Desarrollo-sostenible

¿Desarrollo sostenible? ¿Existe en Perú? Entérate de qué trata el desarrollo sostenible y cómo únicamente la economía no

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¿Desarrollo sostenible? ¿Existe en Perú? Entérate de qué trata el desarrollo sostenible y cómo únicamente la economía no puede solucionarlo. ¿Qué cosa es el desarrollo sostenible? ¿Es un fruto meramente económico? ¿Una invención de las estadísticas? ¿Un nuevo problema inventado? ¿Perú lo tiene?¿Estamos creciendo como ningún otro? ¿Nuestro éxito económico nos salvará ahora? El desarrollo sostenible es un término que trasciende lo meramente económico, pero que, paradójicamente, al mismo tiempo tiene enteramente que ver con la economía de un país o un conjunto de países. Consta, por un lado, de mantener en equilibrio los aspectos ambiental, social y económico de un país, pero al mismo tiempo, se presenta como un condicionante para un crecimiento económico y saludable.

¿De qué depende su equilibrio? El equilibrio depende tres elementos: el crecimiento económico, el bienestar social y la conservación ambiental. Como se puede ver en el gráfico, la balanza se ubica al centro, donde se conjuga el crecimiento económico, el bienestar social y la conservación ambiental. Asimismo, se pueden observar también las distintas combinaciones que surgen de los tres elementos: -Crecimiento económico + conservación ambiental = viable -Conservación ambiental + bienestar social = soportable -Bienestar social + crecimiento económico = equitativo

¿De quién depende mantener este equilibrio? Está claro que no basta con cerrar el grifo mientras uno se jabona las manos. Se necesitan acciones decididas por parte de los gobiernos y las empresas para enfrentar la problemática del desarrollo sostenible y comprometerse por este y no por otro tipo de rumbo. Acciones que estimulen la expansión económica a partir del bienestar social y la no depredación de los recursos naturales.

¿Problema del nuevo siglo? En el Perú el desarrollo sostenible ha sido una preocupación que ha venido recién con el nuevo siglo, pero, claro, eso no significa que el problema no haya existido desde hace mucho (o siempre). Hasta antes de aquello, pocas eran las acciones que hacía el Estado en pos de la conservación ambiental y social, pues en lugar de solucionar ambas problemáticas, creaba hoyos más profundos, ya sea cometiendo acciones violentas en los lugares de la problemática social o privatizando las energéticas. Sin embargo, el

decir que es una preocupación que aparece en el Perú a partir del nuevo siglo (se entiende, durante los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y el actual presidente, Ollanta Humala) no significa que ahora se estén tomando las medidas justas. El contexto económico en el que vive nuestro país hace difícil el adoptar medidas que se ajusten a llevar un desarrollo sostenible adecuado.

Pero si nuestro país está creciendo y cada vez más Esta es básicamente la pregunta que todos se hacen con respecto a este problema ¿Cómo un contexto económico, un estado, un país en pleno auge puede dificultar políticas sociales y ambientales? La respuesta es sencilla; desorden. En primer lugar, habría que señalar que el crecimiento económico del Perú se debe en gran medida a la liberalización del mercado nacional. Ello ha permitido la entrada de capitales extranjeros e inversión que definitivamente ha favorecido al país. Pero es aquí también donde nace el problema.

País con dueños (otros) El crecimiento económico del país depende totalmente de las inversiones extranjeras, y por ende, de sus intereses, que son en su mayoría; cerrados, siempre mirando a su propia industria. Al empresario extranjero poco o nada le interesa que el Perú desarrolle una industria nacional capaz de competir. Lo que le interesa es que le siga vendiendo materia prima. Cada vez que surge una iniciativa coherente, que concuerde con los intereses sociales y ambientales, esta debe someterse al juicio de los grandes poderes económicos (llámense inversionistas), que obviamente decidirán por aquello que les conviene, es decir, por continuar teniendo un poder casi absoluto. El Perú crece, es cierto, pero atado de manos y de pies. Algo como lo que sucedió con la renovación de contrato a Telefónica, en la que el Estado tuvo que ‘ignorar’ una deuda de más de 2 millones de soles, así como otras irregularidades, por no perder una inversión millonaria por parte de la compañía española. Un crecimiento ficticio, falso, y por ello seguramente, lastimosamente; fugaz.

Una sociedad en contra del desarrollo sostenible Por otro lado está el modelo de consumo de la sociedad contemporánea. Se trata de un modelo, que como ya dijimos, tiene como fin el consumo. Es decir, una sociedad que nos educa para que orientemos nuestras vidas hacia la acumulación de dinero por y para el consumo. Esto, como es lógico, genera un ritmo de necesidades productivas vehementes, exorbitantes. Necesidades, que como ya intuimos, terminan depredando al medioambiente (por la demasiada explotación de recursos) y empobreciendo a las personas (por el

excesivo e innecesario consumo). Pero, entiendan, este no es un problema invisible. Ya antes se ha hablado de ello en una importante cumbre internacional sobre desarrollo sustentable.

¿Conflicto ambiental o conflicto político? Por último, como dice el presidente uruguayo José Mujica en su discurso; no es un conflicto ambiental lo que está pasando, es un conflicto político, conflicto que consiste en que los gobiernos decidan gobernar un mercado que ya no responde a los intereses de la humanidad, sino a los intereses del mismo mercado. Es decir que, por ejemplo; si a una empresa minera le conviene secar varias lagunas con tal de acumular capital, esa es la ley, porque el marco económico es quien gobierna, y si se va, morimos. Y si la población reclama, entonces el Estado declara un estado de emergencia. Ese es el problema con un país tan entregado al mercado como éste, Perú país que avanza pero con los pies doblados, con problemas graves, y con el riesgo de un crecimiento que es sostenible más en el nombre que en la práctica. ¿Estás de acuerdo?

http://sds.uanl.mx/el-concepto-desarrollo-sustentable/

El concepto “desarrollo sustentable” El concepto desarrollo sustentable” es el resultado de una acción concertada de las naciones para impulsar un modelo de desarrollo económico mundial compatible con la conservación del medio ambiente y con la equidad social. Sus antecedentes se remontan a los años 50, cuando germinan preocupaciones en torno a los daños al medio ambiente causados por la segunda guerra mundial. Sin embargo, es hasta 1987 cuando la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (CMMAD) de las Naciones Unidas, presidida por la Dra. Gro Harlem Brundtland, presenta el informe “Nuestro Futuro Común”, conocido también como “Informe Brundtland”, en el que se difunde y acuña la definición más conocida sobre el desarrollo sustentable: “Desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. (CMMAD, 1987:24) El desarrollo sustentable se ha constituido un “manifiesto político”, es decir, se ha elevado como una poderosa proclama que se dirige a ciudadanos, organizaciones civiles, empresas y gobiernos para impulsar acciones, principios éticos y nuevas instituciones orientadas a un objetivo común: la sustentabilidad. En concordancia con lo anterior, el desarrollo sustentable se afirma sobre tres ejes analíticos: 1. Un desarrollo que tome en cuenta la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes.

Esta tesis intrageneracional se refiere a que se requiere de la participación política para crear nuevas instituciones al compás de cambios culturales que permitan reducir la exclusión social, esto es, que reorganicen la vida cotidiana y la reproducción social. Para ello se requiere abordar aspectos como: a. El patrón demográfico. La reducción de la mortalidad y los grandes contingentes de población que se están integrando a la sociedad de consumo, entre otros aspectos, han ocasionado un crecimiento exponencial en la demanda de alimentos, que deriva en una crisis alimentaria en algunas partes del mundo; es por esto que se requiere actuar sobre el patrón demográfico, por ejemplo, introduciendo una regulación voluntaria de los nacimientos que nos lleve a una gradual estabilización de la población. b. La equidad social. La solidaridad intrageneracional es otro aspecto elemental en el desarrollo sustentable. Para esto se requiere redefinir políticas y metas para lograr una mayor equidad en la distribución del ingreso y reducir así las brechas entre países desarrollados y en desarrollo. Para alcanzar la equidad es necesario que haya crecimiento económico pero que éste genere empleos; que sea más equitativo, es decir, que los frutos del trabajo beneficien a todos y no sólo a unos cuantos; que incluya las voces de las comunidades a través de la democratización; que sea un crecimiento que afiance la identidad cultural; un crecimiento que cuide los recursos naturales y el medio ambiente para avanzar hacia un futuro más certero. c. Nuevas políticas para nuevas instituciones. La reforma política es una condición necesaria para el desarrollo sustentable y a través de ella reducir la desigualdad social y evitar la destrucción del medio ambiente, promoviendo decisiones políticas integrales que cuando, por ejemplo, traten aspectos económicos no dejen de lado el impacto social o ambiental que esa política tendría. Asimismo, la reforma institucional requiere modificar los procesos de cooperación internacional y de la gobernabilidad mundial. d. Una nueva cultura civilizatoria. La evolución histórica se ha visto insostenible en lo relativo a la situación ambiental, económica y social. Las transformaciones necesitan llegar a lo más profundo del ser mediante un cambio civilizatorio, de valores, de redefinición de prioridades, de opciones sustanciales que coloquen lo material en su justa dimensión para que el ser humano se realice plenamente y en armonía con su entorno natural y con la comunidad a la que pertenece. 2. Un desarrollo respetuoso del medio ambiente La premisa central que sostiene esta tesis implica que el desarrollo no debe degradar el medio ambiente biofísico ni agotar los recursos naturales. Esta premisa es la que le ha dado sentido a toda la concertación internacional desde la Cumbre de Estocolmo en 1972, que pasa por el informe “Nuestro Futuro Común” en 1987, pero sobre todo con un sentido estratégico a partir de la Cumbre de Río en 1992, promoviendo la reflexión sobre cómo compatibilizar las necesidades y aspiraciones de las sociedades humanas, con el mantenimiento de la integridad de los sistemas naturales. Además, se reconoce que el deterioro ambiental de las actividades humanas no es un fenómeno homogéneo, sino que depende de los estilos de desarrollo, el modo de vida y las condiciones del entorno. 3. Un desarrollo que no sacrifique los derechos de las generaciones futuras Si bien es difícil definir cuáles podrían ser las necesidades básicas de las generaciones no nacidas, qué deberán satisfacer y cómo lo harán, la justicia intergeneracional es una condición ligada tanto a la equidad social como a la conservación del medio ambiente en el momento actual. En otras palabras, la pobreza no puede aumentar ahora ya que los pobres no pueden ser más pobres en el futuro y los sectores y países ricos deben necesariamente reducir sus niveles de vida y de consumo a fin de no hipotecar el presente y el futuro del planeta. Asimismo, mantener a largo plazo la integridad del ecosistema planetario es también un requisito de la sustentabilidad de las generaciones presentes. De esta manera, la noción de desarrollo, centrada principalmente en el crecimiento material progresivo, ha sido desafiada por una visión más amplia, compleja y holística –donde lo cuantitativo está subsumido en lo cualitativo– que articula el cuidado del medio ambiente, así como la integridad de los ecosistemas, las relaciones sociales solidarias orientadas hacia la equidad y los entornos institucionales de la política

para el ejercicio de la gobernanza democrática, ejes constitutivos de la visión holística del desarrollo sustentable. En efecto, desde esta perspectiva, el concepto desarrollo sustentable emerge como una propuesta conceptual holística que articula al menos cinco dimensiones: la económica, la ambiental, la social, la política y la cultural. Dentro de estas dimensiones se abarcan temas como la equidad, las oportunidades de empleo, el acceso a bienes de producción, los impactos ambientales, el gasto social, la igualdad de género, el buen gobierno, una sociedad civil activa en términos de participación social, entre otros, considerándose tanto aspectos cuantitativos como cualitativos del desarrollo.

LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL DESARROLLO SOSTENIBLE Sobre esta realidad, en los últimos 30 años, ha ido prosperando la conceptualización y experimentación en torno a la idea de un modelo de desarrollo alternativo que dé cuenta de las demandas de crecimiento económico, de equidad en la distribución de los excedentes, y de las necesidades de sustentabilidad del proceso. El resultado ha sido la propuesta de lo que hoy se conoce como desarrollo sostenible que, primero, ponía énfasis en el proceso

económico y, hoy, en la sostenibilidad del conjunto de la vida social- y la vida en general. 2.1 CONCIENCIA BIOSFERICA Y EL ECODESARROLLO Sobre algunos antecedentes a nivel de países, podría decirse que el proceso global de comprensión y crítica de los impactos ambientales de los vigentes modelos de desarrollo empieza a mediados de la década del 60 con la formulación del concepto de biosfera hecho por Theilhard de Chardin. Como se sabe la biosfera es la pequeña y limitada capa de tierra, agua y aire que esta sobre la superficie de la Tierra, constituyendo el hábitat sobre el cual se desarrollan todos los seres vivos. La biosfera existe gracias a un complejo proceso de captación y transformación de la energía solar y su capacidad de autoregulación (de Chardin, 1965). Expresión institucional de este nuevo nivel de conceptualización es la "Conferencia intergubernamental sobre la utilización racional y la conservación de la biosfera", convocada por la UNESCO en 1968. Resultado de esta iniciativa se crea el Programa el Hombre y la Biosfera (MAB: Man and Biosphere) para promover las investigaciones sobre la intervención de nuestra especie en los ecosistemas y el planeta. Esta perspectiva del planeta y los modelos de simulación que posibilitaban las nuevas computadoras dieron curso a un nuevo objeto de investigación: la interrelación dinámica entre ecología global y sociedad mundial. Uno de los primeros modelos que marcaron el rumbo en este sentido lo presentó Dennis Mendows en el Club de Roma en 1972, siendo seguida por otros trabajos y datos más exactos (Meadows,1972). Ese mismo año, 1972, se realiza en Estocolmo la Conferencia Internacional sobre el Medio Humano con participación de 1200 delegados de 140 países. Este es el primer evento político de alto nivel que alerta al mundo sobre las implicancias ambientales de los vigentes modelos de producción y de vida. Genera una declaración de principios de 26 puntos y establece el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Instituye también el Día Mundial del Medio Ambiente (5 de junio de cada año). Al año siguiente, Maurice Strong, Secretario General de la Conferencia y primer Director Ejecutivo del PNUMA, lanza la propuesta delecodesarrollo, concepto que luego será profundizadoentre otros- por lgnacy Sachs, creador del Instituto de Ecodesarrollo en la Escuela de Altos Estudios Sociales de París.

Para Sachs el ecodesarrollo es una manera de pensar el desarrollo introduciendo una dimensión más: la dimensión ambiental (Sachs, 1990). Esta dimensión debería ser entendida a partir de un diálogo histórico entre las culturas y los ecosistemas - formas concretas con que se expresan las actividades humanas y la naturaleza- en torno a sus capacidades de adaptación (diversidad) y transformación (cambio). Un aporte significativo del concepto fue la identificación de las que servían las bases del nuevo modelo de desarrollo: tener un fin social, ser ecológicamente prudente y económicamente eficiente. Por aquellos años otra importante línea de análisis- y crítica- del desarrollo se origina en los trabajos de Herman Daly y su propuesta de unaeconomía estable anunciada en 1978. Analizando la moderna obsesión por el crecimiento como respuesta a las demandas sociales, Daly cuestionó la noción que "más es mejor" proponiendo como un axioma más saludable "lo suficiente es mejor", y la reorientación de la dirección de la economía hacia un crecimiento cualitativo: "el fin del incremento físico no es el fin del progreso, es mas bien una precondición para el progreso futuro" (Daly, 1984).

DESARROLLO Y CRECIMIENTO Cuatro años después, el importante documento "Cuidar la Tierra. Estrategia para el Futuro de la Vida" (UICN-PNUMA-WWF,1 991) aportó significativamente al esclarecimiento de ideas y términos, enfocando el desarrollo sostenible como un proceso que requiere un progreso simultáneo global en diversas dimensiones: económica, humana, ambiental y tecnológica (WRI-PNUMA-PNUD, 1992). El documento observó también que, generalmente, se hablaba indistintamente de "desarrollo", "crecimiento" y "utilización" sostenibles como si fueran idénticos, cuando en realidad no lo son. Precisó que crecimiento sostenible es un término contradictorio, nada físico puede crecer indefinidamente. Uso sostenible sólo es aplicable a los recursos renovables (significa utilización a un ritmo que no supere su capacidad de renovación). Señaló además que una economía sostenible es el producto de un desarrollo sostenible. Mantiene la base de recursos naturales y puede continuar actuando mediante el mejoramiento de los conocimientos, la organización, la eficiencia técnica y la sabiduría. También que una sociedad sostenible es aquella que vive conforme los principios de vida sostenible (ver recuadro).

PRINCIPIOS PARA VIVIR DE MANERA SOSTENIBLE Principio ético

1. Respetar y cuidar la comunidad de seres vivientes Criterios que deben cumplirse

2. Mejorar la calidad de vida humana 3. Conservar la vitalidad y diversidad de la Tierra 4. Mantenerse dentro de la capacidad de carga de la Tierra

5. Reducir al mínimo el agotamiento de los recursos no renovables

Direcciones a cumplir para su viabilidad a nivel individual, local, nacional e internacional

6. Modificar las actitudes y prácticas personales 7. Facultar a las comunidades para cuidar de su medio ambiente

8. Establecer un marco nacional parca la integración del desarrollo y la conservación

9. Forjar una alianza universal ______ Fuente: UICN-PNUMA-WWF, 1991 "Cuidar la Tierra. Estrategia para el Futuro de la Vida" Gland.

Ese mismo año, Dennis Meadows, aporta también a esta precisión mencionando que "Crecimiento es el aumento material de una magnitud. Desarrollo, en cambio designa un cambio cualitativo. Cuando algo crece, aumenta cuantitativamente, cuando algo se desarrolla, mejora cualitativamente o por lo menos en otro sentido. Crecimiento cuantitativo y cambio cualitativo están sujetos a leyes diferentes. Nuestro planeta, en general, se desarrolla sin crecer, su masa no aumenta. Nuestra economía, que no es más que un subsistema de nuestro planeta limitado y no creciente, debe adquirir

a corto o largo plazo una forma de desarrollo uniforme" (Meadows, 1992). De ello se deduce una conclusión remarcable: "aunque es cierto que existen límites materiales al crecimiento, ello no implica necesariamente que existan también límites del desarrollo. En este sentido el saber humano, la conducta social, el amor y la bondad, los modos de vida y las formas de expresión artística pueden desarrollarse infinitamente" (Becker, 1995). El Banco Mundial, en su informe sobre el Desarrollo Mundial de 1992, respaldó el concepto de desarrollo sostenible planteado por la Comisión Brundtland, asumiendo que no había ninguna diferencia entre las metas de la política de desarrollo y las de una protección adecuada del medio ambiente. Sin embargo en este mismo informe el Banco reconoce lo difícil que resulta dar precisión al concepto de sostenibilidad, "poderosa metáfora para centrar la atención en la necesidad de una mejor administración ambiental". El informe opta por lo que considera una definición más restringida- y por supuesto discutible- de desarrollo sostenible: el "desarrollo responsable desde el punto de vista ambiental", es aquel que busca niveles de bienestar crecientes y sostenibles basando las políticas de desarrollo y medio ambiente en una comparación de costos y beneficios. Sobre esta idea el Banco plantea el "imperativo de aprovechar la oportunidad actual para provocar una aceleración del desarrollo humano y económico que sea sostenido y equitativo". Para ello respalda los esfuerzos por determinar y asignar valores a los recursos naturales, así como tomar en cuenta los costos ambientales en la adopción de decisiones. Precisa que los costos de la protección y mejora del medio ambiente son elevados en términos absolutos, pero moderados en comparación con sus beneficios y con las ganancias que se pueden derivar del crecimiento económico. 2.4 DEL CONCEPTO A LA ACCION: LA AGENDA 21 Ese mismo año, 1 992, ocurrió uno de los acontecimientos más importantes para el pensamiento y la política de fin de siglo: la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (UNCED). Convocada con tres años de anticipación, el proceso preparatorio de la Cumbre, como su propia realización, posibilitaron la sensibilización y debate masivo de la población mundial en torno al desarrollo y los impactos ambientales, sus causas y sus implicancias para el planeta. Fue probablemente la mayor movilización intelectual ocurrida hasta entonces en la historia humana.

De modo general podría decirse que- en las últimas cuatro décadasla preocupación global por el tema ambiental habría pasado por diversos momentos: la emergencia de la preocupación (fines de los 60 hasta 1975), una relativa involución del interés por el problema debido a la agudización de la guerra fría (1975, mediados de los 80), conciencia generalizada de la crisis ecológica global (1987- 1992) proyectándose en los intentos de operacionalización de los cambios (iniciada con la presente década). La Conferencia en sí no procesó ni aprobó una definición formal de desarrollo sostenible, hizo algo más importante: intentar su aplicación u operacionalización a través del debate y aprobación de la Agenda 21 y de dos instrumentos vinculantes: las convenciones de diversidad biológica y cambios climáticos (Keating, 1993). Similar fue el temperamento de otros documentos preparatorios o complementarios a los documentos oficiales de la Cumbre de la Tierra. Para América Latina están los casos de "Amazonía Sin Mitos" (TCA-BID-PNUD, 1 991) y "Nuestra Propia Agenda" (BID-PNUD, 1991) que apostó a undesarrollo que distribuya más equitativamente los beneficios del progreso económico, proteja el medio ambiente nacional y mundial en beneficio de las futuras generaciones y mejore genuinamente la calidad de vida. Donde sí continuó el debate sobre la conceptualización del desarrollo sostenible fue en el ámbito de las ONG. Al respecto el hito simbólico más importante fue el Foro Global (Foro Internacional de ONGs y Movimientos Sociales), realizada de modo paralelo a la Cumbre de Río en 1992. El Foro, que convocó a más de 3000 personas y 1200 organizaciones civiles de todo el planeta, a través de sus distintos documentos, particularmente en la denominada Declaración de Río, "rechazó enérgicamente que el concepto de desarrollo sustentable sea transformado en una categoría económica, restringida al empleo de nuevas tecnologías y subordinada a cada nuevo producto del mercado". Frente a ello sostuvo que 'la salvación del planeta y de sus pueblos presentes y futuros exige la creación de una nueva civilización fundado sobre una ética que determine y se base sobre los límites de la prudencia, el cuidado y respeto por la diversidad, la solidaridad, la justicia y la libertad". En general las ONG incidieron que "más allá de un desarrollo sustentable, se vaya a la construcción de una sociedad ecológicamente sustentable y socialmente justa" (Pacto Acción Ecológica de América Latina, 1993).

2.5 CONSTRUYENDO INDICADORES Otra línea de trabajo- procesada desde mediados de los años 80- y que ha producido significativos aportes para el análisis y crítica de los modelos de desarrollo está en la construcción de indicadores de calidad de vida y de sustentabilidad ecológica. Sobre calidad de vida quizá los más conocidos son los adoptados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), estos son: el Indice de Desarrollo Humano (IDH) que evalúa longevidad, educación e ingreso, y el Indice de libertad Humana (ILH) que es una variante de los conceptos desarrollados por Charles Humana en la obra World Human Rights Guide, en la cual se utilizan 40 indicadores para medir la libertad. Sobre la sustentabilidad ecológica puede verse los propuestos en el ya referido documento "Cuidar la Tierra". Allí se proponen tres indicadores:

a. Conservar los sistemas ecológicos sustentadores de vida y la biodiversidad;

b. garantizar la sustentabilidad de los usos de recursos renovables y reducir a un mínimo el agotamiento de los recursos no renovables; y

c. mantenerse dentro de la capacidad de carga de los ecosistemas sustentadores.

Otros indicadores relevantes vinculados al desarrollo fueron propuestos por Manfred Max-Neef como parte de su teoría del "Desarrollo a Escala Humana" aplicada hasta ahora en 25 países (Max- Neef, 1986). El autor, desde el Centro de Alternativas para el Desarrollo, construyó un método para determinar cómo valoran subjetivamente las personas de diferentes sociedades su calidad de vida, evaluando 9 necesidades fundamentales en función a su satisfacción o insatisfacción relativa. Con la aplicación del método el autor encontró un fenómeno que denominó hipótesis del umbral (threshold hypothesis) gráfico 1. Según esta conjetura, "toda sociedad atraviesa por una fase en la que el crecimiento económico, medido a la manera convencional, contribuye a un mejoramiento de la calidad de vida social hasta alcanzar un punto– el llamado punto del umbral- a partir del cual el crecimiento conlleva a un deterioro repentino de la calidad de vida (Max-Neef, 1995a). Estos datos dan sustento empírico a las teorizaciones respecto a la búsqueda de nuevos "modelos de bienestar" basados en la reducción del

consumismo y un uso más eficiente de la energía y los recursos en el mundo, principalmente en los países ricos del norte.

Casi simultáneamente, Herman Daly y John Cobb, desarrollan un llamado "índice de bienestar económico sostenible", combinando 8 componentes medibles que afectan directamente a la calidad de vida. Valiéndose de este índice los autores investigan la evolución de la economía de los Estados Unidos y comparan el referido índice con el crecimiento económico per cápita, entre 1950-1989. El estudio mostró que durante 40 años subió la renta per cápita sin interrupción, distinguiéndose en cambio que el índice de bienestar económico sostenible sólo creció hasta 1970-72 a partir del cual empezó de pronto a bajar. La hipótesis del umbral se confirmaba con otra metodología. Sobre esta base otro equipo de investigadores - integrado también por Max -Neef ha venido replicando la investigación en más de 10 países, confirmándose en todos los casos la hipótesis. Ello significaría que para las economías nacionales existirían motivos concretos para una transición- en un punto determinado de su desarrollo- de una economía cuantitativa a una economía cualitativa. Para ello, actualmente están trabajando en indicadores que muestren con antelación cuánto le faltaría a una economía nacional para llegar al punto del umbral (Max-Neef, 1995b). 2.6 EFICIENCIA Y SUFICIENCIA Esta y otras investigaciones complementarias han aportado a la precisión del sentido del desarrollo sostenible en función al tiempoespacio histórico y las necesidades percibidas por las actuales generaciones. Así el desarrollo sostenible ya no es definido de modo abstracto, sino como la gran estrategia o la gran vía de cambio para el logro de una finalidad: un "nuevo modelo de bienestar" capaz de conjugar dos revoluciones: la eficiencia técnico-económica y la suficiencia cultural-simbólica (Becker, 1995).

Según Becker la revolución de la eficiencia técnicoeconómica sería la respuesta a la preocupación por los límites del crecimiento o a la capacidad de regeneración de los ecosistemas y recursos o a la capacidad de absorción de los sistemas ecológicos locales y nacionales (emergencia de residuos) o globales (modificación del clima, desertificación); para ello ofrece modelos para regular los flujos de energía y de materias, innovaciones técnicas y sistemas de gestión adecuados. La revolución de la suficiencia cultural-simbólica seria la respuesta a los valores, las formas de vida, los patrones de consumo que posibilitan tanto el productivismo como el consumismo, responsables del deterioro ambiental que sufre el planeta; frente a ello propone una nueva ética, un cambio de pensamiento y un nuevo orden simbólico fundados en la conciencia del límite y la responsabilidad para con la naturaleza y con las futuras generaciones. La primera se basa en conceptos y opera primordialmente con cifras y hechos reales; en la segunda predominan los conceptos de las ciencias sociales y de la cultura y trabajo preferentemente con visiones y promesas. Hasta hoy estas entradas en el diagnóstico de la crisis y en la formulación de soluciones han estado escindidas tanto en el norte como en el sur impidiendo sentar las bases del desarrollo duradero: eliminar la pobreza en los países en desarrollo, como limitar la riqueza y el bienestar de los países industrializados. (Gráfico 2 y 3).

El factor eficiencia tiene que ver fundamentalmente con el de la productividad. "En el pasado, el progreso técnico se equiparaba principalmente con el aumento de la productividad laboral, sin considerar la productividad de recursos. La ciencia y la tecnología, junto con la logística y una buena gestión, han logrado, en los países que van a la cabeza, un aumento de la productividad laboral de factor 20 en el transcurso de 150 años. En cambio la productividad de recursos se quedó atrás en el proceso. No ha subido casi nada, como lo demuestra el hecho de que el consumo de energía y recursos materiales en todos los países industrializados ha aumentado casi paralelamente al producto bruto interno" (Yon Weizsacker, 1997). Frente a ello algunos expertos piensan que se trataría, en términos del análisis del cambio estructural a nivel macro, de "separar (desacoplar) la evolución del producto bruto del consumo de recursos ecológicamente sensibles"; en términos prácticos esto implicaría hacer posible lograr un menor consumo específico del ambiente (menos uso de recursos por unidad de producción) y generar un menor impacto ambiental específico (menor emisión de efluentes contaminantes y residuos por unidad de producción) (Simonis, 1997). La factibilidad de este tipo de propuestas ha sido resaltada por instituciones especializadas (como el Instituto Wuppertal para el Clima, Medio Ambiente y Energía de Alemania), que demuestra que, en la actualidad, en varios sectores, se está en capacidad de mejorar en factor 4 la productividad- o eficiencia- energética; todo ello con las tecnologías existentes y sin mayores cambios de conducta o de infraestructura. Este hecho permitiría una duplicación de los servicios energéticos y, al mismo tiempo, reducir a la mitad las emisiones de gas de invernadero relacionadas con el empleo de energía. 2.7 DESARROLLO DE BASE, HUMANO Y ECOLÓGICO

Con todo su potencial ¿pueden los enfoques técnicos de la eficiencia económico- ecológica dar cuenta de los grandes problemas del equilibrio ecológico y el de la sobrevivencia humana?. Pensadores como Pedro Morandé señalan que "ambos problemas sobrepasan los aspectos tecnológicos para constituirse en un desafío de carácter fundamentalmente antropológico y cultural" (Morandé, 1994). Al respecto plantea dos preguntas cruciales: ¿por qué vale la pena sobrevivir? y ¿cuál es el vinculo que nos une con toda la historia humana, con la memoria de las generaciones pasadas y con la vida de las que vendrán?. Sostiene que, sin una respuesta satisfactoria a ambas preguntas, pierde todo sentido cultural la preocupación por hacer algo en favor del equilibrio del ecosistema. La primera pregunta parte de suponer que la sobrevivencia no es un deseo o un anhelo que podamos imputar por igual a todas las personas o a todas las culturas. Menos todavía a la cultura actual, una de cuyas tendencias más poderosas es el nihilismo, caracterizado por la falta de sentido a la existencia y la consecuente indiferencia frente a la autodestrucción o el mismo deseo de desaparecer. Sin superar esta tendencia y resignificar el sentido de la vida humana, difícilmente se podrá plantear- con éxito- la demanda de protección de la naturaleza. De otro lado, suponiendo que las actuales generaciones deseen sobrevivir, por que han encontrado un sentido para su existencia, ello no asegura que además quisieran sacrificarse- aceptando niveles moderados de bienestar- para que las generaciones distantes, de los años 2300 o 2500 por ejemplo, hereden un ecosistema equilibrado que les permita tener una buena calidad de vida. Ello sólo sería posible con la percepción de que la vida es una continuidad, que tenemos entrañables lazos de unidad con las generaciones que vendrán del mismo modo que las tenemos con las que nos han antecedido en cientos o miles de años. Es entonces con la resignificación y la trascendencia del sentido de la vida que es posible recuperar la admiración por "el ser" (unidad hombre- naturaleza) y darle responsabilidad al "hacer" (sustentabilidad). En este sentido es que es posible y realista hacer una pregunta operativa ¿qué es mejor dejar a las generaciones futuras?, ¿dejarles el mismo stock físico de recursos o la posibilidad de estar a lo menos tan bien- en el sentido económico y social- como la generación actual? (Dixon y Fallon, 1989). Las respuestas más sólidas van por el sentido de dejar dos dotes: un patrimonio natural suficiente, vital y diverso para un volumen de

población relativamente estable (stock de recursos y cero crecimiento demográfico), como la responsabilidad y las capacidades necesarias para administrarlas con eficiencia (estrategia de desarrollo sostenible). La opción de heredar el "bienestar o la felicidad", es vista con desconfianza considerando que ésta es relativa a los valores y modos de vida de cada generación (y sabemos que los apreciados y modelados por las últimas generaciones son las que han causado la presente crisis ecológica global). Si algún ideal de bienestar adecuado es posible preveer éste estará fundado en los ya referidos valores de la suficiencia y solidaridad. Desde América Latina otra expresión relevante y enriquecedora del concepto de desarrollo sostenible- basada en el diálogo académico y las experiencias de promoción del desarrollo rural- es la presentación de un marco conceptual orientado a definir una estrategia de desarrollo de base humano y ecológico formulado, desde el seno del Consorcio Latinamericano de Agroecología y Desarrollo/ por Andrés Yurjevic. Esta es quizá la propuesta más consistente formulada hasta hoy desde nuestro subcontinente. El desarrollo humano y ecológico plantea que los daños ambientales y la pobreza perennemente producidos por los procesos de transformación basados en el conocimiento científico y tecnológico convencional, así como la lógica que guía al pensamiento económico dominante, han generado la pérdida de una doble armonía y una alteración básica en el orden jerárquico natural. La primera armonía rota que se puede verificar tiene lugar al interior de la biosfera, la cual ha visto alterados sus mecanismos de autoregulación y experimentado un creciente empobrecimiento. La segunda armonía perdida que, en gran medida, explica la primera, tiene lugar al interior del propio ser humano, el cual ha hipertrofiado su racionalismo, inhibiendo el desarrollo de su sensibilidad y voluntad. La propuesta, analizando casi todas las opciones sistematizados sobre la relación desarrollo y economía, pone especial énfasis en respetar la diversidad y los mecanismos de regulación de la biosfera, restaurar la armonía del ser humano y subordinar las estructuras y la política económica al logro de las necesidades humanas de las presentes y futuras generaciones; todo ello como parte del proceso de desarrollo, entendido como la transformación que experimenta una sociedad en la búsqueda de márgenes crecientes de libertad, bienestar y participación para la población. 3. LA CUESTION DE LA SOSTENIBILIDAD

Si alguna palabra universal existe hoy, ésta es sostenibilidad. La generalización de su uso dato de la década del 60 como parte del discurso del movimiento ecologista, y de la retórica política en los años 80. Su difusión ha sido posible gracias a su pertinencia en el análisis de la crisis ecológica global, como a su polisemia: todos los sectores encuentran compatibilidad con el término y se benefician de su ambigüedad. Sustentar viene del latín sustenere y significa mantener algo. En el contexto de recursos y el medio ambiente sustentar significaría entoncesmantener o prolongar el uso productivo de los recursos y la integridad de la base de recursos. 3.1 LOS USOS DE LA SOSTENIBILIDAD Autores como Dixon y Fallon (1989) han precisado que, en términos generales, se pueden identificar tres usos distintos del concepto sustentabilidad. El primero como concepto puramente físico para una clase especial de recursos biológicamente renovables, tales como los recursos pesquemos o forestales. La meta se limitaría a manejar el stock de recursos (peces, árboles, manantiales, etc.) mediante la regulación de los índices de cosecha o el flujo de recursos (pesca, tala, uso de agua, etc.). En teoría la ecuación puede funcionar, pero se ve dificultada por la influencia de fuerzas económicas y acontecimientos externos (la contaminación, el clima, la tecnología, etc.). El segundo uso es como concepto físico para un grupo de recursos o ecosistemas. Esta preocupación ocurre por que no siempre es posible manejar todas las piezas de un ecosistema en forma armónica, pudiendo su stock aumentar (mejorarse), disminuir (degradarse), mantenerse (conservación) o pasar de un uso a otro (destruirse) como cuando se tala un bosque para hacer tierras de cultivo. El tercer uso es como concepto socio- económico para sugerir el aumento sostenido del nivel de bienestar individual y social. El problema aquí es que el término sustentabilidad, desarrollado originalmente en un contexto biológico- físico, ha sido extendido en su uso a contextos sociales y económicos muchísimo mas complejos, generando confusiones y nuevos problemas.

ENFOQUES DE SU APLICACION A LOS FENOMENOS HISTORICOS En términos generales, distinguimos dos grandes enfoques en la aplicación del concepto sustentabilidad a fenómenos históricos. Uno

poniendo énfasis en aspectos técnico- económicos y el otro en aspectos ético- sociales (ver siguiente recuadro).

COMPONENTES DE LA SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL Componentes técnico-económicos

1. Conservación de los sistemas sustentadores de vida y biodiversidad.

2. Aprovechamiento de los recursos naturales: manteniendo la capacidad de renovación de los recursos renovables (uso sostenible), y minimizando el agotamiento de los recursos no renovables (uso no derrochador).

3. Conservación del ambiente: que incluye la protección, mantenimiento, rehabilitación, restauración y mejoramiento de ambientes y ecosistemas.

4. La prevención, control y eliminación de la contaminación ambiental, manteniéndose dentro de la capacidad de carga de los ecosistemas sustentadores. Componentes ético-sociales

1. Continuidad de la vida: valoración y respeto por el

patrimonio natural- cultural heredado de los antepasados, y administración responsable del patrimonio natural- cultural que necesitarán las futuras generaciones para realizar sus vidas (equidad o solidaridad intergeneracional).

2. Superación de la pobreza: como redistribución de la riqueza social para mejorar la calidad de vida de las poblaciones menos favorecidas del planeta y del país (equidad o solidaridad intrageneracional).

3. Nuevo modelo de bienestar: limitación del

consumismo que derrocha energía y recursos naturales, especialmente en los países ricos del norte y los grupos con más poder del sur (cultura de la suficiencia).

4. Responsabilidad global: como compromiso con la

salud del conjunto de la humanidad y el destino de la biosfera.

Uno de los enfoques de la sustentabilidad estaría así asociado al espíritu racionalista de la modernidad y su visión del tiempo: la perdurabilidad. Según esta lógica, si una actividad es sostenible, virtualmente podría continuar por tiempo indefinido, aunque, por un elemental sentido de realismo, se acepta que la sostenibilidad es planteada desde el presente y bajo determinadas condiciones, no pudiendo haber garantía de sustentabilidad a muy largo plazo por la existencia de factores desconocidos o imprevisibles. En suma estaría limitada a la escala humana de intervención en el tiempo. Para algunos autores corno Ramón Folch (1995) la concepción temporal de la sustentabilidad sería finalmente conservadora, pues tendería a reforzar los estados o procesos que tienden a continuar o tienden al equilibrio. Por ello, en términos de conducta humana, esta concepción de la sustentabilidad puede ser también adormecedora de la voluntad humana, llevando a ejercerla sólo para adaptarse o reencontrarse con las tendencias naturales. Para Folch, que considera que cualquier idea es prescindible ante otra diferente- quizá mejor- optar por la idea de sustentabilidad, en el sentido de perdurabilidad en el tiempo, no es sino una postura de creencia o de fe, no una visión (moderna) reflexiva o dubitativa de la realidad. De otro lado hay cosas que son insostenibles pero que continuarán por un largo tiempo, por ser parte de grandes fuerzas o tendencias humanas: el mercado, la desigualdad, la violencia, la familia, el actual sentido del confort, podrían ser ejemplos ilustrativos. Además, lo sostenible no necesariamente puede ser agradable, no tiene que ser el paraíso perdido, la tierra de leche y miel. El hombre interactúa sobre la realidad a través de proyectos y con ellos puede alterar la realidad (incluso siendo esta sostenible) por otra diferente. Que el resultado pueda ser mejor, igual o peor; que el producto pueda ser más o menos sostenible, o no serio, dependerá de la decisión o la casualidad, pero ello no puede negar el potencial creativo que tiene la libertad humana. En suma, para Folch, "ni todo lo que hay que cambiar es insostenible, ni todo lo que es sostenible debe ser mantenido". Bajo este enfoque "el desarrollo sustentable debe ser entendido básicamente como una idea subvertidora" (motivadora a la acción), no como un concepto abstracto vinculado a la continuidad o perdurabilidad en el tiempo.

Otro de los enfoques de la sustentabilidad está asociado a la mentalidad ecológica y a los valores de la equidad, reciprocidad o simbiosis. Se distingue aquí un doble reclamo: equidad entre los hombres (justicia, solidaridad) y equidad entre la sociedad y la naturaleza (idea de la sustentabilidad). La actual conceptualización de la equidad humana presenta un enfoque amplio superando la visión clásica que la asociaba sólo a la distribución de la riqueza. la equidad, forma operativo de referir el valor justicia, alude hoy a la igualdad de derechos como a las oportunidades de acceso o usufructuo de las riquezas naturales o creadas, al manejo de la información, al desarrollo de las capacidades locales, el liderazgo compartido, la participación en la toma de decisiones, entre otros factores. Este enfoque de la equidad implica aceptar tres postulados fundamentales: primero, que el uso o aprovechamiento del patrimonio natural debe darse dentro de la "capacidad de carga de los sistemas sustentadores de vida" o de los "límites del espacio ambiental disponible" (Gráfico 2); segundo, aceptar un rango relativo de bienestar basado en los valores de la suficiencia- eficiencia y una ética de responsabilidad global; tercero, la legitimidad de la desigualdad humana basado en la diferencia de capacidades y esfuerzos (este postulado- base de la idea de competitividad- resulta fundamental para asegurar la continuidad del progreso histórico humano contrarrestando la ley de la entropía que indicaría que si no hay fuerzas de innovación, primarían las fuerzas de degradación). Como simbiosis la noción de sustentabilidad la encontramos en la propuesta del "contrato natural" planteado por Michel Sierres(Sachs, 1990). El plantea que para la humanidad no es suficiente el contrato social sino que debe haber un pacto con la naturaleza. Sostiene que el hombre puede hacer muchas cosas con la naturaleza, pero si la destruye va a morir también. El parásito- el hombre- no puede vivir sin su hospedero- la Tierra -, estando entonces convocado a encontrar una forma de simbiosis. Ello supone ciertamente renunciar a la aspiración de querer controlar la naturaleza y la vida, pero no a renunciar a un papel protagónico. Como se conoce la mentalidad racionalista y el espíritu interventor moderno surgen con el Renacimiento y la revolución científica del siglo XVI en adelante, haciendo pensar al hombre que ya todo era posible, que la tecnología le permitiría liberarse de la dependencia de su medio, que podría por fin ser dueño de la naturaleza, el rey de la creación. Entre otras, esta idea está expresada en el pacto que Fausto hace con el diablo para ganar la inmortalidad (Goethe, 1905).

Los resultados de esta actitud arrogante los conocemos: la crisis ecológica global, la superpoblación, entre otros hechos, que nos hacen ver el riesgo de la insustentabilidad de la vida en el planeta. 3.3 SUSTENTABILIDAD: REFLEXION Y ACCION Es casi una convención asociar la ecología a la ciencia (en el sentido positivo de apego a los procedimientos y los datos) y el ecologismo a la política (como ámbito de las ideas y valores, la normatividad y formulación de políticas, la realización de acciones o la generación de opinión). Esta diferenciación, bastante coherente por cierto, se sustenta en la clásica distinción entre el conocimiento y el juicio, la ciencia y la ética, la reflexión y la acción, la objetividad y el compromiso. Esta distinción es constitutiva del pensamiento occidental, sobre todo desde los albores de la época moderna. Ahora bien, esta polaridad no funciona mas, por dos razones. La primera es que la evolución de la noción de ecología hasta su actual enfoque holístico y transdisciplinario, ha superado la misma noción de ciencia asociada a la especialización (al menos en su acepción positivista). La segunda es que la magnitud de los problemas ecológicos, y los imperativos de acción que ello implica, requieren mucho más que datos sobre los fenómenos, esto es el involucramiento y articulación de los actores con prácticas de aporte a las soluciones. Por ello, hablar de ecología hoy implica un amplio espectro de conocimientos coherentes con una visión integrada del mundo; y ecologismo, una postura de intervención- fáctica o simbólicafundada en un sólido conocimiento y una opción ética global. En ese sentido, más allá de la distinción didáctica, o el énfasis relativo de especialización personal, la ecología simbólica y la ecología operacional son dos momentos- diferenciables pero complementariosde una misma praxis humana globalizadora. Similares el debate respecto a la conceptualización del ambiente y el ambientalismo como forma de intervención. Ambiente es un concepto integrador del conjunto de componentes de la realidad que son significativos para el ser humano. Estos componentes pueden ser fácticos (físicos, químicos, biológicos), histórico- culturales (ambientes construidos, la vida social), como simbólicos (cosmovisión, ética, estética). El ambientalismo es una visión del ambiente desde la lógica política, que es la lógica con la que se interpretan las acciones o prácticas de los actores sociales que influyen en él. Así, los problemas ambientales

tienen que ver con las actividades, relaciones y conflictos entre los distintos sectores de interés u opinión, antes que con datos científicos o técnicos. los problemas ambientales no se dan sino que se crean. El aporte del ambientalismo estaría en su visión integradora de los problemas, como en la posibilidad de lograr "una asociación menos conflictiva de los distintos enfoques y de las diferentes disciplinas". En este sentido el aporte del ambientalista no constituye otra cosa que la iniciativa o el liderazgo en el tratamiento de los problemas socioambientales. El ambientalista, de modo similar al ecólogo operacional, reclama inteligencia para delimitar adecuadamente los problemas, manejar las escalas espaciales, temporales y simbólicas, tejer asociaciones proactivas, conducir aproximaciones o incluso las mismas soluciones estructurales a los problemas; la diferencia entre ambos estaría en su formación o grado de conocimiento (el primero podría tener cualquier formación o incluso ser lego- caso de "Chico" Mendez -, mientras que el segundo requiere ser calificado en alguna medida en ecología), como en la eficacia de su acción política (el primero posee o cultiva las artes del liderazgo en tanto el segundo los del asesoramiento).

REALIDAD Y CAMBIO: POSTURAS Y PARADIGMAS DE ACCION SOCIAL Pragmatismo, sin autonomía



adaptación, carencia de voluntad histórica



"corregir las pequeñas disfunciones del modelo no lo cambian sino lo consolidan..."

Autonomía, sin pragmatismo



"cambiar el modelo sin corregir las pequeñas disfunciones concretas nos acerca a un modelo utópico pero no varía la realidad"

Autonomía y voluntarismo



postura hiper-revolucionaria, violentistas



adecuar la realidad a las imágenes deseables sobre esa realidad

Autononía y voluntad proyectual



postura real-volitiva o de cambio efectivo



intervenir en la realidad con pequeños cambios guiados por una ética y un proyecto de cambio global

___ Folch, Ramón 1995 "Ambiente y desarrollo sustentable" en Documentos Ambiente Nro. 2 Serie Desarrollo Sustentable, Fundación CEPA, La Plata.

4. DESARROLLO SOSTENIBLE: APROXIMACIONES DESDE El PERU La preocupación ambiental es un tema actual en nuestro país. Esto se expresa en los medios de comunicación, los discursos de técnicos o políticos e incluso el sentido común de la mayor parte de nuestra población, tal como lo han registrado encuestas realizadas por organismos especializados en los últimos años (APOYO, 1991 ; 1995), Cuánto (1997). También hay organizaciones dedicados a su tratamiento sistemático. ¿Pero qué significa esta preocupación?, ¿es sólo una percepción compartida o constituye ya un interés social?, ¿quién o quiénes expresan los intereses ambientales del país?, ¿cuál es su entronque con la historia, el pensamiento y las necesidades estructurales de nuestro país?. Todavía está pendiente hacer una lectura de nuestra historia ambiental, pero algunas ideas se pueden adelantar esperando que sean de utilidad en la presente coyuntura mental y aporten a nuestra identidad como a la construcción de un ambientalismo propio que nos alcance y comprometa a todos. Nuestro país es muy complejo. Existen muchos estudios y acercamientos comprensivos de sus características. Los hay desde las ciencias histórico- sociales, las ciencias naturales, la literatura, el arte, la tradición y saber popular, la fe religiosa, entre otras. Todas pueden ser válidas- unas más que otras- pues dan cuenta de los diferentes aspectos, momentos y actores de la realidad. Una lectura lúcida del país supone entonces tener en cuenta la totalidad de estos

aportes. También un pensar que "inicie de nuevo" a partir de destronar el imperialismo de la razón teórica objetiva y dar confianza a la intuición (Santuc, 1995). Una expresión de esta ampliación de enfoques comprensivos es la crítica al cientificismo y el crédito que dan a la obra literaria- por ejemplo de José María Arquedas- algunos autores al evaluar el desempeño de las ciencias sociales en el país (Portocarrero, 1993) o la búsqueda de conocimientos sobre nuestra realidad por caminos realmente insospechados: los sueños infantiles (Portocarrero, 1989) o la locura (Ruiz, 1994). No es propósito de este trabajo hacer una relectura integral del país, sino simplemente advertir su necesidad y proponer- entre otros acercamientos- una evaluación histórica correlacionando intensivamente las dinámicas humana y ecológica, como lo intentan Pablo Sánchez (1994), Antonio Brack (1994) o Ernesto Yepes (1993). También se propone sugerir la articulación del pasado con la visión prospectiva hacia el futuro, sobre la base del uso diversificado de nuestro territorio, tal como fue planteado ya en la década pasada por Francisco Sagasti (1993), al diseñar los futuribles o la moderna utopía peruana. Otro aporte en este sentido fue hecho por la Comisión Nacional preparatoria de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en su informe final (CNUMAD, 1992). Versiones más actuales de este pensamiento integrador del país, desde un enfoque más operativo y empresarial, puede encontrarse en el Movimiento Perú 2021, el Proyecto Empresarial Peruano (PEP) y la visión de futuro construida por CADE 1996. Esta "visión ampliada" del país es la que posibilitará cuestionar tradicionales y arraigados esquemas mentales (por ejemplo que el Perú es un "mendigo sentado en un banco de oro"), que han subvalorado e inhibido el aporte del trabajo y creatividad humanas desperdiciando oportunidades de crear riqueza (Castro, 1995), como tampoco han permitido percibir ni valorar la diversidad de paisajes, recursos biológicos y genéticos con que contamos- entre otros potenciales- planteados tempranamente por autores como Dourojeanni (1987). Igual es el caso de la visión de "país agrario" teniendo no más del 5.91% del territorio apto para actividades agrícolas, (predominando las tierras de aptitud forestal, las de pastos y las de protección) o constatando que el país está ubicado en una de la zonas más propensas a la desertificación a nivel mundial- siendo árido el 36% de nuestro territorio sobre el que se asiento el 90% de la población incluyendo la mayor porte de la actividad agropecuaria, industrial y minera del país)- (INRENA- PNUMA-FAO, 1993).

O aquella visión del país construida a partir de la percepción y experiencia costeña y andina, sin considerar que 60% de nuestro territorio es amazónico con los grandes aportes- de ecosistemas y culturas- que ello implica para el desarrollo futuro del país y la misma sustentabilidad de la vida en el planeta, tal como lo resaltan Heinrich Herberg (1995) y recientemente el Instituto de Investigación de la Amazonia Peruana (IIAP, 1996). Un replanteamiento de esta magnitud comprometerá las clásicas disciplinas e identidades académicas (economía, sociología, antropología, etc.), abriendo en cambio otras (la ecología humana por ejemplo) y definitivamente obligará a enfoques integradores, transdisciplinarios y operativos (proyección ambiental)

NUESTRA HERENCIA SOCIO-AMBIENTAL ( *) El Perú es heredero de milenarias culturas andinoamazónicas que lograron desarrollarse con un relativo equilibrio entre sus necesidades de sobrevivencia y la dinámica de los procesos naturales. Esto fue posible gracias a mentalidades, sistemas sociales y estrategias tecnológicas que permitieron una optimización de las capacidades laborales, un adecuado poblamiento del territorio y el aprovechamiento de los recursos sin sobrepasar su capacidad de regeneración o producir severos daños a los ecosistemas. El Perú es también resultado de un proceso de conquista y colonización europea que significó un profundo trauma humano y el inicio de un severo deterioro ambiental. El virreynato con su visión depredadora, saqueó los recursos naturales e inhumanizó la vida del continente. Resultado de ello son la drástica caída demográfica, la desestructuración de los ordenamientos étnicos y sociales tradicionales, la pérdida cultural y, lo mas grave, la imposición de valores humanos y económicos ajenos a nuestra historia y ambiente. A nivel productivo resaltan el abandono y destrucción de andenes y canales de riego, la tala de bosques costeros y serranos, el casi exterminio de los camélidos sudamericanos, entre otros. La república continuó con estas prácticas depredadoras, extendiéndolos- bajo forma de "boom" económico- a otros recursos naturales: en el siglo XIX, el guano, salitre, caucho, pastos y bosques cordilleranos y, en el siglo XX, el pescado, petróleo, fauna y flora silvestre, lo cual ha conllevado deterioro de nuestros ecosistemas y empleo irracional de la energía laboral humana. Paralelo a ello la introducción de

tecnologías inapropiadas (sobre todo en la extracción y procesamiento de nuestros minerales y las industrias de transformación en las grandes ciudades y puertos) ha producido- y está produciendo- impactos negativos como la mortandad de ríos, lagunas y de importantes sectores de nuestras costas marinas, así como la contaminación atmosférica. En las últimas décadas el proceso de modernización, la crisis económica y la violencia propiciaron una importante ola migratoria hacia las ciudades produciendo un sentido impacto humano (tugurización, epidemias, desintegración social, etc.) y nuevos problemas como la urbanización de tierras agrícolas y el crecimiento irracional del parque automotor con su secuela de contaminación y problemas de tránsito, la contaminación industrial y otros. Pero, la migración también se ha dirigido hacia la región amazónica, derivando en la forzada colonización- deforestación de la selva alta, el cultivo y procesamiento ilícito de hojas de coca, la inadecuada extracción del oro y, en general, la explotación irracional del suelo y los recursos madera, frutos y fauna silvestres. Este recuento- hipercrítico- no se propone abonar una imagen desdichada del país, todo lo contrario, busca mostrar los puntos límites a los que hemos llegado con nuestros esquemas a fin de cuestionar los patrones de desarrollo seguidos y avanzar hacia enfoques más heurísticos de acuerdo a la nueva conciencia- y las nuevas sensibilidadesplanteadas por la humanidad a puertas de un nuevo milenio. Aunque de modo incipiente el país viene dando pasos en ese sentido. Son indicadores de esto el inicio de una reestructuración y despegue económico (con criterios productivos, de competitividad global y responsabilidad ambiental), como la evolución de su mentalidad económica (aparición de una cultura empresarial desde la base y tendencia a la superación del mercantilismo). Con ello quizá se pueda avanzar hacia una economía social y ecológica de mercado capaz de satisfacer las nuevas exigencias de calidad y productividad, de protección ambiental y aprovechamiento sostenible de sus recursos y- por esta vía- dar pasos eficaces hacia sistemas de producción y modos de vida más equitativos y humanos, tal como no se pudo hacer con ideas y modelos fundados sólo en ideologías o indicadores económicos.

LA VISION INTEGRADORA:

(UN PERU SOSTENIBLE PARA TODOS) Sobre estas vertientes, en los últimos años han ocurrido algunasmuy pocas- aproximaciones orientadas a una conceptualización integral del ambiente y el desarrollo en el país. En cambio el proceso práctico ha sido diverso y productivo. Las primeras reflexiones han girado en torno a la idea del ecodesarrollo. Este planteo integrador resultó fundamental para comprender que el ecodesarrollo no es sólo el mejor control o manejo del ambiente o los recursos, sino que implica la "búsqueda de una integración simbiótica y armónica del hombre con la naturaleza en base a una cultura, una ciencia y una tecnología adecuadas y adaptadas a nuestros sistemas ecológicos" (Kolmans, 1989). Una definición operacional del ecodesarrollo fue hecha por el Congreso Nacional de Biología del año 1988. Se la definió como una "estrategia necesaria para el desarrollo orgánico, autónomo, independiente y deliberado que se basa en el establecimiento de una sociedad justa, capaz de generar los recursos necesarios para su existencia manteniendo un equilibrio dinámico entre los recursos que se producen y los que se consumen dentro de sus ecosistemas, lo que sólo es posible si se maneja racional y adecuadamente dichas estructuras en su conjunto. El ecodesarrollo por lo tanto supone desarrollar sin destruir dentro de una perspectiva futurista más que inmediatista (Torres, 1989). Otra aproximación fue hecha desde el denominado etnodesarrollo entendido corno una "praxis y una política social alternativa que integre en la estructura del país, aquellas relaciones indígena- medio ambiente que han sido adoptadas eficaz y adecuadamente por los pueblos nativos de la amazonia peruana que, además de expresar una identidad étnica, permiten configurar un sistema racional y una democracia integral con reconocimiento y respeto a la diversidad" (Foy, 1989). El antecedente legal más integrador fue el Código del Medio Ambiente promulgado en 1990. Coherente y amplio en conceptos, fue sin embargo mediatizado por carecer de suficiente sentido de viabilidad y consenso económico. Otros esfuerzos por darle sentido operativo y viabilidad al desarrollo sostenible en el Perú se desplegaron en el proceso de preparación de la Cumbre de Río. Uno de ellos- que lamentablemente quedó truncofue desplegado a iniciativa de una ONG ambientalista gestado por hombres de negocios: Sociedad Pachamama. Su propuesta planteó la opción de dar "un nuevo enfoque al desarrollo" a fin de superar los problemas estructurales del país y de aportar a la solución de los

problemas ambientales globales; planteaba en función de ello prioridades claras en cuatro rubros: social, económico, ambiental y científico- tecnológico. Para su viabilidad proponía una alta participación de la actividad privada y las ONGS, el apoyo del Estado y la estrecha cooperación de la comunidad internacional, esfuerzos que debían concretarse a través de un acuerdo internacional para el desarrollo sostenible del Perú (Sociedad Pachamama, 1991). Otro esfuerzo significativo fue hecho en estrecha coordinación entre el sector público y el privado; fue el Informe Nacional que el Perú presentó a la Cumbre de Río. Allí, en la sección denominada Estrategia Nacional para la Conservación se presentó el denominado enfoque ecosocial del desarrollo con programas masivos orientados a fusionar el trabajo remunerado y el beneficio ecológico de los resultados, como a integrar adecuadamente el medio ambiente en el patrón de desarrollo de base exportadora. Para ello se plantea la concertación Estado-sociedad, la activa participación de la población organizada, la descentralización y el ordenamiento ambiental (Comisión Nacional UNCED, 1992). En términos prácticos de la gestión, en el primer quinquenio de esta década, prosperó la opción articuladora del ambiente y la economía, pero no la articulación del ambiente y la equidad social. Expresiones de ello son las normas de promoción de la inversión privada (DL.75791) y el conjunto de normas reglamentarias de los sectores productivos. Este sentido se advierte también en el concepto de desarrollo sostenible asumido por el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM, 1997). El concepto proviene del Informe Brundtland, pero en algunos de sus términos menos conocidos: "proceso de cambio en el que la utilización de los recursos, la dirección de las inversiones y la orientación de los cambios tecnológicos e institucionales, acrecientan el potencial actual y futuro para atender las necesidades y aspiraciones humanas". 4.5 APORTES COMPLEMENTARIOS Desde la experiencia de trabajo a nivel de organizaciones de la sociedad civil y tomando como referente nuestra característica de país andino- amazónico, llamamos la atención sobre algunos componentes posibles de ser considerados en la conceptualización del desarrollo sostenible en el Perú.

1. Valoración de lo espiritual, basado en la identidad del

hombre y la naturaleza, en su relación ética, estética y afectiva con la tierra, el bosque, el río y el paisaje. Por este factor el desarrollo sostenible no es sólo un asunto económico o

tecnológico sino un proyecto humano que compromete el conjunto del ser.

2. Aprecio por el aporte de las pasadas generaciones, que

nos legaron (herencia) un rico patrimonio natural- cultural y un amplio bagage de conocimientos para administrarla. Con este enfoque se amplía el sentido de la responsabilidad intergeneracional moderna que es vista generalmente sólo con un sentido de futuro: las próximas generaciones. Este planteamiento posibilitará que el proyecto de desarrollo sostenible gane en base social, canalizando la adhesión de las poblaciones tradicionales andinas y amazónicas, para las cuales el respeto por los antepasados tiene igual o mayor valor que el respeto por su descendencia. Este es también un componente importante que permitirá dar sentido de identidad al proyecto global del desarrollo sostenible.

3. Sentido de la megadiversidad, que obliga a la permanente inventiva y una macroestrategia de lo pequeño.

4. Protagonismo de las bases, reconociendo los pequeños

aportes de comunidades de base con experiencia "ancestral y gran capacidad de innovación".

5. Operacionalización de la opción por el desarrollo sostenible

en función a las necesidades, Prioridades, capacidades y expectativas de los diversos grupos que componen la sociedad nacional, como en función a las diversas etapas en que podría organizarse la transición hacia la sociedad sostenible.

6. Contextualización real en función de la experiencia lograda

(lo que ya se ha avanzado en materia de conocimientos y tecnología), así como un proceso de contextualización virtual en base a un ejercicio de simulación de escenarios a futuro.

EL TRANSITO A LA SOSTENIBILIDADEn el país está en curso un proceso de incorporación de la relación ambiente y desarrollo a nivel de las políticas, la planificación y la gestión de los asuntos públicos. Como parte de este proceso, en los últimos años se han dado pasos importantes tanto en la readecuación técniconormativa del sector público, como en la concertación de políticas, plazos y metas con el sector privado.Resultado de ello, a nivel público y visto de conjunto, los avances son significativos, tanto a nivel de la normatividad y la legislación como a nivel de la gestión por parte de los sectores. A nivel privado empresarial también se han procesado cambios significativos (de indiferencia y rechazo a receptividad y compromiso), aunque muchos todavía dudan y se

resisten a dar el salto definitivo asumiendo los retos de ser eficientes y competitivos bajo nuevos paradigmas de producción y consumo.En general podría decirse que la racionalidad ecológica se esta incorporando progresivamente en la economía, constituyéndose en un nuevo factor de eficiencia y rentabilidad. Pese a ello, este avance todavía no se convierte en un factor generador de empleo, de reducción de la pobreza o de mejoramiento de la calidad de vida de los peruanos: lo ambiental se esta vinculando al desarrollo económico, pero sin lograr encuentro con el desarrollo social.A nivel de la sociedad civil son también destacables los avances en materia de conciencia ambiental. Ello ha sido posible por el saludable involucramiento de los medios de comunicación, las universidades, ONGS, los colegios profesionales, los municipios y las empresas.Pensamos que aún falta mucho para que el país pueda considerarse ambientalmente competente, que todavía se requiere liderazgo y mejorar mucho en coordinación intersectorial, lograr una relación más cercana entre el sector público y privado, completar y modernizar nuestra legislación, potenciar al aporte de la sociedad civil, fortalecer la educación cívico- ambiental de la población, perfilar una buena eco- imagen internacional, en suma, trabajar mucho para que el Perú pueda considerarse un país sostenible.Del equilibrio que logren el crecimiento económico, la equidad social, la democratización política, la sustentabilidad ambiental (pilares del desarrollo sostenible) dependerá si el modelo neoliberal evoluciona hacia una economía social y ecológica de mercado capaz de aportar, efectivamente, al progreso humano como a la buena gobernabilidad del país, condiciones básicas para avanzar hacia la sociedad libre, próspera y solidaria que todos aspiramos.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS BANCO MUNDIAL(1992) Desarrollo y Medio Ambiente. Informe sobre el Desarrollo Mundial 1992. Oxford University Press, Washington. BECKER, Egon (1995) "Ecología global y sociedad mundial", en: Deuscher, Eckhard et. al Editores "Modelos de desarrollo y visiones del mundo: el nuevo modelo de bienestar en el debate sobre el desarrollo", Simposio Internacional, Fundación Alemana para el Desarrollo Internacional, Berlín. BID-PNUD (1991) Nuestra Propia Agencia. Informe de la Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América latina y el Caribe, Washington

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Desarrollo sostenible y gestión ambiental    

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Nos comprometemos a integrar la política nacional ambiental con las políticas económicas, sociales, culturales y de ordenamiento territorial, para contribuir a superar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible del Perú. Nos comprometemos también a institucionalizar la gestión ambiental, pública y privada, para proteger la diversidad biológica, facilitar el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, asegurar la protección ambiental y promover centros poblados y ciudades sostenibles; lo cual ayudará a mejorar la calidad de vida, especialmente de la población más vulnerable del país. Con ese objetivo el Estado: (a) fortalecerá la institucionalidad de la gestión ambiental optimizando la coordinación entre la sociedad civil, la autoridad ambiental nacional, las sectoriales y los niveles de gestión descentralizada, en el marco de un sistema nacional de gestión ambiental; (b) promoverá la participación responsable e informada del sector privado y de la sociedad civil en la toma de decisiones ambientales y en la vigilancia de su cumplimiento, y fomentará una mayor conciencia ambiental; (c) promoverá el ordenamiento territorial, el manejo de cuencas, bosques y zonas marino costeras así como la recuperación de ambientes degradados, considerando la vulnerabilidad del territorio; (d) impulsará la aplicación de instrumentos de gestión ambiental, privilegiando los de prevención y producción limpias; (e) incorporará en las cuentas

nacionales la valoración de la oferta de los recursos naturales y ambientales, la degradación ambiental y la internalización de los costos ambientales; (f) estimulará la inversión ambiental y la transferencia de tecnología para la generación de actividades industriales, mineras, de transporte, de saneamiento y de energía más limpias y competitivas, así como del aprovechamiento sostenible de los recursos forestales, la biotecnología, el biocomercio y el turismo; (g) promoverá y evaluará permanentemente el uso eficiente, la preservación y conservación del suelo, subsuelo, agua y aire, evitando las externalidades ambientales negativas; (h) reconocerá y defenderá el conocimiento y la cultura tradicionales indígenas, regulando su protección y registro, el acceso y la distribución de beneficios de los recursos genéticos; (i) promoverá el ordenamiento urbano, así como el manejo integrado de residuos urbanos e industriales que estimule su reducción, reuso y reciclaje; (j) fortalecerá la educación y la investigación ambiental; (k) implementará el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental para asegurar la participación ciudadana, la coordinación multisectorial y el cumplimiento de las empresas de los criterios y condiciones de protección ambiental; (l) regulará la eliminación de la contaminación sonora; (m) cumplirá los tratados internacionales en materia de gestión ambiental, así como facilitará la participación y el apoyo de la cooperación internacional para recuperar y mantener el equilibrio ecológico; y (n) desarrollará la Estrategia Nacional de Comercio y Ambiente.