Cerebros en Cubetas TDC2

Carlos Bello González Teoría del conocimiento II Reporte: Argumento cerebros en cubetas El argumento de los cerebros en

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Carlos Bello González Teoría del conocimiento II Reporte: Argumento cerebros en cubetas

El argumento de los cerebros en cubetas se desarrolla en el mismo sentido que cualquier otro planteamiento escéptico donde se duda de todo lo externo. En éste caso, un supuesto en el que los cerebros de todos los seres están conectados a una super computadora que les proporciona toda la información y así hacerlos creer que perciben todo lo exterior. En primer lugar respecto a la duda de lo exterior aunque los cerebros estén percibiendo, o creyendo que perciben, algo falso, necesariamente existe algo externo a los cerebros, pues de no ser así no habría algo, en este caso la computadora, que le proporcione información al cerebro. Sobre todo porque la computadora requiere adquirir la información de algún lado y si no hubiera nada externo no habría de donde adquirir esa información, determinando que es necesario que haya una realidad, ya sea en la que el cerebro está en un cubeta u otra más. Ahora bien, en el caso de ser cerebros en cubetas, ¿podríamos saber que lo somos? Comenzaríamos por cuestionar si las ideas que tenemos son reales o no, y para saberlo debemos entender como formamos nuestras ideas. Siguiendo el argumento de Putnam, lo que genera en nosotros una idea son los sentidos y el intelecto, los sentidos nos permiten percibir los fenómenos y el intelecto relacionar esos fenómenos con signos o ideas. De este modo nos creamos representaciones de los fenómenos. Es imposible que creemos una representación de algo desconocido, puesto que para representar algo necesitamos de intencionalidad. Cuando los signos son mera casualidad no existe una representación debido a que no representa nada para nadie y éste no se representa en sí mismo. En el mismo sentido es necesario determinar que el lenguaje funciona del mismo modo, a pesar de las creencias mágicas, los nombres de los objetos no están en ellos mismos, sino que fueron elegidos arbitrariamente como una representación de los fenómenos. También sucede con palabras que no tienen relación con lo empírico, como es el caso de los pronombres o los conectores, los cuales permiten expresar mejor las ideas sobre las palabras que representan fenómenos empíricos, permitiendo relacionarlas entre ellas y enunciar ideas más complejas.

Lo que pasa con el cerebro en una cubeta es lo mismo que con una computadora a la que es necesario ingresar información para que la represente. Aquí el problema es el contrario de la representación por casualidad, se carece de la información de los sentidos y se remplaza por información ingresada de manera externa, lo que provoca que haya una desconexión con la realidad cuando se intente hacer una representación. Además de que la computadora solo se queda con la información ingresada y no es capaz (por sí misma) de adquirir nueva información, dependiendo completamente de un agente externo. Al ser la computadora quien le dice al cerebro lo que siente no hay una verdadera experiencia y por lo tanto una imposibilidad para crear representaciones verdaderas. Putnam busca remarcar la importancia de ambos aspectos para las representaciones, pues es imposible hacer una representación sin la experiencia o el intelecto. Tomando en cuenta lo anterior podríamos deducir que, si los seres vivos son cerebros en cubetas, en realidad no podrían percibirlo, ya que lo que aparentemente perciben no es más que la información que la computadora envía, la cual, como ya vimos, no representaría la realidad. Entonces no sería si no una falsa representación de un aparente cerebro en una aparente cubeta en otra aparente realidad, pues no sería representación alguna de la realidad en la estarían los cerebros en las cubetas. De este modo el enunciado “soy un cerebro en una cubeta” es un enunciado autorrefutable debido a que, como ya vimos con el problema de la computadora, el pensar que somos cerebros en cubetas que reciben la información de una computadora provocaría que sea imposible que podamos representar nada real y al no representar nada lo que realmente ocurre se autorrefuta. Aunque es posible que sea verdad el enunciado, pero no por nuestro conocimiento, sino por mera casualidad, causando que en una situación así sea el único enunciado que podría ser verdadero, pero al autorrefutarse se reduce al absurdo. De manera que carece completamente de sentido pensar en este problema, pues no tiene posibilidad lógica, aunque sí tenga posibilidad física.

Bibliografía PUTNAM, HILARY. Cerebros en una cubeta, en “Razón, verdad e historia”, Trad. José Miguel Estebán, Tecnos, Madrid, 2001.