La Obra Del Espiritu

La obra del Espíritu en el ser Algo por lo que hay mucho que agradecer a Dios es por la obra del Espíritu Santo en la vi

Views 80 Downloads 0 File size 35KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

La obra del Espíritu en el ser Algo por lo que hay mucho que agradecer a Dios es por la obra del Espíritu Santo en la vida humana. Esta tercera persona de la divinidad tiene un plan encaminado a nuestro bien y, cuando cooperamos con él, la obra de Dios alcanza su plenitud en nuestra vida. La obra del Espíritu la vemos de muchas formas impactando positivamente la vida humana. Esta noche quiero referirme a lo que hace el Espíritu para traer a alguien a Dios. Al respecto, nos apoyaremos en lo que dice el Evangelio de San Juan, capítulo 14 y 16. El Espíritu hace por lo menos tres cosas en nuestro favor: nos acompaña, nos redarguye, y nos guía.

El Espíritu nos acompaña Jesús dijo que no nos dejaría huérfanos, sino que el Espíritu estaría con nosotros como su representante y guía. Observen el texto que está en Juan 14:16-18. En este pasaje se observan verbos importantes que ponen de manifiesto el interés de Dios de acompañarnos: que esté con vosotros, está con vosotros, será en vosotros, vendré a vosotros. Qué gran consuelo para la vida humana contar con la compañía de Dios. No estamos solos y la forma en que Dios nos acompaña es mediante su Espíritu.

El Espíritu nos redarguye En Juan 16:8-11 se habla de otra obra importante del Espíritu: redargüir a la humanidad. Redargüir es emplear un argumento en contra de quien lo hace; o sea, contraargumentar, replicar o argüir en contra. Hay varias cosas que tenemos muy bien acorazadas en nuestra experiencia humana, y una de ellas es nuestra pecaminosidad. Nos cuesta aceptar que estamos mal y que vamos mal; es decir, que vamos a juicio. También nos cuesta trabajo aceptar que la oferta de Dios es mejor y que siempre se obtendrán mejores resultados cuando le permitimos a Dios actuar en nuestras vidas. El Espíritu tiene ese poder convincente y persuasivo que ayuda al ser humano a ver que todo lo que haga no le valdrá de nada para salir del problema que experimenta. Por su parte, el Espíritu anula nuestros argumentos y nos deja inermes para que aceptemos el plan de Dios.

El Espíritu nos guía Una vez convencidos, el Espíritu Santo procede a llevar al cristiano por la ruta más segura, la de la voluntad de Dios. La voluntad del Señor para nosotros es nuestro bien, sus planes son para paz y esperanza. Eso lo podemos entender en Juan 16:13.

El Espíritu se vale de la verdad para conducir nuestra experiencia de vida. La verdad está en la Palabra de Dios (Juan 17:17). Por lo tanto, el Espíritu echa mano de la Palabra para nuestra conducción. En consecuencia, cuando nos exponemos a la Palabra de Dios, le estamos dando al Espíritu recursos para conducirnos, para llevarnos a donde Dios quiere que estemos.

Una ilustración Si bien estos conceptos están en las Escrituras, muchas veces es más claro ver la obra de Dios en la experiencia de una persona. Cuando leemos la Biblia y, en particular, el Evangelio de Juan, encontramos las historias de Nicodemo y la mujer samaritana. Pero hoy les hablaré de un creyente moderno. [Historia de Marta, mujer que tuvo tres hijas con su esposo, pero éste la engañaba y hasta tenía otra familia. Marta se dio cuenta de ello cuando su esposo murió, porque su muerte sucedió en la casa de la otra familia. Cuando trajeron el cuerpo, Marta sentía muchas cosas: rencor, culpabilidad, molestia. Le pidió a sus hijos que no salieran de sus cuartos cuando el cuerpo llegara, pero su niña más chica no obedeció. Al rato, Marta se dio cuenta que su niña estaba jugando con los “hermanitos”, lo que hundió un profundo sentimiento en ella. La vida fue difícil para Marta después, y se dio cuenta que sola no podía. Su hija mayor, una maestra que se había convertido al adventismo y a la sazón noviaba con un pastor, invitó a su madre a ir a Dios y acercarse a la iglesia. Marta estaba lista para recibir al Señor. Pasaron los años, y Marta y sus hijas todas se entregaron al Señor. De la otra familia no supo mucho; sólo que la otra mujer se había vuelto a casar y que el nuevo marido no quiso tener los hijos de ella consigo. Unos 25 años después de la muerte del esposo, cierta vez la hija menor estaba conectada al Facebook y alguien inició una conversación con ella. Le mostró una foto y le preguntó si conocía al caballero en ella. “Sí, es mi padre”, contestó. “Bueno, pues es mi padre también”, le contestaron. Era su hermanastro. Este muchacho tenía su carrera y trabajaba prósperamente, pero estaba desconectado de su familia. Se le ocurrió buscar a su hermanita, aquella con la que jugó cuando el padre de ambos murió. Con dificultad, Marta aceptó recibir la visita del muchacho, y les contó cómo se había casado su mamá y ellos habían quedado solos. A partir de entonces, lo recibió como hijo. Llegó el tiempo cuando el muchacho se iba a casar y le preguntó a Marta, su mamá, si lo apoyaría. La novia era de Colombia, y ella le preguntaba que por qué no tomaba en cuenta a su verdadera mamá. Él contestaba que había encontrado en esta familia a alguien más que una madre. Ahora, la adoración de Marta es su “nieta”, que carga consigo a todo lugar cuando su “hijo” la visita. Aparentemente perdió mucho cuando se murió su esposo. Pero, gracias a eso, encontró al Señor y agrandó su familia en la tierra.]

Conclusión Y a ti, ¿a dónde te está llevando el Espíritu? Este año, ¿cómo te ha acompañado, convencido y conducido el Señor a través del Espíritu? ¿Qué nuevas experiencias espirituales te ha dado Dios como resultado de la obra del Espíritu en su vida. Como quiera que haya sido, Dios quiere darnos más de su Espíritu, y se lo podemos pedir. Concluyo con esta declaración de Lucas 11:13. “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”