El Nacimiento de La Mafia

NÁPO CAMORRISTAS DE NÁPOLES Cuatro miembros de la delincuencia organizada napolitana en una imagen de principios del s

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NÁPO

CAMORRISTAS DE NÁPOLES

Cuatro miembros de la delincuencia organizada napolitana en una imagen de principios del siglo XX. AURIMAGES

S·S C

A · CA ABR A

En la segunda mitad del siglo XIX, al mismo tiempo que los italianos estrenaban su unidad nacional, se desarrollaron en el sur del país varias sociedades criminales secretas: la Mafia en Sicilia, la Camorra en Nápoles y su comarca, y la ‘ndrangheta en Calabria JOHN DICKIE UNIVERSITY COLLEGE, LONDRES AUTOR DE COSA NOSTRA (2004) E HISTORIA DE LA MAFIA (2011)

EL FALSO PEDIGRÍ DE LA MAFIA

E

N SICILIA, la leyenda vincula el

origen de la mafia con los Beati Paoli, una hermandad secreta que desde la Edad Media se dedicó a vengar las injusticias que el pueblo sufría a manos de sus dominadores extranjeros. En realidad, la idea deriva sobre todo de una novela popular de gran éxito aparecida en los primeros años del siglo XX. En Nápoles también se dijo que la Camorra procedía de una secta medieval, ésta de origen español, la Garduña de Sevilla, que Cervantes describió en su novela ejemplar Rinconete y Cortadillo. De nuevo, la existencia de esta supuesta hermandad deriva de un folletín del siglo XIX, titulado Los misterios de la Inquisición, y carece de base histórica. Sin duda, los que difundieron estas teorías fantasiosas fueron los mismos mafiosos y camorristas.

ALBUM

LA «MAFIA» DE SEVILLA

En Rinconete y Cortadillo, Cervantes cuenta que dos jóvenes ingresan en Sevilla en una cuadrilla de ladrones dirigida por Monipodio (arriba, en el grabado).

O

jalá la historia de los inicios de la mafia se pudiera componer con los ingredientes de una novela romántica… Una colina azotada por el viento. Antorchas ardiendo bajo el cielo de medianoche. Sombrías figuras envueltas en capas. El primer juramento espeluznante. De hecho, así es como los miembros de los bajos fondos italianos narran los inicios de sus hermandades. En Calabria, en la punta de la bota italiana, se cuenta que su particular rama de extorsionadores y traficantes de drogas se originó en un pasado

1851 C R O N O LO G Í A

GÉNESIS DE UNA LACRA

Un aristócrata liberal atestigua la existencia, en las cárceles de Nápoles, de una asociación criminal secreta llamada Camorra.

remoto y sombrío, cuando tres caballeros españoles, los hermanos Osso, Mastrosso y Carcagnosso, buscaron refugio en la isla de Favignana, frente a las costas de Sicilia; habían huido de España tras vengar la violación de una hermana. Con los años, los tres hermanos fueron creando las reglas y rituales de la que bautizaron como Honorable Sociedad. Más adelante, abandonaron la isla para crear tres ramas nuevas. Osso fue a Palermo y creó la Mafia. Mastrosso se marchó a Nápoles y creó la Camorra. Carcagnosso, por su parte, se trasladó a Calabria y fundó la ’ndrangheta.

18 6 0 La incorporación de Nápoles y Sicilia al reino unificado de Italia permite a las asociaciones mafiosas de ambos territorios ampliar su esfera de actuación y controlar nuevos negocios. PIASTRA DEL REINO DE NÁPOLES. SIGLO XIX.

ALBUM

CASTELLAMARE DEL GOLFO

Esta ciudad del oeste de Sicilia, próxima a Palermo, fue cuna de varios clanes mafiosos de principios del siglo XX.

SIME

1875 El médico Gaspare Galati envía al gobierno italiano un detallado informe sobre la organización de la Mafia en las áreas rurales en torno a Palermo, dirigida a controlar el sector de los cítricos.

Segunda enseñanza: las tres mafias, a pesar de todas sus diferencias, comparten un lenguaje seudonobiliario con el honor como concepto fundamental.Los mafiosi sicilianos se autodenominan Hombres de Honor.Todas las mafias,al menos en parte de su historia,se han autodenominado Honorable Sociedad. La tercera enseñanza es que la historia, o presunta historia,es importante para los mafiosos italianos. La creencia de pertenecer a un ente antiguo y noble, por poca base que tenga, es un potente puntal para su identidad colectiva. Las leyendas de la mafia transmiten

1887 Según los jueces, este año nace en Calabria una asociación criminal secreta semejante a la Mafia y la Camorra. Al año siguiente se producen graves brotes de violencia en la ciudad de Palmi.

1888 El asesinato de un comerciante de frutas palermitano en Nueva York se considera el primer crimen cometido por la Mafia en Estados Unidos.

CARTA DE LA MANO NEGRA

La Mafia fue llamada también Mano Negra, como muestra esta carta de extorsión dirigida en 1909 a un empresario de Nueva York. BRIDGEMAN / ACI

Todas estas historias son leyendas, obviamente derivadas de la literatura y los mitos. Tienen tanta base real como el cuento de Cenicienta. Pero lo que impide que sean ridículas sin más es que nos transmiten algunas enseñanzas importantes. La primera: hablar de «mafia italiana» es un error. En Italia hay tres grandes hermandades criminales: la Cosa Nostra, la Mafia siciliana, cuya fama convirtió la palabra siciliana mafia en un término genérico y universal para el crimen organizado; la Camorra, la mafia de Nápoles y su interior, y la ’ndrangheta, la mafia de Calabria.

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VENECIA

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Proceso de unidad italiana a partir del reino de Piamonte: Antes de 1859 0 0

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pañas militares: l

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LA ITALIA DE LOS «HOMBRES DE HONOR»

V

OCABLO PROBABLEMENTE con raíz árabe, mafia tenía

a mediados del siglo XIX un significado positivo, de «valentía». Ser mafioso era simplemente ser «valiente». La asociación del término con los grupos criminales surgió probablemente de una exitosa obra de teatro de 1863, Los mafiosos de la Vicaria. Pese a ello, posteriormente algunos seguirían reivindicando el prestigio de la denominación. En 1889, el médico Giuseppe Pitrè escribiría: «Mafia es la conciencia del propio ser, una exagerada noción de la propia fuerza individual… El mafioso es alguien que siempre desea dar y recibir respeto». En cuanto a la omertà, la famosa ley del silencio, se cree que deriva de «humildad», en referencia al sometimiento que los miembros de la mafia deben a la organización. Sin embargo, omertà también se ha relacionado con «hombría», que es justamente el significado del nombre de la mafia calabresa, ‘ndranghetta, en el dialecto del sur de Calabria, de origen griego, denominación que se registra únicamente a partir de la década de 1920. El término camorra, por su parte, designaba desde el siglo XVIII en Nápoles el juego de apuestas clandestino.

CARTOGRAFÍA: EOSGIS

Mesi

la sensación de continuidad y seguridad a unos hombres atrapados en vidas cotidianas sangrientas y peligrosas: todos los problemas pasan y las raíces antiguas son sinónimo de un largo futuro. Historias como la de Osso, Mastrosso y Carcagnosso forman parte del aparato cultural creado por las organizaciones mafiosas para favorecer su supervivencia a largo plazo. Son una de las razones por las que la Mafia, la Camorra y la ’ndrangheta no han desaparecido para dar paso a otras organizaciones criminales, como ha sucedido en el resto del mundo. En resumen, las leyendas fundamentan la realidad, y son una de las razones por las que las mafias siguen vivas más de un siglo y medio después de su nacimiento. Entonces, ¿cómo nacieron las mafias en realidad? ¿Cuándo empezaron los mafiosi a urdir los relatos en los que creen? La pregunta nos devuelve a mediados del siglo XIX, el período de agitación revolucionaria del que surgió el moderno Estado italiano. Hasta 1859, la península italiana estaba fragmentada políticamente. El Imperio austríaco gobernaba

SCALA, FIRENZE

el noreste. El papa gobernaba el centro. Y el sur del país y Sicilia formaban el Reino de las Dos Sicilias, bajo un monarca de la dinastía borbónica. Entre estos bloques principales existían varios ducados y regímenes de diverso tipo. Para los gobernantes de aquella Italia, el sueño de un país unificado era una traición o una herejía. Pero el pueblo sí que soñaba con ese futuro, aunque los patriotas raramente coincidieran en cómo debía ser su Italia soñada. La consecuencia fue una inestabilidad política endémica.

Sociedades secretas En el Reino de las Dos Sicilias esa inestabilidad fue particularmente violenta. Las conspiraciones revolucionarias se iniciaron incluso antes de que los ejércitos de Napoleón abandonaran la Península en 1815. Los conspiradores solían organizarse en hermandades secretas inspiradas en la francmasonería: unidos por rituales, juramentos terroríficos y leyendas acerca de sus nobles orígenes, podían ocultar sus planes subversivos con mayor facilidad.

La más famosa de esas hermandades fue la de los Carbonari, los «carboneros», que en 1820 desencadenaría una revuelta en Nápoles. Al poco, la moda de las hermandades conspiradoras se propagó a la zona más inestable del Reino de las Dos Sicilias: la propia isla de Sicilia, auténtico semillero de la revolución. Todas las revoluciones son violentas, por lo que conspiradores como los Carbonari solían reclutar matones para sus filas: miembros de bandas o líderes de las distintas facciones de las prisiones. Estos hombres pudieron dedicarse al pillaje tanto como quisieron durante las revueltas sicilianas. Y descubrieron que unirse a una sociedad secreta ofrecía otras ventajas añadidas. La suma de juramento, ritual y mito incrementaba el prestigio de los jefes de las bandas y la obediencia de sus esbirros. Tras conocerse gracias a la red conspiradora, los principales delincuentes de distintas zonas de Sicilia pudieron empezar a trabajar conjuntamente. Por ejemplo, alguien podía robar ganado en una punta de la isla y venderlo en la otra, donde nadie reconocía sus

REVOLUCIÓN EN SICILIA En enero de 1848 estalló en Palermo una gran revuelta popular contra los Borbones. En el grabado, combates frente a la catedral.

UN PATRIOTA CONVERTIDO EN MAFIOSO

GARIBALDI EN PALERMO EN 1860. SU EJÉRCITO DE «CAMISAS ROJAS» OCUPÓ LA CIUDAD TRAS TRES DÍAS DE COMBATES CON LAS TROPAS BORBÓNICAS. GRABADO.

E

N 1872, EL MÉDICO Gaspare Galati

adquirió un limonar en las afueras de Palermo y enseguida empezó a sufrir intentos de extorsión. Tres años después decidió marcharse a Nápoles, no sin antes enviar al gobierno un informe sobre la situación que había vivido. Según Galati, en el pueblo de Uditore operaba una cosca o clan mafioso bajo la apariencia de una cofradía. Su jefe era Antonino Giammona. En su juventud había participado en las revoluciones de 1848 y 1860, pero ahora era un hombre de 55 años, «taciturno, engreído y receloso», y sobre todo muy rico, pues había logrado hacerse con el control de la industria de los cítricos en la comarca. Él y sus hombres ejercían un auténtico régimen de terror: Uditore, un pueblo de 800 almas, registró 23 asesinatos tan sólo en 1874.

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hierros. Y lo mejor de todo era que,en las filas de aquellas hermandades conspiradoras, los bandidos se codeaban con patriotas ricos y poderosos. Si se quiere una definición práctica de la mafia sería precisamente esa: una hermandad al estilo masónico que pone en contacto a los peores criminales con hombres ambiciosos en la vida pública, con muchas influencias y escasos escrúpulos. En 1860, el héroe patriótico Giuseppe Garibaldi, con su camisa roja, invadió Sicilia acompañado por una pequeña fuerza. Más adelante iniciaría la revuelta que terminó derrocando a la monarquía borbónica y uniendo el sur del país al reino de Italia, que empezaba a tomar forma en el norte. En Sicilia, los patriotas conspiradores se pudieron introducir en la clase gobernante del nuevo Estado. Desde allí dieron trabajo a sus amigos bandidos, principalmente en la policía. Al

SCALA, FIRENZE

EL MANÁ DE LOS LIMONES Anuncio de una empresa de naranjas y limones de Messina, en Sicilia. Siglo XIX.

fin y al cabo ¿quién mejor para mantener el orden en los bajos fondos que aquellos tipos duros que tan bien los conocían? Los historiadores han podido identificar a los primeros capos de la mafia siciliana. Hombres como Antonino Giammona, del pueblo de Uditore, a las afueras de Palermo. O Salvatore Licata, de San Lorenzo, otra localidad a poca distancia de la capital siciliana. O, al otro lado de las montañas del sur, el ladrón de ganado y alcalde de Burgio, Pietro De Michele. Todos y cada uno de estos hombres participaron en la revolución de 1860. La mayoría de ellos obtuvo un empleo en la policía o la Guardia Nacional tras 1860. Y la mayoría también participó en un sector crucial para los inicios de la mafia siciliana: los limones. Lo que nos conduce a la vertiente económica de esta historia. A mediados del siglo XIX, Palermo era una ciudad rica. Los mayores terratenientes de la isla abandonaban

BRIDGEMAN / ACI

sus áridas y aisladas haciendas del interior para construirse palacios en la capital y la exuberante campiña de sus alrededores. El territorio en torno a la ciudad, una cuenca que se extiende entre las montañas y el mar conocida como Conca d’Oro, eran extraordinariamente fértiles y poseían prácticamente el monopolio mundial de limones. Un bien muy valioso que la Royal Navy británica empleaba para evitar que sus marineros sufrieran escorbuto y cuyo ácido cítrico tenía importantes usos industriales, más lucrativos aún. En consecuencia –según cálculos de 1860– la Conca d’Oro era el segundo territorio agrícola más rentable de Europa, por detrás tan solo de la región en torno a París.

cuenta los costes, un limonero recién plantado podía tardar hasta ocho años en producir los suficientes limones para reportar algún beneficio a su propietario. Además, los limoneros eran vulnerables, y no sólo al viento y el granizo. En Sicilia, donde la autoridad política –y por consiguiente, la policía– no tenía un control muy estrecho sobre la sociedad, los delitos eran una amenaza siempre presente. Un bloqueo temporal del suministro de agua o una ola de actos vandálicos podían arruinar cualquier inversión agrícola. Los primeros mafiosos de la zona de Palermo, además de revolucionarios oportunistas, fueron propietarios o capataces de

Capitalismo y criminalidad Los limones podían resultar muy provechosos, pero requerían una considerable inversión a largo plazo. Las plantaciones de limoneros precisaban sistemas de riego y muros protectores, además de carreteras para transportar el producto hasta el puerto e instalaciones para su almacenamiento y embalaje. Teniendo en

El cultivo de limones fue el primer sector que la Mafia siciliana trató de controlar

LIMONARES EN PALERMO

La imagen sobre estas líneas muestra un equipo de recolectores de limones en una finca de la Conca d’Oro, en torno a Palermo, a principios del siglo XX.

ASÍ SE ORGANIZABA LA MAFIA

A

FINALES DEL SIGLO XIX, Ermanno Sangiorgi, jefe de po-

licía de Palermo, elaboró un exhaustivo informe sobre la Mafia que ofrece una detallada descripción de sus componentes, estructura y métodos de actuación. Sangiorgi, que llevaba años combatiendo a las asociaciones mafiosas, estableció que en la zona de Palermo existían ocho clanes o cosche, cada uno dirigido por un capo o jefe que contaba con un subjefe. Los capi estaban coordinados para repartirse entre ellos el control del territorio y resolver asuntos comunes. Sangiorgi enumera sus fuentes de ingreso, empezando por el pizzo, los pagos a cambio de supuesta protección que se exigían a los agricultores y otros profesionales, y siguiendo por la falsificación de dinero y el robo. El orden mafioso era aplicado sobre el terreno por los picciotti, esto es, los «jóvenes» (el término se usaba también en la Camorra y la ‘ndrangheta), encargados de presionar, intimidar, secuestrar o asesinar. En total Sangiorgi había identificado 218 miembros de la mafia palermitana, muchos de ellos implicados en el cultivo de cítricos, ya fuera como propietarios, capataces o comercializadores.

BRIDGEMAN / ACI

ESBIRROS DE LA MAFIA. DOS PICCIOTTI, OCULTOS ENTRE HIGOS CHUMBOS EN EL CAMPO SICILIANO, SE DISPONEN A CUMPLIR UNA MISIÓN DE LA MAFIA.

los limonares; comerciantes y exportadores de limones; conductores de los carros que transportaban el producto a los mercados, o guardianes que protegían las plantaciones de noche. De hecho, la protección de los limonares fue la vía que permitió que la mafia se hiciese con el control de aquel provechoso mercado. Solemos asociar la mafia siciliana con el tráfico, principalmente de drogas. Pero, en realidad, la extorsión es mucho más relevante para su autoridad, su «control del territorio», por citar una expresión propia de los mafiosos. En esencia, se trata de una trama muy sencilla. La mafia ofrece protección a cambio de dinero: protección frente a ella misma. Las amenazas directas –págame o talaré todos tus limoneros y secuestraré a tus hijos– eran mucho menos habituales que lo que podría definirse como una especie de teatrillo. Un mafioso mandaba una carta profiriendo amenazas terribles. Otro contactaba con la víctima y se mostraba cordial: tranquilo, conozco a los que te han mandado la carta; puedo hablar con ellos, puedo reducir el precio. Todos los

SIME

terratenientes que aceptaban la oferta –y pocos tenían otro remedio– iniciaban una caída inexorable. Después, les llegaban más ofertas: puedo colocar vigilantes de confianza en tus limonares, me puedo encargar de gestionar tus tierras, mis amigos políticos te pueden ayudar y asegurarse de que se construye ese puente que quieres... En poco tiempo, el terrateniente había perdido por completo el control sobre su propiedad. No sorprende que el clásico asesinato de la mafia en el siglo XIX fuese una emboscada con arma de fuego tras los muros de un limonar o por los caminos que serpenteaban entre las plantaciones y se usaban para transportar la fruta a la ciudad. A mediados del siglo XIX, el principal mercado para los limones sicilianos estaba al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, particularmente en Nueva York. Los mafiosos no tardaron en seguir los pasos de sus limones y abrir sucursales en el Nuevo Mundo. El primer asesinato de la Mafia en Estados Unidos se produjo en 1888, en Nueva York, cuando los dos dueños de un restaurante siciliano fueron

acusados de asesinar a un comerciante de frutas de Palermo. Hombres como aquellos fueron los fundadores de la organización hermana de la mafia siciliana en Estados Unidos. Por lo tanto, la mafia siciliana, por mucho tiempo la más poderosa y célebre de las mafias italianas, se forjó cuando el mundo de las conspiraciones políticas secretas, urdidas por hermandades de estilo masónico, se encontró con el negocio de los limones. En Nápoles, antigua capital del Reino de las Dos Sicilias, la historia de la Camorra arranca en ese mismo período, la revolución de 1860, pero en un ámbito muy distinto: las prisiones más malolientes y peligrosas de la región.

En las prisiones de Nápoles El 4 de junio de 1851, el duque Sigismondo Castromediano fue confinado en el temido Castello del Carmine de Nápoles por su participación en las revueltas de 1848-1849. De inmediato, lo abordó un preso que sobresalía entre el resto de los harapientos reclusos porque llevaba puestos unos pantalones

PLAZA DE PALERMO

La plaza Villena, o Quattro Canti, fue construida a inicios del siglo XVII. Las esculturas en el segundo nivel representan a los reyes españoles de Sicilia.

QUIÉN MANDABA EN LA CAMORRA

S

Nápoles entre 1860 y 1861, combatió la infiltración de la Camorra y averiguó muchas cosas sobre su organización. Descubrió que en cada uno de los doce barrios de la ciudad había una sección de la Camorra, dirigida por un capo camorrista con la asistencia de un contarulo o contable. Estos capos eran elegidos «democráticamente» por los otros camorristas, los miembros de pleno derecho de la sociedad. Para alcanzar esta condición había que cumplir determinados requisitos (por ejemplo, no se podía tener una esposa o hermana prostituta) y superar ciertas pruebas, como llevar a cabo un asesinato. En la base estaban los «chavales» o picciotti, siempre dispuestos a cumplir órdenes, incluida la de ir a la cárcel por un acto cometido por un superior.

CAMORRISTAS PELEÁNDOSE A CUCHILLADAS. ILUSTRACIÓN DE UN LIBRO DE 1858.

negros afelpados, con botones brillantes en las caderas y un cinturón de color. De un chaleco a juego colgaban un reloj y una cadena. «¡Larga vida a Italia! ¡Larga vida a la libertad! –le dijo aquel hombre–. Nosotros, los camorristas que compartimos su triste y honorable destino, le eximimos por la presente de toda obligación con la Camorra… ¡Anímese, caballero! Juro por Dios que nadie le tocará ni un pelo. Soy el jefe de la Camorra aquí dentro, el que manda. Todo el mundo está a mi entera disposición, incluidos el comandante y sus carceleros». Tanta cortesía era falsa y duró poco. El duque Castromediano descubrió que los camorristas, como el hombre de los pantalones negros afelpados, le extorsionaban mediante amenazas, como a todos los que compartieron prisión con él durante los siete años y medio de su encarcelamiento. El más nimio de los beneficios –un rincón para colocar un colchón, un pedazo de pan, una vela...– debía com-

EL SELLO DE UN CAMORRISTA Los miembros de la Camorra se tatuaban los nombres de las prostitutas a las que protegían o las vendettas que debían realizar. Abajo, tatuaje copiado por un criminólogo.

ALBUM

prarse a la Camorra a precios desorbitados. «Sacamos oro hasta de las pulgas», alardeaba la Camorra. El gobierno, con graves problemas de liquidez, había cedido de facto la gestión de sus prisiones a los reclusos más duros. Estos camorristas estaban organizados en una hermandad casi masónica llamada Honorable Sociedad. Para ser admitido, había que batirse en un duelo ritual a cuchillo con un capo. Estos usaban los tatuajes como distintivos de rango para que los jefes camorristas pudieran conservar su estatus en cualquier cárcel del sur de Italia y de Sicilia a la que los trasladasen. La cárcel también fue un núcleo importante del crimen organizado en Sicilia. En 1867, un observador se refirió a la prisión Vicaria de Palermo como «una especie de sede del gobierno» de las bandas criminales. El lenguaje del honor que compartían todas las mafias italianas terminó afianzándose en el sistema penitenciario. Pero, a diferencia de Palermo, donde los primeros capos de la Mafia se

SCALA, FIRENZE

ILVIO SPAVENTA, jefe de policía de

GETTY IMAGES / ALINARI ARCHIVES

enriquecieron rápidamente gracias al negocio de los limones, los camorristas de Nápoles y otras zonas seguían viviendo entre los pobres de los suburbios urbanos. Como la policía andaba tan escasa de recursos como las prisiones, y estaba más preocupada por los patriotas revolucionarios que por los criminales, con demasiada frecuencia delegaba la tarea de mantener el orden en los suburbios a manos de la Camorra. Este tipo de arreglo se conoce en Italia como «cogestión del crimen». A cambio de colaborar con la policía en su lucha contra los subversivos, los camorristas tenían carta blanca para controlar negocios como el juego y la prostitución. También gestionaban redes de extorsión sobre todo tipo de sectores, como el transporte por barco o en carro. Sin embargo, la Camorra no fue un socio leal para la policía. Igual que en Sicilia, los revolucionarios también la cortejaron. Cuando la policía napolitana se evaporó tras la invasión de Sicilia por Garibaldi en 1860, el nuevo jefe del cuerpo colocó a varios de los capos más célebres de la Camorra bajo sus órdenes. Con

asombrosa candidez, un periódico de Turín, capital italiana entonces, publicó artículos halagüeños dedicados a tres de esos capos, que aparecían luciendo escarapelas tricolor. Según se decía, aquellos antiguos criminales se habían redimido por su implicación con la causa patriótica, y ahora eran unos héroes. Huelga decir que ese heroico estatus no duró mucho. Los camorristi aprovecharon su poder como policías para fortalecer sus redes de extorsión. El nuevo gobierno italiano reaccionó rápidamente, aunque estaba más interesado en aprovechar el «temor a la Camorra» para reprimir a su oposición que en pacificar las calles. Así renació el viejo acuerdo de cogestión del crimen, tanto en las cárceles como en los suburbios y mercados napolitanos.

Camorristas en Calabria La ’ndrangheta calabresa es, a la vez, la más joven y la más antigua de las mafias italianas. La más joven porque no apareció hasta una generación más tarde que la Mafia siciliana y la Camorra. Pero también la más antigua porque

EL PUEBLO DE NÁPOLES

La Camorra estaba presente en todos los sectores de Nápoles: los muelles, las puertas de entrada a la ciudad o en mercados como éste de 1885.

MUSOLINO, EL BANDIDO MAFIOSO

E

N 1898, UN CAMPESINO de 22 años, Giuseppe Musolino,

fue condenado a 21 años de cárcel por el asesinato de un vecino de su aldea calabresa, Santo Stefano d’Aspromonte. Giuseppe negó airadamente la acusación, y lo mismo declaró en 1902, en un segundo proceso en el que se le juzgó por siete asesinatos cometidos en los años anteriores, tras haberse escapado de la cárcel. En esta ocasión fue condenado a cadena perpetua, pero su defensa ante el tribunal lo hizo famoso en toda Italia. Su caso resurgió en 1936, cuando un calabrés emigrado a Estados Unidos declaró que él había sido el autor del primer asesinato que se imputó a Musolino. Sin embargo, el rey del Aspromonte, como se lo llamó por sus años de bandido, no era inocente. Su hermano Antonio reveló a la policía que ambos pertenecían a la mafia calabresa, la ‘ndrangheta, y que ésta había ordenado todos los asesinatos cometidos por Giuseppe, incluido el de su vecino, aunque en ese caso seguramente el autor material no fue él. Pese a ello, en torno al esbirro de la ‘ndrangheta se forjó el mito de un bandido del pueblo víctima de la injusticia. Un popular film de 1950 lo presenta incluso como víctima de la Mafia.

SCALA, FIRENZE

EL BANDIDO MUSOLINO DURANTE SU SEGUNDO PROCESO, EN 1902. ILUSTRACIÓN DE UN PERIÓDICO DE LA ÉPOCA.

sus rituales y jerga son un museo viviente de las tradiciones de la Honorable Sociedad que dominó los penales del sur de Italia. A finales de los años 1880, los periódicos locales de Calabria empezaron a informar sobre bandas de hombres tatuados que se batían con navajas y cuchillos; unos duelos que se iniciaban en las tabernas y burdeles y se extendían por las calles de los pueblos agrícolas. Los terratenientes empezaron a tener miedo de visitar sus haciendas desarmados y se establecieron las habituales redes de extorsión a cambio de protección. Después llegó la represión policial en forma de arrestos y procesos que, aunque no lograron terminar con aquella nueva plaga, al menos aclararon su origen. Un juez llegó a la conclusión siguiente: «La asociación nació en las cárceles de distrito con el nombre de “Secta de camorristas”. A partir de ahí, a medida que sus jefes y promotores iban consiguiendo su libertad, se extendió a otras ciudades y pueblos, donde encontró un vivero entre jóvenes bisoños, viejos presidiarios y cabreros, en particular».

AGE FOTOSTOCK

El testigo de otro juicio, antiguo miembro de una banda, contó una historia rocambolesca sobre cómo la «secta de camorristas» había sido fundada por tres caballeros españoles llamados Osso, Mastrosso y Carcagnosso. En la sala del tribunal se oyeron risas de perplejidad. Así, en la Calabria de los años 1880, la Honorable Sociedad de las prisiones encontró por fin la manera de abrirse camino en el exterior, un camino que nunca ha abandonado.

Pasado y presente Mucho ha cambiado desde entonces en el mundo del crimen organizado en Italia. En vez de traficar con ganado robado, los mafiosos ahora mueven droga por todo el planeta. En vez de sacar dinero de limonares y vendedores ambulantes, lo sacan del mantenimiento de carreteras y de los parques eólicos. La Camorra, antiguamente una Honorable Sociedad con sus reglas y rituales, es ahora un amasijo fragmentado de todo tipo de bandas y carece de núcleo. La mafia calabresa fue inicialmente una modesta hermandad de exconvictos y

cabreros. Ahora es el mayor importador de cocaína europeo, con prósperas ramificaciones en el norte de Italia y de Europa, Canadá, Estados Unidos y Australia. Por el camino, la ’ndrangheta aprendió a renunciar a las ganancias del proxenetismo y a planificar a largo plazo, usando a sus mujeres como moneda de cambio en alianzas dinásticas por vía del matrimonio. Pero ésa ya es otra historia. A pesar de todos estos cambios, los métodos de la mafia siguen siendo esencialmente los mismos e igual de eficaces: el control del territorio mediante la extorsión; el tráfico de bienes o sustancias ilegales, y el manejo de influencias a través de redes de corrupción. Para saber más

ENSAYO

Historia de la mafia John Dickie. Debate, Barcelona, 2015. Cosa Nostra John Dickie. DeBolsillo, Barcelona, 2015. Los orígenes de la mafia L. Franchetti, G. Mosca y A. de Tocqueville. Capitán Swing, Madrid, 2009. CINE

Proceso a la ciudad Luigi Zampa, 1952.

LA BAHÍA DE NÁPOLES

Esta vista de Nápoles muestra la cartuja de San Martino en primer plano, el Vesubio al fondo y, entre medio, el puerto napolitano, foco del contrabando de la Camorra.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la Camorra de Nápoles atrajo la atención de numerosos escritores y estudiosos, que describieron con gran detalle –y a veces con cierta dosis de imaginación– los usos y costumbres de los camorristas, desde su vestimenta y los signos de identificación que empleaban hasta sus ritos y los métodos para imponer su ley.

CEREMONIA DE INICIACIÓN EN LA CAMORRA. GRABADO DEL SIGLO XIX.

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SECRETOS DE LA CAMORRA

1 . r i t o s d e i n i c i ac i ó n A mediados del siglo XIX, los nuevos reclutas de la Camorra prestaban juramento sobre dos espadas cruzadas. Luego debían librar un duelo a cuchilladas, aunque a menudo la hoja de la daga estaba envuelta en trapos para evitar heridas mortales que privaran a la organización de fuerza de trabajo.

2 . v e s t i m e n ta

GUAPPO DE NÁPOLES EN UN GRABADO DE 1866. ESTE TÉRMINO DERIVA DE LA PALABRA CASTELLANA «GUAPO» EN SU ACEPCIÓN DE VALIENTE O CHULO.

FOTOS: IL GUAPPO: BRITISH LIBRARY / AURIMAGES. ROSTROS DE PERSONAJES: DEA / ALINARI. TATUAJE: AGE FOTOSTOCK.

En contraste con el secretismo de la mafia siciliana, los camorristas eran fácilmente reconocibles por su vestimenta, en particular la chaqueta de terciopelo y los pantalones bombachos. Esto los aproxima a la figura del guappo, un personaje chulesco típico del ambiente napolitano que desde inicios del siglo XX quedó asociado a actividades mafiosas.

JOVEN CAMORRISTA TATUADO EN EL PECHO. ÓLEO POR GIOACCHINO TOMA. DE AGOSTINI / SCALA, FIRENZE

4 . tat ua j e s

3 . r e p r e sa l i a s Los sicarios de la camorra eran expertos en marcar la cara de un navajazo, el llamado sfregio. Así se castigaba a quienes no acataban las órdenes de la Honorable Sociedad, incluidos sus propios miembros cuando rompían las reglas. Era un signo visible de la «justicia» que impartía la Camorra. El sfregio también se practicaba contra las mujeres acusadas de infidelidad.

Entre los camorristas, los tatuajes eran casi de rigor. Signo de d pertenencia a la ssociedad (se decía que los colocados en q eel dorso de la mano indicaban el rango del ttatuado), hacían patente su poder aante los demás. Los «criminólogos» d de finales del siglo XIX estudiaron este X ttema. Abele de Blasio, por ejemplo, ccatalogó los tatuajes de 287camorristas. d

TATUAJE DE UN CAMORRISTA CON SÍMBOLOS RELIGIOSOS. FINALES DEL SIGLO XIX.

PERSONAS MARCADAS EN LA CARA (SFREGIATE). GRABADO DEL S. XIX.