Final-tipos de Cambio

“UNIVERSIDAD José CARLOS Mariátegui” “FACULTAD DE CIENCIAS jurídicas, EMPRESARIALES Y pedagógicas” ESCUELA PROFESIONA

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“UNIVERSIDAD José CARLOS Mariátegui”

“FACULTAD DE CIENCIAS jurídicas, EMPRESARIALES Y

pedagógicas”

ESCUELA PROFESIONAL DE Ingeniería COMERCIAL CURSO: Economía internacional ii DOCENTE: ECO. Mario Anselmo mendoza castro ALUMNO: NELSON TORRES ZEGARRA CICLO IX AREQUIPA – 2016

TIPOS DE CAMBIO A)

DEFINICIÓN:

El tipo de cambio es el precio de la moneda de un país expresado en términos de la moneda de otro país. En otras palabras, la tarifa por la cual una moneda puede cambiarse por otra. Por ejemplo, el tipo de cambio entre el dólar americano y el yen japonés es 1 dólar = 104 yenes, la proporción por la cual se puede cambiar (vender) 1 dólar por yenes es 1:104 (eso es, por cada dólar que se da se recibe 104 yenes). De la misma manera, el tipo de cambio entre el dólar y el euro es de 1 dólar = 0.75 euro (eso es, por cada dólar que se da se recibe 0.75 euros).

B)

IMPORTANCIA

El tipo de cambio es importante porque permite la conversión de moneda de un país en moneda de otro país, facilitando el comercio internacional de bienes y servicios y la transferencia de fondos entre países. También permite la comparación de precios de productos similares en diferentes países. En general, la diferencia de precios entre productos similares determina qué productos se van a comerciar y a qué país se van a enviar.

C)

FACTORES DETERMINANTES DEL TIPO DE CAMBIO

Una gran variedad de factores determina el nivel del tipo de cambio: el gobierno, fuerzas de oferta y demanda por la moneda de un país en particular, tipos de interés, inflación, la balanza de comercio internacional del país y las expectativas de los consumidores sobre lo que pasará en el futuro. Los gobiernos pueden influir en el tipo de cambio directamente o indirectamente. Directamente lo hacen fijando el tipo de cambio. Esto quiere decir que la tasa se mantiene al mismo nivel hasta que el gobierno la cambie. Indirectamente a través de las tasas de interés (la cantidad de dinero en circulación) o comprando moneda en la bolsa de divisas. Además, muchos países, incluyendo los Estados Unidos, Japón y Canadá, fijan tipos de cambios “flexibles” o “flotantes" que cambian cada día e inclusive muchas veces al día, dependiendo de la oferta y demanda. Un incremento en la demanda por la moneda de un país en la bolsa de divisas generalmente incrementa el valor de su moneda. Por ejemplo, un incremento en la demanda por las exportaciones americanas se traduciría en un dólar más fuerte porque otros países demandarían más dólares americanos para poder pagar por este incremento en bienes y servicios.

De la misma manera, extranjeros que quieran invertir o pagar deudas en los Estados Unidos provocarían un incremento en la demanda por dólares, lo que resultaría en una valorización del dólar americano. Por supuesto, lo contrario también es verdadero. Factores que incrementan la oferta o disminuyen la demanda de la moneda de un país en la bolsa de divisas causan un debilitamiento o devaluación de su moneda. Estos factores son, por ejemplo, el deseo de los consumidores y negocios americanos de comprar bienes y servicios extranjeros o de transferir dinero o pagar deudas en el extranjero. Al igual que con el precio de cualquier producto, el tipo de cambio sube o baja dependiendo de la oferta y la demanda, pues cuando la oferta es mayor que la demanda (hay abundancia de dólares en el mercado y pocos compradores) el tipo de cambio baja; mientras que, por el contrario, cuando hay menos oferta que demanda (hay escasez de dólares y muchos compradores), el tipo de cambio sube. La cotización o tipo de cambio se determina por la relación entre la oferta y la demanda de divisas; alternativamente, puede decirse que el tipo de cambio se determina por la relación entre oferta y demanda de moneda nacional para transacciones internacionales del país: efectivamente, la oferta de divisas tiene como contrapartida la demanda de moneda nacional y la demanda de divisas tiene como contrapartida la oferta de moneda nacional

D)

ORIGEN DE LA OFERTA DE DIVISAS

La oferta de divisas se origina en las transacciones activas o créditos de la Balanza de Pagos, tales como: exportación de bienes y servicios, ingresos sobre inversiones del país en el extranjero, donaciones y remesas recibidas por residentes o importación de capital no monetario. El componente más estable de la oferta es el que se origina en la exportación de bienes y servicios. En otras palabras, la oferta de divisas se determina por la cantidad de moneda extranjera que ingresa al país, bien sea por exportaciones de bienes o servicios, por rendimientos sobre inversiones en otros países, donaciones o importaciones de capital no monetario. Es decir, se origina en las transacciones activas o créditos de la balanza de pagos.

E)

ORIGEN DE LA DEMANDA DE DIVISAS

La demanda de divisas se origina en las transacciones pasivas o débitos de la Balanza: importación de bienes y servicios, pagos por rendimientos de la inversión extranjera en el país, donaciones y remesas enviadas por residentes y exportación de capital no monetario; el componente más estable de la demanda es el referido a la importación de bienes y servicios.

En otras palabras, la demanda de divisas es determinada por la cantidad de moneda extranjera que se necesita en el país, Es decir, se origina en las transacciones pasivas o débitos de la balanza de pagos.

F)

ORÍGENES DEL SISTEMA DE TASA DE CAMBIO

En marzo de 1979 se establece el acuerdo denominado Mecanismo de Tipos de Cambio (MTC), al mismo tiempo que se creó el Sistema Monetario Europeo (SME), por los países de la Unión Europea (UE) para fijar un mecanismo de control que limitara las fluctuaciones de los tipos de cambio de los países miembros. Los países del SME también acordaron ayudarse en el plano financiero y crear una unidad de cuenta y cambio única, el ECU, para los estados de la UE. Los tipos de cambio de los países miembros del SME se establecían en función del ECU (aunque en la práctica el centro del sistema era el marco alemán). El principal aspecto del MTC consistía en que cada país se comprometía a mantener y defender su propio tipo de cambio y el de los demás países con respecto a su moneda con un margen de fluctuación del ±2,25% con respecto a la paridad central. (De un modo excepcional Italia, el Reino Unido y España tenían un margen de fluctuación del 6%). Es necesario señalar que el MTC no era un sistema de tipos de cambio fijos en sentido estricto. La paridad central podía variarse bajo acuerdo de todos los países. Por lo tanto era un sistema de tipos de cambio ajustables, como el que se estableció tras la II Guerra Mundial en la Conferencia de Bretton Woods pero que en 1973 desapareció. El MTC del SME se creó con la pretensión de proporcionar una estabilidad de tipos de cambio que se consideraba indispensable para estimular el comercio y la inversión en el seno de la UE. El sistema funcionaba porque las paridades eran, en la práctica, lo bastante flexibles. Entre 1979 y 1987 se produjeron 11 realineamientos de los tipos de cambio, siempre por devaluaciones de una o más monedas frente al marco alemán. Otro de los factores que contribuyeron a la supervivencia del sistema fue que Francia e Italia ejercían controles sobre los movimientos de capital. Aunque éstos no eran totales, ayudaban a reducir los grandes movimientos de capitales con fines especulativos. El MTC fue el sistema de tipos de cambio cuasi fijos más importante desde la ruptura del sistema creado en Bretton Woods. Resulta una paradoja que los dos sufrieran el mismo desenlace, lo que demuestra la dificultad de mantener un sistema de cambios fijos cuando los diferenciales de inflación de los países del sistema son demasiado grandes y existen fluctuaciones en la economía global.

G) CATEGORÍAS DE TIPOS DE CAMBIO En el ámbito del manejo cambiario se encuentran diversas categorías de tipos de cambio: Tasa de Cambio Nominal: Es la cantidad de unidades de moneda nacional que deben dar a cambio de una unidad de moneda extranjera. Es la utilizada a nivel general para la realización de las operaciones de cambio extranjeras. Tasa de Cambio Efectiva: Que hace referencia a la tasa nominal cuando ha sido ajustada con los sobrecostos que se generan sobre las operaciones cambiarias por aplicar tarifas, aranceles, subsidios, etc., Se trata así de obtener una tasa que refleje el coste efectivo de una operación de cambio de moneda nacional por extranjera. Tasa de Cambio Real: Que se utiliza como indicador del verdadero valor externo de la moneda nacional, en ambientes inflacionarios en donde las modificaciones en los precios relativos entre países tienden a afectar la competitividad de los mismos para participar en operaciones de comercio exterior. Esta corresponde a la tasa nominal ajustada por la relación entre los índices de precios de los países con los cuales se comercia y el propio. Tasa de Cambio Cruzada: Hace referencia a la compra o venta de monedas a un precio para luego venderlas a otro precio con el fin de obtener ganancias.

H)

DETERMINANTES DE MERCADO DE LOS TIPOS DE CAMBIO

El mercado de cambio es afectado por muchos cambios en las variables de mercado en relación con los cambios en los niveles de precio relativo, incluyendo: Cambios en los tipos de interés reales: si las tasas de interés en los Estados Unidos aumenta abruptamente relativo al resto del mundo, los inversionistas internacionales aumentarían su demanda por activos denominados en dólares, aumentando la demanda por dólares en el mercado de cambio extranjero. Cambios en productividad: cuando aumenta la productividad de un país relativo a otros países serán más competitivos en los mercados mundiales. Cambio en las preferencias de productos: si por ejemplo los alemanes cambian súbitamente su gusto por automóviles americanos, esto hará que aumente la demanda por dólares americanos en los mercados de cambio extranjero. Percepción de la estabilidad económica: si los Estados Unidos están económica y políticamente más estables relativo a otros países, más extranjeros querrán poner sus ahorros en los Estados Unidos. Esto aumentará la demanda por dólares.

TRANSACCIONES INTERNACIONALES Una transacción internacional es una operación transfronteriza en la que participan dos divisas diferentes, o tres si se utiliza una moneda de reserva, como el USD. Una excepción a esta norma se produce cuando dos empresas de diferentes países dentro de la zona euro realizan operaciones entre sí, pues utilizan la misma divisa: el euro. Ejemplo de transacción internacional en la que participan dos divisas: Una empresa con sede en Alemania compra materiales a un proveedor en EE.UU. El proveedor acepta pagos en USD. Por consiguiente, la empresa alemana deberá cambiar euros a dólares para pagar el encargo. Ejemplo de una transacción internacional que implica a una tercera moneda de reserva: La misma empresa alemana también compra maquinaria a un proveedor en China. La divisa de la empresa china es el renminbi, que no es de libre conversión. Para completar la transacción, ambas partes deciden utilizar el USD como moneda de reserva. La empresa alemana cambia euros a USD para pagar a su proveedor en China.

EL MERCADO DE DIVISAS El mercado de divisas es el mercado financiero en el que se establece el valor de cambio de las monedas en que se van a realizar los flujos monetarios internacionales. Por tanto, es el mercado en el que se intercambian monedas, no físicamente, a un precio o relación llamado "tipo de cambio" que, como hemos visto, es el precio de una moneda en función de otra. Es el primer mercado realmente global, entendido este concepto como mercado sin necesidad de adaptaciones locales. El mercado de divisas nación para facilitar el flujo monetario derivado del comercio internacional de bienes y servicios. Pero el volumen de operaciones que se realizan en este mercado de intercambio de divisas ha ido creciendo tanto que, en moneda extranjera se debe a operaciones internacionales de bienes y servicios; el gran volumen de operaciones son transacciones de las propias monedas. Por tanto, en la actualidad, el mercado de divisas es bastante independiente de las operaciones comerciales internacionales y las variaciones entre dos monedas ya no pueden explicarse exclusivamente por las variaciones de los flujos comerciales. El mercado de divisas se rige por sus propias reglas, como pueden ser las expectativas de revalorización de una moneda como consecuencia de las declaraciones efectuadas por el gobierno de dicho país, por su banco central o por un inversor institucional importante.

Algunas de las funciones de los mercados de divisas básicas para toda empresa con vocación internacional, son financiar el comercio internacional. Cuando en España se cambió la peseta por el euro desde enero de 1999, la nueva operativa del mercado de divisas al contado "español" (realmente ya no existe tal mercado), en funcionamiento desde enero de 1999 con la implicación del Euro, sufre cambios de mayor importancia que los ocasionados en los cambios de operativa anteriores. No debemos olvidar que la peseta ha dejado de cotizar como moneda independiente en los mercados de divisas internacionales, al igual que las monedas del resto de los países de la UE, dejando al Euro como única moneda de cotización. Durante un periodo de 3 años (1999-2002) hasta que el Euro circule físicamente, estas monedas, incluida la peseta, son meras divisiones no decimales del Euro. Por tanto, el nuevo mercado de divisas se basa en el Euro y es el Banco Central Europeo (BCE) el encargado de publicar diariamente la cotización entre el Euro (monedas de la UE) y el resto de las monedas mundiales. En las "operaciones de compraventa de divisas a plazo", la fecha de entrega de la divisa puede ser posterior a dos días hábiles desde la fecha de contratación, llegando hasta los seis meses más los dos días hábiles. Se trata de un compromiso por el que las partes acuerdan un tipo de cambio, para comprar o vender en una determinada fecha futura, un importe de una divisa contra pago en otra divisa (o moneda local). Por tato, el mercado de divisas a plazo o a futuro implica fijar el precio de una divisa en términos de otra a una fecha futura determinada, operación que permite cubrir el riesgo de cambio (el contrato de compraventa de divisas a plazo: contratos forward) De hecho, el mercado de divisas a plazo es el instrumento de cobertura de riesgos de cambio más utilizado por las empresas exportadoras. Los exportadores cuando venden con pago aplazado y en divisas en los mercados exteriores, corren el riesgo de que durante el plazo de cobro la divisa se deprecie en relación a su moneda local, originando una perdida por la diferencia de cambio. Para evitarlo podrán vender a plazo dicha divisa. Si las divisas tuvieran el mismo valor en el mercado spot (contado) que en el mercado forward (a plazo), significaría que su cotización no iba a variar en relación al resto de monedas. Por ellos, las expectativas que tienen los agentes económicos sobre la evolución futura de los tipos de cambio de las divisa, se reflejan en las diferencias de precio entre los tipos de cambio al contado y a plazo. Las monedas sobre las que se prevé una apreciación, monedas fuertes, son mas caras a plazo que al contado, es decir, tienen premio. Por el contrario, las

monedas débiles sufren un descuento, ya que su tipo de cambio a plazo es inferior al tipo de cambio al contado. La razón se basa en la Teoría de la Paridad de los Tipos de Interés, cuya fórmula es utilizada para calcular el cambio forward de una divisa. Esta teoría afirma que "el diferencial entre los tipos de cambio a plazo y los tipos de cambio al contado es igual al diferencial de tipos de interés nacional y extranjero". ¿POR QUÉ RAZONES FLUCTÚAN LAS DIVISAS? Por las siguientes razones: Por razones comerciales: Las divisas también responden a la ley de la oferta y la demanda. Si en un país hay más exportación que importación, la demanda de moneda será superior a la oferta y por tanto la moneda se apreciará. En caso contrario, si las exportaciones son inferiores a las importaciones habrá menor demanda de moneda que oferta, y se depreciará. Por razones financieras: Si los tipos de interés en un país son más altos que en otros, habrá una tendencia a comprar moneda del mismo para poder invertirla, lo que causará una apreciación de la moneda. Por ejemplo, si la rentabilidad de los activos financieros a corto plazo en Estados Unidos es un 5% y en España un 4 % existirá la tendencia por parte de los poseedores de pesetas a venderlas para comprar dólares para obtener un 1% más de intereses. Esta demanda de dólares hará subir la cotización de ésta moneda. También puede ocurrir que, por razones diversas, se produzca una falta de confianza en una moneda, y los tenedores de ella se apresuren a cambiarla por otra produciendo así una depreciación. Por razones crediticias y monetarias: Si la circulación de billetes de un país aumenta a un ritmo superior al del comercio interno, podrá deducirse que se está imprimiendo demasiado dinero lo que conduce a una depreciación de la moneda. El presupuesto de una nación también es un factor importante a considerar, pues si los impuesto aumentan o disminuyen esto tendrá un efecto importante sobre el poder adquisitivo de sus habitantes, que influirá en el comercio exterior del país, y por consiguiente en la cotización de la moneda. Por razones políticas: La posibilidad de turbulencia política, aunque solo sea sospechada puede causar un efecto negativo en la cotización de su moneda. Por razones industriales: Las relaciones laborales, la relación de los precios de los salarios y otros factores industriales pueden fomentar la afluencia de capital extranjero o su salida con la consiguiente variación del valor de la moneda. Por razones de tipo periódico o cíclico: En España la peseta se cotiza más alto en primavera y verano debido a la demanda de moneda por parte de los turistas.

TEORÍA SOBRE LA FLUCTUACIONES DE DIVISAS: TEORIA DE LA PARIEDAD DE LOS TIPOS DE INTERES: El principio de paridad de los tipos de interés fue desarrollado inicialmente por Keynes[3] y es la base para la gran mayoría de las transacciones financieras internacionales. El cual se incrementa la tasa de cambio delas monedas refleja defectos en los tipos de interés relativos a los instrumentos de libre riesgo denominados en diferentes alternativas de monedas. Tasas forwards de monedas y la estructura de los tipos de interés reflejan estas relaciones de paridad. Monedas de países con altas tasas de interés, el mercado espera que se deprecien con el tiempo y las monedas de países con bajas tasas de interés se espera que se aprecien con el tiempo reflejando junto con otros elementos, implícitas diferencias en la inflación. Estas tendencias serán reflejadas en las tasas cambio forward como también en la estructura de las tasas de interés. Cualquier oportunidad para tener cierta ganancia de las discrepancias en los tipos de interés será un arbitraje protegiendo el riesgo monetario. Si la paridad en la tasa de interés se mantiene un inversor no podrá recibir ganancias pidiendo prestado a un país con bajas tasas de Interés y prestando en un país con altas tasas de interés. Para la mayoría de las monedas más importantes la paridad en la tasa de interés no se ha mantenido durante el régimen moderno de flotación de la tasa de interés. CONDICION: La teoría de la Paridad[4]de los tipos de interés se mantiene cuando la tasa de retorno de depósitos en dólares es exactamente igual a la tasa esperada de retorno en depósitos alemanes. Esta condición se simplifica comúnmente en muchos libros de texto, eliminando el último término que es en este caso el interés alemán. La lógica que supone esto es que el último término no cambia el valor de la tasa de interés de retorno dramáticamente y es más fácil asumirlo por intuición. La versión aproximada del IRP entonces es: Uno debe ser cuidadoso de todas maneras. La versión aproximada no sería una buena aproximación cuando las tasas de interés en un país son altas. Por ejemplo en 1997, las tasas de interés a corto plazo en Rusia fueron del 60% por un año, en Turquía 75% anual. Con estos niveles, la tasa aproximada no puede proveer una representación precisa de las tasas de retorno. TEORIA DE LA PARIEDAD DEL PODER ADQUISITIVO: Esta teoría, debida inicialmente a David Ricardo y desarrollada posteriormente por Gustav Cassel[5]se basa en la ley del precio único, que sostiene que los bienes similares deben tener el mismo precio en todos los mercados, lo que implica que es indiferente adquirir el bien en un país u otro cualquiera.

El arbitraje será el encargado de explotar las diferencias de precios hasta que éstas desaparezcan. Como acabamos de ver, los precios de los bienes en los distintos países deben ser básicamente iguales, ya que si no fuese así se producirían excesos de demanda sobre los bienes más baratos que llevarían finalmente a que los precios se elevaran y alcanzasen un nivel similar. Y como los precios de cada país se establecen en su propia moneda, la igualdad de valor se produce en función del tipo de cambio. Así, según esta teoría, el tipo de cambio entre dos monedas se encontrará en "equilibrio" cuando se iguale el precio de idénticas cestas de bienes y servicios en ambos países. Pero esta visión (denominada forma absoluta de la PPA) es muy restrictiva porque sólo será válida cuando los mercados financieros sean eficientes y las cestas de bienes sean idénticas, lo que no ocurre debido a las imperfecciones del mercado, los costes de transacción, la diferenciación de los productos y las restricciones al comercio internacional. Por ello, la forma relativa de la PPA es mucho más útil, puesto que relaciona las variaciones en el nivel de precios de un país con respecto a las variaciones habidas en el nivel de precios de otro país, es decir, relaciona las tasas de inflación en ambos países y de ahí deriva la nueva relación de intercambio de sus monedas. Veamos un ejemplo:

Esta es la expresión exacta que nos explica la variación del tipo de cambio en función de las variaciones en los índices de precios, o tipos de inflación, entre dos países (la forma relativa de la PPA). La expresión que habitualmente se utiliza es la que explica la variación del tipo de cambio en función solamente de la diferencia en los tasas de inflación:

Así, por ejemplo, según esta teoría si el tipo de cambio actual entre el euro y el dólar es de 1,09 €/$ y según las previsiones económicas el diferencial de inflación entre la Eurozona y los Estados Unidos

Dicho de otra manera, si los precios se mantuviesen estables en el Europa mientras en los Estados Unidos aumentan un 2% al año, ello debería provocar una demanda de euros y una venta de dólares. El euro resultaría más caro y el equilibrio se alcanzaría con el nuevo tipo de cambio que hemos calculado anteriormente. Así, el país que tenga un mayor diferencial de inflación deberá elevar el tipo de cambio de su moneda con respecto a la otra, es decir, deberá reconocer la pérdida de valor de su moneda (depreciación); siendo esa elevación del tipo de cambio igual a la diferencia entre ambos tipos de inflación. La prestigiosa revista The Economist realiza una vez al año un estudio sobre el precio de un determinado bien en una serie de países con objeto de comprobar si una divisa cualquiera está sobre o infravalorada con respecto al dólar y para ello se basa en la teoría de la paridad del poder adquisitivo (PPA). Con dicho objetivo procura elegir un tipo de producto cuyo precio no esté distorsionado por los costes de transporte internacional y por los costes de distribución. El producto elegido es la conocida hamburguesa de McDonald's, Big Mac que se produce localmente en más 70 países, siendo la PPA de la Big Mac el tipo de cambio con respecto al dólar que iguala el coste de la misma en todos los países. En la tabla 4 se pueden observar los precios de dicha hamburguesa en una serie de países el 25 de Abril de 2.000. En dicho día, el precio medio en los Estados Unidos era de 2,51 dólares, y en los demás países el que aparece en la segunda columna. Si dividimos el precio en la moneda local por su coste en dólares en EEUU obtendremos el tipo de cambio implícito según la teoría de la paridad del poder adquisitivo; el resultado de esa división puede verse en la quinta columna. Esto se puede comparar con el tipo de cambio vigente ese día, que se muestra en la cuarta columna. Por último, en la columna restante se muestra la sobrevaloración (o infravaloración) en porcentaje de ambos tipos de cambio. Si la cifra es negativa querrá decir que la moneda local está infravalorada en ese país, si fuese positiva estaría sobrevalorada.

Por ejemplo, en España en dicha fecha el tipo de cambio era de 0,93 $/€, cuando según la teoría comentada debería ser 0,98 $/€, es decir, en ese momento el dólar estaba sobrevalorado.

LA TEORÍA DE LAS EXPECTATIVAS: Esta teoría, también conocida como paridad de los tipos de cambio a plazo, muestra que el tipo de cambio a plazo cotizado en el momento 0 para entregar en el momento 1 es igual al tipo de cambio de contado esperado para el momento 1. Como se puede observar, esta hipótesis se basa en el importante papel que las expectativas juegan en la toma de decisiones financieras y en la relación existente entre los tipos de interés a plazo y al contado mostrada en la hipótesis de la paridad de los tipos de interés.(ver epígrafe 6). Si los participantes en los mercados de cambios pudieran cubrir perfectamente sus riesgos de cambio, o si fuesen neutrales con respecto a dicho tipo de riesgo, el tipo de cambio a plazo dependería únicamente de las expectativas que dichos participantes tuvieran sobre el tipo de cambio al contado que existiría en el futuro. Así, por ejemplo, si el tipo de cambio de contado esperado para dentro de un año es de 1,068 €/$, en la actualidad el tipo de cambio a plazo a un año debería de ser el mismo. Si ello no fuese así, por ejemplo, si fuese más alto – 1,095 €/$ por ejemplo- los inversores se lanzarían a vender dólares a plazo con lo que recibirían dentro de un año 1,095€ por cada dólar, momento en el que si sus expectativas se cumplen el tipo de contado es de 1,068 €/$ con lo que volverían a cambiar sus 1,095 euros por dólares y recibirían 1,025 dólares, es decir, 2,5 centavos de beneficio por cada dólar. Pero como este razonamiento lo harían todos los inversores nadie querría vender euros a plazo a cambio de dólares por lo que no funcionaría el mercado de divisa a plazo €/$. Para demostrar esta teoría deberemos utilizar las tres anteriores, así que recordemos sus conclusiones:

Si los inversores tienen en cuenta el riesgo entonces el tipo a plazo puede ser superior o inferior al tipo de contado esperado. Supóngase que un exportador europeo está seguro de recibir un millón de dólares dentro de seis meses, puede esperar hasta dentro de seis meses y entonces convertir los dólares en euros, o puede vender los dólares a plazo. Para evitar el riesgo de cambio, el exportador podría desear pagar una cantidad ligeramente distinta del precio de contado esperado. Por otra parte, habrá empresarios que deseen adquirir dólares a plazo y, con objeto de evitar el riesgo asociado con las variaciones de los tipos de cambio, estén dispuestos a pagar un precio a plazo algo mayor que el precio de contado que ellos esperan exista en el futuro. Algunos inversores considerarán más seguro vender dólares a plazo, otros creerán que es mejor comprarlos a plazo. Si predomina el primer grupo es probable que el precio a plazo del dólar sea menor que su tipo de cambio de contado esperado. Si predominase el segundo grupo querría decir lo contrario. Las acciones del grupo mayoritario son las que hacen que los tipos de cambio a plazo se sitúen en línea con los tipos de contado esperados y, por tanto, tienda a cumplirse esta teoría.

LAS HIPOTESIS DE FISHER: LA HIPÓTESIS CERRADA: Los tipos de interés utilizados en las transacciones financieras diarias son tipos nominales, que expresan la relación de intercambio entre el valor actual de una moneda y su valor futuro. Por ejemplo, en el caso anterior, el 5% de interés que pagaba el depósito en euros o el 7% que pagaba el denominado en dólares son tipos nominales, que nos dicen que un euro y un dólar depositados hoy equivaldrán, respectivamente, a 1,05 euros y a 1,07 dólares dentro de un año. Sin embargo, los tipos de interés nominales no indican cuantos bienes y servicios podrán adquirirse con 1,05 euros o con 1,07 dólares, porque el valor del dinero varía a lo largo del tiempo. El dinero cambia de valor conforme varíen los precios. Así un descenso de éstos indicará que el poder adquisitivo del dinero aumentará porque se pueden comprar más bienes y servicios con la misma cantidad de dinero, y viceversa. Y es en este contexto donde la PPA explica lo que les sucede a los tipos de cambio cuando varía el poder adquisitivo de las monedas debido a la inflación. Lo que le importa al inversor no es tanto la cantidad de dinero que posee (dólares o euros) sino los bienes y servicios que puede comprar con ella. Es decir, no es el tipo nominal lo que le interesa al inversor sino el tipo de interés real, que indica la tasa a la que los bienes y servicios actuales se transforman en bienes y servicios futuros. Fisher12 señaló que la tasa de interés nominal (i) se componía de la tasa de rendimiento real demanda por los inversores (r) y la tasa esperada de inflación (g), a través de la denominada relación de Fisher: (1 + i) = (1 + r) x (1 + g) Es decir, el denominado efecto Fisher, parte de la base de que los tipos de interés nominales de un país determinado reflejan anticipadamente los rendimientos reales ajustados por las expectativas de inflación en el mismo. En un mundo donde los inversores son internacionalmente móviles, las tasas reales de rendimiento esperadas deberían tender hacia la igualdad, reflejando el hecho de que, en la búsqueda de unos mayores rendimientos reales, las operaciones de arbitraje realizadas por los inversores les forzarán a igualarse. Por tanto, los tipos de interés nominales diferirán entre los diversos países debido únicamente a los diferenciales de inflación existentes entre los mismos. Y estos diferenciales deberían reforzar las alteraciones esperadas en los tipos de cambio al contado.

En esta teoría no juega ningún papel directo el tipo de cambio, pero sí a través de los mercados que hacen posible esa igualdad. Así, si el diferencial de inflación de los Estados Unidos con respecto a Eurolandia es del 2%, el diferencial de los rendimientos nominales también debería ser el mismo. LA HIPÓTESIS ABIERTA: La hipótesis cerrada es una relación de equilibrio general derivada de la optimización de la utilidad de los individuos, no es, por tanto, una condición de arbitraje del mercado como ocurría con la PPA y con la paridad de los tipos de interés. Sin embargo, el arbitraje puede incorporarse para dar lugar al efecto Fisher internacional o hipótesis abierta, que implica que la rentabilidad del inversor internacional estará formada por dos componentes: el tipo de interés nominal (i) y las variaciones del tipo de cambio (tA/B). Según Fisher, la rentabilidad total del inversor internacional debe ser igual a largo plazo entre los diferentes países. También a largo plazo, deberá ocurrir que aquel país que ofrezca un menor tipo de interés nominal deba elevar el valor de su moneda para proporcionar al inversor un beneficio que le compense del menor tipo de interés. Por el contrario, aquel país con un mayor tipo de interés nominal verá disminuir el valor de su moneda, con lo que se igualará la rentabilidad total del inversor entre estos dos países.

TIPOS DE INTERÉS

Los tipos de interés fijan la cantidad que vamos a pagar por un préstamo o el rendimiento que nos va a dar un depósito a plazo fijo. El tipo de interés (o simplemente “interés”) se utiliza para calcular lo que nos va a costar un préstamo (es decir, cuánto vamos a pagar “de más” por el dinero que recibimos de una entidad) o las ganancias que nos va reportar el capital que depositemos en un banco o una caja, bajo unas determinadas condiciones. Se expresa como un tanto por ciento del capital prestado por la entidad o depositado por el cliente y normalmente hace referencia a un periodo de tiempo de un año. Por ejemplo, si nos conceden un préstamo de 1.000 euros con un interés del 6 % anual, durante este periodo deberemos abonar al banco 6 euros por cada 100 prestados. En este caso, pagaríamos un total de 60 euros durante el primer año. Diferentes tipos de interés Antes de pedir un préstamo o contratar un determinado producto bancario, es necesario tener claro el tipo de interés que nos van a aplicar y cómo nos va afectar. Para ello es necesario conocer los diferentes tipos de interés que pueden aplicarse: a) Tipo de interés fijo y variable El tipo de interés a lo largo de la duración de un préstamo puede permanecer fijo o puede cambiar en función de unas determinadas variables que se pacten con la entidad bancaria. También pueden mezclarse el interés fijo y el variable en periodos diferentes del préstamo. Por ejemplo, el tipo de interés variable de una hipoteca se fija calculando la suma del EURIBOR (referencia interbancaria a un año) y un porcentaje

pactado con el banco. Existen otros tipos de interés de referencia como el MIBOR (tipo interbancario a un año) o el tipo de rendimiento interno en el mercado secundario de la deuda pública. b) Tipo de interés simple Es aquel en el que los intereses se liquidan al final de año (o del periodo acordado). Por ejemplo, en un préstamo de 1.000 euros con un tipo de interés simple anual del 10 %, al final de cada año pagaríamos 10 euros por ese préstamo (además de la cuota de amortización). c) Tipo de interés compuesto Es aquel en el que los intereses se van sumando al capital inicial hasta la finalización del acuerdo. Imaginemos un depósito bancario de 10.000 euros en el que el banco nos ofrece un tipo de interés compuesto anual del 3 %. El primer año conseguiríamos con nuestro dinero unos intereses de 300 euros, que no cobraríamos sino que se sumarian al capital inicial. Así, el segundo año nuestro capital ascendería a 10.300 euros, sobre el que se aplicaría de nuevo el tipo de interés del 3 %, logrando al final del segundo año unos intereses de 309 euros. Y así sucesivamente hasta finalizar el periodo de depósito acordado con la entidad. d) Tipo de interés nominal Cuando los intereses se liquidan en el periodo expresado en el tipo de interés. Por ejemplo: 1.000 euros a un tipo de interés anual del 5 % generarían 50 euros de intereses en un año. e) Tipo de interés efectivo Cuando el periodo de liquidación de intereses no coincide con el tiempo empleado en el cálculo, para conocer con exactitud la rentabilidad o coste de un producto bancario debemos calcular el tipo de interés efectivo, que computa el interés de un activo o pasivo financiero teniendo en cuenta todos los costes, amortizaciones, intereses explícitos e intereses implícitos o escalonados. Por ejemplo, el interés efectivo de un depósito con un tipo de interés compuesto del 5 %, cuyos intereses se pagan semestralmente, supondría un tipo de interés efectivo del 5,06 % anual, ya que los intereses se sumarían semestralmente al capital inicial. Otros tipos de interés Las entidades pueden fijar los tipos de interés que aplican a sus clientes en casos de descubiertos, es decir, la cantidad de dinero a pagar en caso de retirar dinero de una cuenta sin que exista saldo suficiente. No obstante tienen un máximo fijado por el Banco de España. Las entidades de crédito tienen que informar mensualmente al Banco de España de los tipos de interés que apliquen a diversos tipos de operaciones

activas y pasivas (créditos y préstamos personales hasta un año y hasta tres años, hipotecarios a más de tres años, cuentas corrientes, cuentas de ahorro, cesiones temporales, etc.) LAS EXPECTATIVAS I. CONCEPTO En Economía, las expectativas se definen como las creencias que tienen los individuos sobre el valor futuro de las variables económicas (por ejemplo, precios, salarios, inflación, etc.). Las expectativas juegan un papel clave en las decisiones individuales y colectivas, ya que el resultado de las acciones económicas generalmente depende del valor futuro de ciertas variables. El análisis económico utiliza diversos modelos para explicar la formación de las expectativas por parte de los individuos, entre las que destacan las expectativas adaptables, las expectativas racionales o los procesos de aprendizaje, que se explican a continuación. II. HISTORIA El papel de las expectativas sobre los precios y otros valores futuros en las decisiones económicas de ahorro o inversión ha estado presente desde la antigüedad, en textos filosóficos, históricos o religiosos. Los economistas clásicos realizaron ciertas referencias a las expectativas, si bien fue Keynes (1883-1946) el que atribuyó a las expectativas un papel relevante en los ciclos económicos, explicando cómo el estado de ánimo colectivo determinaba el nivel de demanda y —por tanto— de producción. Otros autores como Hicks (1904-1989) y Pigou (1877-1959) también consideraron las expectativas en sus explicaciones de la realidad económica. No obstante, se atribuye a Kaldor (1908-1986) la formalización del modelo de la tela de araña (cobweb model), explicativo de la evolución de los precios en los mercados agrícolas. Este modelo parte de la base de que los agricultores deben decidir qué cantidad plantar con anterioridad a su comercialización. Para tomar dicha decisión utilizan los precios actuales del bien que cultivan, lo que implica expectativasestáticas o basadas únicamente en el valor presente. Por supuesto, precios elevados en la actualidad implicarán un exceso de oferta en el siguiente periodo, que provocará una bajada de precios cuando llegue la cosecha. Al año siguiente, al observar los agricultores que el precio es bajo, decidirán reducir la oferta, por lo que el precio volverá a subir en el momento de la recolección. Estas oscilaciones de precios convergerán en un precio de equilibrio solamente si la oferta es más elástica que la demanda. En caso contrario, las oscilaciones de precios serán cada vez mayores. Las expectativas estáticas fueron consideradas no satisfactorias, porque implicaban que los individuos solamente utilizaban el valor actual para predecir el futuro, sin tener en cuenta las oscilaciones pasadas. Esto llevó al desarrollo de los modelos de expectativas adaptables, en los cuales los individuos forman su creencia sobre los precios futuros basándose en los precios que han observado en el pasado. Matemáticamente esto se expresa de forma sencilla

mediante la formulación de que la expectativa del valor futuro de una variable es una suma ponderada de las observaciones pasadas de dicho valor. Los coeficientes de ponderación generalmente decrecen a medida que nos alejamos en el tiempo. Existen varios modelos de expectativas adaptables, destacando especialmente los de Milton Friedman (1912-2006), Philip Cagan (1927) y Marc Nerlove (1933). La crítica a las expectativas adaptables consistió en el hecho de que la mera suma ponderada de los valores pasados podía llevar a expectativas sobre el futuro sistemáticamente erróneas. Por ejemplo, si existe una tendencia continua de subida de la inflación, las expectativas adaptables implican que los individuos siempre tenderían a infraestimar la inflación futura, resultado no satisfactorio. De estas críticas surge el concepto de expectativas racionales, que supone que las previsiones de los individuos no están sistemáticamente sesgadas, ya que éstos usan toda la información disponible y —además-, desarrollan su estrategia como la mejor respuesta posible ante los previsibles comportamientos ajenos. Esto se suele traducir en que —dado un modelo económico de equilibrio— se considera que los agentes económicos son capaces de predecir dicho equilibrio al formular sus expectativas. Normalmente el concepto de expectativas racionales se atribuye a Muth (19302005), si bien el autor más citado en los textos sobre expectativas racionales es Robert Lucas (1937). Lucas se basó en el concepto de expectativas racionales para formular su crítica a los modelos macroeconómicos vigentes en su momento y formular la necesidad de darle fundamentos microeconómicos al análisis macroeconómico. Este autor estableció que diferentes expectativas y preferencias podían determinar resultados diferentes a una misma política económica, imposibilitando la predicción de los efectos de dicha política mediante modelos sencillos. En las últimas décadas del siglo XX, la hipótesis de las expectativas racionales se llevó a sus últimas consecuencias en dos teoremas: la proposición sobre la ineficiencia de la política y la hipótesis de los mercados eficientes. La proposición sobre la ineficiencia de la política de Sargent (1943) y Wallace (1938) estableció que si los individuos tienen expectativas racionales serán capaces de predecir los efectos de la política económica, dejándola sin efecto. Es decir, si el gobierno pretende realizar una política expansiva mediante deuda pública, los individuos serán capaces de prever la subida de los tipos de interés e impuestos provocados por la deuda, y restringir su consumo, anulando los efectos de la política expansiva. La hipótesis de los mercados eficientes afirma que si las expectativas son racionales los mercados financieros reflejarán eficientemente mediante los precios toda la información disponible, sin que sea necesario regularlos. Ambas teorías, pese a recibir importantes críticas teóricas y empíricas, fueron claves en el desarrollo de la desregulación financiera y la reducción del papel del Estado en la economía por el Consenso de Washington, el paradigma dominante en las dos últimas décadas del siglo XX.

La alternativa más fundamentada al modelo de las expectativas racionales ha venido desde la economía del comportamiento, que utiliza las herramientas de la psicología cognitiva para analizar el comportamiento de los agentes económicos en los mercados. Esta teoría pone de manifiesto cómo las distorsiones cognitivas, la reducción de la complejidad en las reglas de decisión y otros mecanismos emocionales y de racionalidad limitada tienen un peso importante en la fijación de los precios y los comportamientos económicos. Éste campo de investigación está siendo especialmente fecundo para explicar la evolución de las variables económicas, especialmente en los mercados financieros, destacando el trabajo de Kahneman (1934) y Tversky (1937), que estableció las bases para una teoría auténticamente positiva del comportamiento económico de los individuos.

EQUILIBRIO El de equilibrio es un concepto fundamental en economía. Una situación de equilibrio es una situación estable u óptima, porque en ella la empresa opera con el menor coste posible u obtiene el máximo beneficio, o la asignación de los recursos económicos en una economía nacional se ha hecho de tal modo que no es posible aumentar el grado de satisfacción o utilidad de un individuo si no es a costa de reducir el bienestar de otro individuo al ríenos, que es la situación a la que según el economista ítalo-suizo Vilfredo Pareto induce el mero funcionamiento de un mercado competitivo, y a la cual dicho economista denominó máximo de ofeUnidad. Una empresa se halla en equilibrio por el lado del producto, cuando su coste marginal es igual al precio, y por el lado de los factores cuando se verifica la ley de la igualdad de las productividades marginales ponderadas. El consumidor se halla en equilibrio cuando distribuye su renta o presupuesto de gastos entre los diferentes bienes de tal modo que le proporciona la máxima utilidad o satisfacción. Ello ocurre cuando se verifica la ley de la igualdad de las utilidades marginales ponderadas: la última unidad monetaria gastada en cada bien incrementa en la misma cuantía el índice de utilidad. Situación en la cual los sujetos de la economía carecen de incentivos para alterar los niveles actuales de las variables económicas. Equilibrium. 1 Desde principios del siglo xix, los economistas dedicaron gran parte de sus investigaciones a la descripción y explicación del equilibrio económico. El teórico marginalista Léon Walras (1834-1910) y su discípulo Vilfredo Pareto (1848-1923) realizaron un análisis basado en una interdependencia general de los mercados (de productos y de servicios productores). Para ambos autores, la idea del equilibrio se funda en esta determinación mutua de los valores económicos. 2 Esta demostración supone un estado de competencia perfecta. Además, se niega a tomar en consideración el factor monetario (cuyo papel, después de Walras, es secundario). Los autores clásicos no concedieron al mercado de trabajo más

importancia que a otro, suponiendo que los ajustes pudieran realizarse mediante las fluctuaciones de salarios. El alto nivel de abstracción utilizado por Walras y Pareto los alejó de la realidad y tomó su argumentación cada vez menos adaptada a la evolución económica. 3 John Maynard Keynes (1883-1946) renovó la teoría del equilibrio al adoptar un camino más concreto e introducir en sus investigaciones el factor "comportamiento humano". Esclareció los aspectos específicos que se refieren a la noción de empleo. Demostró que la moneda es activa y que influye en otras variables. Su teoría del multiplicador destruyó la concepción clásica que consideraba la reacción igual a la acción. Por último, al afirmar que un análisis de este tipo debía integrar el "factor tiempo", Keynes rechazaba la idea de un equilibrio espontáneo. 4 Keynes acepta, sin embargo, la idea de un equilibrio final (especialmente entre inversión y ahorro). Según él, este equilibrio no depende del tipo de interés, sino de los ingresos. También considera que el problema principal no reside en el equilibrio en sí, sino en el equilibrio deseable. A partir de Keynes, este equilibrio debe establecerse a nivel de pleno empleo; es decir, por el rápido desarrollo de la inversión, el cual condiciona el ahorro. 5 Los autores poskeynesianos han completado y precisado esta nueva concepción del equilibrio. Muchos consagraron al equilibrio lo esencial de sus trabajos (entre los cuales se cuentan numerosos premios Nobel de economía), pero la noción de equilibrio que elaboraron no es del todo satisfactoria. Nuevas generaciones de investigadores consideran que esta concepción es excesivamente neutra para poder explicar los procesos reales. 6 Según estos autores, la realidad económica concreta exige unir la noción de equilibrio con la de elección política, a fin de asignarle un verdadero significado. A partir de estos economistas, fue necesario integrar en la reflexión los conflictos y las tensiones entre agentes o entidades económicas de distinto tipo, y dejar de considerar las variables constitutidas del equilibrio tradicional como homogéneas. Los problemas cualitativos adquieren renovada importancia. Así, la noción del pleno empleo es insuficiente si no coincide con la de mejor empleo