ENSAYO - ESTRATEGIAS PROYECTUALES

UNCP - FAC. ARQUITECTURA ESCUELA DE POST GRADO MAESTRIA EN ARQUITECTURA MENCION EN DIDACTICA DEL DISEÑO ARQUITECTONICO T

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UNCP - FAC. ARQUITECTURA ESCUELA DE POST GRADO MAESTRIA EN ARQUITECTURA MENCION EN DIDACTICA DEL DISEÑO ARQUITECTONICO TEORÍA DEL DISEÑO

E

STRATEGIAS

P

ROYECTUALES

PARA EL DISEÑO URBANO ARQUITECTÓNICO RICARDO CEBRIAN M.

Estrategias proyectuales para el diseño urbano arquitectónico Ricardo Cebrián Mayco

Maestría en Arquitectura, mención en Didáctica del diseño arquitectónico Unidad de Postgrado de la Facultad de arquitectura de la Universidad Nacional del Centro del Perú

Estrategias Proyectuales para el diseño urbano arquitectónico

Resumen: Hoy en día los procesos de enseñanza de la arquitectura, en especial la enseñanza del diseño arquitectónico atraviesa una condición un tanto crítica en la medida que coexisten en la actualidad un pluralismo de tendencias desde las más convencionales por citar alas ya prestablecidas y que devienen del pensamiento moderno, hasta las de corte vanguardista, pasando por aquellas que están catalogadas como contextuales, en esos términos se puede observar arquitecturas de las denominadas topográficas, formales, sostenibles, de forma cívica, de materialidad y de habitat (Frampton, 2014). El presente artículo pretende abordar el problema aun latente de incorporar lo urbano en la producción arquitectica, más allá de una simple respuesta al entorno en términos de materiales, clima y otros que sin dudad requieren importancia, se intenta plantear la necesidad de modelar de manera conjunta aquel espacio que algunos denominan intermedio entre la ciudad y su visión planificadora y la arquitectura como objeto. Esta relación tiene su génesis en la formación en el pregrado de los estudiantes de arquitectura, cuando en muchas currículos en especial en América latina y en el Perú todavía persisten con la inserción de los cursos de urbanismo en los semestres superiores, entendiéndose tal vez como una necesidad de especialización en el último tramo de la carrera con el objetivo de consolidar su formación, nada más erróneo si se piensa que la ciudad y sus complejidad están mucho más relacionados con el objeto arquitectónico de lo que parece, diseñar lo intermedio, diseño urbano arquitectónico, o simplemente la intermediariedad en arquitectura son algunos de los temas sobre la mesa y su lógica puesta en escena en etapas temprana de la formación profesional.

Palabras clave: urbano, arquitectura, espacio intermedio, intermediariedad, formación profesional.

Abstract: Nowadays the processes of teaching of architecture, especially the teaching of architectural design, crosses a somewhat critical condition in the measure that a pluralism of tendencies exist from the most conventional to mention pre-established wings that come from thought Modern, to the cutting edge, to those that are cataloged as contextual, in these terms can be seen architectures of so-called topographic, formal, sustainable, civically, materiality and habitat (Frampton, 2014). The present article tries to address the latent problem of

incorporating the urban in the architectural production, beyond a simple answer to the environment in terms of materials, climate and others that doubtless require importance, it is tried to raise the necessity of modeling of joint way That space that some call intermediate between the city and its planning vision and the architecture like object. This relationship has its genesis in the undergraduate training of students of architecture, when in many curricula especially in Latin America and Peru still persist with the insertion of courses of urbanism in the upper semesters, being understood perhaps as a Need for specialization in the last section of the race with the aim of consolidating their training, nothing more wrong if you think that the city and its complexity are much more related to the architectural object than it seems, design the intermediate, urban architectural design , Or simply the intermediation in architecture are some of the topics on the table and their logic staged in the early stages of vocational training.

Key words: Urban, architecture, intermediate space, intermediation, vocational training.

Introducción: consideraciones generales y problematización. Si bien la arquitectura o el hacer arquitectura es una tarea que ha ido desarrollándose paralelamente a la evolución racional del ser humano, este ha pasado por un sinfín de escenarios en el cuales la geografía, el clima, la cultura misma de la sociedad que la demanda y hasta voluntades particulares han ido modelando las formas de hacer arquitectura, de igual manera la formación de arquitectos ha ido impregnada de esta dosis de ideas que han ido imperando a lo largo de la historia. Un hecho fundamental del cual la arquitectura no puede eludir es el emplazamiento del objeto arquitectónico y todo lo que está presente como entorno si bien esta realidad ha sido sopesada y analizada a lo largo de la historia, es cierto que siempre ha existido un afán casi ególatra de ver la arquitectura como un objeto digno de contemplación e incluso deliberadamente abstraído de su contexto. Esta situación se ahonda cuando aquel escenario que rodea al objeto es une escenario complejo y muchas veces extremo como son nuestras ciudades contemporáneas, surgiendo asi una preocupación por hacer arquitectura que dialogue con el contexto, incluso una arquitectura que sea producto de ese mismo entorno en una suerte de mezcla de escalas entre la organización planificada de una ciudad hasta el espacio arquitectónico pasando por las escalas intermedias del diseño urbano y del paisaje. Hoy en día existe innumerables experiencias respecto a ello, no obstante la pregunta cae de madura, ¿Cómo concebir un proyecto a partir de las consideraciones específicas de la ciudad o una porción de ella?, ¿Cómo adiestrarse en la

praxis del proyecto urbano arquitectónico? ¿Es la arquitectura comprometida con la ciudad una moda pasajera, o una necesidad imperiosa en realidades tan complejas como esta está? ¿Es lo urbano un mero complemento a la experiencia en el taller arquitectónico?, o ¿Es necesario consolidar las bases de una comprensión del fenómeno urbano a partir de una visión multiescalar, compleja y diversa para proyectar con mayor convicción?, ¿Es el arquitecto capaza de asumir todo este conjunto de tareas?, son algunas preguntas que son seguramente difíciles de responder en un artículo como este, pero intentaremos despejar algunos conceptos importantes.

La enseñanza de la arquitectura: un enfoque tradicional: Pese a los cambios en nuestro mundo contemporáneo, es todavía recurrente pensar en la arquitectura a partir de su propio campo disciplinar, es decir a partir del objeto en sí mismo. Aun en contextos como el nuestro, se sigue percibiendo un afán protagonizante de la arquitectura en el que en el mejor de los casos su adecuación al contexto se basa en cánones pre establecidos vinculados con la unidad de lenguajes o lo que se llama imagen urbana. Esto en cierta medida es comprensible si observamos que en la misma formación del arquitecto persisten los curso de urbanismo en la último tramo de la carrera, cual si fuese una especialización o algo en lo que el futuro arquitecto puede tomarlo como no, pese a los esfuerzos que ha habido en algunos claustros universitarios en el afán de llevar los cursos de urbanismo en las primeras etapas de la formación universitaria, este sigue desvinculado de la praxis proyectual, es decir apenas si se llega e establecer como un conjunto de conocimientos de base que el estudiante debe saber mas no es posible aún su articulación en el terreno de los famosos talleres de diseño arquitectónico.

El culto al objeto arquitectónico: De lo anteriormente dicho se desprende esta frase que aun cobra vigencia en escenarios ortodoxos en los que las viejas formas de abordar el problema del hábitat surgen siempre a partir del objeto arquitectónico, si bien este producción puede ser significativa hoy en día, es limitada en la medida que a priori se renuncia a especular en la escala intermedia que existe entre el objeto y su contexto directo sea urbano o no.

Lo urbano como disciplina, ¿Especialización o base fundamental en la producción arquitectural?:

El urbanismo o ciencia de la ciudad ha sido materia de evolución así como todas las ciencias que tratan de entender el fenómeno de la vida en ciudades, conceptos que superan la comprensión del fenómeno urbano hacia la complejidad llamada territorito, nos llevan a organizar la ciudad a partir de lo que aun promueve la planificación urbana. Pero es precisamente el punto de encuentro entre la escala de la planificación y el objeto arquitectónico el escenario que amerita una reflexión, interface entre ambos escenarios, posee una característica especifica que no corresponde a una fase (ciudad y planificación urbana) ni a otra fase (edificio y diseño arquitectónico),ese escenario intermedio modelable sea consciente o inconscientemente es el punto principal de la presente discusión, escenario complejo que pocas veces se estudia, y mucho menos se atina a proyectar.

Los nuevos enfoques: A raíz de la crisis de la planificación, hace aproximadamente cuatro décadas surgieron en la escenario del pensamiento sobre las ciudades nuevas formas de entender y de actuar sobre la ciudad, del mismo modo la misma planificación buscó reinventarse a partir de la incorporación de un nuevo instrumental estratégico que cambió el sentido de la organización del territorio, lo estratégico incorporó no solo una nueva forme de entender el acto planificador, también aportó una gama de herramientas que permiten hoy construir de manera más racional y sistemática la formulación de las acciones correctivas. Fernández (2006) precisa que la planificación estratégica define nuevos proceso e instrumentos que asumen el compromiso de reconocer la complejidad urbana, la diversidad de los agentes urbanos y la aplicación de la prospectiva para manejar la incertidumbre, además incorpora los conceptos de competitividad, equidad y sostenibilidad y hace énfasis en la necesidad de desplegar un eficaz modelo de gobernabilidad.

El proyecto urbano: A partir de estas lógicas particulares entre el urbanismo planificador y el producción objetual de la arquitectura es que se hace necesario encontrar el nexo conciliador, que pueda comprender un fenómeno existente y que debería ser proyectado como puente entre ambas disciplinas, es ahí donde surge el proyecto urbano como enfoque distinto la planificación urbana, entendido como una actuación puntual más o menos estratégica en la que incluso esta vinculada estrechamente la arquitectura. Sus antecedentes lo llevan al terreno del diseño urbano concebido por Siert y Gedion allá por los años cincuenta del siglo pasado, Greene (2011) lo precisa en esos términos, como una posibilidad de conjugar las tres principales

disciplinas a cargo de la intervención urbana: la planificación urbana, el paisaje y la arquitectura. Si bien de este enfoque ya se habla hace aproximadamente tres décadas, su vigencia es latente más aun en contextos latinoamericanos donde apenas se conoce de él, en países como el nuestro de fuerte influencia planificadora, es difícil entender la filosofía del proyecto urbano y menos aún sus instrumentación y su potencial a la hora de proyectar un escenario más allá de lo estrictamente arquitectónico. Greene, precisa además que existen muchas similitudes más que diferencias entre el diseño urbano y el proyecto urbano, la diferencia sustancial es que el proyecto urbano hace énfasis en el tema de gestión. ”…Es legítimo sostener que el proyecto urbano es un concepto hibrido desde varias perspectivas: escalar funcional y disciplinar que además debe incluir aspectos económicos sociales y espaciales a una escala manejable…” Greene (2014). El proyecto urbano como enfoque existe independientemente de la panificación incluso es contraria y crítica hacia la ella. Sin ánimo de pretender victimizar a una o engrandecer a otra, es necesario utilizar algunos criterios que el proyecto urbano nos brinda, como es el acto proyectual de la escala intermedia basada en la comprensión del fenómeno urbano a esa escala, la escala humana de la ciudad, el reconocimiento a las preexistencias, la definición morfológica de la ciudad, la condición estratégica de la intervención y por supuesto es necesario incorporar todo el instrumental proyectual a la hora de enfrentar el reto de modelar la ciudad o una porción de ella, parafraseando a Greene despojándose de “utopías urbanas” y trabajar “dentro de lo posible” donde hay que ser consciente que la arquitectura es importante pero puede o no ser la pieza fundamental de la actuación.

Más allá del entorno en Arquitectura: Si bien hay grandes esfuerzos por superar esta situación aún persiste en un gran sector de la producción arquitectónica un afán protagónico por ensalzar el edificio como objeto de contemplación, si bien esto es algo casi natural en el acto proyectual por parte del diseñador arquitecto, no debería ser a la postre lo único que haga encumbrar a un edificio en la cima de la gloria, se hace necesario virar el timón hacia objetivos más sublimes como el de responder a unas circunstancia sociales y culturales incluso ambientales a las que se enfrenta hoy nuestra sociedad, la arquitectura como herramienta social o de desarrollo en los lugares y sociedades más vulnerables. Un aspecto criticable viene a ser el concepto bastante obsoleto que tienen muchos arquitectos sobre la ciudad, si bien la reconocen como compleja, durante su formación profesional el acceso al conocimiento se produce con énfasis en la dimensión física (Mantovani, 2013), pasando de un análisis disciplinar de la ciudad a la

producción de objetos arquitectónicos que en el mejor de los casos propician una relación con el lugar en términos de unidad de lenguajes. Toda este escenario ha obligado a reflexionar sobre la necesidad de ir mas allá de una adecuación al entorno en términos de composición o imagen sea dialogando con el contexto funcionalmente por reinterpretar la edilicia contextual o contradiciéndola, en diversos seminarios inclusive los que tienen que ver con la enseñanza de la arquitectura.

Lo urbano y arquitectónico como escala intermedia: Visto de ese modo la arquitectura si bien no juega necesariamente el papel protagónico en una actuación urbana, es sensato reconocer su aporte en términos de la materialización del espacio para actividades específicas y que su presencia no a modo de una escultura digna de contemplación sino como elemento clave que permita la continuidad espacial entre las distintas escalas involucradas en la ciudad. No es suficiente intentar proyectar las dos escalas por separado es necesario encontrar el vínculo estratégico que haga comulgar estas dos esferas de la vida del hombre, pero más aún es importante comprender como actúa este fenómeno.

La formación arquitectónica. Este escenario mostrado, si bien tiene que ver con la producción proyectual en el ámbito arquitectónico, es necesario entender que esta mima situación así como los cambios que podría generarse involucran profundamente al campo académico al terreno de la formación de arquitectos en las escuelas de arquitecturas. Es en esas circunstancias en las que se hace necesario repensar sobre la necesidad de incorporar cambios estratégicos no solo en la ubicación de los cursos de urbanismo en el currículo de estudios, también es importante incorporar criterios de carácter transversal para acercar

a la ciudad y la

arquitectura.

La formación arquitectónica en las escuelas de arquitectura: A la luz de los hechos solo basta con echar un vistazo a las universidades en el contexto local en la que los currículos de por lo menos unos años atrás aproximadamente hasta el 2015 han sido estructurados bajo la lógica tradicional de ubicar a los cursos de urbanismo en el último tramo de la carrera, para ser más específicos en el tercio final que corresponde a la formación de especialidad, si recurrimos a las sumillas veremos que este hecho es producto del pensamiento imperante aún en nuestra realidad, que la ciudad es un hecho que

amerita una especialización para su comprensión y desde luego para poder intervenir en ella. Si podemos apreciar existe dos tercios de la actividad académica en la que el estudiante ha hecho transcurrir su potencial imaginativo y su capacidad de reflexión sobre la lógica de la solución en temimos arquitectónico a las necesidades específicas del ser humano, necesidades de corte privado o que se desarrollan bajo el concepto del espacio privado, salvo honrosas excepciones, esa es la realidad en las aulas de enseñanza de arquitectura, y cuando el estudiante llega al último tercio de la carrera recién es informado que existe un escenario tanto o más complejo del que ha estudiado llamado ciudad y territorio que amerita ser abordado, ya que su arquitectura quiera o no esta insertado en él. Para cuando el alumno intenta comprender esta realidad ya ha ido consolidando su instrumental proyectual solamente partir del objeto arquitectónico, en el mejor de los casos su comprensión y afán proyectual sobre la ciudad se centra en pensar que insertando un objeto arquitectónico en medio de la ciudad es suficiente para generar cambios en ellas, consecuencia también de un pensamiento puramente objetual y con una dosis de ego sobre lo que puede hacer un edificio en un entorno determinado. Así mismo el estudiante de arquitectura promedio que llega a este punto de su carrera suele mirar la ciudad desde una perspectiva planificadora y la interviene a partir de conceptos ortodoxos y desfasados de una planificación decadente, Haciendo uso consciente o inconsciente del “zonning”, fragmentando el territorio e insertando proyectos a partir de estándares normalizados que también suelen ser obsoletos y mecanizados sin posibilidad alguna de aproximarse a una escala espacial que precisamente vincule al urbanismo panificador y al objeto arquitectónico tan deseado, es decir hay un vacío en la producción académica entre la propuesta urbana y su producción arquitectónica. Esta realidad se agudiza cuando existe rigidez en la estructura curricular con cursos de urbanismo que además de estar ubicados en el tramo final de la carrera muchos de estos terminan siendo cursos netamente teóricos, que pueden aproximar al estudiante al fenómeno urbano pero son totalmente carentes de una praxis mínima que retroalimente lo aprendido. De igual manera los cursos finales en el área de urbanismo terminan siendo esfuerzos de actuación aislados sobre realidades especificas cuya posibilidad retro alimentadora es tardía pues el alumno ya está terminando sus estudios y esta no se puede incorporar debidamente al instrumental proyectual en los talleres de diseño. Por otro lado con los talleres de diseño arquitectónico pasa algo muy similar, del primero al sexto no existe mayor compromiso con el entorno más que una relación sintáctica y climática, y los últimos talleres que en algunos casos se hacen llamar talleres urbano

arquitectónicos, desarrollan temáticas mixtas pero desarticuladas, como se dijo líneas arriba primero planificando el territorio bajo criterios del zonning, y luego se produce el salto al vacío hacia el diseño del objeto arquitectónico. Como experiencia importante dentro de las que van apareciendo en el contexto académico se puede citar a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, quienes han implementado el curso de diseño urbano en una etapa temprana de la formación del estudiante (Arze, Mawromatis, Corvalan, Orozco, 2012), en él se ha establecido la necesidad de vincular el diseño arquitectónico con el diseño urbano como oportunidad de repensar las estrategias de enseñanza de la arquitectura y su entorno estableciendo mecanismos para la apropiación de la ciudad como ámbito de experimentación urbano arquitectónico. Sus resultados han sido más que alentadores pese a las limitaciones teóricas a las que se enfrenta muchas veces el estudiante de los primeros años de estudio, sumado a esta la complejidad en el abordaje de la variedad de escalas que involucraban ala zona de intervención. la metodología utilizada: análisis problematización, propuesta de diseño, se desarrolló bajo esta óptica de integración e inclusividad, surgiendo en el taller temáticas novedosas que fueron encontrando múltiples posibilidades y alternativas creativas en las propuestas definiéndose los límites analíticos, operativos y físicos de la intervención además de un debate profundo en torno a aspectos relevantes de la ciudad contemporánea (Arze, et al.,2012)

Una aproximación hacia la inserción de la escala intermedia: entre la teoría y la práctica: A modo de una aproximación a lo que sería una adecuada articulación en la formación arquitectónica entre el urbanismo planificador y el objeto arquitectónico, es necesario mencionar que esta pasa por reconocer que la ciudad es un hecho que se puede analizar en términos de escala. La escala intermedia nos permitirá comprender que existe una realidad poco analizada pero vinculante entre la escala macro que comprende a la ciudad desde una perspectiva planificadora y la escala micro que abarca el objeto arquitectónico, Este escenario vinculante es muy rico y diverso en términos de acciones, usos y ritos en las que principalmente el individuo de a pie suele interactuar, además de ser el protagonista. Esta escala intermedia debe ser incorporada teórica y de manera práctica. Aunque es necesario precisar previamente que uno de los grandes problemas de la enseñanza dela arquitectura radica en esta dualidad que debe enfrentarse como reto pedagógico, en ese sentido el enfoque perceptivo se convierte en importante alternativa didáctica del proyecto urbano arquitectónico (Ocampo, 2013). La experiencia directa con el espacio urbano es algo

que se ha olvidado progresivamente, en el mejor de los casos se recurre al sentido de la vista para poder aproximarse a una realidad, en los términos de Pallasmaa ese “ocular centrismo” ha sido la razón para opacar la experimentación sensorial del ser humano con la ciudad (Pallasmaa, 2012). El componente teórico debe necesariamente impartirse en el primer tercio de estudios en la carrera de arquitectura, en una etapa temprana de la formación, para que el estudiante pueda experimentar con el espacio urbano, comprenderlo y acercarse a una modelación incluso intuitiva, lejos de estándares que en la mayoría de casos rigidizan el pensamiento. Del mismo modo, en la praxis sería conveniente incorporar en los talleres de diseño situaciones o escenarios problemáticos a resolver a partir de la actuación en la escala intermedia de la ciudad, comprendiendo que lo urbano y mucho más lo territorial como constructo no es una especialización de la arquitectura sino el escenario en el que se desarrolla y se desarrollan también sus usuarios y la sociedad entera y que este espacio pensado o no es modelado consciente o inconscientemente y que en el mejor de los casos si favorecerá si el objeto arquitectónico insertado esté relacionado de manera armónica, en esos términos el arquitecto tiene mucho que decir. En esos términos es posible establecer el acto proyectual (sea diseño urbano o proyecto urbano) como la síntesis de estrategias analíticas y operacionales que actúan sobre la ciudad v el territorio hacia una mirada integral de la problemática de los asentamientos humanos (Munizaga, 1992) Si ello es posible y una renovada visión urbana se consolida es posible no solo pasar en un proyecto urbano, será posible alcanzar un proyecto territorial: proyectando el lugar, proyectando la ciudad y proyectando el territorio. (Palacios, 2014).

Estrategias de aprendizaje como aproximación hacia la inserción de la escala intermedia Se entiende por estrategias de aprendizaje los modos en los que el docente enseña a sus alumnos, su esencia, la forma de aprovechar al máximo sus posibilidades de una manera constructiva y eficiente. Por tanto la estrategia es un componente esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje, alcanzando niveles de sistematicidad en los procedimientos y las acciones predominantemente mentales que sigue el estudiante para aprender. La aplicación de estrategias didácticas implica algunas consideraciones en los términos de Ramón Ferreiro, como

la selección cuidadosa de la estrategia en función de las características

biopsicosociales del grupo, el empleo creativo de las mismas, una valoración de la forma

como se aplicó , la reacción del grupo, los resultados y la eficacia del mismo (Ferreiro, R. 2007). Ahora circunscribiéndonos a la esfera del diseño arquitectónico se hace necesario definir primeramente el diseño como un proceso previo de configuración mental. Proceso que no recae solo en la elucubración sobre el objeto producido, más bien en que esta producción es resultado de la interacción con el contexto, un ajuste entre la forma y contexto (Alexander, 1976). La forma como solución para el problema y el contexto que define el problema. Esta aseveración nos lleva a una premisa para el diseño arquitectónico, es decir que es el contexto quien define la condición problemática a solucionar y que es el producto expresado en términos de forma la que debe satisfacer esas demandas establecidas en el contexto. Es crucial esta relación al punto de buscar estrategias que medien precisamente el objeto arquitectónico producido y el entorno no solo en términos de necesidades insatisfechas establecidas y reflejadas en los usos específicos del edificio, también aquellos que están presentes como necesidades en el entorno (sociales, culturales entre otras). Cuando hablamos del diseño urbano arquitectónico es hablar de la presencia de dos escalas a ser trabajadas durante el proceso de diseño, siendo estas escalas asumidas de dos maneras, la primera de manera aislada e independiente una de la otra y la segunda tratada de manera conjunta unitaria o entremezclada. No resulta tan fácil adentrarse en la búsqueda de la mediación entre ambas escalas procurando un proyecto unitario complejo pero coherente a una realidad donde los límites se van perdiendo o al menos ya no son lo que fueron en épocas pasadas. En esos términos es posible hablar de una arquitectura urbana, comprometida con la ciudad o que genere urbanidad, creemos firmemente que el urbanismo no debe ser un campo disciplinar de comprensión y actuación aisladas, esta debe verse como laboratorio constante que sea la base fundamental de una producción arquitectural que sea fundacional y no recurrente. El aprendizaje del diseño urbano arquitectónico Pese a los cambios en nuestro mundo contemporáneo, es todavía recurrente pensar en la arquitectura a partir de su propio campo disciplinar, es decir a partir del objeto en sí mismo. Aun en contextos como el nuestro, se sigue percibiendo un afán protagonizante de la arquitectura en el que en el mejor de los casos su adecuación al contexto se basa en cánones pre establecidos vinculados con la unidad de lenguajes o lo que se llama imagen urbana. Esto

en cierta medida es comprensible si observamos que en la misma formación del arquitecto persisten los curso de urbanismo en la último tramo de la carrera, cual si fuese una especialización o algo en lo que el futuro arquitecto puede tomarlo como no, pese a los esfuerzos que ha habido en algunos claustros universitarios en el afán de llevar los cursos de urbanismo en las primeras etapas de la formación universitaria, este sigue desvinculado de la praxis proyectual, es decir apenas si se llega e establecer como un conjunto de conocimientos de base que el estudiante debe saber mas no es posible aún su articulación en el terreno de los talleres de diseño arquitectónico. De lo anteriormente dicho se desprende esta frase que aun cobra vigencia en escenarios ortodoxos en los que las viejas formas de abordar el problema del hábitat surgen siempre a partir del objeto arquitectónico, si bien este producción puede ser significativa hoy en día, es limitada en la medida que apriori se renuncia a especular en la escala intermedia que existe entre el objeto y su contexto directo sea urbano o no. Este escenario mostrado, si bien tiene que ver con la producción proyectual en el ámbito arquitectónico, es necesario entender que esta mima situación así como los cambios que podría generarse involucran profundamente al campo académico al terreno de la formación de arquitectos en las escuelas de arquitecturas. Es en esas circunstancias en las que se hace necesario repensar sobre la necesidad de incorporar cambios estratégicos no solo en la ubicación de los cursos de urbanismo en el currículo de estudios, también es importante incorporar criterios de carácter transversal para acercar

a la ciudad y la

arquitectura. A la luz de los hechos solo basta con echar un vistazo a las universidades en el contexto local en la que los currículos de por lo menos unos años atrás aproximadamente hasta el 2015 han sido estructurados bajo la lógica tradicional de ubicar a los cursos de urbanismo en el último tramo de la carrera, para ser más específicos en el tercio final que corresponde a la formación de especialidad, si recurrimos a las sumillas veremos que este hecho es producto del pensamiento imperante aún en nuestra realidad, que la ciudad es un hecho que amerita una especialización para su comprensión y desde luego para poder intervenir en ella. Si podemos apreciar existe dos tercios de la actividad académica en la que el estudiante ha hecho transcurrir su potencial imaginativo y su capacidad de reflexión sobre la lógica de la solución en temimos arquitectónico a las necesidades específicas del ser humano, necesidades de corte privado o que se desarrollan bajo el concepto del espacio privado, salvo honrosas excepciones, esa es la realidad en las aulas de enseñanza de

arquitectura, y cuando el estudiante llega al último tercio de la carrera recién es informado que existe un escenario tanto o más complejo del que ha estudiado llamado ciudad y territorio que amerita ser abordado, ya que su arquitectura quiera o no esta insertado en él. Para cuando el alumno intenta comprender esta realidad ya ha ido consolidando su instrumental proyectual solamente partir del objeto arquitectónico, en el mejor de los casos su comprensión y afán proyectual sobre la ciudad se centra en pensar que insertando un objeto arquitectónico en medio de la ciudad es suficiente para generar cambios en ellas, consecuencia también de un pensamiento puramente objetual y con una dosis de ego sobre lo que puede hacer un edificio en un entorno determinado. Así mismo el estudiante de arquitectura promedio que llega a este punto de su carrera suele mirar la ciudad desde una perspectiva planificadora y la interviene a partir de conceptos ortodoxos y desfasados de una planificación decadente, Haciendo uso consciente o inconsciente del “zonning”, fragmentando el territorio e insertando proyectos a partir de estándares normalizados que también suelen ser obsoletos y mecanizados sin posibilidad alguna de aproximarse a una escala espacial que precisamente vincule al urbanismo panificador y al objeto arquitectónico tan deseado, es decir hay un vacío en la producción académica entre la propuesta urbana y su producción arquitectónica. Esta realidad se agudiza cuando existe rigidez en la estructura curricular con cursos de urbanismo que además de estar ubicados en el tramo final de la carrera muchos de estos terminan siendo cursos netamente teóricos, que pueden aproximar al estudiante al fenómeno urbano pero son totalmente carentes de una praxis mínima que retroalimente lo aprendido. De igual manera los cursos finales en el área de urbanismo terminan siendo esfuerzos de actuación aislados sobre realidades especificas cuya posibilidad retro alimentadora es tardía pues el alumno ya está terminando sus estudios y esta no se puede incorporar debidamente al instrumental proyectual en los talleres de diseño. Por otro lado con los talleres de diseño arquitectónico pasa algo muy similar, del primero al sexto no existe mayor compromiso con el entorno más que una relación sintáctica y climática, y los últimos talleres que en algunos casos se hacen llamar talleres urbano arquitectónicos, desarrollan temáticas mixtas pero desarticuladas, como se dijo líneas arriba primero planificando el territorio bajo criterios del zonning, y luego se produce el salto al vacío hacia el diseño del objeto arquitectónico.

Estrategias para el aprendizaje del diseño urbano arquitectónico Como experiencia importante dentro de las que van apareciendo en el contexto académico se puede citar a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, quienes han implementado el curso de diseño urbano en una etapa temprana de la formación del estudiante (Arze, Mawromatis, Corvalan, Orozco, 2012), en él se ha establecido la necesidad de vincular el diseño arquitectónico con el diseño urbano como oportunidad de repensar las estrategias de enseñanza de la arquitectura y su entorno estableciendo mecanismos para la apropiación de la ciudad como ámbito de experimentación urbano arquitectónico. Sus resultados han sido más que alentadores pese a las limitaciones teóricas a las que se enfrenta muchas veces el estudiante de los primeros años de estudio, sumado a esta la complejidad en el abordaje de la variedad de escalas que involucraban ala zona de intervención. la metodología utilizada: análisis problematización, propuesta de diseño, se desarrolló bajo esta óptica de integración e inclusividad, surgiendo en el taller temáticas novedosas que fueron encontrando múltiples posibilidades y alternativas creativas en las propuestas definiéndose los límites analíticos, operativos y físicos de la intervención además de un debate profundo en torno a aspectos relevantes de la ciudad contemporánea (Arze, et al.,2012) A modo de una aproximación a lo que sería una adecuada articulación en la formación arquitectónica entre el urbanismo planificador y el objeto arquitectónico, es necesario mencionar que esta pasa por reconocer que la ciudad es un hecho que se puede analizar en términos de escala. La escala intermedia nos permitirá comprender que existe una realidad poco analizada pero vinculante entre la escala macro que comprende a la ciudad desde una perspectiva planificadora y la escala micro que abarca el objeto arquitectónico, Este escenario vinculante es muy rico y diverso en términos de acciones, usos y ritos en las que principalmente el individuo de a pie suele interactuar, además de ser el protagonista. Esta escala intermedia debe ser incorporada teórica y de manera práctica. Aunque es necesario precisar previamente que uno de los grandes problemas de la enseñanza dela arquitectura radica en esta dualidad que debe enfrentarse como reto pedagógico, en ese sentido el enfoque perceptivo se convierte en importante alternativa didáctica del proyecto urbano arquitectónico (Ocampo, 2013). La experiencia directa con el espacio urbano es algo que se ha olvidado progresivamente, en el mejor de los casos se recurre al sentido de la vista para poder aproximarse a una realidad, en los términos de Pallasmaa ese “ocular centrismo” ha sido la razón para opacar la experimentación sensorial del ser humano con la ciudad (Pallasmaa, 2012).

El componente teórico debe necesariamente impartirse en el primer tercio de estudios en la carrera de arquitectura, en una etapa temprana de la formación, para que el estudiante pueda experimentar con el espacio urbano, comprenderlo y acercarse a una modelación incluso intuitiva, lejos de estándares que en la mayoría de casos rigidizan el pensamiento. Del mismo modo, en la praxis sería conveniente incorporar en los talleres de diseño situaciones o escenarios problemáticos a resolver a partir de la actuación en la escala intermedia de la ciudad, comprendiendo que lo urbano y mucho más lo territorial como constructo no es una especialización de la arquitectura sino el escenario en el que se desarrolla y se desarrollan también sus usuarios y la sociedad entera y que este espacio pensado o no es modelado consciente o inconscientemente y que en el mejor de los casos si favorecerá si el objeto arquitectónico insertado esté relacionado de manera armónica, en esos términos el arquitecto tiene mucho que decir. En esos términos es posible establecer el acto proyectual (sea diseño urbano o proyecto urbano) como la síntesis de estrategias analíticas y operacionales que actúan sobre la ciudad v el territorio hacia una mirada integral de la problemática de los asentamientos humanos (Munizaga, 1992) Si ello es posible y una renovada visión urbana se consolida es posible no solo pasar en un proyecto urbano, será posible alcanzar un proyecto territorial: proyectando el lugar, proyectando la ciudad y proyectando el territorio. (Palacios, 2014). Entrar en el terreno de las estrategias para el aprendizaje del diseño arquitectónico implica desentrañar los previamente las etapas por las que atraviesa el diseño urbano arquitectónico y establecer los objetivos específicos que se quieren alcanzar en cuanto al logro de una producción arquitectónica desde su interrelación con la ciudad. Briceño, M. y Gómez, L. (2011), de la Facultad de Arquitectura de Universidad de Los Andes, en Venezuela, han desarrollado un instrumento de inter-aprendizaje que facilite en los estudiantes la comprensión del proceso de diseño urbano-arquitectónico, en primera instancia desde un marco teórico conceptual respecto a la forma urbana, para luego adentrarse en la fase práctica a través de las variables de la percepción e imagen urbana, variables consideradas eslabones que relacionan el diseño urbano con la arquitectura urbana. Si bien el proceso de diseño desarrollado en esta investigación se centra en aspectos de forma e imagen como factores relacionantes entre la ciudad y el edificio, es importante precisar que las estrategias no solos e dan en el campo de la aplicación es decir en el acto de proyectación sino viene desde las fase previas de comprensión de la realidad urbana.

La intermediariedad como estrategia en el diseño urbano arquitectónico. Pensar en estrategias didácticas para el aprendizaje del diseño arquitectónico pasa por reconocer previamente las etapas dentro del proceso de diseño urbano arquitectónico, la misma que se pueden definir a partir de lo que establece Ludeña (1995), el precisa que el proceso de diseño pasa por las etapas de Conceptualización, como primera etapa, implica a su vez dos sub etapas como la determinación del sistema de condicionantes, que se entiende como el análisis de todo el contexto que envuelve al proyecto (social, cultural, económico, ideológico, etc) y la definición del sistema de proyecto en la que determinamos las ideas con las que vamos a elaborar el proyecto y su jerarquía como componente cualitativo de la conceptualización y el programa arquitectónico (listado de ambientes y requerimientos) como componente cuantitativa de la conceptualización. La segunda etapa corresponde a la realización proyectual, etapa en la que se define la forma de la propuesta, este proceso mental mediante el cual se selecciona la idea que a juicio del diseñador se adapta perfectamente al contexto (físico, social y normativo) y auxiliados por gráficos y/o maquetas se objetivizan las ideas, a través del cual todos los elementos de edificio se ubican en el mejor lugar y sus características se hacen óptimas para la función que van a albergar. El resultado final no es otra cosa que el resultado de esta acción expresada en planos y/o maquetas. Esta etapa abarca desde la elaboración de los bosquejos iniciales hasta elaborar el proyecto ejecutivo (expediente técnico). La tercera etapa corresponde a la materialización constructiva, etapa en la que se toda la información detallada en planos e información complementaria (expediente técnico) se materializa en la realidad, dando lugar al producto creativo. Abarca desde el trazo del terreno hasta el acabado para que el edificio pueda ser utilizado concretamente. Finalmente se plantea una cuarta etapa que corresponde la evaluación, etapa que necesariamente se desarrolla con el uso del edificio, su valoración y retroalimentación. De las cuatro etapas, cabe precisar que en el marco del desarrollo de los talleres de diseño de la Escuela Profesional de Arquitectura de la Universidad Peruana Los Andes, así como en muchas escuelas de arquitectura este proceso solo es abordado en las dos primeras etapas, es decir hasta la etapa de la realización proyectual, alcanzando un producto conocido como proyecto arquitectónico.

La intermediariedad. Establecido las etapas es necesario pensar en estrategias que medien precisamente la escala de lo urbano con lo arquitectónico, es así que surge la intermediariedad entendida para referirnos a la “capacidad de la obra de arquitectura de generar las condiciones de habitabilidad del usuario inserto en un medio que le resulta siempre agresivo. La obra de arquitectura emerge así como una piel que contribuye a lograr el equilibrio necesario entre las necesidades del usuario y las condiciones del medio, equilibrio que el ser humano no puede alcanzar por sí mismo” (Vidal R. 2004). A la hora de abordar el diseño arquitectónico es importante a sumir que el objeto arquitectónico termina siendo el responsable de generar la intermediación entre el usuario y su medio. El “espacio intermedio”, entendido como el espacio relacionante es un medio para alcanzar la noción de intermediariedad, por lo tanto son “intermediariedad” y “espacio intermedio” dos conceptos diferentes. Es necesario también asumir que el medio en el que el objeto arquitectónico se inserta es siempre agresivo. En esos términos es necesario precisar la noción de “espacio intermedio” como ámbito o espacio intersticial, fronterizo y ambivalente que supera su connotación físico espacial y por lo tanto estático, vacío y disponible, debiendo alcanzar la condición de espacio mediador, y relacionante. Límite en los términos de una franja fronteriza entre dos entidades o mundos es potencialmente generador de tensiones, conflictos,

de continuidades y

discontinuidades. En esos términos lo “intermedio” está vinculado a los conceptos de proceso, complejidad y ambivalencia. Proceso entendido como acción (dinamismo y flujos), relación (nexos, conexiones e intercambios) y transformación (cambios, mutaciones, alteraciones, metamorfosis). La Complejidad entendida como diversidad (heterogeneidad, diferencia, multiplicidad y multidimensionalidad) y sistema (estructura, organización) y finalmente ambivalencia o multivalencia (varias y distintas valencias, diferencia y repetición, no-logocéntrico) (Oliveira, A. 2016). Castro, E. , utiliza el concepto de “entre” cuando estudia el espacio intermedio al que estudia partir de su escala y su geometría, definiéndolo en pares “dialécticos” como la interfase entre el individuo y la comunidad, entre lo íntimo y lo visible, espacios que se convierten en lugares de relaciones. Como tema fundamental a trabajar considera a la articulación entre dos dominios, la separación entre ellos, la posición (Ábalos, I. 2000). El “entre” termina ubicándose en una dimensión

conceptual, como expresión que da

significancia a las relaciones entre personas, que se construyen no en uno ni en otro

interlocutor, ni en un espacio neutral ajeno a ellos, sino que ocurre al encuentro entre los dos, “lo intermedio como la condensación del fenómeno dual, en esos términos precisa estas relaciones como abierto–cerrado, público–privado, lleno– vacío, interior–exterior, espacio relacionante como generador de múltiples posibilidades, Finalmente para construir una estrategia con

la noción de “intermediariedad”

necesariamente se deberá tener en cuenta que esta defina un propósito, tenga un contenido, procesos y actividades, así mismo deberá considera criterios de comunicación, recursos, condiciones, tiempo, nombre, evaluación y resultados (Ferreriro, R. 2007). Al respecto es necesario mencionar que no existen antecedentes directos que hayan operacional izado la noción de “intermediriedad” como estrategia para el aprendizaje del diseño arquitectónico, lo que hace que la presente investigación sea además pionera, lo que implica asumir restos en las limitaciones que se presentaran la hora de construir el instrumento de medición. En definitiva los resultados que se esperan pretenden abrir el camino hacia la profundización del manejo de estos conceptos en el quehacer del arquitecto y de aquella arquitectura que pretende leer el lugar y armonizar con este en un proyecto unitario.

Conclusiones: A modo de conclusión es necesario entender que la situación actual amerita un repensar sobre nuestro accionar, reconociendo el aporte y los errores que se han venido dando, se hace imprescindible hacer énfasis en la comprensión temprana de la problemática que se da más allá de la condición objetual de la arquitectura. Para ello es necesario involucrarse en estrategias que articulen no solo las escala de la ciudad y la arquitectura, también la teoría y la práctica, de tal forma de establecer lógicas proyectuales que se sustenten no solo en un acto compositivo sino en una repuesta cabal y fundacional sobre la problemática que toca vivir especialmente a sociedades de esta parte del planeta, casos como la investigación proyectual son necesarios para refundar también las forma de producir arquitectura y que esta sea una herramienta de desarrollo para nuestros pueblos. Entender la intermediariedad en su complejidad permitirá al diseñador ser exhaustivo no solo en la relación de espacios físicos mediadores, por sobre todas las cosas buscará este concepto para poder trascender hacia un proyecto fundacional como acción (dinamismo y flujos), relación (nexos, conexiones e intercambios) y transformación (cambios, mutaciones, alteraciones, metamorfosis).

El resultado será un nuevo profesional con amplia visón y enfoque transversal para afrontar situaciones diversas y complejas desde la escala del diseño a la proyectación territorial (Palacios 2014). La complejidad de la ciudad, la escala territorial y la arquitectura misma sumada a ello los enfoques ambientales y de sostenibilidad será el nuevo escenario en la que el profesional arquitecto deberá desenvolverse con solvencia. Ese es el reto al que nos enfrentamos.

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