TFM Beroso Reminiscencias de Una Cultura Global

ÍNDICE I. Introducción ------2 II. Beroso Caldeo ------3 III. Obra y transmisión ------6 IV. Babyloniaka ------8 IV.1 E

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ÍNDICE

I. Introducción ------2 II. Beroso Caldeo ------3 III. Obra y transmisión ------6 IV. Babyloniaka ------8 IV.1 El Mito de la Creación ------8 IV.2 Oannes y los Anedotti ------11 IV.3 Lista de los Reyes sumerios ------14 IV.4 El Gran Diluvio ------20 V. Comparación de los temas de Babyloniaka con los de otras culturas ------23 V.1 El Mito de la Creación ------24 V.2 Oannes y los Anedotti ------33 V.3 Lista de los Reyes sumerios ------48 V.4 El Gran Diluvio ------51 VI. Conclusión ------57 VII. Apéndice de imágenes ------59 VIII. Bibliografía ------62

Introducción La intención de este trabajo es la de poner de relieve las similitudes existentes entre ciertos relatos de diferentes culturas a lo largo del mundo, con el fin de reflexionar sobre posibles reminiscencias de una arcaica cultura global, o sobre elementos comunes más allá del imaginario de una civilización y sus pueblos vecinos dada la profunda conexión entre dichos relatos, ajenos, en mi opinión, a la casualidad o a un motivo de cercanía geográfica. Pondremos nuestros ojos en lugares como Grecia, China, Perú o Egipto, así como en corrientes filosóficas y religiones, como el cristianismo, el orfismo o el gnosticismo. Nuestro puente de unión en este camino será la obra fragmentaria del sacerdote babilonio conocido como Beroso el Caldeo, puesto que la cultura sumeria, a la que él pertenece (a pesar de vivir un período helenizado, como está reflejado en sus escritos) es considerada una de las primeras civilizaciones occidentales (c. 5000 a.C.), de la que bebieron las que a esta siguieron. Por ello, los relatos que utilizaremos para realizar nuestra comparación serán los contenidos en la principal obra conservada de Beroso, llamada Babyloniaka.

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Beroso Caldeo Nos encontramos en Mesopotamia, concretamente en la ciudad de Babilonia. Existen muchas sombras en torno a la figura y la vida del personaje del que vamos a hablar. Aquí, según la tradición, nace el astrónomo, historiador y sacerdote Beroso, apodado el Caldeo. La fecha de su nacimiento es incierta y aunque el monje Jorge Sincelo, quien vivió entre los siglos VIII y IX y recogió en griego la obra fragmentaria de Beroso, transmita que el babilonio viviera en el mismo tiempo de Manetón y el faraón Ptolomeo II Filadelfo (308-246 a.C.)1, otros autores muestran consenso general en situarlo entre los años 350 a.C. y 270 a.C., contemporáneo a Alejandro Magno y conocedor del Imperio Seléucida2. Como recogen Eusebio (a través de la versión latina de Jerónimo) y Alejandro Polyhistor, el propio Beroso así lo afirma en el primer libro de su Babyloniaka: Berosus narrat in primo Babylonicarum Rerum libro se coetaneum fuisse Alexandro Philippi (Cronicón I 2,1)3. El arquitecto romano del siglo II Vitruvio (IX, 1) nos cuenta que Beroso, una vez conquistada la ciudad de Babilonia por el hijo de Filipo y habiéndose familiarizado con la lengua y la cultura griegas, fundó una escuela de astronomía en la isla de Cos con el deseo de expandir los conocimientos orientales4 (un motivo similar pudo haber sido el que le llevara a escribir su principal obra, como veremos más adelante). Igualmente, la relación con el sacerdote egipcio Manetón y el faraón Ptolomeo se refuerza conociendo que el lugar de nacimiento del faraón fue la propia Cos. La elección de la isla para su escuela no parece aleatoria, sabiendo de la fuerte relación con los oráculos, la astrología y la adivinación que esta tuvo en la Antigüedad5 así como la importante escuela médica de la que fue sede, con motivo del arraigado culto a Asclepio que allí se practicaba. Plinio el Viejo (Historia Natural VII, 37) nos habla de que en honor al sacerdote los atenienses colocaron junto al Gimnasio una estatua de este con la lengua dorada, como símbolo de su sabiduría6.

1

Richmond Hodges 1876, 43. Preston Cory 1832, 21; Tarzariol 2016, 2. 3 Migne 1857, 109. 4 Tarzariol 2016, 2; Richmond Hodges 1876, 44. 5 Hernandez de la Fuente 2019, 258. 6 Richmond Hodges 1876, 44. 2

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Y es que a la denominación de caldeo (en latín chaldaeus, χαλδαῖος en griego) le eran inherentes connotaciones vinculadas al conocimiento y la magia en la Antigüedad, otorgándole cierto misterio. En términos geográficos, resulta equivalente a “babilonio”: era Caldea una región situada en la Baja Mesopotamia7, llamada así tras la ocupación de una tribu semítica del mismo nombre y origen oscuro que los estudios lingüísticos han relacionado con los arameos8. Sin embargo, tal denominación acabó extendiéndose a todo el territorio babilonio en el momento de unificación como Imperio aqueménida tras la conquista persa de Ciro el Grande en el año 539 a.C. Encontramos numerosas referencias a los caldeos y las actividades relacionadas con ellos en autores clásicos que manifiestan la fuerte influencia de su astronomía en la propia astronomía griega, como es el uso del calendario o del sistema sexagesimal. Con la conquista griega de Alejandro se produce un redescubrimiento de la cultura babilónica, y así lo vemos en escritos de Hiparco, Ptolomeo, Plutarco o Estrabón, entre muchos otros, quien en su Geografía (I 1, 9) habla del astrónomo caldeo Seleuco (s. II a.C.) y su modelo heliocéntrico (los autores de época romana solían llamar caldeos a astrólogos y matemáticos de Babilonia). Conocemos la importante tradición astronómica y oracular de los babilonios y el autor que nos concierne estuvo íntimamente relacionado con estos ámbitos: Beroso fue šatammu9 (sacerdote principal) del dios Bel en Esagila, templo dedicado a Marduk10. En ocasiones, Bel es identificado con Zeus, Júpiter, Crono11, con el mismo Marduk o con Ba´al, entre otros sincretismos recurrentes en las religiones mesopotámicas, ya que Bel parece significar más que un nombre un título o epíteto traducido generalmente como “Señor” y podía ser vinculado a un dios u otro, especial y concretamente entre estos dioses, propios del primer y segundo grupo (fluctuantes entre sí), según la estructura planteada por Dumèzil en sus Dioses Indoeuropeos12.

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Fernández Fernández 2011, 12-13. Yildiz 2000, 264. 9 Fernández Fernández 2011, 117. 10 Tarzariol 2016, 2. 11 Seguiremos la nomenclatura de Fernández Galiano 1969. Poner en lista reyes y explicar 12 Sánchez de Toledo 2016, 226. El nombre de Beroso, Bηρωσσός en griego y Bêl-re-ušhu en acadio, significa “Bel es su señor”. 8

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Esta condición de sacerdote principal es clave en la obra y la vida de Beroso puesto que le confería el poder de acceder a los archivos y documentos conservados en el templo13. Numenio de Apamea (filósofo sirio pitagórico y precursor del neoplatonismo, de expresión griega y perteneciente a la segunda mitad del siglo II), en su obra Oráculos Caldeos, llega a la conclusión de que, en base a fuentes como Heródoto, Sófocles o incluso el Génesis existe una equivalencia entre los términos “caldeo” y “mago”14, debido a esos conocimientos astronómicos y adivinatorios que estaban inevitablemente vinculados al carácter mágico, aunque sería necesaria una distinción entre los diferentes tipos de magia (blanca o negra en términos de pertenencia a un marco religioso y social estatal, como es el caso de Beroso, o por el contrario, permanecer en los márgenes de dicha sociedad sirviéndose en sus ejercicios de las pasiones y debilidades humanas, uso condenado por la religión oficial). Sin embargo, conocemos distinciones de similar orden entre las prácticas mágicas de Grecia y Roma15, como manifiesta Heliodoro en su Etiópicas (III 16, 3)16:

Hay que distinguir dos tipos diferentes [de magia]: una es vulgar, y por decirlo así, camina sobre la tierra; es servidora de ídolos y da vueltas entre cuerpos de cadáveres (…). La otra, en cambio (…), la que verdaderamente hay que llamar sabiduría (…), mira a lo celestial, convive con los dioses y participa de su poder connatura…

Ello indica una concepción común en la Antigüedad de la ambivalencia universal y las fuerzas opuestas que entre sí se complementan y equilibran de manera natural, fruto de la observación de lo que les rodeaba y siglos de tradiciones mágicas de diversa índole.

Todo lo mencionado configura una imagen de Beroso como un personaje misterioso que se afanó en la transmisión de unos saberes milenarios, saberes que aún hoy siguen desconcertando y llamando la atención de tantos estudiosos de diferentes 13

Fernández Fernández 2011,117. Numenio de Apamea 1991, 12. 15 Fernández Fernández 2011, 2-4. 16 Hidalgo de la Vega 1988, 185. 14

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ámbitos, pues son el manantial en que la cultura occidental se baña y la mano que mece la cuna de las civilizaciones.

Obra y transmisión Desde la época de Beroso numerosos autores, entre ellos Plinio el Viejo17, han atribuido al sacerdote la autoría de tratados astronómicos, evidenciando su ya mencionada relación con la ciencia de los cielos y los astros18. Sin embargo, su mayor obra conocida es la Babyloniaka, una obra historiográfica. Conservada de manera fragmentaria y dedicada al soberano seléucida Antíoco Sóter I, buscó narrar en ella los episodios más importantes de la historia de Babilonia, con el principal motivo (como el consenso general de los autores comparte) de engrandecer la propia nación babilonia y su cultura en un momento en que esta se veía ensombrecida por la fuerte influencia de la cultura griega, recibida con Alejandro a finales del siglo IV a.C. y asentada por sus sucesores a principios del siglo III a.C. La lengua de expresión utilizada es, de hecho, el griego, quizás siendo Beroso conocedor de que era esta la lengua de mayor expansión en aquel tiempo para sus relatos, si quería llegar al mayor público posible como cabría pensar. Las principales fuentes en que se basa Beroso para la elaboración de su obra son, aparte de las propias culturas sumeria y babilonia y sus mitos, tanto las conocidas tablillas sumerias, especialmente las halladas en Nippur y Borsippa, como los archivos del Esagila, donde fue sacerdote. La autopsia (narración de hechos históricos en primera persona) del autor existe en parte de la narración contenida en el tercer libro de la Babyloniaka, pues es contemporáneo a algunos de los hechos que relata. Basándonos en Eusebio19 los temas contenidos en los diferentes libros de la Babylonaka son:

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Smith 1876, 191. Richmond Hodges 1876, 45. 19 González Díaz 2014, 75. 18

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Libro I

Descripción de Babilonia; Mito de la Creación; Oannes

Libro II

Lista de Reyes Antediluvianos; Mito del Diluvio; Lista de Reyes Postdiluvianos

Libro III

Reinados desde Nabucodonosor II hasta la conquista de Babilonia por Alejandro Magno (331 a.C.)

El propio Eusebio de Cesarea (s. III-IV) es un eslabón esencial en la cadena de transmisión de la obra berosiana, que llega a él a través de un sumario del erudito Alejandro Polyhistor (s. I a.C.), recogido a su vez por autores como Flavio Josefo20 en su Antigüedades de los Judíos (s. I) o Abideno (s. II). Así, Eusebio relata en el primer libro de Cronicón los temas principales que Beroso escribió en su obra. Tras Eusebio, la separación del Imperio romano y la posterior caída del Imperio de Occidente, con la consecuente división lingüística, encontramos dos transmisores de los relatos de Babyloniaka: la traducción al latín de Jerónimo a finales del siglo IV21, y unos siglos después (s. VIII-IX) el monje Jorge Sincelo al griego desde Constantinopla22, quizás más influenciado por Julio Africano, fuente importante para el propio Eusebio. El hecho de que ambos provengan de un ámbito cristiano y se interesen de tal manera por la obra de Beroso puede deberse a la relación de esta con el Génesis en ciertos puntos (Diluvio, Lista Reyes, etc.). Posteriormente, durante el Renacimiento se recupera el interés por la obra del babilonio gracias a Annio de Viterbo, también conocido como PseudoBeroso23, tanto que a partir de ahí autores como el anticuario Isaac Preston Cory o el sacerdote francés Jacques-Paul Migne (ambos del siglo XIX) se dedicarán a recopilar y transmitir los fragmentos conocidos de los relatos berosianos24. Hay que tener en cuenta a otros autores que aparecen en la cadena mencionando a Beroso en más de una ocasión, como por ejemplo Julio Africano (s. II, III), quien fue referencia importante para Eusebio y Sincelo, o Plutarco, Pseudo-Apolodoro, Posidonio, Plinio el Viejo, Séneca, el 20

Eusebio basa su cronología en la de Flavio Josefo. Preston Cory 1832, LVI. 22 Richmond Hodges 1876, 45; Tarzariol 2016, 2. 23 Tarzariol 2016, 2. Annio de Viterbo fue un oficial del Papa Alejandro VI que tomó dicho sobrenombre por fingir haber descubierto a finales del siglo XV fragmentos perdidos de la obra Beroso. 24 Preston Cory 1832; Richmond Hodges 1876; Migne 1857. 21

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rey Juba II de Mauritania, Cristiano Adricomio Delfo25, San Agustín, Isidoro de Sevilla o José Pellicer26. Autores como Sincelo hallan cierto paralelismo entre la obra y figura del sacerdote babilónico con la de Manetón, un sacerdote egipcio (con acceso a los archivos del templo de Heliópolis) contemporáneo a Beroso y escritor de una Egyptiaka para el faraón Ptolomeo Filadelfo: una historia de Egipto, incluida una lista de semidioses civilizadores que hubieron regido el Valle del Nilo antes del nacimiento de la primera dinastía de faraones humanos, iniciada con Menes, y de la que el mismo Sincelo es el principal transmisor en su obra Eklogé Chronografías27.

Babyloniaka Mito de la Creación Existen diferentes mitos cosmogónicos en la cultura sumeria: desde el más extendido Enuma Elish o también Poema babilónico de la Creación (llamado así a pesar de tratar numerosos temas de otra índole aparte de la cosmogonía28) a relatos menos conocidos como Plegaria para la fundación de un templo, Los dos Prólogos del Gran tratado de astrología o Marduk creador del mundo29. El Enuma Elish narra, además de la creación del mundo, la creación del hombre (VI, 1-50), por acción de Marduk mediante arcilla y sangre divina (VI, 5-6)30: como encontramos, a su vez, en el poema acadio Atrahasis. Esto, junto a una larga y poderosa tradición cultural, dio lugar a diversas versiones de cómo fue creado el mundo, por qué dios o dioses, sus elementos primordiales, etc. Así ocurre con Beroso y su propio mito de la Creación, quien afirma que los mitos, en general, no son sino alegorías a través de las cuales poder entender el

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Adricomio Delfo 1679, 8. González Díaz 2014, 74. 27 Prudencstein 2017. 28 Blázquez Martínez 2001, 1-2. El nombre del poema se debe a su íncipit, es decir, su comienzo: “Cuando en lo Alto (Enuma Elish) el cielo no había sido nombrado y aquí Abajo la tierra no había sido llamada por su nombre…”. Dicho poema fue hallado en unas tablillas de la biblioteca de Asurbanipal, en Nínive, datadas en torno al 1200 a. C. 29 Blázquez Martínez 2001, 10. 30 Blázquez Martínez 2001, 6. 26

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mundo, un pensamiento recurrente en el ámbito intelectual del período helenístico, pues incluso Homero era interpretado en dicha clave alegórica en aquel tiempo31. Encontramos el relato cosmogónico de Beroso en la obra miscelánea de Cory, proveniente de Polyhistor, transmitido por Jorge Sincelo (Crónica 28) y recogido por el anticuario del siglo XIX (1832, 23-26)32. También en el Cronicón de Eusebio (I, 4) se describe ese estado inicial del mundo, como leemos en la Patrología de Migne (1857, 110-112)33. Según vemos, fue la criatura Oannes (de quien hablaremos en mayor profundidad en el siguiente punto) quien escribió sobre el origen de la humanidad y el mundo, tras emerger del Mar de Eritrea y otorgar conocimientos a los hombres. De hecho, una de las fuentes que parece consultar el sacerdote es la encontrada en la ciudad de Borsippa, en forma de tablillas que, en base a la tradición, fueron escritas por el mismo Oannes, conteniendo el relato de la Creación y las primeras edades, entre otros34. Esta es la historia acerca de la Cosmogonía que comienza a contar el hombrepez (Crónica 28)35: Primero no existe nada salvo Caos y un abismo de agua (Γενέσθαι φησὶ χρόνον, ἐν ᾧ τὸ πᾶν σκότος καὶ ὕδωρ εἶναι) en el que residen animales horribles (ζῷα τερατώδη) producidos por un principio de doble naturaleza (εἰδιφυεῖς). Aparecían en aquel tiempo hombres con dos y cuatro alas, dos cabezas, de hombre y de mujer, pero un único cuerpo. Hace también referencia a que poseían ambos genitales, masculinos y femeninos. Acto seguido comienza a describir que otros de esos hombres contaban con ciertas partes de animales, y algunos animales tenían partes de otros animales diferentes: hombres con cuernos de cabra, pies de caballo, o incluso toda su parte inferior de equino, al modo de los hipocentauros. Toros alimentados con cabezas de hombres, perros de cuatro cuerpos (τετρασωμάτους) cuyas patas acababan en colas de pez, así como caballos con cabezas de perro, y hombres y otros animales con cabeza y cuerpo de caballo y cola de pez. También existían peces, serpientes y reptiles junto a más especies monstruosas capaces de cambiar su aspecto por el de otros animales.

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Blázquez Martínez 2001, 1. Preston Cory 1832, 23-26. 33 Migne 1857, 110-112. 34 Bidez 1935, 50. 35 Preston Cory 1832, 23-25. 32

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Llama a este tiempo una especie de limbo en la que todas las criaturas se encontraban mezcladas físicamente entre sí, y afirma que estos conocimientos fueron conservados en el templo de Bel (Marduk, Júpiter, Zeus) en la ciudad de Babilonia, es decir, el Esagila de Beroso. Acto seguido, se hace mención de la entidad (referida como γύναῖκα) que gobernaba sobre todas esas criaturas, llamada por Beroso Omoroca a través de Oannes y quien no es otra que la babilonia Tiamat, la griega Thalassa, o la Thalath de los caldeos, monstruosa deidad primordial que encarna el principio acuático salado, en oposición al dulce y vital Apsu. Se dice que también se identifica con la Luna. Entonces, aparece el dios Bel y corta por la mitad a Omoroca, formando a partir de su parte superior los Cielos y de la inferior la Tierra, destruyendo al mismo tiempo todas esas criaturas que el texto dice se encontraban ἐν αὐτῇ. Beroso explica todo este estado inicial como una alegoría de la naturaleza y habla de que el universo entero estaba constituido de humedad, donde se generaban los animales (ὑγροῦ). Esto es interesante pues sabemos de otras culturas en las que se diferencian los diferentes principios acuáticos, considerando el húmedo el verdaderamente generador de vida y fertilidad, como ocurre en Egipto con Osiris e Isis36. Tras esto, es narrado cómo Bel separa su cabeza de su cuerpo (τὸν θεὸν ἀφελεῖν τὴν ἑαυτοῦ κεφαλήν) y mezcla su sangre con los dioses, derramándose a la tierra y originando a los hombres. Ahora bien, como el mismo Beroso cuenta, estos hombres ya sí son racionales, pues derivan de la divinidad y su conocimiento. El Universo ya participa del orden (Κόσμος), como ocurre con la victoria permanente de Zeus sobre el Caos en la cultura griega, y la Oscuridad, la Tierra y los Cielos son separados, pereciendo todos los animales al no ser capaces de soportar la prevalencia de la luz. Después, habiendo observado una vasta extensión de tierra vacía, Bel ordena a uno de los dioses que se arranque su propia cabeza para mezclar la sangre con la tierra y crear más hombres y animales, capaces de soportar el aire, y finalmente crea “las estrellas, el sol, la luna y los cinco planetas”. Así habló Oannes. Debemos, pues, ahora hablar del Poema Babilónico de la Creación o Enuma Elish contenido en las famosas tablillas de Nippur (1600 a.C.) ya que es la fuente más antigua conocida sobre el tema y guarda similitudes y diferencias sustanciales respecto 36

Baring; Cashford 1991, 277.

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al mito berosiano: el Caos primordial, acuoso y confuso, estaba formado por dos principios, al igual que en la obra de Beroso, pero el poema los diferencia, siendo el agua dulce masculino y subterráneo llamado Apsu, siendo salado y bisexuado Tiamat, que en este poema tiene mayor relevancia, al igual que Bel, aquí Marduk. De hecho, el poema tiene como tema central la lucha entre el Caos (Tiamat y sus criaturas) y el Orden, representado por Marduk, cuya prueba de consolidación como dios supremo será la destrucción de su enemiga y la posterior generación de los hombres y las cosas. Es por ello que encontramos más desarrollado tanto el enfrentamiento entre Marduk y Tiamat, motivado por la ilegitimidad de la diosa y su tentativa de destruir al resto de dioses, como la creación y el nacimiento de éstos, que las palabras de Beroso no mencionan. De este modo, leemos que las primeras divinidades fueron concebidas en el seno de Apsu y de Tiamat, llamadas Lahmu y Lahamu, antepasados de Anu, padre de Enki Nudimmud, quien a su vez concibe junto a su esposa Damkina al radiante Marduk en el corazón del Apsu37, como más tarde hará con los apkallu o Annedoti. En definitiva, el mito cosmogónico presenta un estado inicial recurrente en los diferentes relatos del mismo tipo en otras culturas, con la posición preminente del elemento acuático junto al Caos disperso y confuso (presidido por Omoroca, Thalath o el Mar), un tiempo previo a la llegada del dios que derrota al Caos y separa y ordena las cosas, propiciando la civilización. Esto, claro está, posiciona al dios protagonista de dicho esquema estructural en un lugar de poder superior (Marduk, el Bel de Beroso, es referido en el Poema como el dios supremo38 al del resto del panteón, por lo que podemos sospechar la existencia de un germen monoteísta arcaico que, evolucionado, las religiones dogmáticas sabrán en el futuro bien cosechar.

Oannes y los Annedoti De Oannes existen más referencias de autores posteriores a Beroso que del mito de la Creación que aparece en Babyloniaka, como Eusebio (Cronicón I, 4), Apolodoro,

37 38

Blázquez Martínez 2001, 3. Blázquez Martínez 2001, 2.

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Abideno o Alejandro Polyhistor. En él leemos sobre una extraña criatura que aparece durante el primer año acontecido tras la Creación del mundo39. Esta criatura pisciforme, de nombre Uanna (Oannes helenizado por Beroso), emerge de las profundidades del Mar Rojo o de Eritrea e instruye a los hombres en materias como astronomía, agricultura, arquitectura, letras o leyes, para volver al mar con la caída del sol hasta el siguiente día. Debido a esto, Oannes era considerado por quienes con él convivieron una divinidad civilizatoria y benefactora, como podríamos considerar al Prometeo griego. Sin embargo, no fue el único ser que, con características físicas similares, instruyera a las personas que allí vivían dando lugar a la cultura sumeria: el dios Ea, conocido como Enki por los sumerios, creó a los Annedoti o apkallu en el Apsu, lago existente dentro del templo Esagila que una vez formara parte del Caos original a modo de principio primordial (recordemos que es el Esagila el templo en el que Beroso habrá de ejercer mucho tiempo después su sacerdocio, y de cuyos documentos tomará gran parte de sus fuentes para su obra). Es interesante el principio acuático presente en estos personajes y que a través de él son vinculados entre sí: Ea, como dios relacionado con el agua y representado en numerosas ocasiones entre corrientes y peces40, creando a estos seres pisciformes en el Apsu. Estos apkallu son conocidos bajo el nombre de los Siete Sabios (ap-kal-lu = sabio)41 y enviados por el dios Ea como consejeros de los diferentes reyes sumerios a lo largo de la historia. Existe variación sobre el momento de aparición de Oannes y los Annedoti: Apolodoro, Polyhistor, Abideno… (Es en tiempos de Ammenon cuando Apolodoro sitúa la aparición de Oannes, el cuarto de los reyes en la lista propuesta por Beroso, o la de Odacón, otro Annedotus de tiempos de Euedorachos 42, así como en la identificación del rey al que aconsejan. En palabras de Guinard, en la leyenda de Adapa (ca. 1500 a. C.) Uanna es apodado Adapa ("el Sabio"), y aparece junto a Alulim, el primer rey antediluviano, siendo el primero de los apkallu (= ab.gal en sumerio) e identificado en ocasiones con el Adán bíblico o incluso el mismo rey Alulim43. Abideno, por ejemplo, nos habla de un segundo Annedotus que aparece tras Oannes durante el reinado de Amillarus o Amelon, 39

Preston Cory 1832, 22. Tarzariol 2016, 6. 41 Tarzariol 2016, 6. 42 Preston Cory 1832, 91. 43 Guinard 2001. 40

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con las mismas características, o unos posteriores , a los que en esta ocasión llama Anodafos y describe como seres de doble aspecto que aparecieron desde el mar en la tierra en tiempos de Daonos (Cronicón V, 8)44.

Es interesante, por el hecho del carácter filántropo y de cooperación con los humanos, que Beroso se refiera a estas criaturas como musarus (τὸν μυσαρὸν Ὠάννην45), término que según ciertos autores puede ser traducido como ser repulsivo o abominable46. Puede ser esto debido a la descripción de la criatura que hallamos en Polyhistor47 y Eusebio (Cronicón V, 8)48, algo perturbadora para los ojos que la vieron emerger del Mar Rojo: su cuerpo completo era de pez (τὸ μὲν ὅλον σῶμα ἔχον ἰχθύος49) y bajo su cabeza, de pez también y con pies a los lados, tenía otra cabeza de aspecto humano. No tomaba alimento alguno y su voz y lenguaje eran humanos. Tras enseñar, como hemos dicho, las ciencias, las artes, a separar y reconocer las semillas y los frutos, la arquitectura, astronomía y leyes, volvía al mar durante la noche. Los demás Annedoti que aparecen tras Oannes cuentan con la misma forma mitad pez, mitad hombre, pero conocemos diferentes representaciones de los apkallu, hasta tres variantes: como hombres, pisciformes, o alados50, lo que invita a pensar que quizás fueran capaces de alterar su forma física a voluntad. Existe una relación aún más íntima entre el dios Ea, hijo de Anu, y Oannes, más allá de ser su creador: según autores como Lenormant, la criatura pisciforme sería el mismo Ea, y lo explica a través de la etimología de su nombre, una derivación de la palabra acadia Eαχαν (Ea el pez; Euahanes en Higino, Uanna…)51. El otro argumento en la identificación de ambos personajes es la descripción similar tanto de Oannes como de Ea, físicamente pisciformes e instructores de la civilización52. Ciertamente, la figura de dios Ea es interesante y principal dentro del panteón sumerio. Es dios de la magia, las ciencias, las artes y filosofía, las aguas, la construcción y la creación en general,

44

Preston Cory 1832, 33; Lenormant 2004, 114. Preston Cory 1832, 30. 46 Liddell; Scott 1996, 1153. 47 Preston Cory 1832, 22. 48 Migne 1857, 109, 110. 49 Preston Cory 1832, 22. 50 Smith 1876, 101. 51 Lenormant 2004, 141. 52 Lenormant 2004, 115. 45

13

vinculada fuertemente al elemento acuoso53, pues, como podemos observar, tanto los sumerios como más tarde ciertos mitos cosmogónicos y filósofos griegos derivarán de dicho elemento la fuente primordial de la Creación. Por ello, además de por su propia genealogía, Ea aparece como unos de los dioses más poderosos y presentes en su cultura, recibiendo en ocasiones el epíteto Nudimmud, el cual puede ser traducido como “hacedor”54: Cuando Anu hubo creado el cielo y Nudimmud hubo creado el Apsu, su morada55. Se sabe de la existencia un poema dedicado al dios Erra, dios de la guerra sumerio, en el que se habla de cómo estos apkallu regresaron al Apsu, “el Reino de las aguas profundas” una vez concluido su trabajo: la instrucción de la civilización y el consejo a los diferentes reyes de Sumer durante largo tiempo antes de que el Diluvio asolara la región.

Lista de los Reyes sumerios En Nippur, capital religiosa de Sumer y lugar de culto a Enlil, fueron halladas una serie de tablillas que narraban lo siguiente: Después que la realeza descendió de los cielos, el reino estaba en Eridug (Eridú). En Eridug, Alulim llegó a ser rey; gobernó durante 28.800 años…56, iniciándose así una larga dinastía de Reyes llegada a nosotros en forma de Lista, la conocida como Lista Real Sumeria o Prisma de Weld-Blundell57, en la que encontramos los nombres de los sucesivos reyes que gobernaron Sumer antes de que una catástrofe, mencionada también en la propia Lista Real de Nippur, tuviera lugar y obligara a la realeza a abandonar su capital: el Gran Diluvio, volviendo a descender de nuevo una vez apaciguado este.

53

Lenormant 2004, 114. Blázquez Martínez 2001, 3,10. 55 Smith 1876, 104. 56 Quintana 2008, 3. 57 Thorkild 1939, 2. Debe su nombre a la expedición que la excavó en 1922 en Larisa, datada entre el 2000 y el 1800 a.C. y publicada por Langdon. 54

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LISTA REAL SUMERIA (Prisma W-B58) REY

CIUDAD

DURACIÓN REINADO

1º Alulim

Eridu

8 saroi

2º Alalgar

Eridu

10 saroi

3º En-men-lu-Anna

Bad-tibirra

12 saroi

4º En-men-gal-Anna

Bad-tibirra

8 saroi

5º Dumu-zi

Bad-tibirra

10 saroi

6º En-sipa-zi-Anna

Larak

8 saroi

7º En-men-dur-Anna

Sippar

5,833 saroi

8º Ubar-Tutu

Shurupak

5,166 saroi

En la Lista observamos cómo los dos primeros reyes gobiernan desde Eridú y, tras ellos, el poder es desplazado a otras ciudades de la región. Antes de continuar debemos hablar del sistema de medición temporal empleado por Beroso, uno de los aspectos llamativos de su obra y que ha sido materia de debate entre sus estudiosos. El sistema sumerio de numeración era sexagesimal, como se manifiesta en el propio sistema temporal de horas, minutos y segundos o el gradual (360º), llamando shar o sar a su unidad de medida la cual equivale al cómputo de 360059. Sin embargo, existe una mayor complejidad en este sistema, y es su vinculación, al parecer, con la duración de los ciclos lunares y solares60, lo que se entiende debido al innegable y difícilmente explicable conocimiento astronómico de la cultura sumeria. Según Eusebio a través de Abideno, un saro equivale a 3600 años, divisible en unidades de 600 (neros) y 60 años (sosos)61, Por tanto, ante las duraciones de los reinados propuestas en la Lista Real y la lista de Beroso (la cual expondremos a continuación y presenta algunas diferencias respecto a la hallada en Nippur) Eusebio se muestra escéptico62, a pesar de la relación cronológica con los patriarcas bíblicos antediluvianos presente en Génesis V que

58

Asmolean Museum, Oxford; nº AN1923.444; Sánchez de Toledo 2016, 207. Guinard 2001. 60 Guinard 2001. 61 González Díaz 2014, 75; Preston Cory 1832, 32. 62 González Díaz 2014, 75. 59

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muchos autores han señalado. Esta es la Lista Real de Beroso, contenida en el segundo libro de su obra63:

Nombre

Ciudad en la Rey de la Lista Real Duración del reinado

helenizado por que gobierna

Sumeria

Beroso

correspondiente

1.Aloros

Babilonia

1º A-lulim

36.000 años = 10 saroi

2. Alaparos

Babilonia

2º Alalgar

10.800 años = 3 saroi

3.Amelon

Pantibiblon

3º En-men-lu-Anna

46.800 años = 13 saroi

4.Ammenon

5.Amegalaros

Pantibiblon

4º En-men-gal-

43.200 años = 12

Anna

saroi

Pantibiblon

64.800 años = 18 saroi

6.Daonos

Pantibiblon

5º Dumu-zi

36.000 años = 10 saroi

7.Euedorachos

8.Amempsinos

Pantibiblon

Larak

7º En-men-dur-

64.800 años = 18

Anna

saroi

6º En-sipa-zi-Anna

36.000 años = 10 saroi

9.Otiartes

Larak

8º Ubar-Tutu/

28.800 años = 8 saroi

Ardates

63

A lo largo del trabajo se ha seguido la normativa de transcripción de Fernández Galliano. Sin embargo, aquí se utiliza la transcripción de los nombres helenizados por Beroso, visto en Burstein 1978, 18-19, por ser la más común y aceptada en estos estudios.

16

10.Xisouthros

Shurupak

64.800 años = 18 saroi

Mientras que en la Lista Real Sumeria la realeza desciende por vez primera a Eridú, Beroso nos transmite que el primer rey tras el Diluvio gobierna desde Babilonia. Como cuenta Thorkild Jacobsen64, esto responde a un interés por parte del autor de una lista determinada de establecer su propia ciudad como sede del poder. Sabemos que no existe una única Lista Real: hay cerca de diez listas conocidas, redactadas en diferentes lugares e incluso actualizadas en tiempos posteriores añadiendo nuevos reinados, extendiendo su cronología desde los orígenes hasta el siglo XVIII a.C.65

Así ocurre con las dinastías y nombres de los reyes tras el diluvio, por lo que se nos puede hablar de una u otra (Kish, Ur…) según la lista en cuestión que observemos. La de Beroso se interrumpe con Xisouthros, teniendo lugar el Gran Diluvio y abandonando la realeza aquella región para regresar un tiempo después.

Los apkallu creados en el Apsu por Ea acompañan a algunos de estos reyes, apareciendo en diferentes momentos de la historia y sirviendo como consejeros. Apolodoro nos cuenta que Beroso narró lo siguiente: Oannes fue el primer Annedotus en aparecer y lo hizo durante el reinado de Ammenon (aunque Polyhistor, Apolodoro y Abideno difieren en el momento de aparición de este primer apkallu, y concretamente Abideno habla de la aparición de un segundo Annedotus veintiséis saros tras la Creación, en tiempos de Amillarus); tiempo después, siendo rey Daonos, aparece el tercero de estos sabios, para el que Apolodoro no da nombre, pero sí Abideno, añadiendo algunos más que también se muestran en esa época a los humanos: Euedoco, Eneugamo, Eneubulo y Anemento, para seguirle otro más en tiempos de Euedorachos de nombre Odacón66. Conocemos también la tabla de Uruk (Eridú) (W 20030,7) cuyo orden y nombres de los siete sabios también comparten los estudiosos Conrad y Newing, con la diferenciación de que mientras unos identifican a Uanna con Adapa,

64

Thorkild 1939, 70. Thorkild 1939, 104. 66 Preston Cory 1832, 30-33. 65

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ellos lo hacen con Utu´abzu. Estos son los nombres contenidos en la tabla: Uan, Uanduga, Enmeduga, Enmegalamma, Enmebulugga, Anenlilda y Utu´abzu. Una vez sucedido el Diluvio, Ziusudra es ascendido al cielo, con y por los dioses, como posteriormente ocurrirá también con el rey Etana. Este fenómeno ha ocurrido más de una vez, como bien sabemos: el apócrifo Enoc, Rómulo-Quirino67 ante sus tropas en el Campo de Marte, o Jesús de Nazaret son algunos ejemplos sonados. Beroso en su tercer libro hace mención de diez generaciones reales postdiluvianas, el mismo número de reyes antediluvianos, y propone una serie de reinados hasta Nabucodonosor II (VIII a.C.)68, en la que el primer rey mencionado es Enmerkar, en la ciudad de Ur. Sin embargo, dicho rey es nombrado Evechos, reina desde la ciudad de Babilonia (reinando 2400 años o cuatro neros), así como su hijo, Chomasbelos, con un reinado de 2700 años69, que en la Lista Real aparece como el segundo rey tras Mesh-ki-Ang-Asher70. Estos son los siete reyes que según Cory (1876, 46) parecen ser tomados de Beroso: Evechos, Chomasbelos, Poros, Nechobes, Abios, Oniballos y Zinziros. Pero en la Lista Real mejor conservada y la cual haya probablemente servido de fuente para las demás (o Prisma de Well-Blundell) se nos cuenta que la realeza desciende de nuevo tras el diluvio a la ciudad de Kish:

Cuando la realeza descendió del cielo, la realeza se estableció en Eridú.... El diluvio barrió todo. Después de que el diluvio barriese todo, cuando la realeza volvió a bajar del cielo, la realeza se estableció en Kish71.

La increíble longevidad propuesta para los reyes previos al Diluvio dota el relato, a priori, de una inverosimilitud difícil de asumir por quienes lo leen (los estudiosos sostienen que Ziusudra significa algo así como “largos y brillantes años”; “vida de largos días”, resaltando su naturaleza longeva). En cambio, tras el Diluvio algunos reyes ejercen el poder durante períodos temporales plausibles, a pesar de que, sin embargo, se siguen mencionando lapsos de tiempo entre ciertos reinados aún 67

Dumézil 1999, 191. González Díaz 2014, 75-77. 69 Smith 1876, 176; Migne 1857, 117. 70 Thorkild 1939, 87. 71 Quintana 2008, 3. 68

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mayores a la esperanza de vida humana actual. Esta plausibilidad en reinados concretos y la identificación que muchos autores hacen de la Lista Postdiluviana con la lista de reyes de Ptolomeo otorga mayor credibilidad que la lista antediluviana.

Por ello, los reinados postdiluvianos parecen presentar cierto carácter histórico, a pesar de ser, de hecho, solo algunos de ellos históricamente demostrables. Según Kirk, el primer rey conocido históricamente por los hombres así como el primero de la Dinastía de Kish en base a la Lista Real sería el ya mencionado Etana, (Kirk 2006, 159) un rey-pastor en torno a cuya figura opera un proceso de convergencia social y política entre sumerios y semitas, así como un mito sobre su petición a los dioses para poder tener descendencia, del que es protagonista72. Sin embargo, la Lista, en realidad, nos habla de un primer rey de nombre Gûsur (40), y sitúa a Etana varios miles de años después. En esta primera dinastía de Kish encontramos otros nombres relevantes, como el del rey-pescador Dumuzi (apareciendo tanto en la lista antediluviana como en esta y reinando 100 años) o el héroe mesopotámico Gilgamesh, quien según la Lista Real gobierna durante 126 años. Aparecen también los otros reyes tratados como históricos: Enmebaragesi, unificador de las tierras de Elam y su hijo, Agga (quizás el problema que surge al hablar del conocimiento histórico de estos dos gobernantes sea la duración que la Lista da a sus reinados: 900 y 625 años, respectivamente (90-92). En cuanto a los que menciona el propio Beroso son Enmerkar, primer rey según el sacerdote e hijo de Meshki-Ang-Asher, el primero según la Lista y Lugalbanda, quien reina 1200 años73, ambos pertenecientes a la dinastía de Uruk (Eridú), segunda capital tras la toma por la armas de Kish transcurridos veintitrés reinados y aproximadamente 24.510 años, basándonos en la Lista Real, y ciudad en la que descendieron originariamente los dioses, en los lejanos tiempos, tan distantes aún al Diluvio.

Es interesante cómo se refiere el autor de dicha lista a la ciudad de Uruk: E-ana (94-95), así llamada por su culto central a la diosa Inanna, evidenciando la supremacía de la autoridad religiosa como poder político. Tras doce reyes que gobernaron durante 2310 años, Uruk es conquistada y el mando pasa a residir en Ur. Allí, ocurriría lo mismo tras cuatro reinados y 117 años antes de ser trasladado a Awan; de Awan a Kish nuevamente pasados 356 años durante los cuales reinaron tres monarcas, con ocho más 72 73

Jiménez Zamudio 2004, 39. Thorkild 1939, 88.

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extendidos a lo largo de 3195 años. De Kish el poder pasa a Hamazi, de Hamazi a Uruk, y así, siguiendo el mismo esquema estructural, sucesivamente74. Así pues, finalmente Beroso nos acabaría hablando de una serie de 86 reinados sucedidos a lo largo de 34.080 años75.

El aspecto más llamativo de las listas reales, aparte del interés del autor en cuestión de cada una de ellas por vincular la realeza a su propia ciudad, diría que es la ilógica longevidad propuesta para los distintos reinados expuestos. Para ello, me parece coherente la siguiente explicación: como sabemos, el Diluvio fue un castigo enviado por los dioses a la humanidad por sus conductas, y tras él, la longevidad de la realeza se ve reducida considerablemente, a pesar de continuar presentando una larga sucesión de años. Podemos pensar, por tanto, que el reducir dicha longevidad forma parte del castigo divino, a pesar de la propia naturaleza divina de gran parte de los reyes, causa quizás de tal esperanza de vida. A esto debemos sumar el interés de la cultura mesopotámica por los mitos cuyo tema principal sea la inmortalidad o la búsqueda de esta, como el mito de Adapa o la Epopeya de Gilgamesh, lo que nos manifiesta que la evasión de la muerte a través del tiempo les interesó de manera notable en una época en que la leyenda y la realidad podían difuminarse y perderse en la memoria de la mano.

El Gran Diluvio La narración de los reyes sumerios se ve interrumpida cuando Beroso menciona una catástrofe de dimensiones descomunales que, tiempo atrás, asoló Sumer. Esta consistió en un gran diluvio enviado por Enlil para destruir a la humanidad, y tuvo lugar durante el reinado de Ziusudra, el último de los reyes previos al Diluvio, en cuya ciudad, Shurupak, los dioses tomaron la decisión de provocar tal suceso76. Crono (recordemos que Beroso es un sacerdote babilonio helenizado, por lo que asimila las deidades sumerias de sus relatos a divinidades griegas) advierte a Ziusudra

74

Thorkild 1939, 81 -112. Smith 1876, 307. 76 Sánchez de Toledo 2016, 7. 75

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sobre el diluvio en un sueño (κατά τὸν ὕπνον77), de que el día quince del mes Desio (nuestro Mayo78) un diluvio tendría lugar y exterminaría todo en la faz de la tierra. Le encomienda escribir una historia del principio, desarrollo y final de lo acontecido y enterrarla en la ciudad del Sol, en Sippar, así como construir un arca en la que debía meter lo necesario para mantener la vida en la tierra (sustancialmente semillas, aquellas que el dios Oannes enseñó a cultivar en el principio de los tiempos), ejemplares de diferentes animales y, durante el cataclismo, conducirla hacia los dioses, según le dijo el mismo Crono al prototípico Noé cuando preguntó hacia dónde debían dirigirse. Ziusudra envía un pájaro para comprobar que el Diluvio hubiera cesado, y una vez lo hace, el rey de Shurupak es ascendido al cielo junto a su mujer, su hija y el conductor de la nave y desaparecen, no volviendo a verlos nunca nadie más. Tras ello, la voz del dios habló a los supervivientes, contándoles lo ocurrido y mandándoles hacer sacrificios, adorarles y desenterrar lo escrito por Ziusudra en Sippar. Las palabras de Beroso no son las primeras en narrar esta historia: el relato del diluvio aparece contenido en las Tablillas de Nippur, junto a la lista de reyes antediluvianos así como en los poemas épicos de Gilgamesh, donde el protagonista es Utnapishtim79 y Atrahasis80. En la Lista Real Sumeria se nos habla de Ubar-Tutu: Ubar-tutu (Ardates según Alejandro Polyhistor u Otiartes según Beroso81) fue el padre de Ziusudra, nombre helenizado de Xisouthros, quien, como ya hemos mencionado, sería el último de los reyes sumerios antes del Gran Diluvio. La identificación de Ziusudra con el Utnapishtim del Poema de Gilgamesh se facilita con la mención de Ubar-tutu como padre del héroe del diluvio en el mismo poema82. Respecto a la divinidad o divinidades implicadas, el Crono de Beroso es identificado tanto con Enlil como con Ea, según la versión del relato. En el poema de Gilgamesh, Ea advierte a Utnapishtim sobre el diluvio y le ordena construir una barca para salvarse de él. Gilgamesh, en su búsqueda de la inmortalidad (tema central del 77

Preston Cory 1832, 27. Cronicón V, 8. Migne 1857, 114. 79 Hallado en la biblioteca del rey Asurbanipal, en las conocidas tablillas de Nínive, s. VII a.C., conservadas hoy en el British Museum. 80 González Díaz 2014, 80. 81 Preston Cory 1832, 26. Cronicón V, 8. 82 González Díaz 2014, 82. 78

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poema) conoce a Utnapishtim, un antecesor suyo el cual alcanzó la vida eterna gracias al dios Enlil tras el Gran Cataclismo en favor de sus servicios y obediencia al dios 83. En el poema del rey Atrahasis (“el muy sabio” en acadio y denominado en algún momento Utnapishtim en la Epopeya de Gilgamesh84) Enlil aparece como dios castigador junto a los demás dioses, a excepción de Enki (Ea), como sucede en el Poema Babilonio del Diluvio, contenido en la famosa tablilla de Nippur, probablemente la principal fuente de la que Beroso bebe, ya que su protagonista, Xiusutros, no es otro que un Ziusudra aún no helenizado por el sacerdote del Esagila85. Por ello, parece quedar claro que mientras que es la mayoría de los dioses, constituidos como asamblea y liderados por Enlil86 la que desea enviar y finalmente envía el Diluvio contra los hombres, es Ea en todas las versiones quien avisa a un elegido para evitar la total extinción de la humanidad: el Crono de Beroso, padre de Zeus como Enki de Marduk87. Y es el relato de Beroso el único que hace mención al canal por el que es transmitido el mensaje: el sueño, omitiendo ese aspecto el resto de ellos (Ea advierte a Utnapishtim a través de las paredes de su choza). En cambio, si uno de estos dos dioses acabó siendo asimilado por el Yahvé de Génesis, este fue, sin duda, Enlil, o, en todo caso, su padre Anu, dioses autoritarios, gobernantes del Cielo y poco accesibles a los humanos, pero nunca Ea, quien es fácilmente identificable con Prometeo o Lucifer, como veremos con posterioridad. Respecto a la motivación de enviar tal calamidad, en todos los relatos conocidos es la misma: la destrucción de la humanidad. La advertencia de Crono a Ziusudra en la obra de Beroso no explicita su causa, pero sí su resultado: la extinción de todas las cosas sobre la faz de la tierra. Sin embargo, en el Poema de Atrahasis leemos que la humanidad se había multiplicado de tal manera que el ruido que producía imposibilitaba el descanso de los dioses, especialmente de Enlil88. En cuanto a la tablilla de Nippur, no está del todo determinada la causa, pero que se trata de un castigo que busca destruir a los habitantes de Sumer es

83

González Díaz 2014, 80. González Díaz 2014, 81. 85 González Díaz 2014, 82. 86 O lamentándose por el desastre como en el poema de Gilgamesh, de tal manera que decidieron abandonar temporalmente la tierra y los cielos. 87 Sánchez de Toledo 2016, 229. 88 González Díaz 2014, 81. 84

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evidente89. Hablamos de Diluvio Universal puesto que la noción de universalidad de un pueblo está sometida a su conocimiento ecuménico, por lo que a ellos les parecerán unas dimensiones universales si ven asolada su región entera, sin necesidad de constatar lo ocurrido en el resto del planeta. No obstante, existe una ingente cantidad de relatos sobre un Diluvio Universal a lo largo de este y del tiempo: El diluvio y el arca los mencionan todos los que escribieron las historias bárbaras, entre ellos Beroso el Caldeo90. Encontramos un elemento apaciguador de la relación entre la humanidad y los dioses, dañada tras tal punto de inflexión: el sacrificio, entendido como pacto y contrato entre ambas partes. Aparece en todos los relatos expuestos hasta ahora: los Poemas de Atrahasis y Gilgamesh, la Babyloniaka de Beroso y el Génesis91, pues primeramente los dioses son complacidos con los sacrificios y, además, necesitan de ellos tanto como los hombres de los alimentos proporcionados a través del correcto cumplimiento del pacto. Lo cierto es que las pruebas arqueológicas de comienzo del siglo XX como las de Wooley descubrieron bruscas interrupciones geológicas entre diferentes estratos aluviales en la baja Mesopotamia, concretamente en las zonas de las ciudades de Ur, Kish, Larak y Shurupak, donde ha sido comprobado que una gran inundación tuvo lugar en algún momento de la historia92. De cualquier manera, observamos que el agua ocupa un papel preminente en la cultura sumeria, bien como generadora de vida (Tiamat y Apsu, de donde nacen monstruos, dioses como Marduk o los Sabios de Ea), bien como vehículo de la destrucción llevada a los hombres: el Gran Diluvio.

Comparación de los temas de Babyloniaka con los de otras culturas. Como ya adelantamos en la introducción del texto, los relatos berosianos encuentran numerosos relatos paralelos en diferentes culturas a lo largo del mundo. 89 González Díaz 2014, 82. 90 Josefo 2013, I 3, 6. 91 González Díaz 2014, 81. La versión de Génesis utilizada en este trabajo es la de Reina-Valera 1960. 92 González Díaz 2014, 82.

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Evidentemente, no podemos hoy abarcar todas aquellas que muestren similitudes con los temas tratados por el sacerdote. Por ello nos limitaremos a algunas, en base a su importancia como civilización y la intimidad de su vínculo con lo narrado por Beroso en Babyloniaka, atendiendo al parecido estructural y argumental, hasta el punto de parecer un mismo relato contado desde otro punto de vista cultural, pero con los mismos protagonistas y sucesos.

El Mito de la Creación El mito cosmogónico berosiano parte de un estado original caótico y acuoso, en el que, como manifestación de ello, animales, hombres y mujeres no se diferencian unos de otros, ni tampoco su sexo. Preside este Caos una mujer llamada Omoroca, encarnación del principio acuático salado. Finalmente, se narra la aparición de un dios (Bel) que corta por la mitad a Omoroca y de su cuerpo surgen los Cielos y la Tierra, muriendo las criaturas monstruosas ya mencionadas. Bel, acto seguido, divide su propia cabeza para crear a partir de su sangre el resto de cosas, así como una primera generación de hombres al mezclarse con la Tierra exenta ya del elemento caótico derrotado. La primera cultura en la que pondremos nuestros ojos en busca de una estructura similar será, naturalmente, la griega. Y es en el los albores de esta, entre sus primeros habitantes, donde encontramos el mito pelasgo93 de la Creación94: En mitad del Caos surge Eurínome, diosa de todas las cosas que, no pudiendo sostenerse en el vacío, separa de este los mares para continuar su danza creacional desnuda sobre ellos. Tras frotar el Viento del Norte, surge la serpiente Ofión. Eurínome intensifica su danza y Ofión se enrosca alrededor de la diosa hasta dejarla encinta, ella se convierte en paloma e incuba un huevo, el cual rodea siete veces la serpiente hasta que se parte y de él surgen todas las cosas: las estrellas y el Sol, la Luna, montañas, ríos y los seres vivos que los habitan. La diosa crea a continuación a los titanes y el primer 93

Según ciertas teorías, palestinos llegados a Grecia cerca del 3500 a. C. Graves 1985, 2. Graves 1981, 13. Graves se encuentra inspirado principalmente por la Biblioteca de Pseudo-Apolodoro, pero, como él mismo nos cuenta, respecto al mito pelasgo en concreto solo han sobrevivido algunos fragmentos de los cuales los más extensos son los de Apolonio de Rodas (Argonáutica 496-505) y Tzetzes (Sobre Licofrón, 1191); a lo que añade: está implícito en los Misterios Órficos y se puede restaurar, como se hace arriba, con el Fragmento Berosiano y las cosmogonías tenidas citadas por Philo Byblius y Damascio. 94

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hombre, Pelasgo, brota de la tierra de Acadia. Según la versión de Graves, Ofión, que pretende hacerse pasar por el creador del Universo, enfada a Eurínome, y esta lo golpea y expulsa del Olimpo (hay versiones que dicen que es de los dientes arrancados de Ofión de donde surgen los pelasgos95). Es este un relato arcaico, cuyo origen se antoja oscuro y lejano en el tiempo. Grimal propone una probable tradición órfica y añade los siguientes aspectos, no mencionados por Graves96: Eurínome, hija de Océano, es destronada por Crono y Rea, quienes a partir de entonces ostentarían el poder cósmico. De un modo u otro, observamos que el elemento acuático aparece como primordial en ambas versiones del mito, por lo que es interesante recordar que tanto para Homero (Ilíada xiv. 201) como para Virgilio (Geórgicas IV, 382) el Océano es patrem rerum97. No podemos pasar por alto la descripción de Eurínome que el mito pelásgico añade: apariencia de mujer y, de caderas abajo, cuerpo de pez98. La idea de la separación de un todo contenido previamente en una suerte de huevo cósmico aparece en diferentes culturas, como la hindú, la china o la egipcia, incluso dentro de la cultura griega, donde los órficos ocupan un papel ciertamente interesante, debido, entre otras cosas, a su creencia en unos relatos propios diferentes sustancialmente a los comúnmente conocidos por la mayor parte de la población helena antigua, que no son otros que los narrados por Hesíodo en su obra. Es aquí donde las palabras del apologista cristiano Atenágoras (Súplica por los cristianos XVI99) nos pueden ayudar a continuar hilando esta compleja red, pues, en torno al 177 d.C., manifestó su pensamiento de que los órficos griegos tuvieran idéntica creencia sobre la separación de los orígenes que los sumerios100. Quizás Atenágoras pueda estar haciendo referencia al huevo cósmico de plata generado por la Noche en el seno de la Oscuridad, tras ser cortejada por el Viento y del que se mencionan diferentes versiones: el huevo produce a Fanes-Eros, divinidad generadora, autofecundante y bisexuada, descrita con parte de diferentes animales (cuatro cabezas, de serpiente, toro, carnero y león), alada y considerada en ocasiones el Sol101. Las cáscaras del huevo servirían para formar los Cielos y la Tierra. Respecto a la antropogonía, los hombres son creados a 95

Graves 1985, 25. Grimal 1979, 386. 97 Fontenrose 1959, 226. 98 Grimal 1979, 185. 99 Atenágoras 1843, XVI. 100 Blázquez Martínez 2001, 1. Cabe mencionar el hecho de que autores como Platón y Heródoto remitiesen a un παλαιός λόγος el conocimiento de los órficos. 101 Graves 1985, 5. 96

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partir de la ceniza de los titanes, destruidos por Zeus tras desmembrar éstos a un Dioniso bebé, reencarnación de Fanes. Evidentemente, profundizar demasiado en el ámbito del orfismo conlleva un camino diferente al de este trabajo que podrá ser retomado en otra ocasión. Quedémonos pues con la presencia de un elemento vinculado a la tierra, como puede ser la ceniza, en el origen del hombre; la idea de la separación y generación del todo (a través de una divinidad demiúrgica creadora); un dios que se impone tras vencer el elemento caótico102, y el desplazamiento del elemento acuático a un plano secundario, pues junto a la Tierra y el Cielo no son entidades primordiales en la visión órfica de la Creación, y sí lo es la Noche, comprendida también como una tríada: Noche, Justicia y Orden103. Es sabido que el relato hesiódico (Teogonía 116-886) es el más extendido, tanto en la actualidad como durante toda la Antigüedad clásica, así como el relato que refleja cómo organizaba su vida y manera de ver el mundo la mayor parte de los griegos, y, especialmente, la civilización y el Estado helenos: partiendo, como siempre, del Caos, surge la Tierra y de ella el Cielo como dioses primigenios generadores. Son sucedidas varias generaciones y confrontaciones hasta que Zeus vence y se impone sobre el Caos, entendido el dios de los Cielos como el Orden, la Justicia y el poseedor del gobierno del Cosmos. Sucede de manera similar con el sumerio Marduk, pues, como se narra en el llamado Poema de Erra, Erra o Nergal, dios del Inframundo, sabe que no podrá ver realizado su deseo de destruir el mundo mientras Marduk protegiera la ciudad de Babilonia, cayendo el mundo entero en el Caos una ve el dios abandonó su sede104, con la diferencia de que el Orden impuesto por Zeus no es regresivo. Evidentemente, el elemento civilizado y civilizador del mito en la visión helena corresponde a su propia cultura, frente al elemento caótico, que no era sino todo aquello que se hallara fuera de los márgenes aceptados por la sociedad y la política (desde pueblos extranjeros, frente a los que Atenas en su momento de esplendor representa el poder de Zeus sobre el Caos, a esquemas contrarios a lo que ellos entendían por Orden, ejemplo: una sociedad gobernada por mujeres sería un elemento caótico, de incivilización, (y por ende, las 102

Zeus sobre los titanes, a pesar de formar parte del hombre por ser su “materia prima”, intuyéndose cierto proto-pecado original que lo iniciados buscaban eliminar mediante el ejercicio del βιός ὀρφικός y las metempsicosis, es decir, el estilo de vida órfico en cuanto a ritos y preceptos y las reencarnaciones. 103 Graves 1981, 14. 104 Blázquez Martínez 2001, 9.

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Amazonas, dado que son contrarias al elemento masculino y viven alejadas de las ciudades), pues actúan contra el “orden natural” impuesto por Zeus cuando ganó su guerra. En este caso y por tanto, hablar de Zeus es hablar de la Civilización, esto es, la existencia dentro de los esquemas sociales trazados por el Estado. En cuanto al origen del hombre, los relatos más conocidos (sin contar el bíblico) son su modelación a manos de Prometeo, hechos de agua y tierra: Προμηθεὺς δὲ ἐξ ὕδατος καὶ γῆς ἀνθρώπους πλάσας…, como leemos en la Biblioteca de PseudoApolodoro (Biblioteca I, 7), o el mito del Diluvio de Deucalión, hijo del titán que junto a Pirra, arrojaban piedra hacia atrás por encima de su cabeza, brotando hombres y mujeres, según las tirase él o ella. Quizás el hecho de que el mar sea desplazado a un nivel de diferente importancia en estos relatos sea debido a una tradición diferente, o una reestructuración del esquema por intereses sociales o políticos. Sea como sea, los valores culturales de cada pueblo condicionan y configuran su religión, y viceversa. Así, observamos que la mayoría de las culturas comprenden un estado original caótico, y en muchas ocasiones, vinculado íntimamente al agua y los “monstruos”, al igual que la tierra al origen del hombre. Creo que podemos decir que la versión del relato cosmogónico y antropogónico contenida en el Génesis, o sea, el credo judeo-cristiano, es la más conocida mundialmente, debido a su éxito y alcance. En Génesis se hacen numerosas menciones a monstruos acuáticos que vivían en los albores de la Creación (Salmos 148, 5-7), lejanos en la memoria y el tiempo, como Leviatán o Behemoth. Yahvé separa la luz de las tinieblas durante la Creación (Génesis I, 5). Pero lo llamativo se encuentra en lo relativo a la creación del hombre, ya que parece quedar de relieve la verdadera naturaleza del texto: una compilación de escritos de diferentes tradiciones, ordenados con posterioridad por unos editores por supuesto no exentos de intereses de diversa índole. Esto sucede porque en el primer capítulo de Génesis leemos que Dios dice: Hagamos al hombre a nuestra semejanza, conforme a nuestra imagen… Y creó Dios al hombre… Varón y hembra los creó105. Apreciamos en esta versión la creación simultánea de ambos sexos por parte del dios, además de la presencia de, al menos, más de un dios aparte del mencionado, pues en todo momento se habla en plural, para lo que el término correspondiente empleado 105

González Díaz 2014, 19.

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en hebreo antiguo es elohim, traducido por la mayoría de los estudiosos como un plural: “ellos”, “dioses”… Este politeísmo presente en el judaísmo arcaico ha sido concienzudamente ocultado en las escrituras y credos de las religiones que le siguieron, en pos de la concepción monoteísta que conocemos. En cambio, en Génesis II, 7 leemos lo siguiente: Jehová creó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente, una versión que inevitablemente nos recuerda al Prometeo escultor que modela al hombre mientras Atenea le insufla el hálito vital, explicitándose más el carácter modelador del dios del Génesis, que además aúna en sí las funciones que realizan distintos dioses en otras culturas politeístas. De nuevo vemos elementos recurrentes en este tipo de mitos: la tierra vinculada a la creación del hombre mediante acción divina, y el viento, bien como entidad o divinidad fecundante, bien como dadora de vida o “espíritu” o de “alma” en culturas como la cristiana. Se aprecia en esta segunda versión de Génesis el eco de antiguas tradiciones sumerias, junto a otros relatos como el del Gran Diluvio y la Lista de Reyes antediluvianos, que también encontramos en los relatos del Antiguo Testamento. Como se comentó anteriormente, hay quienes identifican al sumerio Adapa con el primer hombre creado por Dios, Adán, para después de él crear a la primera mujer, Eva (evitaremos hablar de Lilith106). Pero regresemos al relato de Beroso. La entidad llamada Omoroca es identificada con la Tiamat babilonia, sierpe marina que, en palabras de Graves107, no es otra que la Thalath griega, el Mar, vinculada al Caos y a un estadio primigenio de la creación pre-civilizado108. Las culturas que hemos mencionado hasta ahora, a priori más fácilmente relacionables entre sí, no son las únicas que comparten similitudes con las palabras de Oannes, transmitidas por el sacerdote. En el hinduismo hallamos la victoria del dios Indra sobre el demonio de la sequía y las aguas estancadas Vritrá, propiciando la renovación del ciclo natural109, enfrentamiento que de manera similar encontramos también en la cultura azteca, con el monstruo pez reptiloide Cipactli. Cipactli caminaba sobre el mar y personificaba la Tierra (diferenciación con Omoroca, pero aun así vinculado a lo acuático). Fue desmembrado por dos dioses y con sus partes fueron 106

De origen mesopotámico y perteneciente al folclore judío, se dice que es la primera mujer de Adán, antes que Eva, pero le abandonó marchándose del Edén e instalándose junto al Mar Rojo, hogar de monstruos según la tradición judía. 107 Graves 1981, 6. 108 Smith 1876, 14. 109 Dallapiccola 2000, 21.

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creadas las cosas del mundo110. Esta confrontación evoca la de Tifón con Zeus en Grecia o, en la cultura china, la que el dios Yu gana frente al monstruo Gonggong, una vez controlado por el dios el diluvio y su consiguiente sequía, generadores ambos de Caos por su interrupción del ciclo111. Es interesante, entonces, dar cuenta de que a pesar de que en la mayoría de los relatos se establezca una oposición prácticamente binaria entre el Orden y el Caos en cuanto a la interrupción del ciclo natural que conlleva el segundo, las victorias de Zeus y de Marduk son irreversibles y permanentes. Puede deberse esta aparente contradicción interna a un punto evolutivo cultural más “avanzado” por un mayor enfoque político de la religión. También comparten similitudes los estados iniciales de los respectivos mitos cosmogónicos: en el mito hindú, los Creadores se encuentran en el abismo del Caos acuso primordial, antes de crear el Cosmos con su Palabra112, y, como ya mencionamos, existe la presencia de un huevo cósmico, tanto en la cultura hindú como en la china y la egipcia. En el hinduismo, Brahma es el dios creador y, o rompe la cáscara del huevo o surge de él, según la versión113. Para la cultura china, cambiando de región, al principio de todo solo existe un caos indiferenciado y el universo se encontraba encerrado en un enorme huevo. En la oscuridad de su interior nace el primer hombre, P´an-ku, que durante miles de años crece hasta convertirse en un gigante. Tras despertar de su letargo, observa haber vivido hasta entonces en un mundo caótico, por lo que toma su hacha y separa el Cielo (Yin) de la Tierra (Yang), empujando para mantener separados al uno del otro milenios y milenios (18.000 años). Finalmente, P´an-ku se sume en un sueño de vejez y cansancio, y muere, para surgir de su cuerpo las cosas: el sol, la luna, los truenos, incluso, de las criaturas (según Samuel Wolpin a través de Will Durant, insectos) que habitaban su cuerpo y se encontraban adheridas a él, el humano114. Otra versión sitúa como creadora de los hombres a partir de la tierra amarilla y el lodo a la diosa civilizadora y generadora Nüwa, personificación de la Luna, el Yin y la energía negativa receptiva, esposa del Sol, o de su hermano Fuxi, ambos representados con la mitad inferior de serpiente y emparejados con el entrelazamiento de sus colas. Este símbolo dualístico en forma de 110

Arellano Hernández 1995, 17. López Saco 2006, 683. 112 Arellano Hernández 1995, 20. 113 Dallapiccola 2000, 25. 114 Wolpin 2003, 9. 111

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hélice doble aparece, como acertadamente menciona Julio López Saco115, con recurrencia en la cultura de Sumer, India o Grecia. La divinidad demiúrgica es una constante en muchas culturas, entre ellas gran parte de las ya mencionadas, además de la presencia de un ser serpentiforme o pisciforme, que en ocasiones, se encuentra íntimamente vinculado a esa entidad ordenadora o creadora. Es el caso de las culturas egipcia y hebrea, en las que el mismo Ofión, llamado también Bóreas, es considerado un demiurgo116. Hablemos, por tanto, sobre la figura del demiurgo antes de continuar. Parece ser Platón quien mencionó por vez primera al δημιουργός, llamándolo también Νοῦς (conciencia) y situándolo como supremo creador en su obra Timeo (Timeo, 28 ss.) en torno al 360 a.C.117 El término es traducido comúnmente como artesano, y tal carácter modelador y ordenador (propio del oficio artesano y que se desprende de la descripción del filósofo), del Universo y lo contenido en él, configura la imagen prototípica de esta entidad. No obstante, posteriormente será establecida por el gnosticismo118 una dicotomía esencial entre el dios superior incognoscible y el “creador” demiúrgico material, extensión del demiurgo de Platón119. Este sistema filosófico-religioso contempla la actuación de demiurgos menores que ayudan al demiurgo principal en su obra120 (Demiurgo para los valentinianos, Ialdabaoth para los ofitas121), aunque no es raro observar una alternancia entre una denominación y otra dentro del gnosticimo en general). Nos recuerda esto al dios que, tras la orden del Bel de Beroso, corta su propia cabeza y termina de dar lugar al resto de las cosas (añadiendo un aspecto relativo al sacrificio, que, por su parte, encontramos en la antropogonía órfica y las muertes de Dioniso y los titanes), o la diosa china Nüwa, divinidad generadora a través de mecanismos externos que paulatinamente fue

115

López Saco 2007, 3. Graves 1981, 2. Recordemos que según ciertos estudiosos los pelasgos son antiguos palestinos que emigraron, posible punto de unión entre el judaísmo arcaico, el mito creacional pelásgico e incluso los egipcios, civilización de preminente importancia para la historia. 117 Smith, Wace 1877, 804. 118 Montserrat Torrents 1983, 37. Doctrina religiosa desarrollada en los primeros siglos del cristianismo, considerada por este autor como una lectura propia del platonismo. 119 Montserrat Torrents 1983, 40. Platón habla de “Τὸ Ἕν”, “el Uno” o “Mónada”, dios superior creador del que emana el Demiurgo (Wear 2013, 15). 120 Montserrat Torrents 1983, 40. 121 Smith, Wace 1877, 805. Los valentinianos y su sistema, implantado por Valentín en el siglo II, constituyen la rama principal del gnosticismo. 116

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perdiendo importancia frente a su opuesto y complementario (en términos creacionales) P´an-ku122. Volvamos, pues, ahora al punto de que la serpiente Ofión (o Bóreas) fuera considerado un demiurgo por egipcios y hebreos. Ireneo123 da cuenta, apoyándose en Génesis III, 1 de un grupo diferenciado del gnosticismo común (esto es, el sistema valentiniano) conocido como los ofitas de Orígenes que otorgó un valor doctrinal a la serpiente del Edén y la identificó con la Sabiduría (Sophia)124. Pero la arrogancia de Ofión (la cual le llevo a intentar atribuirse la autoría del Universo frente a Eurínome) la encontramos reflejada en el elemento principal del sistema gnóstico: el Demiurgo, o Ialdabaoth (el otorgar a la serpiente la identidad de Sophia vincula a esta con el propio demiurgo, ocupando ambos roles que desafían al Dios Superior). En el Evangelio Apócrifo de Juan (c. 120-180 d.C.) se nos cuentan las palabras de la divinidad, quien declara soberbiamente haber hecho el mundo por sí mismo y la supuesta ausencia de otros dioses junto a él125. Este aspecto corrompible del Demiurgo halla relación con la vinculación del dios con el plano material, al que, según la creencia gnóstica, el mundo material no está creado por el Dios Supremo, sino por un agente hostil inferior, considerando inherente a la materia una esencia maligna126. El parecido funcional y físico del demiurgo gnóstico y el Fanes órfico ya lo observó Gilles Quispel, que transmitió lo siguiente en una de sus obras: Parecería entonces que la visión órfica del demiurgo fue integrada en el gnosticismo judío incluso antes de la escritura del mito contenido en el Apócrifo original de Juan. Fanes es representado con la máscara de una cabeza de león sobre su pecho, mientras a sus costados brotan las cabezas de un carnero y un macho cabrío: su cuerpo está enroscado por una serpiente. Este tipo fue aceptado por los misterios de Mitra para indicar a Eón, el año nuevo, y Mitra, cuyo valor numérico es 365. A veces también es identificado con Iao Adonai, el creador de los hebreos. Su actitud jerárquica indica un origen egipcio. Lo mismo ocurre con el personaje monstruoso con la cabeza

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López Saco 2007, 2. Obispo de Lyon, conocido como San Ireneo y ferviente adversario del gnosticismo durante el siglo II. 124 Montserrat Torrents 1983, 45-46. 125 Smith, Wace 1877, 804. 126 Smith, Wace 1877, 804. 123

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de un león, que simboliza el Tiempo, Cronos, en el mitraismo; es probable el origen alejandrino de este tipo127. El papel y la importancia de Egipto en el desarrollo de las civilizaciones siempre ha sido preminente. Con la dificultad que entraña conocer la verdad a través del pasado y sus reminiscencias en el presente, podría creerse que esta cultura se encuentra en el origen de la filosofía y la teología de muchas otras, como fuente de la que nutrir sus raíces, de manera similar a como ocurre con Mesopotamia. Encontramos así, según la teología menfita128, la sola existencia de Nun en el principio de los tiempos, un Caos indiferenciado del Océano Primordial, y la autogeneración de Atón (o Amón), encarnación de la luz creadora demiúrgica que, como el demiurgo gnóstico, se transubstancia en tres aspectos diferentes129. Encontramos además la presencia de un huevo cósmico del que surge el Sol130, y una lucha eterna entre las fuerzas del Caos, representadas por la serpiente Apofis, y el dios Ra, con el fin de desviar la barca solar del dios y regresar al estado caótico original131. Un relato que narra un enfrentamiento de fuerzas similares es el de Osiris y Seth (Osiris representa la tierra fértil húmeda, Seth el árido y estéril desierto). Hasta este punto, las similitudes y diferencias de las culturas y civilizaciones mencionadas pueden deberse a un posible contacto en un momento u otro de su historia, por razones de ausencia de obstáculos espaciales que impidan dicho contacto, así como una raíz originaria común. Pero, ¿y si esta raíz común no se hubiera visto limitada a las tierras correspondientes a Europa, África y Asia, y un obstáculo, como lo es en principio una gran extensión de agua (teniendo en cuenta los medios “conocidos” de la Antigüedad, insalvable) no supusiera una traba en la empresa de determinar hasta dónde alcanzan realmente dichas raíces? Podríamos quizás saber si algún día existió una cultura (o imaginario, lo cual daría más que pensar, en mi opinión) global, en qué punto desapareció o se fragmentó, cómo y por qué lo hizo, etc. Por ello, fijaremos nuestra mirada de nuevo en Sudamérica. En concreto, en la cultura andina de los incas, donde el dios Wiraqocha surge del lago Titicaca y crea el 127

Quispel 2008, 64. Menfis fue la capital del Antiguo Egipto, fundada por el primer faraón humano Menes en torno al 3000 a. C. 129 Smith, Wace 1877, 804. 130 Hart 2003, 22. 131 Hart 2003, 35. 128

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Cielo, la Tierra y una primera generación de hombres que vivía en la oscuridad 132. El recurrente paso del Caos al Orden aquí suele basarse en el propio acto de creación divina, de por sí ordenadora y contraria al estado caótico 133, que a veces se ve entorpecida por diversas catástrofes a través del agua (diluvios) fuego y tierra 134. Y, al igual que comentamos que el estado ateniense se vio a sí mismo como reflejo del Orden implantado por Zeus, el Cuzco, convertido en un estado solar (culto a Wiraqocha), encontró una analogía religiosa en su conquista y expansión de territorios, colocando un templo al dios Sol en cada región vencida135. Tenemos entonces que el relato creacional de Beroso encuentra un gran parecido estructural a los de otras culturas, separadas en tiempo y espacio entre sí. Estos elementos, a grandes rasgos, son un punto de partida caótico e indiferenciado, la mayoría de las veces acuoso y representado por un monstruo serpentiforme que derrota una divinidad creadora u ordenadora. Esta divinidad creadora supondrá el paso del Caos al Orden, reflejado en cada cultura según sus costumbres y entorno.

Oannes y los Annedoti Estos seres presentan una profunda amplitud en su estudio comparativo. Su carácter civilizatorio y plural los enlaza de manera directa con la agrupación conocida como los “Sabios de la Antigüedad”, presentes con igual o similar denominación en culturas como la sumeria, la griega, la hindú, o incluso el sistema gnóstico, normalmente enviados por un dios superior con el fin de ayudar al humano en su progreso como especie. Recordemos que, por otro lado, las figuras escamosas son recurrentes (Eurínome, mitad pez, mitad mujer; Nuwa y Fuxi, mitad serpientes; Ofión, Tiamat, Oannes y los Annedoti, etc), bien con carácter benévolo, bien lo contrario. De este modo, comentaremos la presencia de seres pisciformes (o reptiloides) civilizadores en las culturas que hemos venido tratando hasta ahora, y observaremos cómo la figura de Oannes y su séquito puede desdoblarse en dos aspectos: una agrupación de sabios civilizadores (en ocasiones, humanizados) o una especie de seres físicamente

132

Franklin Pease 2014, 15. Franklin Pease 2014, 53. 134 Franklin Pease 2014, 18. 135 Franklin Pease 2014, 53. 133

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pisciformes, surgiendo del agua en la mayoría de las ocasiones y civilizando a la sociedad. Por tanto, hablaremos primeramente de estos seres como conjunto de sabios. Según Platón (Protágoras 334), los Siete Sabios de Grecia son Tales de Mileto, Pítaco de Mitilene, Bías de Priene, Solón de Atenas, Cleóbulo de Lindos, Misón de Quenes y Quilón de Lacedemonia136, cuyo conocimiento estaba principalmente relacionado con la filosofía y la legislación. Sin embargo, conocemos también el papel civilizador de numerosos héroes (y algunos dioses), como Prometeo, Heracles o Perseo, que deben ayudar en el progreso de la civilización mediante la entrega de conocimientos (Prometeo) o la destrucción de “monstruos” que representen la interrupción del ciclo natural. En dicha oposición, y como Prudescstein dice en su entrevista137, los monstruos quedaría relegados a ser los seres pisciformes (a pesar de su naturaleza filántropa y de poseer un fuerte carácter ctónico), escondidos en lugares sagrados esperando a ser eliminados por los héroes. Otra cultura en la que hallamos elementos similares es la védica (fase previa al hinduismo). Según el Matsya Purana (texto religioso datado en torno al siglo III d.C.) Vishnú realiza su primera reencarnación bajo el avatar del Matsya, el pez, manteniendo su cabeza humana, para rescatar al primer humano Manu, a su familia y a los Vedas138 del Gran Diluvio, instándole a construir un arca. También encontramos en la obra referencias a los Siete Sabios, llamados Saptarshi o Rishis, considerados por los Vedas patriarcas de la religión, y en base al gran poema épico Mahabarata, habitantes de la Osa Mayor139. Por su parte, en los sistemas gnósticos ofitas y setianos la creación del mundo se adjudica a una compañía de siete arcontes, entre los que destaca su jefe, conocido como Ialdabaoth140. Estos son algunos ejemplos. Respecto al lugar de procedencia de dichos sabios o seres, pueden ser distinguidos dos diferentes: el cielo, como es el caso de los Rishis o los Nommo, de los que hablaremos más adelante, y el agua. Oannes (creado por Ea junto a los Annedoti en

136

Tejero Robledo 2003, 224. Prudencstein 2017. 138 Los cuatro textos más antiguos de la literatura india, base de la religión védica, previa a la hindú. 139 Avalon 2009, 1. 140 Smith, Wace 1877, 804. 137

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el Apsu, principio acuático positivo diferenciado de Tiamat) surge del Mar Rojo, aunque también existió quien, curiosamente, creía que el hombre-pez de Beroso nació de un huevo primigenio141, en base a una teórica relación etimológica (Ὠαννἡς; Oes = huevo), que vincula además a Oannes con Ea, como ya vimos anteriormente. Este origen evoca al del Fanes órfico, nacido del huevo cósmico. No obstante, la transmitida por Beroso será la más extendida. En la mitología andina existe el relato de Manco Cápac y Mama Ocllo, hijos del dios Sol (Wiraqocha), quienes surgieron del lago Titicaca, al igual que su progenitor, y enseñaron al pueblo inca sus conocimientos sobre cultivos, ganadería y domesticación, así como demás labores propias de una cultura civilizada142. Lejos en el espacio de la Babilonia de Beroso, como la cultura inca, se encuentra la tribu de los dogones, una tribu del África Occidental. Los dogones describen a Nommo como un ser híbrido, mitad hombre, mitad pez, que bajó del cielo (concretamente desde la estrella Sirio, al igual que los sabios védicos lo hicieron de la Osa Mayor) acompañado de otros seres como él143. Los consideraron “amos del agua” y “proveedores de la lluvia”, asegurando que estos seres anfibios les legaron sus conocimientos sobre cultivos, arquitectura y astronomía144, motivo por el cual fueron tratados como “dioses” civilizadores145. Volvamos a Grecia, donde no es extraño encontrar entre sus dioses y monstruos descripciones similares a la de Oannes y los Nommo. Podemos hablar de Tritón, Nereo, Proteo, Forcis o los Telquines, normalmente representados mitad hombres, mitad pez. Estos últimos, hijos del Ponto y Talassa (o la Tierra146) criaron según la tradición en la isla de Rodas al mismo Poseidón, de manera similar al cuidado que ofrecieron de Zeus en Creta los Curetes. Los Telquines son seres tanto humanos como anfibios, que poseen la parte inferior de pez (o de serpiente147). No obstante, una de sus habilidades era la de adoptar la forma que quisieran en un momento determinado. También les fueron 141

Lenormant 2004, 142; Tarzariol 2016, 5. Garcilaso de la Vega 1639, 52,53. 143 Griaule 1948, 23. 144 Los dogones conocen la órbita de Sirio, así como la de Sirio B y sostienen la existencia de una tercera estrella menor, Sirio C. Esta última es aún una hipótesis para la astronomía, debido a ciertas irregularidades en las órbitas de Sirio y Sirio B que atribuyen a la posible existencia de una Sirio C, de la cual habla esta tribu africana (v. Temple 1998). 145 Griaule 1948, 52. 146 Grimal 1979, 499. 147 Grimal 1979, 499. 142

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adjudicados conocimientos sobre el cultivo de la tierra y el control de los fenómenos atmosféricos, como la lluvia, el granizo y la nieve148. La diosa Artemisa les avisó del diluvio (o, según la versión del mito, haciendo uso de su poder relacionado con la meteorología, lo presintieron ellos mismos149) y lograron huir a través del mar en distintas direcciones, llegando así a convertirse en los primeros habitantes de Creta. El dominio de la metalurgia, que también poseían, les otorgó el título de ser los primeros en esculpir las imágenes de los dioses, desprendiéndose un probable carácter religioso arcaico e instaurador. Este último rasgo metalúrgico de los Telquines, entre otros motivos, parece constituir una de las razones en su identificación con los Dáctilos Ideos (así como los cíclopes, ayudantes de Hefesto, forjadores y moldeadores del hierro y el bronce150), al igual que la afirmación de Estrabón de que los nueve Telquines rodios que acompañaron a Rea a Creta (o cuatro151), donde criaron a un recién nacido Zeus, fueron llamados Curetes152. No son pocas las identificaciones en la propia Antigüedad entre Dáctilos Ideos, Coribantes, Cabiros, Curetes y Telquines153. Diodoro Sículo154 y Estrabón155 hacen referencia a unas palabras de Éforo según las cuales Orfeo fue discípulo de los Dáctilos del Ida (Idaioi dactyloi) en Samotracia. Los Dáctilos Ideos estaban relacionados con la Diosa Madre del monte Ida, montaña de Frigia consagrada a la diosa (identificada con Cibeles o Rea), como una suerte de séquito de esta, acompañándola y rindiéndole culto. Lo llamativo, pues, es el hecho de que exista otro monte Ida en Creta. De ellos aprendió Orfeo las iniciaciones y misterios que más tarde difundió por Grecia, de ahí la sugerencia de que los misterios órficos hallen su origen en los misterios samotracios156.

148

Grimal 1979, 499; Smith 1893, 988. Según Ovidio (Metamorfosis VII, 350-380), Zeus no les perdonó que manipularan los fenómenos atmosféricos y volvieran estéril la isla de Rodas, por lo que acabó con ellos inundándola o convirtiéndolos en rocas, aunque Servio (Ad Aeneidam IV, 377) transmite que los destruyó Apolo convertido en lobo (tradición licia). 149 Grimal 1979, 499. 150 Leaf 1900, 18. 418. 151 Grimal 1979, 499. 152 Estrabón 1877, X 3. 153 Estrabón 1877, X 3. 154 Diodoro 2001, V 64 155 Estrabón 1877, X 3. 156 Diodoro 2001, V 64.

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Por tanto, Telquines, Curetes , Cíclopes, Coribantes, Dáctilos y Cabiros eran identificados como los mismos seres (si no similares) en la Antigüedad, presentando una marcada naturaleza ctónica así como un carácter báquico debido a su relación con los cultos mistéricos, ciertas divinidades (Rea, Cibeles, etc.) y sus propias características físicas y funcionales. A los Cabiros, llamados Grandes Dioses, dedicaron sus ofrendas y rezos los habitantes de Samotracia. Una referencia a ello es lo que cuenta Plutarco en sus Vidas Paralelas157 sobre Filipo de Macedonia, de quien dice ser un iniciado en el culto samotracio. Existe variación sobre su genealogía: normalmente, son hijos de Hefesto, aunque, según autores como Sanchoniaton158 o el teológo modernista Faber (…and consequently that the seven Cabiri, the sons of Sydyk, are the same as the seven Titans.159) hubo siete Cabiros160 más un octavo, Asclepio161 (o cuatro, al igual que ciertas versiones sobre los telquines, como cita el escoliasta de Apolonio de Rodas, dando el nombre de cuatro Cabiros pelásgicos de origen presumiblemente semítico vinculado a etimologías egipcias y hebras: Axieros, Axiokersos, Axiokersa y Casmilus162. Algunas de las características de estos dioses de origen oscuro fueron el dominio de la metalurgia, un evidente carácter ctónico y, desde final de época Clásica, el ser protectores de la navegación y los marineros (como los Dióscuros, con quienes en ocasiones se han identificado163). Según Heródoto (III, 37) y Estrabón (X, 21) los Cabiros eran adorados en Menfis, Egipto164 y Menéndez propone que su culto llegara a Grecia a través de los fenicios, tras haber surgido en Egipto, donde los dioses Cabiros serían los mismos que los Camephis, dioses protectores del reino165. Esto conecta nuevamente a Sumer con Egipto y Grecia, así como Fenicia o Frigia y refuerza tan compleja red. Prueba de ello, quizás anecdótica pero que muestra 157

Plutarco, Vida de Alejandro I, 2. Considerado uno de los máximos exponentes de la literatura fenicia, su obra se perdió y llegó a nuestros días a través de la Praeparatio Evangelica de Eusebio, quien resumió y citó las traducciones de Filón de Biblos (segunda mitad del siglo I) de este supuesto autor fenicio. 159 Stanley Faber 1803, 241. 160 Preston Cory 1832, 16. 161 Grimal 1979, 76. 162 Leaf 1900, 18. 354. 163 Grimal 1979, 76. 164 Grimal 1979, 76. 165 Menéndez Pelayo 1992, 353. 158

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el vínculo entre ambas culturas, es que los macedonios contaban con el mes Desio, mismo nombre para el mes en el que tiene lugar el diluvio narrado por Beroso y octavo mes del calendario macedónico, correspondiente a Mayo166. En base a la teoría de que los pelasgos (recordemos el aspecto pisciforme de su diosa creadora Eurínome) fueran palestinos llegados a Grecia en torno al 3500 a.C., podríamos establecer que así como Telquines y Cabiros no son otros que los Annedoti o apkallu sumerios, Oannes es el dios Dagón de los palestinos fenicios. Su aspecto es el de un hombre con la parte inferior de un pez, y la raíz de su nombre (Dag-) significa “pez” en la lengua hebrea167 (también puede ser traducida por “trigo”, por lo que el dios engloba ambos ámbitos, el de la fertilidad y el del agua, dos explicaciones etimológicas no incompatibles entre sí). Cuál de esos dos aspectos fue el primero en formar parte de su culto y acción constituye materia de debate entre estudiosos 168, pues conllevaría la aceptación de una cronología u otra en la llegada de este dios (o de su aspecto marítimo) a la tierras fenicias, pareciendo que era en un primer momento un dios agrario. Fontenrose afirma que el Odacón de Beroso, nombre otorgado a uno de los Annedoti, es este mismo dios Dagón palestino, según una aparentemente difícil de negar relación etimológica169. Los sacerdotes de este dios llevaban una especie de mitra sobre sus cabezas cuya forma evocaba la cabeza y la mandíbula de un pez170. ¿Es posible hallar vestigios de esta divinidad pisciforme, o elementos relacionados a dicho animal, en la religión más extendida de Occidente, el cristianismo? Existen referencias en la literatura cristiana (como las transmitidas en Samuel 5,2-7 o Jueces 16, 23) acerca de Dagón, dios de los filisteos enemigos del pueblo de Israel, y su importancia para dicho pueblo, el cual es descrito, efectivamente, mitad hombre, mitad pez171. Así lo narra John Milton en su Paraíso perdido: Dagón es su nombre, monstruo marino que tiene de hombre la mitad superior del cuerpo y de pescado la inferior; mas a pesar de ello ostentaba un alto templo en

166

Plutarco, Vida de Alejandro I, XVI. Yehoshua 2008, 2. 168 Yehoshua 2008, 3. 169 Fontenrose 1957, 277. 170 Yehoshua 2008, 3. 171 Yehoshua 2008, 2. 167

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Azot, y era temido en toda la costa de Palestina, en Gata, en Ascalón y Ascarón y hasta en los límites de la frontera de Gaza172. Pero, ¿y en la propia cultura cristiana, nutrida por tantas y tan diferentes culturas? Es bien sabido que Jesús se identifica con el pez. Hay diferentes teorías en cuanto al por qué de ello: la era solar en la que tiene lugar la llegada del Mesías cristiano (Piscis), seguida de la de Acuario, era actual o próxima173; un símbolo mediante el que aquellos cristianos, aún no a salvo de la persecución o el prejuicio, que pretendiesen evitar ser descubiertos pudieran comunicarse entre ellos, reconociéndose así a través del símbolo de su Jesucristo, o la más teoría más aceptada hoy, la de que el símbolo del pez, cuya forma griega es ἰχθύς, responda a un acrónimo del nombre de Jesús, como transmite San Agustín (Ciudad de Dios XVIII, cap. XXIII): Ἰησοῦς Χριστὸς Θεοῦ Υἱὸς Σωτήρ (Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador). De cualquier modo, es plausible pensar en un vestigio del dios Dagón y, por ende, del dios Oannes, problamente debido a la habitual asociación entre Dagón y El o Ba´al, dios principal del panteón cananita (de la manera en que se relacionan Anu y su hijo Enlil174). Como sabemos, estas divinidades plantaron el germen de un posterior monoteísmo, eliminando todos los panteones o reconvirtiéndolos según las necesidades de cada religión. Hablar de todas las relaciones mencionadas como meras casualidades o patrones culturales repetitivos me parece poco riguroso, pues son lo suficientemente sustanciales y profundas como para descartar tal teoría. Para quien así lo piense, me gustaría mostrar algunas imágenes: 1.

Dos apkallu junto al “Árbol de la Vida” (Asiria, c. 700 a.C.)

172

Milton 1999, 6. Es sabido que el cristianismo es, a fin de cuentas, una religión solar adaptada a unas circunstancias determinadas. 174 Præparatio Evangelica I, 10; Xella 2000, 1. 173

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2.

Enki y los Anedotti. Frontón de basalto del templo de Ishtar en Nínive, Museo de Pérgamo.

3.

Sacerdote del dios Oannes u Oannes. Bajo relieve en el templo de Ninurta en Kalhu, c. 883859 a.C.

40

4.

Apkallu junto al “Árbol de la Vida”, Museo nacional de Bagdad.

5.

Relieve asirio de apkallu, ciudad de Nimrod (c. 883-859 a.C.), Museo de Arte Metropolitano.

41

175

6.

Apkallu alado junto al “Árbol de la Vida”. Colección del Padre Crespi, Ecuador.

7.

Templo del Señor de la Casa del Amanecer o Quetzalcoatl (Wiraqocha) en Tollan, Perú

Tapia Rodríguez 1997, 81.

42

175

.

8.

Guerrero maya, Museo Tamayo de Oaxaca.

9.

Monumento olmeca, Estela 19, La Venta, Tabasco.

43

10. Tairona, Colombia, c. 900-1600 a.C.

11. Figura alada, Veracruz, México.

44

12. Templo de Shiva (1035 a.C.), Gangaikonda Cholapuram, India.

13. Pilar 43, Göbekli Tepe, Turquía. Datado en torno al 11.000 a.C., 6.000 años anterior a la civilización sumeria.

45

14. Detalle del Panel 2, Sala G, c. 865-860 a.C., palacio de Nimrod.

15. Sumba, Indonesia.

46

16. Coso Rock Art District, California.

Ciencias como la Arqueología o la Historia construyen sus teorías, en gran parte, en base a indicios, constituyendo varios de ellos una prueba presumiblemente sostenible. ¿Qué constituye, pues, esta serie de profundas conexiones intercontinentales en la búsqueda de una cultura global? En definitiva: a lo largo de numerosos lugares del mundo hallamos ciertos elementos comunes a los del relato berosiano de Oannes y los Annedoti. Dicho relato lo encontramos fragmentado en dos aspectos, a veces fluctuantes entre sí: por un lado una agrupación de sabios civilizadores y por otro, la existencia de seres pisciformes/reptiloides (recurrentes también en los relatos cosmogónicos, como ya vimos) que proceden bien del agua, bien del cielo. Así mismo, podían alterar su forma física, motivo por el cual disponemos de diversas apariencias en sus representaciones y descripciones. Respecto al misterioso objeto que portan los antiguos seres, es una incógnita. Sin embargo, gracias a la labor de Karl Brugger176, hemos podido saber de los Ugha Mongulala, una tribu indígena del Amazonas, cuyos relatos sobre sus dioses son, cuanto menos, curiosos. Brugger recogió las siguientes palabras sobre la actividad de uno de los dioses, llamados Maestros Antiguos, del líder de la tribu, Tatunca Nara: A menudo Lhasa estaba ausente con su disco volante. Visitaba a su hermano Samón.

176

Fue asesinado el 3 de Enero de 1984 en la playa de Ipanema por un arma de uso militar. El caso no fue investigado.

47

Volaba al poderoso imperio del Este. Y llevaba consigo una extraña vasija que podía atravesar el agua y las montañas177. No solo es llamativo que esta tribu del Amazonas conociese en torno al 3166 a.C. la existencia de un Este, sino que Lhasa, uno de sus dioses, poseyera una especie de vasija cuya función era permitirle atravesar océanos y montes. Quizás este artilugio le permitiera, por ejemplo, surgir del fondo de un mar o un lago en alguna remota parte del planeta, buscando nuevos pueblos a los que ayudar en su camino al progreso y la civilización.

Lista de los Reyes sumerios La principal y más extendida referencia a una gran longevidad en la literatura antigua es la de los patriarcas bíblicos, prácticamente análoga a la propuesta por Beroso (y la Lista Real Sumeria) para los Reyes que gobernaron Sumer. Como hemos venido señalando hasta ahora, el Antiguo Testamento se encuentra fuertemente vinculado a la cultura sumeria así como al relato de Beroso. Ejemplo de ello, entre otros, es que la ciudad de Uruk (o Eridú) sea la ciudad en que, en dicho texto, se emplace el conocido Jardín del Edén178. El sacerdote babilonio menciona una dinastía pre-diluviana de diez reyes, al igual que la de los patriarcas mencionados en Génesis, que, interrumpida por el diluvio (presente también en el relato bíblico), es seguida por otra dinastía postdiluviana, del mismo número de reinados. Existen otras sagas reales, formadas por el mismo número de reyes, en otras civilizaciones, como los diez hijos del dios nórdico Odín o los reyes persas179. Ambas listas previas al diluvio (Beroso y Génesis) presentan una cronología imposible para la naturaleza humana. Ello hizo que Eusebio homologara el relato berosiano al que encontramos en los escritos hebreos y cristianos180. Estos son, según Génesis (V, 1-32) los diez patriarcas que transcurrieron desde Adán, contemporáneo a la creación del mundo, hasta Noé, testigo del Gran Diluvio181: 177

Brugger 1976, 77. Smith 1876, 305. 179 González Díaz 2014, 269. 180 González Díaz 2014, 77. 181 Génesis V; González Díaz 2014, 34. 178

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Adán (930 años); Set (912 años); Enós (905 años); Cainán (910 años); Mahalaleel (895 años); Jared (962 años); Enoc (365 años); Matusalem (969 años); Lamec (777 años) y Noé (950 años). Noé (a la edad de 500 años) tuvo tres hijos: Cam, Sem y Jafet, quienes, tras el diluvio, tuvieron su propia descendencia. En Génesis XI se transmite la descendencia de Sem182: Sem (602 años); Arfasad (438 años); Cainán (430 años), quien no aparece en las versiones previas a la Septuaginta, o edición griega de los Setenta; Salé (433 años); Heber (464 años); Peleg (239 años); Reu (239 años); Serug (230 años); Nacor (148 años) y Taré, que engendró a Abram, Nacor y Harán. Abram (o Abraham) murió a la edad de 175 años. Podemos apreciar que la longevidad disminuye una vez tiene lugar el diluvio, pero aun así, se trata de períodos cronológicos demasiado extensos (los Setenta reestructuraron dichos períodos por motivos políticos que no conviene atender en este momento) para aceptarlos, en principio, como ciertos. Digo en principio con motivo del hecho, ya comentado, de que existan debates en torno a diferentes cómputos con ciclos lunares y solares de estas mismas cifras, incluso sugerencias de que los saros de Beroso no fueran la suma de 3.600 años, sino 3.600 días, como las de Aniano y Panodoro, según transmite Annio de Viterbo183. Todo ello con el fin evidente de racionalizar dichos períodos temporales. Pero la razón, mezclada entre las brumas de un lejano y oscuro pasado, se difumina y baila con el misterio de lo increíble para nuestro deleite. El mito griego de las Edades así lo evidencia184, pues los hombres, hijos de Crono, únicamente se alimentaban de los frutos de la tierra y la leche de ovejas y cabras, no llegando nunca a sentir la vejez ni el trabajo. Pero estos primeros hombres, cuya Edad fue llamada de Oro, desaparecieron y pasaron a existir como espíritus y genios presentes en la naturaleza. Lamentablemente, la raza humana experimentó una degradación tal que fue destruida en varias ocasiones (por catástrofes enviadas por los dioses, como el Diluvio, o por enfermedades como la peste) hasta llegar a su última y más decadente Edad, la Edad de Hierro, indignos descendientes de una Edad de Bronce en la que los

182

Génesis XI. Pellicer 1671, 60. 184 Graves 1981,15. 183

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llamados héroes lucharon en guerras como la de Tebas o la de Troya, merecedores de habitar a su muerte los Campos Elíseos185. El homólogo egipcio de Beroso, el sacerdote Manetón, elaboró sirviéndose de los documentos del templo de Heliópolis una lista de semidioses que rigieron Egipto. Dichos semidioses ejercieron unos muy longevos reinados, como los reyes de Sumer hicieran186. Por otra parte, el inca Manco Capac es mencionado por ciertos comentaristas españoles como Pedro Sarmiento de Galboa, adjudicándole una vida de 144 años y 100 de reinado187. En conclusión, fue atribuida a los reyes del pasado, así como a la humanidad en general en relatos como el de las Edades griego, una gran longevidad. No obstante, tiene lugar el Gran Diluvio enviado por los dioses y, tras él, la esperanza de vida de reyes y ciertos linajes se ve disminuida hasta unas cifras aun difícilmente explicables. Puede deberse a que tal longevidad fuera otorgada por los propios dioses, y reducida por ellos mismos como parte de su castigo divino. La obsesión del hombre antiguo por la inmortalidad es reflejada en el mito sumerio de Adapa. Adapa, gran sanador y exorcista, decide un día conducir el barco de su padre Ea, haciéndolo zozobrar y logrando enfurecer al Viento del Sur. El Viento del Sur rompe el barco y Adapa lo maldice. La maldición se cumple y las alas del Viento se quiebran, provocando un desajuste en la Naturaleza, por lo que Anu convoca al sabio pero imprudente Adapa con objeto de castigarlo. Previamente, Ea advirtió a su hijo de que no tomara ningún alimento o bebida que le diera el dios de dioses, Anu. Por ello, cuando ante la presencia del dios le fueron ofrecidos, Adapa se negó. Lo que él ignoraba es que gracias a la acción mediadora de Dumuzi y Ningizzida, dos divinidades de las que el humano se hubo canjeado el favor antes de llegar a Anu, se incluyeron entre lo ofrecido alimentos divinos, los cuales otorgarían a quien los tomase la vida eterna. Extrañado por esto, ordena volver a Adapa a la Tierra, privada así la humanidad de vivir para siempre (por fortuna)188.

185

Graves 1981, 15. Algunos autores clásicos que tratan el Mito de las Edades son Hesíodo (Los trabajos y los días 106-201) Virgilio (Égloga IV) y Ovidio (Metamorfosis I, 89-150). 186 Pellicer 1671, 29. 187 González Díaz 2014, 285. 188 Jiménez Zamudio 2004, 17-25.

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El Gran Diluvio A diferencia del resto de temas narrados en la obra de Beroso, más fantásticos o alegóricos, el relato sobre el Gran Diluvio puede estar reflejando un suceso real en la Historia, es decir, es “factible”. Así lo muestran las excavaciones realizadas a comienzos del siglo XX en la baja Mesopotamia por los arqueólogos L. Woolly y S. Langdon, quienes hallaron estratos aluviales (de entre 2,7 y 3,7 m. de espesor) que interrumpían los restos materiales en los emplazamientos correspondientes a las antiguas ciudades de Ur, Kish, Uruk, Shurupak, Larak y Nínive. Estos estratos fueron considerados la prueba irrefutable del diluvio bíblico, pero se acabó demostrando una diferencia cronológica. Aun así, fue asumido el hecho de que una catástrofe acuática invadiera Mesopotamia en torno al año 2900 a.C., para lo que se dio la explicación de un posible desbordamiento de los ríos Eúfrates y Tigris. Los geólogos William Ryan y Walter Pitman propusieron, ya en nuestros días, una inundación provocada por el Mar Negro diez mil años atrás: siendo hasta ese momento un lago de agua dulce, se congeló y desbordó, posteriormente en su deshielo, creando una serie de lluvias torrenciales e inundaciones que obligaron a numerosos pueblos a emigrar por toda Europa189. Y, dado que los relatos que traten sobre un desastre similar (o más de uno) a lo largo del mundo no son escasos, no podemos hablar de un mito limitado únicamente a Europa, ni a un imaginario común entre sus culturas.

Platón mencionó la idea de que fueron varios los diluvios acaecidos en la historia del hombre en algunos de sus Diálogos190, al igual que Annio de Viterbo, que sugiere la existencia de cinco diluvios (tres de tradición medieval, dos de tradición griega: Ogiges y Deucalión), siendo el berosiano el mismo que el de Noé, identificado a su vez con Ogiges191.

En Timeo (Timeo 22a) leemos cómo el sabio Solón escucha de los Sabios de Sais

192

la historia de que los griegos fueron destruidos en muchas ocasiones a través del

fuego y del agua, y así volvería a ocurrir más veces, pues ellos no se cuidaban de preservar la memoria de dichos sucesos, como sí hacían los egipcios, por lo que volvían 189

Ropero 2013, V. González Díaz 2014, 86. 191 González Díaz 2014, 99-100. 192 Ciudad del Bajo Egipto. 190

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a perecer del mismo modo. También le hablaron sobre otra civilización destruida tiempo atrás por uno de sus desastres, llamada Atlántida, lo que es transmitido por Platón en Critias (Critias 1190-1201), así como una guerra entre atlantes y atenienses, causada por una necesaria huida que los llevó a las arcaicas costas peloponesias.

Según el filósofo, este diluvio es el tercero de los cuatro que hubo, previo al de Deucalión193, ocurrido 9.000 años antes de la conversación mantenida entre los sabios egipcios y el griego194. No se conoce con certeza la verdadera situación geográfica de la civilización atlante, ni si realmente existió, pero el diluvio que, en base a las palabras de los de Sais, la destruyera pudo haber sido el mismo que el sugerido por el deshielo del Mar Negro, teniendo en cuenta su teórica proximidad cronológica.

Una propuesta en la identidad de esta cultura (entre tantas) es la que ofrece la cultura azteca, que sin llamarla Atlántida, habla de una civilización, de nombre Aztlán, situada en las tierras de Mu en mitad del gran lago que “los españoles llaman Atlántico”. Desgraciadamente, sucesivas e interminables lluvias y movimientos de la tierra sumergieron completamente Mu. Los dioses para salvaguardarla de la inundación la levantaron y llevaron a los cielos, siendo los últimos en huir de Aztlán los integrantes del pueblo mexica195.

El parecido entre los nombres de Aztlán y Atlántida es evidente, al igual que sus suertes. Así pues, tenemos una serie de catástrofes geológicas repartidas en el tiempo y el espacio recogidas por las diferentes culturas del mundo y respaldadas por la arqueología, catástrofes normalmente enviadas por los dioses (o un único dios), con la principal motivación de acabar con la humanidad. En primer lugar nos encontramos ante la cuestión identitaria de los protagonistas del relato: partiendo de las palabras de Beroso transmitidas por Eusebio, es el dios Crono quien, a través de un sueño, advierte del inminente peligro a Ziusudra, y en Génesis Yahvé lo hace a Noé, con la diferencia de que no s través de un sueño, sino hablándole. Estos dioses encuentran su reflejo en divinidades sumerias autoritarias como Enlil o su padre Anu. 193

González Díaz 2014, 88. González Díaz 2014, 321. 195 Tapia Rodríguez 1997, 170. 194

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Sin embargo, en el poema mesopotámico de Gilgamesh, Utnapishtim (el Atrahasis acadio) es avisado por Ea (o Enki), narración que sitúa al hermano del dios Enlil en un rol de dios severo y castigador, pues es quien decide enviarlo, de manera más acorde a su personalidad. Un desdoblamiento similar ocurre en uno de los dos relatos griegos más conocidos acerca del diluvio, transmitido, entre otros autores, por Apolodoro196: En él, Zeus quiere destruir a los hombres de la Edad de Bronce por su conducta incívica y dada al vicio, con la intención de salvar únicamente a dos personas justas: Deucalión y su esposa Pirra. Por ello, Prometeo les avisa, ordenando construir un arca a su hijo Deucalión (de madre Clímene o Celeno197) ante el castigo que Zeus se dispone a enviar a la humanidad (advirtamos que ya en Génesis Dios es tanto quien castiga con la catástrofe como quien avisa de ella). Recordemos el sobrenombre o epíteto Nudimmud que Ea recibía, traducido como “hacedor” o “escultor”, facilitando una clara identificación entre el dios sumerio y el titán artesano Prometeo en su faceta de modelador de la raza humana y benefactor de la misma. Es habitual encontrar en la literatura griega referencias cronológicas cuyo punto de referencia sea el diluvio de Deucalión. Un ejemplo de ello que enlaza con lo visto hasta ahora lo encarna la figura de Clímeno, descendiente del Heracles del Ida, de quien se dice llegar cincuenta años después de dicho diluvio a Olimpia, donde instauraría el culto a su ilustre antepasado y a los Curetes198. Llaman la atención las palabras de Eusebio sobre Polyhistor acerca de Prometeo, diciendo que este y los titanes existieron no mucho tiempo después del diluvio: Mox post diluvium Titanum atque Prometheum existisse199. El otro relato griego sobre un gran cataclismo, de origen más oscuro, es el de Ogiges. Héroe beocio identificado por la tradición con el Noé bíblico200 que, encontrándose al mando de su región unos doscientos años antes de la existencia de Deucalión, fue testigo de un diluvio que anegó y destruyó todo su reino201. De acuerdo a

196

González Díaz 2014, 85. Grimal 1979, 135. 198 Grimal 1979, 110. 199 Migne 1857, 116. 200 Pellicer 1671, 65. 201 Grimal 1979, 386. 197

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Julio Africano, quien se basa en la Praeparatio Evangelica de Eusebio, el diluvio de Ogiges es el mismo que tuvo lugar en tiempos de Foroneo y Moisés202. Pero, en parte por su origen arcaico y oscuro, en parte por no tener tan buen transmisor como el relato de Deucalión, la catástrofe de Ogiges no ha llegado a nuestros días con tanta fuerza. No es el caso del hijo de Prometeo, pues su historia fue tomada por el latino Ovidio y narrada en su Metamorfosis (Metamorfosis I, 253-312) logrando una gran difusión durante la Edad Media203, eso sí, con ciertas modificaciones. Cuenta el poeta que Júpiter hubo descendido del Olimpo a la Tierra y, recorriéndola, no halló más que vicio, crimen y corrupción, especialmente en la casa de Licaón, donde terminó decidiendo que acabaría con aquella raza degenerada de decadentes hombres. Volvió a su morada celeste y ordenó a su hermano Posidón agitar los mares de tal manera que la especie humana se viera por completo asolada. Y así fue. Sin embargo, aplacado el desastre, el dios encontró varada en los picos del monte Parnaso una embarcación que al parecer consiguió salvarse: la de Deucalión y Pirra204. Ellos, agradecidos por el cese del diluvio, ofrecieron libaciones a la diosa Temis. Acto seguido se narra el surgimiento de una nueva estirpe de hombres y mujeres, la cual coincide con la que aparece en el mito de Deucalión: Zeus (o Júpiter) les ofrece el cumplimiento de un deseo, y ellos piden estar de nuevo acompañados, para lo que el dios les pide que arrojen los huesos de su madre. Interpreta el astuto hijo de Prometeo que se refiere a las piedras del suelo, pues su madre común es la Madre Tierra. De este modo, las piedras que comienza él a arrojar de espaldas hacia atrás se convierten en hombres, mientras que las arrojadas por Pirra surgen como mujeres. La relación, por tanto, entre el relato griego de Deucalión y el diluvio berosiano, es clara, a pesar de las comprensibles diferencias idiosincrásicas de cada cultura. A su vez, Eusebio y Josefo equiparan el diluvio de Beroso con el que es narrado en Génesis205, en el que se advierten numerosos elementos similares: Yahvé, tras observar que los hombres se multiplicaban en la Tierra al igual que entre ellos lo hacían la violencia y la maldad, decidió que no existía otra solución que la destrucción completa de su generación. No obstante, apreció en uno de ellos un espíritu justo: su nombre era Noé, y por ello decidió advertirle para que, junto a su familia, se pusiera a salvo. Le dijo 202

González Díaz 2014, 83. González Díaz 2014, 84. 204 González Díaz 2014, 84. 205 González Díaz 2014, 78. 203

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que construyera una embarcación (Crono instó a Ziusudra a hacer lo mismo, al igual que Prometeo a Deucalión o Vishnú a Manu, el primer hombre según la cultura védica, en el texto religioso Matsya Purana206. Así, Noé se salvó de la inundación, e igual lo hicieron su mujer y sus hijos Sem, Cam y Jafet, al igual que los animales que incluyó en la gran embarcación que creó207. El Libro apócrifo del profeta Enoc, de quien el Génesis dice que “caminó con Dios”208, es decir, fue ascendido al Cielo, cuenta también cómo el diluvio fue enviado por ese mismo Dios para destruir el linaje corrupto de los gigantes, hijos de los ángeles y las mujeres de los mortales, así como a los propios ángeles, desobedientes y réprobos, llamados Vigilantes y liderados por Shemihaza, pues además enseñaron a sus bastardos las ciencias de la metalurgia, las estrellas, la tierra o la magia, que a su vez ellos transmitían a sus esposas humanas. La violencia y la sangre recorrían todos los lugares de la Tierra, y Yahvé envió al ángel Sariel ante Enoc con mensaje y motivo claros: advertirle del desastre que se avecinaba e instarle a encontrar a Noé para que este construyese un arca capaz de salvarles de una completa destrucción209. Enoc transmitió tal mensaje a su hijo Matusalem, considerado por él mismo una suerte de visión profética alegórica. En la cultura china las divinidades hermanas Fuxi y Nüwa son los únicos supervivientes de un diluvio que asola toda China210, al igual que los incas Manco Capac y Mama Ocllo, hermanos y consortes que, según algunas versiones, son los primeros pobladores de la Tierra tras el diluvio enviado por el dios Wiraqocha. Las similitudes de estos relatos con el de Deucalión y Pirra también puede preciarse aquí. Este relato cuzqueño es conocido también como el de los Hermanos Ayar, puesto que Manco Capac y Mama Ocllo, fundadores legendarios del Cuzco, forman parte de una familia de hermanos integrada por seis miembros más, siendo así cuatro hermanos Ayar y cuatro hermanas Mama211. Existen teorías racionalistas que defienden que Noé es el mismo dios Jano (así como Ogiges). Estas teorías, encabezadas en la actualidad por Las Casas, se sustentan 206

Dallapiccola 2000, 26. Génesis VI, 1-9. 208 Génesis V, 21-24. 209 Enoc 2006, VI-X; González Díaz 2014, 47. 210 López Saco 2007, 1-2. 211 González Díaz 2014, 175. 207

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en la idea de Annio de Viterbo de que los dioses habían sido hombres idealizados con el paso del tiempo212. En concreto la figura de Noé, visto así por los relatos de Beroso, Marco Catón, Fabio Píctor o posteriormente, el propio Viterbo213, quien transmite en su obra lo siguiente: Primera figura de Noe, que es el padre Iano. Noe por cognomento Iano. Ogyges, antes del Diluvio engendró a Sem, Cham y Iaphet214. A esta cuestión se suma la identidad del dios Crono, a veces confusa pues nos es mencionado por numerosos autores, siéndole atribuidas diferentes características y roles en los mitos que aparece, sobre lo que G. S. Faber nos arroja cierta luz: In this tradition, Uranus is evidently Noah, and is therefore confounded with the elder Cronus of Sanchoniatho; while his three fons, Cronus, Titan, and Iapetus, are the younger Cronus, the Jupitter-Belus, and the Apollo, of the Phenician mythologift, seguido de: A general notion seems to have prevailed, that Saturn or Janus, for they are in fad: one deity, the same as the Phenician Cronus or Noah, visited Italy...215 Podemos ver, por tanto, que, en el relato griego no siempre Noé es Deucalión, sino que también bien pudiera ser Ogiges, Crono, o el romano Jano, lo cual en realidad solo es una manifestación de la gran variedad de tradiciones acerca de este suceso, ocurrido en diferentes ocasiones y lugares a lo largo de la Historia. Evidentemente, podría tratarse de los relatos propios de cada cultura sobre inundaciones que hayan tenido lugar en su región. Lo cual no explicaría las íntimas y complejas relaciones entre dichos relatos, como es el caso, por ejemplo, del Ziusudra de Beroso y su relación con el protagonista bíblico del Diluvio, en cuya configuración muy probablemente influyó.

212

González Díaz 2014, 134. González Díaz 2014, 134. 214 Pellicer 1671, 31. 215 Stanley Faber 1803, 246. 213

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Conclusión Tras este recorrido, mi conclusión en relación al objetivo de este trabajo es la siguiente: efectivamente, las diferentes civilizaciones del mundo comparten íntimas relaciones en cuanto a sus mitos y relatos, las cuales no puedo entender como una misma manera de ver ciertos aspectos del mundo. Ello es debido a que, de ser así, la relación no sería tan profunda y estaríamos hablando de una conexión a nivel planetaria de toda la especie. Sería, en mayor grado, factible una explicación similar en relatos como el cosmogónico o el de la longevidad de los antiguos reyes y habitantes de la Tierra (a pesar de la repetición del esquema y los roles que en ellos aparecen), mas no así en otros como el Gran Diluvio o los Sabios civilizadores. La razón es evidente: tuvieron que ser hechos reales, acaecidos en su propia región. Pues, como el mismo racionalismo sostiene, los mitos y las leyendas poseen una base real sobre la que se erigen y desarrollan. Por supuesto, no creo en que lo narrado por Beroso u otras culturas sucediese tal cual fue transmitido, pero sí en que esa base real de la que hablamos es más amplia y sólida de lo que la arqueología, la Historia y la religión quieren admitir. De ahí, ese visible interés en ocultarnos nuestra propia historia a pesar de las innumerables pruebas de que andamos sobre un camino equivocado, de baldosas mal colocadas y dirigido hacia un lugar alejado de la verdad. El pueblo hebreo emerge de la tierra más tarde conocida como Palestina en torno al segundo milenio antes de Cristo216, convirtiéndose en el pueblo elegido por el dios de las religiones dogmáticas. Estos palestinos, adoradores del dios Dagón, parecen ser los antiguos pelasgos de Grecia, quienes a su vez comprenden entre sus culturas la fenicia, considerada por muchos una de las tantas herederas de los desaparecidos atlantes. Sin ningún afán de convertir este trabajo en un documental pseudo-científico dado a teorías “fantasiosas” (por lo que me he esforzado en conectar argumentos, vestigios y pruebas), inevitablemente debemos ahora preguntarnos cómo se explican las relaciones expuestas entre culturas fuera de Europa, Asia o África si no es de este modo, es decir, a través de la explicación de que todas las culturas del mundo en un momento de la historia se encontraran en contacto, o bien formaran parte de una única cultura común de carácter global. Nuestro sacerdote babilonio ocupa un lugar esencial en esta intrincada red, pues gracias a su obra (así como a quienes la conservaron y transmitieron) nos ha llegado a 216

Del Olmo Lete 1995, 1.

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nuestros días tal conocimiento, así como la chispa que prendió el interés de tantos y tantos autores de diferentes épocas de saber más acerca de lo narrado por Beroso, pues ya advirtieron su conexión con el Génesis, principalmente. La naturaleza arcaica de las fuentes de Beroso (documentos conservados en el templo Esagila y reservados únicamente a determinados cargos, como el suyo, sacerdote principal) no solo dotan los relatos de un mayor misterio: manifiestan un saber anterior a la propia vida de las culturas que los transmiten. Por tanto y según todo lo comentado, no podríamos, por ejemplo, hablar de que los extraños artilugios que sostienen los dioses aparezcan por vez primera en Sumeria, pasando a otras culturas, pues no se explicaría que dichos artilugios aparecieran también en lugares como Perú, Colombia, los Estados Unidos o el asentamiento turco de Göbekli Tepe, unos por lejanía en tiempo y espacio, el último por estar datado casi 6.000 años antes del nacimiento de la propia Sumer. Así pues, aceptemos nuestra responsabilidad de indagar e investigar para conocer la realidad de nuestra historia a pesar de los intentos por parte del omnipresente pero frágil oficialismo de ocultarla, una historia que demuestra que mientras hoy estamos separados entre nosotros por naciones, religiones y demás, probablemente no siempre haya sido así.

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Apéndice imágenes 1.

Batalla entre Marduk (Bel) y Tiamat, dibujada a partir de un bajorrelieve proveniente del palacio de Asurbanipal (c. 885-860 a.C.), Galería de Nimrod, Museo Británico.

2.

Representación de Ea-Enki (segundo por la derecha) junto a otros dioses rodeado de agua y peces. Junta de cilindro acadiana (c. 2.300 a.C.) (BM 89115), Museo Británico.

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3.

Figuras apkallu (Anedotti) (c. 721-705 a.C), Museo Británico.

.4. Prisma W-B (AN1923.444), Museo Asmolean, Oxford.

5. Dibujo dogon de un dios Nommo (Temple 1998, 209).

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6. Comparación entre una representación de Oannes (cilindro asirio) y la figura del Papa, cuyos atributos (sombrero y vara) evocan la imagen del ser descrito por Beroso.

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DECLARACIÓN DE AUTORÍA Y ORIGINALIDAD DEL TRABAJO FIN DE MÁSTER

Considerando que la presentación de un trabajo hecho por otra persona o la copia de textos, fotos y gráficas sin citar su procedencia se considera plagio, el abajo firmante D./Dña. …………………………….……… con DNI …………….………, que presenta el Trabajo Fin de Máster con el título:……………………………………………….. ………………………………………………………………………….…………...……, declara la autoría y asume la originalidad de este trabajo, donde se han utilizado distintas fuentes que han sido todas citadas debidamente en la memoria.

Y para que así conste firmo el presente documento en Granada a…………………..

El autor: ………………….…..