ENSAYO Sistema de Control

Universidad de Chile Facultad de economía y negocios Control de Gestión I Profesor: Antonio Farías ENSAYO: HORAS ESPERA

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Universidad de Chile Facultad de economía y negocios Control de Gestión I Profesor: Antonio Farías

ENSAYO: HORAS ESPERANDO

Alumna: Kristel Fritz Riquelme Profesor: Antonio Farías 25 de marzo de 2014

Universidad de Chile Facultad de economía y negocios Control de Gestión I Profesor: Antonio Farías

Llego a la hora. Espero 10 minutos, espero 15 minutos, espero media hora. Es una situación recurrente en mi vida. Cuando realizamos una junta con mis mejores amigas del liceo, sé de antemano que seré la primera o una de las primeras en llegar. Son impuntuales, como muchos de los chilenos. Todas lo sabemos, y aún no tenemos un método del todo efectivo para concentrarnos y llegar al mismo tiempo. Unas son más organizadas que otras, algunas ni siquiera confirman si llegarán o no, lo que nos quita tiempo y dinero cuando seguimos esperando sin saber su asistencia. Faltan métodos que nos permitan disminuir los tiempos de desfase que cada una tiene para llegar. A continuación presento algunas formas de regulación que actualmente tenemos, y luego propondré sistemas de control cuyo objetivo es lograr que todas lleguen a una hora similar. Éstas son ideas aún no aplicadas pero que serán puestos a prueba en el futuro. Un control que ya habíamos ejercido naturalmente, y que ya está arraigado en nuestro comportamiento (cultura) es definir horas de llegada diferentes para cada una. A dos o tres, que son las que normalmente se atrasan, se les define que lleguen una hora antes, a las más puntuales las situamos 15 o 30 minutos después. A veces funciona, a veces no. Otra alternativa que es bastante costosa, es mantener un sistema de llamados y comunicación constante los días de juntas. Por supuesto, este método no es para nada útil, pues las respuestas que obtenemos son vagas, o definitivamente cuentos, como es la típica frase “Voy saliendo” y “No, si me quedan 2 estaciones para llegar”. Para variar estas opciones, que han sido probadas y clasificadas como ineficientes, un procedimiento que he definido es mantener una “cuota de atrasos”; es decir, cada vez que alguna se atrase, se le cobre un monto (por ejemplo un máximo de $500) que iría a un fondo común para salidas, o definir que aquellas más atrasadas deben pagar mayor parte de la comida que se compre en la junta. El estándar corresponde a la hora definida previamente, después la medición del resultado es hecha por las personas que van llegando, y se corrige entregándoles retribuciones de acuerdo al rendimiento, vistas como un castigo para las que llegan tarde y una recompensa para las que llegan antes. Finalmente se espera retroalimentar entregando una hora de salida diferente. El problema en estos sistemas es que está aceptado socialmente que se llegue tarde y, en segundo lugar, es difícil para nosotras tener el dinero para cubrir las cuotas, por lo tanto, si no existe una encargada del fondo que sea lo suficientemente estricta, es probable que fracase, y no porque no se quiera pagar, es que no siempre se puede. Además puede ocurrir que la tesorera designada termine siendo fastidiada pues no hay un término jerárquico que nos obligue a cumplir con esta norma. Este sistema no sería muy acorde a mi entorno de amigas a menos que se determinaran un set de reglas que impongan orden y obediencia. Otra alternativa tiene como base el uso de información valiosa. Por ejemplo, pediría sus horarios y lugares cotidianos, para saber dónde se encuentran en distintos momentos del día acordado, calculando indicadores de probabilidad de atrasos, de

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manera que se encuentre un sitio y tiempo que sea accesible y más sencillo de llegar para las más atrasadas, aunque este sistema perjudicaría a las puntuales, adaptándolas al tiempo y lugar de las demás. Quizás debiese existir una aplicación de smartphone que coordinara el grupo y avisara en qué lugar está cada una, pero esto tendría sus ventajas y desventajas (como un excesivo control y mucha más presión); además no todas tenemos celulares inteligentes. Para finalizar, puedo concluir que diseñar un sistema de control no es sencillo, requiere el uso de un sistema que recopile datos y los transforme en la información valiosa adecuada a mi problema. Como todas las personas somos y actuamos de diferentes maneras, la obtención de datos no es estandarizada, sino adaptable. También debo tener en cuenta las limitaciones y restricciones de la unidad a controlar, no se deben pasar a llevar los derechos fundamentales de los individuos ni realizar acciones que sean o parezcan injustas. Finalmente el factor cultural es fundamental: no es lo mismo “la hora chilena”, que permite llegar una media hora después del tiempo acordado, que “la hora en Washington” donde siempre se debe llegar 15 minutos antes. Así que hasta que consiga dar con un sistema de control adecuado para mis amigas, seguiré esperándolas, llamándolas y apurándolas.