I Concilio Plenario Dominicano

CONFERENCIA DEL EPISCOPADO DOMINICANO I CONCILIO PLENARIO DOMINICANO DOCUMENTO FINAL ANO 2000 Conferencia del Epis

Views 394 Downloads 78 File size 9MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

CONFERENCIA DEL EPISCOPADO DOMINICANO

I CONCILIO

PLENARIO

DOMINICANO DOCUMENTO FINAL

ANO 2000

Conferencia del Episcopado Dominicano

I CONCILIO PLENARIO DOMINICANO

Año Jubilar 2000

1 Concilio Plenario Dominicano ® Conferencia del Episcopado Dominicano Es propiedad del editor Impreso en Susaeta Ediciones Dominicanas, C. por A. Santo Domingo, República Dominicana Printed in Dominican Republic

INDICE DECRETO DE LA CONGREGACIÓN PARA LOS OBISPOS ........ ..................i TRADUCCIÓN DEL DECRETO .......................................................................ii PRESENTACIÓN .............................................................................................iii PREFACIO ................................................................. . . ................ . .... . . . . ............v ARZOBISPOS V OBISPOS PARTICIPANTES ...................................................x PARTICIPANTES POR ARQUIDIÓCESIS V DIÓCESIS.................. . .............. xii ABREVIATURAS .............................................. 1 1) MINISTERIO DE LA PALABRA V CATEQUESIS ............... 5 2) LOS SACRAMENTOS .................................... 41 -INTRODUCCIÓN GENERAL .............................. 42 -SACRAMENTO DEL BAUTISMO ........................... 47 - SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN ......... ........... 62

-SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA ....................... 71 -SACRAMENTO DE LA PENITENCIA O RECONCILIACIÓN...... 84 -SACRAMENTO DE LA UNCIÓN Y CUIDADO PASTORAL DE LOS ENFERMOS ..................................... 91 -SACRAMENTO DEL ORDEN ............................. 101 -SACRAMENTO DEL MATRIMONIO ......................... 126 3) ORGANIZACIÓN INTERNA DE LA IGLESIA ................... 138 -ORDENAMIENTO DE LA IGLESIA PARTICULAR ..............139 -ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y ADMINISTRACIÓN PATRIMONIAL .........................................167 - TRIBUNALES ECLESIÁSTICOS............................176 -PLAN NACIONAL DE PASTORAL ......................... 181 4) PUEBLO DE DIOS ................. � ..................... 187 -INTRODUCCIÓN GENERAL ............................. 187 -FIELES LAICOS Y PASTORAL ............................ 188 -VIDA CONSAGRADA Y PASTORAL ........................ 213 5) ÁREAS DE PASTORAL . .. . . . . . . . .. . . . .... . . . . . .. . . . ." . . . . . 221 -PASTORAL FAMILIAR ................................... 222 -PASTORAL JUVENIL ....................................242 - PASTORAL VOCACIONAL ............................... 259 -PASTORAL SOCIAL .................................... 271 -PASTORAL PENITENCIARIA ..............................291 -PASTORAL DE LA MOVILIDAD HUMANA .............. .....299 -PASTORAL EDUCATlVA EN LAS ESCUELAS ................ 313 -PASTORAL UNIVERSITARIA .................. ...........328 -PASTORAL DE LA COMUNICACIÓN ....................... 338 -PASTORAL DEL ECUMENISMO ........................... 346 CONCLUSIÓN. . . ....... ...................................... 356

Prot. N. 895/84

CONGREGATIO PRO EPISCOPIS REIPUBLICAE DOMINICANAE DECRETORUM CONCILII PLENARII RECOGNITIONIS DEC RET U M

Concilio Plenario Reipublicae Dominicanae legitime convocato et feliciter absoluto, Eminentissimus P.D. Nicolas De Jesu S.R.E. Card. López Rodríguez, Archiepiscopus Metropolita Sancti Dominici et memorati Concilii Plenarii Praeses, litteris die 13 mensis Iunii anno 1999, at> Apostolica Sede postulavit ut decreta conciliaria ad normam canonis 446 Codicis Iuris Canonicis recognoscerentur. Congregatio pró Episcopis, vi facultatum sibi articulo 82 Constitutionis Apostolicae "Pastor Bonus" tributarwn et collatis consiliis cwn Dicasteriis, quorum interest, decreta memorati Concilii Plenarii, prout in adnexo exemplari continentur, iuri canonico universali accommodata repperit et rata habet. Quapropter, eadem decreta ad normam canonis 446 Codicis luris Canonici promulgari poterunt, modis ac temporibus ab Episcoporum memorati Concilii statutis. Datum Romae, ex Aedibus Congregationis pro Episcopis, díe 1 O mensis Septembris anno 1999.

Prot. No. 895/84

CONGREGACION PARA LOS OBISPOS DECRETO RECONOCIMIENTO DE LOS DECRETOS DEL CONCILIO PLENARIO DE LA REPUBLICA DOMINICANA Habiendo sido legítimamente convocado y felizmente terminado el Concilio Plenario de la República Dominicana, el Eminentísimo Señor Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y Presidente del mencionado Concilio Plenario, en carta del día 13 de Junio del año 1999, solicitó a la Sede Apostólica que los decretos conciliares fueran reconocidos, de acuerdo a lo dispuesto en el Canon 446 del Código de Derecho Canónico. La Congregación para los Obispos, en virtud de las facultades que le han sido concedidas en el artículo 82 de la Constitución Apostólica " Pastor Bonus " y habiendo consultado a los Dicasterios a los que compete, encontró los decretos del mencionado Concilio Plenario, según el texto contenido en el ejemplar anexo, conformes con el derecho canónico universal y los ratifica. Por lo· cual, dichos decretos de acuerdo a la norma del Canon 446 del Código de Derecho Canónico pueden ser promulgados, según la forma y en el momento en que lo dispongan los Obispos del referido Concilio. Dado en Roma, en la Sede de la Congregación para los Obispos, el día 10 del mes de septiembre del año 1999.

+Lucas Cardenal Moreira Neves Prefecto

+Francisco Monterisi Secretario

PRESENTACIÓN

La Iglesia Católica de la República Dominicana ha vivido en los últimos quince años una riquísima experiencia, en el contexto de otras muchas celebraciones importantes, como han sido el Plan Nacional de Pastoral en preparación del V Centenario del comienzo de la Evangelización del nuevo Mundo, la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y el Sínodo de América. Esa experiencia es el I Concilio Plenario Dominicano, que la Conferencia del Episcopado, en su XXII Asamblea Plenaria tenida en julio de 1985, decidió convocar, previa autorización de la Congregación para los Obispos. En aquel momento estábamos próximos al año 1988 en que recordábamos el quincuagésimo aniversario del último Sínodo dominicano convocado por S.E. Revma. Mons. Ricardo Pittini, S.D.B. Nuestro Concilio Plenario requirió una larga y concienzuda preparación en base a estudios, consultas, múltiples reuniones en cada diócesis y un gran flujo de informaciones sobre la naturaleza y objetivos, así como otros muchos datos sobre la Asamblea Sinodal y Conciliar que nos disponíamos a celebrar. Doy testimonio del interés que pusieron mis hermanos en el Episcopado del país para que se dieran esos pasos previos a las Sesiones del Concilio Plenario y de la colaboración que pidieron a los sacerdotes, personas consagradas y laicos. El abundante material del Concilio, desde los documentos preliminares, el acta de la reunión preparatoria, el "instrumentum laboris" y las actas de las seis sesiones hasta el documento final aprobado por la Conferencia del Episcopado y reconocido por la Santa Sede, ha sido recogido en veintinueve volúmenes que se conservan en nuestros archivos para constancia histórica de lo que nuestra Iglesia trabajó en esos años, gracias al paso del Espíritu en medio de nosotros. En diciembre del año 2000, cuando ya habremos vivido en su mayor parte la extraordinaria experiencia del Año Jubilar, se cumplirán diez años de la primera sesión de nuestro Concilio. Aunque es normal que acontecimientos como éste se prolonguen en el tiempo, en nuestro caso hubo algunas circunstancias que nos aconsejaron esperar la celebración de varios eventos, algunos referidos antes, como fueron la misma IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano inaugurada y presidida por Su Santidad Juan Pablo II en octubre de 1992, el Sínodo sobre la Vida Consagrada (octubre de 1994) y la Asamblea especial para América del Sínodo de los Obispos (16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997). Creíamos entonces que convenía esperar la publicación de los documentos finales de esos acontecimientos eclesiales para ser tenidos en cuenta en los trabajos de nuestro Concilio Plenario, conscientes de que en nuestras deliberaciones se adoptarían los criterios y normas que orientarían la labor pastoral de la Iglesia en la República Dominicana para los primeros años del nuevo milenio. iii

Damos gracias al Señor de que nos haya permitido terminar felizmente las tareas conciliares y de que el documento conclusivo haya sido reconocido por la Santa Sede. Me corresponde como Presidente de nuestro I Concilio Plenario presentar esta obra que contiene ese mismo documento final, abrigando la esperanza de que sea ampliamente difundido, estudiado, conocido y aplicado en todas nuestras Iglesias particulares. Una vez más quiero testimoniar mi gratitud a mis hermanos en el Episcopado por el esfuerzo realizado a lo largo· de todas las sesiones, particularmente a S.E. Mons. Ramón Benito De la Rosa y Carpio, Obispo de Nuestra Señora de La Altagracia, que desempeñó las funciones de Secretario General; a la señorita Anna María Ollé, claraeulalia, por su paciente, escrupulosa y fiel labor en la Secretaría; al Rev. Padre José María Serrano, S.D.B., por su valiosa asesoría canónica, a la señora, Teresa Pepén de Ramos, que fue parte de la comisión de revisión final del documento y al P. José Luis Sáez, S.J., quien elaboró el Índice temático y onomástico. En este reconocimiento no pueden faltar las muchas personas que participaron en las diversas sesiones de trabajo, sacerdotes, personas consagradas y laicos, así como los peritos que en todo momento nos brindaron su inapreciable apoyo.

NICOLAS DE JESUS CARDENAL LOPEZ RODRIGUEZ Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo Primado de América. Presidente del I Concilio Plenario Dominicano.

iv

PREFACIO

1. MARCO HISTÓRICO

Al año del descubrimiento del Nuevo Mundo, en 1493, llegaban a nuestra isla los primeros evangelizadores. No habían pasado 18 años cuando en 1511 se erigían ya las Diócesis de Santo Domingo y la de la Concepción de La Vega (de efímera existencia) en nuestra isla y la de Puerto Rico, en la vecina isla, como sufragáneas de la Arquidiócesis de Sevilla. Desde esa fecha hasta el Tratado de Basilea (1795), en que fuimos traspasados a Francia, ocho Sínodos celebró la Arquidiócesis de Santo Domingo, Primada de América, de los cuales uno fue Concilio Provincial. Constituidos ya nación libre y soberana, tres fueron los Sínodos celebrados en la Arquidiócesis de Santo Domingo: en 1851, 1878 y 1938. Los tres fueron simple y necesariamente diocesanos. Una sola jurisdicción eclesiástica -la Arquidiócesis de Santo Domingo, Primada de América- abarcaba todo el territorio nacional. Así sería hasta 1953, en que quedarían erigidas las Diócesis de Santiago de los Caballeros, la de La Vega y la Prelatura nullius de San Juan de la Maguana, como sufragáneas de la Arquidiócesis de Santo Domingo. En 1959 se erigiría la de Nuestra Señora de Altagracia de Higüey. En 1969 la Prelatura nullius de San Juan de la Maguana sería elevada a Diócesis. Y a partir de entonces en 1976 se erigiría la Diócesis de Barahona, en 1978 la de San Francisco de Macorís y la de Mao-Montecristi, y en 1986 la de Baní. Y ya que escribimos esta introducción en 1998, añadiremos que en 1997 fueron erigidas las Diócesis de Puerto Plata y la de San Pedro de Macorís. V

De acuerdo a esto, en 1984, al haber tomado la Conferencia del Episcopado Dominicano la resolución de convocar un Sínodo o Concilio que abarcase todo el territorio nacional, la Iglesia en la República Dominicana se dispuso a celebrar su Primer Concilio Plenario. Las secuelas, que dejó en el seno de la Iglesia la larga noche del traspaso y retorno nacional, de la invasión haitiana y de la lucha emancipadora y la nueva situación de nación libre y soberana, determinaron por parte del Arzobispo Portes e Infante la convocatoria del Sínodo de 1851. La Anexión a España, la rebelión nacional y la restauración de la soberanía y la deplorable situación de la Sede Arzobispal en y después del gobierno del Arzobispo Monzón, y durante los gobiernos sucesivos de controversiales Vicarios Generales y Vicarios Apostólicos con los consiguientes trastornos en el interior y acción de la Iglesia, hicieron que el Vicario Apostólico Fray Roque Cocchia, al asumir responsablemente su misión, juzgase que el mejor medio para poner todas las cosas en orden era un Sínodo Diocesano y así lo realizó en 1878. En 1917 se promulgaba solemnemente el nuevo Código de Derecho Canónico de Benedicto XV. Al ser nombrado Arzobispo de Santo Domingo en 1935, el salesiano P. Ricardo Pittini no pensó en otra cosa que en convocar un Sínodo Diocesano para acomodar a la situación de la Arquidiócesis la legislación del Código y tener así una guía segura en el gobierno eclesial que iniciaba. Lo celebró en 1938, y por él se rigió hasta que declinó su función en Mons. Octavio A. Seras en 1960. Cuarenta y seis años habían pasado _desde aquel Sínodo de Mons. Pittini cuando en 1984, en la XXII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Dominicano, los Obispos de la República Dominicana deciden celebrar el Primer Concilio Plenario. Ocho eran en ese momento las Diócesis del país y otras tres en perspectiva. Muchos hechos trascendentales dentro y fuera de la Iglesia aconsejaban ese Concilio. Respecto a la Iglesia Universal, esos hechos eran el Concilio Vaticano 11, la celebración de seis Asambleas Generales Ordinarias y dos Extraordinarias del Sínodo de Obispos, y tres Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano (Rio de Janeiro, Medellín y Puebla), y, respecto a la Iglesia en nuestro país, su consolidación y progresivo dinamismo.

vi

Y como las sesiones del Primer Concilio Plenario Dominicano se extenderían de 1990 a 1997, a estos hechos se añadirían la promulgación del nuevo Código de Derecho Canónico (1983); la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica (1992); la celebración de tres Asambleas Generales del Sínodo de Obispos, sobre "La vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo" (1987), sobre "La formación de los sacerdotes en la actualidad11 (1990), sobre La vida consagrada y su función en la Iglesia y en el mundo" (1993); y la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano en la ciudad de Santo Domingo (1992). 11

Después de seis sesiones minuéiosamente preparadas, el Primer Concilio Plenario Dominicano ya no es un sueño sino una realidad.

2. MARCO DOCTRINAL Lógica y coherentemente el punto de partida y el lugar continuo de referencia en lo teológico ha sido en todo momento el Concilio Vaticano II y, en segundo lugar, frutos de él, el nuevo Código de Derecho Canónico y el Catecismo de la Iglesia Católica. La Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Medellín, no fue otra cosa que la aplicación del Concilio Vaticano II a la realidad latinoamericana; así como la 111 Conferencia fue fundamentalmente la aplicación de la Evangelii Nuntiandi a nuestro continente; y la IV, realizada en Santo Domingo, la estructuración de un plan de Nueva Evangelización ante los nuevos retos del continente. Sus fundamentaciones teológicas y sus directrices pastorales, deliberadamente basadas en el Concilio Vaticano 11, han sido continuamente aval e inspiración del Primer Concilio Plenario Dominicano. Hay también en nuestro Concilio Plenario una fuerte resonancia de todas las Exhortaciones Apostólicas Postsinodales, y de todas las Encíclicas de Juan Pablo 11. En ellas está buena parte de nuestro marco doctrinal. Desde que fue constituida, la Conferencia del Episcopado Dominicano no ha dejado de cumplir con su función profética, y son muchas las Cartas Pastorales y Mensajes, que ha ido publicando al hilo de los acontecimientos, temores y vii

esperanzas nacionales. Sus numerosos planteamientos en estas publicaciones han sido tenidos muy en cuenta, como es natural, en este Primer Concilio Plenario Dominicano. Hay ciertas claves teológicas, muy claras, que cruzan y traspasan todos los artículos de este Concilio: -

El misterio del Padre respecto a la humanidad caída, escondido por siglos y generaciones, se manifestó en Cristo Nuestro Señor (cfr. Col 1, 26) y fue realizado por Él. La Iglesia es la depositaria y administradora del misterio de salvación de Cristo en el tiempo y en el espaciO.

-

La Iglesia es sacramento (signo e instrumento eficaz) universal de salvación. La salvación, participación en la vida divina bajo la acción del Espíritu Santo en nosotros, don de gracia y de misericordia divina, es inmanente y temporal, trascendente y eterna.

-

La Iglesia, al ser integración vital de diversos carismas, ministerios y comunión y servicios complementarios, es esencialmente 11 participación 11



-

La Ig lesia es e s e n c i a lmente evangelizadora. N a c ida de la evangelización de Jesús y de los doce es enviada por Jesús a evangelizar. Y evangelizar es llegar a todos los espacios de la humanidad (conciencia personal y colectiva, actividad humana y vida toda); alcanzar y transformar criterios, valores e intereses; penetrar las culturas y subculturas del ser humano; anunciar inequívocamente el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino y el misterio de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre; dar testimonio de vida; exigir adhesión de corazón y de vida; introducir al evangelizado en una comunidad; convertir al evangelizado en evangelizador; transformar el corazón humano y, a través de ese corazón transformado, transformar todas las expresiones humanas (cfr. EN 17-24).

-

El Espíritu Santo guía la Iglesia a toda la verdad (cfr. Jn 16, 13), la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos (cfr. Ef 4, 11-12; 1 Cor 12, 4; Gal 5, 22 y, también, cfr. LG 4).

viii

La Iglesia, "entidad social visible y comunidad espiritual", avanza juntamente con toda la humanidad, experimenta la suerte terrena del mundo, y su razón de ser es actuar como fermento y como alma de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios (cfr. GS 40).

Mons. José Francisco Arnáiz, S.J. Secretario General de la Conferencia del Episcopado Dominicano.

ix

I CONCILIO PLENARIO DOMINICANO ARZOBISPOS Y OBISPOS PARTICIPANTES S. E. R. Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo Presidente I Concilio Plenario Dominicano S. E. Mons. Ramón Benito De la Rosa y Carpio Obispo de Nuestra Señora de la Altagracia Secretario General I Concilio Plenario Dominicano S. E. Mons. Juan Antonio Flores Arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros S. E. Mons. Hugo Eduardo Polanco Brito Arzobispo - Obispo Emérito de Ntra. Sra. de la Altagracia S. E. Mons. Juan Félix Pepén Obispo Titular de Arpi- Emérito de la Altagracia S. E. Mons. Roque Adames Obispo Emérito de Santiago de los Caballeros S. E. Mons. Renaldo G. Connors, CSSR Obispo Emérito de San Juan de la Maguana S. E. Mons. Príamo Tejeda Obispo Emérito de Baní S. E. Mons. Fabio M. Rivas, SDB. Obispo Emérito de Barabona S. E. Mons. Jesús Ma. De Jesús Moya Obispo de San Francisco de Macorís S. E. Mons. Tomás J. Abreu Obispo de Mao-Montecristi S. E. Mons. Francisco José Arnáiz, S.J. Obispo Titular de Leges Obispo Auxiliar del Arzobispo de Santo Domingo X

S. E. Mons. José D. Grullón Estrella Obispo de San Juan de la Maguana S. E. Mons. Antonio Camilo González Obispo de La Vega S. E. Mons. Pablo Cedano Cedano Obispo Titular de Vita Obispo Auxiliar del Arzobispo de Santo Domingo S. E. Mons. Amando Escapa, OCD Obispo Titular de Cene Obispo Auxiliar del Arzobispo de Santo Domingo

xi

PARTICIPANTES POR ARQUIDIÓCESIS Y DIÓCESIS ARQUIDIÓCESIS DE SANTO DOMINGO - Mons. Antonio Camilo González - Mons. Rafael Bello Peguero - P. Guillermo Soto Montero - P. Ángel Secundino Marcilla, SJ - P. Ramón Alonso Beato, SDB - P. Ricardo Arias Betancourt - P. Jesús Hernández, SDB - Sra. Juana Luisa Brea de Peña - Sr. Augusto M. Peña Díaz - Srta. Urbania Rondón - P. Amancio Escapa, OCD - P. Jesús José Santiago, SJ - P. Jesús Calm, IEME - Sor Teresita Vásquez, NSPS - P. Estanislao Frías de Jesús - P. Jairo Gallego, CJM - Sr. Ricardo Pérez - Sra. Nury de Frías de Pérez - P. Lorenzo Vargas - P. José Abraham Apolinario - P. Bartolomé Malvárez, SJ - P. Néstor Luis Pazos, SDB - Sr. Bernardo de Jesús Martínez - P. José Antonio Esquive(, SJ - Srta. Ana Teresa Gómez, ISA - P. Giulio Boggi - P. Ignacio Oyarzábal, O. Carm - P. Victoriano Pérez, CM - P. Estanislao Szarwark, CIMM ARQUIDIÓCESIS DE SANTIAGO DE LOS CABALLEROS - Mons. Pedro Gilberto Jiménez - Mons. Agripino Núñez Collado - Mons. Juan de la Cruz Batista - P. Gregorio Nicanor Peña - P. Diómedes Espinal - P. Locas Lafleur. M.S.C. xii

-Sr. Edilio Vargas Ortega - Sra. Yolanda Tiburcio de Delgado -P. Pedro Vinicio Disla Almánzar -Hno. Ángel del Orbe, F.E.C. -P. Francisco Hernández Rodríguez -P. José Carlos Rodríguez Núñez - P. Bertrand Lessard, MSC -P. Felipe de Jesús Colón Padilla -P. Rafael Leonidas Felipe Núñez DIÓCESIS DE LA VEGA -Mons. Felipe Vinicio Bello - Mons. Rafael Mauricio Vargas - P. Francisco Emilio Almonte -P. Fausto Ramón Mejía Vallejo -P. Ramón A. Abreu -Sr. Antonio Basilio de la Cruz -P. Antonio Reynoso -Hna. Rosina Martín, F.J. -P. José Luis Lanz, SJ -P. Fredy González González - Hna. Angelina Lebrón, H.F.Ss.Cc. -P. Román M. Jáquez Adames

DIÓCESIS DE SAN JUAN DE LA MAGUANA -P. Gerardo Campbell, C. Ss. R. -P. Miguel A. Orta Rosado, C. Ss. R. - P. Guillermo Horffann -P. Juan Rosario -Srta. Maxi García, OCASHA -P. Juan Pablo Rosario Lirano, CSSR - Sr. Bartomeu Garriga Andreu, OCASHA -P. José Roberto Gándara, CSSR - P. Hipólito A. Grullón -P. Henry Beachman, CSSR

xiii

DIÓCESIS DE NTRA. SRA. DE LA ALTAGRACIA - P. Juan de los Santos - P. Jorge Robert Reyes Dirocie - P. Demetrio Santana - P. Reyes Suárez - Sor Laura Roy Gasselín, HNJ - Sra. María Carpio de Ávila - P. José Joaquín Sandoval - Diácono Antonio Sacarías R. Ledesma - Dr. Cruz Antonio Piña Rodríguez - P. Víctor García - P. Cristóbal Melo Corporán - P. José Rosario Goris, OP - P. José Eusebio - Sr. Gregorio Ávila - P. Locas Lappost Ávila

DIÓCESIS DE BARAHONA - P. Rafael Teófilo Castillo, SDB - P. Avelino Fernández Amador - P. Joaquín Martínez Córcoles, IEME - P. Geraldo Isaac Ramírez - Sor Julia del Moral, HC - Sra. Noelisa Paula de Díaz - P. Delf'm Noriega, CICM - Sr. Guillermo Valenzuela - Sor Alba del Castillo, FMA - Sor Emma Alburquerque, HC - P. Ángel Cuevas Rosario - Sr. Juan Campsteyn - P. Osear Nimio, CICM - Sr. Luis Díaz y Díaz - P. Sebastián Khonde, CICM

xiv

DIÓCESIS DE SAN FRANCISCO DE MACORÍS - Mons. José R. Wilfredo Mercedes - P. Francisco Ozoria Acosta - P. Isidro Duarte - P. Jesús María Baré - P. Vicente Peñalba, CMF - Paulino Peña Paredes - P. Andrés Savard, MSC - P. Manuel Vicente de Castro - Diácono Rafael A. Beras - Sor Milagros Arnó, NSPS - P. Dionisio Suárez Arias - P. Ramón Alejo de la Cruz - P. Luis Rafael Duarte - P. Julio César Corniel DIÓCESIS DE MAO-MONTECRISTI - P. José Grullón - P. Andrés Amengual, M. Ss. Ce. - P. Eduardo Ángel García Tamayo, SJ - Sr. Plinio Evangelista Rodríguez - Sr. Rafael Aníbal Reyes - Diácono Plácido Rodríguez - Sor Guillermina Sención, M. Ss. Ce. - P. José Sinencio Peralta Checo

DIÓCESIS DE BANÍ - Mons. Robert James Hymus, SFM - Mons. Juan Severino - P. José María Aguerri, OSA - P. Jorge González Bonilla - P. Francisco Javier Garralda - Hna. Rosa Vásquez, HCCH - Dr. Segundo Frank Cuesta - P. Martín Berástegui, OAR - Hna. Antonia González Soto XV

- P. Antonio Salas Delgado - P. Hilario Sierra Suárez - P. Domingo Sobejko

SUPERIORES MAYORES - P. Benito Blanco, SJ - P. Juan Linares Muñoz, SDB - P. Raymundo Savard, MSC - Madre Catalina Vélez, HCCS - Srta. Farida Sánchez Jiménez, ISA - Sor Epifania de la Cruz, e.A.CH - Sor Elena de Jesús Coste Cruz, HC - P. David Curram, CICM - Hno. Pedro Francisco Acevedo, FEC - Gladys Jacobo Polanco, ISA - P. Darío Taveras, MSC - P. Ramón R. Caluza, CICM - Hno. Javier Careaga, FEC - Sor Emilia Polanco Polanco, MCCSS

EXPERTOS INVITADOS - P. Pascual Sota CM - P. Benito Ángeles - P. Miguel Ángel Santana - P. José Saco, SJ - P. Julio Roque de Escobar, SJ - P. Joaquín Gómez Fregoso, SDB - P. José María Serrano, SDB - P. Miguel Meliá Mora - P. Luis E. Rosario, SDB - P. Gregorio Alegría, CM - Sr. Arnaldo Ruíz - Sra. Zelidet Alma de Ruíz - Sr. Renzo Seravalle - Sra. Desireé del Rosario - Fray Arístides Jiménez Richardson, OMD xvi

- Dr. Ángel Moya Estrella - Hna. Albertina Ma. Pauletti, MSCS - Dr. Plinio Ubiera - P. Jaques Fabré, CS - P. Manuel Ruíz - Sr. Saturnino Guzmán

xvii

1

ABREVIATURAS

Concilio Vaticano 11, Decreto Apostolicam actuositatem, sobre el apostolado de los seglares, 18.11.1965. = Concilio Vaticano 11, Decreto Ad gentes, sobre la actividad AG misionera de la Iglesia, 07.12.1965. = Pontificio Consejo sobre las Comunicaciones Sociales, AN Instrucción pastoral Aetatis novae, con motivo del vigésimo aniversario de la Instrucción pastoral Communio et progressio, 22.02.1992. Juan Pablo 11, Carta encíclica Centesimus annus, sobre el CA = centenario de la Rerum novarum, 01.05.1991. Catequesis de Adultos, de la Comisión Teológica de Cat.Ad. = Catequesis, 1990. Catecismo de la Iglesia Católica, presentado por el Papa Juan CATIC= Pablo 11, mediante la Constitución apostólica Fidei depositum, 11.10.1992 CCEO= Codex canonum ecclesiarum orientalium, promulgado por el papa Juan Pablo 11, Roma, 18.10.1990 = CD Concilio Vaticano 11, Decreto Christus Dominus, sobre el oficio pastoral de los obispos en la Iglesia, 28.10.1965. CIC = Codex iuris canonici, promulgado por Juan Pablo 11, Roma 25.01.1983. COMCUL= Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, Decreto Ritual de la Sagrada Comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21.06.1973. CP = Pontificio Consejo para los Instrumentos de comunicación social, Instrucción pastoral Communio et progressio, para aplicar el Decreto del Concilio Vaticano II sobre los instrumentos de comunicación social, 23.05.1971. CT = Juan Pablo 11, Exhortación apostólica Catechesi tradendae, sobre la catequesi.s en nuestro tiempo, 16.10.1979. Chl = Juan Pablo 11, Exhortación apostólica post-sinodal Christifideles

AA

=

2 laici, sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el

DCG = DCN = DGC = =

DH

DMVP = =

DP

DPNE=

oso =

DV EC ECE =

EDM = EN FC FO

=

GE GS

=

Mundo, 30.12.1988. Sagrada Congregación para los Clérigos, Directorio catequístico general, 11.04.1971. Pablo VI, Constitución apostólica "Divinae Consortium naturae", sobre el Sacramento de la Confirmación, 15.08.1971. Congregación para los Clérigos, Nuevo Directorio General para la catequesis, 11.08.1997. Concilio Vaticano 11, Declaración Dignitatis Humanae, sobre la Libertad religiosa, 07.12.1965. Congregación para los Clérigos, Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros, 31.01.1994. Documento de la 111 Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, La Evangelización en el presente y en el futuro de América Latina, tenida en Puebla de los Angeles, México, del 28 Enero al 28 Febrero de 1979. Pontificio Consejo para el Fomento de la Unidad de los Cristianos, Directoire pour rapplication des Príncipes et des Normes sur l 'Oecuménisme (Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre Ecumenismo), 25.03.1993. Documento de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Nueva Evangelización, Promoción Humana y Cultura Cristiana, Santo Domingo, R.O., octubre 12 al 28 de 1992. Concilio Vaticano 11, Constitución dogmática Dei Verbum, sobre la Divina revelación, 18.11.1965. Sagrada Congregación para la Educación Católica, Documento L'école catholique (La Escuela Católica), 19.03.1977 Juan Pablo 11, Constitución apostólica sobre las Universidades Católicas Ex corde Ecclesiae, 15.08.1990 Varias Congregaciones, Ecclesia de mysterio, Instrucción sobre

algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes, 15.08.1997 Pablo VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, sobre la

evangelización del mundo contemporáneo, 08.12.1975. Juan Pablo 11, Exhortación apostólica Familiaris consortio, sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual, 22.11.1981. Juan Pablo 11, Constitución apostólica Fidei depositum, para la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica escrito en orden a la aplicación del Concilio Vaticano 11, 11.10.1992. Concilio Vaticano 11, Declaración Gravissimum educationis, sobre la educación cristiana, 28.10.1965. Concilio Vaticano 11, Constitución pastoral Gaudium et spes,

3 IM

=

LC

=

LG

=

L'Un =

Med. = MR

=

NC

=

OBP = OCf = OCM = OGMR= OICA = OP

=

OT

=

OUI = PC

=

PDV =

sobre !a Iglesia en el mundo actual, 07.12.1965. Concilio Vaticano 11, Decreto lnter mirifica, sobre los medios de comunicación social, 04.12.1963. Departamento de Catequesis del CELAM, Líneas comunes de orientación para la catequesis en América Latina, mayo 1987. Concilio Vaticano 11, Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, 21.11.1964. Congregación para la Educación católica, el Consejo Pontificio para los laicos y el Consejo Pontificio de la cultura, Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la Cultura Universitaria, 22.05.1994. Documento de la 11 Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Presencia de la Iglesia en la actual transformación de América Latina. Medellín, Colombia, año 1968. Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares y Sagrada Congregación para los Obispos, Notas directivas Mutuae relationes, para las mutuas relaciones en la Iglesia eritre los obispos y los religiosos, 14.05.1978. Conferencia del Episcopado Dominicano, Normas Complementarias del Derecho Canónico para la República Dominicana, Santo Domingo, 20.05.1987.

Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto divino, Ordo Baptismi parvulorum, 15.05.1969 Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto divino, Ordo Confirmationis, 15.08.1971. Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto divino, Ordo celebrandi Matrimonium, 10.01.1976. Ordenación General del Misal Romano, 03.04.1969 Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto divino, Ordo initiationis christianae adultorum, 6.01.1972. Citado también como RICA. Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto divino, Ordo Penitentiae, 2.12.1973. Concilio Vaticano 11, Decreto Optatam totius, sobre la formación sacerdotal, 28.10.1965. Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto divino,

Ordenación de la Unción de los enfermos y su cuidado pastoral, 7.12.1972. Concilio Vaticano 111, Decreto Perfectae caritatis, sobre la

adecuada renovación de la vida religiosa, 28.10.1965. Juan Pablo 11, Exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis, sobre la formación de los sacerdotes en la situación actual, 25.03.1992.

4 PNP = PO

=

pp

=

RHN = RICA = RM

=

RP

=

se

=

SCh

=

TMA =

UR

=

uus

=

ve

=

vs

=

Conferencia del Episcopado Dominicano, "11 Plan Nacional de Pastoral" de la República Dominicana, 1994. Concilio Vaticano 11, Decreto Presbyterorum ordinis, sobre el ministerio y vida de los presbíteros, 07.12.1965. Pablo VI, Carta Encíclica Populorum progressio, sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos, 26.03.1967. Conferencia del Episcopado Dominicano, Carta pastoral "Sobre la relación del hombre con la naturaleza", 21.01.1987. Sagrada Congregación para los Sacramentos y el Culto divino, Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos, 06.01.1972. Citado también como OICA. Juan Pablo 11, Carta Encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente validez del mandato misionero, 07.12.1990. Juan Pablo 11, Exhortación apostólica postsinodal Reconciliatio et poenitentia, sobre la reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia, 02.12.1984. Concilio Vaticano 11, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, 04.12.1963. Juan Pablo 11, Constitución apostólica Sapientia christiana, sobre las universidades y facultades eclesiástir::as, 29.04.1979. Juan Pablo 11, Carta apostólica Tertio millennio adveniente, como preparación del Jubileo del Año 2000, 10.11.1994. Concilio Vaticano 11, Decreto Unitatis redintegratio, sobre el ecumenismo, 21.11.1964 Juan Pablo 11, Carta encíclica Ut unum sint, sobre el empeño ecuménico, 25.05.1995. Juan Pablo 11, Exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata, sobre la vida consagrada y su misión en la Iglesia y en el mundo, 25.03.1996 Juan Pablo 11, Carta encíclica Veritatis splendor, sobre algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza moral de la Iglesia. 06.08.1993.

5

(1) · MINISTERIO DE LA PALABRA Y CATEQUESIS

6

MINISTERIO DE LA PALABRA Y CATEQUESIS

1.

INTRODUCCIÓN

2.

KERYGMA Y CATEQUESIS

3.

LA CATEQUESIS PROPIAMENTE DICHA

4.

CATEQUESIS Y BIBLIA

5.

CATEQUESIS Y CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

6.

CATEQUESIS Y FAMILIA

6.1. 6.2. 6.3.

LA CATEQUESIS FAMILIAR CATEQUESIS SOBRE LA FAMILIA PASTORAL FAMILIAR Y CATEQUESIS

7.

CATEQUESIS Y COMUNIDADES ECLESIALES DE NIVEL BÁSICO

8.

CATEQUESIS Y PARROQUIA

9.

CATEQUESIS Y COMUNIDAD DIOCESANA

10.

CATEQUESIS Y CENTROS EDUCATIVOS

7

11.

CATEQUESIS Y OTRAS PEQUEÑAS COMUNIDADES V GRUPOS

12.

CATEQUESIS Y NUEVA EVANGELIZACIÓN

13.

CATEQUESIS Y PROMOCIÓN HUMANA

14.

CATEQUESIS E INCULTURACIÓN

15.

ESTRUCTURAS CATEQUÍSTICAS

15.1. 15.2. 15.3. 15.4.

NIVEL NACIONAL NIVEL DIOCESANO NIVEL PARROQUIAL NIVEL DE SECTORES Y COMUNIDADES

16.

CATEQUESIS Y NUEVAS ESTRUCTURAS

17.

CATEQUESIS Y CATEQUISTAS

18.

BENDICIÓN Y MISIÓN DE LOS CATEQUISTAS

19.

MARÍA Y LA CATEQUESIS

20.

CONCLUSIÓN

8

MINISTERIO DE LA PALABRA Y CATEQUESIS

1.

INTRODUCCIÓN

1- Desde hace quinientos años, la catequesis ha estado presente en estas tierras y los catequista_s, desde entonces, han sido protagonistas generosos de la obra evangelizadora de la Iglesia. Ellos han sabido cumplir su servicio eclesial con una labor silenciosa y tenaz, a menudo abnegada, con la ofrenda de toda la vida dedicada a la tarea catequística. Entre las glorias de nuestra historia eclesiástica hay una legión de catequistas, hombres y mujeres insignes. Entre ellos se destaca el primer catequista de América: Fray Ramón Pané. 2- Llamamos a los catequistas para que asuman la nueva evangelización, la promoción humana y la inculturación del Evangelio, también como protagonistas, parejos a la primera evangelización.

2.

KERYGMA Y CATEQUESIS

3- La Iglesia, comunidad santa convocada por la Palabra de Dios, tiene como uno de sus oficios o ministerios principales predicar el Evangelio. Acoger la Palabra, predicarla y ponerla en práctica constituye, en la vida del cristiano, un

9 conjunto inseparable (cfr. Mt 7,21-27): nace de ella, se alimenta por ella y tiene el deber de constituirse en mensajero de ella. 4- Este ministerio de la predicación toma diversas formas, según las ditdrentes maneras de ejercerlo y los fines de cada una de ellas. Las cuatro formas fundamentales son: el kerygma, la catequesis, la homilía y la teología. Cada una de ellas obedece a sus propias leyes y métodos, pero guardan una estrecha e íntima conexión entre sí (cfr. DGC 52). 5- La catequesis presupone el kerygma, es decir, aquel primer anuncio gozoso, básico y fundamental, de Cristo muerto y resucitado que salva, que lleva a la conversión, hacia aquella adhesión entusiasta a la persona de Cristo vivo y a su Evangelio, al convencimiento profundo de seguirlo y de ser su discípulo. Sin embargo, a veces, se dirige _la formación catequética a personas que, aunque pertenecen a la Iglesia, de hecho nunca tuvieron una verdadera adhesión personal al mensaje revelado (cfr. DGC 61 y CT 17). 6- Por tanto, la catequesis no puede en ningún momento prescindir del kerygma, sobre todo en nuestra realidad actual. La proclamación kerygmática ha de preceder o acompañar al ministerio catequético propiamente dicho, según las circunstancias. La conversión a Cristo y a su Evangelio hay que tenerla en cuenta porque es un elemento necesario en el dinamismo de la fe. Por tanto, la catequesis, cualquiera que sea su forma, debe incluir el kerygma (cfr. DGC 61 y CT 17). 7- Según lo anterior, se establece lo siguiente: Cuiden los catequistas, y asegúrense, de que sus catequizandos hayan recibido el anuncio del kerygma antes de comenzar la catequesis. Ofrézcase de manera sistemática, mediante retiros u otras formas, este primer anuncio a quienes comenzaran la catequesis. 8- Se encomienda al Instituto nacional de pastoral (INP) y a la comisión nacional de catequesis (CONACA) que, con la ayuda de peritos y conocedores por experiencia del anuncio kerygmático, elaboren un manual o subsidio sobre el kerygma para ponerlo al servicio de los agentes de pastoral en la República Dominicana, incluídos los catequistas. Dicho manual, una vez elaborado, deberá ser sometido a la Conferencia del Episcopado Dominicano para su revisión y aprobación definitiva.

10

3.

LA CATEQUESIS PROPIAMENTE DICHA

9- Como muestra de la gracia del amor de Dios hacia la Iglesia en la República Dominicana, aparecen múltiples formas de comunicación del mensaje y la doctrina de Cristo. En esa multiplicidad y riqueza pueden enumerarse, sin incluírlas a todas: las cartas pastorales de los obispos y sus diferentes mensajes en días o momentos especiales, las charlas llamadas de crecimiento, las conferencias, los cursillos, los retiros de distintos tipos, los cursos de formación. También los artículos, programas y otros para los medios de comunicación social. 1O- Todas estas formas se admiten como legítimas y necesarias. Son un excelente complemento de la catequesis, "que consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe" (CT 21 ). 11- La forma catequística, "cuyo fin es que la fe, ilustrada por la doctrina, se torne viva, explícita y activa" (CD 14), es el "conjunto de los esfuerzos realizados en la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios, a fin de que, por la fe, tengan la vida en su nombre y para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo" (CATIC 4). 12- En un sentido más específico, la catequesis es una "educación de la fe de los niños, de los jóvenes y adultos, que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático, con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana" (CT 18). 13- Dentro de la educación sistemática y progresiva de la fe, se destaca la catequesis de la iniciación cristiana, que culmina con la administración de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Los tr�s constituyen "el conjunto de los sacramentos de la iniciación cristiana, cuya unidad debe ser salvaguardada" (CATIC 1285) y "están tan íntimamente unidos entre sí, que todos son necesarios para la plena iniciación cristiana" (CIC c. 842,2). 14- Es obligatoria la catequesis para el adulto o niño que, entrado en uso de razón, desee recibir el Bautismo (cfr. CIC c. 851, 1 y 852,1). Para quien ha sido bautizado, "puede servir de ayuda también, como han dicho los Padres sinodales, una catequesis postbautismal a modo de catecumenado, que vuelva

11 a proponer algunos elementos del 'Ritual de la Iniciación Cristiana para Adultos', destinados a hacer captar y vivir las inmensas riquezas y responsabilidad del Bautismo ya recibido" (Chl 61). 15- Con estas definiciones de fondo, a continuación se ofrecen unas orientaciones concretas: a)

La catequesis y los sacramentos de iniciación cristiana deben verse como un todo; no se puede separar el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. Los catecismos, que se elaboren para guiar el proceso de iniciación cristiana, han de tener en cuenta el conjunto de dicha iniciación.

b)

Cuando a un bautizado adulto, joven o niño en uso de razón, le falte recibir la Confirmación y la Eucaristía, la preparación debe hacerse teniendo en cuenta estos dos sacramentos y sin separar el uno del otro.

c)

El adulto, joven o niño en uso de razón "que desee recibir el Bautismo ha de ser admitido al catecumenado" (CIC c. 851,1º), cumpliendo con ellos lo establecido en las Normas Complementarias del Derecho Canónico para la República Dominicana: "A tenor del canon 851, 1º ; el párroco del lugar en que reside el adulto que desea ser bautizado se responsabilizará de su catecumenado. Dicho párroco o un delegado suyo, diácono o catequista, acompañará al cateC"úmeno en todos los pasos de su pr�paración e iniciación. En la celebración de los ritos se seguirá siempre el Ritual. Para los casos excepcionales obtendrá la debida aprobación del Obispo Diocesano" (NC 13).

d)

Ha de incluirse en el "pensum" de formación de los catequistas el estudio de la Ordenación de la Iniciación Cristiana de Adultos y su Ritual correspondiente. Recuérdese que el sínodo de 1977 afirmó que "el modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal". Así los catequistas no sólo aprenden cómo realizar la catequesis de iniciación cristiana, etapa por etapa, sino que tienen una fuente de inspiración, incluso pedagógica y metodológica, para toda forma de catequesis .

e)

Hay que concebir y poner en práctica, igualmente, en las diócesis y parroquias, una catequesis que vaya más allá de la iniciación cristiana, es decir, todo un proceso que incluya una catequesis de adultos progresiva y sistemática.

12 Se confía a la comisión nacional de catequesis (CONACA) la preparación de ayudas para acompañar las diferentes etapas de este proceso. f)

En la riqueza y multiplicidad de procesos educativos de la¡ fe no se descuiden ni se desestimen puntos elementales y básicos de la vivencia cristiana tales como la memorización de las oraciones prácticas del cristiano, de textos bíblicos y de las verdades fundamentales de la fe y el ejercicio de los gestos más comunes, como por ejemplo, la señal de la cruz, la genuflexión, etc.

g)

Debe mantenerse la catequesis que prepara la recepción de un determinado sacramento. Es válida y necesaria; sin embargo, no podemos satisfacernos con ella sola. En muchos casos, el deseo de recibir un sacramento y la catequesis preparatoria puede ser el punto de partida que genere un proceso permanente de catequización. El catequista debe estar atento a cualquier ocasi5n que pueda llevar a un cristiano hacia un mayor conocimiento de su fe.

h)

Las diversas asociaciones, movimientos y agrupaciones de fieles (cfr. CT 70), han de cuidar y ofrecer medios a los fieles para que obtengan una formación catequética adecuada, de manera sistemática y progresiva. A fin de cumplir debidamente este cometido han de tener en cuenta las orientaciones diocesanas y contar con la ayuda de las parroquias. Recuérdese que "la catequesis es siempre una dimensión fundamental en la formación de todo laico" y que, "en efecto, no es una alternativa a la formación cristiana que en ellos se imparte, sino una dimensión esencial de la misma" (DGC 261; cfr. también 262).

16- Las comisiones diocesanas de catequesis y los párrocos, de manera particular, tienen como tarea propia de su acción pastoral, el apoyo a los movimientos apostólicos para complementar lo que éstos no pueden dar en lo concerniente a la educación sistemática y progresiva de la fe. 17- No debe existir una catequesis sin la base del kerygma, pero tampoco un kerygma que no esté seguido de una catequesis.

13

4.

CATEQUESIS Y BIBLIA

18- La catequesis debe guardar tres fidelidades fundamentales: la fidelidad a Dios, que se manifiesta en la fidelidad dada a la Palabra en Jesucristo¡ la fidelidad a la Iglesia, por la unión indisoluble de ésta con Jesucristo y la fidelidad a.I hombre concreto donde está situada: de ahí nace la exigencia de penetrar, asumir y purificar los valores de su cultura (cfr. DP 994-997). 19- La catequesis, para que sea integral, ha de unir de forma inseparable: el conocimiento de la Palabra de Dios, la celebración de la fe en los sacramentos y la confesión de ésta en la vida cotidiana (cfr. DP 999).

20- La catequesis tiene como fuentes primarias: la Tradición, la Sagrada Escritura, el Magisterio, la Liturgia y el testimonio eclesial comunitario; como subsidiarias, las obras de la creación y la acción del Espíritu Santo en la humanidad (cfr. DGC 95-96). 21- El conjunto doctrinal expuesto más arriba es necesario para el adecuado equilibrio de la catequesis y violarlo en alguna de sus partes es traicionar la .catequesis misma. Sin embargo, respecto a la Sagrada Escritura, dada la realidad pastoral, a continuación se establecen algunas normas o criterios que deben ponerse en práctica: a)

Los catequistas deben mantener el amor acendrado a la Sagrada Escritura, del que han dado testimonio, como fuente principal y alma de la catequesis.

b)

Los centros o equipos de formación de catequistas han de ofrecer una sólida formación bíblica a quienes impartirán catequesis (cfr. AG 17).

c)

Recuerden los catequistas que la Sagrada Escritura ha de ser "leída en el contexto de la vida, a la luz de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia" (DP 1001 ).

d)

Han de enseñar a sus catequizandos el manejo de la Biblia.

e)

Se ha de fomentar la "lectio divina", la lectura y meditación diaria de la Palabra de Dios, utilizando el orden sistemático de los textos bíblicos propuestos en los tiempos y ciclos litúrgicos.

14

f)

5.

La com1s1on nacional de catequesis (CONACA) y la comisión de catequesis de cada diócesis procurarán que todos los catequizandos puedan disponer del texto sagrado y los catequistas, además, de subsidios bíblicos que favorezcan su formación o su servicio catequístico.

CATEQUESIS V CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

22- El Catecismo de la Iglesia Católica "es una exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, atestiguadas o iluminadas por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio eclesiásticoº (FO 4). Como todo catecismo, trata de enseñar fiel y orgánicamente el contenido tradicional de la fe y busca, al mismo tiempo, "iluminar con la lüz de la fe las situaciones nuevas y los problemas que en el pasado aún no se habían planteado º (FO 3). Por tanto, el Catecismo de la Iglesia Católica es "un instrumento válido y autorizado al servicio de la comunión eclesial y como norma segura para la enseñanza de la fe" (FO 4); sirve "de texto de referencia seguro y auténtico para la enseñanza de la doctrina católica, y muy particularmente para la composición de los catecismos locales" (FO 4). 23- Está destinado principalmente a los responsables de la catequesis: en primer lugar a los obispos y, a través de ellos, a los redactores de catecismos, a los sacerdotes y a los catequistas, sirviendo incluso de lectura útil para los demás fieles cristianos (cfr. CATIC, 12). 24- El Catecismo de la Iglesia Católica, por su misma finalidad, no se propone dar una respuesta adaptada ni en el contenido ni en el mét9do ºa las exigencias que dimanan de las diferentes culturas, de edades, de la vida espiritual, de situaciones sociales y eclesiales de aquellos a quienes se dirige la catequesis. Estas indispensables adaptaciones corresponden a catecismos propios de cada lugar, y más aún a aquellos que toman a su cargo instruir a los fieles" (CATIC 24). 25- Sobre el Catecismo de la Iglesia Católica se establecen las siguientes aplicaciones prácticas:

15

a)

En la formación de los catequistas téngase como texto básico o de referencia, el Catecismo de la Iglesia Católica.

b)

En la preparación de los catecismos u orientaciones catequísticas, nacionales o diocesanos, hay que tener como criterio indiscutib!� las cuatro partes o pilares de un catecismo católico: la profesión de la fe, los sacramentos de la fe, la vida de la fe, la oración en la vida de la fe. No se trata de copiar literalmente estas cuatro partes ni ese orden _estricto, sino que de una u otra manera estén presentes como pilares necesarios para dar una visión coherente y completa de la fe.

c)

La Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica deben ser para los catequistas y formadores de catequistas bien conocidos e inseparables.

6.

CATEQUESIS Y FAMILIA

6.1.

LA CATEQUESIS FAMILIAR

26- Cada familia cristiana es "comunidad eclesial", Iglesia doméstica (cfr. LG 11). Por tanto, en el correspondiente nivel de Iglesia, la familia es lugar de catequesis (cfr. DGC 255). 27- "Los padres son allí maestros, catequistas y los primeros ministros de la oración y del culto a Dios. Se renueva la imagen de Nazareth: 'Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres' (Le 2,52)" (DP 586). "Aquí es donde se ejercita de manera privilegiada el sacerdocio bautismal del padre de familia, de la madre, de los hijos, de todos los miembros de la familia" (CATIC 1657; cfr. también o·Gc 226) . . 28- El hogar no sólo constituye el medio natural de la educación de los hijos y su primera escuela, sino que es también comunidad educadora de su fe y el primer templo que los cobija. Los padres no sólo son los primeros educadores y primeros responsables de la educación humana y global en el hogar (cfr. CATIC 2223-2224), sino también los primeros educadores y responsables de la educación en la fe, que "debe comenzar desde la más tierna infancia" (CATIC 2226; cfr. también DGC 227). Junto a los padres resulta también

16

importante la aportación de los abuelos y de otros miembros de la familia (cfr. DGC 255). 29- Esta educación en la fe, dada en la familia, y esta catequesis familiar "transmite el Evangelio enraizándolo, en el contexto de profundos valores humanos" y trata ante todo "de una educación cristiana más testimonial que de la instrucción, más ocasional que sistemática, más permanente y cotidiana que estructurada en períodos" (DGC 255). Tiene un carácter "insustituible'1 (CT 68). Sin embargo, esta iniciación es más completa y se profundiza aún más cuando los padres son ellos mismos los catequistas que preparan a sus hijos para la recepción de los �acramentos de la iniciación cristiana o cuando "comentan y ayudan a interiorizar la catequesis más sistemática que sus hijos, ya más crecidos, reciben en la comunidad cristiana" (DGC 226). Con toda razón, "la catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de catequesis" (cfr. CT 68; también CATIC 2226 y DGC 226). 30- Por la naturaleza teológica de la familia, se exige una opción para fomentarla como Iglesia doméstica y para impulsar en ella la catequesis familiar. 31- Conscientes de los problemas de la familia moderna y de los ataques que recibe, como institución, de todas partes, y conociendo el sufrimiento de las familias destruídas o mal constituídas, se puede pensar que no hay bases sólidas para levantar Iglesias domésticas o promover la catequesis familiar. 32- Sin embargo, es todo lo contrario. Recuérdese que la comunidad eclesial no sólo es lugar de la catequesis, sino también meta de ella. Sin catequesis no se planta, no se construye, no se crece, no se fortalece la Iglesia. Sin catequesis familiar no hay familias bien establecidas. La catequesis familiar fortalece y enriquece la vida de la Iglesia y de la sociedad (cfr. DSD 225). 33- Se desea promover la Buena Noticia de que cada familia cristiana es una Iglesia doméstica, creando una mística alrededor de esta verdad teológica para valorar en su justa medida a nuestras familias y para favorecer la construcción de comunidades familiares con este sólido fundamento. 34- Ya existe en muchas parroquias la experiencia organizada llamada "catequesis familiar'', en la que los padres o tutores se capacitan y preparan a sus hijos, de manera progresiva y sistemática, para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana. Se requiere que esta modalidad de la catequesis familiar, presente ya en la mayoría de las Iglesias del continente, sin reducir a ella la

17 amplia realidad de la catequesis familiar ni quitar en las parroquias la catequesis para aquellos niños que no tienen este acompañamiento familiar, se vaya extendiendo poco a poco, hasta alcanzar todas las parroquias de la República Dominicana. 35- Se recomienda a las comisiones diocesanas de catequesis y a los párrocos que incluyan, en sus planes de trabajo y organización, la catequesis familiar y los cursos de formación de padres y madres como catequistas de sus hiijos. 36- Igualmente, debe fomentarse como parte integrante de la catequesis, las prácticas de piedad y las celebraciones familiares como el rezo de la liturgia de las horas, del rosario, del angelus, aguinaldos, rezos de difuntos, consagración de los hogares, bendición de la mesa, bendición de los hijos (incluso con el rito de bendición establecido en el bendicional), celebraciones en torno a la cena de la Navidad o de la Pascua, bendición de la casa, de la familia y de sus miembros de acuerdo al amplio conjunto de bendiciones establecidas en el bendicional. 37- Se favorece y apoya la elaboración y difusión de manuales prácticos que ayuden a la oración y celebraciones religiosas en familia. 38- Hay que poner todo el empeño para que en las familias católicas estén presentes estos tres símbolos: la Biblia, un Crucifijo u otra representación de Cristo y una imagen de la Virgen.

6.2.

CATEQUESIS SOBRE LA FAMILIA

39- Existe una "catequesis sobre la familia" como parte del contenido de la fe a transmitir (cfr. CATIC 2201-2233). Ella es, al mismo tiempo, sujeto y objeto de la catequesis (cfr. DP 569). 40- La primera evangelización transmitió valores familiares que permanecen hasta el día de hoy hondamente enraizados en la cultura dominicana y que perviven, incluso en aquellos que no tienen práctica sacramental. Entre esos valores, que lamentablemente, ahora, se van perdiendo, se pueden notar: el valor de la indisolubilidad del matrimonio, el sentido de la unidad familiar, el apoyo mutuo como familia, el respeto a la vida, a los niños, a los ancianos, a los enfermos. La Sagrada Familia de Nazareth continúa siendo una realidad, un símbolo y una imagen que sirvió y sirve de referencia para fundamentar esos valores.

18 41- En cambio, la primera evangelización no logró una auténtica inculturación del matrimonio por la Iglesia. De ahí el bajo índice de fieles bautizados, que acceden al sacramento del Matrimonio, aunque sienten un gran aprecio y respeto por él. 42- En muchas parroquias se incrementa la catequesis y la preparación para el matrimonio de las parejas en situación irregular.Se recomienda apoyar y estimular esa práctica pastoral. 43- La catequesis actual ha de seguir proclamando y reforzando los valores de la familia presentes en nuestra cultura; ha de buscar caminos nuevos para que crezca el número de los casados sacramentalmente movidos por profundas convicciones de fe; y ha de acentuar otros contenidos urgidos por la problemática que plantean los tiempos modernos, tales como la familia, hombre, mujer e hijos, vista como célula básica de la sociedad, como santuario de la vida, como Iglesia doméstica y, apoyada en una doctrina bien definida, una firme y clara enseñanza de la moral familiar, según la fe católica.

6.3.

PASTORAL FAMILIAR Y CATEQUESIS

44- La pastoral familiar, en la multiplicidad de organizaciones y servicios que presta, es necesaria, urgente y prioritaria (cfr. DP 570 y 578). Sin embargo, su labor inestimable no puede suplir la tarea que corresponde a la catequesis, como educación sistemática y progresiva de la fe. 45- Se exige a todos los organismos e instituciones comprometidas pastoralmente con las familias que promuevan la catequesis familiar en comunión estrecha con las parroquias, que tengan entre sus programas la catequesis sobre la familia y sigan colaborando con los párrocos en los programas de catequesis que preparan al sacramento del Matrimonio (cfr. FC 66, 68 y 69).

19

7.

CATEQUESIS Y COMUNIDADES ECLESIALES DE NIVEL BÁSICO

46- La dimensión comunitaria es parte esencial de la Iglesia. La catequesis ha de ser esencialmente cristocéntrica y comunitaria. 47- Dentro de su dinámica, los catequistas, con la gracia de Dios, han de formar el espíritu comunitario de los catequizandos, fortificar los niveles de Iglesia ya existentes y favorecer la creación de nuevas comunidades, particularmente el nivel básico de Iglesia. 48- Es necesario que los catequistas tengan una adecuada formación sobre las comunidades eclesiales de nivel básico, a partir del abundante material del magisterio sobre las mismas (cfr. OSO 58,61-63,95, 106,108,210,259) .y del estudio de la Normas de la Conferencia del Episcopado Dominicano sobre "Formación de comunidades". 49- La Conferencia del Episcopado Dominicano, consciente del valor y validez de este nuevo nivel eclesial (cfr. DGC 263), ha optado por él y desea que nuestras parroquias se estructuren como comunidad de comunidades .. 50- Lo dicho anteriormente se refiere, no sólo a las parroquias rurales o de un determinado sector urbano, sino a todas las parroquias, sin considerar la situación socio-económica de las mismas. 51- Las comunidades eclesiales no se forman de la noche a la mañana. Cualquier "comunidad eclesial" o "pequeña comunidad", por el hecho de estar inserta en la Iglesia y reconocida como tal no se puede registrar como una auténtica comunidad eclesial. Es un proceso lento y difícil. 52- En este proceso y en la consolidación de las comunidades eclesiales, la catequesis tiene una tarea, primordial y prioritaria, que no puede eludir (cfr. Med. Cat., 10). 53- Por otra parte, la comunidad eclesial auténtica, una vez establecida, se convierte en un lugar privilegiado para el desarrollo de un verdadero proceso catequético, para una acción catequizadora integral, para dar hondura a la vida comunitaria y para la acogida de los que han terminado un proceso de catequización (cfr. DGC 264).

20

54- Los ministros y animadores de comunidades han de ser los primeros catequistas y promotores en las comunidades que les han confiado. 55- Una señal de madurez y crecimiento de una comunidad cristian.a bien establecida es el surgimiento de catequistas en su seno. De ahí surge el siguiente criterio y meta pastoral: no puede haber ninguna comunidad sin catequesis y sin catequistas.

8.

CATEQUESIS Y PARROQUIA

56- La familia, la comunidad eclesial de nivel básico, la comunidad escolar y otras múltiples pequeñas comunidades de diversos tipos son lugares importantes y necesarios para la catequesis (cfr. CT 47). Sin embargo, "la comunidad parroquial debe seguir siendo la animadora de la catequesis y su lugar privilegiado" (CT 67). 57- A pesar de los profundos cuestionamientos y transformaciones que ha sufrido la parroquia en los últimos años, es una instancia válida y una referencia importante para el pueblo cristiano y aún conserva su capacidad para acompañar la maduración de la fe (cfr. LC 168). 58- "Comunidad de comunidades, la parroquia está llamada a redescubrir su potencial catequizador, es decir, su fuerza de convocación, de integración eclesial y de seguimiento de sus miembros" (LC 168). 59- La parroquia tiene a su alcance medios que otros lugares no tienen. Por tanto, debe apoyar todo aquello que otros no pueden alcanzar por sí mismos. 60- Los obispos, en el nivel diocesano, son los primeros responsables de la catequesis (cfr. CT 63), y bajo su dirección, la tarea catequística "corresponde a todos los miembros de la Iglesia en la medida de cada uno" (CIC c. 774,1). 61- Los párrocos, colaboradores inmediatos del ministerio episcopal, son los primeros responsables de la catequesis en el nivel parroquial, aunque no los únicos responsables. En comunión con el Santo Padre y los obispos, los párrocos, por formar parte de la estructura apostólica de la Iglesia, son responsables, incluso de la catequesis de la Iglesia entera.

21 62- "En virtud de su oficio, el párroco debe cuidar de la formación catequética de los adultos, jóvenes y niños, para lo cual empleará la colaboración de los clérigos adscritos a la parroquia, de los miembros de institutos de vida consagrada y de las sociedades de vida apostólica, teniendo en cuenta la naturaleza de cada instituto, y también de los fieles laicos, sobre todo de los catequistas; todos éstos, si no se encuentran legítimamente impedidos, no rehusen prestar su ayuda de buen grado. Promueva y fomente el deber de los padres en la catequesis familiar a la que se refiere el canon 774,2"(CIC c. 776). 63- La figura del párroco en la tarea catequística parroquial es de primer orden. Él será el protagonista principal, el motor y el alma de esta tarea. De su celo y creatividad, de acuerdo con los planes diocesanos, depende toda su eficacia. 64- Los párrocos, según palabras del Papa Juan Pablo 11, asuman con toda su parroquia y como primeros responsables de ella, "el grave deber de formar responsables totalmente entregados a la animación catequética -sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares-, de preveer el equipamiento necesario para una catequesis bajo todos sus aspectos, de multiplicar y adaptar los lugares de catequesis en la medida que sea posible y útil, de velar por la calidad de la formación religiosa y por la integración de distintos grupos en el cuerpo eclesial" (CT 67). 65- Se recuerda a todo presbítero, párroco o no, como colaborador del obispo por su unión sacramental y en comunión con él, que tiene la obligación de ser maestro (cfr PO 9) y educador en la fe (cfr. PO 6), especialmente mediante la catequesis, parte primordial y privilegiada de la educación cristiana. 66- El presbítero tiene la responsabilidad de animar, coordinar y dirigir la actividad catequística de la comunidad, cualquiera que sea ésta encomendada por su obispo (cfr. DMVP 57). 67- Cada sacerdote, en la medida de lo posible y de un modo muy propio el párroco, debe ser el catequista de los catequistas, formando con ellos una verdadera comunidad de discípulos del Señor, que sirva de punto de referencia para los catequizandos. 68- Para formar sacerdotes capacitados en la catequesis, ya desde el seminario menor, los seminaristas deben impartir catequesis a diferentes grupos como tarea indispensable, incluso para su formación pastoral general.

22 69- Los formadores del seminario mayor deben asegurarse de que los seminaristas, sobre todo en los años de filosofía, completen las diferentes etapas y cursos para catequistas en sus respectivas diócesis, si no lo han realizado antes de entrar al seminario mayor. 70- El ejercicio de impartir catequesis y la participación en los cursos diocesanos para catequistas no sólo forman a los seminaristas para su futuro ministerio pastoral, sino que es una base magnífica para los estudios superiores a nivel teológico de la catequética.

9.

CATEQUESIS Y COMUNIDAD DIOCESANA

71- Las comisiones diocesanas de catequesis son las llamadas a colaborar de cerca y estrechamente con el obispo diocesano en la tarea catequística a nivel de la Iglesia particular. 72- Junto a él y por mandato suyo "su cometido principal consiste en suscitar y mantener una verdadera mística de la catequesis, pero una mística que se encarne en una organización adecuada y eficaz, haciendo uso de las personas, de los medios e instrumentos, así como de los recursos necesarios" (LC 167). 73- Aunque estas orientaciones y disposiciones van dirigidas a toda la Iglesia dominicana, en el grado de responsabilidad que a cada uno corresponde, se confía a la comisión nacional de catequesis (CONACA) y a las respectivas comisiones diocesanas una adecuada y planificada animación y seguimiento de las mismas, que favorezca su puesta en práctica. 74- Se exhorta a los párrocos y a otros agentes de pastoral a colaborar estrechamente con los responsables nacionales y diocesanos en la difusión e implementación de los textos de catequesis, aprobados por la Conferencia del Episcopado Dominicano y, en lo que respecta a los catecismos nacionales, previamente aprobados también por la Sede Apostólica (cfr. CIC c. 775, 2). Hay que trabajar mucho y con gran espíritu eclesial para lograr materiales catequísticos que respondan lo mejor posible a las necesidades y cultura dominicanas.

23

10.

CATEQUESIS Y CENTROS EDUCATIVOS

75- Los centros educativos, privados o públicos, primarios, secundarios o universitarios, deben buscar la educación integral del hombre. Desde esa perspectiva, como instituciones, pueden ofrecer ricas posibilidades a la catequesis. 76- Debe promoverse la enseñanza religiosa escolar para que al alumno, en su educación integral como persona humana, no le falten los datos de la fe, de la moral y los valores, desde la identidad católica, necesarios para su visión del mundo y de la cultura en la que está inserto. La enseñanza religiosa escolar se transmitirá como una materia escolar ordinaria, como parte del currículum educativo. Sin embargo no reemplaza a la catequesis y tampoco ésta a la enseñanza religiosa escolar, puesto que son servicios distintos, pero complementarios. 77- Hay que reconocer que en la República Dominicana la mayoría de los centros educativos están abiertos a la enseñanza religiosa o a la catequesis, o a ambos servicios a la vez. Es responsabilidad de los agentes de la Iglesia no desperdiciar estos lugares puestos a su disposición, incluso, administrando los sacramentos donde sea posible. 78- En las escuelas y colegios católicos, aparte de la enseñanza religiosa escolar, ha de asegurarse siempre la formación catequística. 79- Todo niño o joven que está en una institución educativa católica debe recibir, al menos, el servicio de la proclamación del kerygma y de la catequesis de iniciación_ de la fe, dándole la oportunidad de prepararse para recibir los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación, Penitencia y la Eucaristía, de acuerdo a la situación de cada uno. 80- Los párrocos han de apoyar la pastoral educativa, favorecer la enseñanza religiosa y la catequesis de los alumnos que las escuelas y colegios, públicos y privados, necesitan para los sacramentos de la iniciación. Deben reconocer que la catequesis impartida, particularmente en los colegios y escuelas católicas, es parte de la catequesis parroquial y una ayuda a la tarea evangelizadora.

24

81- Los centros educativos han de buscar la orientación y el apoyo de los párrocos y las comisiones parroquiales de catequesis para realizar mejor su labor y para manifestar su inserción en la comunidad parroquial. 82- Igualmente, las universidades católicas o dependientes de la Iglesia, han de incluir en el pensum 11 la educación religiosa a nivel universitario, como materia donde se opere un auténtico y profundo diálogo entre fe y ciencia, entre fe y cultura. De la misma manera, como parte importante de -la pastoral universitaria, han de planificarse diversos medios para anunciar el kerygma y ofrecer, al menos, la catequesis que prepara a los sacramentos de la iniciación cristiana para todos aquellos que no los han recibido. 11

83- Una meta, como parte del quehacer universitario, es ofrecer a todos los jóvenes que acuden a la universidad, sin excepción alguna, la oportunidad de un profundo encuentro con Cristo mediante el kerygma y la catequesis, independientemente de la enseñanza religiosa impartida en las aulas como materia. 84- Se apoya y anima al equipo nacional de formación integral humana y religiosa y a todos aquellos que, responsablemente, han asumido esta difícil tarea, para que sigan adelante en la redacción de los textos propios, en la implementación de programas para preparar maestros idóneos y en el perfeccionamiento de la organización nacional y diocesana.

11.

CATEQUESIS Y OTRAS PEQUEÑAS COMUNIDADES Y GRUPOS

85- La catequesis debe cubrir todos los ámbitos y lugares dentro de la Iglesia, pero sin olvidar la Palabra de Dios en cualquiera de las formas en la que pueda ser comunicada. 86- La rica experiencia pastoral de los tiempos actuales ha hecho nacer diversos tipos de pequeñas comunidades o grupos que se convierten, ordinariamente, en lugares de catequesis (cfr. DGC 261-262).

25 87- Estas comunidades o grupos con sus catequesis "deben, de alguna manera, estar siempre insertas en la comunidad parroquial o diocesana ya que no existe comunidad cristiana sin entronque real con la comunidad diocesana dentro de una pastoral de conjunto" (LC 173). 88- Se exige a las comisiones parroquiales y diocesanas de catequesis que no · dejen de lado estas nuevas experiencias, que respeten la dinámica � carisma propio de las mismas, que descubran los aportes que el Espíritu da a través de ellas y que las relacionen, de alguna manera novedosa y creativa, con el conjunto de la catequesis parroquial y diocesana. 89- Asimismo, los grupos apostólicos y movimientos eclesiales estén pendientes y sean receptivos de las orientaciones y organizaciones parroquiales y diocesanas sobre catequesis, a fin de utilizar los servicios amplios que ofrecen estos niveles de Iglesia, especialmente los cursos de t_ormación de catequistas.

12.

CATEQUESIS Y NUEVA EVANGELIZACIÓN

90- La nueva evangelización está destinada a los "pueblos que han recibido ya el anuncio de Cristo" (RM 30), y "tiene la tarea de suscitar la adhesión personal a Jesucristo y a la Iglesia de tantos hombres y mujeres bautizados que viven sin energía el cristianismo, 'han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio'-(RM 33)" (OSO 26). 91- La nueva evangelización surge en América Latina y, por tanto, entre nosotros "como respuesta a los problemas que presenta la realidad de un continente en el cual se da divorcio entre fe y vida hasta producir clamorosas situaciones de injusticia, desigualdad social y violencia. Implica afrontar la grandiosa tarea de infundir energías al cristianismo de América Latina" (OSO 24). 92- En un plan de nueva evangelización, una vez formados los agentes para esta misión, el primer paso a dar, "prioritario y fundamental", es la proclamación del kerygma (cfr. OSO 33). Para ésto se debe salir al encuentro de los alejados, mediante el diálogo sencillo y directo, conocer sus preocupaciones y compartir

26 la experiencia gozosa de un Cristo que murió por ellos, resucitó, y ha estado vivo en sus vidas en todo momento sin abandonarlos. 93- Luego, sigue la catequesis (cfr. DSD 33 y 49) que explica la Palabra de Dios y la comunión sacramental con el mismo Dios, hecho Pan de Vida, hasta lograr la finalidad de la nueva evangelización: "formar hombres y comunidades maduras en la fe y dar respuesta a la nueva situación que vivimos, provocada por los cambios sociales y culturales de la modernidad" (OSO 26). 94- El episodio de los discípulos de Emaús, relatado por el evangelista Lucas (cfr. Le 24, 13-35), puede ser un modelo de la nueva evangelización con sus cinco pasos, como lo desarrollan los obispos latinoamericanos en su "Mensaje de la IV Conferencia a los Pueblos de América Latina y el Caribe", comentando el pasaje citado de San Lucas: a) Jesucristo ayer, hoy y siempre: Jesús sale al encuentro de la humanidad que camina (cfr. Le 24, 13-17). b) Promoción humana: Jesús comparte el camino de los seres humanos (cfr. Le 24, 18-24). e) La cultura: Jesús ilumina con las Escrituras el camino de los hombres {cfr. Le 24, 25-28). d) Un nuevo ardor: Jesús se da a conocer en la fracción del pan (cfr Le 24, 28-32). e) Misión: Jesús es anunciado por los discípulos (cfr. Le 24, 33-35). 95- Uno de los desafíos de la catequesis actual es acompañar la nueva evangelización. Dar seguimiento a los bautizados vueltos a Cristo y revitalizados hasta que se incorporen en comunidades vivas, y se hagan, también, agentes de evangelización. En esta misión, la catequesis ha de ser creativa y "nueva en su ardor, métodos y expresiones". Al comprometerse en dicha misión con toda la Iglesia, la catequesis misma es renovada y dinamizada: "No sin razón las Iglesias más antiguas, al entregarse a una nueva evangelización, han incrementado el número de catequistas e intensificado la catequesis" (RM 73). 96- En el II Plan Nacional de Pastoral de República Dominicana aparece, como primera urgencia, la "necesidad de una formación integral para la Nueva

27 Evangelización que desarrolle el kerygma y una catequesis sistemática y orgánica, que lleve a una celebración viva de la liturgia, que fortalezca el testimonio y el anuncio de Cristo Resucitado desde comunidades vivas" (Conferencia del Episcopado Dominicano, 11 Plan Nacional de Pastoral, 88, año 1994). 97- Se debe prestar atención a los cristianos en situación de fe v¡va, para que se tornen agentes más capaces y mejor preparados para la misión de la Nueva Evangelización. Por eso se ha impulsado, junto a los colaboradores más inmediatos de los Obispos, el fortalecimiento o la creación de escuelas de formación de laicos a todos los niveles, parroquiales, zonales, diocesanos, e incluso, nacional. 98- Los laicos catequistas pueden asistir a estas 'escuelas de formación de laicos', y es conveniente que lo hagan, como parte de su preparación, pero en ningún caso puede suplir la enseñanza impartida en 'centros' o' escuelas, para formar catequistas. Más aún, se deben fortalecer y actualizar continuamente. Se recuerda que la formación de los catequistas tiene prioridad sobre la renovación de los textos y el mejoramiento de la misma organización catequística (cfr. DGC 234). 99- En este contexto, se exige a la comisión nacional de catequesis (CONACA) que programe y realice cursos de formación para educadores de catequistas, en el nivel eclesial que crea conveniente (cfr. DGC 250-251).

13.

CATEQUESIS Y PROMOCIÓN HUMANA

100- Es constante e insistente el pedido de que "el rico patrimonio de la enseñanza social de la Iglesia encuentre su puesto, bajo formas apropiadas, en la formación catequética común de los fieles" (CT 29). 101- Uno de los grandes retos de la catequesis en toda América Latina es la enseñanza social de la Iglesia, no como 'cursos' o 'charlas', sino como contenido integral de la catequesis a lo largo de todo su itinerario y etapas, desde los niños hasta los adultos.

28 102- El hombre dominicano, igual que el latinoamericano, como fruto de la primera Evangelización "posee una tendencia innata para acoger a las personas; para compartir lo que tiene, para la caridad fraterna y el desprendimiento, particularmente entre los pobres; para sentir con eVotro la desgracia en las necesidades. Valora mucho los vínculos especiales de la amistad, nacidos del padrinazgo, la familia y los lazos que crea" (DP 17). 103- Hay que agregar como virtudes también del pueblo dominicano: "capacidad de sacrificio, aguante en el sufrimiento, fortaleza en la adversidad, sensibilidad por el dolor ajeno, amor a la libertad y a la dignidad humana". (Conferencia del Episcopado Dominicano, Carta Pastoral, 20, del 21.01.1990). 104- Todas estas actitudes y virtudes, con una clara dimensión social y comunitaria, forman parte del "sustrato católico" (cfr. DP 1, 7 y 412) de los dominicanos. Se han hecho cultura propia, son "semillas del Verbo" que permanecen en todos, aunque la referencia al Evangelio no siempre es explícita en todos. Son parte del "catolicismo o religiosidad popular" encarnado y vivido. Si la relación con Dios en la cultura popular dominicana se expresa en las variadas formas de piedad popular, la relación con los demás queda expresada en los valores arriba enunciados. 105- Sin embargo, la religiosidad popular o catolicismo de la primera evang,elización "si bien sella la cultura de América Latina no se ha expresado suficientemente en la organización de nuestras sociedades y estados. Por ello deja un espado para lo que S.S. Juan Pablo II ha vuelto a denominar "estructura de pecado" (DP 452). Así la creciente brecha entre ricos y pobres, las injusticias sociales, la corrupción administrativa, el concepto y la práctica errónea de que robar al Estado no es µecado, los abusos de poder, la falta de honestidad, el enriquecimiento ilícito, la dolorosa situación de miles de presos en las cárceles sin habérseles pasado juicio alguno, contradicen radicalmente los valores de dignidad personal y de hermandad solidaria, que se expresan en otros niveles de la sociedad dominicana (cfr. DP 452). 106- Muchos de los fieles laicos, creyentes en Dios y bautizados, separan su práctica cultual de una moral en el campo político, social y económico, y de su compromiso de consagrar el mundo a Cristo. 107- "No puede faltar a la catequesis la preciosa aportación de la Doctrina Social de la Iglesia" (RP 26). Ésto viene urgido por la situación cultural de "estructuras de pecado", de dicotomía, de separación entre fe y vida, común a los países de América Latina; también, por la nueva evangelización como respuesta de fondo a dicha situación: "La nueva evangelización, de la que el mundo moderno tiene urgente necesidad y sobre la cual he insistido en más de

29 una ocasión, debe incluir entre sus elementos esenciales el anuncio de la doctrina social de la Iglesia.. :' (CA Sf). 108- La promoción humana, que se despliega como opción pastoral clave de la Iglesia latinoamericana desde Medellín y reafirmada como tal en Puebla, llamada "dimensión privilegiada de la nueva evangelización en Santo Domingo" (cfr. DSD 157-227), y asumida como la segunda urgencia del I� Plan Nacional de Pastoral de la República Dominicana (cfr. Conferencia del Episcopado Dominicano, 11 Plan Nacional de Pastoral, del año 1994), es parte de la enseñanza social de la Iglesia y no puede faltar en nuestra catequesis. 109- Disponemos que en la preparación de los catecismos, en los aportes para la catequesis y en las exposiciones catequísticas, desde la iniciación cristiana, se incluyan de manera creativa y adecuada: a)

los grandes temas de la enseñanza social de la Iglesia y esenciales a ella (cfr. RP 26; también LC 92), destacando el objeto primario de ella y tema fundamental, "la dignidad personal del hombre, imagen de Dios, y la tutela de sus derechos inalienables." (DP 475);

b)

los contenidos doctrinales sobre la promoción humana y sus temas específicos, propuestos en Medellín, Puebla y Santo Domingo.

11 O- Los datos sobre la "realidad", que allí aparecen, pueden ser útiles para situar el tema. También "las líneas pastorales" que sugieran compromisos concretos, de acuerdo al grupo a quien se dirija la catequesis. 111- En los contenidos, y como punto de partida metodológico, no se dejen de lado los valores comunitarios y sociales que han permanecido presentes en nuestra cultura como fruto de la primera catequesis. Las "semillas del Verbo", aunque golpeadas y amenazadas en su vigencia, son válidas, necesarias y deben ser revalorizadas, protegidas y rescatadas. 112- Por lo que se refiere a la catequesis moral, en los catecismos quede bien definida y clara, no sólo la moral social, sino también la familiar e individual. El compromiso entre fe y vida debe quedar patente en todas las dimensiones del cristiano (cfr. VS 26). En un mundo que quiere someterlo todo al capricho de las libertades individuales y de las circunstancias personales, la formación del sentido moral y de la conciencia es tarea inaplazable, que corresponde ante todo, a los pastores, obispos y presbíteros, pero de manera muy propia a los

ca\e(:\u\s\as � a \a ca\e(\ues,s \C,{. R? '2.6).

30 113- El Catecismo de la Iglesia Católica, en su tercera parte, que titula "La Vida en Cristo", será no sólo una referencia obligatoria y necesaria, sino una llamada constante a guardar un sabio equilibrio en la exposición catequística entre la fe que creemos (el credo), la fe que celebramos (la liturgia), la fe que practicamos (la moral) y la fe que oramos (la oración). 114- La pastoral social y de promoción humana, tan necesaria y urgente en nuestro país, se apoya en sus múltiples acciones en criterios fündamentados en la doctrina social de la Iglesia y la proclama y enseña de diferentes maneras. La acción social de la Iglesia no puede substituir a la catequesis ni ésta a aquélla. Ambas se complementan: la catequesis aporta a la pastoral social y de promoción humana y al compromiso del laico en el mundo cristianos catequizados en los temas principales de la enseñanza social de la Iglesia; y aquellos, a su vez, realizan todas las acciones en el campo económico, político y social, que no corresponden a la catequesis.

14.

CATEQUESIS E INCULTURACIÓN

115- La tercera urgencia del II Plan 1\Jacional de Pastoral de República Dominicana es "la necesidad de una inculturación del Evangelio en toda la vida del pueblo" (Conferencia del Episcopado Dominicano, 11 Plan Nacional de Pastoral, 100, año 1994). 116- Es indiscutible el importante papel de la catequesis, en esta hora de renovada encarnación de la fe en las formas culturales vigentes o emergentes entre los dominicanos. 117- Existe una relación tan estrecha entre nueva evangelización, promoción humana e inculturación, que sin ésta no se dan las dos primeras en profundidad y permanencia. Por inculturación entendemos lo que expresa �uan Pablo II en su encíclica Redemptoris Missio, nº 52: "Significa una íntima transformación de los auténticos valores culturales mediante su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en las diversas culturas".

31 118- Tanta trascendencia tiene la inculturación del Evangelio y la evangelización de la cultura que la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, junto con su Departamento de Catequesis (DECAT), decidió dedicar la II Semana latinoamericana de catequesis a la inculturación de la catequesis. 119- Las conclusiones de esta II Semana latinoaméricana de catequesis se adoptan como propias. Se desea que sus contenidos y criterios sean la guía "hacia una catequesis inculturada". 120- Por tanto, se establece que las conclusiones de la 11 Semana latinoamericana de catequesis sean estudiadas con detenimiento por todos los catequistas, y que sirvan de criterios básicos orientadores para lograr una catequesis inculturada en los tiempos actuales. 121- La primera catequesis realizada en América, junto con otros recursos pastorales de esa época, dejó inculturadas en la religiosidad popular verdades de fe tan importantes como la adoración, el respeto a Dios sobre todas las cosas, el amor y la devoción a la Eucaristía, a la Virgen, al Papa; la necesidad del Bautismo, la celebración de la Navidad, la Cuaresma, etc. Todas ellas siguen firmemente enraizadas y conservan su fuerza de convocación. Sin embargo, como ya se ha dicho, no se logró inculturar, en términos generales, el Matrimonio por la iglesia, la moral social, ni tampoco la necesidad de la comunión frecuente, aunque se han dado pasos de avance, por ejemplo, en la celebración de la Pascua y otros. 122- A la religiosidad popular se debe acudir como primera fuente para descubrir en ella los valores evangélicos allí presentes y las expresiones en las que se encarnaron: cantos, gestos, imágenes, fiestas, novenas, peregrinaciones, procesiones, velatorios, novenarios por los difuntos y otros. Todas estas expresiones siguen siendo válidas porque responden a categorías antropológicas muy profundas en el ser humano, de las cuales no se puede prescindir. Pero, también, pueden suscitar "nuevas expresiones" que recojan los mismos contenidos antropológicos y cristianos: caminata� de reflexión, como las peregrinaciones y las procesiones (símbolo de la existencia humana y cristiana ); vigilias de oración, como las vigilias litúrgicas, los velorios (símbolo de la lucha y de la victoria de la luz y de la gracia, sobre la noche y el pecado) y otras expresiones. Todas ellas son signos de la vida comunitaria y del pueblo de Dios y pueden ser aprovechadas para la evangelización y catequesis (cfr. DP 454).

32 123- Hay que incluir en el plan de formación de los catequistas cursos impartidos con seriedad y competencia, pero con gran cariño y aprecio, sobre la religiosidad popular dominicana, sus aspectos positivos y negativos; ,y sobre la cultura dominicana, sus valores y antivalores, como requisito necesário para realizar en nuestro medio una inculturación de la fe creativa y profunda. 124- La inculturación del Evangelio presenta a la Iglesia y a la catequesis un desafío gigantesco, pero entusiasmante (cfr. DSD 230). Se ha de emprender esta tarea con el mismo ardor con que la efectuaron nuestros primeros evangelizadores, los cuales encontraron los métodos y expresiones para encarnar la fe en las culturas con las cuales se encontraron. No es un trabajo fácil, pero es un trabajo necesario de la catequesis en las próximas décadas.

15.

ESTRUCTURAS CATEQUÍSTICAS

125- "La organización de la catequesis es algo fundamental para su mismo crecimiento" (LC 194). "Siendo la Iglesia un organismo jerárquico, la organización catequística debe seguir la misma estructuración jerárquica de la Iglesia" (LC 197). Por tanto, "conviene que una organización catequística tenga sus organismos directivos, menos institucionales y más pastorales, para que sean más flexibles y respondan mejor a su función de servicio al Pueblo de Dios" (LC 197). 15.1. NIVEL NACIONAL 126- La comisión nacional de catequesis (CONACA) es el órgano de la Conferencia Episcopal. Está formada por el obispo presidente de la comisión nacional de catequesis, un secretario ejecutivo y los coordinadores diocesanos de catequesis. La oficina nacional de catequesis es el organismo ejecutivo permanente. 127- Son tareas de la comisión nacional de catequesis: a)

responder a las necesidades catequísticas nacionales e iniciativas que exceden el alcance de cada diócesis: reuniones, cursos, talleres, a nivel nacional;

33 b) c)

prestar servicios a las diócesis que lo soliciten y coordinar y animar las actividades de las diócesis y vincularse con otros organismos nacionales e internacionales.

128- Este organismo ha de tener los equipos de trabajo que se juzguen necesarios para cumplir con su misión a nivel nacional. En especial debe contar con: a) Equipo de planificación y proyección global, cuyo objetivo será estudiar la situación de la catequesis en el país, elaborar criterios comunes, trazar líneas generales de acción... b) Equipo de formación, cuya finalidad será preparar materiales y cursos para la formación de los catequistas, salvando siempre el derecho de la Conferencia del Episcopado Dominicano sobre la previa aprobación y el de la Santa Sede, en el mismo sentido, para los catecismos nacionales y los Directorios o textos de orientaciones generales establecidos o emanados bajo la autoridad de la Conferencia (cfr. DGC 282).

15.2. NIVEL DIOCESANO

129- La comisión diocesana de catequesis es el instrumento de que se vale el obispo para promover, dirigir y coordinar las actividades catequísticas de la diócesis. Su estructura y composición dependen de la situación de la diócesis. Ha de estar en coordinación estrecha con los otros organismos de pastoral y con el consejo diocesano de pastoral. 130- Son tareas de la comisión diocesana de catequesis: a) b) c) d)

realizar las tareas de servicio que excedan el ámbito parroquial: planificación, reuniones, cursos, talleres, día del catequista y otras; prestar servicios a las parroquias para promover y animar el trabajo catequístico; coordinar los trabajos con las comisiones parroquiales de catequesis; velar por la formación permanente de los catequistas a todos los niveles.

34 15.3. NIVEL PARROQUIAL

131- Es necesario que en cada parroquia ,exista una comisión parroquial de catequesis, qt:Je preside normalmente el párroco o su delegado. 132- Esta comisión, en sus reuniones periódicas, evalúa y prepara los programas parroquiales de catequesis y las actividades de formación de catequistas.

15.4. NIVEL DE SECTORES Y COMUNIDADES

133- En cada sector y comunidad debe garantizarse el ministerio de la catequesis en coordinación con la comisión parroquial de catequesis y el consejo comunitario de pastoral.

16.

CATEQUESIS Y NUEVAS ESTRUCTURAS

134- La cuarta urgencia de nuestro II Plan Nacional de Pastoral manifiesta la necesidad de una organización de la pastoral, a todos los niveles y en todas las áreas de la vida eclesial, que garantice el anuncio del Evangelio a todos: personas, comunidades y ambientes, que integre al trabajo evangelizador los carismas y ministerios de la Iglesia (cfr. Conferencia del Episcopado Dominicano, 11 Plan Nacional de Pastoral, 100, del año 1994 ). 135- La urgencia de una organización, como la arriba descrita, se aplic� a la catequesis, no de manera coyuntural sino permanente. 136- Hasta la fecha, las estructuras catequéticas respondieron muy bien a una organización rural y a la cultura que le era propia, antes de la multiplicación de

35 los diferentes movimientos eclesiales, grupos, pequeñas comunidades, centros educativos, la catequesis familiar organizada, el establecimiento de la comunidad eclesial de nivel básico y el desarrollo de la cultura urbana. 137- Siguen siendo válidas las formas de organización hasta ahora conocidas, pero actualmente se necesita buscar nuevas expresiones organizativas. 138- Los párrocos, con sus comisiones parroquiales, y las comisiones diocesanas de catequesis en un diálogo e intercambio fructífero han de dinamizar y contar con las viejas y nuevas formas de vida eclesial, que el Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia de Jesucristo. Han de ser abiertos y emprendedores, para garantizar la catequesis a todos: personas, comunidades, ambientes y llamar, como un servicio propio de la autoridad que les ha sido conferida por sus respectivos obispos, a que se integren al trabajo catequístico todos los que puedan, no importando el carisma, movimiento, grupo o comunidad al que pertenezcan. 139- Los obispos, motivados por el compromiso asumido colegialmente en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, propiciamos como nueva expresión organizativa: la sectorización, la pastoral y la catequesis de las familias, y de las personas que viven en edificios, mediante la acción de laicos comprometidos que vivan en ellos (cfr. OSO 259).

17.

CATEQUESIS Y CATEQUISTAS

140- El catequista, servidor de la Palabra de Dios y fiel a ella (cfr. DGC 235), portavoz de Cristo Maestro (cfr. CT 6), instrumento del Espíritu Santo e intérprete de la Iglesia ante los catecúmenos (cfr. DGC 236), está en primera línea entre los laicos que se hacen evangelizadores (cfr. RM 73). Así, "aunque ha habido un incremento de los servicios eclesiales y extraeclesiales, el ministerio de los catequistas continúa siendo siempre necesario y tiene unas características peculiares: los catequistas son agentes especializados, testigos directos, evangelizadores insustituibles, que representan la fuerza básica de las comunidades... " (RM 73).

36 141- Se deben crear estructuras y elaborar subsidios para comunicar la fe, pero lo más importante es el catequista mismo: El papel del catequista es mucho más importante que el de los textos y otros instrumentos de trabajo (cfr. AG 17; también DGC 156). Su persona y su testimonio son decisivos para que la catequesis sea eficaz. Si falta este testimonio, se pone a los oyentes un obs­ táculo para que acepten la Palabra de Dios (cfr. DGC 234). 142- Todos en la Iglesia han de valorar, apreciar y agradecer el don inestimable que Dios hace a nuestras comunidades en las personas de los catequistas, su servicio y su vocación y misión específicas. 143- Los mismos catequistas han de ser los primeros en estimar su propia vocación y misión. Esta autoestima es necesaria para ejercer el ministerio con entusiasmo y alegría. Más aún, tiene una gran importancia para las demás vocaciones en la Iglesia y en particular para las vocaciones sacerdotales. "Cuanto más profundicen en el sentido de su propia vocación y misión en la Iglesia, tanto más podrán reconocer el valor y el carácter insustituible de la vocación y misión sacerdotal" (PDV 41). De ahí también que la promoción directa y valiente de todas las vocaciones eclesiales, de la propia y de la sacerdotal, forma parte necesaria de la catequesis (cfr. PDV 39). 144- La misión que el catequista está llamado a desempeñar requiere de él, aparte de la instrucción teológica-doctrinal, antropológica y metodológica, una intensa formación y vida sacramental y espiritual, la familiaridad con la oración, una profunda admiración por la grandeza del mensaje cristiano y por su capacidad por transformar la vida. Pero requiere al mismo tiempo un afectivo deseo de caridad, de humildad y de prudencia que permita al Espíritu Santo cumplir en los catequizandos su obra fecunda (cfr. DGC 238-245). 145- Los pastores, obispos y presbíteros, han de asumir la formación teológica, científica, metodológica y espiritual de los catequistas como tarea de máxima importancia (cfr. DGC 223 y 225). 146- En la tarea de formar y acompañar a los catequistas, como en otras muchas, se destaca y valora el trabajo eficaz y desinteresado, hecho en los últimos treinta años por las comisiones parroquiales de catequesis, los centros de formación de catequistas en difere.ntes niveles, las comisiones diocesanas de catequesis y la comisión nacional de catequesis (CONACA). Reconocemos y agradecemos el importante aporte de tantos hombres y mujeres de fe que han dado su tiempo y sus mejores energías sirviendo a la catequesis en favor de la Iglesia de República Dominicana.

37 147- El 11 Congreso nacional de catequesis, celebrado el 26-28 de octubre de 1989, marcó pautas de impulso a la catequesis y a los catequistas, mostró la vitalidad de la catequesis, y uno de sus frutos más inmediatos ha sido la creación de la oficina nacional de catequesis. 148- La comisión nacional de catequesis (CONACA) y las comIs1ones diocesanas asuman los compromisos nacionales y diocesanos del 11 Congreso Nacional de Catequesis, para hacer una evaluación de los mismos y actualizar los que aún no se han cumplido. 149- De manera especial, la Oficina Nacional de Catequesis, dentro de los compromisos asumidos en dicho II Congreso de Catequesis, dé pasos para la creación y operatividad de un centro nacional suplidor de subsidios y materiales catequéticos. Es un servicio imprescindible, ansiado y esperado por los catequistas. 150- Hay que potenciar en las diócesis la celebración del Día del catequista 1 11

1•

151- Es conveniente, también, que las parroquias tengan su Día de la catequesis11 11



152- Se deben propiciar encuentros periódicos de catequistas a nivel nacional coordinados a través de la comisión nacional de catequesis (CONACA). 153- Igualmente, la comisión nacional de catequesis debe formar parte, mediante un representante, de la comisión nacional de pastoral vocacional. Lo mismo han de hacer las comisiones diocesanas y parroquiales en sus respectivos niveles.

18.

BENDICIÓN Y MISIÓN DE LOS CATEQUISTAS

154- Con el fin de destacar y celebrar el invaluable servicio de los catequistas en los diferentes niveles de la comunidad eclesial, es conveniente bendecir en las parroquias a las personas destinadas a impartir la catequesis, de acuerdo con el rito del bendicional de la Iglesia católica (cfr. Bendicional 365-381).

38

155- Al establecer esta práctica pastoral de manera sistemática, se pretende que los catequistas, al comenzar su misión, reciban un envío y una palabra de estímulo, reconocimiento y bendición de parte de Dios mediante la Iglesia,, Una celebración litúrgica, particularmente la que está unida a la Eucaristí'a, es siempre confortante y comprometedora. 156- En el rito de bendición de los catequistas, la homilía del obispo, del sacerdote delegado o del párroco, debe ser una ocasión propicia para valorar el ministerio de la catequesis en la Iglesia y para llamar a otros cristianos a un compromiso semejante. 157- En esta celebración, es muy conveniente utilizar símbolos apropiados (imposición de crucifijo, entrega de la Biblia, compromiso solemne ante la comunidad, etc.) que subrayen la importancia del servicio del catequista y su vinculación con la comunidad cristiana. 158- Deben ser bendecidos, mediante este rito, todos los que imparten la catequesis, laicos o miembros de vida consagrada, y son reconocidos como tales por la comunidad: comunidades eclesiales de nivel básico y otras ::isociaciones y grupos de las parroquias, de los centros educativos, etc.

19.

MARÍA Y LA CATEQUESIS

159- Nuestra mirada ha de volverse, necesariamente, hacia Aquella que ºinvocamos como Estrella de la Primera y Nueva Evangelización" (DSD 15) y llamamos, con toda verdad, educadora de la fe en América Latina, "un catecismo viviente" y "madre y modelo de los catequistas" {CT 73), María, la madre de Jesús y su primera y más perfecta discípula (cfr. CT 73). 160- El pueblo dominicano se ha caracterizado por una ardiente devoción a la Altagracia y a las Mercedes, cuyos santuarios han sido auténticos lugares de evangelización y de transmisión de la fe. La religiosidad popular, que gira en torno a ellos, ha sido también vehículo para transmitir contenidos de fe. Ambas imágenes son catecismos para que los dominicanos puedan aprender, igual­ mente, las primeras lecciones de su fe.

39 161- Las pinturas, dentro de la gran tradición cristiana, tienen no solamente un valor cultural sino didáctico: son útiles para letrados y analfabetos, para que "mirándolas puedan leer al menos en ellas lo que no son capaces de leer en los libros" (cfr. "Carta de San Gregorio Magno (590-604), al Obispo Serenó de Marsella" citada por el Papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica "Duodecímum Saeculum", al cumplirse el XII Centenario del II Concilio de Nicea, 8). "Lo que el relato histórico enseña por el oído, eso mismo muestra la pintura con una representación sin palabra" (San Basilio (330-379), citado por el Papa Adriano 1 (772-795) en su "Carta a los Emperadores Bizantinos Constantino e Irene" (879)). 162- Desde hace quinientos años, María acompaña la evangelización y la catequesis en República Dominicana. En la devoción y en las imágenes de la Altagracia y las Mercedes este acompañamiento alcanza unos acentos evangelizadores y catequísticos muy propios e inigualables. 163- En esta hora de urgencias pastorales en que se clama por una catequesis nueva en su "ardor, métodos y expresiones", se encomiendan a la intercesión de la Virgen madre, la catequesis y los catequistas dominicanos. 164- Queremos repetir una y otra vez con la simplicidad de los hijos creyentes esta jaculatoria: María, catecismo viviente, madre y modelo de catequistas, ruega por nosotros. Exhortamos a que esta oración se promueva con fervor, en cada reunión o actividad de catequistas.

20.

CONCLUSIÓN

165- Apoyados en la orientación precisa del Sucesor de Pedro y junto con él, los Obispos de la República Dominicana asumimos el compromiso de dar a la catequesis, dentro de los proyectos pastorales de la Iglesia, el lugar absolutamente prioritario y primordial que le corresponde "por encima de otras iniciativas cuyos resultados podrían ser más espectaculares" (CT 15). 166- Toda la Iglesia de la República Dominicana ha de sentirse llamada a "consagrar a la catequesis sus mejores recursos en hombres y en energías, sin ahorrar esfuerzos, fatigas y medios materiales, para organizarla mejor y formar

40

personal capacitado" (CT 15). En actitud de fe y fidelidad a Dios, estamos seguros de que la Iglesia encontrará en la catequesis una consolidación de su vida interna como comunidad de creyentes y de su actividad externa misionera (cfr. CT 15).

41

(2) LOS SACRAMENTOS

42

LOS SACRAMENTOS

INTRODUCCIÓN GENERAL

167- Los siete Sacramentos (Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de íos enfermos, Orden y Matrimonio) son signos eficaces de la gracia instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, por los cuales nos es dispensada la vida divina. Ellos " ...están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva , a dar culto a Dios; pero, en cuanto signos, tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y cosas; por esto se llaman sacramentos de la fe" (SC 59). 168- La vida divina, pues, o vida en el Espíritu, que fuera del sacramento se recibe y vive normalmente como algo connatural, se convierte en el Sacramento y por el Sacramento en un momento especial, en orden a intensificar la fe personal y comunitaria y a intensificar té,lmbién la acción salvífica del Espíritu Santo. Los siete sacramentos responden a siete momentos especiales en los que la persona se define, se expresa o se compromete más radicalmente. 169- El Señor -Cristo resucitado y glorioso- realiza su obra salvífica por medio del Espíritu Santo invisiblemente, y por medio de los Sacramentos de modo visible y simbólico, pero lo que hace la Iglesia visiblemente y el Espíritu Santo invisiblemente es una misma cosa.

43 170 - Toda la acción litúrgica y sacramental es acción de Cristo (cfr, CATIC 1084-1090) por el Espíritu (cfr. CATIC 1091-1109), siendo sin embargo, el Padre la fuente y el fin de toda ella, lugar donde le bendecimos y él nos bendice (cfr. CATIC 1077-1083). Así cada celebración de los sacramentos es obra de la Santísima Trinidad. 171- Al instituir Cristo los sacramentos por mandato del Padre, son llamados con toda verdad "los Sacramentos de Cristo"(cfr. CATIC 1114-1116); al existir por la Iglesia y para la Iglesia son, con toda razón, "los Sacramentos de la lglesia"(cfr. CATIC 1117-1121); son ellos, igualmente, "los Sacramentos de la fe" (cfr. CATIC 1122-1126), "los Sacramentos de la salvación" (cfr. CATIC 1127-1129) y "los Sacramentos de la vida eterna" (cfr. CATIC 1130). Son ellos, principalmente, el anuncio y la celebración actualizada, "memorial"; del misterio pascual de Cristo en su Iglesia, Cuerpo y prolongación suya en el tiempo y en la eternidad, a fin de que los fieles vivan de él y den testimonio del mismo en el mundo (cfr. CATIC 1068). 172- Sin una referencia clara y explícita al "misterio de Cristo y su misterio pascual", al "misterio de la Iglesia" y al "memorial del misterio presente en cada sacramento", no se entiende "el misterio de la vida cristiana" ni se descubre su profundidad. 173- Los siete sacramentos corresponden, en la pedagogía de Dios, a todas las etapas y todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento, crecimiento y sustento (sacramentos de iniciación), curación (sacramentos de curación) y misión a la vida de fe de los cristianos (sacramentos al servicio de la comunidad). Hay aquí cierta semejanza y analogía entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida espiritual (cfr. CATIC 1210-1211; también, Pablo VI, Constitución apostólica, "Divinae Consortium Naturae", sobre el Sacramento de la confirmación). 174- Así, toda la vida del cristiano se fundamenta en los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía ( cfr. CATIC 1212). Por ellps, los hombres "libres del poder de las tinieblas, muertos, sepultados y resucitados con Cristo, reciben el Espíritu de los hijos de adopción y celebran . con todo el Pueblo de Dios el memorial de la muerte y resurrección del Señor'' (AG 14; cfr. OBP, Praenotanda generalia 1). Estos tres sacramentos se ordenan entre sí para llevar a su completo desarrollo a los fieles cristianos, que "ejercen la misión de todo el pueblo cristiano en la iglesia y en el mundo" (LG 28; cfr. también, OBP, Praenotanda generalia 3 y CATIC 1229-1233).

44

. El Bautismo es el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos, nos hace nuevas criaturas en Cristo; significa y realiza el nacimiento del agua y del Espíritu; nos hace hijos de la luz y luz del mundo (cfr. CATIC 1213 -1216; también OBP, Praenotanda generalia 2). .

. La Confirmación es la plenitud de la gracia bautismal. Radicaliza la filiación divina, nos une más firmemente a Cristo, intensifica en nosotros la acción del Espíritu Santo y nos capacita para extender y defender la fe y el Reino de Cristo con la palabra y la vida (cfr. CATIC 1285; también OBP, Praenotanda generalia 2). . La Eucaristía, "fuente y cima de toda la vida cristiana", culmina la iniciación. La Eucaristía nos identifica con Cristo, nos sostiene y fortalece a lo largo de nuestra peregrinación, nos hace anhelar la vida eterna y nos une ya a la Iglesia triunfante, compendio y resumen de nuestra fe (cfr. CATIC 1322-1327; también OBP, Praenotanda generalia 2). 175- El sacramento de la Penitencia o Reconciliación con �I de la Unción de los enfermos forma el grupo de los sacramentos de curación (cfr. CATIC 1420 -1421). . El de la Penitencia o Reconciliación, llamado también "sacramento de la conversión", de "la confesión" y del "perdón", concede el perdón de los pecados cometidos después del Bautismo (cfr. CATIC 1423-1424 y 1486). "Está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del Sacerdote. Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al Sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia" (CATIC 1491 ). Los efectos espirituales de este sacramento son: la reconciliación con Dios, por la que el penitente recupera la gracia; la reconciliación con la Iglesia; la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales y de las penas temporales, al menos, en parte, consecuencia del pecado; el consuelo espiritual; y el aumento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano (cfr. CATIC 1496). . El sacramento de la Unción de tos enfermos tiene por fin conferir influjo divino especial para que el cristiano, que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad o de vejez, pueda enfrentarlas con fortaleza y esperanza (cfr. CATIC 1527). Sus efectos son: adhesión del

45

enfermo a la Pasión de Cristo para su bien y el de toda la Iglesia; consuelo, paz y fortaleza en los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez; el perdón de sus pecados si el enfermo no ha podido conseguirlo por el Sacramento de la penitencia; el restablecimiento de la salud corporal, si le conviene a su salud espiritual; y la preparación para el paso a la vida eterna (cfr. CATIC 1532). 176- Existen otros dos Sacramentos: el de Orden y el de Matrimonio, que han sido llamados "de servicio a la comunidad". Contribuyen a la santificación personal. Esta la consiguen a través del servicio a los demás. Los que ya habían sido consagrados por el Bautismo y la Confirmación para el sacerdocio común reciben ahora consagraciones particulares. Los que reciben el Sacramento del Orden para ser pastores de la Iglesia y los que reciben el del Matrimonio para cumplir con los deberes y dignidad del estado abrazado (cfr. CATIC 1533-1535) . . El Sacramento del Orden es llamado con toda razón, el "Sacramento del ministerio apostólico", porque da continuidad en la Iglesia a la misión confiada por Cristo a sus apóstoles (cfr. CATIC 1536). Desde los inicios de la Iglesia el ministerio ordenado o apostólico fue conferido y ejercido en tres grados: obispos, presbíteros y diáconos. Son insustituíbles en la estructura orgánica de la Iglesia y sin ellos no se puede hablar de Iglesia (cfr. CATIC 1593). (a)

Los obispos reciben la plenitud del Sacramento del Orden y se tornan sacramento, signo eficaz de Cristo cabeza del Cuerpo Místico. Participan de la responsabilidad apostólica y misión de toda la Iglesia bajo el Romano Pontífice, Sucesor de Pedro (cfr. CATIC 1594).

(b)

Los presbíteros dependen de los obispos en el ejercicio de sus funciones pastorales. Forman en torno al obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular (cfr. CATIC 1595).

(c)

Los diáconos son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia (cfr. CATIC 1596).

Entre bautizados, el Matrimonio ha sido elevado por Cristo a la dignidad de Sacramento. En cuanto sacramento es signo de la unión de

46 Cristo con la Iglesia. La gracia del sacramento perfecciona el amor de los esposos, resalta su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna. La unidad, la indisolubilidad y la apertura a la fecundidad son esenciales al matrimonio para que haya sacramento (cfr. CATIC 1659-1666). 177- Los sacramentos "confieren ciertamente la gracia, pero �ta,:nbién su celebración prepara perfectamente a los fieles para recibir con fruto la misma gracia, rendir culto a Dios y practicar la caridad" ( SC 59).

47

SACRAMENTO DEL BAUTISMO

1. INTRODUCCIÓN 2.

BAUTISMO DE NIÑOS (menores de 7 años o infantes) 2.1. 2.2. 2.3. 2.4. 2.5. 2.6. 2.7.

IMPORTANCIA DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS PETICIÓN DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS LOS PADRES DEL NIÑO LOS PADRINOS DEL NIÑO LA PREPARACIÓN LA CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO LA PRUEBA Y ANOTACIÓN DEL BAUTISMO

3. BAUTISMO DE ADULTOS 3.1. 3.2. 3.3. 3.4.

IMPORTANCIA DEL BAUTISMO DE ADULTOS Y DEL CATECUMENADO EL BAUTISMO DE ADULTOS Y LA PARROQUIA LOS PADRINOS DEL ADULTO LA PRUEBA Y LA ANOTACIÓN DEL BAUTISMO

48

SACRAMENTO DEL BAUTISMO

1. INTRODUCCIÓN

178- "El Bautismo, puerta de los sacramentos, cuya recepción de hecho o al menos de deseo es necesaria para la salvación, por el cual los hombres son liberados de los pecados, reengendrados como hijos de Dios e incorporados a la Iglesia, quedando configurados con Cristo por el carácter indeleble, se confiere válidamente sólo mediante la ablución con agua verdadera acompañada de la debida forma verbal" (CIC c. 849). 179- La dignidad del Bautismo y toda su riqueza teológica debe ser ponderada y proclamada continuamente en la vida del cristiano y de la Iglesia. En efecto, al ser entrada a la Vida y al Reino, primer sacramento de la nueva ley propuesta por Cristo, sello indeleble que vincula a todos los marcados por él, baño de regeneración por el agua en la palabra de vida, participación de la naturaleza divina, consagración a la Santísima Trinidad e inicio de la comunión con Ella, el bautismo merece el sumo respeto de todos los cristianos y hace que no esté permitida su repetición en ningún caso, incluso cuando se ha celebrado válidamente por hermanos separados (cfr. OBP, Praenotanda generalia 3,4 y 5; cfr. también CATIC 1217-1228, 1262-1274). 180- El Bautismo encuentra toda su fuerza en la Pascua del Señor Jesús, en su muerte y resurrección. En efecto, los bautizados, que "han unido su existencia con la de Cristo en una muerte como la suya y han sido sepultados en El en la muerte" (Rom. 6, 4-5), "son también justamente con Él vivificados y resucitados" (Ef. 2,6). Así, el Sacramento del bautismo actualiza el Misterio Pascual y hacepasar a los hombres de la muerte del pecado a la vida. "Por tanto, en su celebración debe brillar la alegría de la resurrección,

49 principalmente cuando tiene lugar en la Vigilia Pascual o en domingo" (OBP, Praenotanda generalia 6; cfr. también CATIC 1225 y 1227). 181- Dadas la dignidad del Bautismo y su importancia para toda la vida cristiana, la preparación para el mismo y la formación cristiana qué debe seguirle son también de suma importancia. Es una tarea que incumbe muy seriamente a todo el Pueblo de Dios, es decir, a la Iglesia, qu� transmite, comunica y alimenta la fe recibida de los Apóstoles (cfr. OBP, Praenotanda generalia 7). 182- El sentido, la gracia y las riquezas, que este sacramento contiene y realiza en cada nuevo bautizado, aparecen claramente en los ritos de su celebración, en los gestos y palabras de la misma. Hay toda una mistagogia en la liturgia del bautismo (cfr. CATIC 1234-1245).

2. BAUTISMO DE NIÑOS (menores dé 7 años o infantes) 183- "Con el nombre de "niños" o "infantes" se entiende aquellos que todavía no han llegado al uso de la razón y, por ello, no pueden profesar una fe propia" (OBP, Praenotanda 1).

2.1. IMPORTANCIA DEL BAUTISMO DE LOS NIÑOS

184- Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, también los niños necesitan el Bautismo (cfr. CATIC 1250). "Desde los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una gracia y un d