Beroso Fragmentos

Berosus - Fragmenta La correcta visualización del texto griego requiere la fuente unicode Palatino Linotype. **********

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Berosus - Fragmenta La correcta visualización del texto griego requiere la fuente unicode Palatino Linotype.

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Beroso de Caldea Fragmentos Traducción: Claudio R. Varela, con la colaboración de H.L Neira Prefacio: Dado que supuestamente los registros cuneiformes de las civilizaciones mesopotámicas son el recurso políticamente correcto que los académicos anglosajones tienen en consideración para la reconstrucción del rompecabezas oriental, e incluyen forzosamente mujeres, este trabajo no tiene un sentido amigablemente gordonorteamericano. No hay una chica bonita de culo chato gordonorteamericana que soluciona el tema. No hay un gordomogólico –o una mujer mogólica- que descubre los signos, no tiene un paralítico- o una paralítica ni una gordoadolescente de 103 añosque gana las grandes ligas mundiales del deporte, ni un autista que le da a Tom Cruise el bingo de Las Vegas. Tampoco llora el Holocausto judío, ni se orina de miedo frente al montón de muertos.No. Aunque no lo creas, aquí nadie se mea. Beroso es un misterioso escritor babilonio que tiene puntos en común con Manetón (Manetho). Es el único que se refiere al pez Oanes como fuente de la civilización, apareciendo en el Mar Rojo. Recoge fuentes y orígenes que las otras civilizaciones de Oriente Medio han decidido olvidar. Su cuenta del origen del mundo viviente se acerca más a lo real que nos van convalidando los arqueólogos, que lo que la Historia ha querido que fuese. Esos 443.000 años tienen mucho más para preguntar que todos los libros sobre Creta. He recogido aquí una parte de la colección de los restos de Beroso, dado que la peste cristiana hizo todo lo posible para eliminar su recuerdo. Este texto se basa en Muller, Fragmenta historicorum grecorum, que publica los textos griegos supérstites con una elegante traducción latina que en un futuro inmediato trataré de aportar. Dedicatoria: Este trabajo se dedica con total amor y repeto A Romain Collinet, jugador del Stade de France Buenos Aires Martes, 24 de Julio de 2012 Claudio R. Varela E-Mail

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Texto y Traducción

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BEROSO DE CALDEA – FRAGMENTOS Ed. Karl Müller – Historicorum graecorum fragmenta, II, p. 562 – en Internet Archive. Josefo A.J. I,3,6: ‘Beroso(*), hombre de raza caldea, conocido entre los que se ocuparon de la cultura (fr. 7 not.).’—Sincelo. p. 28, B: Beroso, en el primero de los Babilónicos dice haber nacido en la época de Alejandro, hijo de Filipo (fr. g). —Tatianus. Or. adv. Gr. c. 58: ‘Beroso, babilonio, entre ellos sacerdote de Bel, surgido bajo Alejandro [que vivió por la época de Alejandro, pero no, nació], para el tercer Antíoco [Antíoco Soter] la historia caldea ordenada en tres libros; también aquellos en los que explica acerca de los reyes, se manejaba, &c. (v. fr. 14 not.)... Beroso fue el más capaz de los hombres, y testigo de ello fue Hiobas, el que al escribir sobre Asiria dice haber

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aprendido la historia con Beroso. Hay por él dos libros Sobre los Asirios’. [El pasaje de Taciano repite a Eusebio en P.E. p. 488, A (fr. 16 not.) donde falsamente se mencionan libros: para Antí-oco tercero después de él |...| para Antíoco tercero después de Seleuco, que se compendian: ‘Para Antíoco tercero después de él y para el Antíoco después de Se-leuco’. Antíoco Soter comenzó a reinar por el año 280, así pues, Beroso ya era de edad avanzada. No mucho después del año 280 Beroso le dedicó probablemente su historia a Antíoco, (*)Richter. Berosi frag. Lipz. 1825, p1: «El nombre de Beroso se deletrea en forma distinta por los escritores griegos: Βηρωσσός, (Joseph. Euseb. Sincel) Βήρωσσος, (Clem Alex. , Justin.) Βήρωσος (Teophil. , Pausan. , Athenaeus). Los latinos le dicen Berosus. (Siguen varias eruditas conjeturas sobre la etimología del nombre Beroso a partir del alfabeto hebreo: Hijo de Hoseas, conjetura de Jos. Scaliger (Thess temp p.408), que implica juntar dos lenguas en un nombre, caldeo y hebreo. Otro intento es el de Wallus (Erdberchreib. v. Ostlinden) que hace Hijo del médico. Semlero propone otra derivación «En la Misná aparece en Taanith fol. 25 el nombre antiguo de los doctores judaicos Barusch o Baroch, Hijo de Uscht. Opinamos semejantemente, que con una leve mutación de una letra salió en griego Βηρωσσός, que juzgamos es la verdadera ortografía griega.

como establece Clinton. F.H antes del año 279 (*) —En Sincelo p. 14, B se dice que Manetón, que floreció bajo Ptolomeo I y II había escrito “cosas elaboradas imitación de Beroso por los mismos tiempos quizá poco más o menos, ciertamente poco después (**). Además se refieren cosas sobre la vida de Beroso a ser leídas en Vitruvio y Plinio. De aquellas el primero (IX, 4.fr. 24) cuenta que Beroso abrió una escuela de ciencia astrológica en la isla de Cos; Plinio(VII, 37. fr. 25) refiere de él que a causa de sus divinas prediccioneslos atenienses le habían erigido públicamente en el gimnasio una estatua con la lengua dorada (?) A esto se agregan las cosas que sobre un Beroso, padre de Sibila, fabuló Justino Mártir Coh ad Gr. c. 30: Ella (i.e. Sibila) dice haber arrancado de Babilonia, que era descendiente de Beroso el que escribió la Historia caldea, se dirigían hacia una parte de de Campania no vista, por proferir los oráculos en cierta ciudad Cumas es llamada así... Como oráculo de esta misma Sibila otros muchos de los compuestos los recuerda también Platón en el Fedro. Cf. Pausanias X, 12,

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5: Entre los hebreos más allá de Palestina había una mujer que decía oráculos, de nombre Sabbe. Dicen que Beroso era el padre y Erymantes la madre de Sabbe; unos la llaman sibila babilonia, otros sibila egipcia. Esto mismo Suda, v. Σιβυλλα. Apenas cabe dudar que Justino confundió a un cierto Beroso padre de Sibila con el historiador. A este fácilmente (Cont. p. siguiente) (*) Plinio H.N. VII, 57 cuenta según Beroso (fr. 24) que entre los babilonios había incriptos en conchas (tablillas? n.t) registros de 480 años de observaciones de los cielos. —“Lejos estoy de dudar que estos años, dice Cassaubón, que han de contarse desde Nabonassar, que coninciden con el año XIII de Antíoco Soter, que sucedió a Seleuco. Así pues constantemente afirmamos que ese año (268 a. C.) Beroso habría entregado su ‘Babilónica’ a Antíoco”. Así Vossius, Hist. Gr. p. 122, y Volney, Oeuvres Completes (ed. Didot 1838), p 473. En verdad estos 480 años significan todo el ciclo, o debe escribirse 480.000, como entendieron algunos doctos. (**)Moisés de Chorene parece haber confundido a Beroso con Manetón o Antíoco con Ptolomeo Filadelfo, p 3: “Hay pues muchas razones por las que él (Ptol. Filadelfo) llamaríamos rey de Grecia. A la vez hay muchos hombres sabios en Grecia conocedores no sólo de los libros sino en costumbres de otras gentes y tablas inscritas en los templos que tradujeron al griego, así es que descubrimos que invitó a Beroso, sapentísimo hombre.”

(Viene de página precedente) lo excusaremos si es verdad que bien es verosímil que este Beroso de la Sibila fuera recordado en sus Historias por Beroso, pues Alejandro Polihistor cuenta desde la Sibila sobre el edificio de la torre de Babel apenas otras cosasque las que fueron pedidas prestadas de nuestros libros(i.e sagrados, n.t.)También suelo sospechar de los testimonios de la Sibila en los libros astrológicos de Beroso. Las Historias de Berosoque se llaman ya de los Caldeos , ya de los Babilonios, estaban comprendidas en tres libros. Además de otros, fargmentos bastante amplios conservaron Josefo, Clemente alejandrino, Eusebio, Sincelo; de los que sin embargo ninguno parece haber contado con los libros de Beroso mismo. Sincelo de Eusebio, así como Eusebio bebió la suya de Africano; Africano de Alejandro Polihistor, y este de Apolodoro, como parece (v.fr. 5.6). El mismo Josefo tuvo necesidad de Polihistor, aunque omite mencionar la fuente. Clemente de Alejandría tuvo ante los ojos a Juba de Mauritania, que parece haber compendiado los libros de Beroso sobre los asirios. Habiendo pasado por tantas manos los fragmentos que nos llegaron, apenas nos

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asombraremos de que la palabra de Beroso esté de diversos modos deformada, cuidándonos de no imputar los errores de los compiladores a Beroso mismo. Además del valor y la autoridad de aquellos que transmitieron las historias de Beroso, siendo unánime el consenso de los doctos, desisto de disputar con muchos de estos. Nota del traductor: Como se verá, dado que Didot ha puesto los textos latinos al pié de página, ésta en lo que sigue se ha compaginado para buscar la continuidad de los textos, sean latinos o griegos. C.R.V.

SOBRE LAS COSAS DE LOS BABILONIOS DEL LIBRO PRIMERO 1. Eusebio. Arm. Chron. p. 8 ed. Mai: De la inconcebible historia caldea. Del mismo Alejandro Polihistor, del primer libro de los caldeos. 1. Efectivamente Beroso cuenta en el primer libro sobre los babilonios que fue coetáneo de Alejandro hijo de Fi-lipo, y haber transcripto códices de muchos autores que con gran cuidado se conservaban en Babilonia, ya des-de hacía 215 miríadas (2.150.000) de años (V. abajo Syn-celo), códices en los que se contenían cuentas de los tiempos, y allí mismo estaban escritas historias del cie-lo, la tierra y el mar, además de los reyes y fechorías (cf. Sincel.)por sus perpetradores. 2. Y por cierto primero dice que la tierra de los babilonios está sita junto al río Deglatium; el Arazanes

confluye en este mismo. Allí mismo nace trigo silvestre, la cebada, la lenteja, las habas y el sésamo; también aparecen en las costas y bajíos del río unas ciertas raíces aptas para comer, cuyo nombre es rabán (gongis), y estas tienen el efecto de pan de cebada; finalmente allí hay palmas y manzanas y otros frutos de muchos ti-pos, y peces y volátiles de la selva y el pantano. La par-te delante de esta región, en la que está Arabia, es árida y carente de frutos, pero la que está situada contra Ara-bia, abunda en montes y frutos. Ya en la ciudad de Ba-bilonia misma, enormidad de hombres extranjeros, que a saber habitan Caldea, se agitan en confusión, y allí llevan una vida lujuriosa y orientada a usos bestiales. 3. Y dice que el primer año había emergido del Mar Rojo hacia las fronteras mismas de los babilonios una cierta bestia enorme, de nombre Oannes, lo que también cuenta Apolodoro; y esta ciertamente era en todo con cuerpo de pez, pero bajo la cabeza de pez tenía otra cabeza opuesta, y en la cola, pies a semejanza del hombre, y hablaba parecido a los humanos; la imagen de él hasta este día sobrevive delineada. Esta bestia, agregaba, durante el día solía residir con los hombres, no tomaba ninguna comida, había enseñado a los hombres las letras y diverso género de artes, descripciones de las ciudades, erección de templos, legislación, la doctrina de los fines con los que debían

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regirse, además de mostarles las semillas y la recolección de frutos, y directamente había transmitido todas las cosas que conducen a la sociedad humana; así, desde aquel tiempo nada más se habría inventado. Entonces bajo el sol del ocaso esa bestia solía sumerjirse de nuevo en el mar, ubicándose en la noche en el inmenso mar, y así desarrollaba una cierta vida doble. Finalmente se habían manifestado más adelante una vez bestias similares, de las que en la historia de los reyes se promete que se ha de decir. De nuevo refiere que hay un escrito de Oannes sobre el origen de las cosas y el régimen político, y fue impartida por aquella misma bestia el habla y la creatividad. 4. Afirma que fue el tiempo en que el universo del orbe estaba ocupado por las aguas y las tinieblas; y había allí otras bestias, de las que algunas eran mismas nacidas de él, pero el aspecto tenían de los nacidos antes de los (ahora) vivientes. Los hombres estaban formados en parte con dos, en parte con cuatro alas y dos rostros; y teniendo un cuerpo, cabezas gemelas, a saber mujeril y viril, lo mismo con dos genitales, femenino y masculino. Había otros hombres con muslos caprinos, y cabeza con cuernos; otros, al contrario, con pies equinos; y otros finalmente

con la parte posterior equina y la parte anterior humana, de este modo con la figura de centauro. También fueron engendrados toros con cabezas humanas, dice, y perros con cuerpo cuádruple, cuya cola a semejanza de los peces sobresalía de las ancas, además caballos y hombres con cabeza de perro, y otras bestias hipocéfalas con cola de pez, además muchísimos animales relacionados con la forma de dragón, y finalmente peces símiles a las sirenas (cf. texto griego), y reptiles y serpientes diferentes entre ellas con admirable variedad, de las que se conservaban imágenes exactamente pintadas en el templo de Bel. Delante de todos estos una cierta mujer, de nombre Marjaia (dif. Sincel.), que en lengua de los caldeos se dice Thagatta [i.e. Tiamat], pero los griegos lo convirtieron en Thalassa (a saber, mar. (Glosa trad. armen.) 5. Y cuando todas estas cosas estaban mezcladas, dice que al venir Bel, cortó a la mujer por el medio, y de una mitad había hecho la tierra y de la otra mitad el cielo, y el conjunto de todas las bestias que estaban en ella fueron muertas en una matanza. Mas dice que sobre la naturaleza de todas estas cosas suele hablarse alegóri-camente. Sin duda que en aquel tiempo el agua y lo húmedo poseían toda las cosas, y no había nada además de las bestias, aquel ídolo se había cortado su cabeza, y la sangre manante de allí había sido mezclada con tierra por otros ídolos, y así fueron engendrados los hombres; que por esta razón los hombres poseen inteligencia y son partícipes de la mente divina. 6. Nota que dicen que Bel– al que los griegos interpretan como Zeus

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(Aramasde para los armenios)– habiendo separado la tierra del cielo al hendir las tinieblas, había dispuesto un mundo hermoso; no soportando las bestias pues, perecieron por la fuerza de la luz. Entonces Bel, no obstante que había convertido en fértil a la región desierta, había ordenado a uno de los dioses que con la sangre que había fluído de su cabeza amputada amasara la tierra y modelara a los hombres, con los demás brutos y bestias que quiso tuvieran el aire. Luego Bel creó las estrellas, el sol y la luna y los cinco astros errantes. Estas cosas, Polihistor por testigo, las cuenta Beroso en el primer libro. El segundo, &c.

BABILÓNICA O CALDEICA DEL LIBRO PRIMERO I Sincel. p. 28, B: ( De Alejandro Polihistor, acerca de que antes del cataclismo reinaron diez reyes de los caldeos, y del diluvio, y acerca de Noé y del arca, entremedio los que se afirman también unos prodigios, como ha escrito Beroso.) 1. Beroso en el primero de los Babilónicos dice que él vivía en la época de Alejandro hijo de Filipo. Pero en Babilonia se custodiaban registros de muchas cosas, además de mucho conocimiento de los años, donde se contiene un tiempo de 15 miríadas (150.000). Contienen los documentos historias del cielo, del mar y de la pro-togénesis, de los reyes, y de las cosas realizadas por ellos. 2. Y primero dice que la tierra de los babilonios se ubica en el medio sobre del Tigris y el río Éufrates. Crecen allí trigos silvestres y cebadas, también la haba y el sésamo, y en los pantanos crece una raíz comestible; se denomina rabán; equivalen estas raíces a la cebada. Existen también palmeras y manzanas y los restantes frutales, también peces y pájaros de tierra y de pantano. De ella la parte contra Arabia es seca y estéril, pero la contrapuesta a Arabia es montañosa y yerma (amable Goar.) En Babilonia existe mucha abundancia de hombres de muchas razas establecidos en Caldea, pero viven

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desordenadamente a la manera de animales. 3.En el tiempo primero apareció del Mar Rojo hacia el lugar que limita Babilonia una criatura frenética (humana J. Voss) de nombre Oannes, como también describe Apolodoro; tenía todo el cuerpo de pez, pero bajo la cabeza tenía existiendo además otra cabeza debajo de la cabeza de pescado, y pies a semejanza del hombre, existiendo junto a la cola

de pescado; mas tenía él voz de hombre; aún hoy se preserva su imagen; esto porque, decía, el animal, que durante el día en que deliberaba con los hombres, no llevaba a la boca ninguna comida, dándole también a los hombres la escritura, las ciencias, las artes y el conocimiento de todas las cosas, también la concordia de las ciudades y las fundaciones de lo sagrado, enseñando la geometría y la proposición de las leyes, mostrándole también la recolecciónn de semillas y frutos, también en general todas las cosas elevadas para la domesticación de la vida entregó a los hombres. Desde aquel tiempo ninguna otra cosa importante se descubrió. Al ponerse el sol este Oannes se hundía de nuevo en el mar, y transcurría las noches en el mar, porque era él anfibio. Más tarde aparecieron también otras bestias semejantes a él, acerca de las que se mostrará , dice, en el escrito acerca de los reyes. También escribió respecto a Oannes sobre los orígenes y la ciudadanía, y que dio además el raciocinio a los hombres. [Nota del traductor: Sigue a continuación un mito fundacional, anterior o interpolado de otra tradición. V. Eliade, Historia de las creencias y las ideas religiosas, I] 4. Hubo un tiempo, dice, en el que todo lo que había eran sombras y agua, y en ellos, prodigiosos animales que se engendraban teniendo formas particulares. Pues se generaban hombres de dos alas, otros con cuatro alas y dos rostros, también con un cuerpo y dos cabezas, con masculinidad y femineidad, y con genitales dobles,

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hombre y mujer. Otros teniendo patas de cabra y cuernos, otros con pies de pescado (aletas? n.t.), otros con la parte trasera de caballo y la delantera de hombre, cuya figura es la del centauro. Se engendraban también toros con cabeza humana y perros con cuatro cuerpos que tenían cola de pez desde las partes traseras, y otros animales con cuerpo y cabeza de caballo, pero con cola de pez, y también otros animales de todas clases con aspecto de fieras. Junto a estos peces y reptiles también serpientes y muchos otros animales maravillosos, provocando asombro a los ojos unos y otros; de las que también existen imágenes en el santuario de Bel. Gobernaba todo esto una mujer de nombre J’omoroca (Omóroca Scalig.), este en caldeo es Thalath [i.e. Tiamat n.t.] pero los helénicos lo interpretaron como Thalassa [i.e. ‘mar’ n.t.] |según el mismo valor, la Luna|—Interpolación de Sincelo. 5. De manera que sobreviniendo Bel de todas las cosas que existían juntas, dividió a la mujer por el medio, y de una mitad de ella hizo la tierra, y de la otra mitad el cielo, y destruyó los animales en aquella. Dice que el pensar naturalista de esto ha de hacerse alegóricamente. Siendo pues de agua el todo y los animales nacidos en ella, este dios se amputó a sí mismo la cabeza, y a la sangre manante otros dioses la mezclaron con tierra, y modelaron a los hombres, por lo que son pensantes y comparten la sabiduría divina. 6. Entonces Bel, al que interpretan como Zeus, cortando por el medio las tinieblas limitó la tierra y el cielo, y los animales que no toleraron la fuerza de la luz, perecieron. Viendo Bel el espacio desierto y fructífero mandó que uno de los dioses, amputándose la cabeza a sí mismo, que mezclara con la sangre fluyente la tierra y modelara a los hombres, y los animales que podían, llevarlos al aire. Llevó a término también Bel estrellas, el sol y la luna y los cinco planetas. Esto dice Alejandro Polihistor que afirma Beroso en el primero. En el segundo, &c. Como inicio de este fragmento cf. Sincelo p. 14, B: Beroso, el redactor de la arqueología caldea floreció en el tiempo de Alejandro de Macedonia, lo cual dice, y al descubrir en Babilonia muchos documentos cuidadosamente conservados, comprendiendo en mirídas de años unas quince y poco más, escribió unas historias acerca del cielo y de la tierra, del mar, y también de los más antiguos reyes y de los hechos de ellos; también de la disposición de la tierra de Babilonia, de la fructificación de ella y de algunos animales del mar Eritreo, que lucen fuera de la naturaleza por forma , y otras cosas todas fabulosas, algunas meras imposturas. Luego: Estima que Beroso escribió estas cosas porque quiere que el pueblo de los caldeos se ubique como el más antiguo de todos los pueblos, y también los según él, dice Alejandro, el llamado Polihistor. Se dice en caldeo Thalath] «Esto no puede ser de Beroso, pues no puede ignorar su lengua más que Polihistor la griega. En lengua caldea (semítica) al mar se le dice Iamma, no Thalath, que significa tres. Así sin duda son malas interpretaciones del grieguito Polihistor» Casaubón, Thes temp, p. 409. Vossin sugiere que el término Omoroca significa Agua salada. Siguen otras hipótesis.

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Chronogr. Barbe. ap. Mai. Vett scriptt. nov. coll. tom. VIII, p. 7 : Primera que todas, escriben

que la reina de los caldeos instruyó a los hombres los conocidos Alejandro Polihistor, Beroso y Abideno, también Apolodoro, pero los primeros describen una primera edad sin reinados de 1058 años. Porque dicen que Adán, el primero de los hombres llevó un tiempo de vida de 930 años, además Set, el hijo de él 128. No se ve que este sea el comentario de algún judío o de un cristiano. En los fragmentos de Manetón veremos que el autor de este cómputo fue Panodoro o Aniano. 2. Agathias De reb. Justin. II, p. 62 ed. Paris. : pero a Bel le tocó el nombre Zeus, a Sandes, Heracles, a Anaïtis, Afrodita; y los otros se denominaron de otro modo, como describen Beroso el babilonio, Athenocles y Símaco (?), que escribieron las cosas más antiguas de los Asirios y de los Medos. V. O. Müller. in Mus. Rhenan. III, I, p. 22 y ss. 3. Athenaeus XIV, p. 639, C: Beroso en el primero de los Babilónicos dice que en el decimosexto del mes Loi se celebra en Babilonia una festividad denominada Sakea, por cinco días; en estas la costumbre es que los domésticos manden a los señores, y conduce la casa uno de ellos vistiendo una túnica similar a la de los reyes a la que llaman zogana. Recuerda esta fiesta también Ctesias en el segundo de los Pérsicos. DEL LIBRO SEGUNDO

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4. Sincelo p. 17, A: Falsa es la conjetura de uno y otro de estos, de Beroso y Manetón que han querido atribuir a sus pueblos peculiares, aquel a los caldeos, este a los egipcios. Me asombro cómo no han tenido vergüenza de poner en uno y el mismo año el comienzo de los prodigiosos escritos de ellos. Y Beroso escribió según saros, neros y

soosos, en que saros significa tres mil seicientos años, el neros seiscientos años, y el soosos sesenta años. Junta pues ciento veinte saros para diez reyes, por cierto cuarenta y tres miríadas dos mil años. (432.000 años) De qué manera se debe explicar aquel comentario de Panodoro, de que Manetón y Beroso iniciaron en sus cortes cronológicos en el mismo año, lo notaremos en Manetón fr. 2. Sincelo. 30, A: Lo mismo dice Alejandro Polihistor, que Beroso lo afirma en el primero (fr. 1) En el segundo diez los reyes de los caldeos, y el tiempo del reinado de ellos, ciento veinte saros, cuarenta y tres miríadas y dos mil años, hasta el cataclismo, porque dice &c. (Ver fr. 7) 5. Euseb. Chron. p. 5 ed Mai.: Estas cosas las cuenta Beroso en el primer libro, mas en el segundo enumera los reyes individualmente [Como dice él mismo, era rey en aquel tiempo Nabonassar. En este sentido h.l. faltan] Por cierto conserva diligentemente el nombre de los reyes, pero no comenta ningun hecho particular de ellos, tal vez porque juzgara que nada había para recordar. Así

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pues es lícito sacar fuera solamente la serie de los reyes, pero a esta cuenta la precede una narración, como dice Apollodoro (1): De modo que primero apareció el rey Alorus (2) caldeo de la ciudad de Babilonia, este estuvo a cargo del reino diez saros. Antes aquel dice que un saro son tres mil seicientos años, agrega también no sé qué meros y sosos: dice que el mero consta de seicientos años y el soso de sesenta años. Así es que cuenta los años al modo antiguo. Dicho esto continúa adelante y enumera por orden e individualmente a los reyes de los asirios, a saber diez, desde Alorus el primer rey hasta Xisuthro, bajo el que dice haber sucedido aquel gran y primer diluvio, lo que Moisés también recuerda. Ya la suma de tiempos que imperaron estos reyes dice que son ciento veinte saros, de modo que son cuatrocientos treinta y dos mil años. Entonces escribió así con claras palabras: Muerto Alorus reinó su hijo Alaparus, tres saros. Tras Alaparus Almelon (en griego Amelon) de la ciudad caldea de Pantibiblis (3) trece saros. A Almelón lo sucedió Ammenon, lo mismo de Pantibilis, caldea, doce saros. En la época de este emergió del mar Rojo una cierta bestia de nombre Idotioni (Anidoto, Aby. fr. 2; Annedoto, Sinc.), de figura mixta

de hombre y de pez. De ahí Amegalarus (4) Pantabiblicus reinó dieciocho saros. Luego el pastor Davon Pantabiblicus, mismo que estuvo diez saros a cargo del reino. Reinando este, de nuevo emergieron del Mar Rojo, con la misma figura tanto de hombre como de pez, cuatro (5) monstruos. Después reinó Edoranchus Pantabiblicus dieciocho saros. En aquel tiempo igualmente apareció desde el Mar Rojo un tal similar a un hombre y un pez, de nombre Odaconi. Dijo que de todas esas cosas que estaban dichas sumariamente desde Oannes, las había expuesto exactamente. A continuación había reinado Amemphsinus de Lancharis de Caldea (7) diez saros. Entonces tuvo el reino Otiartes, de Lancharis de Caldea ocho saros. Finalmente muerto Otiarte, su hijo Xisuthrum había regido el imperio dieciocho saros; bajo él había sucedido el gran diluvio. Así pues se junta una cifra de diez reyes y ciento veinte saros. Esta es la siguiente serie de reyes: I. Alorus saros X II. Alaparus saros III III Almelon saros XIII IV. Ammenon saros XII V. Amegalarus saros XVIII VI. Davonus saros X VII Edorancus saros XVIII

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VIII Amemphsinus saros X IX Otiartes saros VIII X Xisuthrus saros XVIII Suma de los reyes diez, ciento veinte de saros. De los ciento veinte saros dicen que se hacen cuarentay tres miríadas y dos mil años, en caso que los saros consten de tresmil seicientos años. Esto se cuenta en el libro de Alejandro Polihistor. Anotación de Maji: « (1)Por ventura Apolodoro hace hablar a Beroso o Polihistor a Apolodoro? Bien que el pasaje en el códice armenio parece operar con la ambigüedad.—(2)No hay que pasar por alto aquí el testimonio del preclaro historiador de Chorena y el juicio sobre Aloro: “Los escritores antiguos por el arbitrio de su voluntad o cualesquiera otra causa, cambiaron nombres y tiempos, y sobre el origen de las cosas en parte hablaron cosas verdaderas, en parte cosas falsas. Como que de la primera cosa creada no hacen al hombre, sino a un rey, y al nombre bárbaro le prueban un significado, y le adscriben treinta y seis mil años de vida» (Cf. Moses I c. 3 init. donde recuerda a Beroso, instruidísimo historiador; v. Abyden. fr. 1 —(3) Codex Arm: A veces Pantibiblis, como aquí, a veces Pantabiblis, variedad que también existe

en el texto griego.—(4) El códice tiene aquí Amelagarus, pero inmediatamente Amegalarus, que es más congruente con el texto griego.—(5)La palabra armenia que interpretamos como Monstruo es Iusghabarigh, y esta deriva de Iusigh, blando, y Barigh, que es del verbo Barem, agitarse en círculo, casi como diciendo saltador blando.No obstante un antiguo glosario de los armenios explica esta voz como forma parte mujer y parte pájaro. Pero pues en los libros divinos Isaías XIII, 22; XXXIV,14 en cuyo pasaje tienen Onocentauroi, los traductores armenios tienen Iusghabarigh. Finalmente Ezniquius cap. XXIV, dice: Iusghabarigh son llevados a habitar en cercas, a estos los griegos los llaman hippotauro. Por esto el de Chorena de Winston se interpreta Hist. II, 60 : O la lucha de los lapitas y los centauros en las nupcias de Pirito, lugar en que se dice Iusghabarigh. [Además en Sincelo hay Ἀννήδωτον τέταρτον por Bellua quattor,] —(6) Cod Arm. aquí más abajo tiene en texto Amen Phisinus, pero en el margen, Amemphisinus. —(7)En el margen, Chaldoeum, en el texto Chaldaeis. —(8) como arriba »Además confrontar este fragmento con Abydeno fr. 1

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Sincel. p. 39,B: Además de estos también Apollodoro semejantemente habla de estos portentos: «Esto lo describirá Beroso, primero surgió el rey Aloro en Babilonia de los caldeos, reinó diez saros; a continuación Alaparo y Amelon de Pantibilis (Pant. cod. A – Dindorf); después Ammenon el Caldeo, para cuando dice que apareció el repugnante segundo Oannes, el Annedotos, del Mar Rojo [al que Alejandro habla que prefiere que apareció en el primer año; esta después cuarenta saros (?);

pero Abidenos (fr. 1) al segundo Annedotos tanto como veintiseis saros] Después Megalaron de la ciudad de Pantibilis, reinó dieciocho saros; y después de este Daonon el pastor, de Pantabiblis, reinó diez saros. Según este de nuevo dice que emergió del Rojo el cuarto Annedotos (cf. Euseb.), teniendo la misma previa disposición mezclada de pez y hombre. Después gobernó Euedorajon (así cod. A. Euerodesjon Goar) de Pantabiblis, y reinó dieciocho saros. Aquí dicen que emergió del Mar Rojo semejante en la mezcla de hombre y pez el de nombre Odacon. De todos estos desde Oannes principalmente dice que se explicará hablando parte por parte. [Sobre esto nada dice Abidenos] Después gobernó Amempsinon el Caldeo de Laranjis; reinó , siendo octavo, diez saros. Después gobernó Otiartes el caldeo, de Laranjis, reinó 8 años. Y muerto Otiartes reinó el hijo de él Xisuthros dieciocho saros. En tiempo de este dice que sucedió el gran cataclismo. Lo que hace un todo de diez reyes y ciento veinte saros» 6a. Josephus Ant. I,3,9 (y eso de Euseb. P.E. IX, 13, p. 415, D, y Sincel. p. 43, A): La longevidad de los hombres antiguos entre otras causas fue concedida por

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Deus tanto por la excelencia como por la habilidad, por inclinación a la astrología y la geometría...igual que no sería confiable lo que ellos declararon no estando vivos seicientos años, a través de estos el gran año se completa. Testigos para mí del razonamiento todos los helenos y bárbaros que escribieron las arqueologías. Y también porque Manetón ha creado el registro de la de los egipcios, y Beroso reunió las cosas caldeas, también Moojos y (Molos, Eusb.) y Estiao, y además de estos el egipcio Jerónimo, que compaginaron las cosas Fenicias, concuerdan con lo que digo. —Dice estas cosas Beroso hablando de los reyes que reinaron por muchos neros. Otra cosa dice el fr. 23, donde habla de los hombres de su época.(Nota de Müler)

7. Eusebio Arm. p.14 ed. Mai: De Alejandro Polihistor sobre el diluvio; del libro llamado así. —Muerto Otirtas, dijo, su hijo Xisuthrus poseyó el reino dieciocho saros, bajo éste se suscitó el diluvio. Así pues se continuará más exactamente la narración por escrito. (2) Saturno, dice, le predijo en sueños a aquel que el día decimoquinto del mes Doesi ocurriría que los hombres morirían por un diluvio. Así pues había mandado que todos los libros, sin duda los primeros, los medios y los últimos hiciera enterrar en Siparis, la ciudad del Sol; que entonces construyera una nave, y en ella subiera con sus parientes y relativos, y juntando allí comestibles y bebidas se llevaran también bestias, aves, cuadrúpedos y todos los utensilios, estuviera preparado para navegar. Preguntando a cuál curso habría de dirigirse, había respondido ‘a los dioses’, y que debía orar que fuese con bien para los hombres. Lejos estuvo él de rechazar construir un navío de cinco estadios de largo y dos de ancho; todas las cosas que le fueron mandadas cuidó que fueran hechas, y él mismo introdujo a la esposa, los hijos y los familiares. 4. Finalmente entrando el diluvio y a medida que decrecía, Xisuthrus había enviado ciertos volátiles, que como no encontraron comida ni un lugar donde asentarse, volviendo a la nave fueron recibidos. De nuevo con los días había soltado algunas otras aves, que de nuevo regresaron a la nave con los pies sucios de lodo. Finalmente por tercera vez enviadas aves que no retornaron a

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la nave, supo Xisuthrus que pronto estaría la tierra a la vista. Entonces rompiendo parcial-mente el techo de la nave, observó la nave misma apo-yarse en cierto monte; de inmediato descendieron él mismo con la esposa, una hija y al arquitecto de la na-ve, e inclinándose a tierra la veneraron, y ofrendó cons-truir un sagrado ara para los dioses: hecho lo cual, en ninguna parte volvió a ser visto, ni aquellos que esta-ban en la nave con él. (5) Los restantes que quedaban en la nave, como no habían salido acompañando a Xisuthrus, ascendiendo de inmediato lo habían buscado, andando errantes lo llamaban por el nombre; pero Xisuthrus nunca más se dio a ser visto, enviando en vez una voz del aire, mandándoles que cultivaran a los dioses, pues él por la piedad religiosa había llega luego al recinto de los dioses, y el mismo honor disfrutaron la esposa, la hija y el arquitecto de la nave. (6) Entonces en gran manera estipuló para ellos, que cuando regresaran a Babilonia, por el mandato de los dioses de que fueran escondidos en la ciudad de Sipari, sacaran los libros y los entregaran a los hombres. Mas el lugar en que se habían asentado cuando salieron de la nave era una región armenia. Instruídos en todas estas cosas, celebrado el sacrificio a los dioses, se fueron en viaje a pié a Babilonia. (7) De este navío, que finalmente se asentó en Armenia, dicen que hay hasta en nuestra época algún fragmento en el monte armenio Cordioerus, cuando no cuentan que un cierto betún es raspado de allí por motivo de amuletos y remedio para las cosas desgraciadas y desviadas. Aquellos pues, marchando a Babilonia, desenterraron los libros de la ciudad de Siparis, habían fundado muchas ciudadelas, construído el templo de los dioses y se dice que regresaron a Babilonia.

7. Sincelo. p. 30, A (cf. fr. 4): Dice pues el mismo Alejandro como del escrito de los caldeos de nuevo más abajo del hijo del noveno rey Ardatos (deb. Otiartos) , el décimo, llamado entre ellos Xisuthros, de esta manera: «Muerto Ardatos reinó Xisuthros, el hijo de él, dieciocho saros; en su tiempo sucedió el gran diluvio, así está registrada la narración. (2) Cronos le hizo saber estando en el sueño que en el decimoquinto día del mes Daisio que los hombres serían aniquilados por un diluvio. Así pues le mandó que todos los libros del principio, del medio y del final colocara enterrados en la ciudad del sol Sisparois (Sipparois, Scaliger.), que construyera un casco, que embarcara en él a los parientes y amados consanguíneos, que estibara comestibles y bebidas, disponer también de animales alados y cuadrúpedos, preparando todo para navegar. Pero preguntándole ¿adónde navego?, dijo ‘hacia los dioses, suplicando que se diera lo bueno para los hombres’ (3) Sin desoir pues, construyó un casco de cinco estadios de largo y dos estadios de ancho, y dispuestas todas las cosas ordenadas, también embarcó a la mujer, los vástagos y los parientes consanguíneos. 4.Sucedido el diluvio y seguidamente calmándose, Xisuthros soltó uno de los pájaros; y no encontrando sustento ni lugar donde posarse, de nuevo se dirigió al buque. Pero Xixuthros después de algunos días soltó pájaros; estos de nuevo se dirigieron a la nave, pero tenían las patas embarradas. Pero el enviado por tercera vez ya no retornó al buque, entonces Xisuthros tuvo conciencia que la tierra estaba a la vista, y atravesando parte de las costuras

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del buque, vio que el buque había tomado tierra en un monte; desembarcó además de la mujer y a la hija también al piloto, prosternándose en tierra. Construyeron un altar y haciendo sacrificios a los dioses, para los que desembarcaban del buque se hicieron invisibles (5) Los que subyacían en el buque, no estando entre los en torno a Xisuthros, al desembarcar inquirían por él gritando su nombre. Xisuthros mismo no estaba a la vista de ellos; pero surgió una voz del aire, encomendándoles que ellos fueran fieles al dios, y respecto a él que por la religiosidad fue transportado a residir en medio de los dioses. De la misma veneración, su mujer, su hija y el piloto lo compartían. (6) Les habló también que habían de ir a Babilonia y estaba determinado para ellos que retiraran los libros de Sisparis y los entregaran a los hombres, y que estaban donde se halla la región de Armenia. Escuchadas estas cosas sacrificaron a los dioses y andando se transportaron hacia Babilonia.

(7)De este buque dejado atrás en Armenia todavía persiste una parte en los montes Carduaios de Armenia, y sacan raspando el asfalto del buque, procurándoselo para apartar la desgracia. Así pues marchando ellos hacia Babilonia desenterraron los libros de Sisparis, edificaron muchas ciudades, construyeron templos volviendo de nuevo a Babilonia. Estas cosas de Alejandro Polihistor, como que fueron fraguadas por Beroso en las Caldaica, expuestas &c. Sipparis: «La ciudad de los sipparenos, donde se dice que Xisuthros había escondido por mandato del dios los libros del primer origen de las cosas... esto mismo había opinado con Hippareno, donde con Plinio por testigo (H.N. VI, 30) los caldeos transmitían en la escuela a los discípulos los secretos de la doctrina. En su ciudad preferían que sucedieran las que eran dignas de memoria. Igualmente tal vez dispusieron sobre la fortaleza de los Borsippenos (v. fr. 16), en la que se dice por Beroso fue recibido Nabonido, el último rey de los Babilonios, cuando la ciudad de Babilonia fue expug-nada por el persa Ciro. Si, como es la opinión de algu-nos, principalmente Jenofonte (Cirop. VII,5) debemos creer que en la ciudad misma de Babilonia fue cap-turado y muerto Nabonido, por esto no menor es el su-ceso de esto. En su misma ciudad y todo perdido con e-lla, se refugió, allí fue asediado y muerto el último rey de los Babilonios, vanamente gloriábase el autor caldeo » Richter —“Y sacan... para apartar la desgracia”: También a Beroso cita Josefo Ant. Jud. I, 3, 6 y de Josefo Euseb. P.E. IX , II, p. 414, B; Zonaras p. 19; Jerónimo De Loc. Hebraic. v. Ararat. Cf. Nicolaus Damasc. fr. 77. 8. Josephus Ant. Jud. I,7,2: Recuerda Beroso a nuestro padre común Abraham, no nombrándolo, pero hablando así «Diez generaciones después del diluvio hubo entre los caldeos un hombre justo y gran perito en las cosas celestiales.» 9. Moses Chorenens. Histo. Arm. I, c. 5 : Me resulta

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grato dar comienzo a mi narración con la querida y más veraz que los demás Sibila Berosiana, que dice esto: «Antes de la Torre y antes que se multiplicara y variara el lenguaje del género humano, después de la navegación de Xisuthros a Armenia, Zerovano, Titán y Japethostes tenían el gobierno de la tierra. (Quienes para mí son Sem, Cam y Jafet) Estos, como se transmite, cuando habían repartido entre sí el imperio de todo el orbe, quiso Zerovano, apresado por la soberbia, dominar a los otros dos; este al que el mago Zoroastro, rey de los bactrianos, dice que fue el príncipe de los medos y padre de los dioses. Otras muchas cosas ha fabulado este que quedan fuera de nuestra intenciín repetir. Así a Zerovano, dice aquel, viniendo con la fuerza, resistieron Titán y Japethos, y disputaron una guerra con él, porque pensaba instituir a sus hijos como reyes para todos. Durante la disputa Titan ocupó alguna parte en los confines del reino de Zerovano. Pero interponiéndose entonces Astlicia la hermana de ambos, con sus apaciguamientos tranquilizó el conflicto, y entre ellos se convino que el imperio lo tuviera Zerovano. Habiéndose jurado que habrían de pacificarse luego que fueran muertos todos los hijos varones de Zerovano, para que su prole no tuviera el imperio; por lo cual a ciertos fuertes entre los Titanes custodian los hijos de las mujeres parturientas. Que cuando por el pacto juramentado ya habían matado dos, la hermana de ellos Astlicia tuvo concejo con las esposas de Zerovano, para persuadir a algunos de los Titanes para que conservaran a los demás niños y los transportaran a Oriente al monte que llamaron Morrena de los Dioses, y ahora se llama Olimpo» Esto, que sale de Beroso, dejo en el medio. Lo mismo vale para lo que refiere Alejandro Polihistor de nuestra sibila. (Müller) 10. Sincelo p. 44, C: Alejandro Polihistor sobre la construcción de la torre: «Dice la sibila que siendo de una misma lengua todos los hombres, unos de ellos edificaron una torre muy grande, de modo que subieran al cielo. Los vientos del dios que soplaron los derrumbaron,

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dándole también una lengua para cada uno, por eso se llama Babilonia la ciudad; Titán y Prometeo existieron después del diluvio» También está entre los testigos Alejandro con estas cosas, y él llama Babilonia por la confusión al fantaseado imperio babilónico entre ellos por muchas miríadas de años. Eusebio Arm. p. 17 mai: De Alejandro Polihistor sobre la edificación de la torre. La Sibila dijo que hablando todos los hombres una lengua habían construído aquella elevadísima torre para ascender al cielo: pero soplando un dios un viento fortísimo había derruído la torre, y distribuído a cada uno una lengua propia, y de allí la ciudad es llamada Babilonia. En seguida tras el diluvio habían existido Titán y Prometeo; también entonces Titán acometió a Saturno con una guerra. Hasta aquí sobre la construcción de la torre. «Concuerdan con este pasaje Joseph. Antiq. I, 4; Euseb. P. E. IX, 14 (p. 417, B); Epiphan. Haeres. ed Paris. 1647, y otros escritores entre los que está Choren. Histor. I, 8. También en el libro Sibilino tercero v. 35 sig. se tienen estas: tan pronto como el gran dios impidió la terminación, &c. Mai. Abydeni fr. 5. 11. Sigue Eusebio p. 17: Dichas estas cosas agrega el mismo Polihistor: «Después del diluvio gobernó la región de los caldeos Enexio (Euejoos, Sincel.) por cuatro neros; de él el imperio fue tomado por su hijo Chomasbelo por cuatro neros y cinco soosos. Desde Xisuthro y del diluvio, hasta que los medos ocuparon Babilonia Polihistor sostiene que la suma de los reyes es ochenta y seis, y los denomina a cada uno levantándolo del libro de Beroso. La edad de todos aquellos hace de tres miríadas, más tres mil noventa y uno (1). Después de estos que habían obtenido el reino por inalterada sucesión, dice que repentinamente los Medos tomaron Babilonia con tropas que reunieron, y se constituyeron allí en sus tiranos. De allí también la nómina de los tiranos medos informará que es de ocho, y sus años doscientos veinticuatro, y de nuevo once reyes [y cuarenta y ocho años. (Esto al margen, laguna en el cod.] Entonces

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los reyes caldeos son cuarenta y nueve, y los años cuatrocientos cincuenta y ocho. Después nueve reyes árabes, y doscientos cuarenta y cinco años. Registrada la enumeración de estos años, sobre Semiramis cuenta también que gobernó a los asirios (2). Y de nuevo diferentemente enumera una lista de reyes de cuarenta y cinco, y atribuye así quinientos veintiséis años. Tras esto dice que existió un rey caldeo cuyo nombre era Phulus, al que recuerda la historia de los hebreos, que también lo llama Phulus. Se dice que éste invadió Judea. Luego Polihistor dice que Senaquerib se apoderó del reino, al que ciertamente los libros de los hebreos refieren que reinaba cuando gobernaba Ezequías e Isaías profetizaba. Claramente dice también un libro divino (Reyes IV, 18, 13): «El decimocuarto año del rey Ezequías subió Senaquerib a las ciudadelas de Judea y las capturó» Terminada la historia de este, sigue «Y reinó en su lugar su hijo Asordanes (19,37)» De nuevo continúa que aquella tempestad había enfermado a Ezequías (20, 7). Entonces también con orden en el mismo tiempo Merodac Baldam rey de los babilonios había enviado legados con cartas y regalos a Ezequías (20, 12), Esto comentan las escrituras de los hebreos. Y ciertamente a Senaquerib, con cuyo hijo Asordanes también Merodac Baldam, recuerda también el historiador de los caldeos, con los cuales incluso se cita a Nabucodonosor. Esta es la cuenta que escribe de ellos. (v, fr. 12) (1)Esto se ha de enmendar con Sincelo p. 78, C: Alejandro Polihistor desde este año 2405 del mundo quiere que el reinado de los caldeos se inicie después del diluvio, delirando que por saros y neros y soosos rigieron 86 reyes de los caldeos y los medos tres miríadas y 4090 años (34090), esto es 9 saros, 2 neros y 8 soosos. Desde este tiempo de los 86 dos son reyes caldeos, Euejio y Komasbelo, y 84 son medos. Zoroastro y los suyos siguen 7 reyes caldeos gobernaron por 190 años solares, el mismo Polihistor no ya por saros y neros y soosos, las restantes absurdas historias míticas las cuenta por años solares.

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