La Juventud Actual

La Juventud Actual Ser joven es estar en una de las etapas más maravillosas de la vida. Se tiene todo el panorama puest

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Ser joven es estar en una de las etapas más maravillosas de la vida. Se tiene todo el panorama puesto en el esplendor y el vigor de la existencia. Qué bueno que esta situación permitiera siempre y en su totalidad tener un final como pinta el albor de la juventud, pues se tiene y se debe tener por lo general las mejores condiciones para seguir en este camino terrenal, como lo son ilusión, vigor, sueños, compañía, salud, alegría, etc. Esta primera palabra, ilusión, me pone en una contexto que me permite ubicar el optimismo inicial en una situación más real, pues desplazándome por las interpretaciones del diccionario encuentro que hay por lo menos dos significados distintos para este tema. Uno de ellos es esperanza puesta en una cosa positiva, como un proyecto; y el segundo es Imagen mental engañosa provocada por la imaginación o por la interpretación errónea de lo que perciben los sentidos; y éstas parecen aplicarse perfectamente en el caso de nuestra juventud actual. Debiéramos tener siempre presente el primer significado, esto es tener una juventud llena de esperanza en las cosas positivas de la vida, como la familia, la educación, el deporte, la recreación y el trabajo; es decir, los elementos necesarios para nuestra realización personal con el fin de tener una existencia plena, productiva y por ende, desempeñar un rol en función de una sociedad mejor. Desafortunadamente lo que parece estar cogiendo mucho auge en la actualidad es el segundo significado; es decir, una imagen engañosa provocada por una interpretación errónea. Me refiero a que ni los padres, si es que están presentes, ni los jóvenes mismos tenemos como objetivo trabajar con la juventud y por la juventud con visión del tiempo actual. No hay sueños generalizados, ni proyectos institucionales contundentes, que pueden estar en forma teórica, pero esto no se aplican en la realidad de tal manera que abarque la totalidad de la juventud; en unos colegios o universidades si en otros no; en unas familias si, en otras no; en unas ciudades si en otras no; en unas zonas si en otras no, y así lo vemos desde cualquier punto que se mire. De acuerdo con el desarrollo de la sociedad en todos los campos, como el económico, cultural y tecnológico, el panorama para la juventud debería estar más despejado, pero no es así. Con estos desarrollos se han incrementado múltiples oportunidades, pero a su vez se han incrementado los problemas, especialmente para la juventud. Concretando lo que quiero decir, me voy a ubicar en la ciudad de Bogotá y teniendo como referente teórico inicial lo que dicen los estudios, esto es que a la juventud se le ubica en una etapa de nuestra existencia humana, cuyo lapso está entre los 14 a los 26 años de edad, estipulación hecha en Colombia desde 1.997 en la ley 135 de ese año, aunque jurídicamente se establece su diferenciación a partir de los 18 años, cuando se adquiere los plenos derechos y obligaciones de ciudadano.

Según las cifras manejadas por el DANE, la juventud venía representando cerca de la cuarta parte de la población colombiana, con una tendencia a decrecer en el tiempo, debido entre otras cosas a la disminución de la tasa de natalidad. Para Bogotá, la misma institución estimó que para el año 2013 la población de jóvenes es de 1.063.067, lo que representa el 15.5% del total de la población estimada para este año. De acuerdo a la representación por sexos, la diferencia poblacional casi que es imperceptible, es decir el, el 51.8% pertenece a las mujeres y el 48.2% a los hombres. Ahora, lo más contundente de analizar es empezar diciendo que el 27% de este grupo vive bajo condiciones de pobreza, es decir, que sus ingresos son inferiores a 2 dólares diarios y el 17% viven en la miseria, esto es que sus ingresos son menores a un dólar diario. Esto también tiene que ver con su localización geográfica, lo que implica que la población joven que se encuentra en la pobreza están en barrios como san Cristóbal, Rafael Uribe y Usme con un 59% de población en condiciones de pobreza; y ciudad Bolívar, Tunjuelito y Puente Aranda con un 54% de población joven en condiciones de pobreza. Una cifra que parece no creerse es que el que el 56% de los jóvenes Bogotanos no están vinculados al sistema educativo. Ahora esto se puede entender un poco dado que el rango de edad de la juventud es amplio desde el punto de vista educativo, lo que comprende la educación media y la educación superior. Otro indicador que está en contra de la juventud positiva y dinámica es que el desempleo afecta al 32% de los jóvenes que hacen parte de la población económicamente activa, y de ellos, los que están trabajando, la cuarta parte no tienen acceso a la seguridad social. Podemos seguir enumerando cifras negativas, como la que nos indica que el 57% de los delitos en la ciudad de Bogotá son cometidos por jóvenes y otra cantidad de problemas asociados a esta edad; como la drogadicción; el alcoholismo; mal manejo de la sexualidad, como es el caso de los embarazos de adolescentes, puesto que en esta ciudad nacen cada año 20.000 niños de padres adolescentes entre los 15 y 18 años; las enfermedades de transmisión sexual; las pandillas; la violencia; etc. Todo lo anterior implica que hay una gran vulnerabilidad de un gran sector poblacional juvenil, lo que, en mi concepto, genera un gran traumatismo tanto para este importante sector de la población como para el conjunto no solo de la ciudad de Bogotá, sino también para el total del país, porque ello implica menos oportunidades, mayores costos sociales, menor creatividad y aporte de los jóvenes y por ende menor desarrollo. Un punto aparte que quiero resaltar es la apatía de los jóvenes en la participación social, pues se estima que menos del 10% de esta población participa en labores y en entidades de promoción social y comunitaria; lo mismo que la participación política, donde los caminos de progreso parecen estar cerrados para la mayoría

de la población juvenil en este campo, puesto que están reservados para las clases poderosas que ponen sus alfiles desde estas edades en la sucesión para el manejo de lo público. Esto no quiere decir que no haya una política pública para la juventud, puesto que en Colombia estas datan desde 1.990, aunque ha habido más discursos que formulaciones concretas que se traduzcan en leyes y decretos contundentes y efectivos. En el año de 1.991 se estableció en Bogotá la Consejería para Asuntos Sociales de la Alcaldía Mayor de la ciudad; pero fue hasta el año de 1.995, en la Alcaldía de Antanas Mockus cuando de concretó una política para la juventud, pero que se perdió en las siguientes administraciones locales. Solo hasta el año 2005 se estableció un acuerdo de Política Pública de juventud, que únicamente fue oficializada en el año 2006 por el decreto distrital 482. Por intermedio de estas políticas se ha avanzado en el reconocimiento de los derechos de los jóvenes, ya que dejó atrás la visión de una población receptora de atención; pero su orientación está más hacia los jóvenes que están en riesgo social, coma pandilleros, habitantes de la calle y consumidores compulsivos de drogas, que en llevar a cabo acciones de prevención y, ante todo, generación de oportunidades, según lo han expuesto especialistas en este tema. En mi concepto, se requiere tener aún una mejor visión en el tiempo actual para orientar a la juventud. A pesar de que se ha avanzado en dicha temática, esto demanda una intervención más positiva, ya que la vida urbana de hoy es más dinámica y compleja, donde los jóvenes han encontrado nuevos espacios de socialización y transmisión de valores, como son los medios de comunicación y la misma calle. Además se requiere de políticas de mayor inclusión social, como lo es el mejoramiento de la calidad de la educación y su acceso a ella. Así mismo, se requiere un mayor compromiso corporativo, tanto de los gobiernos e instituciones, como de los padres y de los mismos jóvenes. Solo de esta manera podemos afirmar que se puede por lo menos avizorar e implementar en el tiempo la primera acepción de la palabra ilusión, es decir en su significado efectivo, como lo es esperanza puesta en una cosa positiva, que para este tema son proyectos y acciones concretas que encaminen a la juventud a una existencia plena, satisfactoria y productiva.

Oscar Alejandro Romero D. Cod: 20111273040.