Desarrollo Sostenible

UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO PROGRAMA DE FILOSOFÍA SEMINARIO DE FILOSOFÍA SOCIAL PROFESOR: DIEGO LONDOÑO ALUMNO: SAID OCTAVIO

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UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO PROGRAMA DE FILOSOFÍA SEMINARIO DE FILOSOFÍA SOCIAL PROFESOR: DIEGO LONDOÑO ALUMNO: SAID OCTAVIO FALLA ORTIZ

Fecha: Octubre 20 de 2005

Código: 75756

DESARROLLO SOSTENIBLE: DIÁLOGO DE DISCURSOS (INFORME DE LECTURA) El profesor Arturo Escobar en su artículo El Desarrollo Sostenible: Diálogo de discursos plantea un interrogante que resulta bien importante para la misma viabilidad de la especie humana. ¿Cómo es posible entender hoy la interacción entre naturaleza y sociedad? Ante el asombroso e intimidante desarrollo de la economía capitalista y de cara a un mundo globalizado cuyo paradigma constitutivo es la información, ¿Cómo es posible relacionar cultura, economía y medio ambiente?. En otros términos: ¿Cómo se define y se piensa hoy la realidad?1 Para dar solución a estos interrogantes, el autor recurre al desarrollo de tres propuestas: • Liberalismo – Desarrollo sostenible: Esta propuesta está inserta dentro del espíritu moderno, es decir, la realidad se configura desde una relación dualista entre Naturaleza ( lo que es dado, externo al ser humano) y Cultura (toda creación propia del espíritu humano). El hombre, en virtud de su capacidad racional, puede convertir el mundo natural en un recurso económico. Por tanto, la naturaleza es propiedad del hombre. Pero una propiedad monetaria, ya que el entorno natural, al ser una fuente de recursos para satisfacer las necesidades y deseos humanos, se torna en producto material que solo puede ser poseído mediante un sistema de mercado regulado por precios. Esto es lo que permite hablar de una “economización de la naturaleza”, cuyo supuesto más evidente es la existencia de una economía dada, autónoma respecto a los ámbitos político, social y religioso. La naturaleza, en tanto que mercancía, no puede ser excluida del escenario económico. Hay que poner precio a todos los elementos naturales, privatizándolos a escala global (como lo propone, de alguna manera, el informe Bruntland). La ecología queda definida, así, desde la economía: “una ecología sana es buena economía”. La solución al problema del agotamiento del entorno natural está en buscar formas más eficientes de usar los recursos, ya que si estos son limitados, lo que se debe procurar es crear e implementar proyectos de gestión ambiental donde se produzca más a partir de menos. Esta es la Tesis fundamental del desarrollo sostenible que busca administrar de una manera más justa y adecuada los recursos naturales (No obstante, esta idea es contraria a los teóricos del desarrollo sostenible en Latinoamérica para quienes la ecología mas que un derivado de la economía es entendida como un sujeto político). • Culturalismo: Más que una propuesta en sí misma, es una directa crítica al discurso liberal del desarrollo sostenible. Nuestra relación con la naturaleza –afirman en general los culturalistas- no está mediada tan sólo por lo económico. La razón instrumental no puede ser el agente relacionante entre hombre y naturaleza. La cultura será, entonces, la instancia fundamental en la relación hombre – naturaleza. Por ello, desde esta perspectiva, no puede concebirse una economización de la naturaleza, ya que ésta no puede ser definida solo como fuente de vida material, sino además, espiritual. Mas aún, en el discurso del desarrollo sostenible, la naturaleza pierde su fuerza como actor social importante, y en su lugar, cada vez más se implementa el término ambiente. Con el desarrollo sostenible, nuevamente el pensamiento occidental trata de hacer reduccionismos: la naturaleza es sacrificada a expensas del desarrollo de la sociedad industrial.

• 1

Eco-socialismo:

La importancia de esta pregunta radica en el hecho de que el conocimiento se ha convertido, sin duda alguna, en la herramienta eficaz del ser humano para sobreponerse a las restricciones que le impone la naturaleza. Al carecer de especialidad biológica, como la pueden tener otras especies, el ser humano se ha hecho viable gracias a la capacidad de pensar.

A diferencia de la anterior propuesta, la crítica eco-socialista del desarrollo sostenible hace énfasis en la economía política. La naturaleza, entendida como capital ecológico, se comporta de dos maneras: Forma moderna del capital ecológico: Según el capitalismo moderno, el capital opera con base en dos contradicciones. La primera de ellas se da entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción (Teoría económica del Marxismo). La segunda explica cómo el capitalismo se re-estructura cada vez más a expensas de la degradación de las condiciones de producción (como son, para este caso concreto, la naturaleza y el trabajo). Pero esta re-estructuración del capitalismo sólo es posible mediante la mayor intervención estatal. De este modo, los movimientos sociales tienen que enfrentar simultáneamente la destrucción de la naturaleza y la reestructuración de dichas condiciones inducidas por el desarrollo del capital. Y es por esta misma razón que para los ecosocialistas, las luchas ecológicas apuntan necesariamente al desarrollo del capital, ya que, como lo intuyó Marx, la esencia misma de la sociedad se encuentra en la economía política. - Forma posmoderna del capital ecológico: La naturaleza aquí ya no es vista como una materia prima para satisfacer simplemente los deseos del ser humano (visión de la modernidad), sino que ella se entiende ahora como una reserva de valor en sí misma; mas dicho valor debe ser liberado para el capital por medio del conocimiento científico y la biotecnología. De esta manera, no hay naturaleza que no esté mediatizada por el signo del dinero y el precio. Así las cosas se puede afirmar que desde la perspectiva ecosocialista, el desarrollo sostenible solo pretende la sustentabilidad del capital, mas no de la naturaleza; y, desde la perspectiva culturalista, lo que está en juego es la sustentabilidad de la cultura occidental. No obstante la actualidad de estas visiones, ellas mismas resultan un tanto obsoletas ante la reinvención posmoderna de la naturaleza. La naturaleza cesa de existir; empieza a ser construida con mayor claridad que nunca. Las distancias entre naturaleza y cultura, entre lo dado y lo artificial se desvanecen. El mundo natural y social está siendo profundamente transformado por la tecnología computacional, la informática y la biotecnología basada en la genética y la biología molecular. Las nuevas tecnologías son vistas como amenazas (pues puede ahondar más en las diferencias económicas existentes entre las potencias capitalistas y los países tercermundistas, entre los países del Norte y los del Sur) pero también como oportunidades (la posibilidad de que estas se puedan articular con el legado tradicional y moderno, logrando una hibridación que haga viable la vida en la diversidad). La cultura y la naturaleza ya no se entienden desde el paradigma organicista sino desde uno mucho más constructivista: la cibernética. No somos… nos hacemos en el continuo flujo de información y de interacciones. La reinvención de la naturaleza, por tanto, es un nuevo escenario para el cual el discurso del desarrollo sostenible resulta claramente inadecuado. Resulta urgente, por ende, redefinir las fronteras y los modos de relación entre naturaleza y cultura, pues cada día se hace evidente el hecho de que la realidad repugne las visiones puristas y acoja los matices de una hibridación.