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ESCLAVITUD EN GRECIA El desarrollo extensivo de la esclavitud en Grecia corresponde al periodo clásico, llegándose a contar a fines del s.V a.C., por lo menos 70 mil esclavos en Atenas; sin embargo, los antecedentes y la aparición de la esclavitud entendida no sólo como un modo de organización de la vida económica, sino como una ideología validada consensualmente, se da mucho antes. El esclavo es una propiedad, carece absolutamente de gobierno sobre sí mismo y se encuentra en indefinido y radical desarraigo. Tanto es así que las actividades, labores, habilidades y disposiciones que realizaban eran muy apreciadas por sus amos, al punto de establecerse en Atenas, el destierro temporal de los amos que golpearan a sus esclavos hasta matarlos. Tales limitaciones redujeron el abuso e influyeron para que se construyeran justificaciones éticas y políticas sobre la esclavitud, entre las cuales la de Aristóteles es la más distinguida. A los esclavos en Grecia se los encontraba en las más diversas actividades, sin que existan muchas de su exclusividad. Desde los esclavos que trabajaban en las minas descansando solamente cinco días al año, en angostas y bajas galerías, a gran profundidad, con un aire enrarecido y una luz tenue, hasta los esclavos que cumplían encargos como compradores de mercancías para sus amos, en misiones transatlánticas y con capitales considerables, haciéndose pasar como hombres libres; se halla una extensa gama de ocupaciones y funciones “de esclavos”. Se sabe también que en el marco de la “economía doméstica” tan alabada por Aristóteles, los esclavos cumplían funciones de nodrizas, institutrices. Las labores cotidianas de servicio doméstico de las mujeres incluían lavar, coser, limpiar y moler y, si tenían suerte, ayudar a sus amas a hilar y tejer; los varones tenían otras obligaciones que exigían mayor esfuerzo físico, como arar, guardar el ganado, construir, etc.; aparte de esto, los esclavos cumplían funciones de compañía y otros servicios, por ejemplo, debían llevar las armas de su amo cuando la polis se encontraba en guerra, e incluso ser el séquito de prestigio, en los paseos que sus amos realizaban por la ciudad. Si se daba una demanda que exija un juicio, el amo podía entregar a su esclavo para que sobre él se ejerza la tortura; si después de ésta se constataba la inocencia del demandado y por la tortura el esclavo había muerto, el amo tenía derecho a una compensación económica. Entre las funciones públicas que cumplían los esclavos la más importante era la de “policías”. Los escitas en Atenas mantenían la estabilidad entre la ciudadanía como arqueros del orden, llegando inclusive a hacerlo montando a caballo. Funciones similares son las que cumplían como carceleros, torturadores (obviamente, de otros esclavos) y alguno debía oficiar de verdugo.

Entre las funciones administrativas más importantes se cuentan por ejemplo, ser mensajero, escriba, secretario de archivo público o contador. Los esclavos de la polis cumplían asimismo labores como remeros y marinos y sólo en casos extremos, luego de las previsiones legales, es decir de su manumisión en bloque, eran reclutados para cumplir tareas de los rangos inferiores en el ejército. Hubo también un grupo de esclavos que constituía una categoría aparte: tenían familia, vivían desvinculados de sus amos, se ocupaban en actividades artesanales o eran mercaderes, estando obligados a entregar una suma determinada a sus amos. En otros casos algo similares ocurría, si convenía a los intereses de los amos que no querían alquilar el cuerpo de sus esclavas jóvenes, podían alquilar la fuerza de trabajo de sus esclavos fuertes, de quienes recogían sus salarios como si fueran hombres libres. Tal la esclavitud asalariada de la antig edad griega. Lo que reportaba los mayores beneficios era el trabajo directo de los esclavos en los ergasterios o talleres de producción metalúrgica, armamentista y de curtido principalmente. Las labores de construcci n la producci n artesanal e inclusive la producci n artística aun a peque a escala daba ping es beneficios si se compraba y empleaba esclavos. Así, a lado del amo, bajo su dirección y cumpliendo tareas previamente establecidas, aunque no se diera un desarrollo técnico sostenido, se realizaba una sobresaliente habilidad de los esclavos, quienes produjeron en los talleres urbanos muchas de las magníficas obras que todavía hoy apreciamos. Los esclavos que mejor situaci n tenían eran los “agentes” de sus amos. Se ocupaban de la administración de negocios, en general, dirigiendo a otros esclavos, contaban con ciertos privilegios en relación a la familia; además, cumplían sus labores de manera que no sólo realizaban lo que el amo mandara, sino, lo que su propia iniciativa y voluntad (en vista de la manumisión final), les permitía y aconsejaba. Servir con solicitud al amo quien sólo unilateralmente algún día podría darles la libertad, era sin duda un incentivo para obedecer y para complacer al amo, fortaleciendo relaciones que pese a ser inciertas, eran expectables. A los esclavos que habían tratado de escapar, se los marcaba con un hierro candente en la frente, remarcando probablemente su proximidad con el ganado. Entre los castigos habituales se cuentan muchos: se los castigaba privándoles de alimento, obligándoles a realizar trabajos forzados en las minas, extendiéndolos en bloques de madera y de manera muy frecuente, según petición del amo, otro esclavo, encargado de aplicar la tortura, arrojaba a la víctima a un calabozo donde no podía acostarse, sentarse ni enderezarse durante días. Respecto de los esclavos de Esparta, se declaraba un día cada cierto tiempo, como el momento legal para asesinarlos, puesto que eran un patrimonio de la polis y no una propiedad privada, así los jóvenes nobles los empleaban como objetos vivos de tiro al blanco. En Atenas se limitaron algunos excesos contra los esclavos, siendo posible que frente a tratos despiadados que se pudiera constatar.

En general, los esclavos no tenían derecho a formar una familia ni podían establecer relaciones familiares, al menos en el Atica, donde la esclavitud era personal y fundada en una eficaz coerción extraeconómica. Sin embargo, tampoco ésta es la norma, por ejemplo, los esclavos de Esparta que por éstas y otras razones no se consideran “esclavos” en sentido estricto sino “siervos” obligados a desarrollar trabajos impuestos, podían reproducirse. Estando sometidos en grupo, mantenían vínculos de comunidad y por esto les fue más fácil organizarse para protagonizar revueltas e incendios. En contraposición, los esclavos del Atica eran vendidos individualmente, desarraigados y terminaban acomodándose con mayor o menor resignación, con más o menos buena disposición, a su nueva situación, tan variada como incierta. Las diferencias de los ilotas en relación a los esclavos atenienses aumentan en tanto se considera que aquéllos tenían derecho a poseer casa, enseres y ropa, alimentos, aperos, ganado e incluso instrumentos de producción; vivían con cierta autonomía aunque estaban obligados a entregar el producto de su trabajo agrícola a sus señores. Con la caída del sistema de Esparta que implicó la mercantilización, la tendencia desmedida al lujo y la concentración de la tenencia de la tierra, caída que se consumó en el s.III a.C. este sistema de carácter feudal fue sofocado por el régimen esclavista típico del Atica. ……………………………………….. La forma más usual de esclavización era la que resultaba de la importación de colonias de reclutamiento (Iliria, Tracia y Libia entre las principales). De las ciudades conquistadas en general, sólo se reducía a la esclavitud a las mujeres y a los niños, aunque la guerra se constituyó en el inicio del proceso que otorgaba derechos de facto sobre los esclavos; tampoco fue muy frecuente la esclavitud de nacimiento, aunque para que un esclavo fuera manumiso era requisito común que haya tenido hijos. A quienes se casaban en contra de la ley, faltaban al pago de sus impuestos, siendo metecos y libertos, también se los vendía como esclavos, aunque hayan sido griegos. Desde Solón sin embargo, la esclavización por deudas fue anulada para los ciudadanos atenienses. Para muchos esclavistas griegos, el esclavo no merecía ni un nombre, en general un apodo bastaba y mejor si tenía relación con el lugar de procedencia. Tampoco era permitido creer en el testimonio de un esclavo y si en un proceso era imprescindible su palabra, se la tomaba en cuenta solamente si se hubo obtenido bajo tortura. Si se consideraba al esclavo un ser algo superior que un animal. ………………………………….. Fuentes de esclavos Generalmente, los esclavos eran traídos a Grecia desde lejos; el desarrollo de la esclavitud a partir de los siglos vii—vi a.C. en todas las polis comerciales— industriales se debió fundamentalmente a la coerción extraecónomica de los no—griegos, «bárbaros», a los que el propio Aristóteles consideraba como esclavos natos. Así y todo, la esclavización de griegos por griegos no constituía ningún fenómeno raro.

La esclavitud por deudas impagadas fue abolida en Atenas por Solón, pero se conservó en algún que otro lugar de Grecia. Los metecos y los libertos volvían al estado de esclavitud en el caso de no cumplir sus obligaciones con el Estado. Las personas que se adjudicaron ilegalmente los derechos de ciudadanía y los extranjeros que contra las disposiciones de la ley contraían nupcias con ciudadanos atenienses, también eran castigados con la esclavitud. Sin embargo, la masa fundamental de los esclavos estaba compuesta por los no griegos. La mayor parte provenía de Iliria, Tracia, Lidia, Frigia, Siria y Paflagonia; muchos eran traídos a Atenas también de los mercados del litoral del mar Negro. Las más importante fuentes de provisión de esclavos eran las guerrasEn el mercado se exponía a los esclavos sobre un tablado y su vendedor, quizá también un esclavo, o un liberto, elogiaba ante los compradores las cualidades físicas de su mercancía. Los hijos de esclavos, al igual que la de una persona libre y una esclava, pertenecían a aquel propietario en cuya casa habían nacido. Por otra parte, el padre libre podía declarar libre a su hijo, si bien esta criatura, aun así, no obtenía los plenos derechos de ciudadanía. Solamente en circunstancias muy especiales (por ejemplo, en los casos de gran disminución del número de ciudadanos), los hijos de los matrimonios entre personas libres y esclavas se tornaban ciudadanos con plenos derechos. En general, los esclavos natos eran relativamente pocos; según las inscripciones de Delfos, de los 841 esclavos libertos, sólo 217 lo eran de nacimiento. ………………………………………… Situación de los esclavos en Grecia Desde el punto de vista jurídico, el esclavo no era considerado un ser humano. No tenía familia; las relaciones familiares entre esclavos y esclavas no eran consideradas como matrimonios; los hijos de una esclava eran una cría perteneciente al amo de la madre. Los esclavos estaban completamente en poder de sus amos. El propietario podía obligar al esclavo a ocuparse de este o aquel oficio, podía venderlo o matarlo. Sólo posteriormente, el derecho del esclavista a matar a su esclavo quedó limitado por la ley. En el Ática, por ejemplo, estaba prohibido matar a un esclavo. Cuando la arbitrariedad del amo se tornaba inaguantable, el esclavo podía recurrir al «derecho de asilo».Ese asilo era considerado inviolable ; el esclavo que recurría a la protección de una deidad ya no regresaba al amo anterior, sino que era revendido a otras manos. El esclavo no podía ocuparse de ningún negocio propio, ni atender independientemente causa alguna, y en los casos en que un juzgado necesitaba su testimonio, éste era dado bajo torturas, puesto que el esclavo, en opinión de los griegos, no podía prestar juramento a la par que un hombre libre, y prestar fe a los testimonios de un esclavo se consideraba imposible. Un esclavo complicado en un homicidio sufría la pena de muerte.

Los castigos corporales y las torturas a que eran sometidos los esclavos eran un fenómeno habitual. A solicitud del dueño, el esclavo era aherrojado con grillos y encerrado en un calabozo bajo y estrecho, dentro del cual no podía enderezarse, ni acostarse, ni sentarse. Se los extendía sobre bloques de madera de diferentes formas, se los privaba de alimentos, se los enviaba a efectuar trabajos pesados (a un molino, o a las minas). A los esclavos fugitivos se les ponía en la frente marcas con hierro candente. En Atenas, los esclavos se hallaban en situación relativamente mejor que en otros Estados griegos. Los temores a que los esclavos, sometidos a condiciones insoportables, pudieran sublevarse fácilmente determinaron la intromisión del Estado en las relaciones entre los esclavos y sus propietarios, acarreando la prohibición de represiones arbitrarias respecto a aquéllos. Tal situación de los esclavos atenienses indignaba a los adversarios de la democracia. «En cuanto a los esclavos y metecos, en Atenas hay una grandísima licencia, y allí ni te es lícito golpear a nadie ni te cederá el paso ningún siervo», se queja el Pseudo—Jenofonte en la República de los atenienses, expresando con ello la expresión de los esclavistas atenienses más reaccionarios y recalcitrantes. Es dable suponer que en sus relaciones con los esclavos domésticos los atenienses manifestaran mayor humanismo que los habitantes de otras ciudades. No debe olvidarse, sin embargo, que la mayor parte de nuestros conocimientos. …………………………. Aplicación de trabajo de los esclavos en las diversas ramas de la economía En la situación de los esclavos pueden notarse grandes diferencias. Conocemos esclavos que trabajan de sirvientes domésticos, maestros, médicos, mercaderes (inclusive grandes); y, por otra parte, sabemos de esclavos de las minas, del transporte, donde se apreciaba no la calificación, sino la resistencia y la fuerza física. Los propietarios de esclavos consideraban a veces ventajoso estimular a algunos de sus esclavos, colocándolos en situación privilegiada con respecto a los restantes. Algunos de esos esclavos llegaban a tener un bienestar mayor o menor, poseer bienes muebles e incluso inmuebles, y tener familia (desde luego, con el permiso del dueño y bajo su protección). Con tales esclavos se llenaban, en esencia, las filas de los libertos. Empero, al lado de éstos, existían miles, y decenas de miles, especialmente en las minas, que se hallaban sometidos a intolerables condiciones de trabajo. A éstos se aplicaba, en grado mayúsculo, el consejo de Jenofonte: «Hacerlos entrar en razón mediante el hambre»; los esclavos recibían alimentos sólo en cantidad que les impedía morirse de hambre. La pesadez de su trabajo se duplicaba aún por el hecho de que, para impedir que se escaparan, les ponían grillos. Una gran cantidad de esclavos era utilizada para el servicio doméstico. En las familias pudientes, a la cabeza de esta servidumbre, se hallaba un esclavo— inspector, que a veces gozaba de ilimitada confianza por parte del amo. Los ricos propietarios de esclavos —varones y mujeres— salían a la calle, como regla general, acompañados de esclavos o esclavas; a menudo los esclavos

acompañaban a su dueño en viajes y campañas militares. El esclavo, puesto como ayo al cuidado de un niño, acompañaba a su pupilo también al gimnasio y a la escuela, llevando sus enseres. Así y todo, la cantidad de esclavos domésticos en Atenas jamás alcanzó cifras tan grandes como posteriormente en Roma. La cantidad de 50 esclavos domésticos ya se consideraba sumamente grande. Entre éstos hay que anotar por separado a las mujeres esclavas, ocupadas en hilar y tejer, bajo la supervisión de la dueña y de sus hijas. La mayor parte de sus trabajos tendía a satisfacer las necesidades de los miembros de la familia; los excedentes eran vendidos en el mercado. Además de los esclavos que se utilizaban para el servicio directo del propietario y de su familia, podía haber en la casa, y a menudo los había, esclavos que conocían un oficio y que, en tales casos, aportaban al dueño ingresos pecuniarios. De entre las esclavas se reclutaban flautistas, citaristas, bailarinas y prostitutas. Además de los esclavos que habitaban en la misma casa en que moraban los amos, que trabajaban para el mercado, o que se cedían en arriendo por plazos cortos, por ejemplo, para los trabajos en el campo o en algunos talleres, existía en Grecia una categoría de esclavos artesanos y mercaderes que vivían separados del amo, a quien estaban obligados a pagar una suma determinada; ostentaban una denominación especial: la de «esclavos que viven separados». Su situación era considerada privilegiada. Inclusive podían tener sus familias. Así como había esclavos propiedad de particulares, los había también del Estado. Como ya dijéramos, tal esclavo se hallaba en mejores condiciones y gozaba de una mayor independencia que los que eran propiedad particular. Podía tener domicilio, familia y propiedades. La policía de Atenas era generalmente reclutada entre los esclavos escitas. Al comienzo, los mismos vivían en carpas en el ágora ateniense, y posteriormente en los terrenos del areópago. Estos esclavos habían conservado su indumentaria escita (razón por la cual así se los llamaba: «escitas»), y estaban armados de dagas cortas y de fustas. El destacamento de escitas se compuso primero de 300 hombres, número que luego ascendió hasta 1.200. Había también en Atenas esclavos del Estado que eran artesanos u obreros, ocupados en los trabajos públicos, tales como la erección de templos, astilleros, etc. Con frecuencia los esclavos eran utilizados en la flota como remeros y marineros; a veces, en casos extremos, se los reclutaba para las filas del ejército, casos en que, en recompensa de su valentía, se les otorgaba la libertad. En situación especial se encontraban los esclavos que desempeñaban funciones de heraldos, escribas, secretarios, contadores. Tales esclavos, por regla general, eran adscriptos en propiedad a determinadas magistraturas. Estas categorías se dividían a su vez en dos grupos: servidores inferiores, que recibían del Estado sólo los alimentos, y servidores superiores, ocupados en el desempeño de funciones de mayor o menor responsabilidad. Una de tales funciones llenadas por esclavos del Estado era la de secretario del archivo público; ese esclavo no sólo cuidaba de las leyes del Estado, sino que también las conocía, y en los casos en que era necesario estaba en condiciones de suministrar los informes que se le exigían.

Las obligaciones de carceleros también eran cumplidas en Atenas por los esclavos. A la orden del colegio de las Once, en cuya jurisdicción se hallaban las prisiones, esos esclavos ejecutaban las torturas sobre los recluidos, y uno de ellos llevaba a cabo las penas de muerte. Cuando alguien infería una ofensa a un esclavo del Estado, éste apelaba al ciudadano libre bajo cuya protección estaba, quien ocupaba su lugar ante el tribunal, pues los esclavos del Estado gozaban de una protección especial establecida por la ley. Cuando el acusado era él, el esclavo del Estado se presentaba personalmente ante los jueces, y el veredicto era ejecutado por el Estado. La liberación de los esclavos La manumisión de los esclavos constituía una fenómeno raro. Se realizaba mediante el pago de un rescate por el propio esclavo, de acuerdo con el testamento del amo, o en virtud de una acta especial que determinaba la liberación por su dueño. A veces, en los momentos que ofrecían peligro para la existencia de la polis, por ejemplo, en los casos de excepcional tensión bélica, el Estado mismo otorgaba la libertad a los esclavos, con el fin de alistarlos en calidad de guerreros. En tales oportunidades, los esclavos manumitidos eran incorporados a las filas de los metecos, pero pagando un impuesto especial de tres óbolos. Con respecto a su anterior amo, el esclavo, aun ya manumitido, conservaba una serie de obligaciones de orden material, a veces sólo vitalicias —cesaban con el fallecimiento del amo— y otras hereditarias —se transmitían para con los descendientes del amo.