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RESEÑA BIOGRAFICA Por: Magdalena Gallegos de Donoso 1913 Nace en Quito. Hijo del coronel Carlos Andrade, activo partici

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RESEÑA BIOGRAFICA Por: Magdalena Gallegos de Donoso

1913 Nace en Quito. Hijo del coronel Carlos Andrade, activo participante en las luchas liberales y de la señora María Moscoso de Andrade hija de la poetisa Mercedes González de Moscoso. Miembro de una numerosa familia, compartió con sus hermanos sus primeras inquietudes artísticas. Recordando su infancia Andrade expresa: “Pienso que el proceso de mi formación se inicio en la casa paterna, el momento que tuve conciencia de la reciedumbre de mis padres y hermanos. Nací en 1913, después de fechas aciagas, en las que se ensombrecieron las esperanzas de mejores días para la patria y se asestaron duros golpes a quienes intentaban hacerlas realidad. Mi padre sufrió, desde entonces, persecución, acosamiento y desventura, pero jamás renuncio a su derecho de protestar por el rompimiento de los principios de la revolución liberal, en la que intervino con particular valentía y decisión. Mi juventud estuvo sujeta a los escasos recursos del hogar y a penalidades frecuentes y profundas. Crecí oyendo voces angustiadas y esas otras voces agresivas, lacerantes y admonitivas que cerraron muchos pasos con hostilidad evidente. Recuerdo a mi madre, cociendo y tejiendo incansablemente para hacernos vivir. Ella, sin embargo, nunca perdió el valor para luchar, y se mantuvo alerta para percibir a sus hijos y darnos ánimo. En casa faltaba pan a menudo, pero había libros, muchos libros y comunicación constante con mi padre y los viejos tíos, rebeldes legendarios. Yo opte temprano por el camino del arte. Me sentía feliz haciendo mis propios juguetes de miga de pan, de papel y de carrizo”. (Entrevista con el Grupo Experimental de Arte, Jaime Andrade. Obra escultórica y Grafica. Quito, XI, 1.977).

1919-24 Realiza sus estudios primarios en la Escuela Espejo, en donde recibe el estimo para dedicarse al arte, así recuerda: “En la Escuela Espejo, donde estudié, había un profesor que era alumno de la Escuela de Bellas Artes que percibió esa inclinación mía y me dijo: “Tu tienes que ir a la Escuela de Bellas Artes”. Además mi madre era inspectora de esta Escuela. Y allá fui. Me puse en contacto con el profesor Cassadío que era un ser humano de un corazón muy grande, muy generoso, muy amplio. Y me hice amigo de él. Y comenzó un proceso largo… largo…”. (Febres Cordero, Francisco. Diario el Tiempo, Quito, IV, 1.980).

1925 Inicia sus estudios en la Escuela de Bellas Artes en Quito, siendo alumno del maestro italiano Luigui Cassadío y del gran pintor ecuatoriano Pedro León Donoso.

1931 Participa en la exposición de trabajos finales de estudiantes de Bellas Artes, donde se destacó; se presentó el conjunto escultórico de LAS TRES MUJERES AL PIE DE LA CRUZ, obra de Jaime Andrade, Jorge Quiroga y Atahualpa Carcelén. “Han obtenido verdadero triunfo los jóvenes artistas. Acertaron en la composición sugerente y armoniosa; y dentro de las admirables proporciones del conjunto, cada uno supo imprimir la huella sutil y la característica diferencial del propio temperamento. Tres mujeres dolientes en expresión suprema de amargura. ….. Es en verdad como un trío de lamentaciones, que, en un solo acorde, está en la actitud desmayada, en el gesto doloroso, en la contracción angustiada”. (Diario El Día, Quito, 20, VII, 1.931).

1932 Concluye sus estudios en la Escuela de Bellas Artes, obteniendo el título de Escultor. Participa en la exposición final del curso con un alto relieve titulado EL ESFUERZO, sobre el cual Zoila Ugarte de Landívar, escribía: “Andrade presenta otro aspecto de la dominación feudal, en la Sierra. La marcha de los indios, agobiados por el peso de las turbinas y de la maquinaria… y sin embargo enhiestos, rudos y elásticos, seguidos por sus mujeres fecundas, silenciosas y fantasmales…. Jaime Andrade Moscoso, …. Heredó de sus antepasados la pasión por lo bello, la figura de percepción estética, que en él se desarrolla en la gracia nerviosa, en la delicadeza táctil con que modela las figuras que anima”. (Ugarte de Landívar, Zoila. Quito, 1932).

Recordando las reglas rígidas impuestas en la Escuela de Bellas Artes y sus siete años de estudio, Jaime Andrade comenta: “Al estudiante de Arte se le entrenaba para perfeccionar su habilidad pero no para estimular su espontaneidad, su creatividad. Pero ella mi obra artística que es extensa a través del tiempo, ha sido una lucha permanente por librarme de los absurdos conceptos académicos”. (Villaroel, Fernando. Diario Ultimas Noticias. Quito, 17, V, 1.976). Y en otra ocasión completa: “Yo, como muchos otros, sufrí las consecuencias de la rigidez del camino académico. Después tuve que rechazar cosas que habían permanecido como piedras en mi subconsciente. He tenido que eliminar mucho”. (Febres Cordero, Francisco, Diario El Tiempo, Quito, IV, 1.980). 1933 Luego de la muerte de Cassadío, sucede al maestro en el profesorado de Escultura, cargo que obtuvo por concurso y en el que permaneció hasta 1951.

1935 Obtiene el Tercer Premio en el Concurso para el Monumento al Bombero, en la ciudad de Guayaquil. Participa en la Exposición nacional de Bellas Artes auspiciada por el M. I. Consejo Municipal del Cantón Guayaquil.

1940 Ejecuta en cemento una serie de retratos de gran fuerza expresiva: Carlos Andrade (Kanela), Guillermo Latorre, Sergio Guarderas y Pedro León. Gana el Primer Premio “Mariano Aguilera” del M. I. Municipio de Quito, con la obra CABEZA DE PIEDRA y el Primer Premio “Ministerio de Bellas Artes” por LLACTA MAMA.

1941 Con una beca para estudiar arte en la sala New School for social Research se traslada a Nueva York, en donde es discípulo de Camilo Egas en Dibujo, Composición y Mural y del maestro español José de Creft en Escultura. Antes de su viaje la prensa había comentado: “Jaime Andrade debería ir al exterior porque su juventud inteligente y laboriosa necesita más anchos horizontes, para dar de sí los más sazonados frutos”. (Quito, 1.940)

1942 Su obra es galardonada con el Premio Adquisición en el Concurso conocido como “Escultura del Hemisferio Occidental”, en Nueva York.

1943 Participa en la Exposición “Universidad Javeriana” de Bogotá. El Embajador ecuatoriano Gustavo Santos, gratamente impresionado por la obra de Andrade y de Diógenes Paredes financia personalmente un premio especial a estos dos artistas.

1945 Primer Premio de Escultura en el Primer Salón de Artes Prácticas, organizado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Es designado Miembro Correspondiente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en la Sección de Literatura y Bellas Artes.

1948 Contrae matrimonio con Elsa Heymann. “Es bueno decir, por ejemplo, que el feliz encuentro con Elsa, mi mujer, y después con mis hijos, determinó un nuevo y rico capítulo de mi vida, que se renueva ahora con los nietos, que siguen, curiosos, los pasos del abuelo”. (Entrevista con el Grupo Experimental de Arte, Jaime Andrade, Obra escultórica y gráfica. Quito, XI, 1.977).)

Obtiene el Primer Premio en el Concurso para un mural en piedra en el Edificio del Pabellón administrativo de la Universidad Central del Ecuador. Su ejecución duró hasta 1954 habiendo contado como único ayudante al escultor Ramón Pillajo Tumipamba, graduado en la Escuela de bellas Artes. Al concluir la obra, la prensa comentaba;

“De acuerdo con las Bases del Concurso, el Tema llevado a cabo por Jaime Andrade constituye una síntesis de la Historia de la Humanidad, cuyo desarrollo corresponde al gran panel central, teniendo como base o punto de partida una fuente de líneas sencillas y sobrias, y como límite absoluto el sol, de concepción justa y exacta, la Humanidad emprende su eterna marcha, gradual y progresiva, a través de figuras majestuosas y solemnes, ricas en símbolos históricos y humanos. Pero la Historia de la Humanidad es, en esencia y síntesis, producto de dos factores en pugna. Y por eso, Jaime Andrade ha representado, en los paneles laterales, a la ignorancia, la tiranía, el fanatismo…. en el de la derecha; y en el de la izquierda, el avance de las fuerzas positivas de la Humanidad, en tránsito irrefrenable del espíritu humano desde la niñez hasta la madurez,. Los tres paneles, pues, nos brindan una idea admirablemente lograda en la piedra, en lo que es el primer trabajo artístico realizado en el Ecuador con un sentido tan profundo y amplio de la Humanidad y de la Historia”. (Diario el Comercio, Quito, 1.954). 1952

Es designado Profesor de Dibujo y Modelado de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Central del Ecuador. Para ese entonces, había ejecutado esculturas en piedra y madera, que representan al personaje ecuatoriano de distintas parcialidades, lleno de fuerza y calidez humana, como LA PARVA (1942), LA MOTERA (1946), DANZANTES (1948 y 1949), NEGRITA (1951).

Participa en la exposición organizada por la Escuela de Bellas Artes en honor de la Universidad Central. “Jaime Andrade Moscoso… se ha colocado a la cabeza del movimiento escultórico ecuatoriano, siguiendo la trayectoria ascendente, lógica y rectilínea propia de los maestros verdaderos…. Jaime Andrade inicia su obra en la misma época en la cual los pintores ecuatorianos realizan su movimiento orgánico y homogéneo de generación…. La obra de este escultor va directamente a la talla directa en la madera, la piedra, y el mármol. Su estilística sujeta a la proporción de una moderno humanismo concorde con su temperamento y con su época, más un acento y una línea extraídos de lo indígena americano, enfoca desde la obra más pequeña y fina por su tamaño, hasta la obra de grandes dimensiones”. (Paredes, Diógenes. Diario El Comercio, 28, XII, 1.952).

1954-56 Desempeña el cargo de Director del Departamento de Arte en The St. Louis Contry Day School, en St. Louis, Estados Unidos.

Regresa al país como Profesor Principal de Dibujo y Escultura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central del Ecuador. Inicia el trabajo de un mural en madera para el edificio del Diario “El Comercio” en Quito, el mismo que concluye al año siguiente.

“La concepción feliz y de justa ha sido lograda gracias al pleno dominio de medios técnicos por el artista; consta el bajorrelieve de tres partes; a la izquierda, un grupo de cuatro vigorosas figuras… simboliza el trabajo intelectual reflexivo, sereno, factor fundamental en la labor periodística que tiene como una de sus finalidades difundir el pensamiento entre las mayorías del pueblo.

…. La figura del centro: el ave fénix levantándose entre las aprehensoras llamas, es una alegoría para concretar, en la manera figurativa, la libertad de pensamiento…. El grupo de la derecha, es la representación del esfuerzo manual y técnico en la labor diarística, es el impulso complementario del intelectrual… El bajorrelieve de Jaime Andrade…. es de madera de bálsamo, madera tropical, catalogada como madera tropical, catalogada como madera preciosa; está utilizada absolutamente tal como es,sin colorantes ni pátinas de ninguna clase; únicamente ha sido aceitada y abrillantada con cera. Jaime Andrade considera de primordial importancia para la escultura el empleo de materiales nobles; trabajar con ellos no es sino enriquecer, en gran parte, la ejecución de una obra”. ((Llerena, José Alfredo. Diario El comercio, Quito, 25, VII, 1.957).

1957-59 Realiza la escultura en madera LA VIRGEN Y EL NIÑO, por encargo de Thomas Merton, monje trapense y escritor norteamericano, para la Abadía de Gethsemaní, Kentucky, Estados Unidos. La obra, según criterio del propio escultor: “… se aparta de aquella concepción corriente de presentar a la Virgen con finura de rasgos, con ropajes ricos y atildados. Mi Virgen quizá evoca un origen indígena, aunque no sujeto a ningún molde conocido, sirviéndome además de los elementos a mano: el árbol del que se extrajo la madera –nogal- y el pasaje serrano circundante”. (Diario El Telégrafo. Guayaquil, 6, III, 1.959). El escritor Merton elogió la obra, en la frecuente correspondencia que mantuvo con el escultor: “… La estatua es maravillosa, un éxito. Pienso que ha realizado un trabajo valioso. Es más de lo que se habría querido y mejor aún sin tantas decoraciones. Es de gran fuerza y austeridad. Hay una gran severidad en ella. Un gesto que cierta forma reprobatorio que no había formulado en mis deseos, está allí y muy bien. Realmente es un trabajo de arte religioso y espiritual, como usted lo dice, esa profunda espiritualidad que en el artista habla por sí misma…” (6, II, 1.959).

“…Deseo decirle que la figura es realmente impresionante. Hay algo en ella que no puede mostrarse en una fotografía. Tiene una profunda cualidad religiosa y espiritual, una cualidad de misterio y fortaleza, y esto es precisamente lo que yo esperaba. El tratamiento de los rostros es particularmente efectivo en este respecto. Ciertamente usted ha captado la idea del tema que le propuse y lo ha desarrollado en forma admirable, por lo que le estoy muy agradecido… ”.(19, IV, 1.959).

1959-60 Realiza una serie de obras de gran importancia, destacándose los murales en piedra y madera para el edificio de la entonces Caja del Seguro Social Ecuatoriano. El mural de piedra gris, de las canteras de El Cinto, que ornamenta el exterior de la casa matriz del Instituto de Seguridad Social, representa el trabajo en las diversas regiones ecuatorianas:

“El indio serrano, estilizado, aparece en las fases de la siembra y la cosecha de maíz. El montubio figura junto a un paisaje de peces, plantaciones de café, banano y otros productos del trópico. ….

La Amazonía ecuatoriana estará trazada con símbolos fluviales y totémicos.” (Diario El Comercio, Quito, 14, XII, 1.959). Sobre este mural se escribieron elogiosas críticas: “La luz va dibujando figuras casi primitivas de hombres, enlazados con plantas, frutos y flores en ricas y variadas ensambladuras y gradaciones geométricas, que enriquecen o contrastan según el caso las pequeñas y grandes zonas de textura cambiante que valorizan el plano… … Obra moderna de la Andrade, sin llegar al extremo no necesario del “abstraccionismo”, contiene recias y amplias referencias de técnica y composición. Ello, ofrece una emoción superior en su conjunto, que se ahonda a medida que nuestros ojos recorren los detalles…. Figuras surgidas y rigurosamente ajustadas a su arquitectura, que estallan en maravillosa armonía, para fundirse en unidad superior dentro del conjunto. Así, Andrade nos da una evocación de altura conceptual y de profundidad expresiva, que en él adquiere un contorno personal, lleno de fluidez y caracterizado por una serenidad interior”. (Valencia, Jaime. Diario El Comercio, Quito, 24, I, 1960). Realiza también, en piedra y cobre, el mural para el edificio del aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. La prensa local comentaba.

“Si se requiere analizar las figuras simbólicas que aparecen en la obra hay que señalar que un gran sol y un hombre que dirige su mirada hacia el espacio, realizados en bronce, como entidades del fuego. Alrededor del sol se han trazado los planetas del sistema y sus órbitas, con bellos elementos lineales que surgen un universo esférico en el cual el aire, la atmósfera más bien, se ha logrado con las diversas calidades que el escultor ha dado a la piedra, aprovechándola calidez del color y la variedad de texturas que presenta. En la parte baja, hacia la izquierda, se ha interpretado, el mar con formas de peces y plantas marinas algunos en bronce, para destacarlos y romper la uniformidad cromática. ..... …. en el mural de Andrade la cortina de agua cumple un papel dinámico en la existencia de la obra. Bajo la línea quebrada que separa el mar del espacio…. surten multitud de chorritos de agua que bañan esa parte de la pared dando un aspecto de cascada que destace el brillo del bronce y las sombras de los relieves. El artista ha conseguido de esta manera darle una función vital alagua, acoplada perfectamente al motivo ante el que está cayendo”. (Diario El Ecuador, Quito, VIII, 1960).

Ejecuta también en el mismo año la escultura LA MADRE, para el parque La Vicentina en la ciudad de Ambato. Jorge Reyes, comenta:

“A mi parecer, la escultura de la madre, hecha por Jaime Andrade Moscoso y que se halla ahora en Ambato, en un lugar de extraordinaria belleza, en un estanque azul en el que da la impresión de que flota…. Es la madre que no tiene una faz precisa ni exacta. No es madre ni la otra sino la madre de todos, porque el hijo no sabe nunca qué cara tiene su madre. No sabe nunca como es su nariz ni su boca. No sabe cómo son sus ojos. Su madre es simplemente su madre, nada más que su madre: bella o fea, rica o pobre, noble o plebeya. Y si siempre es la única, la sola madre del mundo entero…. Pero, desde el punto de vista puramente material, esa piedra ha sido tallada con una maestría única; hay que ver la suavidad de todos los movimientos, la delicadeza de las figuras. Ada que pueda decirse que fue hecho de prisa o con malevolencia…. La sobriedad, la rigurosidad con que Jaime Andrade ha procedido en esa obra merece el mayor elogio. Cabe señalar también la tranquilidad, el sosiego, el reposo de la figura de la madre y su entrega total y absoluta al hijo, el amor al hijo sobre todas las cosas de que está llena esa figura”. (Reyes, Jorge. Diario El Comercio, Quito, 1960).

Mientras buscaba el material adecuado para la ejecución de la escultura de LA MADRE, descubrió en las canteras del Pichincha a un joven picapedrero, Gonzalo Guachamín, quien desde entonces se convirtió en su permanente ayudante, aprendiendo a más de la técnica por él ya conocida de la talla en piedra, el tratamiento de los diversos materiales empleados por Andrade. En toda la década del 60 su escultura marca una clara tendencia a la esterilización; su figurativismo se sintetiza, encuentra la esencia del objeto y esculpe lo primordial e imprescindible, como en su serie de ABRAZOS (1963, 1964, 1968), PAREJAS (1965, 1969) y AMANTES (1969), ejecutados en piedra y hierro. 1962 Participa como miembro fundador en la organización del Instituto Ecuatoriano de Folklore. Es elegido Vocal del Consejo Directivo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central del Ecuador.

1963-64 Realiza murales de piedra y hierro en el edificio del Banco de Préstamos de Quito. “buscando una nueva visión y movido por un deseo de interpretar la naturaleza y la música, principalmente de Debussy, bajo otro concepto, que elimina la figura humana y las influencias sociales o políticas” según lo expresa el mismo Andrade. Los arquitectos Rolando Moya y Evelia Peralta, señalan que en el mural “en piedra azul (5.20x7 m), las formas menos figurativas acusan el contraste a través del relieve y la textura, desde la rugosidad de la piedra, casi sin devastar, hasta las superficies pulidas”. (Revista Trama, Jaime Andrade, su obra escultórica, Quito, 1.977). Es nombrado Sub-Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central del Ecuador. En unión con los pintores Osvaldo Viteri y Mario Muller-Lewit, presenta una exposición de dibujos de la Galería de la Alianza Francesa; muestra en homenaje el artista Lloyd Wulf. Participa como invitado de honor en la exposición “Artistas del Ecuador en la Bienal de Sao Paulo”, en el Centro de Estudios Brasileños, de Quito.

1965 Es elegido Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central, para un periodo de dos años. Durante su gestión se crea la Escuela de Planificación y Desarrollo Urbano, para estudios de Post-Grado. La permanente relación con la Arquitectura, fuertemente marcada en su obra, le hace expresar en cierta ocasión: “Yo tengo el criterio de que la arquitectura moderna tiene que hallar en la pintura y la escultura, factores que armonicen y la realicen, acentuando su carácter. No cabe que una escultura (o) un cuadro, por ejemplo, estén en permanente lucha con el ambiente arquitectónico, pues con ello las personas que miran un conjunto de esta naturaleza se hallan en un conflicto: el desequilibrio que hoy causa una pugna a los ojos del observador, que no sabe a cual elemento atribuir mayor valor”. (Diario del Ecuador, 1.960). Ejecuta el primer mural en mosaico de piedra para el edificio matriz del Banco Central del Ecuador; en él presenta según indica el mismo autor“Un cambio de técnica debido al encuentro con la escultora israelita Nomi Hanreck, quien al conocer el mural del aeropuerto Mariscal Sucre, se conectó conmigo y nos enseñó a trabajar el

mosaico plano en piedra y luego desarrollé el mosaico en relieve que lo utilicé en el Banco Central”. Los arquitectos Moya y Peralta, encuentran que este mural: “… es una expresión dinámica de la naturaleza pródiga presida por la vitalidad del sol….” (Revista Trama, Quito, 1.977).

1966 Es miembro fundador el Consejo de Gobierno del Museo y Galerías de Arte del Banco Central del Ecuador. En representación del H. Consejo Universitario, es designado Presidente de la Comisión para estudiar la organización de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador.

1967 Es elegido Director Ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Folklore y, por segunda vez, Profesor de Escultura de la Escuela de Bellas Artes. Realiza un mural en mosaico de piedra para el Hotel Colón Internacional de Quito con un motivo reiterado en su producción: los danzantes.

1968 Para el salón de Sesiones de Instituto de Prevención Social, ejecuta un mural en mosaico de piedra. En el mismo material, realiza otro mural, para el First National City Bank de Quito. Es nombrado Profesor a tiempo completo, de la Universidad Central del Ecuador, para dictar clases en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, en la Facultad de Artes y en la Escuela de Bellas Artes. Es nombrado Director Encargado de la Facultad de Artes que inició sus actividades en Noviembre de ese año. Junto con Olga Fish, Elvia de Tejada, Leonardo Tejada y Osvaldo Viteri y bajo la dirección de Paulo de Carvalho Neto, es co-autor de las obras “Arte Popular Ecuatoriano”, “Folklore de

Imbabura” y “El día de difuntos en Otavalo”. Estas importantes publicaciones son producto de los trabajos de campo y fueron editados por el Instituto Ecuatoriano de Folklore.

1969 Es elegido Decano de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador. Por agitaciones de carácter político, se ve abocado a presentar su renuncia a la docencia, pero el Consejo Universitario, resuelve destituirle de hecho de esta Dignidad. Ejecuta su primer mural en hierro para el Hotel Humboldt, de Quito, sobre este trabajo Jaime Andrade, explica: “por entonces desconocía la técnica pero me propuse hacerlo y seguí un curso de suelda en el Colegio Central Técnico. En ese mural interviene la naturaleza sin concretar la figura humana, aunque ésta aparece en un sentido colectivo, dentro de un ritmo lineal dinámico”. Realiza también la columna en piedra para la fuente de la Plazoleta de la Villaflora, también en Quito. Ese mismo año, es designado Vocal del Directorio del Consejo de Gobierno del Museo Arqueológico y Galerías de Arte del Banco Central del Ecuador.

1971 Realiza su primera exposición individual de Dibujos y Grabados en la Galería “Altamira” de Quito. La técnica del grabado, iniciada por Andrade en 1968, bajo la enseñanza de Kurt Muller, le permite comentar al artista: “Mientras los realizaba procedí sin intensión determinada y poco a poco fui descubriendo en ellos algo nuevo e inesperado. Por eso cada uno de los grabados es, en rigor, un nuevo paso en el interminable camino de sorpresas. Era tiempo de exponer lo hecho, tanto para mirarlo a distancia cuanto parar mostrar nuestro permanente quehacer”. (Catálogo Galería Altamira, Quito, 1.971). Hernán Rodríguez Castelo, apropósito de la citada exposición dice: “… en la muestra de Jaime Andrade, hallamos el arquitecto y escultor que es, es decir, al constructor. Muchas de sus obras tienen en su construcción, la solidez de una escultura de metal; otras un sentido constructivo casi escenográfico. Y hay otras en las que al punto de partida fue una de esas construcciones, y de allí, por un procedimiento de disolución forma, se llegó a una fragmentación y hasta casi a un puntillismo.

La construcción de las obras de Jaime Andrade es sólida. Pero alguna vez se atreve a dar ritmos a ese conjunto, y tenemos uno de los grabados más completos por lo que a la composición se refiere”. (Diario “El tiempo”, Quito, 1.971). Trabaja un mural en mosaico de piedra en el nuevo edificio del Diario “El Comercio”, San Bartolo, Quito. Para el autor ese trabajo: “representa una visión urbana de la ciudad con su crecimiento hacia las montañas. Tiene su origen en la pileta de piedra que había ejecutado pocos años antes para la Villaflora, la cual es también una síntesis del paisaje urbano a la vez que presenta reminiscencias de los sellos prehispánicos”.

1973 Presenta una exposición de Dibujos, Grabados y Esculturas en la Galería Caspicara de Quito y de Grabados en la Galería Caspicara de Guayaquil. Raúl Andrade anota: “lo que resulta más apreciable en la tarea de Jaime Andrade es su constante versatilidad. No se detiene en la consagración escultural de la piedra, el mármol y la madera. Cada día está en busca de nuevas posibilidades de ensayo e insufla sus obras un soplo creador, ágil y elevado, con el que desaparece, despoja a la materia pesada de su densidad y la convierte en ágil y sutilísima expresión de su ánimo. Los grupos escultóricos y las figurillas aisladas poseen un etéreo encanto que hace olvidar su metálico origen y las eleva a regiones límpidas. Desde años atrás este hombre sereno e infatigable, desciende a su laboratorio de nigromante, cada mañana, a experimentar con materiales diversos y en géneros distintos, la cotidiana alegría de crear, de ensayar sin descanso hasta encontrar la síntesis buscada…. Otra fase de capital importancia en la obra creadora de Andrade la constituyen grabados y aguafuertes, de tanto mayor interés cuando este es un género de muy reciente trasplante y adaptación en el país. No ha querido anclarse Andrade en una sola forma de expresión ya obtenida y lograda. Al contrario, se ha impuesto la tarea de evolucionar en una constante búsqueda, de ensayar nuevos procedimientos, de atrapar y dominar nuevos sistemas para su infatigable espíritu renovado. Es, pues, una constante demostración de esfuerzo y superación la obra que ha venido realizando, sin ruido ni propósito publicitario, a partir de sus murales en piedra, sus mosaicos inspirados en casi desaparecidas técnicas bizantinas, hasta sus estatuillas en metal y sus grabados en cobre.

Andrade es un modelo de tenacidad y energía cada día afirmado en el terreno movedizo del arte, con singular templanza y elegante hurañez que lo aparta de los fáciles éxitos y lo ubica en la zona apartada de los auténticos creadores”. (Andrade, Raúl. Diario “El Comercio”, Quito, 8, XII, 1.973).

1974-75 Durante la restauración de la iglesia Catedral de Latacunga ejecuta cuatro murales en mosaico de piedra para las pechinas que sostienen la cúpula del templo. Para la misma Catedral realiza la figura de Cristo, en hierro forjado y soldado.

1976 Presenta una exposición de Dibujos en la “Galería Caspicara” de Quito. La muestra suscrita nuevos comentarios: “Fruto de una peculiar actitud de apartamiento es el caso de Jaime Andrade, reflejado en su variada expresión, la escultura, la talla, el grabado, el mural de proporciones. Con la misma minuciosidad, con igual escrúpulo, con semejante alborozo creador, se hace presente en cualquiera de las formas que elige para expresarse. No se ha detenido en ninguna de ellas en particular; luego de experimentar y dominar una, ha ensayado la siguiente y con la misma maestría resuelve el problema que su ánimo creador le ha planteado…. No se trasluce en Jaime Andrade fatiga del oficio, el estancamiento que conduce a la suficiencia y al éxtasis ante la contemplación de la propia obra…” (Andrade, Raúl. Diario “El Comercio”, Quito, 1.976). En compañía de su esposa, decide trasladar a su residencia a Puembo en un valle próximo a Quito, al sitio conocido como Mangahuantag “lejos de la ciudad, distante de la ruta del éxito fácil, en la mitad de un ambiente increíblemente hermoso, persisto día y noche en la actividad creativa, tratando de descubrir el secreto de la piedra y leño, golpeando hierros rígidos para que capturen las llamas de fuego o tejiendo con piedras del camino mosaicos sugestivos y reviviendo, con la ayuda de las nubes, momentos y rostros lejanos y queridos”. (Revista Trama, Quito, 1.977).

1976-77 Ejecuta para el Salón de la Ciudad, de la nueva Casa Municipal de Quito, un mural en mosaico de piedra reproduciendo la naturaleza y características distintivas de la ciudad y sus habitantes. El arquitecto y pintor Osvaldo Viteri comenta: “Un gran capítulo del arte Ecuatoriano es el del muralismo. Un país pequeño pero que se ha expresado en grande. Y en este capítulo es Jaime Andrade Moscoso el máximo representante de este difícil arte, para el que se requiere tener una amplia visión de la realidad, del espacio y del tiempo. Los murales del Salón de la Ciudad y del Banco Central del Ecuador, son a mi juicio lo más alto y significativo del muralismo ecuatoriano por sus altísimas concepciones plásticas y estéticas t por la profunda raigambre con nuestra propia realidad”.

1978-79 Realiza dos murales en mosaico de piedra y metal para el edificio del Banco Popular del Ecuador, en su casa matriz de Quito y para la “Tesalia Spring Co.”, en Machachi. Mientras tanto, su obra escultórica va adquiriendo mayor agilidad, disminuyen los tamaños y los conjuntos se llenan de delicadeza como en ESCALERAS (1978), LEÑADORES (1979), para llegar enseguida a la utilización de espirales de alambre y muñecas populares, convirtiendo a su obra en un atractivo juego, como GENTE EN ZANCAS (1979), CARRUSEL (1979).

1980 Expone en la Galería de Arquitectos, Núcleo de Pichincha una muestra de Escultura, Dibujo y grabado. Respecto a ella, la crítica comenta: “Jaime Andrade ha ido dejando el alma de sus manos, a lo largo de cincuenta años continúa su trabajo, en la piedra y en la madera, todo tiempo la una, toda ternura la otra. Ha fijado el movimiento de los cuerpos, en el hierro florecido en rosas de óxido y ha contado la historia de los hombres en mosaicos que ondulan para dar prestancia a los sueños. Curioso emprendedor de todos los caminos, ni en línea precisa del dibujo, ni la violencia del ácido que carcome la plancha para el grabado, han escapado a sus ansias dilatadas de transmitir la secreta armonía de la luz que choca en los volúmenes, desdoblando el espacio, haciendo fértil y ancestral patrimonio de todas las miradas” (Diario “El Tiempo” Quito, 20, IV, 1.980).

En unión del Arq. Jaime Andrade Heymann, es el merecedor del Primer Premio en el concurso convocado por el I. Municipio de Quito, para el Monumento al General Eloy Alfaro. Debido a falta de financiamiento, el monumento no ha sido todavía realizado. Este trabajo significó para los autores la concreción de una tradición familiar fuertemente arraigada y así lo manifiestan: “Esta identificación mantenida en lo profundo de la conciencia familiar, recreada y presente a lo largo de muchos años, discutida apasionadamente y sentida como el legado de gente bravía que supo comprometerse con ideas más allá de las palabras, son el principal y solo motivo que nos impulso a nosotros, padre e hijo, a participar en este concurso. Y lo hicimos convencidos del derecho y de la necesidad que nos impulsaba a confrontar un proceso de diseño que partía de experiencias distintas, que acercaba situaciones generacionales diversas y que implicaba una intensa comunicación. Lo hicimos así, obteniendo un resultado que al recibir el reconocimiento de un jurado imparcial y respetable, abría la posibilidad de una experiencia más vasta y rica en la cual la obra adquiriría su expresión definitiva, pues consideramos que este anteproyecto es solamente una proposición general, así la concepción misma de una escultura de proporciones monumentales, sus detalles escultóricos, su relación urbana, constituyen un desafío importante para nosotros y un compromiso ineludible con la ciudad y con la memoria de Don Eloy Alfaro”. (Andrade Moscoso, Jaime; Andrade Heymann, Jaime. Revista Trama, Quito, III, 1.982).

1981 Trabaja en un mural en mosaico en piedra y metal para el Banco Ecuatoriano Venezolano. Respecto a su trabajo de muralista, Jaime Andrade expresaba en cierta ocasión: “bosquejo primero la idea sobre papel o cartulina, utilizando carbón negro. Un segundo paso se concreta a reproducir la idea, pero ya con la animación del color, desarrollando aún más el tema concebido. Una tercera fase me lleva a clarificar más la concepción, que recibe ya la definición precisa, con sus contornos, cromática y movimiento. Finalmente se hacen, de acuerdo a las dimensiones de la obra a realizar y a escala, las diferentes secciones”. Después pasa “a realizar el mural, utilizando varillas de hierro para delimitar los campos, que luego se rellenan de arena en la que se van aplicando meticulosamente los pequeños mosaicos de piedra, precisamente trozados, de acuerdo a las formas y colores del diseño”. (Diario “El Comercio”, Quito, 1.980). Llega con su última obra al abstraccionismo puro y al exuberante uso del color; incluye el movimiento pero nunca violento, más bien ligero como la brisa que lo origina; reasume el uso de

la piedra como respetando su integridad y convirtiéndola en parte integrante de la composición. El escultor César Bravomalo, así lo comprende cuando expresa: “…. lo que actualmente está realizando Jaime… es, simplemente, la prolongación y consecuencia de una labor continúa de creatividad. Aunque sí vale la pena repetir, que lo que ahora hace, es una manifestación de su permanente rejuvenecimiento mental y conceptual. .... Son composiciones ágiles, livianas, que se resuelven divididas en dos partes: la inferior estática, anclada a una base, soporta en su estructura metálica a la piedra, engastada como una gema en su interior y la parte superior, metálica también, suspendida, girando concéntricamente en torno al núcleo, al impulso del aire. Las líneas composicionales de la estructura metálica se integran en determinados momentos, pero al girar, creando una sensación cinética, van transformando el planteamiento inicial hacia nuevas propuestas visuales. Concepciones abstractas, como abstracta es la piedra. Formas puras, comprometidas únicamente con el sentido estético de su autor y respondiendo a las necesidades de impulso de su creador. Según su propia manera de sentir de Jaime Andrade, su actual obra responde a su nueva visión, producto del contacto con la naturaleza, con el ambiente cósmico que le rodea, en el que una sola mirada puede ver en toda su amplitud el cielo y la tierra. En efecto, algo de ese gran contenido cósmico tienen las nuevas concepciones escultóricas de Jaime. El elemento planetario, como núcleo central y el cosmos envolvente, en movimiento continuo”. (Bravomalo, César. Jaime Andrade Moscoso, Escultor, Revista Espejo, Quito, VIII, 1.982).

1982 Infatigable junto al cincel, la gubia, el formón, la sierra…. buscando y soñando en nuevas ideas y nuevos materiales, Jaime Andrade Moscoso sigue su trabajo permanente y sereno para esta retrospectiva. “El exponer le da oportunidad de verse a distancia. Yo tengo muchas dudas de mi propia producción, de mi propio arte, entonces, tengo que ponerme a distancia y, para ello, lo mejor es mostrar lo que hago”.