Ensayo Santo Tomas

INTRODUCCIÓN Durante el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino buscó reconciliar la filosofía Aristotélica con la teología ag

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INTRODUCCIÓN Durante el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino buscó reconciliar la filosofía Aristotélica con la teología agustiniana. Tomas utilizó tanto la razón como la fe en el estudio de la metafísica, filosofía, moral y religión. Aunque aceptaba la existencia de Dios como una cuestión de fe, propuso cinco pruebas de la existencia de Dios para apoyar tal convicción. Con más fortuna que ningún otro teólogo o filósofo, santo Tomás organizó el conocimiento de su tiempo y lo puso al servicio de su fe. En su esfuerzo para reconciliar fe con intelecto, creó una síntesis filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y otros sabios clásicos: de San Agustín y otros Padres de la Iglesia, de Averroes, Avicena, y otros eruditos islámicos, de pensadores judíos como Maimónides y Solomon ben Yehuda ibn Gabirol, y de sus predecesores en la tradición escolástica. Santo Tomás consiguió integrar en un sistema ordenado el pensamiento de estos autores con las enseñanzas de la Biblia y la doctrina católica. El éxito de santo Tomás fue inmenso; su obra marca una de las escasas grandes culminaciones en la historia de la filosofía. Después de él, los filósofos occidentales sólo podían elegir entre seguirle con humildad o separarse radicalmente de su magisterio. En los siglos posteriores a su muerte, la tendencia dominante y constante entre los pensadores católicos fue adoptar la segunda alternativa. Su enseñanza y su actividad de escritor fueron de una extraordinaria fecundidad.

SANTO TOMAS DE AQUINO ANTECEDENTES Santo Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccasecca, entre Roma y Nápoles, a finales de 1224, hijo del Conde Landulfo de Aquino, que estaba emparentado con la familia imperial de Hohenstaufen. A los cinco años fue entregado al cercano monasterio de Montecassino, para que los monjes cistercienses se ocuparan de su educación, y posteriormente, muy joven todavía, se trasladó a la universidad de Nápoles, donde estudió artes liberales. Con 17 años de edad entró en la orden de los dominicos, quienes le enviaron a París para que completase y perfeccionase sus estudios. Allí conoció a San Alberto Magno, que se convirtió en su maestro, primero en esta ciudad y, más tarde, en Colonia, donde pasó cuatro años. En 1252 Tomás vuelve a París y comienza su carrera docente como profesor de Teología, actividad a la que se dedica con una entrega total. Pasa después una larga temporada en Italia, y allí ejerce durante algún tiempo como teólogo de la curia papal en Orvieto, antes de regresar a París para una segunda etapa de profesor en esta ciudad, del año 1269 al 1272. Sus superiores le enviaron entonces a Nápoles, para que fundara un Estudio General de Teología para la orden de los dominicos; allí le llegó la convocatoria del Papa para que asistiera como teólogo al concilio de Lyon. De camino hacia allí, murió en el monasterio de Fossanova el año 1274, a los cincuenta años de edad. Desde San Agustín, el pensamiento cristiano había mantenido una orientación filosófica de corte platónico. En el siglo XIII, por el contrario, con Averroes y Alberto Magno, surge un movimiento de orientación aristotélica, en contra, al principio, de la opinión de las autoridades y profesores de filosofía y teología. Uno de los principales méritos de Santo Tomás consiste en haber consolidado el aristotelismo como sustrato filosófico del pensamiento cristiano y de la reflexión teológica.

Las obras de Santo Tomás destacan por su claridad expositiva y por su metódica articulación de los conceptos y argumentos. Las más importantes son la Suma contra los gentiles, también llamada Suma filosófica, y la Suma teológica. La Suma teológica consta de tres partes. La primera parte (a la que pertenece el primer texto propuesto en el programa), trata de Dios: de la esencia divina, de las pruebas de la existencia de Dios, de la Santísima Trinidad. En la segunda parte (de la que está tomado el segundo texto para lectura y comentario), Santo Tomás trata del movimiento hacia Dios de las criaturas dotadas de razón, es decir, de la ética y de la moral. La tercera parte, en fin, que quedó inconclusa por la muerte de su autor, está dedicada a Cristo como salvador de la humanidad. OBRAS Sus obras más importantes son:



Comentarios a obras de Aristóteles: a los Analíticos posteriores, Sobre el alma, a la Física, Metafísica, Ética y Política.



Comentarios al Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo y Sobre la Trinidad de Boecio, y al Liber de Causis.



Opúsculos (obras pequeñas): Sobre el ser y la esencia, Sobre la eternidad del mundo y Sobre la unidad del entendimiento contra averroístas.



Sobre el mal y Sobre la verdad, dos Quaestiones disputatae.



Sobre el gobierno de los príncipes.



La Suma teológica y la Suma contra gentiles. Investigó, como se observa por los títulos de sus trabajos, todos los campos y problemas de la filosofía medieval: las relaciones entre fe y razón, la polémica de los universales, la antropología, ética y política. Santo Tomás aborda el tema de Dios en varias perspectivas: desde las relaciones entre fe y razón: Filosofía y Teología, desde la Antropología, desde la Ontología, y, naturalmente desde la Teología Natural. Su obra cumbre la Suma Teológica se ha considerado como la mejor catedral gótica del pensamiento cristiano. En esta obra, estudia el tema de Dios desde dos puntos de vista: la teología existencial y la teología esencial. Es decir, en primer lugar se ocupa de la existencia de Dios y en segundo lugar de sus propiedades o características.

ESCRITOS QUE HABLA DE LA POLÍTICA En la política, afirma que la autoridad de los gobernantes procede de Dios, pero el gobernante, debe contar con unos asesores, representantes del pueblo. La mejor forma de gobierno es una mezcla de monarquía, aristocracia y democracia. En todo caso reconoce al pueblo el derecho a rebelarse contra los gobernantes, cuando se han corrompido y no han buscado el fin último del estado, que es el bien común, a través de la ley positiva que es una ordenación de la razón, dirigida al bien común, dictada por la autoridad competente y suficientemente promulgada. Esta definición de ley positiva hizo fortuna por su precisión, e inició un tema importante en la filosofía posterior: la armonía entre la moralidad y la legalidad. PRINCIPALES APORTES Santo Tomás fue el iniciador del derecho natural. La ley natural es el precedente de lo que hoy en día denominamos derechos humanos. En el S.XIII Tomás de Aquino, en materia criminal mantiene una postura ambivalente, ya que defiende la idea de la predisposición, pero también defiende la idea del libre albedrío, sostiene que existe una tendencia al mal pero también existe una autonomía a la voluntad. Dios protege al inocente y el malvado obra impulsado por el demonio. Santo Tomás de Aquino, “Suma Teológica” Santo Tomás escribe su obra entre 1252 y 1272. En esos veinte años desarrolla una ingente actividad productiva cuya máxima expresión es la "Suma Teológica", pero que está plagada de numerosas y pequeñas obras en forma de comentarios, "cuestiones libres" y "cuestiones disputadas", fundamentalmente, en el más puro estilo del tratamiento escolástico de los temas filosóficos y teológicos. “...La miseria engendra rebelión y delito”, coincidiendo con los anteriores en que la pobreza es factor criminógeno. Aun cuando las tesis propuestas por cada uno de los filósofos de la época tenían gran validez, la explicación no satisfacía. Si la idea predominante era que “todos somos hijos de Dios”, ¿qué puede haber ocurrido para que se presente ese desequilibrio? ¿Cómo explicar que Dios cuida a unos y no a otros? Con base en tales premisas se erigen diversas teorías que pretenden explicar por qué el hombre delinque (LUIS RODRÍGUEZ MANZANERA, Criminología, 5 ed., México, Edit. Porrúa, S.A., 1986)

En la Edad Media, la Iglesia cristiana tuvo un enorme peso en la vida cultural y filosófica de la Europa occidental. Tanto es así que, antes de que se aceptaran nuevas teorías y descubrimientos, la Iglesia aplicaba su particular filtro para determinar si eran compatibles con el dogma cristiano; sólo en ese caso las nuevas ideas eran aceptadas. Sin embargo apareció la imagen de Santo Tomás de Aquino, que junto a sus trabajos, tanto sea en las nuevas ideas de la religión, en sus postulados filosóficos; abrió una gran senda en el camino del pensamiento de la humanidad. El cual hasta hoy mismo, estando en pleno siglo XXI sigue vigente. APORTE A LA SOCIEDAD Como aporte para la sociedad en general no tuvo, por el contrario, fue el ideólogo para castigar a la sociedad y dar armas ideológicas a la ICAR para el control de la sociedad, también dio justificación a la ICAR para cometer todos sus crímenes de lesa humanidad. Tomas de Aquino es uno de los teólogos más sobresalientes del catolicismo es también conocido como Doctor Angélico y El Príncipe de los Escolásticos. El vaticano y la ICAR lo reconoció por sus aportes y justificación para sostener la esclavitud, el terror y sentar las bases de la Inquisición. En lo referente a los herejes [...] allí está el pecado, por el cual no solamente merecen ser separados de la Iglesia mediante la excomunión, sino también ser cercenados del mundo mediante la muerte. Porque es mucho más grave corromper a la fe que salva el alma, que falsificar dinero, que mantiene a la vida temporal. Entonces si en casos donde los falsificadores de dinero y otros trabajadores de la maldad son rápidamente condenados a muerte por las autoridades seculares, con más razón aun al hereje se lo debe no solamente excomulgar sino también matar apenas se lo condene. Por parte de la Iglesia, si aun , [...] continua testarudo y la Iglesia ya sin esperanzas de convertirlo, mira hacia la salvación de otros mediante la excomunión y separación de la Iglesia, y así lo debe de entregar a los tribunales seculares para ser exterminado del mundo mediante la muerte.

Pero esto no fue suficiente. Tomas de Aquino en sus supersticiosos y misóginos escritos también asentó los cimientos para las grandes cacerías de brujas que comenzaron dos centurias después de su muerte. "A los que se refiere a la naturaleza individual, la mujer es defectuosa y mal parida, desde el momento que la fuerza activa de la semilla masculina tiende a la producción de una similitud perfecta en el sexo masculino; mientras que la producción de una mujer deriva de un defecto en la fuerza activa o de alguna indisposición material, o de alguna influencia externa." Es mayormente su creación la doctrina de los demonios infernales - incubus y succubus, supuestamente cohabitando y teniendo relaciones sexuales co las brujas, lo que sirvió como base teológica para miles de condenas de la inquisición. Para completar el esquema de su carácter, se puede decir que de acuerdo con sus enseñanzas, las cuales fueron adoptadas como Doctrina de la Iglesia, se incluyo como unos de los beneficios de la salvación para los justos la oportunidad de ver a los injustos ser torturados en el infierno. SUS APORTES A LA FILOSOFÍA Santo Tomás de Aquino (1224 – 1274). Sus aportaciones al campo de la filosofía y de la teología son una brillante síntesis de la filosofía anterior. Su mayor acierto fue la incorporación de todo el pensamiento de Aristóteles a la filosofía cristiana, así como el de los cristianos, judíos y musulmanes. Su pensamiento es una lectura obligada de todos los filósofos posteriores desde al final de la Edad Media hasta la actualidad. Su vida fue una respuesta a dos vocaciones o llamadas, una a la vida religiosa como monje dominico, la otra al estudio infatigable y a la enseñanza. EL PASO DE LO ANTIGUO A LO MODERNO La principal influencia recibida por Tomás de Aquino se encuentra en Aristóteles. De él toma la teoría hilemórfica, y sus aplicaciones en la antropología y epistemología, como la idea de que el alma y el cuerpo forman una única sustancia, aunque se separa del filósofo griego al considerar que el alma es inmortal. También asume de Aristóteles la diferenciación de seres en

acto o en potencia o la tesis de que es la forma la que ordena y estructura la materia. Aplica la teoría del ser a Dios, diciendo que Dios es el ser total, causa de todo, pero cambia la noción aristotélica de un Dios exclusivamente ordenador de un Universo eterno por la noción cristiana de un Dios creador del Universo desde la nada (Creatio Ex nihilo). Toma influencias de su teoría del conocimiento que comienza con la experiencia sensible y se termina con la abstracción donde se llega al conocimiento de lo universal. También toma influencias en sus planteamientos éticos, en la idea de felicidad como fin último, el cual constituye el bien supremo; o las virtudes que se entienden como medio para llegar a ese fin. Todo ello lo recibe gracias a su maestro, Alberto Magno. De Agustín de Hipona recibe dos de sus causas que explican la existencia de Dios, la que se explica en la primera vía, la del movimiento y la de la perfección. De Platón toma su idea de «participación» para explicar la relación entre el ser y los seres, del mismo modo que Platón explicaba la relación de las ideas con las cosas. Recibe influencias del pensamiento musulmán a través de Avicena, de quien toma la distinción de esencia y existencia y la vía de la contingencia, o de Averroes, de quien asume al menos algunos aspectos suyos en cuanto al problema de los universales, parte de su teoría del conocimiento, sobre el conocimiento divino de los seres particulares, sobre la inmaterialidad del primer motor, sobre Dios como acto puro y sobre el principio de individuación. La repercusión posterior ejercida por Tomás de Aquino ha sido inmensa y se comprueba ya que su doctrina fue prácticamente el pensamiento oficial de la iglesia durante muchos siglos. Con respecto a la ley natural, si bien no es una postura exclusiva de Tomás de Aquino, el concepto tiene un rol central en la postura oficial de la Iglesia. Aparece en el Derecho internacional gracias a los aportes hechos por tomistas de la segunda escolástica. Algunos de los seguidores más conocidos anteriores al siglo XVIII fueron: Juan Capreolo, Paulo Barbo (también llamado Soncinas), Domingo de Flandria (o el Flandriense), Francisco Suárez, Francisco de Vitoria, Domingo Báñez, Tomás de Vio (también conocido como Cardenal Cayetano), Juan de Mariana, Francisco Silvestre de Ferrara (también conocido como

el Ferrarense), Juan de Santo Tomás (o Juan Poinsot), Domingo de Soto, Francisco Zumel, Melchor Cano y Diego Mas. PENSAMIENTO El pensamiento de Aquino partía de la superioridad de las verdades de la fe, sin embargo, ello no le impidió presentar a la filosofía como un modo de conocimiento plenamente autónomo capaz de por un lado, concordar armónicamente con la teología, y por el otro, de tratar de forma independiente los más diversos aspectos de la realidad. Se puede analizar su pensamiento de acuerdo a dos etapas:  Primera (1245–1259). En este período predominan las influencias de Platón (Avicena y Alberto Magno) y las neoplatónicas (Agustín de Hipona y el Pseudo Dionisio). Entre las obras más importantes de esta etapa podemos destacar: los comentarios a las obras de Pedro Lombardo, Boecio (Sobre la Trinidad), el opúsculo titulado De ente et essentia y el libro primero de la Suma contra Gentiles. La función de esta obra era servir de apoyo a los predicadores que tenían que discutir con judíos y musulmanes, valiéndose de argumentos racionales y filosóficos sin tener que basarse sólo en la fe.  Segunda (1259–1273). Sin cambiar su pensamiento precedente, domina en el filósofo el pensamiento aristotélico, logrando una síntesis entre platonismo y aristotelismo. Así comenta ampliamente la Ética a Nicómaco. En este momento la universidad de París atraviesa un momento de gran inestabilidad que se manifiesta en la pugna entre franciscanos, de orientación agustiniana, y los dominicos, con fuertes influencias aristotélicas. Tomás de Aquino realiza en esta etapa toda una síntesis de los problemas filosóficos más discutidos (fe–razón, creación, política). Entre sus obras podemos destacar: finaliza la Suma contra los gentiles, cuestiones disputadas sobre el mal, sobre el alma, opúsculos contra los averroístas, como De aeternitate mundi y el De unitate intellectus. La obra más importante de

Tomás de Aquino es la Summa Teologiae (1265–1272), en la que logra una sistematización entre teología y filosofía. Según Santo Tomás la existencia de Dios es un conocimiento natural en el ser humano, al que puede llegar con el uso adecuado y lógico de su razón, incluso sin haber conocido la Revelación cristiana, ni haber realizado un acto de fe. La razón, dirigida lógica y científicamente puede alcanzar la certeza de la existencia de Dios, e incluso de la inmortalidad y espiritualidad del alma. A estas dos afirmaciones las llama, los preámbulos de la fe. La razón precede a la fe y la filosofía a la Teología, apartándose de la corriente agustiniana en la que la fe precedía a la razón, credo ut intelligam. Rechaza el argumento ontológico de San Anselmo, según el cual, podemos conocer a Dios directamente a priori en el interior de nuestra conciencia. La argumentación tomista se funda en la noción de evidencia y en la distinción metafísica entre la esencia y la existencia que había realizado con anterioridad en su opúsculo De ente et essentia, (Sobre el ser y la esencia). Esta distinción, nueva en la historia de la filosofía, afirma que la esencia es el conjunto de notas o propiedades constituyentes del ser en cuestión, es decir la respuesta a la pregunta, ¿qué es?, mientras que la existencia supone la realización efectiva de la esencia en un individuo, y comienza en el momento de su aparición o nacimiento. En Dios no se da tal distinción, porque su esencia consiste en la plena existencia, en existir por sí mismo. Su existencia es eterna y es la causa de todas las demás existencias. Sin embargo a los seres humanos nos cuesta mucho formarnos el concepto de Dios, y esta es la razón por la que existen ateos. Algunas personas, incluso, lo conciben con forma de animal, de hombre o de fuerza de la naturaleza. Por estos motivos Santo Tomás entiende que la proposición Dios existe, es evidente en sí misma, pero no para nosotros que somos seres limitados. Una tesis, juicio o proposición es evidente en sí misma cuando el predicado está incluido en el concepto de sujeto, forma parte de las propiedades de su esencia, por ejemplo, cuando digo que el cuadrilátero es un polígono de cuatro lados, o bien, que el ser humano es un animal, ambas cualidades forman parte constitutiva tanto del cuadrilátero, tener cuatro lados, como del ser humano, ser animal.

Por tanto la proposición Dios existe, es evidente en sí misma ya que en Dios no hay distinción entre la esencia y la existencia, sino que él mismo es la existencia plena y total Ipsum esse subsistens, (el Ser que existe por sí mismo), pero no para nosotros, los seres humanos. Si todos conocemos la naturaleza del sujeto y la del predicado, la proposición es evidente en sí misma y para nosotros, pero no todas las proposiciones evidentes en sí mismas, lo son también para nosotros. Éste es el caso de la existencia de Dios, que siendo en sí misma evidente, porque en ella el predicado se identifica con el sujeto, no lo es para nosotros sino que necesita ser demostrada a posteriori, es decir, por cosas más asequibles para nosotros, incluso aunque estas cosas sean menos evidentes. Por esta razón, Santo Tomás se inclina por una demostración aposteriori (quia), que va de los efectos a las causas, concluyendo en la aceptación de una Primera Causa fundamento de todas las demás a la que llama Dios. Santo Tomás habla más que de demostración en sentido estricto o matemático, de cinco Vías o caminos que conducen a la afirmación de la existencia de Dios. Estas Vías, tienen todas ellas la estructura común de la causalidad, todo efecto tiene su causa, y es imposible afirmar una cadena infinita de causas, por tanto se llega a la conclusión de la existencia de una primera causa incausada o Causa Sui, a la que llama Dios. La primera vía es la del movimiento, inspirada en la física y metafísica de Aristóteles: a través de los sentidos percibimos el movimiento; todo lo que se mueve es movido por otro, y así hasta alcanzar el Primer Motor inmóvil, en el que todos reconocen a Dios. La segunda es la que se deduce de la causalidad eficiente, inspirada en Avicena: en el mundo sensible, hay un orden de causas eficientes, orden que no puede llevarse hasta el infinito; por tanto es necesario admitir una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios. La tercera vía nos lleva de los seres contingentes al Ser Necesario; está inspirada en Averroes y Maimónides; se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Las cosas pueden existir o no existir, ya que pueden ser producidas o destruidas, llevan consigo la posibilidad de no existir, esto quiere decir que hubo un tiempo en el que nada existió. Luego estos seres contingentes exigen la existencia de un Ser necesario, cuya

necesidad esté en sí mismo y sea la causa de la necesidad de los demás. A este Ser necesario todos le llaman Dios. La cuarta vía se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas, está inspirada en Platón, San Agustín y en el Monologium de San Anselmo. La bondad, veracidad, nobleza y otros valores se dan en unas más que en otras. Este más y menos, se dice respecto de un máximo, que es su causa. Es decir llamamos Dios a la causa, al máximo de esos valores que se dan en las cosas en mayor o menor grado. De los grados de perfección en los seres, a la Perfección suma, que es Dios. La quinta vía se deduce a partir del ordenamiento de las cosas, que, al no tener conocimiento, – como los cuerpos naturales -actúan por un fin. Este orden y finalidad implica un Ordenador supremo. Esa inteligencia por la que todas las cosas van dirigidas a un fin, la llamamos Dios. De los seres ordenados del Universo al Ordenador Supremo. Está inspirada en Séneca y San Agustin. Estas cinco vías, como todo el pensamiento de Santo Tomás son una síntesis de otros filósofos anteriores, pero la originalidad está precisamente en su estructuración para demostrar la existencia de Dios y su principal atributo que es la Aseidad, Dios es la existencia plena, en él se identifica la esencia y la existencia, es la Causa Sui, fundamento de los demás seres, incluido el ser humano. En cuanto a la física, metafísica y antropología, Santo Tomás sigue el pensamiento aristotélico con algunas modificaciones: en el campo de la física acepta la teoría hilemórfica y la teoría del cambio, añadiendo dos excepciones: la creación, en la que se engendra un ser de la nada y la aniquilación, en la que se corrompe un ser sin generación de otro, es decir, el paso del ser a la nada. En la antropología, acepta la unión de forma sustancial de cuerpo – alma y, frente a los agustinianos, la función intelectiva del alma realiza también las otras funciones, vegetativa y sensitiva. En el ser humano hay una unión psicofisiológica. El alma humana es inmortal. La materia – el cuerpo -, puede corromperse al separarse sus partes, pero el alma es imposible que se separe de sí misma porque no tiene partes (este argumento es el mismo que había dado Platón en el diálogo del Fedón); además la inteligencia humana tiene un inmenso deseo de inmortalidad y de conocimiento eterno.

Esta concepción antropológica le da a Santo Tomás el soporte racional, para afirmar que la persistencia de la individualidad en el alma separada le permitirá reencontrarse con su cuerpo el día de la resurrección de los cuerpos, como afirma la Revelación. En la ética, continúa la orientación eudaimonista de Aristóteles: el fin de las acciones morales es la búsqueda de la felicidad, eudaimonía; sin embargo esta felicidad no puede consistir en la posesión de nada creado, sólo en Dios, en la visión beatífica, puede hallarse la felicidad; un acto es bueno si conduce a ese fin último, y malo si se aparta de él. Para poder diferenciarlo con claridad, hemos de basarnos en su conformidad o no con la ley natural moral, que no es sino la participación en el ser creado de la ley eterna de Dios. CONCLUSIÓN Santo Tomás fue un autor prolífico en extremo, con cerca de 800 obras atribuidas. Las dos más importantes son Summa contra Gentiles (1261-1264), un estudio razonado con la intención de persuadir a los intelectuales musulmanes de la verdad del cristianismo y, sobre todo, Summa Theologiae (que comenzó a escribir en 1265 y dejó inconclusa). Su teología se basa en el concepto de la perfección final del hombre, por lo que dentro de su misma naturaleza y constitución se contiene una promesa implícita de su fin verdadero, que es ver a Dios y disfrutarlo. Originalmente, el hombre tenía un don superadicional que le permitiría buscar ese bien supremo y practicar las virtudes de la fe, la esperanza y el amor. Con el pecado original, se pierde este don de la gracia divina sufriendo la corrupción de sus poderes naturales. BIBLIOGRAFÍA Eudaldo Forment (Octubre 2002). Santo Tomás de Aquino. El oficio de sabio. Ariel, 2007. Fernando Haya Segovia (1997). El ser personal. De Tomás de Aquino a la metafísica del don. Pamplona: EUNSA. Fernando Haya Segovia (1992). Tomás de Aquino ante la crítica. La articulación trascendental de conocimiento y ser. Pamplona: EUNSA.