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Filosofía de La Historia - Hegel A diferencia de la Naturaleza, donde sus modificaciones se dan en un movimiento circular donde sus modificaciones caen en cierta monotonía y nada nuevo ocurre, en el Espíritu, solamente, se originan nuevas transformaciones. Su capacidad de modificación se da en dirección a lo mejor1, según un impulso de perfectibilidad, por lo que, la transformación misma es una ley. La perfectibilidad viene a ser algo casi indeterminado como la mutabilidad en general, a partir del principio de la evolución, según el que, el Espíritu no anda vagando en el juego exterior de las eventualidades, sino que domina y emplea estas para sus fines de acuerdo a dicho principio que es más bien lo absolutamente determinante y fijo. Si bien, este principio, como medida de su transformación, es algo determinado; lo mejor y más perfecto, como fin hacia el que se dirige, es algo completamente indeterminado. Dicho principio como toda realidad se apoyan en un mismo fundamento, la Razón. No se concibe la Razón como algo impotente o limitado que exista fuera de la realidad como algo especial en la cabeza de algunas personas; sino como la substancia por la cual y en la cual toda realidad tiene su ser y existir, en otras palabras, la Razón es el infinito poder que domina el mundo y según cual ha ocurrido la historia universal 2. Sin embargo, la Razón no es solamente fundamento, en tanto poder, sino también condición, fin último y actuación de lo que se engendra en el interior y se manifiesta en los acontecimientos y determinaciones de la realidad, esto porque la naturaleza que se explicita en el mundo existente es una y la misma, originada del Espíritu y su despliegue. El Espíritu es autoconciencia y es libertad, la historia constituye su despliegue. La libertad es lo único verdadero del Espíritu y su esencia, siendo que la materia tiene su substancia fuera 1 2

Hegel, G.W. Filosofía de la historia. Segunda Edición; Ediciones Zeus; Barcelona, España; 1971. Pág. 80 Ibíd. Pág. 38

de si; la esencia del Espíritu es el estar-consigo-mismo, esto es ser libre; y como libre, también autoconsciente, en la coincidencia entre que yo sé y lo que yo sé. Por lo que, en el Espíritu, que se sabe a sí mismo, juzgar de su propia naturaleza es, a la vez, la actividad de llegar a si, de producirse a sí mismo, de hacerse aquello que él es en sí 3. Asi, la historia universal es la explicitación del Espíritu, y como tal, aun en sus primeras andadas contiene, de modo virtual, la historia entera. La historia universal es el progreso en la conciencia de la libertad; un progreso que hemos de conocer en su necesidad; dado que la libertad alberga en sí misma la necesidad de alcanzar la conciencia y con esto de alcanzar la realidad, se puede afirmar que la libertad es el fin que ella realiza y el único fin del espíritu. Este fin último es aquello que Dios quiere del mundo; pero Dios es la suma perfección y por eso no puede querer nada más que si mismo y su propia voluntad4, aquí la libertad corresponde a la naturaleza de Dios. Si la libertad es el concepto interno, según el que se hace efectivo el desenvolvimiento de la historia universal, los medios en contraposición corresponden al exterior. La historia universal se hace efectiva de la contraposición del principio interno, la libertad, y los medios externos, aquí las pasiones particulares de los hombres. Donde, cada interés particular al que los hombres tienden, por la razón que sea, responde al desenvolvimiento del fin último del Espíritu; esto aun si los hombres no son conscientes de ello. Esto porque la confrontación no se da como un rechazo, sino como una unificación, donde los interés particulares, como los acontecimientos, tienen un rol dentro de la trama general del Espíritu y su finalidad. El estado es la unificación de estos principios (libertad – pasiones) y las manifestaciones específicas de los momentos históricos de diversos estados representan el transcurso del desenvolvimiento del Espíritu, a partir de su libertad. Por eso es que todos los 3 4

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hombres deben ceder sus intereses particulares frente al interés del Estado, siendo este la manifestación más cercana al Espíritu y su desenvolvimiento.

Universidad de San Carlos de Guatemala Facultad de Humanidades Departamento de Filosofia Hegel Licenciado Gutberto Chocón

FILOSOFIA DE LA HISTORIA EN HEGEL

Eddy Samuel Alvarez Calderón 200516294 11 de noviembre de 2016