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FILOSOFÍA MODERNA, CONTEMPORÁNEA Y POSTMODERNA Apuntes para el Curso de Filosofía Contemporánea FUNADACIÓN UNIVERSITARI

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FILOSOFÍA MODERNA, CONTEMPORÁNEA Y POSTMODERNA Apuntes para el Curso de Filosofía Contemporánea

FUNADACIÓN UNIVERSITARIA DEL ÁREA ANDINA FACULTAD DE DERECHO SEDE VALLEDUPAR 2012

SIMÓN MARTÍNEZ UBÁRNEZ M. Sc.

CONTENIDO 1.FILOSOFÍA MODERNA...........................................................................6 1.1.CORRIENTES FILOSÓFICAS.................................................................................... 6 1.1.1.RACIONALISMO................................................................................................... 7 ESTA TENDENCIA O SISTEMA DE PENSAMIENTO ACENTÚA EL PAPEL DE LA RAZÓN (DEL LATÍN RATIO = RAZÓN) EN LA ADQUISICIÓN DEL CONOCIMIENTO, EN CONTRASTE CON EL EMPIRISMO, QUE RESALTA EL PAPEL DE LA EXPERIENCIA, SOBRE TODO EL SENTIDO DE LA PERCEPCIÓN. EL RACIONALISMO SOSTIENE QUE EL CONOCIMIENTO VERDADERO TIENE SU ORIGEN EN LA RAZÓN, BASE DE TODO CONOCIMIENTO HUMANO, Y UNA MANERA PROPIA DE OPERAR INDEPENDIENTEMENTE DE LA EXPERIENCIA, ES SIGUIENDO SUS PROPIAS LEYES Y DANDO COMO RESULTADO JUICIOS UNIVERSALMENTE VÁLIDOS POR POSEER UNA NECESIDAD LÓGICA, OBTENIDA MEDIANTE LA DEDUCCIÓN.................................................................................................................... 7 1.1.2.EL IDEALISMO............................................................................... 13 REPRESENTANTES.................................................................................21 2.FILOSOFIA CONTEMPORÁNEA................................................................................. 26 MATERIALISMO FILOSÓFICO................................................................... 29

REPRESENTANTES................................................................................. 30 2.1.2.POSITIVISMO.................................................................................................... 33 REPRESENTANTES................................................................................. 35

2.1.3.EL NEOPOSITIVISMO..................................................................... 37

REPRESENTANTES................................................................................. 38

TEMAS DE INTERÉS .............................................................................. 40

INDIVIDUALISMO MORAL ...................................................................... 40

SUBJETIVIDAD ..................................................................................... 41

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ELECCIÓN Y COMPROMISO ................................................................... 41

FRIEDRICH NIETZSCHE........................................................................... 43 2.1.5.VITALISMO........................................................................................................ 49 REPRESENTANTES................................................................................. 50 2.1.6.FILOSOFÍA ANALÍTICA....................................................................................... 53 ENFOQUES .......................................................................................... 54

ANTECEDENTES ................................................................................... 54

EVOLUCIÓN RECIENTE .......................................................................... 57

REPRESENTANTES................................................................................. 57 REPRESENTANTES..................................................................................................... 61

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0.

INTRODUCCIÓN

La serie de cambios que generó el movimiento renacentista que sirvió de preámbulo a la época moderna, con fuerte impacto en los distintos ámbitos de la vida colectiva (mental, social, cultural, religioso, político, artístico…), no dejó incólume el campo de la filosofía, pues es aquí en donde se van a interpretar y proyectar muchas de las nuevas concepciones derivadas de ese Renacer de la cultura clásica. De tal modo que, el Renacimiento puede ser considerado como el germen que desató las grandes revoluciones ocurridas durante la época moderna, comenzando por la revolución de la cultura y el pensamiento, con el retorno a los clásicos, una nueva cosmovisión, esta vez antropocéntrica fundada en la libertad y la capacidad de la razón y una visión renovada del arte en general y las creaciones humanas, todo lo cual transformó los esquemas de pensamiento y derivó en una nueva forma de filosofía y hacer filosofía. Igualmente se desata una revolución religiosa, con la eclosión del protestantismo y la fragmentación del catolicismo dominante en Europa occidental, con el surgimiento de iglesias nacionales, como la luterana, calvinista, anglicana, presbiteriana. Toma forma además, una gran revolución en el campo de la ciencia, con la aplicación del método experimental a la investigación científica que permitió en un primer momento el desarrollo de las ciencias naturales (Física, astronomía, química, matemáticas) y más adelante el surgimiento de las ciencias sociales (sociología, economía, antropología, historia, estadística, psicología). Una de las más notorias revoluciones modernas fue la que se dio en el campo político, cuyo epicentro fue la Revolución Francesa, con transformaciones definitivas en el la vida social pues se replantearon las monarquías, muchas de las cuales fueron abolidas y dieron forma a la democracia moderna, los Estados nacionales, clivajes sociales, los partidos políticos y a una nueva visión de la política totalmente diferente a cualquiera de los sistemas antecedentes, animadas por las ideas filosóficas del liberalismo. Finalmente, la gran revolución económica que se inicia en Inglaterra y desde allí irradia hacia el resto de Europa y Norteamérica, transforma totalmente el modo de producción, con el surgimiento de la industria manufacturera, la fabricación en serie, la creación de necesidades de materia prima, la transformación de la fuerza productiva con el surgimiento de las maquinas a vapor, el desarrollo de la industria minera, grandes inventos y descubrimientos como la electricidad y el vapor aplicados a la producción; el desplazamiento del campo a la ciudad, el surgimiento de la clase obrera y la aparición de cordones urbanos de miseria, a lo cual se suma una radicalización de las divisiones sociales, por el avance del liberalismo económico y el ordenamiento político de la sociedad en torno a la economía. 6

De tal modo que, como reflejo de los alineamientos que se dieron en el ámbito político, social, económico, religioso y cultural, en el campo de la filosofía occidental desde finales del siglo XV la reflexión estuvo marcada por una interacción continua entre sistemas de pensamiento basados en una interpretación mecanicista y materialista del Universo y aquellos otros que consideraban al pensamiento humano como la única realidad última. Esta interacción reflejó el creciente efecto del descubrimiento científico y el cambio político en la especulación filosófica. Según la tradición historiográfica, la Edad Moderna es la etapa de la historia que se ubica entre la Edad Media y la Edad Contemporánea. Periodo en el cual, los límites mentales, espaciales y cronológicos del mundo fueron marcados por la primacía de la cosmovisión eurocentrista, cuyo máximo fundamento fue la hegemonía de la cultura y la cosmovisión y la cristiandad occidental sobre el mundo sometido por Europa durante un largo periodo. Las historiografía francesa tiene una posición definida frente al concepto cronológico de la edad Moderna, considerándola como el período que transcurre entre los siglos XVI y XVIII, teniendo como hitos de inicio la caída de Constantinopla en 1453, el descubrimiento de América en 1492 y el fenómeno renacentista que caracterizaría los finales de la Edad Media; y el final de la época lo encuadran con el final de la monarquía y el proceso iniciado en 1879 con la Revolución Francesa, que según su criterio, es el inicio de la contemporaneidad. Los historiógrafos anglosajones por su parte, consideran que el término modernidad, hace referencia a un concepto más flexible y prolongado. Para ellos los tiempos modernos se situarían terminando el Renacimiento hacia 1600 y su final estaría hacia los finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Posición ésta que corresponde o se acerca más a la división cronológica que se ha hecho de la historia de la filosofía. De cualquier forma, los comienzos de la edad moderna europea, son difícilmente comprensibles, si se ignoran hechos como el despertar del mundo urbano occidental desde el siglo XIII, o el clima de intenso debate religioso que sirvió de preludio a la Reforma iniciada en el siglo XVI, o la rebeldía iconoclasta que comienza a perfilarse entre los frailes intelectuales de la Alta Edad Media, o los síntomas de cambio económico con tendencia pre-capitalista y la conformación de los primeros estados modernos desde finales del siglo XV, así como los cambios en las costumbres introducidos por las técnica traídas desde Oriente. El final de la modernidad igualmente, debe mirarse con criterio flexible, en virtud de la gavilla de hechos que convergen hacia éste periodo como la quiebra y desmoronamiento del antiguo régimen, cuyo ritmo y transición varía según la realidad histórica de las regiones y que en algunos casos arranca en el siglo XVIII y va hasta el XIX, aunque en otros es más tardío y se prolonga hasta el siglo XX. En consecuencia, la transición hacia y desde la modernidad diluye sus límites entre el medioevo y la contemporaneidad, aunque al comienzo existe un espacio de tiempo de significativa 6

importancia histórica y cultural, representado por el movimiento cultural renacentista, que marca la delimitación con el medioevo. Los apuntes aquí presentados, son una síntesis en borrador para apoyar las clases del curso de Filosofía Contemporánea, de los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Fundación Universitaria del Área Andina, en su sede de Valledupar. No se trata de un trabajo acabado y deberá ser tomado como una guía general que los estudiantes irán complementando con las indagaciones que vaya exigiendo el desarrollo del curso y los trabajos de aula realizados para complementar el portafolio personal.

1.FILOSOFÍA MODERNA La filosofía que se hace en la Edad Moderna se distingue por un marco en el que se produjeron grandes cambios en la historia de la humanidad, los cuales revolucionaron por completo el pensamiento humano. Se inicia en una nueva época caracterizada por un cambio de actitud que exalta al hombre y lo pone como centro de todo, para acabar con un periodo teocéntrico que lo domino por mucho tiempo. En este periodo aparece la ciencia, no de carácter especulativo, sino experimental, con fundamento en la observación de los fenómenos. La filosofía, igualmente recobra su autonomía e independencia frente a la teología. Pero a pesar de este nuevo modo de proceder, para la filosofía surge un conflicto: la ciencia aparece sistematizada, sus conocimientos son universales, cuyas verdades demostradas y comprobadas, todos aceptan unívocamente. 1.1. CORRIENTES FILOSÓFICAS Se indicó antes que la meditación filosófica moderna estuvo enmarcada por una reflexión en la que interactúan con carácter dialógico y dialéctico en forma permanente las tendencias determinadas por dos sistemas de pensamiento; uno basado en una interpretación mecanicista y materialista del Universo y otro que consideraba el pensamiento humano como la única realidad última. De alguna manera esta interacción era reflejo del creciente efecto que los nuevos hallazgos y descubrimientos científicos y el cambio político, generaban en la especulación filosófica que de ninguna manera puede ser ajena a los asuntos de su tiempo.

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Entre las corrientes filosóficas modernos nos ocuparemos de aquellas que por su impacto, significado e importancia, tuvieron mayor trascendencia para la posteridad, pues marcaron derrotero a la historia del pensamiento subsiguiente, algunas de las cuales mantienen vigencia relativa en las ideas del siglo XXI. 1.1.1.

RACIONALISMO

Esta tendencia o sistema de pensamiento acentúa el papel de la razón (del latín ratio = razón) en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción. El Racionalismo sostiene que el conocimiento verdadero tiene su origen en la razón, base de todo conocimiento humano, y una manera propia de operar independientemente de la experiencia, es siguiendo sus propias leyes y dando como resultado juicios universalmente válidos por poseer una necesidad lógica, obtenida mediante la deducción. El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde los orígenes de la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertos universales, verdades evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el francés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke, David Hume y George Berckeley quienes creían que todas las ideas procedían de los sentidos. El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. En ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. En la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo; desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado un papel antirreligioso en la teología. REPRESENTANTES: ♦ RENE DESCARTES Filósofo, científico y matemático francés (1596-1650), considerado el fundador o iniciador de la filosofía moderna. Nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, hoy Indre-et-Loire, hijo de un miembro de la baja nobleza perteneciente a una familia que había dado algunos hombres doctos. A edad 6

de ocho años fue enviado al colegio jesuita de La Flèche en Anjou, donde permaneció 10 años. Junto a las disciplinas clásicas tradicionales, también aprendió matemáticas y las doctrinas del escolasticismo, tendentes a orientar la razón humana hacia la comprensión de la doctrina cristiana que ejerció una gran influencia en Descartes a lo largo de toda su vida. Tras concluir su periodo de formación básica, cursó estudios de Derecho en la Universidad de Poitiers, donde se licenció en 1616. Sin embargo, nunca ejerció como jurista. En 1618 entró al servicio del príncipe Mauricio I de Nassau-Orange, con la intención de seguir la carrera militar; después sirvió en otros ejércitos. Pero su interés se centró siempre en los problemas de las matemáticas y la filosofía, a los que dedicó el resto de su vida. Durante los primeros años que pasó en Holanda escribió su primera obra importante, Ensayos filosóficos, publicada en 1637 integrada por tres ensayos (Dióptrica, Geometría y Meteoros), a los que servía de prefacio el que luego sería su escrito más famoso, El Discurso del método, en el que exponía sus especulaciones filosóficas. Ésta fue seguida de otras obras, entre ellas Meditaciones metafísicas (1641) y Los principios de la filosofía (1644). Sus últimos escritos estuvieron dedicados a Isabel Estuardo, reina de Bohemia que vivía en las Provincias Unidas con quien Descartes había entablado una profunda amistad. En 1649 fue invitado a Estocolmo para impartir clases de filosofía a la reina Cristina de Suecia. Los rigores del invierno le provocaron una neumonía, a consecuencia de la cual falleció, en la capital sueca, el 11 de febrero de 1650. Descartes trató de aplicar a la filosofía los procedimientos racionales inductivos de la ciencia y concretamente, de las matemáticas. Antes de configurar su método, la filosofía había estado dominada por el método escolástico, que se basaba por completo en comparar y contrastar las opiniones de autoridades reconocidas. Rechazando este sistema, Descartes estableció: “En nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no deberíamos ocuparnos de objetos de los que no podamos lograr una certidumbre similar a la de las demostraciones de la aritmética y la geometría”. Por esta razón determinó no creer ninguna verdad hasta haber establecido las razones para creerla. Comenzó sus investigaciones a partir de un único conocimiento seguro: “Cogito, ergo sum” (“Pienso, luego existo”), que funda toda evidencia, para el cual el mundo exterior es solo un dato o punto de partida . Partiendo del principio de que la clara consciencia del pensamiento prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios. Dios, según la filosofía de Descartes, creó dos clases de sustancias que constituyen el todo de la realidad. Una clase era la sustancia pensante res cogitans, o inteligencia, y la otra la sustancia extensa res extensa, o física. Su filosofía, denominada en ocasiones cartesianismo, lo llevó a elaborar explicaciones complejas y erróneas de diversos fenómenos físicos. Éstas, sin embargo, tuvieron el valor de sustituir los vagos conceptos espirituales de la mayoría de los autores clásicos por un sistema de interpretaciones

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mecánicas de los fenómenos físicos. Tuvo que renunciar a su primera concepción de un sistema de planetas que rotaban en torno al Sol (próxima a la teoría de Copérnico sobre el Universo) cuando fue considerada herética por la Iglesia católica. En su lugar, ideó la doctrina de los vórtices o torbellinos de materia etérea, en la que el espacio estaba pleno de materia, en diversos estados, girando alrededor del Sol. En el campo de la fisiología, sostuvo que parte de la sangre era un fluido misterioso que él llamó “espíritu animal”. Creía que éste entraba en contacto con la sustancia pensante en el cerebro y fluía a lo largo de los canales de los nervios para animar los músculos y otras partes del cuerpo. En el campo de la óptica sus estudios culminaron con el descubrimiento de la ley fundamental de la reflexión: el ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión. La publicación de su citado ensayo sobre óptica supuso la primera exposición de este principio. Además, el hecho de que Descartes tratara la luz como un tipo de fuerza en un medio sólido preparó el terreno para la teoría ondulatoria de la luz. Su contribución más notable a las matemáticas fue la sistematización de la geometría analítica, siendo el primer matemático que intentó clasificar las curvas conforme al tipo de ecuaciones que las producen y contribuyó también a la elaboración de la teoría de las ecuaciones. Fue el responsable de la utilización de las últimas letras del alfabeto para designar las cantidades desconocidas y las primeras letras para las conocidas. También inventó el método de los exponentes (como en x 2) para indicar las potencias de los números. Además, formuló la regla conocida como ley cartesiana de los signos, para descifrar el número de raíces negativas y positivas de cualquier ecuación algebraica. ♦

BLAISE PASCAL

Filósofo, matemático y físico francés (1623-1662), considerado una de las mentes privilegiadas de la historia intelectual de Occidente. Nació en Clermont-Ferrand el 19 de junio de 1623, y su familia se estableció en París en 1629. Bajo la tutela de su padre, Pascal pronto se manifestó como un prodigio en matemáticas, y a la edad de 16 años formuló uno de los teoremas básicos de la geometría proyectiva, conocido como el teorema de Pascal y descrito en su Ensayo sobre las cónicas (1639). En 1642 inventó la primera máquina de calcular mecánica. En 1648 demostró mediante un experimento que el nivel de la columna de mercurio de un barómetro lo determina el aumento o disminución de la presión atmosférica circundante. Este descubrimiento verificó la hipótesis del físico italiano Evangelista Torricelli respecto al efecto de la presión atmosférica sobre el equilibrio de los líquidos. Seis años más tarde, junto con el matemático francés Pierre de Fermat, Pascal formuló la

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teoría matemática de la probabilidad, que ha llegado a ser de gran importancia en estadísticas actuariales, matemáticas y sociales, así como un elemento fundamental en los cálculos de la física teórica moderna. Otras de las contribuciones científicas importantes de Pascal son la deducción del llamado ‘principio de Pascal’, que establece que los líquidos transmiten presiones con la misma intensidad en todas las direcciones, y sus investigaciones sobre las cantidades infinitesimales; creía que el progreso humano se estimulaba con la acumulación de los descubrimientos científicos. Pascal fue uno de los más sobresalientes matemáticos y físicos de su época y uno de los más grandes escritores místicos de la literatura cristiana. Sus trabajos religiosos se caracterizan por su especulación sobre materias que sobrepasan la comprensión humana. Se le clasifica, generalmente, entre los más finos polemistas franceses, especialmente en Provinciales, un clásico de la literatura de la ironía. Su estilo en prosa es famoso por su originalidad y en particular, por su total falta de artificio, el uso de la lógica y la fuerza de su dialéctica. En 1656 escribió sus 18 Provinciales, en las que ataca a los jesuitas por sus intentos de reconciliar el naturalismo del siglo XVI con el catolicismo ortodoxo. Su declaración religiosa más destacada apareció después de su muerte acaecida el 19 de agosto de 1662; publicada en forma fragmentaria en 1670 en la Apología de la religión cristiana. En estos escritos (que más tarde se incorporaron a su obra principal) propone las alternativas de la posible salvación y condenación eterna, sugiriendo que sólo se puede lograr la salvación mediante la conversión al jansenismo. Sostenía que se lograra o no la salvación, el último destino de la humanidad es pertenecer después de la muerte a un reino sobrenatural que puede conocerse solamente de forma intuitiva. S última obra importante fue Pensamientos, sobre la religión y sobre otros temas, publicada también en 1670. En ella intentó explicar y justificar las dificultades de la vida humana por el dogma del pecado original, y sostenía que la revelación puede ser entendida sólo por la fe, que a su vez se justifica por la revelación ♦ BARUCH SPINOZA Filósofo y teólogo holandés (1632-1677), considerado como el exponente más completo del panteísmo durante la edad moderna. Nació en Ámsterdam el 24 de noviembre de 1632. Sus padres eran judíos emigrados de España a Portugal (su apellido Spinoza deriva del original español de su familia, Espinosa) y, más tarde, a las Provincias Unidas. Recibió una formación basada en el estudio de las fuentes clásicas judías, especialmente presentes en el Talmud. Más tarde, sin embargo, se apartó del judaísmo como consecuencia de haber iniciado sus estudios acerca de las ciencias físicas, así como por el efecto que tuvieron en su pensamiento los escritos del filósofo inglés Thomas Hobbes y los del científico y filósofo francés René Descartes. Debido a todo ello, en 1656 fue apartado de la sinagoga, excomulgado por

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los rabinos y desterrado de Amsterdam. Durante cinco años residió en las afueras de dicha ciudad, puliendo lentes para vivir. Fue en ese periodo cuando escribió su primer trabajo filosófico, Tractatus de Deo et homine et jusque felicitate (Tratado acerca de Dios, el hombre y su felicidad), donde se prefiguran ya las líneas maestras del que sería su sistema filosófico. El Tractatus theologico-politicus (Tratado teológico-político) y el Tractatus de intellectus emendatione (Tratado sobre la reforma del entendimiento) quizá fueron escritos también en este periodo, aunque el primero fue publicado solo en 1670. Falleció el 21 febrero de 1677 en La Haya. La más completa expresión de su pensamiento y de su sistema filosófico quedó expresada en su gran obra Ethica ordine geometrico demonstrata (Ética demostrada según el orden geométrico, 1677), más conocida por el título abreviado de Ética. De acuerdo con este tratado, el Universo es idéntico a Dios, que es la “sustancia” incausada de todas las cosas. El concepto de sustancia, que Spinoza recuperó de los filósofos escolásticos, no es el de una realidad material, sino más bien el de una entidad metafísica, una base amplia y autosuficiente de toda realidad. Spinoza admitió la posible existencia de atributos infinitos de la sustancia, pero mantuvo que tan sólo dos son accesibles a la mente humana, la extensión, o el mundo de las cosas materiales, y la racionalidad. El pensamiento y la extensión existen en una última realidad que es Dios, de quien dependen. La causalidad, en el sistema de Spinoza, puede hallarse entre los objetos individuales (es decir, entre los cuerpos físicos) en el atributo extensión, o entre ideas individuales en el atributo pensamiento, pero no entre objetos e ideas. Para explicar las aparentes interacciones causales entre objetos e ideas, propuso una teoría conocida como paralelismo, según la cual cada idea tiene un complemento físico y, del mismo modo, cada objeto físico tiene su correspondiente idea. Explicó la individualidad de las cosas, fueran objetos físicos o ideas, como modos particulares de sustancia. Todos los objetos particulares son las formas de Dios, contenidas en el atributo extensión; todas las ideas particulares son las formas de Dios contenidas en el atributo pensamiento. Las formas son natura naturata (naturaleza creada) o naturaleza en la multiplicidad de sus manifestaciones; la sustancia, o Dios, es natura naturans (naturaleza que crea todo lo que hay) o naturaleza en su unidad creativa, actuando como el factor determinante de sus propias formas, las cuales son transitorias y su existencia adopta una forma temporal; Dios es eterno y trasciende todos los cambios. Por consiguiente, las cosas particulares, ya sean extensión o pensamiento, son finitas y efímeras. Mantuvo, no obstante, que existía un mundo indestructible. Ese mundo no se puede encontrar en el terreno de las cosas existentes sino en el de la esencia. El intuitivo conocimiento humano de Dios es la fuente de un amor espiritual de Dios (amor Dei intellectualis), que a su vez es parte del amor en el que Dios se ama a sí mismo.

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Spinoza rechazó la providencia y la libertad de la voluntad, y su concepto de un dios impersonal fue recibido con hostilidad por muchos de sus contemporáneos. Por la profundidad y la grandeza de sus ideas y su notable capacidad de síntesis, Spinoza se sitúa junto a los mayores pensadores filosóficos de todos los tiempos. Hasta un siglo después de su muerte su pensamiento no obtuvo reconocimiento y, aunque su sistema no consiguiera seguidores organizados, ha tenido, tal vez, la más penetrante influencia de todos los filósofos posteriores, con la excepción de Immanuel Kant. No sólo metafísicos sino también poetas como Johann Wolfgang von Goethe, William Wordsworth y Percy Bysshe Shelley consultaron y estudiaron sus trabajos en busca de inspiración y su pensamiento ha influido en el panteísmo poético subyacente de muchas interpretaciones modernas de la naturaleza. ♦ NICOLÁS DE MALEBRANCHE Filósofo francés (1638-1715), que elaboró una teoría metafísica llamada ocasionalismo. Nacido en París, Malebranche estudió filosofía y teología en el Collège de la Marche y en la Sorbona. En 1660 entró en la congregación del Oratorio y fue ordenado sacerdote en 1664. Considera el error como fundamento del mal, por eso es necesario buscar mediante la razón los posibles errores de las percepciones, imaginaciones y pasiones. Ciertas posiciones de Malebranche tienen la marcada influencia de San Agustín y Descartes, pero su sistema es muy original en el plano teórico. Su doctrina del ocasionalismo niega la posibilidad de cualquier acción de la materia sobre el alma. Sostenía que los seres humanos “vemos todas las cosas en Dios”, ya que el conocimiento de los hombres sólo es posible a través de la interacción entre un ser humano y Dios, los cambios en los objetos o los pensamientos son provocados por Dios, no por los propios objetos o los individuos. La principal obra de Malebranche fue La búsqueda de la verdad (1674). También escribió sobre la naturaleza de la luz y el color, la psicología de la visión y el cálculo. Matemático distinguido, en 1699 fue elegido miembro honorario de la Academia Francesa de la Ciencia. ♦ GOTTFRIED WILHELM von LEIBNIZ. Fue un filósofo, matemático y estadista alemán (1646-1716), considerado como uno de los mayores intelectuales del siglo XVII. Nacido en Leipzig, se educó en las universidades de esta ciudad, en Jena y en Altdorf. Desde 1666, año en que obtuvo su doctorado en leyes, trabajó para Johann Philipp von Schönborn, arzobispo elector de Maguncia, en diversas tareas legales, políticas y diplomáticas. En 1676 fue designado bibliotecario y consejero privado en la corte de Hannover. Durante los 40 años siguientes, hasta su muerte, sirvió a Ernesto Augusto, duque de Brunswick-Lüneburg, más tarde 6

elector de Hannover, y a Jorge Luis, elector de Hannover, después Jorge I, rey de Gran Bretaña. Fue considerado un genio universal por sus contemporáneos. Su obra aborda no sólo problemas matemáticos y filosóficos, sino también teología, derecho, diplomacia, política, historia, filología y física. En su exposición filosófica el Universo se compone de innumerables centros conscientes de fuerza espiritual o energía, conocidos como mónadas. Cada mónada representa un microcosmos individual, que refleja el Universo en diversos grados de perfección y evolucionan con independencia del resto de las mónadas. El Universo constituido por estas mónadas es el resultado armonioso de un plan divino. Los humanos, sin embargo, con su visión limitada, no pueden aceptar la existencia de las enfermedades y la muerte como partes integrantes de la armonía universal. Este Universo de Leibniz, “el mejor de los mundos posibles”, es satirizado como una utopía por Voltaire en su novela Cándido (1759). Entre las obras filosóficas fundamentales de Leibniz se incluyen Ensayos de Teodicea sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, Monadología; publicado en latín como Principia Philosophiae y Nuevo tratado sobre el entendimiento humano. Su contribución a las matemáticas consistió en enumerar en 1675 los principios fundamentales del cálculo infinitesimal y la invención en 1672 de una máquina de calcular capaz de multiplicar, dividir y extraer raíces cuadradas, antecedente remoto de las calculadoras modernas. Es considerado un pionero en el desarrollo de la lógica matemática. 1.1.2.

EL IDEALISMO

El idealismo se entiende como una doctrina filosófica cuyo fundamento y objeto son los ideales que se consideran realizables. Como doctrina es opuesta al realismo. En general, se considera que el idealismo ha existido desde que la realidad de la persona fue considerada como una intimidad en la que el alma es diferente de la realidad espacial, momento que se da con la obra de Platón y también de San Agustín. Pero como corriente filosófica, propiamente dicha, el idealismo aparece en la filosofía moderna y su punto de partida es el sujeto cognoscente, que desconfía de toda realidad, pues solo se considera real lo cognoscible, porque es lo único que presenta una evidencia real al sujeto cognoscente; de tal manera que el ser o la realidad se determinan por la consciencia. Surgió en Alemania a finales del siglo XVIII, como una teoría de la realidad y del conocimiento que atribuye un papel clave a la mente en la estructura del mundo percibido. A lo largo de la historia de la filosofía se pueden distinguir diferentes aplicaciones y definiciones. En su forma más radical y, muchas

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veces rechazada, es equivalente al solipsismo, un punto de vista que afirma que la realidad se deriva de la actividad de la propia mente y que nada existe fuera de uno mismo. Sin embargo, de una forma habitual, el idealista reconoce por completo el mundo externo o natural, y evita afirmar que éste puede reducirse al mero hecho de pensar. Para los idealistas, por otro lado, la mente actúa y es, de hecho, capaz de hacer existir cosas que de otro modo no serían posibles como, la ley, la religión, el arte o las matemáticas y sus afirmaciones son más radicales al afirmar que los objetos percibidos por una persona se ven afectados hasta cierto punto por la actividad mental: si un estudio sobre el mundo real pretende ser científico es básico tener en cuenta este hecho. Los principales métodos empleados son la deducción, la intuición intelectual y partir de algo inteligible o racional, principalmente. REPRESENTANTES El remoto precursor del idealismo es Platón, quien postulaba la existencia de un mundo de las ideas o formas que se reflejan de modo imperfecto en los diferentes objetos que se perciben en la experiencia común. Sostenía que estas formas o ideas no son sólo más inteligibles con claridad, sino también más reales que sus reflejos transitorios y en esencia ilusorios. El filósofo irlandés George Berkeley pensaba que todos los aspectos que una persona percibe son en realidad reducibles a las ideas presentes en su mente. El observador no hace que existan los objetos externos, sino que su idea cierta es introducida en la mente humana de modo directo por Dios. ♦ KANT Y EL IDEALISMO TRASCENDENTAL El centro del pensamiento idealista es el filósofo alemán del siglo XVIII Immanuel Kant (1724-1804), considerado por muchos como el pensador más influyente de la era moderna, con su formulación del Idealismo trascendental, que perfeccionó con gran intensidad el idealismo a través de su análisis crítico sobre los límites del conocimiento asequible para el ser humano. Kant sostenía que todo lo que se puede saber de las cosas es la forma en que se manifiesta su experiencia, no hay modo de averiguar lo que son en esencia en sí mismas. Sin embargo, también consideraba que los principios básicos de la ciencia se basan en la estructura de la mente más que en el mundo externo. Kant nació en Königsberg (actual ciudad rusa de Kaliningrado) el 22 de abril de 1724, estudió en el Collegium Fredericianum desde 1732 hasta 1740, año en que ingresó en la universidad de su ciudad natal. Falleció el 12 de febrero de 1804 en Königsberg. La piedra angular de la filosofía kantiana (en ocasiones denominada “filosofía crítica” debido a los títulos que dio a la mayoría de sus obras) está recogida en una de sus principales obras, Crítica de la razón pura (1781), en la que examinó las bases del conocimiento humano y creó una epistemología individual. 6

Al igual que los primeros filósofos, Kant diferenciaba los modos de pensar en proposiciones analíticas y sintéticas:  Una proposición analítica es aquella en la que el predicado está contenido en el sujeto, como en la afirmación “las casas negras son casas”. La verdad de este tipo de proposiciones es evidente, porque afirmar lo contrario supondría plantear una proposición contradictoria. Tales proposiciones son llamadas analíticas porque la verdad se descubre por el análisis del concepto en sí mismo.  Las proposiciones sintéticas, en cambio, son aquellas a las que no se puede llegar por análisis puro, como en la expresión “la casa es negra”. Todas las proposiciones comunes que resultan de la experiencia del mundo son sintéticas. Las proposiciones, según Kant, pueden ser divididas también en otros dos tipos: empíricas (o a posteriori) y a priori.  Las proposiciones empíricas dependen tan sólo de la percepción,  Las proposiciones a priori tienen una validez esencial y no se basan en tal percepción. La diferencia entre estos dos tipos de proposiciones puede ser ilustrada por la empírica “la casa es negra” y la a priori “dos más dos son cuatro”. La tesis sostenida por Kant en la Crítica de la razón pura consiste en que resulta posible formular juicios sintéticos a priori. Esta posición filosófica es conocida como transcendentalismo. Al explicar cómo es posible este tipo de juicios, consideraba los objetos del mundo material como incognoscibles en esencia; desde el punto de vista de la razón, sirven tan sólo como materia pura a partir de la cual se nutren las sensaciones. Los objetos, en sí mismos, no tienen existencia, y el espacio y el tiempo pertenecen a la realidad sólo como parte de la mente, como intuiciones con las que las percepciones se miden y valoran. Además de estas intuiciones afirmó que también existe un número de conceptos a priori, llamados categorías, las cuales dividió en cuatro grupos: ♦ Las relativas a la cantidad (que son unidad, pluralidad y totalidad), ♦ Las relacionadas con la cualidad (que son realidad, negación y limitación), ♦ Las que conciernen a la relación (que son sustancia-y-accidente, causay-efecto y reciprocidad) y ♦ Las que tienen que ver con la modalidad (que son posibilidad, existencia y necesidad). 6

Las intuiciones y las categorías se pueden emplear para hacer juicios sobre experiencias y percepciones pero, según Kant, no pueden aplicarse sobre ideas abstractas o conceptos cruciales como libertad y existencia sin que lleven a inconsecuencias en la forma de binomios de proposiciones contradictorias, o antinomias, en las que ambos elementos de cada par pueden ser probados como verdad. En la Metafísica de las costumbres (1797) Kant describió su sistema ético, basado en la idea de que la razón es la autoridad última de la moral. Afirmaba que los actos de cualquier clase han de ser emprendidos desde un sentido del deber que dicte la razón, y que ningún acto realizado por conveniencia o sólo por obediencia a la ley o costumbre puede considerarse como moral. Describió dos tipos de órdenes dadas por la razón: el imperativo hipotético, que dispone un curso dado de acción para lograr un fin específico; y el imperativo categórico, que dicta una trayectoria de actuación que debe ser seguida por su exactitud y necesidad. El imperativo categórico es la base de la moral y fue resumido por Kant en estas palabras claves: “Obra como si la máxima de tu acción pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza”. El idealismo alemán postkantiano (Fitche, Schelling, Hegel, Herbart) equipara el mundo con la representación del mismo, es decir, como actividad representante que condiciona el mundo en su mundanidad. El idealismo desarrollado por Georg Wilhelm Friedrich Hegel, estableció los cimientos sobre los que se edificó la estructura básica del pensamiento de Karl Marx. El método dialéctico, utilizado tanto por Hegel como por Marx, no fue sino el desarrollo del método de razonamiento articulado por antinomias aplicado por Kant. Johann Gottlieb Fichte, discípulo suyo, rechazó la división del mundo hecha por su maestro en partes objetivas y subjetivas, y elaboró una filosofía idealista que también influyó de una forma notable en los socialistas del siglo XIX; En la filosofía de Fichte, el reconocimiento de la función determinante del deber en el desarrollo del yo es primordial, por eso su sistema ha sido denominado idealismo ético. Uno de los sucesores de Kant en la Universidad de Königsberg, Johann Friedrich Herbart, quien incorporó algunas de las ideas kantianas a sus sistemas de pedagogía. ♦ HEGEL O EL ODEALISMO ABSOLUTO Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) fue un filósofo alemán y máximo representante del idealismo y uno de los teóricos más influyentes en el pensamiento universal desde el siglo XIX, hijo de un funcionario de la hacienda pública, creció en un ambiente de pietismo protestante y estudió a los clásicos griegos y latinos mientras estuvo en el gymnasium de su ciudad natal.

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Entre sus principales obras están: La Fenomenología del Espíritu (1807), Ciencia de la Lógica, (1812-1816), Enciclopedia de las Ciencias Filósoficas (1817); Filosofía del Derecho (1821). Hegel consideraba incorrecta la teoría de Kant que presenta como inevitable la ignorancia humana sobre la verdadera naturaleza de las cosas. Hegel defendía la inteligibilidad última de todo lo que existe. También pensaba que los mayores logros del espíritu humano (la cultura, la ciencia, la religión y el Estado) no son resultado de procesos mentales determinados por una vía natural, sino que son concebidos y mantenidos por la dialéctica, la actividad del intelecto libre y reflexivo. El propósito de la filosofía hegeliana fue elaborar un sistema filosófico que pudiera abarcar las ideas de sus predecesores y crear un marco conceptual bajo cuyos términos tanto el pasado como el futuro pudieran ser entendidos desde presupuestos teóricos racionales. Tal propósito requería tener en cuenta, primeramente, la realidad misma. Así, Hegel la concibió como un todo que, con un carácter global, constituía la materia de estudio de la filosofía. A esta realidad, o proceso de desarrollo total de todo aquello que existe, se refirió como lo absoluto, o espíritu absoluto. Para Hegel, el cometido de la filosofía es explicar el desarrollo del espíritu absoluto. Esto implicaba, en primer lugar, esclarecer la estructura racional interna de lo absoluto; en segundo lugar, demostrar de qué forma lo absoluto se manifiesta en la naturaleza y en la historia humana; y en tercer lugar, explicar la naturaleza teleológica de lo absoluto, es decir, mostrar el destino o el propósito hacia el que se dirige. Por lo que se refiere a la estructura racional de lo absoluto, Hegel, siguiendo al filósofo clásico griego Parménides, afirmó: “todo lo racional es real y todo lo real es racional”. Hay que entender esto en los términos de su afirmación posterior de que lo absoluto tiene que ser considerado como pensamiento, espíritu o mente, en un proceso de continuo autodesarrollo. La lógica que rige este proceso de desarrollo es la dialéctica. Por sí misma constituye un método de pensamiento. El método dialéctico se basa en que el movimiento, proceso o progreso, es el resultado del conflicto entre opuestos. De forma tradicional, esta dimensión del pensamiento hegeliano se ha analizado en términos de TESIS, ANTÍTESIS Y SÍNTESIS. A pesar de que Hegel no utilizó dichos conceptos, resultan muy útiles para comprender su visión de la dialéctica. La tesis puede ser una idea o un movimiento histórico. Tal idea o movimiento presenta carencias que dan lugar a una oposición o antítesis, que genera una conflictividad interna. Como resultado de este conflicto aparece un tercer punto de vista, una síntesis que supera el conflicto conciliando en un plano superior la verdad contenida en la tesis y la antítesis. Esta síntesis se convierte en una nueva tesis que genera otra antítesis, dando lugar a una nueva síntesis, 6

conformándose así el proceso de desarrollo intelectual o histórico. Hegel pensaba que el propio espíritu absoluto (la suma total de la realidad) se desarrolla por este camino hacia un fin último o una meta más alta. Para Hegel, por lo tanto, la realidad se entiende como lo absoluto desdoblándose por la vía dialéctica en un proceso de autoevolución. En este proceso, lo absoluto se muestra tanto en la naturaleza como en la historia de la humanidad. La naturaleza es el pensamiento absoluto, o ser que se objetiva a sí mismo bajo una apariencia material. Las mentes finitas y la historia de la humanidad son el proceso de lo absoluto que se manifiesta en lo que le es más cercano, a saber, el espíritu o la consciencia. En la Fenomenología del espíritu señaló las perspectivas de esta manifestación desde los planos más simples de conciencia, a través de la autoconciencia, hasta los puntos alcanzados por la razón más avanzada. La meta del proceso cósmico dialéctico puede comprenderse mejor en el ámbito de la razón. Conforme la razón finita avanza en el entendimiento, lo absoluto progresa hacia el autoconocimiento. Así, lo absoluto llega a conocerse a través de una mayor asimilación de la realidad, o de lo absoluto, por parte de la mente humana. Hegel analiza esta progresión humana en el entendimiento en tres aspectos: arte, religión y filosofía. ♦ El arte atrapa lo absoluto mediante formas materiales, interpretando lo racional a través de los atributos sensibles de la belleza. El arte está, como concepto, suplantado por la religión, que capta lo absoluto por medio de imágenes y símbolos. ♦ La suprema religión para Hegel es el cristianismo, ya que en el cristianismo lo absoluto se manifiesta en lo finito y está reflejado de modo simbólico en la encarnación. ♦ La filosofía, sin embargo, representa un concepto más elevado, porque atrapa lo absoluto de una forma racional. Una vez que se ha conseguido esto, lo absoluto llega al autoconocimiento y el drama cósmico alcanza su fin y su meta. Sólo en este punto, Hegel identifica lo absoluto con Dios: “Dios es Dios”, afirmó, “tan sólo en tanto en cuanto se conoce a sí mismo”. Cuando Hegel murió era el filósofo alemán más importante. Sus ideas estaban muy difundidas y sus estudiantes gozaban de gran prestigio intelectual. Sus seguidores se dividieron pronto entre hegelianos de derecha y de izquierda. Desde un punto de vista teológico y político, los hegelianos de derecha ofrecieron una interpretación conservadora de su obra. Subrayaron la compatibilidad entre la filosofía de Hegel y el cristianismo. Desde una perspectiva política, eran conservadores. Los hegelianos de izquierda evolucionaron hacia el ateísmo y, en el plano político, muchos de ellos adoptaron posturas revolucionarias. En este grupo izquierdista figuraron 6

Ludwig Feuerbach, Bruno Bauer, Friedrich Engels y Karl Marx. El pensamiento de estos dos últimos estuvo muy influido por la idea hegeliana de que la historia se rige por un proceso dialéctico, pero sustituyeron su idealismo filosófico por el materialismo. El idealismo metafísico de Hegel alcanzó un fuerte impacto en la filosofía del siglo XIX y principios del XX, sobre todo en el británico Francis Herbert Bradley, en teóricos estadounidenses como Josiah Royce y en la cultura italiana gracias a la crítica de Benedetto Croce. También influyó en el existencialismo a través del filósofo danés Sören Kierkegaard. La fenomenología ha recibido, por otro lado, las ideas de Hegel sobre la consciencia. El extenso y variado impacto de su pensamiento en la filosofía occidental evidencia su profundidad. ♦

FRIEDRICH WILHELM JOSEPH VON SCHELLING

Este filósofo alemán (1775-1854)fue uno de los máximos exponentes del idealismo y de la tendencia romántica en la filosofía alemana. Nacido en Leonberg, Württemberg y educado en la Universidad de Tubinga, Schelling fue profesor en las facultades de la mayoría de las principales universidades de Alemania y en 1841 fue llamado a Berlín por Federico Guillermo IV, rey de Prusia. Murió el 20 de agosto de 1854 en Bad Ragaz, Suiza. La filosofía de Schelling estuvo en continua evolución. Al principio, su pensamiento se basaba en esencia en un análisis profundo de las ideas de los filósofos alemanes Kant y Fichte y de las del filósofo holandés Baruch Spinoza. El principio fundamental de esta fase de su trabajo es la identidad del sujeto y el objeto, que llegó a ser la base de una filosofía de la identidad que era panteísta en su naturaleza general, equiparando a Dios con las fuerzas y las leyes del universo. Para Schelling no son aceptables ni el criticismo, que considera al sujeto como un objeto, ni el dogmatismo, que hace un absoluto del objeto. En el lugar de la sustancia, dice, debe colocarse el yo absoluto y entonces puede plantearse la libertad como el objeto de una intuición intelectual. En su segunda época, rechazando el panteísmo como negativo, desarrolló lo que él llamaba una filosofía positiva, en la que definía la existencia humana como el modo de reserva por parte de lo absoluto. La esencia de la humanidad es la libre actividad creativa. Los trabajos de Schelling incluyen La filosofía del arte (1807), De la libertad humana (1809) y fragmentos de una gran obra no publicada que fueron traducidos al inglés como Las edades del mundo (1942). Otras variantes del pensamiento idealista distintas a las de Kant y Hegel pueden encontrarse en las obras de los filósofos alemanes del siglo XIX ya señalados Fichte y Schelling. Desde finales del siglo XIX han sido consideradas idealistas las corrientes neokantinas y neohegelianas, entre las que se encuentran el idealismo angloamericano del inglés Francis Herbert Bradley y de los estadounidenses Charles Sanders Peirce y Josiah Royce y el 6

de las escuelas de Baden y Marburgo, así como la tendencia de idealismo francés y el italiano de Benedetto Croce.

1.1.3.

EMPIRISMO

En general, el empirismo es la corriente filosófica que considera la experiencia como única fuente de conocimiento, por eso, también se le denomina filosofía de la experiencia. Su propósito es lograr la explicación de los conceptos y juicios universales a partir de la experiencia. Al afirmar que todo conocimiento se basa en la experiencia, niega la posibilidad de ideas espontáneas o del pensamiento a prior, pues solo la experiencia puede garantizar un conocimiento verdadero. Las representaciones sensoriales comunes fundamentan la validez de los juicios universales mediante la inducción. El precursor del empirismo moderno fue el filósofo Francis Bacon de Verulam (1561-1626), quien formula sus principios haciendo de la inducción el único método de la ciencia. Hasta el siglo XX, el término empirismo se aplicaba a la idea defendida sobre todo por los filósofos ingleses de los siglos XVII, XVIII y XIX. De estos, John Locke fue el primero en dotarlo de una expresión sistemática, aunque su compatriota Francis Bacon, había anticipado algunas de sus conclusiones. Entre otros empiristas también se cuentan David Hume y George Berkeley. Las posiciones doctrinales del empirismo desembocaron también en el sensualismo de Locke y el positivismo de Condillac. Y ya en el siglo XX, constituyeron la base del Neopositivismo, positivismo lógico o empirismo lógico. La antítesis del empirismo es el racionalismo, representado por pensadores como el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y los filósofos de los siglos XVII y XVIII Gottfried Wilhelm Leibniz y Christian von Wolff. Los racionalistas afirman que la mente es capaz de reconocer la realidad mediante su capacidad para razonar, una facultad que existe independiente de la experiencia. Kant intentó lograr un compromiso entre el empirismo y el racionalismo, restringiendo el conocimiento al terreno de la experiencia, a posteriori, y por ello coincidía con los empiristas, pero atribuía a la mente una función precisa al incorporar las sensaciones en la estructura de la experiencia. Esta estructura podía ser conocida a priori sin recurrir a métodos empíricos, y en este sentido Kant coincidía con los racionalistas. ♦ CARACTERÍSTICAS El empirismo se desarrolla inicialmente en Gran Bretaña entre los siglos XVII y XVIII, contraponiéndose a la corriente continental europea del racionalismo. Considera la experiencia como la única fuente válida de conocimiento. Sólo el conocimiento sensible nos pone en contacto con la realidad. Teniendo en 6

cuenta esta característica, los empiristas toman las ciencias naturales como el tipo ideal de ciencia, ya que se basan en hechos observables. El empirismo supone una crítica a los racionalistas bajo el supuesto que la razón tiene carácter ilimitado, e incluso el propio proceso irracional puede producir cualquier tipo de conclusión. La razón por sí misma no tiene fundamento y funciona a partir de supuestos. Por tanto, sólo se consideran válidos los conocimientos adquiridos mediante la experiencia. En los últimos años, el término empirismo ha adquirido un significado más flexible, y ahora es utilizado en relación con cualquier sistema filosófico que extrae sus elementos de reflexión de la experiencia. En Estados Unidos William James llamó a su filosofía empirismo radical y John Dewey acuñó el término de empirismo inmediato para definir y describir su noción de la experiencia. El término leyes empíricas se aplica a aquellos principios que expresan las relaciones que, según se aprecia, existen entre los fenómenos, sin que impliquen la explicación o causa de los fenómenos mismos. REPRESENTANTES ♦ GEORGE BERKELEY Nacido en County Kilkenny, Irlanda (1685 - 1753), estudió en el Trinity College de Dublín, de cuyo cuerpo docente llegó a ser miembro en 1707. En 1710 publicó Tratado sobre los principios del conocimiento humano y al no convencer a la gente de su teoría, publicó una versión más popular, Los tres diálogos entre Hylas y Philonus, en 1713. La exposición de su filosofía fue considerada como descabellada por sus contemporáneos. Fue un clérigo inglés que continuó las especulaciones de Locke sobre la teoría del conocimiento. Sin embargo, su planteamiento fue mucho más radical y las consecuencias de su extremismo se resumen en dos ideas centrales: es imposible forjar ideas abstractas y la existencia objetiva de la materia es una mera ilusión. Murió el 14 de enero de 1753 en Oxford. Para Berkeley las dificultades del conocimiento no se deben a una imperfección de las facultades humanas, sino al mal uso que se hace de ellas. Siendo la elaboración de ideas abstractas el principal de estos malos usos. O sea que, para Berkeley no hay ideas abstractas. Es decir, todas las ideas son particulares o concretas y provienen de los sentidos externos, de los sentidos internos y de la creación imaginativo - fantasiosa; y todas ellas residen en un lugar que él llama mente, espíritu, alma o yo. Todo lo que existe es percibido como idea dentro de una mente. La materia no existe, o no se sabe si existe. Berkeley mantenía que no se puede concebir que la materia exista con independencia de la mente; los fenómenos de los sentidos

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sólo pueden explicarse suponiendo que hay un dios que provoca de forma continua la percepción en la mente humana. Berkeley desarrolló su teoría filosófica como una respuesta al escepticismo y el ateísmo. Afirmaba que el escepticismo surge cuando la experiencia o las sensaciones se encuentran desligadas de los objetos, no dejando ningún camino posible para saber de ellos excepto a través de las ideas. Para poner fin a esta disociación, una persona tiene que reconocer que el "ser" de las cosas sensibles consiste sólo en que son percibidas. Todo lo que es percibido es real, por eso las únicas cosas cuya existencia se puede conocer son aquellas que se pueden percibir, esse est esse percipi. Berkeley insistió, no obstante, en que las cosas sí tienen una existencia fuera de la mente humana y sus percepciones, pues las personas no pueden controlar las ideas que tienen. En consecuencia, debe haber una mente en la que existan todas las ideas, un omnipresente espíritu infinito, a saber, Dios, que lo percibe todo. El sistema filosófico de Berkeley eliminaba cualquier posibilidad de conocimiento de un mundo externo material. A pesar de que su sistema tuvo pocos seguidores, sus críticas a los razonamientos sobre un mundo separado externo y al concepto de la materia fueron poderosas y han influido en los filósofos posteriores. ♦

JOHN LOCKE

Pensador inglés, máximo representante de la filosofía empirista (16321704). Nacido en 1632 en Wrington (Somerset), estudió en la Universidad de Oxford, donde impartió clases de griego, retórica y filosofía moral desde 1661 hasta 1664. Falleció el 28 de octubre de 1704 en Oates. Loche parte del principio de que todo conocimiento, incluso el abstracto es adquirido, y proviene de las sensaciones, de la experiencia (empirismo), rechazando las ideas innatas. Dice que al comienzo el espíritu es una tabula rasa (tabla rasa), y que luego las sensaciones irán aportando las ideas simples y concretas y más tarde las complejas y abstractas; es la experiencia la que origina el conocimiento. Señala que el objeto de conocimiento son las ideas, definidas como contenido del entendimiento y sin ningún carácter ontológico, ya que son el resultado directo de la sensación o la reflexión (ideas simples), o el resultado de la actividad asociativa de la inteligencia humana (ideas compuestas). No representa un empirismo radical y acepta el conocimiento por demostración, no fundamentado en la experiencia, (como la demostración de la existencia de Dios por el argumento cosmológico o teleológico), y la validez de conceptos originados por el sujeto (como los matemáticos o geométricos). En sus dos Tratados sobre el gobierno civil (1690) Locke criticó la teoría del derecho divino de los reyes y la naturaleza del Estado tal y como fue concebido por el filósofo y teórico político inglés Thomas Hobbes. Afirmaba 6

que la soberanía no reside en el Estado sino en la población, y que el Estado es supremo pero sólo si respeta la ley civil y la ley natural. Mantuvo más tarde que la revolución no sólo era un derecho, sino, a menudo una obligación, y abogó por un sistema de control y equilibrio en el gobierno, que tenía que tener tres ramas, siendo el poder legislativo más importante que el ejecutivo o el judicial. También creía en la libertad religiosa y en la separación de la Iglesia y el Estado. La influencia de Locke en la filosofía moderna ha sido muy grande y, con su aplicación del análisis empírico a la ética, política y religión, se convirtió en uno de los filósofos más importantes y controvertidos de todos los tiempos. También escribió Pensamientos sobre la educación (1693) y Racionabilidad del cristianismo (1695). ♦ FRANCIS BACON Barón de Verulam (1561-1626), filósofo, abogado y estadista inglés, uno de los pioneros del pensamiento científico moderno. Nació el 22 de enero de 1561, en York House, de Londres, y estudió en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Elegido para la Cámara de los Comunes en 1584, intervino en ella hasta 1614. En 1613 fue nombrado fiscal de la Corona. Murió en Londres el 9 de abril de 1626. Los escritos de Bacon se engloban en tres categorías: filosófica, literaria y política. Sus mejores obras filosóficas son El avance del conocimiento (1605), un análisis sobre la consciencia de su propio tiempo, y Novum Organum o Indicaciones relativas a la interpretación de la naturaleza. Su filosofía influyó en la creencia de que la gente es sierva e intérprete de la naturaleza, de que la verdad no se deriva de la autoridad y que el conocimiento es fruto de la experiencia. Se le reconoce haber aportado a la lógica el método experimental inductivo, ya que anteriormente se practicaba la inducción mediante la simple enumeración, es decir, extrayendo conclusiones generales de datos particulares. El método de Bacon consistió en inferir a partir del uso de la analogía, desde las características o propiedades del mayor grupo al que pertenece el dato en concreto, dejando para una posterior experiencia la corrección de los errores evidentes. Esto representó un avance fundamental en el método científico, muy significativo en la mejora de las hipótesis científicas. Fue el introductor del empirismo y del método inductivo, a través del Novum Organum; en esta obra realiza una defensa de la lógica inductiva y una crítica de la lógica deductiva. Los Ensayos de Bacon, que representan su mayor contribución a la literatura, fueron publicados entre 1597 y 1625. Su Historia de Enrique VII (1622) evidenció sus habilidades en la investigación erudita. En su utópica Nueva Atlántida, sugería la creación de academias científicas. Su obra profesional 6

incluye Máximas del Derecho (1630), Lectura sobre el estatuto de los usos (1642), súplicas de casos legales y discursos en el Parlamento. ♦

THOMAS HOBBES

Filósofo y pensador político inglés (1588-1679), cuyas teorías mecanicistas y naturalistas provocaron desconfianza y polémica en círculos políticos y eclesiásticos. Nacido en Westport, estudió en el Magdalen Hall de la Universidad de Oxford. En 1642 terminó De Cive (Tratado del ciudadano), una exposición de su teoría sobre el gobierno. Entre sus obras están: Behemoth: Historia de las causas de la guerra civil en Inglaterra; Diálogos entre un filósofo y un estudiante de Derecho consuetudinario inglés; y una extensa Historia eclesiástica. A los 84 años de edad, Hobbes escribió una autobiografía en verso latino; durante los tres años siguientes tradujo al inglés los versos de la Iliada y la Odisea de Homero. La filosofía de Hobbes representa una reacción contra la libertad de conciencia de la Reforma que, según afirmaba, conducía a la anarquía. Supuestamente supuso la ruptura de la filosofía inglesa con el escolasticismo, y estableció las bases de la sociología científica moderna al tratar de aplicar a los seres humanos, como autores y materia de la sociedad, los principios de la ciencia física que gobiernan el mundo material. Hobbes elaboró su política y su ética desde una base naturalista: mantenía que las personas se temen unas a otras y por esta razón deben someterse a la supremacía absoluta del Estado tanto en cuestiones seculares como religiosas. Hobbes surge como fundador de la concepción absolutista, totalitaria del Estado, al que denominó Leviatán en su obra del mismo nombre. Según Hobbes, lo bueno para el hombre es todo aquello que le resulta útil y agradable. ♦

DAVID HUME

Filósofo, historiador y economista escocés (1711-1776), nacido en Edimburgo, estudió en la Universidad de la misma ciudad. Su pensamiento ejerció una notable influencia en el desarrollo del escepticismo y del empirismo Desde 1734 hasta 1737 estudió con apasionamiento los problemas de la filosofía especulativa. Obras más importantes: Tratado sobre la naturaleza humana (1739-174), Ensayos morales y políticos (1741-1742), Ensayo Filosóficos sobre el entendimiento humano (1748), Historia de Inglaterra (1754-1762). Falleció el 25 de agosto de 1776. Tras su muerte, con carácter póstumo, aparecieron su autobiografía (1777) y Diálogos sobre la religión

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natural (1779), ensayo que había escrito hacia 1750, pero prefirió ocultarlo por la naturaleza escéptica de su contenido. El pensamiento filosófico de Hume estuvo profundamente influido por las teorías de Locke y Berkeley. Al igual que este último, diferenciaba entre la razón y los sentidos. Pero Hume fue más allá e intentó probar que la razón y los juicios racionales son tan sólo asociaciones habituales con diferentes sensaciones o experiencias Hume dio un paso revolucionario en la historia de la filosofía occidental al rechazar la idea de causalidad, argumentando que “la razón nunca podrá mostrarnos la conexión entre un objeto y otro si no es ayudada por la experiencia y por la observación de su relación con situaciones del pasado. Cuando la mente, por tanto, pasa de la idea o la impresión de un objeto, a la idea o creencia en otro, no se guía por la razón, sino por ciertos principios que asocian juntas las ideas de esos objetos y los relaciona en la imaginación”. Su escéptico planteamiento también negaba la existencia de la “sustancia espiritual” defendida por Berkeley y de la “sustancia material” defendida por Locke. Yendo aún más lejos, Hume negaba la existencia de una identidad del yo, argumentando que como las personas no tienen una percepción constante de sí mismas como entidades diferentes, no son más que “un conjunto o colección de diferentes percepciones”. No tienen, pues, carácter universal, ni es posible la previsibilidad a partir de ellas. La sustancia, material o espiritual no existe. Los cuerpos no son más que grupos de sensaciones; el yo no es sino una colección de estados de conciencia. Esto es el fenomenismo.

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2. FILOSOFIA CONTEMPORÁNEA

Pese a las numerosas crisis que ha experimentado a lo largo de la historia, la filosofía ha logrado renovarse y aportar soluciones nuevas en cada momento de su trascurrir. Desde finales del siglo XIX la visión cartesiana de la razón, en la cual la conciencia humana era el fundamento de todas las cuestiones filosóficas, ha sido abatida de raíz. Con Marx, Nieztche y Freud el ser humano aparece debilitado, moldeado respectivamente por las condiciones materiales y su historia, por su voluntad de poder y por los impulsos de su inconsciente. Así, en el pensamiento de estos autores Dios ha muerto y el hombre, considerado por la modernidad el epicentro todo, también ha muerto. En vista de los éxitos científicos en los diferentes campos de las ciencias físicas, numerosos filósofos se hicieron lógicos o teóricos de la ciencia (epistemólogos) y se interrogaron sobre la lógica ideal, la racionalidad o la historia de las ciencias de la naturaleza. Sin pretensiones metafísicas y desde una perspectiva crítica, sus trabajos mostraron las posibilidades y los límites del conocimiento científico. La búsqueda de un código universal fue compartida también por el estructuralismo, cuyo fin era la racionalización de las ciencias humanas. Basándose en la lógica y la lingüística, esta corriente afirmaba que los diferentes objetos de las ciencias humanas, como por ejemplo la sociedad (antropología de Levi-Strauss) o el inconsciente (psicoanálisis de Jacques Lacan), son estructuras similares al lenguaje, es decir, sometidas a un orden preexistente. Después de mayo de 1968, el estructuralismo entra en un proceso de vertiginosa decadencia, lo mismo que el materialismo dialéctico marxista. La ambición paralela de ésta última corriente era analizar científicamente una serie de datos sociales como la historia, y obtener de la reflexión científica consiguiente, y sobre las bases de compromiso político, una praxis (Louis Althusser). Algunos estudiosos coinciden en aceptar que en vez de hablar de filosofía contemporánea, se debería hablar de filosofía postmoderna, para referirse al periodo de la filosofía que se sitúa al final de la época moderna cuando se agudiza la crisis de las ideas de la modernidad con el derrumbe del idealismo, la crisis de la metafísica y la creciente tendencia a la elaboración

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de una filosofía de la ciencia y de la vida. No obstante, hoy el concepto de lo postmoderno se refiere a una realidad no estrictamente filosófica y comprende otros aspectos característicos del modo de actuar del hombre y la sociedad, particularmente la occidental, desde finales del siglo XX, cuando hay una irrupción de nuevas tendencias, determinadas por el reconocimiento y valoración de las diferencias, lo otro, lo distinto y no solo lo sometido a los parámetros de la racionalidad, sobre lo cual haremos referencia en el tercer capítulo. La filosofía contemporánea se inicia con los nuevos aportes dados a este campo desde otros campos geográficos distintos a Europa Occidental, como las nuevas naciones americanas, sobre todo de Estados Unidos, que refleja la marcada influencia de la filosofía británica y con criterio propio ya presenta una nueva tendencia filosófica como la del pragmatismo, que surge como reacción contra el materialismo y el positivismo. También se hace sentir con mayor fuerza la filosofía producida desde la península ibérica, que hasta ahora solo había aparecido con casos aislados. Otra corriente que surge en el contexto angloamericano es el personalismo. Una particular característica del contexto intelectual del siglo XX en el que se desarrolla la filosofía contemporánea, es la expansión del horizonte científico en diferentes campos especialmente en lo que se refiere al campo de las matemáticas y la lógica (Gotlob Frege, David Hilbert , Bertrand Russell, Kürt Göedel, el Círculo de Viena), la física cuántica y relativista (Poincaré, Michelson, Einstein, Bacherlard, Karl Popper), la química, la biología, y la cibernética; la psicología (Freud, Pavlov, Watson, Piaget…). Estas novedades generaron cambios radicales en la concepción del mundo y del hombre en el mundo. El marxismo toma auge en sus diversas tendencias (Luckácks, Bertolt Brecht, Gramsci, Althusser). Igualmente en Italia renace el kantismo (Piero Martinetti) y el hegelianismo (Benedetto Crocce). Así, se pueden identificar como corrientes más sobresalientes de la filosofía en el siglo XX: La Fenomenología (Edmundo Husserl, Max Scheller), el existencialismo (Martin Heidegger, Karl Jasper, Karl Barth, Gabriel Marcel, Louis Lavelle, Jean Paul Sartre, Albert Camus, Nicolas Berdaiev), el vitalismo (Henri Bergson, Maurice Blondel, José Ortega y Gasset), el neopositivismo (Moritz Schlick, Rudolf Carnap, Ludwing Wittgenstein, Alfred Ayer, Alfred Tarski), el estructuralismo (Ferdinand de Saussure, Claude LéviStrauss, Jacques Lacan, Michel Foucoult, Roland Barthes), el Racionalismo Crítico (Karl Popper, Hans Albert). Especial mención merecen dos agrupaciones de filósofos, científicos y pensadores que se conformaron en el siglo XX, en torno a cuestiones de orden filosófico y científico. Son ellas:

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El Círculo de Viena, que tuvo vigencia entre 1929 y 1937, y surgió baje el lema para la concepción científica del mundo, se ocupó principalmente de la lógica de la ciencia, y considerando la filosofía como la disciplina cuya tarea es distinguir entre la ciencia y de lo que no es, y de la elaboración de un lenguaje común a todas las ciencias. Su dirección filosófica fue neopositivista, antimetafísica y empirista. Publicaron la Revista Erkenntniss¸ dirigida por Carnap y Reichembach, como su máximo órgano de difusión y mantuvieron estrecha relación con el Grupo de Berlín. Entre sus integrantes están los neopositivistas señalados arriba. Se disolvieron por las persecuciones racistas desatadas en Austria para la época. La otra agrupación del mismo orden fue la Escuela de Frankfurt, un grupo de investigadores que seguían las teorías de Hegel, Marx y Freud teniendo como centro de convergencia el Instituto de Investigación Social, inaugurado en 1924 en Fráncfort del Meno. Son representantes de la teoría crítica, cuyo núcleo es la discusión crítico-ideológica de las condiciones sociales e históricas en las que ocurre la construcción de teoría y la crítica de esas condiciones sociales. La relación resulta de la pretensión de conceptualizar teóricamente la totalidad de las condiciones sociales y la necesidad de su cambio. En la concepción de la escuela de Fráncfort la teoría se entiende como una forma de la práctica. Se hizo popular a partir de los años sesenta entre quienes siguieron las discusiones teóricas y políticas que pretendían una teoría social y política crítica y de izquierdas que tomaba distancia de la ortodoxia del socialismo existente. Entre sus integrantes estuvieron Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Herbert Marcuse, Erich Fromm, Hürgen Habermas, y entre sus críticos destacados están Ralf Dahrendorf, Hans Albert, Karl Popper, Niklas Luckmann y Georg Luckács 2.1. PRINCIPALES CORRIENTES FILOSÓFICAS 2.1.1.

MATERIALISMO

El término materialismo comenzó a usarse desde el siglo XVII como doctrina física acerca de la materia y desde el siglo XVIII como antónimo del idealismo filosófico. En la filosofía occidental, el materialismo es la doctrina según la cual toda existencia se puede reducir a materia o a un atributo o efecto de la materialidad. Según ella, la materia es la última realidad y el fenómeno de la conciencia se explica por cambios fisioquímicos en el sistema nervioso. El materialismo es, por lo tanto, lo opuesto al idealismo, que afirma la supremacía de la mente y para el que la materia se caracteriza como un aspecto u objetivación de la mente. El materialismo extremo o absoluto se conoce como monismo materialista. De acuerdo con la teoría mente-materia del monismo, según la expuso el metafísico británico William Kingdon Clifford, la materia y la mente son consustanciales, siendo la una un mero aspecto de la otra. El materialismo filosófico data de la antigüedad clásica y 6

ha tenido numerosas formulaciones. Los primeros pensadores griegos estuvieron de acuerdo con una variante del materialismo conocida como hilozoísmo, según la cual la materia y la vida son idénticas. Relacionada con el hilozoísmo está la doctrina del hiloteísmo, que afirma que la materia es divina y niega la existencia de Dios al margen de sí misma. El atomismo de Demócrito (460-370 a.C.) retomado por Epicuro, entra dentro de esta corriente filosófica (ambos fueron el objeto de la tesis doctoral de filosofía presentada por Marx. Materialismo cosmológico es un término que se usa para denominar una interpretación materialista del universo. El materialismo antirreligioso nace de la hostilidad hacia los dogmas teológicos de la religión positiva, en concreto los del cristianismo. Entre sus más notables exponentes se encuentran los filósofos franceses del siglo XVIII Denis Diderot, Paul Henri d'Holbach y Julien Offroy de la Mettrie. De acuerdo con el materialismo histórico, formulado en los escritos de Karl Marx, Friedrich Engels y Vladímir Illich Lenin, en cada época histórica el sistema económico imperante determina las necesidades de la existencia, la forma de organización social y política, así como los aspectos religiosos- éticos, intelectuales y artísticos de cada época. Modernamente el materialismo filosófico estuvo influido por la teoría de la evolución e incluso, ha sido asimilado con la más amplia teoría de la evolución. Los evolucionistas trascienden el simple ateísmo materialista y pretenden mostrar cómo las diversidades y las diferencias en el universo son el resultado de procesos naturales en oposición a los fenómenos sobrenaturales.



MATERIALISMO FILOSÓFICO

El materialismo filosófico es el punto de vista metafísico de que sólo existe una substancia en el universo y que esa substancia es física, empírica o material. Los materialistas piensan que la substancia espiritual es una ilusión; lo paranormal, lo sobrenatural y lo oculto o son ilusiones o son fenómenos reductibles a fuerzas físicas. Los materialistas no son necesariamente ateos, ni niegan la realidad de cosas como el amor o la justicia, la belleza o la bondad. Como doctrina filosófica considera lo material como la única realidad constitutiva del mundo real y en sus formas superiores (materia orgánica) la materia es capaz de cambiar y desarrollarse. Por lo tanto, la sensación, la conciencia y las ideas no son más que expresiones de la materia más organizada. La existencia material es lo primario, mientras que la conciencia es lo secundario. En cuanto a las ciencias humanas y sociales, muchos materialistas consideran el papel rector de los factores económicos en el desarrollo de la sociedad, los que determinan intereses y posibilidades de los seres humanos, 6

organizan la vida y sus hechos. Para estos expositores, los conceptos materialistas del Estado y la propiedad, de la guerra y el progreso de las naciones, de clases y lucha clasista, coadyuvan a dar con las razones de las oposiciones y conflictos, ofreciendo orientaciones en la práctica política. Al mismo tiempo, el materialismo vulgar toma por absoluto el poderío de los factores económicos, partiendo del principio de determinismo y condicionalidad causal de todos los fenómenos. En la filosofía griega antigua, por el concepto de materia prima se entendía la substancia que no podía ser dividida hasta el infinito. En la Edad Media, el tomismo veía en la materia el principio potencial y pasivo que en unión con la forma substancial constituye la esencia de todo cuerpo, permaneciendo en las transmutaciones substanciales bajo cada una de las formas que se suceden. Por la materia segunda se consideraba el compuesto substancial de materia prima y forma, o sea, sujeto apto para recibir una determinación accidental. En el tiempo moderno, hasta la aparición de la teoría de la relatividad de Einstein, la materia era concebida como todo aquello que obedecía a las leyes de gravitación. Después, en la física moderna los conceptos de materia y energía se aproximan y a veces se identifican. REPRESENTANTES ♦

KARL MARX

Filósofo alemán nacido en Tréveris(1818-1883), creador junto con Friedrich Engels del socialismo científico (comunismo moderno) y uno de los pensadores más influyentes de la historia contemporánea. Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena. En 1843 se trasladó a París. Los estudios de filosofía, historia y ciencia política le llevaron a adoptar el pensamiento de Hegel. Cuando Engels se reunió con él en París en 1844, ambos descubrieron que habían llegado independientemente a las mismas conclusiones sobre la naturaleza de los problemas revolucionarios. Comenzaron a trabajar juntos en el análisis de los principios teóricos del comunismo y en la organización de un movimiento internacional de trabajadores dedicado a la difusión de aquéllos. La colaboración con Engels duró el resto de su vida. En 1845 se vio obligado a abandonar París debido a su implicación en actividades revolucionarias. Se instaló en Bruselas y comenzó a organizar y dirigir una red de grupos llamados Comités de Correspondencia Comunista, establecidos en varias ciudades europeas. En 1847, Marx y Engels recibieron el encargo de elaborar una declaración de principios que sirviera para unificar todas estas asociaciones e integrarlas en la Liga de los Justos (más tarde llamada Liga Comunista). El programa que desarrollaron —conocido en todo el mundo como el Manifiesto Comunista— fue redactado por Marx basándose parcialmente en el trabajo preparado por Engels y representaba la primera sistematización de la doctrina del socialismo moderno. Las proposiciones centrales del Manifiesto, aportadas

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por Marx, constituyen la concepción del materialismo histórico, formulada más adelante en la Crítica de la economía política (1859). Según explica en estas tesis, el sistema económico dominante en cada época histórica, por el cual se satisfacen las necesidades vitales de los individuos, determina la estructura social y la superestructura política e intelectual de cada periodo. De este modo, la historia de la sociedad es la historia de las luchas entre los explotadores y los explotados, es decir, entre la clase social gobernante y las clases sociales oprimidas. Partiendo de estas premisas, Marx concluyó en el Manifiesto que la clase capitalista sería derrocada y suprimida por una revolución mundial de la clase obrera que culminaría con el establecimiento de una sociedad sin clases. Esta obra ejerció una gran influencia en la literatura comunista posterior y en el pensamiento revolucionario en general; ha sido traducida a muchas lenguas y de ella se han editado millares de ejemplares. Marx no ejerció una gran influencia en vida y fue después de su muerte cuando su pensamiento comenzó a destacar dentro del movimiento obrero. Su concepción pasó a denominarse marxismo o socialismo científico, una de las principales corrientes de la contemporánea teoría política. Su análisis del sistema capitalista y su teoría del materialismo histórico, la lucha de clases y la plusvalía son las principales fuentes de la ideología socialista contemporánea. Su tesis sobre la naturaleza del Estado capitalista, el camino hacia el poder y la dictadura del proletariado tienen una importancia decisiva en la acción revolucionaria. Estas doctrinas, comentadas por la mayoría de los socialistas después de su muerte, fueron retomadas por Lenin en el siglo XX, y el desarrollo y aplicación que hizo de ellas fue el núcleo de la teoría y la praxis del bolchevismo y de la III Internacional. ♦

FRIEDRICH ENGELS

Pensador y economista político alemán (1820-1895), fundador, junto con Marx, del socialismo científico o comunismo. Nació en Barmen en el seno de una rica familia protestante. Desde joven estuvo influido por los trabajos del poeta radical Heinrich Heine y del filósofo Hegel. En 1842 se hizo partidario de las ideas comunistas gracias al socialista alemán Moses Hess. Ese mismo año conoció a Karl Marx. Su experiencia y sus estudios le llevaron a la convicción de que la historia sólo podía explicarse a partir del desarrollo económico de la sociedad, afianzándose su teoría de que los males sociales de su tiempo eran el resultado inevitable de la aparición de la propiedad privada, y de que aquéllos sólo podrían eliminarse mediante la lucha de clases, que culminaría con la instauración de una sociedad comunista. Estas conclusiones fueron expuestas en un estudio histórico, La situación de la clase obrera en Inglaterra (1844), ensayo que le proporcionó fama de economista político revolucionario. 6

En París, en 1844, Engels visitó a Marx, y ambos descubrieron que habían llegado, por caminos separados, a las mismas conclusiones, por lo que decidieron trabajar de forma conjunta. Esta colaboración se prolongó hasta la muerte de Marx en 1883, y se realizó en dos sentidos: llevaron a cabo la exposición sistemática de los principios del comunismo; y organizaron un movimiento comunista internacional. Otros aspectos de menor relevancia relativos a su colaboración incluyen los artículos periodísticos para el New York Tribune y otras publicaciones. Al elaborar los principios comunistas, Marx y Engels partieron de la filosofía para después adentrarse en otros campos de estudio. En concreto, Marx se centró en el pensamiento político, en la economía política y en la historia política; los intereses de Engels se dirigieron a las ciencias físicas, las matemáticas, la antropología, las ciencias militares y la lingüística. El Manifiesto Comunista, que influyó en toda la literatura comunista posterior y es considerado como la exposición clásica del comunismo moderno, apareció por primera vez en 1848. Fue escrito por Marx, basándose en un borrador preparado por Engels. Las contribuciones de Engels a la exposición teórica del comunismo incluyen los siguientes trabajos: La subversión de la ciencia por Eugen Dühring (conocido popularmente como Anti-Dühring, 1878), obra de la cual se publicaron separadamente varios capítulos, bajo el título Del socialismo utópico al socialismo científico (1892), que se convirtieron en una de las exposiciones básicas más conocidas del socialismo; y El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884). Engels hizo la que se considera su principal contribución al marxismo al publicar, póstumamente, a partir de notas y borradores, los volúmenes segundo y tercero de la principal obra de Marx, El capital. Además de contribuir a la literatura y a la teoría del marxismo, Engels participó activamente en los primeros pasos del movimiento revolucionario de su tiempo. En 1848, tras el inicio de la revolución en Alemania, Marx y Engels viajaron a Colonia, donde publicaron un periódico comunista. Después del fracaso de las revoluciones de 1848 en una serie de países europeos, Engels trabajó en una fábrica de tejidos en Manchester, convirtiéndose, con los años, en la principal ayuda financiera de Marx y su familia. Se unió a la empresa propietaria de la fábrica en 1864, y se jubiló cinco años más tarde. En 1870 se trasladó a Londres y al convertirse en miembro del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT o Primera Internacional) comenzó a sustituir a Marx en la dirección de dicho Consejo. Tras la ruptura entre marxistas y anarquistas en el seno de la AIT en 1872 (que condujo a su disolución cuatro años más tarde), Engels siguió en contacto con grupos revolucionarios de todo el mundo. No participó 6

directamente en la creación de la Segunda Internacional en 1889, pero sí tuvo notable influencia en el diseño de sus programas y políticas. ♦

LUDWIG FEUERBACH

Filósofo alemán (1804-1872), situó la psicología religiosa en el espacio teórico correspondiente a la religión ortodoxa y desarrolló una de las primeras filosofías materialistas de Alemania. Nacido en Landshut y educado en Berlín y en Erlangen, fue alumno de Hegel, cuyo idealismo filosófico rechazó más adelante. En su obra clave La esencia del cristianismo (1841), sostiene que la existencia de la religión sólo es justificable en tanto que satisface una necesidad psicológica; la preocupación esencial de la persona guarda relación con uno mismo y el culto a Dios no consiste más que en la idealización de uno mismo. Más importante que su psicología religiosa es su materialismo. Según Feuerbach, el pueblo y sus necesidades materiales deben ser el fundamento de la teoría social y política. Los individuos y sus mentes, afirma, no son más que productos de su entorno; la conciencia de una persona es el resultado de la interacción de sus órganos sensoriales y el mundo externo. Llegó al punto de afirmar que el hombre es lo que come y reclama mejores alimentos para mejorar a la especie humana. Marx y Engels vieron en ese énfasis del pueblo y de sus necesidades un intento de interpretación materialista de la sociedad que calificarán de mecanismo; más adelante lo formularán como la teoría del materialismo histórico. 2.1.2.

POSITIVISMO

Es un sistema de filosofía que se basa en la experiencia y el conocimiento empírico de los fenómenos naturales, en el que la metafísica y la teología se consideran sistemas de conocimientos imperfectos e inadecuados. El término fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Auguste Comte, pero algunos de los conceptos positivistas se remontan a los filósofos, el británico David Hume, al francés Saint-Simon, y al alemán Immanuel Kant. Comte eligió la palabra positivismo sobre la base de que señalaba la realidad y tendencia constructiva que él reclamó para el aspecto teórico de la doctrina. En general, se interesó por la reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento científico, y por esta vía, del control de las fuerzas naturales. Los dos componentes principales del positivismo, la filosofía y el Gobierno (o programa de conducta individual y social), fueron más tarde unificados por Comte en un todo bajo la concepción de una religión, en la cual la humanidad era el objeto de culto. Numerosos discípulos de Comte rechazaron, no obstante, aceptar este desarrollo religioso de su pensamiento, porque parecía contradecir la filosofía positivista original. Muchas de las doctrinas de Comte fueron más tarde 6

adaptadas y desarrolladas por los filósofos sociales británicos John Stuart Mill y Herbert Spencer así como por el filósofo y físico austriaco Ernst Mach. ♦ POSITIVISMO LÓGICO A principios del siglo XX un grupo de filósofos interesados en la evolución de la ciencia moderna, rechazaron las ideas positivistas tradicionales que creían en la experiencia personal como base del verdadero conocimiento y resaltaron la importancia de la comprobación científica. Este grupo fue conocido como los positivistas lógicos entre los que se encontraban el austriaco Ludwig Wittgenstein y los filósofos británicos Bertrand Russell y George Edward Moore. El Tractatus logico-philosophicus (1922) de Wittgenstein, resultó tener una influencia decisiva en el rechazo de las doctrinas metafísicas por su carencia de sentido y la aceptación del empirismo como una materia de exigencia lógica. Y pareció que las palabras finales de Russel al prólogo de la obra fueron escuchadas, cuando habló del libro como algo que ningún filósofo serio puede permitirse descuidar. Los positivistas actuales, que han rechazado la llamada escuela de Viena, prefieren denominarse a sí mismos empiristas lógicos para disociarse de la importancia que dieron los primeros pensadores a la comprobación científica. Mantienen que el principio de verificación en sí mismo es inverificable en el campo filosófico. Clásicamente el positivismo, niega el carácter científico de la historia, aduciendo que ésta no se somete a la observación y comprobación directa. Pero acepta, a priori, la adecuación del pensamiento con la realidad, a la que considera como un "dato", sin percibir, en consecuencia, el valor estructurante de la teoría, que va más allá del dato empírico. Metodológicamente el positivismo busca la precisión en las observaciones de los hechos sociales por separado y, por consiguiente, rechaza todo concepto universal. De ahí que, resulte difícil estudiar los procesos en la sociedad global y por su carácter a-histórico está imposibilitado de dar los elementos para la interpretación de los cambios sociales. Por el empleo del modelo orgánico, el positivismo proporciona elementos teóricos que explican los procesos sociales como sistemas, en los que ocurren desequilibrios. Resulta difícil encontrar, dentro de un modelo orgánico, los elementos teóricos que explican los cambios estructurales. Esta inclinación tiene sus consecuencias para los enfoques y los métodos basados en el positivismo. Por otra parte, el positivismo tiene elementos subjetivos en la selección arbitraria de las experiencias que estudia y, más aún, en los intentos de explicación de las relaciones de esas nociones elementales (atomísticas) con la sociedad global.

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En Alemania surgieron en el siglo XIX varias corrientes o tendencias filosóficas de índole positivista, que se inspiraban sobre todo en la fe en la fe en la capacidad de las ciencias; fue una especie de atmósfera filosófica que impregnó gran parte de la cultura alemana. Muchas de estas tendencias se vieron enfrentadas entre sí; algunas de ellas fueron: El positivismo materialista, que se ocupó de la superioridad del estudio de la naturaleza sobre el estudio del hombre y la total incompatibilidad entre ciencia y fe; el positivismo fenomenista, de tendencia radicalmente empirista y crítico, que excluye toda posibilidad de lo trascendente y la ética nos es más que una moral para esta vida, fundada en motivos del placer y el dolor; el empiriocriticismo, analiza el problema que representa explicar cómo el yo individual surge del conjunto de sensaciones que según ellos, surge como unidad práctica de valor exclusivamente biológico. REPRESENTANTES ♦ AUGUSTE COMTE Filósofo francés nacido en Montpellier (1798-1857), considerado el padre del positivismo y de la sociología. Desde temprana edad mostró un fuerte rechazo hacia el catolicismo tradicional y las doctrinas monárquicas. Ingresó como profesor de matemáticas en la Escuela Politécnica de París de donde fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil. Fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, cuya influencia quedaría reflejada en algunas de sus obras. Los últimos años del pensador francés quedaron marcados por la alienación mental, debida a las crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Falleció el 5 de septiembre de 1857 en París. Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte apostó por ofrecer una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Pensaba que cualquier reconstrucción sólo era posible tras adoptar una actitud científica. Para ello se planteó como grandes problemas el de la necesidad de ordenar, organizar unitariamente el saber científico y el de reorganizar la vida social. Respecto al primer intento, el esfuerzo de organizar la ciencia, lo resuelve admitiendo las seis únicas ciencias, con jerarquía única, en la cual cada una ocupa un lugar preciso no intercambiable con el de otra: matemática, astronomía, física, química, biología, sociología. Cada una de ellas está sometida a una evolución gradual que pasa por los tres estadios que se indican más adelante y cuyos lapsos son distintos en cada ciencia, la tarea fundamental de la filosofía es acelerar ese tránsito. Más adelante agrega la ética, como la sétima ciencia fundamental, la última y la más elevada de todas. Afirmaba que el estudio empírico de los procesos históricos revela la que denominó “ley de los tres estadios”, que rige el desarrollo de la humanidad. Analizó estos tres estadios en su más importante y voluminosa obra, Curso 6

de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842). En ella afirmaba que, dada la naturaleza de la mente humana, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por “tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". -

El estadio teológico o religioso es el del dominio de la fantasía, pues el hombre al buscar las causas y los principios de las cosas explica los acontecimientos de un modo fantasioso muy elemental apelando a la voluntad de los dioses o de un dios, o por la existencia de seres fantásticos, sobrenaturales y reguladores de todos los acontecimientos naturales y humanos. El hombre sale de su estupidez originaria y por la fe en estos seres cumple las órdenes impartidas por ellos. Este estadio, que corresponde a la infancia de la humanidad, evoluciona en tres fases: fetichismo, politeísmo y monoteísmo.

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El estadio metafísico o abstracto, es intermedio entre el teológico y el positivo. En él la razón reflexiva remplaza la fantasía y la metafísica sustituye a la religión, mediante la búsqueda del conocimiento de absolutos; los fenómenos se explican invocando categorías filosóficas abstractas, a partir de las fuerzas ocultas que son sus causas (vital, motriz, química) y escapan a todo control empírico, pues son entidades puramente conceptuales, cuya explicación es exclusivamente verbal. Su valor radica en que hace comprender al hombre lo insostenible de los mitos religiosos, pues la metafísica destruye, pero no construye. Es el estadio de la pubertad, esa etapa de crisis y búsqueda de la humanidad anterior a la etapa viril.

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En el estadio científico o positivo, se da el triunfo de la racionalidad positiva, en tanto que los hombres no buscan el origen del Universo sino las “leyes efectivas” de los fenómenos, pues construyen el conocimiento basados únicamente en la experiencia, pues la imaginación queda relegada a la observación, y todo conocimiento, para ser auténtico, debe fundarse enteramente en la experiencia y atenerse solo a lo dado y aunque la razón elabore datos empíricos, para probar su verdad siempre será necesaria la experiencia. Para que una disciplina tenga carácter verdaderamente científico, su investigación debe prescindir de investigar sobre o las esencias de los fenómenos y limitarse solo a buscar sus leyes, excluyendo toda referencia a lo absoluto, pues una ciencia basada en la experiencia, solo puede ser ciencia de lo relativo, de lo dado. Es de esa manera como la ciencia se convierte en el principal objeto de la investigación filosófica.

La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, o sea, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas se erigen en la adecuada fuente de conocimiento. Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes 6

políticas. El estadio teológico tiene su reflejo en las ideologías que sostienen el derecho divino de los reyes. El estadio metafísico incluye algunos conceptos tales como el contrato social, la igualdad de las personas o la soberanía popular. El estadio positivo se caracteriza por el análisis científico o "sociológico" (término acuñado por Comte) de la organización política. Bastante crítico con los procedimientos democráticos, anhelaba una sociedad estable gobernada por una minoría de doctos que empleara el método científico para resolver los problemas humanos y para mejorar las nuevas condiciones sociales. Aunque rechazaba la creencia en un ser transcendente, reconocía el valor de la religión, en tanto que creía que ésta contribuía a la estabilidad social. En su obra Sistema de política positiva (4 vols., 18511854), propuso como aceptable una religión que estimulara una benéfica conducta social. ♦ ERNST MACH Físico y filósofo austríaco (1838-1916), nacido en Turas (hoy República Checa). Estudió en la Universidad de Viena y fue profesor de las universidades de Graz, Praga y Viena desde 1864 hasta 1901, año en que se retiró de la vida académica. Mach es el iniciador del empiriocriticismo, que presenta importantes analogías con el positivismo fenomenista de Avenarius; pensaba que la ciencia debería restringirse a la descripción de fenómenos que pudieran ser percibidos por los sentidos. Sus escritos contribuyeron en gran medida a liberar a la ciencia de conceptos metafísicos y ayudaron a establecer una metodología científica que preparó el camino para la teoría de la relatividad. Estudió los fenómenos psicológicos de las sensaciones y las percepciones, y realizó importantes trabajos en balística. El número de Mach, que representa la relación de la velocidad de un objeto con la velocidad del sonido en la atmósfera, se llamó así en su honor. 2.1.3.

EL NEOPOSITIVISMO

Con este nombre se denomina a la corriente idealista subjetiva, que asume el positivismo en las primeras décadas del siglo XX, caracterizado por una fuerte propensión hacia el empirismo, pues sostiene que la realidad solo se da en el pensar concretamente científico y en el pensar cotidiano, y se expresa en el análisis del lenguaje (filosofía analítica) como única filosofía posible y el análisis filosófico solo es posible acerca sobre lo dado, los hechos, que es la experiencia inmediata o lenguaje; esto dado, el Círculo de Viena lo limitaba a las vivencias individuales. También se le conoce con los nombres de Positivismo Lógico, Filosofía Analítica, Empirismo Lógico. A partir de 1930 se conforma un grupo que representa el empirismo científico, como forma de neopositivismo que conjuga las formas del positivismo lógico del Círculo de Viena, La Sociedad de Filosofía Empírica de Berlín, la Escuela de Filosofía analítica inglesa, la Escuela de Upsala (Suecia) y el grupo lógico de Münster (Alemania); los resultados se vieron más que todo en lo referente a 6

la interpretación filosófica de los avances científicos, haciendo importantes aportes a la lógica formal y a la metodología científica. El movimiento, que surgió en los años 20 principalmente en Austria e Inglaterra, debe verse en conexión con el contexto histórico en que aparece, en el cual están vigentes las profundas consecuencias de la primera guerra mundial; en especial la desintegración del Imperio Austro-Húngaro, la pérdida de la hegemonía británica y el surgimiento de la Unión Soviética como primera figura socialista en un mundo capitalista. En correspondencia con esta época de crisis, el neopositivismo, bajo su apariencia de asepsia y rigor científicos, se muestra ceñido de escepticismos y de una marcada desconfianza en la capacidad humana para conocer la esencia de los fenómenos y las leyes objetivas de la naturaleza. El neopositivismo está representado por el neopositivismo filosófico de Russell y Wittgenstein y el Círculo de Viena y por el neopositivismo sociológico de Lundberg y posteriormente Lazarsfeld, Guttmann, Blalock, Boudon y otros. Además tiene fuerte influencia en el racionalismo crítico de Karl Popper y Hans Albert, entre otros. En general, el neopositivismo presenta las siguientes características: 1. Sigue el modelo de las ciencias naturales. 2. Se inscribe en el operacionismo y en el cuantitativismo, lo cual se pone de manifiesto en el auge y perfeccionamiento de los procedimientos estadísticos, especialmente los cálculos de probabilidad. 3. Las investigaciones tienen un marcado elementarismo o atomismo (opuesto al "holismo"). 4. Pretende la objetividad o sea, una ciencia libre de valoraciones. 5. Si bien, deja de lado la aplicación estricta de los criterios de las ciencias físicas, el "fisicalismo" (que caracteriza al positivismo clásico), considera que el procedimiento lógico de la explicación causal debe ser el mismo en todas las ciencias. 6. Las concepciones evolucionistas (y organicistas) dejan de tener la importancia que se les asignaba en el positivismo clásico. REPRESENTANTES ♦ KARL RAIMUND POPPER Filósofo de la ciencia nacido en Viena (1902-1994) y naturalizado británico, famoso por su teoría del método científico y por su crítica del determinismo histórico. Se doctoró en filosofía por la universidad de su ciudad natal en 6

1928. Aunque no fue miembro del llamado Círculo de Viena, simpatizó con su actitud científica, pero criticó algunos de sus postulados. Desde 1937 hasta 1945 ejerció la docencia en la Universidad de Canterbury (Nueva Zelanda) y, más tarde, en la Universidad de Londres. Murió el 17 de septiembre de 1994. La contribución más significativa de Popper a la filosofía de la ciencia fue su caracterización del método científico. En su Lógica de la investigación científica (1934), criticó la idea prevaleciente de que la ciencia es, en esencia, inductiva. Propuso un criterio de comprobación que denominó falsabilidad, para determinar la validez científica, y subrayó el carácter hipotético-deductivo de la ciencia. Las teorías científicas son hipótesis a partir de las cuales se pueden deducir enunciados comprobables mediante la observación; si las observaciones experimentales adecuadas revelan como falsos esos enunciados, la hipótesis es refutada. Si una hipótesis supera el esfuerzo de demostrar su falsedad, es corroborada y puede ser aceptada, al menos con carácter provisional. Ninguna teoría científica, sin embargo, puede ser establecida de una forma definitiva y concluyente. En La sociedad abierta y sus enemigos (1945), Popper defendió la democracia y mostró reparos a las implicaciones autoritarias de las teorías políticas de Platón y Karl Marx. Criticó la idea de que las leyes descubridoras del desarrollo de la historia hacen inevitable su curso futuro y, por tanto, predecible. ♦ ALFRED TARSKI Lógico-matemático político de origen polaco (1902 1983) nacionalizado estadounidense. Miembro del Círculo de Viena. Desarrolló la lógica Teoría de la Decisión, La semántica, las Teorías Indecibles (1953), la teoría de las estructuras algebraicas y la matemática. Profundizó especialmente en problemas sintácticos y semánticos. 2.1.4. EL EXISTENCIALISMO Movimiento filosófico que resalta el papel crucial de la existencia, la libertad y la elección individual, que gozó de gran influencia en distintos escritores del siglo XX. En general, se puede decir que Existencialismo designa la actitud de los filósofos que ven su objeto de reflexión, no en las esencias, sino en la existencia humana. Como doctrina contemporánea, se desarrolla en el siglo XX, aunque sus raíces están en filósofos del siglo XIX, especialmente en el positivismo, que recalcó la sustantividad e indeducibilidad del individuo concreto y en su posición contra el idealismo alemán, sobre todo el hegeliano, que reducía el hombre a puro movimiento de la idea absoluta. Otra influencia notables es la del romanticismo, ante todo de Schelling, que aborda el problema de la libertad, cuyo origen es la voluntad; igualmente la teología existencial de Kierkegaard, que se propone llevar el individuo a la plenitud de su existir mediante la libre elección, que incluye la consciencia, esta se contrapone a ella misma y por eso no es 6

enteramente ella, es el ser roto por la nada, pues la nada le impide ser completamente ella, y por eso aparece como pasión inútil y la náusea como experiencia fundamental de la existencia. En general, el existencialismo llama al individuo a su existencia dándole consistencia y profundidad; por eso, sus dos momentos culminantes coinciden con la crisis existencial y humana que dejan los finales de las dos guerras mundiales, de ahí que para referirse a esta corriente, muchos analistas prefieran llamarlos filósofos de la crisis. Aunque, como movimiento filosófico y literario, es de los siglos XIX y XX, elementos suyos se encuentran en el pensamiento de Sócrates, en la Biblia y en la obra de filósofos y escritores premodernos. Especial mención como antecedente remoto de esta escuela, merece el filósofo francés del siglo XVII Blaise Pascal, el primero que anticipó las principales inquietudes del existencialismo moderno. Pascal rechazó el vigoroso racionalismo de su contemporáneo René Descartes, afirmando en sus Pensées (Pensamientos, 1670) que una filosofía sistemática que se considera capaz de explicar a Dios y la humanidad representa una forma de orgullo. Al igual que los escritores existencialistas posteriores, contempló la vida humana en términos de paradojas: la personalidad humana, que combina mente y cuerpo, es en sí misma paradoja y contradicción. ♦ TEMAS DE INTERÉS Debido a la diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo, el término no puede ser definido con precisión. Se pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes a todos los escritores existencialistas. El término en sí mismo sugiere un tema principal: el énfasis puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad individual y los conflictos de la elección. ♦ INDIVIDUALISMO MORAL La mayoría de los filósofos, desde Platón, han mantenido que el bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca a la perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí... la idea por la que pueda vivir o morir". Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que uno ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales, objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. El filósofo alemán 6

Friedrich Nietzsche, a su vez, sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser consideradas como situaciones morales. ♦ SUBJETIVIDAD Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y el actuar según las convicciones propias, son factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación, es más alta que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros escritores existencialistas fueron, de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición anti racionalista de partida, no se puede decir que la mayoría de los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una entelequia. ♦ ELECCIÓN Y COMPROMISO Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Los existencialistas mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo Jean Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han mantenido que, como los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve. Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó temor. Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. La palabra angustia posee un papel decisivo similar en el

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trabajo de Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra náusea se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del universo, y la palabra angustia para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada momento. PRINCIPALES REPRESENTANTES ♦

SÖREN KIERKEGAARD

Filósofo y teólogo danés (1813-1855) nacido en Copenhague, cuyo interés por la existencia, la elección y el compromiso individuales tuvo gran influencia en la teología y en la filosofía occidental modernas, sobre todo en el existencialismo. Era hijo de un rico comerciante y un estricto luterano, cuya tenebrosa piedad, dominada por un sentimiento de culpa y fantasías morbosas, influyó y obsesionó a Kierkegaard durante toda su vida. Estudió teología y filosofía en la Universidad de Copenhague, donde conoció la filosofía de Hegel, contra la que reaccionó con pasión. Aplicó el término existencial a su filosofía porque consideraba ésta como la expresión de la vida individual examinada con intensidad y no como la construcción de un sistema monolítico como el de Hegel, cuyo trabajo criticó. Mientras Hegel afirmaba haber conseguido un absoluto entendimiento racional de la vida humana y de la historia, Kierkegaard, resaltó la ambigüedad y la paradójica naturaleza de la situación de los hombres. Afirmaba que los problemas fundamentales de la existencia desafían una explicación racional y objetiva; la mayor verdad es subjetiva. Kierkegaard mantenía que la filosofía sistemática no sólo impone una falsa perspectiva de la existencia humana, sino que también, al explicar la vida en términos de necesidad lógica, se convierte en una manera de evitar la elección y la responsabilidad. Creía que los individuos crean su propia naturaleza a través de su elección, que ha de hacerse sin el peso de normas universales y objetivas. La validez de la elección se puede determinar sólo de forma subjetiva. En su primer gran trabajo, O lo Uno o lo Otro (2 vols., 1843), describió dos esferas o ámbitos de existencia entre las que podía escoger el individuo: la estética y la ética. La vía estética de la vida es un hedonismo refinado que consiste en una búsqueda del placer y el cultivo de la apariencia y las formalidades. El individuo que ha seguido la vía estética busca la variedad y la novedad en un esfuerzo por evitar el aburrimiento pero al fin tiene que enfrentarse a éste y a la desesperación. El camino de la vida ética implica un intenso y apasionado compromiso con el deber y con obligaciones sociales y religiosas incondicionales. Percibe en el sometimiento al deber una pérdida de responsabilidad individual y propone un tercer nivel, el religioso, en el que uno se somete a la voluntad de Dios pero, al hacerlo, encuentra la auténtica 6

libertad. En Temor y temblor (1843) Kierkegaard se centra en el mandamiento de Dios según el cual Abraham ha de sacrificar la vida de su hijo Isaac, un acto que viola las convicciones éticas de Abraham. Sus últimos trabajos, como La enfermedad mortal (1849), reflejan una idea cada vez más pesimista del cristianismo que enfatiza el sufrimiento como esencia de la verdadera fe. También redobló sus ataques contra la moderna sociedad europea, que denunció en la era actual (1846) por su falta de pasión y sus valores cuantitativos. La influencia de Kierkegaard se circunscribió en un principio a Escandinavia y a la Europa de habla alemana, donde su trabajo tuvo un fuerte impacto en el ámbito de la teología protestante, así como en escritores como el checo Franz Kafka. Cuando, a principios del siglo XX, surgió el existencialismo como un movimiento generalizado en Europa, las obras de Kierkegaard fueron traducidas con profusión y se le reconoció como una de las figuras clave de la cultura moderna. ♦ FRIEDRICH NIETZSCHE Nietzsche (1845-1900), que no conocía el trabajo de Kierkegaard, transformó el pensamiento existencialista posterior a través de su crítica de las tradicionales suposiciones metafísicas y morales, y su adopción del pesimismo trágico y de la voluntad individual afirmadora de la vida que la opone a la conformidad moral de la mayoría. En oposición a Kierkegaard, cuyo ataque a la moral convencional le llevó a defender un cristianismo radical e independiente, Nietzsche proclamó la "muerte de Dios" y rechazó toda la tradición moral judeocristiana en favor de los heroicos ideales paganos. ♦ MARTIN HEIDEGGER Al igual que Pascal y Kierkegaard, este filósofo alemán(1889-1976) -que estudió teología católica y filosofía en la Universidad de Friburgo, donde fue alumno de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología- reaccionó contra el intento de fundamentar la filosofía sobre una base conclusiva racionalista, en este caso la fenomenología de su maestro Husserl. Heidegger afirmó que la humanidad se encuentra en un mundo incomprensible e indiferente. Los seres humanos no pueden esperar comprender por qué están aquí; en su lugar, cada individuo ha de elegir una meta y seguirla con apasionada convicción, consciente de la certidumbre de la muerte y del sin sentido último de la vida propia. Heidegger contribuyó al pensamiento existencialista al poner el énfasis en el ser y la ontología tanto como en el lenguaje. Como Husserl, Heidegger estuvo influenciado sobre todo por los presocráticos, por Kierkegaard, y Nietzsche. En su obra más importante e influyente, El ser y el tiempo (1927), Heidegger se preocupó de lo que

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consideraba la cuestión filosófica (y humana) esencial: ¿Qué es ser? Esto le llevaba a la pregunta, qué clase de ser (Sein) tienen los seres humanos. El tratamiento que dio Heidegger a temas como la finitud humana, la muerte, la nada y la autenticidad, fue lo que llevó a muchos observadores a asociarlo con el existencialismo, y su trabajo tuvo una influencia crucial sobre JeanPaul Sartre y el raciovitalista español José Ortega y Gasset. Heidegger, sin embargo, repudió con el tiempo la interpretación existencialista de su trabajo, en beneficio de una dimensión más vital y poética, ya apreciada en otro tiempo por pensadores españoles de la categoría de Unamuno y Ortega y Gasset. Desde la década de 1960 su influencia se ha extendido más allá de la Europa continental y ha tenido un impacto creciente en la filosofía de los países de habla inglesa. ♦ JEAN PAUL SARTRE Filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés, nacido en París (1905-1980), fue uno de los principales representantes del existencialismo. Estudió en la Escuela Normal Superior de París, en la Universidad de Friburgo (Suiza) y en el Instituto Francés de Berlín (Alemania). Las autoridades alemanas, desconocedoras de sus actividades clandestinas, permitieron la representación de su obra de teatro antiautoritaria Las moscas (1943) y la publicación de su trabajo filosófico más célebre El ser y la nada (1943). Sartre fue el primero en dar al término existencialismo un uso masivo cuando lo usó para identificar su propia filosofía y ser el principal representante de un movimiento distinto en Francia que influyó internacionalmente después de la II Guerra Mundial. La filosofía de Sartre es explícitamente atea y pesimista; declaró que los seres humanos necesitan una base racional para sus vidas pero son incapaces de conseguirla y, por ello, la existencia de los hombres es "pasión inútil". No obstante, Sartre insistió en que el existencialismo es una forma de humanismo y resaltó la libertad, elección y responsabilidad humana, como condiciones esenciales del existir. Con gran refinamiento literario, intentó reconciliar esos conceptos existencialistas con un análisis marxista de la sociedad y de la historia. Se le consideró un socialista independiente después de 1947, criticó tanto a la Unión Soviética (URSS) como con Estados Unidos en los años de la Guerra fría. En la mayoría de sus escritos de la década de 1950 están presentes cuestiones políticas, incluidas sus denuncias sobre la actitud represora y violenta del ejército francés en Argelia. Rechazó el Premio Nobel de Literatura que le fue concedido en 1964, y explicó que si lo aceptaba comprometería su integridad como escritor. Falleció el 15 de abril de 1980 en París. Las obras filosóficas de Sartre conjugan la fenomenología de Husserl, la metafísica de Hegel y Heidegger, y la teoría social de Marx en una visión única llamada existencialismo. Este enfoque, que relaciona la teoría filosófica 6

con la vida, la literatura, la psicología y la acción política suscitó un amplio interés popular que hizo del existencialismo un movimiento mundial En su primera obra filosófica, El ser y la nada (1943), Sartre concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al rebelarse contra la autoridad y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral tradicional o la fe religiosa. Al distinguir entre la existencia humana y el mundo no humano, mantenía que la existencia de los hombres se caracteriza por la nada, es decir, por la capacidad para negar y rebelarse. Su teoría del psicoanálisis existencial afirmaba la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones y hacía del reconocimiento de una absoluta libertad de elección la condición necesaria de la auténtica existencia humana. Las obras de teatro y novelas de Sartre expresan su creencia de que la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos deben confiar en su poder creativo más que en la autoridad social o religiosa. En su última obra filosófica, Crítica de la razón dialéctica (1960), afirmaba que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande que produce la serialización, lo que él interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista. El poder individual y la libertad sólo pueden recobrarse a través de la acción revolucionaria colectiva. Otros textos suyos son las novelas La náusea (1938) y la serie narrativa inacabada Los caminos de la libertad, que comprenden La edad de la razón (1945), El aplazamiento (1945) y La muerte en el alma (1949); una biografía del controvertido escritor francés Jean Genet, San Genet, comediante y mártir (1952); las obras teatrales A puerta cerrada (1944), La puta respetuosa (1946) y Los secuestradores de Altona (1959); su autobiografía, Las palabras (1964); y una biografía del autor francés Gustave Flaubert, El idiota de la familia (3 vols., 1971-1972) entre otros muchos títulos. ♦

GABRIEL MARCEL

Este filósofo católico, dramaturgo y crítico francés (1889-1973), mantenía que los individuos tan sólo pueden ser comprendidos en las situaciones específicas en que se ven implicados y comprometidos. Esta afirmación constituye el eje de su pensamiento, calificado como existencialismo cristiano. Perdió a su madre a una edad muy temprana lo que le dejó un profundo sentimiento de pérdida, pero educado en un ambiente de cariño, aunque sofocante, por su abuela y tía, convirtiéndose esta última en su madrastra. En su primer libro, Diario metafísico, Marcel abogaba por una filosofía de lo concreto que reconociera que la encarnación del sujeto en un cuerpo y la situación histórica del individuo condicionan en esencia lo que se es en realidad. Contrario a otros existencialistas, Marcel hizo hincapié en la 6

participación en una comunidad en vez de denunciar el ontológico aislamiento humano. No sólo expresó estas ideas en sus libros, sino también en sus obras de teatro –el teatro para él era un método para investigar y conocer la realidad-, que presentaban situaciones complejas donde las personas se veían atrapadas y conducidas hacia la soledad y la desesperación, o bien establecían una relación satisfactoria con las demás personas y con Dios. Entre sus obras destacan Diario metafísico (1923), Ser y tener (1933), Del rechazo a la invocación (1940) y Homo viator (1944).

♦ ALBERT CAMUS Este novelista, ensayista y dramaturgo francés (1913-1960), considerado uno de los escritores más importantes posteriores a 1945 nació en Mondovi (Argelia), estudió en la Universidad de Argel, pero sus estudios fueron interrumpidos debido a una tuberculosis. Su obra se caracteriza por un estilo vigoroso y conciso que refleja la filosofía del absurdo, la sensación de alienación y desencanto junto a la afirmación de las cualidades positivas de la dignidad y la fraternidad humana. Formó una compañía de teatro de aficionados que representaba obras a las clases trabajadoras; también trabajó como periodista y viajó mucho por Europa. En 1939, publicó Nupcias, un conjunto de artículos que incluían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes. En 1940, se trasladó a París y formó parte de la redacción del periódico Paris-Soir. Durante la II Guerra Mundial fue miembro activo de la Resistencia francesa y, de 1945 a 1947, director de Combat, una publicación clandestina. Argelia sirve de fondo al primer relato que publicó, El extranjero (1942), y a la mayoría de sus narraciones siguientes. Esta obra y el ensayo en el que se basa, El mito de Sísifo (1942), revelan la influencia del existencialismo en su pensamiento. De las obras de teatro que desarrollan temas existencialistas, Calígula (1945) es una de las más conocidas. Aunque en su novela La peste (1947), Camus todavía se interesa por el absurdo fundamental de la existencia, reconoce el valor de los seres humanos ante los desastres. Sus obras posteriores incluyen la novela La caída (1956), inspirada en un ensayo precedente; El hombre rebelde (1951); la obra de teatro Estado de sitio (1948); y un conjunto de relatos, El exilio y el reino (1957). Colecciones de sus trabajos periodísticos aparecieron con el título de Actuelles (3 volúmenes, 1950, 1953 y 1958) y El verano (1954). Una muerte feliz (1971), aunque publicada póstumamente, es de hecho su primera novela. En 1994, se publicó la novela incompleta en la que trabajaba cuando murió, El primer hombre. Sus Cuadernos, que cubren los años 1935 a 1951, también se publicaron póstumamente en dos volúmenes (1962 y 1964). En 1957 obtuvo

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el Premio Nobel de Literatura, que no disfrutó mucho tiempo, pues pocos meses después murió en un accidente de tráfico el 4 de enero de 1960. ♦ SIMONE DE BEAUVOIR, Esta novelista e intelectual francesa que por su vida y sus obras desempeñó un papel importante en el desarrollo del movimiento feminista, nació en París (1908-1986), en el seno de una familia de la burguesía tradicional y católica. Pero desde muy joven dio muestras de su anticonformismo convirtiéndose en lo que ella llamó “una chica comprometida”, negándose a aceptar su destino como mujer de madre y esposa. Su encuentro con Jean Paul Sartre en la Sorbona, donde los dos coincidieron como profesores de Filosofía en 1929, fue decisivo, según ella “el acontecimiento fundamental de mi existencia”. La verdad es que mantuvo una relación afectiva e intelectual con Sartre hasta la muerte de éste en 1980. Con él llevó a la práctica una serie de principios basados en su concepción de la mujer y de la pareja. Jamás se casaron, ni vivieron bajo el mismo techo permitiéndose cualquier tipo de relación y realización fuera de la pareja e incluso llegaron a mantener unas relaciones triangulares con una tercera persona. Este modo de vida no le impidió que realizara a lo largo de su vida una reflexión sobre la condición de las mujeres, el compromiso vital y las relaciones con los otros. Enseñó filosofía hasta 1943, fecha en la que entró a trabajar como redactora de la revista Tempes modernes, dirigida por Sartre. La muerte de Sartre en 1980, inspiró su obra La ceremonia del adiós, ella murió el 14 abril de 1986 en París. La idea motriz que marca toda la obra de Beauvoir es la idea de libertad — libertad tanto para las mujeres como para cualquier individuo— y que, según ella, implica la noción de responsabilidad. En su primera novela, La invitada (1943), exploró los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual, temas que aborda igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que recibió el Premio Goncourt. Las tesis existencialistas, según las cuales cada uno es responsable de sí mismo, se introducen también en una serie de obras autobiográficas, entre las que destacan Memorias de una joven de buena familia (también conocida como Memorias de una joven formal) (1958) y Final de cuentas (1972). Sus obras ofrecen una visión sumamente reveladora de su vida y su tiempo. Entre sus ensayos escritos cabe destacar El segundo sexo (1949), un profundo análisis que se ha convertido en la piedra angular del feminismo, y que examina, desde una perspectiva histórica, social y filosófica, la alienación de la mujer; La vejez (1970), sobre el proceso de envejecimiento donde critica apasionadamente la actitud de la sociedad hacia los ancianos, y La ceremonia del adiós 1981), donde evoca la figura de su compañero y colega de tantos años, Jean Paul Sartre. 6



MAURICE MERLEAU-PONTY

El filósofo existencialista francés(1908-1961), cuyos estudios fenomenológicos sobre el papel del cuerpo en la percepción y la sociedad abrieron un nuevo campo a la investigación filosófica, nació en Rochefort. Enseñó en la Universidad de Lyon, en la Sorbona y después de 1952, en el Collège de France. Su primer trabajo importante fue La estructura del comportamiento (1942), una crítica al conductismo. Su obra fundamental Fenomenología de la percepción (1945), es un estudio detallado de la percepción con influencias de la fenomenología de Husserl y de la psicología Gestáltica. En este libro mantiene que la ciencia presupone una relación de percepciones original y única con el mundo que no se puede explicar ni describir en términos científicos. Junto con Sartre y Simone de Beauvoir, Merleau-Ponty fundó, en la posguerra, la influyente revista francesa, Les Temps Modernes. Sus brillantes y oportunos ensayos sobre arte, cine, política, psicología y religión, primero publicados en esta revista, fueron más tarde recogidos en Sentido y nosentido (1948). Posteriormente, se inclinó hacia cuestiones políticas, especialmente relacionadas con el marxismo. De esta época son sus obras Las aventuras de la dialéctica (1955) y Signos (1961) Cuando murió estaba trabajando en otro libro, Lo visible y lo invisible (1964), en el que mantenía que la totalidad del mundo de las percepciones posee el tipo de unidad orgánica que antes había atribuido al cuerpo y a las obras de arte. ♦ EXISTENCIALISMO Y TEOLOGÍA A pesar de que el pensamiento existencialista engloba el ateísmo absoluto de Nietzsche y Sartre y el agnosticismo de Heidegger, su origen en las meditaciones religiosas de Pascal y Kierkegaard hizo presagiar su gran influencia en la teología del siglo XX. El filósofo alemán del siglo XX Karl Jaspers, aunque rechazó las doctrinas religiosas ortodoxas, influyó en la teología moderna con su preocupación por la trascendencia y los límites de la experiencia humana. Los teólogos protestantes alemanes Paul Tillich y Rudolf Bultmann, el teólogo católico francés Gabriel Marcel, el filósofo ortodoxo ruso Nikolái Berdiáiev y el filósofo germano-judío Martin Buber heredaron muchas de las inquietudes de Kierkegaard, en particular respecto a la creencia de que un sentido personal de la autenticidad y el compromiso resulta esencial para la fe religiosa. ♦ EXISTENCIALISMO Y LITERATURA Algunos filósofos existencialistas hallaron en la literatura el camino idóneo para transmitir su pensamiento, y el existencialismo ha sido un movimiento tan vital y amplio en literatura como en filosofía. El novelista ruso del siglo XIX Fiódor Dostoievski es quizá el mayor representante de la literatura 6

existencialista. En Memorias del subsuelo (1864), el enajenado antihéroe está enfadado frente a las pretensiones optimistas del humanismo racionalista. La idea de la naturaleza humana que surge en esta y otras novelas de Dostoievski consiste en que es imprevisible, perversa y autodestructiva; sólo el amor cristiano puede salvar a la humanidad de sí misma, pero ese amor no puede ser entendido desde la sensibilidad filosófica. Como dice el personaje de Aliosha en Los hermanos Karamazov (1879-1880): "tenemos que amar la vida más que el significado de la misma". En el siglo XX las novelas del judío checo Franz Kafka, como El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927), presentan hombres aislados enfrentados a burocracias inmensas, laberínticas y genocidas; los temas de Kafka de la angustia, la culpa y la soledad reflejan la influencia de Kierkegaard, Dostoievski y Nietzsche. También se aprecia la influencia de Nietzsche en las novelas del francés André Malraux y en el teatro de Sartre. La obra Albert Camus está asociada a este movimiento debido a la importancia en ella de temas como el absurdo y futilidad de la existencia, la indiferencia del universo y la necesidad del compromiso en una causa justa. También se reflejan conflictos existencialistas en el teatro del absurdo, sobre todo en las obras de Samuel Beckett y Eugène Ionesco. En Estados Unidos, la influencia del existencialismo en la literatura ha sido más indirecta y difusa, pero se pueden encontrar trazas del pensamiento de Kierkegaard en las novelas de Walker Percy y John Updike, y varios temas existencialistas son evidentes en la obra de escritores como Norman Mailer, John Barth y Arthur Miller. 2.1.5.

VITALISMO

Tendencia del idealismo (las ideas o esencias inmateriales abstractas preceden y dan origen a lo material) que argumenta que los organismos vivos (no la materia simple) se distinguen de las entidades inertes porque poseen fuerza vital que no es ni física, ni química (también elán vital). Los vitalistas establecen una frontera clara e inquebrantable entre el mundo vivo y el inerte. Para esta corriente de pensamiento, la vida no se puede explicar por completo, con leyes fisico-químicas, y por ello sus seguidores no dan valor a las investigaciones bioquímicas de células y organismos, ni consideran que tales trabajos conduzcan al conocimiento último de la vida. Por definición, la fuerza vital no es susceptible de ser estudiada de una forma empírica. El vitalismo se distingue de la visión religiosa tradicional del origen de la vida, en que no necesita atribuir la fuerza vital a un creador o poder sobrenatural, si bien es compatible con esta idea. También, se distingue del organicismo u holismo en que los organismos vivos funcionan de forma integrada, como un todo y no como un simple mosaico de partes independientes. El organicismo, por el contrario, no postula una fuerza vital, ni defiende que las propiedades de la materia viva no puedan conocerse 6

mediante la investigación científica. Más bien, los organicistas reclaman nuevos métodos para llegar a entender la ‘naturaleza de la vida’, mediante el estudio de las características del todo, en lugar de las partes por separado. En Occidente, se considera que el vitalismo más evolucionado surge de los trabajos de Platón y Aristóteles. La entelequia aristotélica era una forma de fuerza vital que convertía todas las posibilidades (propensiones teológicas) en realidades. Éste fue el espíritu que guió el conocimiento del mantenimiento de la vida y su desarrollo, desde el embrión al individuo adulto. En los años veinte, el embriólogo Hans Adolf Eduard Driesch se convirtió en el nuevo exponente del vitalismo, empleando el concepto de entelequia para explicar, entre otras cosas, el desarrollo embrionario. En Europa, en especial en Alemania, durante el periodo entre la I y la II Guerra Mundial, el resurgir de este pensamiento y de otras formas de organicismo, se achacó a Ludwig von Bertalanffy, J. J. von Uexkull y a otros autores. Éstos rechazaban el reduccionismo extremado, característico de la biología moderna, en especial la genética y la bioquímica. Pocos biólogos tienen hoy en cuenta el vitalismo en ninguna de sus formas, aunque sí reconocen la importancia del organicismo y la holística en la aplicación del análisis de sistemas a organismos vivos. REPRESENTANTES ♦ ARTHUR SCHOPENHAUER, Schopenhauer (1788-1860), es un famoso filósofo alemán muy conocido por su doctrina del pesimismo. Nació een Danzig (actual Gdañsk, Polonia), y estudió en las universidades de Gotinga, Berlín y Jena. Se instaló en Frankfurt del Main, donde llevó una vida solitaria y se volcó en el estudio de los sistemas filosóficos del budismo, el hinduismo y del misticismo. También estuvo influenciado por las ideas del teólogo dominico, místico y filósofo ecléctico alemán Maestro Eckhart, del teósofo y místico alemán Jakob Boehme y de los eruditos del renacimiento y de la Ilustración. En su obra principal, El mundo como voluntad y representación (1819), proponía los elementos éticos y metafísicos dominantes en su filosofía atea y pesimista. En desacuerdo con la escuela idealista, se opuso con dureza a las ideas de Hegel, quien creía en la naturaleza espiritual de toda realidad. En su lugar, aceptaba, con algunas reservas, la teoría de Kant según la cual los fenómenos existen sólo en la medida en que la mente los percibe como representaciones. Sin embargo, no estaba de acuerdo con éste en que la “cosa-en-sí” (Ding an sich), o realidad última, exista más allá de la experiencia. La identificaba por su parte con la voluntad experimentada. No obstante, la voluntad no está limitada a una acción voluntaria previsible, sino que toda la actividad experimentada por la personalidad es voluntad, incluidas las funciones fisiológicas inconscientes. Esta voluntad es la naturaleza innata que cada ser experimenta y adopta en el tiempo y el 6

espacio como apariencia del cuerpo, que es así su representación. Partiendo del principio de que la voluntad es la naturaleza innata de su propio cuerpo como una apariencia en el tiempo y en el espacio, Schopenhauer llegó a la conclusión de que la realidad innata de todas las apariencias materiales es la voluntad, y que la realidad última es una voluntad universal. Para Schopenhauer, la tragedia de la vida surge de la naturaleza de la voluntad, que incita al individuo sin cesar hacia la consecución de metas sucesivas, ninguna de las cuales puede proporcionar satisfacción permanente a la actividad infinita de la fuerza de la vida, o voluntad. Así, la voluntad lleva a la persona al dolor, al sufrimiento y a la muerte; a un ciclo sin fin de nacimiento, muerte y renacimiento, y la actividad de la voluntad sólo puede ser llevada a un fin a través de una actitud de renuncia, en la que la razón gobierne la voluntad hasta el punto que cese de esforzarse. Famoso por su misoginia, aplicó sus ideas al considerar los principios que constituyen el fundamento de la actividad sexual humana, defendiendo que los individuos se unen, no por las sensaciones del amor sentimental, sino por los impulsos irracionales de la voluntad. Huellas de su filosofía pueden distinguirse en las primeras obras de Friedrich Nietzsche, en las óperas del compositor Richard Wagner y en muchos de los trabajos filosóficos y artísticos del siglo XX. ♦

FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900),

Nietzsche nació en 1844 en Röcken, Prusia. Filósofo, poeta y filólogo alemán, cuyo pensamiento está considerado como uno de los más radicales, ricos y sugerentes en el siglo XX. Su padre, un pastor protestante, falleció cuando él tenía 5 años, y fue educado entre mujeres por su madre en una casa donde vivían su abuela, dos tías y una hermana. Estudió Filología Clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, y fue nombrado catedrático de Filología Clásica en la Universidad de Basilea en 1869, cuando sólo contaba 24 años. Su delicada salud (estuvo afectado toda su vida por problemas de visión y constantes jaquecas) le obligó a abandonar la docencia en 1878. En 1889 sufrió una crisis nerviosa de la que nunca se recuperó. Falleció en Weimar el 25 de agosto de 1900. Además de su interés por la cultura helénica (en particular por las respectivas filosofías de Sócrates, Platón y Aristóteles) Nietzsche estuvo profundamente influido por el pensamiento de Schopenhauer, por la teoría de la evolución y por su amistad con el compositor Richard Wagner. Escritor prolífico, entre sus trabajos filosóficos más importantes cabe señalar los siguientes: El origen de la tragedia (1872), La gaya ciencia (1882), Así habló Zaratustra (1883-1891), Más allá del bien y del mal (1886), La genealogía de la moral (1887), El ocaso de los ídolos (1889), El Anticristo (1896), La voluntad de poder (1901) y Ecce homo (1908).

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Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo, que expresó en su tajante proclamación “Dios ha muerto”. Estaba convencido de que los valores tradicionales representaban una “moralidad esclava”, una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo porque los valores implícitos en tales conductas servían a sus intereses. Afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y su discusión sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato del hombre por venir, el “superhombre” (Übermensch). Según sus teorías, las masas (a las que denominaba “rebaño”, “manada” o “muchedumbre”) se adaptan a la tradición, mientras su superhombre utópico es seguro, independiente y muy individualista. El superhombre siente con intensidad, pero sus pasiones están frenadas y reprimidas por la razón. Centrándose en el mundo real, más que en las recompensas del mundo futuro prometidas por las religiones en general, el superhombre afirma la vida, incluso el sufrimiento y el dolor que conlleva la existencia humana; es un creador de valores, un ejemplo activo de “eticidad maestra” que refleja la fuerza e independencia de alguien que está emancipado de las ataduras de lo humano “envilecido” por la docilidad cristiana, excepto de aquellas que él juzga vitales. Nietzsche sostenía que todo acto o proyecto humano está motivado por la “voluntad de poder”. Ésta no es tan sólo el poder sobre otros, sino el poder sobre uno mismo, algo que es necesario para la creatividad. Tal capacidad se manifiesta en la autonomía del superhombre, en su creatividad y su coraje. Aunque Nietzsche afirmó en multitud de oportunidades que todavía no había existido ningún superhombre, citó a algunos personajes históricos que podrían servir como modelos: Sócrates, Jesucristo, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, William Shakespeare, Johann Wolfgang von Goethe, Julio César y Napoleón I Bonaparte. Al concepto de superhombre se le reprochó a menudo ser el fruto de un intelectual que se desenvuelve en una sociedad de amos y esclavos, y ha sido identificado con las filosofías autoritarias. Muchos eruditos niegan esta lectura ideológica y lo atribuyen a una mala interpretación de la obra de Nietzsche. Aclamado poeta, Nietzsche ejerció una enorme influencia sobre la literatura alemana y la europea, también sobre la teología. Sus conceptos han sido discutidos y ampliados por personalidades como los filósofos Karl Jaspers, Martin Heidegger, Martin Buber, el teólogo germano-estadounidense Paul Johannes Tillich, y los escritores franceses Albert Camus y Jean-Paul Sartre. La proclama de Nietzsche “Dios ha muerto” fue utilizada por teólogos radicales conocidos como Teólogos de la Muerte de Dios, posteriores a la II Guerra Mundial (en especial por los estadounidenses Thomas J. J. Altizer y 6

Paul van Buren) en sus intentos por adecuar el cristianismo a las décadas de 1960 y posteriores. ♦

HENRI BERGSON

Filósofo francés (1859-1941) y premio Nobel, elaboró una teoría de la evolución basada en la dimensión espiritual de la vida humana que tuvo una gran influencia en múltiples disciplinas. Nació en París y estudió en la École Normale Supérieure y la Universidad de París. Enseñó en varias escuelas entre ellas la École Normale Supérieure y después fue nombrado para la cátedra de filosofía occidental en le Collège de France. Su disertación doctoral Tiempo y libre albedrío, publicada en 1889, produjo mucho interés entre los filósofos. En ella plantea sus teorías de la libertad de la conciencia y del tiempo, al que consideró como una sucesión de instantes conscientes, entremezclados e ilimitados. A esta obra le siguió Materia y memoria (1896), libro en el que subraya la selectividad del cerebro humano; La Orisa (1900), ensayo sobre la base mecanicista de la comedia, que tal vez sea su trabajo más citado, y La evolución creadora (1907), donde explora el problema de la existencia humana y define la mente como energía pura, el elán vital o ímpetu vital, responsable de toda la evolución orgánica. En 1914 fue elegido miembro de la Academia Francesa. En 1921 Bergson dejó el Collège de France para dedicarse a los asuntos internacionales, la política, los problemas morales y la religión; se había convertido al catolicismo (sus padres eran judíos). En las dos últimas décadas de su vida sólo publicó un libro Las dos fuentes de la moral y la religión (1932), donde relacionó su propia filosofía con el pensamiento cristiano. En 1927 recibió el Premio Nobel de Literatura. Murió el 4 de enero de 1941 en París. La influencia de sus primeras obras, sobre los filósofos, artistas y escritores del siglo XX es muy amplia. Fue un maestro de la prosa y un brillante conferenciante, su estilo místico aunque vital contrastaba con el materialismo formalista de sus semejantes. A menudo asociado con la escuela intuitiva de filosofía, el bergsonismo es demasiado original y ecléctico para ser conceptuado así. Bergson, sin embargo, subrayó la importancia de la intuición sobre el intelecto, al impulsar la idea de dos corrientes opuestas: la materia inerte en conflicto con la vida orgánica, de modo semejante a como el impulso vital se esfuerza por conseguir la acción libre creadora. 2.1.6.

FILOSOFÍA ANALÍTICA

Es un movimiento teórico aparecido en el siglo XX, centralizado en Gran Bretaña y Estados Unidos desde la II Guerra Mundial, que trata de aclarar el lenguaje y analizar los conceptos expresados en él. Este movimiento ha 6

recibido diversas designaciones, como análisis lingüístico, empirismo lógico, positivismo lógico, análisis de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos últimas clasificaciones se derivan de las universidades inglesas donde este método filosófico ha sido influyente de una forma especial. Aunque ninguna doctrina específica o dogma son aceptados por el movimiento como un todo, los filósofos analíticos y lingüistas están de acuerdo que la actividad propia de la filosofía es aclarar el lenguaje o, como algunos prefieren, esclarecer conceptos. El objeto de esta actividad es solucionar las disputas filosóficas y resolver los problemas filosóficos, los cuales, según afirman, se originan en la confusión lingüística. ♦ ENFOQUES Una considerable diversidad de opiniones existe entre los filósofos analíticos y lingüistas en cuanto a la naturaleza del análisis conceptual o lingüístico. Algunos están interesados sobre todo en aclarar el significado de palabras específicas o frases como un paso esencial para hacer afirmaciones filosóficas claras y precisas. Otros están más ocupados en determinar las condiciones generales que deben darse para que una declaración lingüística tenga sentido; su propósito es establecer un criterio que diferencie entre las oraciones significativas y las absurdas. Otros analistas se interesan en crear lenguajes formales, simbólicos, que responden en su origen a una estructura matemática. Su afirmación es que la solución a los problemas filosóficos puede hacerse con mayor eficacia si son formulados en un lenguaje lógico riguroso. Por contraste, muchos filósofos asociados al movimiento han enfocado el análisis del lenguaje común o natural. Las dificultades surgen cuando conceptos como tiempo y libertad, por ejemplo, son considerados al margen del contexto lingüístico en que suelen aparecer. La atención al lenguaje utilizado de una forma común es la clave, razonan, para resolver numerosos problemas filosóficos. ♦ ANTECEDENTES El análisis lingüístico como método de filosofía se remonta a la Grecia clásica. Algunos de los diálogos de Platón están, de una forma específica, destinados a aclarar términos y conceptos-por ejemplo, Ion, está dedicado a la poesía, Gorgias a la retórica y Cratilo al lenguaje-. Sin embargo este estilo de reflexionar filosóficamente cobró renovado énfasis en el siglo XX. Influenciado por la tradición empírica británica de Locke, Berkeley, Hume y Stuart Mill y por los escritos del matemático y filósofo alemán Gottlob Frege, los filósofos ingleses del siglo XX George Edward Moore y Bertrand Russell fueron los fundadores de esta tendencia analítica y lingüística contemporánea. Como compañeros en la Universidad de Cambridge, Moore y Russell rechazaron el idealismo hegeliano, como quedó expuesto de forma

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clara en la obra del metafísico inglés Francis Herbert Bradley, quien mantenía que nada es real por entero excepto lo absoluto. En su oposición al idealismo y en su concepción de que la atención esmerada al lenguaje es crucial en la investigación filosófica, fijaron el modo y el estilo de desarrollar la filosofía en el mundo de habla inglesa durante gran parte del siglo XX. Para Moore, la filosofía fue el primer y principal campo de análisis. La labor del filósofo implica aclarar proposiciones complejas o conceptos por indicación de proposiciones menos complejas o conceptos, los cuales se tienen por equivalencia lógica con los originales. Una vez que esta labor ha sido completada, la verdad o falsedad de afirmaciones sobre problemas filosóficos puede ser determinada de modo más adecuado. Moore fue célebre por sus minuciosos análisis de proposiciones filosóficas enigmáticas como "el tiempo es irreal", estudios que entonces le ayudaron a determinar la verdad contenida en dichas afirmaciones. Influido por la precisión de las matemáticas, Russell se interesó por el desarrollo de un lenguaje lógico ideal que reflejara de forma fiel la naturaleza del mundo. Proposiciones complejas, mantenía Russell, pueden ser resueltas gracias a sus componentes simples, que llamaba "proposiciones atómicas", últimos constituyentes del universo. El enfoque metafísico basado sobre este análisis lógico del lenguaje y la insistencia en que las proposiciones significativas deben corresponderse con hechos constituye lo que Russell llamaba "atomismo lógico". Su interés en la estructura del lenguaje también le llevó a diferenciar entre la forma gramatical de una proposición y su forma lógica. Las afirmaciones, Juan es bueno y Juan es alto tienen la misma forma gramatical pero diferente forma lógica. El fallo para reconocer esto llevaría a uno a tratar la propiedad de la bondad como si fuera una característica de Juan en el mismo modo que la propiedad altura es una característica de Juan. Tal fallo motiva la confusión filosófica. ♦ LUDWIG WITTGENSTEIN Y EL POSITIVISMO LÓGICO La obra de Russell en el ámbito de las matemáticas atrajo a Cambridge al filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, quien llegó a ser una figura central en el movimiento analítico y lingüístico. En su primera obra importante, Tractatus logico-philosophicus (Tratado lógico- filosófico, 1922), en el que presentaba su teoría del lenguaje, Wittgenstein razonaba que "toda filosofía es una crítica del lenguaje" y que "la filosofía aspira a la aclaración lógica de los pensamientos". El resultado de los análisis de Wittgenstein recordaba el atomismo lógico de Russell. El mundo, argumentaba, se compone al final de hechos simples, que es el objeto del lenguaje a representar. Para ser significativo, las afirmaciones sobre el mundo deben ser reducibles a declaraciones lingüísticas que tengan una estructura similar a los simples hechos representados. En este temprano análisis de Wittgenstein, las proposiciones que representan hechos —las proposiciones de ciencia— son

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consideradas significativas de una forma objetiva. Oraciones metafísicas, teológicas y éticas se juzgan como objetivamente insignificantes. Bajo la influencia de Russell, Wittgenstein, Ernst Mach y otros, un grupo de filósofos y matemáticos vieneses, durante la década de 1920, iniciaron el movimiento conocido como positivismo lógico. Encabezado por Moritz Schlick y Rudolf Carnap, y el Círculo de Viena empezó uno de los capítulos más importantes en la historia de la filosofía analítica y lingüística. De acuerdo con el positivismo, la labor de la filosofía es la aclaración del significado, no el descubrimiento de nuevos hechos (el trabajo de la ciencia) o la elaboración de relaciones comprensivas de la realidad (el erróneo objetivo de la metafísica tradicional). El positivismo dividió todas las afirmaciones significativas en dos clases: proposiciones analíticas y proposiciones verificables de un modo empírico. Proposiciones analíticas entre las que se encuentran las proposiciones de la lógica y las matemáticas; son afirmaciones de verdad o falsedad que dependen del conjunto del significado de los términos que constituyen la afirmación. Un ejemplo sería la proposición dos más dos igual a cuatro. La segunda clase de proposiciones significativas engloba las afirmaciones sobre el mundo que pueden ser verificadas, al menos en principio, por la experiencia sensible. En realidad, el significado de tales proposiciones se identifica con el método empírico de verificación. Esta teoría verificable del significado, concluye el positivismo, demostraría que las afirmaciones científicas son afirmaciones objetivas legítimas y que las oraciones metafísicas, religiosas y éticas se hallan vacías de significado. Las ideas del positivismo lógico se hicieron populares en Inglaterra por la publicación de Lenguaje, verdad y lógica de Alfred Jules Ayer en 1936. La teoría positivista de la verificación del significado estuvo sometida a intensas críticas por parte de filósofos como el austriaco naturalizado británico Karl Popper. Con el tiempo, esta teoría restringida del significado cedió a una comprensión más amplia de la naturaleza del lenguaje. Nuevamente Wittgenstein desempeñó un papel muy destacado. Rechazando muchas de las conclusiones expuestas en el Tractatus, inició una nueva línea de pensamiento que culminaría en la publicación póstuma Investigaciones filosóficas (1953). En ella, Wittgenstein afirmó que una vez que la atención se dirige al modo que el lenguaje se utiliza hoy en el discurso común, la variedad y flexibilidad del lenguaje llega a probarse. Las proposiciones no se limitan tan sólo a representar hechos. Este reconocimiento le llevó al concepto de los juegos del lenguaje. El científico, el poeta y el teólogo, por ejemplo, están involucrados en diferentes juegos del lenguaje. Por otra parte, el significado de una proposición debe ser comprendido en su contexto, que es, en términos positivos, el conjunto de las reglas del juego del lenguaje, del cual esa proposición es una parte. La filosofía, concluía Wittgenstein, es un intento para resolver los problemas que se originan como resultado de la confusión lingüística, y la clave para la 6

solución de tales problemas es el análisis del lenguaje común y del propio uso del lenguaje. ♦ EVOLUCIÓN RECIENTE Entre las contribuciones adicionales al movimiento analítico y lingüístico se encuentra la obra de los filósofos británicos Gilbert Ryle, John Langshaw Austin y Peter Friedrich Strawson, y la del filósofo estadounidense Willard Van Orman Quine. Según Ryle, la labor de la filosofía es reafirmar las "expresiones sistemáticamente erróneas" en formas que son más correctas en un orden lógico. Se interesó en concreto en las afirmaciones, formas gramaticales que presenta como objetos inexistentes. Por ejemplo, Ryle es más conocido por sus análisis de lenguajes mentales donde erróneamente sugiere que la mente es una entidad del mismo carácter que el cuerpo. Austin mantenía que uno de los puntos de partida más fructíferos para la investigación filosófica es la atención a las muy sutiles distinciones trazadas en el lenguaje común. Su análisis del lenguaje le llevó a plantear una teoría general de los actos del discurso, que es una descripción de la variedad de actividades que un individuo puede estar representando cuando algo se significa. Strawson es conocido por sus análisis de las relaciones entre la lógica formal y el lenguaje común. La complejidad del último, razonaba, está representada de una forma inapropiada por la lógica formal. Al analizar el lenguaje común, se necesitan además de la lógica, otras herramientas analíticas. Quine discutía la relación entre lenguaje y ontología. Argumentaba que los sistemas del lenguaje tienden a convertir a quienes los utilizan en partidarios de la existencia de ciertas opciones. Para Quine, la justificación para hablar de un modo en lugar de otro es una justificación por completo pragmática. El cometido del análisis del lenguaje como un modo de pensamiento ha continuado como una dimensión contemporánea significante en filosofía. Una división pervive también entre aquéllos que prefieren trabajar con la precisión y el rigor de sistemas lógico-simbólicos y aquéllos que prefieren analizar el lenguaje común. Aunque pocos filósofos contemporáneos mantienen que todos los problemas filosóficos son lingüísticos, el enfoque que sigue siendo sostenido de una forma más amplia es aquél que presenta mayor atención a la estructura lógica del lenguaje y a la utilización del lenguaje en los discursos cotidianos, al objeto de resolver problemas filosóficos. REPRESENTANTES ♦

LUDWIG WITTGENSTEIN

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Filósofo austriaco nacionalizado británico (1889-1951), uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, que fue aceptado en especial por su contribución a la filosofía analítica. Ludwig Josef Johann Wittgenstein, su nombre completo, nació en Viena en el seno de una familia rica e ilustrada. Tras estudiar en Linz y Berlín, se trasladó a Gran Bretaña para completar su formación como ingeniero en la Universidad de Manchester. Su interés por las matemáticas puras le llevó al Trinity College de la Universidad de Cambridge, donde recibió clases de Bertrand Russell. Allí orientó su interés hacia la filosofía. Se le reconoció como hombre sensible y profundo, a menudo solitario y con tendencia a la depresión; odiaba la petulancia y fue famoso por su sencillo estilo de vida. Tenía una fuerte personalidad, y ejerció una considerable influencia en sus amistades. En la evolución filosófica de Wittgenstein pueden distinguirse dos épocas distintas: un primer periodo, representado por el Tractatus Logicophilosophicus, su obra más importante y otro representado por las Investigaciones filosóficas. Durante la mayor parte de su vida, concibió la filosofía como un análisis conceptual o lingüístico. En el Tractatus defendió que la “filosofía pretende la clarificación lógica de las ideas”. En las Investigaciones filosóficas, sin embargo, mantenía que la “filosofía es un combate contra el hechizamiento de nuestra inteligencia por medio del lenguaje”. En el Tractatus, Wittgenstein sostenía que el lenguaje se compone de proposiciones complejas que pueden ser analizadas en proposiciones más sencillas hasta llegar a una formulación simple o elemental. De modo similar, el mundo se compone de hechos complejos que pueden ser analizados en hechos menos complejos hasta llegar a los hechos simples, o atómicos. El mundo es la totalidad de esos hechos. Según la imagen de la teoría del significado de Wittgenstein, es la naturaleza lógica de las proposiciones elementales la que representa hechos atómicos o “situaciones”. Afirmaba que la naturaleza del lenguaje requiere proposiciones elementales, y su teoría del significado exige que haya hechos atómicos representados por proposiciones elementales. Sobre este análisis, sólo las proposiciones que representan hechos —las proposiciones de ciencia— son consideradas cognitivamente significativas. Las declaraciones éticas y metafísicas no son afirmaciones significativas ni relevantes. Esta teoría produjo un gran efecto sobre las teorías del positivismo, y los positivistas lógicos del Círculo de Viena reconocieron la trascendencia de esta conclusión. Wittgenstein llegó a creer, no obstante, que la limitada visión del lenguaje reflejada en el Tractatus era errónea. En las Investigaciones filosóficas defendió que si se investiga en el presente cómo se utiliza el lenguaje, la variedad de usos lingüísticos se vuelve clara. Las palabras son como herramientas, y como las herramientas sirven para diferentes funciones, así las expresiones lingüísticas cumplen diversas funciones. Aunque algunas 6

proposiciones son utilizadas para representar hechos, otras son utilizadas para ordenar, interrogar, orar, agradecer, maldecir, y así sucesivamente. Este reconocimiento de la pluralidad y flexibilidad lingüísticas llevó al concepto de Wittgenstein del juego del lenguaje y a la conclusión de que la gente interpreta diferentes juegos de lenguaje. El científico, por ejemplo, está inmerso en un juego lingüístico diferente del teólogo. Además, el significado de una proposición ha de ser comprendida en el ámbito de su contexto, esto es, en los términos de las reglas del juego del cual esa proposición es una parte. La llave para la solución de los rompecabezas filosóficos es el proceso terapéutico de examinar y describir el lenguaje en uso. Otras obras de Wittgenstein, todas publicadas después de su muerte, son Observaciones sobre los fundamentos de la matemática (1956), Los cuadernos azul y marrón (1957), Diario filosófico (1914-1916) (1961) y Gramática filosófica (1969). ♦

BERTRAND RUSSELL

El tercer conde de Russell (1872-1970), el filósofo, matemático y escritor británico, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1950, puso el énfasis de su filosofía en el análisis lógico, que repercutió notablemente en el curso de la filosofía del siglo XX. Nacido en Trelleck (Gales) en 1872, estudió Matemáticas y Filosofía en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Alcanzó notable éxito con su primera gran obra, Los principios de la matemática (1903), en la que intentó trasladar la matemática al área de la lógica filosófica para dotar a ésta de un marco científico preciso. Colaboró durante ocho años con el filósofo y matemático británico Alfred North Whitehead en la elaboración de la monumental obra Principia Mathematica (3 vols, publicada entre 1910-1913), en la que se mostraba que esta materia puede ser planteada en los términos conceptuales de la lógica general, como clase y pertenencia a una clase. Este libro se convirtió en obra maestra del pensamiento racional y las clasificaciones hechas del cálculo en esta obra, se mantienen vigentes hasta nuestros días. Russell y Whitehead demostraron que los números pueden ser definidos como clases de un tipo determinado, y en este proceso desarrollaron conceptos racionales y una notación que hizo de la lógica simbólica una especialización importante dentro del campo de la filosofía. En su siguiente gran obra, Los problemas de la filosofía (1912), Russell recurrió a la sociología, la psicología, la física y las matemáticas para refutar las doctrinas del idealismo, la escuela filosófica dominante en aquel momento, que mantenía que todos los objetos y experiencias son fruto del intelecto; Russell, una persona realista, creía que los objetos percibidos por los sentidos poseen una realidad inherente al margen de la mente. Falleció el 2 de febrero de 1970.

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Russell contribuyó de forma definitiva al desarrollo del positivismo lógico, importante corriente filosófica durante las décadas de 1930 y 1940. El más importante pensador austriaco de aquellos tiempos, Ludwig Wittgenstein, que fue alumno suyo en Cambridge, recibió su influencia en sus primeros estudios filosóficos por su original concepto del atomismo lógico. En su búsqueda de la naturaleza y límites del conocimiento, desempeñó un gran papel en el resurgir del empirismo dentro del campo más amplio de la epistemología. En Nuestro conocimiento del mundo externo (1926) e Investigación sobre el significado y la verdad (1962), intentó explicar todo el conocimiento objetivo. 2.1.7.

LA TEORÍA CRÍTICA Y LA ESCUELA DE FRANKFURT

Con este nombre se ha conocido el movimiento filosófico y sociológico fundado en 1923 y asociado al Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt, cuyo portavoz en un principio, fue Max Horkheimer, quien fue nombrado director del Instituto en 1930 y expuso la ‘teoría crítica’ de esta escuela en su periódico Zeitschrift für Sozialforschung (artículos recopilados en la obra publicada en 1968 Teoría crítica). La escuela era de inspiración marxista aunque también admitía otras formas de liberación como el psicoanálisis y la teoría crítica. Sostenían que el marxismo, al igual que cualquier otra doctrina, debía someterse a la crítica, argumentando que la sociedad moderna está aquejada de enfermedades que sólo pueden ‘curarse’ con una transformación radical de la teoría y la práctica, y que la tecnología constituye una de esas enfermedades y no es una solución, como había supuesto Marx. Asimismo, mantenían que la revolución proletaria que habría de liberar a la humanidad, no es inevitable y que el pensamiento teórico no es del todo independiente de las fuerzas sociales y económicas. La función de la ‘teoría crítica’ era analizar detalladamente los orígenes de las teorías en los procesos sociales, sin aceptarlas de inmediato como hacían los empiristas y positivistas, ya que ello sería aceptar implícitamente procesos y condiciones de los que el hombre ha de emanciparse. Afirmaban que las ciencias no están libres de valores, sino que conllevan supuestos implícitos cuya condición de valor está oculta por su evidente obviedad. Estos juicios de valor, como la conveniencia de dominar la naturaleza mediante la tecnología, deben ‘desenmascararse’ y exponerse a la crítica. En 1930 Theodor Adorno se asoció al Instituto. Un hombre de inteligencia excepcional y muy versátil, experto en música, así como en filosofía y sociología. Su amigo Walter Benjamin también colaboró y en 1933 se asoció Herbert Marcuse, discípulo de Martin Heidegger. Al año siguiente los nazis cerraron el Instituto debido a su tendencia comunista y a la ascendencia judía de algunos miembros, muchos de los cuales se exiliaron, como Horkheimer, Adorno y Marcuse.

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El Instituto volvió a abrir sus puertas en Nueva York con el nombre de Nueva Escuela de Investigación Social. En esa época aparecieron publicadas diversas obras: Razón y revolución (1941) de Marcuse, una interpretación hegeliana de Marx, La dialéctica de las Luces (1947) de Adorno y Horkheimer, Minima Moralia (1951) de Adorno y La personalidad autoritaria, obra sobre psicología empírica de Adorno y otros autores. El Instituto retornó a Frankfurt a comienzos de la década de 1950 junto con Horkheimer y Adorno, que fue su director entre 1958 y 1969. Marcuse y los demás miembros permanecieron en Estados Unidos. El miembro más destacado de la escuela en los últimos años ha sido Jürgen Habermas. En su Teoría y práctica (1963) y Conocimiento e interés (1968) apoya los puntos de vista de Adorno y Horkheimer de que las ciencias engloban presupuestos e intereses ideológicos y que la razón del progresismo ha pasado a ser un medio de opresión. En su Teoría de la acción comunicativa (1981) aboga por un ideal de comunicación que englobe a todos los seres racionales y que esté totalmente libre de la dominación y el interés. REPRESENTANTES ♦

THEODOR LUDWIG WIESENGRUND ADORNO

Filósofo marxista, sociólogo y musicólogo alemán (1903-1969), nacido en Frankfurt del Main, se doctoró en filosofía en la Universidad Johann Wolfgang Goethe donde había seguido cursos desde 1921 hasta 1924. A diferencia de Horkheimer, Adorno siguió trabajando en el tema de la división de clases en las sociedades modernas en un libro titulado Minima Moralia (1951), que es una explicación al colapso de la civilización europea durante la II Guerra Mundial, en Jargon der Eigentlichkeit (Jerga de autenticidad, 1964), critica a Heidegger y a otros que negaban la posibilidad de la verdad objetiva. La enorme influencia de Adorno se debe quizás a los conceptos que elaboró en unión con Horkheimer. Entre estos hay que mencionar el de ‘razón instrumental’ -en el que igualmente había trabajado el sociólogo alemán Max Weber-, que se refiere a la corrupción de los ideales de la Ilustración bajo los actuales sistemas de dominio; ‘la cultura industrial’, que transforma obras de arte en objetos al servicio de la comodidad; y ‘la personalidad autoritaria’ de los conformistas, que prefieren obedecer órdenes antes que afrontar y superar las dificultades cotidianas.

♦ HERBERT MARCUSE 6

Filósofo alemán nacionalizado estadounidense (1898-1979), principal teórico de la izquierda radical y del movimiento de la “Nueva Izquierda”, que mantuvo posiciones muy críticas frente al orden establecido y a la cultura y las costumbres convencionales. Nació en Berlín. Cursó estudios superiores de Filosofía en las universidades de Berlín y Friburgo, centro este último donde recibió las influencias de Edmund Husserl y Martin Heidegger y por el que se doctoró en 1922. El principal interés del pensamiento de Marcuse radica en las relaciones que estableció entre la lógica de Hegel y la ontología de Heidegger, así como entre las doctrinas de Marx y las teorías de Freud. Fue evidente su influencia sobre los líderes estudiantiles que dirigieron las manifestaciones universitarias acaecidas en Europa y Estados Unidos a finales de la década de 1960. En este sentido, fue considerado el padre espiritual de los sucesos ocurridos en mayo de 1968 en Francia y en diversas ciudades alemanas. Su ascendiente sobre jóvenes teóricos del pensamiento político, como el francés Daniel Cohn-Bendit, el alemán oriental Rudi Dutschke, los españoles Manuel Sacristán y Jacobo Muñoz, y el griego Nicos Poulantzas, fue decisivo para desprender las doctrinas filosóficas críticas de su ortodoxa vinculación a los conflictos ideológicos y estratégicos de la Guerra fría. Marcuse afirmaba en sus escritos que los males sociales sólo pueden superarse si se renuncia al proceso democrático liberal. Mantenía que los mayores desafíos al orden establecido vendrían de los estudiantes y de grupos minoritarios, pero no de los trabajadores que, según él, están comprometidos con las situaciones vigentes. Entre las principales obras de Marcuse deben ser mencionadas: Razón y revolución. Hegel y el surgimiento de la teoría social (1941), Eros y civilización (1955), El marxismo soviético (1958) y El hombre unidimensional (1964). ♦ MAX HORKHEIMER Las teorías de este filósofo y sociólogo alemán (1895-1973), rechazaban el empirismo y el positivismo, y afirmaban que la tecnología supone una amenaza para la cultura y la civilización, y que las ciencias físicas, en las que se sustenta la tecnología, ignoran los valores humanos. Nacido en Stuttgart, estudió en las universidades de Munich, Friburgo y Frankfurt, doctorándose por esta última en 1922. En 1925 ingresó como profesor adjunto de la Universidad de Frankfurt y, en 1930, se convirtió en profesor titular de Filosofía Social y en director del Instituto de Investigación Social de dicha institución. En 1933, tras la llegada al poder en Alemania de Adolf Hitler y ser clausurado el Instituto, se trasladó a París, profesando en la Escuela Normal Superior. Sus trabajos más destacados aparecieron recopilados en 1968 bajo el título Teoría crítica. En ellos, Horkheimer argumentaba que solamente una transformación radical de la teoría y de la 6

práctica social puede curar a la civilización moderna de su enfermedad. Afirmaba que la teoría crítica debía descubrir y describir los orígenes sociales del conocimiento para lograr la emancipación de los seres humanos. Horkheimer colaboró, entre otros miembros de la Escuela de Frankfurt, con Theodor Adorno, con el que escribió Dialéctica del Iluminismo, 1947 y con Herbert Marcuse. ♦

JÜRGEN HABERMAS,

Este sociólogo y filósofo alemán nacido en 1929- , es uno de los máximos representantes de la Escuela de Frankfurt. Nació en Düsseldorf y estudió filosofía en las universidades de Gotinga y Bonn. Hizo el doctorado en la Universidad de Marburgo y trabajó como profesor de filosofía en las universidades de Heidelberg y Frankfurt, en la cual además impartió clases de sociología. De 1971 a 1980 dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg y en 1983 regresó a la Universidad de Frankfurt para ejercer la docencia hasta 1994, año en que se jubiló. La obra de Habermas constituye un ataque radical a la idea de que el positivismo, la ciencia y la investigación modernas son objetivas. Opina en cambio, que la ciencia y la tecnología están más bien regidas por valores e intereses que a veces contradicen la búsqueda desinteresada de la verdad. Y sostiene que la sociedad tecnológica y el consiguiente aumento de la burocracia han servido, entre otras cosas, para perpetuar las instituciones del Estado y despolitizar a los ciudadanos. De esta forma la razón y la ciencia se han convertido en herramientas de dominación más que de emancipación. Su principal contribución a la filosofía fue una teoría sobre la racionalidad, es decir, la habilidad para pensar de forma lógica y analítica. Habermas imagina un futuro en el que la razón y el conocimiento trabajen en pro de una sociedad mejor. En ese futuro, la comunicación humana no debería estar sujeta a la dominación del Estado y los ciudadanos racionales deberían poder actuar en la sociedad de forma libre en el ámbito político. Sus obras más destacadas son: Teoría y práctica, también Teoría y praxis, (1963), Conocimiento e interés (1968) y Teoría de la acción comunicativa (1981). ♦ RALF GUSTAV DAHRENDORF Sociólogo y politólogo alemán nacionalizado británico, es uno de los principales representantes de la sociología de los conflictos que ha contribuido en gran medida a la causa de la integración europea. Nació en Hamburgo (1929- ), estudió filosofía y filología en la universidad de esta ciudad y en 1952 se doctoró con una tesis sobre Marx. Más tarde, estudió sociología en la London School of Economics de Londres, donde obtuvo el doctorado. Regresó a Alemania y accedió a una cátedra en la Universidad del Sarre, dedicándose posteriormente a la docencia en las universidades de Hamburgo, Tubinga y Constanza. 6

En su faceta política, entre 1968 y 1969 participó en el Parlamento de BadenWürttemberg y entre 1968 y 1974 fue miembro del Bundesvorstand del Partido Democrático Liberal (FDP) en el Parlamento alemán, donde trabajó asimismo como secretario de Estado en el Ministerio de Asuntos Exteriores (1969-1979). Entre 1970 y 1974 fue comisario de la Comisión de la Comunidad Europea (hoy, Unión Europea) y después dirigió durante diez años The London School of Economics. Entre 1987 y 1997 ejerció como decano del St. Anthony’s College de Oxford, centro especializado en relaciones internacionales. Actualmente es miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido. El interés científico de Dahrendorf se centra principalmente en los procesos conflictivos del cambio social. Según él, los conflictos son inevitables y necesarios para el desarrollo social, por lo que no hay que cuestionar su desaparición, sino encontrar las formas para una solución razonable y productiva. De esta forma, elabora un modelo teórico que explica la formación de los grupos de conflicto y la acción que llevan a cabo para conseguir el cambio de las estructuras sociales. Dahrendorf estudió asimismo la teoría del dominio y la del rol social, que consideró, al igual que el conflicto, fenómenos universales. Está considerado uno de los máximos exponentes de la cultura liberal contemporánea. Entre sus obras destacan: Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial (1959), Homo sociologicus (1959), Ensayos sobre teoría de la sociedad (1968), La nueva libertad: supervivencia y justicia en un mundo en cambio (1975), En defensa de la Unión Europea (1976), El nuevo liberalismo (1982), Reflexiones sobre la revolución en Europa (1991), La democracia en Europa (1993), Ley y orden (1994) y El conflicto social moderno (1994).

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3.LA FILOSOFÍA Y EL PENSAMIENTO POSTMODERNO

Hemos entrado en la postmodernidad, una especie de "babel informativa", donde la comunicación y los medios adquieren un carácter central. La postmodernidad marca la superación de la modernidad dirigida por las concepciones unívocas de los modelos cerrados, de las grandes verdades, de fundamentos consistentes, de la historia como huella unitaria del acontecer".

Gianni Vattimo

Las palabras, igual que los seres humanos y demás seres vivos, nacen, crecen, se reproducen y mueren. Lo importante de ellas es que tienen un pasado, momentos de esplendor o apogeo y además de ello, vida propia. Cualquier persona que hable una lengua y con ella tenga un mínimo acercamiento a la cultura que le da origen, está en condiciones de crear términos, de usarlos y socializarlos, logrando que sus congéneres los utilicen con el sentido creado, aunque sea dentro del marco restringido de su cultura de referencia, caso en el cual estamos ante un verdadero casticismo; en otros casos, por el contrario, al ser creados y contar con un medio apropiado de difusión, teniendo en cuenta su significado y trascendencia, se constituyen en términos de dominio general y aceptación universal, llegando incluso a conservar su morfología original en diferentes idiomas o lenguas, según el caso. 6

En filosofía, cada época va ensamblando sus propios términos, muchos de los cuales logran sobrevivir para la posteridad. Un Ejemplo de ello es el término postmodernidad, de amplio uso en las dos últimas décadas del siglo XX, especialmente en los círculos filosóficos e intelectuales. Las últimas décadas del siglo XX y los primeros años del siglo XXI se caracterizaron por el predominio de nuevos paradigmas en la sociedad, los cuales llevaron al mundo a cambiar el modelo económico cerrado, proteccionista y endógeno, por un modelo abierto, liberal y orientado hacia lo externo. Este cambio de tendencia ha tenido impacto no solo en lo económico, sino también en todos los demás aspectos de la vida social de las naciones; de tal modo que hoy, la sociedad y el hombre como su elemento esencial, han asumido nuevas formas de pensar que se han materializado en disímiles expresiones, como en las artes, la literatura, la plástica, y en la arquitectura entre otras, deviniendo en un amplio número de movimientos artísticos culturales, literarios y filosóficos, definidos en diverso grado y manera por su oposición o superación del modernismo lo que se traduce en un solo término: postmodernidad. Sobre este concepto, actualmente concurre a gran escala una notable porfía entre intelectuales vinculados o no al pensamiento filosófico, y aún entre personas sin suficiente basamento teórico en la materia, acerca de qué significa el término postmodernidad, y este asunto se ha vuelto punto de discusión clave para la comunidad intelectual empapada sobre la temática. Para empezar a ahondar en él y comprender sus supuestos teóricos, sus argumentos, sus expresiones y todo lo que a él respecta para luego emitir un criterio, es necesario poner la mirada en el espejo retrovisor y comenzar por examinar su antecedente inmediato: la modernidad. En términos generales, la modernidad fue el resultado de un vasto transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; cuya formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas y medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: transformación y surgimiento de clases, ideologías, instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciendo en medio de luchas y confrontaciones al interior de la sociedad. La modernidad, se convirtió en un concepto filosófico y sociológico, que puede definirse como el proyecto de imponer la razón como norma trascendental a la sociedad y la confianza plena en lo que esta podía realizar a través de la ciencia, para resolver todos los problemas del hobre. Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionaron y avanzaron a ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación. 6

La modernidad surgió en los hoy llamados "países centrales" (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos) y con el tiempo se expandió hasta volverse mundial. Fue una corriente del pensamiento y del espíritu en general, que se gestó en la alta Edad Media; que se inspiró y fundamentó en el pensamiento de Descartes sacando de allí algunas de sus ideas básicas. El periodo moderno se caracterizó por la racionalización de la existencia, tanto así, que llegó a hablarse de la razón como si fuera una diosa. Este pensamiento fue marcado por el surgimiento de grandes ensueños sociales, políticos, económicos, culturales, tecnológicos, industriales, etc. La cultura en este momento sufrió un cambio radical que se sintió en todos los ámbitos de la vida social, política, económica, religiosa, científica y filosófica. Y aunque cabe preguntarse ¿cuáles son elementos que nos permiten afirmar que ha concluido la época moderna? para dar respuesta a esta interrogante, se debe partir de los elementos que permitan diferenciar la modernidad de la postmodernidad, período que busca dar al traste con la modernidad, tanto en el perfil teórico conceptual filosófico como práctico de la cultura y en la sociedad, por lo que se hace necesario hacer alusión a concepciones expuestas por diversos autores sobre la postmodernidad: •

Jürgen Habermas, quien ha sido el principal crítico de las nuevas corrientes posmodernas, considera que la postmodernidad en realidad se presenta como anti-modernidad. Él define a los posmodernistas como 'jóvenes conservadores' y dice que estos recuperan la experiencia básica de la modernidad estética 'reclaman como suyas las confesiones de algo que es subjetivo, liberado de las obligaciones del trabajo y la utilidad y con esta experiencia dan un paso fuera del mundo moderno. Este autor defiende la diversidad de las diferentes culturas bajo el primado de los derechos humanos como base normativa de "una vida libre de dominación". Ello supone llevar a cabo una segunda ilustración de la modernidad, que corrija sus fallos, al tiempo que preserve sus logros ciudadanos y democráticos.



Jean-François Lyotard, por su parte, criticó la sociedad actual postmoderna por el realismo del dinero que se acomoda a todas las tendencias y necesidades, siempre y cuando tengan poder de compra. Criticó los metadiscursos: idealistas, iluministas, el cristiano, el marxista y el liberal, pues son incapaces de conducir a la liberación. La cultura postmoderna se caracteriza por la incredulidad con respecto a los meta-relatos, invalidados por sus efectos prácticos y actualmente no se trata de proponer un sistema alternativo al vigente, sino de actuar en espacios muy diversos para producir cambios concretos.

Para entender el origen y significado del término, es necesario remontarse al concepto de modernidad (en el sentido de lo perteneciente a lo contemporáneo –cum tempora neo: con el tiempo nuevo- al tiempo actual),

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que surge para denominar la filosofía y el pensamiento que nace después del Renacimiento, adquiere forma con Descartes y logra plena madurez con Kant. El concepto de modernidad también se usa hoy para designar el modo de pensar propio de dicha época en su conjunto y la concepción de la misma en todos los sentidos. Es decir, que la modernidad es ante todo un concepto filosófico, y por tanto, objeto de reflexión, en cuanto se trata de establecer el alcance de los problemas que abordó, planteó y respondió la filosofía de esa época. La discusión actual en torno a la dicotomía modernidad-postmodernidad, pretende demostrar que la modernidad ha sido superada, o que su discurso se agotó en cuanto se han resuelto los problemas propios de ese tipo de reflexión o que éstos ya no son prioritarios, o bien, que la postmodernidad forma parte del discurso de la modernidad y por tanto como época no existe. La modernidad intentó demostrar la libertad frente al determinismo; afirmando la existencia del mundo exterior y la posibilidad de su conocimiento. La idea de Dios fue desplazada de la base de la ciencia, siendo sustituida por la razón humana, la naturaleza y el método experimental como medio de conocimiento de la realidad. Se dio un proceso de secularización de las creencias y la idea de Dios se convirtió en el campo de sustentación de la mente y no en su horizonte, como se había pretendido hasta ahora. Los fenómenos que le dan soporte a la filosofía moderna, se sustentan en la nueva imagen física del mundo que se sostiene en la física moderna (Newton), la astronomía (Kepler, Copérnico, Galileo, Ticho Brahe), la naciente química (Paracelso, Helmont, Boyle, Lavoisier), las nuevas matemáticas (Descartes, Pascal, Leibniz) y la nueva biología (Lamarck, Huxley, Darwin); a todo lo cual se suma la crítica subjetiva y psicologista que hicieron Locke, Berckeley y Hume. El concepto postmodernidad es aportado por las circunstancias mismas y su forma semántica, generalmente se construye a partir de raíces etimológicas que definen su naturaleza y sentido. El término, que es de amplio uso en las dos últimas décadas del siglo XX, especialmente en los círculos filosóficos e intelectuales, fue creado a partir de la raíz latina post = después o después de y modernidad, concepto filosófico y sociológico, introducido por el poeta francés Charles Perrault en el siglo XVII, en la obra “Disputas entre antiguos y modernos”, que puede definirse como el proyecto de imponer la razón como norma trascendental a la sociedad. Plantear la pregunta acerca de ¿Qué es la posmodernidad? es el comienzo esclarecedor del tema, del cual hay quienes prefieren hablar de finilustración. Entre los pensadores latinoamericanos, el chileno Pedro Morandé, aborda el asunto con un interesante análisis filosófico-sociológico, según el cual, lo propiamente moderno habría mutado pero no cambiado en sus rasgos esenciales, según él, estaríamos solo en una nueva etapa de la modernidad. Otros en cambio prefieren no hablar del tema, al considerar que 6

en el continente americano, aún no hemos superado la pre-modernidad, para entrar a hablar de postmodernidad. La postmodernidad se caracteriza por una reacción ante la tendencia triunfalista de la postguerra, que caracterizó a la segunda mitad del siglo XX, la cual, de alguna manera, fue generada por el cansancio y el aburrimiento de una sociedad alineada en los dos grandes bloques de oriente y occidente, en cuya encrucijada, el hombre desapareció como protagonista, remplazado por el sistema y todo lo que le sirviera de soporte. En su condición de movimiento filosófico y cultural, la postmodernidad se identifica por la crítica de la racionalidad filosófico-cultural, la adopción de posiciones eclécticas, la defensa del individualismo práctico y la vuelta a las formas culturales carentes de compromiso social. En el marco de la postmodernidad, cada cultura es considerada como una perspectiva del mundo, no la única. Lo cual implica el reconocimiento de que nuestro modo de ver el mundo, no es el único y de que así como para mí existe mi mundo, hay también otros mundos posibles y otros modos de verlo, que constituyen el mundo de los otros. La postmodernidad cobra fuerza en el momento en que la humanidad adquiere conciencia de que el proyecto moderno ya no era suficiente ni válido como medio de responder a los interrogantes fundamentales, pues su dureza, homogeneidad, frialdad, despersonalización en aras de totalitarismos, era insuficiente para explicar o dar respuestas a muchos de los interrogantes que el hombre se estaba planteando y las respuestas dadas desde la racionalidad moderna, eran consideradas exiguas. De ahí que, el punto de partida de la postmodernidad sea el desencanto, pues a pesar de los reparos al mundo moderno, no tiene propuestas para mejorarlo y ante el convencimiento de que no es posible cambiar la sociedad, se decide por una propuesta de vivirla o disfrutarla con una actitud despreocupada. Por esta razón, a la postmodernidad se le considera como el “tiempo del yo”, del yo antes que del todo; el tiempo del instintismo, de la persona, del individuo, de lo local, de lo diferente, de lo otro. Ante el desencanto, producto del convencimiento de la imposibilidad de transformación de la sociedad, los esfuerzos se concentran en la realización personal: hoy es posible vivir sin ideales, sin ideologías, sin paradigmas, sin guías, lo importantes es tener un proyecto personal, con trabajo, salud, crecimiento personal, imagen, seguridad. En el escenario de la postmodernidad, Prometeo y Sísifo dejan de ser los símbolos de la época, para darle paso a Narciso. Y en el campo ético y moral, lo grandes principios doctrinales de la modernidad, se aplazan para dar paso a una ética situacional, que asume al individuo en su vida y situación real de ciudadano activo y participante en una sociedad civil organizada y dinámica.

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El hombre postmoderno valora más el sentimiento que la razón y niega las ideas de la modernidad sin analizarlas, pues esto supondría tomar en serio la razón. Por eso el iusfilósofo y maestro colombiano Luis Villar Borda, se pregunta acerca de si ha fracasado definitivamente la razón, o si postmodernidad implica irracionalismo, ante la impotencia de la Edad Moderna para dar respuesta a los problemas centrales del hombre. En realidad, lo que los postmodernos, deciden es rechazar con jovial osadía los ideales de la modernidad y defender las formas de “pensamiento débil”, fundamentados en que éste tiene dos ventajas: 1. Buscar el sentido único para la vida conlleva un precio demasiado alto (todo o nada) 2. Las grandes cosmovisiones son potencialmente totalitarias, aglutinadoras y absorbentes, pues todo el que cree tener una gran idea, trata ganar para ella a los demás y cuando ellos se resisten recurre fácilmente a la fuerza. Asumida la conciencia de esta situación, el individuo postmoderno asume la pluralidad y la diferencia -la otredad- como filosofías de vida obedeciendo con ello a lógicas múltiples y contradictorias entre sí. En lugar de un yo común, lo que aparece es una pluralidad de personajes y todo lo que en la modernidad se hallaba en tensión y conflicto, convive ahora sin drama, pasión ni furor. Hay espacio y posibilidad para todos. Pero el individuo postmoderno, sometido a una avalancha de información y estímulos, difíciles de organizar y estructurar, se encuentra sometido a un incierto vaivén de ideas, pues el postmodernismo no se aferra a nada, no tiene certezas absolutas, nada le sorprende y sus orientaciones pueden cambiar de un momento a otro. En cuanto al derecho en sí, entra a primar una concepción del Estado Social y de Derecho, que frente al Estado de Derecho, privilegia la aplicación de la ley, pero contextualizada y analizada en la circunstancia del sujeto al cual se le imputa; en otras palabras, importa el texto de la ley, pero prima el contexto dentro del cual se aplica dicha ley. Por eso en el Estado Social de Derecho, se abren los espacios a la tolerancia, la pluralidad, el reconocimiento y respeto a la diferencia; no es otro el significado reciente de la aparición en el panorama político mundial, de minorías en ascenso, en diferentes contextos sociales y políticos. Por esta razón, la categoría fundamental del pensar postmoderno es la pluralidad, entendida no como más de lo mismo, sino como suma de diferencias Debido a este cambio de enfoques, para la postmodernidad la vanguardia de la especie humana la constituyen minoritarios sectores sociales y culturales que hasta ahora habían sido mantenidos al margen por el sistema imperante. Entre ellos están los artistas, los poetas, la gente de la cultura, los filósofos, los creativos, las minorías étnicas, los diferentes sexuales, personas que buscan dar un sentido renovador al lenguaje, reivindicando lo individual, lo 6

local, lo regional, frente a la crisis de las cosmovisiones totalizadoras y absolutas, de la racionalidad, el socialismo y el neoliberalismo, visiones omnicomprensivas, homogeneizadoras y totalizadoras, con pretensiones de absolutas, necesarias y normativas. La pluralidad, por tanto, entendida como la connivencia de diferencia de matices, es la característica fundamental o categoría básica reconocida por el pensamiento postmoderno, en el cual, el mundo de la vida es común para todos solo en la perspectiva de que cada uno tiene su propia perspectiva y puede generar desde ella, acercamientos dialogales con los demás. Pero las diferencias no son inconmensurables, intraducibles, impenetrables; y lo importante es marchar, llegar al consenso, al acuerdo, para solucionar conflictos entre diferentes. En este contexto y sentido, cobra significativa importancia el concepto de negociación y acuerdo, de aquiescencia y consenso, propio de la sociedad postmoderna. No obstante, esta tendencia del pensar postmoderno no debe llevarnos a caer en el peligro de pensar que todo lo nuevo es lo absoluto y realmente existente, pues esto sería incurrir en el mismo triunfalismo que han caído los meta-relatos en crisis, como los neoconservadores y neoliberales, cuya actitud triunfalista los ha llevado a tratar imponer la eficacia, la eficiencia y la efectividad, a todo proceso, sin una razón o un saber por qué ni para qué, con una euforia tal, que con emoción ferviente nos dan un frenético saludo de ¡BIENVENIDOS AL FUTURO! Y frente a los fracasos de la euforia, los viejos conservadores, se ponen de plácemes, pues creen que ellos siempre estuvieron seguros de que la tradición era la fuente de la historia y que ésta, tarde o temprano terminará dándoles la razón. En la postmodernidad se privilegian las micropolíticas como punto de partida de la comunidad local y no las macropolíticas y lo nacional general. Su propósito no es el “derrocamiento del régimen” o la “toma del estado”, por parte de la sociedad, sino que, lo más importante es “una sociedad civil que sitie al estado sin tomárselo” para exigirle el cumplimiento del cometido para el cual fue creado, con eficacia y transparencia, justicia y equidad. Es esta la razón por la cual el quehacer político postmoderno, combate todo intento de homogeneización y protege lo plural, lo diferente, la especificidad de cada una de las diferencias, la pluralidad de perspectivas y culturas, tanto en la vida como en la sociedad civil. Entendiendo que sociedad civil en el contexto postmoderno, es el receptáculo de la multiplicidad y de lo diverso en la vida social, en la cual nada se excluye, ni siquiera a los intolerantes a ultranza. En ella lo complejo no se soluciona en su complejidad, sino que se le da como respuesta la búsqueda de las interrelaciones que sean 6

necesarias, para llegar al concepto de sociedad transparente, que propone el filósofo italiano Giani Vátimo. La propuesta de sociedad civil postmoderna cuenta con cuatro grandes meta-relatos: 1. Democracia perfecta, con respeto pleno del derecho a la pluralidad y a la diferencia. 2. Desarrollo perfecto de la productividad, mediante el aprovechamiento de la ciencia y la tecnología en los procesos, en armonía con el hombre y la naturaleza. 3. Mercado perfecto, con una competitividad en la cual haya igualdad de oportunidades, y 4. Sociedad perfecta, cuyo fundamento es la nación y la comunidad, organizada en sociedad civil. En la perspectiva de la postmodernidad, la activa participación de la sociedad en la vida política y jurídica del Estado es un factor sine qua non es posible la pluralidad. Solo ella hace posible reconocer que nuestro modo de ver el mundo, es un modo, pero no es el único modo de ver el mundo. En consecuencia, el punto de vista del otro, es su punto de vista, muy respetable y todo, pero no es el punto de vista mío. Pero no por estar en desacuerdo, alguno de los dos debe desaparecer para que el otro pueda vivir, ya que adaptarse a la coexistencia en la diferencias es una característica del modo de vida postmoderno. Todo esto dice que solo en la medida en que se participa y se interviene en los asuntos que atañen a todos, es posible el acuerdo, la concertación la derrota de la imposición, la dominación y la unilateralización. La descentralización del Estado, la socialización de la economía, la pluralización del nacionalismo -entendido como suma de diferencias y no como homogeneización-, la tolerancia, la concertación, la pluralidad, la participación, son pues, algunos de los signos de los tiempos postmodernos. Es en este contexto donde cobra importancia la sociedad civil, entendida como una entidad intermedia entre la esfera privada y el Estado, que no excluye el desarrollo de la vida individual y familiar, la actividad de grupo, la empresa con ánimo de lucro o las empresas individuales. Los diferentes actores de esta sociedad requieren de protección por parte de un orden legal institucionalizado con el fin de garantizar su autonomía y libertad de acción. En el sentido señalado, la acción de la sociedad civil no solo restringe el poder del Estado, sino que legitima la autoridad estatal legal. Por tanto, sociedad civil implica organizaciones formales e informales integradas por

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grupos: económicos (asociados, industriales y comerciantes); culturales (religiosos, artísticos, creativos, étnicos, comunales y otras agremiaciones cívicas); informativos y educativos (empresas con ánimo de lucro, de publicidad); basados en intereses (trabajadores, ancianos, pensionados, profesionales); de desarrollo (organizaciones tendientes a mejorar la vida de la comunidad); orientados a problemas (movimientos de protección ambiental, de la mujer, del campesino, del consumidor); cívicos (brindan apoyo a derechos humanos, educación, movimiento de votantes, supervisión de comicios, anticorrupción); mercado ideológico (medios masivos de comunicación independientes, universidades, grupos ideológicos, casas editoriales, teatros, cinematógrafos y artistas). En este sentido, se entiende que la función de la sociedad civil se relaciona con el Estado, pero su propósito no es el poder, sino lograr el bienestar se sí misma. Desde el punto de vista democrático, y así lo consagran las constituciones en la mayoría de estados occidentales, busca ejercer el control del Estado, mediante la supervisión y restricción del ejercicio del poder, a fin de controlar los abusos o violaciones de la ley. De igual manera estimula la participación política, buscando la eficacia y la destreza política de los ciudadanos, sirviendo de puente para el desarrollo de algunos tributos democráticos como:  La tolerancia  La moderación,  La voluntad para hacer concesiones  El respeto a los puntos de vista opuestos.

De esa manera, la sociedad civil contribuye a la afirmación y el desarrollo de la democracia, creando canales que permitan la articulación, agrupación y representación de intereses. De igual manera puede promover la igualdad social y política contribuyendo para lograr una mejor calidad, capacidad de respuesta y legitimidad de la democracia. Cuando la sociedad civil es ricamente pluralista, particularmente en una economía relativamente desarrollada, tiende a generar un amplio rango de cruce de intereses, necesarios para mitigar la polaridad del conflicto político. Así mismo ésta también puede reclutar y entrenar nuevos líderes políticos, difundir la información para ayudar a los ciudadanos en la búsqueda y defensa colectiva de sus intereses y valores y lograr reformas económicas. Larry Diamond, considera que la sociedad civil al desempeñar sus funciones, debe asumir las siguientes características en su dinámica y estructura:

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Claras metas y métodos de los grupos de la sociedad civil.



Una estructura organizacional, que le permita estabilidad, previsividad y gobernabilidad.



Formas de acceso de sus asociados a la toma de decisión y liderazgo.



Pluralismo en sus espacios de convivencia, con lo cual recibe mayores beneficios de la democracia.

Entre más densa sea la sociedad civil, más contribuye a mejorar la democracia, esto permite a los individuos mayores oportunidades para participar en las asociaciones y organizaciones existentes en los diferentes niveles de la sociedad. De igual manera, esto exige instituciones políticas fuertes para lograr la reforma económica bajo condiciones democráticas. Entre más activa, pluralista, recursiva, institucionalizada y democrática sea la sociedad civil, más garantías tiene la democracia de surgir, perdurar y consolidarse. El nuevo contexto surgido con el ascenso de la sociedad civil y el fortalecimiento de sus nuevos espacios, plantea nuevos temas y asuntos a la reflexión iusfilosófica postmoderna. Uno de ellos, el de la obligación de obedecer al derecho -que bien podría representar la pregunta de la filosofía del derecho- y otro no menos importante el del status de los derechos fundamentales, por cuanto al menos en occidente, existe un consenso generalizado en torno a la necesidad de garantizar determinados derechos, codificados en la mayoría de las constituciones modernas. La obligatoriedad de la norma jurídica está en el apego a los derechos fundamentales, que puedan estar positivizados o no, en un sistema específico. Quedan planteadas algunas respuestas a las preguntas ¿Hay que obedecer la norma jurídica? Si ¿Cuándo? Cuando respete derechos fundamentales, y apoye el desarrollo de la sociedad ¿Por qué? Porque los derechos fundamentales son el límite de la cosa pública, pero a la vez son su justificación, lo que le da una abstención pero a la vez le da una acción, pues de otra manera surgía la pregunta ¿para que queremos la cosa pública, sino para garantizar los derechos? De todas maneras, la irrupción de la postmodernidad y los diferentes movimientos filosóficos y literarios que se amparan bajo su égida, han suscitado el retorno a una serie de prácticas, creencias y mitos del pasado, que le han inspirado una nueva valoración. En el campo científico se han provocado corrientes que en lo esencial no se pueden tomar en serio; no obstante, sus enunciados contienen elementos que en lo esencial son justamente significativos para la ciencia. En el campo particular de la ciencia jurídica, los lineamientos de la postmodernidad, abren un nuevo debate en relación con el asunto de la 6

obediencia a la ley y los derechos fundamentales, como se indicó antes. Pero en el núcleo de esos temas, giran problemas sustanciales como el de la libertad, la dignidad humana, el respeto y el nuevo sentido de la justicia en el marco de un Estado social del derecho. Todos estos son asuntos que encierran las preguntas decisivas que debe abordar la filosofía del derecho en el ambiente postmoderno. El filósofo alemán Arthur Kaufmann, en su conferencia de despedida como profesor de la Universidad de Múnich, presentó un prospecto a manera de propuesta sobre la filosofía del derecho en la postmodernidad, el cual, a manera de epílogo incluimos aquí, pues en nuestro concepto incluye todos los elementos que como reto debe plantearse el pensar iusfilosófico en el nuevo contexto. Dice el maestro que: El deseo manifiesto de mi conferencia sobre el tema Filosofía del Derecho postmoderno, fue la reanimación de una filosofía del derecho de contenido que se preocupe por los verdaderos problemas, de las cuestiones decisivas y que hoy conciernen realmente a los hombres y a la humanidad: paz, alimento suficiente para todos, vida segura, problemas de la energía nuclear, la biotecnología, la genética, humana… ¿No son estos acaso problemas de la filosofía del derecho, de la doctrina de la justicia? ¿No se requiere en todas partes por lo que se denomina justicia social y bienestar común? ¿Y a quien corresponde su cuidado? En primer lugar por cierto a los filósofos del derecho.

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