El Caso OJ Simpson

El caso O. J. Simpson O. J. Simpson 10 de julio de 2016 – actualizado 12 de enero de 2017 El caso de asesinato de O. J.

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El caso O. J. Simpson O. J. Simpson 10 de julio de 2016 – actualizado 12 de enero de 2017 El caso de asesinato de O. J. Simpson (oficialmente El Pueblo del Estado de California vs Orenthal James Simpson) fue un juicio penal celebrado en la Corte Superior del Condado de Los Ángeles, en el que la ex estrella de la Liga Nacional de Fútbol Americano y actor O. J. Simpson fue juzgado por dos cargos de asesinato por las muertes de su ex esposa, Nicole Brown Simpson, y el camarero Ron Goldman, el 12 de junio de 1994. El juicio comenzó el 9 de noviembre de 1994,1 con la selección del jurado; las declaraciones de apertura tuvieron lugar el 24 de enero de 19952 y finalmente el veredicto se leyó el 3 de octubre de 1995,3, 4 cuando Simpson fue absuelto. El caso ha sido descrito como el proceso penal más publicitado de la historia de Estados Unidos.5 Simpson contrató a un equipo de abogados defensores de alto perfil, dirigido inicialmente por Robert Shapiro,6, 7, 8 a quien posteriormente relevó Johnnie Cochran, e incluía a F. Lee Bailey, Alan Dershowitz, Robert Kardashian, Shawn Holley, Carl E. Douglas y Gerald Uelmen, además de otros dos abogados especializados en pruebas de ADN: Barry Scheck y Peter Neufeld. El Condado de Los Ángeles creía tener una acusación sólida, pero Cochran fue capaz de persuadir a los miembros del jurado de que existía una duda razonable sobre las pruebas de ADN y otras circunstancias relativas a otras pruebas judiciales9 (el ADN era en aquel momento una prueba relativamente nueva en los juicios),10incluyendo que la muestra de sangre usada como prueba había sido presuntamente mal utilizada por los científicos y técnicos de laboratorio. Cochran y el equipo de la defensa alegaron también otras conductas indebidas por el Departamento de Policía de Los Ángeles. La celebridad de Simpson y el largo juicio televisado pusieron la atención nacional en el llamado «juicio del siglo». Hacia el final del proceso penal, las encuestas mostraron diferencias dramáticas en la evaluación de la culpabilidad o inocencia de Simpson entre los americanos blancos y negros.11 Las familias Brown y Goldman posteriormente presentaron una demanda civil contra Simpson, y el 4 de febrero de 1997 el jurado encontró a O. J. Simpson responsable de las dos muertes.12 Las familias fueron compensadas con un total de 33,5 millones de dólares.

El caso O. J. Simpson: Antecedentes El matrimonio Brown-Simpson Nicole Brown y O. J. Simpson se casaron el 2 de febrero de 1985, cinco años después de que OJ se retirara del fútbol profesional.13, 14 La pareja tuvo dos hijos, Sydney Brooke Simpson (nacida el 17 de octubre de 1985) y Justin Ryan Simpson (nacido 6 de agosto de 1988).15 El matrimonio duró siete años, durante los cuales Simpson fue investigado por la policía varias veces por violencia doméstica y en 1989, ante una denuncia de abuso conyugal, se acogió a la figura jurídica del no contest.16 El no contest es el equivalente en el derecho estadounidense al nolo contendere: «no quiero disputar», por la cual el acusado no se declara ni culpable ni inocente, pero admite una sentencia igual a ser declarado culpable; la diferencia es que esa sentencia no podrá ser usada posteriormente como antecedente probatorio en otro juicio, mientras que la declaración de culpabilidad, sí. El 25 de febrero de 1992, Nicole Brown presentó una demanda de divorcio alegando «diferencias irreconciliables».17

Los asesinatos La noche del 13 de junio de 1994, a las 12,10 h,18 Nicole Brown Simpson y Ronald Goldman fueron encontrados asesinados en el exterior del dúplex de Nicole en Bundy Drive, en el vecindario de Brentwood, en Los Ángeles. Brown había sido apuñalada varias veces en la cabeza y en el cuello, y tenía heridas defensivas en las manos. A través de la herida abierta en el cuello, se podía ver la laringe, y la vértebra C3 tenía un corte.19 Ambas víctimas habían sido asesinadas varias horas antes de ser descubiertas. Entre otras pruebas, Robert Riske, uno de los dos primeros oficiales de policía que llegaron a la escena del crimen, descubrió un único guante con sangre. Los detectives fueron a la propiedad de O. J. Simpson en Rockingham para informarle de que su ex mujer había sido asesinada. En la parte trasera de su casa, descubrieron un Ford Bronco de color blanco con sangre en el interior y sobre la carrocería. A continuación, el detective Mark Fuhrman saltó por encima de un muro exterior y abrió la puerta desde dentro para permitir que los otros tres

detectives entraran en la finca. Posteriormente, los detectives argumentaron que entraron sin la orden de registro pertinente debido a las circunstancias extremas, en concreto empujados por el temor a que O. J. Simpson también pudiera haber sido herido. O. J. Simpson no estaba presente cuando los detectives llegaron a su propiedad esa madrugada, había tomado un vuelo a Chicago por la noche. Los detectives entonces entrevistaron brevemente a Kato Kaelin, quien se alojaba en la casa de huéspedes de O. J. Simpson. Fuhrman hizo una breve inspección ocular por la propiedad y descubrió un segundo guante con sangre, que luego se determinó que era el compañero del guante encontrado en la escena del crimen. Posteriores pruebas de ADN concluyeron que la sangre hallada en el guante procedía de ambas víctimas. Esto, junto con otras pruebas recogidas en ambos escenarios, fue considerado como prueba suficiente para emitir una orden de arresto contra O. J. Simpson.

El arresto de O. J. Simpson Los abogados de O. J. Simpson convencieron al Departamento de Policía de Los Ángeles para que se permitiera a su cliente entregarse voluntariamente a las 11 horas del 17 de junio de 1994,20 a pesar de que la acusación por doble asesinato significaba que no habría libertad bajo fianza y que existía la posibilidad de pena de muerte, si finalmente Simpson era condenado.21 Más de 1.000 periodistas esperaron a O. J. Simpson en el cuartel de policía, pero este no se presentó. A las 2 de la tarde, la policía de Los Ángeles emitió un aviso a todas las unidades. A las 5 de la tarde, Robert Kardashian, amigo de O. J. Simpson y uno de sus abogados defensores, leyó una carta escrita por Simpson a los medios de comunicación.22 En la carta, O. J. Simpson enviaba un mensaje a 24 amigos y escribió: «En primer lugar, todos entendéis que no tengo nada que ver con el asesinato de Nicole… No sintáis lástima por mí, he tenido una gran vida».22, 20, 23 Para muchos, sonaba como una nota de suicidio, y los reporteros se unieron a la búsqueda de O. J. Simpson. Según el abogado de Simpson, Robert Shapiro, también presente en la rueda de prensa de Robert Kardashian, los psiquiatras de Simpson estaban de acuerdo en interpretar la carta como una nota de suicidio. Shapiro hizo una petición por televisión a O. J. Simpson para que se entregase.24 A las 18,20 h, en el Condado de Orange, un conductor vio a O. J. Simpson en un Ford Bronco blanco, llevado por su viejo amigo Al Cowlings (conocido como AC), y llamó a la policía. Después, la policía rastreó las llamadas realizadas por O. J. Simpson desde su teléfono celular. A las 18,45 h, un agente de policía vio el Bronco dirigirse al norte por la Interestatal 405. Cuando el oficial se acercó al Bronco con las sirenas encendidas, Cowlings gritó que Simpson estaba en el asiento trasero del vehículo y que tenía una pistola en la cabeza.24 El oficial dio marcha atrás, pero siguió al vehículo25 a poco más de 50 km/h,26 junto a un total 20 coches de policía que se unieron a la comitiva.27 Finalmente, más de 9 helicópteros se unieron a la persecución; la gran cantidad de medios de comunicación que cubrían la fuga provocó que algunas señales de cámara aparecieran en canales de televisión que no correspondían.24 La estación de radio KNX también dio cobertura en vivo de la persecución a baja velocidad. El locutor deportivo de la Universidad del Sur de California Pete Arbogast y el productor Oran Sampson contactaron con John McKay, ex entrenador de fútbol americano de dicha universidad, para que apareciera en antena y pidiera a O. J. Simpson que pusiera fin a la persecución.28 McKay estuvo de acuerdo y pidió a O. J. Simpson que se detuviera y se entregara en lugar de suicidarse. El detective del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) Tom Lange, quien previamente, el 13 de junio, había entrevistado a Simpson acerca de los asesinatos, se dio cuenta de que tenía el número de teléfono celular de O. J. Simpson y lo llamó varias veces. Un colega puso una grabadora en el teléfono de Lange y capturó la conversación entre Lange y O. J. Simpson en la que el primero pidió varias veces a OJ que «tirara la pistola por la ventana» por el bien de su madre y de sus hijos. O. J. Simpson se disculpó por no entregarse al principio del día y respondió que él era «el único que merece ser lastimado» y que solo iba «a ir con Nicole». En la grabación se puede oír a Al Cowlings, después de que el Bronco llegara a la casa de Simpson rodeada por la policía, pidiendo a O. J. Simpson que se rindiera y pusiera fin a la persecución.29 Durante la persecución y sin tener la oportunidad de escuchar la conversación telefónica grabada, Al Michaels, amigo de Simpson, interpretó sus acciones como una admisión de culpabilidad.24 Las tres grandes cadenas de televisión estadounidenses (ABC, CBS y NBC) y la CNN, así como las cadenas de noticias locales, interrumpieron su programación habitual para emitir la huida, que vieron

95 millones de espectadores en todo el país.30, 31, 24, 32 La NBC continuó la emisión del quinto partido de las finales de la NBA, entre los New York Knicks y los Houston Rockets, en el Madison Square Garden, pero el partido aparecía en una pequeña caja en la esquina, mientras el presentador Tom Brokaw cubría la persecución.30, 24 La persecución fue cubierta en directo para ABC News por los presentadores Peter Jennings y Barbara Walters, en nombre de los cinco magazines de noticias de la cadena, que esa semana lograron algunas de las cuotas de pantalla más altas de su historia. Según comentaron directivos de Domino’s Pizza, que la huida tuviera lugar por la tarde hizo que se vendieran tantas pizzas a domicilio como el domingo de la Super Bowl.33 Miles de espectadores y mirones abarrotaron los pasos elevados sobre la carretera, a lo largo del recorrido de la procesión, esperando a que pasara el Bronco blanco. En un ambiente festivo similar, algunos llevaron carteles que instaban a Simpson a huir.28, 27 Ellos y los millones de televidentes que observaban la persecución se sentían, tal como escribió un autor, parte de una «experiencia emocional común», ya que «querían saber si O. J. Simpson se suicidaría, escaparía, sería arrestado o si habría algún tipo de confrontación violenta. Pasara lo que pasara, la aventura compartida ofrecía a millones de televidentes un interés personal, un sentido de participación, una sensación de estar en el interior de un drama nacional en el momento que se creaba».30 O. J. Simpson, según los informes, exigió que se le permitiera hablar con su madre antes de su rendición.27 La persecución terminó a las 20,00 h en su casa de Brentwood, a 80 km de donde estaba; lo recibió su hijo Jason, que salió corriendo de la vivienda «gesticulando incontroladamente».27 Después de permanecer en el Bronco durante unos 45 minutos, a O. J. Simpson se le permitió entrar y quedarse en la casa aproximadamente una hora; un portavoz de la policía indicó que habló con su madre y que bebió un vaso de zumo de naranja, lo que provocó las carcajadas de los periodistas24 (el mote por el que era conocido OJ era Orange Juice, «Zumo de Naranja», o simplemente «Juice», «Zumo», un juego de palabras con las iniciales de su nombre). Llegó Shapiro y Simpson se entregó a las autoridades unos minutos más tarde. En el Ford Bronco, la policía encontró «8.000 dólares en efectivo, una muda de ropa, cartuchos de Magnum 357, un pasaporte, fotos de su familia y una perilla y un bigote falsos».28 Ni el material de archivo de la persecución del Bronco ni los objetos encontrados en el automóvil fueron mostrados como pruebas al jurado durante el juicio.34

El juicio de O. J. Simpson El 20 de junio, Simpson fue procesado y se declaró no culpable de los dos asesinatos. Como era de esperar, el juez ordenó que Simpson fuera detenido sin fianza. Al día siguiente, un gran jurado fue convocado para determinar si O. J. Simpson debía ser procesado por los dos asesinatos. Dos días más tarde, el 23 de junio de 1994, el gran jurado fue despedido como resultado de la excesiva cobertura de los medios, lo que podría haber influido en su neutralidad. Jill Shively, un residente de Brentwood, testificó que la noche de los asesinatos vio a O. J. Simpson saliendo en coche a toda velocidad de la zona de la casa de Nicole, y que el Bronco estuvo a punto de chocar con un Nissan en la intersección de Bundy y San Vicente Boulevard.3 Otro testigo, José Camacho, era un vendedor de cuchillos en Ross Cutlery, que afirmó haber vendido a Simpson un cuchillo de 38 cm, de fabricación alemana, similar al arma del crimen, tres semanas antes de los asesinatos.3 Shively y Camacho no fueron presentados por la acusación en el juicio penal, porque vendieron sus historias a la prensa del amarillista.32 Shively había hablado con el programa de televisión Hard Copy por 5.000 dólares32y Camacho vendió su historia al National Enquirer por 12.500. En lugar de una audiencia con el gran jurado, se celebró una audiencia de causa probable para determinar si se debía o no mandar a O. J. Simpson a juicio, lo cual fue una pequeña victoria para sus abogados, ya que entonces tuvieron acceso a las pruebas, al presentarse ante el fiscal en lugar de ante el jurado. Después de una audiencia en la corte de una semana, Kathleen Kennedy-Powell, juez del Tribunal Superior de California, decidió el 7 de julio de 1994 que había pruebas suficientes para llevar a juicio a O. J. Simpson por los asesinatos. En su segunda lectura de cargos, el 22 de julio, cuando se le preguntó cómo se declaraba por los homicidios, O. J. Simpson, rompiendo una práctica judicial que exige que el acusado debe utilizar solo las palabras «culpable» o «inocente», declaró firmemente: «Absolutamente, cien por ciento, no culpable». El fiscal de distrito Gil Garcetti eligió para presentar cargos el centro de Los Ángeles, en lugar de Santa Mónica, donde se produjo el crimen.35 La decisión resultó ser muy controvertida.35 El resultado

fue una lista de miembros del jurado con más latinos, negros, asiáticos-americanos y gente de clase obrera del que se habría formado de tener lugar en Santa Mónica.36 El encargado de liderar la investigación del asesinato fue Tom Lange, un veterano detective de la policía de Los Ángeles. En 1995, el juicio penal de O. J. Simpson fue televisado durante los 134 días que duró. La fiscalía decidió no pedir la pena de muerte y en su lugar se buscó una sentencia de cadena perpetua. La exposición constante a la televisión convirtió en celebridades a muchos de los protagonistas del juicio, incluido el juez que presidía el tribunal, Lance Ito. Marcia Clark, una fiscal adjunta del distrito, fue designada como el fiscal principal y su ayudante el también fiscal adjunto Christopher A. Darden. Dado que O. J. Simpson quería un juicio rápido, los abogados de la defensa y la fiscalía trabajaron a jornada completa durante varios meses para preparar sus casos. En octubre de 1994, el juez Ito comenzó a entrevistar a 304 posibles jurados, cada uno de los cuales tuvo que rellenar un cuestionario de 75 páginas. El 3 de noviembre, 12 miembros del jurado ocupaban sus asientos junto con 12 suplentes. Televisado por Court TV, y parcialmente por otras cadenas de cable y noticias, el juicio comenzó el 24 de enero de 1995. El fiscal del Condado de Los Ángeles Christopher A. Darden argumentó que Simpson mató a su ex esposa en un ataque de celos. La fiscalía abrió su caso reproduciendo una llamada al 911 (teléfono de emergencias en Estados Unidos) realizada por Nicole Brown Simpson el 1 de enero de 1989. Nicole decía tener miedo a que O. J. Simpson le hiciera daño y se oía de fondo a O. J. Simpson gritando. La fiscalía también presentó decenas de testimonios de expertos sobre temas que iban desde los perfiles del ADN de la sangre hasta el análisis de las pisadas, que intentaban situar a O. J. Simpson en la escena del crimen. La acusación pasó las primeras semanas del juicio presentando pruebas que demostraban que O. J. Simpson tenía un historial de malos tratos físicos hacia Nicole. Alan Dershowitz, uno de los abogados de O. J. Simpson, argumentó que solo una minúscula parte de las mujeres que sufren malos tratos por parte de sus compañeros eran asesinadas. En los días siguientes al inicio del juicio, los abogados y quienes pudieron ver el juicio por un circuito cerrado de televisión, observaron cómo aparecía un patrón repetitivo: interrupciones continuas e innumerables objeciones por parte de ambos lados de la sala, así como constantes apartes con el juez, más allá del alcance del oído del jurado, al que no podían ver, al estar situado justo debajo y fuera del cuadro de cámara.

El jurado Según los artículos de prensa, la fiscal Marcia Clark pensó que las mujeres, independientemente de su raza, simpatizarían con la faceta de violencia doméstica del caso y conectarían con ella personalmente. Por otra parte, la investigación de la defensa sugirió que las mujeres en general eran más propensos a absolver a los hombres, y que a los jurados no les gustaría el estilo combativo de Marcia Clark. La defensa también especuló con que las mujeres negras no empatizarían tanto con la víctima como las mujeres blancas. Ambas partes aceptaron un número desproporcionado de jurados femeninos. Desde un jurado original que estaba compuesto por un 40% de blancos, 28% de negros, 17% de hispanos y un 15% de asiáticos, se llegó a un jurado final para el juicio compuesto por 10 mujeres y 2 hombres, de los cuales nueve personas eran de raza negra, dos de raza blanca y la última, hispana.11, 37

El caso de la defensa Simpson contrató a un equipo de abogados de alto perfil, en el que estaba F. Lee Bailey (conocido por, entre otros, haber llevado el caso de Samuel Sheppard), Robert Kardashian (padre de famosas celebrities), Robert Shapiro (abogado, entre otros, de Johnny Carson o Christian Brando), Alan Dershowitz (conocido por haber llevado entre otros los casos Claus von Bülow o Józef Glemp), Johnnie Cochran (abogado conocido por llevar con éxito casos de violencia policial y pro derechos humanos), Gerald Uelmen (en esa época el decano de Derecho en la Universidad de Santa Clara),

Carl E. Douglas (trabajaba en la firma de Johnnie Cochran) y Shawn Holley (que trabajaba en la Fiscalía de Los Ángeles hasta que fue contratada por Cochran). A ellos hay que sumar dos abogados especializados en pruebas de ADN, Barry Scheck y Peter Neufeld, contratados para desacreditar las pruebas de la acusación,9 y que basaron sus argumentos en que Simpson fue víctima de un fraude policial y de lo que denominaron como «procedimientos internos descuidados que contaminaron las pruebas de ADN».19 Se dice que la defensa de O. J. Simpson se costó entre 3 y 6 millones de dólares de la época.38 El equipo de abogados, que fue bautizado como el «Dream Team» por los reporteros, argumentó que el detective Mark Fuhrman, de la Policía de Los Ángeles (LAPD), había puesto pruebas falsas en la escena del crimen. Los criminalistas del LAPD Dennis Fung y Andrea Mazzola también se vieron sometidos a un profundo escrutinio. En total, 150 testigos comparecieron durante el juicio. La defensa de Simpson trató de demostrar que uno o más asesinos a sueldo contratados por narcotraficantes habían asesinado a Nicole Brown y Ron Goldman -haciéndoles a ambos una «corbata colombiana»-, porque estaban buscando a una amiga de Brown, Faye Resnick, una conocida consumidora de cocaína que les debía dinero. Sin embargo, el juez Ito prohibió que Resnick testificara acerca del consumo de drogas. Ella se había quedado en la casa pareada de Nicole Brown durante varios días, hasta entrar en un centro de rehabilitación cuatro días antes de la matanza. Ito señaló que la defensa no había proporcionado suficientes pruebas directas o circunstanciales de que tal escenario era posible, indicando: «Me parece las pruebas presentadas en relación con este móvil son altamente especulativas». En consecuencia, el juez prohibió a Christian Reichardt testificar acerca del problema de drogas de su ex novia, Faye Resnick.39

La acusación Incluso sin un arma del crimen y sin testigo alguno de los asesinatos, la fiscalía pensaba que tenía un caso sólido.40 A partir de las pruebas físicas recogidas, el fiscal afirmó que Simpson condujo a la casa de Nicole Brown en la tarde del 12 de junio con la intención de matarla. Mantuvieron que Brown, después de poner a dormir a sus dos hijos y cuando ella misma se preparaba para ir a la cama, abrió la puerta de su casa después de que alguien llamara a la puerta o de oír un ruido fuera, tras lo cual O. J. Simpson la agarró antes de que pudiera gritar y la atacó con un cuchillo. Las pruebas del forense del Condado de Los Ángeles sugerían que Ron Goldman llegó a la entrada de la casa en algún momento durante el asalto y que el agresor probablemente lo atacó, apuñalándolo repetidamente en el cuello y en el pecho con una mano mientras que con la otra lo inmovilizaba con una llave. La teoría de la acusación explicaba la postura de Nicole Brown, que yacía boca abajo, explicando que el agresor, después de terminar con Ron Goldman, la agarró del pelo y tiró de él, echando su cabeza hacia atrás, puso su pie sobre la espalda de Nicole y le cortó la garganta con el cuchillo, seccionando la arteria carótida.19 A continuación, según la fiscalía, Simpson dejó un «rastro de sangre» en el camino que iba de la casa pareada hacia un callejón trasero; había también un informe que decía que se encontraron tres gotas de sangre de O. J. Simpson en el camino de entrada para el coche cerca de la puerta de su casa en Rockingham Drive.41 Según la acusación, Simpson fue visto por última vez en público a las 21,36 h, cuando volvía a la puerta principal de su casa con Brian «Kato» Kaelin, un actor de reparto y amigo de la familia, que vivió una temporada con Nicole hasta que le dejaron una casa de huéspedes en la propiedad de O. J. Simpson. Simpson no fue visto de nuevo hasta las 22,54 h, una hora y 18 minutos más tarde, cuando salió de la puerta principal de su casa para subirse a una limusina que había sido contratada para llevarlo al aeropuerto internacional de Los Ángeles (LAX). Ahí, Simpson tenía que tomar un vuelo que lo llevara a Chicago, donde tenía lugar una convención de la empresa Hertz, para quien O. J. Simpson había hecho varias campañas de publicidad. Tanto la defensa como la acusación estuvieron de acuerdo en que los asesinatos se produjeron entre las 22,15 y las 22,40 h, y la acusación afirmó que Simpson hizo el recorrido de su casa a la escena del crimen en su Ford Bronco blanco, un trayecto de 5 minutos.10 Se presentó a un testigo que vio un coche similar al Bronco de O. J. Simpson, saliendo a toda velocidad de la zona de Bundy Drive, a las 22,35 h.10 Según el testimonio de Allan Park, el conductor de la limusina, llegó a la propiedad de O. J. Simpson a las 22,24 h. Pasó por la entrada de Rockingham, y allí no vio el Bronco blanco de OJ aparcado junto a la acera. Park testificó que había buscado el número de la casa y que finalmente lo vio, y la fiscalía presentó pruebas que demostraban que el Bronco fue encontrado a la mañana siguiente justo al lado del número de la casa, dando a entender que si el Ford Bronco hubiera estado en ese momento ahí, con toda probabilidad Park se habría dado cuenta.42 Según la versión de los hechos

de O. J. Simpson, el Bronco había estado estacionado en ese lugar durante varias horas. Mientras tanto, Kaelin estaba en su casa de huéspedes hablando por teléfono con su amiga Rachel Ferrara. Park estacionó la limusina frente a la entrada de la calle Ashford, luego se dirigió de nuevo a la entrada de la calle Rockingham para comprobar por qué camino tendría mejor acceso a la limusina. Decidiendo que la entrada de Rockingham era demasiado angosta, regresó a la entrada de Ashford y comenzó a llamar al intercomunicador a las 22,40 h, sin obtener respuesta. Park salió de la limusina y miró a través de la puerta de Ashford y vio que la casa estaba a oscuras y con las luces apagadas, salvo por una tenue luz procedente de una de las ventanas del segundo piso, que era la habitación de Simpson. Mientras se fumaba un cigarrillo, Park hizo una serie de llamadas telefónicas desde su celular, primero al busca su jefe, Dale St. John, y luego a su propia casa, para ver si su madre le podía facilitar el número particular de Dale St. John, en un intento por conseguir el número de teléfono de la casa de O. J. Simpson. Aproximadamente a las 22,50 h, Kaelin (que todavía estaba al teléfono con Ferrara) escuchó tres golpes contra la pared exterior de la casa de huéspedes. Kaelin colgó el teléfono y se aventuró fuera para investigar el origen del ruido, pero decidió no arriesgarse a meterse en el sendero sur, de donde parecían provenir los golpes. En su lugar, se dirigió a la parte delantera de la propiedad, donde vio la limusina de Park, fuera de la puerta de Ashford. En el mismo momento en que Park vio a Kaelin, que venía desde la parte posterior de la propiedad hacia la parte delantera, Park declaró haber visto también a «un hombre negro y alto», del tamaño y complexión de O. J. Simpson, que entraba por la puerta principal de la casa, proveniente de la zona de entrada para autos, después de lo cual las luces se encendieron y O. J. Simpson por fin respondió a la llamada de Park. Simpson le explicó que se había quedado dormido y que enseguida estaría en la puerta delantera. Kaelin abrió la puerta de Ashford para dejar que Park aparcara la limusina en los terrenos de la propiedad, y O. J. Simpson salió de su casa por la puerta de entrada delantera a los pocos minutos. Kaelin y Park ayudaron a O. J. Simpson a poner sus pertenencias (que ya estaban delante de la puerta frontal cuando Park condujo hasta la parte delantera de la casa) en el maletero de la limusina para ir al aeropuerto. Tanto Kaelin y como Park comentaron en su testimonio que O. J. Simpson parecía agitado. Pero otros testigos, entre ellos el taquillero del aeropuerto internacional de Los Ángeles que hizo la facturación de O. J. Simpson y una auxiliar de vuelo, que también fue llamada a declarar, dijeron que O. J. Simpson parecía estar bien y actuaba con total normalidad. Los testimonios contradictorios, como los que acabamos de ver, fueron algo recurrente a lo largo de todo el juicio. La afirmación inicial de O. J. Simpson según la cual estaba dormido en el momento de los asesinatos, fue reemplazada por una serie de historias diferentes. Según el abogado de la defensa Johnnie Cochran, Simpson nunca salió de su casa esa noche y se encontraba solo, haciendo la maleta para su viaje a Chicago. Cochran dijo que O. J. Simpson salió por la puerta trasera para golpear algunas pelotas de golf en la caja de arena de los niños, en el jardín delantero, y que una o varias de esas pelotas fue lo que provocó los tres fuertes golpes en la pared de la casa de invitados donde estaba Kaelin. Cochran encontró una testigo que podía ofrecer potencialmente una coartada: se trataba de Rosa López, trabajadora doméstica para un vecino, de habla española, y que declaró que había visto el coche de Simpson estacionado frente a su casa en el momento de los asesinatos. Pero el testimonio de López, que no se presentó al jurado, fue desmontado bajo un intenso interrogatorio de Clark, cuando López se vio obligada a admitir que no podía estar segura de la hora exacta a la que vio el Bronco blanco de O. J. Simpson fuera de su casa. La defensa, más tarde, trató de afirmar que Simpson no era físicamente capaz de llevar a cabo los asesinatos, ya que Goldman era un hombre joven y en forma que ofrecería una resistencia feroz contra su agresor. Simpson era un ex jugador de fútbol de 46 años de edad con artritis crónica, que tenía cicatrices en las rodillas a consecuencia de viejas lesiones futbolísticas. Pero Marcia Clark entregó como prueba un vídeo de ejercicios físicos que Simpson había producido solo un par de meses antes de los asesinatos, titulado O.J. Simpson Minimum Maintenance: Fitness For Men(«Manteniniento mínimo de O. J. Simpson: Fitness para hombres»), que demostró que, a pesar de algunos problemas y limitaciones físicas, O. J. Simpson podía ser cualquier cosa excepto frágil.43 La acusación también llamó a declarar a Denise, la hermana de Nicole Brown, donde entre lágrimas testificó que en muchas ocasiones, en la década de 1980, vio cómo Simpson agarraba a su esposa

y la lanzaba contra una pared, y luego la echaba físicamente de su casa tras una discusión. Su testimonio fue interrumpido por un aluvión de objeciones de la defensa y apartes en susurros con el juez. A continuación, el fiscal volvió a los acontecimientos de la noche del 12 de junio de 1994, por lo que Karen Lee Crawford, la gerente del restaurante Mezzaluna, en el que Nicole Brown cenó el domingo por la noche, fue llamada a declarar. Ella relató que la madre de Nicole llamó al restaurante a las 21,37 h para preguntar por unas gafas perdidas, que ella (Crawford) las encontró y las puso en un sobre blanco y que Goldman, que trabajaba en el Mezzaluna como camarero, salió del restaurante cuando terminó su turno. Abandonó el restaurante a las 21,50 h para dejarlos en la casa de Nicole Brown. El vecino de Brown, Pablo Fenives, testificó haber oído un «ladrido muy característico» y un «lloriqueo quejumbroso» de perro alrededor de 10 o 15 minutos después de las 22,00 h, mientras veía las noticias de las 22 h en su de televisión. Eva Stein, otra vecina, testificó sobre un ladrido fuerte y persistente también en torno a las 22,15 h que le impidió volver a dormir. Steven Schwab, otro vecino, declaró que mientras sacaba a pasear a su perro por la zona cercana a la casa de Nicole Brown, alrededor de las 23,30 h, vio un perro deambulando nervioso, era el akita de Nicole Brown, que iba arrastrando su correa y tenía las patas sangrientas; al examinarlo, vio que no tenía ninguna herida. Schwab dijo que llevó al perro a otro amigo y vecino, Sukru Boztepe, quien testificó que llevó al perro a su casa, donde se mostró aún más nervioso. Boztepe llevó al perro a caminar aproximadamente a las 12 de la noche y declaró que este tiraba de la correa y acabó llevándolo a la casa de Nicole. Allí descubrió el cadáver de Nicole Simpson. Minutos después, Boztepe hizo señas a un coche patrulla que pasaba cerca. El oficial de policía Robert Riske fue el primer oficial en la escena del crimen. Testificó que encontró a una mujer descalza con un vestido negro tumbada boca abajo en un charco de sangre en el camino que conducía hacia la puerta principal de su casa. Luego vio el cuerpo de Ron Goldman acostado de lado junto a un árbol a poca distancia, cerca del sendero. Riske también dijo haber visto un sobre blanco, que más tarde se comprobó que contenía las gafas de la madre de Nicole Brown que había olvidado en el restaurante. También vio el busca o bíper de Goldman, un guante de cuero negro y una gorra de esquí de punto azul oscuro, en el suelo, cerca de los cuerpos. La puerta de la casa de Brown estaba abierta, pero no había señales de que la entrada hubiera sido forzada ni evidencia alguna de que alguien hubiera entrado en el local, y nada en el interior parecía fuera de lo común. El domingo 12 de febrero de 1995, una larga caravana viajó hasta Brentwood, y el juez, los miembros del jurado, los fiscales y los abogados defensores hicieron una inspección de la escena del crimen durante dos horas, y luego un recorrido de tres horas por la propiedad de Rockingham de O. J. Simpson. Simpson, bajo la custodia de varios oficiales, pero sin esposas, esperó fuera de la escena del crimen cerca de un coche de policía de incógnito, pero se le permitió entrar en su casa de Rockingham. El detective Ron Phillips testificó que cuando llamó a Simpson en Chicago para comunicarle el asesinato de su ex esposa, O. J. Simpson parecía sorprendido y molesto, pero que, extrañamente, no le preocupó la forma en que murió. El detective Tom Lange testificó que Nicole Brown fue probablemente la primera en ser asesinada, porque las plantas de sus pies descalzos estaban limpias, lo que implicaba que yacía en el suelo antes de que fluyera la sangre. Este fue un punto clave, que sugiere que O. J. Simpson podría haber salido con la intención de matar a Brown, y que Ron Goldman, sin saberlo, se encontrara con la escena del crimen, lo que provocó que Simpson también lo matara. En el interrogatorio al detective Lange, Cochran propuso dos hipótesis sobre lo que sucedió en la escena del crimen. En primer lugar, sugirió que uno, o más, traficantes de droga encontraron a Nicole Brown mientras buscaban a su amiga y huésped, Faye Resnick, una adicta

confesa a la cocaína. La segunda hipótesis sugerida por Cochran fue que «un asesino o varios» siguieron a Ron Goldman a la casa de South Bundy para matarlo.

Las pruebas presentadas al jurado La fiscalía ofreció pruebas circunstanciales para demostrar la culpabilidad de Simpson.44  El análisis del ADN de la sangre encontrada en un par de calcetines de O. J. Simpson encontrados en su dormitorio, fue identificada como perteneciente a Nicole Brown. Las características del ADN la vinculaban con Nicole, con una probabilidad de que fuera de otra persona de 1 entre 9.700 millones, probabilidad que descendía hasta 1 entre 21.000 millones al juntar estos resultados con los de las pruebas realizadas por separado en otros dos laboratorios de ADN.19, 44 Los dos calcetines tenían alrededor de 20 manchas de sangre.19 La sangre tenía un patrón similar en ambos lados de los calcetines. El médico Dr. Henry Lee, del Laboratorio de Ciencia Forense de la Policía del Estado de Connecticut, contratado como experto por la defensa, testificó que la única manera en que podría aparecer un patrón así era si Simpson tenía un «agujero» en el tobillo, o si se hubiera colocado una gota de sangre en el calcetín mientras no estaba siendo usado. Lee también declaró que el procedimiento de recogida de los calcetines los podría haber contaminado.45  El análisis del ADN de la sangre encontrada en, sobre y cerca del Ford Bronco de Simpson reveló rastros de sangre de O. J. Simpson, Nicole Brown y Ron Goldman.46  Mechones de cabello compatibles con el de O. J. Simpson fueron encontrados en la camisa de Goldman.46 

Se encontraron varias monedas con sangre fresca detrás de la casa de Nicole Brown, en la zona en la que estaban aparcados los coches.



El análisis del ADN de la sangre de un guante izquierdo, encontrado fuera de la casa de Nicole Brown, mostró que era una mezcla de la sangre de O. J. Simpson, Nicole Brown y Ron Goldman. A pesar de que el guante estaba empapado en sangre, no había gotas de sangre cerca o alrededor de este. Es decir, no se encontró sangre cerca del guante salvo en el mismo guante.



Los guantes contenían partículas de cabello compatibles con el cabello de Ron Goldman y una gorra que contenía fibras de alfombra compatibles con fibras del Ford Bronco de O. J. Simpson.10 Un gorro negro de punto encontrado en la escena del crimen contenía mechones de cabello perteneciente a una persona de raza afroamericana.10 Se encontraron varias fibras de hilo de color azul oscuro de algodón en Goldman, y la fiscalía presentó un testigo que dijo que O. J. Simpson llevaba una sudadera de un color similar la noche de los asesinatos.10 Se demostró que el guante izquierdo (encontrado en la casa de Nicole Brown) y el guante derecho (hallado en la casa de O. J. Simpson) eran del mismo par.47 Se tomó y catalogó como prueba una muestra de de 8 cm³ de sangre a O. J. Simpson, de la que se perdió 1,5 cm³; la Oficina del Fiscal del Condado de Los Ángeles y la Oficina del Médico Forense no pudieron explicar cómo ni por qué se había perdido esa cantidad de sangre. (el Sr. Matheson, testigo de cargo y químico jefe del Departamento de Policía de los Ángeles, no discutió con la defensa la diferencia en las cifras ni tampoco parecía perturbado por lo que implicaba: la forma en la que se midió la sangre era necesariamente incorrecta).48

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Los agentes encontraron registros de detención que indicaban que Simpson fue acusado de golpear a su cónyuge, Nicole Brown. Se mostraron las fotografías del rostro de Brown, con evidencia de golpes a consecuencia de ese ataque.



Gran parte de las pruebas de cargo -guante con sangre, calcetines con sangre, sangre en y sobre el Broncofueron descubiertas por Mark Fuhrman, detective de policía de Los Ángeles. Más tarde fue acusado de perjurio por afirmar falsamente durante el juicio que en los 10 años previos al juicio no había usado nunca la palabra «nigger», palabra peyorativa para referirse a las personas de raza negra. Más tarde, durante el juicio, con la ausencia del jurado, se acogió a la Quinta Enmienda (que protege contra la autoincriminación) cuando le preguntaron: «¿Ha colocado usted o fabricado alguna prueba en este caso?».49 Sin embargo, en una entrevista de 2016, Alan Dershowitz dijo implícitamente que el detective Philip Vannatter (y no el detective Fuhrman) pudo haber colocado pruebas en los calcetines, ya que había presencia de



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anticoagulante en la sangre descubierta en ellos.50 Dershowitz declaró, además, que el jurado puede haber llegado a la conclusión de que si la prueba de sangre en los calcetines había sido fabricada por la policía, cualquier otra evidencia también pudo haber sido fabricada.50 El testimonio de un experto del FBI parecía mostrar que la defensa exageraba la importancia de la presencia del anticoagulante. 51 Las huellas de zapatos ensangrentados encontradas en la escena del crimen fueron identificadas por William Bodziak, experto en zapatos del FBI. Su conclusión es que pertenecían a un par de zapatos Bruno Magli, raros y caros; se informó de que en los Estados Unidos sólo se vendieron 299 pares. 10 Era una talla grande (la 12 en EE. UU., 305 mm, una talla 47 en España), que concordaba con el pie de O. J. Simpson.10 En el proceso penal, los abogados defensores de Simpson dijeron que la acusación no tenía pruebas de que O. J. Simpson hubiera comprado unos zapatos de esa marca y características. 10 Sin embargo, a continuación, el fotógrafo independiente E. J. Flammer afirmó haber encontrado una fotografía que había tomado de O. J. Simpson en 1993, en la que parecía llevar un par de tales zapatos en un acto público, que se publicó más tarde en el National Enquirer. El equipo de la defensa de Simpson afirmó que la fotografía había sido retocada, aunque más tarde fueron descubiertas y publicadas otras fotos anteriores a 1994 en las que se veía a O. J. Simpson usando unos zapatos Bruno Magli.52 Cabe señalar que todas estas fotos aparecieron en el juicio más tarde, y no durante «gran debate del zapato». 53 La recogida de pruebas realizada por el criminalista Dennis Fung, del Departamento de Policía de Los Ángeles, fue objeto de críticas. Admitió «haber perdido unas cuantas gotas de sangre en una valla, cerca de los cuerpos», pero en el estrado afirmó que volvió «varias semanas después para recogerlas».49 Fung admitió que no había usado guantes de goma para recoger algunas de las pruebas. 49 El detective Philip Vannatter, de la Policía de Los Ángeles, declaró que vio a fotógrafos de la prensa apoyados en el Ford Bronco de Simpson antes de que se recogieran las pruebas. 49

Las pruebas no presentadas al jurado 









En la audiencia del gran jurado de junio de 1994, Ross Cutlery entregó recibos de tiendas que indicaban que O. J. Simpson había comprado un puñal de 12 pulgadas (30,5 cm) seis semanas antes de los asesinatos. Se determinó que el cuchillo que era similar al que describió el forense como causante de las heridas de arma blanca en los cuerpos de las víctimas.3 La fiscalía no presentó esta prueba en el juicio después de descubrir que los empleados de la tienda habían vendido su historia a The National Enquirer por 12.500 dñolares.3 El cuchillo fue posteriormente recogido de la residencia de O. J. Simpson por sus abogados, quienes se lo presentaron al juez Ito y posteriormente fue sellado en un sobre de papel de manila que se abriría sólo si fuera requerido durante el juicio. Resultó que no era el arma del crimen, porque las pruebas realizadas en el cuchillo determinaron que aún conservaba el aceite con el que se recubrían los cuchillos nuevos, lo que indicaba que aún no había sido utilizado. La policía registró la propiedad de Rockingham de O. J. Simpson hasta en tres ocasiones y no pudo encontrar el cuchillo del crimen. Simpson indicó a sus abogados exactamente en qué lugar de la casa se encontraba y fue rápidamente localizado. 54 Jill Shively testificó en 1994 ante el gran jurado que vio un Ford Bronco blanco salir a toda velocidad de Bundy Drive, con tanta prisa que casi chocó con otro vehículo en una intersección.3 Habló para el programa de televisión Hard Copy a cambio de 5.000 $, después de lo cual los fiscales se negaron a utilizar su testimonio en el juicio.3 Sojourn, un centro de acogida para mujeres, recibió una llamada de Nicole Brown cuatro días antes de los asesinatos; Nicole dijo que tenía miedo a su ex marido y que creía que le estaba acechando.3 La fiscalía no presentó esta prueba en la corte porque pensaban que el juez Ito no permitiría que fuera oída.3 Además, los amigos y familiares indicaron que Nicole Brown había dicho repetidamente que Simpson la estaba acosando.3 Afirmó que dondequiera que iba, se daba cuenta de que O. J. Simpson estaba allí, observándola. Sus amigas Faye Resnick y Cynthia Shahian dijeron que tenía miedo porque Simpson le había dicho que si alguna vez la encontraba con otro hombre, la mataría.3 Rosey Grier, ex jugador de la NFL y pastor, visitó a O. J. Simpson en la cárcel del Condado de Los Ángeles en los días posteriores a los asesinatos. Un guardia de cárcel, Jeff Stuart, testificó ante el juez Ito que en un momento Simpson gritó a Grier que él «no tenía intención de hacerlo», después de lo cual Grier había instado a Simpson para que se sincerara.3 Ito dictaminó que las pruebas eran rumores y que no podían ser admitidas en el tribunal.3 La persecución del Ford Bronco, los objetos encontrados en el Bronco -que incluía dinero en efectivo, una pistola y el disfraz- tampoco se presentaron ante el jurado. La aparente nota de suicidio de Simpson y su declaración a la policía también fueron dejadas fuera por la acusación.



Unos meses antes de los asesinatos, en 1994, Simpson participó como actor en el rodaje de un episodio piloto de una serie de aventuras: Frogmen. La fiscalía investigó los informes que mostraban que O. J. Simpson, que interpretaba al líder de un grupo de ex SEAL de la Armada de Estados Unidos, recibió «una buena cantidad» de entrenamiento militar, incluido el manejo de un cuchillo para submarinistas, y había una escena en la que sostenía un cuchillo en la garganta de una mujer, pero no lo presentaron como prueba durante el juicio.55



El testimonio de Rosa López fue grabado en vídeo, pero no se mostró al jurado.

Las pruebas de ADN Se buscaron coincidencias de ADN en las muestras de huellas ensangrentadas de zapato, que se alejaban de los cuerpos y de la puerta trasera de la casa de Nicole Brown.10 La reacción inicial de la prueba de polimerasa no descartó a O. J. Simpson como sospechoso. En las pruebas más precisas de polimorfismos de longitud de fragmentos de restricción, se encontraron coincidencias entre la sangre de Simpson y las muestras tomadas de la escena del crimen (tanto las huellas ensangrentadas de pisadas como en las muestras de la puerta).9, 10 Dennis Fung, criminalista de la Policía, declaró que estas pruebas de ADN situaban a O. J. Simpson en la casa de Brown en el momento de los asesinatos. Pero en el testimonio de Barry Scheck, experto de la defensa, que duró ocho días completos, la mayoría de las pruebas de ADN fueron cuestionadas. El Dr. Robin Cotton, de Cellmark Diagnostics, testificó durante seis días.19 las pruebas de la sangre habían sido realizadas en dos laboratorios independientes, cada uno de los cuales hizo diferentes pruebas.19 A pesar de la custodia, durante el interrogatorio de Fung y los otros científicos de laboratorio se puso de manifiesto que Andrea Mazzola (de la policía científica, quien recogió muestras de sangre de Simpson para compararlas con las pruebas de la escena del crimen) era un aprendiz y que llevó el frasco de sangre de O. J. Simpson en el bolsillo de su bata durante casi un día antes de entregarlo como prueba.56, 57 Aunque en la historia de las pruebas de ADN en Cellmark (uno de los laboratorios de las pruebas) se habían encontrado dos errores, en 1988 y 1989, tales errores fueron encontrados durante las pruebas de control de calidad y no se había producido otro desde entonces.19 En la prueba de 1988, una de las empresas contratadas por la defensa de O. J. Simpson para las pruebas de ADN cometió el mismo error.9 Lo que debería haber sido el punto fuerte de la acusación se convirtió en su punto débil, en medio de acusaciones a los torpes técnicos de la policía, que manejaban las muestras de sangre con tal grado de incompetencia como para hacer casi imposible la entrega de resultados de ADN precisos y fiables. La acusación argumentó que habían puesto a disposición de la defensa las pruebas con ADN para que ellos hicieran sus propias pruebas, y que si las pruebas no les satisfacían podían hacer las suyas propias, usando las mismas muestras.19 La defensa había elegido no aceptar la oferta de la fiscalía.19 El 16 de mayo, Gary Sims, criminalista del Departamento de Justicia de California que ayudó a crear el laboratorio de ADN del Departamento, testificó que un guante encontrado en la casa de Simpson dio positivo al compararlo con la sangre de Ron Goldman.19

Mark Fuhrman En marzo de 1995, el detective Mark Fuhrman testificó que en la noche de los asesinatos condujo a casa de O. J. Simpson para interrogarlo y, después de no recibir ninguna respuesta tras llamar al intercomunicador de la casa, que estaba vacía, trepó por uno de los muros. Encontró restos de sangre en el camino de entrada a la casa de Simpson, así como un guante de cuero negro cerca de la casa de invitados en la que estaba alojado Kaelin, que tenía sangre de las dos víctimas de asesinato, así como de O. J. Simpson.10 A pesar del agresivo interrogatorio de F. Lee Bailey,58 Fuhrman negó en el estrado que fuera racista o que hubiera había usado la palabra «nigger» para describir a personas negras en los 10 años anteriores a su testimonio.58 Pero unos meses más tarde, la defensa reprodujo en el juicio unas cintas de audio en las que Fuhrman utilizaba «nigger» repetidamente -41 veces, en total-. Las cintas se habían grabado entre 1985 y 1994 por una joven guionista de Carolina del Norte llamada Laura McKinny. Había entrevistado a Fuhrman para un guión que estaba escribiendo sobre agentes de policía. Las grabaciones de Fuhrman se convirtieron en una de las piedras angulares del caso de la defensa para demostrar que el testimonio de Fuhrman carecía de credibilidad.

Con la ausencia del jurado, Fuhrman fue llamado de nuevo al estrado de los testigos de la defensa para responder a más preguntas sobre el descubrimiento de las huellas de sangre y el guante de cuero que se encontró en la propiedad de O. J. Simpson horas después de que los asesinatos tuvieron lugar. Después de que su integridad fue cuestionada en este punto, cuando el abogado Gerald Uelmen interrogó a Fuhrman, con su abogado en pie, a su lado, este se acogió a la Quinta Enmienda para evitar la autoincriminación y más preguntas. La fiscalía dijo al jurado en el cierre de argumentos que Fuhrman era, de hecho, un racista, pero afirmó que esto no debería restar valor a las pruebas que demostraban la culpabilidad de O. J. Simpson.3 El testimonio de Fuhrman dio lugar a su procesamiento, acusado de perjurio, al que más tarde se acogió a la figura del no contest («no quiero disputar»).

El guante Un guante oscuro de piel fue encontrado en la escena del crimen, y su par fue hallado cerca de la casa de huéspedes de Kato Kaelin, detrás de la casa principal de Rockingham Drive de O. J. Simpson.10 Kaelin declaró que la noche del asesinato había oído «golpes» en la misma zona, cerca de la casa de huéspedes.10 Nicole Brown le había comprado a O. J. Simpson dos pares de este tipo de guantes en 1990.10 Ambos guantes, según la acusación, contenían rastros de ADN de O. J. Simpson, Nicole Brown y Ron Goldman, y el guante encontrado en la propiedad de O. J. Simpson también contenía un largo mechón de pelo rubio similar al de Brown.10 El 15 de junio de 1995, el abogado defensor Johnnie Cochran incitó al fiscal adjunto Christopher Darden para que le pidiera a O. J. Simpson que se pusiera el guante de cuero que se encontró en la escena del crimen. La Fiscalía había decidido anteriormente no pedir a O. J. Simpson que se pusiera los guantes debido a que (según la acusación) el guante había sido empapado de sangre de Simpson, Brown y Goldman,19 y habían sido congelados y descongelados varias veces. Cuando se lo probó, el guante parecía demasiado estrecho para que O. J. Simpson se lo pusiera con facilidad, sobre todo con los guantes sanitarios que llevaba debajo.10 A Uelmen se le ocurrió una rima ocurrente, que después repitió Cochran varias veces en relación con otros puntos en sus argumentos de cierre: «If it doesn’t fit, you must acquit» («Si no se ajusta, exculpa»). El 22 de junio de 1995, Darden comunicó al juez Lance Ito sus temores porque O. J. Simpson «tiene artritis, hemos buscado qué medicación toma, y parte de ella es antiinflamatoria y nos han informado de que no la ha tomado durante un día, lo que causa hinchazón en las articulaciones e inflamación de las manos». La acusación también declaró que creía que el guante se encogió al haber sido empapado en sangre y con las pruebas posteriores.10Durante el juicio se presentó una foto que mostraba a O. J. Simpson usando el mismo tipo de guantes que se encontró en la escena del crimen. Los fiscales afirmaron que la presencia de la sangre de Simpson en la escena del crimen fue el resultado de un corte en el dedo medio de la mano izquierda, que provocó que le goteara sangre.10 La policía había tomado nota de sus heridas y afirmó que éstas fueron sufridas durante el ataque a Goldman. Sin embargo, la defensa demostró que ninguno de los guantes recuperados en la escena del crimen tenía un corte. Además, tanto los testigos de la fiscalía como de la defensa afirmaron que no vieron cortes o heridas de ningún tipo en las manos de O. J. Simpson en las siguientes a que tuvieran lugar los asesinatos. La defensa también alegó que Fuhrman pudo haber colocado el guante en la casa de O. J. Simpson después de recogerlo en la escena del crimen, y el análisis que afirmaba que el cabello podría ser de Nicole Brown, no era fiable.10 La fiscalía afirmó que no era así, señalando que el momento en que Fuhrman había llegado a la casa de O. J. Simpson, ya había sido peinada la escena del crimen en la casa de Nicole Brown por varios agentes durante casi dos horas, y ninguno había visto un segundo guante en la escena. En su primera ronda de testimonios, Fuhrman respondió «no» cuando F. Lee Bailey le preguntó si él había puesto cualquier prueba en la casa de O. J. Simpson. En su segunda ronda de testimonios, Fuhrman se acogió a la Quinta Enmienda cuando Uelmen le hizo la misma pregunta. El 8 de septiembre de 2012, Darden acusó a Cochran de haber manipulado el guante antes del juicio.59 Alan Dershowitz, miembro del equipo de defensa de Simpson, refutó la acusación, afirmando que «la defensa no tiene acceso a pruebas excepto bajo circunstancias controladas».60

Las diferencias raciales En los argumentos de conclusión, Darden ridiculizó la idea de que los agentes de policía hubieran querido hacer una encerrona a O. J. Simpson.3 El Departamento de Policía de Los Ángeles acudió

a casa de O. J. Simpson 8 veces, entre 1986 y 1988, por llamadas de auxilio de Nicole Brown por violencia doméstica. Si el Departamento iba contra O. J. Simpson, ¿por qué, se preguntó, no lo arrestaron y citaron hasta enero de 1989 y por qué esperaron para arrestarlo 5 días después de los asesinatos de 1994?3 En sus conclusiones ante el jurado, Cochran mencionó a Fuhrman, demostrando que se había referido reiteradamente a los afroamericanos como «niggers» y que había presumido de golpear a jóvenes afroamericanos siendo agente de policía, lo que posteriormente fue criticado por Robert Shapiro y, al menos, por un miembro del jurado,3 así como el padre de Ron Goldman, Fred Goldman. Cochran calificó a Fuhrman como «un genocida racista, perjuro, la peor pesadilla de América y la personificación del mal».3 Fuhrman más tarde se acogió a la figura del no contest («no quiero disputar» o «nolo contendere») por un cargo de delito grave de perjurio, que surgió de su testimonio en el juicio contra O. J. Simpson. Crecía el temor a que se desataran los disturbios raciales por todo Los Ángeles y el resto del país si O. J. Simpson era declarado culpable de los homicidios, disturbios similares a los que se produjeron después que cuatro policías fueran absueltos en 1992 por agredir brutalmente al taxista negro Rodney King tres años antes. Como resultado, el día de la sentencia todos los oficiales de policía de Los Ángeles hicieron turnos de 12 horas diarias y una barrera de más de 100 agentes de policía a caballo rodeaban la corte del Condado de Los Ángeles, previendo que se produjeran disturbios multitudinarios.

El veredicto A las 10 horas del 3 de octubre de 1995, O. J. Simpson fue declarado no culpable. El único testimonio valorado fue el de conductor de limusina Alan Park, quien afirmó que no vio el Ford Bronco de Simpson fuera de la finca de Rockingham después de que ocurrieron los asesinatos. El jurado llegó al veredicto a las 15,00 h del día anterior, tras solo cuatro horas de deliberación, pero el juez Ito aplazó el anuncio.61 Antes del veredicto, el presidente Bill Clinton fue informado sobre las medidas de seguridad que se tomarían en caso de disturbios por todo el país si O. J. Simpson era declarado culpable. Se estima que 100 millones de personas en todo el mundo dejaron lo que estaban haciendo para ver o escuchar el anuncio del veredicto. La cantidad de llamadas telefónicas a larga distancia cayó un 58%, y el volumen de negocio en la Bolsa de Nueva York se redujo en un 41%. El consumo de agua disminuía a medida que la gente evitaba el uso de baños. Tanta gente dejó de trabajar, que se estima que hubo unas pérdidas de productividad valoradas en 480 millones de dólares.61 El Tribunal Supremo de Estados Unidos recibió un mensaje sobre el veredicto durante los argumentos orales, y los jueces se pasaban unos a otros la nota en voz baja, mientras se escuchaba la presentación del fiscal. Algunos congresistas cancelaron ruedas de prensa y uno de ellos les dijo a los periodistas que «No solo me gustaría que no estuvierais aquí, sino que me gustaría no estar yo tampoco».62

La reacción a la sentencia En entrevistas con los miembros del jurado posteriores al juicio, algunos decían que creían que O. J. Simpson probablemente cometió los asesinatos,63 pero que la acusación no pudo demostrarlo. Tres miembros del jurado publicaron un libro llamado Madam Foreman,64 en el que se afirma que fueron los errores de la policía, y no la raza, lo que motivó su veredicto, y que consideraban al fiscal Darden como una concesión populista de la oficina del fiscal por el hecho de ser negro.58 Los más críticos con el veredicto de inocencia sostienen que el tiempo que el jurado se tomó para deliberar fue excesivamente corto en comparación con la duración del juicio, y que los miembros del jurado, la mayoría de los cuales no tenían ningún tipo de educación universitaria, no entendieron las pruebas científicas.65 Después de la lectura del veredicto, el jurado número seis, de 44 años de edad, Lionel Cryer, saludó a O. J. Simpson levantando el puño, símbolo del Black Power.66 En 1996, Johnnie Cochran, el abogado defensor de O. J. Simpson, escribió y publicó un libro sobre el juicio que fue titulado Journey to Justice (Viaje a la justicia), en el que describía su participación en el caso.67 Ese mismo año, Robert Shapiro, también abogado de O. J. Simpson, escribió otro libro sobre el juicio que se tituló The Search for Justice (La búsqueda de la justicia), en el que critica a F. Lee Bailey como

una «bala perdida» y a Johnnie Cochran por centrar el juicio en un tema de raza.68 En contraste con el libro de Cochran, Shapiro afirma en el suyo que él no creía que O. J. Simpson fuera perseguido por la policía de Los Ángeles por motivos raciales, pero sí creía que el veredicto había sido correcto debido a la existencia de una duda razonable.58 La fiscal principal del caso, Marcia Clark, también escribió un libro en 1998 sobre el caso titulado Without a Doubt (Sin lugar a duda).69 Su libro relata el proceso, desde la selección del jurado hasta las conclusiones de cierre, y acaba afirmando que nada podría haber salvado su caso, dado el papel prominente que la defensa le dio al tema racial y al jurado negro que lo juzgó. En opinión de Marcia Clark, las pruebas de cargo deberían haber condenado fácilmente a O. J. Simpson. Que no ocurriera eso, afirma, manifiesta un sistema judicial cuya imparcialidad es dudosa cuando la raza y la fama participan en el proceso. Vincent Bugliosi, ex fiscal adjunto de distrito del Condado de Los Ángeles, escribió un libro titulado Outrage: The Five Reasons Why O.J. Simpson Got Away with Murder (Indignación: las cinco razones por las que O.J. Simpson consiguió salirse con la suya). Bugliosi fue muy crítico con Clark y Darden, a los que culpa, entre otras cosas, de no presentar la nota que Simpson había escrito antes de tratar de huir. Bugliosi sostenía que esa nota «apestaba» a culpabilidad y que se debería haber permitido que el jurado la viera. También señaló que al jurado nunca se le informó de los elementos que se encontraron en el Ford Bronco: una muda de ropa, una gran cantidad de dinero en efectivo, un pasaporte y un disfraz. La fiscalía explicó que estas piezas de convicción habrían traído a colación cuestiones emocionales por parte de Simpson que podrían haber perjudicado el caso, a pesar de que parecía que los elementos podían ser utilizados para la fuga.3, 70 O. J. Simpson hizo una declaración autoinculpatoria a la policía acerca del corte que tenía en el dedo: en la primera ocasión afirmó que se lo cortó accidentalmente la noche de los asesinatos con un trozo de cristal roto en la habitación de su hotel en Chicago; a continuación, unos minutos después, cambió su historia, diciendo que se cortó el dedo en Los Ángeles y que luego se abrió nuevamente el corte mientras estaba en Chicago, y, más tarde, alegó no recordar en absoluto cómo se hizo el corte en el dedo medio de la mano izquierda. Bugliosi reprendió a Clark y a Darden por no permitir que el jurado escuchara la cinta con el audio de esta declaración grabada por la policía. Bugliosi también dijo que los fiscales deberían haber detallado más los malos tratos de O. J. Simpson a su esposa. Dijo que debería haber quedado claro para el jurado, en su mayoría afroamericano, que O. J. Simpson ayudó poco a la comunidad negra y que nunca hizo nada para ayudar a las personas negras menos afortunadas que él. Bugliosi señaló que, aunque los fiscales obviamente entendieron que la raza de O. J. Simpson no tenía nada que ver con los asesinatos, una vez que la defensa «abrió la puerta» (al retratar falsamente a O. J. Simpson como un líder de la comunidad negra e intentar mostrar que le habían inculpado en un exceso de celo por encontrar a un sospechoso), debería haberse presentado la prueba de lo contrario, para evitar que el jurado sesgara su veredicto. Bugliosi también criticó las conclusiones finales de la acusación como inadecuadas.70 Bugliosi afirmó que otro de los errores de la Fiscalía fue que en lugar de juzgar el delito en Santa Mónica, California, donde normalmente se juzgan los asesinatos ocurridos en Brentwood, la acusación decidió llevar el juicio a Los Ángeles. Durante el proceso de selección del jurado, la defensa dificultó a la acusación la impugnación de posibles jurados de raza negra, con el argumento de que es ilegal eliminar a un jurado por motivos raciales (las cortes de California prohibieron las recusaciones sin causa a los miembros del jurado por motivos de raza en El Pueblo contra Wheeler,71años antes de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos lo hiciera en Batson contra Kentucky).72 Quienes apoyan al fiscal de distrito Garcetti, señalaron que la decisión de trasladar el juicio fue tomada en realidad por el presidente del Tribunal Superior de Los Ángeles, y no por el fiscal de distrito. El juicio fue trasladado por razones de seguridad y el mal estado de la Corte del Santa Mónica.73 Otra crítica frecuente es que Garcetti estaba «micromanejando» el juicio, y tomó la decisión de que O. J. Simpson se probara los guantes de cuero con sangre recuperados de la escena del crimen, en su propiedad, en la audiencia pública. Las manos de Simpson parecían incapaces de encajar en esos guantes, lo cual fue muy perjudicial para el caso de la Fiscalía. De hecho, la decisión de que Simpson se probara los guantes fue tomada tanto por Darden como por Clark. Además, los expertos criticaron a la fiscalía por llamar a Mark Fuhrman al estrado en primer lugar y afirmaron que la acusación falló al no hacer las diligencias debidas para conocer sus declaraciones racistas

anteriores. La oficina del fiscal argumentó que la defensa habría llamado a Fuhrman de todos modos, y que nadie sabía de la existencia de las «cintas McKinny» hasta después de que el juicio realmente comenzara.74 La discusión acerca de los elementos raciales del caso continuó mucho tiempo después del final del juicio. Algunas encuestas y algunos comentaristas han llegado a la conclusión de que muchos negros, aunque tenían sus dudas sobre la inocencia de Simpson, eran más propensos a sospechar de la credibilidad y la imparcialidad de la policía y los tribunales, por lo que eran más propensos a cuestionar las pruebas. Después del veredicto del juicio civil contra O. J. Simpson, la mayoría de los blancos creían que se había hecho justicia y la mayoría de los negros (el 75%) no estaba de acuerdo y creían que el veredicto se debía a motivos raciales.11 Una encuesta de la cadena NBC realizada en 2004 informó de que si bien del total de las 1.186 personas que formaban la muestra, el 77% creía que O. J. Simpson era culpable, sólo el 27% de los negros de dicha muestra creía lo mismo, en comparación con el 87% de los blancos. Cualquiera que sea la naturaleza exacta de la brecha racial, el caso O. J. Simpson continúa siendo evaluado a través de la lente de la raza.

La cobertura de los medios de comunicación Los asesinatos y el juicio -«la historia más grande que he visto», dijo el productor de Today, de la NBC- recibieron una cobertura mediática extraordinaria desde su mismo inicio; como mínimo se propuso la edición de un «libro-exprés» dos horas después de ser encontrados los cuerpos, cuyo lanzamiento se programaba para solo unas semanas más tarde.32El caso ocupó la primera página de Los Angeles Times más de 300 veces después de la homicidios, y los programas nocturnos de noticias de las tres grandes cadenas de televisión dedicaron más horas de emisión al caso O. J. Simpson que a la guerra de Bosnia y el atentado de Oklahoma City juntos. Los medios de comunicación servían a un público entusiasta; una compañía cifró la pérdida de la productividad nacional de los empleados que seguían el caso en lugar de trabajar en 40.000 millones de dólares.75 The Tonight Show with Jay Leno emitió muchas sátiras durante el juicio, y los «Dancing Itos» -un grupo de bailarines vestidos como el juez- era un espacio recurrente y muy popular.76 Simpson, que además de su carrera como actor había trabajado como reportero deportivo para la NBC y la ABC, tenía muchos amigos y relaciones en el mundo de los medios de comunicación, lo que hacía que la mayoría de las cadenas fueran reticentes a emitir una película o serie sobre el caso.32 La Fox, que emitió una 1995, fue una excepción, y la CBS la siguió varios años más tarde.55 En 2016, FX emitió una miniserie. A veces, la misma cobertura de los medios de comunicación fue polémica; la cuestión de si se debía dar acceso o no a las cámaras de televisión en el tribunal fue una de las primeras cuestiones que el juez Ito tuvo que dilucidar, decidiendo, finalmente, que la retransmisión del juicio estaba justificada.77 Esta decisión del juez Ito sería posteriormente criticada por otros profesionales del ámbito jurídico, y se dijo que él mismo, además de otros personajes relacionados con el caso (como Marcia Clark, Mark Fuhrman o Kato Kaelin), habían sido influidos en cierta medida por la presencia de los medios y la publicidad que la acompañaba. El juicio fue cubierto con 2.237 piezas en las noticias de televisión desde 1994 hasta 1997.61 El juez Lance Ito también fue criticado por permitir que el proceso se convirtiera en un circo mediático y no haber hecho todo lo que estaba en su mano para regular el proceso judicial.78 El 27 de junio de 1994, la revista Time publicó un artículo de portada: «Una tragedia americana», con la fotografía policial de O. J. Simpson en portada.79 La imagen era más oscura de lo que acostumbraba a ser la portada de la revista, y la foto era más oscura que la original, como se muestra en la revista Newsweek que fue publicada en la misma época. Esta cuestión se convirtió en un objeto de escándalo mediático, y se constató que se había manipulado la fotografía, oscureciéndola, con el fin de hacer parecer a O. J. Simpson más «amenazador», como algunos comentaristas han afirmado. La publicación de la foto de portada hizo llover las críticas sobre Time, que fue calificada de «amarillista» y editorialmente racista. Time se vio obligada a disculparse públicamente.80

Otras teorías Nadie más fue acusado de los asesinatos de Nicole Brown y Ron Goldman, y aunque O. J. Simpson sigue siendo el principal sospechoso, los asesinatos continúan siendo objeto de especulación e investigación. El detective Bill Dear llevó a cabo una extensa investigación, y sus pruebas y conclusiones (además de las de otros expertos, como, por ejemplo, el Dr. Henry Lee, que han valorado el crimen, el juicio y las pruebas), fueron tratadas en el documental de la BBC OJ: The True Untold Story (OJ: La verdadera historia no contada, 2000). El documental afirma que la policía y la

fiscalía habían contaminado o colocado pruebas que apuntaban a O. J. Simpson como el asesino, y que se ignoraron las pruebas que podrían haberle descartado. Por otra parte, afirma que la Fiscalía eliminó demasiado rápidamente a otros posibles sospechosos, entre ellos el hijo mayor de O. J. Simpson, Jason Simpson, y a personas vinculadas con el tráfico de drogas, con las que Nicole Brown, Ron Goldman y Faye Resnick tenían relación.

Después del juicio El juicio civil contra O. J. Simpson En 1997, Fred Goldman y Sharon Rufo, los padres de Ron Goldman, presentaron una demanda contra O. J. Simpson por homicidio imprudente, y el padre de Nicole Brown, Lou Brown, como su representante legal,38 una «demanda de superviviente» (así se denomina en la ley cuando se toman acciones legales en nombre del fallecido por los daños y lesiones sufridos por este) en un juicio que duró cuatro meses en Santa Mónica y que no fue televisado (por orden del juez).78, 81 La familia Goldman estuvo representada por Daniel Petrocelli, y Simpson, por Bob Baker. Los especialistas en leyes que observaron el proceso alabaron la pericia de los abogados de ambas partes. La defensa de Simpson costó aproximadamente 1 millón de dólares y fue pagada por una póliza de seguros de su compañía, Orenthal Enterprises.38 Mark Fuhrman no fue llamado a declarar, y O. J. Simpson fue citado a declarar en su propio nombre.5, 11 Además, se aportó una foto de O. J. Simpson tomada cuando acudía a un partido de los Buffalo Bills en 1993, en la que se veía que llevaba zapatos Bruno Magli,82 el mismo tipo de que calzado que, según los investigadores, vestía el asesino de Goldman y Brown cuando se cometieron los asesinatos.83 La foto fue luego presentada como prueba, ya que O. J. Simpson siempre había negado que tuviera tales zapatos.83 En este juicio civil, el jurado concedió una indemnización de 12,6 millones de dólares a los hijos de O. J. Simpson y Nicole Brown, Sydney y Justin, como beneficiarios de la herencia de su madre.5 Las familias de las víctimas recibieron 33,5 millones de dólares por daños punitivos y compensatorios, encontrando de esta manera a O. J. Simpson responsable de ambos asesinatos. Cuatro años después del juicio, en una subasta para pagar parte del dinero de la condena, Bob Enyart, un presentador de radio cristiano conservador, pagó 16.000 dólares por algunos de los recuerdos de O. J. Simpson, incluyendo su certificado de ingreso en el Salón de la Fama, dos camisetas y dos trofeos que le dieron en reconocimiento a sus obras de caridad. A continuación, se llevó tales objetos a la salida del juzgado en el que se había celebrado la subasta, quemó el certificado y los jerseys y, con deliberada calma, machacó los trofeos con un mazo.84, 85 En 2008, El Tribunal Superior de Los Ángeles aprobó la solicitud de renovación de los demandantes en el juicio civil contra Simpson.

If I did it (Si lo hice) En noviembre de 2006, ReganBooks anunció un libro de O. J. Simpson, titulado If I did it (Si lo hice), una confesión que la editora declaró como hipotética. Se puso como fecha de salida del libro el mismo día que la cadena Fox iba a emitir un especial sobre O. J. Simpson. La editora, Judith Regan, declaró para The Associated Press: «Es un caso histórico, y considero esta su confesión».86 El 20 de noviembre de 2006, News Corporation, empresa matriz de ReganBooks y de la Fox, canceló tanto el libro como la entrevista de televisión debido al alto nivel de crítica que estaban recibiendo por parte del público. El presidente ejecutivo, Rupert Murdoch, en una conferencia de prensa, sentenció: «Yo y los directivos estamos de acuerdo con la opinión pública estadounidense de que se trataba de un proyecto poco meditado».87 Más tarde, a la familia Goldman le concedieron los derechos del libro para satisfacer parcialmente la cantidad que debían recibir de O. J. Simpson tras el juicio civil. El título del libro fue cambiado a If I Did It: Confessions of the Killer (Si lo hice: Las confesiones del asesino). En la portada del libro, el título fue rediseñado, con la palabra «If» («Si») mucho más pequeña que «I Did It» («Lo hice»), y además escondida dentro de la «I», por lo que si no se mira muy de cerca, en realidad parece que el título sea: I Did It: Confessions of the Killer (Lo hice: confesiones del asesino).

O. J. Simpson después del juicio civil El 6 de septiembre de 2012, Christopher Darden, ex fiscal de distrito de Los Ángeles, acusó al difunto Johnnie Cochran de «manipular» uno de los guantes que la fiscalía afirmaba que relacionaban a O.

J. Simpson con los asesinatos,88 una declaración que el abogado de O. J. Simpson, Alan Dershowitz, ha denominado «una fabricación total».89 En 2007, como resultado de un incidente en Las Vegas, en relación con un intento de recuperar objetos que, según O. J. Simpson, le habían sido robados, este fue declarado culpable de varios delitos, incluido el uso de un arma mortal para cometer secuestro, robo y robo a mano armada, por lo que fue condenado a 33 años de prisión. A partir de noviembre de 2015, sus intentos de apelar esta sentencia no han tenido éxito y actualmente reside en el Centro Correccional de Lovelock, en Nevada, aproximadamente a 900 kilómetros al nor-noroeste de Las Vegas, y a 500 kilómetros al este-noreste de San Francisco. O. J. Simpson será elegible para la libertad condicional en octubre de 2017. O. J. Simpson ha concedido dos entrevistas en relación con el caso: una en 1996, con Ross Becker,