La Memoria en Henri Bergson

En este ensayo se busca exponer el papel de la memoria en la filosofía de Henri Bergson, pasando por su manera de compre

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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Facultad de Filosofía y Letras Metafísica

La memoria en Henri Bergson

Presenta _201329494_____Canizales_______Higuera___Lucy Gabriela______ Matrícula

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nombre

Fecha: __5_Julio 2016_______

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Índice 1. Introducción…………………………………………………………….. 3 2. Desarrollo……………………………………………………………….. 3-7 3. Conclusión ……………………………………………………………… 7-8

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La memoria en Henri Bergson Cuando hablamos de la filosofía de Henri Bergson no podemos evitar pensar en uno de sus conceptos centrales: la duración. El filósofo francés se ha armado en fuertes conflictos con las llamadas ciencias duras, así como con una larga tradición filosófica, declarándose en contra de todo determinismo, finalismo, mecanicismo, y prácticamente toda intención de calcular, espacializar u homogeneizar la realidad; todo propósito de desvivificar la vida. Más que declarar su reproche Bergson ha atacado y criticado estas doctrinas realizando una propia que permita superar estas visiones, es gracias a su definición de la duración que muchos, incluyendo a una servidora, consideran ha salido victorioso en estas trincheras. Pero por qué comenzar hablando de la duración un ensayo cuya intención es hablar de la memoria, eso es porque desde la definición de la duración es que se problematiza la memoria, es decir, desde la duración se hace necesario definir el concepto de memoria. He de comenzar, entonces, este ensayo con la pregunta ¿qué es la duración? *** “La duración completamente pura es la forma que toma la sucesión de nuestros estados de conciencia cuando nuestro yo se deja vivir, cuando se abstiene de establecer una separación entre el estado presente y los estados anteriores”1. Una cita bastante esclarecedora, me parece, la cual sin embargo puede ser tomada por charlatanería si no se llega a la misma conclusión desde un camino recorrido interiormente: para entender la duración hay que vivirla, para lo cual se tiene que realizar, primeramente, un proceso de purificación. Identifiquemos todo lo que sea un constructo mental e inmediatamente apartémoslo, toda idea de ley física, de objetos en-sí, toda cuantificación, como en un método cartesiano distanciémonos de prácticamente toda herencia. Veamos ahora solamente el residuo de esta operación, ese sobrante es la vida en su manera más natural, inmediata, instintiva.

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Bergson, Henri, Memoria y vida, Alianza, Madrid, 1977.

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Experimentar así la vida es experimentar intuitivamente, dejar fluir los sentimientos y emociones con su heterogeneidad pura, como una mezcla simultánea que se distingue solo cualitativamente, ver el presente como algo siempre nuevo. Solo desde la intuición se puede ver este movimiento natural, la inteligencia, por ejemplo, con su análisis paraliza y segmenta esta realidad instintiva, cuantifica y homogeniza para lograr una comprensión que se adapte a sus modos de conocimiento. Vemos así dos contrarios, el movimiento que la intuición capta y la estática que la inteligencia genera, concentrémonos en el movimiento: esto es la duración, este flujo sin medida ni segmentos. Ahora bien, la duración es el tiempo auténtico y sólo podemos hablar de este anclado a un sujeto que la viva. Con esto a qué me refiero; el tiempo es, por definición, un movimiento, una sucesión, ahora bien, realizamos un ejercicio imaginativo de una realidad material-espacial sin ningún sujeto, encontraremos en este universo únicamente algo así como un “tiempo” congelado, una esteticidad radical de los objetos, no solo de movimiento espacial sino de temporalidad, podemos pensar “el tiempo ha existido antes de mí y seguirá existiendo después de mí”, las cosas envejecen, suceden en el tiempo, etc. No intento decir que los objetos no envejezcan, lo único que se intenta demostrar con este ejercicio es que sin un sujeto no hay sucesión; en esta realidad alterna solo existe un único instante porque no hay algo que aprehenda los instantes anteriores y los dilate en un solo movimiento, este movimiento único es de la duración. De esto podemos sacar una serie de conclusiones pero yo quiero concentrar toda la atención en una: el sujeto capaz de intuir la duración necesariamente es el sujeto con memoria, pues la memoria es lo que le permite el ejercicio de aprehensión mencionado anteriormente. Podríamos preguntarnos cuándo termina y cuándo comienza un momento, es decir, cuándo un momento pasa a la aprehensión de la memoria, o bien, cuándo el presente deja de ser presente para convertirse en pasado. Habría que recordar que nos hemos instalando en el plano de la duración y por lo tanto una segmentación así no resulta natural. En la intuición no se convierte en pasado un estado porque ha dejado de ser, pues no se puede comprender cuándo deja de ser un momento y comienza a ser otro, sino que el pasado toma tal estatuto al dejar de ser útil, cuando la conciencia actual vuelca su intención en otra utilidad que resulta ajena al momento en cuestión este se convierte en “pasado”, es como 4

dejado de lado por la conciencia y será recuperado (gracias a la memoria) si resulta útil en otro momento, así las experiencias “no se conserva más que para volverse útiles: en todo instante completan la experiencia presente enriqueciéndola con la experiencia adquirida”.2 Así como en esta ocasión, el pragmatismo es un hilo conductor de muchas definiciones bergsonianas, veamos precisamente cómo la percepción y el recuerdo se configuran también en función de la acción. Nos hemos desecho ya de todo el ropaje de constructos con el que naturalmente nos cobijamos, pareciese que entonces no queda sino nosotros, sujeto, y objeto. Desde el instinto este objeto es entera y perfectamente tal cual lo vemos, lo encontramos ya terminado y completo, pero ¿es, en verdad, este objeto nada más que su materialidad? Siguiendo todavía en la naturalidad vemos que, de hecho, el objeto rebaza en contenido a su materialidad. En la aparición del objeto se adjunta, de manera inmediata, cierta intencionalidad que se entiende según la utilidad del objeto, es decir, el objeto se entiende siempre por el sujeto desde la acción. Es según esta relación pragmática que el objeto se ve rodeado por un halo de representaciones, estas son configuradas por la memoria la cual selecciona experiencias que le pueden ser útiles al sujeto en su relacionarse con el objeto. La percepción pura del objeto como nada más que su materialidad, el objeto como exterioridad pura, es solo una abstracción que no sucede nunca en la vida práctica, porque la percepción en su sentido más natural no se realiza en razones especulativas sino en movimientos pragmáticos, añadiéndose al objeto un peso íntimo por el sujeto, más aún, por la memoria del sujeto. En muchas ocasiones la memoria genera una representación nítida que llega hasta la conciencia, esta “representación de un objeto ausente”3 es el recuerdo, una pequeñísima pista de lo que la memoria “contiene”. Así, la percepción actual o presente le da motivo al recuerdo para presentarse y el recuerdo dota de sentido a la percepción; cuando hablo de sentido me refiero a sentido de acción, pues no se debe olvidar todo el juego práctico al que se ha hecho referencia. El recuerdo y la percepción no podrían ser confundidos en realidad, y no es que su distinción sea de grado –como decir que la realidad es una imagen menos nítida que la imagen que presenta la percepción –más bien su

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Bergson, Henri, Materia y memoria, Cactus, Buenos Aires 2010. Ibíd.

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distinción es de naturaleza, por más nítida que sea la representación del recuerdo siempre se va a diferenciar de la percepción porque esta es una realidad captada intuitivamente. He dicho que la memoria modifica la percepción en razón de la intención del sujeto, pero habría que añadir además que la intención pragmática del sujeto se escribe y también se modifica constantemente por la memoria; el sujeto es lo que es por toda esta masa experiencial que se va “acumulando” en el presente de la duración, aun cuando él no se encuentre consciente de eso, aun cuando no pueda rememorar sino una pequeña fracción de esas experiencia, su memoria desborda sus recuerdos y lo configuran.4 ¿Qué somos nosotros, qué es nuestro carácter sino la condensación de la historia que hemos vivido desde nuestro nacimiento […]? Sin duda, no pensamos más que con una pequeña parte de nuestro pasado; pero es con nuestro pasado todo entero, incluida nuestra curvatura de alma original, como deseamos, queremos, actuamos. Nuestro pasado se manifiesta por tanto íntegramente en nosotros por su impulso y en forma de tendencia, aunque sólo una débil parte se convierta en representación” (Bergson, 1977).

Ciñámonos todavía más a lo que nos compete: la memoria. Con todo lo dicho anteriormente pareciese que podríamos hablar de dos tipos de memoria, una que es como una suerte almacenamiento natural e instantáneo, encargada de recopilar todos los datos y registrar cada uno en una caja fechada, reconociendo su individualidad; otra encargada de tomar el contenido de la caja, sin importarle la fecha, y traerlo a la percepción presente en función de la utilidad. Esta segunda “memoria” guarda no tanto las imágenes-recuerdo como las acciones inteligibles, genera algo así como un banco de datos, creando reacciones a escenarios, respuestas a problemas repetidos, obteniendo patrones sistemáticos, hasta conformar toda una serie de mecanismos en el cuerpo ante situaciones que han mostrado ser repetitivas, del pasado en realidad no nos trae sino una síntesis de muchos momentos en una única forma a repetir en el presente. Esta acción está a disposición de la voluntad, el recuerdo se puede evocar y perfeccionar repitiendo la acción, pues se le va a esta sin su individualidad. Con todo esto podemos decir que este tipo de memoria no es, en realidad,

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Con esto no pretendo decir que el hombre está determinado, y de hecho no está en los planes de este trabajo involucrarme en el problema de la libertad. Solo puedo decir que, en primer lugar, a pesar del modo en que me expreso la memoria no es un agente externo al individuo sino uno interno, y, en segundo lugar, el modificar su modo de acercamiento o intencionalidad hacia los objetos si bien afectaría el modo de percibir el objeto no excluiría la posibilidad de libre decisión respecto al modo de actuar.

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memoria. Entonces, ¿por qué llamamos a ese movimiento mecánico memoria? solamente porque mantiene cierta utilidad hacia el presente con datos del pasado, pero más que memoria es hábito, de esta síntesis de formas son capaces algunos animales, pero de la memoria auténtica no goza nadie más que el hombre. La otra memoria, la única en realidad, no está a la disposición de la voluntad, es azarosa, lo cual no significa que aparezca sin ningún motivo, pues como se ha dejado ver anteriormente tiende siempre hacia la acción, pero es azarosa en tanto el sujeto no puede controlar a su capricho su aparición (ejemplo de esto vemos en el deseo frustrado de recordar algo). Si la memoria no responde a la voluntad, entonces tenemos que admitir que no es una facultad “porque una facultad se ejerce de modo intermitente, cuando ella quiere o cuando puede, mientras que el amontonamiento del pasado sobre el pasado prosigue sin tregua”. 5 La memoria es algo así como una potencia omnipresente. Su representación es espontánea e “inmediatamente perfecto; el tiempo no podrá añadir nada a su imagen sin desnaturalizarla; conservará para la memoria su ubicación y su fecha”.6 Si bien el hábito del que hablaba anteriormente es artificial con respecto a la memoria su ejercicio es practicado conscientemente mucho más que el de la memoria natural, lo cual es comprensible pues preferimos una acción que podamos manejar voluntariamente; con todo y que la imagen de la memoria impostora es impersonal y fabricada, sentimos que podemos confiar en su reaparición, a diferencia de la del recuerdo. *** La memoria y la percepción son inseparables una de la otra; sin memoria no hay una verdadera percepción, pues ya dijimos que la pura percepción no es más que un ficticio, el objeto se ve siempre según una intención pragmática y por lo tanto la memoria le agrega representaciones que puedan serle útil al sujeto para decidir; sin percepción no hay memoria, porque la memoria siempre aparece en función de una acción. Además de configurar el objeto de la percepción, haciéndole rebazar su materialidad, la memoria modifica al sujeto tanto por su intencionalidad como por su 5

Bergson, Henri, Memoria y vida, Alianza, Madrid, 1977. Bergson, Henri, Materia y memoria, Cactus, Buenos Aires 2010.

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elección. En su intencionalidad en tanto escribe su carácter, en su elección en tanto de las experiencias pasadas el sujeto puede imaginarse un probable porvenir. Así la memoria no alza el pasado hacia la conciencia a menos que este pueda ser de utilidad, ya sea para comprender el presente, ya sea para prever el futuro. Si nos imaginamos a un hombre cuya memoria esté siempre representando, un hombre con la facultad de recordar perfectamente y a voluntad, ese hombre no saldría nunca de lo particular y estaría siempre comparando en qué difiere el recuerdo respecto a la percepción; si nos imaginamos, contrariamente, un hombre moviéndose únicamente en la esfera del hábito, entendiendo por este esa memoria mecanizada, veríamos a un hombre siempre en la costumbre, atento únicamente de las formas comunes pragmáticamente. El hombre común en su naturaleza debe de moverse en el punto miedo, recordando no solo las diferencias y percibiendo no solo las semejanzas. Con lo dicho en tan pocas palabras no he agotado el tema de la memoria en este complejo pensador, si bien yo me he atenido lo más posible al análisis filosófico encontramos de este concepto muchas perspectivas biológicas y psicológicas del mismo filósofo. Henri Bergson es un autor que nos invita siempre a intuir de manera independiente todos esos análisis que el pensamiento ha abordado durante siglos, la memoria no es una excepción.

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Bibliografía Bergson, Henri, Materia y memoria, Cactus, Buenos Aires, 2010. ----, Memoria y vida, Alianza, Madrid, 1977. ---, Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia, Ediciones sígueme, Salamanca, 1999.

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