El Hombre Como Ser Moral

SEMINARIO DE ÉTICA Y SOCIEDAD EL HOMBRE COMO SER MORAL CATEDRÁTICO : ALUMNO : SEMESTRE : Victoria Salazar, Wilfre

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SEMINARIO DE ÉTICA Y SOCIEDAD EL HOMBRE COMO SER MORAL

CATEDRÁTICO

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ALUMNO

:

SEMESTRE

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Victoria Salazar, Wilfredo Bonilla Ravichagua, Cristian Galarza Inga, Edson Rafael Pari, Ricardo Valencia Canchari, Walter VI

EL HOMBRE COMO SER MORAL  

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Se entiende por valor moral todo aquello que lleve al hombre a defender y crecer en su dignidad de persona. El valor moral conduce al bien moral, lo que tiene que ver con un conjunto de reglas referidas a la conducta o comportamiento de los hombres, que prescriben y codifican dicho comportamiento. El término moral se refiere al comportamiento en qué consiste nuestra vida, este comportamiento se compone de hábitos, actos y costumbres. El hombre tiene la libertad para elegir las de las posibilidades que se le ofrecen en cada situación, de las que quiere realizar y apropiarse. Depende exclusivamente de la elección libre, el sujeto decide alcanzar dichos valores y esto sólo será posible basándose en esfuerzo y perseverancia. El hombre actúa como sujeto activo y no pasivo ante los valores morales, ya que se obtienen basándose en mérito.

El hombre es constitutivamente libre y tiene que hacerse a sí mismo, darse una personalidad y es por eso que el hombre es constitutivamente moral. No puede ser "no moral", ni "amoral". A esta dimensión de la moral la llamamos "moral como estructura".

SOCIOLOGISMO Y RELATIVISMO MORAL EL SOCIOLOGISMO MORAL: 

Es La Corriente De Pensamiento Que Identifica La Conducta Moral Con La Conducta Social.

 Es un hecho innegable que las convenciones sociales, las pautas culturales, los gustos de una sociedad determinan que las personas adopten unos u otros patrones de conducta. La sociedad aprueba unas conductas como buenas y reprueba otras como malas.  En la actualidad, frente al convencionalismo cultural, la humanidad va camino de reconocer unos valores sustantivos, expresados en la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (1948) suscritas por más de 130 países. Esta declaración expresa la conciencia media moral, la moral mínima que debe sobre imponerse a toda sociedad y a toda cultura.

LA CONDUCTA MORAL: 

La conducta moral es toda conducta humana libre que tenga referencia a la conciencia, que se enfrenta de algún modo a un deber ser y que pueda ser juzgada como universal o no.



Es responder, justificándolas responsablemente. Ser moral o tener una conducta moral significa no solo evitar el mal, sino también hacer el bien, para ello en ocasiones es necesario tener el valor de enfrentamos al código moral de nuestro entorno cultural...el ser humano decide lo que tiene que hacer en cada situación.



La acción de ser libre y responsable significa que desde nuestra inteligencia respondemos a los estímulos con conductas que elegimos según nuestros criterios y escala de valores responsabilidad trata de construirnos nuestra vida y ser libres los seres humanos por ser libres somos responsables seriamos irresponsables si no fuéramos capaces de vencer el egoísmo la pereza, etc.

ELEMENTOS DE LA CONDUCTA MORAL CONCIENCIA: ¿Qué es la conciencia?: La conciencia es un juicio de la razón por el que el hombre reconoce la bondad o maldad de un acto. Por ejemplo dice: "soy consciente de que este detalle con mis padres es bueno". ¿Qué se necesita para tener conciencia?: Para emitir un juicio de conciencia sobre el bien-mal de un acto, se necesita una inteligencia que juzgue, y un conocimiento previo que sea la base en que se apoya este juicio moral. Algo similar sucede cuando el entendimiento dictamina sobre la verdad de algo. Por ejemplo, al escuchar: "las vacas vuelan", la razón emite un juicio inmediato que dice: "falso". Este juicio está basado en el conocimiento previo de vacas y vuelo. VOLUNTAD: La voluntad es la capacidad consciente que posee el ser humano para realizar algo con intención. Y realizarlo a pesar de las adversidades que vienen con la vida, de las dificultades presentes a diario, de los contratiempos muy personales y los oscilantes estados de ánimo. RESPONSABILIDAD: ¿Qué es la responsabilidad?

Una persona responsable toma decisiones conscientemente y acepta las consecuencias de sus actos, dispuesto a rendir cuenta de ellos. La responsabilidad es la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas ante alguien. Responsabilidad: es la capacidad de dar respuesta de los propios actos. Condiciones para que exista responsabilidad.- Para que pueda darse alguna responsabilidad son necesarios dos requisitos: o libertad.- Para que exista responsabilidad, las acciones han de ser realizadas libremente. En este sentido, ni los animales, ni los locos, ni los niños pequeños son responsables de sus actos pues carecen de uso de razón (y el uso de razón es imprescindible para la libertad). o ley.- Debe existir una norma desde la que se puedan juzgar los hechos realizados. La responsabilidad implica rendir cuenta de los propios actos ante alguien que ha regulado un comportamiento. COMO MEJORAR LA RESPONSABILIDAD: ¿Cómo ser más responsables?: El camino más rápido para mejorar en responsabilidad es apreciar claramente que de nuestro comportamiento dependen cosas grandes. Los hombres con ideales y metas elevadas se responsabilizan enseguida de sus decisiones. ¿Qué cualidades ayudan a la responsabilidad?: Hay varias virtudes que se relacionan mutuamente con la responsabilidad. Digamos tres: o Valentía.- Para dar cuenta de los propios actos hace falta un valor capaz de superar el temor al castigo. (Responsabilidad ante los demás). o Humildad.- El orgullo dificulta pedir perdón; mientras que la persona humilde reconoce sus fallos. (Responsabilidad ante uno mismo). o Piedad basada en la filiación divina.- Quien aprecia el gran don de ser hijo de Dios procura que su comportamiento agrade a su Padre. (Responsabilidad ante Dios). JUICIO MORAL Y ACCIONES AUTÓNOMAS Y HETERÓNOMAS La conciencia moral, corno juez de nuestros actos, sólo puede darse cuando éstos son actos humanos voluntarios, o sea los actos en los que ha intervenido la libertad de acción. No puede haber un juicio de conciencia cuando los actos efectuados han sido obligados por una autoridad o por una acción coercitiva de agentes extraños a nosotros mismos. Se podría poner con ejemplo la acción de un soldado en tiempo de guerra En la actividad profesional a veces se toman decisiones por obligación o por seguir esquemas o sistemas preestablecidos, que muy poca libertad de acción dejan al sujeto, en estos casos la conciencia moral quedara un tanto suprimida.

Una ética heterónoma es aquella que acepta un sistema moral que se impone culturalmente. Es decir, uno es moralmente heterónomo si se ve obligado a aceptar un sistema moral (o simplemente acepta un sistema moral) sólo porque lo creen los propios padres o maestros, o porque es lo que se cree en la comunidad en la que se está inmerso. La moral heterónoma es una aceptación irreflexiva de los principios y normas imperantes en la sociedad. Una ética autónoma es aquella que induce a las personas a pensar por sí mismas. En la esfera moral, la autonomía implica una voluntad libre que muestra mediante la razón, que ciertos principios morales son correctos. Podemos decir, para aclarar, que si uno actúa de acuerdo a una moral heterónoma, cumple con los principios morales sólo por temor al castigo, mientras que si actúa autónomamente, sigue los principios porque los considera su deber. Es decir, la autonomía se rige por el cumplimiento del deber por el deber mismo.

EL GRUPO NOS APEGAMOS A LA MORAL KANTIANA COMO UNA ÉTICA DEL HOMBRE COMO SER MORAL o Kant nos brinda un ejemplo acerca de la forma del razonamiento moral que puede darse a partir de la ley moral. Ahí, hablando sobre cómo debe un ser racional pensar la relación entre sus máximas y las leyes prácticas universales o Kant reitera lo dicho ya en la Fundamentación para la metafísica de las costumbres y en la Crítica de la razón pura, acerca de cómo esta sabiduría está al alcance del “entendimiento más común carente de toda instrucción” (2000: 91). Al preguntar si una máxima tal “puede adoptar la forma de una ley”, obtenemos una respuesta “inmediata”, sin necesidad de un refinado análisis filosófico (Kant 2000: 91-92). Esto se confirma también ya en La metafísica de las costumbres, donde no hay siquiera un asomo de una ética procedimental, sino que lo que tenemos es una doctrina acerca de la virtud, que consiste en una serie de deberes, que no se obtienen tras efectuar un test de universalización lógico, sino mediante una reflexión sin mucho rigor acerca del valor de la humanidad, y el respeto que requiere de nosotros. En su obra cumbre sobre moral, Kant reconoce cuatro “condiciones subjetivas” presentes en todos los seres humanos sin los cuales no podríamos considerarnos siquiera “afectado*s+ por los conceptos del deber” (1989: 254).  Estas son el sentimiento moral  la conciencia moral  la benevolencia  el respeto (Kant 1989: 254-259). o La conciencia moral no puede adquirirse, “sino que todo hombre, como ser moral, la tiene originalmente en sí” (Kant 1989: 155).

o Esta conciencia moral no es sino la razón práctica misma, “que muestra al hombre su deber en cada caso concreto”, y constituye “un hecho inevitable” (Kant 1989: 255-156). o Puesto que es inconcebible un “deber de reconocer deberes” (1989: 255), Kant afirma que el único deber respecto de la propia conciencia moral es el de cultivarla, “aguzar la atención a la voz del juez interior y emplear todos los medios para prestarle oído” (1989: 256-257). Kant describe también esta conciencia moral usando la imagen de un “tribunal interno“, en especial con la de un juez interno que en el ser humano no “se forja (arbitrariamente), sino que está incorporado a su ser” (1989: 303). Es la función de esta “persona ideal” el “conocer los corazones”, y “todos los deberes en general han de considerarse también como mandatos suyos” (Kant 1989: 304). Este juez interior ha de poder pensarse como “un ser moral todopoderoso”, a saber, Dios, aunque esto no le baste al ser humano para poder “admitir fuera de sí como real a semejante ser supremo” (Kant 1989: 305). “El concepto de religión en general”, afirma Kant, “es aquí para el hombre únicamente «un principio para considerar todos sus deberes como mandatos divinos»” (1989: 305). Para examinar con mayor detalle el funcionamiento de la conciencia moral, tomemos el caso de la mentira, en particular, la mentira interior (a uno mismo), que es “peor” y amenaza con la “destrucción de la propia dignidad” (Kant 1989: 291). Combatir esta mentira interior equivale a combatir el mal radical en uno mismo ayudándonos del cultivo de la propia conciencia moral. Observemos: Sin embargo, esta falta de sinceridad en las interpretaciones, que cometemos hacia nosotros mismos, merece la más seria reprensión: porque a partir de esta situación corrompida (la falsedad, que parece estar arraigada en la naturaleza humana) el mal de la falta de veracidad se propaga también a otros hombres, una vez el principio supremo de la veracidad ha sido violado. (Kant 1989: 293) La referencia a una corrupción presente en la naturaleza humana y arraigada hasta el mismo principio supremo no deja dudas de que Kant se está refiriendo al mal radical, ya en un lenguaje más reconocible y cercano a la tradición. La virtud, desde un punto de vista individual, es la encargada de combatir el mal radical en uno mismo, aunque eso no se opone a que la forma más efectiva, dada nuestra condición de seres sociales, sea practicarla en comunidad, lo que la asemeja a una religión propiamente moral. Kant es explícito al respecto en la Religión: El dominio del principio bueno [...] no es [...] alcanzable de otro modo que por la erección y extensión de una sociedad según leyes de virtud [...]. (Kant 2001: 118) La ética kantiana se nos revela como una ética de la conciencia moral, una ética de seres racionales (y en el caso de la especie humana, inevitablemente sociales) que buscan contrarrestar la condición hostil en la que se encuentran unos respecto de otros, ya sea mediante el establecimiento de un orden legal justo, la virtud interna, y la práctica de esta virtud en sociedad, de forma libre. Mientras que la insociable sociabilidad es reconocida en el derecho y la antropología, el mal radical muestra su lado en la interioridad de los individuos, y su combate le corresponde a la virtud y a una religión racional y moral.