Iglesia San Carlo Alle Quattro Fontane

Una de las piezas maestras de la arquitectura barroca es la iglesia diseñada por Francesco Borromini, llamada San Carlo

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Una de las piezas maestras de la arquitectura barroca es la iglesia diseñada por Francesco Borromini, llamada San Carlo alle Quattro Fontane (en español su traducción sería: San Carlos de las cuatro fuentes), la cual debe su nombre a su emplazamiento en una de las cuatro esquinas, entre la Vía del Quirinale-Vía Venti Settembre y la Vía delle Quattro Fontane, que contienen las famosas fuentes ubicadas en la ciudad de Roma, Italia. El cruce de las calles donde se sitúa es también un buen ejemplo del urbanismo de la segunda mitad del siglo XVI. Al final de las calles se situaba un punto de referencia como una iglesia, una gran estatua o un obelisco, que atraía la mirada del visitante. A unos cuantos metros en la misma Vía del Quirinale se encuentran la iglesia de Sant'Andrea al Quirinale, obra de Bernini; y el Palacio del Quirinal y al cruzar se situa el colegio de los trinitarios españoles. Siguiendo la Vía delle Quattro Fontane unos metros más al norte se encuentra el Palacio Barberini , y la Galería Nacional de Arte Antiguo; al noroeste se encuentra el ministerio de defensa y al sur se ubica la parroquia Santi Vitale e Compagni Martiri. De esta manera, la iglesia forma parte de un conjunto de edificios monásticos instalados sobre el Monte Quirinal. En 1634 Borromini recibió el encargo de esta obra a través de los Trinitarios españoles (la orden trinitaria, promotora de esta iglesia, tenía como objetivo liberar a los esclavos cristianos, en otras palabras, rescatar a los cristianos que habían caído en manos de los musulmanes), éstos querían que les diseñara un monasterio y una iglesia, donde había ya una pequeña capilla, cerca de las cuatro fuentes; tanto le motivó la oportunidad que se le brindaba que incluso prefirió no cobrar por el trabajo, siempre y cuando tuviera libertad en el diseño y le sirviera para mostrar sus habilidades y lanzar su carrera profesional. Aunque tenía que crear su propuesta en base a dos requisitos principales: un bajo presupuesto y el uso eficiente del escaso espacio, además, debido a la existencia de las cuatro fuentes, terminadas en 1593, Borromini tuvo que diseñar su propuesta integrando la fuente de la esquina del solar, él supo combinar estas cualidades en un resultado elegante e innovador, controló todos los aspectos del proyecto, desde la construcción a la decoración, poniendo el énfasis en la forma más que en los materiales (de hecho, prefería los materiales de baja calidad antes que los caros, ya que podía realzar sus cualidades a través de la técnica y el trabajo). Por ello, la estructura está hecha de ladrillo, mientras que el interior está hecho de estuco (donde su sobriedad en blanco contrasta con la riqueza de materiales de otras obras de la época) y la fachada de piedra caliza. La iglesia se coloca en la esquina, mientras que el claustro del convento se sitúa al lado de ésta, sobre la Vía del Quirinale, tras el convento se propuso la creación de un jardín El claustro, primera parte que diseñada en el conjunto, fue proyectado en 1635 y la construcción de la iglesia empezó en 1638, el interior se completó en 1640 y el exterior en 1644. Borromini empezó la fachada en 1665 y tras su suicidio en 1667, su sobrino, Bernardo Castelli, la continuó. La iglesia fue consagrada en 1646 a la Trinidad y a San Calos Borromeo; el campanario fue demolido para la prolongación del cuerpo convexo de la iglesia hacia la esquina de las Quattro Fontane, y se construyó uno nuevo en 1670; así, la estructura de la fachada se

completó en 1677 y las decoraciones en 1682. En 1710 los monjes adquirieron la casa del lado y construyeron un refectorio mejor, el antiguo, situado tras la iglesia, pasó a hacer la función de sacristía, cometido que aún hoy mantiene; el convento pasó a manos del gobierno en 1873, pero debido a la fama y estima que despertaba en la población, ésta siguió estando dirigida por los Trinitarios. Muchas de las iglesias de la zona fueron destruidas pero San Carlo se salvó, tras estos acontecimientos, la zona, antes llena de iglesias y conventos, quedó configurada por algunas iglesias alternadas con jardines y edificios gubernamentales. A lo largo del siglo XX la iglesia perdió popularidad y fue deteriorándose progresivamente. Entre 1988 y 1999 se llevaron a cabo obras de restauración, hoy en día la obra goza de un buen estado y gran popularidad entre los visitantes de la ciudad. Borromini desarrolla en este edificio la faceta más matemática del barroco con una brillantez analítica remarcable, las líneas curvas y la geometría definen todos los aspectos del proyecto donde la calidad espacial se sobrepone a lo limitado de su dimensión. La planta oval de la cúpula se inscribe dentro de una estructura rectangular en combinación con la figura de un rombo cuyos vértices redondeados corresponden a la entrada, las capillas laterales (dedicados a San Miguel de los Santos y a San Juan Bautista de la Concepción) y el altar mayor (situado en el eje principal de la planta, en el lado opuesto a la entrada); su planta está formada por dos circunferencias tangentes, unidad por arcos de circunferencia tangentes a ambos a su vez, por tanto, la figura resultante no es una elipse, sino una forma oval, el techo se diseñó con casetones (de igual manera a como lo hacían los romanos para aligerar el peso de la estructura) de forma octogonal, que se combinan con otros en forma de cruz y otros hexagonales, todos ellos van disminuyendo de tamaño a medida que la cúpula se cierra en su extremo superior. Alrededor de la iglesia hay un total de dieciséis columnas corintias que sostienen un gran entablamento, los grupos de cuatro columnas enmarcan nichos, molduras y puertas, este conjunto de elementos se colocan respecto a una geometría concreta creando un ritmo. La cúpula es iluminada a través de ventanas situadas en su parte inferior y las ventanas verticales situadas en la linterna que la remata, la luz jerarquiza los espacios de la iglesia, siendo la zona más iluminada la parte superior de la cúpula, donde se representa al Espíritu Santo, teniendo algo menos de luz la base de la cúpula, y siendo la parte más oscura la parte baja de la iglesia. El campanario, tiene una posición descentrada respecto a la iglesia, la parte baja incluye la fuente y corresponde a la primera mitad de la composición de la fachada, más arriba hay una ventana bajo un escudo con un ángel y el símbolo de los Trinitarios; el remate del campanario es una estructura abierta con columnas dóricas y balaustrada que se desarrolla en dos partes en altura y está acabada con una esfera dorada. A ambos lados del altar mayor se encuentran dos entradas, la de la izquierda conduce a una capilla anexa, la Capilla Barberini, y la de la derecha da paso al convento y a la cripta, la cual contiene pequeñas capillas alrededor del espacio central, cuya planta es idéntica a la de la iglesia, en una de las cuales Borromini quiso ser enterrado. En el pequeño monasterio junto a la iglesia, el claustro es de dos pisos de

altura y tiene una planta rectangular, los pilares, que evitan las esquinas, hacen posible la lectura de la planta como un octógono. La ondulante fachada barroca está definida a través de formas cóncavas y convexas y de grandes columnas corintias que dividen la fachada en dos partes, de dos alturas cada una, y en tres secciones, la de la entrada y las de los lados de ésta; un gran entablamento, situado ente éstas columnas corintias, separara aún más la parte baja y alta de la fachada; un segundo grupo de columnas corintias de menor tamaño enmarcan nichos, esculturas y ventanas, además de la entrada a la iglesia y del gran ovalo soportado por ángeles en la parte alta de la fachada. Sobre la puerta se encuentra el emblema del Vaticano, las llaves, y el de la Orden Trinitaria, una cruz griega formada por una barra azul horizontal y una roja. El simbolismo de la iglesia, dedicada a la Trinidad además de a San Carlos Borromeo, se muestra en la composición de la fachada, cada una de las tres partes corresponde al padre, al hijo y al espíritu santo: el hijo, en la zona central, es la única parte que toma forma convexa a nivel de la tierra, ya que es el único que tomó forma humana y es accesible; en la parte alta de la fachada, los tres componentes de la trinidad toman formas cóncavas.