El Precio de La Codicia

El preludio de la crisis financiera de 2008 es el tema de esta absorbente cinta. La cinta inicia mostrando la cruel fria

Views 56 Downloads 0 File size 179KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

El preludio de la crisis financiera de 2008 es el tema de esta absorbente cinta. La cinta inicia mostrando la cruel frialdad de los despidos laborales resultado de la reestructuración de una firma de inversiones de Wall Street. Entre las víctimas se encuentra Eric Dale (Stanley Tucci), un ejecutivo experto en riesgos que es echado a la calle después de 19 años de servicio. Eric ha analizado la situación financiera de la empresa y lo que ha encontrado es alarmante. Preocupado por lo que acaba de descubrir, antes de irse entrega a Peter Sullivan (Zachary Quinto) un archivo con la información. Éste completa el análisis y revela los resultados a sus superiores (Paul Bettany y Kevin Spacey), que se enteran así de la inminente bancarrota de la compañía. Se convocan entonces reuniones de emergencia y comienzan a tomarse decisiones financieras en cadena, algunas de ellas éticamente irresponsables, que desembocan en una crisis de la cual, al día de hoy, todavía estamos sufriendo las consecuencias. El director J.C. Chandor, quien hace su debut con este filme, entrega una cinta de suspenso financiero con un reparto estelar que cumple con excelencia; cada uno interpreta perfiles diferentes pero movidos por el común denominador de la ambición económica y cuyas personalidades han sido moldeadas por el trabajo que desempeñan. Vale la pena resaltar las actuaciones de los veteranos Jeremy Irons y Kevin Spacey, en esta crítica inteligente e incisiva a la avaricia en el mundo de los grandes capitales. Ambientada en el arriesgado mundo de las finanzas, es un thriller que compromete a las figuras clave de un banco de inversión durante las peligrosas 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, revela información que podría probar la caída de la empresa, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras que producen un terremoto en las vidas de los implicados en el inminente desastre. Margin Call, que supera los parámetros del género, es un análisis fascinante de los factores humanos en un mundo del que solemos tener una visión frívola y parcial.

Eric Dale (Stanley Tucci) un gerente de riesgo de un gran banco es despedido dejando un importante trabajo sin terminar. Al despedirse entraga una USb a Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista con poca experiencia para que revise y termine su trabajo. En el transcurso de la noche Peter termina el trabajo y se da cuenta que si sus cálculos están correctos el banco podría ir a la quiebra. Así que decide informar a sus superiores.

En los ochenta tuvimos Wall Street, cuando Oliver Stone tenía alguna que otra cosa interesante para decir sobre el mundo. Ya en el nuevo milenio, el talento del cineasta estaba evidentemente agotado y por eso la secuela era una completa tontería, sin nada para decir, excepto que siempre es bueno que la familia permanezca unida. Ahora aparece El precio de la codicia (traducción boba para el título original, Margin call, cuya traslación podría ser “Margen de riesgo”), que aborda de manera ficcional el comienzo de la crisis económica del 2008, con una firma financiera en la que uno de los empleados descubre que los números se están yendo al demonio, con lo que se inicia una maniobra de ventas que es puro humo, haciendo estallar todo el sistema por el aire y, obviamente perjudicando a los peces más pequeños y fortaleciendo a los más grandes. Desde el principio de la trama, con una sucesión de despidos masivos, donde sólo terminan quedando el 20 % de los empleados, el film exhibe un mérito: no redundar en explicaciones. Los distintos personajes utilizan términos económicos y matemáticos, pero no se detienen a esclarecer exactamente lo que están afirmando,

algo que abunda demasiado últimamente en el cine hollywoodense, incluso en películas supuestamente “inteligentes” como El origen. Por eso la narración avanza sin prisa pero sin pausa y mantiene atento al espectador. Lo que se va desprendiendo claramente de El precio de la codicia es que los protagonistas y los hechos son creíbles cuanto menos abundan los diálogos. Un buen ejemplo es el personaje de Kevin Spacey, que arranca como un cínico y manipulador total, para terminar siendo alguien más consciente de ese cinismo y manipulación que lo constituye. Cuanto menos habla y más acciona a través del cuerpo, más se le cree su reacomodamiento. En cambio, cuando habla y se explica, es difícil creerle. A pesar de sus filosos diálogos -recitados por un ejército de peso pesados, como Jeremy Irons, Stanley Tucci, Demi Moore y Paul Bettany-, El precio de la codicia propone algo nuevo desde el silencio, cuando contempla las oficinas vacías o a los protagonistas esperando la hecatombe, mientras meditan sobre las terribles consecuencias de sus acciones como algo en abstracto. Porque, al fin y al cabo, de eso se trató siempre Wall Street: tipos que trabajan en torres de cristal, que funcionan como burbujas que los aíslan del mundo real y tangible, que piensan en términos macroeconómicos, pero jamás a niveles sociales o incluso microeconómicos. Sin el vuelo formal y narrativo de Red social, aunque con el mismo espíritu para reflejar ciertos comportamientos propios del capitalismo más salvaje, El precio de la codicia evoca con mesura un espacio off, correspondiente a la crisis, a punto de hacerse visible. La calma antes de la tormenta.

El precio de la codicia es una producción independiente que tiene la virtud de hacer apasionante el mundo de las finanzas y además darse el lujo de trabajar estos temas a través del thriller. Se trata de un film producido por Zachary Quinto (el señor Spock de la última Viaje a las estrellas) que está inspirada en la quiebra de la compañía Lehman Brothers y la crisis económica que se desató en Estados Unidos en el 2008. Esta es probablemente la mejor película que abordó temas de economía de una manera atractiva desde el clásico de Oliver Stone, Wall Street, de 1987. En este caso la trama se desarrolla a lo largo de 36 horas en las que el director J. C. Chandor retrata ese gran mundo de pirañas que componen el mundo de las finanzas y las acciones que emprenden que emprenden una serie de personajes que tienen un impacto internacional. La película plantea un interesante y realista retrato de lo que pudo haber sido las horas previas en varios despachos de Wall Street antes que se desatara la crisis del 2008. No es necesario ser economista para entender el conflicto ya que el guión sobresale por trabajar toda la información técnica de un modo dinámico y sencillo que termina por engancharte con el relato. El trabajo del reparto es soberbio y si bien todos tienen momentos para destacarse el actor que más sobresale es por lejos Jeremy Irons. Su personaje, John Tuld, por momentos hace que Gordon Gekko (Michael Douglas en Walls Street) sea visto como un monje budista. Un gran regreso de un actor que hace rato no veíamos en el cine. Lo mejor de El precio de la codicia es la dirección de Chandor que logró hacer un film de suspenso con una temática complicada que en principio no resulta muy atractiva pero acá lograron hacer una muy buena película.