Dependencia emocional en pareja

El Portal de Inteligencia Emocional www.inteligenciaemocional-portal.org Autora: Nuria Álvarez Licenciada en Psicología

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El Portal de Inteligencia Emocional www.inteligenciaemocional-portal.org

Autora: Nuria Álvarez Licenciada en Psicología Autónoma de Madrid.

por

la

Universidad

Especializada en el desarrollo personal formada en coaching e inteligencia emocional. Trabaja como monitora de talleres de inteligencia emocional y coaching creativo. Ofrece coaching personal en sesiones individuales y apoyo terapéutico a personas con trastornos de la alimentación http://www.psicoachingemocional.com/ , [email protected]

DEPENDENCIA EMOCIONAL EN PAREJA

¿Qué significa la pareja para ti? ¿Cómo definirías el amor?

En muchos cuentos infantiles y películas románticas el amor se dibuja de manera idílica: buscar al príncipe azul (y generalmente encontrarlo), buscar a una joven a la que rescatar o proteger (y generalmente encontrarla), hacer locuras por la persona a quien amas (cuyos resultados son, normalmente, los esperados o incluso mejores), entregarte en cuerpo y alma a ella (recibiendo siempre una reciprocidad envidiable) desembocando todo ello en finales felices y, si apetece, comer perdices. Por supuesto que no todos los relatos e historias románticas de la literatura o cine son así pero, si analizamos un poco, podemos ver que si no todas, muchas de ellas, tienen pellizquitos de un amor bastante alejado de lo que cada uno de nosotros vivimos o hemos vivido en nuestras propias historias de amor. Me parece bonito visionar y leer el amor perfecto o de ensueño y me gusta sentir esas emociones que nos transmiten los escritores y directores de cine (a menos que esté en una crisis de pareja, claro). Sin embargo me

pregunto cómo nos afecta este dibujo del amor, cómo nos afecta a los hombres y mujeres que queremos encontrar pareja o que ya estamos emparejados.

¿Confundimos el amor con la fusión? ¿1+1 deja de ser 2 y pasa a ser 1? Queremos encontrar nuestra media naranja, nuestra alma gemela, nuestra “mitad” perdida por el ancho mundo o el hombre-mujer de nuestra vida. Tal vez no nos repetimos eso cada vez que conocemos a alguien o cada vez que nuestra pareja hace algo que no nos ha agradado pero… ¿nunca se te ha pasado por la cabeza cómo sería encontrar a esa persona perfecta, de película? ¿creemos, entonces, que existe? Considerar el amor como una fusión de personalidades puede provocar que perdamos nuestra propia identidad o que no sepamos identificarla en ese conjunto de dos. Podemos llegar a exigir comportamientos propios de un príncipe (o princesa) azul a nuestra actual o futura pareja y podemos olvidar que somos capaces de satisfacer nuestras propias necesidades emocionales sin depender de la pareja para lograrlo. Si la persona que está a nuestro lado la consideramos indispensable para “completarnos”, es muy fácil caer en una dependencia emocional hacia ella. Nos sentiremos muy bien si la relación marcha como queremos y nos sentiremos realmente mal si no es así. Nuestro estado de ánimo estará al servicio de la relación amorosa, como si nuestra pareja ahora fuera el capitán de nuestro barco emocional y nosotros unos tripulantes algo desorientados. Esto afecta a todas las áreas de nuestra vida (trabajo, amistad, salud, ocio, familia…y, lógicamente, amor) variando la interacción con ellas según cómo nos encontremos en ese amor “sin mucho control propio”.

¿Cómo recuperar el mando de ese timón? ¿Cómo no llegar a perderlo? Tal vez deberíamos cambiar el concepto del amor que nos muestran en las pantallas y cuentos de princesas. Tal vez deberíamos reconocer más a menudo nuestros defectos, manías, impulsos…y reconocer, por tanto, que al igual que nosotros los demás también traen consigo una mochila llena. Una mochila que no podemos exigir que sea como la nuestra o que lo que lleve dentro sólo sean diamantes. Alguna piedrecita llevará y tal vez son esas piedrecitas las que hacen única a la persona. “Un príncipe azul” o una “doncella en apuros” con alguna chinita en el zapato deberían ser los protagonistas de los cuentos. Tal vez deberíamos considerarnos personas completas con y sin pareja, no buscar eternamente medias naranjas hasta terminar, en esa búsqueda, totalmente exprimidos. Querernos, valorarnos y respetarnos a nosotros mismos evita que busquemos a una persona que nos dé el amor que no podemos brindarnos, evita que, en vez de vivir “para” la pareja, vivamos “por” nosotros mismos y evita que el resultado de 1+1 sea 1 y pase a ser 3 (tú, yo y nosotros). El uso de nuestra inteligencia emocional puede ayudarnos a izar las velas de ese barco emocional y a colocarlas de tal manera que el barco deje de ir a la deriva y no sea manejado por otra persona diferente a ti. Ser conscientes de lo que hay por debajo de nuestras constantes peticiones y quejas, de las

llamadas de atención y de lo que le exigimos a nuestra pareja dará luz a muchas de las necesidades emocionales que están esperando ser satisfechas. ¿Por qué hacer responsable a la pareja de nuestro absoluto bienestar si somos personas autónomas e independientes? Permitamos que la persona que está a nuestro lado aporte en nuestra felicidad pero que ésta no dependa de ella y permitámonos también tener un amor sano y real hacia nosotros mismos para así buscar un amor sano y real hacia el otro, un “incluirte en mi vida sin excluirme a mí” y un claro “puedo vivir sin ti pero no quiero”.