BOLIVIA EN EL SIGLO XXI

Bolivia en el siglo xxi Nelson González Ortega (Compilador y editor) Bolivia en el siglo xxi Trayectorias históricas

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Bolivia en el siglo xxi

Nelson González Ortega (Compilador y editor)

Bolivia en el siglo xxi Trayectorias históricas y proyecciones políticas, económicas y socioculturales

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Ilustración de cubierta: edificio de vivienda social en El Alto, fotografía de Roberto Mamani Mamani © Iberoamericana Vervuert / Plural editores / Universidad de Oslo Iberoamericana, 2017 Amor de Dios, 1 – E-28014 Madrid Tel.: +34 91 429 35 22 Fax: +34 91 429 53 97 [email protected] http://www.iberoamericana-vervuert.es depósito legal: M-33875-2017 isbn: 978-84-16922-67-3 (Iberoamericana Vervuert) isbn: 978-99954-1-801-4 (Plural Editores)

Producción: Plural Editores Av. Ecuador 2337 esq. calle Rosendo Gutiérrez Tel.: 2411018 / casilla 5097 / La Paz [email protected] / www.plural.bo Impreso en España

Índice

Agradecimientos........................................................................................... 9 Cronología política de Bolivia...................................................................... 11 Mapa de desmembraciones territoriales de Bolivia..................................... 20 Siglas usadas en este libro............................................................................. 21 1. Trayectorias sociales, políticas, económicas y culturales en Bolivia en los siglos xx y xxi. Premisas para planteamientos interdisciplinarios Nelson González Ortega........................................................................... 27 primera parte

Realidades sociales del Estado-nación en Bolivia: Hitos históricos, mitos populares e intersticios cotidianos vistos a través de su literatura 2.

Bolivia en su historia y literatura, 1920-1982: Del Estado republicano a la Revolución de 1952 y sus efectos en el nuevo orden democrático de 1982 Nelson González Ortega........................................................................... 43

3. Bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente: Democracia y economía en crisis, neoliberalismo y movimientos sociales Nelson González Ortega........................................................................... 67 [5]

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bolivia en el siglo xxi

4. Tres modelos de institucionalización y rasgos de la democracia en Bolivia hoy Albert Noguera Fernández....................................................................... 93 5. El nuevo constitucionalismo político en América Latina y el paradigma boliviano Leiv Marsteintredet ................................................................................. 113 6.

Repensando las características de ascenso de lo indígena, originario, campesino en Bolivia: Hacia una reflexión crítica del Proceso de cambio Sarela Paz Patiño..................................................................................... 137

7. Ecología y sociedad en Bolivia. Políticas públicas en el Estado Plurinacional: El discurso de la Madre Tierra y el Vivir Bien Cecilia Requena / Dirk Hoffmann............................................................. 165 8. Políticas educativas de descolonización en Bolivia en el siglo xxi: Sus luces y sombras Hiroki Ishizaka........................................................................................ 185 9. Posicionamientos y luchas de las mujeres bolivianas en la configuración del Estado Plurinacional Cynthia Daniela Franco Pinto / Verónica Pacheco Sanjinés........................ 211 10. Gestión gubernamental 2006-2015: Realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales del gobierno de Evo Morales Juan Antonio Morales............................................................................... 237 segunda parte

Representaciones del Estado Plurinacional en Bolivia: Hitos históricos, mitos populares e intersticios cotidianos vistos a través del periodismo, la comunicación social, el cine y la caricatura política 11. 1982-2003: La construcción de un nuevo imaginario nacional (contra los tópicos y los lugares comunes sobre la democracia boliviana) Carlos D. Mesa Gisbert............................................................................. 257

índice

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12. El Estado Plurinacional en Bolivia y su simbología Claudia Arce / Yuri F. Tórrez................................................................... 295 13. Descolonizando la historia colonial de Bolivia en el siglo xxi: Negociación de las fronteras entre el pasado, presente y futuro en la película También la lluvia (2010) Laura Camacho Salgado / Nelson González Ortega................................... 311 14. Problemas y contradicciones del “gobierno indígena”: Reflexiones de un intelectual aymara Carlos Macusaya Cruz.............................................................................. 343 15. Intento de re-fundación del Estado-nación en Bolivia en el siglo xxi: Realidades y perspectivas de la gestión política de Evo Morales (2006-2016) Nelson González Ortega........................................................................... 367 16. Epílogo: El Estado Plurinacional frente al siglo xxi. Balance, desafíos y proyecciones Gonzalo Rojas Ortuste.............................................................................. 381 17. Apéndice: Fantasmas del Estado neoliberal (1985-2005) y el controversial Estado Plurinacional (2006- 2016) vistos a través de la caricatura política Leonardo Aliaga Manzaneda.................................................................... 403 Sobre los autores.......................................................................................... 417

Agradecimientos

La idea de escribir este libro surgió hace dos años cuando preparé un curso interdisciplinario de maestría sobre historia, política, literatura y sociedad en la Bolivia actual para ser enseñado en la Universidad de Oslo, Noruega. Entonces, al buscar bibliografía general y específica sobre diversos aspectos de la sociedad boliviana en el siglo xxi, me di cuenta de que solo existían estudios especializados o artículos periodísticos sobre la sociedad y la política cotidiana de Bolivia, pero no había un texto interdisciplinario actualizado, dirigido tanto a especialistas como a lectores informados sobre la compleja e intrigante situación política, económica y sociocultural de Bolivia en la actualidad. Me propuse entonces suplir dicha carencia textual y emprendí el desafío académico de compilar, editar y publicar el presente libro de carácter interdisciplinario que reúne trabajos de especialistas en las diversas ciencias sociales, pero a la vez dirigido tanto a estudiantes universitarios de nivel superior como a estudiosos de Bolivia en América Latina y el mundo entero. Estoy muy agradecido a todos los autores, personas e instituciones de Noruega, Bolivia y otros países que han contribuido a la planeación y realización del presente libro: Bolivia en el siglo xxi. Trayectorias históricas y proyecciones políticas, económicas y socioculturales. Agradezco también a mi colega Gonzalo Rojas Ortuste, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, por la meticulosa lectura y corrección que hizo de algunos capítulos del presente volumen y por nuestros asiduos y productivos diálogos sobre la situación actual de Bolivia que contribuyeron a mejorar tanto su Epílogo como mis capítulos. Muy agradecido le quedo al profesor Waltraud Morales, catedrático de Ciencia Política Internacional de la Universidad de Florida, usa, por haber evaluado positivamente mi proyecto de libro sobre Bolivia, cuando este aún estaba en ciernes, y haberme motivado a [9]

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bolivia en el siglo xxi

realizarlo. Adicionalmente, agradezco a los bolivianistas de University of Pittsburgh, Estados Unidos, por haberme ofrecido fuentes bibliográficas específicas y haberme ayudado a refinar mis ideas, cuando mi proyecto de investigación estaba en su fase inicial. En especial, muchas gracias a Martha E. Mantilla, directora de la biblioteca Latin American Studies and Eduardo Lozano Collection, de la Universidad de Pittsburgh, por haberme ayudado a encontrar fuentes bibliográficas de difícil acceso. Un agradecimiento muy especial para Xavier Valverde Rivera, su familia y amigos de Sucre y La Paz que, durante mi estadía en Bolivia en 2015 y 2016, no solo me acogieron como un miembro más de la familia, sino también me pusieron en contacto con intelectuales, profesores universitarios, políticos y periodistas bolivianos, expertos y conocedores de diferentes aspectos políticos, socioeconómicos y culturales de la Bolivia actual. Asimismo, agradezco a Mateo Román y, en particular, a sus suegros Enrique Pozo Quiroz y Margarita Torrico de Pozo que me acogieron en su casa-balneario de Cochabamba en donde realicé parte de mi investigación. Algunos de mis capítulos para el presente libro fueron escritos en Sucre, La Paz, Santa Cruz (Bolivia) y en Iquique (Chile), donde confraternicé, respectivamente, con los bolivianos Xavier Valverde, Alex Aillón, Jerónimo Siles, Teresa y Graziano, con los chilenos Danitza y Milton, y con mi buen amigo colombiano Alfonso Moreno. Gracias: ustedes saben por qué. Mis agradecimientos también a la familia colombiana-española de Myriam Mazo Aguilar y Sebastián Sánchez Estudillo por su generosidad en cederme su residencia de verano en Cádiz, donde realicé las correcciones finales de este libro. Agradezco a la Universidad de Oslo que con fondos propios y a través del proyecto Discourses of the Nation and the National, dirigido por Ljiljana Saric, financió un semestre de investigación (enero-junio, 2016) en Bolivia y América Latina para que yo pudiera ausentarme de la enseñanza universitaria y dedicarme a la escritura de este libro. Gracias a mis estudiantes de licenciatura y maestría de los cursos sobre Bolivia que di en 2015, 2016 y 2017 en la Universidad de Oslo, cuyas preguntas, debates y temas, desarrollados en trabajos escritos, estimularon mi investigación sobre la historia, la política y la literatura bolivianas. Por último, gratitudes a mi familia de Colombia, Estados Unidos, Suecia y Francia por su constante apoyo. Agradezco, en especial, a mis hijos, Sebastián, Daniel y Lucie, cuyas cuestiones y cuestionamientos sobre política contemporánea en el mundo y en América Latina me recordaron constantemente que pensara mi investigación sobre Bolivia dentro del marco del contexto mundial. Nelson González Ortega Cádiz, julio de 2017

Cronología política de Bolivia

12.000-10.000 a.C. siglos – vi-xii

siglo xii

siglo xii – 1438

1438 – 1532

1492, octubre 12 1521 1533

Periodo Epipaleolítico: origen del indígena del altiplano boliviano. Origen y desarrollo de los uru y chipayas, cerca del lago Titicaca; los kanatas y los charcas, en los valles de Chuquisaca; y la cultura tiawanaku del altiplano. La cultura tiawanaku decae o se fusiona con otras culturas andinas emergentes, como los aymaras o coyas, y los lupakas y omasuyos, que luchan por el poder político y territorial y dominan a los coyas o aymaras. La comunidad pre-incaica aymara se establece en las tierras altas del centro de Bolivia. El Pachacuti Inca vence a Chuchi Capac, último de los reyes coya, dando origen al imperio inca. Wiraqucha y Pachakutij, incas originarios de Cuzco, Perú, conquistan grandes territorios y fundan el imperio inca del Tawantinsuyo, dividido en cuatro suyos: Chinchasuyu, Kuntisuyu, Antisuyu y Qullasuyu. Cristóbal Colón, al mando de 100 marineros, “descubre” el Nuevo Mundo y a sus habitantes en la isla de Guanahani (actualmente, Bahamas, al norte de Cuba). Hernán Cortés y los conquistadores españoles invaden los extensos territorios de Mesoamérica. Francisco Pizarro y los conquistadores españoles invaden el altiplano de los Andes, venciendo a Atahualpa, el último gobernante del imperio inca. [11]

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bolivia en el siglo xxi

1535 1539-1824 1542 1545 1552 1605 1776

Llegan los franciscanos al altiplano boliviano y empieza la evangelización. Se crea la Audiencia de Charcas (actual Bolivia) con sede en Chuquisaca, bajo la dirección de la Audiencia de Lima. La Audiencia de Charcas se convierte en el Virreinato de Perú. Se descubren las minas de Potosí y se funda la ciudad del mismo nombre. Los franciscanos fundan el obispado de Charcas. Los franciscanos fundan el obispado de Santa Cruz. La Audiencia de Charcas se incorpora al Virreinato de la Plata, con sede en Buenos Aires.

Vocación anticolonial de religiosos españoles en América y Europa

1510, diciembre 21, 28 En dos sermones, Antonio de Montesinos, misionero y fraile dominico español, acusa a los encomenderos de esclavizar, maltratar, torturar y matar a los indígenas y defiende a estos ante el gobernador de la Española, Diego Colón, y ante otros importantes encomenderos. 1513, julio 28 Por orden real, se promulgan las Leyes de Burgos que, en teoría, aliviaban los sufrimientos de los indígenas, pero que, en la práctica, nunca fueron cumplidas por los encomenderos españoles. 1542 Se promulgan las Leyes Nuevas basadas en las Leyes de Burgos de 1513, y todas estas leyes formarán parte de las famosas “Leyes de Indias” (vigentes en la América española entre 1523 y 1542), que sirvieron para reglamentar las relaciones sociales, económicas y políticas entre indígenas y encomenderos. 1552 Influido por Montesinos, Bartolomé de las Casas denuncia en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias los efectos negativos de la conquista y colonización de los indígenas. 1550-1551 Se realiza en Valladolid, España, el famoso debate entre los teólogos Las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda sobre “los justos títulos del dominio de la Corona de Castilla sobre América”, que generaron dos modos antagónicos de entender la conquista y colonización de América: Las Casas abogaba por la defensa de los derechos humanos de los pueblos indígenas de América y Sepúlveda defendía­

cronología política de bolivia

1485-1546



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el derecho de los españoles a conquistar y colonizar a los indígenas por ser estos, según él, seres sin alma, naturalmente inferiores y, por ello, no aptos para ser indoctrinados en la fe cristiana. Francisco de Vitoria, teólogo, jurista y profesor de las universidades de París, Valladolid y Salamanca, debate, en general, sobre los problemas morales del ser humano y, en particular, sobre la guerra justa o injusta de los conquistadores y encomenderos españoles en América; sobre la destrucción de los indígenas y de sus culturas; y sobre la apropiación de territorios americanos por el imperio español.

Resistencia de indígenas contra el imperio español en América

1438-1532

1532 1532-1572

1780-1782

1781-1782

Periodo del régimen imperial de los incas en la que sus súbditos realizaron guerras de liberación territorial: la principal fue la rebelión de 1460 en la región de los reinos del lago. Conquista e invasión de la región de los Andes por Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Periodo de ininterrumpida resistencia anticolonial indígena que duró hasta la muerte de Titu Cusi en 1571. Su sucesor, Túpac Amaru, hijo legítimo de Manco Inca, fue capturado y decapitado, en 1572, por el virrey Francisco de Toledo. La decapitación de Túpac Amaru marcó el final del imperio inca. José Gabriel de Condorcanqui toma el nombre de Túpac Amaru ii y lucha, junto a su esposa, Micaela Bastidas de Condorcanqui, por el resurgimiento del antiguo imperio inca, liderando la más grande rebelión andina de la era colonial contra los españoles, que seguían explotando a los indígenas en minas, haciendas y obrajes y les hacían pagar onerosos impuestos. Julián Apaza Nina, bajo el nombre revolucionario de Túpac Katari (serpiente grande y brillante, en aymara y quechua), comanda una rebelión anticolonial de más de 40.000 indígenas, que se extendió por la región de los Andes. En 1781 sitia dos veces La Paz, asediándola desde El Alto, durante 184 días. Las tropas de los virreinatos de Perú y Buenos Aires tardaron dos años en sofocarla.

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1824 1829-1839 1789-1883

1899 1900 1904 1916

1920 1920

1921

1932-1935

bolivia en el siglo xxi

Batalla de Ayacucho, en la que el general Antonio José de Sucre, lugarteniente de Bolívar, vence a las fuerzas realistas de España, dando origen a la República de Bolivia. Se crea la Confederación Perú-Boliviana, durante la presidencia militar de Andrés de Santa Cruz. Guerra del Pacífico entre los países aliados Bolivia-Perú y Chile, en la que Bolivia fue despojada de su costa marítima por empresas chilenas y anglosajonas que se apropiaron de su guano y nitrato. Guerra del Acre, promovida por el general José Manuel Pando, que luego fue presidente de Bolivia. La antigua producción de plata en Potosí es desplazada por la producción de estaño, que se exporta, a lo largo del siglo xx, a Inglaterra, Estados Unidos, Argentina, Chile y Brasil. Se firma la paz con Chile, durante el primer gobierno de Ismael Montes (1904-1909). En la segunda presidencia de Ismael Montes se promulga la primera ley de hidrocarburos, en la cual se declara que los hidrocarburos pasan a ser propiedad del Estado boliviano. El gobierno de José Gutiérrez Guerra vota una nueva ley que anula la propiedad estatal del petróleo. Se construyen vías ferroviarias que conectan La Paz y los puertos chilenos de Arica y Antofagasta y se inicia la construcción de nuevas rutas de ferrocarril hacia Perú y Argentina. El gobierno del presidente Bautista Saavedra deroga la ley de 1920 y promulga otra ley en la que declara que los hidrocarburos y su explotación vuelven a ser propiedad del Estado. Guerra del Chaco: conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay, en el que Bolivia pierde una tercera parte de su territorio. En este conflicto internacional mediaron intereses económicos de las corporaciones transnacionales Standard Oil, en Bolivia, y Dutch Shell, en Paraguay. La Guerra del Chaco promovió el empoderamiento político de “militares socialistas” como David Toro (1898-1977), Germán Busch (1904-1939) y Gualberto Villarroel (19081946), quienes se asociaron con otros jóvenes militares y con militares de izquierda y fundaron el partido Razón de Patria (radepa).

cronología política de bolivia

1936 1937

1941-1942

1942

1942

1946

1946-1952

1952-1964

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Creación de la empresa nacional boliviana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (ypfb). Nacionalización por el gobierno de Germán Busch de la empresa multinacional norteamericana Standard Oil, empresa petrolera del imperio económico Rockefeller, la cual se había establecido en Bolivia desde 1920. La Standard Oil fue la primera corporación internacional nacionalizada en América Latina. La Misión Bohan consiste en un grupo de ingenieros norteamericanos, presididos por Martin Bohan, que llegó a Bolivia por pedido del gobierno de Enrique Peñaranda (1940-1943) con el fin de evaluar las reservas petroleras del país y diseñar un plan económico de diversificación productiva y desarrollo intensivo del sector agropecuario que liberara a Bolivia de la dependencia del estaño. La Masacre de Catavi, en Potosí, fue la matanza, por las Fuerzas Armadas del presidente Peñaranda, de más de 100 mineros, además de muchos heridos, que protestaban en una huelga dirigida por María Barzola. Se funda el Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr) por 12 políticos, intelectuales y militares de izquierda, entre ellos, Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Suazo y Germán M. Block. mnr fue el partido boliviano más importante del siglo xx, del cual surgieron varios presidentes. Gualberto Villarroel, militar socialista y presidente (1943-1946), fue derrocado y asesinado, y su cadáver fue colgado por enardecidos manifestantes en un farol de la plaza Murillo de La Paz. Se intensifican las movilizaciones sindicales y sociales dirigidas por la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (fstmb) que culminaron con la Revolución Nacional (1952). Revolución Nacional de 1952, iniciada y desarrollada por los presidentes Paz Estenssoro (1952-1956; 1960-1964) y Siles Suazo (1956-1960) para cambiar democráticamente las estructuras políticas del antiguo régimen republicanofeudal, mediante la nacionalización de las minas, la reforma agraria y el voto universal que por, primera vez, incluía a la mayoría (indígenas y mujeres). Esta revolución (cumplida en parte) permanecerá en la mente de políticos y ciudadanos hasta hoy.

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1964-1982

1982-1985

1985-1989

1995

1993-1997 1997-2001 2000

2002-2003

bolivia en el siglo xxi

Se suceden en Bolivia gobiernos militares y civiles de derecha e izquierda que promueven, de forma real o retórica, el programa de la Revolución de 1952, incluso, el capitalismo de Estado. Surgen las dictaduras y gobiernos militares de René Barrientos (1964-1965; 1966-1969), Alfredo Ovando (1966; 1969-1970), Juan José Torres (1970-1971), Hugo Banzer (1971-1978) y Luis García Meza (1980-1981), así como el gobierno civil de Lydia Gueiler Tejada (19791980). Entre 1964 y 1982 también ocurren dramáticos hechos históricos como el asesinato militar de Ernesto Che Guevara (1967) por tropas del general René Barrientos; la nacionalización de la Gulf Oil (1969); la expulsión de los Cuerpos de Paz de usa (1971) y el asesinato del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz (1980). Nueva democracia en Bolivia (1982 – presente) Se inicia en Bolivia un periodo de relativa estabilidad democrática que se prolonga hasta hoy. Retorno a la democracia bajo la presidencia del antiguo líder del mnr, Siles Suazo (1982-1985). Segunda presidencia de Paz Estenssoro, antiguo líder del mnr, que nombra como ministro de Planeamiento a Gonzalo Sánchez de Lozada, quien introduce en Bolivia, mediante Decreto Supremo 21060, las controvertidas políticas de neoliberalismo económico llamadas “terapia del shock”. Nace el Movimiento Al Socialismo (mas), como Instrumento Político Tierra Territorio, en el Congreso de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb). Gonzalo Sánchez de Lozada es elegido presidente y sigue aplicando el neoliberalismo económico. El exdictador Hugo Banzer es elegido democráticamente presidente de Bolivia. Guerra del Agua, conflicto sociopolítico surgido cuando transnacionales, apoyadas por el gobierno de Banzer, privatizan el consumo de agua en Cochabamba, causando protestas en todo el país. Segunda presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada que dimite ante intensas protestas sociales.

cronología política de bolivia

2003

2003-2005 2005, mayo-junio

2006-2010

2006-2007

2008

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Guerra del Gas, conflicto sociopolítico causado por la intención del gobierno de Sánchez de Lozada de exportar el gas a México y Estados Unidos a través de un puerto chileno. Las masivas protestas de movimientos sociales causan la demisión de Sánchez de Lozada y su remplazo por Mesa Gisbert. Carlos D. Mesa Gisbert, vicepresidente de Sánchez de Lozada, es elegido presidente (2003-2005). Rebelión social en El Alto y asedio de La Paz, que propició una nueva forma de hacer política en Bolivia, mediante la cual los sindicatos y los movimientos sociales obligaron a dimitir al presidente Mesa Gisbert y establecieron, a través del mas y su líder, Evo Morales, un nuevo mando político distinto a las anteriores formas de gobernar. Desaparece el mnr y otros antiguos partidos políticos. Evo Morales Ayma (1959) es elegido presidente con el mayor apoyo popular de la era democrática en Bolivia, por sus promesas de instituir un “proceso de cambio” que incluye un referendo para decidir la nacionalización de las minas e hidrocarburos y una convocatoria a votar por una nueva Constitución Política del Estado (cpe) o “Constituyente”, así como por luchar contra la opresión étnica y social de indígenas y pobres; por demostrar que la hoja de coca no es cocaína; por la creación de una democracia comunitaria y participativa en Bolivia y, en fin, por la crítica a la sociedad occidental, al imperialismo, al neoliberalismo y a la globalización. Se forma una Asamblea Constituyente con representantes tanto del gobierno y de grupos indígenas como de dirigentes de partidos políticos y de movimientos sindicales y sociales, con el fin de debatir puntos centrales que se incluirán en una nueva Constitución, tales como: descolonización del Estado, autonomía y derechos de indígenas y desarrollo político de un nuevo Estado Plurinacional. Se realiza un gradual  referendo para aprobar o rechazar un Estatuto de Autonomía para los departamentos bolivianos, lo cual causa una crisis política. Hay protestas masivas, actos de desobediencia civil y política y enfrentamientos entre, por un lado, una minoría de criollos y mestizos que detentan el poder político, económico y social y, por otro, una mayoría de indígenas sin poder

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2009, febrero 7

2010-2015 2010, diciembre

2011

bolivia en el siglo xxi

socioeconómico ni político. Dichos conflictos étnicos y políticos ponen en riesgo la estabilidad del gobierno constitucional y la propia integridad territorial del país. Se promulga una nueva Constitución Política del Estado (cpe) para establecer en Bolivia un Estado Plurinacional de “Democracia Intercultural” que engloba la democracia representativa, participativa y comunitaria, y cuyas metas constitucionales son: a) reconocimiento estatal e institucional de todos los grupos indígenas del país; b) reorganización territorial, mediante el sistema de autonomías; c) administración estatal de tierras y latifundio; d) derechos de los ciudadanos, entre ellos, la equidad de género y de grupos (naciones) indígenas ante el nuevo Estado Plurinacional; el derecho a los servicios públicos básicos (agua, electricidad, alcantarillado, gas domiciliario), los cuales pasan a ser administrados por el Estado; es decir, el establecimiento de un modelo económico-social y comunitario en el que el Estado administra los servicios públicos y establece organizaciones estatales, privadas, sociales y cooperativas; e) suspensión de la ley anterior en la que el Congreso Nacional decidía y/o refrendaba al candidato ganador, instituyendo, en cambio, el derecho del Estado y de los ciudadanos a convocar referendos; f) la hoja de coca pasa a ser un patrimonio cultural protegido por el Estado, que mediante leyes regula su producción, comercialización e industrialización; y g) se establece el derecho de soberanía del Estado a reclamar el acceso territorial al océano Pacífico. Evo Morales Ayma es elegido, por segunda vez, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Protestas masivas, a nivel nacional, en contra del “gasolinazo” o ley de Morales y el mas, que imponía un excesivo aumento del precio de la gasolina. Los manifestantes exigieron la renuncia del presidente y del vicepresidente y un referendo revocatorio. El presidente abolió el gasolinazo. En junio de 2011, el presidente Morales anunció la construcción, con el apoyo de Brasil, de una carretera que atravesará el tipnis (Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure). El proyecto generó grandes protestas en el país: los indígenas emprendieron (15 de agosto) la viii marcha de defensa del tipnis desde Trinidad a la sede de

cronología política de bolivia

2015-2020 2016, febrero 21

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gobierno, La Paz, en el trayecto fueron maltratados por la Policía en Chaparina (19 de septiembre). Con un vasto apoyo popular, los indígenas consiguieron la aprobación de otra ley que impidiera temporalmente la construcción de la carretera por el tipnis. Evo Morales Ayma es elegido, por tercera vez, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Referendo para decidir la reelección o no del actual presidente, Evo Morales, y de su vicepresidente, Álvaro García Linera, en las próximas elecciones de 2019. El escrutinio del 99,7% de los votos mostró que el “No” obtuvo el 51,3% frente al 48,7% logrado por el “Sí”. Por eso el presidente actual y su vicepresidente no pueden ser candidatos a las elecciones presidenciales de Bolivia en 2019.

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bolivia en el siglo xxi

Mapa de Bolivia y su pérdida de territorio desde su origen como República en 1825

Fuente: Instituto Geográfico Militar.

Siglas usadas en este libro

A adn aktupac alba anapqui ap-2025 apmt atpdea as asp

Acción Democrática Nacionalista Aymaras, Kechuas, Tupiguaraníes para Ayllus y Comunidades Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América Asociación Nacional de Productores de Quinua Agenda Patriótica, 2025 Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra Andean Trade Promotion and Drug Eradication Act (Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de la Droga) Asamblea Constituyente Asamblea por la Soberanía de los Pueblos B

bechtel Compañía Norteamericana de Construcción e Ingeniería Civil bm Banco Mundial bmi Instituto Boliviano de la Montaña

C cbf cedaw cedib

Corporación Boliviana de Fomento Convention on the Elimination of all Forms of Discrimination against Women  Centro de Documentación e Información Bolivia [21]

22

bolivia en el siglo xxi

cedla Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario celac Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños cepal Comisión Económica para América Latina y el Caribe ceres Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social cesu Centro de Estudios Superiores Universitarios cia Central Intelligence Agency cides Postgrado en Ciencias del Desarrollo cidob Confederación Indígena del Oriente Boliviano cin Centro de Investigación Nuclear cij Corte Internacional de Justicia cipca Centro de Investigación y Promoción del Campesinado cis Centro de Investigaciones Sociales clacso Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales cnmib Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia cob Central Obrera Boliviana comibol Corporación Minera de Bolivia conamaq Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu conamype Confederación Nacional de Mediana y Pequeña Empresa condepa Conciencia de Patria cpe Constitución Política del Estado csutcb Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de

Bolivia

D ddhh dle drae

Derechos Humanos Diccionario de la Lengua Española Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española E

ecp eje eln egtk enaf ende enfe entel esfm

Eje de Convergencia Patriótica Eje Pachakuti Ejército de Liberación Nacional Ejército Guerrillero Túpac Katari Empresa Nacional de Fundiciones Empresa Nacional de Electricidad Empresa Nacional de Ferrocarriles Empresa Nacional de Telecomunicaciones Escuela Superior de Formación de Maestros

23

siglas usadas en este libro

F fan fao fcbcb fejuve fencomin flacso fob fmi fnmcb-bs

Fundación Amigos de la Naturaleza Food and Agriculture Organization Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia Federación de Juntas Vecinales Federación Nacional de Cooperativas Mineras Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Free on Board Fondo Monetario Internacional Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia - Bartolina Sisa fondioc Fondo Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas Originarios y Campesinos fpn Frente Popular Nacionalista fri Frente Revolucionario de Izquierda fsb Falange Socialista Boliviana ftctc Fuerza de Tarea Conjunta – Trabajadores Cocaleros fstmb Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia frutcas Federación Regional Única de Trabajadores y Campesinos del Altiplano Sur fsutcc Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Cochabamba ftctc Federación de Trabajadores Campesinos del Trópico de Cochabamba fulka Frente Único de Liberación Katarista G glp

Gas licuado de petróleo I

idh idh ine inra ipcc ipsp iu

Impuesto Directo a los Hidrocarburos Índice de Desarrollo Humano Instituto Nacional de Estadística Instituto Nacional de Reforma Agraria Intergovernmental Panel on Climate Change Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos Izquierda Unida

24

bolivia en el siglo xxi

L lab lasep lidema lre

Lloyd Aéreo Boliviano Ley Avelino Siñani – Elizardo Pérez Liga de Defensa del Medio Ambiente Ley de Reforma Educativa M

mas mas-ipsp mbl mcb mescp mip mir minka mitka mkn mnr mpp mrtk mrtkl msm

Movimiento Al Socialismo Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos Movimiento Bolivia Libre Movimiento Campesino de Bases Modelo Educativo, Sociocomunitario y Productivo Movimiento Indígena Pachakuti Movimiento de Izquierda Revolucionaria Movimiento Indianista Katarista Movimiento Indio Tupaj Katari Movimiento Katarista Nacional Movimiento Nacionalista Revolucionario Marco Programación de País Movimiento Revolucionario Tupaj Katari Movimiento Revolucionario Tupaj Katari de Liberación Movimiento Sin Miedo N

nep nfr noaa nypios nypioc nypioc-pa nr

New Economic Policy Nueva Fuerza Republicana National Oceanic and Atmospheric Administration Naciones y Pueblos Indígenas Originarios Naciones y Pueblos Indígenas Originarios Campesinos Naciones y Pueblos Indígenas Originarios – Pueblo Afroboliviano Nacionalismo Revolucionario O

oea oit

Organización de Estados Americanos Organización Internacional del Trabajo

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siglas usadas en este libro

ong onu orat

Organización no gubernamental Organización de las Naciones Unidas Ofensiva Roja de Ayllus y Tupajkataristas P

pan pc pcb pcml peib piak pib pieb pisa

Partido Agrario Nacional Partido Comunista (urss) Partido Comunista de Bolivia Partidos Comunista Marxista Leninista Proyecto de Educación Inter-Bilingüe Partido Indio de Aymaras y Keswas Producto interno bruto Programa de Investigación Estratégica en Bolivia Programme for International Student Assessment (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) pncc Programa Nacional de Cambios Climáticos pnud Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo por Partido Obrero Revolucionario prian Partido Renovador Institucional Acción Nacional profocom Programa de Formación Complementaria para Maestras y Maestros en Ejercicio psp Proyecto Socioproductivo R radepa rcp

Razón de Patria Representative Concentration Pathways (Trayectorias de Concentración Representativas) S

sabsa sumi

Servicios de Aeropuertos Bolivianos, s.a. Seguro Universal Materno Infantil T

tco tgn tipnis

Tierras Comunitarias de Origen Tesoro General de la Nación Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure

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U ucs udape udp umsa up urss usd

Unión Cívica Solidaridad Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas Unidad Democrática y Popular Universidad Mayor de San Andrés Unidad Popular Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas United States Dollars Y

ypfb

Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos

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Trayectorias sociales, políticas, económicas y culturales en Bolivia en los siglos xx y xxi. Premisas para planteamientos interdisciplinarios Nelson González Ortega

De la involución del Estado republicano (neo)liberal del siglo xx a la revolución inconclusa del siglo xxi. Bases interdisciplinarias para su estudio La gente, la cultura y la historia de Bolivia se gestaron en antiguas comunidades autóctonas que posteriormente convergieron en la civilización inca. De los 11 millones de habitantes (ine: Proyección demográfica) que en 2016 viven en Bolivia,­ unos siete millones son descendientes directos de las comunidades aymara, quechua, guaraní y de otras 33 naciones indígenas pre-hispánicas; y unos cuatro millones son mestizos, blancos y negros o pertenecen a otros grupos étnicos (Ibid.). Esta gran diversidad étnica y sociocultural hace que la historia pasada y presente de Bolivia y su gente, aunque comparta rasgos históricos comunes a las de otros países de América Latina, sea fundamentalmente diferente en lo tocante a su desarrollo socioeconómico y político. Dicha complejidad social y política se debe, principalmente, a que por un tiempo más largo, que en otros países de la región, una minoría urbana blanca y criolla ha excluido a una mayoría indígena de la participación equitativa en la política y economía del país.1 Esta diferencia socioeconómica es acentuada por la gran abundancia de metales como la plata, estaño y zinc que ha poseído Bolivia en la Colonia y la República, así como por la riqueza que han generado sus extensos yacimientos de petróleo y gas, principalmente en el siglo pasado, y las perspectivas de explotación de litio en el presente siglo; además, por su innovador modelo socioeconómico de redistribución de las rentas de dichos hidrocarburos entre la mayoría de población boliviana de bajos recursos económicos. 1

Veáse en este libro capítulo 3, nota 7.

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En un intento por comprender la compleja realidad sociopolítica y económica que han experimentado los bolivianos en los últimos 100 años de su historia, se propone aquí, como estrategia viable de investigación, la elaboración, en un solo volumen, de estudios interdisciplinarios que analicen, desde diferentes perspectivas científicas y culturales, las diversas trayectorias de personas y grupos sociales comprometidos, de modo directo, en la transición inconclusa del pasado Estado republicano (neo)liberal del siglo xx al presente Estado Plurinacional del siglo xxi con proyecciones al futuro. El presente volumen congrega a prestigiosos investigadores de las ciencias sociales de Bolivia, Ecuador, Colombia, España, Alemania, Inglaterra, Noruega y Japón, cuyos análisis originales e interdisciplinarios (provenientes de la historia, la literatura, las ciencias políticas, el derecho constitucional, las ciencias de la educación, la comunicación social, el periodismo investigativo, los estudios de género, la antropología social, la economía, la cinematografía y hasta la caricatura política) no eluden la controversia y contribuyen directamente al actual debate político sobre la exploración en la Bolivia contemporánea de nuevos espacios y opciones que den cabida al reconocimiento sociopolítico de grupos pluriétnicos e interculturales, a la formación de partidos no tradicionales con base indígena, y, en fin, al establecimiento de un Estado Plurinacional dual que combina típicas instituciones europeas del Derecho Romano con formas de gobierno indígenas precolombinas, derivadas del Derecho Indígena ancestral. Organizado en dos partes, 16 capítulos y un apéndice, esta obra pretende revistar el pasado, analizar el presente e imaginar el futuro para tratar de comprender las complejas realidades sociales y representaciones culturales de Bolivia en el siglo xxi. En este primer capítulo, “Trayectorias sociales, políticas, económicas y culturales en Bolivia en los siglos xx y xxi. Premisas para planteamientos interdisciplinarios”, Nelson González Ortega, profesor de literatura e historiador, presenta brevemente el trasfondo histórico de Bolivia desde los periodos republicano liberal y neoliberal hasta el siglo xxi. Luego, resume los temas y metodologías interdisciplinarias empleadas en cada capítulo por los respectivos autores de este libro, con el fin de delinear las trayectorias sociales, políticas, económicas y culturales en Bolivia en los siglos xx y xxi que serán analizadas a lo largo del presente volumen. En los capítulos dos, “Bolivia en su historia y literatura, 1920-1982: Del Estado republicano a la Revolución de 1952 y sus efectos en el nuevo orden democrático de 1982”, y tres, “Bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente: Democracia y economía en crisis, neoliberalismo y movimientos sociales”, González Ortega analiza los procesos de construcción de identidades políticas, movimientos sociales y coyunturas políticas y socioeconómicas surgidas alrededor de los grandes hitos de la historia boliviana del último siglo (1920-2016 con proyección a 2020), como la Guerra del Chaco: 1932-1935, la Revolución de Bolivia: 1952,

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el re-establecimiento de la democracia: 1982, el surgimiento y decadencia del Estado neoliberal: 1985-2005; la elección presidencial de Evo Morales: 2005; la fundación del Estado Plurinacional: 2009 al presente y, en fin, la búsqueda actual de un nuevo pacto social inclusivo: 2016 al futuro. Estos hitos históricos, que hicieron posible la transición constitucional del Estado republicano al nuevo Estado Plurinacional, se analizan en sus dimensiones socioeconómica, política y cultural en dos fases complementarias. Primero, se presentan los principales hechos históricos y socioculturales sucedidos en Bolivia en el último siglo (19202020), luego, se localizan en textos literarios, identificando los modos discursivos y culturales en que tales “hitos”, al ser interpretados y reconstruidos ficcionalmente por novelistas, poetas y lectores –desde los “intersticios” de experiencias vivenciales y cotidianas–, adquieren un aura de “mitos” populares. Específicamente, se plantea que los principales hechos históricos de la Bolivia republicana (18252009) y del Estado Plurinacional (2009-2016) han sido convertidos por escritores y por la gente común en mitos populares y algunos de ellos han sido incluidos en manuales escolares y en textos de ficción, fijándose así una historia extraoficial o “verdad popular” en la mente de muchos bolivianos. En suma, en los capítulos dos y tres se analizan los procesos de “mitificación literaria y popular” de tales hitos históricos hecha por una mayoría de bolivianos y se constata, en el caso de Bolivia, que la ficción literaria es indispensable para entender su realidad histórica contemporánea. Estos tres capítulos introductorios dotan al libro de un detallado contexto historiográfico, sociopolítico y cultural que sirve de referencia puntual al lector para comprender mejor los diversos y complejos temas discutidos por los demás autores a lo largo de todo el libro. El capítulo cuatro, “Tres modelos de institucionalización y rasgos de la democracia en Bolivia hoy” de Albert Noguera Fernández, profesor e investigador de Derecho Constitucional de la Universidad de Valencia, España, se centra en el análisis de tres aspectos. En primer lugar, elabora una introducción comentada del neoliberalismo y sus efectos económicos y sociales en Bolivia durante el periodo 1985-2006. En segundo lugar, analiza la conformación del sujeto de Unidad Popular anti-neoliberal que, a través de procesos dotados de mecanismos de acumulación histórica, fusión y organización distintos, se consolida en el país en los primeros años de la década del 2000 para finalmente hacer posible la victoria electoral de Evo Morales y el mas en el año 2006. El investigador español toma como referencia general para su análisis del caso particular de Bolivia lo que él considera los tres modelos tipo puros en que podría operar la Unidad Popular (up) hoy en día en las sociedades occidentales: 1. La up como coalición de partidos políticos socialdemócratas; 2. La up como identificación del pueblo-masa con un líder; y 3. La up como agregación de luchas y movimientos sociales. Esta categorización tripartita le sirve para plantear estas dos cuestiones: ¿en cuál de estas tres formas se ubica el mas? y ¿es el mas alguno de estos sujetos tipo o es una forma

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híbrida que mezcla elementos de dos o tres de estos modelos tipo puros? En tercer lugar, explica la triple naturaleza del sujeto (movimiento, partido, líder) de la up que ha tomado el poder y propone que no existe una correspondencia entre la naturaleza organizativa movimientista del mas en el momento de tomar el poder y la forma de Estado que ha acabado construyendo una vez en el Gobierno. Tal propuesta lo lleva a plantearse si una Constitución política o forma de gobierno es útil en cualquier coyuntura histórico-concreta o formación social para operar transformaciones estructurales democratizadoras o si la forma de gobierno que ha acabado construyendo el mas, mediante su proceso de institucionalización, permite superar el modelo neoliberal y/o el modelo capitalista. El capítulo cinco, “El nuevo constitucionalismo político en América Latina y el paradigma boliviano” de Leiv Marsteintredet, profesor de Estudios de América Latina y Ciencias Políticas de las universidades noruegas de Oslo y Bergen, analiza la Constitución boliviana de 2009, la cual considera una piedra angular de proyecto político del mas y de Morales. Primero, explica por qué en los últimos 20 años ha llegado a América Latina una ola regional de innovadores proyectos políticos y nuevas constituciones, entre las más notables, las de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Segundo, compara las tradiciones constitucionales de Bolivia con las de otros países de América Latina para establecer sus características generales. Por último, y en base a la identificación de dichas características generales, analiza detalladamente cómo y cuáles aspectos legislativos y judiciales de la Constitución boliviana de 2009 son diferentes a los declarados en las constituciones de otros países de América Latina y en qué medida la Constitución de Bolivia de 2009 representa o no una revolución en la historia constitucional de ese país. Específicamente, el profesor Marsteintredet destaca en su análisis tanto las aspiraciones legislativas y judiciales articuladas en la Constitución de 2009 como las configuraciones institucionales creadas por el mas y el presidente Morales para lograr su objetivo declarado de establecer en Bolivia un nuevo Estado-nación plurinacional. En el capítulo seis, “Repensando las características de ascenso de lo indígena, originario, campesino en Bolivia: Hacia una reflexión crítica del Proceso de cambio” de Sarela Paz Patiño, antropóloga y socióloga, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad Mayor de San Simón, Cochabamba, Bolivia, se reflexiona sobre las características y condiciones que hicieron posible la participación política de los pueblos indígenas en Bolivia, los criterios que se anidaron para pensar el naciente Estado Plurinacional y las tendencias dentro del movimiento indígena que nos acercan a un tejido complejo de posiciones sobre el horizonte político de transformación. El trabajo presupone la siguiente premisa de análisis: los ejes fundamentales del planteamiento político del movimiento indígena en Bolivia no solo traducen el pulso de autodeterminación de los pueblos, sino que también están complejamente vinculados a dinámicas de proceso de la sociedad boliviana, lo que implica el establecimiento de un conjunto

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de tensiones internas que son susceptibles de ser explicadas en el marco de las luchas más generales; para el caso de estudio, en el marco de las luchas generales por consolidar y profundizar la democracia en Bolivia. El capítulo siete, “Ecología y sociedad en Bolivia. Políticas públicas en el Estado Plurinacional: El discurso de la Madre Tierra y el Vivir Bien”, escrito por Cecilia Requena, experta en Gestión y Políticas Públicas y en temas socioambientales, y por Dirk Hoffmann, experto en Estudios Latinoamericanos y Protección del Medio Ambiente, empieza situando en un contexto ecológico mundial el origen, desarrollo, alcance y efecto en Bolivia de la directiva o política del Vivir Bien como parte esencial de la nueva Constitución boliviana de 2009, base del Estado Plurinacional, creado por el gobierno de Evo Morales Ayma y por el partido Movimiento Al Socialismo (mas). Seguidamente, citando a Vega O. explica que: El concepto del Vivir Bien suele estar conectado, pero no necesariamente limitado, a prácticas tradicionales de pueblos indígenas. Expresa un intento de perfilar una orientación ética alternativa en procura de materializaciones múltiples y plurales, adaptadas a cada contexto, y en constante aprendizaje y ajustes periódicos, desde la práctica y desde abajo. (Vega O., 2011: 82-83)

En base a este planteamiento, los investigadores Requena y Hoffmann desarrollan categorías de análisis como “ecología política en el Estado Plurinacional”, “el discurso de la Madre Tierra en la Bolivia de hoy”, “el contexto global del cambio climático e impactos en Bolivia y estrategias de mitigación y adaptación” y “procesos socio-ecológicos y económicos críticos para la cuestión ecológica”, y demuestran, a lo largo del capítulo, que las aplicaciones concretas de las directivas ecológicas del Vivir Bien, a través del Proceso de cambio, son prácticamente inexistentes, ya que las decisiones políticas apuntan hacia el desarrollo convencional. Concluyen que los desafíos que generaron la necesidad de alternativas no han hecho más que confirmarse y hasta agravarse. Por lo que consideran que la consigna del Estado Plurinacional del Vivir Bien y las políticas públicas en Bolivia, durante el gobierno de Morales y el mas, han caído en una profunda contradicción. El capítulo ocho, “Políticas educativas de descolonización en Bolivia en el siglo xxi: Sus luces y sombras” de Hiroki Ishizaka, profesor de Ciencias de la Educación en la Universidad Pedagógica de Naruto, Japón, explora en qué medida la filosofía, o mejor dicho, la directiva gubernamental de “descolonización en la educación” afecta positiva y/o negativamente la enseñanza primaria. Mediante la aplicación de métodos cuantitativos y cualitativos, como es el uso de un cuestionario para ser respondido por aproximadamente 200 maestros(as) de la escuela primaria, localiza y analiza los siguientes puntos:

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a. Las definiciones historiográficas y pedagógicas de ‘descolonización’ en las escuelas de Bolivia en la actualidad: se identifica el uso/abuso del concepto de ‘descolonización’ desde el nivel gubernamental central hasta el nivel local del sector educativo. b. Los decretos y políticas públicas relacionadas con la descolonización. c. Se analizan los resultados del cuestionario para medir la escala actual de aceptación y aplicación (por parte de maestros, estudiantes y padres de familia) de la ‘descolonización’ en el sistema educativo boliviano. d. Se sintetizan los puntos mencionados y se plantean algunas conclusiones generales sobre la historia, la actualidad y el futuro de las directivas promulgadas por el Estado Plurinacional sobre la descolonización en la educación. Las premisas de investigación cuantitativa y cualitativa (puntos a, b, c, d) se emplean para “medir” si la implementación (adecuada o no) de la directiva educativa de la descolonización ha producido o no efectos positivos en la enseñanza de la lengua nativa, de la cultura y de la historia, sobre todo, si ha afectado favorablemente o no la propia dignidad de los educandos. A lo largo de este capítulo se constata que la descolonización tiene efectos confusos e indirectos en la calidad y rendimiento de la educación primaria en materias como las matemáticas y las ciencias. El capítulo nueve, “Posicionamientos y luchas de las mujeres bolivianas en la configuración del Estado Plurinacional” de Daniela Franco Pinto y Verónica Pacheco Sanjinés, investigadoras sociales y consultoras de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, se divide en dos partes: Historia política de las mujeres: de la marginación al meollo del ejercicio del poder y Una crítica a la visión normativa y no política de la categoría ‘mujer’ desde la perspectiva del Estado Plurinacional de Bolivia. En la primera parte, a cargo de Daniela Franco, se analiza históricamente la incorporación de las mujeres en los principales poderes del Estado, especialmente, en el Legislativo y en el Ejecutivo. En un primer punto se demuestra que en el periodo republicano de la historia de Bolivia (1825-2009) no existió una voluntad política por incorporar a las mujeres en los puestos del poder estatal, solo persistió una resistencia social a dicha marginación por parte de los sujetos subalternos, entre ellos el sector femenino, que logró gradualmente democratizar el espacio público. Posteriormente, se identifican los posicionamientos que siguieron estos sujetos, en especial las mujeres indígenas, para cuestionar la política neoliberal y transformar la estructura estatal del país. Finalmente, se evidencia cómo, a partir de la creación del Estado Plurinacional, apareció una voluntad política por gobernar junto a nuevos actores(as) sociales, aun aquellos excluidos en el pasado, entre los que contaron masivamente las mujeres mestizas e indígenas. En la actualidad, estas últimas ejercen una doble función respecto

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al poder: actúan como representantes de las organizaciones sindicales y de los movimientos sociales a los que pertenecen y también ejercen un rol político institucional dentro del actual gobierno, en calidad de parlamentarias, senadoras y/o funcionarias públicas. En la segunda parte del capítulo, Verónica Pacheco Sanjinés analiza cómo el accionar político femenino en Bolivia, proveniente de un universo plural con distintos matices entorno a la clase, la raza y la cultura, ha propuesto al resto del mundo “des-homogeneizar la categoría del ser-mujer en política”. Asimismo, constata que, al demostrar que los intereses y los aportes de las mujeres son diversos, las bolivianas que ingresan en el campo político no garantizarán necesariamente los derechos de su género, sino que tienden a defender los intereses de los sectores a los que pertenecen junto a los hombres. Con el fin de demostrar el cambio ideológico del país respecto a la temática de género, Pacheco Sanjinés analiza informes presentados por distintos gobiernos a la comunidad internacional en dos momentos de la historia boliviana: el periodo neoliberal y la era plurinacional. Finalmente, valiéndose de un análisis comparativo de estos informes, distanciados temporalmente, la investigadora revela las transformaciones ideológicas ocurridas en el país en cuanto a la participación política de las mujeres. El capítulo diez, “Gestión gubernamental 2006-2015: Realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales del gobierno de Evo Morales” de Juan Antonio Morales, profesor e investigador de Economía Política de la Universidad Católica de La Paz, explica las principales características, no siempre consistentes entre sí, del modelo de desarrollo del gobierno del mas y sus condicionantes internacionales. Su análisis detallado sobre los términos de intercambio (20062015) y sus repercusiones en la economía nacional, la bonanza de las exportaciones y el auge de la construcción y de los servicios, la organización económica del Estado bajo la nueva Constitución de 2009, la nacionalización indirecta de los hidrocarburos y las otras nacionalizaciones, las fuentes del alto crecimiento del producto interno bruto (pib), la estabilidad macroeconómica, la inflación y la balanza de pagos controladas, la reducción sustancial de los indicadores de pobreza y la disminución de la desigualdad en la distribución del ingreso, la aminoración del ritmo de crecimiento del pib y, en fin, la moderación de los indicadores de progreso social en los dos últimos años del periodo 2006-2015, como reflejo de la crisis internacional de materias primas, lleva al economista boliviano a concluir que los gobiernos similares al de Evo Morales en Bolivia enfatizan el crecimiento económico, ignorando tanto los equilibrios fiscales y de balanza de pagos como las reacciones de los agentes económicos privados a las medidas agresivas antimercado. En suma, concluye que el énfasis en el crecimiento económico en la Bolivia de hoy ocurre en un periodo de corto plazo. En el capítulo 11, “1982-2003: La construcción de un nuevo imaginario nacional (contra los tópicos y los lugares comunes sobre la democracia boliviana)”,

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el historiador y expresidente de Bolivia (2003-2005) Carlos D. Mesa Gisbert hace una caracterización conceptual de lo que entiende que ocurrió en Bolivia en el periodo 1982-2003. Tal caracterización conceptual, arguye el historiador y político boliviano, es imprescindible a la hora de comprender cabalmente la profunda transición en el orden estatal boliviano que se desarrollará entre los años 2003 y 2005. Los planteamientos que hace Mesa Gisbert en su capítulo buscan demostrar que no se puede hablar de neocolonialismo en el periodo 1952-2006, ni tampoco se puede hablar de descolonización a partir de 2006 debido a ciertos elementos de agregación de un proceso de descolonización que se inicia con la revolución que se originó entonces; proceso que en su inicio entró en tensión con esquemas de influencia muy dura de Estados Unidos que coincidía con el desarrollo pendular de Bolivia entre capitalismo de Estado y liberalismo. El historiador arguye que a la situación sociopolítica de entonces se sumaba la búsqueda de una caracterización de lo nacional que planteó dos caminos sucesivos iniciados con el Estado del 52, que se desarrolla en dos fases: una, la del Estado democrático (vía reforma constitucional de 1994) y, la otra, la del Estado Plurinacional que se consolidó con la promulgación de la nueva Constitución de Bolivia en 2009. En suma, el historiador y expresidente boliviano propone en su fundamentado capítulo una mirada crítica sobre el pasado que, al vincularla con el momento actual, vislumbra una macro trayectoria que se inicia con la Revolución Nacional de 1952 que confluye directamente y sin rupturas con la micro trayectoria histórico-política y económica iniciada en 1982 con el advenimiento del periodo democrático más largo vivido en Bolivia (1982 al presente). El autor es enfático al afirmar dos cuestiones: primero, que en el orden político-económico no existe una ruptura visible entre el Estado neoliberal y el Estado Plurinacional, sino que algunas de las políticas económicas neoliberales articuladas en la reforma constitucional de 1994 se trasvasan al nuevo orden estatal iniciado en 2006, y, segundo, que en el nuevo orden histórico-cultural, surgido en el año 2006 con la llegada a la presidencia de Evo Morales Ayma, no se ha producido una auténtica descolonización, pese a lo aspirado y reiterado constantemente por el actual gobierno. Sin duda, la doble perspectiva de Mesa Gisbert que, como historiador y expresidente ha sido testigo y protagonista de la historia contemporánea de Bolivia, cuaja en un análisis original, vivido y profesional que no elude la controversia ni la discusión abierta sobre los tópicos y los lugares comunes de la democracia boliviana. El capítulo 12, “El Estado Plurinacional en Bolivia y su simbología”, escrito por los investigadores en Comunicación Social Yuri Tórrez y Claudia Arce, explica la construcción oficial y popular de la imagen de Evo Morales en los medios masivos de comunicación y su recepción pública. Basándose en el examen de temas relacionados con la formación simbólica de la ‘nación’ y la plurinacionalidad, tales como lo ancestral andino y la discursividad estatal, el simbolismo del espacio ritual/cívico estatal, las fiestas cívicas y celebraciones oficiales, Túpac Katari como

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emblema del Estado Plurinacional y la wiphala y otros símbolos en disputa política, los dos comunicadores sociales plantean si el presidente Evo Morales Ayma es un articulador simbólico o si es símbolo articulador del Estado Plurinacional. Específicamente, se estudia la construcción simbólica del Estado Plurinacional de Bolivia, que se ha constituido en un vasto terreno icónico, estético y discursivo, donde se van produciendo diferentes sentidos que dan cuenta de alegorías que devienen de los imaginarios precedentes amalgamados con aquellos edificados en el contexto del nuevo orden estatal en Bolivia. En el capítulo 13, “Descolonizando la historia colonial de Bolivia en el siglo xxi: Negociación de las fronteras entre el pasado, presente y futuro en la película También la lluvia (2010)”, el profesor Nelson González Ortega y la estudiante de doctorado en cinematografía, Laura Camacho Salgado, analizan el filme También la lluvia (2010) de Icíar Bollaín, a la luz de la teoría decolonial, con el fin de determinar cómo aspectos centrales del colonialismo, el neocolonialismo y la decolonialidad se interconectan desde la era precolombina hasta el siglo xxi, conformando la diversa historia social y política de Bolivia. En tres secciones y cuatro focos de estudio se elabora un análisis historiográfico, narrativo y técnico-visual de los principales momentos históricos representados en la película de Bollaín. Específicamente, se investigan tres temas centrales: las relaciones de dominación imperial española versus la resistencia indígena y peninsular en contra del sistema colonial; el neocolonialismo económico liberal decimonónico, impuesto por el imperio inglés, y su prolongación en el neocolonialismo neoliberal de fin del siglo xx, impuesto por el imperio norteamericano; la función de la modernidad periférica y de la decolonialidad progresiva, subyacentes en los dos modelos de Estado-nación que surgen en Bolivia a fines del siglo xx y principios del siglo xxi: el modelo neoliberal de orientación capitalista y el modelo plurinacional de vocación socialista o ¿la combinación de estos dos modelos? Se concluye que a nivel de forma, narración fílmica y técnica cinematográfica se da un “diálogo” o intercomunicación histórica y temática, de adelante a atrás y viceversa, entre el tiempo presente de la acción de la película (2010, siglo xxi) y el pasado precolombino y colonial en el que Colón llega al “Nuevo Mundo” (1492, siglo xv). El diálogo entre estas dos épocas contiene proyecciones al pasado ancestral prehispánico. En el capítulo 14, “Problemas y contradicciones del ‘gobierno indígena’: Reflexiones de un intelectual aymara”, Carlos Macusaya Cruz, comunicador social, periodista y miembro del Movimiento Indianista Katarista (minka), examina dos temas específicos: la orientación o vocación indígena del gobierno y el papel político que han desempeñado los indígenas en el mismo. Con el objeto de situar sus dos temas de discusión dentro de un panorama histórico, el conocido periodista boliviano elabora un marco contextual que va desde 1982 a 2016, en el que enumera escuetamente tanto la participación política de los indígenas en los movimientos sociales en los gobiernos anteriores a 1982 como su vinculación actual

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con el gobierno de Evo Morales Ayma y el mas. Seguidamente, Macusaya Cruz evalúa la función gubernamental del presente gobierno, destacando su orientación pro-indígena, para luego determinar que su punto fuerte es haber contribuido a la revaloración positiva de la identidad indígena que Morales ha logrado posicionar muy en especial a nivel internacional, pues, Bolivia, desde el año 2006, ha sido conocida y reconocida nacional e internacionalmente por ser un país donde un ‘indígena’ es presidente. Posteriormente, el periodista boliviano introduce su noción de ‘taras coloniales’, siendo la principal, la imagen difusa y confusa que tiene una minoría “blanca-criolla” sobre “el otro indígena” que constituye la mayoría de la población boliviana. Arguye que la otredad indígena colonial, asumida y defendida por el “Proceso de cambio”, puede llevar a extranjerizar y a alienar a una gran parte de la población, ya que Bolivia, al ser pensada y presentada como un país de indígenas inferiorizados y no indígenas hegemónicos, aliena la identidad “indígena” ante la exaltación de dichas taras y traumas de la Colonia que evidencian no solo su supervivencia en el siglo xxi, sino, aún más importante, empeoran las relaciones interétnicas en el país. Esta reflexión crítica lleva al autor boliviano a una conclusión fundamental: se asume y se consolida en Bolivia –de manera acrítica, por parte de sectores con poder económico y político y aún por sectores gubernamentales– una forma colonial de referirse a los indígenas como sujetos racializados, pese a la potente retórica oficial pro-indígena propagada a nivel nacional e internacional por el actual gobierno de Evo Morales y el mas. En el capítulo 15, “Intento de re-fundación del Estado-nación en Bolivia en el siglo xxi: Realidades y perspectivas de la gestión política de Evo Morales (20062016)”, el compilador y editor general de este libro, Nelson González Ortega, plantea dos cuestiones conocidas, pero frecuentemente olvidadas. Primera, que a principios del siglo xxi, el descontento social de una mayoría de bolivianos y su consecuente desconfianza en los partidos tradicionales causó no solo la decadencia y desaparición de la escena política de los grandes partidos de Bolivia, entre ellos, el mnr, el más importante por su duración y repercusión sociopolítica, sino también la llegada al poder de Evo Morales Ayma y su gobierno del mas-ipsp (2006 al presente). Segunda, que Morales fue elegido presidente de Bolivia en 2005 con el mayor apoyo popular de la era democrática boliviana y por su promesa de instituir un “Proceso de cambio” que incluiría un referendo para decidir la nacionalización de las minas e hidrocarburos y una convocatoria a votar por una nueva Constitución Política del Estado (cpe o Constituyente). En base a estos replanteamientos, González Ortega formula la pregunta central de este capítulo: ¿al cabo de diez años en el poder (2006-2016), ha cumplido el gobierno de Morales y del mas-ipsp sus promesas políticas? En un intento por responder adecuadamente a esta compleja y controversial cuestión, el autor formula relevantes preguntas y respuestas sobre la gestión política del presidente Morales en su última década de gobierno, entre ellas: ¿existe hoy un Estado Plurinacional en Bolivia?; ¿se ha logrado la

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redistribución de la riqueza y la reducción de la pobreza?; ¿se ha avanzado en la industrialización y en la tecnología?; ¿se ha logrado el crecimiento económico y la estabilidad social?; las directivas gubernamentales, ¿han cambiado la situación de la mujer?; ¿ha mejorado la democracia y el respeto a los derechos humanos?; ¿se ha implementado el modelo de Vivir Bien propuesto en la llamada “Agenda Patriótica 2025” por el Estado Plurinacional? Con la enumeración sucinta de los logros y carencias de diez años de gobierno de Morales y el mas, el autor no pretende dar conclusiones finales, sino más bien abrir un debate ante los lectores que suscite diferentes interpretaciones sobre los avances y resultados del crucial y, a la vez, intrigante Proceso de cambio en Bolivia que sigue en marcha. En el capítulo 16, “Epílogo: El Estado Plurinacional frente al siglo xxi. Balance, desafíos y proyecciones”, Gonzalo Rojas Ortuste, profesor de pensamiento político clásico, moderno y latinoamericano y democracia contemporánea en la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, Bolivia, pone en diálogo y debate, dentro de un contexto temporal y temático amplio, los variados temas de la realidad social, política, económica y cultural de Bolivia planteados por los 17 autores del presente volumen. Organiza su Epílogo en siete líneas de discusión, destacadas tipográficamente en su texto: La excepcionalidad boliviana predicada; Más de literatura, cine y (auto)comprensión social; Política y democracia; Mujeres y hombres líderes; Economía y recursos naturales; Las identidades étnicas y sus fluctuaciones; Perspectivas ineludibles: las autonomías y una constitución operable para un Estado de derecho. Tales áreas de discusión le permiten al autor entablar un diálogo entre todas las voces de los autores y la suya, destacando y problematizando los puntos relevantes planteados por cada autor y proyectándolos hacia un amplio contexto de discusión de la historia, la política, la sociedad y la cultura de Bolivia de los siglos xx y xxi. Termina su Epílogo señalando que, dada la diversidad de temas, metodologías, enfoques y orientaciones ideológicas propuestas por cada autor, este libro resulta de suma importancia, no solo para los lectores bolivianos que se reconocerán en él, sino también para los lectores latinoamericanos y del resto del mundo que estén interesados en comprender mejor la compleja y enigmática realidad actual de Bolivia. En el Apéndice, capítulo 17, “Fantasmas del Estado neoliberal (1985-2005) y el controversial Estado Plurinacional (2006-2016 ), vistos a través de la caricatura política”, Leonardo Aliaga Manzaneda, periodista, caricaturista y pintor, presenta una serie de caricaturas políticas (dibujos digitales) con textos escritos en su interior y comentarios contextuales externos para que el lector, no solo el boliviano, sino el latinoamericano, pueda comprender el contexto y la crítica política en contra del régimen neoliberal (1985-2006) y del Estado Plurinacional (2006-2016). Las caricaturas de Aliaga Manzaneda se refieren a candentes temas cotidianos sobre la compleja realidad política, económica y cultural boliviana, entre ellos: las agitadas campañas electorales y los numerosos cambios de presidente en Bolivia; los

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gobiernos civiles de izquierda y de derecha de fines del siglo xx; las dictaduras militares en Bolivia como la de Luis García Meza (1980-1981) y la imposición casi permanente del estado de sitio, y las conexiones entre el dictador Meza y el narcotráfico nacional e internacional; las huelgas generales de la Central Obrera Boliviana (cob); los actores, decretos y políticas económicas neoliberales; la censura, la corrupción oficialista y la libertad de prensa; la alianza de partidos para mantenerse en el poder y proteger sus intereses políticos y económicos; la intervención norteamericana en el programa político de gobiernos neoliberales a cambio de compra de sus hidrocarburos y de ayuda exterior a Bolivia; las políticas neoliberales de relocalización de mineros en Chapare y El Alto; la capitalización de recursos naturales y de empresas estatales (la Guerra del Agua); la descolonización y la educación; y, en fin, el populismo político ejercido por partidos políticos y sus dirigentes, incluso el ejercido por Evo Morales. Como lo puede constatar el lector, los temas, políticos, económicos, sociales y culturales presentados por Aliaga Manzaneda, en forma de caricatura política, han sido previamente discutidos en el presente libro y representan fragmentos de la historia popular, no oficial, no académica, que permanece viva en el imaginario de los bolivianos. Es de esperar que el presente volumen que convoca perspectivas interdisciplinarias e internacionales, diversos discursos y narrativas socioeconómicas y político-culturales sobre la compleja e intrigante historia contemporánea de Bolivia contribuya a convertir a todos los bolivianos en verdaderos sujetos de su historiografía, esto es, en actores visibles de una geografía e historia por la que siempre lucharon y en la que siempre participaron –aunque la mayoría de ellos desde posiciones subordinadas– con armas o con votos, en el campo o en la calle, y en movimientos sociales o en el Congreso del Estado Plurinacional. Los 17 autores que han participado en este libro han elaborado novedosas y hasta controvertidas interpretaciones de los hitos históricos, la cultura indígena oficial y el imaginario contemporáneo popular de los bolivianos, para explicar, en sus respectivos capítulos, complejos procesos de construcción y deconstrucción tanto de proyectos políticos, económicos y culturales como de ideologías radicales, proestatales, extranjerizantes o populares en las que los bolivianos han interactuado borrando unas fronteras territoriales e ideológicas o eligiendo otras de carácter personal u oficial. Una preocupación prevaleciente, aunque no única, en la perspectiva académica de la historia social, económica y política de Bolivia, articulada en este volumen, es la de la identificación étnica de los bolivianos en situaciones contemporáneas familiares, locales, regionales y nacionales y, sobre todo, de cara al actual Estado Plurinacional que parece apostar, a través de políticas y directivas gubernamentales efectivas o no, a una especie de homogeneización cultural indígena, olvidando la propia tradición e historia pluriétnica de los bolivianos que con su vehemente y multitudinaria participación en masivos movimientos sociales presentes y pasados

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han demostrado que pueden “negociar” nuevos espacios políticos y culturales sin dejarse encerrar en categorías etno-políticas y culturales unívocas, provengan estas del Estado, de las comunidades o de las familias o de individuos particulares (políticos, líderes de partido o de organizaciones sociales). Una ambición común que desean compartir los autores de este libro con los lectores bolivianos es que las cuestiones planteadas en sus respectivos capítulos sirvan de plataforma teórica para la comprensión plural de que las “negociaciones” eficaces entre ciudadanos y cualquier tipo de Estado, incluso el Estado Plurinacional de Bolivia, deben involucrar a individuos reales, a espacios concretos, políticos o físicos y a recursos naturales que interactúan con personas, comunidades y grupos de poder que se asuman o no como indígenas o como bolivianos, siguiendo la premisa general de investigación compartida por los autores de este libro, de que las identidades culturales y políticas devienen de espacios concretos y contextos heredados que cuajan en el presente y se proyectan al futuro. El lector extranjero (latinoamericano o del resto del mundo) encontrará, asimismo, en este volumen una variada colección interdisciplinaria de artículos académicos sobre una Bolivia contemporánea que lo proveerá con una visión especializada y actual sobre la historia, la política, la economía y la cultura de este interesante país andino, el cual ha sido relativamente poco estudiado por especialistas mundiales sobre Latinoamérica, dedicados, en mayor grado, al estudio de Brasil, México, Colombia, Argentina y Chile. Por consiguiente, este libro, muy esperado por estudiantes y expertos extranjeros de Bolivia, cubre temas actuales de gran interés socioeconómico y político-cultural, como el resurgimiento del activismo político indígena de fines del siglo xx y principios del xxi que llevó a la presidencia al indígena Evo Morales Ayma; sus posteriores y conflictivas reformas institucionales que desembocaron tanto en la promulgación de una nueva Constitución (2009) como en la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia (2009) que adopta un modelo dual de gobierno, en el cual se combinan prácticas institucionales provenientes de la “democracia representativa parlamentaria”, derivada del antiguo Derecho Romano vigente hoy en Occidente, con prácticas de gobierno ancestral de la “democracia participativa comunitaria”, derivada del Derecho Indígena prehispánico vigente hoy en Bolivia. Por eso, este libro resulta interesante para la mejor comprensión, por parte del lector extranjero, de los numerosos cambios y de los nuevos desarrollos políticos, económicos y socioculturales ocurridos en dicho país en el siglo xxi. Este libro cubre una amplia gama de temas y asuntos, como la refundación de nuevos modelos institucionales y constitucionales de democracia; la formación de movimientos sociales y justicia económica; la relación entre Estado y nación(es); la aplicación del modelo neoliberal en países no occidentales; empoderamiento indígena y de género; descolonización real o ideal; y cambios climáticos y ecológicos, derivados de la explotación de recursos naturales. Debido a que estos temas son de suma importancia, no solo

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para Bolivia, sino también para el resto del mundo tecnológicamente desarrollado o no, este libro se convierte en indispensable para los estudiantes y estudiosos de Bolivia y del mundo entero. En síntesis, el presente volumen, titulado Bolivia en el siglo xxi. Trayectorias históricas y proyecciones políticas, económicas y socioculturales, propone al lector nacional y al lector extranjero la expansión de su conocimiento básico o especializado sobre este intrigante e importante país andino que es Bolivia.

primera parte

Realidades sociales del Estado-nación en Bolivia: Hitos históricos, mitos populares e intersticios cotidianos vistos a través de su literatura

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Bolivia en su historia y literatura, 1920-1982: Del Estado republicano a la Revolución de 1952 y sus efectos en el nuevo orden democrático de 1982 Nelson González Ortega

Introducción El desarrollo de la historia y la cultura de Bolivia y sus pobladores, desde su origen en el Epipaleolítico al siglo xxi, ha estado estrechamente ligado a la geografía y al relieve de los Andes bolivianos que tiene ricos yacimientos de plata, estaño, oro, petróleo y gas. La diversa geografía que presenta el altiplano boliviano con sus vastos recursos naturales ha influido fundamentalmente tanto en la formación de distintas estructuras étnicas, familiares, sociales y culturales en el país como en la lucha sostenida por la población indígena, mestiza y criolla de ayer y de hoy por obtener espacios políticos que les permitan promover sus reivindicaciones sociales. Con el fin de reflexionar cómo desde 1920 a 2016, con proyección a 2020, se desarrollan en Bolivia una serie de procesos históricos, socioeconómicos, políticos y culturales que han hecho posible la transición constitucional del Estado republicano al nuevo Estado Plurinacional, elaboro, a continuación, un análisis en dos fases complementarias. Primero, presento los principales hechos históricos y socioculturales sucedidos en Bolivia en el último siglo (1920-2020), luego, los localizo en textos literarios, identificando los modos discursivos y culturales en que tales “hitos”, al ser interpretados y reconstruidos ficcionalmente por novelistas, poetas y lectores –desde los “intersticios” de experiencias vivenciales cotidianas–, adquieren un aura de “mitos” populares.1 Específicamente, planteo, a lo largo 1

Hito, señal, marca, pilar, centro, cúspide de una trayectoria o cronología de hechos históricos. “6. m. Persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto” (dle, 2014). Mito, existen diversas acepciones, según las disciplinas que usen este concepto. Aquí se usa ‘mito’ principalmente en el sentido de ‘mito literario’, para indicar símbolo, imagen,

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de este capítulo, que los principales hechos históricos de la Bolivia republicana (1825-2009) y del Estado Plurinacional (2009-2016) han sido convertidos por escritores y por la gente común en mitos populares y algunos de ellos han sido incluidos en manuales escolares y en textos de ficción, fijándose así una “verdad” popular en la mente de muchos bolivianos. Por lo tanto, comentaré aquí los procesos de “mitificación literaria y popular” de esos hitos históricos, examinando detalladamente más unos que otros.

De la República de inicios del siglo xx a la Revolución Nacional de 1952 La República de Bolivia surge a principios del siglo xix con la victoria militar obtenida en la Batalla de Ayacucho (1824), en la que las fuerzas realistas de España fueron vencidas por el general Antonio José de Sucre, lugarteniente de Simón Bolívar. En 1825 se establece jurídica e institucionalmente la República de Bolivia, bajo el mando de su primer presidente, el general Sucre (1825-1829). Posteriormente, desde la presidencia del militar Andrés de Santa Cruz (1829-1839), que creó la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), hasta las presidencias de Adolfo Ballivián, Tomás Frías e Hilarión Daza (1873-1879), Bolivia fue regida por una serie de presidentes civiles y militares, cuyos gobiernos republicanos de corte liberal europeo se caracterizaron por una gran inestabilidad marcada por revueltas internas y guerras internacionales con Argentina y Chile y con Perú y Brasil, como la Guerra del Pacífico (1879-1883). La Guerra del Pacífico, conocida­ saga, narración, relato, apología. “1. fábula, leyenda, ficción, quimera, tradición, invención, cuento […] mitología, alegoría - imaginación - leyenda - mitología - tradición. 2. relato o noticia que desfigura lo que realmente es una cosa, y le da apariencia de ser más valiosa y más atractiva. 3. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima” (WordReference, 2015). Como verbo: “Mitificar: tr. convertir en mito cualquier cosa natural. 2. rodear de extraordinaria estima determinadas teorías, personas, sucesos, etc.” (drae [1992] 1999, tomo ii: 1382-83). Paralelamente, ‘Mito popular’ indica la formación de una leyenda en el imaginario de una sociedad, en este caso la boliviana, y sus formas de transformación en mito-s. Intersticio significa rendija, espacio, intervalo, interregno. Nicolas Bourriaud, siguiendo a Karl Marx, considera “la obra de arte como un intersticio social [ya que] la actividad artística consiste en un juego donde las formas, las modalidades y las funciones evolucionan y se desarrollan, según las épocas y los contextos sociales; no es una esencia inmutable […] [ni tampoco es] la aserción de un espacio simbólico, ni privado, […] sino el principio de una trayectoria que se desarrolla a través de señales, objetos, formas, gestos”. Bourriaud concluye que: “la forma artística […] no toma consistencia (y no adquiere una existencia real), sino sólo en el momento en que pone en juego las interacciones humanas” (2001: 11, 16, 21, 22, mi traducción). Se expande aquí la definición de ‘intersticio social’ de Marx y Bourriaud a la creación, interpretación y/o transformación de un hecho (histórico o literario) en una leyenda o mito personal, local, nacional o mundial que es realizada por un individuo o una colectividad social (“receptores”).

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también como Guerra del Guano y el Salitre, enfrentó a los países aliados de Bolivia y Perú contra Chile, en el desierto de Atacama y en los valles y serranías del Perú. La guerra fue un hecho muy importante en la historia de Bolivia y Suramérica porque Bolivia perdió su acceso al océano Pacífico y, además, porque este conflicto bélico fue internacional e involucró a grandes empresas chilenas y anglosajonas que se apropiaron comercialmente de la costa pacífica boliviana en la explotación de guano y nitratos. Hay que señalar que entre 1880 y 1920 presidentes civiles (liberales y conservadores) compartieron el poder político en Bolivia. En 1899 se desarrolla la Guerra del Acre que lleva a la presidencia a José Manuel Pando. Él y otros prominentes mandatarios liberales y terratenientes pertenecientes a la oligarquía urbana mantuvieron el poder político y económico hasta 1920. Durante el primer gobierno de Ismael Montes (1904-1909) se firma la paz con Chile, en 1904. La década del 20 comienza con la verificación nacional e internacional de la existencia en Bolivia de grandes yacimientos de petróleo y gas, lo cual origina una incipiente modernidad en el país; modernidad protagonizada por la pugna gubernamental por favorecer o rechazar el modelo “liberal-exógeno” o el “nacionalistaendógeno” en la explotación y redistribución de las rentas de los minerales y del petróleo entre la oligarquía liberal y las corporaciones transnacionales.2 Sería difícil entender el advenimiento de la primera e incipiente modernidad boliviana, surgida en las dos décadas iniciales del siglo xx, si no se mencionaran dos grandes obras realizadas por gobiernos conservadores que modernizaron la estructura vial del país. Primero, la construcción por compañías anglosajonas de una red ferroviaria para agilizar la producción y transporte de estaño, que en 1900 había desplazado a la antigua producción potosina de plata. El estaño se convierte, desde principios del siglo xx, en el primer metal boliviano que se exportaría hacia Inglaterra, usa, Argentina, Chile y Brasil. Segundo, en 1920, se conecta por ferrocarril La Paz y los puertos chilenos de Arica y Antofagasta y se inician nuevas rutas ferroviarias hacia Perú y Argentina. Junto a esta primera modernidad, creadora de la estructura vial que conectó al país nacional e internacionalmente, ocurrieron, de 1920 a 1952, hechos 2

“[E]n 1916 el presidente Ismael Montes promulga la primera Ley de Hidrocarburos del país, que declara a los hidrocarburos como propiedad del Estado y dispone una participación estatal del 10% en las concesiones, no fue hecha hasta 1920 en que el gobierno de José Gutiérrez Guerra promulgó una nueva ley que anulaba la naturaleza estatal de la riqueza petrolera, al tiempo que autorizaba al ejecutivo a contratar la explotación de hidrocarburos mediante arrendamientos temporales de hasta 66 años y aumentaba la participación estatal hasta el 12,5% .Un año después el presidente Bautista Saavedra promulga otra ley que declara a los hidrocarburos que se encuentran en la superficie o en el subsuelo, bajo el dominio estatal y su explotación corresponde al Estado por sí mismo o por concesiones en sociedad” (Tahbub, 2008: 30-31).

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sociopolíticos­importantes que facilitaron la implantación de la segunda modernidad, esta vez de corte organizativo, técnico, productivo e institucional, lo que facilitaría la nacionalización de las minas e impulsaría la reforma agraria iniciada en la década inaugural de la Revolución Nacional de 1952. Tales hechos son: la Guerra del Chaco (1932-35); la nacionalización de la Standard Oil (1937); la Misión Bohan (1941-42); la fundación del Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr) (1942); y, por supuesto, la Revolución Nacional (1952). Estos hitos históricos, después de ser examinados en su contexto histórico, serán localizados y analizados en textos literarios con el fin de examinar cómo ciertos eventos históricos se transforman popularmente en leyendas y mitos que realzan las hazañas de héroes nacionales, lo cual hace que la gente común cree una especie de historia política popular o hasta una historia mítica de Bolivia.

La Guerra del Chaco y la nacionalización de la Standard Oil En la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-35), Bolivia pierde una tercera parte de su territorio. En este conflicto bélico internacional mediaron intereses económicos de las corporaciones transnacionales Standard Oil, en Bolivia, y Royal Dutch Shell, en Paraguay. Además, la Guerra del Chaco promovió el empoderamiento político de “militares socialistas” como David Toro (1898-1977), Germán Busch (1904-39) y Gualberto Villarroel (1908-46), quienes se asociaron con otros jóvenes militares y con intelectuales de izquierda y fundaron el partido político Razón de Patria (radepa). Este partido se propuso reorganizar las relaciones de poder económico y político entre tres sectores de la sociedad: el Estado nacional, la oligarquía (compuesta por los “barones del estaño”,3 las élites urbanas y los terratenientes) y el resto de bolivianos. “La mayoría de los historiadores coinciden en señalar que del Chaco llegó una nueva conciencia nacional decidida a cambiar y proyectar un nuevo futuro” (Pizarroso Durán, 2015: 1). Tras la Guerra del Chaco, el gobierno de Germán Busch y la junta militar que él presidía nacionalizaron, en 1937, la Standard Oil, empresa petrolera transnacional, propiedad del imperio Rockefeller, la cual se había establecido en Bolivia en 1921.4 Los comprobados fraudes de la 3

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“[T]he ‘tin barons’, three mining magnates [Simón I. Patiño, Mauricio Hochschild, Carlos V. Aramayo] whose companies were largely foreign-owned and together produced 80 percent of the nation’s considerable output of metals. These mine owners ranked among the richest people in the world, whereas the miners whom they employed often lived in dire poverty […], nationalization of the holdings of the ‘tin barons’ undercut their political influence” (Siekmeier, 2011: 2). El historiador estadounidense James F. Siekmeier informa que: “One area in which Washington­ successfully opened up the Bolivian economy was the petroleum industry. Many in the U.S. petroleum industry believed that Bolivia had rich, unexploited oil fields”, e informa, además,

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Standard Oil (cf. contrabando de petróleo a Paraguay durante la Guerra del Chaco, el hecho de no declarar las cantidades exactas de petróleo explotadas, la evasión de impuestos y regalías), que causaron su nacionalización, fortalecieron la recién creada (1936) empresa nacional Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (ypfb). La nacionalización de la Standard Oil por el gobierno de Germán Busch constituye la primera nacionalización de una corporación transnacional en América Latina. La alianza económica y política que se dio en la primera mitad del siglo xx entre la Standard Oil, apoyada por gobiernos estadounidenses, la oligarquía boliviana y gobiernos de Bolivia es descrita en la novela Secretos de Estado (2010), de Juan Carlos Zambrana M. El autor emplea el recurso literario de ‘intertextualidad’ para intercalar en la novela un ensayo histórico-político escrito por uno de los personajes, Diego: En enero de 1920, el servicio de inteligencia que el magnate John D. Rockefeller había organizado para espiar la industria petrolera y en la política de los países productores le hizo llegar un reporte a la oficina central de su empresa insignia la Sandard Oil Co., ubicada en el centro financiero de Manhattan. Había petróleo en abundancia en Bolivia, un país pequeño y con leyes proteccionistas, pero fácilmente manipulable […] —¡No me digas que Rockefeller se metió hasta en Bolivia! [cf. nota 4 en el presente capítulo]. —Comentó Brandon […] —Bueno, es que allí a los gobiernos los ponía la oligarquía minera, a la cual Estados Unidos tenía prácticamente a su servicio. Los tres varones del estaño eran los dueños del país en realidad. —Si eran sólo tres, ¿no será exagerado utilizar el término oligarquía? […] —¡Para nada! […] [S]i yo te digo que llegó a ser oligarquía es porque de una forma u otra, tenían a su servicio a varias generaciones de políticos intelectuales y hasta profesionales en todos los sectores. (52-54, cursivas en el original)

Asimismo, los hechos relacionados con la Guerra del Chaco, presentados anteriormente en su contexto histórico, son novelados en Secretos de Estado a través del personaje principal, la boliviana Emily West y por el personaje Diego, así: Diego había descrito la guerra del Chaco como una verdadera carnicería humana que se prolongó por tres años. Un desastre para Bolivia por las enormes desinformaciones en que incurrió el comando general de su ejército. […] que Nelson Rockefeller, nieto del conocido magnate petrolero John D. Rockefeller (18391937), fue un “Latin American expert” en los gobiernos de Franklin Roosevelt (1933-45) y Eisenhower (1953-61), y ejerció gran influencia, como particular y como alto funcionario estadounidense, en las políticas petroleras de Bolivia a través de su gran amistad con Víctor Andrade, embajador de Bolivia en Estados Unidos en 1944-46; 1952-58 y 1960-62 (Siekmeier, 2011: 50, 55, 66).

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Políticamente estaban divididos al igual que el resto del país […] los de derecha […] y los de Izquierda […] pero me imagino que en el ejército había hombres de los dos bandos. —Por supuesto, pero el presidente, siendo servidor de la derecha, solo promovía a los de su bando. […] Según lo que Diego describió aquí, en el campo de Batalla se produjo un acercamiento ideológico entre los civiles de la intelectualidad de izquierda y los oficiales jóvenes. Eso hizo surgir la nueva conciencia nacional […] fue una rebelión contra la cúpula del ejército. ok, leamos entonces dijo Brandon […]: Acosado por las críticas a su conducción de la guerra, [Daniel] Salamanca [presidente de Bolivia, 1931-34] emitió la orden de cambios. […] El único sobreviviente de dicha destitución masiva fue el capitán Germán Busch […] un oficial muy querido no solo por el pueblo, sino por las tropas. […] Como líder y figura inspiradora de la nueva conciencia nacional, Busch se enfrentó personalmente a toda a esa cúpula de poder […] y depuso al presidente […] y, al mando de oficiales más jóvenes, Bolivia finalmente detuvo a los paraguayos. (56-57, cursivas en el original)

La derrota sufrida en el Chaco por los soldados bolivianos, la mayoría de ellos indígenas, puso en evidencia la desigualdad social, económica y política de la sociedad boliviana de las décadas del 30 y 40, agudizando los problemas entre los gobiernos de la época, las élites minoritarias y la gran mayoría de indígenas que exigieron, en protestas multitudinarias, permitidas o ilegales, una participación política directa y una igualdad económica real. Esta tensa situación social provocó violentos enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y los sectores indígenas y populares, como la Matanza de Catavi, de 1941, dando lugar al surgimiento de partidos como el Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr) que intentó integrar los diversos sectores sociales en conflicto.

La Misión Bohan, la matanza de mineros de Catavi y la emergencia del Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr) La Misión Bohan fue presidida por Marvin Bohan y estuvo compuesta por técnicos e ingenieros norteamericanos que llegaron a Bolivia en 1941 por pedido del gobierno de Enrique Peñaranda (1940-43), con el objetivo de evaluar las reservas petroleras del país y diseñar un profundo plan económico de diversificación productiva y desarrollo intensivo del sector agropecuario que liberara a Bolivia de la dependencia de la minería del estaño. En su reporte de 1942, Bohan indicó que en la región de Santa Cruz se podrían desarrollar áreas de producción agroindustrial y ganadera para elaborar productos agrícolas de consumo básico. Concluyó que, dado que el departamento cruceño era la región con mayor potencialidad de

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crecimiento­económico de Bolivia, se debería construir una infraestructura vial que comunicara al occidente con el oriente del país, empezando por la construcción de una carretera de Cochabamba a Santa Cruz. Las principales recomendaciones del informe Bohan fueron debatidas en el Congreso Nacional y se implementaron, en parte, no solo por el presidente Peñaranda y su gobierno, sino también, como se verá más adelante, por el mnr en sus reformas, propuestas durante la fase inicial (1952-64) de la Revolución Nacional de 1952. En efecto, ya en 1942, Peñaranda se basó en el informe Bohan para crear la Corporación Boliviana de Fomento (cbf), la cual se encargó de construir ingenios azucareros e impulsar el desarrollo agroindustrial del país; fundó también el Banco Agrícola para suministrar crédito al sector agroindustrial y comenzó, en 1943, la construcción de la carretera Cochabamba-Santa Cruz. Asimismo, las importantes conclusiones del informe Bohan formaron la base económica y política del Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr) que fue fundado, oficialmente, en 1942 por, entre otros, Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Suazo y un grupo de políticos e intelectuales simpatizantes tanto con los “militares socialistas” Busch, Toro y Villarroel como con la ideología de izquierda de cuño estatal, surgida durante la Guerra del Chaco. Paz Estenssoro y Siles Suazo fueron presidentes iniciales (1952-1964) de la Revolución Nacional de 1952 y de periodos posteriores, dominando así el mnr la política boliviana hasta fines del siglo xx. El trabajo de asesoría para el desarrollo agrícola de Bolivia, realizado por la Misión Bohan, es relacionado con la fundación del mnr por Diego, el personaje de Secretos de Estado: Como parte de la “luna de miel” con Estados Unidos, llegó a Bolivia la misión Bohan para estudiar las rudimentarias condiciones en que se desarrollaba la actividad agrícola-ganadera y proponer las soluciones de mejoramiento. Washington ofreció también doscientos millones de dólares entre préstamos y ayuda para que se le devolvieran a la Standard Oil [nacionalizada en 1937] los derechos de propiedad para el petróleo. [Al presidente] Peñaranda se le cayeron las babas mientras aceptaba el trato, pero los intelectuales oficiales en el Congreso se opusieron rotundamente. Aunque quedaban solo cuatro defensores de la nacionalización y lograron hacerla ratificar. Ese fallo fue apelado a la Corte Suprema donde Peñaranda tenía planeado ejercer su influencia. Sin embargo, esos cuatro parlamentarios opositores ganaron aún más fuerza fundando el partido político al que llamaron, oficialmente, Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr). El líder del partido fue el abogado y economista Víctor Paz [Estenssoro] quien fijó como objetivo de su partido continuar, por las vías democráticas, la revolución iniciada por David Toro y Germán Busch. (76-77, cursivas en el original)

Los “cuatro parlamentarios opositores” a los que se refiere la novela de Zambrana no son otros que los registrados por la historia boliviana, precisamente,

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como principales fundadores del mnr. Me refiero, desde luego, a “la brigada parlamentaria del mnr, dirigida por Víctor Paz Estenssoro y apoyada por Fernando Iturralde Chinel y Germán Monroy Block” y Hernán Siles Suazo que, junto a otros ocho militares, políticos e intelectuales conformaron los “12 fundadores” que el 7 de junio de 1942 crearon formalmente “lo que sería, con el tiempo, el más importante partido político de la historia de Bolivia: el Movimiento Nacionalista Revolucionario” (Arze Cuadros, 2002: 63, 65 y 67). No menos de cinco meses después de la fundación oficial del mnr se produjo la trágicamente famosa Masacre de Catavi: La sangrienta masacre de Catavi, departamento de Potosí, centro de operaciones de la Patiño Mines, el 21 de noviembre de 1942 […] En esa fecha, el gobierno del general Enrique Peñaranda dispuso el envío de tropas de ejército al complejo minero de Catavi (Llallagua, Siglo xx, Uncía) con el propósito de poner fin a una huelga masiva de mineros que había comenzado, en forma pacífica, el 14 de diciembre exigiendo mejoras sociales y salariales. Presionados por instrucciones directas de Patiño desde su sede matriz de Delaware, Estados Unidos, el gobierno de Peñaranda autorizó al comandante de Catavi, coronel Luis Cuenca, a intervenir el movimiento huelguístico de forma drástica y severa. La consecuente represión resultó en una trágica masacre cuando el Ejército disparó sobre una multitud de más de 8.000 hombres, mujeres y niños mineros, dirigidos por la palliri María Barzola, dejando más de 100 muertos y decenas de heridos. La masacre de Catavi tuvo una enorme repercusión nacional e internacional. (Arze Cuadros, 2002: 90)

En Bolivia, en la sesión del Congreso Nacional del 23 de agosto de 1943, el jefe del mnr, Víctor Paz Estenssoro, en un memorable discurso parlamentario, criticó enérgicamente al gobierno de Enrique Peñaranda y señaló al grupo de militares responsables de la masacre de Catavi, declarando que: “[n]o hacen el Ejército esos pocos militares que pretenden poner la fuerza armada al servicio del capital internacional” (Arze Cuadros, 2002: 91). La brutal matanza de mineros de Catavi provocó multitudinarias protestas de rechazo al gobierno de Peñaranda en las que participaron mineros, campesinos, oficiales jóvenes del Ejército y diversos sectores de todas las clases sociales bolivianas, que apoyaron al naciente partido político del mnr. Las grandes movilizaciones sociales y la creciente popularidad del mnr propiciaron, especialmente entre 1946 y 1952, un extenso activismo sindical de campesinos y mineros que hizo posible que Paz Estenssoro liderara una coalición civil-militar que derrocó al presidente Peñaranda e instaló en la presidencia, en 1943, al “militar socialista” del mnr Gualberto Villarroel, que fue derrocado y asesinado en 1946, siendo su cadáver colgado en la plaza de Murillo de La Paz, donde se sitúa el Palacio Presidencial.

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Los miembros fundadores del mnr, en general, profesaron el marxismo, aunque algunos de ellos también se adhirieron ideológicamente, al principio al menos, a la Falange española, al fascismo italiano y al nacional socialismo alemán. No obstante, solo Villarroel fue acusado de fascista, primero, por el gobierno norteamericano y, después, por la turba enardecida que colgó su cadáver públicamente. En la novela Palacio Quemado (2007) el narrador de Edmundo Paz Soldán registra la muerte de Villarroel y la conversión de este hecho histórico en un mito popular de la historia boliviana: Antes de irme de la plaza, le saqué una foto al farol donde habían colgado a Villarroel en 1946. […] —Yo pensé que Villarroel se había quedado solo en el Palacio. […] Había dicho que no abandonaría vivo el Palacio y todos le creían… —Sí, quería renunciar pero no le alcanzó el tiempo… Uría leía el decreto en voz alta cuando comenzaron los disparos. Se acercó a una de las ventanas y vio que el ataque al Palacio era llevado acabo no solo por civiles sino por soldados con vísceras de las guerras al revés. Se lo dijo a Villarroel que musitó un resignado: “Así tenía que ser”. Resignado y bíblico, pensé. No me convencían esas frases últimas tan justas, tan providenciales. ¿Sería verdad o ya parte de la leyenda? (2007: 28, 208, 209)

Guillermo Lora Escobar (1922-2009), dirigente político trotskista del Partido Obrero Revolucionario de Bolivia (por), confirma, en una entrevista, la conversión de Villarroel en un mito de la historia política popular de Bolivia al constatar que, cuando el proletariado boliviano conquista el poder en la insurrección del 9 al 11 de abril de 1952: “los obreros defienden a Villarroel. Le atribuyen una serie de virtudes revolucionarias. Creen que Villarroel era el abanderado de la revolución proletaria. Se crea una confusión ideológica en las masas”.5 Ya en 1944, durante el gobierno de Villarroel, el mnr y el por habían creado la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (fstmb), en la que se articularon los tres puntos esenciales del Programa de Acción Inmediata de 1942, del mnr (la nacionalización de minas, la Reforma Agraria y el voto universal), con la intención tanto de cambiar las estructuras sociopolíticas y económicas del antiguo régimen colonial, dominado por la oligarquía minero-feudal (1532-1952), como de crear nuevos directivas políticas que generarían, en la década del 60, una revolución democrática respaldada por el voto universal. Pero, ¿cumplió la Revolución de 1952 con estos tres puntos “de acción inmediata” estipulados en el ideario del mnr en 1942?

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Bolivia Siglo xx, Una historia narrada por Carlos D. Mesa, “1952: La Revolución” Vol 1. cd 6: 2009.

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La Revolución Nacional (1952-1964) La Revolución de 1952 se gestó, políticamente, a partir de 1946 con la intensificación de las movilizaciones sindicales y sociales de la fstmb, que culminaron con la exitosa insurrección de los obreros del 9 al 11 de abril de 1952 en El Alto, La Paz y Oruro.6 Los obreros bolivianos, en unión con el mnr y su dirigente Paz Estenssoro, decidieron fundar la Central Obrera Boliviana (cob) y ceder su recién obtenido poder político al mnr para que Paz Estenssoro, una vez elegido presidente por voto democrático, desarrollara los tres puntos esenciales de la revolución propuestos por el mnr: la nacionalización de minas, la Reforma Agraria y el voto universal. Como hechos políticos notables del periodo democrático de los 12 primeros años en que se institucionalizaron las tres principales directivas políticas del mnr y también otras, se debe indicar que Paz Estenssoro, en su segundo gobierno (1960-1964), reestructuró la Corporación Minera de Bolivia (comibol) y fortaleció la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (ypfb), lo cual le permitió reforzar el proceso de capitalismo de Estado,7 inaugurado en su primer mandato revolucionario de 1952. No obstante, la Revolución de 1952 se realizó solo parcial y no totalmente, debido a que las tres directivas revolucionarias del mnr no se cumplieron plenamente. Así lo constatan periodistas, sociólogos, dirigentes políticos, ex presidentes bolivianos y hasta el principal ideólogo del mnr, José Cuadros Quiroga que, después de haber analizado el desarrollo del proceso revolucionario boliviano durante la segunda parte del siglo xx, lo ha considerado, en general, una revolución burguesa inconclusa. El expresidente de Bolivia Walter Guevara Arze (8 de agosto, 1979 - 1 de noviembre, 1979) explica en qué consistieron los principales cambios de estructuras sociopolíticas y económicas de la Revolución de 1952 y profundiza en la crítica sobre el fracaso del proyecto revolucionario del mnr, en lo tocante a la reforma agraria y la nacionalización de las minas: Las estructuras económicas y sociales han sido cambiadas de una manera dialéctica […] Se liberó a los campesinos, lo cual quiere decir que se cambió la estructura económica de la economía agraria. De una economía feudal del peonaje y de la 6 7

La colisión armada entre el Ejército del Estado y los grupos insurrectos de obreros sucedida entre el 9 y el 11 de abril de 1952 dejó un saldo sangriento de 400 muertos y 4.000 heridos (Ibid. Bolivia Siglo xx). El llamado ‘capitalismo de Estado’ se refiere a la implementación de específicos modelos económicos de mercado en los cuales el Estado y las empresas públicas desempeñan, dirigen y controlan la economía, dentro de un marco social y económico capitalista.

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servidumbre al minifundio. Se dio la tierra a los campesinos. Pero el minifundio fue un error porque es tan malo como el latifundio para producir. Lo que tendrían que haber hecho eran grandes cooperativas, manteniendo las unidades de producción que eran las haciendas y entregárselas a las cooperativas. El gran error en el campo de la economía minera fue haber utilizado a la comibol [Corporación Minera de Bolivia] para producir popularidad más que para producir minerales. (Bolivia Siglo xx, 2009. cf. notas 8, 9 en el presente capítulo)

El dirigente del Partido Obrero Revolucionario de Bolivia, Guillermo Lora Escobar, descalifica el proyecto revolucionario de 1952 a 1964 por los presidentes del mnr, Paz Estenssoro y Siles Suazo: Decimos que el mnr viene al 52 con traje prestado y que le es muy grande. Pero deforma el programa [de la revolución proletaria marxista] porque si no, tendremos que llegar a la conclusión de que las consignas revolucionarias pueden cumplirlas un partido burgués. [El mnr] las vacía de su contenido revolucionario. Toma las frases: “reforma agraria”, “liquidación del gamonalismo”. Son frases, no son realidades. El mnr fracasa en ese su empeño. (Bolivia Siglo xx, 2009. cf. nota 9 en el presente capítulo)

A pesar de estos juicios negativos de prominentes bolivianos sobre la reforma agraria realizada por el mnr en Bolivia a partir de 1952, su alcance, tanto socio-económico como político, fue considerable en el contexto suramericano de la época, ya que empoderó políticamente a la vasta mayoría de indígenas, convirtiéndolos en ciudadanos: “By 1967, 7,2 percent of Bolivia’s total land was redistributed to the landless, making it the most thorough land reform in South America to that time. […] Campesinos who were formerly referred as Indios were asuming the role of citzens” (Siekmeier, 2011: 101). En su monumental texto publicado en el año 2002, El programa del mnr y la Revolución Nacional. Del Movimiento de Reforma Universitaria al ocaso del modelo neoliberal (1928-2002), el principal ideólogo del mnr, José Cuadros Quiroga, analiza exhaustivamente “el documento constitutivo del partido, Las bases y Principios de Acción Inmediata del mnr, de 54 páginas, escrito por [el mismo] José Cuadros Quiroga y examinados, revisados y aprobados para esa ocasión [1942] por los 12 fundadores” del mnr, y constata que en dicho programa el mnr plantea el voto universal, la nacionalización de minas y la reforma agraria, como “acción inmediata” revolucionaria:8 8

“On taking power, the mnr quickly implemented many reforms that radically transformed the country. Three of the most significant mandates included giving women and Indians the vote, redistributing land from wealthy rural elites to poor Bolivians in the countryside (agrarian reform), and nationalizing the holdings of the despised ‘tin barons’. For the first time, Bolivia appeared to be on the road to democracy” (Siekmeier, 2011: 2).

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[E]xigimos la voluntad tenaz de los bolivianos […] su esfuerzo político para que el estado fortalecido aseguré en beneficio del país la riqueza proveniente de la industria extractiva […] Exigimos el concurso de todos para extirpar los grandes monopolios privados […] Exigimos un estudio sobre bases científicas, del problema agrario indígena, con vistas a incorporar a la vida nacional a millones de indígenas, marginados de ella. […] Exigimos la nacionalización de los servicios públicos… […] [S]i bien el estudio científico no se ha concretado todavía hasta el día de hoy [2002]. […] Carente del estudio científico sobre la realidad agraria nacional exigido, que derivó, en la práctica, en una deficiente implementación del proceso de Reforma Agraria, generando una economía de minifundios de extrema pobreza en el altiplano y valles, y estableciendo un sistema de grandes latifundios en el oriente […] la situación social y económica en el área rural dista mucho, sesenta años después, [de 1942 a 2002] de haber logrado los objetivos de justicia social y de redención del indio que propugnaban, en forma prioritaria, Las bases y principios de Acción inmediata del mnr […] Por tanto, si los objetivos de mediano plazo se han cumplido, alguno de ellos en forma muy deficiente como la Reforma Agraria, otros distorsionados y anulados por la drástica caída de los precios del estaño en el mercado mundial en 1985 (y 2001), como es el caso de la nacionalización de minas, para mencionar a los 2 más importantes quedan todavía por cumplirse objetivos muchos más modestos [cf. nota 9 en el presente capítulo], que eran considerados en 1942 de acción inmediata, que están lejos de haberse concretado. (Arze Cuadros, 2002: 95, 97)9

Estos severos juicios críticos, emitidos por intelectuales, dirigentes de partidos de izquierda, ex presidentes e ideólogos del mnr sobre el alcance y realización plena o no de los objetivos de la Revolución Nacional en 60 años (1952-2002), 9

Siete directivas adicionales fueron planteadas en Las bases y Principios de Acción Inmediata del

mnr que se instituyeron como políticas estatales de “acción inmediata” en la Revolución de

1952, liderada por Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo (1952-64). Como presidentes electos de Bolivia, Paz Estenssoro y Siles Suazo formaron, cada uno en 1979, una coalición de partidos. Nótese que las bases y principios del mnr, adoptados en 1942, se derivan de las reformas propuestas por la Misión Bohan ese mismo año y se incorporan al plan político de la Revolución de 1952. Los principales lineamientos de acción inmediata del mnr, declarados en “[L]as Bases y Principios del mnr de 1942 estaban encaminadas, por lo esencial, a lograr [1] el control y la regulación de la economía por parte del Estado Nacional; [2] la férrea fiscalización de las empresas mineras trasnacionalizadas; [3] la restricción a la inversión extranjera; [4] la promoción a la sindicalización de obreros y empleados del sector público y privado; [5] la diversificación económica y la vertebración territorial; [6] la estabilidad monetaria y la estabilidad salarial; y, por sobre todas las cosas, [7] la movilización política y social de las mayorías campesinas del sector agrícola tradicional que constituían, por entonces, el 79% de la población total del país para incorporarlas, efectivamente, a la economía y a la sociedad nacional” (Cuadros Quiroga, 2002: 67, 86-87, 98). Bases de Acción Inmediata del mnr de 54 páginas, escrito por José Cuadros Quiroga y examinados, revisados y aprobados […] por los “12 fundadores” del mnr (Arze Cuadros, 2002: 98).

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conducen a la conclusión de que, pese a sus logros y/o carencias, el proceso revolucionario boliviano ha transformado, en gran medida, la política, la economía, la cultura y, en general, la sociedad boliviana a lo largo y ancho del país, contribuyendo así al establecimiento paulatino de una democracia que se desarrolló principalmente desde 1982 al presente. Por lo tanto, con el objetivo de obtener una comprensión matizada y complementaria que deje entrever, en textos literarios, los intersticios de las experiencias y vivencias de bolivianos que experimentaron los profundos cambios políticos, sociales y culturales provocados por la Revolución boliviana, desde 1952 a la actualidad, presento a continuación una visión literaria de los principales hitos y mitos históricos de Bolivia en la época. El agitado periodo pre-revolucionario de 1946 a 1952 en Bolivia, que comprendió la huelga general de mineros de 1949; las elecciones de 1951 que ganó ampliamente el mnr, liderado por Paz Estenssoro que estaba en el exilio; el autogolpe militar de 1951 del presidente Mamerto Urriolagoitia (1949-51) que, después de haber anulado los comicios ganados por Paz Estenssoro, entregó voluntariamente el gobierno a una junta militar; y, en fin, la victoriosa, aunque sangrienta, insurrección obrera del 9 al 11 de abril de 1952 que cedió el poder al jefe del mnr, Paz Estenssoro, para que gobernara con la cob en el mandato inicial de la revolución de 1952, se representan en la novela Secretos de Estado, de Zambrana, así: Durante el mes de mayo de 1949, se produjo en Bolivia una huelga minera que el gobierno intentó disolver por la fuerza. Hubo enfrentamientos y el pueblo terminó por sublevarse para proclamar presidente al Dr. Víctor Paz, líder del mnr [que] en las elecciones del año 1951 […] obtuvo la mitad de los votos. […] Sin embargo, eso no era aceptable para los intereses corporativos y el presidente saliente [Mamerto Urriolagoitia] prefirió darse un autogolpe para entregar el poder a una junta militar [hecho que popularmente se conoce en Bolivia como “el Mamertazo”] […] [L]as masas obreras que convirtieron el golpe de estado en una verdadera revolución […] entraron con firmeza a la ciudad armados, no solo con piedras, sino también con cartuchos de dinamita, explosivos que usaban cotidianamente en las minas. La revolución de los trabajadores mineros por fin había triunfado y estaba en condiciones de instaurar, por la fuerza, su tan añorado gobierno del proletariado. Sin embargo tuvieron que aceptar en forma inmediata que esa victoria había sido en realidad imprevista y que ellos no estaban en condiciones de asumir la responsabilidad de la conducción del país. El gobierno fue entregado al mnr y el Dr. Víctor Paz fue posesionado como legítimo ganador de las últimas elecciones presidenciales. En su discurso inaugural fijó como objetivos fundamentales de la revolución la nacionalización de las minas, la reforma agraria para entregarle la tierra al campesino, el voto universal para integrar al campesino a la vida democrática, la reforma educacional y la diversificación económica. (2010: 112-114, cursivas en el original; cf. nota 9 en el presente capítulo)

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Los títulos y subtítulos (paratextos), tanto del texto histórico, The Bolivian Revolution and the United States. 1952 to the Present (2011) de James F. Siekmeier, como de la novela Secretos de Estado. Una guerra interna de la cia, por sus archivos sobre el antiimperialismo boliviano (2010), de Juan Carlos Zambrana M., revelan que el historiador estadounidense y el novelista boliviano hacen hincapié en la profunda influencia que ejerció Estados Unidos en la elaboración y ejecución de las políticas estatales de Bolivia en el siglo xx. Ambos autores afirman emplear en sus respectivos textos, entre otras fuentes, documentos estatales de Estados Unidos, desclasificados en el siglo xxi. Plantean, además, que Estados Unidos, en el siglo xx, usó, como potentes armas económicas y hasta de guerra, la ayuda económica (Financial Aid), la inversión directa o indirecta de corporaciones estadounidenses y la desinformación o fabricación de información del discurso político boliviano por la derecha boliviana, en alianza con la derecha estadounidense para desprestigiar a la izquierda del país y promover los intereses estadounidenses. El lector debe tener en cuenta esta información en su interpretación (¿ficcional o histórica?) del ensayo intercalado en la novela Secretos de Estado en donde se prosigue la descripción literaria de la Revolución Nacional de 1952 en estos términos: Como era previsible, su gobierno [el de Paz Estenssoro en 1952] fue rechazado de inmediato por Estados Unidos, quien volvió a presionar con el arma del no reconocimiento. Sin embargo, a diferencia de Villarroel, el Dr. Paz organizó un equipo profesional de alto nivel para viajar a Washington y dirigir allí las negociaciones por el reconocimiento. […] Finalmente el mnr llegó a un acuerdo secreto por el cual Washington le quitó el sable de la revolución para evitar que le cortara algunos de sus intereses en Bolivia, pero le devolvió la vaina vacía para que el Dr. Paz pudiera blandirla cuando quisiera a fin de impresionar a sus masas. Una vez más se renunció al modelo socializado de desarrollo que pedía el pueblo boliviano, al cooperativismo y a la organización productiva del campesino, para adoptar el modelo capitalista de desarrollo para el cual Estados Unidos prestaría asistencia económica. […] Ese acuerdo de Washington le generó al mnr un gran apoyo político y económico, tanto bilateral como de organismos internacionales que le permitió gobernar por 12 años consecutivos. (2010: 114, 116-17, cursivas en el original)

En efecto, como lo corrobora, precisamente, el historiador estadounidense J. F. Siekmeier, Estados Unidos intervino activamente, en formas diversas, en el desarrollo de la revolución boliviana desde 1952 hasta principios del siglo xxi: The Bolivian Revolution, while unusually complex and sharply divided along ideological lines, had a strong radical, even communist dimension to it, which made it the sort of revolution the United States most opposed […] u.s. disliked nationalist economic policies –the nationalization of the three largest mining companies into a state-run mining company, the Corporación Minera de Bolivia comibol […]

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By 1960, the middle-class leadership of the party [mnr] had triumphed over the left. Certainly U.S. power play a part […] By the end of the 1950’s, then u.s. officials had exerted a significant degree of control over Bolivia’s economic policy and helped to exacerbate already heightened political divisions in the country. When Bolivia entered a period of rapid inflation, in 1956, United States in tandem with the International Monetary Fund (imf), threatened to cut off economic aid unless the Bolivians rescinded to cut some of their nationalist economic policies […] The austerity plan of 1956-67 marked the first instance to which the imf applied an austerity/stabilization program in the Third World. (Siekmeier, 2011: 5, 6 y 8)

Se confirma que la intervención estadounidense en Bolivia se ha realizado a través del apoyo norteamericano dado al ala derechista del mnr, así como a través del empleo de la inversión económica, en forma de ayuda financiera (Financial Aid), como arma de persuasión ideológica para presionar a Bolivia a que adoptara el modelo de desarrollo capitalista norteamericano.

De la Revolución atascada (1964) al orden democrático (1982): Las dictaduras de derecha e izquierda de Barrientos y Ovando y el asesinato del Che Guevara Desde 1964 a 1982 se suceden en Bolivia una serie de gobiernos civiles y militares de derecha e izquierda, la mayoría de ellos de orientación política estatal y, por tanto, promovedores del “capitalismo de Estado” (cf. nota 7 en el presente capítulo). En este periodo ocurren dramáticos sucesos históricos que quedarían marcados en la mente de los bolivianos que los vivieron, tales como la dictadura de René Barrientos (1964-65; 1966-69) y el asesinato, en Bolivia, del líder revolucionario Ernesto Che Guevara, el 3 de octubre de 1967; la nacionalización de la corporación petrolera de Estados Unidos, Gulf Oil, y la expulsión de los Cuerpos de Paz estadounidenses, respectivamente, durante los gobiernos de los “militares socialistas” Alfredo Ovando (1969-70) y Juan José Torres (1970-71); el asesinato del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, durante la dictadura de García Meza (1980-81); y la intervención de Estados Unidos en asuntos políticos internos de Bolivia, principalmente durante las dictaduras de Barrientos y Banzer. Después de participar en la guerra civil de 1949 a favor del mnr, René Barrientos fue elegido vicepresidente de Bolivia durante el segundo gobierno de Paz Estenssoro (1960-64). Durante la huelga nacional (29-31 de octubre, 1964), Barrientos, personalmente, reprimió a obreros y mineros, y el 4 de noviembre de ese mismo año dio un violento golpe de Estado, con apoyo de la cia, y derrocó a su propio presidente Paz Estenssoro, autonombrándose presidente de una junta

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militar (1964-1965). En 1965 nombró copresidente al militar Alfredo Ovando (1965-66). Como presidente constitucional (1966-69), Barrientos promulgó una nueva Constitución (1967)10 y optó por un gobierno de desarrollismo económico en el que favoreció a los campesinos, reprimió a obreros, mineros y también al grupo guerrillero que dirigía Ernesto Che Guevara en Bolivia, a quien ordenó asesinar después de su captura. En la novela Secretos de Estado, de Zambrana, se describen las relaciones políticas entre el mnr, Barrientos y Estados Unidos: Paz y Barrientos ganaron las elecciones de 1964, pero de inmediato se hizo evidente que el mnr ya no le servía a Washington para confiarle la ejecución de sus políticas en Bolivia. Los sindicatos mineros habían estado denunciando, cada vez con más fuerza, la entrega de la revolución que había hecho el Dr. Paz a favor de Washington. Aprovechando esa oportunidad, el Gral. Barrientos se inclinó a favor del reclamo y dio un golpe de estado a su presidente […] Dijo que el mnr se había desviado del camino revolucionario y nacionalista […] [Q]ue solo por su vocación patriótica y un compromiso con el pueblo, se había tomado el gobierno temporalmente […] Sin embargo cuando estuvo en el poder, recurrió a la represión para hacer la reducción del personal de las minas. Recibió felicitaciones de Washington y en Bolivia aplacó la crítica mediante el control de la prensa y la difusión propagandística de su famoso Pacto MilitarCampesino. (2010: 128, cursivas en el original)

Tanto el narrador de Secretos de Estado de Zambrana (2010: 129) como el narrador de Palacio Quemado de Paz Soldán se ocupan de convertir en un mito popular y literario la figura del carismático dictador Barrientos, a quien describen en términos muy semejantes. En esta última novela, Barrientos es descrito como lo veían numerosos bolivianos: La gente se olvida del general [Barrientos] y el pueblo lo veneraba. Le gustaba ir a los pueblitos más alejados del país y reunirse con la gente humilde, entendía a los campesinos, manejaba el quechua a la maravilla y se defendía con el aymara. […] Y además nos libró del flagelo del comunismo. […] Había nostalgia y orgullo por su labor al lado de ese vigoroso cochabambino del que hoy solo parecía quedar uno que otro lugar común: le encantaba la chicha, era un inveterado mujeriego, cuya debilidad era seducir cholitas en sus viajes por el campo, se convirtió en enemigo de la izquierda por la decisión con que enfrentó al Che, murió en un sospechoso accidente de helicóptero… (2007: 89)

La alusión del narrador de Paz Soldán de que de la vida de Barrientos solo queda “uno que otro lugar común” confirma la hipótesis que se ha venido 10

En 1967 promulgó una nueva Constitución Política del Estado, que estuvo vigente durante 42 años, hasta 2009, cuando fue cambiada durante el primer gobierno del presidente Evo Morales Ayma.

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desarrollando­en este capítulo: personajes y hechos de la historia nacional suelen convertirse, primero, en tópicos populares y luego en mitos, creando entre la gente un tipo de “historia política popular de Bolivia”. Otro mito popular, esta vez latinoamericano y mundial, “la vida y muerte del Che”, ha sido recreado literariamente en Bolivia y el mundo entero. Pero, particularmente en Bolivia, parece haber surgido un mito más específico “acerca de la desaparición del diario de campaña del comandante guerrillero Ernesto Che Guevara” (Con la llanta pinchada, Gil Quiroga, 2005: 2) del que los militares de Barrientos se apoderaron después de que capturaron y asesinaron al Che en los campos selváticos de Santa Cruz. Este episodio es narrado, entre otros, por el general-novelista José Antonio Gil Quiroga, autor de Con la llanta pinchada (2005), que declara en la presentación de la obra: “Esta novela se basa en dramáticos hechos reales como marco histórico; pero es fruto endulzado por el análisis y la apasionada vivencia personal del autor” (2005: 2). No obstante, lo que encuentro pertinente de examinar en la novela de Gil Quiroga sobre el robo del diario del Che es la construcción ficcional de la “verdad histórica” en el texto literario y su conversión y diseminación en mito popular. Es decir, no se trata aquí de verificar qué pasó realmente con el diario del Che, lo cual el propio narrador califica de una “versión cierta o falsa” (2005: 23), sino más bien se trata de sacar a la superficie las estrategias narrativas usadas por el autor para “construir” y “difundir” en la mente del lector el mito popular del robo del diario: [1] Rodrigo […] años atrás formó parte de la comisión castrense que investigó el “extravío” de los folios originales del diario de campaña del Che, que se hallaban en el Departamento Segundo del Ejército. [2] En su afán de llamar la atención el Sapo Rodrigo siempre terminaba contando secretos de Estado o contándoselos a su esposa, quien luego los difundía como radio cocina. [3] Por esa razón fue separado de la comunidad de inteligencia. [4] Siguiendo esa su costumbre, Rodrigo no tuvo otra mejor idea que tratar de conquistar a las chicas [5] contándoles sobre el robo del diario del Che y cómo fue que lo sustrajo un coronel de artillería, aprovechando el descuido del suboficial encargado de la caja fuerte donde se lo custodiaba. (Ibid.: 22, los números entre corchetes son míos)

Primero, el narrador le confiere autoridad, credibilidad y “realidad” a su personaje (Rodrigo), enumerando sus importantes atributos castrenses y nombrando el departamento militar donde trabaja. Luego, empieza a destruir su credibilidad, denominándolo con el sobrenombre despectivo “Sapo” (delator) e informando que su esposa es chismosa, ya que cuenta a todos los “secretos de Estado” que él le confía. Como consecuencia, Rodrigo pierde su trabajo en el departamento de inteligencia. Posteriormente, el narrador acentúa la característica de ser “poco fiable”, atribuida a Rodrigo, al informar que cuenta sus “secretos de Estado” para engolosinar y “conquistar a las chicas”. No obstante, Rodrigo prosigue y cuenta

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los prolegómenos de su historia y estos suscitan la curiosidad del lector por saber la historia completa que se intercala a lo largo de la novela Con la llanta pinchada para crear y mantener el suspenso narrativo.11 En definitiva, Gil Quiroga ha empleado eficaces estrategias narrativas (construcción, destrucción y diseminación) en la transformación del evento histórico o ficcional en mito popular y, al hacerlo, ha engolosinado al lector con su “verdad histórica”, de forma similar a la que el personaje Rodrigo engolosina a las chicas con su relato intertextual de “la desaparición del diario de campaña del comandante guerrillero Ernesto Che Guevara” (Gil Quiroga, 2005: 2). Verificada una forma adicional de conversión de hechos (históricos o no) en mitos populares, derivados del discurso historiográfico de Bolivia, retomo el hilo del tema que se está desarrollando en este capítulo: la substanciación y matización del último siglo de la historia boliviana en la literatura contemporánea del país. Las dictaduras de René Barrientos (1964-69) y de Alfredo Ovando (1969-70) estuvieron marcadas por la violencia política. Ovando se autocaracterizó como un “militar socialista” que afirmó seguir los lineamientos del mnr, iniciados en la Revolución de 1952, para mejorar la miserable condición de vida de la mayoría de bolivianos. Ovando nacionalizó la corporación estadounidense Gulf Oil, en 1969, con ayuda de su ministro de Minas y Petróleo, el conocido líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, que promovió activamente la nacionalización. Quiroga Santa Cruz promulgó los decretos que instituyeron el monopolio estatal del comercio exterior de minerales y la ley que obligaba a pagar al Banco Central de Bolivia el 100% de las divisas por exportaciones de hidrocarburos.  Las circunstancias que rodearon el régimen dictatorial de Ovando y la nacionalización de la corporación estadounidense Gulf Oil son representadas literariamente en Secretos de Estado, así: Tras la súbita muerte del Gral. Barrientos […] las fuerzas armadas tomaron nuevamente el poder y lo pusieron en las manos del jefe del Estado Mayor, el Gral. Alfredo Ovando, quien al asumir el mando decidió ponerse al lado del pueblo, declarando que iba a conducir el país hacia los verdaderos objetivos de la revolución socialista del año de 1952. […] armó un gabinete […] [con] la intelectualidad de izquierda, entre quienes se encontraba Marcelo 11

El relato sobre el diario y aspectos de la vida y la muerte del Che Guevara se narra en las páginas 9, 18, 22, 23, 59, 60, 94-97, 101, 121, 125 y 126 de la novela Con la llanta pinchada (2005) de José Antonio Gil Quiroga. Como sabe el lector, el discurso de y sobre el revolucionario argentino Ernesto Che Guevara, líder de la revolución cubana (1959), es extenso y variado y ha sido producido en libros, cómics, tv, películas, fotografías, cuadros, litografías etc., lo cual ha contribuido a que el Che se haya convertido en un mito mundial. Un estudio meticuloso sobre el Che Guevara es La guerrilla del Che y la narrativa boliviana (1996), del boliviano Juan Ignacio Siles del Valle, el cual se basa tanto en los manuscritos originales del Che en Bolivia como en los Archivos de las Guerrillas conservados por las Fuerzas Armadas bolivianas. Este libro ganó, en 1996, el prestigioso Premio de las Américas de Cuba.

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Quiroga Santa Cruz, como Ministro de Energía e Hidrocarburos. […] [y] –El Gral. Juan José Torres, a cargo del Consejo de Defensa Nacional–. Tres semanas después […] tomaron el control de todos los campos petroleros que la Gulf Oil se adjudicaba como propios. […] Se anunció también que el gobierno revolucionario había derogado el Código del Petróleo [Código Davenport]12 que había sido redactado por los abogados de la Gulf Oil y que había servido como base legal para ese contrato tan desfavorable para Bolivia. […] Sin embargo, la lucha no fue fácil porque las transnacionales norteamericanas siempre tuvieron un poder extraordinario. Al igual que le sucedió al gobierno de David Toro cuando nacionalizó la Standard Oil, al de Alfredo Ovando lo desestabilizaron políticamente. Primero, lo estigmatizaron como dictador, luego promovieron a la oposición y se prepararon para darle un golpe de estado. (Zambrana, 2010: 140, 141, 143, cursivas en el original)

Así que, al comenzar la década del 70, Bolivia pasaba por una situación política y económica precaria y en pleno rumbo de colisión con Estados Unidos, que había rechazado la nacionalización de la Gulf Oil Co. y optado por “utilizar el comercio como arma de guerra” contra Bolivia para desestabilizar el gobierno de izquierda nacionalista del general Torres.

Bolivia y Estados Unidos en conflicto por intereses políticos y económicos: Dictaduras de Banzer y García Meza En mayo de 1971, el gobierno del general del mnr Juan José Torres (1970-71) expulsa de Bolivia a los Cuerpos de Paz estadounidenses. Dicha expulsión respondió al creciente sentimiento antinorteamericano que había surgido entre los bolivianos en la década anterior que había provocado la nacionalización de la Gulf Oil Co. en 1969. En efecto, durante la década del 60, los gobiernos bolivianos, con apoyo de Estados Unidos, participaron en políticas anticonceptivas dirigidas a reducir la población a través de programas clínicos rurales, en los que se alegaba que los Cuerpos de Paz no solo impartían información sobre anticonceptivos, sino que también esterilizaban a las mujeres indígenas (Rodas Morales, 2008: 367). En 12

El Código Davenport es un grupo de leyes aprobadas por el Estado boliviano y las corporaciones transnacionales como la Gulf Oil Co., que estipulan la prospección, explotación, comercialización, distribución y exportación del petróleo boliviano. El Código Davenport en ninguna parte de su texto legisló sobre el gas, que se convertiría con el tiempo en la riqueza más importante de Bolivia (Soliz, 2003). Pese a esta omisión sobre el gas en dicha legislación, las corporaciones transnacionales reclamaban todos los derechos sobre el gas boliviano. Esta diferencia o abuso en la interpretación del Código Davenport por parte de las transnacionales estadounidenses despertó la conciencia nacional y fue un argumento central para que el gobierno del presidente Alfredo Ovando y su ministro Marcelo Quiroga Santa Cruz nacionalizara la Bolivian Gulf Oil Company.

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la famosa película, de 1969, La sangre del Cóndor (Yawar Malku, en quechua), de Jorge Sanjinés, se mostró a los Cuerpos de Paz estadounidenses esterilizando a mujeres indígenas por la fuerza, lo cual desencadenó un fuerte sentimiento antinorteamericano entre los bolivianos: In the late 1960s and early 1970s student demonstrations against the United States reached a fever pitch. The offices of the Peace Corps were attacked, and the Centro Boliviano Americano had to be moved from its location near the Universidad Mayor de San Andres (a center of radicalism) to a more obscure side street. Allegations that Peace Corps volunteers (indeed, almost all North Americans in Bolivia) were cia agents abounded. (Siekmeier, 2011: 6)

En Bolivia, a partir de la década del 70 se intensificó el conflicto social, agravado ahora por el sentimiento antinorteamericano que se vivía en todo el país por la nacionalización de la Gulf Oil Co., que provocó el derrocamiento de Ovando y la subida a presidente del general Juan José Torres, quien fue el responsable de la expulsión de los Peace Corps estadounidenses. Las consecuencias políticas y económicas sufridas por Bolivia por la decisión del gobierno de izquierda de Torres de nacionalizar la Gulf Oil Co., sin pagar indemnización a Estados Unidos, son descritas en la novela Secretos de Estado, así: [E]l boicot norteamericano se cernía sobre el país ante la eminente aplicación de la Enmienda Hickenlooper. Dicha enmienda es una orden del Congreso norteamericano para suspender la asistencia [Financial Aid] a cualquier estado que nacionalizara propiedades de compañías estadounidenses, sin pagarles la compensación adecuada. […] Estados Unidos se las arregló siempre para utilizar el comercio como arma de guerra, incluso en tiempos de paz, contra regímenes que atentaron de alguna forma contra su seguridad o sus intereses. Vencido el plazo de rigor, se hizo efectiva la Enmienda Hickenlooper y Estados Unidos le suspendió la asistencia económica a Bolivia. El presidente Torres respondió expulsando al Cuerpo de Paz del país. (Zambrana, 2010: 143-144, cursivas en el original)

En consecuencia, el general Juan José Torres, de orientación política de izquierda nacionalista, fue derrocado por el general Hugo Banzer de extrema derecha, lo cual tuvo profundas repercusiones negativas en la vida de los bolivianos desde 1971 hasta 1982. La dictadura militar de Hugo Banzer (1971-78), al implantar su gobierno de extrema derecha, hace ilegal los partidos de izquierda, encarcela o manda al exilio a los miembros de los partidos de la oposición, suspende la Central Obrera Boliviana (cob), liderada por Juan Lechín Oquendo, y clausura las universidades. Posteriormente, con el fin de darle una apariencia menos violenta y represiva a su régimen dictatorial, Banzer entra en alianza política con el mnr y la Falange Socialista Boliviana (fsb) de ultraderecha para conformar su partido Frente

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Popular­Nacionalista (fpn). La dictadura de Banzer, al igual que otras dictaduras suramericanas de la época, fue apoyada por Estados Unidos que en plena Guerra Fría simpatizaba tanto con el autodeclarado anticomunismo del dictador Banzer como con su activa política de combatir el nacionalismo de izquierda de orientación estatal que había implantado su antecesor, Juan José Torres. En 1978, Banzer, presionado por cuatro mujeres de organizaciones sociales que, demandando la liberación de sus familiares mineros encarcelados, se declararon en huelga de hambre, a la cabeza de más de 1.000 huelguistas para exigir que se llamara a elecciones, lo cual el dictador hizo, renunció seis meses más tarde. Estos hechos históricos son representados literariamente en la novela Secretos de Estado: [S]e produjo un golpe de estado encabezado por el coronel Hugo Banzer Suarez, agregado militar en Washington durante el gobierno de Barrientos […] Gobernando en realidad para Washington, Banzer tuvo que continuar comprando lealtad interna con dólares americanos, desatando así una ola de corrupción generalizada entre las fuerzas armadas. […] Durante el último año [1978] del gobierno de Banzer empezaron a asomarse los delitos escondidos de su administración y hasta se le vinculó con el narcotráfico. […] Durante el tiempo de Banzer, la dea en realidad se dedicaba a encubrir el narcotráfico que financiaba a los militares. (Zambrana, 2010: 144, 165, 169, 186, cursivas en el original)

Exilio, encarcelamiento, asesinato de sus oponentes políticos, vínculos con el narcotráfico y corrupción son nefastas formas de gobierno que pusieron en práctica los dos dictadores militares: Hugo Banzer (1971-78) y Luis García Meza (1980-81). De hecho, ambos dictadores contrajeron las deudas externas más altas que haya tenido Bolivia en su historia. Durante el golpe de Estado de García Meza, en 1980, se efectuó el asalto militar a la Central Obrera Boliviana (cob), en el que fue asesinado el líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz (1931-1980),13 quien había sido el principal promotor de un juicio que el Congreso Nacional de Bolivia intentaba llevar a cabo en contra de Banzer por crímenes de lesa humanidad cometidos bajo su dictadura. El dictador Meza prohibió asociaciones sindicales, empresariales, profesionales, de trabajadores y de los partidos políticos, e inició grandes negocios con cárteles del narcotráfico boliviano y latinoamericano, estableciendo, durante la década del 80 en Bolivia, lo que analistas políticos nacionales y extranjeros han llamado “Estado narco-militar” o “The Cocaine Coup”. En la novela Con la llanta pinchada de José Antonio Gil Quiroga, el narrador exmilitar relata detalladamente (2005: 2, 18, 60, 98, 125, 126, 128-137) su versión 13

Para obtener un conocimiento profundo sobre la vida, obra y gestión política y el asesinato del conocido líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, consúltese el libro Marcelo Quiroga Santa Cruz. El socialismo vivido (2008) de Hugo Rodas Morales.

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“sobre la muerte y posterior desaparición de los restos del líder político Marcelo Quiroga de Santa Cruz, hecho que sucedió en julio de 1980 y que vergonzosamente hasta hoy no ha sido resuelto…” (128). Tanto el narrador de la novela Con la llanta pinchada como el narrador de Secretos de Estado atribuyen el asesinato de Quiroga Santa Cruz a un contingente del Ejército que cumplió la orden de asesinato dada por el general Meza (Zambrana, 2010: 187 y 34, 142-43, 194). En su novela, el ex general novelista, después de responsabilizar a miembros de las Fuerzas Armadas por el asesinato de Quiroga Santa Cruz, menciona a los militares responsables de quemar clandestinamente el cadáver del líder político socialista y de enterrar ocultamente sus restos (Gil Quiroga, 2005: 128-137). Por estar este crimen político todavía en curso de investigación policial en Bolivia y por existir actualmente diversas razones y versiones (humanitarias y políticas) no cito la versión literaria del ex general novelista sobre dicho asesinato, sino más bien examino en la novela Con la llanta pinchada la construcción narrativa del silencio oficial o el silenciamiento estratégico-político tejido alrededor del nefasto homicidio de Quiroga Santa Cruz, cometido durante la dictadura de García Meza: —Está bien, concede el general. Podemos hablar del tema [asesinato de Quiroga Santa Cruz], pero no sé de qué servirá… Como dije anteriormente, lo que pueda decir hoy ya se lo conté al actual Ministro de Defensa del presidente [Carlos D.] Mesa, el general Arredondo, en 1997, cuando éste era jefe de Operaciones del Ejército. El año 99 se lo expuse a los ministros de Defensa Kieffer, primero, y Crespo, después, luego a los generales comandantes del Ejército Saavedra y Anaya, con el mismo resultado en todos los casos: un simple y casi encubridor “gracias coronel, vamos a procesar esa información”. Deben seguir haciéndolo ya que nunca más me abordaron sobre el tema. […] —¿Qué grado de credibilidad se merecen estos relatos? –pregunta don Pepe. De no considerarlos confiables no los estuviera relatando. De todos modos creer o no creer en ellos está en cada quien los escuche. Poco o nada podemos hacer al respecto. Quienes sí pueden darle una solución definitiva, no quieren hacerlo. Con los datos disponibles se podría emprender una investigación menos estéril, como las que se han realizado ahora entorno a este asunto, y sobre todo se podrían establecer las responsabilidades concretas de quienes han perpetrado semejante crimen contra uno de los hombres más preclaros que produjo la República en los últimos tiempos. Entretanto, esto solo servirá, tal cual ya lo dije, como argumento para escribir una novela de suspenso y de misterio. (Gil Quiroga, 2005: 128, 137)

En verdad, no solo el hecho histórico (el asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz) ha sido convertido por el ex general novelista en una trama metaliteraria o en “una novela de suspenso y de misterio”, sino también el silencio oficial sobre el asesinato, por el que han optado algunos militares, se ha convertido en trama literaria en la novela Con la llanta pinchada de Gil Quiroga. Es de notar que la

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ambigüedad literaria creada por el narrador en dicha novela –al describir tanto el asesinato y sus correlatos como el silencio oficial de los militares tejido entorno al homicidio– le confiere, paradójicamente, al hecho histórico (asesinato) novelado una cierta aura de “credibilidad histórica”. Por lo tanto, la versión novelada de Gil Quiroga resulta tal vez más eficaz que otras versiones, registradas hasta ahora, sobre el asesinato de Quiroga Santa Cruz en textos históricos o expedientes policiales, fundamentados en la “realidad”. En conclusión, la dictadura de García Meza trajo una vasta corrupción en las Fuerzas Armadas que causó una profunda crisis económica, acentuada por la mala administración militar, por la caída del precio del estaño en 1982, por el aumento, sin precedentes, en la deuda externa, por el descenso de ingresos por exportaciones y, en fin, por una desmesurada inflación que será el inició de la hiperinflación que azotó al país en 1985. Esta profunda crisis política, económica y social, causante de la huelga general de la cob en 1982, llevará a Bolivia, a principios de la década del 80, al borde de una guerra civil que, afortunadamente, será disuelta con el advenimiento del régimen democrático de 1982, presidido por Hernán Siles Suazo.

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Bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente: Democracia y economía en crisis, neoliberalismo y movimientos sociales Nelson González Ortega

Nuevo orden democrático: Economía en crisis, neoliberalismo y movimientos sociales Habiendo analizado en el capítulo anterior la historia política, económica y sociocultural de Bolivia de 1920 a 1982 a través de novelas cuya trama cubría los principales hitos históricos de ese periodo, paso ahora, en el presente capítulo, a aplicar y expandir dicho análisis histórico-literario a novelas, cuentos y poemas contemporáneos, con el fin de sacar a la luz los procesos culturales mediante los cuales la historiografía boliviana de las últimas cuatro décadas (1982-2016) se transforma tanto en literatura como en mitología popular en el imaginario de un número creciente de bolivianos. Si bien es verdad que en 1982 se inicia en Bolivia un periodo de relativa estabilidad democrática, ausente de dictaduras militares, que se prolongará hasta el presente, no es menos cierto que estas tres últimas décadas han traído grandes conflictos socioeconómicos que, al tratar de ser resueltos democráticamente, las más de las veces, han generado transformaciones en la sociedad y desafíos políticos sin precedentes en la historia boliviana. Hernán Siles Suazo y Víctor Paz Estenssoro, fundadores de la Revolución de 1952, formaron en 1979 una coalición de partidos de izquierda que llevó a Siles Suazo a ganar las elecciones de ese año. Pero, el golpe de Estado del general Alberto Natush Busch (1979) y la presidencia interina de Lydia Gueiler (197980) impidieron a Siles Suazo ser presidente sino hasta 1980. Así, ni el atentado terrorista de derecha que estalló por los aires el avión en el que iba a viajar Siles Suazo, que milagrosamente se salvó, ni tampoco el golpe de Estado y la sanguinaria dictadura de García Meza (1980-81) pudo impedir que fuera designado presidente [67]

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por el Congreso Nacional en 1982, el cual validó las elecciones que había ganado en 1980. Bolivia retorna entonces a la democracia en 1982, bajo la presidencia del antiguo líder del mnr, Siles Suazo, que gobernó hasta 1985. Posteriormente, Víctor Paz Estenssoro, el otro antiguo líder del mnr, fue elegido presidente, iniciando su cuarto mandato presidencial (1985-1989). Paz Estenssoro se propuso controlar la hiperinflación que sufría Bolivia en la década del 80 y, por eso, nombró a Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni) como su ministro de Planeamiento, para que él aplicara las draconianas medidas del “neoliberalismo económico” (Taylor, 2009: 137-61), conocidas como “terapia del shock”. Paz Estenssoro y su ministro de Planeamiento –a través de la controvertida aplicación de medidas económicas neoliberales–, si bien redujeron la hiperinflación a índices macroeconómicos manejables, sentando las bases para el reingreso definitivo de Bolivia en la economía de mercado, también hicieron pagar a obreros, campesinos, clases medias empobrecidas y sectores populares un alto precio por ello. Por lo tanto, el proyecto político de la Revolución de 1952 (cf. capítulo dos de González Ortega) y su parcial implementación hasta 1964 fue relegado gradualmente por los gobiernos de izquierda y de derecha hasta que se anuló definitivamente a partir de 1985, cuando, paradójicamente, el mismo jefe del mnr, Paz Estenssoro –y su ministro de Planeamiento, Gonzalo Sánchez de Lozada (1985-89)–, promulgó, el 29 de agosto, el Decreto Supremo 21060 que anulaba definitivamente el proyecto socialista-estatal del mnr y lo reemplazaba por una serie de medidas económicas neoliberales que fueron conocidas en el extranjero y en Bolivia como “terapia del shock”.1 En economía, el término “terapia de shock” (Shock Therapy) fue acuñado y usado por el economista Jeffrey Sachs que refinó el concepto “política de shock” (Shock Policy), creado por el máximo representante del neoliberalismo económico Milton Friedman y su célebre escuela de Chicago. El concepto “terapia de shock”, en referencia al liberalismo económico, implica la liberación repentina de los precios y controles de divisas, la suspensión de los subsidios estatales y la liberación inmediata del comercio dentro de un país. Generalmente, también incluye la privatización a gran escala de capital (“activos”) de propiedad pública. El concepto se difundió internacionalmente cuando, a instancias del Banco Mundial, el ministro 1

En el capítulo 11, nota 21, Carlos D. Mesa Gisbert informa que: “Parte de la ‘leyenda urbana’ sobre el 21060 es que su gestor fue [Jeffrey] Sachs. En realidad los autores de la estructura del decreto fueron Sánchez de Lozada y Juan Careaga (que venía de filas de adn), junto a un equipo de técnicos bolivianos y argentinos (para el tema específico de la reforma tributaria). Una vez terminado el texto, Sachs lo conoció, dio opinión y algunas sugerencias complementarias. Testimonio de Francisco Muñoz, co-redactor de la parte tributaria del Decreto, al autor el 15 de diciembre de 2011 cuando verificaba datos para la nueva edición de su Historia de Bolivia”. El origen, contenido y establecimiento del Decreto 21060 se comenta más adelante en este capítulo.

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Sánchez de Lozada (1986) utilizó el modelo del economista Sachs para reducir la hiperinflación sufrida por Bolivia en 1985. El Decreto 21060, promulgado el 29 de agosto de 1985, incluyó drásticas medidas económicas como: permitir que el peso boliviano flotara frente al dólar; quitar los controles de precios y suspender las subvenciones dadas al sector público; eliminar las dos terceras partes de los empleados de las compañías estatales de estaño y petróleo; congelar el sueldo de los empleados restantes y de los trabajadores del sector público; liberar los aranceles de importación mediante la imposición de un arancel uniforme del 20%; y detener el pago de la deuda externa en virtud de un acuerdo negociado con el Fondo Monetario Internacional (fmi). Si bien es verdad que la terapia de shock logró reducir la hiperinflación de la macroeconomía de Bolivia a índices macroeconómicos controlables y, por ello, se hizo famosa mundialmente como panacea económica exitosa del neoliberalismo, también es cierto que a nivel microeconómico fue un desastre para la mayoría de bolivianos, porque los redujo a la pobreza y pauperización crónicas, como lo consideran, en el siglo xxi, analistas de política económica boliviana: En 16 años de neoliberalismo los trabajadores del área rural disminuyeron de 73.000 a 64.000; mientras que los cuentapropistas aumentaron de 430.000 a 447.000. En las ciudades el trabajo informal creció del 60% al 68%. […] En síntesis, en 16 años de implementación, el neoliberalismo empobreció a jóvenes obreros, indígenas, campesinos, artesanos, comerciantes, regiones, cocaleros, estudiantes y profesionales. Aumentó el número de desocupados y vía Capitalización transfirió el excedente económico a las empresas transnacionales, ensanchando la masa de depauperados como expresión de un nuevo régimen de tipo colonial. La nación y el estado bolivianos se convirtieron en exportadores de riqueza y trabajo vivo a los países más ricos del mundo. (Orgáz García, 2004: 247-248)

Los efectos del neoliberalismo (negativos para unos y positivos para otros) son representados en diversos textos literarios bolivianos escritos a partir del año 2000, entre ellos, las novelas Secretos de Estado, de Zambrana, y Palacio Quemado, de Paz Soldán. El narrador de Zambrana se refiere a la crisis económica de Bolivia en la década del 80 y al establecimiento del neoliberalismo estatal: El país estaba sumido en una de las peores crisis económicas de su historia y se había generado el consenso de que el gobierno de la izquierda había sido un fracaso. Así se entendió la gestión de Siles al ser juzgado por los efectos de la crisis económica, aunque muy pocos se detuvieron a investigar sus orígenes. […] La solución a la crisis boliviana llegó por tanto de Estados Unidos y se plasmó en un famoso decreto [Decreto Supremo 21060] que cambiaba el modelo económico de capitalismo de Estado a capitalismo neoliberal, promovido por el ministro de planeamiento y coordinación, Gonzalo Sánchez de Lozada […]

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La llamada “Terapia de Shock” estabilizó de inmediato la economía del país. El modelo había sido diseñado por Jeffrey Sacks, de la Universidad de Harward y pasó, por lo tanto, a estudiarse alrededor del mundo como el más brillante y novedoso en materia económica. Lo que nadie recordó, sin embargo, fue que el control de la inflación como el del déficit fiscal se apoyaron en gran medida sobre la espalda del pueblo, porque los trabajadores estaban con sus salarios congelados y el costo de la vida aumentó en un 150%. (2010: 197, 198, 199 y 200, cursivas en el original)

Asimismo, el narrador y los personajes de la novela Palacio Quemado de Paz Soldán opinan sobre la crisis económica de fines del siglo xx y de su supuesta solución: “Ah, las medidas del shock son en verdad un shock, se acabó la inflación pero tampoco hay bolsillo que aguante” […] [E]l neoliberalismo que Nano [apodo de Canedo, representación literaria de Gonzalo Sánchez de Lozada] […] acogió con fervor durante su primer gobierno [1985-89] y a la que seguía venerando en los primeros meses del segundo [2002-2003] […] —Las transnacionales que descubrieron el gas desde la apertura de la economía que yo [Nano-Goni] inicié cuando era ministro [1985-89] […] Yo cambié todo. Lo que se movía, lo cambiaba. Reforma educativa, participación popular, Ley de tierras, Bonosol. Irónico, soy el máximo representante del neoliberalismo aunque la mayoría de mis reformas no fueran económicos.2 Y nuestro neoliberalismo… Se quejan cuando en realidad no hubo suficiente neoliberalismo. (2007: 22, 128-29, 145, 251, 252).

Estas descripciones literarias de los efectos del neoliberalismo económico en Bolivia a fines del siglo xx, aunque incluyen perspectivas positivas de la derecha boliviana y del personaje-presidente (Nano-Goni) representados en las novelas de Zambrana y Paz Soldán, inducen al lector a investigar más sobre cómo respondió a la crisis económica y al neoliberalismo estatal esa “masa de depauperados bolivianos que se convirtieron en exportadores de riqueza y trabajo vivo a los países más ricos del mundo” (Orgáz García, 2004: 248). La respuesta sociopolítica a las exigentes medidas del neoliberalismo finisecular por parte de campesinos, mineros, obreros (incluido el amplio grupo de trabajadores informales) y personas empobrecidas de la clase media no fue otra que la voluntad política de estas masas indignadas de agruparse en organizaciones sociales y/o en grandes movilizaciones­ 2

La frase “reformas económicos”, en este contexto literario, no es un error tipográfico, tampoco es un error gramatical de concordancia entre el sustantivo y el adjetivo, más bien se trata de una interferencia lingüística del inglés en el español hablado por el personaje presidente Canedo (Goni) de la novela Palacio Quemado de Paz Soldán. El autor busca una caracterización fiel de su personaje basado en la persona real del presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, cuyo primer idioma era el inglés: “Nano Canedo (Goni) ya había sido presidente una vez, a mediados de la década anterior. Había pasado su infancia y su adolescencia en Estados Unidos y nunca se le había podido quitar el acento gringo cuando hablaba castellano” (Paz Soldán, 2007: 37).

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que protestaban en contra de la injusticia socioeconómica que sufrían, como quedó demostrado en las diversas “Marchas por la Vida”, realizadas en Bolivia desde 1986. Dada esta situación conflictiva, la relativa seguridad de agrupación que garantizaba la institucionalidad democrático-electoral establecida en 1978 y el paulatino desgaste del sistema de partidos y sus programas fueron políticamente canalizados en la gestación y establecimiento institucional del Movimiento Al Socialismo (mas).

El Movimiento Al Socialismo (mas): Origen de un movimiento político y su conversión en un partido que lleva a Evo Morales a la presidencia En la meticulosa investigación “Bolivia indígena y campesina. Una larga marcha para liberar sus territorios y un contexto para el gobierno de Evo Morales (2006 al presente)”, el antropólogo Pablo Regalski y el grupo de investigación a que pertenece plantean que la situación que atraviesa Bolivia desde el año 2000 es el resultado de tres procesos históricos que se gestaron y empezaron a desarrollarse en las dos últimas décadas del siglo xx: [E]lprimero vinculado a la emergencia de los pueblos indígenas, sus organizaciones y su lucha por territorios y autonomía desde los años 80, el segundo la organización hacia 1995 del instrumento político de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb) que luego deriva en el mas […]. El tercero […]  la territorialización de los movimientos sociales y la […] territorialización de la reacción burguesa, en el marco de la globalización y una profunda crisis de los estados nación. (Regalski, 2003)

El examen del texto completo de Pablo Regalski es indispensable, precisamente, para poner en contexto la profunda implicación que ha tenido el mas en el gobierno de Evo Morales y en la sociedad boliviana del siglo xxi. Sin embargo, por falta de espacio y por el hecho de que en la gestación y desarrollo del mas convergen los otros dos procesos históricos señalados por Regalski, solo expondré aquí los argumentos del antropólogo boliviano sobre el importante papel que ha tenido el mas en el surgimiento, en Bolivia, de un pueblo movilizado y, a la vez, confrontado políticamente y que apuesta por un proyecto de nación más democrático: [L]a historia del mas […] se inicia bajo el nombre de “Instrumento Político Tierra Territorio” en el Congreso de la csutcb que se lleva a cabo en Santa Cruz en marzo de 1995. […] La decisión que el Congreso de Santa Cruz toma, de organizar el Instrumento Político Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (asp) y buscar personería jurídica

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para participar en las elecciones municipales de diciembre de 1995, es a todas luces una decisión defensiva, para evitar que los partidos políticos “tradicionales” se hagan fuertes en el nuevo escenario municipal rural y lleguen a controlar el espacio de las comunidades. El asp [en] acuerdo político con la Izquierda Unida […] consigue triunfos en 14 municipios […] Tres de esas secciones municipales son en el Chapare, […]: la mayor de ellas, la ftctc (Fuerza de Tarea Conjunta – Trabajadores Cocaleros), afiliada a la csutcb, es el espacio donde crece Evo Morales […] Los sindicatos del Chapare reúnen características de los sindicatos campesinos de tierras altas en el sentido que controlan el acceso a la tierra, pero a la vez difieren en que mantienen una íntima conexión con el mercado a través de la producción de coca y frutos tropicales. […] Las Federaciones cocaleras, que tan a menudo han recurrido a los bloqueos de carreteras y que pusieron en jaque a la capacidad del estado de garantizar el libre tránsito en su territorio, sin embargo no tuvieron nunca una política territorial. Peor aún, cuando la ley inra abre un espacio para establecer cierta construcción territorial indígena como son las Tierras Comunitarias de Origen (tco), los cocaleros permanecieron cerradamente opuestos a esa provisión. Lo concebían como un relicto de los indios, y los indios en cierta medida eran una barrera que se oponía a la expansión de la coca y de los cultivos comerciales.[…] Por estas y otras razones, la asp conformada en el Congreso de la csutcb de Santa Cruz se fragmenta durante las elecciones de 1997, donde los cocaleros deciden hacer voto cruzado, evitando de esa manera que salga elegido el dirigente de la Federación de Campesinos fsutcc que representa a las comunidades andinas y en cambio sale elegido por primera vez Evo Morales como diputado. (Regalski, 2003)

Esta contextualización del origen del mas es necesaria para recrear el trasfondo histórico que contribuya a comprender en el contexto literario los siguientes puntos: a) las razones sociopolíticas implicadas en la rápida transformación de mineros en campesinos cocaleros por causa de su relocalización (1987) en las áreas del Chapare y El Alto;3 b) el debate sobre el cultivo y consumo cultural de la hoja de coca y la producción de cocaína por el narcotráfico nacional e internacional; c) la alta capacidad de organizarse, movilizarse, bloquear y paralizar al país usada por los cocaleros, como forma (arma) política eficaz para plantear y promover sus demandas sociopolíticas; d) la relación entre los cocaleros como base sociopolítica del mas y su avance de movimiento social a partido institucional del actual gobierno de Evo Morales;4 y e) la representación literaria de las experiencias 3 4

“What is fascinating and key to any understanding of recent Bolivian political and social change is how the cocalero movement and the Indian movement began to overlap and merge in the 1980’s” (Siekmeier, 2011: 168). Es pertinente la comparación que hace el historiador estadounidense James F. Siekmeier entre la Revolución de 1952, liderada por Víctor Paz Estenssoro y el mnr, y la revolución iniciada en 2006 por Evo Morales y el mas: “Morales’s rise to power is similar to that to the mnr in 1952 in some ways, and different from it in others. The mnr was a tenous coalition of leftists and moderates. Similarly, Morales’s Movimiento a [sic] Socialismo (mas, Movement Toward

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sociopolíticas vividas por bolivianos a fines del siglo xx, como participantes de movilizaciones sociales y víctimas de bloqueos urbanos y rurales. La “relocalización”,5 como medida político-económica neoliberal, fue adoptada por el gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985-89) como doble remedio para atacar la inflación y para parar la creciente radicalización política y voluntad de organización sindical mostrada por los mineros en sus regiones de producción y convivencia. El origen y los efectos de la relocalización han sido recreados literariamente en la novela Secretos de Estado, de Zambrana: Cuando el país [en el gobierno de Sánchez de Lozada] solicitó en forma urgente un préstamo al fondo monetario internacional para cubrir el bajón en el ingreso por las exportaciones, la respuesta fue un ofrecimiento por la mitad de lo solicitado, con la condición de que el gobierno cerrara, en forma definitiva, las minas más combativas del movimiento laboral […] Gran parte de los despedidos fueron relocalizados en las zonas bajas del país para convertirlos en agricultores. […] en poco tiempo un gran contingente de ellos se encontraba […] deambulando en el monte de las zonas fértiles del río Chapare, tratando de aprender a vivir del cultivo de la tierra. [Otros] prefirieron irse a buscar trabajo a la ciudad de La Paz para lo cual llegaron y se asentaron en la periferia, fundando así la ciudad de El Alto. El gobierno había logrado cerrarles las minas, pero no logró doblegarles el espíritu combativo, ni la capacidad para organizarse. […] Los mineros relocalizados en los valles del Chapare habían empezado a cultivar la hoja de coca, producto que, además de ser sagrado para ellos, había aumentado en su valor comercial, debido a la demanda generada por los fabricantes de cocaína. […] [Y]a desde hace muchos años antes del año 1981, tanto la cia como la dea habían sido corresponsables con las dictaduras derechistas [de Hugo Banzer y Luis García Meza] de la potenciación del Chapare como zona productora de la hoja de coca para el narcotráfico. En el año 1987 […] pasaron […] a llenarla de agentes encubiertos, satanizando a la hoja de coca como si fuese cocaína y culpando a los campesinos de la hoja como si ellos fuesen narcotraficantes. […] [L] os campesinos productores de la hoja de coca en el Chapare, resistieron tenazmente el embate norteamericano en un movimiento en el cual surgió la figura del líder Evo Morales. (2010: 202, 203, 204, 206, 218, cursivas en el original)

En este contexto histórico y literario hay que entender la siguiente recreación narrativa de Evo Morales como campesino-cocalero desconocido y perseguido

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Socialism) is comprised over a variety of groups. Some members of the mas coalition are mainly concerned with economic issues. Others, in particular Indian groups, see racial and ethnic issues as primary. Further, Morales’s rise to power has accentuated divisions within Bolivian society, just as the mnr’s rise to power in 1952 did” (Siekmeier, 2011: 176). Se llama “relocalización” a la promulgación en 1986, durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985-89), del Decreto Supremo 21237 por el cual se anuncia el despido y “retiro voluntario” de más de 25.000 mineros de las minas estatales de Bolivia y se les pide que se conviertan en campesinos y se “relocalicen” en otras regiones del país. La mayoría de los mineros despedidos emigran principalmente en las regiones de Chapare y El Alto. Para una noción más detallada sobre los efectos de la “relocalización” en Bolivia véase el artículo: “Tema de análisis: La ‘relocalización’ minera” (2011) de Jorge Espinoza Morales.

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por las fuerzas de la dea, como se narra en el cuento Pasó como un espíritu (2015), de la escritora boliviana Giovanna Rivero: Mientras el contacto con el agua tibia me relaja, hojeo el librito de la Doctrina [el ideario del mas]. Veo al Evo, antes de ser amauta y de ser jefe, de convertirse en este héroe […] y justo en ese momento, surcara el cielo un helicóptero de control y él se estremecerá, como en ese pasado injusto de hace quinientos años, cuando corría bajo las balas de la dea, oscuro y diminuto como una vinchuca letal. (2015: 125)

Por su parte, el narrador de Palacio Quemado, de Paz Soldán, registra literariamente aspectos tanto del conflicto social en El Alto y Chapare, y sus causas, como de las movilizaciones sociales de obreros y fabriles en La Paz y su relación con el surgimiento del mas, como movimiento aglutinador de varios grupos políticos de la sociedad boliviana de fines del siglo xx: Esa misma tarde me subí a un radiotaxi y fui al Alto […] Me bajé en la Avenida Juan Pablo ii. […] A los costados de la avenida se veían esas casas a medio construir y sin pintar que llamaban la atención de antropólogos y planificadores urbanos extranjeros […] Entré a un bar […] frente a mi mesa, un grupo de jóvenes coreaba insultos al gobierno entreguista […] En El Alto se vivía en la pobreza y se sentía el racismo de los capitalinos: buena parte de los familiares y amigos de esos jóvenes bajaban todas las mañanas a La Paz, a trabajar de porteros y sirvientas y niñeras, a vender frutas en los mercados y compacts piratas en las calles, a oficiar de plomeros de electricistas y choferes, y al atardecer volver a la planicie gélida donde tenían sus casas. A la vez, los alteños se hallaban cada vez más conscientes de su poder: sabían que, sin mucho esfuerzo, podían estrangular a la ciudad a sus pies. —Es la política del chas chas chas. Un chas, y les quitamos la luz. La planta abastecedora de energía eléctrica para La Paz se encontraba en El Alto. —Otro chas, y los dejamos sin gas. Y otro chas y les bloqueamos el aeropuerto. […] Nunca me terminé de acostumbrar a […] las protestas continuas con grupos descontentos con el gobierno desde maestros de escuela hasta fabriles y universitarios que paralizaban las calles [de La Paz] con pasmosa facilidad […] Me voy a unir al mas […] —Quiero estar con el pueblo. (2007: 202-204 y 265)

Tal vez, en la literatura o en la realidad: ¿nunca se podrá saber si la doctrina del mas hubiera existido y sobrevivido sin la figura de Evo Morales o si Evo Morales hubiera surgido como prominente líder sindical y presidente de Bolivia sin el apoyo del mas y, sobre todo, sin apoyo del “pueblo”? Pero ¿qué es o quiénes componen el llamado “pueblo”? Principalmente los grandes sectores de la sociedad boliviana: campesinos, mineros, obreros de fábricas,­trabajadores informales, transportistas, intelectuales, trabajadores de

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la salud y otros funcionarios del Estado.6 Es decir, personas de las clases media y media baja que habían sido gradualmente empobrecidas desde 1964, y cuya pobreza se agudizó con la implantación estatal de políticas neoliberales a partir de 1985: [L]a eliminación de la clase obrera fue un requisito para todos los gobiernos, desde Barrientos hasta Paz Estenssoro, que la concretó. […] Empero desde los años de 1985 hasta 2000 el neoliberalismo irá reconfigurando […] sujetos sociales con capacidad para enfrentarse al Estado. […] La explotación de la nación por potencias extranjeras, que la convirtieron en colonia y fuente incesante de acumulación, constituirá las bases nacionales para la articulación y las luchas para la liberación nacional popular en el país. […] Es decir, después de 16 años [1985-2000], lo nacional popular que el neoliberalismo creyó derrotar se reconstituirá intensamente en abril del año 2000. La guerra del agua del año 2000 pondrá en evidencia la tupackamarización del Estado por la capitalización […] la base de la rearticulación de lo nacional popular en Bolivia. (Orgáz García, 2004: 232, 33)

Serán pues estos sectores sociales empobrecidos y políticamente sometidos por los gobiernos de fines del siglo xx que se agruparán en organizaciones sindicales, participarán en frecuentes movilizaciones sociales y bloquearán las carreteras urbanas del país, como lo hicieron en la llamada “Guerra del Agua” del año 2000.

Causas y efectos de la Guerra del Agua y su representación en novelas bolivianas El conflicto social llamado “Guerra del Agua”, iniciado en Cochabamba en abril del año 2000, intensificó la confrontación de las dos Bolivias: la Bolivia del régimen político-administrativo de orientación económica socialista promovida por movimientos sociales y partidos políticos de centro-izquierda versus la Bolivia del régimen político-administrativo de orientación económica neoliberal de centro-derecha, apoyada por partidos de centro-derecha en alianza, a menudo, con empresas multinacionales y con los gobiernos republicanos de Estados Unidos. Por lo tanto, la Guerra del Agua acentuó la confrontación entre una Bolivia mayoritaria, pobre e indígena, y otra Bolivia minoritaria, oligárquica y 6

En la novela Palacio Quemado de Paz Soldán se problematiza el concepto de ‘pueblo’, según quién lo defina: “Yo no soy pueblo. El pueblo son los taxistas, los informales, los campesinos. Yo al menos tengo mi columna [en un periódico], puedo opinar”. “Una minoría radical de exaltados que se hacen llamar pueblo” (2007: 78 y 265). En la novela Con la llanta pinchada de José Antonio Gil Quiroga, se personaliza al pueblo en el personaje “Juan Pueblo” (2005: 26).

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transnacional.7 Tal confrontación, agudizada con las violentas protestas ciudadanas del año 2000, fue el motor que propulsó las profundas transformaciones de las estructuras tradicionales del poder político de Bolivia, que se consolidarán, en 2003, con la Guerra del Gas y el derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada; en 2005, con los movimientos sociales que llevaron a Evo Morales a ser elegido presidente y, en 2009, con la promulgación de la reforma de la Constitución de Bolivia (la Constituyente). Por consiguiente, es necesario precisar que la nación y el Estado bolivianos entran en el siglo xxi en un estado de completo desequilibrio económico, político y social, provocado, en gran medida, por la aplicación de políticas macroeconómicas neoliberales (1985-2000) en un país que había experimentado a fines del siglo xx grandes tensiones sociales, causadas por una marcada desigualdad económica, por una profunda inequidad social, por una injusta exclusión de los indígenas de 7

Tanto el concepto de ‘las dos Bolivias’ como el principio político de “considerar a los indios como sujeto político central de la Revolución de Bolivia 1952” fueron tesis del pensador indigenista Fausto Reinaga, que Felipe Quispe, dirigente indigenista, articuló como tesis ideológicas centrales del katarismo, partido político indigenista fundado por Quispe en 1968 (cf. capítulo 13 de Camacho Salgado y González Ortega). El partido katarista, liderado por Quispe, desarrolló acciones políticas militantes como la toma de instalaciones estatales y el bloqueo de carreteras, durante la Guerra del Agua de 2000, la Guerra del Gas de 2003 y durante las oleadas de protesta sucedidas a lo largo del año 2005; acciones políticas que propiciaron la elección de Evo Morales Ayma como presidente de Bolivia en el mismo año. En palabras de Marwan Tahbub, investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia (cedib): “La historia de Bolivia es la de la permanente pugna entre unas élites minoritarias aliadas siempre con el poder exterior, contra una mayoría de población fundamentalmente originaria (sea rural o urbana). El eje de la pugna es un país subdesarrollado pero rico en recursos naturales (minería y petróleo entre otros), es el modo de producir y/o extraer estos recursos, así como su modelo de distribución de la renta. Es la pugna entre un modelo u otro de desarrollo, el liberal (exógeno) de las transnacionales o el nacionalista (endógeno) de los bolivianos” (Tahbub, 2008: 28). Valga señalar que la división ideológica que se desarrolló en Bolivia en el siglo xx entre la izquierda nacionalista y la derecha extranjerizante está ligada a la división etno-social entre una Bolivia blanca-criolla minoritaria (élite), que ha dominado la esfera económica, política y social en grado decreciente hasta la actualidad, y una Bolivia indígena que ha sido, desde la Colonia hasta 1952 y, en menor medida, hasta fines del siglo xx, privada por la élite de participar ampliamente en la política y la economía del país. Por lo común, los mestizos bolivianos se han alineado políticamente a uno de estos dos grupos etno-sociales, dependiendo de la coyuntura política y/o de sus propios intereses económicos. Víctor Paz Estenssoro, líder del mnr durante más de medio siglo, matiza esta oposición etnocultural y político-económica ya en 1942, cuando declara: “afirmamos nuestra fe en el poder de la raza indu-mestiza, en la solidaridad de los bolivianos, para defender el interés colectivo y el bien común antes que el individual” (Paz Estenssoro citado en Cuadros Quiroga, 2002: 94). No obstante: “muchos indígenas bolivianos, en contraste con los mestizos, europeos y norteamericanos que tienden al individualismo, se ven a sí mismos, primero y en la mayoría de los casos, como parte de una comunidad específica, y después, como individuos” (Siekmeier, 2011: 145, mi traducción).

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las esferas del poder y por la realización de grandes movilizaciones sociales que lucharon por la reivindicación social, étnica y popular. En medio de esta crisis social boliviana, el Banco Mundial, siguiendo normas neoliberales del mercado, advierte al general Hugo Banzer, exdictador boliviano, re-elegido ahora democráticamente para el periodo presidencial de 1997-2001, que “si no privatizaba el suministro de agua en el departamento de Cochabamba, el Banco Mundial retendría 600 millones de dólares en la tan necesitada disminución de la deuda externa de Bolivia” (Siekmeier, 2011: 173, mi traducción). Ante esta presión económica externa, el gobierno boliviano promulgó la Ley 2029 que autorizaba la firma, en 1999, de un contrato leonino de provisión de agua con la empresa norteamericana de ingeniería Bechtel, que formó un consorcio multinacional llamado Aguas del Tunari, compuesto por la empresa norteamericana Edison, el consorcio español Abengoa s.a. y las empresas bolivianas A. Petricevich y S. Doria Medina. Aguas del Tunari aumentó el precio de suministro de agua en un 50%. Como consecuencia, en abril de 2000, empezó una oleada de protestas populares en Cochabamba y el resto del país, liderada por un grupo cívico llamado “Coordinadora del Agua”, que exigió al gobierno de Banzer cancelar el contrato con Aguas del Tunari. Las protestas y las exigencias de los manifestantes se ampliaron y se reprodujeron en todo el país: los maestros de las escuelas públicas en zonas rurales entraron en huelga para reclamar el aumento de sus salarios; en La Paz, los estudiantes se enfrentaron al Ejército; y en varios puntos del país, la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb) organizó bloqueos de caminos. El gobierno decretó el Estado de sitio. La Policía, bajo órdenes del mayor David Vargas, se amotinó en La Paz para pedir mejor salario y el enfrentamiento armado produjo muchas muertes y centenares de heridos, lo cual debilitó seriamente al gobierno. La Guerra del Agua llevó a la economía nacional al colapso, obligando al presidente Banzer a terminar el contrato Bechtel-Aguas del Tunari. En efecto, en septiembre de 2000: Los campesinos en La Paz y los productores de la [hoja] coca en el Chapare protagonizaron violentos bloqueos de caminos que paralizaron durante tres semanas el eje troncal del país, estrangulando las principales ciudades, produciendo desabastecimiento y gigantescas pérdidas económicas al aparato exportador. Los cocaleros pedían que se detuviese la erradicación de coca, objetivo que no lograron. En el Altiplano surgió la figura de Felipe Quispe, secretario ejecutivo de la csutcb [Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia], que obligó al gobierno a negociar un pliego muy duro que fue aceptado prácticamente en su totalidad. En esos días murieron 18 personas y resultaron heridos más de un centenar. Fue el peor momento de todo el gobierno de Banzer que superó a duras penas otra crisis que marcó el final de cualquier posibilidad de revertir la situación económica y social general. (Mesa Gisbert, 2012: 671)

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Por haber atraído la atención, a nivel nacional e internacional, de movimientos en contra del capitalismo global y de la corrupción que involucró al Estado boliviano, a compañías transnacionales y a organismos financieros mundiales, los hechos políticos y sociales sucedidos durante la Guerra del Agua de 2000 han sido tratados ampliamente no solo en libros de historia y de economía política, sino también han sido incorporados a la novela histórica y testimonial, al cine contemporáneo europeo y a la música moderna latinoamericana.8 El tema de la Guerra del Agua se desarrolla ampliamente en la novela Con la llanta pinchada (2005) de José Antonio Gil Quiroga, en la que un general del Ejército boliviano, que actúa como narrador, emplea más de la mitad del relato para culpar a los responsables de las protestas violentas y trágicas ocurridas del 9 al 12 de abril de 2000, abriendo “un Proceso bajo las siguientes bases”:9 Un representante del pueblo que será el Presidente del Tribunal que juzga y otro el fiscal que acusa. El jurado estará compuesto por aquellos personajes dignos que lucharon por el bienestar y la libertad de los hijos de esta tierra […] Y tú general, serás el testigo (de cargo y descargo, según la situación), así como el narrador de los hechos para que el Jurado y el Presidente del Tribunal puedan decidir. Tu asesor legal y moral será el Ángel de la guarda […] El público estará representado por todos los ciudadanos que deseen enterarse de los hechos… […] Diga usted, continúa el fiscal, ¿cuál es la responsabilidad de don Juan Pueblo en los hechos de vandalismo ocurridos en abril de 2000?, ya que se lo acusa de destrucción irresponsable, robo a comercios, oficinas públicas y privadas, asalto a cuarteles militares y policiales, incitación a la violencia y otras calamidades… —Señor Presidente, responsabilidad, ¡ninguna!, ya que al pueblo no se juzga, al pueblo se obedece. […] —Diga usted, ¿a quién obedecía don Juan Pueblo? –interroga el fiscal. —Como la mayoría de las veces, esta vez también obedecía a sus frustraciones de promesas incumplidas y al estómago vacío de sus hijos… […] —Muy bien, gracias, eso es todo. Ahora le toca al Jurado analizar y dar su fallo. (2005: 19, 29-30)

Es evidente que en la novela de Gil Quiroga, tanto el narrador-testigo de “los hechos de vandalismo ocurridos en abril de 2000” durante la Guerra del Agua como el público, simbolizado por don Juan Pueblo, se adhieren irrevocablemente a la perspectiva de los bolivianos pobres y no a la perspectiva opresora gubernamental. 8

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La Guerra del Agua ha sido tema central de la canción de protesta “Latinoamérica” (2011), escrita por Rafael Ignacio Arcaute, Eduardo Cabra y René Pérez, e interpretada por el grupo Calle 13 en el álbum Entren los que quieran. Además, ha sido tema de la película hispanoestadounidense También la lluvia (2010), de Icíar Bollaín. La novela Con la llanta pinchada (2005), de Gil Quiroga, se estructura alrededor de la narración intercalada de la Guerra del Agua que aparece de principio a fin en las páginas: 9, 16, 19-20, 24-31, 34-44, 46-55, 62-73, 75-81, 85-90, 91-94, 103-113, 115-119, 127-128, 144-146.

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Con la Guerra del Agua y con los disturbios masivos de septiembre del mismo año organizados por los campesinos de La Paz y por los productores de coca en Chapare y, sobre todo, con la Guerra del Gas de 2003, desaparece en Bolivia el antiguo régimen conservador-oligárquico de orientación neoliberal.

La Guerra del Gas, las movilizaciones sociales y los sangrientos enfrentamientos armados entre el Ejército y bolivianos en el siglo xxi Cuando Gonzalo Sánchez de Lozada asume la presidencia de Bolivia por segunda vez en el año 2002, encuentra al país en una profunda crisis social, económica y política que había heredado de gobiernos anteriores y de la cual él había sido también responsable por haber sido el introductor de políticas neoliberales que habían sido exitosas a nivel macroeconómico, pero desastrosas a nivel microeconómico. Así que en los 14 meses que Sánchez de Lozada fue presidente (6 de agosto de 2002-17 de octubre de 2003) tuvo que enfrentar frecuentes crisis políticas y sangrientos conflictos sociales que dejaron centenares de muertos y miles de heridos. La novela Palacio Quemado (2007) de Paz Soldán está estructurada alrededor tanto de la llamada “Guerra del Gas” (septiembre-octubre, 2003) como de la figura del presidente Sánchez de Lozada (Goni), llamado aquí Canedo de la Tapia o Nano. Óscar, el narrador-historiador de la novela, describe los primeros meses de la presidencia de Sánchez de Lozada: Canedo de la Tapia [representación literaria del presidente Sánchez de Lozada, Goni] […] debió lidiar con numerosos frentes de batalla, que no dejaban de aumentar y complicarse semana a semana. En Tarija y Santa Cruz los Sin Tierra tomaban haciendas. En el Chapare los campesinos, productores de coca, se negaban a seguir con los planes de erradicación que el gobierno norteamericano exigía para que el país siguiera recibiendo asistencia económica. En La Paz, los políticos amenazaban con una huelga indefinida si no se les subía el sueldo. Y en todo el país, las manifestaciones en contra de la venta del gas aumentaban. Canedo veía naufragar sus planes en el congreso, falto de una mayoría parlamentaria que pudiera respaldarlo. […] [S]erá un gobierno muy débil [el de Goni], la oposición no lo dejará tranquilo. ¿Sabías que ya están formando la Coordinadora del Gas? Nano es un símbolo trasnochado, de cuando el neoliberalismo estaba en su auge [1985-2000]. Ahora [2002] que llegó la resaca le van a pasar la factura. (2007: 81 y 46)

De hecho, en menos de seis meses del mandato presidencial de Sánchez de Lozada se desencadenó la primera gran crisis de su gobierno, cuando promulgó una ley de impuesto sobre los salarios; ley que provocó violentas protestas,

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movilizaciones­sociales y bloqueos en carreteras en todo el país. En La Paz, la Policía, declarada en huelga, se unió a los manifestantes en violentos enfrentamientos armados con el Ejército, lo cual dejó más de 30 muertos y numerosos heridos. Estos sangrientos hechos fueron novelados en Palacio Quemado así: Un lunes por la noche a mediados de febrero [2003], Canedo de la Tapia dio un breve mensaje a la nación en el que hizo pública la nueva ley impositiva aprobada por el gabinete de ministros. […] A las tres de la tarde la central obrera lanzó un manifiesto de rechazo al gobierno. El edificio de la cob se hallaba a cinco cuadras de la plaza Murillo; mientras hablaba el secretario ejecutivo frente a las cámaras, se escuchaba de fondo los tableteos de las ametralladoras y gritos de repudio al presidente: Nano asesino, gringo asesino, te espera el farol. El Secretario dijo que ya se había enterado de varias muertes en El Alto, nuestra sangre les va a costar caro; anunció paro nacional para mañana, metió sus papeles en un maletín y salió a la calle. Algunos miembros del Comité Ejecutivo lo siguieron y comenzaron a marchar. ¡Fusil, metralla, el pueblo no se calla! Un periodista anunció que los enfrentamientos en la plaza Murillo ya habían dejado quince muertos, seis militares, dos policías y siete civiles. […] El presidente […] pidió a las Fuerzas Armadas y a la Policía nacional que se retiraran de la plaza Murillo y anunció la derogación del decreto de reforma impositiva. […] El país no se tranquilizó con el mensaje de Canedo. […] El jueves de huelga nacional y manifestaciones por todo el país, vi por televisión […] cómo maestros, estudiantes, campesinos, coreaban insultos al gobierno. […] Minutos después, francotiradores apostados en el techo del Banco Central disparaban a la multitud y la dispersaban. Vi cómo […] [u]n policía en Santa Cruz decía que sus jefes desconocían el acuerdo alcanzado por la Policía en La Paz y remataba: que el gringo yanqui de mierda se vaya a Washington. En Cochabamba, los campesinos productores de coca enarbolaban la bandera del mas y se enfrentaban a los militares. […] [E]l gobierno de Canedo de la Tapia que durante algunas horas se había tambaleado al borde del precipicio y solo esperaba el soplo fatal que lo derribara, logró sobrevivir. (2007: 155, 164-65, 167-69)

Efectivamente, Bolivia y el gobierno del presidente Sánchez de Lozada se sobrepusieron momentáneamente al fatal “febrero negro” del año 2003, pero la honda crisis sociopolítica y la depresión económica que afectaba, en especial, a trabajadores urbanos y a la población rural del país, no cesó. Más bien se agravó por la insistencia del gobierno de Sánchez de Lozada de culpar a los manifestantes de disrupción del orden público, así como de la destrucción de bienes públicos, desconociendo tanto las causas socioeconómicas y políticas subyacentes en las oleadas de protesta de febrero como la parte de culpa que el Ejército estatal había tenido en las muertes por supresión violenta durante dicho conflicto social.

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En la novela histórica Palacio Quemado, Óscar, el narrador-historiador que a la vez es el responsable de escribir los discursos del presidente Canedo, escenifica tales hechos históricos: [Óscar] había eliminado de los discursos de Canedo toda referencia a teorías conspiratorias para explicar los sucesos de febrero, y cualquier mención de los manifestantes como simples criminales que debían ser pasados a la justicia ordinaria. Le pedí que […] [h]abía que adoptar una actitud más conmovida e identificatoria con las penurias del pueblo. Canedo asentía cuando se lo decía, pero en ningún momento descartaba la existencia de una vasta conspiración de izquierda para derrocarlo. […] Encendí el televisor, Remigio Jiménez [representación literaria de Evo Morales] decía a las puertas del edificio del Congreso que habían pasado dos meses de los sucesos de febrero negro y el gobierno no había pasado a los culpables a la justicia ordinaria. Agitaba las manos, amenazaba con organizar marchas por todo el país, paralizarlo, llegado el caso. (Ibid: 191, 223-24)

En septiembre de ese mismo año (2003), el descontento social recrudeció debido a que el Poder Ejecutivo del gobierno de Sánchez de Lozada decidió, en secreto, exportar gas, principal recurso natural del país, a México y a Estados Unidos a través de un puerto chileno, lo cual nunca fue oficialmente desmentido por el presidente ni sus ministros. Esta decisión gubernamental (verdadera o falsa) desató una gran furia ciudadana, por haber rememorado en los bolivianos de todas las clases sociales su eterna enemistad con Chile por pretender quitarle a Bolivia su acceso soberano al mar en la Guerra del Pacífico de 1879. En consecuencia, en septiembre y octubre del año 2003 se reiniciaron las movilizaciones sociales de protesta en todo el país y los manifestantes plantearon al Estado, entre otras, las siguientes exigencias políticas: a) obtener el derecho de influir, a través de un referendo, en las proyectadas políticas estatales de explotación y exportación del gas boliviano a Estados Unidos y a México vía Chile; b) el cese de la erradicación de la coca por el gobierno y sus fuerzas armadas; c) el cese de las represión militar violenta contra las huelgas; y d) la convocatoria gubernamental y ciudadana a efectuar una reforma constitucional (Constituyente) que incluyera políticas económicas que beneficiaran a todos los bolivianos. En la novela Secretos de Estado, de Zambrana, el personaje Emily West resume los sucesos escritos en el texto histórico intercalado en el capítulo viii, “La guerra del gas”, así: Sánchez de Lozada había gobernado ya poco más de un año y le había dado luz verde al contrato para la venta del gas firmado por el anterior gobierno con Pacific lng, la empresa que pretendía exportar el gas a México y a Estados Unidos. Sin embargo al intentar aprobar el contrato en el Congreso, la oposición había pedido conocer los

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detalles y de ese modo se había destapado la evidencia de que era un contrato leonino. Evo Morales lo había denunciado desde las gradas del Congreso como un horrendo crimen económico que había sido fraguado a espaldas del pueblo. Las organizaciones sociales se habían enardecido y habían marchado sobre la ciudad de La Paz. Gonzalo Sánchez de Lozada había ordenado la represión y se había desatado el infierno. […] [Emily y Brandon] volvieron a ponerle atención al televisor. […] Estaban informando sobre la proliferación de las movilizaciones en todo el país. Evo Morales había logrado un pacto con los otros dos líderes indígenas y, juntos, estaban trabajando en la adhesión de más sectores en todo el país. […] El conflicto se tornaba cada vez más violento porque el pueblo estaba enfurecido, volcándose a las calles ya no sólo en el departamento de La Paz, sino también en otras regiones del país. Estaba a punto de iniciarse el desenlace del conflicto: renunciaba el presidente [Sánchez de Lozada] cediendo ante la presión del pueblo, o resistía soltando a todo el Ejército a las calles y desatando el río de sangre. (2010: 221, 239-40)

De hecho, el presidente Sánchez de Lozada se negó a aceptar las peticiones básicas de ciudadanos y organizaciones sindicales y optó por responder a estas nuevas movilizaciones sociales de septiembre y octubre de 2003 con métodos viejos: la represión militar que cobró la vida a más de 77 personas y dejó un considerable número de heridos (Siekmeier, 2011: 176). Así describe el narrador-historiador de Palacio Quemado los últimos hechos de la presidencia del personaje presidente Canedo (Sánchez de Lozada), antes de que este renunciara: Circulaba el rumor de que el gobierno estaba dispuesto a vender a Chile todo el gas, no solo nuestras reservas, sino también el licuado, el que la gente utilizaba diaramente para cocinar […] Nano […] se mostró intransigente con los pedidos de la convocatoria a una Constituyente y a un referéndum para decidir el tema del gas […] La caravana [militar] se encontró con un bloqueo en Warisata. El Coyote [representación literaria de Carlos Sánchez Berzain, conocido como el Zorro, Ministro de Defensa Nacional (2003) de Gonzalo Sánchez de Lozada] desde el helicóptero pidió a los militares y a los policías que rompieran el bloqueo a la fuerza. Hubo disparos y gases, los campesinos respondieron con fusiles Mauser de la Guerra del Chaco. La resistencia hizo que las fuerzas combinadas del ejército y la policía irrumpieran en el pueblo en busca de los hombres; se allanaron casas, se decomisaron armas. Hubo dos soldados y cinco campesinos muertos, entre ellos Marlene Rojas, una niña de ocho años. Como represalia los seis caminos de ingreso y salida a La Paz fueron bloqueados, aislando por completo a la ciudad y desabasteciendo sus mercados. La cob anunció su huelga general indefinida […] El gobierno anunció la ruptura del diálogo con la oposición y anunció un plan de seguridad ante los saqueos a mercados y tiendas en La Paz. Así terminó septiembre, la prensa ya había bautizado el conflicto como la guerra del gas. […]

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A principios de octubre, El Alto inició un paro cívico indefinido y pidió la renuncia del presidente. […] Las fuerzas armadas habían anunciado que se mantenían leales al presidente. […] El país estaba militarizado, y se multiplicaban las movilizaciones y marchas, los paros y los bloqueos. […] El miércoles el gobierno [de Goni] cedió y se comprometió a convocar a un referéndum por el gas y a una Constituyente. Jiménez [representación literaria de Evo Morales] y la cob dijeron que era tarde y que ahora lo único que les haría deponer las medidas de presión sería la renuncia de Canedo. Seguían los bloqueos y los paros, las marchas y los saqueos. (2007: 226, 254, 274, 281, 285, 287, 290)

Estos violentos sucesos precipitaron tanto la caída y renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, el 17 de octubre de 2003, como su posterior huida a Estados Unidos. El narrador omnisciente de Secretos de Estado cita el último párrafo del texto histórico intercalado en la novela para referir el desenlace del conocido conflicto social, denominado la “Guerra del Gas” del año 2003, que, a partir de entonces, iniciará grandes cambios en la forma de percibir la política y de hacer política en Bolivia: Era ya entrada la noche y El Prado parecía estar más iluminado que nunca [en] la celebración. La gente se aglomeraba entorno a todo televisor que hubiera cerca: restaurantes, tiendas, y hasta casas particulares sirvieron para que los transeúntes pudieran acercarse por unos minutos a ver la noticia. Repetimos fuentes oficiales informaron que el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada [ha] partido hacía Santa Cruz, donde esperaría con más tranquilidad el vuelo internacional de media noche a Miami, para continuar luego a Washington, donde el depuesto presidente tiene su residencia permanente. Repetimos Gonzalo Sánchez de Lozada abandonó el país, dejándolo sumido en el caos y en la miseria. La lista de muertos alcanza a ochenta y tres y la de heridos a más de cuatrocientos. De último momento, se nos informa que el congreso ha aceptado su renuncia y que su vicepresidente [Carlos D. Mesa Gisbert] asumirá el cargo para terminar el mandato. (2010: 267-68, cursivas en el original)

Con la Guerra del Gas desaparece el antiguo régimen conservador-oligárquico de orientación neoliberal y empieza a configurarse, aunque todavía en forma violenta, un nuevo orden de organización política y social más inclusivo. En efecto, las cuatro demandas básicas (a-d) mencionadas anteriormente sobre la Guerra del Gas de septiembre y octubre de 2003 fueron exigidas, con más violencia, en la oleada de protestas del año 2005, en las que miles de campesinos, obreros, cocaleros, intelectuales y gente de clase media y de sectores populares se enfrentaron nuevamente al Estado republicano tradicional y lo derrumbaron para construir un nuevo régimen político, bajo el mando de Evo Morales, líder cocalero que fue elegido presidente de Bolivia en 2005. Las exigencias políticas

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más urgentes de la multitud que tomó las calles y las carreteras de Bolivia en 2005 fue la forja de un nuevo pacto sociopolítico entre ciudadanos y Estado, en forma de una Asamblea Constituyente y consensual que sirviera de base para la creación de una nueva Constitución nacional, la cual efectivamente fue promulgada en el año 2009 por Evo Morales y su gobierno, el mas. Este nuevo régimen popular surge gracias al creciente apoyo político de indígenas, mineros, campesinos productores de coca, la clase media y los sectores populares, liderados por sindicatos y partidos políticos, y culmina con la elección del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, en diciembre de 2005, y con el consecuente surgimiento del “Evismo” (Martínez, 2008) como un fenómeno popular en la Bolivia de hoy. Pero ¿quién es Evo Morales Ayma?: ¿un hombre político o un mito popular?

Figura y figuración literaria de Evo Morales Ayma: ¿Un discurso político neoindigenista y populista o un discurso social en busca de realización? Al comenzar el siglo xxi existen centenares de textos escritos de y sobre Evo Morales Ayma (1959), los cuales se han reproducido en forma de cartas, anécdotas, artículos periodísticos, comunicados políticos, fábulas y colecciones de cuentos y poesía, reproducidos a través de medios mecánicos, electrónicos, radiofónicos y cinematográficos. Semejante popularidad se puede atribuir tanto a la identidad indu-mestiza y al carisma popular y político de Morales Ayma, que apela a la curiosidad de sus seguidores, como a la exitosa imagen de “presidente indígena revolucionario, en contra de la globalización” que los medios de comunicación se han encargado de difundir a nivel mundial. Pero ¿quién es Evo Morales? No es mi intención aquí responder a esta compleja pregunta elaborando una detallada biografía de Morales, ni tampoco hacer un estudio meticuloso sobre su discurso político o su gestión gubernamental, tarea que ya han emprendido algunos intelectuales.10 Mi intención es menos ambiciosa y más afín al tema de este capítulo: se trata de presentar y comentar brevemente la representación ficcional de Evo Morales que aparece en textos literarios bolivianos y, sobre todo, examinar cómo su figura e identidad se han convertido en mito e historia popular. 10

Existen numerosas biografías de Evo Morales Ayma, entre las cuales destaca la escrita por el conocido periodista e historiador argentino Martín Sivak, Jefazo, retrato íntimo de Evo Morales (2008), una excelente investigación de la vida política de Morales y su implicación social. Además, está la escrita por Darwin Pinto, Un tal Evo. Biografía no autorizada del presidente Evo Morales (2007), la cual es de tono anecdótico.

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Asimismo, se examina su discurso político que comprende, entre otros temas, la opresión étnica y social de indígenas y pobres; su lucha por demostrar que la hoja de coca no es cocaína; su crítica a la sociedad occidental, al imperialismo, al neoliberalismo11 y a la globalización; su ambición de democracia comunitaria y participativa en Bolivia y hasta sus sueños de utopía social indigenista. Por lo tanto, se debe recurrir a novelas, cuentos y poemas bolivianos para que re-presenten (traigan del pasado al presente) la fascinante y controversial figura de Evo Morales. Así explica el narrador de Palacio Quemado la construcción de Evo en leyenda popular: Cuando llegó Remigio Jiménez [representación literaria de Evo Morales], los invitados, los mozos se le acercaron para verlo pasar y saludarlo; tenía las mejillas carnosas y el lacio pelo negro le cubría la frente […] Cuando sonreía se le notaba el oro en uno de sus incisivos. Jeans Wrangler, una chamarra azul Nautica, tenis Nike (¿no era que luchaba contra la globalización?, ‘son Nikes piratas’, me explicó uno de los diputados de su partido). ¿Era ese hombre que comía bocaditos y tenía un vaso de cerveza en la mano la misma persona que tan solo días atrás había proclamado la necesidad de “llevar la cultura occidental al paredón”? Su personalidad contradictoria nos tenía fascinados: un día aceptaba las reglas de juego del sistema democrático, organizaba un partido [el mas] con personería jurídica y era elegido al congreso; al día siguiente trizaba esa imagen y pedía a sus seguidores que bloquearan las carreteras del país y dinamitaran las estructuras “extrajerizantes” del sistema. […] [S]e propaló el rumor de que el dirigente cocalero se había acercado al sillón presidencial, lo había tocado y dicho que no era muy cómodo. —Con razón los k’aras [blancos o criollos de descendencia hispana] que se sientan aquí terminan estreñidos. Voy a pedirle a un amigo carpintero que me prepare uno mejor. ¿Había pronunciado esas frases? No importaba: a los pocos días de su visita al palacio, el pueblo creía que sí lo había hecho. Y eso importaba más que la verdad de lo ocurrido. (2007: 83-84, 86)

Construida la leyenda nacional de Evo Morales en la novela Palacio Quemado, el narrador de Secretos de Estado de Zambrana construye su leyenda internacional, citando partes de sus discursos políticos: “Vamos a seguir de pie, compañeros, luchando contra el abuso y la hipocresía del imperialismo que nos convierte a nosotros en culpables cuando todo el mundo sabe que son ellos, los ricos y protegidos, los que traen los químicos para convertir la sagrada hoja de coca en cocaína. Con 11

“Although Morales, to the chagrin of Washington leaders, challenged neoliberalism by raising taxes on foreign oil and gas concessions, he seems to have indicated that he will work with the United States” (Siekmeier, 2011: 177).

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ese dinero han financiado dictaduras en el pasado”, dijo [Evo Morales] con mucha convicción. Su provocativo discurso empezó a propagarse en el exterior hasta que su causa captó grandes simpatías alrededor del mundo, especialmente entre las organizaciones sociales defensoras de los derechos humanos y del indígena en particular. […] “El mercado libre nunca ha sido libre, en primer lugar por las millonarias subvenciones de los países ricos a sus industrias y en segundo lugar porque está manejado por grandes mafias corporativas, que desde muchas instituciones, promueven este neoliberalismo que no es más que un modelo económico diseñado para hacer dependientes a los países pobres e implantar una nueva forma de colonialismo”. […] [D]ijo al lanzar su candidatura a la presidencia. De inmediato su popularidad internacional se extendió como reguero de pólvora. En su país, por el contrario, no le resultó fácil convencer a todos los sectores sociales de que sus anteriores gobiernos habían sido traidores a la patria por someterse a los intereses imperialistas. (2010: 218, 219, cursivas en el original)

En la selección de relatos Para comerte mejor de Giovanna Rivero, obra escrita en Estados Unidos en 2015 y aún no distribuida en Bolivia, la narradora representa al indígena Evo Morales en una especie de Patriarca Imperial de los Andes pre-hispánicos, a quien vírgenes púberes le deben adoración. Estas vírgenes adolescentes, que ansían tener hijos de este semidios del altiplano, entregan voluntariamente sus jóvenes cuerpos a él como “ofrenda”, en un “ritual” semejante en algo a la operación clínica moderna de inseminación artificial: ¿[N]o te asusta lo que vimos? Ana, tu obsesión por Evo… […] Han dicho que Evo pasará por las carpas al amanecer, antes de llegar a la cabaña del cerrito, donde harán el ritual. […] En todos estos años solo he visto al Evo en estampitas y sellos. Ah, y en los hologramas, claro. […] —¿Sabes a qué hora viene el jefe? […] [P]or toda respuesta el chico me entrega un panfleto con la cara del héroe. En el panfleto, en letras rojas, se lee: “Y del ocaso renacerá”. […] [T]engo un panfleto entre las manos, ¿una prueba de amor? Lo acerco a mi pecho. […] —¿A qué hora es el registro? […] —¿Puede mostrarme los requisitos? […] Cumplo con casi todo lo requerido: mi edad [16 años], la regularidad de mis menstruaciones, la voluntad de la renuncia. […] Firmo en el fichero. […] En el casillero que pide la raza garabateo algo ilegible. […] —Ya estoy lista. […] —¿Estás en la mitad del ciclo? […] —Sí, justo en la mitad. […] —Eres híbrida, ¿no?, blanquita eres. […] ¿De veras quieres ser ofrenda? —Sí, a eso vengo. Sé lo que hago. También tengo derecho, ¿no? […] —La más joven trae un bañador con agua dorada. Debe ser manzanilla. Me ordenan quitarme la ropa interior y sentarme hasta que el agua se enfríe. […]

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Mientras el contacto con el agua tibia me relaja, hojeo el librito de la Doctrina [“El Cambio”]. Veo al Evo antes de ser Amauta y de ser jefe y de convertirse en este héroe cuya sangre deseo poseer […] Me imagino acostada a su lado, ¿cómo habrá de ser el ritual? Estoy segura de que tendré éxito. Soy joven y fértil, soy una verdadera creyente. Dicen que ninguna ofrenda se ha quedado más de dos noches. […] —Este es mi hijo –dice sin más la chola de ojos color miel. […] El niño tiene cuatro brazos. […] Deformidad he parido yo. […] —Como mi hijo hay otros… muchos… ¿No lo sabías, imilla blanquita? […] [M]e han ordenado mantener las cortinas cerradas […] Siento los pasos aproximándose. […] La Presencia se inclina sobre mí y de inmediato un calor eléctrico y veloz me sacude la pelvis […] Cierro los ojos. […] —¿Esto es todo? –pregunto, reclamo, no sé a quién, demasiado acostumbrada a los fantasmas de estos quinientos años de poder. Me toco el pubis, los labios vaginales, para constatar el pacto de mi concepción. Estoy seca […] no solo se trata de inseminación artificial, sino de una concepción telepática susceptible de fallas, fallas terribles en la imaginación, en la fe. La guagua cangrejo es eso, el miedo, la esclavitud, la deserción. […] —Ofrenda eres –dice de pronto […] la chola mayor. […] —¿Y Él? —Oh, Él –sonríe la chola como pensando ‘pobre estúpida imilla blanca, ¿acaso pretendías que Él se entregara? Él no es para los restos desesperados de tu raza’. […] Casi llega a parecerme desmesurada la tarea que le han encargado: la clamorosa continuidad del imperio. […] Cuando entra no hay suspiros. […] El Evo sonríe […] le ofrezco mi boca. Eso soy; una ofrenda total, un texto para escribirse, una promesa de sanación. […] El Evo me besa suave y todo es contradictorio. […] No quiero que el ritual acabe, aun cuando las entrañas comienzan a arderme mientras el Evo agita su pelvis incaica ciega la mirada, y no hay placer. Solo la avanzada milimétrica y constante. El infatigable trépano, la misión. […] Lo que no me habían dicho (la historia sorpresa diría Septimus) es que antes de acabar, él debe arrancarme los pezones para clausurar la leche futura. Tiene aún el izquierdo en la boca necrósica de caninos invenciblemente blancos cuando me debato entre defender el que queda o poner el resto, todo, en mi absoluto y joven sacrificio. (2015: 108, 109, 110, 116, 119, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129, 130, 131-32)

En el cuento, Regreso, incluido también en Para comerte mejor (2015: 134-41) de Rivero, la joven adolescente que se entregó en “ofrenda” en el ritual citado regresa a Bolivia después de años de ausencia y pregunta por su hijo, fruto del ritual, y recibe esta respuesta: “Al niño nunca lo intervinieron [quirúrgicamente]. Las mamitas vieron por conveniente dejarlo así, con los cuatro brazos” (138).

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Ya desde el título del cuento citado, Pasó como un espíritu, la narradora de Rivero construye el mito de Evo Morales como un “espíritu incaico”, un semidios que ha habitado “Tierra Imperial” indígena desde hace “quinientos años”, y a quien “le han encargado la clamorosa continuidad del imperio”, y ahora “Él” “del ocaso renacerá” (2015: 106, 116, 122, 130). Asimismo, es de observar que Ana, la púber ofrendada, no está obsesionada con el hombre real, Evo Morales, pues nunca lo ve de cuerpo entero, solo lo siente como una “Presencia”. Más bien, su profunda obsesión es con la historia popular, la “leyenda” de Evo Morales, así como con su imagen publicitaría omnipresente en “estampillas, sellos, hologramas” y “panfletos de la doctrina” (“El Cambio”). En términos de la psicología de la publicidad se puede afirmar que el personaje Ana “fue poseída” por “la imagen sublimada” de Evo Morales que ella misma tomó obsesivamente del discurso político popular propagandístico producido entorno al “jefe Evo”. Tal obsesión popular no por el hombre (homus politicus), sino por el mito (“Evo”), también se entrevé en algunos poemas de subido tono político apologético que rayan en el panfleto,12 y que, por tanto, distan mucho de la calidad artísticoliteraria que demuestran las novelas y cuentos citados anteriormente. Solo citaré aquí el poema Evo Pastor Presidente de Marta Juárez, que por ser una apología política al actual presidente de Bolivia abunda en tópicos sobre “hechos heroicos” de la política boliviana contemporánea en los que intervino Evo Morales, en su dimensión popular de héroe legendario y mítico:13 Evo Pastor Presidente (Marta Juárez)13 ¡Evo Pastor de llamas del Orinoca. […] ¡No te perdona La llamarada sindicalista […] ¡Evo minero, moreno Capitán del Ilimani! ¡No te perdona tu sangre de Tupac Katari la Bestia herida del Capital, ¡No te perdona el Águila imperial, […]

12

13

(Verso 1) (V 4) (V 8) (V 12) (V 13) (V 14) (V 15) (V 16) (V 17) (V 18)

¡No te perdonan, el cetro recuperado después de quinientos años resistentes! ¡No te perdonan  tu sombra, cóndor que se agiganta sobre los Andes y el continente! tu voz entre las Naciones, rugiente león defendiendo la Patria, los Derechos de la Madre Tierra la simiente plantada en Abya Yala la Nueva aurora!

(V 37) (V 38) (V 39) (V 40) (V 41) (V 42) (V 45) (V 46) (V 47)  (V 48)

¡No te perdonan, [...] que sigas siendo “El  Evo”,

(V 49) (V 55)

Me refiero, entre otros, a poemas como el que comento a continuación, Evo Pastor Presidente de Marta Juárez, y al poema He vuelto, de William Castillo Pérez, cuyos versos: “Ahora, ¡tiembla, eterno bárbaro conquistador! / tú, junto con tus descendientes: / ¡He regresado!, soy millones, como está sentenciado. / ¡Tomaré mis tierras; con sus templos, sus tótems, sus valores! / Regaré a mis hijos por mi tierra y adoptaré los tuyos. / Y les daré patria, socialismo y vida”, son de claro tono apologético, cercano al panfleto político. El poema completo de Juárez tiene 71 versos, aquí solo transcribo unos versos que enumero entre paréntesis.

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¡Evo cocalero, Escultor ilustre de la Utopía! ¡No te perdonan […] el grito americano de rebeldía, los salteadores, las Dinastías de usurpadores del Poder y la Tierra los negociantes del Agua viva, el gesto heroico, la gesta guerrera de tu hidalguía! ¡Evo Morales Presidente heredero del sueño del CHE de Bolivia libre gran combatiente!

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(V 23) (V 24)

nativo y auténtico! (V 56) ¡Te redimen Pastor Presidente,  (V 57) […]! (V 25) ¡Te quieren, te requieren (V 62) (V 28) tus mujeres mineras, (V 63) (V 29) ala y acero, dinamita y fusil, (V 64)  (V 65) (V 30) tus indios vestidos de arco iris, (V 66) (V 31) gestores del Buen Vivir, (V 67) (V 32)  campesinos en arado forjados, (V 33) en calamidades templados! (V 68) (V 69) (V 34) ¡Ellos te quieren Evo, (V 35) Gran Capitán del Ilimani, (V 70) (V 71) (V 36) Sangre de Tupac Katari!

En el poema de Marta Juárez se hace una cronología de los principales hitos y mitos de la historia y geografía boliviana y de los tópicos derivados de tal historiografía, que conforman el discurso político de Evo Morales. Ya en el título, Evo Pastor Presidente, se plantea una línea cronológica explícita que va desde su nacimiento en Orinoca y su trabajo de niño (pastor) hasta su profesión de adulto (presidente). En el primer verso “¡Evo Pastor de llamas del Orinoca!” se precisa y se refuerza metonímicamente dicha secuencia historiográfica, a través de la inclusión del nombre de pila (“Evo”) del niño pastor del poema que es el mismo nombre de pila con el que es llamado popularmente el conocido político ya adulto. El protagonista del poema se transforma de niño a adulto por medio del uso de la metonimia; la mención del lugar de su nacimiento, Orinoca (pueblo boliviano),14 dato geográfico explícito que rememora el dato histórico implícito de la fecha de su nacimiento, 1959; la precisión semántica de que es “pastor de llamas” (animal típico del altiplano andino) y no de ovejas, precisión que inmediatamente se acentúa al escribir “Pastor” con mayúsculas, lo cual invoca la metáfora religiosa de que “Evo” es también pastor de almas (andinas). Esta metáfora se refuerza tipográficamente mediante el uso de signos de admiración en el primer verso y en todo el poema. El verso “No te perdona”, intercalado a lo largo del poema, introduce la figura poética de la anáfora que, por funcionar como un estribillo de canción popular y aparecer en oposición al primer verso, “Evo Pastor Presidente”, establece la siguiente antítesis: Evo (yo = uno-singular) versus ellos (muchos-plural); antítesis que se refuerza tanto por el uso del verbo “perdonar” en la tercera persona del plural como por el uso del “No”, que como determinativo de negación acentúa lingüísticamente la oposición entre el “yo-mismo” sujeto-protagonista y ellos, los otros (objeto-personajes secundarios del poema). 14

Orinoca es la aldea donde nació el actual presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma (1959), se encuentra en el municipio de Andamarca de la provincia de Sud Carangas, en el departamento de Oruro.

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En síntesis, se puede afirmar que este breve análisis lingüístico y semántico del título y los dos versos mencionados evidencia la estructura poética de todo el poema, que ha sido elaborada en torno a tres tópicos interrelacionados. El primer tópico es la otredad etno-social entre un individuo (Evo-indígena) y un grupo (ellos-no indígenas), que conduce al segundo tópico, “la confrontación política”: “Evo” y los revolucionarios en contra de “ellos”, los reaccionarios. Esta oposición etno-social y política, por virtud de la anáfora en todo el poema, expone, implícita y explícitamente, relaciones de hegemonía versus subordinación étnica, social y política entre los protagonistas y los antagonistas representados en el poema de Juárez: los “indígenas revolucionarios que emergen de su perenne opresión” versus los “no-indígenas reaccionarios que se consumen en su tradición”. Este uso de la antítesis, que produce y reproduce los tópicos de la otredad y la confrontación, está estrechamente ligado a la inclusión de la enumeración. En efecto, en los versos citados, y a lo largo de todo el poema, aparece una lista o inventario de temas tanto de la historiografía de Bolivia y Latinoamérica como de la historia popular boliviana que la voz poética relaciona con los principales sucesos de la vida del protagonista, “Evo”, y su discurso político. He aquí la enumeración de subtemas articulado en el poema de Marta Juárez: a) Evo pastor de llamas y de almas andinas (título); b) Evo, presidente de Bolivia de 2006 al presente (título); c) Evo, niño minero nacido en Orinoca, aldea cerca de Oruro (v 1); d) el sindicalismo (v 8); e) el imperialismo (v 9, 11); f) el katarismo (v 15, 71); g) el capitalismo (v 16); h) Evo, campesino cocalero (v 23); i) Evo, escultor de la utopía indigenista andina (v 24); j) Evo como rebelde político (v 28); k) las dinastíasoligarquías de Bolivia (v 29); l) los negociantes de agua viva y la Guerra del Agua de 2000 (v 31); m) Evo como presidente (V 34); n) Evo, heredero del Che (v 35); ñ) 500 años de resistencia (v 39); o) el cóndor como símbolo de la cultura indígena andina (v 41); p) Evo, defensor de su nación contra el imperialismo (v 45); q) Evo, defensor de los Derechos de la Madre Tierra: la Pachamama (v 47); r) Evo, nativo (indígena) (V 56); s) Evo, amado por las mujeres mineras y los indios (v 62, 63, 69); t) dinamita y fusil, armas, usadas por mineros y cocaleros en sus protestas sociales (v 64); u) el Buen Vivir, el ideario del mas (v 66); y v) campesinos del altiplano boliviano (v 67).

La versificación y adjetivación fácil, literal y directa, la conversión –no in crescendo– instantánea de Evo Morales en héroe, que se da en el título y en los primeros versos del poema, la inclusión de un catálogo de lugares comunes o tópicos referentes a la historia popular de Bolivia, el excesivo uso de vocativos admirativos de devoción y alabanza hacia el protagonista del poema, que raya en el fervor religioso y, en fin, la falta de distancia crítica entre el yo lírico del poema y el discurso poético, le confieren al poema Evo Pastor Presidente, de Marta Juárez, una precaria calidad poética propia de la mala poesía apologética, semejante al panfleto político.

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No obstante, este poema fue comentado aquí no precisamente por su calidad estética, que sí demuestran los otros textos literarios analizados a lo largo de este capítulo, sino, más bien, por su ilustrativo ejemplo de la conversión de Evo Morales en héroe que realiza hazañas “sobrehumanas” en beneficio de su comunidad. En el anterior y en el presente capítulo se ha elaborado conjuntamente una contextualización de casi un siglo de historia boliviana (1920-2016), analizada a través de su literatura, con lo cual se buscó llenar el esqueleto (esquema) rígido de la historia oficial de Bolivia con el alma, el cuerpo y hasta con la sangre derramada por los bolivianos durante este siglo de conflictos sociopolíticos. En conclusión, se ha “sustanciado” poéticamente la historia de Bolivia mediante la representación literaria de hitos y mitos históricos, con el fin de tratar de entrever las vivencias cotidianas de los bolivianos que han sido testigos (pasivos y activos) de la intrigante historia de su país durante los últimos 100 años.

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Tres modelos de institucionalización y rasgos de la democracia en Bolivia hoy Albert Noguera Fernández

Introducción El proceso constituyente boliviano de 2006-2009 pone fin a la etapa neoliberal y abre un nuevo ciclo de democracia postneoliberal.1 El presente trabajo analiza algunos de los rasgos que caracterizaban el periodo neoliberal para detenerse luego en el tipo de trasformaciones y democracia postneoliberal que las nuevas constituciones latinoamericanas, y especialmente la de Bolivia, han introducido en estas sociedades. Este nuevo constitucionalismo andino acostumbra presentarse como un modelo propio y autónomo, reconocible en muchos elementos que son claramente diferentes y especialmente provocadores con aquellos elementos constitucionales que, tradicionalmente, se han considerado como correctos en la doctrina constitucional clásica. Uno de estos aspectos es la ruptura con el viejo modelo representativo de democracia delegada, conformando una nueva organización política donde la participación popular en lo político, lo económico, lo medioambiental y lo social adquieren un protagonismo sin precedentes. Ahora bien, ¿podemos hablar de un único modelo homogéneo de democracia postneoliberal del nuevo constitucionalismo? La tesis que se defiende aquí es que la distinta naturaleza organizativa y sociológica del sujeto constituyente en países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc. implicó la institucionalización y constitucionalización de modelos de democracia postneoliberal distintos en cada uno de estos tres países. Nos centraremos aquí en estudiar la forma del sujeto 1

Cabe mencionar aquí que los autores de este libro confieren al concepto de neoliberalismo diferentes matices, destacándose el caso de Mesa Gisbert que prefiere no usar el término y despojarlo de su aureola internacional (cf. González Ortega, capítulo 3; Marsteintredet, capítulo 5; Morales, capítulo 10; Mesa Gisbert, capítulo 11, nota 31).

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constituyente en Bolivia y la del tipo de democracia postneoliberal que deriva del primero en este país.

El neoliberalismo y las tres asimetrías Toda forma de democracia tendrá legitimidad y podrá funcionar sin necesidad de autoritarismo y violencia física cuando en su interior se dé una correspondencia o encaje entre el régimen político-económico y los tipos antropológicos existentes en el mismo. Ello es indispensable para su buen funcionamiento. La democracia liberal moderna necesita de un conjunto de tipos antropológicos modernos, que ella misma creó, para poder funcionar adecuadamente de manera más o menos democrática. A nivel superestructural necesita del juez no corrupto, del funcionario weberiano, del político con vocación de servicio público, etc. Y, a nivel estructural, necesita también del trabajador para quien su trabajo, pese a todo, sea una razón de orgullo, del empresario schumpeteriano que combina la inventiva técnica con la capacidad de reunir capital, de organizar una empresa y de explorar y crear mercado. Cuando una democracia liberal se conforma de estos sujetos tiene legitimidad y funciona. De igual manera, la democracia socialista necesita también de un conjunto de tipos antropológicos, creados por ella, para poder funcionar: el hombre nuevo o ciudadano solidario capaz de sacrificarse por el bien colectivo, el maestro consagrado a su tarea, etc. Cuando en la democracia socialista se dan estos sujetos de manera generalizada, podría funcionar sin represión. De lo contrario, como paso en la urss o pasa en el Estado neoliberal, este deja de ser democrático y la única manera que tiene para perpetuarse es degenerar en autoritarismo. A lo largo de la historia han existido, en cualquier sistema político, situaciones de asimetría o desencaje entre el sistema político-económico y tipos antropológicos. En los países de América Latina, estas asimetrías entre ambos elementos venían dándose desde hacía décadas o siglos. El paradigma neoliberal que rigió las políticas económicas desde fines de los 70, y más profundamente en la década de los 90, no hizo sino profundizarlas. Podemos hablar en los países latinoamericanos de tres grandes asimetrías: la asimetría o desencaje étnico-cultural, la asimetría o desencaje de la institucionalidad con los de abajo y la asimetría o desencaje de la institucionalidad con los de arriba.

La asimetría o desencaje étnico-cultural Los procesos de independencia implicaron una emancipación de los países andinos de sus centros coloniales, no obstante, tuvieron también un fuerte componente de

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continuidad ya que las nuevas instituciones, el Derecho, la organización territorial del Estado y las formas de organización de la economía, etc., instituidas por las nuevas Constituciones, continuaban siendo aquellas provenientes de la cultura dominante de los países “blancos” y colonizadores del continente europeo. Una moderna institucionalidad “blanqueada” propia del Estado-nación construida alrededor del sujeto de referencia liberal-mestizo que no se correspondía, en el caso de países como Colombia, Bolivia, Ecuador, Venezuela, etc., con los sistemas, organización y formas de elección de autoridades políticas, del ejercicio del Derecho o de la Justicia como sistema de relaciones inter-subjetivas, de organización económica, etc. de los pueblos indígenas, pueblos que, en países como Bolivia, abarcan alrededor del 65% de la población del país. Los sistemas normativos infra-estatales –derecho indígena– no solo no tenían la categoría de “juridicidad”, eran no-jurídicos, sino que además, en tanto alguna de sus normas establecían conductas que, conforme con alguna norma del otro sistema, podían verse como infracción de este último, pasan a ser delito, usurpaciones de funciones o sistemas normativos anti-jurídicos y, por tanto, perseguibles mediante la violencia “legítima” del Estado. Ello excluyó la posibilidad de reconocimiento y desarrollo de cualquier otro tipo de identidad o de forma antropológica que no sea la del individuo abstracto, propia del liberalismo. Esta era la primera asimetría entre sistema político-económico y formas antropológicas (étnico-culturales) en estos países.

La asimetría o desencaje de la institucionalidad con los de abajo El Estado Constitucional capitalista no sólo implicó una mercantilización de las relaciones económicas, sino también de la relación política. En este sentido, autores como Schumpeter (1946) o Anthony Downs (1956) sostuvieron que en las sociedades capitalistas el sistema político está organizado entorno a una relación (mercantilizada) análoga al contrato económico mercantil. De acuerdo con esto, podemos decir que se da un contrato entre el Estado, como “propietario” de recursos políticos de varios tipos, y la sociedad civil (agregado de actores, entre ellos, el trabajo), como productor de la mayor parte de estos recursos (a través de impuestos y otras contribuciones económicas, votos, prestaciones y servicios personales de todo tipo, incluyendo los soldados o funcionarios subalternos, etc.); donde parte del “producto final” vuelve a la sociedad en forma de obras públicas, medidas políticas económicas o sociales de protección, servicios públicos, de defensa, etc., mientras que otra parte (el “superplus o plusvalía política”) es reinvertida y/o consumida por el Estado para su conservación y desarrollo o para su trasvase directo (en forma de privilegios especiales) a las élites económicas y políticas.

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Para que esta relación mercantilizada en el ámbito político entre ciudadanos y Poder pueda funcionar –aún tratándose de un sistema de interrelación asimétrico o desequilibrado, donde el saldo de la balanza es deficitario para los ciudadanos– es necesaria la inclusión de los ciudadanos, el reconocimiento de derechos de ciudadanía que los integre como parte del sistema. El sistema solo puede funcionar si los individuos de a pie son partes incluidas en el sistema, individuos que forman parte de un sistema jerárquico de integración social, de distinta posición entre los incluidos. Es un sistema de integración subordinada, pero quien se encuentra abajo está dentro, y su presencia es indispensable. El gran problema de las sociedades latinoamericanas, durante décadas, ha sido que gran parte de “los de abajo”, amplios sectores de población urbana que trabajan en la economía informal o de población rural en zonas donde el Estado no llega, formaban parte de un sistema jerárquico, aunque dominado por el principio de exclusión. Quienes estaban abajo, estaban afuera, y su presencia era prescindible.2 Ello daba lugar a una inadecuación o desencaje de la forma antropológica de los de abajo (trabajadores autónomos en la economía informal, campesinos de zonas olvidadas por el Estado, etc.) con el sistema político-institucional que necesita de subalternos-incluidos para poder funcionar.

La asimetría o desencaje de la institucionalidad con los de arriba Conjuntamente con la existencia de conflicto, la democracia exige también la existencia de instancias o mecanismos de organización de esta coexistencia plural y conflictiva, espacios de convergencia o síntesis, por encima de las clases o grupos en conflicto, que permitan una transacción entre ellas y eviten que el conflicto derive en autoritarismo o guerra (instituciones políticas democráticas y pluriclase).3 Si bien en Latinoamérica las Constituciones liberales introdujeron una modernización de institucionalidad estatal, esta modernización nunca se produjo en el ámbito de la vida judicial y política existente en su interior, que continuó rigiéndose por relaciones políticas pre-modernas. Uno de los rasgos de la vida política en muchos de estos países, durante las últimas décadas neoliberales, ha sido la fuerte corrupción o dependencia político-económica del Poder Judicial, 2 3

Acerca de la diferencia entre desigualdad y exclusión véase Boaventura de Sousa Santos (2003: 125). Uno de estos organismos necesarios, entre muchos otros, son las cortes supremas o tribunales constitucionales, los cuales deben realizar de manera honrada una función de transacción entre las aspiraciones sociales, el orden deseado y la necesidad de conservar el orden: el orden real. U otros, como un sistema de pluralismo político que represente los diferentes intereses corporativos de clase existentes en la sociedad y de espacios representativos plurales donde estos puedan mediar para convertir en normas la conflictiva y magmática realidad social.

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o el hecho de que algunos de los más grandes empresarios del país han ocupado la dirección de los principales partidos políticos o han conformado sus propios partidos políticos,4 por medio de los cuales han accedido al poder Legislativo o Ejecutivo. Uno de los resultados de esta presencia directa de los empresarios en los poderes del Estado ha sido que estos no han sido espacios plurales de transacción y mediación entre clases, sino meros espacios de uso patrimonialista de los bienes públicos y de las instituciones públicas en beneficio de redes clientelares que se han articulado para acceder a cargos públicos y en beneficio de sus empresas en particular. Ello provocaba que la forma antropológica de los políticos y jueces, de los de arriba, tampoco se correspondiera con la forma necesaria para que un sistema de democracia liberal funcionara.

Las nuevas constituciones andinas como restablecedoras del encaje entre institucionalidad político-económica y tipos antropológicos Terminadas las Asamblea Constituyentes y aprobadas las nuevas constituciones en países como Venezuela (1999), Ecuador (2008) o Bolivia (2009), muchos nos preguntábamos y discutíamos acerca de si ¿nos encontrábamos, en estos países, ante una auténtica revolución de la que estaba emergiendo una nueva forma de Estado y de Derecho no liberal?, o bien, ¿estábamos ante una simple evolución, ampliación y especificación de los derechos liberales y, por tanto, ante un constitucionalismo liberal de tercera generación (constitucionalismo multicultural)? Si bien, antes de que el tiempo terminara por contestar esta pregunta, no había consenso en las respuestas, sí que todos los analistas estábamos de acuerdo en que, más allá de si ello serviría para llevar a cabo una transformación revolucionaria de estas sociedades, el reconocimiento en las nuevas Constituciones del carácter plurinacional del Estado y de los derechos individuales y colectivos de los indígenas, el reconocimiento y regulación de las múltiples formas de trabajo autónomo informal, doméstico, rural, etc., el establecimiento de mecanismos de participación política y control democrático sobre el poder, y un largo etc. de disposiciones, constituían una base jurídica totalmente novedosa que permitía dejar atrás las tres asimetrías citadas y restablecer el encaje entre institucionalidad político-económica y tipos antropológicos necesario en todo modelo democrático. 4

Véase, por ejemplo, Gonzalo Sánchez de Lozada al frente del Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr), en Bolivia, o a Álvaro Noboa del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (prian), en Ecuador.

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El nuevo constitucionalismo andino supone el inicio de un proceso democratizador sin precedentes en la historia constitucional de estos países. Uno de estos aspectos que diferencian al nuevo constitucionalismo andino respecto del constitucionalismo clásico es la ruptura con el viejo modelo representativo de democracia delegada, conformando una nueva organización política donde la participación popular en lo político, lo económico, lo medioambiental y lo social adquiere un protagonismo sin precedentes. Ahora bien, ¿podemos hablar de un único modelo homogéneo de democracia participativa dentro del nuevo constitucionalismo andino? La respuesta es que no. La distinta naturaleza organizativa y sociológica del sujeto constituyente en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador, etc. implicó la constitucionalización de modelos de democracia participativa muy distintos en cada uno de estos tres países.5 A continuación nos detendremos en esta relación entre la forma del sujeto constituyente y la Constitución política para ver, luego, cuál es el modelo de democracia postneoliberal que se conforma en Bolivia y en qué se diferencia de la del resto de Estados andinos.

La forma del sujeto constituyente y los modelos de democracia postneoliberal Todo acontecimiento político –como acto instituyente de la Historia (cf. el Caracazo en 1989 en Venezuela, las guerras del Agua [2000] y del Gas [2003] en Bolivia, etc.)– es nominado, es decir, debe haber un sujeto colectivo que lo protagonice y que sea capaz de organizar y gestionar el tránsito entre lo viejo y lo nuevo, formalizando la nueva realidad. Pero, ¿cómo se conforma y qué formas puede adoptar este sujeto constituyente? Existen dos posicionamientos extremos y antagónicos en este sentido. En primer lugar está la que llamaremos tesis subjetivista del acontecimiento, que defiende que el sujeto político es pre-existente al acontecimiento. Según esta tesis, el sujeto hace o crea el acontecimiento. Se trata de una tesis basada en la idea de que el acontecimiento histórico viene determinado, fundamental y unilateralmente, por factores subjetivos, por la praxis militante de las personas. Las personas crean (en sentido literal) la Historia. En resumen, esta es una concepción defendida por Lenin en su folleto ¿Qué hacer? (1902) o por Trotsky, que parte de la idea de que el acontecimiento histórico (la revolución) se organiza unilateralmente por un sujeto colectivo pre-existente por medio de la llamada 5

Las diferencias y semejanzas entre el proceso de escritura y de constitucionalización de derechos en las Constituciones de Venezuela, Ecuador y Bolivia son estudiadas ampliamente en el capítulo 5 de Leiv Marsteintredet.

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acumulación de fuerzas, esto es, la agitación, la propaganda y la organización, de manera que lo que intencionalmente se quiere que suceda, acaba por suceder si se trabaja bien. En segundo lugar está la que denominaremos “tesis objetivista del acontecimiento”, que sostiene que el sujeto político surge y se construye en el propio acontecimiento y crea así el sujeto político. Esta tesis plantea, al contrario de la anterior, que no son las personas las que hacen la Historia, sino que es la Historia la que hace a las personas. Esta es una tesis que percibe, por tanto, las circunstancias condicionantes del acontecimiento como algo autónomo y exterior al sujeto político. Las circunstancias hacen la Historia, al margen de la intervención activa de las personas. Entre sus defensores encontramos, en el siglo xix, a Karl Kautsky, quien planteaba el paso del capitalismo al socialismo como un hecho objetivo inevitable pre-determinado, al margen de la acción humana, por las leyes inmutables de la Historia. O en el siglo xx, otros autores que plantean que las circunstancias condicionantes tienen un carácter espontáneo e imprevisible. Esta idea de imprevisibilidad del acontecimiento político la encontramos en el texto Sobre La Revolución (1963) de Hannah Arendt, y será desarrollada más tarde por autores como Alain Badiou en El ser y el acontecimiento (1999), entre otros de sus textos, que establece que el acontecimiento político “es impredecible, incalculable” y “está sujeto a la suerte”, al igual como en el amor un día, de golpe y de repente, se produce un encuentro amoroso que cambia toda una vida, sin que el mismo hubiera podido ser previsto, usando reglas de conocimiento, ni preparado conscientemente. Este planteamiento del acto rupturista como espontáneo e imprevisible determina la categoría de sujeto del acontecimiento en Badiou. Para este, es el acontecimiento el que induce la aparición del sujeto político. La colectividad toma conciencia en aquel instante de la excepcionalidad del momento y se pone al servicio del mismo, conformándose entonces en sujeto constituyente. Resulta evidente la incapacidad de las dos anteriores tesis antinómicas unilaterales para entender las relaciones de determinación dialécticas entre sujeto social y medio social. En ellas, o bien se define el medio social como pura construcción o creación del sujeto y entonces se olvida la vigencia autónoma de las instituciones, se olvida que las circunstancias educan al hombre; o bien se define el sujeto social como resultado del medio y entonces se olvida la actividad humana, se olvida que las circunstancias son transformables por esta última. Ninguna de estas tesis es, por sí sola, capaz de explicar el proceso de conformación de los sujetos políticos. La Historia es una combinación de procesos autogenerativos y heterogenerativos que mezclan determinismos estructurales objetivos y acontecimientos que son a la vez el producto de factores subjetivos como la lucha social o la imaginería colectiva. El acontecimiento histórico no es simplemente resultado de la situación o de la intervención de quienes actúan en ella, sino que depende de ambos

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momentos que no son independientes entre sí, ni siquiera complementarios, sino dos lados de una realidad unitaria. Tomando como punto de partida esta relación dialéctica entre circunstancias y personas, podemos afirmar el hecho de que las circunstancias materiales y culturales condicionantes y los tipos de acumulación histórica, organización, estrategia y acción de los agentes sociales son distintos en cada territorio y época. Esto hace que la combinación dialéctica entre ellos derive también en distintas formas de acontecimiento político y sujetos constituyentes en cada lugar histórico concreto. Así, pueden diferenciarse distintos tipos de acontecimiento-sujeto. Si bien resulta imposible hacer mención de todas las formas que puede adoptar el sujeto constituyente en el marco de acontecimientos de ruptura y transformación, el presente trabajo tomará como referencia para su análisis lo que considera tres formas “tipo puro” en que puede conformarse el sujeto constituyente: 1. El sujeto constituyente como partido o coalición de partidos políticos; 2. El sujeto constituyente como identificación del pueblo-masa con un líder; y 3. El sujeto constituyente como agregación de luchas y movimientos sociales. Hay que ser conscientes, sin embargo, de que lo normal es que existan formas híbridas de sujeto constituyente que mezclen elementos de dos o tres de estos modelos tipo-puro. La tesis que defiendo en este trabajo es que existirá una relación o concordancia entre la naturaleza del sujeto constituyente que toma el poder estatal y el tipo de democracia o Constitución Política emergente en el nuevo escenario constituyente. Debemos señalar que para todo sujeto colectivo transformador la toma del aparato estatal no es más que el medio para convertir aquellas formas de organización y acción política que considera más eficaces en formas de Estado y de Derecho. No obstante, teniendo en cuenta que los tres modelos del tipo de sujeto constituyente aquí descritos (partido, líder y movimiento social) discrepan acerca de la forma de organización y acción política más eficaz (formas más verticales u horizontales de toma de decisiones, más institucionales o autogestionarias de accionar político, etc.), podemos afirmar que en función del modelo que adopte el Estado la organización de la democracia y el operar político de esta será también distinto. Cada una de estas maneras o vías para conformar la up en el momento de tránsito de lo civil a lo institucional condiciona el diseño participativo e institucional del nuevo Estado, así como el tipo de implementación de políticas transformadoras en su interior. En concreto, el diseño participativo e institucional tiene implicaciones respecto de: las formas de articular lo institucional y lo social; las formas de participación y toma de decisiones; las formas de diseño e implementación de políticas públicas; las formas de querellarse o problematizar contra el sistema; las formas de ordenar y organizar lo público; las formas de redistribución de los

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recursos económicos y materiales, etc. Cada una de estas cuestiones se plasmará de una manera u otra, de acuerdo a la naturaleza del sujeto constituyente que ha tomado el poder. Mientras aquellos proyectos construidos alrededor de la creencia en el olfato político o la brillantez de un líder pretenderán hacer del Derecho estatal un instrumento de centralización de amplios poderes en el líder para legislar de manera rápida, concentrada y vertical, dando lugar a una Constitución Política determinada, otros proyectos construidos alrededor de movimientos sociales de base asamblearia y autogestionaria pretenderán hacer del Derecho estatal un instrumento de descentralización comunitaria de la toma e implementación de decisiones, dando como resultado otra Constitución Política totalmente distinta. Básicamente, lo que estamos diciendo es que la forma del sujeto constituyente y sus lugares naturales de operar determinan directamente la forma posterior de gobernar y transformar. Concretamente, a partir de procesos tendenciales contrastados a través del decurso histórico de las formaciones sociales, señalaremos que la Constitución Política propia de la forma sujeto constituyente como partido o coalición de partidos políticos será lo que denominaremos una democracia parlamentaria, la del sujeto constituyente como identificación del pueblo-masa con un líder será lo que llamaremos una democracia de movilización y la del sujeto constituyente como agregación de luchas y movimientos sociales será lo que llamaremos una democracia corporativa de cogestión. Las diferencias entre estos modelos pueden verse en el siguiente cuadro: Modelos de democracia Concepción de pueblo

Conformación de la voluntad estatal

Espacio de ejercicio de la soberanía

Mecanismo de control sobre el Poder

Implementación de políticas públicas

Democracia parlamentaria

Pluralismo liberal o contractualista

Parlamentaria

Sociedad Política (SP)

División horizontal de Poderes

Estatal vertical

Democracia de movilización

Organicismo

Refrendaria

Sociedad Civil (SC)

División verticalpopular de poderes

Comités

Democracia corporativa de cogestión

Pluralismo corporativista social

Concertación

Instancias intermedias entre SP y SC

Conflicto movimientos-Estado

Autogestión comunitaria

Fuente: Elaboración del autor.

El hecho de que la forma y composición sociológica del sujeto constituyente en los procesos democratizadores de Venezuela, Bolivia y Ecuador fuera distinta, hizo que la forma de democracia postneoliberal que emergió en las constituciones de cada uno de estos países fuera también distinta.

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El postneoliberalismo en Bolivia: Del sujeto constituyente como agregación de luchas y movimientos sociales a la democracia corporativa de cogestión La forma del sujeto constituyente en Bolivia Seguramente Bolivia conforma uno de los ejemplos más claros del tercer tipo de sujeto constituyente referido como agregación de luchas y movimientos sociales. El 12 de octubre de 1992 se celebró en Bolivia la Asamblea de los Pueblos Originarios, acto que fue considerado el nacimiento del movimiento campesinoindígena como sujeto político. En la asamblea se planteó el análisis acerca de la insuficiencia de la forma sindicato para enfrentar los desafíos políticos del movimiento popular en el presente. Si bien el rol del sindicato como organización de presión sobre el Estado había sido útil durante el viejo Estado nacionalista sustentado en el capitalismo de Estado y la alianza de clases, dejó de serlo en el marco del Estado neoliberal. A raíz de este diagnóstico se discutió acerca de la alternativa a adoptar, surgiendo dos posiciones enfrentadas: La primera, defendida por los cultivadores de coca en el interior de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb), consistía en la denominada “tesis del instrumento político”, que defendía la necesidad de fundar un brazo político de los sindicatos campesinos para tomar el poder político como la única manera de garantizar el cumplimiento real de los convenios y acuerdos firmados con los distintos gobiernos e incumplidos por todos ellos. La segunda, defendida por los sectores más indigenistas o kataristas,6 era la denominada tesis del “retorno al ayllu” (las estructuras comunitarias tradicionales), como espacio de autonomía frente al Estado colonial. Si bien esta división nunca se ha superado en el seno de la izquierda boliviana, la tesis del instrumento político poco a poco fue ganando posiciones hasta devenir mayoritaria y materializarse, logrando la articulación de los sectores sindicales campesinos con movimientos sociales urbanos. Los kataristas, liderados por Felipe Quispe, críticos con esta estrategia, terminaron fundando su propio partido en el año 2000, el Movimiento Indígena Pachakuti (mip), separándose desde entonces de la línea mayoritaria y quedando en minoría dentro de la izquierda boliviana. Detengámonos en el examen de la conformación gradual de la primera tesis mayoritaria; esto es, en la conformación del llamado instrumento político. Desde la citada Asamblea de los Pueblos Originarios en 1992, en la que se presenta la tesis del instrumento político, hasta que esta deviene una posición mayoritaria, conformando el mas-ipsp en 1999, hubo diferentes intentos de 6

Sobre las diferencias entre indianismo y katarismo, véase Portugal y Macusaya (2016).

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conformación de un instrumento político: la creación del Eje de Convergencia Patriótica (ecp) en 1993, de la Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (asp) en 1995, que participa en las elecciones en el interior de la coalición Izquierda Unida (iu), hasta llegar, en 1999,7 a la creación del Movimiento Al SocialismoInstrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (mas-ipsp). En las elecciones presidenciales y parlamentarias del año 2005, Evo Morales se convirtió en el articulador central de una gran variedad de movimientos y personas alrededor del mas-ipsp, como una candidatura que se presentaba bajo la forma movimiento de movimientos y que agrupaba al conjunto de organizaciones del movimiento indígena-campesino; organizaciones sindicales como la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (fencomin), la Confederación Nacional de Mediana y Pequeña Empresa (conamype) y la Confederación de Jubilados y Rentistas de Bolivia; el Movimiento Sin Miedo (msm) de Juan del Granado, alcalde de La Paz (1999-2010); movimientos urbanos como la Coordinadora del Agua de Cochabamba; intelectuales de izquierda como Álvaro García Linera, candidato entonces a vicepresidente, que aporta el voto de sectores de la clase media urbana, etc. El resultado de las elecciones da la victoria al mas-ipsp, conformándose el nuevo gobierno de los movimientos sociales, liderado por Evo Morales Ayma y el mas.

El gobierno de los movimientos sociales y la estructura de poder emergente: Los derechos de los colectivos en situación de vulnerabilidad como derechos constituyentes Hablamos antes de gobierno de los movimientos sociales refiriéndonos a la unión coyuntural de diferentes luchas o movimientos de personas en situación de vulnerabilidad (campesinos, indígenas, mujeres, mineros, etc.) que toman el poder político del Estado. Uno de los aspectos fundamentales que el mas-ipsp llevaba en el programa electoral era la convocatoria de una Asamblea Constituyente para la redacción de una nueva Constitución. La naturaleza movimientista, en el sentido que aquí le damos de la nueva fuerza política que gobierna el país, determinó el tipo de constitucionalismo emergente del proceso constituyente. Se ha discutido mucho sobre si pueden establecerse paralelismos entre el Estado social europeo de después de la Segunda Guerra Mundial y la Constitución boliviana de 2009. Si bien coinciden en algunos aspectos, hay otros en que difieren. Una de las diferencias entre ambos es la distinta naturaleza que en ellos 7

Para un estudio detallado de estos intentos de conformación del instrumento político véase Stefanoni y Do Alto (2006: 61) y Komandina y Geffroy (2007: 23).

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adquieren los derechos de los grupos que históricamente se han encontrado en situación de vulnerabilidad, entre otros, los indígenas-campesinos, las mujeres y los vendedores ambulantes informales. La idea que vamos a defender aquí es que tanto en Europa como en América Latina existen derechos de los llamados “grupos en situación de vulnerabilidad”, sin embargo, mientras en el constitucionalismo social europeo estos derechos adquieren lo que llamaremos una naturaleza de “derechos complementarios”, en la constitución boliviana adquieren lo que llamaremos una naturaleza de “derechos constituyentes”, y ello determinará profundamente la forma de la Constitución Política. Los países europeos de la segunda postguerra eran sociedades en las que el único exponente asalariado era el obrero-masa con familias nucleares heterosexuales y con esquemas rígidos y estables de relación patriarcal entre el ámbito doméstico y profesional. Ello hizo que la organización y extensión de la participación y la representación, así como el reconocimiento y garantía de derechos y prestaciones sociales en el interior del Estado social, se hiciera entorno al trabajo-asalariado y sus organizaciones (los sindicatos y grandes partidos socialdemócratas). Las constituciones del Estado social europeo de postguerra fueron modelos trabajocentristas en los que el trabajo se concebía como categoría única y central para entender la sociedad y como lugar de integración social (Alonso, 2007). “Italia es una República democrática fundada en el trabajo”, empieza señalando el art. 1 de la Constitución italiana de 1947. Es en las décadas de los 70 y 80 cuando se pasa de la sociedad fordista de pleno empleo a una nueva sociedad postfordista con cada vez más gente en puestos de trabajo inseguro o sin trabajo, con múltiples y plurales formas de convivencia y con altos grados de monoparentalidad, con un proceso de globalización que acelera el fenómeno migratorio, etc. Ello implicó una fragmentación de los ejes de desigualdad y la visibilización de grupos en situación de vulnerabilidad que obligó a los Estados a una reestructuración del modelo de protección social y al reconocimiento de derechos a estos grupos. Sin embargo, tomando en consideración que las Constituciones del Estado social de postguerra, trabajo-centristas y donde los derechos sociales están vinculados al trabajo-salario, continúan vigentes en la mayor parte de los países europeos, la integración en el espacio de constitucionalidad de los grupos en situación de vulnerabilidad que emergen en la década de los 70, esto es el reconocimiento de sus derechos, se ha hecho básicamente por dos vías: En primer lugar, por una vía constitucional indirecta. Su integración y la prohibición de su discriminación en el constitucionalismo social europeo no se llevó a cabo mediante una mención explícita de los distintos tipos de grupos en el texto constitucional y el desarrollo de sus derechos específicos, sino por vía

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de la cláusula general de igualdad presente en todas las constituciones, la cual actúa como plataforma de acceso, de asimilación, de los miembros de los grupos en situación de vulnerabilidad a los espacios, derechos y roles de “normalidad”. Esta es una vía reafirmada en la década de los 90 en Europa por la llamada corriente neoconstitucionalista estructurada alrededor de las publicaciones de Susana Pozzolo (1988: 339-353) y del grupo de filósofos del Derecho de la Universidad de Génova, que han desempeñado su labor entorno a la figura de Paolo Comanducci (2003). En el mismo sentido indicado, para esta corriente no debe hacerse mención explícita de los distintos tipos de grupos en situación de vulnerabilidad en el texto constitucional, sino que simplemente hay que establecer una cláusula general de igualdad genérica que sea desarrollada y concretada por los jueces en función de la realidad de cada caso concreto. Esta posición es una aplicación al derecho constitucional de los planteamientos de la tópica jurídica de Horst Ehmke (1963: 53-102) de la década del 60 y de la teoría constitucional de la sociedad abierta de Häberle de la década del 70 (1996: 15-46). Ehmke y Häberle criticaron la posición consistente en adoptar como punto de partida la existencia de un sistema completo de normas jurídicas del que puede derivarse la solución de todos los problemas jurídicos. Debe partirse, por el contrario –afirmaban–, de los problemas concretos. Hay que situar, en primer lugar, los problemas y no el sistema como punto de partida. En concordancia con ello, el neo-constitucionalismo plantea la necesidad de apostar por la constitucionalización de principios de igualdad genéricos y no completos que sean concretados mediante la práctica jurisprudencial, con lo que el derecho ya no sería algo que viene dado por las reglas predeterminadas sino una “realidad práctica” cambiante. Y en segundo lugar, por la vía legislativa, jurisprudencial y política. Por eso hablamos de los derechos de los grupos en situación de vulnerabilidad como derechos complementarios. Porque independientemente de su grado de eficacia, actúan como derechos que complementan y corrigen el modelo trabajocentrista imperante en las Constituciones. Es cierto que existen constituciones del Estado social, como la española de 1978, que por su aprobación tardía, en un momento donde ya se empezaban a ver los primeros trazos de la transformación del modelo fordista al postfordista, hace breves referencias a niños y madres (art. 39), emigrantes (art. 42), adultos mayores (art. 50) o consumidores y usuarios (art. 51), aunque continúa estando todavía muy lejos de un tratamiento de los derechos de los grupos en situación de vulnerabilidad como derechos constituyentes que veremos a continuación. Como hemos visto anteriormente, el sujeto político constituyente, en Bolivia, no se estructuró alrededor de un partido obrero clásico o coalición de partidos, sino alrededor de la agregación de múltiples movimientos o luchas de grupos en situación de vulnerabilidad. Esta naturaleza del sujeto de up determinó que la

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forma de constitucionalismo social emergente en Bolivia fuera totalmente distinta al modelo europeo. El constitucionalismo social, propio de la Constitución boliviana, no es la integración dentro del texto constitucional de la contradicción capital-trabajo asalariado mediante la subjetivación del trabajo y reconocimiento de derechos vinculados al trabajo-salario, sino que es la integración del conflicto oligarquías-grupos en situación de vulnerabilidad hasta ahora excluidos de la ciudadanía real. Ello provoca que la organización y expansión de la participación y representación de los excluidos en la institucionalidad estatal se haga, principalmente en esta Constitución, a partir del reconocimiento, no de los derechos del trabajo, sino de los derechos de los grupos en situación de vulnerabilidad. El hecho de que el sujeto constituyente estuviera integrado por distintos grupos sociales que históricamente han sufrido una situación de exclusión hizo que a la hora de redactar la Constitución de Bolivia del año 2009 cada uno de ellos quisiera estar visibilizado en el texto, dotándose de derechos e instrumentos para la defensa de los mismos. De ahí que en tal propuesta de Constitución encontremos un capítulo de derechos de los pueblos indígenas (Capítulo cuarto del Título iii de la parte de los derechos) o que dentro del Capítulo de derechos sociales y económicos se desarrolle de manera expresa, en secciones separadas, los derechos de niñez, adolescencia y juventud (Sección v. Arts. 58 a 61), los derechos de las personas adultas mayores (Sección vii. Arts. 67 a 79), los derechos de las personas con discapacidad (Sección viii. Arts. 70 a 72) o los derechos de las personas privadas de libertad (Sección ix. Arts. 73 y 74). O que exista una sección dedicada a la hoja de coca, introducida por los cocaleros para garantizar sus derechos (Sección ii, Capítulo vii, Título i de la parte de estructura y organización económica del Estado). O que en la Sección iii del Capítulo quinto del Título iii de la parte de los derechos, referido a los derechos al trabajo y al empleo, se constitucionalice y dote de especial protección por el Estado a aquel sector productivo ubicado normalmente bajo la categoría de “sector informal” y que agrupa a los trabajadores de pequeñas unidades productivas urbanas o rurales, por cuenta propia, y gremialistas en general. O que exista un capítulo referido a la minería y a los derechos de los mineros (Capítulo cuarto del Título ii de la parte de estructura y organización económica del Estado). O las referencias continuas, de manera transversal a lo largo de todo el texto constitucional, de los derechos de las mujeres. Esta extensión, casi reglamentaria, de los derechos divididos por grupos sociales concretos, si bien no sería aceptable desde la puridad de la técnica constitucional ortodoxa, puesto que la protección de todos estos grupos ya quedaría incluida dentro de una cláusula general de igualdad, es algo que responde a la naturaleza de un sujeto constituyente compuesto, como hemos señalado, por una unión coyuntural de diferentes luchas o movimientos de personas en situación de

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vulnerabilidad que se hacen con el poder político y cuyo objetivo es la protección específica de los derechos de su colectivo. Además, la falta de confianza de estos grupos hacia un Estado, unas instituciones y un Derecho oficial que, tradicionalmente, no ha cubierto sus necesidades básicas de subsistencia y de una vida digna, y ha hecho que la única vía que han tenido para justiciabilizar sus derechos haya sido la de la resistencia y la lucha social desde la esfera civil, hace que su concepción de las garantías de los derechos no sea la de las garantías jurisdiccionales, sino la de la garantía social. Ello explica que a la hora de redactar la Constitución boliviana, junto a las garantías judiciales, los movimientos sociales convertidos en constituyentes incluyeran un gran número de mecanismos de poder negativo o enfrentamiento movimientos-Estado. Se trata, en resumen, de un nuevo constitucionalismo que subjetiviza, junto al individuo, a los grupos en situación de vulnerabilidad como los sujetos colectivos de referencia en la participación política y como depositarios de derechos colectivos propios, a la vez que los dota de instrumentos jurisdiccionales, sociales y políticos que les permiten, desde su autonomía, el avance paulatino en la creación de las condiciones necesarias para la garantía de sus derechos. De ahí, que afirmemos que los derechos de los grupos en situación de vulnerabilidad adquieren no un carácter complementario (de un modelo obrero-centrista), sino constituyente, central y definitorio del modelo de constitucionalismo social. Prueba clara de ello se expresa en la propia publicación impresa de decenas de miles de ejemplares de la Constitución que el Gobierno hizo tras su aprobación para repartir entre la población, la cual iba precedida de un prólogo del presidente Evo Morales que se tituló: “Para que nunca más seamos excluidos”. Este carácter central en el texto constitucional de los movimientos o luchas de grupos en situación de vulnerabilidad, su reconocimiento como sujetos políticos de referencia en la carta de derechos y el establecimiento de mecanismos garantistas para que desde su autonomía puedan justiciabilizar sus derechos, en ocasiones incluso en confrontación con el propio Estado, determina la conformación de lo que en este libro venimos definiendo como algunos de los aspectos principales de la Constitución Política de Bolivia. Concretamente, ello hace que: la concepción de pueblo, el sistema de conformación de la voluntad estatal, el sistema de control social y de implementación de políticas públicas imperantes, sean distintos de los dos modelos que hemos visto en las secciones anteriores (los de la up como coalición de partidos o como identificación del pueblo-masa con un líder). Las características de este tipo de Constitución Política vigente en Bolivia y propia de los modelos de up como agregación de luchas y movimientos sociales, que dan lugar a lo que llamaremos una democracia corporativa de cogestión, pueden plasmarse en el siguiente cuadro:

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Democracia corporativa de cogestión

Concepción de pueblo

Conformación de la voluntad estatal

Espacio de ejercicio de la soberanía

Mecanismo de control sobre el poder

Implementación de políticas públicas

Pluralismo (corporativismo social)

Concertación

Instancias intermedias entre SP y SC

Conflicto movimientosEstado

Autogestión comunitaria

Fuente: Elaboración del autor.

Conclusión abierta Cualquiera de los tres modelos de democracia aquí señalados (parlamentaria, de movilización y corporativa de cogestión) nacen para devenir, cada una desde su propia concepción, en lo que en la década de los 70 Rosanvallon (1979: 62) llamó democracias de destino: es decir, una democracia para el pueblo, destinada a él, donde el poder se ejerce en interés de las clases populares. En el ámbito de la Constitución Política, ello consiste en la búsqueda e implementación de fórmulas de profundización democrática. Sin embargo, la toma del aparato estatal por parte de uno de los sujetos políticos descritos no es garantía automática del logro de este fin. La instauración de la democracia parlamentaria, así como las de movilización o corporativa de cogestión, pueden adoptar dos caras opuestas, pudiendo devenir auténticos sistemas de profundización democrática, pero pudiendo originar también utopías invertidas o Constituciones opuestas, esto es, sistemas que contraríen el gobierno por el pueblo. Afirmar que cada una de las tres formas de democracia señaladas tiene su reverso nos retrotrae a la tesis aristotélica de las seis formas de gobierno, donde a cada constitución buena (monarquía, aristocracia y politia) le correspondía la misma constitución en su forma mala o degenerada (tiranía, oligarquía y democracia, respectivamente). El criterio que utilizó Aristóteles para distinguir entre forma buena o mala de constitución fue el interés común o individual. Las formas buenas son aquéllas donde los gobernantes ejercen el poder teniendo en cuenta el interés público, en las malas, lo ejercen de acuerdo con el interés individual. El criterio que utilizaremos nosotros para ubicar los distintos modelos de democracia señalados (parlamentaria, movilización o corporativa de cogestión) en una u otra de ambas caras de la revolución es la relación existente en su interior entre derechos y poderes. Derechos y poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) conforman una pareja constitucional indisoluble: no cabe abordar los derechos sin poderes, ni a la inversa, ya que ambos se predican mutuamente.

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Hablamos de revolución en marcha de los tres modelos señalados cuando, en su interior, los poderes del Estado se establecen y organizan en función de los derechos (subordinación de los poderes a los derechos). Como señala Bartolomé Clavero (2007: 289), los poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) no pre-existen al constitucionalismo, no hay, en rigor, poderes antes de las cartas de derechos propias del constitucionalismo. Tanto el Poder Constituyente como los poderes constituidos son producto del sistema constitucional. Los poderes se justifican y fundamentan por los derechos, con anterioridad a las cartas de derechos los poderes hubieran carecido de motivo y de justificación. En términos constitucionales estrictos, el Poder Legislativo nace para desarrollar, conforme a la Constitución, los derechos; el Ejecutivo, para implementarlos, y el Judicial para hacerlos valer a instancias de la parte interesada o, de ser necesario, frente a los otros dos poderes juntos o por separado. Por tanto, se trata de modelos donde los poderes, independientemente de la forma y organización que adopten, actúan como medio para hacer efectivos los derechos de las mayorías sociales y están subordinados a ellos. Por el contrario, hablamos de revolución detenida de los tres modelos señalados cuando se entiende los poderes como algo absoluto, autónomo y preconstituido antes que los derechos y, no exactamente, en función suya, con lo cual el Estado establece su auto-reproducción como fin último y pone los derechos en función de ello (subordinación de los derechos a los poderes). Valga como ejemplo de ello aquella famosa salus revolutionis suprema lex (la seguridad de la revolución es la ley más alta) de la etapa estalinista, mediante la cual se justificaba la explotación y vulneración de derechos como necesaria y correcta para el mantenimiento del Estado socialista y su institucionalidad. La lucha entre derechos y poderes se resolverá a favor de los primeros o de los segundos en función de cómo se gestione la tensión entre la naturaleza conservadora del Estado (subsunción del sujeto constituyente en el Estado) y la naturaleza creativa del sujeto constituyente (subsunción del Estado en el sujeto constituyente). Las formas en que desde los espacios de dirección política se organice, opere y transforme la realidad serán siempre el resultado de la tensión entre un aparato burocrático-racional estatal tendente a despersonalizar y despolitizar la vida política y un sujeto político tendente a personalizarla y politizarla (en un sentido transformador). Hasta aquí hemos establecido el tipo de democracia surgida del proceso constituyente boliviano y sus diferencias respecto a los otros países andinos que también han llevado a cabo procesos constituyentes, otro debate es cómo se ha resuelto en Bolivia la tensión aquí señalada, después de diez años de gobierno del mas (2006-2015) y de siete años desde la entrada en vigor de la Constitución de Bolivia del año 2009, y cómo ha evolucionado la forma de democracia corporativa de cogestión que la Constitución estableció.

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Sin duda hay elementos que han distorsionado el modelo de democracia corporativa de cogestión introducido originalmente en la Constitución. Ahora bien, la pregunta es si estos nuevos elementos han llegado a desnaturalizar totalmente el citado modelo de democracia o si, por el contrario, este sigue todavía en vigencia. Se trata de un tema importante que por limitación de espacio deberemos tratar en otro texto.

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Tres modelos de democracia e institucionalización

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El nuevo constitucionalismo político en América Latina y el paradigma boliviano* Leiv Marsteintredet

Introducción Este capítulo trata del constitucionalismo boliviano y, en particular, sobre la constitución de 2009 que reconfigura, renombra y forma de nuevo, por no decir que recrea, el Estado-nación boliviano. La Constitución de 2009 fue la culminación de la iniciativa revolucionaria democrática y de orientación izquierdista dirigida por el indígena aymara, excocalero, Evo Morales, que junto a su movimiento o partido, Movimiento Al Socialismo (mas), ganó la presidencia de Bolivia en 2005. El objetivo de este capítulo es proveer un análisis comparativo de la constitución de Bolivia de 2009 para ofrecer una visión detallada de su historia constitucional, así como su contexto regional para poder entender los cambios recientes en Bolivia. Un marco natural de comparación de la Constitución boliviana del año 2009 es observar los acontecimientos sucedidos en los países que dieron un giro a la izquierda al mismo tiempo que Bolivia. Durante la ola izquierdista en América Latina muchos observadores encontraron similitudes entre la Venezuela de Chávez, el Ecuador de Correa y la Bolivia de Morales. Algunas similitudes son sorprendentes, por ejemplo, el rechazo vociferante (al menos, retórico) del neoliberalismo, el rechazo de las ideas y anteriores prácticas de la democracia liberal en los respectivos países, la identificación (de nuevo, al menos retóricamente) con la izquierda1 y, aún más importante, la convocatoria y aprobación de nuevos proyectos­ * 1

Traducción del inglés de Laura Camacho Salgado y Nelson González Ortega. Empleo las advertencias entre paréntesis para referirme aquí al uso de la retórica más que a los cambios políticos reales, relacionados con la política de izquierda, y a las reacciones a la política neoliberal. No uso estas advertencias para subestimar los cambios políticos reales de

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constitucionales para estimular y consolidar las nuevas direcciones políticas que a menudo fueron autodenominadas por sus líderes como revoluciones.2 Por estas razones, la Constitución boliviana de 2009 se comparará con las recientes reformas constitucionales en Venezuela (1999) y Ecuador (2007-08) En las páginas siguientes, se ofrece, primero, una breve reseña del periodo de democracia pactada (1985-2005), así como la ruta de Evo Morales y el mas hacia el poder. Segundo, se esquematizan brevemente algunos aspectos de la historia constitucional de Bolivia para así argumentar que su trayectoria constitucional encaja en un escenario latinoamericano típico. Tercero, me detengo en el estudio del proceso constitucional 2006-2009, bajo el régimen de Morales, y comparo este proceso, en particular, con las experiencias de Venezuela, bajo Chávez, y Ecuador, bajo Correa. Aunque hay muchas similitudes, las diferencias importantes son, en primer lugar, la motivación explícita de construir un nuevo Estado Plurinacional en Bolivia y, en segundo lugar, la escritura de una constitución más pluralista. Sostengo que, si bien este último factor pudo haber menoscabado ciertos aspectos revolucionarios de la Constitución, también pudo, a largo plazo, contribuir a legitimar la Constitución ante todos los actores políticos y, por ello, aumentar así la probabilidad de su supervivencia.

La democracia pactada y el ascenso de Evo Morales y el mas Con la elección de Evo Morales como presidente de Bolivia en 2005 la joven democracia entró en una nueva era. Bolivia había sido una democracia electoral relativamente estable desde el restablecimiento del gobierno civil, bajo el gobierno de Siles Suazo en 1982. La elección, en 1985, del presidente Paz Estenssoro, líder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr) –partido fundado por Siles Suazo y Paz Estenssoro en 1941 y que dirigió la revolución de 1952–, inauguró el periodo llamado a menudo por los científicos políticos “democracia pactada”: dominada por las políticas neoliberales de la llamada Nueva Política Económica (nep) (cf. Gamarra, 1996). A pesar de que durante el periodo de democracia pactada tres partidos diferentes gobernaron Bolivia, este pacto entre las élites de los partidos aseguraba la gobernabilidad y la aprobación de reformas económicas que favorecieron al sector privado, estimulando las inversiones extranjeras y la privatización de las empresas estatales. El ascenso de Evo Morales y su partido/ movimiento mas, en la década del 2000, puede interpretarse como una reacción

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Bolivia bajo el mandato de Morales, sino para resaltar que a menudo hay una discrepancia entre la retórica y la política real. Para una discusión más completa de este asunto, véase Kennemore y Weeks (2011). Para una buena comparación de estos y otros casos del giro a la izquierda en América Latina, y que en particular contrasta la experiencia boliviana con otros casos, véase Cameron (2009).

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al pacto político entre los principales partidos y las políticas neoliberales que dichos partidos favorecían. Morales y el mas se presentaron como un movimiento campesino-indígena inclusivo que proponía una alternativa de izquierda ante los partidos establecidos y ante la democracia neoliberal que había dominado en Bolivia durante 20 años. Durante la década del 2000, en particular durante el gobierno del presidente Sánchez de Lozada (mnr), en su segundo periodo como presidente (desde 2002), las tensiones entre el modelo neoliberal, el campesinado altamente movilizado y los grupos indígenas aumentaron dramáticamente. Estos conflictos, concentrados entorno a lo que se ha llamado guerras del Agua (2000) y del Gas (2003), llevaron a la caída del presidente Sánchez de Lozada en octubre de 2003, además, los conflictos de mayo de 2005 aseguraron la caída de su vicepresidente Carlos D. Mesa Gisbert, que fue el sucesor de Sánchez de Lozada como presidente (Buitrago, 2010). La profunda crisis del antiguo modelo, la presentación eficaz de nuevos actores políticos y las ideas de Morales y el mas, ayudaron a Morales a barrer a los otros partidos y ganar las elecciones de 2005, llegando así a la presidencia. Morales creó relativamente rápido un nuevo gobierno que formaba parte de la ola izquierdista que se propagó en gran parte de América Latina, después de la victoria electoral de Hugo Chávez en Venezuela, en 1998 (Levitsky y Roberts, 2011, Weyland, 2010). Las nuevas alternativas políticas, en particular en la región de los Andes, se interpretaron como una reacción no sólo a las políticas económicas fallidas, sino también al fracaso de las democracias electorales de representar a grandes grupos de ciudadanos.3 En este resurgimiento de la izquierda, el objetivo de algunos de los líderes fue crear un nuevo sistema de gobierno y un nuevo Estado-nación, en contraste con el anterior status quo neoliberal. Gracias a presidentes como Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador y Morales en Bolivia, una nueva Constitución se convirtió en la herramienta de salida del antiguo modelo, facilitando el establecimiento y consolidación de los principios de los nuevos modelos políticos y Estados-nación. Sin embargo, Evo Morales no era solo un líder de la izquierda, también fue el primer presidente indígena de Bolivia, el país con mayor proporción de población indígena en América del Sur.4 Su victoria albergaba las esperanzas de muchos por la reconstitución de las relaciones Estado-indígena en el país. Por lo tanto, la Constitución boliviana de 2009 se convirtió en la herramienta para construir nuevas relaciones entre el Estado y los indígenas en el país. 3

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Para un análisis sobre la crisis de la representación de los Andes en ese periodo, consúltese el volumen editado por Mainwaring et al., 2006. Para el ascenso de Evo Morales y el movimiento indígena en Bolivia, véase, por ejemplo, el libro de Raúl L. Madrid, The Indigenous Movement and Democracy in Bolivia. In Prospects for Democracy in Latin America (2007), University of North Texas. En el censo del año 2001 más del 60% del pueblo se identificaba a sí mismo como indígena, y más de la mitad de las personas reportaron que hablaban una lengua indígena.

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Si bien es cierto que la nueva Constitución boliviana es única en la medida en que pone de relieve y crea un Estado plurinacional, cuyo objetivo es garantizar una autonomía real para las comunidades indígenas, también es verdad que la Constitución boliviana forma parte de una tendencia en toda la región relacionada al nuevo constitucionalismo en América Latina, el cual va más allá de la ola izquierdista surgida en la primera década del siglo xxi (Nolte y Schilling-Vacaflor, 2012b). Durante la actual etapa democrática en América Latina, países como Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, República Dominicana y Argentina han re-escrito sus constituciones a través de la realización de sus experimentos democráticos.5 El nuevo constitucionalismo en América Latina conlleva la promesa de mejorar y perfeccionar las, muchas veces, poco efectivas democracias electorales de la región, a través de marcar un momento fundacional de las repúblicas, incorporando una visión más positiva, así como una larga lista de derechos sociales asertivos. Dentro de esta gran tendencia, las nuevas constituciones de Bolivia, Ecuador y Venezuela se destacan como piedras angulares de proyectos políticos que se han apartado de lo que había sido percibido por los nuevos gobernantes como ideas y prácticas fallidas de la democracia liberal, como también de las políticas económicas neoliberales. Como la mayoría de las nuevas constituciones de la región, las constituciones de Venezuela, Ecuador y Bolivia tenían carácter “de aspiración”, en el sentido que hacían énfasis en derechos asertivos todavía no obtenidos por los ciudadanos (García-Villegas, 2004). Pero en estos tres países las promesas de cambio social eran mayores que en otros países, como, por ejemplo, Colombia en 1991 y República Dominicana en 2010, en donde las constituciones estaban identificadas con un proyecto político específico (orientado a la izquierda) y con líderes o movimientos que apoyaban dichos proyectos. Por esta razón estas tres constituciones –aunque celebradas ampliamente, a nivel nacional e internacional– estuvieron afectadas por muchos conflictos durante el proceso de su escritura, convirtiendo así su resultado en fuente adicional de conflicto político. La naturaleza de los proyectos constitucionales también pone bajo prueba la Constitución de Bolivia, así como la de Ecuador y Venezuela: ¿cómo van a funcionar estas constituciones cuando el país esté dirigido por un partido político diferente o con un proyecto que no esté alineado con las ideas promovidas por tal Constitución? Como se verá adelante en este capítulo, el proyecto constitucional de Bolivia, bajo Morales, fue más pluralista que en Venezuela y Ecuador, un factor que puede aumentar la probabilidad de que su Constitución pueda pasar la prueba de rotación.6 5 6

Esto contrasta con la escritura de una constitución como parte de una transición a la democracia, como fue el caso de Guatemala en 1985 y Brasil en 1988. La prueba de rotación se refiere a una prueba que los regímenes democráticos deben pasar para considerarse como consolidados. Un régimen democrático solo será considerado como

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Aunque la experiencia boliviana no es única, esta se destaca, incluso en esta última triada de constituciones más radicales, por ser explícitamente plurinacional y por constitucionalizar (por primera vez en la historia del país) los derechos de la gran cantidad de grupos indígenas de Bolivia. La Constitución boliviana de 2009 no fue la primera en la región en estipular los derechos indígenas, ya que 15 de los 18 países de América Latina ya habían ratificado el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo (oit). Además, comenzando por la Constitución de Guatemala de 1985, varios países, como Colombia, Paraguay, Venezuela, México, e incluso, Bolivia en 1994, entre otros, ya habían reconocido algunos derechos indígenas y también habían declarado a sus Estados como multiculturales (Schilling-Vacaflor y Kuppe, 2012). Una de las ideas más revolucionarias de la Constitución de Bolivia de 2009 es el establecimiento de un orden pluri-legal en el que se aceptan dos diferentes órdenes judiciales: el ideal clásico occidental y, además, las normas legales basadas en tradiciones y prácticas indígenas (Barrera, 2012). La ascendente movilización de grupos indígenas, en particular en la región de los Andes, junto a muchos grupos indígenas recién movilizados, consideraron los anteriores cambios formalmente constitucionales y el proyecto del multiculturalismo como una falla debido a que muchas veces (como se ejemplifica en el caso de Bolivia en la década de 2000) los derechos indígenas sobre la tierra perdieron la batalla en contra de la presión de la privatización y de las políticas neoliberales. Por lo tanto, la Constitución boliviana plurinacional de 2009 también puede ser considerada como una reacción a una desviación radical de los experimentos constitucionales multiculturales de las décadas del 90 y 2000.

Constitucionalismo en América Latina en los siglos xix y xx En el sentido europeo (y estadounidense) de la palabra, una Constitución es un conjunto de leyes fundamentales que establecen un grupo de principios a los que toda ley debe ajustarse, regulando así la relación entre las instituciones (políticas), así como la forma de gobernar el país y restringir el uso del poder arbitrario (Ginsburg, 2012: 36-40; Lane, 1996: 3-16; Sartori, 1962). Una constitución pone límites a los gobiernos y tradicionalmente se ha enfocado en los derechos civiles y políticos (libertad de expresión, derecho a la vida, a la propiedad privada, derecho al voto, derecho a un juicio justo y derecho a coartar las libertades de la violencia, etc.) con el fin de prevenir el abuso de poder. Una constitución define las reglas del juego, por así decirlo, y con el fin de asegurar su supervivencia, todos los actores principales (políticos, sociales y militares) deben seguir dichas normas. consolidado si ha pasado la prueba de entregar el poder de un partido a otro. Para algunos autores, esta rotación debe ocurrir dos veces, véase, por ejemplo, Linz y Stepan (1996).

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Aunque históricamente las constituciones han sido documentos históricos breves, con el tiempo se han ampliado, incluyendo a menudo más derechos positivos con el objetivo de regular mucho más la vida pública (Nolte y SchillingVacaflor, 2012a: 22-25). En América Latina, el punto de inflexión hacia el enfoque de derechos sociales positivos (por ejemplo, los derechos laborales) se dio en la Constitución de 1917 de México, que constitucionalizó algunos derechos sociales y laborales. La Constitución revolucionaria mexicana inspiró, más tarde, a otros países de América Latina para que pusieran atención a cuestiones sociales a la hora de diseñar sus propias constituciones.7 América Latina ha sido, desde su independencia, un laboratorio de experimentos constitucionales. Aunque se podría argumentar que gran parte del constitucionalismo latinoamericano ha fracasado en restringir a políticos (y a militares) en su búsqueda de poder dictatorial y en la obtención de estabilidad, paz y democracia en la región, ello no ha impedido que los líderes políticos hayan intentado un nuevo constitucionalismo (Nolte y Schilling-Vacaflor, 2012a). Ciertos debates clave y fuentes de muchos reemplazos constitucionales se han centrado en la obtención del derecho al voto, en el rol de la Iglesia, en los límites del poder presidencial, en las reglas de la reelección presidencial, en el papel de las Fuerzas Armadas y, en fin, en los Estados de Excepción.8 En su libro sobre constitucionalismo latinoamericano, Gargarella (2013) distingue tres modelos iniciales: un enfoque conservador, un enfoque republicano y un enfoque liberal. Estas tres tradiciones tomaron diferentes posiciones frente a las preguntas fundamentales de la época: la autonomía individual y el autogobierno colectivo. La escuela conservadora optó por una visión restringida sobre ambas cuestiones, tratando de organizar las sociedades bajo el orden moral de la Iglesia Católica, frecuentemente a través del uso de la coacción para imponer el orden. No obstante, el enfoque republicano o radical destacó el “mayoritarismo” político, la regla de la mayoría y el principio de la “voluntad general”, pero, a menudo, a expensas de la autonomía individual (que tuvo que someterse a la regla de la mayoría). Por último, el liberalismo, conforme a Gargarella, equilibró los dos principios anteriores, tratando así de evitar los excesos de la tiranía y de la anarquía. El valor de la autonomía individual se mantuvo fuerte, mientras que la autonomía colectiva y el gobierno de la mayoría podrían ser sacrificados en virtud de defender la autonomía individual. Lo que Gargarella describe, como una fusión entre el enfoque liberal y el conservador, influiría en el constitucionalismo latinoamericano y boliviano a lo largo del siglo xix y principios del siglo xx. Sin 7 8

Para un breve análisis de la Constitución de México de 1917, véase el volumen editado de Galeana (2013: 314-430). Para debates sobre estas y otras cuestiones, véase, por ejemplo, Gargarella (2013) y Loveman (1993).

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embargo, el radicalismo o los ideales republicanos retornarían a América Latina y a Bolivia.

La historia constitucional boliviana: Una típica experiencia latinoamericana La historia constitucional de Bolivia parece ajustarse a los patrones típicos de América Latina y del mundo. Sus constituciones han sido escritas como resultado de numerosos golpes de Estado y cambios de régimen (desde el periodo de la independencia, 1810-1824, hasta la Guerra del Pacífico, 1879-1883), después de las profundas crisis nacionales provocadas por las guerras del Pacífico y del Chaco (1932-1935) y en relación a los movimientos revolucionarios surgidos bajo la presidencia de Evo Morales. A partir de 1880, durante el periodo liberal de la región, se logró, por primera vez en Bolivia, cierta estabilidad constitucional, algún tipo de constitucionalismo y el protagonismo de la oligarquía liberal. Antes de este periodo, el único gobierno estable fue el del caudillo Andrés de Santa Cruz, que gobernó entre 1831 y 1839. La cuestión social, como sucedió en gran parte de América Latina, fue constitucionalizada durante la primera mitad del siglo xx (en 1938) e inspirada por acontecimientos internos y por la Revolución Mexicana. Ciertas cuestiones claves de la constitución hoy se refieren a asuntos relacionados con el multiculturalismo, las cuestiones de legalismo plural, los poderes del presidente y la re-elección. Por lo tanto, Bolivia encarna un caso bastante típico latinoamericano en términos de su historia constitucional y su experiencia política. En su libro sobre el constitucionalismo latinoamericano, Negretto (2013: 22) cuenta 193 constituciones en América Latina entre la Independencia y el año 2001, lo que da un promedio de más de diez constituciones de cada país en la región. Según la cuenta de Negretto, la Constitución de Bolivia de 2009 es la decimoséptima desde la Independencia.9 Aunque Bolivia tiene más constituciones que el promedio (con excepción entre 1938 y 1961), el país ha sido relativamente estable constitucionalmente desde 1880. La Constitución de 2009 es la octava desde 1880, pero la constitución anterior fue escrita en 1967. Tanto la Constitución de 1880 como la Constitución de 1967 demostraron una estabilidad relativa y gozaron de una larga vida: 58 años y 42 años, respectivamente. 9

Contar las constituciones es una tarea difícil y, a menudo, estudios comparativos como el de Negretto presentan un número diferente al de los estudios orientados a nivel nacional. Por ejemplo, Börth Irahola (2010: 41) cuenta 22 constituciones que incluyen la Constitución de 2009, mientras que Hassenteufel Salazar solo cuenta 11, incluyendo la Constitución de 2009 (2006). Para una discusión sobre la cuestión de contar constituciones, ver Marsteintredet (2014).

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Dentro de un contexto regional, el investigador estaría en apuros para argumentar que las constituciones de Bolivia o el constitucionalismo se han destacado hasta la reciente Constitución de 2009.10 Durante el siglo xix, Bolivia no produjo una constitución estable, como sí lo hizo Chile (1833), Argentina (1853) y Colombia (1886). Además, pocas de las constituciones bolivianas, hasta el año 2009, fueron conocidas regionalmente por sus ideas constitucionales (con una excepción parcial de la Constitución de 1938, que fue alabada internacionalmente por dedicar atención a los derechos sociales). La importante Revolución de 1952, de hecho, no produjo su propia Constitución hasta 1961 y, en ese año, sólo ratificó algunos de los logros de la Revolución Nacional de 1952. Más bien el constitucionalismo boliviano parece haber seguido las tendencias descritas por Gargarella y Negretto, las cuales fueron inspiradas por los ideales liberales y conservadores antes de que en el siglo xx se incorporaran las ideas sociales en un número relativamente alto de constituciones, en especial, durante los primeros 50 años después de la Independencia. Como fue típico en la región, gran parte de la inestabilidad presente durante los primeros 50 años de Independencia fue causada por la introducción de nuevas constituciones por un próximo general que aspiraba dar un golpe de Estado para así poder gobernar el país (Bonilla, 1985: 566).11 Entre 1826 y 1880, cada Constitución duró un promedio de solo cinco años y, a menudo, sirvió para legalizar o legitimar de facto el gobierno de varias dictaduras militares de corta duración. No obstante, vale hacer mención aquí de la primera Constitución boliviana de 1826, ya que esta fue redactada en gran medida por el libertador Simón Bolívar, por invitación de la Asamblea Constituyente, bajo la dirección de Antonio José de Sucre.12 Aunque nunca fue realmente eficaz, la Constitución de 1826 duró cinco años e incluyó algunas medidas interesantes. En primer lugar, sentó las bases de una república liberal con separación de poderes. Preocupado por la estabilidad e inspirado por el ejemplo de Haití, Bolívar propuso una presidencia de por vida y que el presidente pudiera seleccionar personalmente a su sucesor con el fin de evitar el problema de la sucesión constantemente presente en los regímenes no democráticos. La constitución presidencialista fue claramente inspirada por los 10 11 12

Los textos constitucionales sobre las constituciones de Bolivia a lo largo de la historia se pueden encontrar en Cervantes Virtual: http://www.cervantesvirtual.com/portales/constituciones_hispanoamericanas/bolivia_constituciones/ Para obtener una buena visión general de las constituciones, véase Böhrt Irahola (2010: 41). El texto original y la carta adjunta enviada por Bolívar, desde Lima, a la Asamblea Constituyente en La Paz, se puede leer aquí: http://www.ensayistas.org/antologia/xixa/bolivar/bolivia. htm; y el texto constitucional ordenado se encuentra en Cervantes Virtual: http://www.cervantesvirtual.com/portales/constituciones_hispanoamericanas/obra-visor-din/constituciondel-estado-del-19-de-noviembre-de-1826/html/. Para un breve análisis, consúltese Quisbert (2010).

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Estados Unidos, mientras que la sugerencia de un poder legislativo tricameral fue un invento francés. La presidencia de por vida muestra, sin embargo, un claro carácter monárquico que no se repetiría en las posteriores constituciones de Bolivia; este país permanecería con un régimen presidencial hasta el día de hoy. La Constitución de 1826 (art. 6) también declaró al catolicismo como la religión exclusiva del Estado.13 El catolicismo seguiría siendo la religión del Estado, aunque más tarde se ofrecerían garantías para el culto de otras religiones. La Constitución de 1826 también restringió el sufragio en base al grado de alfabetización y a la propiedad de bienes raíces. El sufragio universal no se introdujo hasta la Constitución de 1961, implementado por el mnr, nueve años después de la Revolución Nacional; y muchos aseguran que la inclusión efectiva de los grupos indígenas recién tuvo lugar durante del presente milenio. Hasta la Guerra del Pacífico y la Constitución de 1880, las distintas constituciones bolivianas tuvieron un papel reducido en la limitación del poder del caudillo, así como en prevenir golpes de Estado y en controlar los caprichos de los gobernantes. Inspirada por las ideas liberales de la época y en el ascenso de las élites mineras, a raíz de la derrota de las Fuerzas Armadas chilenas en la Guerra del Pacífico, la Constitución de 1880 establece los principios de una república oligárquica en la que la separación de los poderes establecidos en la Constitución tenía, en realidad, un papel significativo en la vida política. Al mantener el privilegio especial de la Iglesia Católica, la Constitución de 1880 se convertiría en un ejemplo de la fusión liberal-conservadora predominante durante dicho periodo en América Latina (Gargarella, 2013). La Constitución de 1880 jugaría un papel importante en la democracia restringida que se implementó en aquel momento, entre otros aspectos, por el establecimiento de un sistema de partidos que fundó las premisas para el sistema político que duró hasta 2009. Otra guerra, la desastrosa Guerra del Chaco (1932-1935) entre Bolivia y Paraguay, junto a la crisis económica de la década del 30, proporcionaría un nuevo giro político, social y constitucional en Bolivia. La crisis de la década del 30 condujo a la aparición de una nueva generación de funcionarios e intelectuales de la clase media que se unieron en una alianza populista, inspirada por el nacionalismo y hasta cierto punto por las ideas socialistas. Bajo la presidencia del coronel Germán Busch (1937-1939), una asamblea constituyente fue convocada, la cual representó a las clases trabajadoras por primera vez (Klein, 1966, Gargarella, 2013: 113). La Constitución de 1938 mantuvo al sistema político heredado de la Constitución liberal-conservadora de 1880, pero también siguió el ejemplo de la 13

Este artículo no fue sugerido por Bolívar, sino que fue introducido por la Asamblea Constituyente que debatió y deliberó la propuesta constitucional de Bolívar.

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Constitución de 1917 de México con el fin de hacer frente a la cuestión social. Las ideas nacionalistas ganaron sobre los ideales del liberalismo (laissez-faire) y establecieron un interés nacional en los recursos naturales de la nación, concediendo al Estado el derecho de intervenir en la economía y en el control de la exploración y exportación de petróleo.14 De hecho, el artículo 106 de dicha Constitución establece claramente que el régimen económico debe responder a los principios de la justicia social. Esta Constitución limita aún más los derechos de propiedad, por lo que llegó a ser condicionada a su función social, y como tal, la constitución significó una primera ruptura con el individualismo de la ideología liberal. En el aspecto social, la Constitución en su sección sobre el régimen social (artículo 14) introdujo un sistema nacional de seguridad social; la educación se convirtió en un derecho para todos los niños y una responsabilidad del Estado; los trabajadores ganaron el derecho a sindicalizarse libremente y el derecho a la huelga y la Constitución declaró la obligación social general del Estado de asegurar el bienestar de sus ciudadanos. A pesar de que muchas de las características sociales eran claramente una aspiración, la Constitución señaló el creciente papel del Estado en la vida económica y social, papel que dominaría en Bolivia a lo largo de la Revolución de 1952 hasta su término con el golpe de 1964. El derecho constitucional fue importante para los mineros y campesinos, ya que les dio la posibilidad de sindicalizarse y jugar un papel importante durante la Revolución de 1952 que concedió poder al mnr. Por lo tanto, la Constitución de 1938, como tal, fue un documento de suprema importancia en la historia boliviana. Como un claro contraste con la revolución implementada por Evo Morales y el mas a principios del siglo xxi, la Revolución Nacional de 1952 no utilizó ni necesitó una nueva constitución como una herramienta para la ejecución de su programa. Esto se debió en parte a que muchas de las preocupaciones y peticiones de los revolucionarios de 1952 ya se habían incluido en la Constitución de 193815 y también a que tal revolución fue provocada por la anulación de las elecciones de 1951, en las que el mnr ganó. Por esa razón, dicha revolución no fue una reacción al sistema constitucional y político previo, sino a su restauración.16 Solo en 1961 la Revolución de 1952 actualizaría la carta constitucional para institucionalizar adicionalmente su programa,por ejemplo, la reforma agraria, la educación gratuita y la nacionalización de las minas.17 También permitiría la reelección del presidente Paz Estenssoro en 1964 (Gamarra, 1989: 168; Gargarella, 2013: 213). 14 15 16 17

Véase la sección 13 de la Constitución que trata sobre el régimen económico y financiero, artículos 106-120. De hecho, Paz Estenssoro, uno de los líderes de la Revolución de 1952, fue diputado en la Convención Constitucional de 1938. Para una reciente y amplia discusión sobre la importancia de la Revolución de 1952 en Bolivia, consúltese el volumen editado por Grindle y Domingo (2003). Véase el capítulo 3 de González Ortega.

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Resumiendo, la historia constitucional de Bolivia sigue los rasgos típicos de la historia constitucional de América Latina. En primer lugar, lo típico de muchos países latinoamericanos es que los líderes políticos, sean estos caudillos, revolucionarios o héroes de la independencia, muestran, a través de la experimentación constitucional, la convicción de que con un adecuado diseño constitucional se puede obtener la estabilidad y la prosperidad. En segundo lugar, como sucede en gran parte de la región, la inestabilidad política y la inestabilidad constitucional se correlacionan y siguen la misma periodización: inestabilidad hasta el periodo liberal; periodo oligárquico hacia el final del siglo xix; introducción de la cuestión social en reacción a la Revolución Mexicana; y una nueva inestabilidad con la incorporación de nuevos grupos (campesinos y trabajadores) en el sistema político. En tercer lugar, las causas del cambio constitucional se asemejan a los patrones regionales y globales, como los golpes de Estado y los derrocamientos militares de los gobiernos y las guerras, como se verá en la siguiente sección sobre las revoluciones.18

Constitucionalizando la revolución en los Andes: Bolivia en comparación con Venezuela y Ecuador En esta sección se estudia el proceso constitucional boliviano entre 2006 y 2009 comparándolo con los recientes procesos constitucionales de Venezuela y Ecuador; dos países cuyos cambios radicales han sido comparados con los de Bolivia. Tras convocar una Asamblea Constituyente en 2006, Evo Morales declaró: “Aquí es donde la revolución democrática y cultural comienza”.19 Aunque el propio Morales fue inconsistente en cuanto al modo de llamar sus planes para la revolución, no hay duda de que él y sus seguidores intentaron refundar el Estadonación y su sistema político. Siguiendo los pasos de muchos, antes de él, Morales creyó que una nueva Constitución podría ayudarle a asegurar su nuevo régimen, mediante la práctica popular del “borrón y cuenta nueva”. La constitución y el sistema político que Morales y el mas deseaban aniquilar no fue el de la Constitución de 1938 y su componente social y nacionalista, sino más bien la Constitución de 1967 que en cierta medida constitucionalizó la contrarrevolución, posterior al golpe de Estado contra el presidente Paz Estenssoro en 1964. A pesar de que la Constitución de 1967 mantuvo muchos de los aspectos sociales y nacionalistas de la Constitución de 1938, dicha Constitución había servido principalmente para legitimar el poder del presidente Barrientos 18 19

Para comprender las causas y las tendencias de cambio constitucional, véase Elster (1995). Citado en Dunkerley (2007: 147), donde el autor también discute extensamente si la entrada de Evo Morales y del mas al poder podría ser considerada una verdadera revolución.

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que realizó el golpe de Estado en 1964. De hecho, la Constitución de 1967 no funcionó ni fue respetada sino hasta la década del 80, debido a que el presidente Barrientos y los dictadores militares que le siguieron solo hablaron de dicho régimen constitucional sin ponerlo en práctica. Después de que la democracia retornó a Bolivia en 1982, y en particular con el regreso de Paz Estenssoro y su introducción de reformas neoliberales en 1985 (cf. capítulo 3 de González Ortega), la Constitución de 1961 sería identificada con lo que el mas y Morales percibían como el fracaso de la democracia pactada y neoliberal. Por lo tanto, se hizo imperativo para el nuevo gobierno escribir una nueva constitución, para romper claramente con lo que el vicepresidente de Morales, Álvaro García Linera, llama “Estado patrimonial neoliberal”.20 Al igual que sucedió en Venezuela en 1999, con Chávez y, más tarde, con Correa en Ecuador, en 2007-08, Morales y el mas convocaron a la elección de una Asamblea Constituyente para reescribir la Constitución. El 2 de julio de 2006, 255 representantes fueron elegidos para la tarea, después de un récord de participación del 84,5% de los votantes registrados (Mendoza-Botelho, 2016: 34). La decisión de utilizar una Asamblea Constituyente en lugar del Congreso Nacional para escribir la Constitución no fue accidental en cualquiera de estos tres países.21 En la historia de Bolivia fue sólo la cuarta vez que una Asamblea Constituyente –que es una asamblea elegida con la tarea específica y única de escribir una Constitución– escribiría la Constitución (Böhrt Irahola, 2010). En primer lugar, Bolivia entre 2006 y 2009, estaba en un contexto donde había instituciones políticas desacreditadas, de ahí que la convocatoria de una Asamblea Constituyente presentaba la ventaja de no tener que compartir el legado de instituciones históricas como el Congreso y los partidos políticos, obteniendo así el poder de configurar un momento fundamental para construir un nuevo régimen. La asamblea sería elegida directamente por el pueblo y constituiría lo que el preámbulo de la Constitución de 2009 denomina como “poder originario”.22 En esa medida, una Asamblea Constituyente refleja la importancia del ideal republicano de ser la expresión de la voluntad popular (Gargarella, 2013). Por eso, el uso de una Asamblea Constituyente en lugar de un Congreso Ordinario para escribir la Constitución aumentaba el potencial de legitimidad democrática de los autores y la Constitución resultante. Este factor podría ayudar a prolongar la vida de la Constitución. En segundo lugar, el hecho de que el gobierno y el mas hubieran convocado una Asamblea Constituyente ofreció la oportunidad de organizar elecciones 20 21 22

Citado en Dunkerley (2007: 139). Para una discusión sobre la forma en que una constitución está escrita y cómo eso puede afectar el resultado, véase Elster (2006) y Ginsburg, Elkins y Blount (2009). Véase el preámbulo de la Constitución de 2009, http://www.cervantesvirtual.com/nd/ ark:/59851/bmc5b1z0

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durante el periodo de luna de miel del presidente, en el que él y su partido eran más propensos a ser populares, permitiéndoles diseñar las reglas electorales para la elección especial, lo cual aumenta la probabilidad de que el partido de gobierno domine la Asamblea Constituyente. De ese modo, la conformación de una Asamblea Constituyente aumenta la probabilidad de que la nueva Constitución proporcione una clara ruptura con el pasado.23 Sin embargo, la posible adversa reacción es que un partido se las arregle para dominar la Asamblea Constituyente, de tal forma de que otros grupos políticos puedan ser excluidos del proceso de escritura de la Constitución. Si eso ocurre, la legitimidad del proyecto puede debilitarse y la Constitución podría llegar a ser identificada más claramente con el líder político que promovió dicha Constitución que con un documento que sirva a toda la nación y a todos sus grupos políticos.

El proceso de escritura de la Constitución boliviana de 2009 La alta participación en la elección de la Asamblea Constituyente aseguró la legitimidad de los creadores de la constitución, sin embargo, el mas no tuvo tanto éxito como sus homólogos en Venezuela y Ecuador que recibieron mayor apoyo en la Asamblea Constituyente que en el Parlamento nacional. Mientras que Chávez y su Movimiento Quinta República de Venezuela incrementaron su apoyo aproximadamente en un 20% en ambas cámaras del Congreso, alcanzando en 1998 un 93% de apoyo por parte de los representantes en la Asamblea Constituyente de 1999, y Correa y su Alianza pais aumentó su representación en el Congreso pasando de no tener casi ninguna representación en 2006 a tener 69,5% en la Asamblea Constituyente de 2007, Morales y el mas obtuvieron solo 53,7% de los representantes en la Asamblea Constituyente, en comparación con el 55,4% en la Cámara Baja del Congreso.24 La falta de una mayoría cualificada de dos tercios que aprobara la Constitución, sin ayuda alguna, resultó ser crucial para el proyecto constitucional y dio lugar a un proceso constitucional muy diferente al de Venezuela y Ecuador.25 La posición 23

Sin embargo, cabe señalar aquí que la ley que permite la elección de una Asamblea Constituyente en Bolivia fue firmada por el predecesor de Morales, el presidente Rodríguez Veltzé, a mediados de 2005. 24 El mas no tenía una mayoría en el Senado, con solo 12 de 27 representantes, por tanto, la victoria mayoritaria en la Asamblea Constituyente fortaleció su posición, en relación a la que disfrutó en el Congreso. El mas también se benefició de las reglas electorales ya que sólo había recibido el 50% de los votos para la elección de la Asamblea Constituyente. 25 Hubo un desacuerdo profundo entre la oposición y el mas sobre la cuestión de si todos los artículos de la constitución necesitaban el apoyo de una mayoría de dos tercios o solo algunos de los artículos, además de la Constitución final. Para las discusiones sobre este tema y los

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más débil del mas y Morales vis-à-vis la oposición, comparada con Venezuela y Ecuador, puede haber desarticulado algunas de las propuestas más radicales y hasta suavizado la ruptura con el pasado. Por otro lado y especialmente a largo plazo, la Constitución de Bolivia fue aprobada con los votos de la oposición, lo que pudo haber aumentado la legitimidad de la constitución a los ojos de todos los partidos políticos, e incrementado la probabilidad de su supervivencia, más allá del actual mas y el gobierno de Morales. El primer efecto de la posición relativamente débil del mas en la Asamblea Constituyente fue que el proceso se prolongó mucho, ya que duró 2,5 años. La elección de la Asamblea Constituyente se dio en julio de 2006 y las deliberaciones se prolongaron hasta finales de diciembre de 2007, cuando la Asamblea entregó la versión final, pero las negociaciones entorno al proyecto continuaron a lo largo de 2008 hasta que se llegó a un acuerdo final en el Congreso Ordinario a finales de octubre. La nueva Constitución fue finalmente aprobada en un referendo el 25 de enero de 2009. En comparación, en Venezuela el proceso duró apenas cinco meses desde que la Asamblea Constituyente se reunió en agosto de 1999 hasta que la Constitución fue aprobada en un referendo en diciembre de ese mismo año, mientras que en Ecuador duró diez meses desde que la Asamblea fue convocada a finales de noviembre de 2007 hasta que la nueva Constitución fue aprobada por un referendo en septiembre de 2008. El segundo efecto es que el proceso de Bolivia fue mucho más conflictivo que en Ecuador y Venezuela. Como se ha mencionado, el mas y la oposición no estaban de acuerdo en la forma de interpretar los dos tercios de los requisitos de la Asamblea para aprobar la Constitución. El desacuerdo sobre esta cuestión de procedimiento (además de un conflicto aún más serio sobre la autonomía regional) dio lugar a una serie de conflictos institucionales que involucraron a la Asamblea Constituyente, al Congreso, a la Presidencia, a los prefectos regionales y a los tribunales, además de protestas sociales que a veces terminaron en brotes de violencia, poniendo la democracia y el proyecto constitucional en riesgo. Sin embargo, los embotellamientos y los graves conflictos institucionales pueden haberse convertido en una bendición disfrazada, puesto que obligaban a las partes a estar presentes en la mesa de negociación. Las negociaciones finales entorno al proyecto constitucional de Bolivia contrastan con los ejemplos de Ecuador y Venezuela, dado que la oposición en Bolivia logró influir en el resultado final y el presidente no fue capaz de imponer su Constitución.26

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conflictos que suscitó, ver Lehoucq (2008), Uggla (2009) y Deheza (2008), y para un breve interpretación legal (sobre los conflictos que sobrevinieron), ver Hassenteufel Salazar (2006). Véase Laserna (2010: 38-39) para obtener una visión crítica de la legalidad y la legitimidad de la nueva Constitución.

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Participación y plurinacionalismo: La Constitución de Bolivia de 2009 A pesar de un resultado algo negociado, la mayoría de los observadores coinciden en que la Constitución de 2009 constituye claramente una ruptura radical con el pasado y que abrió las puertas hacia un “borrón y cuenta nueva” para el régimen político de Bolivia, para el Estado-sociedad y para las relaciones indígena-estatales (cf. Mendoza-Botelho, 2016: 151; Wolff, 2013). El preámbulo de la Constitución también prometió una ruptura con el pasado neoliberal y colonial: “Dejamos en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal”. Y en la siguiente frase del preámbulo de la Constitución se apunta a un futuro para ser construido por tal Constitución: Asumimos el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, que integra y articula los propósitos de avanzar hacia una Bolivia democrática, productiva, portadora e inspiradora de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre determinación de los pueblos.27

Así, el preámbulo mantiene la promesa de un nuevo mañana en un nuevo Estado-nación que ya no toma el nombre de la República de Bolivia, sino más bien de Estado Plurinacional de Bolivia. No hay espacio aquí para discutir en detalle la nueva Constitución y cómo ella define28 la construcción de un nuevo Estado-nación y su régimen político. Esta sección más que resaltar algunas de las cuestiones claves de la nueva Constitución, se centra en los elementos que distinguen a la Constitución boliviana históricamente de sus homólogas de Ecuador y Venezuela. A pesar de las promesas de un Estado plurinacional, la Constitución todavía mantiene muchas de las características republicanas del pasado. Como en Ecuador y en Venezuela y en línea con las inspiraciones más radicales del constitucionalismo latinoamericano, la nueva 27

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El preámbulo también es instructivo en la medida en que pone en línea la lucha anti-colonial de los pueblos indígenas, bajo el imperio español, con la reciente lucha liderada por el mas y Morales contra el neoliberalismo y la democracia pactada. El preámbulo declara: “El pueblo boliviano, de Composición plural, desde la Profundidad de la Historia, Inspirado en las Luchas del Pasado, en la sublevación indígena anticolonial, en la Independencia, en las Luchas Populares de Liberación, en las marchas de los indígenas, Sociales y Sindicales, en Las Guerras del agua y de octubre, en las Luchas por la tierra y territorio, y con la Memoria de Nuestros Mártires, Construimos nuevo Estado de la onu”. La lucha por la democracia, como la previamente alabada Revolución de 1952 –en los años entre la independencia y el ascenso de Morales al poder–, quedan fuera del preámbulo, como si no existieran y no fueran relevantes en la lucha actual por un mejor mañana. La revolución constitucionalizada en 2009 se presenta también como una reacción a la historia de 200 años de Independencia. Un buen punto de partida para el estudio de la Revolución de 1952 es el volumen editado de la Fundación idea sobre la Constitución, véase idea (2010), disponible en línea: http:// www.idea.int/publications/bolivias_new_constitution/index.cfm?css=new2013

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Constitución, sin embargo, aumenta la importancia de la democracia directa y la participación popular, por ejemplo, mediante la elección popular del Tribunal Supremo y del Consejo de la Magistratura (art. 182 y 194), y la introducción del concepto de ‘Participación y control social’ a través de la sociedad civil (véase el Título vi de la Constitución). No obstante, este tipo más directo de democracia también va de la mano con una presidencia fortalecida (entre otras cosas a través de la aceptación de la reelección presidencial), como también ha pasado en Ecuador y Venezuela, lo cual debilita el poder de las instituciones independientes para controlar el gobierno. Como tal, la nueva Constitución boliviana proporciona una modesta ruptura con la indirecta y parcialmente controlada democracia del pasado, siguiendo así los modelos descritos por Gargarella: una fusión, por así decirlo, entre los ideales constitucionales liberales y radicales. Surge una pregunta para el futuro: ¿en qué medida esta fusión de la democracia liberal y la democracia más radical puede ser sostenible?, es decir, ¿existe un compromiso entre estos dos ideales democráticos? En resumen, la novedad del proyecto constitucional de 2009 no es que fuera democrático, sino más bien retórico (aunque no siempre en la práctica), pues rechazó la democracia liberal, indirecta y partidista que tenía como objetivo sustituir o complementar un tipo más directo de democracia.29 Lo que realmente estableció el proyecto de Morales, aparte de las experiencias históricas de Bolivia y los proyectos revolucionarios en Ecuador y Venezuela, fueron los aspectos plurinacionales y el reconocimiento de los grupos indígenas del país.30 Aunque pequeños cambios se incorporaron en la década de 1990, la Constitución de 2009 es novedosa en la mayoría de los aspectos (cf. SchillingVacaflor y Kuppe, 2012). En el artículo 4 se rechaza el catolicismo como la religión del Estado y se respalda la libertad religiosa. El artículo 5 establece como lenguas oficiales todas las lenguas indígenas junto al español (castellano), lo cual era muy importante teniendo en cuenta que el Estado boliviano había usado la lengua como una herramienta para excluir formalmente a la población indígena del sistema político (cf. Colón-Ríos, 2011). Aún más radical fue la aceptación de las jurisdicciones indígenas en el mismo nivel jerárquico que la tradicional-occidental, a través de la creación de un sistema de pluralismo jurídico (artículos 190-192) que garantiza la representación indígena en todos los niveles de gobierno, presentando 29 30

La Constitución, no obstante, mantuvo las características fundamentales del sistema político, como son la Presidencia, el Congreso bicameral, etc. Los elementos de la democracia popular directa vendrían en adición a la estructura política establecida. La Constitución boliviana del año 2009 es más similar a la de Ecuador, en este aspecto, que a la de Venezuela, pero todavía sostengo que la Constitución boliviana es única aun en dicha comparación, porque la Constitución de 2009 no necesariamente sobrepasa la Constitución de 1998 en el establecimiento de los derechos indígenas. Para un análisis de la Constitución de Ecuador con respecto a los derechos indígenas y los derechos de la naturaleza, véase Lalander (2014).

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una democracia comunitaria que se enfoca en una orientación menos individual por parte de los diversos grupos indígenas. Además, esta Constitución, aunque rechaza la autonomía territorial, genera enormes conflictos en todo el proceso constitucional (Uggla, 2009) ya que permite la autonomía indígena al afirmar que esta no puede ser subordinada a otras entidades, proporcionando reglas relativamente claras de cómo pueden ser declarados los territorios autónomos indígenas (Schilling-Vacaflor y Kuppe, 2012). Los derechos indígenas en América Latina no son un tema nuevo, no obstante, el grado en que la nueva Constitución boliviana busca tanto el establecimiento de estructuras institucionales con poder real como el modo en que las entidades territoriales pueden gobernarse de manera autónoma, claramente muestra una enorme ruptura con el pasado de Bolivia, convirtiéndose así en una Constitución relativamente única en América Latina. Queda por ver, sin embargo, si la inclusión formal de nuevos grupos indígenas y de un sistema jurídico plural pueden sobrevivir en el futuro, bajo un gobierno más liberal y potencialmente más elitista.

¿Durante cuánto tiempo sobrevivirá la Constitución boliviana de 2009? Una discusión a modo de conclusión sobre sus avances y dificultades El constitucionalismo boliviano ha seguido lo que se caracterizaría como un camino latinoamericano típico: desde 1825 y durante los primeros 50 años de su Independencia experimentó altos niveles de inestabilidad debido a caudillos y dictadores que impusieron su propia Constitución después de sus golpes de Estado, y hasta conseguir altos niveles de estabilidad, primero, durante el periodo liberal, posterior a la Guerra del Pacífico y, luego, bajo el régimen constitucional de una orientación más social tras la Guerra del Chaco. El ejercicio histórico y comparativo de este capítulo también es útil para contextualizar el régimen de Morales y la Constitución de 2009. Los nuevos elementos del proyecto de Morales no concedieron atención a los derechos sociales que habían sido presentados constitucionalmente (aunque no sustantivamente) desde 1938. A pesar de afirmaciones contrarias, la nueva Constitución no era la primera constitución realmente democrática en la historia de Bolivia. Tanto la Constitución de 1938 como la breve Constitución de 1961 fueron escritas y operaron bajo algún tipo de democracia, y la Constitución de 1967 operó bajo un régimen democrático a partir de 1982. La singularidad de la Constitución de 2009 consistió, en primer lugar, en su ambición de refundar el Estado-nación mediante la incorporación de la población indígena bajo un Estado plurinacional y, en segundo lugar, en haberse enfocado en la soberanía popular y en la participación popular directa, es decir, una forma

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diferente de la democracia. Estos dos aspectos constituyen el rechazo de una nación-Estado del pasado, orientada hacia la monoculturalidad que, unas veces, legalmente y, después, de facto, excluyó grandes partes de la población, así como el rechazo a la democracia liberal, presente durante los 20 años que duró el pacto neoliberal en el país.31 Si se compara con los otros experimentos constitucionales de orientación izquierdista de Venezuela y Ecuador –con los que el proceso constitucional de Bolivia comparte muchos rasgos– Bolivia pasó tanto por un proceso de constitución-escritura más plural (y por lo tanto largo y conflictivo) como por un experimento plurinacional que singulariza, aún más, la experiencia boliviana. Cualquier régimen revolucionario, independientemente de sus buenas intenciones, corre el riesgo de ser identificado en gran medida con la persona o personas que conducen la revolución en lugar de ser identificado con las ideas de cambio que supuestamente debe fomentar. Este es también el caso de la revolución actual en Bolivia. Solo bastaría mencionar nombres como Juan Perón, Fidel Castro, Daniel Ortega y Hugo Chávez para recordar que este riesgo también existe en América Latina. De hecho, algunas de las críticas contra el nuevo proyecto plurinacional de Bolivia, así como de los proyectos venezolanos y ecuatorianos, se han centrado en el asunto de equiparar gobernantes autoritarios (Strong men) con sus constituciones. Aunque aclamado por muchos por corregir un error histórico contra los pueblos indígenas de Bolivia y por implementar una democracia más directa, varios observadores han cuestionado si el nuevo diseño de democracia, de abajo hacia arriba, podría ser coaptado por una fuerte presidencia o por una figura de caudillo como la de Morales (Laserna, 2010; Wolff, 2012). La oposición era claramente consciente de este problema durante las negociaciones de octubre de 2008, en las que el Congreso insistió que el primer mandato de Morales como presidente debía ser la restricción constitucional de permitir solo una reelección presidencial. El anterior análisis muestra que varios factores reducen el riesgo de cooptación, de arriba hacia abajo, en Bolivia, en comparación con Ecuador y Venezuela. En primer lugar, la posición de Morales como líder del mas y de otros movimientos sociales en Bolivia es claramente más débil que sus homólogos de Ecuador y Venezuela, quienes, después de obtener el poder, construyeron sus partidos desde arriba. En segundo lugar, en contraste con Ecuador y Venezuela, en Bolivia el Congreso regular no fue disuelto durante el proceso de constitución e, incluso, participó en las deliberaciones constitucionales hacia el final del proceso (Cameron, 2009). En tercer lugar, pese a los conflictos y al boicot del proceso constitucional, la oposición participó en las deliberaciones sobre el proyecto constitucional y al final influyó en su resultado. La oposición tuvo una participación mayor en 31

Varios observadores han abogado por el uso del término democracia post-liberal (Arditi, 2008; Wolff, 2013) para describir a Bolivia durante el periodo de Morales.

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la Constitución de 2009 que la oposición en Ecuador y Venezuela, lo que pudo aumentar su legitimidad a los ojos de la actual oposición en Bolivia y, por tanto, se abre la probabilidad de que la Constitución sobreviva al gobierno de Morales. Los temores de un giro caudillista de la revolución boliviana parecían justificados cuando, en el año 2013, el Tribunal Supremo dictaminó que el primer mandato de Morales no debía ser la restricción de la reelección presidencial y que se le debía permitir a Morales un tercer mandato en el año de 2014.32 Más tarde, el 21 de febrero de 2016, Morales organizó un referendo para permitir dos elecciones consecutivas para presidente y vicepresidente, lo que permitiría a Morales buscar un cuarto mandato consecutivo en 2018. Sin embargo, Morales perdió el referendo por un estrecho margen en el voto popular, con un 51,3% de votación en contra de la propuesta.33 Aunque el gobierno de Morales pudo haber logrado cooptar el sistema de justicia para que él pudiera, de forma aparentemente inconstitucional, ser elegido para su tercer mandato, irónicamente, la mayoría de Bolivia pudo haber salvado la revolución de Morales al ponerle una fecha final a su carrera política como presidente de Bolivia a través de la participación y el control social permitido por la Constitución de 2009.34 Puede parecer paradójico, pero el factor más importante para aumentar la legitimidad de la Constitución boliviana, generada en el periodo de Morales, es el fin de su gobierno, debido a que lo más probable es que una perpetuación del régimen de Morales polarizaría las alternativas políticas y aún más claramente identificaría la Constitución con Morales y con su proyecto político. Si esto ocurriera, la reacción de una alternativa política al mas en el gobierno puede afectar la Constitución. Por lo tanto, la verdadera prueba de la Constitución boliviana de 2009 y el proyecto revolucionario en Bolivia (así como para Ecuador y Venezuela) no es qué tan bien o mal funcione la Constitución, bajo el régimen actual, sino más bien lo que ocurra después de una eventual rotación política. ¿Será posible que una nueva mayoría, posterior a Morales, pueda ser capaz de exigir expresar su voluntad mayoritaria en base a la Constitución de 2009 con la misma fuerza que bajo el periodo de Morales? Si este fuera el caso, una nueva mayoría puede usar sus poderes para desmantelar la Constitución, o al menos las partes con las que no estén de acuerdo, por lo que dicha Constitución, junto al esfuerzo de inclusión de las ideas del nuevo régimen, no perdurarían por largo tiempo. O bien, ¿será que una nueva mayoría aceptaría las nuevas reglas del juego que ella misma ayudó a 32

33 34

El Congreso, más tarde, transformó en ley el fallo del Tribunal Supremo. La Constitución de 2009, sin embargo, estableció claramente en el segundo párrafo del primer artículo de las disposiciones transitorias que: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones”. Véase http://www.bbc.com/news/world-latin-america-35651063 En este momento de redacción del presente capítulo, no está claro si Morales intentará reformar la Constitución para poder ser candidato en un cuarto periodo.

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aprobar y promovería las mismas aspiraciones plurinacionales, codificadas en la Constitución, las cuales en gran medida se identifican con el proyecto político de Morales y del mas? Si la respuesta a esta última cuestión es sí, entonces la revolución de Morales podría, de hecho, sobrevivir su periodo gubernamental (que hasta el momento ha sido el más largo de un presidente boliviano en la historia) y la Constitución de 2009 habrá generado así un nuevo pacto entorno a un nuevo y aparentemente más inclusivo Estado-nación.

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Repensando las características de ascenso de lo indígena, originario, campesino en Bolivia: Hacia una reflexión crítica del proceso de cambio Sarela Paz Patiño

Introducción La Asamblea Constituyente en Bolivia (2006-2007) produjo un escenario deliberativo que llevó las voces indígenas campesinas originarias1 al centro del debate. La descolonización del Estado, la Autonomía Indígena, el desarrollo político de la Plurinacionalidad, son algunas de las características fundamentales propuestas por agentes del mundo indígena que definieron las bases de un nuevo momento para pensar el Estado y sus instituciones en una sociedad como la boliviana. Ciertamente, un contexto de tal naturaleza llamó la atención por sus planteamientos innovadores y sus posibilidades de producir transformaciones sociales a favor de la población indígena. Considerando lo formulado, el presente trabajo busca reflexionar sobre las características y condiciones que hicieron posible la participación política de los pueblos indígenas en Bolivia, los criterios que se anidaron para pensar el naciente Estado Plurinacional y las tendencias dentro el movimiento que nos acercan a un tejido complejo de posiciones sobre el horizonte político de transformación. Un supuesto que nos acompaña en el análisis 1

Hablar de indígenas campesino originarios –sin comas– como un sujeto político puede resultar confuso para quienes trabajan con categorías de clase y etnia que aluden a diferentes cualidades del mundo social. En todo caso, asumiendo que hay diferencias económicas, de propiedad sobre la tierra y el territorio, de estructura organizativa y formas de gobierno, las tres acepciones implican –en el debate boliviano– la condición de pueblo originario que ancestralmente ocupó territorio y que fue colonizado con la llegada de los españoles. Es la deliberación constituyente de Bolivia que termina integrando las tres categorías en la Constitución Política del Estado. No obstante ello, resulta un diagrama de contradicciones y de gran complejidad política a la hora de asignar derechos.

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es: los ejes fundamentales del planteamiento político del movimiento indígena en Bolivia no solo traducen el pulso de autodeterminación de los pueblos, sino que también están complejamente vinculados a dinámicas de proceso de la sociedad boliviana, lo que implica el establecimiento de un conjunto de tensiones internas que son susceptibles de ser explicadas en el marco de las luchas más generales; para el caso que nos convoca, en el marco de las luchas generales por consolidar y profundizar la democracia en Bolivia. Aunque los puntos propuestos y analizados en el texto atañen a la problemática del conjunto de pueblos indígenas en Bolivia, por razones de espacio las ideas aquí trabajadas se basan fundamentalmente en acontecimientos ocurridos dentro de las iniciativas que tomaron sectores del pueblo aymara y quechua en el contexto de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb). ¿Qué procesos se pusieron en juego en las últimas décadas del siglo xx que dieron lugar a una intervención creciente de sectores indígenas y campesinos en la política boliviana y transformaron los diagramas de representación tradicional junto con la manera de ejercer la política? Para responder a dicho interrogante propongo analizar dos escenarios. Primero, la participación política de sectores indígenas en los procesos electorales posteriores a la dictadura de Banzer (1977) que marcaron un contexto de lo que sería el ejercicio de la democracia en Bolivia y la representación indígena en dicha democracia. Segundo, el desarrollo orgánico de formas étnico-campesinas hacia una formulación política que se fue inclinando con los años al horizonte de: forma pueblo-forma territorio. Ambos escenarios –electoral y orgánico–, aunque muchas veces se presentaron de forma paralela, aparentemente no conectada, desde la dinámica de la acción colectiva de los sectores indígenas y campesinos, es posible establecerlos y entenderlos en una perspectiva de relación, imbricación y/o articulación; así como, de contradicción y tensión.

Indios, indianistas, indígenas, originarios, campesinos: Sujetos subalternos en los procesos electorales El escenario de la Bolivia del Nacionalismo Revolucionario –1952–, que con la incorporación del voto universal convirtió a indios en ciudadanos, integró y articuló ‘lo indio’ en el marco del reparto agrario y la configuración del sujeto campesino como agente destinatario de dicho reparto. Es llegando a la década del 70 y en un contexto de transformaciones democráticas profundas como la nacionalización del petróleo (1969) o la Asamblea Popular (1971), que voces alternativas y pertenecientes al mundo indígena plantearon un debate que ponía al indio o a los indígenas como eje y sujeto de transformaciones políticas en Bolivia; el indio como sujeto de poder. Producción teórica y política como: Manifiesto del

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Partido Indio de Bolivia (1969), Tesis India o Revolución India (1971), forman parte del debate, siendo Fausto Reinaga uno de sus precursores (2014: 341-354).2 El debate sobre el indianismo en Bolivia es vasto,3 de gran profundidad por sus planteamientos e impugnador de la forma política ‘pueblo’ –tan usada por la izquierda de la época–. El alegato central es la figura de despojo identitario que se produce bajo la condición ‘pueblo’ (cf. capítulo 3 de González Ortega, nota 6), puesto que ello estaría implicando una subsunción de experiencias étnicas y comunitarias de obreros y campesinos a favor de una revolución proletaria. Habiendo abonado en muchos sentidos al desarrollo de un pensamiento político en el seno de los movimientos indios o indígenas, lo cierto es que el indianismo abrió puertas y condiciones para la participación de sectores con enraizamiento étnico en las contiendas electorales de Bolivia postdictadura. Saliendo de la dictadura de Banzer, en las elecciones de 1979, de ocho organizaciones políticas que se presentaron en la contienda electoral, una expresaba o condensaba el debate propuesto en el Manifiesto del Partido Indio, esto es: los indios debemos ejercer nuestra propia representación y votar por nosotros mismos. La candidatura de Luciano Tapia, a través del Movimiento Indio Tupaj Katari (mitka), abanderaba las discusiones desarrolladas en el seno del indianismo y se constituyó en la primera experiencia, postdictadura, de participación india con partido propio. En dichas elecciones quienes venían del Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr), de las tradiciones de izquierda popular (udp) o de las filas de la propia dictadura (adn), sacaron los porcentajes más altos de votación (udp 36%, mnr 35,9%, adn 14,9%); en cambio mitka sacó un porcentaje bajísimo que llegó al 1,9% (Atlas Electoral de Bolivia, 2010: 27). La principal votación que obtuvo el mitka fue en el departamento de La Paz y eso le permitió obtener una diputación que sería ejercida en un contexto legislativo de partidos políticos ideológicamente comprometidos con el Nacionalismo del 52; partidos que identificaban al sujeto ‘pueblo’ como el agente de 2

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No es que antes no hubo organizaciones políticas de base india, sino que nuestro lente es la participación electoral de opciones políticas con base étnica. En ese sentido, existieron partidos como el Partido Agrario Nacional (pan) fundado en 1960, el Partido Indio de Aymaras y Keswas (piak) fundado en 1962 o el Partido Indio de Bolivia que forman bases para el debate político de la participación indígena. Ver: Pedro Portugal Mollinedo y Carlos Macusaya Cruz, El indianismo katarista: una mirada crítica (2016: 131-147). La polémica política boliviana sobre lo indígena implica una distinción cualitativa en el uso de categorías. Indianismo es una opción política que postula al sujeto indígena como actor de su propia transformación. Son los propios indígenas transformando la sociedad en la que viven. Indigenismo alude a una corriente política que reivindica lo indígena, pero consciente o inconscientemente, busca asimilarlo. Ver: Fausto Reinaga, “Indigenismo e indianismo”, La revolución india (2014: 131-138); Pedro Portugal y Carlos Macusaya, El indianismo katarista: una mirada crítica (2016: 163-192); Fabiola Escárzaga, Indianismos: La correspondencia de Fausto Reinaga con Guillermo Carnero y Guillermo Bonfil Batalla (2015).

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consolidación de la nación. Para ese entonces la noción de ‘sujeto indígena’ como agente político capaz de proponer una alternativa de sociedad no solo era marginal, sino considerada fuera de época. El proceso electoral fue desconocido mediante un golpe militar que no duro sino varios meses. Las presiones internas de los movimientos sociales y las presiones externas de sectores ligados a procesos democráticos internacionales hicieron posible que nuevamente se llamara a elecciones. En las elecciones de 1980 se presentaron 13 fuerzas políticas y dos de ellas representaban a la tradición indianista del Manifiesto del Partido Indio: mitka, que seguía siendo representado por Luciano Tapia, y mitka-1, representado por Constantino Lima. El faccionalismo en las filas indianistas se dejó ver. No obstante ello, el porcentaje obtenido por ambas fuerzas fue mayor al logrado en 1979, alcanzó a 2,5% –mitka 1,2% y mitka-1 1,3%–, (Ibid: 37). Nuevamente, el departamento de La Paz era el epicentro de su mayor votación, lo que permitió al mitka obtener una diputación. Para las elecciones de 1985 las dinámicas faccionalistas del movimiento indianista hicieron que las dos versiones del mitka ya no vayan a la contienda electoral. En su lugar se presentaron el Movimiento Revolucionario Tupaj Katari (mrtk), liderado por Macabeo Chila Prieto, y el Movimiento Revolucionario Tupaj Katari de Liberación (mrtkl), liderado por Genaro Flores; juntos obtuvieron un porcentaje de 3,2% –mrtkl 2,1% y mrtk 1,1%– (Ibid: 53). En estas elecciones el mrtkl obtuvo dos diputaciones en el departamento de La Paz y, como fuerza política proveniente de las tradiciones indianistas, postuló ampliar la temática de la etnicidad a los factores de clase y a las alianzas con las fuerzas de izquierda. De ahí que Izquierda Unida, que también participaba del proceso electoral, contenía entre sus filas candidatos con enraizamientos étnicos; es el caso de Luis Katari que fue candidato a la vicepresidencia y que como representante de la Izquierda Unida obtuvo 0,7%, susceptible de sumarse al porcentaje del mrtkl por las acciones combinadas que tuvieron. Ciertamente, en las elecciones de 1985 las opciones políticas indígenas/indianistas en acción articulada con algunas tradiciones de izquierda alcanzaron un porcentaje de representación de 3,9 %. En las elecciones de 1989 solo quedó el mrtkl, y por los datos electorales se observa disputas internas fuertes, puesto que su tradicional líder, Genaro Flores, participó en estas elecciones con otra sigla. El mrtkl fue representado por Víctor Hugo Cárdenas y Emigdio Valeriano Thola, obteniendo un 1,7%, mientras que Genaro Flores formó su propia agrupación política denominada Frente Único de Liberación Katarista (fulka) y obtuvo 1,2% de votación (Ibid: 77). La reducción del porcentaje de votación de las fuerzas políticas con participación y núcleos discursivos indígenas se hizo sentir; del 3,9% que obtuvo en 1985 se redujo a 2,9%; más aún cuando Izquierda Unida, con cierta tradición de alianza con las opciones políticas indígenas o indias, en las elecciones de 1989 centró su

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discurso en una perspectiva tradicional de izquierda, esto es, ejes de articulación alrededor del movimiento obrero. Para las opciones políticas indianistas que participaron de la contienda electoral de 1989, el departamento de La Paz seguía siendo el lugar de mayor votación. En las mismas elecciones una opción electoral nueva que capturó significativos votos de la población aymara en el departamento de La Paz y que en sus filas impulsó candidatos del mismo pueblo, fue Conciencia de Patria (condepa). Como fuerza política obtuvo el 12,3% de los votos a nivel nacional, pero en el departamento de La Paz se convirtió en la primera mayoría con un 30,2% (Ibid: 85). condepa se constituyó en una revelación política que combinaba hábilmente sentidos de identidad indígena aymara con trayectorias de vida urbana; por ello mismo, difícilmente sumable a las tradiciones indianistas kataristas del departamento. Antes que formular planteamientos políticos que abanderen opciones de poder fundamentadas en el actor político indio, condepa tenía como núcleo discursivo las redes de compadrazgo fuertemente étnicas que desarrollaron los aymaras en la ciudad de La Paz. Pensando en retrospectiva, como fuerza política organizó demandas de sectores étnicos urbanos, pero nunca se inclinó hacia los postulados del Manifiesto del Partido Indio, no obstante, en elecciones venideras postulará al legislativo a una mujer aymara que será la primera diputada de pollera en asumir un curul. Las elecciones de 1993 pueden constituirse como un hito y, a la vez, como un punto de gran contradicción para las opciones políticas indianistas-kataristas en Bolivia. Por un lado, en estas elecciones el juego de alianzas desplegado les permitió dejar de ser minorías marginales para convertirse en una opción real de poder, mediante un pacto desarrollado entre el Movimiento Revolucionario Tupaj Katari de Liberación (mrtkl) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (mnr). Por otro lado, acordar con partidos tradicionales implicó para las opciones indianistas kataristas un desplazamiento de la agenda planteada por el Manifiesto del Partido Indio, porque la ideología del nacionalismo subsumía la centralidad política del sujeto indígena a la figura genérica de ‘pueblo’. A ello se debe sumar la ampliación de lo indígena en Bolivia hacia tierras bajas –Amazonía y Chaco–. Durante la dictadura, en la década del 70 y en los primeros años del 80, hablar de lo indígena en Bolivia implicaba reflexionar sobre aquella parte de la sociedad que habitaba en los Andes; sin embargo, la articulación de demandas étnicas en tierras bajas en los últimos años de la década del 80 y principios de los 90 produjo la formación de un movimiento indígena con demandas propias que giraban alrededor del territorio. El mrtkl, a la cabeza de Víctor Hugo Cárdenas, participó en las elecciones de 1993 en alianza con el mnr y obtuvieron el 35,7%, de los votos. El resultado más claro de dicha alianza fue el cuoteo de puestos dentro de la coalición de gobierno y las reformas a la Constitución que incluían temas relativos a los derechos

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indígenas.4 En un intento de seguir la línea con los postulados del Manifiesto del Partido Indio, el Movimiento Katarista Nacional (mkn), dirigido por Fernando Untoja con gran trayectoria en las filas indianistas y Tomás Ticuazu, dirigentelíder indígena de tierras bajas, obtuvo el 0,8% de la votación (Ibid.: 123). Genaro Flores que lideró el mrtkl en anteriores elecciones, se presentó con la sigla de Izquierda Unida –sus viejos aliados–, obteniendo el 1% de la votación y, finalmente, el Eje de Convergencia Patriótica que articulaba en su seno corrientes de pensamiento de izquierda con tradiciones indianistas, a la cabeza de Félix Cárdenas, un antiguo líder del movimiento campesino, obtuvo el 1,1% (Ibid.: 123). Sumados los votos de las opciones políticas adscritas al indianismo o a una izquierda con tendencias indígenas, llegamos a un 2,9% que se constituye en una cifra distante de lo logrado en 1989 (3,9%). El panorama electoral de 1993 muestra con más fuerza los desplazamientos políticos de la formulación indianista, desplazamientos tendientes a articularse con algunos sectores de izquierda y, muchas veces, mimetizados en la izquierda. Dicho periodo electoral muestra también los desafíos que tuvieron los sectores indígenas politizados ante el advenimiento de la ampliación de lo indígena en Bolivia; ampliación que se produjo no solamente por la sistemática interpelación de los planteamientos indianistas kataristas en los procesos electorales, sino también por la movilización de pueblos y comunidades indígenas de tierras bajas que permitió el desarrollo de disputas étnicas en otras regiones de Bolivia. Con todo, una vez más mkn, Izquierda Unida y Eje de Convergencia Patriótica obtuvieron la mayor votación en el departamento de La Paz. Las elecciones de 1993 son también un hito de ascenso de los planteamientos políticos indígenas en el marco de contiendas electorales de carácter nacional, puesto que la Ley de Participación Popular de 1994 abrirá los escenarios de representación local-municipal y decantará transformaciones en el sistema de representación política en la democracia boliviana. Resulta también importante llamar la atención sobre condepa, fuerza política con fuertes raíces aymaras-urbanas en la ciudad de La Paz, ya que siguió en ascenso respecto de la anterior elección obteniendo el 14,4% de votos a nivel nacional, y en el orden departamental se constituyó en la segunda fuerza del departamento de La Paz (30,6%), superada tan solo por una diferencia de 0,8% por la alianza mnr-mrtkl (31,4%) (Ibid.: 132). Si de origen los planteamientos de esta fuerza política no abrazaron las formulaciones indianistas, en las elecciones de 1993 la diferencia se marcó con mayor profundidad porque condepa, tratando 4

Reconocimiento a las autoridades tradicionales en la Ley de Participación Popular (1994), establecimiento de Tierra Comunitaria de Origen como una forma de propiedad de la tierra en la Ley inra (1996), recursos forestales con derecho preferencial a favor de los pueblos indígenas en la Ley Forestal (1997), Educación Intercultural Bilingüe como parte de un sistema educativo nacional en la Ley 1565 (1993). Todos estos puntos fueron recogidos e incluidos en las reformas a la constitución 93-97.

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de salir de su localismo –votación eminentemente en el departamento de La Paz–, buscó alianzas con sectores conservadores y agroindustriales del departamento de Santa Cruz, marcando con ello una brecha ideológica que antes que ser superada en futuras elecciones, se ahondará.

Nuevos márgenes en la contienda electoral: Lo local como potencial político de los indios, indianistas, indigenistas, originarios, campesinos Las reformas a la Constitución de 1993-1997 cambiarán sustancialmente la participación de los sectores indígenas en los procesos electorales. Como dijimos anteriormente, la Ley de Participación Popular, aprobada en el Legislativo en 1994, abrirá la contienda electoral al proceso de localidades-municipalidades y la Ley 1704, aprobada en 1996 –referida a establecer dos figuras en las circunscripciones electorales una, de carácter plurinominal que se suma a los votos que recibe el candidato presidencial y, otra, de carácter uninominal que implica representación territorial–, ahondará el potencial de la representación local. Ambos cambios en el régimen electoral boliviano potenciarán significativamente la participación electoral de los sectores indígenas y campesinos originarios, porque retornará la representación a un orden territorial. El vínculo de muchos líderes y dirigentes campesinos e indígenas con ámbitos territoriales específicos siempre fue uno de los grandes potenciales políticos del movimiento indígena; en contraste, la contienda electoral nacional sin vinculación territorial expuso frecuentemente al anonimato a dichas dirigencias. Es más, una vez abierta la representación al orden territorial y considerando que en los últimos 25 años el porcentaje de población mayoritaria en Bolivia se trasladó a las ciudades, las organizaciones indígenas, originarias y campesinas tomaron la decisión política de convocar, a quienes ya estaban viviendo en las ciudades, a inscribirse y votar en su zona de origen –circunscripción uninominal– para reforzar la representación territorial. Para ir cerrando la perspectiva de participación electoral de los indígenas y campesinos en Bolivia tomaremos los datos de las elecciones de 1997, 2002 y 2005, considerada la última como el factor de participación que deviene en ‘la toma de poder’. Ciertamente, en la parte final del trabajo la figura de ‘toma de poder’ es, efectivamente, lo que expondremos al ojo analítico para reflexionar sobre las características y condiciones en que los pueblos indígenas participan en el naciente Estado Plurinacional (2009). Señalar, además, que en estas tres elecciones se puso en juego con mucha más fuerza las deliberaciones orgánicas de las organizaciones indígenas y campesinas, porque la condición de circunscripción uninominal abrió espacio para la posibilidad de elegir candidatos local-comunitarios y, en cierta medida, la tradición de pensamiento indianista que fundamentaba la acción

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política en los principios propuestos por el Manifiesto del Partido Indio quedó como telón de fondo. En las elecciones de 1997 nos encontramos con tres fuerzas políticas de participación de los indígenas y campesinos. De ellas, dos expresaron con más claridad las deliberaciones orgánicas local-comunitarias; ambas, sin embargo, estaban ancladas en estructuras partidarias que traían una tradición de izquierda. La Izquierda Unida (iu) llevó a la cabeza a Alejo Véliz, un dirigente campesino quechua de Cochabamba que, junto con Evo Morales, venía empujando desde los primeros años del 90 la propuesta del Instrumento Político como órgano de representación de las organizaciones campesinas. Como fuerza política obtuvieron el 3,7% de la votación. El Eje de Convergencia Patriótica (ecp) postuló como candidato a la vicepresidencia a Juan de la Cruz Villca, también dirigente campesino quechua de Potosí que jugaba una posición diferente a la de Alejo Véliz y Evo Morales en la construcción del Instrumento Político. Como fuerza política obtuvo el 0,8%. La tercera opción, más de izquierda y menos orgánica para indígenas y campesinos, se constituyó en el Movimiento Bolivia Libre (mbl), que llevó como candidato vicepresidencial a Marcial Fabricano, líder de los pueblos indígenas de tierras bajas, moxeño-trinitario, y que encabezó la primera marcha indígena de 1990. Como fuerza política obtuvieron el 3,1%. En estas elecciones, condepa, aunque había subido de porcentaje de votación (17,2%), el desplazamiento ideológico que produjo de sus raíces étnicas (aymaras del departamento de La Paz) hacia una articulación con agroindustriales del oriente boliviano, le significó su casi desaparición para las elecciones venideras (Atlas Electoral de Bolivia, 2010: 176). Algunos desplazamientos a remarcar en las elecciones de 1997. El mayor porcentaje de votos obtenidos por fuerzas políticas que estuvieron siendo impulsadas desde sectores indígenas y campesinos dejó de estar solamente en el departamento de La Paz; esto es: el Eje de Convergencia Patriótica, efectivamente, y siguiendo la tradición de votos de anteriores elecciones, obtuvo la mayor votación en La Paz, pero la iu tuvo al departamento de Cochabamba como el centro de su votación. Observando la geografía electoral de las elecciones, la Izquierda Unida se convirtió en la primera mayoría en cuatro de las nueve circunscripciones uninominales que tenía el departamento de Cochabamba, por ello lograron cuatro diputados por circunscripción uninominal y obtuvieron el 17,5% de la votación en el departamento (Ibid.: 196). El mbl, en cambio, obtuvo el mayor porcentaje de votación en el departamento de Chuquisaca, se convirtió en la primera mayoría en dos de las seis circunscripciones uninominales del departamento, donde sacó el 12,7%; también obtuvo la primera mayoría en dos de las ocho circunscripciones uninominales del departamento de Potosí, llegando a tener cinco diputados por circunscripción uninominal (Ibid.: 183). Sumando los porcentajes de votación por opciones políticas que representaron a sectores y organizaciones indígenas y campesinas, la diferencia se deja ver. En

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las elecciones de 1997, entre el Eje, la iu y el mbl obtuvieron un porcentaje de 7,6% y lograron obtener nueve diputados para la Asamblea Legislativa Nacional, todos ellos procedentes de las circunscripciones uninominales. El porcentaje más alto que obtuvieron las organizaciones políticas de procedencia indígena y campesina en elecciones pasadas fue de 3,9%, y como máximo obtuvieron dos diputaciones, lo que ratificará el criterio anteriormente mencionado de: mayor potencial político por representación territorial. En las elecciones de 2002 la figura de ampliación de lo indígena en Bolivia se revela con otras características. Si en las elecciones de 1993 la condición de convertirse en una opción real de poder estuvo mediatizada por la alianza entre el mrtkl, liderado por Víctor Hugo Cárdenas, y el mnr, para 2002 el Movimiento Al Socialismo (mas) se convertiría en una opción real de poder pero marcadamente campesina –en menor medida indígena–; esto es, sin alianza con otras fuerzas políticas. En este sentido, es importante puntualizar algunos aspectos. La Izquierda Unida se subsume en el mas; esto quiere decir que las estructuras de partido de izquierda que tenía se subsumen en las estructuras de la organización campesina (Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia). Lo mismo pasa con el Eje de Convergencia Patriótica. Además, en los últimos años de la década del 80 y durante los primeros años del 90, en el seno de la organización campesina csutcb se estuvo discutiendo la creación de un Instrumento Político, teniendo como epicentro 1995, año en el que se crea oficialmente el Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (ipsp). En razón de ello, el Manifiesto del Partido Indio (1969), que había dado luz y horizonte a la participación política de los indianistas, fue renovado y trastocado con la creación del Instrumento Político que se dotó de sus propios principios y horizontes, a través de las tesis políticas discutidas en los congresos de la csutcb (1979-1988). Un aspecto cualitativo a señalar es que el Manifiesto del Partido Indio es obra de intelectuales indianistas –intelectuales de origen indígena–, con gran diferencia, los planteamientos del Instrumento Político fueron trabajados en el seno de la organización campesina csutcb, por ello mismo, liderizada por los propios campesinos quechuas y aymaras. En el proceso electoral de 2002 se presentarán dos fuerzas políticas que integrarán y articularán a los indígenas y su pensamiento. El mas-ipsp, liderado por Evo Morales, y que fue arriba mencionado, obteniendo el 20,9% de la votación, y el Movimiento Indígena Pachakuti (mip), liderado por Felipe Quispe, y que obtuvo el 6,1% de la votación. Sumadas ambas fuerzas, la opción indígena obtuvo el 27% de la votación total nacional. El mas-ipsp se constituyó en la segunda fuerza electoral a nivel nacional –después del mnr. condepa casi despareció de la geografía electoral porque obtuvo el 0,4% (Ibid.: 237). La votación más significativa para el mas-ipsp fue nuevamente en Cochabamba, aunque las cifras de votación del departamento de La Paz fueron también importantes. En Cochabamba se constituyó en la primera mayoría con un 37,6%

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y obtuvo también la primera mayoría en cinco de las nueve circunscripciones uninominales. En el departamento de La Paz también se constituyó en la primera mayoría con un 22,5%, aunque en las circunscripciones uninominales solo ganó en dos de las 16. Para la Asamblea Legislativa obtuvo 27 diputados y ocho senadores, siendo la primera vez que una opción política de carácter campesino y raíces indígenas obtenía escaños en la Cámara de Senadores. En el caso del mip, la principal votación la obtuvo en el departamento de La Paz, constituyéndose en la tercera fuerza con un 17,7%; así también, sacó la primera mayoría en cuatro de las 16 circunscripciones uninominales del departamento (Ibid.: 249). Como fuerza política obtuvo seis diputados. Si tuviéramos que comparar las inclinaciones ideológicas del mas y el mip como opciones indias-indígenas, podríamos decir que la tradición indianista de las opciones electorales pasadas reflejadas en el movimiento katarista (mitka-mrtk-mrtkl) se integró al mip, mientras que en el mas-ipsp se puso en juego tradiciones políticas sindicales del movimiento campesino y tradiciones políticas de la izquierda boliviana. En las elecciones de 2005, las tendencias e inclinaciones a que las opciones políticas de carácter campesino indianista se constituyeran en una opción real de poder en la sociedad boliviana marcaron su tendencia y profundidad con el apoyo político que recibió el mas-ipsp. Como muy pocas veces en la historia electoral boliviana, una fuerza política superó el 50 + 1, aún más, una fuerza política impulsada por campesinos con fuertes enraizamientos étnicos. El mas obtuvo el 53,7% de la votación, convirtiéndose en la primera mayoría en cinco de los nueve departamentos que tiene Bolivia. En estas elecciones el principal caudal de votos ya no vino del departamento de Cochabamba, sino del departamento de La Paz, donde obtuvo la primera mayoría en 15 de las 16 circunscripciones uninominales. Ganó en dicho departamento con un 66,6% (Ibid.: 312). En Cochabamba ganó con un 64,8%, convirtiéndose en la primera mayoría en ocho de las nueve circunscripciones uninominales (Ibid.: 320). Como fuerza política obtuvo 72 diputados y 12 senadores. La segunda fuerza política de carácter campesino indianista, el mip, bajó significativamente en el porcentaje de votos con respecto a las elecciones de 2002. Esta vez logro el 2,2% a nivel nacional, centrándose su mayor votación en el departamento de La Paz, donde obtuvo el 4,6% de votos. Se convirtió en la cuarta fuerza política del departamento de La Paz y por el bajo porcentaje de votos no obtuvo ningún escaño en la Asamblea Legislativa (Ibid.: 320). Se ve que el caudal de votos que tenía como fuerza política se desplazó a favor del mas. Caracterizando algunas tendencias de la participación electoral de opciones políticas indias/indianistas/indígenas/campesino originarias, podemos afirmar que existen dos momentos de inspiración. El primero referido a los procesos electorales del 79-80-85-89 cuando la inspiración política, los fundamentos de la participación, tienen origen en los planteamientos discutidos en el Manifiesto

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del Partido Indio (1969) y en la obra de Reinaga La revolución india (1970); ello supone la formulación de postulados que proceden de una inteligencia indígena o intelectuales indios. En contraste, el segundo momento de inspiración que se inscribe en la participación electoral del 93-97-2002-2005 está implicando la reformulación de los planteamientos relativos al sujeto indígena, el cual deja de ser una referencia abstracta para convertirse en una estructura orgánica concreta de campesinos originarios o indígenas. Así, las ideas y postulados más importantes ya no vienen solamente de intelectuales indígenas desprendidos de estructuras organizativas, sino, sobre todo, de las propias organizaciones, como la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb) o la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (cidob), que son acompañadas por intelectuales indígenas y no indígenas. No obstante ello, la constante en ambos momentos de inspiración tiene que ver con el planteamiento político de que los indios o indígenas pueden y deben representarse a sí mismos y, además, son sujetos de transformación de la sociedad boliviana, por ello, son sujetos de poder.

Devenir orgánico: Entre la forma étnica campesina y la forma pueblo-territorio El escenario de la forma orgánica en Bolivia expresa integración, agregación de intereses que tienen como núcleo de articulación una estructura de representación de base. Para el caso que nos convoca, participación de los indígenas, la forma orgánica estaría expresando organizaciones que construyen y/o agregan intereses desde núcleos base hasta niveles nacionales. En ese sentido, para el caso de los campesinos –quechuas y aymaras–, la estructura base es el sindicato agrario que representa una localidad o comunidad agraria. En unos casos puede estar combinando quechuas y aymaras en un mismo sindicato, es el caso de los colonizadores en la ceja de selva, hoy llamados interculturales; en otros casos los sindicatos están conformados por: o solo quechuas o solo aymaras, ello, sobre todo, en espacios de ocupación tradicional –Andes y valles. El sindicato agrario base irá a formar parte de una articulación mayor llamada Subcentral, seguida de una Central Regional que formará parte de una Central Provincial –que corresponde territorialmente a una provincia–; dicha Central Provincial formará parte de una Federación Departamental, siendo el nivel macro de representación la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb), que es la articulación de las federaciones campesinas de todos los departamentos de Bolivia. Una confederación con fundamentos sindical-territoriales.5 5

El texto de Natalia Camacho (1996) sobre sindicalismo campesino en Bolivia, titulado “El movimiento campesino boliviano: Entre la resistencia y la adaptación”, nos da luces sobre el

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Para el caso de los indígenas de tierras bajas –Chaco y Amazonía–, la estructura base es la comunidad que va agregándose con otras comunidades del mismo pueblo hasta conformar una representación por pueblo –guaraníes, chiquitanos, guarayos, etc. Otras veces hay una combinación de representación de varios pueblos, puesto que también la unidad de articulación puede ser el territorio, por ejemplo, las Tierras Comunitarias de Origen (tco), reconocidas legalmente y que son ocupadas por varios pueblos. En todo caso, las comunidades agregadas en Subcentrales y Centrales Regionales terminan formando parte de lo que se le llama la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (cidob), siendo su particularidad la organización y articulación de demandas por pueblos, o sea, una confederación con fundamentos étnicos.6 Desde la década del 90 tenemos también el surgimiento de la organización llamada Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (conamaq). Esta organización conformada por quechuas y aymaras, busca articularse en función a la noción de pueblo que dejó el legado del Tawantinsuyu; esto es, ‘suyu’ como estructura político territorial que tiene como base el ayllu, que está conformado por varias comunidades. Los ayllus andinos han sido la base y fundamento de la economía y la política en los Andes y, como estructura territorial, conforman un núcleo de identidad mayor que se llama marka y que viene a formar parte de un suyu. El último es un núcleo de identidad política de base territorial. En la perspectiva del conamaq los suyus son las naciones originarias a las cuales se les cercenó el poder político que tenían con la colonización, debilitando su estructura institucional y despojándolos del poder político que albergaban. Por ello, la perspectiva política que sostienen como organización es la reconstitución de las markas y los suyus. En ese sentido, quechua y aymara son tan solo lenguas habladas por los diferentes suyus.7 desarrollo de la estructura orgánica en la csutcb; así como el libro de Esteban Ticona (2000), Organización y liderazgo aymara: La experiencia indígena en la política boliviana, es un recuento de cómo los campesinos quechuas y aymaras terminan organizándose en la csutcb. 6 E. Herrera (2004) trabaja la configuración de lo multiétnico y pluricultural en la emergencia de los pueblos indígenas de tierras bajas, retratando el desarrollo de una estructura orgánica ligada a la demanda de territorios indígenas. Ver: Identidades y territorios indígenas: Estrategias identitarias de los tacana y ayoreo frente a la Ley inra. También J. Riester (1997) describe el desarrollo de la cidob en su texto “Nace una organización indígena”. 7 El conamaq reconoce que en el Collasuyu (actual Bolivia) existieron 16 suyus, por ello su reconstitución supone una reintegración política y territorial. Por ejemplo, la nación Charcas o el suyu Charcas, ubicada entre los departamentos Sucre y Potosí, estaba compuesto por dos markas: marka Sacaca y marka Chayanta, las que a su vez se conformaban de varios ayllus. Ver: Análisis y propuesta para el pluralismo jurídico en Bolivia: Estudios de caso del suyu Charcas de Pamela Sánchez y Roxana Choque (2011). También ver: Plan estratégico 2008-2013 conamaq (2008), donde se aborda la estructura organizativa que tiene y una aproximación histórica a los motivos de su fundación.

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Las tres organizaciones de base campesina, indígena y originaria tienen la característica o el potencial de integrar demandas desde un orden local comunitario para irlas tejiendo, en base a delicados equilibrios, hacia niveles macro que se expresan en el orden nacional.8 Las tres organizaciones cuentan con estructuras donde las mujeres se organizan y funcionan simultáneamente. Mujeres campesinas Bartolina Sisa-csutcb, Mama T’allas-conamaq o Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia cnmib-cidob, son parte de las estructuras orgánicas. Así, cuando en Bolivia se alude a lo orgánico de los indígenas, originarios y campesinos se está hablando de unas estructuras de organización político-territorial que pueden tener su versión sindical, originaria o étnica y que empujan un criterio político importantísimo para la democracia boliviana, han sido escenarios de democracia comunitaria, de democracia de base que construye sus mandatos desde una deliberación comunal-local. Estas estructuras orgánicas han sido base y fundamento del Pacto de Unidad; alianza política entre campesinos, originarios e indígenas durante la Asamblea Constituyente y artífices de los contenidos fuertes sobre derechos indígenas, entre ellos, el Estado Plurinacional en la actual Constitución boliviana. La forma orgánica en que se estructuran los indígenas, campesinos, originarios en Bolivia se constituye en el espacio privilegiado para entender cómo construyeron contenido y horizonte político de su participación en la política y el Estado; así como para entender el efecto de mayoría que produjeron desde 1997. Es más, la sustancia de la participación electoral postdictadura ha sido proyectada desde este espacio orgánico. Es acá donde encontramos fundamentos y principios deliberados por los propios indígenas y, a su vez, la maduración de criterios relativos de la forma étnica campesina hacia la forma pueblo territorio. Ciertamente, la formulación de sustancia de lo indígena en relación a los espacios orgánicos supone una acumulación de luchas y pensamiento en las estructuras de la csutcb, la cidob y la conamaq. La condición de efecto de mayoría como entendimiento que no está fundamentado en una condición demográfica forma parte de la tradición reflexiva del pensamiento social en Bolivia en relación a los movimientos sociales. Alude al rol que juega el desarrollo de la subjetividad en la conformación de la unidad de un colectivo, la unidad de acción que deviene de 8

Detrás de lo indígena, originario o campesino hay una historia de identidad de sujeto. Los pueblos de tierras bajas (Amazonía y Chaco) se autodefinen como indígenas pues la articulación orgánica de sus demandas giró desde sus inicios alrededor del territorio y la significación indígena, como lo plantea el Convenio 169 de la oit; en cambio, lo campesino surge en el contexto de las luchas campesinas que rompen con el Pacto Militar Campesino (1965-1978), siendo el desarrollo interno un avanzar hacia formas de identidad étnica, por ello el apelativo de campesinos originarios quechuas y aymaras. Lo originario, en cambio, surge del propio contexto campesino quechua y aymara, de las propias estructuras sindicales campesinas que, ahondando su debate sobre etnicidad, se convierten en sectores dispuestos a pelear por la reconstitución de sus estructuras institucionales fundamentadas en el ayllu/marka/suyu.

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una acumulación de luchas que otorgan contenido específico a las subjetividades. René Zavaleta Mercado, sociólogo boliviano, reflexionó mucho en relación a la categoría de efecto de mayoría para explicar el rol que jugó el proletariado minero en las transformaciones democráticas postreforma agraria (1952).9 ¿Qué contenido y sustancia se pone en juego en el espacio orgánico de la csutcb que fue creada para proteger la independencia del movimiento campesino en 1979? ¿Qué tipo de luchas se acumulan en esta estructura orgánica? Comencemos resaltando que el legado de la década del 60, amparado en la perspectiva del Manifiesto del Partido Indio y la tradición indianista, muestra desplazamientos en relación a cómo proyectamos la lucha indígena en Bolivia en el periodo postdictadura. Desde el Manifiesto de Tiwanaku (1973)10 hasta la conformación de una organización sindical campesina independiente del gobierno y las tradiciones nacionalistas del 52 (1979), el epicentro de la acción tiene como base y fundamento la forma campesina, pensar lo indígena desde una organización política de estructura campesina. En el manifiesto se plantea la idea de formar una organización política propia: “Una organización política para que sea instrumento de liberación de los campesinos tendrá que ser creada, sustentada y dirigida por nosotros mismos”. Este tema es de suma importancia, pues una de las virtudes del indianismo fue formar, aunque fuera de modo endeble, partidos políticos. Claro que en el manifiesto no se hace ninguna alusión a tales organizaciones, seguramente porque el documento trata de iniciar algo nuevo. (Portugal y Macusaya, 2016: 234)

La formación de la csutcb el 26 de junio de 1979 forja nociones de un nuevo sindicalismo que tiene como horizonte central la autodeterminación del movimiento; autodeterminación de los gobiernos de turno pero también de intelectuales que en un pasado hablaron del indio o lo indígena sin ser parte de una estructura de base: “[E]ste documento […] no es resultado de la imposición de ningún doctor ni ministerios como ocurría en los años de la manipulación” (Tesis política de la csutcb, 1983: 194). Proyectándose desde el espacio de los trabajadores aglutinados en la Central Obrera Boliviana (cob), el señalamiento a su condición de trabajadores campesinos implicó pensar y proponer que la lucha de los indios o indígenas en Bolivia tiene doble entrada: una condición étnica y 9 10

Véase: “La revolución democrática de 1952 y las tendencias sociológicas emergentes”. También “El proletariado minero en Bolivia”. En R. Zavaleta. Clases sociales y conocimiento (1988: 17-144). El Manifiesto de Tiwanaku salió a la luz pública en julio de 1973, en plena dictadura de Banzer, y fue suscrito por miembros del Centro de Coordinación y Promoción Campesina mink’a, Centro Campesino Tupaj Katari, Asociación de Estudiantes Campesinos de Bolivia y la Asociación Nacional de Profesores Campesinos. Ver: Pedro Portugal y Carlos Macusaya, El indianismo katarista: Una mirada crítica (2016: 225-238); también Silvia Rivera, Oprimidos pero no vencidos: Luchas del campesinado aymara y qhechwa 1900-1980 (2003: 148-156).

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una condición de clase, ambas pensadas creativamente para proyectar el horizonte de lucha y reivindicación política. Así, la formación de esta estructura de base se distancia de las tradiciones de pensamiento que se habían anidado hasta entonces en el sentido de una lucha o meramente clasista o meramente indianista: “[L]os actuales dirigentes estamos convencidos que no acepta ni aceptaremos cualquier reduccionismo clasista convirtiéndonos sólo en ‘campesinos’. Tampoco aceptamos ni aceptaremos cualquier reduccionismo etnicista que convierta nuestra lucha a un confrontamiento de ‘indios contra blancos’” (Ibid.: 196). Si la autodeterminación del movimiento de base junto con una comprensión de sujeto que tiene una doble matriz de acción –clase y etnicidad– se constituyen en dos ejes de la sustancia y contenido de la participación política de los indígenas en Bolivia, todo ello para evitar la continuación del pongueaje político,11 deberemos sumar otros ejes referidos a: el desarrollo de una conciencia que identifica “somos mayoría”, la pérdida del poder político como fundamento colonial de dominación, la recuperación de una estructura de gobierno que tiene fundamento en el gobierno comunal y, finalmente, la formulación de un Estado Plurinacional. Estos seis ejes pueden ser considerados como los planteamientos fundamentales deliberativos que son madurados en el marco de la estructura orgánica de la csutcb y que están planteados en la tesis política del segundo congreso realizado en la ciudad de La Paz en 1983. La perspectiva que a la vez supone el desarrollo de una conciencia que asume su sentido de mayoría incluye no solamente la dimensión demográfica poblacional como realidad fática en Bolivia, sino también la condición de unidad y articulación para, efectivamente, causar el efecto de mayoría nacional: “los campesinos no nos consideramos una clase marginal ni decadente, llamada a desaparecer. Seguimos siendo la mayoría de la población del país […] tampoco creemos que las diferencias socio-económicas entre nosotros sean barrera para nuestra unidad” (Tesis política csutcb, 1983: 198). Similarmente, la condición de subordinación ligada o provocada por el despojo del poder político que sufrieron como acto colonial de dominación implica el acto de cercenamiento de formas de autogobierno: “la dominación colonial inauguró una larga etapa de exclusión sistemática de nuestros pueblos de la estructura del poder político y económico, y anuló toda forma de autodeterminación” (Ibid.: 199). 11

La deliberación campesina originaria en el marco de la creación de la csutcb señalaba claramente que el voto universal conquistado en 1952 había desvirtuado su participación política, pues, antes que voto ciudadano consciente de sus intereses, el acto electoral los había convertido en una sumisa masa electoral, el sindicalismo campesino como un instrumento de manipulación de las facciones de poder. A esto le llamaron pongueaje político y es la base que más adelante madurará como: debemos crear nuestra propia opción electoral, nuestro Instrumento Político. Ver: Fernando García y otros, No somos del mas, el mas es nuestro: Historias de vida y conversaciones con campesinos indígenas de Bolivia, 2015.

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Si bien la csutcb parte de una estructura orgánica sindical, la reflexión producida acerca de retomar criterios y principios de gobierno ligados a las formas político territoriales comunales del ayllu, marka y suyu implicaron que, como organización, no se agote solamente en aspectos reivindicativos corporativos, sino también traduzca y piense horizontes de gobierno; unos sindicatos agrarios ligados a tradiciones de luchas milenarias que se fundamentan en comprensiones de pueblo originario y territorio: “[L]a organización sindical campesina no tiene la misma naturaleza que la organización sindical obrera […] el sindicato campesino tiene un aspecto reivindicacionista, y por otra parte, es también un auténtico gobierno comunal” (Tesis política csutcb, 1983: 207). Finalmente, el paraguas de toda la discusión contenida en la tesis política de 1983 formula y plantea el desarrollo de una sociedad organizada en términos plurales, una sociedad diversa en naciones y un Estado que corresponda a ello. Tal iniciativa no supone la búsqueda de una reforma político-institucional, en contraste, dicha tesis propone un proceso auténtico de liberación: “no queremos parches ni reformas parciales, queremos una liberación definitiva y la construcción de una sociedad plurinacional y pluricultural […] que combine y desarrolle la diversidad de las naciones […] las diversas formas de autogobierno de nuestros pueblos” (Ibid.: 207), “una sociedad organizada en un Estado Plurinacional” (196). En el marco de los seis ejes de planteamiento político que permitieron ceñir el contenido y la sustancia de la participación política y electoral de las opciones indígenas o indianistas en Bolivia, debemos poner un núcleo movilizador y articulador de las diferentes corrientes de pensamiento que convergieron en la csutcb –indianistas/kataristas/sindicalismo campesino–; esto es, la mirada de empoderamiento que implica restitución del poder político territorial a los sectores indígenas. En este marco, la estrategia puesta en juego es diversa y compleja porque implicó pensar en procesos de empoderamiento que supusieron la toma del poder estatal para transformarlo desde adentro y/o, a su vez, también incluyó la construcción de un poder paralelo al poder institucional estatal –colonial–, para debilitarlo y derrocarlo. En ambos casos el criterio de tener un instrumento político propio forma parte de los delicados consensos logrados al interior del movimiento indígena campesino.

Forma Asamblea y forma instrumento: Acerca del contrapunteo político en la deliberación indígena En julio de 1988, la csutcb convocó en la ciudad de Potosí al Primer Congreso Extraordinario para enfrentar la inminente división que la estaba corroyendo. Había pasado la década de hegemonía katarista indianista y las posiciones políticas internas mostraban resquebrajamientos de la unidad, a su vez, maduración de los

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horizontes políticos ligados a la condición de pueblos y naciones originarias. Al interior de esta estructura orgánica, algunos sectores enfatizaban la forma sindical como opción política de liberación, otros, sin embargo, consideraban que ya existían condiciones para pensar en una lucha que recupere la forma pueblo, lo que implicaba activar, restituir, formas político-institucionales del ayllu. Estableciendo una revisión rápida de los documentos/propuesta que llegaron al Congreso, según fuerza política, es posible plantear un escenario de tendencias que pueden ser identificadas en tres. Una primera en la que encontramos un desplazamiento significativo hacia retomar, recuperar, formas originarias de organización política como potencial para pensar un nuevo Estado y formas de democracia ligada a gobiernos tradicionales, gobiernos comunitarios. El Movimiento Campesino de Bases (mcb), por ejemplo, formula y plantea un deslinde con los partidos políticos, afirmando que “ningún partido hasta el momento intenta, como nosotros queremos hacerlo […] fortalecer los instrumentos de la lucha sindical, por el camino del fortalecimiento de las comunidades” (Documentos Políticos csutcb, 1989: 272). La unidad de las comunidades indígenas originarias supone que la estructura sindical recupere el sentido de organización de las nacionalidades. Hemos utilizado también esta consigna, desligada del tema de la unidad en la base y desligada de la consigna del poder comunal. Y cuando nosotros hablamos de este poder, entonces decimos: Poder Comunal de las Nacionalidades Aymara, Quechua, Guaraní […] La csutcb debe organizar una Asamblea de Nacionalidades […] para la forja de los instrumentos políticos de las nacionalidades […] ¿Quiénes deberán asistir a esta Asamblea? Son nuestras autoridades tradicionales (originarias), Jilacatas, Jilancus, Capitanías […] recuperar y forjar el papel de nuestro propio sistema de autoridades. (Ibid.: 275-276, énfasis del autor en cursiva)

Junto con el Movimiento Campesino de Base, tres corrientes políticas más afianzan su perspectiva en la dimensión tradicional comunitaria. El Eje Comunero que insiste en la idea de “no podemos limitarnos a la pura lucha sindical […] Los nuevos comuneros del viejo Tawantinsuyu, los nuevos comuneros del viejo reyno Guaraní […] debemos buscar una participación activa, construyendo […] un instrumento político” (Ibid.: 323). El Consejo Nacional de Aymaras, Kechuas, Tupiguaraníes para Ayllus y Comunidades (aktupac) que retoma con más intensidad la idea de restaurar el Collasuyu y retornar al gobierno del ayllu: “[V]olver del sindicato viciado de tantos males al gobierno del Ayllu, del Jilakata […] donde nosotros nos administremos justicia” (Ibid.: 362), “Formar Parlamento Aymara, Kechua, Tupiwarani” (Ibid.: 364, énfasis del autor en cursiva). Finalmente, el Katarismo (mrtkl), que habiendo madurado sus planteamientos sobre el sindicalismo campesino y su relación con el desarrollo de la conciencia étnica, enfatiza en su documento político presentado al Congreso la característica de poder tradicional comunitario, señalando que:

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La política en el Ayllu consiste en que cada Ayllu designa por rotación y sucesión en un tiempo limitado, es decir, no existe el monopolio del poder, como en las organizaciones sindicales y políticas […] funciona sobre la democracia directa. […] Todo este gran proyecto social y de liberación sólo será posible con la reorganización de los Ayllus de base hasta constituir la gran Confederación de Ayllus y Comunidades; donde los Jilaqatas y los Mallkus sean las autoridades legítimas de este nuevo modelo social. (Ibid.: 377 y 384, énfasis del autor en cursiva)

Tenemos una segunda tendencia que se circunscribe a identificar la lucha sindical campesina como parte de las luchas populares grandes, luchas que sirven para enfrentar el bloque de poder dominante y que por ello se unen entorno a los sectores explotados como: campesinos, obreros, jornaleros. Formaron parte de esta tendencia frutcas (Federación Regional Única de Trabajadores y Campesinos del Altiplano Sur) y anapqui (Asociación Nacional de Productores de Quinua): “Sólo un gobierno de los obreros, campesinos y clases medias empobrecidas, con participación de la Central Obrera Boliviana (cob) y de la csutcb, cumplirá estas funciones” (Documentos políticos csutcb, 1989: 294), también el Partido Comunista de Bolivia (pcb): “Es necesario construir una alternativa propia de poder de los explotados y oprimidos. La base de esta estrategia está en la articulación social y política de la clase obrera, los campesinos […] cuanto como nacionalidades oprimidas y capas medias urbanas” (Ibid.: 340). Asimismo, se suma a esta tendencia el Movimiento Bolivia Libre (mbl), que propone en su documento: “Insistiendo en lo nuestro, en la creencia de que la cob debe ser la representación democrática de un bloque de fuerzas, social, regional y culturalmente múltiple y heterogéneo, donde los campesinos podamos enlazarnos a otros sectores” (Ibid.: 355), así como el Partido Obrero Revolucionario (por) que en similar posición propone: “El gobierno obrero campesino, del que se viene hablando desde hace decenios, será el gobierno liberador de los explotados” (395). Ciertamente, reflexionando sobre quienes participan en esta tendencia, es posible afirmar que corresponden a posiciones tradicionales de izquierda; los campesinos deben formar parte de una lucha mayor, una lucha popular. Posiciones que se distancian de la reflexión étnica madurada y trabajada en la primera tendencia. Señalemos, finalmente, la tercera tendencia que comparte con la primera la visión del horizonte comunitario andino en tanto considera que la lucha al interior de la csutcb es una lucha de las naciones originarias, una lucha por restituir formas comunitarias. Ofensiva Roja de Ayllus Tupakataristas forma parte de esta tendencia y en el documento que presenta al Congreso Extraordinario de Potosí propone: “algunos pensadores nos dirán que somos unos indianistas arcaicos y atrasados. Lo que nosotros queremos es volver con nuestra sociedad comunitarista, colectivista de Ayllus” (Ibid.: 308). No obstante su cercanía con la primera tendencia, es el mecanismo de sus propuestas para llegar a consolidar las formas

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comunitarias lo que la diferencia sustancialmente. Ofensiva Roja, antes que pensar en trabajar para consolidar una Asamblea de Nacionalidades, una Confederación de Ayllus y Comunidades, un Parlamento Kechua y Aymara, o un Instrumento Político, se propone instaurar la lucha armada como mecanismo de consecución de la restitución de las formas político-institucionales del ayllu. Hemos llegado a un momento de la historia en que no es ya posible cometer los errores de antes. Las negociaciones, el dialoguismo traidor, la súplica de rodillas al patrón, las negociaciones parlamentarias y todo este camino de lucha pacifista y legalista han fracasado. […] Junto con esto, estamos obligados a comenzar a armarnos y formar milicias comunitarias en cada sindicato agrario, en cada sub-central, hasta llegar a lo provincial y departamental: porque ese es el único medio que nos queda a los pobres. […] Hagamos una resistencia armada en cada comunidad. (Ibid.: 304 y 307, 310)

En el marco de las relaciones de fuerza de dicho Congreso, debemos señalar que es la primera tendencia la que termina capturando el interés de los delegados, junto con las resoluciones y conclusiones de dicho Congreso, siendo las otras dos tendencias perspectivas minoritarias. Una lo era por traducir visiones pasadas de organización política en tanto y en cuanto no lograba entender la maduración de una conciencia étnica campesina, limitando la estructura orgánica de la csutcb a una alianza de viejo cuño en la izquierda; esto es, los campesinos deben unirse a los obreros para pensar en su liberación. Y la otra queda también en condición de minoría por exceso de radicalidad. Mientras el movimiento campesino estructurado en el marco de la csutcb se proponía avanzar en su lucha usando mecanismos de una democracia deliberativa con raíces comunitarias que ligaban cada vez más al movimiento hacia las formas políticas originarias inspiradas en el ayllu, la perspectiva de lucha armada minaba el campo de la participación política electoral de los indígenas y los roles que jugarían ante escenarios deliberativos como la Asamblea Legislativa Nacional. Los militantes de los partidos que resultaran elegidos tendrán que ser consecuentes con sus bases. En este sentido deberán estar conscientes que ellos expresan no a su partido, en el Comité Ejecutivo, sino a sus bases. Deberán tener claro el tema de que la unidad del Ejecutivo es la expresión de la unidad en la base. Deberán ser capaces de convertir el propio Comité Ejecutivo de la csutcb en relación a sus formas de trabajo, en un verdadero instrumento de características comunitarias […] La izquierda unida puede hacer un trabajo conjunto de fortalecimiento del poder comunal […] no somos sectarios en relación a los partidos de izquierda, no los rechazamos, pero sí queremos decirles con la máxima claridad que la comunidad debe ser fortalecida y no dividida. (Resoluciones de la Comisión Política, Documentos aprobados en el I Congreso Extraordinario de la csutcb, 1989: 436)

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Tomando la inclinación mayor de los asistentes al Congreso Extraordinario de la csutcb realizado en Potosí en junio de 1988 y, asumiendo que el documento político aprobado por mayoría posee un contenido sustantivo relativo a organizar una Asamblea de Nacionalidades, las otras propuestas relativas a construir un Instrumento Político y/o organizar un parlamento aymara, quechua, tupiguaraní, o generar una confederación de ayllus y comunidades, no desaparecen pero quedan, en primera instancia, como subsumidas por el paraguas de un horizonte político que visualiza la Asamblea de Nacionalidades como un escenario político basado en las instituciones originarias, en un sistema de gobierno –autogobierno– que potencia estructuras tradicionales de las nacionalidades y permite proyectar la lucha política hacia la desestabilización del sistema de dominación colonial que impuso autoridades y estructuras jurídicas. ¿Quiénes deberán asistir a esta Asamblea? Son nuestras autoridades tradicionales (originarias) […] Nuestra lucha no es por volver al pasado […] Pero sí es por recuperar el lugar que corresponde a nuestra nacionalidades […] La organización de una Asamblea de nacionalidades, donde podamos discutir las nuevas tareas de nuestras autoridades históricas, es una tarea prioritaria en el camino de nuestra revolución. Y a esta Asamblea, cuando podamos consolidarla, la csutcb tendrá que subordinarse. (Pinelo, 1989: 85)

No obstante lo señalado y el gran interés que suscitó la propuesta dentro de la csutcb, el movimiento campesino originario alistaba también su participación en los preparativos electorales venideros, poniendo en desafío la maduración de la propuesta política de la Asamblea de Nacionalidades. Por lo menos podemos afirmar que la estructura orgánica sindical de campesinos originarios –quechua y aymaras– empezó a tensionarse entre: empujar un escenario político que haga posible instaurar una Asamblea de Nacionalidades o construir el Instrumento Político para participar electoralmente. Razonando con amplitud, ambos planteamientos pueden constituirse en coadyuvantes, sin embargo, no es posible eludir el contenido y la sustancia que ponen en juego ambas propuestas para el desarrollo político de los pueblos y naciones originarias, así como para la democracia en Bolivia. Asamblea de Nacionalidades supone desplazarse de formas políticas secularmente instauradas en el Estado, formas negadoras de la vida institucional de los pueblos, hacia nociones que desborden los ejes organizadores de la democracia representativa. La Asamblea no está articulada entorno al Estado del 52 […] sino en confrontación directa con este […] espacios distintos de organización a los conocidos el 52, el problema del poder. Tiene entonces a nuestro juicio objetivos claramente diferenciados entre el Estado neoliberal y la Asamblea de Nacionalidades. La Asamblea tiene que lograr no consensos mínimos sino consensos nacionales y, segunda, esta forma de aglutinamiento propuesta por la convocatoria de la csutcb implica una interpelación

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al tipo de democracia que tiene en el “voto regulador” la expresión empírica de las formas de representación existentes hasta ahora. La Asamblea tiene la misión de convertirse en el espacio democrático más representativo que hayamos conocido hasta ahora. Y es claro que el objetivo es oponer este espacio al Parlamento o Congreso Nacional. (Ibid.: 150, 153, 160-161)

En cambio, Instrumento Político supone enfatizar la idea de una participación en las formas institucionales del Estado, sus niveles de representación, asumir los procesos electorales y convocar al resquebrajamiento de una idea fundamental que forma parte de un núcleo discursivo en el movimiento campesino que va madurando su condición étnica, su condición de nacionalidad; esto es, romper con el pongueaje político y producir una condición de interpelación que implique que los campesinos originarios voten por sí mismos. Para dicha tarea, la necesidad de establecer acciones que produzcan unidad dentro el movimiento fue fundamental, así como superar la condición reivindicativa que muchas veces terminaba conquistando a los sindicatos y las federaciones departamentales. El documento político del Eje Comunero presentado al Congreso Extraordinario de Potosí de 1988 señalaba con claridad las tareas necesarias que debían encararse ante el panorama de división que se expandía al interior de la csutcb. La paralización de la dirección campesina y de la Confederación en su conjunto, que hace dos años no está a la altura de las necesidades de nuestro pueblo […] este Congreso Extraordinario que tiene la obligación ineludible de poner fin a esta situación y reconstruir la unidad […] En primer lugar necesitamos dotarnos de una línea clara y de una Dirección consecuente. No podemos seguir librados a la espontaneidad de cada Federación o sindicato […] Una dirección capaz de conducirnos al combate y liberación definitiva. (Documentos Políticos csutcb, 1989: 121-122)

En el marco de las tensiones entre desarrollar estrategias para abrir espacios de una posible Asamblea de Nacionalidades o apostar a la construcción del Instrumento Político, las palabras de José Enrique Pinelo, asesor político de la csutcb, dan cuenta de la tensión inscrita al interior de la estructura orgánica y, a su vez, el forcejeo interno entre las distintas tendencias de pensamiento político. Con todo, la perspectiva de construir un Instrumento Político tiene que ver con la idea de no aislarse de los hechos democráticos inmediatos relativos a los procesos electorales que vivía Bolivia. “Mientras escribo este trabajo (últimos meses del 88), avanza la lógica organizativa de la Asamblea como también avanzan los preparativos electorales. El resultado podrá ser comprobado en los hechos” (Pinelo, 1989: 150), “se trata de no aislarse de un proceso que sí interesa al movimiento popular” (Ibid.: 151), “se trata de una presencia que con características de interpelación hará de las elecciones una parte menor de su táctica general de construcción o reconstrucción del cuerpo colectivo” (152).

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Haciendo un balance del debate que se desarrolla en el seno de la estructura orgánica de la csutcb, es posible afirmar que: si bien son seis ejes que permiten entender el contenido y la substancia que dan sentido a la participación política de sectores indígenas y campesinos originarios en los contextos electorales y de desarrollo de la democracia en Bolivia postdictadura de Banzer, es la perspectiva de Asamblea de Nacionalidades e Instrumento Político lo que nos ayuda a discernir la dinámica de desarrollo del movimiento y la profundidad de su debate. En contraste a lo que varios autores afirman al decir que ambas propuestas no se contradicen y más bien implican maneras de retroalimentación para el ascenso político del movimiento (García Yapur, 2014; Tórrez, 2014), sostengo que profundizar en el análisis de este contrapunteo nos ayuda a razonar las inclinaciones que marcaron tendencias en dicho ascenso y, a su vez, se constituyen en fuente de explicación de situaciones contradictorias acerca de lo que hoy en día es la “participación política” de los sectores indígenas en el llamado “Estado Plurinacional”. En la experiencia deliberativa de la csutcb existieron diferencias importantes en cuanto a cómo se concibió el Instrumento Político y su relación con la Asamblea de Nacionalidades. Unos entendían al Instrumento Político como un mecanismo desde el cual se puede actuar para crear un tipo de poder dentro de las formas de gobierno tradicional, de tal forma que a la larga se pueda desestabilizar y detonar la institucionalidad estatal que estructura las formas de colonialidad hacia los pueblos indígenas; ese poder clandestino dentro de las estructura formales sería la Asamblea de Nacionalidades. En esta lectura el Instrumento Político no era un partido político, puesto que la forma ‘partido’ significaba, en la experiencia concreta de los sindicatos agrarios, el debilitamiento del poder político comunal, el debilitamiento del poder local. Otros, en cambio, concibieron al Instrumento Político bajo las características de partido, una dirección política que apueste claramente a la toma de poder de la institucionalidad estatal. En otras palabras, en la segunda opción la Asamblea de Nacionalidades no era la prioridad de la acción política: ¿Cómo va ser nuestro organigrama? La primera idea fue que esto no sea un sindicato, ni un comité cívico ni partido, entonces ¿qué va ser? Un instrumento. Pero, si nos preguntaban qué era un instrumento dijimos más o menos un mecanismo que nos agrupe a todos. Y ¿qué es eso? Va ser el gobierno establecido en Bolivia de forma oficial, pero dentro de ese gobierno va haber, adentro, otro gobierno, clandestino, con el nombre de Asamblea de las Naciones Originarias y el Pueblo, así se va a llamar, ese gobierno vamos a lograr construir, va a venir uno que dirige, va a tener cosas, los ayllus, incluso estaba diseñado nuestro propio carnet […] toda nuestra idea fue crecer así hasta lograr ver, tácticamente, en qué momento podíamos derrotar al gobierno colonial. Pero esta idea ha sido derrotada en el congreso del Instrumento Político. Evo Morales, Alejo Véliz y Filemón Escobar vinieron con ideas claras y dijeron “vamos a conformar

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una dirección”, nosotros propusimos conformar una comisión impulsora de este gobierno clandestino, entonces se fue al voto: dirección o comisión. Nos ganaron. […] Ese fue el congreso y de ahí salió el instrumento con la idea de hacer el partido. Lo importante es que con ese instrumento logramos llegar al gobierno, en su cancha, con sus medios. (Entrevista a Juan de la Cruz Villca, dirigente de la csutcb, citado en García Yapur et al., 2015: 55-56)

Un hito tan importante como el que nos relata Juan de la Cruz Villca, líder del movimiento campesino y miembro del Eje Comunero, tendencia política que nació en el departamento de Potosí y que gravitó con fuerza en el Congreso Extraordinario por sus planteamientos ligados al poder comunal del ayllu, muestra y evidencia el destino del contrapunteo; esto es, un desplazamiento del horizonte político ligado a la Asamblea de Nacionalidades que compromete una agenda de poder vinculada a formas institucionales comunales, a formas tradicionales de gobierno –autogobierno– en favor de la construcción de una estructura partidaria que subsume el poder comunal, a las estructuras tradicionales de gobierno –autogobierno– y a una dirección política que busca hacerse del poder estatal. En el marco de esta interpretación sobre el proceso político de ascenso de un movimiento indígena en clave campesina que va madurando su conciencia étnica, queda claro cómo la sustancia y contenido de su participación política sufre un vaciamiento en cuanto a construir un poder alternativo, porque la nueva estrategia que prioriza el tema de una dirección política en su forma “partido” apunta hacia la toma del poder institucional estatal, dejando de lado la reflexión fundamental sobre las estrategias que permitirían destruir dicho poder institucional en tanto él mismo alberga los dispositivos de la colonialidad, de la dominación secular.

Puntualizando algunas conclusiones Avancemos en el sentido de pensar el tipo de vinculación presente entre las acciones orientadas a actuar en la contienda electoral y las acciones que se desenvuelven en el marco de la estructura orgánica de lo indígena en Bolivia. La participación electoral de sectores indígenas campesinos originarios con opción propia forma parte de las ideas embrionarias del movimiento; ello quiere decir que a lo largo de los procesos electorales, desde que se recupera la democracia (1979), ha habido un esfuerzo constante por participar electoralmente sin mediación de partidos que no tienen raíces étnicas. No obstante, es importante precisar aquello que define dos momentos en la participación electoral: uno que no supera la situación de marginalidad y minoría de las opciones indígenas en la contienda electoral y, otro, que acontece bajo un evidente resultado de mayorías. El desplazamiento de la forma partido hacia la forma orgánica como opción política se vuelve marcador de la diferencia entre los dos momentos.

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Crear una opción política propia de los indígenas fue la apuesta del movimiento desde el Manifiesto del Partido Indio (1969), pero dicho planteamiento no superaba la forma partido como organización política. Mientras se desenvolvía la búsqueda de consolidar un partido eminentemente indio o indígena, los resultados electorales fueron siempre pequeños, con porcentajes marginales. Los partidos indianistas habían superado la condición de mediación que destinaba a los indígenas a ser masa votante antes que ser ellos mismos los candidatos, pero no dejaban de expresar a una minoría porque estaban centralmente compuestos por intelectuales indígenas. Así, el desarrollo de la estructura orgánica potenció enormemente la participación electoral de los indígenas, porque permitió establecer un tejido de integración y articulación desde niveles comunales hasta una suprarepresentación. En ese sentido, el segundo momento que implica un resultado electoral con dimensión de mayoría es fruto de la estructuración y desarrollo orgánico del movimiento. No es posible, por tanto, entender la sorpresa electoral del movimiento indígena en Bolivia en las elecciones de 1997-2002 y, sobre todo, 2005, sin poner al ojo del análisis los ejes fundamentales que fueron deliberados en el marco de la estructura orgánica. El efecto de mayoría indígena no se explica, como el sentido común lo señala, porque demográficamente en Bolivia la mayoría es indígena. De ser así, entonces, desde que se conquistó el voto universal, en 1952, en todos los procesos electorales las organizaciones políticas con base indígena abrían ganado sistemáticamente. La condición de unificación de la subjetividad indígena que implica acumulación de luchas y momentos constitutivos de una conciencia que se ve a sí misma como mayoría bajo el formato de nacionalidad, bajo el formato de pueblo, son condición fundamental para entender la irradiación nacional que tuvieron los planteamientos del movimiento, así como para analizar las formas y maneras de interpelación al resto de la sociedad. En ese camino, la maduración de la conciencia étnica de un movimiento que tiene bases campesinas se encuentra en relación con acontecimientos desencadenados en la sociedad boliviana; esto es, la conquista, el desarrollo y la profundización de la democracia. Por eso mismo, la discusión orgánica del movimiento indígena, campesino, originario es, a la vez, una discusión sobre el contenido de la democracia boliviana y los rumbos que esta tomará en cuanto a las definiciones de pluralidad política, cultural y jurídica. Ciertamente y, retomando lo anteriormente dicho, dos aspectos deberé señalar como fundamentales en el marco del contrapunteo necesario entre las acciones electorales y las acciones que proceden de la deliberación orgánica: 1. estructuras orgánicas de organizaciones indígenas que discuten cómo y de qué manera participar en los procesos electorales produce una apuesta política por la democracia de base, democracia comunitaria, 2. estructuras orgánicas de organizaciones indígenas que crean su Instrumento Político para ir a la contienda electoral e imaginan una Asamblea de Nacionalidades como

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poder paralelo produce una discusión política fundamental en relación a formas de poder alternativo. El ejercicio práctico de la democracia de base que estuvo inscrita en la deliberación orgánica del movimiento indígena boliviano y que construyó mandatos desde el nivel más micro, no solo demostró ser una dimensión constitutiva fundamental del efecto de mayorías, sino también amplió los márgenes de la democracia boliviana, circunscrita hasta ese entonces a la democracia representativa y la mediación de los partidos como principal espacio de articulación de intereses. La democracia de base o democracia comunitaria incorporó a muchísimas localidades con características étnicas, ajenas en un pasado a los acontecimientos políticos, a la dinámica central de cambios y transformaciones que estaba viviendo Bolivia. Es más, dio base y fundamento a una reforma en 2004 para incorporar otras modalidades de representación en la contienda política. Desde entonces, en Bolivia, la representación puede ser vía partido político, vía agrupación ciudadana y vía pueblo indígena. De manera más sustancial, contribuyó al fundamento eje en la deliberación constituyente para formular y plantear tres formas de democracia en Bolivia: la democracia representativa, participativa y comunitaria. A todo ello hoy en día se le llama democracia intercultural. Es claro, por la información que hemos sistematizado en el presente trabajo, que pensar al Instrumento Político de los pueblos indígenas originarios bajo el paraguas de una Asamblea de Nacionalidades como un poder alternativo, implicaba, desde su inicio, una concepción de poder diferente, una concepción distanciada sustancialmente de los dispositivos institucionales que despojan de poder político a las comunidades, a las localidades indígenas. Así como la contienda electoral nacional expuso a dirigencias locales del movimiento indígena al anonimato y las destinó sistemáticamente a ser minorías, similarmente, el Instrumento Político inspirado bajo la estructura de una dirección política, antes que convertirse en un mecanismo que potencia las formas institucionales de la democracia comunitaria y la creación de un poder político alternativo, se convirtió en un dispositivo que despoja de poder a las formas comunitarias. La lucha de posiciones y corrientes de pensamiento dentro de la estructura orgánica de las organizaciones indígenas se inclinó, por las decisiones tomadas alrededor del Instrumento Político, a construir no un poder alternativo y desestabilizar con ello las formas de dominación secular, sino a tomar el poder institucional que se caracteriza por despojarlos de su poder político. Grande paradoja que se ha producido en el proceso de transformaciones bolivianas, en el desarrollo y devenir del Estado Plurinacional, en la gestión de una pluralidad política, cultural y jurídica que ha empezado a desandar la acumulación de luchas y las formas constitutivas del movimiento indígena contemporáneo en Bolivia.

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Ecología y sociedad en Bolivia. Políticas públicas en el Estado Plurinacional: El discurso de la Madre Tierra y el Vivir Bien Cecilia Requena / Dirk Hoffmann

El discurso de la Madre Tierra, el Vivir Bien y las políticas públicas en Bolivia La llegada de Evo Morales Ayma a la presidencia de Bolivia, en 2006, implicó un fuerte impulso a la crítica del sistema económico global predominante, desde las esferas oficiales, a partir de las nociones y del discurso del Vivir Bien y de la Madre Tierra. Bolivia se convirtió en un referente internacional de la reflexión y el debate al respecto. La organización de la primera (2010) y segunda (2015) Conferencias Mundiales de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, así como el nombramiento de Morales como “Héroe Mundial de la Madre Tierra” por la Asamblea General de las Organización de las Naciones Unidas, en el año 2009, son ilustraciones de tal dinámica. Esta se inscribió en el proceso más amplio que, particularmente, a partir del último tercio del siglo xx, procuró y procura recuperar, revalorar y crear enfoques alternativos que se caractericen, precisamente, por el intento de ofrecer alternativas a las inercias hegemónicas desde cuestionamientos de fondo.1

1

Distintas versiones de estos enfoques se oponen también (en diversas combinaciones de prioridades) al capitalismo, globalización, neocolonialismo, imperialismo, economicismo, desarrollismo o a la sociedad industrial, entre otros, en el entendido de que estarían entre los determinantes de fondo de las múltiples crisis ambientales que la humanidad afronta. Estos enfoques son distintos a aquéllos que intentan incorporar la variable ambiental sin poner en cuestión consensos y prácticas hegemónicas globales tanto en el ámbito de la cultura como en el de la economía. Es el caso de la economía verde o de los mercados de carbono.

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Entre estos enfoques se encuentra el Vivir Bien,2 cuyo debate fue desarrollado –y aún se desarrolla– principalmente, aunque no exclusivamente, en Bolivia y en Ecuador.3 Hoy este debate se replica en distintos países del mundo, aunque todavía de modo marginal. Tal debate mundial implica intentos de dar contenido a discursos y a formas alternativas y viables (sostenibles) de habitar el planeta, a partir de la convicción de que las principales inercias sociales políticas, económicas y culturales vigentes no lo son y de que el origen de esta inviabilidad se encuentra en las profundidades de una visión, una ética, una economía y unas prácticas sociales que no reconocen los límites biofísicos del planeta y que resultan excluyentes con respecto a las necesidades de otras especies, así como incapaces de incluir, en la toma de decisiones, vitales interdependencias sistémicas. Por tanto, uno de los rasgos principales comunes de esta propuesta alternativa, al menos en términos discursivos, es el respeto y el reconocimiento de derechos de las otras especies (Gudynas, 2014: 44), así como la incorporación de una perspectiva holística en la reflexión y en la acción (Elbers, 2007: 106-110). El postulado de la introducción de límites a la producción material y consumo global de bienes y servicios es otra de las implicaciones de esta perspectiva que desafía amplios consensos en materia de pensamiento y política económica. El cuestionamiento a los paradigmas culturales hegemónicos es, así, claro e inevitable. Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, se refiere de esta manera a la temática de la insostenibilidad y sus las causas en el prólogo de Vivir Bien: ¿Paradigma no capitalista?: Es la lógica del sistema capitalista la que está destrozando el planeta, es la ganancia, la obtención de más y más ganancia por sobre todas las cosas. Es la lógica de las empresas transnacionales a las que sólo les importa aumentar utilidades y bajar los costos. Es la lógica del consumo sinfín, de la guerra como instrumento para adueñarse de mercados y recursos naturales, y no importa si para conseguir más mercados y más ganancias se tiene que destruir los bosques, explotar y despedir trabajadores y privatizar los servicios esenciales para la vida humana. El Vivir Bien está reñido con el lujo, la opulencia y el derroche, está reñido con el consumismo. 2

3

La perspectiva del Vivir Bien se ha formalizado en la Constitución Política del Estado y en normas como la Ley Marco de la Madre Tierra para el Desarrollo Integral y el Vivir Bien (2012), que establece en el art. 9, inciso 1, el derecho (aunque no el deber) al Vivir Bien en armonía y equilibrio con la Madre Tierra, entendida como sujeto colectivo de interés público, tomando en cuenta los límites planteados por su capacidad de regeneración. Comentarios críticos en torno al concepto de ‘Vivir Bien’ aparecen en los capítulos 6 de Paz Patiño, 13 de Macusaya Cruz y 15 de González Ortega. En estos dos países el debate público se articuló con movilización social y materialización constitucional de los conceptos: el ‘Buen Vivir’, en Ecuador, y el ‘Vivir Bien’, en Bolivia (véase Gudynas, 2014: 62-63).

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Esto implica la contraposición de dos culturas, la cultura de la vida, del respeto entre todos los seres vivos, del equilibrio en contra de la cultura de la muerte, de la destrucción, de la avaricia, de la guerra, de la competencia sin fin. Nuestros ojos y corazones lo ven y sienten, nuestros hijos e hijas lo están viviendo: el capitalismo es el peor enemigo de la humanidad. (Farah & Vasapollo, 2011: 10)

El concepto del Vivir Bien suele estar conectado, pero no necesariamente limitado, a prácticas tradicionales de pueblos indígenas. Expresa un intento de perfilar una orientación ética alternativa en procura de materializaciones múltiples y plurales, adaptadas a cada contexto, y en constante aprendizaje y periódicos ajustes desde la práctica y desde abajo (Vega O., 2011: 82-83). Autores de referencia en la temática, como Eduardo Gudynas, consideran que este proceso de construcción conceptual y de aplicación concreta que se halla en pleno despliegue debe ser participativo, diverso y dinámico; es decir, contrario a la pretensión de constituir una especie de receta única, cerrada y de aplicación universal (Gudynas, 2014). Sin embargo, las aplicaciones concretas de esta visión en Bolivia son prácticamente inexistentes. Más aún, las decisiones públicas apuntan, como veremos, hacia el desarrollo convencional. Con todo, los desafíos que generaron la necesidad de alternativas no han hecho más que confirmarse y hasta agravarse.

Vivir Bien y políticas públicas en Bolivia (2006-2016): Una contradicción Las aplicaciones y consecuencias prácticas de esta visión en Bolivia corresponden, por el momento y mayoritariamente, a experiencias más bien excepcionales, ligadas a prácticas tradicionales aún vigentes en pueblos indígenas, particularmente de tierras bajas. Sin embargo, otras normas incluyen orientaciones muy distintas; a menudo opuestas. Es el caso de las leyes de sectores críticos como hidrocarburos y minería que fueron aprobadas por el gobierno de Evo Morales. Estas permiten, por ejemplo, actividades extractivas de alto impacto ambiental y/o riesgo en las áreas protegidas del país, poniendo en cuestión así su naturaleza y fines primordiales. Es también el caso de una reciente norma de promoción del sector agropecuario que no sólo condona años de deudas por multas derivadas de la deforestación ilegal, sino que promueve una intensa campaña de deforestación adicional de las selvas de tierras bajas, no aptas, a fin de ampliar la frontera agrícola de cultivos de exportación, como la soja transgénica, hasta en 10 millones de hectáreas.4

4

Bolivia dispone, actualmente, de cerca de 45 millones de hectáreas de bosques. http://www. cfb.org.bo/bolivia-forestal/bosques-en-bolivia.

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A pesar del discurso del Vivir Bien, las políticas públicas del gobierno de Evo Morales responden ampliamente a una visión extractivista,5 desarrollista de corte más bien clásico,6 aunque fuertemente asentada en la intervención estatal orientada a la redistribución del ingreso nacional, así como al intento de industrialización de los recursos naturales. De hecho, desde 2005, la matriz económica boliviana ha agudizado su dependencia del tradicional extractivismo. Así, el crecimiento del pib se sustenta en la explotación intensiva y contaminante de la naturaleza. Según el cedla, las exportaciones asociadas a minerales e hidrocarburos del último quinquenio (2010-2015) alcanzaron 69% del total. Estas mismas se situaban entorno al 47% entre 2001 y 2005.7 En cuanto al futuro, las prioridades de inversión indicadas en la planificación de mediano plazo (la “Agenda Patriótica 2025”)8 apuntan a profundizar este modelo extractivista que tiene a la industrialización de los recursos naturales como horizonte y aspiración máxima. Hay múltiples y claras declaraciones del presidente Evo Morales, del vicepresidente Álvaro García Linera y de otras altas autoridades del gobierno respecto a la tensión entre extractivismo y protección ambiental. Varias expresan la contradictoria posición del gobierno boliviano que, a tiempo de declararse defensor ejemplar del Vivir Bien y de la Madre Tierra, desconoce la legitimidad de críticas desde esa concepción a las decisiones estatales. Este es un ejemplo de las declaraciones al respecto que el presidente Morales suele reiterar: A tiempo de anunciar el hallazgo del nuevo reservorio de petróleo en el país, en Santa Cruz, el presidente Evo Morales advirtió [19 de junio de 2015] que las Organizaciones No Gubernamentales (ong) y las fundaciones que perjudiquen la exploración de recursos naturales tendrán que irse de Bolivia. “Quiero decirles que fundación que perjudique la exploración de los recursos naturales se va a ir de Bolivia. No necesitamos instituciones que vengan del exterior a perjudicarnos”.9

En esta misma declaración, Morales afirma que las reservas forestales fueron creadas por “el imperio norteamericano” para que se conviertan en intocables e 5

Por extractivismo se entiende aquí “un tipo de extracción de recursos naturales, en gran volumen o alta intensidad, y que están orientados esencialmente a ser exportados como materias primas sin procesar, o con procesamiento mínimo” (Gudynas, 2015: 13). 6 Una visión crítica de la persistencia del extractivismo y sus orígenes se encuentra en El Pensamiento boliviano sobre los recursos naturales de Fernando Molina, 2011: 132, 2a edición. 7 http://comunicabolivia.net/content/cedla-bolivia-est%C3%A1-cada-vez-m%C3%A1s-atadaexplotar-materias-primas. 8 https://issuu.com/agenda2025/docs/agenda_patriotica__separata_min_com/1?e=9800474/ 5600731 9 http://www.la-razon.com/economia/Presidente-Evo-advierte-expulsar-ong -perjudiquen_0_2292370786.html

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intangibles. Morales se refirió, además, a su discurso en Bruselas, Bélgica, en el marco de la ii Cumbre de la Unión Europea y de la celac, donde habría declarado que los países de Norteamérica quieren que las naciones y Estados de Sudamérica sean “guardabosques, ya que ellos destrozaron su medio ambiente y ahora pretenden que se lo cuiden para ellos”. Y mientras estas declaraciones se materializan en normas que debilitan a la sociedad civil organizada mediante regulaciones de la actividad de las ong, impidiéndoles, de modo general, “hacer política” y forzándolas a trabajar en el marco de los planes y la visión del gobierno,10 aparecen crecientes evidencias de la vulnerabilidad de Bolivia frente a crisis ambientales como la del cambio climático y sus correlatos locales.

El contexto global del cambio climático, principales impactos en Bolivia y estrategias de mitigación y adaptación El planeta no deja de batir récords climáticos: el año pasado ha sido el año más caliente jamás medido desde 1850. La temperatura promedio global en 2015 muestra el mayor aumento relativo frente a los anteriores años récord. Según información proporcionada por la noaa (National Oceanic and Atmospheric Administration), durante 2015 la temperatura promedio de la superficie terrestre a nivel mundial fue 1,33°C por encima del promedio del siglo xx. Por su parte, el Quinto Informe del ipcc (Assessment Report 5 - ar5), denominado Cambio climático 2013: Base de ciencia física del Grupo de Trabajo I, es contundente: “El calentamiento en el sistema climático es inequívoco y desde 1950 son muchos los cambios observados en todo el sistema climático que no tienen precedentes en los últimos decenios a milenios”. Afirma además que existe una seguridad extremadamente alta (95-100%) de que el fenómeno es atribuible principalmente a la actividad humana. Cada uno de los tres últimos decenios ha sido sucesivamente más cálido en la superficie de la tierra que cualquier decenio anterior desde 1850. Tomando en cuenta el retraso en el sistema climático y los compromisos insuficientes de reducción de emisiones de los países realizados antes de la última conferencia climática de las Naciones Unidas en París, a finales de 2015, limitar el aumento de temperatura a 2°C se hace cada vez más difícil. Los principales impactos del cambio climático se evidencian en: el aumento de la temperatura global, cambios en el régimen de precipitaciones, aumento del nivel del mar y eventos extremos más frecuentes o más severos. La magnitud de 10

Human Rights Watch y la onu cuestionan la violación de derechos fundamentales implicada en la Ley de regulación de ong (351) y en el Decreto Supremo 1597. http://www.paginasiete. bo/nacional/2015/8/5/human-rigths-watch-cree-boliviana-vulnera-derechos-libre-asociacion-65598.html

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estos fenómenos durante los próximos decenios depende, en buena parte, de la cantidad de emisiones agregadas de “gases de efecto invernadero”.11 Lo que se prevé, por el momento, es la agudización de los impactos, debido a la inercia y al aumento de emisiones que siguen aumentando año tras año La medida en que se afectan los ecosistemas y sociedades, sin embargo, también depende de la vulnerabilidad12 de las mismas. En este contexto, las previsibles consecuencias de este aumento para Bolivia implicarán altos costos.

Impactos del cambio climático en Bolivia De acuerdo a los modelos climáticos globales, existe una tendencia clara en las zonas tropicales y sub-tropicales: las regiones húmedas se volverán más húmedas y las regiones secas se volverán más secas. Ambos fenómenos podrán manifestarse en el mismo territorio: una región se puede tornar más árida durante la época seca y sufrir mayores precipitaciones durante la época de lluvias; es una situación ya evidente en distintas regiones de Bolivia. El cambio climático ya tiene consecuencias en el país. El retroceso de los glaciares, las frecuentes inundaciones y el aumento de sequías registradas son clara señal de los impactos que tiene y tendrá el cambio climático en el país. La desaparición de la pista de esquí con lift más alta del mundo en el glaciar Chacaltaya, a comienzos de 2010, es tal vez el ejemplo más ilustrativo. A fines de 2015, desapareció por completo el segundo lago más grande del país, que antes cubría 2.700 km² del Altiplano central. En este caso, el cambio climático ha sido un factor coadyuvante del proceso generado por el desvío de grandes cantidades de agua de su afluente principal con fines de riego. Los pronósticos para Bolivia apuntan a un aumento de temperatura significativa: entre 7 y 8°C en la trayectoria de emisiones actuales hasta finales de siglo (rcp 8,5), según cálculos de Hoffmann y Requena (2013: 36). Este aumento es considerablemente más alto que el promedio global porque Bolivia se encuentra en medio (alejada de las costas) de una masa terrestre extensa. Un segundo factor: el aumento de temperatura es más significativo en zonas de grandes altitudes, como las que caracterizan a la parte occidental del país. El alarmante resultado de las modelaciones climáticas realizadas por la Fundación Amigos de la Naturaleza (fan) proyecta que el cambio climático afectará a 11

12

La Convención Marco de Cambio Climático de las nnuu define a los gases de efecto invernadero como “aquellos componentes gaseosos de la atmósfera […] que absorben y re-emiten radiación infrarroja”, contribuyendo, por tanto, al calentamiento global (http://unfccc.int/ resource/docs/convkp/convsp.pdf). El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (ipcc) describe la vulnerabilidad como el grado en que un sistema es susceptible e incapaz de hacer frente a los efectos adversos del cambio climático, incluyendo la variabilidad climática y los extremos.

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las tierras bajas y Yungas de Bolivia con incrementos de la temperatura media entre 1°C y 2°C hasta el año 2030.13 Los modelos climáticos regionales actualmente disponibles dan valores comparables sobre el aumento de temperatura en el país, aunque no dan resultados satisfactorios a escala local acerca de las tendencias de las precipitaciones.

Políticas y estrategias de mitigación y adaptación14 El cierre del Programa Nacional de Cambios Climáticos (pncc), institución a cargo de las políticas nacionales de cambio climático, así como de gestionar las responsabilidades de Bolivia frente a la Convención Climática, en febrero de 2009 marcó una ruptura que inició una baja notable en las actividades del Estado boliviano con respecto al cambio climático. Sobrevino una fase de “re-ingeniería” de la institucionalidad gubernamental para el cambio climático a partir de una nueva visión de la protección de la Madre Tierra y del Vivir Bien. La Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien (Ley 300) fue aprobada en el año 2012. Poco después se creó la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra (apmt), pero recién en marzo del año 2014 se posesionó al primer director de la apmt y se comenzó a contratar personal para su funcionamiento, sin resultados significativos hasta la fecha. Ante la ausencia de una política climática a nivel nacional, el desarrollo económico del país sigue las pautas plasmadas en la “Agenda Patriótica 2025” de 13 pilares,15 presentada por el presidente Evo Morales el 22 de enero de 2013. Esta agenda tiene todos los rasgos de una estrategia tradicional de desarrollo a largo plazo, a pesar de las múltiples referencias a la Madre Tierra y el Vivir Bien (se habla de un “nuevo horizonte civilizatorio para vivir bien”; de la “construcción del socialismo comunitario” y la construcción del “nuevo ser humano integral”). Existen pocas referencias directas al cambio climático, pero hay varios puntos que implican aumentos significativos en los aportes de Bolivia al calentamiento global. Por ejemplo, las emisiones de co2 per cápita de Bolivia son muy parecidas a las de algunos países europeos, debido principalmente a las altas tasas 13

14 15

“El cambio climático afectará a las Tierras Bajas y Yungas de Bolivia con incrementos de la temperatura media entre 1,1 ºC y 1,84 ºC en la época seca y 0,96 ºC y 1,93 ºC en la época húmeda hasta el año 2030 en comparación con el 2000. Este incremento proyectado de la temperatura implica una variedad de impactos continuos, iniciará con alteraciones en los ecosistemas y los recursos naturales que finalmente provocarán consecuencias para los seres humanos y sus medios de vida” (fan, 2015: 97). Para mayor información sobre la adaptación al cambio climático en Bolivia ver: “Navegando futuro. Dos experiencias de adaptación al cambio climático en Bolivia” (Hoffmann, 2015). En enero de 2015, el documento “13 pilares de la Bolivia digna y soberana. Agenda Patriótica del Bicentenario 2025” fue elevado a rango de ley (Ley 650).

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de deforestación. De hecho, el principal aporte que Bolivia podría realizar para contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (conocida técnicamente como mitigación)16 sería frenar la deforestación que cada año alcanza a un área de entre 200 y 400 mil hectáreas de bosques, dependiendo de la fuente de información a la que se acuda. Para frenar la deforestación desmedida Bolivia ha creado el “Mecanismo Conjunto de Mitigación y Adaptación para el Manejo Integral y Sustentable de los Bosques y la Madre Tierra”,17 operado por la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra. El mecanismo se basa en la visión del gobierno boliviano que rechaza la mercantilización de los servicios ecológicos y de los instrumentos de financiamiento de la adaptación al cambio climático. Por otra parte, el “Mecanismo Plurinacional de Adaptación al Cambio Climático” actualmente se encuentra al inicio de su implementación, mientras que el “Mecanismo Plurinacional de Mitigación del Cambio Climático” todavía se encuentra en construcción. Por lo demás, con excepción de las investigaciones del retroceso glaciar y de la disponibilidad de agua, existe una marcada ausencia de investigaciones científicas sobre los futuros impactos del cambio climático. Ante esta ausencia y frente a la falta de datos climáticos históricos confiables, varios autores intentan aportar con conocimiento de la situación de los impactos del cambio climático, evaluando sus impactos en las zonas rurales del país a través de las percepciones de sus habitantes. Aunque estos estudios no pueden ni pretenden sustituir la falta de estudios científicos, representan un gran valor para el debate sobre los impactos del cambio climático y las posibles medidas de adaptación a estos: otorgan voz a las poblaciones rurales campesinas e indígenas y ofrecen pautas que deberían ser tomadas en cuenta en la definición participativa de estrategias y medidas de adaptación viables. Por otro lado, las percepciones locales dan pistas para posteriores investigaciones científicas. En suma, podemos diagnosticar una insuficiente asimilación del tema de la adaptación al cambio climático en el país. Es todavía válido el resumen de los efectos del cambio climático presentado por el Programa de las Naciones Unidas de Desarrollo hace cuatro años: 16

17

Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (ipcc, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas, el concepto de mitigación en el contexto de la ciencia entorno al cambio climático debe entenderse como la “intervención antropogénica para reducir las fuentes o mejorar los sumideros de gases de efecto invernadero”. Según se explica en la página web de la aptm, “El mecanismo tiene el objetivo de promover el manejo integral y el aprovechamiento sustentable de los bosques y los sistemas de vida de la Madre Tierra, la conservación, protección y restauración de los sistemas de vida, de la biodiversidad y las funciones ambientales, facilitando usos más óptimos del suelo a través del desarrollo de sistemas productivos sustentables, incluyendo agropecuarios y forestales, para enfrentar las causas y reducir la deforestación y degradación forestal, en un contexto de mitigación y adaptación al cambio climático” (www.madretierra.gob.bo).

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En términos generales, se puede decir que el tema referido a la adaptación al cambio climático y a la gestión del riesgo de desastres se encuentra insuficientemente agendado en las instituciones del gobierno, en las entidades académicas y en las organizaciones de la sociedad civil, aunque coyunturalmente pueda adquirir cierta relevancia durante situaciones de emergencia o desastre climático. No existen programas de mediano y largo aliento que aborden esta temática de manera sistemática e incidan sobre la investigación y la formación de recursos humanos. (pnud-Bolivia, 2011: 124)

Procesos socioecológicos y económicos críticos A continuación presentamos una síntesis que, por razones de espacio, no pretende ser exhaustiva pero sí estratégica, en términos de la elección de los ámbitos de interfase crítica entre el sistema socioeconómico y la naturaleza. Los abordamos por su condición determinante para las condiciones-base del futuro del país. Energía En lo que va de este siglo, la matriz energética boliviana, tradicionalmente autárquica (Guzmán, 2010: 17), ha agudizado su dependencia de los combustibles fósiles, especialmente del gas natural, orientado predominantemente a la exportación al Brasil y Argentina y secundariamente al consumo interno, aunque este último se ha multiplicado por cuatro en nueve años.18 El aporte relativo de la energía hidráulica sostenible19 se ha reducido de un 16%, en 1999, a cerca del 6% en 2007 (Guzmán, 2010: 31). Esta tendencia se ha fortalecido en el último quinquenio. De hecho, son insignificantes los aportes provenientes de nuevas fuentes de energías renovables, como la solar y la eólica, aún a pesar de las excelentes condiciones del país para las mismas (Ministerio de Hidrocarburos y Energía, 2011: 6). La inversión inmediata prevista hasta 2021 para la exploración y explotación de nuevos campos hidrocarburíferos se lleva parte significativa de la inversión pública. El gobierno anunció una inversión programada de cerca de 5.000 millones de dólares (cerca del 20% del pib de los años de bonanza).20 18 http://www.hidrocarburosbolivia.com/noticias-archivadas/542-downstream-archivado/ downstream-01-01-2015-01-07-2015/70556-consumo-interno-de-gas-natural-se-cuadruplico-en-nueve-anos.html 19 Sostenible por su ubicación en caídas de agua y por su tamaño no disruptivo con el funcionamiento de los ecosistemas implicados. 20 Esta inversión es parte del “plan de exploración inmediata 2015-2021”, en el que se pretende invertir 5.000 millones de dólares en los próximos años, para hallar unos 7 tcf de gas natural hasta 2020: http://www.hidrocarburosbolivia.com/noticias-archivadas/542-downstreamarchivado/downstream-01-01-2015-01-07-2015/70556-consumo-interno-de-gas-naturalse-cuadruplico-en-nueve-anos.html

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La exploración está siendo actualmente realizada dentro de los límites de algunas áreas protegidas como Iñao, Aguaragüe; situación que se ampliará a otras áreas protegidas. De hecho, el 20 de mayo de 2016 se promulgó el Decreto Supremo 2366 que estipula, en líneas generales, la apertura de las áreas protegidas de Bolivia a operaciones petroleras, incluyendo las áreas de máxima protección: los parques nacionales.21 Actualmente, de las más de 18 millones de hectáreas de superficie protegida existente a nivel nacional, tres millones son afectadas por la superposición de contratos petroleros y nuevas áreas destinadas a la frontera petrolera bajo la figura de áreas reservadas de ypfb. Esta entidad estatal admitió recientemente que ocho, de las 22 áreas protegidas de rango nacional, serían afectadas a partir de 2016. En el marco de una nueva política de exportación de energía eléctrica y de acuerdo a la planificación del sector, las grandes inversiones se orientarán hacia plantas termoeléctricas (basadas en gas) así como hacia la construcción de megarepresas en la Amazonía. Adicionalmente, la futura construcción de una planta de generación de energía nuclear, a pesar de los impedimentos constitucionales (art. 344 de la cpe), fue acordada en marzo de 2016 a través de la aprobación inconsulta y con vicios de procedimiento de dos Tratados Internacionales con Rusia en la materia, aunque recientes declaraciones del vicepresidente parecen, de pronto, haber desechado la “tecnología de fisión”, apostando por la “tecnología de fusión”22 (aún en desarrollo), relacionada con el litio. Una de las mayores reservas mundiales de este mineral se encuentra en Bolivia. En síntesis, la matriz energética de Bolivia tiende a alejarse y dificultar una transición hacia las energías renovables, debido al fenómeno conocido como lock in23 o bloqueo. Con esta orientación política, Bolivia no podrá cumplir con sus compromisos ante la Convención Climática, quedando, además, anclada, tras apostar significativas inversiones en un sistema tecnológico con tendencia a quedar rápidamente obsoleto, dada su creciente falta de competitividad con respecto a las 21 22

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El mencionado decreto señala en su artículo 2, parágrafo I, lo siguiente: “Se permite el desarrollo de actividades hidrocarburíferas de exploración en las diferentes zonas y categorías de áreas protegidas”. “La fusión nuclear es una reacción nuclear en la que dos núcleos de átomos ligeros […] se unen para formar otro núcleo más pesado, liberando una gran cantidad de energía”, de acuerdo al Manual de tecnología nuclear para periodistas, publicado por la Universidad de Salamanca y el Foro Nuclear en 2004. Es una tecnología en pleno desarrollo. La tecnología utilizada en las plantas nucleares es la de fisión nuclear, que la misma fuente define como: “aquella reacción en la que núcleos de átomos pesados, al capturar un neutrón incidente, pueden dividirse en dos fragmentos (raramente en tres) formados por núcleos de átomos más ligeros, llamados productos de fisión, con emisión de neutrones, rayos gamma y con un gran desprendimiento de energía” (http://www.nuclenor.org/public/otros/manual_tecnologia_periodistas.pdf). La expresión que se refiere a una inercia creada y autoperpetuada por grandes sistemas energéticos sustentados en combustibles fósiles que inhiben esfuerzos públicos y privados para introducir tecnologías de energías alternativas.

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tecnologías renovables y dadas las exigencias planteadas por el cambio climático para transitar globalmente hacia las energías renovables tan de prisa como sea posible. Agricultura La actividad agropecuaria –incluyendo los monocultivos de exportación– carece de apropiada normativa ambiental (Castro et al., 2014). Tampoco suele cumplir con controles destinados a minimizar la degradación de tierras por mal manejo o por contaminación de suelos, aire y aguas con agroquímicos tóxicos.24 El plan de desarrollo denominado “Agenda Patriótica 2025” prevé “incrementar la actual superficie cultivada del país de 3,6 millones a 13 millones de hectáreas […] orientada fundamentalmente a la exportación y no así a brindar seguridad alimentaria a la población boliviana” (Saavedra, 2015: 25), mucho menos la anunciada búsqueda de la independencia alimentaria del país. La política pública de promoción del sector ha incluido la significativa reducción de multas por el desbosque ilegal de cerca de 1 millón de hectáreas, gracias a la Ley de Apoyo a la Producción de Alimentos y Restitución de Bosques aprobada en 2013. Esta política da continuidad de una visión que logró su afianzamiento en la década del 90, gracias a un proyecto del Banco Mundial que inició una fase intensiva de deforestación del bosque tropical, la cual fue agravada en sus impactos por la expansión posterior de la frontera agrícola a tierras no aptas, dada su vocación forestal y no agrícola. De hecho, los procesos de desertización, tras dos décadas de explotación intensiva de la frágil capa de suelo fértil, ya son patentes en algunos lugares de la región (Castro et al., 2014: 94). En contraste, aún a pesar de estar más ligada a la seguridad alimentaria del país, el respaldo estatal a la agricultura campesina, familiar, desarrollada mayoritariamente en pequeñas parcelas no parece ser efectivo. Por el contrario, la importación de alimentos tradicionalmente producidos en el país ha seguido incrementando. La importación de alimentos la que ha aumentado en 93% entre 2010 y 2015, de acuerdo a fuentes oficiales,25 pasando de cerca de 360 millones de dólares a más de 688 millones anuales. Bosques La deforestación en Bolivia está fundamentalmente asociada a procesos de ocupación de áreas a menudo habitadas por pueblos indígenas, con fines de habilitación de tierras para usos mayormente agropecuarios, como la ganadería extensiva y 24

Un informe de la Gobernación de Santa Cruz estableció, en 2012, “que la mayoría de los cuerpos de agua del Departamento estaban contaminados por pesticidas prohibidos en otros países” (Castro et al., 2014: 20). 25 http://www.la-razon.com/economia/Importacion-alimentos-crecio-anos_0_2231776823.html

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la agricultura (soja, coca, entre otros). Estos procesos de colonización son constantes. Fueron muy agudos en la década de los 80, como consecuencia del ajuste estructural. Tienen en común no tomar en cuenta la vocación de la tierra que en Bolivia es marcadamente forestal en tierras bajas, que son las tierras sujetas a una colonización que, además, representa a menudo despojo territorial de pueblos indígenas originarios de tierras bajas. Según el estudio elaborado por la Fundación Amigos de la Naturaleza (2015), en pleno proceso de cambio climático, entre 2000 y 2010, Bolivia habría perdido 1.820.000 hectáreas de bosques debido a la deforestación. Por otro lado, estudios internacionales, como el de World Resources Institute, han establecido que Bolivia está entre los países con mayor contribución per cápita de co2, si se toma en cuenta la roza y quema de bosques.26 La pérdida del bosque amazónico implica un grave deterioro adicional de las condiciones en que Bolivia enfrentará al cambio climático y de varios modos. La provisión de agua que sustenta el ciclo hídrico de más de dos tercios del país (correspondiente a las tierras bajas y al altiplano norte) depende de la existencia del bosque amazónico, que funciona como una esponja que interna humedad desde el océano Atlántico. Este hecho ha sido establecido por la ciencia.27 La desaparición del bosque implica la desaparición de las lluvias con todas sus amplias y profundas disruptivas consecuencias sobre la naturaleza, la sociedad, la economía y la cultura. De modo adicional, la selva no solo protege los pobres y frágiles suelos, sino que maximiza su fecundidad. La desaparición del bosque es, por tanto, un grave error con consecuencias sistémicas. Minería Bolivia fue, desde la Colonia hasta bien avanzado el siglo xx, una sociedad económicamente asentada y dependiente casi exclusivamente de la minería. Los históricos pasivos ambientales son, sin embargo, muy poco estudiados en términos de sus efectos sobre la salud humana y el ambiente. Y seguirán siendo agravados en virtud de políticas como la expresada en la Ley de Minería y Metalurgia (2014). Esta norma autoriza la explotación en áreas protegidas y glaciares (fuentes críticas de provisión de agua en la época seca de la región andina). Por otro lado, la ley no dispone restricciones ni pago alguno por el uso (intensivo y contaminante) del agua. Tampoco están adecuadamente regulados los procesos de cierres de minas a 26 http://www.cambioclimatico-bolivia.org/pdf/cc-20140609-_La_proble___.pdf 27 Ver los conceptos combinados de ‘bomba biótica’ y de ‘ríos voladores’, acuñados por el científico Alan Forsberg, en http://www.cambioclimatico-bolivia.org/archivos/20150823164706_0. pdf. Enlace consultado el 17 de julio de 2016.

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fin de minimizar los pasivos ambientales que implican costos a menudo impagables para la sociedad y el Estado. Según la Liga de Defensa del Medio Ambiente (lidema), cuatro de los nueve departamentos del país ya poseen niveles críticos de contaminación minera (2008: 20). La actual expansión de la minería hacia las tierras bajas tiene graves consecuencias actuales y futuras para la salud de la población y para los ecosistemas. Es el caso de la minería, mayormente ilegal del oro, que hace amplio uso del letal mercurio en la región amazónica. Un claro indicador de esta situación radica en el hecho que, de acuerdo a un estudio del cedib (2015), la importación de mercurio haya crecido en más de 20 veces entre 2010 y 2015. Hasta el momento, no hay medidas estatales de control y protección. De modo general, se observa que las condiciones en la minería boliviana suelen ser precarias tanto en tiempos de precios bajos como en tiempos de precios altos. Se trata de un sector intensivo en empleo y con larga tradición de lucha organizada. La minería boliviana tiene, por tanto, notoria influencia e impacto social y político en el país. Áreas protegidas Bolivia es uno de los países megadiversos del planeta, a pesar de carecer de ecosistemas marinos: la latitud tropical así como la notable y, a menudo, drástica diferencia altitudinal del país están entre las causas de esta situación. El país cuenta con un Sistema Nacional de Áreas Protegidas creado en la pasada década de los 90, con el propósito de resguardar equilibrios ambientales vitales para el país así como testigos de la enorme riqueza biológica existente. El Parque Nacional Madidi es una de las áreas protegidas más emblemáticas por tratarse de uno de los territorios con mayor diversidad biológica del mundo. Sin embargo, tal cual se mencionó antes, las áreas protegidas no están libres de la contaminante exploración y explotación de hidrocarburos. Así lo dispone la Ley 767 del sector y los decretos supremos (2366, 2400, 2298, 2549, 2195) aprobados por el actual gobierno en 2015. Estas normas autorizan el ingreso de las empresas petroleras a las áreas protegidas del país. Estas normas implican también un retroceso del derecho de los pueblos indígenas a la consulta previa sobre los proyectos en sus territorios, incluido en el artículo 352 de la Constitución Política del Estado, que establece la consulta libre, previa e informada, según las normas y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígenas.  De hecho, las más altas autoridades del gobierno han expresado reiteradamente que perciben a las áreas protegidas como obstáculos para el desarrollo y la soberanía, ya que serían promovidos por los países del norte en función de sus intereses y no de los intereses nacionales, que se equiparan al desarrollo convencional, comentado antes.

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Sistemas hídricos Es escasa la información entorno al estado de las tres grandes cuencas que conforman el sistema hídrico de Bolivia: cuenca Amazónica, cuenca del Plata, al sur del país, y cuenca Endorreica en el altiplano. Con todo, es posible resaltar ciertos aspectos críticos, como la alta contaminación histórica de la cuenca del río Pilcomayo, que es la que ha recibido los desechos de cuatro siglos de minería colonial y republicana. La contaminación de la minería (que se suma a la contaminación generada por desechos domésticos e industriales del área metropolitana de La Paz y El Alto) alcanza también a la cuenca Endorreica (este del país) que incluye el lago Titicaca (situado en la frontera con Perú) y el recientemente desaparecido lago Poopó. Este hecho, como se comentó anteriormente, ha ocurrido, en parte, como consecuencia de un sistema de riego regional (promovido, en parte, desde el Estado) que no tomó en cuenta el balance hídrico de la cuenca. La situación fue empeorada hasta el extremo de la desaparición del lago, debido al fenómeno del El Niño (2015-2016) que fue particularmente intenso, y que, a su vez, fue agudizado por el cambio climático. En esta región árida, el fenómeno de El Niño y el cambio climático se expresan de modo convergente en la subida de temperaturas y el agravamiento de la situación de escasez de agua. Este fenómeno alcanza también a la cuenca del Pilcomayo (sur del país) que actualmente (julio, 2016) afronta un dramático descenso del caudal con todas las consecuencias para las poblaciones ribereñas (muchas de ellas son comunidades indígenas), así como para los ecosistemas, la fauna y la flora. La cuenca Amazónica boliviana (norte, centro y centro-este del país) se encuentra en mejores condiciones relativas, pero afronta ya, como se ha mencionado en el acápite de minería, el problema de la contaminación minera por el uso del mercurio para la explotación del oro aluvial. Las mega-represas construidas en Brasil y las proyectadas en Bolivia se constituyen en factores que alteran y alterarían aún más profundamente la dinámica hídrica biológica de la cuenca y la vida de las comunidades (a menudo indígenas) que habitan a la vera de sus ríos. Por otro lado, la incesante deforestación podría estar detrás de los eventos (secuenciales) de sequías e inundaciones extremas que la región ha estado afrontando en los últimos años. El contexto de cambio climático se plantea como un reto adicional para los equilibrios hídricos y generales de la zona. Suelos Son muy pocas las regiones del país que no afrontan el problema de la erosión. “En la actualidad 60% de la superficie boliviana es susceptible a los procesos de erosión […] que se incrementaron en 86% entre 1954 y 1996”, según el informe Tras las Huellas del Cambio Climático en Bolivia, publicado por el pnud (2014: 77).

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La salinización, el sobrecultivo, el sobrepastoreo y la escasez de agua de las regiones altas y valles del país, se suman a la degradación de los también frágiles suelos de las tierras bajas del país por efecto de la deforestación y del uso de la tierra con fines distintos a los de su vocación. No obstante, hay experiencias puntuales exitosas en agro-forestería que merecen ser estudiadas, replicadas y generalizadas (pnud, 2008), tomando en cuenta las recomendaciones de varios informes sobre la temática del fao. La seguridad alimentaria del mundo y el equilibrio de los ecosistemas depende de una actividad agropecuaria orgánica y democratizadora del acceso a la tierra y a las tecnologías apropiadas.

Articulaciones: Procesos sociopolíticos, económicos y ecológicos Los procesos de apropiación y uso del territorio nacional, que incluyen recursos naturales (renovables y no renovables), así como el disfrute de servicios ambientales gratuitos pero de valor máximo dado su carácter de vitales (el agua, el aire y el suelo fértil), ocurren en procesos de articulación con el entramado que forman, por su parte, las otras articulaciones del ámbito social, político y económico. Y si bien la naturaleza constituye la base vital indispensable de la que somos parte, en estrecha interdependencia, es común perder de vista esta noción elemental, para tratarla como algo infinito y en situación de constante y plena disponibilidad, o como un sector a ser gestionado procurando la minimización de daños causados por el “desarrollo”, tal cual se lo concibe mayoritariamente hoy en el mundo. Entender a la base vital como lo que es implica un esfuerzo de cuestionamiento y hasta ruptura con visiones comunes, muy arraigadas. Las condiciones en que se da, o no, este proceso de resignificación de una naturaleza, empiezan a mostrar sus límites de regeneración, desafiando esa visión de disponibilidad infinita, ampliamente compartida y que tiene consecuencias muy concretas en nuestro comportamiento individual y colectivo. Por eso, es relevante dar cuenta (aunque a modo de pinceladas) del entorno en que este cambio de paradigma ocurre, o no. Con el fin de esbozar algunas líneas fuertes del entramado en que se intenta responder al desafío –muy propio del siglo xxi– de las múltiples crisis ambientales generadas por una visión que no toma en cuenta los límites naturales, es útil mencionar que la democracia es una condición esencial para que, entre otros, el diálogo, la reflexión, el debate, las acciones y su evaluación y eventuales ajustes o descartes puedan prosperar. En Bolivia, la democracia ha sido ampliada gracias a la inclusión social, económica y política de sectores tradicionalmente excluidos; así como con la disponibilidad de mecanismos de participación ciudadana directa en la toma de

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decisiones (referendos, iniciativa legislativa ciudadana, consultas ciudadanas o acciones legales ciudadanas en defensa de lo común). Al mismo tiempo, la falta de equilibrio e independencia de poderes, la crisis profunda de la justicia, la fragilidad del Estado de derecho, o el intento de perpetuación en el poder han debilitado seriamente la vigencia de los derechos y la institucionalidad estatal y social. Así, derechos de los pueblos indígenas a la consulta previa, libre e informada sobre decisiones que afectan sus territorios no se aplica ni en el espíritu de la cpe ni del Convenio 168 de la oit. La vulnerabilidad de los pueblos indígenas de tierras bajas (minoritarios) es agraviante, mucho más aún, cuando sus territorios son el ámbito de expansión de la frontera agrícola, minera, hidrocarburífera y de infraestructura caminera, energética, entre otros. Por otro lado, normas recientemente aprobadas, como la Ley de Minería, recortan significativamente los derechos a la consulta previa. Algo similar ocurre con las concesiones hidrocarburíferas que se han multiplicado y sobrepuesto a territorios indígenas sin que medie consulta previa. El caso de la decisión y firma de dos tratados internacionales con la Federación de Rusia (Leyes 787 y 788 de marzo de 2016) para la cooperación en tecnología nuclear es otro ejemplo de incumplimiento del derecho a la consulta previa de la población en general y de otras normas.28 De otra parte, la época de bonanza económica (2004-2013) derivada de los altos precios de las materias primas de exportación y también de un mayor control y redistribución del excedente por parte del Estado ha tenido efectos diversos. Entre los resultados relevantes para el tema que estamos desarrollando están los siguientes: el auge económico ha profundizado la dependencia de la exportación de recursos naturales no renovables (causantes de importantes pasivos ambientales), desincentivando la deseada diversificación económica hacia sectores con mayor valor agregado y generadores de empleos de calidad, así como perjudicando a la tradicionalmente débil industria nacional por efecto de una moneda apreciada. Esta dinámica económica se da en un contexto de reducción significativa de la pobreza y la extrema pobreza,29 pero también de persistencia de la aguda desigualdad social histórica de Bolivia, aún a pesar de esfuerzos destacables como el aumento significativo del salario mínimo nacional. 28

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Constitución Política del Estado, art. 343: “La población tiene derecho a la participación en la gestión ambiental, a ser consultada e informada previamente sobre decisiones que pudieran afectar la calidad del medio ambiente”. Art. 344: “Se prohíbe la fabricación y uso de armas químicas, biológicas y nucleares en el territorio boliviano, así como la internación, tránsito y depósito de residuos nucleares y desechos tóxicos”. Para una definición de los conceptos de ‘pobreza estructural’ y ‘pobreza coyuntural’, así como para comentarios críticos sobre el salario mínimo, véase el capítulo 10 de Morales y el capítulo 15 de González Ortega.

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Otro desafío es la creación de empleo formal en vista de que solo uno de cada cinco empleados tiene acceso a la seguridad social. La informalidad en la que se desenvuelve la mayor parte del sector privado, compuesto por microempresas y empresas familiares, genera empleos de mala calidad para la gran mayoría de la población. En este contexto, las presiones sobre los recursos naturales suelen ser mayores. Es el caso de la tóxica y devastadora minería ilegal del oro, solo por dar un ejemplo. Otro de los procesos determinantes para la configuración de la Bolivia de hoy es la creciente urbanización del país. En el lapso de tres generaciones, un país predominantemente rural ha pasado a ser predominantemente urbano. Las tres zonas metropolitanas del país, La Paz-El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, concentran cerca del 60% de la población. Esta urbanización se ha dado como resultado de la migración interna campo-ciudad, motivada por la búsqueda de mejores condiciones de vida; es decir, por la pobreza rural y la falta de servicios y oportunidades. Estos procesos, propios del sur global, tienden a crear cinturones de precariedad socioeconómica para los pobladores que viven entorno a las ciudades principales, con todas las implicaciones. Así, la ciudadanía de las urbes se encuentra en constante ampliación, transición, pero mayormente en condiciones precarias tanto en términos concretos (servicios, empleo) como en términos simbólicos (identidad). Tales condiciones generan vulnerabilidad y crisis de todo tipo, incluyendo las ambientales. En última instancia, lo descrito configura un escenario de gran vulnerabilidad económica, social y ecológica en el país.

Conclusiones En un marco de constantes dificultades económicas, políticas y sociales (que sólo han cedido significativamente a partir del más reciente ciclo de bonanza de los precios internacionales de materias primas), la agenda pública boliviana ha estado marcada por debates y decisiones entorno a los fundamentos, problemas y opciones de la relación entre el quehacer humano y el medio ambiente, o la naturaleza, a partir de conceptos marco como ‘desarrollo sostenible’, o ‘Vivir Bien’. Es relevante la variación conceptual de ‘desarrollo sostenible’, término ampliamente utilizado en Bolivia hasta 2006, que es cuando comienza a ser impugnado por el discurso desde el poder público. El Vivir Bien se refleja en normas de jerarquía máxima como la Constitución Política del Estado, aprobada en 2009, así como en leyes marco derivadas. El Vivir Bien pretende plantear alternativas desde la historia larga, la sabiduría, los conocimientos y las prácticas ancestrales de pueblos indígenas, recuperando una visión sustancialmente diferente de la relación del ser humano con la naturaleza.

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Esta relación está concebida a partir de otra base de prioridades, de valores, entre ellas: la interdependencia, la comunidad, el respeto, la reciprocidad, el equilibrio, así como la reincorporación con carácter de centralidad de fundamentos como la espiritualidad y lo sagrado, arrinconados hoy por el sistema de mercado. El Vivir Bien constituyó y constituye aún, a pesar de las contradicciones entre el discurso y la práctica, uno de los intentos por plantear salidas al discurso y a la práctica de los procesos de desarrollo convencionales, “occidentales”, que de acuerdo a la creciente evidencia científica carece de viabilidad sistémica. No es posible continuar ignorando los límites biofísicos del planeta o, dicho de otro modo, las capacidades regenerativas de los ecosistemas y sus servicios que son la base de sustento de la vida. Cualquier tipo de proyección humana de largo aliento (sea como sea que se la denomine) no podrá ser tal sin la presencia de condiciones de base, como los servicios esenciales de la naturaleza: oxígeno, ciclo hídrico, suelos fértiles, por dar apenas algunos ejemplos. La búsqueda de alternativas políticas y socioeconómicas aparece como ineludible en Bolivia, habida cuenta de la insostenibilidad de su desarrollo, apoyado históricamente en el extractivismo,30 desde su fundación como República en 1825. Este desarrollo ha generado insatisfactorios y conflictivos procesos políticos, sociales, económicos y ambientales, como una democracia débil y excluyente; una sociedad desigual e inequitativa; una economía pobre, dependiente, frágil y de base estrecha31 y un entorno natural con cada vez más pasivos ambientales, deforestación, contaminación de aire, agua y suelos, pérdida de servicios ambientales indispensables, así como ecosistemas y especies. Pero la realidad de las políticas públicas no expresa más esta búsqueda de alternativas. El gobierno se aleja cada vez más de las opciones de implantar algún programa que materialice el Vivir Bien. Por el contrario, apuesta, y de modo consistente, por una concepción del desarrollo que corresponde a los paradigmas del siglo xx. Ejemplo de esta deriva son: una matriz energética basada en combustibles fósiles y fuertemente orientada a la exportación, que se sustenta crecientemente en termoeléctricas y que prevé ampliar su potencia a partir de mega-represas que afectarán territorios indígenas y el bosque amazónico, y que ha iniciado un programa de investigación en tecnología nuclear en procura de generación de energía, entre otros; una política agrícola que promueve los monocultivos de exportación (incluyendo la amplia utilización de organismos genéticamente modificados y de agroquímicos); una política minera e hidrocarburífera que no reconoce, ni siquiera en las zonas más críticas de las áreas protegidas del país, límites para su expansión. 30 31

Ver caracterización de concepto “extractivismo” en Gudynas (2015: 11-14) Para caracterización de la “economía de base estrecha, ver Informe Temático sobre Desarrollo Humano: La economía más allá del gas, publicado por el pnud en 2005 (47-60).

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El resultado global de estas decisiones es la mayor vulnerabilidad del país ante las múltiples crisis ambientales que se agudizarán en el futuro próximo, entre ellas el cambio climático, la pérdida de bosques, de biodiversidad, de suelos fértiles, así como la alteración significativa del ciclo hídrico en el país por efecto agregado del cambio climático y de la pérdida de la masa boscosa, que es fuente principal de las lluvias en la región del continente en el que se encuentra el país. La procura y puesta en práctica de modos de convivencia humana capaces de mantener, y no destruir, la base vital de la que somos parte y de la que dependemos (la naturaleza) queda, entonces, como una asignatura pendiente. En este contexto, el diálogo y el debate entorno al Vivir Bien mantiene su vigencia y su relevancia, a pesar de su rápida y aguda desvalorización como consecuencia del abuso, sin evidencias de aplicación, del término, por eso, es cada vez más urgente.

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Políticas educativas de descolonización en Bolivia en el siglo xxi: Sus luces y sombras Hiroki Ishizaka

Preámbulo En este capítulo se cuestiona el concepto de ‘descolonización’ en relación a la educación boliviana del siglo xxi. En general, se entiende aquí ‘descolonización’ como un proceso de independencia política de una colonia o territorio en relación con las naciones extranjeras que lo dominaban. A lo largo de este capítulo se precisará y discutirá dicho concepto desde diferentes perspectivas vinculadas con su significado especializado y popular en la Bolivia contemporánea. En la presente investigación se aplican métodos cuantitativos y cualitativos como el uso de un cuestionario para ser respondido por 205 maestros(as) de la escuela primaria, con el objeto de intervenir en la discusión académica y práctica de formas diversas de descolonización y su aplicación en la actual educación básica de Bolivia. En los documentos oficiales del Ministerio de Educación del país se declara que la educación es intracultural, intercultural y plurilingüe. No obstante, aquí se cuestiona en qué grado estos tres términos son aplicados a personas de pueblos no puramente indígenas, a mestizos y a miembros de grupos de poder. La Ley 1565 de la Reforma Educativa del 7 de julio de 1994 adopta la teoría constructivista que explica los procesos de aprendizaje a partir de conocimientos ya adquiridos, así como la Ley Educativa 070 Avelino Siñani y Elizardo Pérez del 20 de diciembre de 2010 y el Modelo Educativo Sociocomunitario Productivo critican la proyección ideal o ilusoria y la aplicación práctica en el trabajo de aula de dicha teoría. Como se verá, los resultados de mi investigación se reflejan en las respuestas de los cuestionarios que confirman los efectos positivos de la descolonización en la educación básica. Sin embargo, al evaluar los modos de descolonización en el [185]

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aula se detectaron varias dificultades: en particular, el desarrollo inequitativo entre las materias escolares, la falta de participación comunitaria o familiar, la carencia de tiempo y, lo más grave, la indiferencia de los estudiantes.

Una nueva cosmovisión educativa El rumbo de la política educativa de Bolivia cambió hacia una nueva cosmovisión en el año 2006, con el nombramiento tanto de Evo Morales Ayma como presidente como de su ministro de Educación, Félix Patzi, sociólogo de origen aymara. Patzi convocó una gran asamblea que reunió a distintos actores de interés que conjuntamente elaboraron un borrador de reforma educativa; un anteproyecto de ley fundamental de educación (Howard, 2009: 589; López, 2015: 4) que fue la base teórico-jurídica de la Ley 070 de la Educación Avelino Siñani - Elizardo Pérez (en adelante, lasep) promulgada el 20 de diciembre de 2010. Para su entrada en vigencia, se abrogó la Ley 1565 de Reforma Educativa (en adelante, lre) del 7 de julio de 1994, que había servido también como eje de la política educativa promulgada durante el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997), para promover una educación multicultural y plurilingüe.1 Patzi, actor principal en la concretización del esquema filosófico de la lasep, argüía en sus artículos y en los discursos entorno al ante proyecto educativo,que la antigua ley de la Reforma Educativa solo reflejaba la continuidad de la jerarquía colonial, la cual era una forma de violencia simbólica, una legitimación de la modernidad neoliberal y, sobre todo, no eliminaba los factores prevalecientes de la desigualdad social. Lo que llevó a Patzi a concluir que, aunque se trataba de una educación multicultural y plurilingüe, la ley de 1994 conformaba una ilusión colectiva y una forma persistente de dominación (Patzi, 1999: 551; Howard, 2009: 590). Por el contrario, la ley del año 2010 constituía un movimiento nuevo para convertir la antigua educación homogeneizante en una educación heterogeneizadora en lo referente a la lengua y a la cultura. Bajo la nueva ley educativa de 1994 se llevó a cabo el Proyecto de Educación Intercultural Bilingüe (en adelante, peib) con el objetivo tanto de promover una forma armoniosa del desarrollo humano y social para todos(as) los(as) alumnos(as) como para reconocer y respetar el valor de diversidad (Lopes Cardozo, 1995: 86; Gustafson, 2002: 13). La diversidad era uno de los pilares de este nuevo proyecto educativo, dado que el conflicto político, racial y regional entre los pueblos indígenas de tierra alta y los residentes “blanco-criollos” de tierra baja ha sido la problemática sociocultural más persistente y crónica de Bolivia. 1

Las políticas de educación promulgadas durante el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997) se discuten en el capítulo 11 de Mesa Gisbert.

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Debido, entonces, a que la educación tradicional monolingüe reproducía una estructura de dominación colonial, lenguas indígenas como el aymara, el guaraní y el quechua fueron introducidas, junto al castellano, de forma equitativa en la práctica educativa con el fin de intentar establecer en la educación actual un bilingüismo equitativo entre el castellano y las lenguas indígenas. No obstante, durante la implementación de la enseñanza multilingüe salió a la luz que los profesores de la escuela primaria y otros actores del sector educativo no necesariamente consideraban, ni aplicaban equitativamente la educación bilingüe, sino que empleaban las lenguas indígenas como forma de transición a una educación que se impartía predominantemente en castellano, lo cual implica que las lenguas indígenas solo sirven como idiomas asistentes o como puente lingüístico para aprender todas las materias escolares en castellano (Albó, 2001: 76). Por consiguiente, muchos(as) maestros(as) utilizaban en el aula solo el castellano, dada su incapacidad de enseñar en idiomas originarios. Es notable, además, que muchos padres de familia también cuestionaban el bilingüismo porque esperaban que sus niños(as) se adaptaran bien a la educación en castellano, la lengua predominante, empleada en oficios mejores y en ciudades grandes (Howard, 2009: 585; Arrueta & Avery, 2012: 425). Con todo, la descolonización como concepto central para el Movimiento Al Socialismo (mas), partido político que Morales dirige, se convirtió en un eje de la política educativa y en la base filosófica de una nueva cosmovisión en la educación boliviana y hasta hoy día sigue funcionando como una meta didáctica en las escuelas del país.

Articulación del discurso gubernamental de la descolonización en la educación La descolonización se ha planteado en la Ley 070 de la Educación Avelino Siñani - Elizardo Pérez y se debate en otros documentos gubernamentales como el nuevo currículo elaborado el año 2014, los programas de estudio “Educación Inicial en Familia Comunitaria” y “Educación Primaria Comunitaria Vocacional”, y los módulos del Programa de Formación Complementaria para Maestras y Maestros en Ejercicio (en adelante, profocom).2 En la lasep, artículo 1 del capítulo I (Ministerio de Educación, 2010: 1-2), se lee: “La educación es unitaria, pública, universal, democrática, participativa, comunitaria, descolonizadora y de calidad. […] La educación es intracultural, intercultural y plurilingüe en todo el sistema educativo” (el énfasis en cursiva es mío). 2

profocom es un programa de capacitación implementado por el Ministerio de Educación para otorgar licenciatura (diplomado) a aquellos(as) maestros(as) que no la tengan.

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Como se aprecia, la descolonización, la intraculturalidad e interculturalidad, y el plurilingüismo3 son componentes importantes que fueron aplicados en la educación escolar contemporánea de Bolivia. Sin embargo, no se ha clarificado en la lasep qué función tienen estos cuatro conceptos en la esfera educativa, ni tampoco de qué manera se articulan en la enseñanza de temas y contenidos en las clases reales. Por otro lado, la descolonización se explica integral e inclusivamente en los módulos del profocom, en los cuales se imparten conferencias y se realizan talleres sobre el Modelo Educativo Sociocomunitario y Productivo (en adelante, mescp) aplicado en el currículo escolar instituido en la lasep. Según uno de los módulos de profocom para maestros(as), “el mescp surge por la necesidad de transformar nuestra realidad desde la educación (Ministerio de Educación, 2014a: 5), por lo que en ellos se explican tanto los problemas de los modelos aplicados anteriormente como los fundamentos del nuevo modelo, es decir, el mescp. En el siguiente cuadro se resumen tales modelos: Cuadro 1 Resumen de los problemas de los modelos anteriores y los fundamentos del mescp que se determinaron en los módulos del profocom Los problemas de los modelos anteriores La educación colonial que los bolivianos han vivido se limita a transferir contenidos que los estudiantes tienen que repetir y memorizar para pasar de grado, donde el(la) profesor(a) posee la verdad que no se cuestiona. Lo que se enseñaba en las escuelas era en gran medida copia de contenidos producidos en el exterior. No se tomaba en cuenta los conocimientos locales y de las culturas de Bolivia. La educación tradicional daba mayor importancia al “conocimiento científico” sin tomar en cuenta la realidad de Bolivia y los saberes y conocimientos que históricamente han producido las culturas bolivianas. Los proyectos gubernamentales del pasado, al responder a intereses ajenos a la realidad de Bolivia, no permitieron que la educación ayude a la construcción de un país soberano, productivo, libre.

Los fundamentos del nuevo mescp El currículo se sustenta en el Aprendizaje Comunitario. El sentido de la educación es abrirse a la comunidad y aprender mediante el diálogo entre estudiantes y participantes, maestros(as), comunidad, Madre Tierra y Cosmos. El mescp toma en cuenta las diferentes culturas bolivianas para enriquecerse aprendiendo de todas ellas.

El mescp toma en cuenta los saberes y conocimientos de los pueblos indígenas originarios campesinos en diálogo con el conocimiento que la humanidad ha producido. El mescp busca el Vivir Bien,4 donde todo el pueblo boliviano debe vivir en armonía, en comunidad, con sí mismo, la Madre Tierra, el cosmos y las espiritualidades.

Fuente: Ministerio de Educación (2014a: 5-7, resumen y énfasis, en todos los cuadros, mío).4

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En este artículo se emplean varios términos relacionados con la descolonización así como multiculturalismo, multilingualismo, interculturalismo, intraculturalismo, plurilingüismo. Multiculturalismo, interculturalismo y intraculturalismo serán, con respecto a sus características diferentes, posteriormente discutidos en el artículo, mientras que otros, por ejemplo, multilingualismo y plurilingüismo se mencionan como casi el mismo término, a raíz de que ni el Ministerio de Educación ni los estudiosos los diferencian en concreto. “Vivir Bien” fue adoptado también en otros países latinoamericanos de ala izquierda. Por ejemplo, en Venezuela, el Buen Vivir se dirige a felicidad suprema y su concepto forma parte integral del proyecto político socialista del siglo xxi (López, 2013).

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Como se ilustra en el cuadro 1, en base a los módulos del profocom, el mescp se presenta a los maestros(as) en servicio como un modelo ideal a través del

cual los estudiantes puedan aprender saberes y conocimientos propios y originarios provenientes de su pueblo indígena, de su cultura y de su lengua, dialogando, ya sea directa o indirectamente, con sus maestros(as), con sus padres e, incluso, con los miembros de las comunidades, sin padecer ninguna imposición de saberes y conocimientos por parte de los maestros(as) o sufrir la influencia arbitraria de otros países. La definición de descolonización, para justificar e impulsar la aplicación e implementación del mescp en aulas y escuelas, se especifica en uno de los mismos módulos de profocom de la siguiente manera: “Esto significa una educación que nos permite formar hombres y mujeres orgullosos de su cultura e historia, que produzcan conocimiento desde su realidad para transformarla y de esta manera contribuir a la consolidación del Estado Plurinacional” (Ministerio de Educación, 2014: 6). En concreto, el Ministerio de Educación intenta realizar lo instituido en el mescp imponiendo la descolonización como una bandera conceptual. El término adicional de ‘descolonizador’ fue colocado en el currículo como uno de los enfoques del mescp para que los estudiantes, maestros(as), y otros actores de interés, construyeran conjuntamente saberes y conocimientos a través de la enseñanza de cualquier materia. El Proyecto Socioproductivo (en adelante, psp) como parte del mescp es un proyecto de sociedad escolar definido como “un conjunto de acciones y actividades programadas que responden a las necesidades, problemas, expectativas o fortalecimiento de la vocación o potencialidad productiva de la comunidad” (Ministerio de Educación, 2014a: 69). Por otro lado, el nuevo currículo escolar plantea también la descolonización y sus diferentes componentes. Esto se resume así: 1. Campo de Saberes y Conocimientos: Cosmos y Pensamiento La transformación social se inicia con la descolonización de la educación y la escuela, consolidando el derecho de los pueblos y organizaciones de la sociedad a decidir sobre su presente y futuro a partir de su propia experiencia. 2. Campo de Saberes y Conocimientos: Comunidad y Sociedad Se promueve una educación descolonizadora a partir de la participación social, con base en la memoria histórica y cultural colectiva, para generar pensamientos, ideas, saberes y conocimientos nuevos que permitan responder a las necesidades e intereses de cada comunidad y región. 3. Enfoque del Área Ciencias Sociales en el Campo de la Comunidad y Sociedad Descolonizador implica una ruptura a la forma tradicional de ver las Ciencias Sociales, cuestiona y replantea sus categorías coloniales en el proceso de formación. Además, tiene como objetivo fundamental concretar y hacer realidad

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el mandato social, porque reconoce, valora y legitima los saberes y conocimientos propios de las Naciones y Pueblos Indígena Originarios (en adelante, nypios), comunidades interculturales y afro-bolivianos como expresión de la identidad plurinacional. 4. Caracterización del Área Ciencias Naturales en el Campo de la Vida Tierra Territorio – Se caracteriza como descolonizadora porque rompen con las estructuras tradicionales de imposición ideológica sobre el ser humano, la Madre Tierra y el Cosmos. Más bien se toma en cuenta la concepción biocéntrica – “La Tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la Tierra”. (Ministerio de Educación, 2014c: 21, los énfasis son míos)

Según estos cuatro puntos, la descolonización en la educación se plantea como un inicio de la transformación social, empleando la participación de los actores de interés en la educación. La descolonización de la educación significa esencialmente, entonces: romper con la forma tradicional de comprender las Ciencias Sociales y Naturales; valorar y legitimar los saberes y conocimientos de las nypios y de los pueblos afrobolivianos.5 En las Ciencias Naturales se enfatiza la concepción biocéntrica sobre la antropocéntrica como una nueva cosmovisión para comprender la Madre Tierra y el cosmos. En el currículo de los programas anuales de estudio para el sexto grado se enfatiza y se le da prioridad sobre cualquier otro campo de saberes y conocimiento al Abya Yala (América en aymara), que es un concepto originario del pueblo precolombino Kuna de Panamá y Colombia. Los documentos del Ministerio de Educación toman la filosofía de la Escuela Ayllu de Warisata como base práctica y filosófica del mescp. En esta escuela se enseña en los idiomas originarios y se busca la liberación de los pueblos indígenas mediante la vinculación de la escuela y la comunidad (ayllu). Es de notar que Elizardo Pérez y Avelino Siñani fueron pioneros de la educación originaria, por eso se incluye su nombre en la sigla. De modo semejante, el brasileño Paulo Freire, uno de los más famosos expertos en filosofía pedagógica de América Latina, tuvo gran influencia en Bolivia, especialmente, por su aguda crítica a la educación neoliberal como un tipo de educación bancaria, donde los estudiantes eran obligados a memorizar lo que los(as) maestros(as) enseñaban (Ministerio de Educación, 2014a: 12). La práctica educativa y la reflexión filosófica son apoyadas teóricamente por el mescp para contribuir a que el uso de la lengua indígena materna y el nuevo 5

En algunos documentos gubernamentales, pero no de la educación, nypios se definen de modo diferente. Los típicos ejemplos son las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos (nypioc) o las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos y Pueblo Afroboliviano (nypioc-pa).

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significado de la descolonización en la educación se vinculen aún más fuertemente con el pensamiento indígena originario campesino, anti-colonial y antineoliberal. Aunque en los documentos del Ministerio de Educación se declara y promueve el empleo de la intraculturalidad y el plurilingüismo y el diálogo con el pueblo, el intento de descolonización se aplica solo en relación a la lengua y a la cultura de las nypios6 (Ministerio de Educación, 2014a: 1-116; 2014b: 3-85; 2014c: 5-88; 2014d: 3-90). Al leer los actuales documentos del Ministerio de Educación, dirigidos principalmente a la educación de los indígenas de Bolivia, surge la pregunta: ¿dónde están los alumnos no indígenas (los mestizos y “los blancos-criollos” generalmente monolingües) que también forman parte del Estado Plurinacional?

Discurso académico sobre la descolonización en la educación Al igual que muchos educadores bolivianos, Roberto Choque Canqui se pregunta: ¿cuál es el significado de descolonización que circula en la discusión académica? (2011: 37). Este investigador arguye en su artículo que la descolonización es un proceso político, ideológico y sociológico cuyo propósito es dar fin a una situación colonial, la cual produce, a largo plazo, una “experimentación” obligada y compleja impuesta por una clase dominante a otra dominada que, en suma, genera el racismo, la opresión o dominación, la discriminación, la xenofobia y otras formas de intolerancia. Según Choque, no basta con abarcar la situación colonial, sino que la descolonización debe impulsar, de alguna manera, a que los grupos indígenas empiecen a apropiarse y sentirse orgullosos de su cultura e idioma originales. Choque explica que existe una condición en particular para elaborar e implementar efectivamente las políticas públicas descolonizadoras, la cual consiste en analizar y comprender la realidad colonial y concluye que “la política de descolonización requiere de un equipo de profesionales interdisciplinarios, con el propósito de preparar los proyectos de estudios sobre los diferentes tópicos sociológicos y culturales, para poder implementar las políticas públicas con las instituciones públicas y organizaciones sociales” (Choque, 2011: 52). Entre otros investigadores, Cancino (2007: 15) arguye que la descolonización se comprende como un proceso constructivo para erradicar las diferencias discriminatorias, elevar la autoestima y respetar la diversidad. Poniendo énfasis en la dinámica de la diversidad en el contexto de la Bolivia actual, Ignacio Apaza arguye que:

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Como he explicado anteriormente, hay menciones en cuanto a los pueblos afrobolivianos aparte de las nypios. No obstante, no fueron citados tantas veces como las nypios.

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[S]e trata de comprender la concepción andina y amazónica del mundo [que] cuestiona las relaciones de desigualdad de poder de los dominantes y dominados, busca la transformación de estructuras de pensamientos para construir modos y modelos de poder, saber y ser relacionados con lo propio, lo ajeno y diferente. (2012: 164)7

No obstante, Apaza declara que la descolonización no es “un rechazo a la lengua extranjera, a los profesionales formados en universidades, o rechazo a los conocimientos occidentales [sino que] es necesario llegar a un diálogo pedagógico en el que converjan las posiciones de la dominación y la sumisión” (2012: 165-166). Concluye que la descolonización debe ser constructivista y conllevar algunas acciones más que los saberes y conocimientos (2012: 164; Dei, 2012: 113). Continuando con las reflexiones entorno a la descolonización, es importante responder a la pregunta ¿qué significa ‘indígena’? Según Antal y Easton (2009: 602), lo indígena no es una tradición estática o unitaria que no se transforma en otra, sino es la dinámica diversa que se está convirtiendo en otra día a día. Por lo tanto, lo indígena se refiere a cualquier aspecto que los pueblos consideren importante para su vida, o cualquier definición que ellos tomen como explicación auténtica sobre ellos mismos. Apaza, por su parte, define la sociedad indígena como la que “se interesaba tanto por los momentos materiales como por los espirituales, practicando la coexistencia y la reciprocidad entre lo humano, animal y lo espiritual”, y establece la diferencia con la sociedad occidental, la cual “se interesaba sólo en los aspectos materiales y la acumulación de riquezas basada en la superioridad” (2012: 158). Los actuales documentos del Ministerio de Educación mencionan varias veces a las Naciones y Pueblos Indígena Originarios (nypio) sin referirse, en lo más mínimo, a otros grupos de personas. Pero ¿quién pertenece étnica y culturalmente a las nypios o a los otros grupos? Arrueta y Avery resumen aproximadamente la distribución identitaria o de identidad, etnia y cultura en Bolivia en los siguientes tres grupos: 1. Los pueblos indígenas tales como los Quechua, los Aymara y los Amazónicos; sus antepasados son agricultores, pongos, mitayos, considerados como la mayoría de la población. 2. Los grupos de poder tales como oligarcas, propietarios de tierra o de minas que eran productores de cultura y pertenecían a una clase socioeconómica alta. 7

En estos juicios, Apaza se basa en la moderna teoría de inflexión decolonial de origen latinoamericano, cuyos conceptos centrales son ‘hegemonía/subordinación’, ‘otro/otredad’, ‘colonialidad/decolonialidad’, ‘colonialidad del poder’, ‘colonialidad del saber’ y ‘colonialidad del ser’ (Restrepo & Rojas, 2010). La aplicación teórica de estos y otros conceptos de dicha teoría se explica en el capítulo 13 de Camacho Salgado y González Ortega.

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3. Los mestizos que son catalogados como clase media y componen una población mixta que es el resultado del matrimonio y de la migración. En general, ellos pertenecen a la cultura de los grupos de poder. (Arrueta & Avery, 2012: 423-424)

Hasta fines del siglo xx la población boliviana se dividía tradicionalmente entre los pueblos indígenas de tierras altas, y “blanco-criollos”, y otros grupos que residían en tierras bajas. Los conflictos políticos y raciales producidos en las fronteras regionales suelen explicarse en base a esta división (Howard, 2009: 584; Sarzuri-Lima, 2011: 119). Los contenidos y las acciones de la lasep y el mescp se dirigen principalmente a la población indígena, evitando mencionar a los pueblos mestizos (Arrueta & Avery, 2012: 427). Debido a que las directrices educativas de la lasep y del mescp no se dirigen a los pueblos no puramente indígenas, como son los grupos de poder y los mestizos, estos organismos padecen de un tipo de reduccionismo epistemológico, ya que contemplan políticas educativas “solo para los nypios” (Reyes-García et al., 2010: 308; Sarzuri-Lima, 2011: 122; Arrueta & Avery, 2012: 127).8

Una nueva política educativa en Bolivia Las propuestas incluidas en las políticas educativas de la Ley de Reforma Edu­ cativa­ (lre) y del Proyecto de Educación Intercultural Bilingüe (peib) provienen del modelo pedagógico de un tipo de constructivismo centrado en la construcción del propio aprendizaje del niño (Howard, 2009: 585). Curiosamente, la Ley Avelino Siñani - Elizardo Pérez y el Modelo Educativo Sociocomunitario y Productivo, compartido con la lre, se manifiestan en el ‘Aprendizaje Comunitario’ que –sig­nifica abrirse a la comunidad y aprender mediante el diálogo, el respeto a la interculturalidad y a la intraculturalidad y al plurilingüismo– se reduce a la idea de que los saberes y conocimientos se construyen por el diálogo entre los estudiantes, maestros(as), padres de familia y los pueblos de comunidad; directrices que están estrechamente asociadas con la teoría del constructivismo. Esto encierra una contradicción, ya que por su carácter de colonialidad, el mescp criticaba a la lre y al peib que promovían las lenguas indígenas y las políticas educativas para respetar la autonomía de las escuelas y comunidades. Los problemas surgidos entorno a la materialización de la lre y el peib, señalados por Howard (2009: 585-586), implicaban que los padres de familia criticaban el hecho de que el peib delimitaba la movilidad social de sus niños(as) por enseñar mucho las lenguas indígenas, en lugar del castellano, y además porque la mayoría 8

Por supuesto, el mismo reduccionismo epistemológico en el escenario político también ha sido indicado por Mamani Ramírez (2013: 31-32 y 63-64).

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de maestros(as), que hablaban solo español, no estaban dispuestos(as) a enseñar las lenguas ni culturas indígenas y se molestaban por tener que aprenderlas y enseñarlas (Lopes Cardozo, 2005: 330-341; Nucinkis, 2006: 50-51; Reyes-García et al., 2010: 308). ¿Es la colonialidad una característica intrínseca de comportamiento de la persona o se refiere únicamente al contenido de la enseñanza? En otras palabras: ¿un(a) maestro(a), no indígena, que aplica el Aprendizaje Comunitario, sigue siendo colonizador(a)? o ¿un(a) maestro(a) indígena que no emplee el diálogo en el aprendizaje y obligue a los estudiantes a adoptar la cultura indígena o afroboliviana, es él o ella descolonizador(a)? No está suficientemente claro si lo colonial puede definirse como un fenómeno extranjero o exterior o si es algo más que eso. En otras palabras, implica lo colonial coaccion, obligación o imposición de los grupos poderosos hacia otros grupos, como lo señalan algunos investigadores (Dei, 2000: 116; Dei & Asgharzadeh, 2001: 300; Dei, 2012: 112). Por otro lado, es de notar que el ‘intraculturalismo’, como término descolonizador, se articuló en la lasep. Howard aclara que el intraculturalismo se dirige a lo interior del ser humano y puede ser una idea potencialmente más segregacionista que la misma interculturalidad (2009: 589). Gustafson afirma que insistir en la necesidad de intraculturalidad más que en lo intercultural, es decir, el mirar hacia adentro, el cultivar desde adentro las culturas, las propias historias, las lenguas y saberes aborígenes, fue un proceso indispensable en la reconstrucción de la soberanía indígena, ante la larga dominación colonial (2008: 102). Arrueta y Avery, a su vez, entienden la intraculturalidad como algo que implica un efecto de panal de abejas, donde cada grupo cultural o étnico puede desarrollarse de forma autónoma, según sus propias características y rasgos, co-existiendo simplemente como vecinos en la misma área cultural (i.e., intraculturalidad), más que estar dispuestos a redefinir sus relaciones mutuas (i.e., interculturalidad) (2012: 427). Al igual que Félix Patzi (1999: 551), la lasep y el mescp prescriben que la interculturalidad no es suficiente, por lo que la intraculturalidad es imprescindible para poder implementar apropiadamente la descolonización educativa. Patzi arguye que el multiculturalismo articulado en la lre no era real ni complementario. De todas maneras, según los investigadores citados anteriormente, no se percibe ninguna diferencia obvia entre multiculturalidad e interculturalidad. Sin embargo, en los documentos actuales del Ministerio de Educación, durante el doble mandato de Evo Morales Ayma (2006-2016), no hay multiculturalismo sino intraculturalidad e interculturalidad en su conjunto. Con el fin de hacer una síntesis de la diferencia existente entre los principales conceptos que se discutieron y se enfatizaron por la lre (y el peib) y la lasep (y el mescp), así como por los representantes de políticas educativas diferentes, modifico y aumento con mis propios conceptos el cuadro de Howard (2009: 591) para presentar mis propias conclusiones preliminares.

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Cuadro 2 Los principales conceptos enfatizados y discutidos en la lre y la lasep Conceptos principales de la lre (y el peib) – Democracia – Derechos – Ciudadanía

Conceptos principales de la lasep (y el mescp)

Conceptos principales en ambas

– Descolonización – Intraculturalidad – NyPIOs – Anti-imperialismo (Anti-neoliberalismo) – Anti-globalización – Anti-racismo – Igualdad de oportunidad

– Interculturalidad (Multiculturalismo) – Anti-discriminación – Constructivismo – Centrado en el niño – Plurilingüe (Multilingüismo)

Fuente: Howard (2009: 591), modificado y expandido por el autor.

La lasep y el mescp incluyen conceptos como democracia, Derechos Humanos y ciudadanía, no obstante, dichos conceptos fueron citados menos que otros conceptos relevantes. Es de notar que entre otros rasgos, en la lasep y el mescp la participación comunitaria y el nuevo sistema de evaluación educativa se destacan más. Por no haberse incluido antes, la lre introduce las nuevas ideas pedagógicas. En la lasep, primero, se declara en el artículo 2 del Capítulo i y los artículos del 90 al 92 del Capítulo iv, la introducción de la participación comunitaria (social) de los padres de familia y las nypios en el sistema educativo a través de algunos organismos representados en todos los niveles del Estado. Esto se hizo para contribuir a la mejor calidad de la educación; para consolidar el carácter comunitario de la educación y, en fin, para cumplir al máximo los intereses de diferentes actores. Vinculado a ello, el Proyecto Sociopolítico (psp) se perfila como un nuevo proyecto pedagógico escolar y no como una actividad extra-curricular, podría decirse, una actividad intra y trans-curricular. El psp se desarrolla a través de diálogo y discusión entre la escuela y su comunidad con el objetivo, normalmente anual o bianual, de resolver algunos problemas o responder a expectativas, a necesidades, al fortalecimiento de la vocación, a la potencialidad productiva. Aspectos que están presentes en la comunidad escolar. El psp se implementa no solo por la escuela, sino también en colaboración con los padres de familia y los habitantes de los pueblos que viven alrededor de la escuela (Ministerio de Educación, 2014a: 69-72). En cuanto a la evaluación educativa, fue determinado por la lasep y el mescp adoptar un nuevo sistema con el fin de definir y aplicar a) la evaluación cualitativa y cuantitativa y b) dos tipos de la evaluación interna por los(as) maestros(as), es decir, la autoevaluación por los(as) estudiantes y la evaluación comunitaria por los padres de familia. Además, como criterios evaluativos usados en la evaluación interna, fueron seleccionados y obligatoriamente utilizados los conceptos ‘Ser’,

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‘Saber’, ‘Hacer’ y ‘Decidir’. Bajo la nueva cosmovisión del currículo y el enfoque holístico del mescp se definen cada uno de los criterios así: 1. Ser: respetar los valores de convivencia. 2. Saber: estudiar y analizar, profundizando el desarrollo del pensamiento. 3. Hacer: lograr las capacidades productivas y creativas. 4. Decidir: toma de decisión que conlleva alguna incidencia social.

La descolonización no puede ser comprendida sin practicar la enseñanza lingüística (Apaza, 2012: 174). Paralelamente, la intraculturalidad y el Vivir Bien9 enfrentan una gran dificultad en su realización concreta debido a que son conceptos nuevos y relativamente abstractos y ambiguos a la hora de planificar las clases escolares (Sarzuri-Lima, 2011: 130-132). Por lo tanto, se propone que las lenguas indígenas puedan ser una de las herramientas claves en la educación escolar para transcender de lo abstracto a lo práctico (Apaza, 2012: 174). Asimismo, en la lasep se incorpora la formación trilingüe compuesta por la enseñanza de lenguas indígenas originarias, el castellano y una lengua extranjera, que suele ser el inglés. No obstante, surgen problemas tales como la carencia de recursos humanos calificados, el tiempo limitado de las clases, los materiales pedagógicos y la falta de ejemplos o referencias de diseño curricular en las clases (Apaza, 2012: 157). De hecho, las ciencias sociales son también identificadas como una de las materias escolares donde se ve más viabilidad de adaptación de las directrices de la descolonización propuestas por la lasep y el mescp, ya que estas materias tratan directamente la historia, los hábitos y las costumbres del nypios (Sarzuri-Lima, 2011: 130). Con respecto a las materias concretas de la enseñanza, aparte de la lengua y las ciencias sociales, se ha cuestionado también la viabilidad de materializar los conceptos principales de la lasep y el mescp en clases y en la escuela primaria. Por ejemplo, la enseñanza de las matemáticas que se basa en el modelo comunitario e indígena es quizás comprensible en teoría, pero difícil de adaptarse en la práctica, debido a que la enseñanza de las matemáticas se desarrolla de manera integral y es muy relevante su genealogía espiral. Pero puede haber la posibilidad de aplicarla parcial y esporádicamente (Arrueta & Avery, 2012: 426; López, 2013: 24). Por otro lado, la ciencia biocéntrica promocionada por el mescp se articularía con conocimientos relacionados a la vida, utilizando experiencias comunitarias, pero su evaluación puede ser limitada porque los saberes y conocimientos 9

La noción holística del ‘Vivir Bien’ se explica en el capítulo 7 de Requena y Hoffmann y en el capítulo 15 de González Ortega, punto j.

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originales­ (i.e. las costumbres y hábitos de las nypios) no se pueden traducir fácilmente en lo académico y pedagógico, por lo que simplemente se introducen o describen (Arrueta & Avery, 2012: 426).

Realidad actual de la descolonización educativa Debido a que “la educación es un espacio privilegiado para discutir los conceptos y las acciones de la descolonización” (Apaza, 2012: 172), los(as) maestros(as) deben desempeñar un rol importante en su materialización, a través de la articulación educativa de la intraculturalidad, la interculturalidad y el plurilingüismo. Al respecto, es importante destacar aquí que los(as) maestros(as) no pueden contar con materiales o ayuda de maestros(as) con mayor experiencia que presenten un mejor modelo pedagógico, por lo cual se requiere una formación profesoral continua, dirigida a conocer la realidad sociocultural de los niños provenientes de comunidades ancestrales (nypios), para así poder contar con una mayor disponibilidad y compromiso y poder concretizar la enseñanza descolonizadora (Reyes-García et al., 2010: 308; Apaza, 2012: 181; López, 2013: 16). A pesar de que la capacitación que promueve el profocom trata de introducir los principales conceptos relativos a la descolonización propuestos por la lasep y el mescp (i.e. interculturalidad, intraculturalidad y plurilingüismo) no se ha enfatizado suficientemente cómo ponerlos en práctica en el aula (Ministerio de Educación, 2014a: 1-116; 2014b: 3-85; 2014c: 5-88; 2014d: 3-90). En las Escuelas Superiores de Formación de Maestras(os) (esfm), donde antes se desarrollaba la formación inicial de los(as) maestros(as) de escuela, era motivo de preocupación tener que aceptar la nueva política educativa articulada en la lasep y el mescp, por lo que en la enseñanza se echó mano a motivaciones ideológicas, políticas y económicas afines al gobierno o también a alguna iniciativa o hábito práctico que impulsara a los(as) profesores(as) de las esfm y a los(as) maestros con mayor experiencia en la enseñanza (Talavera, 2011: 119; López, 2013: 16). En base a lo que se ha discutido hasta aquí, se plantean las siguientes preguntas: ¿cómo entienden los(as) maestros(as) la descolonización en la educación?, ¿en qué medida la practican en sus aulas y escuelas? y ¿cuáles son los efectos y dificultades a las que se enfrentan? Para contestar dichas preguntas, el autor de este capítulo elaboró el siguiente cuestionario que consiste en diferentes asuntos (ítems) de orden cualitativo y cuantitativo para que los(as) maestros(as) respondieran: 1) Asuntos (ítems) cualitativos: aplicación de cuestiones abiertas a) El significado de la descolonización en la educación. b) Las actividades o prácticas culturales para la descolonización en la educación.

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bolivia en el siglo xxi

c) Los productos o efectos derivados de la descolonización en la educación. d) Las dificultades ante la descolonización en la educación. e) Las actividades o prácticas culturales para implementar el psp. f) Los productos o efectos derivados del psp. g) Las dificultades de realizar el psp. 2) Asuntos (ítems) cuantitativos: aplicando la escala Likert (4 niveles) y escalas nominales a) Los atributos personales / profesionales de maestros(as) (edad, sexo, experiencia en enseñanza). b) El alcance en la comprensión de la descolonización en la educación. c) La evaluación de actividades o prácticas culturales para la descolonización en la educación. d) La evaluación de los productos o efectos derivados de la descolonización en la educación. e) El grado de las dificultades ante la descolonización en la educación. f) La evaluación de actividades o prácticas culturales para implementar el psp. g) La evaluación de los productos o efectos derivados del psp. h) El grado de las dificultades al realizar el psp. i) La evaluación de la puesta en práctica de la descolonización en cada materia educativa. j) El grado de las dificultades de realizar la descolonización en cada materia educativa.

La razón de investigar el Proyecto Socioproductivo (psp) más que la descolonización en la educación es que, como se ha descrito anteriormente, el psp fue creado por las políticas arraigadas en la lasep como un tema nuevo para impulsar la participación comunitaria en la educación, por lo cual se espera contextualizar el contenido de la enseñanza para, por fin, realizar la descolonización educativa. Como muestras del cuestionario se seleccionaron 205 maestros(as) que trabajan en 11 escuelas primarias en La Paz y en siete escuelas en Cochabamba. Se realizó la encuesta con dicho cuestionario en junio de 2016. Para analizar los datos se ha empleado, en el presente capítulo, el spss statistics (versión 23) y el spss Text Analitics for Survey (versión 4.0.1). Los resultados obtenidos a través de este cuestionario se exponen abajo, ilustrando con cuadros estadísticos y figuras sintéticas de codos (palabras claves cualitativas). En lo referente a los datos descriptivos, los(as) maestros(as) encuestados se distribuyeron mayormente en grupos de personas mayores de 30 años; nivel de experiencia (más de la mitad de ellos tenían más de 15 años de experiencia en la enseñanza escolar); personal de la escuela (casi 75% de ellos eran maestras). Véase, a continuación, gráficos 1, 2 y 3:

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políticas educativas de descolonización en bolivia

Gráfico 1 Edad de los encuestados

Gráfico 2 Experiencia de enseñanza 120

80

100

Frecuencia

Frecuencia

60

40

80 60 40

20

20 0

menor de 31

31-40

41-50

0

mayor de 50

Edad

Gráfico 3 Sexo de los encuestados

menor de 1

1-5 6-10 11-15 Experiencia de enseñar

más de 15

Gráfico 4 Comprensión de descolonización

200 125 150

Frecuencia

Frecuencia

100

100

75

50 50 25 0

hombre

mujer Sexo

0

No comprendo nada

No comprendo bien

Comprendo

Comprendo perfectamente

Comprensión de descolonización

El grado de comprensión de la descolonización en educación, como lo indica el gráfico 4, revela este resultado: la mayoría de los(as) maestros(as) parecen entenderla o entenderla perfectamente. Sin embargo, si echamos un vistazo a cada una de las respuestas que los(as) maestros(as) dieron para explicar su grado de comprensión de la descolonización educativa, saltan a la vista cuatro tipos de respuesta, que son resumidas por el autor así:10 1) descolonizar es: restaurar la cultura propia, negando o rompiendo con lo extranjero. “Descolonizar: se enseña lo nuestro y no de los países extranjeros”. 10

El autor ha tratado de codificar cualitativamente todas las respuestas y las ha categorizado en estos cuatro tipos de respuesta.

200

bolivia en el siglo xxi

“Es trabajar partiendo de nuestra realidad, revalorando nuestras costumbres ancestrales, desechando lo proveniente del exterior”. 2) descolonizar es: restaurar la cultura propia, sin negar o romper con lo extranjero. “Es considerar o tomar en cuenta, durante el proceso educativo, la ciencia moderna, los saberes y los conocimientos indígenas. Es cuestionar al cientificismo y al eurocentrismo de la ciencia, para encontrar un equilibro, permitiendo la revalorización y potenciamiento de nuestros saberes y conocimientos, sin rechazar la ciencia moderna y tecnología”. “Liberar y transformar la realidad desde la educación sin que esto signifique buscar revancha ni consolidar otro proyecto de dominación”. 3) descolonizar es: restaurar la cultura propia, sin mencionar otras culturas. “La descolonización en educación es lograr que el estudiante valore sus tradiciones o cultura propia de su comunidad, ser parte autentica de ello y socializar toda su cultura a las demás personas para que puedan valorarla como tal”. “Tener una educación local originaria, respetando y enseñando la cultura tradicional”. 4) descolonizar es: rechazar la injusticia (discriminación, racismo y desigualidad) y crear un nuevo mundo equitativo e intraintercultural. “Poner fin a las fronteras de etnocentrismo, terminar con la sociedad de castas, considerando a todos como iguales, donde nadie debe ni más ni menos, valorando a todos por igual”. “Descolonizar es dejar de ser dominado por una clase social (por un grupo) que en mucho tiempo ha absorbido o dominado en el aspecto social, económico, político, educativo, buscando una sociedad autónoma ideológicamente, evitando el menosprecio a una mayoría de sociedad, ya sea por el color, idioma, raza que tenían”. “La descolonización es la igualdad de oportunidades, eliminación de racismo. Tomando en cuenta la capacidad, los méritos y conocimientos de las personas sea de donde sea”. (Fuente: respuestas de maestros(as) provenientes del cuestionario elaborado por el propio autor)

Según estos cuatro puntos, la descolonización en la educación es entendida por los(as) maestros(as) en forma diversa, aunque el mescp y los módulos del profocom coinciden en que ella es un inicio de la transformación social que emplea la participación de los actores de interés en la educación y rompe con la forma tradicional de entender el mundo y valora los saberes y conocimientos de las nypios y de los pueblos afrobolivianos. Algunos(as) maestros(as) comprenden la descolonización como: radical o extrema, mientras que otros la conciben de forma más global de lo que el Ministerio de Educación contempla. Cancino (2007: 15) y Apaza (2012: 164-165) la definen como un proceso constructivo y dialógico que permitirá erradicar las diferencias discriminatorias, elevar más la autoestima y mejorar la convivencia entre los estudiantes, a partir del respeto a la diversidad, sin otorgar a ninguna clase o grupo la superioridad, ni la inferioridad, ni tampoco enfatizar ninguna clase o grupo.

201

políticas educativas de descolonización en bolivia

Gráfico 5 Involucramiento en la descolonización

Gráfico 6 Efecto de la descolonización

100

120

80

80

Frecuencia

Frecuencia

100

60

60

40

40 20

20 0

Varias actividades

Algunas

Un poquito

Ninguna

0

Varios efectos

Escala de involucramiento propio en descolonización

Algunas

Un poquito

Ninguna

Escala de efectos de descolonización

Figura 1 Actividades descolonizadoras encuestados 70 60 50 40 30 20 10 0

respuesta común 20 15 10 5 0

Fuente: Resultado del análisis de las respuestas del cuestionario del autor.

Se aclara aquí que la mayoría de los(as) maestros(as) han realizado actividades relevantes entorno a la descolonización educativa (gráfico 5) y alrededor del 70% de ellos perciben los efectos de las actividades de la descolonización en la educación (gráfico 6). Estas tendencias se pueden ver en lo concerniente al psp. Como ejemplos de actividades descolonizadoras, los(as) maestros(as) indicaron la interpretación de las danzas ancestrales y el aprendizaje de idiomas de las nypios; las festividades culturales, la introducción en la cultura hispanoamericana

202

bolivia en el siglo xxi

de alimentos, medicinas y plantas (frutas y vegetales) originarias de nypios (figura 1). Algunos miembros de la familia (abuelos y abuelas, padres y madres) se perfilaron como actores importantes, quienes pueden apoyar a los(as) maestros(as) y a los estudiantes en la realización de dichas actividades, ya que conocen más que ellos las culturas, los idiomas y otros aspectos culturales de las nypios. Figura 2 Efectos de las actividades descolonizadoras encuestados 100 80 60 40 20 0

respuesta común 20 15 10 5 0

Fuente: Resultado del análisis de las respuestas del cuestionario del autor.

En cuanto a los efectos de las actividades descolonizadoras, los estudiantes, según los(as) maestros(as), pudieron conocer más de su cultura, tradición y otras aspectos culturales ancestrales y, por ello, tales actividades contribuyeron a construir su identidad, respetar a su comunidad, familia e, inclusive, respetarse a ellos mismos y así permitir elevar su autoestima. Asimismo, algunos de los padres de familia y comunidades comenzaron a colaborar y participar en las actividades escolares del psp (véase figura 2). A pesar de que la mayoría de los(as) maestros(as) manifestaron su involucramiento en las actividades descolonizadoras del psp, la reproducción y efectos de ella revelan las dificultades encontradas al materializarlas (véase gráficos 7 y 8). Los estudiantes reflejan en las encuestas que no desean estudiar lo originario o cambiar sus formas de ser, o no tienen mucho tiempo para llevar a cabo actividades descolonizadoras. Los padres de familia reflejan en las encuestas que, por su parte, ellos tienen poca voluntad de participar o apoyar las actividades descolonizadoras (véase figura 3).

203

políticas educativas de descolonización en bolivia

Gráfico 7 Dificultad de descolonización

Gráfico 8 Dificultad del psp

100

80

60

Frecuencia

Frecuencia

80

60

40

20

20

0

40

Varias veces

Algunas

Un poquito

Ninguna

Escala de dificultad de descolonización

0

Varias veces

Algunas

Un poquito

Ninguna

Escala de dificultad de PSP

Figura 3 Dificultades de la descolonización en educación

encuestados 80 60 40 20 0

respuesta común 20 15 10 5 0

Fuente: Resultado del análisis de respuestas hecho por el autor.

204

bolivia en el siglo xxi

La evaluación en la aplicación de la descolonización en materias escolares, así como las dificultades encontradas en la descolonización del contenido de las materias, se muestran en los cuadros 3 y 4, que revelan resultados estadísticos no-paramétricos (test de Friedman) usados para averiguar su diferencia entre las materias escolares. En este capítulo se introducen solo los resultados de materias escolares importantes. El cuadro 3 explica el nivel significativo (p