CORAZON DESHARRAPADO CAPI 29

1 “Corazón Desharrapado” de Sam BAires C29. Primera cita de reconocimiento [3a parte] – Eramos pareja Esther y habíam

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“Corazón Desharrapado” de Sam BAires

C29. Primera cita de reconocimiento [3a parte] – Eramos pareja Esther y habíamos decidido tener un hijo. – la interrumpía tirándose más mierda encima, si eso era posible – No tengo excusa alguna para lo que hice. – ¿Sigo con lo que yo opino o quieres que te diga que eres una mierda de persona? – Esther sonreía pícara y apretaba la mano de Maca. – No, venga, dime. – aceptaba muy sonriente Maca. – Yo creo que cada pareja es un mundo y que no hay recetas válidas de se debe ser así o de esta otra manera. Entonces lo que te voy a decir es lo que yo – remarcaba la palabra – sentiría si tú hubieras sido mi pareja y hubieras tenido una aventura con otra mujer a mis espaldas. – Maca parecía querer interrumpirla de nuevo pero se retractaba enseguida y no decía nada – Lo que tú has hecho es horrible porque habrías traicionado la confianza que yo hubiera tenido en tí, porque habrías dejado de ser honesta conmigo y mi rabia sería que no hayas venido a decirme, mira estoy mal por esto o siento que lo nuestro no va bien por tal cosa o me pasa esto o lo otro. Me hubieda herido mucho que hubieras buscado en otra mujer una escapatoria a los problemas que teníamos mientras yo creía que todo estaba bien entre nosotras. Maca la miraba atentamente, seria y pensativa, la forma en que le estaba dando su opinión le impactaba, se estaba involucrando ella misma en el problema. – Todos se deben haber espantado porque dirían... ¡oh, le puso los cuernos mientras la otra buscaba tener un hijo de ambas! – Esther ponía cara de espanto mientras lo decía y Maca asentía con la cabeza– ¿Sabes qué? Que estuviera buscando tener un hijo o no, no es el eje de la cuestión. Para mí el eje del problema es que si una pareja no habla, si cada parte de la pareja no le dice a la otra lo que le está pasando, lo que está sintiendo, lo que le molesta o la pone mal, comienza un camino que tarde o temprano se bifurca, se separa y se termina en situaciones feas, con recriminaciones y rencores. Y lo más grave, se pierde la confianza mutua, ya no te crees eso de te quiero a ti y dame otra oportunidad, porque si me has mentido antes, ¿por qué te voy a creer ahora? – Vale. – Maca le sostenía la mirada – Entonces, para ti no sería problema el desfogue en sí mismo, es decir, que hubiera tenido sexo con otra mujer. Esther levantaba los hombros como diciendo “no sé”. – Me hubiera molestado sí, pero luego del primer impacto creo que se me pasaría. – hacía un pequeño paréntesis y sonreía nuevamente con picaresca al decirle lo siguiente – Maca, a esta altura de nuestras vidas hemos tenido sexo con otras personas aparte de quien sea nuestra pareja ahora, no llegamos vírgenes a una pareja más estable. Un polvo más o menos no es la cuestión central. – Vale. – sonreía, ese “vírgenes” le parecía simpático – No sé por qué no encaré cómo me estaba sintiendo, por qué no lo hablé. – A veces es más fácil escapar por la tangente. ¿O no? Maca asentía y se atrevía a una pregunta que involucraba aún más a Esther. – Creo entender por lo que dices que tú también me hubieras enviado a ... adonde me envió Claudia. – Es probable que te hubiera echado una bronca padre y sí, que no hubiera querido estar contigo... al menos por un tiempo, hasta que se me pasara el cabreo. Maca fruncía los labios, casi con cara de penita. – Ahora, desaparecer como hizo tu ex, ¡eso sí que no! – enfática – Yo entiendo la bronca. Pero... no sé, no saber qué pasa con la persona con la que has compartido tanto te deja en ascuas, sin poder cerrar algo que ya terminó, es como si quedaras enganchada a eso y no pudieras seguir adelante. 2

“Corazón Desharrapado” de Sam BAires

Las cosas se hablan, se deciden, se terminan o no, pero así, en el aire, como en un limbo, no, eso no. – ¡Vengaaa! ¡Es así! – se sorprendía por la definición de Esther, tan parecida a lo que sentía en esos momentos con la desaparición de su ex – No terminas nunca de dejar de pensar en esa persona. Esther asentía con un gesto afirmativo de su cabeza. – ¿Tú has pasado por una situación parecida con alguno de tus novios? – No. Me pasa ahora con Sebastián, no saber dónde está, pensar que en cualquier momento de mi vida se puede aparecer y también aparecer en la vida del Nano, no sé, es algo que me tiene siempre sobre ascuas. Seguían con las manos tomadas, hablando cosas muy difíciles de su vida reciente, sintiendo que se comprendían más allá de lo que los demás pensaran de ellas o de las situaciones que habían atravesado. Ya no era la calidez del ambiente de ese bar romántico ni la música tan acorde a una primera cita de reconocimiento ni siquiera era ese chocolate que tan buen cuerpo les había dejado a ambas, especialmente a Esther que lo había saboreado hasta el infinito. Era el comenzar a reconocerse como buscando cosas parecidas, como sintiendo cosas similares, en medio de... “¡gustarse como la puta madre!” – opinión de la experta en “ligues y esas cosas”, alias nuestra Isa, que se terminó chupando todos los mojitos habidos y por haber cuando Esther regresara esa noche y le comenzara a contar, era tal su ansiedad y tal sus expectativas que terminó más mareada que un trompo y con una curda de aquéllas celebrando las noticias del “primer gran encuentro gran”. Volvamos a la cita de estas dos. – En mi caso es tener la angustia de no saber qué ha sido de la vida de Claudia y el hijo que supuestamente iba a ser nuestro. Yo lo provoqué con lo que hice. – Esther iba a decir algo pero Maca continuaba su idea – En tu caso Esther, es más grave. Porque hay un riesgo físico enorme, no sólo para tí, sino para el enano. ¿No han podido averiguar nada más de él? La charla derivó a lo que Esther e Isabel habían estado haciendo para tratar de averiguar algo más sobre el maltratador, que no había sido demasiado, no tenían otros medios para investigar nada, más que esperar que la Guardia Civil diera con él. – Yo he estado usando los servicios de un investigador privado, no hemos tenido suerte en ubicar a mi ex, cree que probablemente ha salido del estado, quizás se haya ido a Lisboa donde tenía parientes. – se le notaba la cuerda triste en el timbre de su voz y quizás por eso Esther apretaba su mano, como queriendo confortarla; Maca lo notaba y cambiaba el tono de voz al seguir con una propuesta – Si no te importa, le pediría a este investigador que averigüe sobre este Sebastián. – No, no, eso te va a costar un pastón y .... – No me va a costar nada, le había pagado por seguir buscando a Claudia y en un momento me dí cuenta que no sabría qué decirle si la encontraba, así que suspendí todo. El dinero ya está pagado. – ¿De verdad? – le sonaba a cuento chino la propuesta. – De verdad Esther, no te lo propondría, no estamos tan florecientes en el negocio como para andar regalando dinero alegremente. – sonreía distendida y su explicación parecía sincera. – Vale. – Venga, dame los datos de ese maltratador joputa, a ver qué podemos hacer. Les costaba separarse las manos pero no había otra forma de que Maca tomara nota de los datos de Sebastián Alerce. Esther le comentaba esto y lo otro de su ex pareja, datos de su familia y de la empresa que poseían. 3

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– Creo que con esto va a poder trabajar. – Maca guardaba la nota que había hecho en su móvil – Si te terminas tu postre, hay un lugar que me gustaría mostrarte. En mi moto llegamos en una hora y creo que te devuelvo a tiempo a tu casa para la cena. – ¿Un lugar especial? – Muy especial, por lo menos para mí. Creo... creo que te va a gustar. – le decía con voz aterciopelada, mientras estiraba su mano para coger la de Esther, algo que la otra hubiera querido hacer y no se atrevía – ¿Qué me dices? – la tomaba y la apretaba suavemente, esperando la respuesta.

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