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HISTORIA ANTIGUA Autores. Balladares N. Sagrario Lechado Ríos Leonardo. Managua, Diciembre de 2011 HISTORIA ANTIGUA

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HISTORIA ANTIGUA

Autores. Balladares N. Sagrario Lechado Ríos Leonardo.

Managua, Diciembre de 2011

HISTORIA ANTIGUA PRESENTACIÓN En el presente capítulo se explica la evolución histórica social en el actual territorio nacional basado mayormente en las evidencias arqueológicas que hasta la fecha han sido reportadas, asociando éstas con otras de la región centroamericana y del continente. Este estudio también ha tomado los aportes de la lingüística y la etnohistoria; el conocimiento de la geografía, la ecología y la literatura así como también las fuentes bibliográficas y hemerográficas. En la búsqueda de información se constató que para el estudio y análisis de asentamientos precolombinos en el territorio nacional, existen abundantes datos para la región del pacífico, en menor escala para la región norte y central, y muy pocos para las regiones autónomas RAAN y RAAS y el departamento de Río San Juan. A pesar de esta limitante se han establecido algunas hipótesis que permiten explicar de manera lógica la evolución de los poblados antiguos dentro del territorio nacional partiendo del criterio historiográfico que dice que en el pasado la región Centroamericana:  Fue un área de confluencia e interacción de grupos humanos entre el norte y el sur del continente, ya que fue un territorio de paso.  Producto de lo anterior en este territorio se registra la frontera entre poblaciones antiguas del norte y las culturas del Sur del continente americano. Y desde la historiografía nacional bajo los criterios siguientes:  Que el actual territorio nacional se pobló por diversas oleadas migratorias de diferentes lugares del continente, perteneciendo las provenientes del norte a una tradición mesoamericana y, a las provenientes del sur como tradición chibchoide.  Que la distribución actual de la evidencia arqueológica se concentra mayormente en la región histórica del pacífico en contraposición con la región norte y Caribe, como consecuencia de que se ha dado mayor énfasis a la investigación en la región del pacífico.  Que los datos arqueológicos para la historia antigua existentes hasta la fecha, no permiten abordar áreas de estudio parcializadas, sino que de manera generalizada.

En este estudio se han establecido tres bloques temáticos concretos para explicar el devenir histórico social de la Nicaragua antigua basada fundamentalmente en los datos arqueológicos de tipo bibliográficos y de las evidencias recuperadas en estudios recientes. Metodológicamente se propuso mantener una secuencia lógica, ordenada y de manera cronológica destacando las particularidades en cada uno de los distintos bloques temáticos, los que a continuación se describen: a.

El primero titulado ELPOBLAMIENTO, aborda las diversas teorías sobre el poblamiento americano, relacionándolo directamente con el poblamiento de la región centroamericana y Nicaragua concretamente. Corresponde al periodo más antiguo y amplio pero del que menos se conoce. Comprende desde las primeras sociedades humanas que habitaron el territorio hasta el año 2000 aC y se refiere a las evidencias arqueológicas más antiguas que se conocen.

b. Un segundo bloque temático titulado, LAS SOCIEDADES ANTIGUAS DE NICARAGUA en el que se abordan los distintos niveles de complejización social, iniciando por el modo de vida cazador/recolector, pasando por las primeras sociedades agrícolas, los posibles desarrollos locales hasta concluir con las sociedades de influencia mesoamericana en el territorio nacional. Todo este periodo abarca desde el dos mil antes de Cristo hasta el contacto con los europeos en el siglo XVI. Se destacan las condiciones sociales y tecnológicas que permitieron el desarrollo de las primeras sociedades agrícolas con sus respectivos asentamientos y su complejización durante todo el periodo. En la mayoría de países que conforman Centroamérica, existían sociedades con altos niveles de complejidad y de alguna u otra forma influyeron en el desarrollo de las que se encontraban establecidas en el actual territorio nacional. Se combina con una valoración de las sociedades existentes antes de las migraciones de grupos mesoamericano al territorio nacional. Las investigaciones arqueológicas han brindado abundantes datos sobre este periodo, los que han permitido reconstruir parte del modo de vida de esas sociedades. A nivel nacional es el periodo que mayor información refleja. c. Finalmente, un tercer bloque denominado EL CONTACTO EUROPEO se refiere a las sociedades encontradas por los españoles a su llegada al territorio nacional. Las investigaciones arqueológicas brindan abundante información vinculada a este periodo mayormente a las regiones del Pacífico, Centro y Sur nicaragüense, todo ello ha permitido obtener una caracterización bastante

completa sobre esas sociedades, más aún si valoramos el aporte que brindaron los colonizadores cuando arribaron al nuestro territorio, ya que realizaron descripciones de las comunidades que encontraron dentro del actual territorio nacional. Para el caso del Caribe nicaragüense, este contacto se produjo mucho mas tarde por los ingleses y además, es la región que menos ha sido estudiada.

I. EL POBLAMIENTO EL POBLAMIENTO DE AMÉRICA Son diversas las teorías que explican el proceso de poblamiento en nuestro continente, algunas rechazadas por carecer de asidero científico; y otras formuladas bajo argumentos razonables basados en la lingüística, la genética, la arqueología, la geología, la geomorfología y la paleo climatología. Hasta el momento la teoría más aceptada es la del Estrecho de Bering, la cual plantea que los primeros

pobladores

de

nuestro

continente cruzaron desde Asia a través

Rutas migratorias del poblamiento de América Fuente. www.fmmeducacion.com.ar

del dicho estrecho. Se estima que la entrada de los primeros humanos al continente americano se produjo aproximadamente entre 50 mil y 13 mil años de antigüedad; es lo que se cree en base a evidencias arqueológicas tal como las puntas Puntas acanaladas de tipo Clovis http://www.anthroblogs.org/antropolog

Clovis y Folsom1. Estas migraciones

se produjeron entre

. 08 Mayo 2006.

ia

25.000 y 14.000 años de antigüedad, rango de tiempo coincidente con la expansión de los humanos modernos hacia el norte de Europa y con los primeros asentamientos de cazadores en el noreste de Siberia, que datan entre los Escenas hipotéticas de actividades de caza y recolección. Fuente: www.agroperu.perublog.net

1

18.000 y los 15.000 años de antigüedad.

Clovis y Folsom, son referencias de las primeras culturas desarrolladas en el continente. Ocuparon el área geográfica de Norteamérica. La primera se extendió, desde Canadá hasta el norte de México y desde la costa este a la oeste; la segunda se extendió un poco menos y se limitó a ocupar las llanuras, el sudoeste de los Estados Unidos, y la zona central y sur de las Montañas Rocosas. Ambas culturas desarrollaron industrias para la caza. Folsom ha sido fechada entre 9500 y 9000 a.C.

por el

Se produjo la entrada al continente americano en tanto el estrecho de Bering estuvo cubierto por el hielo durante un largo período de tiempo en el final del Pleistoceno, uniendo de esta manera

a

parte

Norteamérica;

de

con

Asia los

con

cambios

climáticos que se produjeron2 se crearon condiciones aptas para la sobrevivencia humana. Se dio un proceso de expansión en dirección norte-sur a lo largo de todo el continente,

ocupando

los distintos

Entrada al continente americano de los primeros pobladores y las distintas rutas migratorias. Fuente. Search for the first americans. 1993: 88.

grupos aquellos territorios que les brindaban mejores condiciones para la subsistencia y la vida en general. 2

Después del retiro de los hielos se produjeron cambios climáticos significativos tales como, la subida del nivel del mar, aumento de las temperaturas Estos cambios generaron mayores extensiones de territorio aptos para ser explotados, aparecen nuevas especies vegetales y animales así como también la extinción de otras, sobre todo de la mega fauna, por lo que las actividades de cacería mayor se vieron alteradas causando que los pobladores de las distintas regiones del continente diversificaran y seleccionaran nuevos modos de vida que esos cambios les exigían.

Fue entonces que se inició el proceso de poblamiento en la región centroamericana y por ende la del actual territorio nacional. El poblamiento de Centro América y Nicaragua Basados en estudios arqueológicos recientes realizados en diversos puntos del continente americano se ha replanteado el poblamiento de nuestro continente3, lo cierto es que la última palabra sobre este tema aún no está dicha, ya que con frecuencia se aportan nuevos datos que hacen cambiar la visión comúnmente aceptada. En el territorio centroamericano las evidencias arqueológicas encontradas en diversos puntos proporcionan una visión general del periodo de los cazadores - recolectores4 en el Istmo. Para el área conformada por los actuales territorios de México y Centro América, se han reportado sitios con antigüedades de entre 20 y 30 mil años como: Tlapacoya, Valsequillo, Teopisca – Aguatenango en México5; hacia el sur en la región del Pacífico de Centroamérica se registran huellas humanas impresas sobre material volcánico, en los países de El Salvador y Nicaragua, en esta última se reconoce una antigüedad de 5 mil años para el sitio

Algunos sitios antiguos de la región Centroamericana. Fuente: CADIUNAN, Managua. Fuente. CADI – UNAN – Managua. 2011.

Acahualinca6; otro sitio que ha sido considerado por su antigüedad en Nicaragua es El Bosque7, aunque su función antrópica es muy dudosa; en Costa Rica se reportan

3

En la web del INAH se señala lo siguiente: “El antropólogo físico Concepción Jiménez especificó que mientras en Brasil hay fechamientos de objetos trabajados por el hombre de 30,000 años, en Venezuela de 14,000 y en Chile de 33,360, en Norteamérica sólo llegan a 10 y 15 mil años de antigüedad…” esto permite revalorizar los planteamientos propuestos sobre el poblamiento del continente. inah.gob.mx. Jueves, 18 de noviembre de 2010. 4 Este período que se inicia con la llegada de los primeros pobladores al continente americano (12,0008000 a.C), es un Modo de Vida basado en la apropiación directa (caza, pesca y recolección) de los recursos que ofrece el medio y en la organización de pequeños grupos (bandas) que necesitaban de un territorio amplio para su subsistencia, y el recorrido frecuente de éste les hacía ser nómadas; se refugiaban en cuevas y abrigos rocosos. El inicio de la agricultura para la región mesoamericana ha sido fechado en 5,000 a.C para México y en 1500 a.C para Nicaragua. 5 Se encontraron artefactos elaborados en piedras, asociados con fauna pleistocénica como mamutes y caballos americanos. 6 Sitio localizado a las orillas del lago de Managua dentro de la ciudad y presenta dos interpretaciones: Acahuali-can, lugar de acahuales o girasoles; Atl-cahualli, “Lo que deja el agua”; “Tierra o lugar inculto, no cultivado”. Otras interpretaciones: de acahual-maleza, olin-temblor, can, lugar. “En el tembladero de la maleza”.

algunos indicios de la existencia de dos puntas acanaladas (entre 10 y 12 mil años de antigüedad) descubiertas en una colección de objetos en el noroeste del país (Baudez: 1976:34), otras dos similares fueron reportadas más hacia el sur en Panamá, cuyos hallazgos ocurrieron a orillas del lago Madden, y fechadas anterior al 2,100 a.C. Estudios paleoecológicos y paleoambientales realizados en Colombia, hicieron posible el establecimiento de relaciones entre los primeros pobladores y su ambiente físico y entorno natural; dichos estudios dieron como resultado la presencia de sitios como La Yeguada, El Valle y el Río Chagres en Panamá, y Guanacaste y Sierra Salamanca en Costa Rica, todos ellos en la región centroamericana. Se ha sostenido desde la lingüística que Mesoamérica se relaciona con Norteamérica, válido para una parte de Centroamérica, también se ha dicho que las lenguas chibchas de Honduras y Nicaragua son el resultado de una migración norte-sur de grupos que se separaron de un tronco común en México hace 6000 años y que fueron estableciéndose en Centroamérica hace 4000. Estos inmigrantes8 permanecieron por estas tierras, mientras el resto se dirigió hacia el sur. (Lara Pinto y Hasemann, 1995: 12). Si retomamos esta propuesta, significa entonces que la llegada de los primeros pobladores al actual territorio nicaragüense se produjo entre los 6000 y 4000 años de antigüedad, rango cronológico en el que se ubican las evidencias más antiguas de Nicaragua (Acahualinca en el Pacífico y Monkey Point en el Atlántico). Para C. Baudez, 1976, así como también para algunos lingüistas y etnohistoriadores, Centroamérica estuvo ocupada en el siglo XVI por pueblos descendientes de cuatro grupos lingüísticos procedentes de México y Guatemala: -

El Otomangue (otomi, mixteca, zapoteca…), de lenguas chorotega-mangue y asentados en Honduras, la costa del Pacífico de Nicaragua y Costa Rica.

-

El hokalteca, por el Sutiaba9 en el noroeste de Nicaragua, y el Xicaque al norte de Honduras al este del río Ulúa.

-

El Uto-Azteca, por familias del grupo nahua: pipil (oeste de El Salvador, noroeste de Honduras); nicarao (vertiente Pacífico, sur de Nicaragua) y náhualt

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Este sitio paleontológico con una antigüedad estimada de 30 mil años, fue considerado como un posible sitio de matanza ya que se encontraron restos de mastodonte, caballo, tortuga y fauna moderna asociados con posibles lascas. Se localiza cerca de Pueblo Nuevo, siguiendo la ruta de la carretera que conduce a San Juan de Limay en el departamento de Estelí al norte de Nicaragua. (Sanoja y Vargas, 1992: 38). 8 Según Lara Pinto y Hasseman, estos constituyeron el grupo macrochibcha –paya, miskito, sumo y rama. 9 Shuctli-atl-pan, “río de caracolitos negros”; Xochiapan: Río florido, de xochitl-flor, y pan-río. (Incer, 1985: 462)

o azteca, hablado por pequeñas colonias mercantiles dispersas en Honduras, El Salvador y Nicaragua. -

El macro-maya, por el pokoman (familia maya) al oeste del río Lempa en El Salvador.

A excepción de algunos pueblos aztecas y Xicaques, la mayoría de los pueblos se encontraban asentados en la vertiente del Pacífico desde El Salvador hasta la península de Nicoya10. Otras lenguas en el resto del territorio centroamericano pertenecen al grupo macrochibcha, y se extiende hasta Colombia. De ellas forman parte tres lenguas principales: el corobici: en el noroeste de Costa Rica. el ulva: al sur de Honduras y, el lenca: al este de El Salvador, en el centro y noroeste de Honduras. El poblamiento de Nicaragua “ el hombre americano pertenece al Homo Sapiens o moderno; no es autóctono del Nuevo Mundo, pues no se han encontrado fósiles de monos antropomorfos ni restos arcaicos del género Homo que permitan deducir una evolución del Hombre de América”. Huellas de Acahualinca. Fuente. Google.com

(Joaquín Matillo Villa, en su obra “Panorama Arqueológico de Nicaragua”, 1963: 15).

La historia antigua de Nicaragua, es sumamente amplia, se extiende desde el poblamiento inicial del territorio, es decir, desde la llegada de los primeros seres humanos a nuestro territorio, hasta el momento del contacto con los europeos en el siglo XVI. Durante ese largo periodo de tiempo se produjeron cambios significativos que marcaron el desarrollo histórico de nuestras culturas ancestrales. Es el periodo más extenso de nuestra historia y del que menos conocemos debido a la falta de estudios que lo profundicen. La evidencia arqueológica muestra que en el devenir histórico de Nicaragua, las sociedades humanas se desarrollaron con mayor o menor intensidad, en diversos momentos cronológicos y de forma diferenciada en todo el territorio. Se mantiene de manera hipotética que Nicaragua fue en el pasado, un territorio de pase de culturas que emigraban del norte hacia el sur de América o viceversa, como parte de los 10

Neck-guerrero, otli-camino, yan-acción verbal: “Camino de los guerreros”. (Incer, 1985:442)

intercambios comerciales que se dieron entre sociedades de la región, sin embargo, gran parte de las evidencias arqueológicas documentadas reflejan que muchas de las sociedades que habitaron este territorio llegaron a establecerse de forma permanente y no transitoriamente a como se venido repitiendo. El actual territorio nicaragüense cuenta entre otros recursos con lagos de agua dulce, lagunas cratéricas, costas en ambos océanos, Pacífico y Atlántico; y se divide en tres grandes regiones naturales: la región del Pacífico, la región Central o montañosa y la región del Atlántico, condición natural que le brinda una variedad de esos recursos 11 óptimos para el desarrollo de actividades humanas por lo que sin duda existieron grupos paleoindios dentro del territorio nacional. Aunque son mínimos los hallazgos reportados hasta la fecha, la interacción de dichos grupos con este medio les permitió el conocimiento y dominio del territorio, logrando desarrollar nuevas estrategias de subsistencia hasta transformarse en sociedades agricultoras. Sobre el poblamiento del actual territorio nacional, existen dos tradiciones culturales, una mesoamericana procedente del norte, y una chibchoide procedente del sur del continente, específicamente de Colombia; la primera de ellas comprende los actuales territorios de El Salvador, el oeste, centro y sur de Honduras, la parte occidental de Nicaragua y el noroeste de Costa Rica, hasta el 10° de latitud norte.

Área Mesoamericana. Fuente. Wigberto Jiménez Moreno. 1975.

11

La abundancia de ríos como fuentes de alimentación (pesca), agua potable y como medios de navegación; la existencia de muchos lagos de agua dulce, lagunas volcánicas, valles, serranías, llanos, extensas mesas de cumbres planas, con condiciones propicias para la actividad agrícola; una variedad de bosques, de pinares, de robles, bosques húmedos, de nebliselva, mixto subtropical y tropicales seco y húmedo. También cuenta con recursos minerales para materias primas (mármol, rocas basálticas, rocas silíceas, obsidiana, jaspe, cuarzo; arcilla), flora y fauna abundante y variada.

Fonseca Zamora (1997: 9) apoyado en estudios lingüísticos, genéticos y arqueológicos, ha propuesto una demarcación de la denominada Área Histórica Chibchoide, en la que se incluye Nicaragua, en el entendido que los primeros pobladores pertenecen a un área cultural desarrollada al sur de la región centroamericana. Se deduce entonces que cuando se dieron las migraciones nahuas el actual territorio nicaragüense ya se encontraba poblado.

Fuente. VINCULOS Vol 18 (1 y 2) y vol 19 (1 y 2).1994

Según Incer, 1985:358, los gentilicios Kiribies, Caribisis, Coribisis, pertenecen a una antigua tribu procedente de Sur América, sugiriendo de esta manera el establecimiento de los primeros habitantes de Nicaragua a épocas anteriores a las migraciones de pueblos mexicanos. Jorge Eduardo Arellano (1998:126) en su obra El Mundo Prehispánico de Nicaragua, hace referencia a los habitantes del bosque húmedo tropical de la región del Atlántico, quienes pertenecen a un tronco común lingüístico del Sur de América conocido como macro-chibcha y “cuyos más antiguos antecesores parecen haber emigrado del sur de Venezuela a la zona de Bluefields unos cuatro siglos antes de Cristo. Tales inmigrantes dejaron tan pocos artefactos que no permiten identificarlos ni lingüística ni etnológicamente. A quienes les sucedieron, por el contrario, se les ha detectado una vinculación con los Chibchas de Colombia”. Según datos etnohistóricos (D. Stone, J. Incer, W. Lehmann, S.K. Lotrhop), los antepasados12 de los actuales pobladores de la Costa Caribe nicaragüense, estuvieron asentados en la región del Pacífico hasta el momento en que ocurrieron las migraciones provenientes de México, hecho que forzó a esos antiguos pobladores a desplazarse hacia la actual región de Chontales primero, y hacia la selva húmeda y el litoral atlántico 12

A nuestra consideración se refieren a los grupos tardíos asentados en la región del Pacífico hasta antes del siglo VII d.C.

después, en donde se establecieron definitivamente. Pero queda claro, según las recientes investigaciones arqueológicas en la costa Caribe, que desde antes que se produjeran las migraciones mesoamericanas esta región estuvo habitada en toda la franja costera de Laguna de Perlas y Bahía e Bluefields. Paul Levy. 1976, expresa que los Caribisis ocuparon primitivamente todo el territorio nacional y que a la llegada de los Chorotegas fueron arrojados de la región occidental, la más fértil y llana, hacia la región norcentral del país. Otros autores nacionales coinciden en que la llegada de grupos de tradición mesoamericana13, a territorio nicaragüense se produjo entre los siglos VIII y XV. Fueron los Chorotegas de la actual provincia de Chiapas los primeros grupos, seguidos por los Maribios o Sutiabas en el siglo XI, grupo muy cercano a los Chorotegas 14, Posteriormente, fueron desplazados por una nueva oleada migratoria, la de los Nicaraos, durante los siglos XII y XIII, la primera de ellas ocasionó la disgregación de los Chorotegas en tres áreas geográficas, distribuyéndose a lo largo de la región pacífica. La segunda migración, se produjo a través del Golfo de Fonseca y el Estero Real, (Toltecas y Chichimecas) dando origen al grupo de los Nahuatlatos quienes habitaron la actual región de Chinandega y El Viejo. Esta migración se registra alrededor del 1,200 d.C; y una última penetración se produjo a finales del siglo XV con fines comerciales, estableciéndose una ruta comercial llamada “ruta del oro de Moctezuma” (Pochtecas)15. Esta ruta atravesó el actual territorio nacional en dirección norte – sureste, iniciándose en Teotecacinte16 (Jalapa) y concluyendo cerca del Desaguadero. Cuando los europeos llegaron al territorio nacional se encontraron con muchas comunidades indígenas, tanto en el Pacífico, Centro y Atlántico nicaragüense. Las poblaciones en su mayoría, fueron exterminadas al no someterse a los intereses de los colonizadores.

Desde la práctica arqueológica las evidencias indican que los primeros pobladores del actual territorio nacional ya estaban establecidos en torno a 6000 años de antigüedad.

13

Grupos procedentes de la región del Anahuac, al norte de Centroamérica, quienes llegaron a causa de la caída de Teotihuacan y la ciudad de Tula en México. 14 Los Chorotegas se extendieron a lo largo de la región del Pacífico (A. Castegnaro de Foletti, 1992: 151). 15 Pochte (catl)-mercader-can-lugar. “Lugar de mercaderes”. (Mántica, 1994: 362). 16 Teotl-cal-centli. “Templo de las espigas sagradas”. (Mántica, 1994: 383)

Las cuevas: Los Duendes en el municipio de San Dionisio; el abrigo rocoso Casa de Piedra y la cueva La Cuervera en el municipio de Esquipulas, todas del departamento de Matagalpa, presentan condiciones para refugio de cazadores recolectores.

II. LAS SOCIEDADES ANTIGUAS DE NICARAGUA II.1. EL MODO DE VIDA CAZADOR/RECOLECTOR Un modo de vida está constituido por el complejo de actividades habituales que caracterizan a un grupo humano y forman la base para su existencia. (Sanoja y Vargas.1991:19). La formación de cazadores y recolectores corresponde a un período en el cual los grupos humanos vivían en una dependencia directa de los recursos naturales de subsistencia. (Idem, 93). Para Nicaragua este periodo ha sido definido a partir de la llegada de los primeros pobladores al continente americano hasta el inicio de la agricultura, fechado para la región mesoamericana en 5,000 a.C (surgimiento en México) para Nicaragua en el 1500 a.C. y para la región del Pacífico en el 500 a.C.

Producción de artefactos líticos por percusión directa. Fuente. google.com

La complejidad socio económica de estas sociedades fue muy sencilla, ya que fueron comunidades que se apropiaban de lo que el medio terrestre o acuático les brindaba llegando a elaborar instrumentos de trabajo para el desarrollo de las diversas actividades de subsistencia tal

Escena de actividad de caza y en el campamento. Fuente. google.com

como, la caza, la pesca y la recolección. Los grupos elaboraban sus propias herramientas y utensilios en piedras, madera y hueso, utilizando además, fibras vegetales, tendones de animales, pieles, cuernos y dientes de animales. Realizaban actividades domésticas como el tratamiento de las pieles, la conservación de la carne, la preparación de alimentos y la elaboración de adornos. Las herramientas de piedra fueron inicialmente fabricadas de manera muy tosca a como se muestra en la imagen, mediante la percusión directa, más tarde se fue mejorando la técnica mediante el uso del retoque y la percusión indirecta hasta llegar a la aplicación

de la presión, para la fabricación de lascas, puntas de flecha, navajas, raederas y cuchillos, todos instrumentos de gran utilidad para el desarrollo de las actividades económicas. Por otra parte, en todo el territorio nacional existe abundante material cultural lítico o de piedra que aún no se precisa su antigüedad, cuya técnica empleada para su elaboración es muy simple en algunos casos y más compleja en otros, entre estos restos se han encontrado: lascas, lascas retocadas, raederas, buriles, etc. Las evidencias indican que la industria lítica se practicó desde la llegada de los primeros pobladores a nuestro territorio. Inicialmente se refugiaban en cuevas y abrigos rocosos, también construían campamentos sencillos y temporales, sujetos al tipo de actividad que realizaban durante el ciclo anual. Establecían relaciones con otros grupos aprovechando los momentos de “reuniones” para la celebración de ceremonias y rituales de pertenencia, reforzamiento de la conciencia, intercambio de presentes, adquisición de esposas o maridos, rituales de iniciación, etc. Existía una comunicación entre sí, desconociéndose -por la falta de estudios y documentos hasta el momento-, qué lengua hablaban. Dentro del grupo la única división estaba dada en las funciones económicas y sociales por sexo y edad. No existían jefes pero posiblemente obedecían a “líderes”, quienes eran asumidos ocasionalmente y en completa relación con sus habilidades, por ejemplo, para la caza o por la experiencia propia. En el caso de las mujeres, además de ejercer el papel de reproductoras de la especie, así como el nutricional y educacional de los descendientes, también, desempeñaban labores de recolección (plantas, frutos y semillas), labores domésticas como la preparación de alimentos y el tratamiento de las pieles, además de dedicarse, en algunos casos, a la caza menor. Los hombres se dedicaban a la caza mayor, a la defensa del grupo, a la búsqueda de materia prima, a la fabricación de los instrumentos y a las actividades rituales en general.

Mapa de evidencias más antiguas. En color rojo las evidencias fiables, en azul, evidencias dudosas. Fuente: CADI.

Las evidencias arqueológicas Para Nicaragua las evidencias arqueológicas de este período son escasas y se localizan dispersas en distintos puntos del territorio nacional, obteniendo una visión muy general del

poblamiento

temprano.

Estas

evidencias corresponden en primer orden al sitio arqueológico Punta Mono (Monkey Point) en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS) cuyas dataciones radio carbónicas sugieren

una

aproximadamente

antigüedad

de

7600

Es

años.

considerado como el sitio con mayor

Conchero similar al reportado en Monkey Point. Fuente. Memorias RAAS 2004. CADI-UNAN-Managua.

información para este periodo, ya que a partir de esas evidencias se infieren muchos aspectos vinculados con prácticas de explotación de nichos marinos y terrestres. Este sitio de la Costa Caribe nicaragüense refleja una clara secuencia de explotación marina de las sociedades humanas, aproximadamente desde 5000 a.C. hasta el presente, “la fecha más antigua de adaptación marítima hecha por el hombre a lo largo de la Costa del Caribe” (Arellano, 1998: 122).

Existen algunos sitios de concheros que dan la impresión de responder a sitios estacionarios donde se realizaban exclusivamente los distintos procesos de consumo de la fauna marina y terrestre, se requiere de mayores estudios para corroborar si son o no producto de este modo de vida. Otros contextos similares han sido documentados en Belice (8000 a.C) y entre 9000 y 5000 a.C., en las costas de América del Sur, en Chile y Brasil, en Cerro Mangote en Panamá con dataciones entorno al 5000 a.C., evidenciando un patrón de subsistencia posiblemente especializado, con cierto conocimiento de navegación, basado predominantemente en la recolección de conchas marinas, aunque combinando la caza y la recolección terrestre. En segundo orden se encuentran las evidencias documentadas en el sitio arqueológico Huellas de Acahualinca en la ciudad de Managua, departamento de Managua, con

594517

años

de

antigüedad

aproximadamente, pero las evidencias identificadas corresponden a pisadas humanas y de animales sin ningún otro tipo de evidencia materiales asociadas,

Huellas de Acahualinca. Fuente CADI – UNAN – Managua. 2007.

lo que dificulta comprender el modo de vida de esas sociedades. Impresiones como las de Acahualinca se han localizado en estratos geológicos similares, en otros lugares tales como: Montelimar, Llano Verde, Portezuelo, y en occidente Pasocaballos, y El Chonco, (Matillo Vila, J. 1963: 38). Todos los sitios se encuentran ubicados a lo largo de la costa del Lago de Managua y cerca de la costa del Pacífico; recientemente se reportaron huellas en Quezalguaque, municipio de León (aunque esta última se ha fechado alrededor de 2000 años de antigüedad por el tipo de toba en que se encuentran impresas). Lo anterior puede interpretarse como ejemplo de una posible movilidad para la explotación de un extenso territorio de estos grupos.

17

Las huellas de Acahualinca se ubican en una toba volcánica, debajo de 11 capas geológicas Según refiere Matillo Vila, 1977 en su libro titulado” Acahualinca en el Panorama Arqueológico de Nicaragua”, p 58, la fecha se obtuvo del análisis de una muestra de sedimento obtenida del nivel inferior inmediato a las huellas, obteniéndose una edad de 5945, más o menos 145 años de antigüedad…Concediendo un margen de 1000 necesarios en la formación de la capa superficial originaria, las huellas pueden datarse alrededor de los 4000 años antes de Cristo. En los niveles estratigráficos superiores se han documentado diversidad de materiales arqueológicos, pero no se relacionan directamente con las huellas impresas. Estas fueron descubiertas en 1874 por Earl Flint.

No obstante, dentro de esta misma área territorial, aunque más próximo a Managua, existen cuevas y abrigos rocosos, por ejemplo, la Cueva Montelimar, cerca al balneario del mismo nombre y la Cueva Canta Gallo, en el municipio de Villa El Carmen. Aunque en ambas se encontraron elementos cerámicos de culturas más recientes, probablemente, su ocupación se inició durante este período para ser utilizadas como refugio y lugares de rituales de estos grupos de cazadoresrecolectores; en el interior de las mismas se observan grabados zoomorfos o de animales como

Representación de un ave en la cueva Montelimar. Fuente. Navarro. 1996.

aves, tortugas, peces, ciervos; figuras antropomorfas como caritas, cuerpos humanos; figuras geométricas como espirales, círculos, figuras cruciformes. En algunos casos estos grabados presentan restos de pintura. Estos mismos motivos se repiten en gran medida en los petroglifos 18 encontrados cerca de las fuentes de agua, a orilla de los ríos, de los lagos y muy cerca del litoral. Por ejemplo, este tipo de evidencias se localizan en áreas del actual departamento de Managua como en la Isla Momotombito, la laguna de Asosoca, en los municipios de Villa El Carmen, El Crucero, San Rafael del Sur; en el departamento de Masaya, en la bajada de Cailagua, Nindirí; en el departamento de Granada, en la Isla Zapatera; en el departamento de Carazo en el municipio de Diriamba, la poza del Mero, la cueva de la Bruja y en el departamento de Rivas, en la Isla de Ometepe. Estas manifestaciones grabadas en piedra han sido consideradas por algunos estudiosos como evidencias del mundo simbólico complejo que estos grupos poseían, y que según J.E. Arellano, representaban símbolos mágicos que les proveía de energía para la caza. A pesar que el antropólogo nacional, Mario Rizo, mencionara el hallazgo de una punta Clovis 19 en el municipio de Nagarote, León (Zambrana, 2002: 06), cuyos datos son escasos y pocos precisos, esta referencia no puede ser tomada como un dato fiable ya que no se brindan mayores elementos sobre el contexto del hallazgo, tampoco se cuenta con la evidencia material concreta. Así mismo el sitio El Bosque localizado al norte del país en el municipio de Pueblo Nuevo, departamento de Estelí, con una antigüedad estimada de 30.000 años, ha sido considerado como un sitio paleontológico con restos de mega fauna por lo que muchos 18 19

Figuras grabadas en rocas y paredones. Las puntas Clovis en el continente americano han sido fechadas entre 9000 y 9500 años a.C.

lo identifican como un posible lugar de matanza, ya que se encontraron restos de mastodonte y eremotherium, caballo, tortugas y fauna moderna –venado cola blancaasociados con posibles lascas (artefactos elaborados en piedra por seres humanos y que fueran utilizados como herramientas para el trabajo relacionado con la caza matanza, descarne, etc.). Sanoja y Vargas, 1992: 38. Sin embargo, hasta la fecha no se han desarrollado mayores investigaciones para corroborar la relación directa que pudiese existir entre los artefactos líticos y los restos óseos, por tanto su tipificación como sitio arqueológico es muy controversial. Se dice que los grupos cazadores recolectores también recolectaban moluscos y practicaban la pesca cuyos restos eran abandonados en los campamentos temporales cerca de las costas del litoral; en este caso, es de suponer que deben existir muchos de estos sitios en la región del Pacífico que aún esperan a ser descubiertos. La falta de estudios arqueológicos dirigidos a conocer este modo de vida ha sido una limitante para conocer con mayor amplitud la evolución histórica de este periodo. Es importante destacar que en diversos países del istmo centroamericano abundan sitios arqueológicos ubicados cronológicamente dentro de este mismo periodo por lo que bien se pensaría que la región centroamericana presenta patrones cronológicos similares. Por ejemplo, en Costa Rica existen sitios con fechas de entre 10,000 y 12,000 años de antigüedad (Baudez: 1976: 34); en Panamá, sitios del 2100 a.C; Honduras y Belice con abrigos rocosos de entre 9000 y 11000años de antigüedad, entre otros.

Sitio arqueológico El Cascal, Flor de Pino del municipio de Kukra Hill. RAAS Fuente: CADI, Proyecto RAAS 2003. UAB-UNAN, Managua

II.2. LAS PRIMERAS SOCIEDADES AGRÍCOLAS La transformación de las sociedades cazadoras-recolectoras, se produjo de manera gradual hasta desembocar en la práctica de una agricultura incipiente y de un establecimiento semi sedentario. Balladares

y Lechado

“Durante

este

probablemente

señalan que

período, se

inició

muy la

domesticación de plantas como el maíz, el frijol, la calabaza, y los pimientos (chile dulce) tubérculos; y de animales como el xulo (perro de crianza para

Cosecha de maíz. Fuente. Fullola y Petit. 1998

consumo humano) y el cuajolote o chompipe, manteniendo siempre las actividades de recolección de frutos, semillas, tallos, vegetales y flores para uso alimenticio y medicinal, así como la caza menor de animales como el ciervo y el conejo; la pesca es otra de las actividades presentes. Todo ello conllevó a nuevos cambios en el modo de vida, y como consecuencia, cambios también en la organización social, creencias y costumbres” (2005:16). Lo anterior produjo nuevos cambios en el modo de vida, agrícola; como consecuencia, se produjeron también cambios en la organización social y económica, en las creencias y costumbres. Todas estas actividades nuevas implicaron el perfeccionamiento en la técnica para la elaboración de instrumentos y utensilios; se elaboran

entonces

instrumentos

de

piedra

retocados y pulidos como buriles, hachas pulidas, piedras de moler, morteros, cuchillos, raederas y lascas retocadas, etc, asociados a la actividad agrícola;

además,

surgen

los

utensilios

e

instrumentos de trabajo elaborados en cerámica, por ejemplo, las ruecas o malacates con las que confeccionaban redes para la pesca, sirviendo

Distintas representaciones en cerámica, recuperadas en contexto arqueológico. Xulo, Figurilla femenina, collar y rueca.

éstas como pesas, pero también eran utilizadas para el hilado del algodón. Se elaboraban otros tipos de objetos cerámicos, tales como coladores, platos, vasijas, escudillas, ollas, comales, instrumentos musicales como por ejemplo la ocarina.

Se mantuvo la confección de utensilios a base de fibra vegetal (bolsas para recolección de frutos, plantas) y de restos vegetales tales como huacales, jícaras, molinillos, cucharas, etc., las que eran obtenidas del fruto de la planta comúnmente conocidas como jícaro (Crescentia cujete, fam: Bignoniaceae), tradición que se mantienen hasta hoy en día. Con la variedad de materias primas elaboraban objetos ornamentales, los que han sido interpretados por los arqueólogos como ejemplo de la expresión de creencias, costumbres y ritos. Autores como Fullola, y Petit, (1988:107), interpretan la producción de figurillas, colgantes y otros artículos de adornos como cambios en la ideología, puesto que reflejan la cosmovisión del grupo, así como diferencias internas entre sus miembros, ya que estos objetos eran usados mayormente por los chamanes, los guerreros y los individuos destacados del grupo. Sin embargo, no en todas las regiones del país donde existen sitios arqueológicos, se han logrado establecer con certeza las bases socioeconómicas, pero si se han comprobado algunas prácticas asociadas a la agricultura (asentamientos, alfarería, industrias líticas talladas, macro y micro pulidas, etc.); además, lo poco que se puede conocer al respecto se encuentra reflejado en la iconografía cerámica y en los motivos que muestran los petroglifos, hacen falta mayores estudios para la comprensión de ese mundo simbólico para este período. Hubo cambios que se produjeron en todos los grupos, más lentamente en aquellos que tenían como fuente de subsistencia la recolección, caza y pesca y de una manera más rápida y profunda en aquellos donde la agricultura era el centro de la actividad económica hasta alcanzar un grado de complejidad social mayor.

Lo que dicen las evidencias arqueológicas Existe un largo periodo dentro del devenir histórico de Nicaragua que llega hasta el 4000 a.C, en el que los datos arqueológicos son muy escasos, trayendo como consecuencia un vacío para la comprensión del desarrollo social, por lo que se requieren estudios sistemáticos que permitan responder a esta necesidad.

Zonas con evidencias de poblados entre 2000aC y el 500aC. Elaborado sobre base de investigaciones. Fuente: CADI. 2011.

El surgimiento de la actividad agrícola en el continente americano se reporta a partir del 5000 a.C, tanto en México como en la región andina (Zambrana, 2002:8). Para Haberland, 1992:79, los primeros indicios de esta práctica en Nicaragua se registran hacia el 1500 a.C. Entre el 2000 a.C y el 500 a.C., se dieron una serie de eventos que permitieron un desarrollo socioeconómico incipiente de los grupos humanos que se asentaron en el territorio nacional. Significa que las sociedades cazadoras recolectoras -que mayormente eran nómadas- dieron un salto cualitativo al ejercer ciertos controles de producción y domesticación incipiente sobre las plantas y animales del entorno, lo que conllevó a un nuevo modo de producción: el Agrícola. Este proceso tuvo implicancias muy significativas permitiendo a los grupos transformarse en sociedades sedentarias. El incremento demográfico condujo al

desarrollo de nuevos mecanismos para obtener los recursos necesarios en pro de satisfacer las necesidades del grupo. La innovación tecnológica jugó un papel determinante en ese sentido; en algunos casos establecerse como sociedades agrícolas fue un proceso lento pero incesante, donde la observación, convivencia y experimentación de los seres humanos con las plantas y animales fue crucial, este aspecto es más evidente en este periodo; en otros casos, ese cambio de sociedades cazadores- recolectoras a sociedades agrícolas se dio de forma abrupta, sobre todo cuando fue producto de imposiciones o influencia de culturas con mayor desarrollo socio-económico. Las primeras sociedades nicaragüenses con indicios agrícolas, se localizan en la isla de Ometepe, departamento

de

Rivas,

con

dataciones

radiocarbónicas de aproximadamente 1500 años antes de Cristo (según Haberland, 1992:79), esto se determinó en base a la asociación de diversas industrias líticas (sobretodo hachas pulidas, manos y Cerámica Bocana Incisa (500 aC- 300 dC). Representativa para este periodo. Fuente. www.prehispanicpottery.com

piedras de moler) y cerámicas. Se presume que el desarrollo agrícola experimentado por la sociedad que produjo esa evidencia fue producto de influencias de culturas que emigraron del sur de Centroamérica a Nicaragua, ya que no se reportan para esos mismos sitios

dataciones

anteriores

que

marquen

ese

horizonte o desarrollo evolutivo gradual. Si se observan las imágenes siguientes se denota la habilidad y el empleo de diversas técnicas que poseían los alfareros antiguos para la fabricación de

Vasija proveniente del Sitio Cascal en Flor de Pino, M-8, KH-31. Fuente: CADI.

vajillas domésticas, ajuares funerarios y rituales, ornamentos, etc. Sin embargo, esta interacción

entre

grupos no solamente está reflejada en esta área geográfica, sino que

también

se Cerámica Bocana Inciso Fuente.www.prehispanicpottery.com/nicaragua.htm. Cerámica Usulután Negativo Encontrado en Pochocuape, Managua. Fuente. CADI, UNAN

observa una continuidad de esa relación en la región Centro y Norte del país, mediante la presencia de otros elementos diagnósticos que han sido documentados, tal como: cerámicas de tipo Segovia Naranja (300-1430d.C) y Ulúa Policromo (600-800d.C), ambas procedentes de grupos de El Salvador y Honduras, e indicadoras también del desarrollo de relaciones entre grupos del norte de Centroamérica con los grupos asentados, tanto en el Pacífico, Centro y Norte como en el centro y en mínima presencia en el pacífico y sur del territorio. Con el propósito de comprender mejor los modos de vida de las sociedades más antiguas, algunos investigadores atribuyen funcionalidad a los objetos dependiendo de los rasgos y del contexto al que se encuentre asociado en el momento de su hallazgo, en ese sentido, a la cerámica de tipo León Punteado, por ejemplo, se le atribuye función de “raspador de Chile por su técnica decorativa” (Vínculos, 1990: 124), de igual manera de la cerámica Bocana Incisa se dice que “Los motivos decorativos zoomorfos sugieren significado sobrenatural en el acompañamiento musical en ritos religiosos o chamanísticos. Comúnmente asociadas a contextos funerarios” (Vínculos, 1990: 41). También se intenta relacionar determinadas industrias a ciertos grupos humanos, aunque no todos en el pasado tuvieran alguna afiliación cultural precisa. Igualmente, las cerámicas de tipo Rosales Esgrafiado (500ac-500 d.C, Vínculos, 1990:54), Schettel Inciso (800aC-300dC, idem:264), Tola tricromo (300-500d.C, Idem:96), Chávez Blanco sobre rojo (500 - 800d.C, Idem:111), muestran la tecnología que fue producida antes de la llegada de los grupos mesoamericanos y por ende, los desarrollos locales que se produjeron socialmente en nuestro territorio nacional. La mayoría de investigadores (Healy, 1980; Brandsford, 1881; Haberland, 1966; Norweb, 1964; Lange, 1983; Lothrop, 1926; Coe y Baudez, 1962, etc.), tipifican a estas cerámicas como de producción panregional20 para la sub área cultura de la Gran Nicoya y coinciden en que estas cerámicas presentan fuerte influencia del área cultural chibchoide; aunque se asocian a poblaciones

antiguas no se precisa afiliación a

determinado grupo cultural. Para la región del Pacífico, Salgado y Zambrana, (1994: 121-137), Salgado (1996) han determinado la existencia de asentamientos humanos con dataciones entre 2000 y el 500 a.C, localizados entre las faldas norte del volcán Mombacho y la orilla este de la laguna de Apoyo del actual departamento de Granada; Healy (1980:300), refiere otros sitios 20

Se entiende como pan regional a la producción de algún tipo de cerámica en un área territorial concreta, para el caso nuestro se refiere a la sub área cultural de la Gran Nicoya, en el Istmo de Rivas y el norte de Costa Rica.

agrícolas localizados en San Jorge a orillas del lago de Nicaragua, en el Istmo de Rivas, ubicado temporalmente entre 500 a.C y el 300 d.C.

Distribución de tipos cerámicos tempranos (500 a.C – 300 d.C), anteriores a la llegada de los grupos mesoamericanos. Fuente CADI.

En Managua, los sitios arqueológicos San Cristóbal, Tiscapa, UNI21, Los Placeres, Nejapa22, La Ceiba Sur, reflejan -según la tipología cerámica encontrada-, secuencias ocupacionales que se ubican entre el 500 a.C y el 1550 d.C., evidencias que permiten reconstruir el horizonte evolutivo de estos grupos durante esos dos mil años.

La

existencia de estos sitios corrobora la distribución dispersa de poblaciones sedentarias en estos periodos tempranos. Se reportaron de estos sitios hallazgos cerámicos y artefactos líticos vinculados con actividades agrícolas, así como también artefactos vinculados a las actividades de navegación en el lago y lagunas del sector, por ejemplo, se encontraron pesas de redes de pesca.

21

Se refiere al sitio arqueológico localizado en los predios de la Universidad Nacional de Ingeniería en Managua. El sitio arqueológico Nejapa se ubica en el extremo suroeste del municipio de Managua, capital de Nicaragua, en el costado oeste de la Laguna de Nejapa. En este sitio se vienen desarrollando investigaciones arqueológicas de forma sistemática, desde el año 2007 a la actualidad, con el fin de comprender y conocer aspectos del modo de vida de las sociedades prehispánicas que habitaron en ese sitio y la región del Pacífico nicaragüense. Las investigaciones han sido desarrolladas por investigadores del Centro Arqueológico de Documentación e Investigación (CADI). También, participan estudiantes de los últimos años de la carrera de Historia con Orientación en Arqueología que ofrece el departamento de Historia de la facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas de la UNAN- Managua, es esta misma facultad quien brinda el financiamiento de las investigaciones. 22

Las evidencias tanto de Granada como de Managua muestran un patrón de asentamiento conformado por caseríos; no hay indicativos claros de jerarquía de asentamientos en esos territorios, aunque se puede observar un incipiente proceso de desarrollo de núcleos poblacionales, donde comienza a establecerse una organización socio-política de carácter territorial; por ejemplo, se identifican evidencias cerámicas de origen hondureño, salvadoreño y costarricense, artefactos líticos como la obsidiana y el jade procedentes del norte, indicadores todos del contacto de estos grupos con otras sociedades asentadas tanto hacia el norte como al sur de nuestras actuales fronteras. En el occidente del país las ocupaciones humanas correspondientes a la etapa final de este periodo están representadas por el tipo de

cerámica

conocida

como

Usulután

Negativo, aunque su frecuencia en los sitios donde se ha identificado es baja. Por ejemplo en los sitios, la finca El Progreso, Santa Martha, Los Valientes, Los Zelaya, isla El Cardón en el departamento de Chinandega; la Paz Centro, El Apante y San Jacinto Huellas de Quezalguaque, impresas en toba volcánica de aproximadamente 2000 años de antigüedad. Fuente: La Prensa 28/11/10.

Tizate, en el departamento de León. Aunque falta profundizar en los estudios cabe

mencionar que en el municipio de Quezalguaque se documentaron pisadas humanas impresas en toba volcánica fechadas en torno a 2000 años de antigüedad (La Prensa, 28/11/10), extrañamente el material arqueológico documentado en áreas próximas a ellas corresponde a periodos más tardíos o posteriores, asociado a los grupos de origen mesoamericano, lo que indica que los hallazgos no tienen relación cultural. Lange, 1993: 11, señala que la presencia de la cerámica Usulután en el occidente se debe a la proximidad territorial con El Salvador, ya que el origen de este tipo de cerámica es procedente del departamento de Quelepa en ese país con una antigüedad de 500 a.C y el 150 d.C. Sin embargo, esta misma evidencia se documenta en baja densidad en gran parte del territorio que conforma la franja del Pacífico nicaragüense (departamentos de Managua, Rivas, Granada y extremo suroeste del departamento de Estelí) lo que se interpreta como la existencia de un sistema de intercambios culturales y tecnológicos desde épocas tempranas, sistema que se acrecienta en periodos posteriores. Otra evidencia antigua o temprana es la cerámica Bocana Inciso, localizada mayormente en los departamentos de Rivas, Granada, Managua y León. Autores como Healy 1980,

Brandsford 1881, Haberland 1966, Norweb 1964, Lange 1983, Lothrop 1926, Coe y Baudez 1962, coinciden en que estos tipos presentan fuerte influencia del área cultural chibchoide.

Izquierda: pieza localizada en el museo de Condega, encontrada supuestamente en la zona (Fuente Zambrana y Gámez, 2006; 10); al centro, pieza recuperada en el municipio de Kukra Hill, RAAS. Fuente: CADI; derecha: pieza de tipo Usulután (-200 a +550dc), referida por Claude F. Baudez cuyo origen remite al municipio de León (Baudez, 1976:41 y 243). El principio de decoración es similar en todas, (forma, soportes, incisos y apliques).

Si se valora que las fechas propuestas para esta industria cerámica coinciden ampliamente con el supuesto arribo de los Coribicies a nuestro territorio -grupo al cual se le ha atribuido un origen chibcha-, podríamos asociar esta materialidad con dichos grupos. Si esto fuese así, entonces las industrias cerámicas arriba mencionadas, estarían certificando que en el territorio nacional hubo confluencias culturales procedentes tanto del norte como del sur de la región centroamericana desde épocas anteriores a Cristo. Por tanto deberíamos contar con rasgos comunes entre las tecnologías cerámicas y líticas del Atlántico y pueblos prehispánicos del sur de Centroamérica, incluyendo el sur de Nicaragua. A pesar que se ha especulado que los Quiribíes o Coribicíes fueron los primeros grupos humanos que ocuparon el actual territorio nacional hacia la mitad del Siglo IV a.C, las evidencia de los sitios Monkey Point en Atlántico y Acahualinca en el Pacífico, indican que hubo otros grupos humanos antes de los Coribicies por estas tierras. Constela y Fonseca (1994:199), plantean que “los coribicíes, probablemente ramas, serían, como los matagalpas, representativos de las poblaciones más viejas del territorio que llegaría- gracias a la invasiones de los chorotegas, nicaraos y subtiabas- a constituir la subárea arqueológica de Gran Nicoya”. Si los Coribicies se disgregaron por todo el

Fuente. Archaeology Pacific of Nicaragua. 1983:47

territorio nacional y permanecieron durante todo este tiempo hasta la llegada de los

Chorotegas, entonces, debieron producirse diversos desarrollos locales en distintos puntos geográficos del territorio con una dinámica socio-cultural propia, que sin duda diferenciaría a los grupos unos de otros conformando distintos pueblos. Es importante destacar que en este mismo periodo, en el norte centroamericano (Mesoamérica) se estaban desarrollando otras sociedades 23, cuyas influencias se verán reflejadas siglos más tardes en la evidencia arqueológica nacional a como se muestra en la imagen procedente del sitio Las Padillas localizado al noreste de la ciudad de Chinandega y reportado por F. Lange, 1983: 47, en el que fue recuperado un fragmento de botella con características mayas24. En este mismo periodo para el centro y norte de Nicaragua son escasos los datos arqueológicos, lo que puede ser un indicador de que quizás no hubo ocupaciones tempranas en estas zonas –se requiere de ampliar los estudios para corroborar este supuesto-, ya que en los periodos posteriores se denota un aumento significativo de las poblaciones, así lo indican los sitios arqueológicos documentados. Hacia el sector noreste del lago de Nicaragua, en el departamento de Chontales también se documentaron evidencias cerámicas que demuestran ocupaciones desde hace 2000 años indicativas de que ya habían pobladores en algunas áreas de la Sierra de Amerrisque, por ejemplo, el sitio La Pachona (Gorín, 1990:262) registrado entorno 500 a.C., El Rodeo en Boaco con fechas del 200 a.C – 400 d.C (Espinoza, E. s/a. 43). Nótese el creciente aumento de las poblaciones, con respecto al periodo anterior, propiciado por las constantes migraciones de culturas que se desplazan en diversas direcciones y desde diferentes puntos del continente, en ese proceso muchas de ellas se fueron estableciendo en nuestro territorio, marcando la pauta para su posterior desarrollo social y económico.

23

En ese periodo podría decirse que se daba la transición entre los periodos Preclásico o Formativo y Clásico, tanto para Nahualt y Mayas. 24 Esta evidencia arqueológica se localiza en el periodo Clásico Maya (250-900 d.C) y muestra la pervivencia de estas influencias en el territorio nicaragüense.

Para la costa Caribe nicaragüense25, hasta la fecha

se

han

obtenido

algunos

datos

arqueológicos que han permitido conocer la existencia de asentamientos sedentarios y agrícolas con niveles de organización muy complejos desde periodos anteriores a Cristo. En el municipio de Kukra Hill en la RAAS, se documentaron los sitios: El Cascal, Flor de Pino (790 – 760 / 680 -550 Cal. AC y 400-440 Cal. DC) y Karoline (360 Cal ANE y 350 Cal DNE). (Clemente I. et al. 2003).

Distribución de sitios arqueológicos identificados mediante prospecciones arqueológicas, entre 1999 y 2003. Fuente: Gassiot, E. et al. 2002. 48.

Fuente. Clemente, et al. 2008.

25

Entre el año 1998 y el 2008 se desarrollaron en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS) diversas investigaciones arqueológicas con el fin de comprender la evolución socio-económica de las comunidades asentadas en esa región. Las investigaciones se desarrollaron de forma conjunta entre la Universidad nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), el Consejo Superior de investigaciones científicas de Barcelona (CSIC) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), proyectos financiados por el Ministerio Cultural de España y la de la Agencia española de Cooperación Internacional.

Estos sitios son el reflejo de asentamientos humanos muy complejos, donde es posible notar que estas sociedades poseían una amplitud de conocimientos en las tecnologías usadas para la construcción de sus casas (estructuras monticulares emplazadas en terrazas artificiales) y elaboración de instrumentos de trabajos (industria cerámica, industria ósea, industrias líticas, etc.), pero además conocían y dominaban estrategias de explotación marina (sobre todo navegar y bucear para obtener recursos marinos). Las industrias recuperadas se vinculan directamente con

actividades

agrícolas

(hachas

pulidas,

raspadores, raederas, manos y piedras de moler,

Fragmento de Metate decorado con representación zoomorfa (cangrejo o punche) del sitio El Cascal, Flor de Pino. RAAS. Fuente: CADI.

vasijas u ollas cerámicas de diversos tamaños y formas), más aún, la presencia de semillas asociadas a los pisos de ocupación documentados26. Las evidencias reflejan sociedades con amplios conocimientos agrícolas al igual que las poblaciones asentadas en la región del Pacífico para este mismo periodo.

Fragmento de Mano de moler, procedente del sitio arqueológico El Cascal de Flor de Pino. Fuente: CADI

26

Cabe señalar que a la fecha no se han podido identificar las especies de las semillas recuperadas. También es válido destacar que en el análisis funcional de los artefactos líticos se identificaron huellas de uso vinculadas al corte de vegetales y la molienda.

Plataformas en la cima del cerro El Cascal en la localidad de Flor de Pino, municipio de Kukra Hill. RAAS. (Fuente: CADI, Proyecto RAAS 2003. UAB-UNAN, Managua).

G. Smutko, 1985: 21, refiere que en Laguna de Perlas, RAAS, Magnus encontró cerámica estilo Estribo, un tipo cerámico que solamente se encuentra en un lugar conocido como playa de los Muertos Honduras, ubicada cronológicamente en la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo. Este tipo de cerámica, según este autor, refleja comercio entre Sitetaia 27 de Nicaragua y Playa de los Muertos de Honduras, si esto fuese cierto, tendríamos otro elemento más que demuestra la influencia directa de grupos complejos del norte. En síntesis, la región atlántica tuvo influencia de culturas que emigraron de sur a norte y viceversa, lo que la hace en la actualidad ser pluricultural y multilingüe.

Semilla arqueológica recuperada en Karoline, Kukra Hill, RAAS. (Fuente: Proyecto RAAS 2003. UABUNAN, Managua).

27

Planta del sitio El Cascal de Flor de Pino, el montículo M-8 (estrella azul). Fuente: CADI.

Sitetaia (LP-8). Corresponde a un sitio arqueológico conformado por concheros localizado en Laguna de Perlas. Este sitio coincide con el Sitea Site de Richard Magnus (1974: 58-60).

II.3 POSIBLES DESARROLLOS LOCALES (500 a.C – 800 d.C)

A esta etapa de posibles desarrollos locales, no se le asigna una adscripción cultural precisa, debido a que los datos no permiten afiliar la evidencia a grupos determinados, y más aún cuando los estudios lingüísticos no han logrado reconstruir este periodo en nuestro territorio. Se tomaron los datos arqueológicos existentes como la base fundamental para establecer este nuevo periodo, ya que están demostrando la existencia de sociedades en casi todo el territorio nacional; muchas de estas sociedades fueron el resultado de diversos procesos evolutivos experimentados desde los primeros asentamientos agrícolas descritos anteriormente. Ya para el periodo después de Cristo aquellas sociedades que practicaban una agricultura incipiente se consolidaron y complejizaron, es decir, sufrieron hubo un aumento poblacional y una transformación en su estructura socio-económica; otras en cambio, se disgregaron del núcleo social para conformar nuevos grupos que habitaron extensas regiones del país. Siguiendo el ejemplo de los Coribicíes, se presume que arribaron al territorio entorno al siglo IV antes de Cristo (al final del periodo anteriormente descrito). Se establecieron en el Pacífico nicaragüense hasta que se dieron las migraciones mesoamericanas al territorio nacional, obligándolos a desplazarse a diferentes regiones del país. Al parecer estos grupos, en todo su devenir histórico, no experimentaron grandes cambios socioeconómicos, ya que la evidencia arqueológica que se podría asociar a ellos es muy escasa y con pocas variantes tecnológicas, por lo menos durante este periodo y refiriéndose a la industria cerámica, todo indica que esta producción posiblemente tenía vínculos directos con actividades agrícolas. En esta misma dirección Zambrana retoma a Salgado (1996), para señalar que “en el Período Bagaces (300-500 d.C.), se observa un incremento de la población basado en el mayor tamaño que exhiben los sitios arqueológicos. Para el período Tempisque– Orosí, la población del área en estudio se estima en 1200 y para Bagaces en 3150. Se observa a partir de éste período una clara jerarquía de asentamientos. Es decir, en Granada comienza a desarrollarse una organización socio-política de carácter territorial que puede definirse como cacicazgo. Surge, en este período, evidencia de contacto con otras sociedades al norte y al sur de nuestras actuales fronteras, basados en la identificación de cerámica hondureña, salvadoreña y costarricense; además, de

artefactos líticos procedentes del norte como la obsidiana, y el jade, posiblemente procedente de la actual Costa Rica, y el surgimiento de élites que controlaban el intercambio, surgiendo aparentemente centros regionales como Ayala en Granada y Playas Verdes en Masaya”. (Zambrana 2002; 9). En la región norte del país la evidencia arqueológica28, refleja que en el territorio que conforma los departamentos de Estelí, Madriz, Nueva Segovia, Jinotega y Matagalpa 29 existían poblaciones con dinámicas socio-económica muy bien consolidadas. Al respecto Balladares y Lechado, han señalado que “Por las características que presentan las evidencias reportadas hasta la fecha, como por ejemplo, la técnica en la elaboración y la decoración de los distintos tipos cerámicos encontrados; denota claramente que la región estuvo poblada durante el período comprendido entre 300 a 1000 d.C, tal parece que durante ese período, La Segovia, formó parte de una red de intercambio bien estructurada con la zona de la actual Granada y otras poblaciones localizadas en la cuenca del lago de Managua; la presencia de cerámica con engobe Naranja o Segovia- Naranja en estas áreas, así lo indican; materiales de este mismo tipo cerámico encontrados en Acahualinca junto a materiales del período Bagaces (300-800 d.C), refuerzan esta hipótesis”. (2006; 43). Desde el año 1998 se han realizado

esfuerzos

con

el

propósito de comprender los desarrollos experimentados

socioeconómicos por

nuestras

comunidades asentadas en la Costa Caribe nicaragüense, las

28

Soportes zoomorfos con líneas incisas laterales, ojos resaltados con orificio y pasta fina. Izquierda (según tipología cerámica: Sulaco 300 al 900dc) recuperado en Matiguás y derecha, recuperado en Kukra Hill (tipología no determinada) el principio tecnológico es el mismo. Fuente: CADI.

San Antonio Negativo, Las Segovias Naranja, Condega engobe Rojo, Rocinante Común, Cacaulí Rojo sobre Naranja, Las Tapias Tricromo, Güiligüisca Inciso, Ulúa polícromo, Tenampúa polícromo. La mayoría de ellas ubicadas tipológicamente entre el 300 y 1000dc. También se retoma el Usulután Negativo y Bocana Inciso porque son tradiciones cerámicas que inician aproximadamente en el 500 a.C y se extiende hasta el 300 d.C. 29 Entre el periodo que comprende los años 2006 y 2010, se realizaron en el departamento de Matagalpa y los municipios de Pantasma y Jinotega (estos dos últimos pertenecientes al departamento de Jinotega) investigaciones arqueológicas que perseguían la documentación del potencial arqueológico de ese departamento. En ese sentido se realizaron prospecciones arqueológicas, donde participaban activamente personas de las comunidades afectadas, con el objetivo que reconocieran el potencial arqueológico que posee y lo sepan resguardar. Se identificaron más de 200 sitios de interés arqueológico, muchos de los cuales hoy por hoy, forman parte de sendas propuestas con el fin de su puesta en valor. De este proyecto participaron egresados de la carrera de arqueología que se oferta en la UNANManagua y que hoy se desempeñan como arqueólogos independientes, además de docentes investigadores del CADIUNAN-Managua. El financiamiento del proyecto estuvo a cargo de la embajada norteamericana.

investigaciones arqueológicas30 permitieron localizar abundantes sitios prehispánicos, muchos de ellos sencillos, pero en su gran mayoría conformados por amplios asentamientos humanos, los que reflejan la complejidad social de esos antiguos habitantes. Para este periodo, la mayor cantidad de sitios documentados corresponden a concheros localizados en las antiguas zonas costeras, específicamente en Laguna de Perlas y Bahía de Bluefields, reflejando de una u otra manera modos de vida humano especializados en la explotación marina complementando con caza y recolección; pero igualmente se han documentado sitios conformados por estructuras monticulares, terrazas, donde predomina la caza, la recolección de recursos terrestres y las actividades vinculadas al quehacer agrícola, sobre todo en Kukra Hill (sitio arqueológico EL Cascal) y Nueva Guinea (Tecaniste en la RAAS), Rosita y Waspan (RAAN); además se han documentado petroglifos y áreas de talla de artefactos líticos. (Balladares y Lechado, 2007; 48). Lo cierto es que la mayor complejidad socio-económica de la región se dio entre el 900 a.C y el 900 d.C. A diferencia del siguiente periodo donde extrañamente se documentan sociedades con menos desarrollo, por lo menos en la Costa Caribe. Las imágenes reflejan posibles influencias culturales entre sociedades establecidas en la Costa Caribe y la región Central-Norte de Nicaragua.

30

Los estudios en la costa Caribe han permitido la documentación de más de 85 sitios concheros, reflejando el nivel de organización y poblamiento de la zona, así como también se han realizado 18 fechamientos radiocarbónicos que reflejan ocupaciones que oscilan entre el 1400 calAC y el 950 calDC.

Distribución de Cerámica Tipo Sulaco o Segovia Naranja (300-1430 d.C). Nótese posible ruta comercial para estos periodos. Elaborado sobre la base de investigaciones arqueológicas. Fuente CADI. 2011.

Por ejemplo, en el mapa se proyecta una posible ruta seguida por los antiguos

habitantes

de

Nicaragua,

para

entablar

relaciones

socioeconómicas entre el Pacífico, Centro y Caribe nicaragüense. Esta ruta se elaboró en base a una comparación de tecnologías cerámicas similares documentadas en los espacios señalados, donde se puede apreciar que los principios tecnológicos son los mismos, con leves diferencias. Ya para el periodo anterior se había realizado una valoración sobre hallazgos de cuencos y/o vasijas cerámicas tecnológicamente similares y que fuesen documentadas en los espacios señalados.

Otros casos donde es posible identificar intercambios entre las diversas regiones que conforman nuestro territorio recaen en el sitio Sitetaia, donde se encontró cerámica de tipo Chombo (200 a. C y 400 d. C) cuyo origen se atribuye a la sub área cultural de la Gran de Nicoya, (Magnus 1974, 200). La presencia de cerámica policromada de tipo

Luna en el municipio de Nueva Guinea, sugiere posibles contactos con poblaciones del Pacífico nicaragüense. Las comunidades indígenas asentadas sobre las riberas de de los ríos como: el San Juan, el Mico, el Sarapiquí, etc, dominaban las condiciones de la selva tropical húmeda, hecho que permitió que tuvieran control de varias rutas de intercambio, no sólo al interior del actual territorio nacional, sino con otras comunidades localizadas tanto al norte31, como al sur ejemplo, con comunidades asentadas en las riberas del río Frío, en el actual territorio costarricense. Referente a los intercambios regionales, Braswell y Salgado, 1996:11-12, expresan que la mayoría de artefactos de vidrio volcánico recuperados sobre todo en la Gran Nicoya, fueron importados desde Honduras y/o Guatemala 32, ya sea en forma de materia prima o como instrumentos acabados, y que la mayoría de los artefactos en obsidiana encontrados en el período Bagaces, provenían del noreste y se difundía lentamente al sureste de Centroamérica. Implícitamente se está demostrando que había una distancia considerable que recorrer para obtener la materia prima, o bien el mismo intercambio facilitaba esto. También se ha dicho que existía intercambio con otros grupos dentro del territorio nacional, ejemplo, en el sitio los Placeres en Managua, se asocia la presencia de pedernal y jaspe a intercambio con la región de Chontales. (Lange y Sheets, 1983).

31

En el sitio La Granja, Boaco, se obtuvieron fragmentos de cerámica de tipo Segovia Naranja, típica de la región norte o Segovia del país; sin embargo, los fragmentos fueron encontrados en los dos primeros niveles del sondeo, lo que probablemente estaría indicando el establecimiento de relaciones tardías entre ambos grupos. Algunos autores, también relacionan la presencia de obsidiana como indicador de relaciones con Honduras. 32

Braswell, Salgado, expresan que grupos de Nicaragua explotaban varias fuentes de obsidiana en Mesoamérica, especialmente los yacimientos del Güinope y la Esperanza en Honduras, y del altiplano Guatemalteco Ixtepeque y el Chayal, esta relación se estableció gracias a métodos de análisis petrográfico químico y visual (activaciones de neutrones ANN).

Zonas con evidencias arqueológicas, entre 500ac-800dc. Mapa elaborado sobre base de investigaciones recientes. Fuente CADI. 2011

Con respecto al Pacífico nicaragüense, la evidencia arqueológica correspondiente a este periodo se concentra mayormente en los departamentos de Managua, Carazo y Granada, sobretodo en la parte baja del primer milenio después de Cristo. Estas evidencias se reducen considerablemente en los departamentos de Rivas, Masaya, León y Chinandega. Por ejemplo, el sitio El Apante con una antigüedad de 800 años aproximadamente y localizado en el municipio de Telica del departamento de León33 León, se excavó por primera vez una estructura arquitectónica precolombina, documentándose paredes elaboradas en piedra y barro construidas sobre una terraza artificial, también se empleó el bahareque como parte de ese sistema constructivo. Lo cierto es que en esta región, existieron muchas poblaciones humanas que desarrollaron sus propios sistemas de organización socio-económicos, donde los intercambios comerciales o contactos con otras regiones fueron sumamente importantes. Braswell, G. y Salgado, S. 1996:36, realizaron estudios sobre instrumentos líticos en los sitios Guiligüisca y Cacaolí, ubicados en Madríz y la parte Central – Norte de Nicaragua; también en el sitio Ayala (Fletcher, et al. 1994, cit. Braswell: 4) ubicado cerca de la ciudad de Granada. En estos sitios se aplicaron diversos análisis petrográficos y químicos para conocer las fuentes de aprovisionamiento de las materias primas para la elaboración de los artefactos líticos. Los resultados permitieron concluir 33

Este proyecto de investigaciones arqueológicas en León se ejecutó de 1997 y 1998 por la UNAN, Managua y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

que la mayoría de artefactos de vidrio volcánicos recuperados en estos sitios, sobre todo en la Gran Nicoya, fueron importados desde Honduras y/o Guatemala, ya sea en forma de materia prima o como instrumentos acabado, y que la mayoría de los artefactos en obsidiana encontrados en Nicoya durante el periodo Bagaces, provenían del noreste y se difundían lentamente al sureste de Centroamérica (Braswell, G. y Salgado, S. 1996: 1112). Lo interesante de este periodo es que sin duda alguna, existieron aldeas, así como pequeños y amplios poblados distribuidos por todas las regiones del país y no todos pertenecían a una misma cultura -al menos eso deja entrever la materialidad-; las redes de intercambios socio-económicos se encuentran bien consolidadas en todo el territorio nacional e incluso con otros grupos asentados en la región centroamericana (Guatemala, Honduras, Costa Rica y El Salvador), muchas de estas redes tuvieron sus orígenes en la etapa final del periodo anterior y tuvieron su máxima expansión hasta mediados del primer milenio (después de Cristo). Esa interacción regional se refleja, no solo en la materialidad, sino también, en el intercambio de expresiones culturales y la apropiación de ideas, las que son posibles observar en la combinación de estilos e iconografía cerámica y en el arte rupestre. Es importante destacar que antes de la llegada de los grupos mesoamericanos, el territorio se encontraba ampliamente ocupado; se estaban terminando de consolidar muchos poblados, pero la llegada de estas nuevas culturas provenientes del norte de la región CA, marcaron significativamente ese desarrollo paulatino que venían experimentando las sociedades desde muchos siglos atrás, obligándolas a desplazarse a otras regiones del territorio nacional. II.4. NUEVAS INFLUENCIAS CULTURALES (800dC - 1550dC) Este periodo se encuentra muy bien marcado por las diversas migraciones procedentes de la región norte de Centroamérica. Por mucho tiempo se ha sostenido que la llegada de los grupos mesoamericanos a territorio nicaragüense se produjo entre los siglos VIII y XV a consecuencia de la caída de las ciudades prehispánicas de Teotihuacán y Tula de la región del Anáhuac en México (Incer, 1993:89).

Grabado de la ciudad de Teotihuacan durante el periodo post clásico tardío en 12001521 d.C. Fuente, elmiradorimpaciente.blogspot.com.

Las migraciones de mayor influencia en las sociedades en nuestro territorio fueron los Chorotegas quienes llegaron en el Siglo VIII ocupando la mayor parte del Pacífico de Nicaragua y el noroeste de Costa Rica, así como también la provincia de Choluteca en Honduras. Posteriormente los Nicaraos llegaron en los siglos XII - XIII y se asentaron en el istmo de Rivas y al norte de la región del Pacífico nicaragüense y los Maribios o Sutiabas quienes al parecer arribaron al territorio en el Siglo XI, se establecieron en León.

Representación gráfica de la migración Chorotega al interior del país. Fuente. Toponimias Indígenas de Nicaragua. J. Incer, 1985

Desplazamiento de los Chorotegas por los Nicaraos. Fuente. J. Incer. 1985

Los grupos anteriormente señalados conformaron las sociedades más complejas e importantes del Pacífico Nicaragüense, ello trajo como consecuencia la introducción de nuevas técnicas de producción, poseían un conocimiento tecnológico y organizativo avanzado en comparación con las a las sociedades de épocas anteriores en el territorio nacional. De ello se produjeron transculturaciones observables en los cambios de estilo en la producción cerámica, en las construcciones de viviendas y en algunas costumbres como por ejemplo, la aceptación de nuevas deidades y costumbres funerarias. Además trajo consigo el aumento demográfico promovido por la extensiva práctica agrícola. A su llegada al actual territorio nacional, estos nuevos inmigrantes se asentaron e interactuaron con los grupos que ya estaban establecidos en estas tierras –quizás los coribicies- quienes posiblemente se vieron forzados a desplazarse a otras regiones del país

y

llamados

historiografía

por

nacional

la como

Matagalpas o Chontales34. Hasta

el

momento

no

existe

consenso entre los investigadores sobre el origen de los Matagalpas, pero si se sabe que como lengua, es de mucha antigüedad en la región y que

presenta

fundamentalmente

una alta influencia de grupos del sur de Centroamérica. Ibarra, (1994: 223) plantea que “los Chontales

de

Nicaragua,

o

Asentamiento prehispánico del sitio Nejapa, Managua. Plaza Central y estructuras monticulares. Fuente: CADI

Matagalpa, parecen guardar rasgos culturales propios de pueblos relacionados con los chibchas, por lo que sugerimos que pueden incluirse dentro del área de tradición chibchoide”. Al parecer fueron estos grupos quienes se apropiaron, sobre todo en la región central y norte, de la producción de tecnología cerámica Sulaco en Honduras y/o Segovia Naranja para Nicaragua. Este tipo de industria fue inicialmente elaborada en otros países de la región y continuada su producción hasta el 1430 d.C, un poco antes de la llegada de los

34

Término despectivo utilizado por los mesoamericanos para referirse a grupos que se diferenciaban de ellos. Sobre coribicies también se abordó en el periodo anteriormente descrito.

colonizadores europeos, según lo indican el resultado de las dataciones radio-carbónicas realizadas en el sitio arqueológico Miraflor del departamento de Estelí. Según los resultados del análisis tecnológico de la cerámica Sulaco o Segovia Naranja, tuvo su mayor auge en el periodo comprendido entre el 300 d.C y el 800 d.C. Este hecho se observa en casi todas las regiones del país, ya que se han documentado fragmentos cerámicos asociados a esta tecnología, incluyendo al municipio de la Kukra Hill de la RAAS. De lo anterior se deduce los siguiente, que para que exista difusión de tecnologías deben presentarse dos condiciones: la primera, la existencia de dos culturas distintas habitando contemporáneamente e interactuando entre ellas; y la segunda que una cultura se desplace grandes áreas geográficas reproduciendo esa tecnología en los espacios que habitó, sea de forma temporal o permanente. Esto quiere decir, que a finales del primer milenio y a consecuencia del desplazamiento sufrido, los denominados Matagalpas o Chontales, establecieron vínculos con los grupos de El Salvador y Honduras quienes iniciaron la producción de Sulaco. Aunque no se ha determinado con exactitud el tipo de vínculo establecido. A pesar de que estos grupos fueron inicialmente desplazados por los mesoamericanos, establecieron relaciones socioeconómicas con ellos mismos, es decir con los grupos pertenecientes a las sociedades Chorotegas y Nicaraos asentadas en el Pacífico. Esta afirmación está basada en los hallazgos encontrados en el extremo sur del Valle de Sébaco entre el río Viejo y el río Grande de Matagalpa. En esa área se documentaron sitios arqueológicos donde se hallaron fragmentos de industrias cerámicas propias de la región de la Gran Nicoya, al sur y de la región Norte del país. La presencia de cerámica procedente de ambas regiones muestran secuencias culturales que van desde el año 300 d.C, hasta el momento del

Cerámica tipo Luna Policromo, con cronología aproximada de entre 1200dc al 1500dc. Localizada en el museo comunitario de la URACCAN, Nueva Guinea, RAAS. Fuente CADI.

contacto con los europeos en 1500 d.C. También en la Región Autónoma del Atlántico Sur, RAAS, se ha identificado abundante evidencia arqueológica de periodos de ocupación tardía. Es importante destacar que estas poblaciones poseían complejos sistemas socio económicos los que han sido corroborados con las evidencias materiales dejadas por ellos, por ejemplo, sus sistemas constructivos, de intercambios, una diversidad

tecnológica, etc.; sin embargo es meritorio destacar que en este mismo periodo en la Costa Caribe nicaragüense esa complejidad social disminuye, ya que se han registrado elementos indicadores de que eso fue así. Es probable que la disminución de esta complejidad se deba a que los nuevos grupos que arribaron a la zona en sucesivas migraciones venían de diversos lugares y tuvieron dificultades para su ambientación, o bien llegaron en calidad de esclavos, lo que generaría conflictos entre los grupos, trastocando así la estabilidad organizativa que les permitiera un buen desarrollo. Cabe señalar que la ausencia de información en algunas zonas del país, responde no solamente a la ausencia de poblaciones prehispánicas, sino también, a la ausencia de estudios que permitan obtener una visión más generalizada de lo que ocurrió en el territorio en los diversos periodos históricos antiguos. No hay duda que la forma de vida de las sociedades precolombinas fueron complejas, se basaban en la agricultura, la propiedad común sobre la tierra y los recursos naturales, particularidad que aún persiste dentro de las estructuras que conforman a las comunidades indígenas actuales dentro del territorio nacional. a. La agricultura En este periodo las sociedades cultivaban maíz, frijol, cacao, ayote, tubérculos y en algunos casos, donde las condiciones climáticas lo permitía sobre todo en los valles más bajo, se cultivaba el algodón; complementaban su dieta desarrollando actividades de caza, pesca y recolección (Newson, 1987: 67).

Restos faunísticos recuperados en el sitio arqueológico Nejapa, Managua, indicadores del desarrollo de distintas actividades económicas y del consumo dietético de las sociedades precolombinas. Fuente CADI-UNANManagua.

Incer señala lo siguiente: “aprovechando la feracidad de los suelos... ponían especial cuidado en el cultivo de la tierra, rozándola, limpiándola, sembrando con espeque, regando a mano los vástagos de las plantas, desyerbando, ahuyentando los pájaros cuando los granos estaban maduros y recolectando en fin la producción al tiempo de cosecha. Las fases de la luna eran observadas durante el período de crecimiento de los cultivos, con ofrendas a los dioses respectivos, ayunos y abstinencias hasta el momento de la cosecha” (Incer, 1993:102). En cuanto a las técnicas empleadas en la agricultura, trabajaban la milpa como unidad de producción implementando la técnica de roza35 y quema para preparación del suelo. Por ejemplo, para el cultivo del maíz, sembraban los granos en los surcos empleando la coa como instrumento agrícola. Tenían conocimientos astronómicos los que eran aplicados para las diversas actividades económicas, por ejemplo, fueron buenos observadores de los fenómenos meteorológicos que se producían durante el ciclo anual, manejando los meses de lluvia y los de relativa sequía, lo que les permitía realizar dos siembras para el maíz por ejemplo, una de primera y otra de postrera, (Romero 1998:157). De igual manera conocían las fases de la luna que permitió que estos grupos alcanzaran el éxito de dichas actividades a tal punto que cuando los españoles llegaron a estas tierras quedaron sorprendidos al contemplar la variedad y cantidad de cultivos existentes. Según Lotrhop, 1998: 44, “La agricultura estaba altamente desarrollada; el maíz y todo tipo de vegetales y frutos crecían en abundancia” y para Romero, 1998:157, se hallaba generalizada en toda la región del Pacífico desde principios de la era cristiana por lo que se deduce que los pueblos asentados desarrollaron una floreciente agricultura sustentada en el maíz consumido desde entonces hasta la fecha en bebidas, manjares y diversos platillos, pero además cultivaban frijoles, algodón, tabaco y en menor escala el cacao. En el caso del cacao su cultivo se hacía con sumo cuidado ya que poseía un valor excepcional por sus propiedades medicinales y curativas, su control y administración estaba reservada a las clases altas indígenas, quienes lo bebían en ceremonias y rituales especiales (G. Romero, 1998:163), y era utilizado como valor de cambio o moneda. En cuanto al tabaco, también su cultivo fue importante y de mucho cuidado ya que servía para la realización de actividades rituales. Se mantuvo el cultivo de plantas y legumbres como el frijol, la yuca, el chile, la calabaza, el algodón, el henequén y el achiote.

35

Se refiere a la limpieza de hierbas y matorrales de un área como forma de preparación de la tierra para el cultivo.

Implementaron sistemas de control de plagas para los cultivos, por ejemplo, el maíz cuyo cultivo requiere controlar la acción de los pájaros (espantar a las aves que solían alimentarse con la cosecha) por lo que fue creada una estructura aérea (andamio) hecha de madera, tipo de caña y techo de paja la que cumplía la función de Andamios o barbacoas para vigilancia de la milpa. Fuente. Esgueva. 1996. p.60.

un puesto de vigilancia para el cuido de la milpa.

Entre las especies de mayor selección para el consumo dietético mantuvieron y desarrollaron la práctica de la caza menor tal como el venado, el tapir o danto, el jabalí, el armadillo, el conejo, la guardatinaja, el pisote, la iguana; también el consumo de especies de aves como la codorniz, el cuajolote o chompipe, que al igual que el Xulo (perro mudo) fueron domesticados. Se mantuvo además, la recolección de frutos como: papayos, jocote, níspero, caimito, nancite, zapote, guabas, guanábanas, etc, también la recolección de miel, cera y sal. Aquellos grupos asentados en las regiones costeras próximas al mar y a los lagos, los recursos obtenidos de la pesca eran abundantes, de gran variedad y tamaño, entre ellos, según Oviedo, las mojarras, sábalos, camarones o langostinos grandes, (Esgueva, 1996: 70), a ello se suman los recursos obtenidos de lagunas y ríos. Con el desarrollo de estas actividades no solo obtenían insumos energéticos para su alimentación, sino que también aprovechaban los restos de animales como materia prima para su transformación posterior en instrumentos de trabajo, objetos domésticos y adornos, ejemplo, la fabricación de agujas de cocer con espinas de pez, caparazones de armadillos, la piel o cuero, las plumas, los pigmentos, etcétera. b. La arquitectura Para el desarrollo arquitectónico mantuvieron un equilibrio con el entorno natural ya que construyeron sus viviendas con horcones y vigas de madera, las paredes fueron levantadas con un esqueletado de madera o caña, recubiertas con una mezcla de paja y barro conocida como bajareque, mantuvieron el piso de tierra y en ocasiones con embarres de lodo para perfeccionar la superficie del mismo. Este tipo de piso en combinación con el techo de paja fue el elemento perfecto para enfrentar las altas

temperaturas que se registran. Todos estos aspectos han sido documentados en las distintas regiones del país.

Reconstrucción hipotética de una vivienda precolombinaPlaza basada evidencias documentadas. de en Tezoatega. Fuente. Esgueva, 1996, 46. Fuente CADI-UNAN, Managua. Plaza de Tezoatega. Esgueva, 1996, 46.

Fuente.

Izq. Casas de habitación según Oviedo. Tomado de Essgueva, 1996, 46.

Según Arellano, 1998: 134, las construcciones principales se disponían de la siguiente manera: alrededor de las plazas, el templo, la residencia del cacique y la de los nobles, caracterizándose por la distribución funcional en el espacio, ejemplo, la plaza de Tezoatega del cacique Agateyte. La excavación del Sitio El Apante en Telica, municipio de León, confirma la existencia de estructuras arquitectónicas en barro y piedra, construida sobre una terraza artificial, reflejando el conocimiento que se tenía en aquel entonces con respecto al uso de elementos técnicos de construcción. El levantamiento de la terraza artificial y las estructuras (horcones) que sostenían el techo demuestran una inversión de trabajo considerable, un aprovechamiento del entorno natural y por ende, una organización social con cierto grado de complejidad. En el sitio Nejapa36, fue posible documentar restos de bahareque con señales de impresiones de lo que fueron las varas que sostenían el adobe adherido para dar solidez

36

Ubicado en la comarca Nejapa de Managua, se registró un asentamiento precolombino conformado por más de 10 estructuras monticulares a orillas de fuentes acuíferas. Los resultados de estudio difieren en alguna manera de la afirmación de Guerrero y Soriano, quienes dijeron que las formas circulares no fueron usadas en la antigüedad en Nicaragua, ya que los actuales estudios revelaron que si existieron este tipo de construcciones dentro de los grupos mesoamericanos.

a las paredes, así como fragmentos de metates decorados formando parte de los muros (Balladares y Lechado, 2007, 15).

Izq. Casa de habitación en el Pacífico nicaragüense a la llegada de los europeos, según las crónicas de Oviedo. Fuente: Esgueva, 1996, 46. A la derecha, planta arquitectónica descubierta en 2007 en el sitio arqueológico Nejapa la que se asemeja a la de la izquierda. Fuente. CADI-UNAN-Managua.

Estructuras muy similares se han registrado en otros sitios como por ejemplo, en el sitio Seaside37 , localizado en el litoral Pacífico. c. El intercambio comercial Una vez resuelta las necesidades básicas, el excedente de producción permitió mantener un comercio activo a través del trueque o el intercambio directo con los pueblos vecinos, actividad que se realizaba por un grupo de mercaderes locales para el intercambio interno y de mercaderes ambulantes para el intercambio entre pueblos. El intercambio estaba bien organizado y se basaba en el maíz, el algodón y el cacao; era desarrollado mayormente por las mujeres y los adolescentes. Según S.K. Lothrop, existía un mercado o tiangue para cada ciudad el que era controlado por personas de confianza designadas por cada Monéxico, en el caso de los hombres les estaba prohibido su presencia dentro del tiangue, además se ofrecían en él esclavos, oro, mantas, pescados, animales de caza, aves y se abastecían de aquellos productos ausentes en la región, ejemplo, la tea procedente de los bosques de pino del norte del territorio del cual obtenían una especie de colorante o tinte negro (tile), ( Esgueva, 1996: 79).

37

Comunicación personal con el arqueólogo Manuel Gutiérrez, quien realiza estudios arqueológicos en el sitio desde el 2007.

d.

El transporte

Para el transporte terrestre de carga hasta el momento, no se ha podido confirmar la existencia o no de un medio de locomoción más eficaz que el ejercido por los propios indígenas (tamenes o tlamenes); es decir, carecían de animales de carga o tiro y no conocían el uso de la rueda; en cambio para el transporte marítimo y fluvial, se utilizaban canoas para el transporte de carga aprovechando

posiblemente,

las

condiciones

geográficas que el medio les ofrecía, por ejemplo, es posible que las zonas de estuarios hayan sido

Tlamenes u hombres de carga. Fuente Esgueva, 1996: 113.

utilizadas como vía de transportación de artículos para el intercambio comercial, sobre todo en los litorales.

e. Otras actividades económicas Hubo también un desarrollo en las técnicas de producción cerámica, según refiere Paul F. Healy (1976: 24). La cerámica fue trabajada muy delicada y finamente, así se demuestra en los diferentes tipos cerámicos (41) de la clasificación que este autor obtuviera. Se han registrado gran variedad en la forma y la función, habiéndose obtenido algunos ejemplares de contextos arqueológicos que demuestran tanto la policromía como la monocromía

Vasija policromada de contexto arqueológico. Fuente. CADI-UNAN, Managua.

en el tratamiento de la superficie así como el uso de motivos zoomorfos (formas animal), antropomorfos (forma humana), fitomorfos (representaciones vegetales) en la iconografía y el decorado mismo. Se encuentran una variedad de objetos cerámicos,

tanto

de

funerario,

doméstico,

carácter

ritual,

recreativo

y

ornamental. A pesar de que no conocían el

Representación de diversas actividades artesanales: hilado, tejido, decoración cerámica. Fuente. Esgueva, 1996:71

torno, elaboraron objetos, instrumentos y vajillas, empleando técnicas tradicionales tal como la del enrollado y el uso de molde, técnicas que aún se practican en los talleres artesanales de San Juan de Oriente, La Paz Centro, Mozonte y Ducuales. Destaca la producción de vajillas para uso exclusivo de la nobleza, los artesanos que las elaboraban eran servidores directos de la clase alta. Esto refleja que hubo una producción diferenciada, entre la que consumían las clases que ejercían el poder y el resto de habitantes que conformaban la sociedad. La mayoría de los productos eran elaborados de forma manual, utilizaban materia prima de origen vegetal, como el jícaro, y otras fibras para la elaboración de petates, cabuyas, sogas, hamacas, cestería, y trabajaron el algodón para la producción textil. Otros productos fueron elaborados en material lítico o de piedra, en el que sobresale el trabajo en jade, que según su uso estudiosos uso y explotación estaba destinado para la clase noble y era símbolo de rango y poder. También se utilizaron otras piedras para la producción de esculturas monumentales, esculturas pequeñas, figurillas rituales, alusiva a sus deidades y creencias religiosas. Fabricaron además utensilios para la elaboración de alimentos y procesamiento de sustancias minerales y de otro tipo, como el metate o piedra de moler, morteros, instrumentos para la agricultura y utensilios domésticos como hachas, navajas, cuchillos, puntas de flecha para la elaboración de armas de cacería y de defensa, adornos como colgantes, cuentas de collar, muñequeras. También utilizaron plantas para elaboración de instrumentos de todo tipo, madera para la construcción de viviendas y canoas, semillas y frutos para la obtención de colorantes como el Palo del Brasil y el Palo de Campeche cuyo procesamiento daba el pigmento rosado, la semilla del Nacascolo se empleaba para tratar las pieles; materia prima animal como las plumas para la elaboración de artículos de ornamentación y elaboración de pecheras para la guerra; materia prima mineral como la arcilla para obtener el color rojo y amarillo; explotaban una especie de caracol marino (múrice) abundante en la región del Pacífico para la obtención de colorante (púrpura) empleado en la producción textil. Hubo un gran consumo de energía humana en la producción artesanal y un lento desarrollo en las técnicas de manufactura, tanto en la alfarería como en el hilado y el tejido del algodón. (Romero: 1992, 16). Del desarrollo de estas actividades han quedado impresas algunas huellas de las creencias surgidas alrededor de dichas actividades, en casi todo el territorio nacional se han documentado símbolos (iconografía cerámica, petroglifos, pinturas, figurillas,

estatuarias, etc.) que reflejan parte de ese mundo ideológico que poseías las sociedades; sin embargo, en la mayoría de casos, la falta de sistematicidad en los estudios ha dificultado asociar esas representaciones a determinadas culturas, por lo que siempre queda la duda de sus adscripciones crono-culturales. Las

diversas

relaciones

sociales

y

económicas que se generaron entre esta gama de culturas que poblaron nuestro territorio,

permitieron

apropiaciones,

adaptaciones y adecuaciones tecnológicas de unos y otros grupos, haciendo más difícil la delimitación de las áreas de influencias de uno u otro grupo humano a partir tan sólo de la materialidad. A finales del siglo XV se produjo desde el norte una nueva migración con fines comerciales, estableciéndose la “ruta del oro de Moctezuma”

o ruta de los

Pochtecas, la que atravesaba el actual territorio nacional en dirección norte – sureste,

iniciándose

en

Teotecacinte

(Jalapa, Dpto. de Nueva Segovia) y concluyendo cerca del Desaguadero, en el departamento de Río San Juan. También

arribaban

a

Olancho

Petrograbados documentados en el municipio de San Dionisio. Reflejan la naturaleza del Hombre y la Mujer. Fuente: INSA- CADI

en

Honduras y La Segovia en Nicaragua con el propósito de recoger oro. Se esparcieron además por territorios vecinos, llegando hasta los poblados que se encontraban asentados hacia el este de los lagos y la desembocadura del Río San Juan.

Esto trajo como consecuencia que se produjeron nuevos asentamientos de origen mexicano y lengua nahuatl, A como ya se ha mencionado, probablemente, la presencia de figurillas con influencia mesoamericana en Muelle de los Bueyes y Nueva Guinea, sean indicadores de este comercio en dirección norte – sur; no obstante, también se cuenta en estos mismos lugares con restos materiales de influencia sureña, por ejemplo, las imágenes de metates incisos y esculpidos que en este mismo capítulo se presentan,

así como la presencia de sitios en Nueva Guinea con características de emplazamientos similares a las de Garrobo Grande38 -en el actual departamento de Chontales-, también en Cara de Mono en Muelle de los Bueyes. Estos datos podrían indicar la doble influencia cultural que se manifiesta en esta región histórica, y en distintos períodos, sólo que se requiere de mayores investigaciones que profundicen en el tema para aproximarnos a esa realidad caribeña pasada. Sin duda que esta dinámica social de las poblaciones

Cara de Mono. Muelle de los Bueyes. RAAS. Fuente. CADI, UNAN, Managua.

precolombinas nicaragüenses, fue interrumpida por el establecimiento de un nuevo orden social, político, económico y cultural de tipo colonial, que significó la imposición de nuevas normas, leyes, tradiciones, etc.

.

38

La zona de Garrobo Grande pudo estar habitada por indios Sumos o en todo caso, asociado con la familia misumalpa, que está integrada por los matagalpas, el cacaotera y el misquito (Ibarra, 1993:233). Garrobo Grande fue un centro ceremonial, posiblemente construido por grupos emparentados con la familia lingüística Chibcha, siendo ocupado entre el 800-1200 d.C. Sitios similares a Garrobo Grande se han encontrado en varios lugares de Zelaya Central y Río San Juan que podrían estar relacionados, demostrando una homogeneidad cultural en la zona. (Espinoza y García, 2000:54).

Síntesis de la influencia mesoamericana (S. VIII-XIII).

Para las poblaciones originarias del actual territorio nacional la llegada de los mesoamericanos significó una transculturación generándose una mezcla cultural en todas las actividades y las subsiguientes. Este fenómeno migratorio debe relacionarse, no solo con los conflictos bélicos, sino con la crisis económica que estaban viviendo los grupos asentados en el norte de la región centroamericana, crisis que se reflejó en conflictos entre grupos y en la búsqueda de nuevos recursos, en la ampliación de rutas comerciales o nuevas rutas de intercambio que proporcionaran a esos pueblos un respiro; probablemente, estas fueron también causas que provocaron las migraciones mesoamericanas. Se requieren mayores análisis de estos fenómenos para profundizar en este campo.

La llegada de Chorotegas y Nicaraos trajo como consecuencia la introducción de nuevas técnicas de producción ya que provenían de sociedades muy complejas, jerarquizadas e imperiales con un avanzado desarrollo de sus fuerzas productivas y por ende, poseían un conocimiento tecnológico

y organizativo

avanzado

en

comparación con las sociedades asentadas en territorio nacional, conocimiento que sin duda supieron combinar con los existentes en las sociedades autóctonas de Nicaragua. La última gran influencia cultural se produjo con la llegada de los colonizadores europeos al territorio nacional quienes rompieron abruptamente con la estructura social económica y política o desarrollos culturales que estaban ocurriendo en el territorio.

El contacto europeo

III.

EL CONTACTO EUROPEO

¿Quiénes estaban a la llegada de los españoles? (s. XV y XVI) Los cronistas españoles Oviedo y Valdez, expresaron que Nicaragua era un reino de buenas y muchas provincias, con lenguas distintas, destacando la lengua Chontal o Matagalpa como la tercera más importante, lo que puede interpretarse que al momento de la llegada de los europeos al territorio nacional, gran parte de la región norte del país estaba ocupada por poblaciones de lengua Matagalpa. Taguzgalpa (vocablo nahuatl. “lugar donde hay oro), y Tologalpa (lugar de los tules) fueron poblados principales de los indígenas, cuyos habitantes fueron llamados por los cronistas del siglo XVI, Lencas, Xicaques o Chontales y describieron que éstos vivían en las montañas en medio de pinares y encinas, por supuesto que los ríos Aguán, Tinto, Patuca, Segovia o Coco, Prinzapolka, Grande de Matagalpa, Escondido y el San Juan, sirvieron de fuente para el desarrollo de diversas actividades económicas. Algunos datos indican que los chontales39 (término náhuatl) o Matagalpas, vivían en la meseta central y se extendían originalmente más allá del actual territorio que conforma al departamento del mismo nombre, ocupando las mesetas de Matagalpa y Segovia. Los Matagalpa se ubicaron en las tierras más altas de la región montañosa central, extendiéndose la ocupación en dirección norte – sur, en las cordilleras Dariense, Dipilto, Isabelia y las Serranías de Huapí y Yolaina (Newson, 1987). Para 1855 según Víctor J. Noguera -referido por Constenla, 1992-93:194-, habían hablantes de la lengua Matagalpa en pueblos de los departamentos de Matagalpa, Madriz y Nueva Segovia y en Telpaneca, Palacagüina, Yalagüina, Condega, Totogalpa y Somoto. Ibarra, 1994, señala la presencia de grupos Chontales para el siglo XVI, en localidades de Chinandega como, Acacoyagua, Somotillo, y Olomega, resaltando que estos matagalpas construían sus casas con características muy propias de los pueblos del área de tradición 39

Según las crónicas, chondales, chontales y chontallis, era el sobrenombre que le daban los nicaraos del istmo de Rivas a todos los grupos que no pertenecían a su filiación. Al igual que el término Popolucas, de hecho, ambas denominaciones son vocablos del náhuatl que significan Extranjero y Rudo”.

chibchoide. (Ibarra, 1993:236). Descendían de los Maribios algunos grupos dispersos en la región norte del país, en Condega, Palacagüina y Telpaneca. En las serranías localizadas al norte de los lagos y volcanes, en dirección a la península de Cosigüina, se asentaban grupos Chontal, llamados Popolucas por los mesoamericanos y en la zona del Sauce, Achuapa y Limay, se encontraban los Guaxinjos o Guaxenicos; al norte de los volcanes, los Olomegas y Olocotones y los Tacachos y Yacacoyagua, estos últimos vecinos de los Sutiabas. En el censo de 1581 se menciona además de los anteriores, a los pueblos de Condega, Somoto, Teuxtepet, Boaco, Coyagalpa, Coagalpa, Xicuygalpa, Quiboga, Comana y Mayale como pertenecientes a la provincia de Chontales. (Incer, 1993:95). Al este y noreste de los Matagalpas vivían los Ulwas, Pantasmas, Parracas y en la ribera del Río Grande hasta Muy Muy, habitaban los Sumos (o Mayagnas); al norte de Nueva Segovia estaban los Jicaques. (Khul: 2004: 29). Ibarra, 1993:234, propuso para los Matagalpas, la existencia de un Sistema Cacical40 dentro de un nivel de integración tribal donde probablemente hubo distintos caciques y linajes dispersos en el territorio. Newson, 1987: 64-65, coincide al definir a estos grupos como sociedades tribales con pequeños asentamientos compuestos por casas de habitación muy sencillas. Ibarra además refirió la existencia de conflictos por el control del territorio, donde frecuentemente se tomaban prisioneros de guerras para realizar sus ceremonias religiosas y sacrificios. Al mismo tiempo destaca que el sistema de guerra estaba perfectamente organizado, de acuerdo al comentario que hicieran los mismos españoles sobre estos grupos, al escribir que durante los ataque defensivos, los Matagalpas traían su orden de guarniciones al igual que ellos. (cf, Ibarra, 1993:236). Hubo expediciones organizadas por los españoles, que fueron dirigidas hacia la zona norte y del Caribe nicaragüense, a las regiones de Taguzgalpa y Tologalpa, las que fracasaron porque enfrentaron la resistencia indígena en la zona, por ejemplo, Incer refiere que en 1527 los indios asaltaron Villa Hermosa…poco después las minas de Santa María de Buena Esperanza, en el río Segovia… 40

Organización socio-política presente en algunas sociedades indígenas de los siglos XV y XVI, cuyo patrón de subsistencia estaba basado en la agricultura; había una élite gobernante, jerarquizada, cuya figura principal está representada por un cacique mayor, éste nombraba para el desarrollo de las diversas actividades económicas a sus representantes, quienes también pertenecían a la nobleza indígena.

Los Matagalpas han sido descritos como individuos de baja estatura, sobre todo aquellos que ocupaban las tierras calientes, refiriéndose a los pueblos de Somoto,

Condega,

Olomega,

Olocoton

y

Guaxynico41; quienes acostumbraban a vestir con Deformación craneana. .bp.blogspot.com

mantas blancas y, en algunos casos, practicaban la deformación cefálica, igual que los mayas según W. Lehmann, al encontrar coincidencias filológicas entre los Guaxenicos (vocablo nahuatl, “los frente aplanadas”) de los Chontales de Nicaragua con los Potones, grupo Lenca de El Salvador. Muchas de las comunidades indígenas cerca de los ríos como: el San Juan, el Mico, el Sarapiquí, etc, dominaban las condiciones de la selva tropical húmeda, permitiendo que tuvieran control de varias rutas de intercambio, no sólo al interior del actual territorio nacional, sino con otras comunidades localizadas tanto al norte42, como al sur ejemplo, con comunidades asentadas en las riberas del río Frío, en el actual territorio costarricense. Fray Francisco Vázquez, describió que la mayoría de los pobladores habitaban en las márgenes de los ríos y según las crónicas en el siglo XVI estos grupos eran sociedades de agricultores y poseían “milpas” o “huertas” como la unidad de producción básica y cultivaban maíz, frijoles, cacao, yuca para autoconsumo, así como otros productos como el algodón, el achiote, la palma para la elaboración de productos artesanales como textiles y alfarería. (Hüper, 1975). Se

movilizaban por senderos estrechos y bien trazados, secos en todo tiempo y

conservados en buen estado, realizando el transporte al hombro, dando como resultado que muchos ejercieran el oficio de mozos de cordel. Desarrollaron la minería al dedicarse a la extracción de oro y plata en las zonas de Murra, El Jícaro, Macuelizo, y oro en el ramal de Santo Domingo. Realizaban otras actividades como la descrita por Oviedo para la provincia de los chontales, explicando que habían pinares y extraían de éstos la tea, así como también producían un tinte para pintarse el cuerpo, el ocote para la elaboración de polvos negros (hollín) los que 41 42

Nombres de pueblos indígenas.

En el sitio La Granja, Boaco, se obtuvieron fragmentos de cerámica de tipo Segovia Naranja, típica de la región norte o Segovia del país; sin embargo, los fragmentos fueron encontrados en los dos primeros niveles del sondeo, lo que probablemente estaría indicando el establecimiento de relaciones tardías entre ambos grupos. Algunos autores, también relacionan la presencia de obsidiana como indicador de relaciones con Honduras.

eran comercializados en los tianguis donde tenían accesibilidad y facilidad para llegar a él; hubo una intensa explotación forestal en la región de Las Segovias, sobretodo de alquitrán y brea, productos utilizados para la fabricación de embarcaciones de alta mar, los que eran enviado a los astilleros localizados probablemente muy próximos a los puertos lacustre y marítimos, ejemplo, el antiguo puerto de El Realejo, en el occidente del actual territorio nacional. Por tanto, las sociedades precolombinas de los siglos XV y XVI, contaban con una red de comunicación eficiente para el desarrollo de las distintas actividades de intercambio y de comercio. Es indudable la diversidad de rutas de comercio tanto primarias como secundarias, con centros de acopio y distribución importantes como Taguzgalpa y Tologalpa, rutas que fueron aprovechadas por los españoles para emprender sus viajes de conquista en el interior del territorio; no en balde surgieron contradicciones entre Diego López de Salcedo y Pedrarias Dávila (1527-1528) para controlar el territorio de la provincia de Nicaragua, situación que demuestra la importancia de la red vial de este territorio para el trasiego de productos de todo tipo. Se ha determinado que los grupos asentados en la región norte, trabajaron la obsidiana, al igual que las poblaciones asentadas en la cuenca norte del lago de Managua 43, sobretodo, aquellas que se encontraban más próximas al valle de Sébaco (Fletcher, et al, 1992:180). Es importante destacar que estos grupos del norte establecieron relaciones socioeconómicas con algunos pueblos Chorotegas y Nicaraos del Pacífico. En términos generales, los Chorotegas y Nicaraos se caracterizaron por la construcción de edificios ceremoniales -de madera- alrededor de una plaza; tanto sus medios de producción como sus técnicas constructivas demuestran la complejidad social que tuvieron estos grupos, pues se requería de una organización política y administrativa compleja. Según los cronistas, estos grupos se organizaban políticamente en pueblos o villas agrarias bajo gobiernos teocráticos, cuya máxima representatividad estaba ejercida

por

el

Monéxico44; estos gobiernos se desarrollaron en dos vías, uno gobernado por un Cacique como los Nicaraos, y el otro, por un Consejo de Ancianos o Monéxico, como en los Chorotegas. Se ha propuesto la existencia de un Sistema Cacical dentro de un nivel de integración tribal, en donde probablemente hubo distintos caciques y linajes dispersos en el 43 44

Se refiere a parte de los departamentos de Managua, León, Estelí, Matagalpa y la parte sur de Jinotega). Consejo de güegües o viejos, o por teytes o caciques. Compuesto por los más viejos y sabios del grupo.

territorio nacional (Ibarra, 1993: 236). Este sistema cacical consistía en una organización socio-política presente en algunas sociedades indígenas de los siglos XV y XVI en donde había una elite gobernante, jerarquizada y cuya figura principal era el cacique mayor, quien nombraba a sus representantes para el control y regulación de las distintas actividades socio-económicas que se desarrollaban. El Consejo de Ancianos o Monéxico, funcionaba como órgano de consulta para los caciques o teytes, quienes ejercían directamente el poder y dominio en los diversos cacicazgos que conformaban el señorío. Esta forma de gobierno refleja una compleja organización política ya que el poder era ejercido por el cacique principal o gran señor. Los caciques o teytes pertenecían a la clase más alta dentro de la pirámide social.

Nobles

Nobles

Gente común

Plebeyos Esclavos

Esclavos •

Lothrop y Esgueva

Prisioneros de guerra. A. Chapman

S. Lothrop: nobles, de carácter hereditario. (BREVARIOS: 1998, 59); A. Chapman, define cuatro clases. A. Esgueva, 1996: 270.

La cosmovisión de estos grupos se refleja en las formas y rasgos de los restos materiales encontrados en la zona, por ejemplo, prevalecen esculturas, figurillas rituales alusivas a sus deidades y creencias religiosas.

Sobre sus creencias las crónicas describen que tanto Chorotegas como Nicaraos, tenían dos dioses creadores – Tamagastad (hombre) y Cipaltonal (mujer) 45, creadores del mundo, también existían otras deidades menores como Quiatcot (dios del trueno y la lluvia), Mixcoa (comercio), Bisteot (hambre), Chiconahuitlhecatl (aire y los vientos). Poseían un calendario de 20 meses conformado cada uno de una trecena (período de 13 días) y un período de cinco días sobrantes, llamado, nemonteni, resultando cada mes de 18 días, completando un ciclo anual de 360 días. En él se conmemoraban otros dioses relacionados con las diversas actividades que realizaban en el transcurso de un año, ejemplo, Acatl (caña), Ocelotl (tigre), Cuahutli (águila), Xotchitl (flor), Cuetzpalin (largatija), Cóatl (culebra), Miquitiztli (muerte), Mázatl (venado), Tochtli (conejo), Itzcuintli (perro), Ozomatl (mono), entre otros. Como reflejo de estas creencias se encuentran en distintos puntos del país diversos símbolos de esos dioses, plasmados en la iconografía cerámica, en los petroglifos, en figurillas cerámicas y de piedra, en esculturas y estatuas en piedra, sobre todo en la región pacífica. Por ejemplo, se cree que la isla de Momotombito, localizada en el lago Xolotlán, fue un lugar de mucha importancia, ya que estuvo relacionada con las creencias; allí se encontraron estatuas en roca basáltica (Squier, 1860: 244), posiblemente representaciones de sus deidades por lo que se puede interpretar que ese lugar fue un santuario para esas sociedades, otros ejemplos, la colección de estatuarias Squier-Zapatera que se exhibe actualmente en el convento de San Francisco en Granada. Las costumbres suelen confundirse con las prácticas religiosas politeístas, sin embargo se debe destacar el uso del tatuaje corporal y la deformación craneana, sobre todo los nicaraos, según mencionan algunas crónicas, rendían culto a esos dioses46 los que también eran honrados con sacrificios humanos y fiestas sagradas; el uso de bebidas embriagantes durante el desarrollo de las fiestas religiosas fue una costumbre en estas sociedades. A estas festividades, se sumaba la actividad danzarina en distintas variedades, festiva, sagrada y fúnebre.

45

Ambos fueron los creadores del mundo ayudado por otros teotes (dioses) pricipales: Oxomogo u Ochomogo, Calchitgüegüe y Chicociágat, quienes habitando arriba, hicieron la Tierra, los seres humanos, los animales y todas las cosas. No sólo fue creado el mundo por esa divina pareja, sino también ellos son responsables de la recreación después del diluvio, “y toda la raza de hombres y mujeres desciende de ellos”, Lothrop, 1998: 85. 46 Ejemplo el dios del Cacao (cacahuatl) o Dios del dinero. A menudo se conjugaba con la práctica del juego del Palo Volador, descrita por los cronistas.

Urnas funerarias. Zapatera y Globular para enterramientos humanos. Fuentes: Océano Enciclopedia de Nicaragua y fototeca de CADI-UNAN.

En las prácticas de enterramiento acostumbraban a bañar a los muertos y pintarlos para emprender el viaje al otro mundo, reflejando la unidad existente entre el mundo real y el inframundo indígena, al combinar costumbres de la vida cotidiana, como era el pintado de los cuerpos y cara, con el ritual funerario. El primer poblado norteño fue Cáceres de la frontera en 1526, posteriormente fue llamado Villa hermosa. (Werner 1996). Algunos pueblos mencionados en la fundación de Cáceres de la frontera son: Agalca, Telicachequiza, Cynilpachequeca, todos ellos conocidos como pueblos Chondales o Chontales. Según el autor, Oviedo señala que usaban cenizas para los tatuajes y describió la lengua como incomprensible para chorotegas y nicaraos. Se presume que cuando los españoles llegaron a la zona norte en busca de oro (1529) encontraron fuerte resistencia de grupos indígenas a los que llamaron Chontales, y los describieron como carnívoros. Estos pobladores no permitieron que los españoles trabajaran las minas por mucho tiempo, reacción quizás ante el conocimiento que tenían de que gente extraña había sido cruel con grupos asentados en el Pacífico y centro del país. La extracción de oro se trasladó a Maribichicoa y después a Santa María de Buena Esperanza, en 1543 en Nueva Segovia, todavía se presentaron constantes ataques de los grupos indígenas. A la llegada de los europeos en el siglo XVI, la región del Pacífico nicaragüense, según Fernández de Oviedo, y referido por Incer, 1993: 91, se encontraba poblada por varios cacicazgos o provincias a como le llamaron los colonizadores, distribuidos de manera continua una de otra, abarcando cada cual unas pocas leguas de extensión e indicando que

los límites eran registrados en mapas que dibujaban sobre cueros de venado y que establecían mojones de piedra en el terreno, donde muchas veces dejaban inscripciones (rupestría). Se mencionan entre ellos, los cacicazgos de:

Nicaragua con 100,000 habitantes aproximadamente, era el señorío principal de los nahuas. Se extendía a lo largo del lago Cocibolca, entre los ríos Sapoá y Ochomogo. Su cacique más conocido era Nicaragua o Nicarao. Otras ciudades/cacicazgos nicarao señalada por los cronistas fueron Quauhcapola, Totoaca, Mistega, Xoxoyata, Ochomogo y Oxomorio (Tous, 2008:75). Nocharí (50,000 hab) formada por pueblos de filiación Chorotega –Nandapia, Nandaime, Morati y Mombacho, entre otros-

que ocupaban el territorio

comprendido entre el río Ochomogo y el volcán Mombacho. Nequecheri.

(50,000 hab) Conformado también por poblados Chorotegas,

asentados entre la laguna de Apoyo y el lago Cocibolca, siendo éstos, Diriomo, Diriá y Xalteva. Diriangén el cacique. Masaya. (100,000 hab). Provincia chorotega densamente poblada con pueblos asentados alrededor de la laguna de Lenderí (Masaya), principal fuente de agua de los indígenas, cuyo acceso a la misma implicó la construcción de los bajaderos en la pared rocosa de la laguna, utilizadas en la actualidad. Sus poblaciones principales corresponden a: Nindirí, donde residía el cacique Nacatime; Masaya, Mombazina (Monimbó), Namotiva (Catarina), Marinalte (San Juan), Niquinohomo y Matapalete (Masatepe). Managua (70,000 hab). Extendida a lo largo de la costa sur del lago Xolotlán, desde la península de Chiltepe hasta Tipitapa y rendçian culto a Quetzalcoátl. En Tipitapa residía su cacique.

Algunas poblaciones indígenas del siglo XV. Fuente CADI-UNAN, Managua

Nagrando o Nagarando, provincia Chorotega con una población de 100 mil habitantes, localizada en el extremo occidental del Lago de Managua o Xolotlán. Conformada por los pueblos de Matiari (Mateare), Nagarando (Nagarote), Ariat, Mabitapomo, Diriondo, Imabita (junto a éste se fundó León viejo) y Mahometombo (Momotombo). Maribios: (100 mil hab.) habitada por los maribios, localizada al sur de los volcanes Telica, Apastepe (Casita) y Tepemesquian (San Cristóbal) integrada por los pueblos de Mazatega, Chichigalpa, Posoltega, Miaguagalpa, Cindega, Telica, Abangasca y Sutiaba. También eran de esa misma filiación algunos grupos dispersos en la región norte del país, en Condega, Palacagüina y Telpaneca. Tezoatega: 70 mil habitantes, de filiación náhuatl, al pié del volcán San Cristóbal, la formaban los pueblos de Tezoatega (El viejo), Chinandega, Gaulteveo, Tosta, Tepustega, Ayatega y Guazama (Sasama). Su cacique era Agateyte. Mistega: cercana a El Realejo con 50 mil habitantes de filiación náhuatl. Entre los pueblos se mencionan: Coazcatega.

Para el norte, en las serranías localizadas al norte de los lagos y volcanes, en dirección a la península de Cosigüina, estaban asentados grupos Chontal, llamados Popolucas por los

grupos mesoamericanos. En la actual zona del Sauce, Achuapa y Limay, se encontraban poblaciones de los Guaxinjos o Guaxenicos; al norte de los volcanes, los Olomegas y Olocotones y los Tacachos y Yacacoyagua, estos últimos vecinos de los Sutiabas. En el censo de 1581 se menciona además de los anteriores, a los pueblos de Condega, Somoto, Teuxtepet, Boaco, Coyagalpa, Coagalpa, Xicuygalpa, Quiboga, Comana y Mayale como pertenecientes a la provincia de Chontales. (Incer, 1993:95). Para la región histórica del Caribe, no se cuenta aún con datos arqueológicos que se puedan asociar a determinados grupos humanos asentados a la llegada de los europeos al territorio nacional en el siglo XVI, únicamente se cuenta con datos etnológicos, antropológicos e históricos a partir del siglo XVII con la llegada de los ingleses a la región. Al respecto Smutko, 1985:50, dice que “Alrededor del año 1600 los mas conocidos fueron los Yuskus o Yoskos, que vinieron por el río Yaoska, hoy límite entre Matagalpa y Zelaya; los Tawahka, entre los ríos Patuca y Coco, en Honduras; los Panamaka en el río Coco; los Bahwihka o Tawira, entre los ríos Coco, Wawa (al sur de Puerto Cabezas) y Bambana; los Prinsu, en el río Prinzapolka; los Ulúas o Ulwas en los ríos Grande, Escondido, Mico, Rama y Siquia (incluyendo parte de lo que hoy es Chontales); los Kukra en la bahía de Bñuefields, Laguna de Perlas y Corn Island (Conzemius 1932,14 ss.; Helms 1971, 15ss)”.

Distribución de los grupos de la familia Ulúa alrededor del año 1600, según Gregorio Smutko, 1985: 51.

Es necesario la continuación y ampliación de estudios en la costa Caribe nicaragüense para comprender mejor la dinámica social de los grupos que la poblaron.

A manera de conclusión

Nicaragua ha sido un territorio de convergencia e influencia de diversas culturas, y por su posición geográfica un corredor natural de tránsito y de confluencia de culturas provenientes tanto del norte como del sur de la región centroamericana, causa de la presencia de una gran variedad de cultura material a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.

A pesar que la mayor cantidad de estudios arqueológicos están dirigidos a épocas más recientes, en este estudio se ha logrado definir hipotéticamente, algunos aspectos de la evolución social de los modos de vida de grupos humanos asentados en las distintas regiones del país desde épocas antiguas hasta la llegada de los europeos, combinando en ocasiones estos datos con los proporcionados por la lingüística y las crónicas.

En nuestro país se registran ocupaciones humanas, quizás, desde hace 30 mil años según lo indica el sitio El Bosque en Estelí al norte del país; miles de años más tarde, se documentan los sitios Monkey Point en el Caribe con 7 mil años de antigüedad y Acahualinca con más de 5 mil años de antigüedad en el Pacífico. Es a partir de este último que las evidencias materiales dejadas por las poblaciones antiguas se vuelven sistemáticas sobre la superficie del territorio, sin embargo, son los periodos más recientes los que mayormente han sido estudiados, trayendo como consecuencia que en la actualidad no se cuente con abundantes datos para la construcción histórica de la evolución social y económica de la antigua Nicaragua.

Con este estudio se ha realizado un primer intento por ordenar los datos para explicar de manera hipotética el devenir histórico de los grupos humanos antiguos que ocuparon el nuestro territorio.

Desde la Arqueología se puede afirmar que el territorio nacional estuvo densamente poblado en el período comprendido entre 300 y el 1430 d.C., formando parte de una red de intercambio con pueblos de Honduras, El Salvador y pueblos al interior del país.

Hubo una red de intercambio muy bien estructurada con otras poblaciones localizadas en la cuenca del lago de Xolotlán o Managua y el Cocibolca o Nicaragua, incluyendo los actuales departamentos de Chontales, Río San Juan y la Región Autónoma del Atlántico Sur, RAAS; la presencia de cerámica con engobe Naranja de tipo Sulaco o Segovia Naranja en estas áreas, así lo indican. Por ejemplo, se ha constatado que la región de Laguna de Perlas, Kukra Hill y Bluefields desde hace 3500 años de antigüedad existe un uso económico del litoral, demostrando un dinamismo en la explotación del medio en los diferentes periodos históricos.

Esta red se vio interrumpida brevemente a causa de la llegada de los primeros grupos mesoamericanos al Pacífico nicaragüense en el siglo VII.

Las relaciones sociales y económicas que se generaron entre esta gama de culturas, permitieron las apropiaciones, adaptaciones y adecuaciones tecnológicas de los grupos, haciendo más difícil la delimitación de las áreas de influencias de uno u otro grupo humano a partir tan sólo de la materialidad.

Aunque se encuentran cargadas de subjetivismo (no siempre) de parte de sus autores, las crónicas han sido una fuente importante para reconstruir el proceso de poblamiento del territorio nacional a partir de las migraciones mesoamericanas; en ese sentido la investigación arqueológica intenta, mediante el estudio de la evidencia material, corroborar o desechar la información proporcionada. Algunas de ellas ya han sido verificadas, sin embargo se requiere intensificar los estudios de manera sistemática, pues es necesario ahondar en las sociedades tempranas dentro del territorio nacional. Sin duda que esta dinámica social de las poblaciones precolombinas nicaragüenses, fue truncada por el establecimiento de un nuevo orden social, político, económico y cultural de tipo colonial, que significó la imposición de nuevas normas, leyes, tradiciones, etc.

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