Esclavitud en El Mundo

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ESCLAVITUD EN EL MUNDO La sociedad esclavista La esclavitud es un estado social definido por la ley y las costumbres como la forma más absolutamente involuntaria de servidumbre humana. Un esclavo se caracteriza porque su trabajo o sus servicios se obtienen por la fuerza y su persona física es considerada como propiedad de su dueño, que dispone de él a su voluntad. Desde los tiempos más remotos, el esclavo se definía legalmente como una mercancía que el dueño podía vender, comprar, regalar o cambiar por una deuda, sin que el esclavo pudiera ejercer ningún derecho u objeción personal o legal. A menudo existen diferencias étnicas entre el tratante de esclavos y el esclavo, ya que la esclavitud suele estar basada en un fuerte prejuicio racial según el cual el grupo étnico al que pertenece el tratante es considerado superior al de los esclavos. Es muy raro que los esclavos sean miembros del mismo grupo étnico que el dueño, pero una de las pocas excepciones se dio en Rusia durante los siglos XVII y XVIII. Abolición de la esclavitud Dinamarca fue el primer país europeo que abolió el comercio de esclavos en 1792, seguido de Gran Bretaña en 1807 y de Estados Unidos en 1808. En el Congreso de Viena de 1814, Gran Bretaña intentó convencer a otros países para que adoptaran políticas similares consiguiendo que casi todos los países europeos aprobaran una normativa al respecto o firmaran un tratado que prohibiera este tipo de tráfico. El Tratado de Ashburton de 1842 entre Gran Bretaña y Estados Unidos estableció el mantenimiento por parte de ambos países de fuerzas en la costa africana para vigilar el cumplimiento de la ley. En 1845 la colaboración de las fuerzas navales de Inglaterra y Francia fue sustituida por el derecho mutuo de inspección de barcos para vigilar el cumplimiento de la normativa vigente. La limitación del suministro de esclavos condujo a una mejora de las condiciones de vida de los esclavos por parte de los dueños. Los esclavos franceses obtuvieron la libertad en 1848 y los holandeses en 1863. La mayor parte de las nuevas repúblicas de Suramérica aprobaron la emancipación de los esclavos en sus actas de creación. Sólo en Brasil la esclavitud perduró hasta 1888. En las guerras de independencia, la población negra en algunos países de la América española, se alineó simultáneamente del lado de los patriotas criollos, pero también formaron algunos contingentes en favor de los realistas. Así ocurrió en México, pero tanto el padre Miguel Hidalgo, como José María Morelos, proclamaron la abolición de la esclavitud y trataron de incorporar la población de origen africano a sus filas. En general, el proceso de abolición de la esclavitud, en los primeros años de las nuevas repúblicas, chocó con los intereses y las exigencias de las burguesías conservadoras, reacias a su aceptación. En España, a pesar de repetidos intentos liberales, la abolición de la esclavitud sólo fue posible tras una serie de conflictos y tensiones especialmente en la Isla de Cuba, tras proclamarse la primera República, en 1872.

La esclavitud en el siglo XX Un avance importante fue la celebración en 1926 de la Convención Internacional sobre la Esclavitud por parte de la Sociedad de Naciones. En esta convención se aprobó la supresión y prohibición del comercio de esclavos y la abolición de cualquier forma de esclavitud. Las propuestas surgidas de esta convención se confirmaron en la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por las Naciones Unidas en 1948. En 1951 un comité de las Naciones Unidas sobre la esclavitud informó que esta práctica estaba disminuyendo rápidamente y que sólo quedaban vestigios en algunas partes del mundo (Mauritania fue el último país en abolir la esclavitud en 1980). El comité informó asimismo que un gran número de personas vivían aún bajo formas de servidumbre similares a la esclavitud. Estos tipos de servidumbre incluían la peonía, abusos surgidos en la adopción de niños y la entrega de mujeres en matrimonio sin su consentimiento. En 1956, y por recomendación del Comité, se celebró en Ginebra una conferencia a la que asistieron 51 países. La conferencia decidió celebrar una convención adicional sobre abolición de la esclavitud, comercio de esclavos e instituciones y prácticas similares a la esclavitud, que complementase la Convención de 1926. Esta nueva convención condenó las formas de servidumbre similares a la esclavitud y estableció penalizaciones para el comercio de esclavos.

NEGREROS Y ESCLAVOS EN COLOMBIA La tragedia de los negros comenzaba en el África por la cacería que hacían de ellos como si fueran fieras y por la trata o venta con que se les entregaba a los negreros o “comerciantes de ébano”, que así se llamaban a quienes los transportaban a América. La institución de la esclavitud databa en África de épocas remotas, ya que los mismos negros tenían esclavos para cambiarlos por baratijas y otros elementos necesarios a su vida. También era antiguo el intercambio de mujeres esclavas entre los pueblos africanos. La navegación de los mares, en la época conquistadora, fue un cautiverio, y las naves verdaderas cárceles. No se habían inventado todavía los barcos de hierro, ni las máquinas de vapor, ni los medios para conservar el agua y los alimentos, ni los dispositivos para iluminar sin peligro de incendio. La medicina y la cirugía estaban atrasadísimas, y a bordo de las naves eran ejercidas por el barbero, una persona sin ningún conocimiento y que era un verdadero bárbaro. Además de todo esto, las naves eran estrechas y tardaban meses en cruzar el océano; en ellas se comían alimentos que hoy nos producirían náuseas, las noches eran tétricas, las enfermedades eran comunes y en su gran mayoría no tenían remedio, los desórdenes se sucedían con frecuenta y los comandantes tenían que mantener la disciplina con castigos terribles, aun con la pena de muerte. Añádase a tales molestias los peligros inherentes al mar y al viento, el calor y la sed del trópico, las tormentas, las pérdidas de rumbo, las inquietudes por ataques piratas, los malos olores, el salpullido, los piojos, el mareo, la amenaza de incendios, la brutalidad de los capitanes, el pesado trabajo a bordo, y tendremos una imagen de lo que sufrían los europeos, los señores y amos, navegando hacia América.

Pero para describir lo que eran los barcos negreros y lo que sufrían los ya esclavos de por vida, transportados en ellos, faltan palabras y sobran sentimientos. Hacinados en las bodegas calurosas (Donde solo cabían 300 hombres eran amontonados 900), alimentados con escasez, de donde nacía el beriberi; nunca aliviados, tratados con fiereza, castigados a látigo, pasaban aquellos infelices su traslado a lo que se llamaba civilización; olvidando una amargura con otra más reciente. Cuando hombres, mujeres y niños como una recua eran desembarcados en Cartagena, los esclavos respiraban aire libre con pulmones que apenas tenían fuerzas para hacerlo. Allí se los vendía, a veces se los herraba a fuego como al ganado, y los compraban los mineros, los hacendados, los transportadores, como se pudieran negociar unas mulas o una mercancía cualquiera sin alma, sin responsabilidad y sin humanos derechos. Ese criterio mercantil y ganadero con que se vendían los negros, procurando sólo su capacidad de trabajo, ejerció una selección racial que tajo a América lo más sano, lo más vigoroso, lo más apuesto, lo mejor de la sangre que se producía en el África tropical. Si lo sobresaliente de los indígenas pereció en la lucha conquistadora, si de Europa llego junto al conquistador valiente también la chusma de una sociedad envejecida, en cambio del África nos vino lo mejor, lo más vigoroso que allá encontraron los negreros. Inclusive sabemos que vinieron a Cartagena negros de sangre real tan altivos como Domingo Bioho, quien tuvo inquieto durante quince años al Gobierno de la Nueva Granada, hasta que la Corona le dio el título de rey de Arcabuco, concediéndole relativa independencia, y allí organizo un pequeño reino africano con corte y soldados. No hay registros del número de negros sacados del África para nuestras costas, ni de los que murieron en la penosa travesía y mucho menos de las que se establecieron y dejaron descendencia en nuestra tierra, solo sabemos que una tercera parte moriría antes de pasar a los compradores y que a Cartagena llegaban alrededor de 4.000 esclavos al año. Las condiciones de los climas cálidos, similares a los de sus países de origen, hicieron que los negros, al llegar a costas colombianas, progresarán demográficamente muy rápido y que se acoplarán con las demás culturas fundiéndose y formando la sociedad colombiana de la actualidad. OPINIONES: “VOLUNTAD DE VIVIR” Es indignante la doble moral que esgrimían esos caciques de plantación algodonera o maderera, pretendiendo adoctrinar con Dios de su lado, leyendo la Biblia, pero siendo capaces de tratar a otros hombres como simple mercancía (véase el personaje de Cumberbatch y su justificación sobre sus acciones aludiendo a su estatus social y reputación, pero que no duda en separar a una madre de sus hijos, comprándola como esclava).Fassbender representaría la parte más radical de la américa sudista, esos caciques que se creían representantes divinos en la Tierra, depositados sobre su superficie para gobernar sobre las, según ellos, razas débiles. Es increíble como esgrimían la religión a su favor sin detenerse a pensar que lo que ellos hacían incurría en un pecado contra Dios y el hombre (aunque su justificación resulte en que al ser mercancía no son seres humanos). Pero claro, no podía faltar la parte humanitaria (Brad Pitt) representando a una Canadá abierta de mente y de corazón, en la que todos los hombres son iguales y el color de la piel no significa nada. Pero si algo destaca en esta película, y por eso he titulado así a mi crítica, es la voluntad de vivir del ser humano que se halla en situaciones de extrema degradación y sufrimiento.

Esa era la fuerza que le hacía soportar todo lo insoportable a Solomon, la voluntad de vivir para ser libre de nuevo y volver a ver a su familia. El ver cómo pese a injusticias, torturas (el momento semi-ahorcamiento que aclaro en spoiler, es muy duro), degradaciones, humillaciones... él seguía aguantando, hace pensar en lo fuerte del espíritu humano que se niega a rendirse.

OPINION “Gabriel Menéndez Piñera” Que el hombre es un lobo para el hombre es algo de todos conocido y muestras de ello hemos tenido (y seguimos teniendo) a lo largo de la historia. Aún así dentro de la crueldad entre humanos se pueden hacer distinciones especiales y la esclavitud es una de ellas, ya que no es lo mismo matar o torturar a alguien por defender a tu país, a tus ideas (equivocadas o no) o a tu familia que matar o torturar a tus semejantes únicamente para sacar un provecho económico de ello. Y eso es precisamente lo que sucedía en los Estados Unidos en el Siglo XIX y que esta película (basada en un hecho real) nos muestra de una forma realista y poética al mismo tiempo. Lo primero que llama la atención del espectador es el realismo de la película, en la que el sufrimiiento de la gente de color (en especial de las mujeres) es tratado con verosimilitud y sin caer en la sensiblería. Se trata de una película no apta para espectadores especialmente sensibles ya que la dureza de algunas de sus imágenes puede impactar a los mismos. Sin embargo el director Steve McQueen logra darle una capa de belleza al film a pesar de hablar de algo tan miserable y tan deleznable como es la esclavitud humana. no se escatiman detalles acerca del miedo y del sufrimiento de la raza negra estadounidense, pero además en el caso de Northup el dolor era más intenso ya que él había sido libre y su mujer y sus hijos desconocían por completo por qué había desaparecido de sus vidas. Ello implica que el espectador enseguida conecta con el personaje principal, sufre con él, se alegra de los pocos momentos de placer que tiene y espera que suceda algo que lo libere de la penosa situación en que se encuentra. Sin embargo, el espectador al igual que los compañeros de Northup no pueden hacer nada por él más que mirar lo que le sucede y desear que vengan tiempos mejores.