Doma Racional Equina

Doma racional Equina La doma racional es cualquier método de adiestramiento que no utiliza la violencia para adiestrar a

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Doma racional Equina La doma racional es cualquier método de adiestramiento que no utiliza la violencia para adiestrar a un caballo, no es una sola técnica, es cualquier método de adiestramiento que no usa la fuerza del caballo sino su inteligencia. Estas técnicas de adiestramiento no se le pueden atribuir a una sola persona o teórico como su creador, ya que estas técnicas parten de la relación natural que han tenido humanos y caballos desde su domesticación, es un conocimiento que se ha ido perfeccionando con el tiempo y que cuenta con tantas técnicas como personas que lo han intentado. La forma “tradicional” como se ha venido desarrollando la doma equina se basa en el castigo físico, el sometimiento y el miedo, lo que no genera vínculo con el animal sino una relación de temor. El éxito de la doma racional parte de la observación del caballo y entender su psicología, en tratar de sentir empatía por el animal, recordando que empatía es la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, lo que se traduce al mundo equino, en la capacidad de entender la naturaleza del animal y su evolución, la forma como se comunica e incluso nos ve. Todos los caballos deben ser adiestrados, no sólo para la monta, sino para la cotidianidad, actividades como el baño, el motilado, la desparasitación...etc, deben tener un manejo especial. La doma racional se puede iniciar incluso desde el momento de nacer, hasta cualquier edad, ya que las técnicas de la doma racional son tan beneficiosas y bondadosas que permite tomar al ejemplar en cualquier momento; claro está, que entre más pequeño se inicie mejor, ya que el animal no tendría la oportunidad de coger resabios y se educaría como su domador lo guíe. Para entender el comportamiento de los caballos hay que partir de la base de que los equinos son animales que eligen a su líder por la seguridad que le proporciona. Y en cambio huyen del individuo que intenta dominarlo por la fuerza. Lo primero que se debe buscar en la doma es el acercamiento voluntario del caballo, no que el animal necesite esta amarado y traído a la fuerza cuando está cerca del humano, sino que el entienda que no le vamos a hacer daño y que se puede acercar a nosotros en cualquier momento, cuando este acercamiento se

logra, ya convencimos al animal de que no somos peligrosos y empezamos a ganarnos su confianza. Luego se inicia con la desconquillada del animal la cual consiste en que con la mano y con diferentes implementos como el mismo pisador, lo sobamos por todas partes del cuerpo para que el caballo empiece a aceptar el contacto físico y este cada vez más tranquilo con nuestra presencia, este proceso toma su tiempo ya que debemos buscar relajar lo más que podamos al animal. Después que el animal se sienta cómodo con la descosquillada iniciamos con la relajación del caballo, mediante sencillos ejercicios de estiramiento como bajándole la cabeza y flexionándosela, pasándole una cuerda por el tronco como si fuéramos a medirlo y apretándosela suavemente, ir enseñándole a levantar los posteriores, los inferiores; este trabajo específico busca que el caballo este muy voluntario a los movimientos y a la presión, ya que debemos usar la presión como un juego. El adiestrador va presionando de a poco al animal, al responder positivamente el equino el domador quita la presión de esta manera el caballo va entiendo que mientras el obedezca o haga lo que el domador le está pidiendo va obteniendo descanso, caricias, y va entendiendo que si pelea recibirá castigo el cual será un regaño y no recibir caricias o descanso. Es muy importante que el doma racional no se puede hablar de tiempos ya que dependemos 100% de las habilidades del caballo para aprender, el adiestrador puede ser muy bueno, pero si el caballo no tiene BRIO, voluntad, memoria, buen genio o temperamento dócil, el tiempo para conseguir resultados va ser más largo, teniendo en cuenta que la doma racional es el método más efectivo y de mejores resultados en el corto tiempo que con otro tipo de domas. Conociendo la psicología del caballo, su modo de sentir, actuar y reaccionar podemos lograr que el potro desde un primer momento nos reconozca como su líder y su guía. Pero si un caballo ya está digamos “viejo” o con resabios será siempre más complicado de aconductar que ya es mucho más sencillo empezar que corregir, cuando vamos a remendar (corregir malos hábitos del caballo), el animal lleva mucho tiempo usando ese comportamiento como defensa, como su arma para relacionarse con los humanos o ante el trabajo, por lo que siempre preferirá no trabajar y comportarse mal que dejarse guiar, por eso es tan importante la paciencia y aprender a leer al caballo. Es vital que se dedique tiempo a observarlo, a conocerlo a interpretarlo, para poderse ganar la confianza del animal.

Son principios básicos de la doma racional: 

Aceptar que no todos los caballos se dejan arrendar (adiestrar, domar… etc), y que hay vicios que en algunos casos no podrán ser erradicados.



Hay diferencia entre BRÍO y temperamento del animal, el BRÍO es genético el caballo lo tiene o no lo tiene, lo que se trata de moldear con la doma racional es el temperamento o la actitud frente al trabajo del caballo; un caballo bravo bien manejado puede convertirse en un caballo manso. El caballo criollo colombiano es un caballo con BRÍO, y es un error tratar de corregir esto, ya que el BRÍO es la voluntad para trabajar del caballo, un caballo sin BRÍO no se muestra, no trabaja, no aprende.



En la doma Racional hay que ser práctico y menos romántico, en especial con el caballo criollo, ya que es importante parar en el momento indicado para no quitarle la voluntad al animal, ya que estamos trabajando con un caballo no con un perro, el picante del caballo criollo está en ese BRÍO que tiene y es bueno que lo conserve.



Para domar lo principal es la paciencia, no podemos pretender trabajar a nuestro ritmo, pues aquí el que aprende es el caballo y es a su ritmo que debemos someternos.

Es muy importante tener un manejo integral del conocimiento equino en todas las personas de las que depende del caballo, desde el dueño, pasando por su administrador, montador, palafrenero, hasta veterinario, herrero..etc. es trascendental que toda la cadena sepa de qué se está hablando, pero sobre todo haga un esfuerzo no sólo por actualizarse en conocimientos sino por abrir un poco su mente y aprender a leer al animal. Se ha comprobado que cuando la persona que está encargada del manejo del caballo tiene conocimientos de doma racional puede influenciar en sus trabajadores en el uso de estos métodos, ya que un caballo bravo quita mucho tiempo, es un riesgo para los manejadores, aumenta los costos en manejo, y dificultad el día a día con el ejemplar. Entienda de los caballos que: El caballo vive ahorrando al máximo su energía. Por eso no es justo que lo tratemos de flojo o perezoso.

Está acostumbrado a vivir en manadas se pone muy nervioso si ha de estar solo para trabajar. Tiene muy desarrollado el olfato y advierte muchos peligros mucho antes que nosotros. La razón por la cual el caballo ha sobrevivido tantos miles de años es porque se ha valido de su gran velocidad de huida. El prefiere escapar a enfrentar. La curiosidad del caballo es la que le ayudara para enseñarle. Les gusta explorar y descubrir, lo que a su vez facilita que pierdan rápidamente los miedos a ruidos o situaciones extrañas. Los caballos tienen la capacidad de "leer" cada uno de nuestros movimientos. No es necesario solamente el contacto físico para que entiendan lo que queremos conseguir de ellos. El caballo necesita un líder natural. Debemos demostrarle que somos su líder o el tomará ese lugar. "El" estará siempre bien cerca de nosotros. Naturalmente el caballo se resiste a las presiones por eso debe aprender a no resistirse Primero pedimos, luego esperamos y finalmente nos retiramos a penas veamos una reacción positiva. Es el premio por reaccionar positivamente: darle su tranquilidad nuevamente. (es la presión de la hablamos en la IV parte). El primer paso de la doma racional es el imprinting y se hace desde el nacimiento. La palabra inglesa "imprinting", significa imprimiendo, dejando huella. Luego como imprinting o proceso de impronta, podríamos denominar las acciones y situaciones que el potro va imprimiendo en su cerebro, producto de las enseñanzas de la madre y de su entorno. Esta impronta comienza desde el momento mismo del nacimiento: el potro llega a un mundo totalmente nuevo y desconocido para él; comienza a observar, a conocer todo lo que encuentra a su alrededor y lo va aceptando como algo natural. Para el potrillo recién nacido, todo lo que percibe, lo toma como bueno. Lo primero que encuentra normalmente, es a su propia madre que en principio lo lame y seca, activándole la circulación sanguínea, ayudándolo a alcanzar su temperatura corporal. Lo ayuda a incorporarse y le brinda su primer alimento. De ahí en adelante, se forma entre ellos un vínculo de mutua ayuda, en cuanto a protección y alimentación para el potro. Y en lo que se refiere a la yegua, cuando lo amamanta, alivia la molestia que le produce la acumulación de leche en la ubre. El potrillo va a estar siempre cerca de la madre y aprenderá de ella todo lo que le enseñe; por ejemplo, a qué temerle y a qué no; dónde encontrar la comida, qué lugares son seguros, a cuáles no debe ir, y algo muy importante: la dominancia o sumisión dentro de la manada. Esto tiene que ver con el lugar jerárquico que

ocupa la yegua madre dentro de su propia manada; entonces tendremos que la yeguas líderes criarán potros con características de liderazgo, mientras que yeguas sumisas criarán igualmente potros sumisos que se doblegarán ante los superiores de su manada. En cuanto a la relación y creación del vinculo entre el hombre y los caballos, lo ideal sería que estuviéramos siempre presentes en el momento del parto y así convertirnos en algo natural para ellos. Existen técnicas de impronta que hablan de los ejercicios que se deben realizar con el potro recién nacido, para que éste nos acepte como algo natural, como decíamos anteriormente; pero en general se resumen en acariciar al potrillo, haciendo que desde sus primeros momentos de vida nos tenga esa confianza que nosotros queremos. Otro de los puntos claves en este momento según expresan muchos autores, es soplar directamente en la nariz del potrillo para que reconozca nuestro olor; se dice que si hacemos esto, jamás olvidará ese olor por el resto de su vida. El imprinting consiste en desensibilizar al potrillo en todas las partes del cuerpo donde naturalmente puede sentirse incomodo con el contacto. Lo primero que se hace es colocarle un bozal con cabestro, para facilitar el manejo, cosa que de recién nacido se consigue muy fácilmente, a continuación se lo tranquiliza soplándole suavemente en el hocico, parece que es uno de los métodos que tienen los equinos para relacionarse, se lo acaricia en la cabeza, prestando especial atención a los ojos, que el rehusará instintivamente por ser una parte de su cuerpo muy sensible y vulnerable. Luego que acepta nuestras caricias en esta zona, progresamos hacia atrás pasándole la mano por el cuello, seguimos por los costados, el lomo, la panza que es otro lugar que por contener órganos vitales nos va a costar más que acepte el contacto. Le levantaremos las manos y las patas y se le golpea con la mano la suela de los cascos para facilitar el futuro trabajo del herrador. Se le introducen los dedos en la boca, orejas y nariz. Todo se hace con especial suavidad y repitiéndolo tantas veces como sea necesario, al principio el potrillo puede rehusar el manoseo, pero en este su primer día de vida, en unos segundos se relaja y tranquiliza. Se debe desensibilizar cada zona hasta que lo acepte, relaje y no se sienta perturbado. Esto se detecta al ver que el potrillo relajado acepta el contacto y entrecierra los ojos.

Este procedimiento lleva de 15 a 20 minutos, al terminar se lo deja con el bozal colocado arrastrando una soga de más o menos 5 metros de largo para facilitar agarrarlo al día siguiente. Se debe tener mucho cuidado con la madre, por más mansa que sea, se pone agresiva defendiendo a su cría, pudiendo morder, manotear o patear si se le da la oportunidad, a campo o en box siempre debe estar embozalada y bien sujeta por una persona idónea, o atada, el operador que trabaja con el potrillo nunca debe confiarse y jamás le dará la espalda, manteniéndose a una distancia segura pero sin alejar demasiado al potrillo para no aumentar innecesariamente la ansiedad de la madre. Este procedimiento se repite 2 o 3 días seguidos, a los 15 días, y luego una vez por mes 2 o 3 días consecutivos hasta los 6 meses de edad, momento en que suele llevarse a cabo el destete. Entre los intervalos se le quita el bozal y se lo deja suelto con la madre, para volver a agarrarlo es conveniente hacerlo pasar por la manga con la madre ya que es el mejor método para embozalarlo, de lo contrario tendremos que enlazarlo en el corral de encierro, lo que hay que hacer con mucha suavidad y paciencia cosa que lleva mucho tiempo si son varios los potrillos que tenemos que trabajar. Si no se pudiera comenzar el imprinting el día de su nacimiento, se realizará cuando lo decidamos, hay que tener en cuenta que cuanto más tarde lo hagamos más tiempo requerirá desensibilizarlo y que acepte al ser humano como su amigo. Puede que sea necesario inmovilizarlo con el maneador, haciéndole una manea redonda, o voltearlo con él para colocarle maneas de goma que no lo lastimaran. Para que el potrillo tenga una buena relación con el hombre es conveniente que la madre sea muy mansa, la cría imitará todas sus actitudes. Si la madre se aleja cuando nos aproximamos, el potrillo hará lo mismo, si ella se espanta cuando levantamos la mano para acariciarla, él saldrá huyendo. Como ya dijimos durante toda la lactancia se lo agarrará cada 30 días para trabajarlo 2 o 3 días consecutivos mientras se lo tiene amarrado para que se acostumbre a estar atado, y luego de terminar se lo cepilla y baña con la manguera. A los dos meses de nacimiento es cuando se les enseña a cabestrear, se ensilla a la madre y se le ata el potrillo a la asidera y como este la sigue naturalmente resulta muy fácil que aprenda, primero desmontado y luego montado, al paso, trote y galope. Esto nos permite poder dar paseos montando a la yegua si se lo

desea, llevando en forma segura a su cría y para que le pierda el miedo a las cosas que luego le serán habituales como por ejemplo, los ruidos de la ruta. El siguiente paso es enseñarle a cabestrear de a pie. Debemos pararnos a un costado en un ángulo entre 45 y 90 grados, fraccionamos del cabestro hasta que mueva una mano, logrado esto se afloja la tensión que lo incomodaba por acción del bozal en el hocico y la nuca, repitiendo este procedimiento pronto aprenderá que al avanzar para donde le tira el cabestro encontrará comodidad, y en poquitos días cabestreará de a pie sin dificultad. LUEGO DEL DESTETE Para cuando los potrillos tienen 6 meses de edad habrá algunos muy mansos y otros no tanto. Se considera manso a un potrillo al que cuando se lo tiene en el corral de encierro, nos podemos acercar, tocarlo sin que se aleje y nos permite embozalarlo. Conseguir esto durante la lactancia depende mucho, como ya se dijo, de la mansedumbre de la madre. El destete puede iniciar a los 6 meses de edad debido a que en este momento la leche de la madre pasa a segundo plano, siendo el pasto la alimentación más importante. Al realizar el destete se separan machos de hembras y es de vital importancia dejar los animales destetados con bozal colocados en potreros bien empastados que tendremos reservados para tal fin y en donde estarán solos. A los machos se les colocará un caballo muy manso que los acompañe del que aprenderán por imitación a comportarse, a las hembras se les pondrá como nodriza una yegua mansa. Una vez por mes se encerrarán en el corral de encierro, al que aprenderán a entrar sin dificultad siguiendo al animal adulto que los acompaña. Entraremos con ellos al corral y permaneceremos unos minutos moviéndonos entre ellos suavemente para que se acostumbren a nuestra presencia, luego nos dirigiremos al animal adulto para acariciarlo y darle ración o avena, de manera que los potrillos vean que él nos acepta y come. Luego nos dirigiremos al potrillo que esté más cerca e intentaremos tocarlo y agarrarlo del bozal, al principio puede ser útil tener una soga de 4 o 5 metros de largo para facilitar agarrarlo dentro del corral. Les enseñaremos a comer ración o avena de un balde que sostendremos en las manos, esto se consigue en pocos días porque verán comer del balde al adulto que convive con ellos.

Es conveniente que en esta etapa aprendan a respetar el alambrado eléctrico si es usado en el establecimiento y no se ha usado antes con ellos. En los primeros meses luego del destete, cuando ya se consiga su mansedumbre se les enseña a echarse. Para esto se le coloca el bozal y se le hace un pie o mano amiga, esto consiste en pasar una soga alrededor del tórax y atar la mano del lado de montar alzada para que no pueda apoyarla. Una vez realizado esto, haciendo presión hacia abajo desde el bozal y presionando para atrás, se lo hace bajar la cabeza hasta tocar el suelo, al inclinar el cuerpo hacia atrás se ve en la necesidad de echarse hasta quedar horizontal en el suelo, cosa que puede ayudar con el peso de su cuerpo. Una vez que consiga que lo haga lo repite varias veces para que lo fije y lo deja para repetirlo 3 o 4 días seguidos, esto se practica 1 vez por mes. Es muy probable que al segundo mes no haga falta ponerle el pie o mano amiga y se consigue que se eche levantándole la mano, haciendo la maniobra sin atársela. Esto se puede enseñar a cualquier edad a un caballo manso, pero es evidente que nos resultará más fácil cuando tiene 8 meses, por el peso que hay que manejar, que cuando tiene 3 años que es cuando empezamos a montarlo. Trabajando de esta manera todos los meses con los potrillos, para cuando cumplan 1 año serán totalmente mansos de abajo, saben cabrestear de a pie y atados a la asidera de un caballo, entran sin temor al corral donde se los puede agarrar y embozalar, comen ración o avena de un balde, lo cual nos permite agarrarlos, atrayéndolos con un balde, en cualquier potrero sin tener que hacer entrar a todos al corral, hacerlo echarse al suelo para curarle una herida o simplemente para demostrar su excepcional mansedumbre a un posible comprador. Si pudimos dedicarle el tiempo necesario a los potrillos durante su primer año de vida, como dijimos estarán muy mansos y nos podremos dedicar a los que están naciendo. En su segundo año de vida los trabajos que tendremos que hacer con ellos serán pocos. Reafirmaremos su mansedumbre cada 3 meses en el momento que los agarraremos para desparasitar y/o aplicarles alguna vacuna, ese día haremos que practiquen las cosas que aprendieron. Durante esta etapa de su vida es de vital importancia que sigan teniendo la compañía de un animal adulto muy manso, que para facilitar el manejo será un

caballo castrado o una yegua preñada sin cría al pie, debido a que nos conviene tener todos los potrillos en lactancia juntos para poder realizar con ellos los trabajos que describimos deben realizase. Con esta metodología de trabajo los potros de un año de edad no requerirán que les dediquemos mucho tiempo hasta que cumplan 2 años, cosa que si tendremos que hacer con los que todavía no cumplieron 1 año. Aprendiendo a conocer a su caballo Antes de intentar montar un caballo es importante conocerlo y el mejor momento para hacerlos es cuando lo cepillamos o lo aseamos. El cepillarlo regularmente, nos dará a conocer cada centímetro cuadrado, siendo capaces de detectar cualquier cambio o inflamación de los miembros. El caballo apreciará lo que hace. Debemos vigilar los ojos y las orejas del caballo para conocer las reacciones a los ruidos u objetos que le asusten. Al entender lo que dicen estos dos indicadores, nos ayuda a reemplazar el hecho de que el caballo no pueda hablar. Cuando conozca a su caballo, tendrá que aprender a llevarlo de la mano con la jáquima, así como la manera de atarlo. Siempre debe acercarse al caballo con suavidad y tranquilidad por delante o de lado, de manera tal que le vea. Debe hablarle en un tono bajo y suave, pasar la cuerda de la reata suavemente alrededor del cuello y, a continuación, colóquele la jáquima, deslizándola sobre su hocico y pasándola por encima de las orejas antes de abrocharla. Lleve al caballo por el lado izquierdo y mantenga su cabeza por delante mientras camina junto a su espalda. No deje que el caballo se quede atrás donde no lo pueda ver, ya que podría pisarle o golpearle si algo le asustara. Llegar a conocer a su caballo puede prolongarse hasta que se relaje y se acostumbre a su nueva vida y ambiente. Premiando el buen comportamiento de su caballo Como complementos nutritivos para cubrir carencias, proponemos alimentos o suplementos que actúan ante las deficiencias para pelaje, piel y cascos como las sales equinas, pero ya para premiar buenos comportamientos recomendamos: 

Zanahorias: aportan betacarotenos principalmente y son un buen complemento para la dieta diaria, aunque conviene lavarlas para eliminar la

tierra pues los restos en el estómago del caballo pueden provocar cólicos. La cebada hervida también es excelente, especialmente en invierno. 

Aceite de hígado de bacalao: muy recomendable para los animales que no tienen a su alcance vegetación al aire libre.



Aceite de linaza: ayuda en la digestión y da brillo al pelaje de los caballos. - Linaza hervida: combinada con otros alimentos supone un gran aporte proteínico.



Las golosinas como galletas de zanahoria especiales para caballo están provistas de un combinado perfecto de nutrientes carenciales y necesarios, especialmente para los destinados a correr en carreras.



Otros productos como terrones de azúcar, estimulan al animal en su relación consigo mismo, con los demás y especialmente con usted, pues no será fácil que se olvide de quien le endulza la vida.