La Astuta Serpiente

La astuta serpiente, Martín Gelabert El libro del Génesis (Cap. 3) se refiere a una extraña serpiente que no sólo habla,

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La astuta serpiente, Martín Gelabert El libro del Génesis (Cap. 3) se refiere a una extraña serpiente que no sólo habla, sino que además es muy astuta. Tanto que es capaz de engañar y seducir al ser humano para que rompa, nada menos, que con Dios, aquel que le había regalado la vida y le había colocado en un jardín maravilloso en el que se encontraban todo tipo de bienes. Esta conocida historia ha dado origen a una doctrina, la del pecado original, que hoy ha perdido el crédito teológico que tuvo en otras épocas. Y, sin embargo, bien entendida, esta doctrina plantea una pregunta decisiva: ¿dónde pongo yo mi corazón?, ¿dónde está mi tesoro?, ¿quién merece mi confianza? Esta pregunta nos invita a no perdernos en el follaje del pecado y a ir a las raíces del árbol de la vida. Ideas importantes      





El Pecado más que una ofensa (Plano moral, en el obrar), tiene que ver con la relación con Dios, es lo contrario a la fe… Pecar, lo contrario de creer. La raíz del pecado está en la desconfianza, de ahí viene la ruptura con Dios. El pecado original (originante, el de Adán y originado, con el que nacemos todos). El nuevo Testamento nos ofrece el termino griego (´) hamartia. El ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, casi como un dios, con toda su libertad, para adherirse o rechazar a su Creador. El ser humano está llamado a la vida de Dios, a ser como un dios, el problema es que lo quiere lograr sin Dios, y no según Dios. Perdieron para sí y para todos sus descendientes, la gracia de la santidad y de la justicia originales. Después del primer pecado, el mundo ha sido inundado de pecados, pero Dios no ha abandonado al hombre al poder de la muerte, antes al contrario, le predijo de modo misterioso que el mal sería vencido y el hombre levantado de la caída. Este es el comienzo de la historia de la salvación, que culmina en Cristo muerto y resucitado vencedor del mal, es la primera y definitiva respuesta a los interrogantes fundamentales sobre nuestro origen y nuestro fin. El tema del pecado original tiene un abordaje positivo y esperanzador pese a su tenor negativo (“la teología del pecado original no es una teología negativa, sino una teología que nos abre a la esperanza. Fuera de este contexto resultaría odiosa e incomprensible”, p.61). En esta historia dramática (el drama de la salvación), Dios se revela como el Padre de la misericordia y del amor que ha creado al ser humano a su imagen (“casi como un dios”, pp.43ss) y que, a pesar del pecado, ha pronunciado por medio de su Hijo “La Palabra de la gracia”. De ahí que “aunque el ser humano viva bajo el signo del pecado, tiene la posibilidad de renacer y vivir bajo el signo del Espíritu. Por medio de este Espíritu se restaura internamente todo el hombre. Por eso, si la humanidad actual es imagen de un hombre viejo y decadente, puede ser también la imagen de uno nuevo: Cristo Jesús. No por sus propias fuerzas, sino por iniciativa del amor de Dios manifestado en Jesús, el Hombre de Dios” (p.159).