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El cuento Prof. Leidy Pariguana P. Es una especie literaria del género narrativo. ¿QUÉ ES EL CUENTO? Estructuralment

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El cuento Prof. Leidy Pariguana P.

Es una especie literaria del género narrativo.

¿QUÉ ES EL CUENTO?

Estructuralmente se divide en tres partes: Inicio, nudo y desenlance.

Es una narración en prosa de carácter fantástico e irreal.

Características del cuento Los cuentos: Son narraciones breves de hechos reales o imaginarios

Presentan temática variada

Tienen una estructura centrípeta

Presentan una sola línea argumental

Sus personajes pueden ser reales o fantásticos

Tienen unidad de efecto

TIPOS DE CUENTOS Fantásticos

Realistas

Maravillosos

De terror

De ciencia ficción

Históricos

Policial

De aventuras

Ejemplo de cuento maravilloso

pankara

Muchísimo tiempo atrás, cuando ciertos animales tomaban apariencia humana, vivía en una aldea pequeña una muchacha de nombre Pankara que significa “flor”. Pankara era una joven que solía ir a pastar sus ovejas a las faldas de los cerros todos los días por mandado de sus padres, puesto que ellos advertían que de no ser así, animales como cóndores, pumas o zorros podrían arrebatarle parte del rebaño. Un día, mientras Pankara se encontraba cuidando sus corderitos de los carnívoros salvajes que abundan en los cerros, se le presentó un joven desconocido vestido de negro y una blanca bufanda para preguntarle por si vendía algún borreguito.

Pankara, algo sorprendida y confundida al mismo tiempo, atinó solamente a decir que no tenía autorización antes de que el sujeto se fuera y perdiera entre los arbustos repentinamente. Al siguiente día, aquel joven misterioso volvió a acercársele a Pankara para hacerle una conversación algo amical a lo que ella respondió muy confiada y hasta decidió invitarle parte de su almuerzo que llevaba consigo.

Después de una semana de que aquel individuo, siempre con su peculiar vestimenta, frecuentara casi a diario a Pankara; una tarde, llegó a donde se encontraba cuidando el rebaño y le comentó sobre una molestia que tenía en la espalda desde hacía algunas semanas atrás a causa de una espina la cual le causaba mucho dolor y que no podía extraer; entonces, le suplicó a ella buscar la espina en su dorso.

En el preciso momento en el que Pankara se encontraba buscándole dicha espina inclinada sobre su espalda, el joven mágicamente desprendió dos grandes alas de su cuerpo y echó a volar cada vez más alto mientras su cuerpo terminaba de metamorfosearse en un enorme cóndor con su plumaje blanco rodeándole el cuello majestuosamente. Pankara, que acababa de darse cuenta que estaba sobre un cóndor, lloraba, daba de tirones y gritaba pidiendo auxilio; sin embargo, nunca nadie la oyó.

El cóndor, que había tomado la apariencia de hombre y que además había raptado a Pankara, se la llevó a la cumbre más alta, y allí la tuvo contra su voluntad como su pareja. La muchacha lloraba desconsoladamente durante días y noches enteras ya que no se acostumbraba a la dieta a la que la sometía su esposo y además, extrañaba vivir con sus padres en la aldea.

Nueve meses más tarde, la muchacha trajo al mundo a un niño de aspecto muy raro. Éste era un niño con rasgos de ave. Su padre se sentía muy orgulloso de su hijo e iba en busca de comida constantemente dejándolo al cuidado de su madre.

Una tarde, cuando Pankara lloraba su desdicha incansablemente, un colibrí que pasaba volando cerca del peñasco donde ella se encontraba se detuvo para preguntarle el por qué de su llanto. Al contarle ella todo lo sucedido el colibrí se alejó aleteando ligeramente sus suaves y grandes alas pensando en la crueldad del cóndor.

El colibrí, que por aquél entonces era un ave de tamaño muy grande, similar al del cóndor, acostumbraba entrar a los huertos y jardines de los aldeanos para beber el néctar de las flores sin consentimiento. Las personas, molestas casi siempre, lo botaban e insultaban. Una mañana entró a la huerta de unos ancianos y vio cómo éstos lloraban mientras regaban sus flores. El colibrí, muy conmovido por las lágrimas de los viejecitos, les preguntó el por qué de sus llantos y tras enterarse quiénes eran en realidad estos humildes ancianos, pactó un negocio para devolverles la felicidad. Él les traería de vuelta a su hija Pankara que yacía viviendo con un cóndor y ellos le regalarían su jardín. Los ancianos padres con brillos de esperanza en sus ojos respondieron que estaban totalmente de acuerdo y encomendaron prontitud al colibrí.

El cóndor partió de mañana como de costumbre en busca de alimento para su familia mientras el muy osado colibrí inició su plan de rescate aprovechando la ausencia del que iría a ser su rival. Se le acercó a la triste Pankara, le dijo que la llevaría con sus padres y la invitó a subir sobre su lomo; sin embargo, había un inconveniente, el niño. El pequeño hijo del cóndor iba de aquí para allá saltando o queriendo volar intentando impedir que se llevaran a su madre, entonces ella montó sobre el colibrí y se alejó sin mirar hacia atrás. El niño cóndor, quien en el intento por seguirla, cayó sin más al oscuro abismo.

Unas horas más tarde Pankara llegó a su aldea y vio a sus padres, quienes envejecidos por la preocupación, se le acercaron y la abrazaron llenos de lágrimas de felicidad. Sus padres al ver que la muchacha había adelgazado en sobremanera le dieron de comer y después la bañaron en vista que se encontraba totalmente descuidada. En cuanto al colibrí, los ancianos le dieron el jardín de por vida; además, le regalaron una hermosa cadena de flores la cual se la pusieron en su cuello en señal de lealtad y éste se alejó satisfecho y feliz.

Casi al anochecer de aquél trágico día para algunos, el cóndor llegó a su casa con un carnero sobre su espalda, muy contento por ver a su bella esposa y su hermoso hijo pero cual sería su sorpresa al no encontrar a nadie en su cueva. El cóndor desesperado empezó a buscar a su familia en la oscuridad mas no encontró rastro alguno de ellos. De pronto escuchó una frágil voz que lo llamaba desde las profundidades del abismo y se fue tras ello.

En medio de la oscuridad, en un hoyo profundo, encontró a su hijo quien yacía herido y le preguntó qué había pasado durante su ausencia. El niño respondió que un ave muy grande se había llevado a su madre, entonces el cóndor se enfureció y lloró toda la noche.

Pankara descansaba después de mucho tiempo en su cama pero no lograba conciliar el sueño pensando en la impresión que se habría llevado su esposo al no encontrarla y entonces pensaba que en cualquier momento él la encontraría otra vez y temía. Su madre, una mujer muy sabia, le dijo que ella sabía donde podría ser su escondite y que dejara de preocuparse porque a lo mejor el cóndor no se atrevería ni a buscarla.

Al amanecer, el cóndor cargado de cólera hacia el único ave que pudo haber “robado” a su mujer, fue en busca de éste con la intención de despedazarlo. Una vez el cóndor hubo encontrado al colibrí en sus quehaceres rutinarios, lo llamó desde la puerta de su casa para conversar con él. El colibrí dándose cuenta de su perdición por haber desafiado al cóndor, intentó ganar tiempo diciéndole un montón de excusas por las cuales no podría salir de casa. El cóndor, enfurecido y casi reventando de cólera irrumpió su hogar y lo sacó afuera por el pescuezo y le preguntó a dónde había llevado a su mujer; pero el colibrí, contemplando su multicolor cadena de flores que traía en el cuello en señal de lealtad, no se animaba a dar respuesta alguna a pesar de los picotazos y aletazos que le propinaba su enemigo.

Después de muchos intentos del cóndor por saber el paradero de su esposa, su rabia no pudo más y entonces, agarró al colibrí, lo despedazó en cuatro y se lo comió. Unos segundos más tarde sintió una terrible indigestión en su panza que lo llevó a expulsar abruptamente algo por su cloaca. Eran nada menos que cuatro colibríes de menor tamaño que el original saliendo del cóndor, los cuales orgullosos de sus cadenas de flores en sus cuellos, se reían y revoloteaban a su rededor. El cóndor fatigado y humillado atrapó a los cuatro colibríes, los despedazó y se los tragó nuevamente. En instantes surgió la misma indigestión y volvieron a salir ocho colibríes burlones de la cloaca del cóndor. Furioso el cóndor volvió a atrapar a los colibríes y se los tragó de nuevo y al instante aparecieron dieciséis más, y así sucesivamente. Cada vez el número de colibríes que salían del cóndor iban multiplicándose e iban reduciendo su tamaño hasta llegar al que hoy en día conocemos. Finalmente el cóndor, harto de comer y expulsar, decidió ir a por su esposa para suplicarle que volviese con él.

Con tristeza en su pecho y su hijo a su lado, el cóndor buscaba a su esposa por todos lados hasta que un día llegó a las puertas de la casa de los padres de ella. Los ancianos padres de Pankara, quienes la habían escondido en una vasija de barro y esperaban la visita del cóndor, le dijeron que ellos no tenían a su hija y que si él quería, podía examinar la casa. Entonces el cóndor, desolado, convencido y resignado partió para su hogar con su hijo para jamás volver. Apenas el cóndor se había ido, los padres de Pankara bailaron de felicidad porque consideraron que su hija era libre al fin y fueron a sacarla de su escondite. Cuando abrieron la vasija de barro, ella ya no estaba. En su lugar solo encontraron un montón de plumas.

referencias • https://books.google.es/books?hl=en&lr=&id=N4KoTvrdgiQC&oi=fnd&pg= PA13&dq=tipos+de+cuento&ots=09yxW_UtvZ&sig=KGmI2hNKHSwKhJAl8wHTaIrsDE#v=onepage&q=tipos%20de%20cuento&f=false

• http://chileprecolombino.cl/arte/narraciones-indigenas/atacameno/elcuento-de-la-pastora/

• https://andreyluli.wordpress.com/caracteristicas-del-cuento/