmente por el puño alemán de la victoria.

Encontramos, asimismo, tres elementos característicos de esta potencia, la industria, representada por una fábrica; la supremacía de la raza “master race” identificada por una cuna y una economía en auge, representada por unos campos de cultivo. Los colores que predominan son: el rojo, que pretende dejar claras las fronteras de aquellos países que han pasado a ser los obstáculos que, según Hitler, impedirían la llegada de Alemania al podium en la lucha por el poder mundia. Probablemente, este cartel fuera presentado en la última parte de la contienda, aquella en la que el Führer se propuso hacer con el control soviético. El blanco y el color plata, en contraste con el color anterior, señalan el puño alemán elevándolo a la categoría de caballero, señor, en la larga cruzada de la conquista del mundo.

La propaganda de guerra en la actualidad

La primera Guerra del Golfo demostró bien la falsedad de la comunicación propagandística americana. El primer caso fueron las fotos de satélite que el Pentágono afirmaba poseer, en las cuales se podría confirmar la presencia de 250.000 unidades militares preparadas para invadir Arabia Saudita. Pronto las fotos comerciales captadas por un satélite demostraron que las afirmaciones americanas no tenían fundamento. En el inicio de la guerra, los espectadores mundiales se quedaron con la idea de que era un conflicto sin mentira, toda vez que el conflicto se transmitió en directo. Pero no podían estar más equivocados. Las imágenes fueron controladas integralmente, y se asistió casi una película de guerra realizada en directo. En el final, se constató que más de 90% de las imágenes mostraban el poderío bélico americano, y que jamás se pudo ver

un

soldado

estadounidense

herido

o

muerto.

En Kosovo, las partes enfrentadas percibieron que la manipulación de las noticias a su favor era algo fundamental. Se asistió a una maniobra inteligente por parte de Milosevic: permitió a las cadenas internacionales CNN y BBC continuar emitiendo desde Belgrado. Así, consiguió usar los medios de comunicación extranjeros para transmitir imágenes de supuestos civiles muertos en los ataques de la OTAN. Esta maniobra fragmentó la opinión occidental y llevó el OTAN a reconocer algunos de sus errores en los bombardeos aéreos. Esto es sólo un ejemplo más actual de la importancia y eficacia de la propaganda en tiempos de guerra.

A raíz del conflicto bélico entre Estados Unidos e Irak, las estrategias de propaganda ligadas a la guerra se han revitalizado y se utilizan de manera intensiva y sigilosa, en forma de noticia, por la Unión Americana y sus aliados. Tales estrategias tienen como propósito aislar y desconcertar a sus enemigos y persuadir a los norteamericanos de la importancia de "liberar al pueblo iraquí, aniquilar el régimen de Sadam Husseim" y, sobre todo, "terminar con la amenaza e inseguridad de las armas de destrucción masiva". En ese contexto de lucha entre mundos disímbolos, que atinadamente Samuel Huntington llamó el choque de civilizaciones, es como se debe entender el conflicto en

que Estados Unidos declaró la guerra al régimen de Sadam Hussein y ha dado una nueva orientación a lo que se conoce por los eruditos como la propaganda de guerra. Los primeros, llamaron a la guerra santa, a la defensa patriótica de su territorio y su cultura. Los segundos, convocaron a exterminar los regímenes totalitarios, liberar al pueblo

iraquí

y

terminar

con

la

amenaza

a

la

seguridad

mundial.

Como parte de esta campaña de medios, se describió a Saddam Hussein como sinónimo de terror, represión, barbarie y maldad. La contrapropaganda de los iraquíes, por su parte, dibujó a los estadounidenses como los enemigos del Islam, los mercenarios que quieren apoderarse de sus riquezas y sus recursos naturales. "Morir en la guerra contra los enemigos del Islam, es morir por Alá". Por su parte, el gobierno norteamericano y sus aliados publicitaron, en la misma línea y tono de argumentación, que la razón de su sinrazón, era la libertad, la seguridad y el bienestar mundial. Estados Unidos sabe que para imponer su visión al mundo y desarticular a sus enemigos debe valerse del miedo que generan los ataques y el poderío militar. Así, las entregas informativas del Pentágono y la CIA sobre el operativo militar y el poderío bélico estadounidense a los medios de comunicación norteamericano y mundial se inscriben como parte de las estrategias de propaganda para desconcertar al enemigo y derrotarlo psicológicamente. De esa manera, conciente o no, los medios de comunicación, principalmente estadounidenses, tomaron el papel de voceros de una de las partes del conflicto, ya que, recuérdese, la mejor propaganda es aquella que se presenta al ciudadano como noticia y en la cual la gente ignora los fines que se persiguen por parte de los emisores. En consecuencia, nada de lo que se diga y se vea a través de los medios de comunicación de origen norteamericano e iraquí, sobre el conflicto, puede ser certero, desinteresado y objetivo. Todo tiene un interés y todo se inscribe dentro de una lógica de

poder

o

hegemonía.

En la Unión Americana, por ejemplo, los medios electrónicos de comunicación se han convertido de forma descarada en coparticipes de la guerra propagandística, favoreciendo al gobierno de Estados Unidos y desinformando a la ciudadanía, en la que

deliberadamente se ocultaron imágenes, escenas y realidades de las bajas y capturas de soldados estadounidenses, incumpliendo su labor de informar con objetividad. De igual forma, las manifestaciones de protesta de la comunidad internacional en contra de la intervención norteamericana en Irak y el repudio de la guerra por miles de ciudadanos, a lo largo y ancho del planeta, han sido también minimizadas u ocultadas. Al parecer, los medios de comunicación norteamericanos han perdido uno de sus conquistas más preciadas: la libertad. En cambio, se ha impuesto toda una cruzada mercantil: la nueva propaganda mediática de fuerte cuño mercadotécnico, donde las dóciles y fieles cámaras, de una prensa otrora independiente, acompañan en la estrategia a

los

tanques

y

aviones

de

guerra.

Esta guerra propagandística impulsada por Estados Unidos está orientada no sólo a generar pánico y terror entre sus enemigos, sino también crear un sentimiento de éxito y aceptación entre su población. El mensaje es claro: "nadie detiene al poderío norteamericano." Esta colosal campaña de medios que impulsa el gobierno norteamericano disfraza un interés hegemónico y una sutil campaña intervencionista a nivel mundial en la que los países pobres y subdesarrollados tienen mucho que perder. En el contexto de la Guerra Fría, la justificación para la intervención norteamericana fue frenar el avance del comunismo,

como

se

dio

en

Centroamérica,

Cuba,

Corea

y

Vietnam.

Colapsado el bloque socialista y disipado el fantasma comunista, se pretextó al narcotráfico para invadir naciones y deponer gobiernos como fue el caso de Panamá. Hoy día, el narcotráfico pasa a segundo plano para justificar la intervención armada y el avasallamiento de otros pueblos so pretexto del terrorismo y la libertad del pueblo iraquí. La guerra de Estados Unidos y sus aliados (Gran Bretaña y España) en contra del gobierno de Irak ha dejado de manifiesto la vulnerabilidad de uno de los derechos más importantes

de

una

sociedad

civilizada:

la

libertad

de

información.

Invadidos de un falso patriotismo, los medios norteamericanos de comunicación han

acatado las indicaciones del Pentágono y se han sumado a la campaña propagandística que impone una lógica del nuevo mercado por encima de la tradición de crítica y reflexión

que

los

había

caracterizado.

Esta guerra, militarmente hablando, la ganaron los estadounidenses; pero con el tiempo, se darán cuenta de que sus principales medios informativos han perdido, como se advierte a nivel internacional, la credibilidad, la confianza y, lo más importante, su libertad. Al convertirse en instrumentos de propaganda de una guerra a todas luces innecesaria, son también perdedores.

BIBLIOGRAFÍA -Consultadas el día 18 de Diciembre de 2006: http://www.exordio.com/1939-1945/militarisgpsicologica/propagandaFRA.html Reubicado (La propaganda en Francia) http://www.monografias.com/trabajos11/teorela/teorela.shtml Monografías (Teoría de las relaciones públicas) http://www.exordio.com/1939-1945/civilis/poesia.html Reubicados (La poesía)

-Consultadas el día 22 de Diciembre de 2006: http://www.forosegundaguerra.com/viewforum.php? f=40&sid=90dfe8185a76095991231ed9e53d2126 Foro de la II Guerra Mundial http://es.wikipedia.org/wiki/Imagen:PropagandaNaziJapaneseMonster.gif Enciclopedia Wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Propaganda Enciclopedia Wikipedia http://www.rebelion.org/chomsky/030902chom.htm Rebelión- La página de Chomsky- (lenguaje colateral)

-Consultadas el día 23 de Diciembre de 2006: http://www.elblogsinnombre.com/?p=331 El blog sin nombre (cuando el pato Donald era nazi) http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc81/propaganda.html Revista mejicana de comunicación. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=2505 Rebelión (La propaganda de Guerra)

-Libros consultados: Bauer, E., Historia controvertida de la Segunda Guerra Mundial, Madrid, Rialp, 1967. Parker, R. C., El siglo XX, Madrid, Siglo XXI, 1978. Buen DURANDIN, G., La mentira en la propaganda política y en la publicidad. Barcelona, Paidós, 1995 PIZARROSO, A., Historia de la Propaganda. Eudema (Ediciones de la Universidad Complutense), 1993 (Segunda edición, ampliada) o, José María., Uniformes del III Reich. Editorial San Martín.

Adjuntamos un CD a modo de anexo con diferentes carteles propagandísticos representativos de la II Guerra Mundial con sus respectivas contextualizaciones.